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Señores

HONORABLES MAGISTRADOS SALA CIVIL


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Ciudad.

REFERENCIA: RECURSO DE APELACION CONTRA FALLO DE


TUTELA DE PRIMERA INSTANCIA DEL TRIBUNAL
SUPERIOR DE VILLAVO- SALA CIVIL FAMILIA.
ACCIONANTE: BLANCA NUBIA ESQUIVEL
DERECHOS INVOCADOS: EL DEBIDO PROCESO.
ENTIDAD ACCIONADA: JUZGADO PRIMERO CIVIL DEL CIRCUITO DE
VILLAVO.

CARLOS FERNANDEZ, abogado en ejercicio, domiciliado en la ciudad de


VILLAVO, identificado con la cedula de ciudadanía numero 6.066.114 de Villavo y
tarjeta profesional No. 84.332 del C. S. J., respetuosamente concurro a su
despacho en mi calidad de apoderado de la señora BLANCA NUBIA, muy
respetuosamente, a través del presente escrito, me permito presentar, RECURSO
DE APELACION EN CONTRA DEL FALLO DE TUTELA DE PRIMERA
INSTANCIA, de fecha 12 de abril de 2011, emitido por la honorable magistrada
NUBIA SASALAS, dentro del tramite del la Acción de Tutela para la protección del
derecho fundamental AL DEBIDO PROCESO, consagrado en el ART. 29 DE LA
CONS. POLIT. DE COLOMBIA, por su ostensible violación, y contra del
JUZGADO CIVIL DEL CIRCUITO DE VILLAVO, Conforme a los siguientes
planteamientos:

DEL ORIGEN DE LA ACCION DE TUTELA

Es Preciso primero, entrar a determinar ¿Cuándo se vulnera un derecho


fundamental?; Un derecho fundamental se vulnera cuando es lesionado el bien
jurídico que constituye su objeto, como ocurre en el caso de la señora BLANCA
NUBIA, en segundo lugar, determinar ¿Cuándo se amenaza un derecho
fundamental?; y un derecho fundamental se amenaza cuando el bien jurídico que
constituye su objeto, sin ser destruido, es puesto en trance de sufrir disminución o
menoscabo. A continuación me permito hacer una breve descripción de la
vulneración de los derechos invocados para su protección.
Origina la acción de tutela invocada, la violación del derecho fundamental al
DEBIDO PROCESO, conforme a los siguientes planteamientos:

DE LA VIOLACION AL DERECHO DEL DEBIDO PROCESO POR LOS ACTOS


ILEGALES DENTRO DEL PROCESO EJECUTIVO ADELANTADO EN EL
JUZGADO 1º CIVIL DEL CIRCUITO DE VILLAVO, CUYO DEMANDANTE ERA
EL SEÑOR. FRANCISCO E. BULLA VILLAMIL, CONTRA EL SR. JOSE
SACRAMENTO ARDILA RINCON.

1º. Al momento de la presentación de la demanda, los contratos de compraventa


del supuesto predio LA PICOTA ENTRE EL SR. SACRAMENTO Y FRANCISCO,
adolecen de nulidad absoluta por tener un OBJETO Y CAUSA ILICITA. Por ende,
los TITULOS EJECUTIVOS QUE SE GENERARON DE ESTOS CONTRATOS
SON NULOS DE PLENO DERECHO POR SER GENERADOS EN ACTOS
NULOS, CON OBJETO Y CAUSA ILICITA., toda vez que el predio objeto de la
medida se encuentra ubicado en el municipio de Miraflores Guaviare, declarado
reserva forestal por la ley 02 de 1959 y ratificado por la corporación CDA,

2º. El auto del Juzgado 1 Civil del Circuito de VILLAVO, de fecha 17 de Abril de
1989, ORDENANDO: “DECRÉTASE EL EMBARGO Y SECUESTRO DE LAS
MEJORAS QUE SE RELACIONAN EN EL ANTERIOR PEDIMENTO, LAS
CUALES SE ENCUENTRAN EN EL PREDIO DENOMINADO LA PICOTA,
ubicado en Miraflores, Municipio de San José del Guaviare, Comisaria del
Guaviare, cuyos linderos insertos en la petición y demás características del citado
predio, se dan por incorporados en este auto. Para el Cumplimiento de esta
diligencia, se comisiona al Señor Juez Promiscuo Territorial de Miraflores
(Vaupés), a quién se le librará despacho con insertos. El comisionado queda
ampliamente facultado para designar secuestre de lista, notificarlos y
posesionarlos.” Firma la Juez YOLANDA PINEDA PEREZ. Toda vez que para
esta fecha se conocía perfectamente que el predio la PICOTA NO TENIA TITULO,
y además por estar dentro de los inmueble baldíos de la nación NO SON OBJETO
DE NINGUNA MEDIDA CAUTELAR, por lo que se entiende que están por fuera
del comercio de los particulares, y solo pueden ser objeto de OCUPACION PERO
PARA FINES EXCLUSIVAMENTE DE PRESERVACION DE LA FLORA, FAUNA,
Y FUENTES HIDRICAS DE LA NACION. Si se observa en derecho como se emite
este auto soportado con el escrito del abogado de la parte demandante, se
observa claramente la ligereza en la orden impartida por el Juzgado, y que dio
para que en la diligencia de secuestro se cometieran otras irregularidades.

3º. En la cadena de actos lesivos al derecho se procede con la diligencia de


SECUESTRO DE UN INMUEBLE QUE PRACTICO EL JUZGADO PROMISCUO
TERRITORIAL DE MIRAFLORES, GUAVIARE, QUIEN EL 2 DE JUNIO DE 1989,
diligencia en la que actuó la SRA. BLANCA NUBIA ESQUIVEL, presentando
oposición a la diligencia de secuestro, quedando por petición del abogado del
demandante en calidad de SECUESTRE – OPOSITORA. Allí llama la atención
plena dos aspectos importantes, el primero, es el hecho de nombrase como
secuestre a la opositora señora BLANCA ESQUIBEL, Y en un segundo aspecto
como se hace una identificación y alinderamiento del predio que no es el que
describe en su totalidad el demandante en su oficio de petición de la medida
cautelar, siendo por demás, llamativo el hecho que no se establecen el área del
predio o su extensión superficiaria, esto es las 250 ha. que solicito el demandante
por intermedio de su apoderado.

4º. SON INVALIDOS TODOS LOS ACTOS QUE SE REALIZARON A PETICION


DEL DR. GUSTAVO ALIRIO NUPIA ROMERO DESDE EL 30 DE AGOSTO DE
1995, hasta que nuevamente asume el DR. RUBIO EN EL AÑO 1997, MARZO 10.
DENTRO DE ESTE TIEMPO JAMAS SE APORTO LA SUSTITUCION DEL
PODER, Y MENOS QUE EL DR. GUSTAVO ALIRIO NUPIA ROMERO, HUBIESE
DE MANOS DEL SR. FRANCISCO HUBIESE RECIBIDO LA FACULTAD
EXPRESA DE POSTULAR Y SOLICITAR LA ADJUDICACION DE LOS BIENES
EMBARGADOS EN LA AUDIENCIA PUBLICA DE REMATE, cuando el artículo
70 del C.P.C., así lo estipula.

5º. Por lo tanto, entre los muchos actos ilegales están: la solicitud de avaluó de
los bienes, la del la liquidación del crédito, el señalamiento de la fecha de remate,
y la audiencia de remate. es decir prácticamente todo el procedimiento de las
decisiones del juzgado que tienen directa relación con el remate de los bienes
están viciados de nulidad absoluta, hoy ya insubsanables.

6º. Otros actos nulos en derecho realizados por el juzgado 1 civil del circuito de
VILLAVO esta en el cuaderno de reconstrucción del expediente del proceso
ejecutivo singular, demandante FRANCISCO, contra SACRAMENTO, por que en
este procedimiento actúa el Dr. PASTOR JAVELA en calidad de apoderado del
demandante en sustitución que le hiciera el Dr. WINSTON, quien era el apoderado
titular del Sr. FRANCISCO, quien falleció en el año 2009, para seguridad por
afirmación de una de sus herederas para el 9 de agosto del 2009 ya era una
persona fallecida. luego estas actuaciones del Dr. JAVELA en que condiciones y
legalidad se deben considerar y al amparo de que norma?
7º. Con base en las anteriores peticiones del DR. JAVELA, el JUZGADO CIVIL
DEL CIRCUITO DE VILLAVO, profirió un auto del 8 de noviembre del 2010, y
realizo una audiencia el 2 de diciembre del 2010, donde se profiere un auto que
ordena el comisorio para la entrega del inmueble la picota, todos estos actos son
nulos en pleno derecho por violar desde el art. 29 de la constitución política de
Colombia hasta todo el ordenamiento procesal civil, en lo que respecta a la
actuación de los abogados en representación de su cliente, en lealtad a la justicia,
y más aun, con pleno conocimiento del fallecimiento del Sr. FRANCISCO.

DEL FALLO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE VILLAVO

El tribunal superior de VILLAVO, negó el amparo constitucional por vía de tutela


del derecho fundamental al debido proceso, en cuanto considero que no estaba
llamada a prosperar por cuanto se observa la ausencia del requisito de
inmediatez y de subsidiaridad inmersos como condición de procedibilidad de la
solicitud tanto en el requerimiento de la nulidad de las actuaciones surtidas dentro
del proceso ejecutivo como al pedimento de suspensión de la diligencia de lo
rematado.

DE LA MOTIVACION DEL RECURSO DE APELACION

Motiva el presente recurso, la decisión del tribunal del distrito superior de


VILLAVO, que niega el amparo constitucional al debido proceso de la señora
BLANCA NUBIA , por vía de tutela, a pesar de la ostensible violación dentro todo
el curso de la actuación judicial, como se describió en los hechos de la acción de
tutela, por lo tanto se acude a esta instancia procesal en procura de la protección
de los derechos fundamentales de la señora ESQUIVEL, y adicionalmente se hizo
relevancia, a la condición de ser reserva forestal los terrenos embargados,
rematados y entregados a los demandantes, y que contrario a la constitución y las
leyes, son bienes inembargables.

FUNDAMENTOS JUSRISPRUDENCIALES Y DE DOCTRINA DEL PRESENTE


RECURSO.

Honorables Magistrados, a continuación me permito, hacer un breve recuento


sobre sentencias judiciales, y comentarios al respecto, que tratan aspectos
similares a los aquí solicitados, con el objeto de orientar la decisión que en
derecho corresponda:

Sentencias contra cosas juzgadas

T-175/94
Fecha once (11) de mil novecientos noventa y
cuatro (1994).
Expediente T-25598.
Actores MARINA TORRES DE URUETA.
Ponente ANTONIO BARRERA CARBONELL.
Decisiones impugnadas contra la sentencia de junio ocho (8) de
1993 del JUEZ CUARTO MUNICIPAL
DE CARTAGENA.
Autores de las decisiones JUEZ CUARTO MUNICIPAL DE
CARTAGENA

No obstante, para la Corte también es claro que esa certeza que impone la cosa
juzgada no constituye un valor absoluto frente a la vigencia y defensa de los
derechos fundamentales, de suerte que si está de por medio la protección de tales
valores, procede la tutela contra sentencias que sean el resultado de una "vía de
hecho", lo cual ocurre cuando el juez la adopta contrariando ostensiblemente el
contenido y voluntad de la ley o desconociendo ritualidades cuya observancia
consagran una garantía del derecho de defensa de las partes en el proceso. La
cosa juzgada como resultado de una vía de hecho, pierde su valor de decisión
intangible y poco vale como cosa juzgada. Cuando la Carta dispone que los jueces,
en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley (art. 230), está
consagrando, además del principio de autonomía de los demás órganos del poder
público, también el principio de legalidad, en razón del cual, toda su conducta está
dirigida y sometida por la norma que le diseña y demarca su actividad
jurisdiccional. Sobre este punto tuvo ocasión la Corte de pronunciarse en
providencia de la Sala Novena de Revisión: "Aunque esta Corte declaró
inexequible el artículo 40 del decreto 2591 de 1991, la doctrina acogida por esta
misma Corporación, ha señalado que es procedente la acción de tutela cuando se
ejerce para impedir que las autoridades públicas, mediante vías de hecho, vulneren
o amenacen derechos fundamentales"
"...lo que el juez hace o exige debe estar conforme a la ley y a la determinación del
derecho. Según esto, hay que pronunciarse judicialmente de conformidad con lo
que en el proceso se propone y se aprueba, todo bajo el imperio de la ley, que es
la que faculta taxativamente a la autoridad judicial para actuar dentro del proceso.
Luego el juez debe proceder según estos criterios y no según su propio arbitrio"1.
También ha señalado la Corte, que como supuesto que autoriza y justifica la tutela,
no puede admitirse cualquier irregularidad procesal, que como tal, carece de la
virtualidad para considerar la decisión como el resultado de una vía de hecho, y
menos - por supuesto - cuando para contrarrestarla existen instrumentos jurídicos
aducibles como medio de defensa. Sobre el punto se pronunció recientemente:
"Pero debe dejarse en claro que no es simplemente una irregularidad procesal la
causa que puede justificar la medida excepcional de la tutela, si para superarla se
dan por la ley instrumentos suficientes y adecuados para enmendar y superar sus
efectos, como ocurre con los recursos, las nulidades y otras medidas que provee el
Estatuto Procesal, porque entonces la tutela sería tan sólo otro mecanismo
adicional de esa misma laya, lo cual contraría la intención constitucional (art. 86),
que le asignó la condición de remedio judicial de carácter excepcional y subsidiario,
de manera que "esta acción sólo procederá cuando el afectado no disponga de
otro medio de defensa judicial, salvo que aquélla se utilice como mecanismo
transitorio para evitar un perjuicio irremediable"2
La Corte Suprema de Justicia admite que, excepcionalmente, el juez de tutela
pueda pronunciarse sobre la decisión judicial proferida por el juez del conocimiento
"sin motivo legal, sin valoración probatoria y sin dar oportunidad a la revisión por un
ad-quem u otro órgano superior, no obstante encontrarse ella prevista en la ley".
Con la reserva que posteriormente se formulará, la Corte Constitucional prohija
plenamente este aserto, por las razones que a continuación se exponen.
4.1 El acto judicial es la concreción de voluntad del órgano judicial que traduce el
ejercicio de la competencia atribuida por la ley, de modo que si se dicta
vulnerándola, deviene nulo y así podrá ser declarado como consecuencia de la
impetración de los respectivos recursos.
La vía de hecho predicable de una determinada acción u omisión de un juez, no
obstante poder ser impugnada como nulidad absoluta, es una suerte de vicio más
radical aún en cuanto que el titular del órgano se desliga por entero del imperio de
la ley. Si la jurisdicción y la consiguiente atribución de poder a los diferentes
jueces, se hace con miras a la aplicación del derecho a las situaciones concretas y
a través de los cauces que la ley determina, una modalidad de ejercicio de esta
potestad que discurra ostensiblemente al margen de la ley, de los hechos que
resulten probados o con abierta
preterición de los trámites y procedimientos establecidos, no podrá imputarse al
órgano ni sus resultados tomarse como vinculantes, habida cuenta de la
"malversación" de la competencia y de la manifiesta actuación ultra o extra vires de
su titular.
Si este comportamiento - abultadamente deformado respecto del postulado en la
norma - se traduce en la utilización de un poder concedido al juez por el
ordenamiento para un fin no previsto en la disposición (defecto sustantivo), o en el
ejercicio de la atribución por un órgano que no es su titular (defecto orgánico), o en
la aplicación del derecho sin contar con el apoyo de los hechos determinantes del
supuesto legal (defecto fáctico), o en la actuación por fuera del procedimiento
establecido (defecto procedimental), esta sustancial carencia de poder o de
desviación del otorgado por la ley, como reveladores de una manifiesta
desconexión entre la voluntad del ordenamiento y la del funcionario judicial,
aparejará su descalificación como acto judicial.
4.2 El acto judicial que en grado absoluto exhiba alguno de los defectos
mencionados, atenta contra la pax publica y por fuerza se convierte en socialmente
recusable. El juez que lo expidió, desconociendo los presupuestos objetivos y
teleológicos del ordenamiento, pierde legitimación - en cierto sentido, se
"desapodera" en virtud de su propia voluntad - y no puede pretender que la
potestad judicial brinde amparo a su actuación o le sirva de cobertura. El principio
de independencia judicial no se agota en vedar injerencias extrañas a la función
judicial, de manera que ella se pueda desempeñar con autonomía, objetividad e
imparcialidad; alude, también, a la necesaria relación de obediencia que en todo
momento debe observar el juez frente al ordenamiento jurídico, el cual constituye,
como lo expresa la Constitución, la fuente de sus poderes y su única servidumbre.
El Juez que incurra en una vía de hecho, no puede esperar que al socaire de la
independencia judicial, sus actos u omisiones, permanezcan incólumes. En este
evento en el que se rompe de manera incontestable el hilo de la juridicidad, los
jueces de tutela están excepcionalmente llamados a restaurar esa fidelidad a la ley
de la que ningún juez puede liberarse sin abjurar de su misión. Solo en este caso,
que por lo tanto exige la mayor ponderación y la aplicación de los criterios de
procedencia más estrictos, es dable que un juez examine la acción u omisión de
otro.
4.3 La vinculación que los órganos del Estado deben al derecho, obliga a
desestimar y proscribir las acciones judiciales que se logren identificar como vías
de hecho.

Sentencia T-231/94
Fecha MAYO 13 DE 1994
Expediente T-28325
Actores SEGUROS ALFA S.A.
Ponente EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
Decisiones impugnadas Sala Civil de Decisión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Fe
de Bogotá, por considerar que ésta,
mediante providencias del 16 de marzo
de 1993 y del 7 de septiembre del
mismo año,
Autores de las decisiones Sala Civil de Decisión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Fe
de Bogotá.
Obiter dicta.
4. La Corte Suprema de Justicia admite que, excepcionalmente, el juez de tutela
pueda pronunciarse sobre la decisión judicial proferida por el juez del
conocimiento "sin motivo legal, sin valoración probatoria y sin dar oportunidad a la
revisión por un ad-quem u otro órgano superior, no obstante encontrarse ella
prevista en la ley". Con la reserva que posteriormente se formulará, la Corte
Constitucional prohija plenamente este aserto, por las razones que a continuación
se exponen.
4.1 El acto judicial es la concreción de voluntad del órgano judicial que traduce el
ejercicio de la competencia atribuida por la ley, de modo que si se dicta
vulnerándola, deviene nulo y así podrá ser declarado como consecuencia de la
impetración de los respectivos recursos.
La vía de hecho predicable de una determinada acción u omisión de un juez, no
obstante poder ser impugnada como nulidad absoluta, es una suerte de vicio más
radical aún en cuanto que el titular del órgano se desliga por entero del imperio
de la ley. Si la jurisdicción y la consiguiente atribución de poder a los diferentes
jueces, se hace con miras a la aplicación del derecho a las situaciones concretas y
a través de los cauces que la ley determina, una modalidad de ejercicio de esta
potestad que discurra ostensiblemente al margen de la ley, de los hechos que
resulten probados o con abierta preterición de los trámites y procedimientos
establecidos, no podrá imputarse al órgano ni sus resultados tomarse como
vinculantes, habida cuenta de la "malversación" de la competencia y de la
manifiesta actuación ultra o extra vires de su titular.
Si este comportamiento - abultadamente deformado respecto del postulado en la
norma - se traduce en la utilización de un poder concedido al juez por el
ordenamiento para un fin no previsto en la disposición (defecto sustantivo), o en el
ejercicio de la atribución por un órgano que no es su titular (defecto orgánico), o en
la aplicación del derecho sin contar con el apoyo de los hechos determinantes del
supuesto legal (defecto fáctico), o en la actuación por fuera del procedimiento
establecido (defecto procedimental), esta sustancial carencia de poder o de
desviación del otorgado por la ley, como reveladores de una manifiesta
desconexión entre la voluntad del ordenamiento y la del funcionario judicial,
aparejará su descalificación como acto judicial.
4.2 El acto judicial que en grado absoluto exhiba alguno de los defectos
mencionados, atenta contra la pax publica y por fuerza se convierte en
socialmente recusable. El juez que lo expidió, desconociendo los presupuestos
objetivos y teleológicos del ordenamiento, pierde legitimación - en cierto sentido,
se "desapodera" en virtud de su propia voluntad - y no puede pretender que la
potestad judicial brinde amparo a su actuación o le sirva de cobertura. El principio
de independencia judicial no se agota en vedar injerencias extrañas a la función
judicial, de manera que ella se pueda desempeñar con autonomía, objetividad e
imparcialidad; alude, también, a la necesaria relación de obediencia que en todo
momento debe observar el juez frente al ordenamiento jurídico, el cual constituye,
como lo expresa la Constitución, la fuente de sus poderes y su única servidumbre.

Sentencia T-079 de 1993 M.P. Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ.


"Una actuación de la autoridad pública se torna en una vía de hecho susceptible
del control constitucional de la acción de tutela cuando la conducta del agente
carece de fundamento objetivo, obedece a su sola voluntad o capricho y tiene
como consecuencia la vulneración de los derechos fundamentales de la persona.
"Carece de fundamento objetivo la actuación manifiestamente contraria a la
Constitución y a la Ley. La legitimidad de las decisiones estatales depende de su
fundamentación objetiva y razonable. El principio de legalidad rige el ejercicio de
las funciones públicas (CP art. 121), es condición de existencia de los empleos
públicos (CP art. 122) y su desconocimiento genera la responsabilidad de los
servidores públicos (CP arts. 6, 90). Una decisión de la autoridad no es
constitucional solamente por el hecho de adoptarse en ejercicio de las funciones
del cargo. Ella debe respetar la igualdad de todos ante la ley (CP art. 13), principio
que le imprime a la actuación estatal su carácter razonable. Se trata de un
verdadero límite sustancial a la discrecionalidad de los servidores públicos,
quienes, en el desempeño de sus funciones, no pueden interpretar y aplicar
arbitrariamente las normas, so pena de abandonar el ámbito del derecho y pasar a
patrocinar simple y llanamente actuaciones de hecho contrarias al Estado de
Derecho que les da su legitimidad."

Sentencia T-368 de 1993. M.P. Dr. VLADIMIRO NARANJO MESA


"No es la apariencia de una decisión, sino su contenido, lo que amerita la
intangibilidad constitucionalmente conferida a la autonomía funcional del juez. Hay
que distinguir entre providencias judiciales y las vías de hecho. Las primeras son
invulnerables a la acción de tutela en cuanto corresponden al ejercicio autónomo
de la decisión judicial y respecto de las cuales existen, dentro del respectivo
proceso, los medios de defensa judiciales establecidos por el ordenamiento
jurídico. Las segundas son apariencias de providencias judiciales que vulneran los
derechos básicos de las personas. De suerte que la violación de la Constitución
Política por parte de la autoridad judicial puede ser atacada mediante la acción de
tutela, siempre y cuando se cumplan los presupuestos contemplados en el artículo
86 de la Carta y no exista otro medio de defensa judicial para la adecuada
protección del derecho fundamental lesionado." confiada a los jueces.
"No existe título jurídico alguno que permita que las autoridades públicas vulneren
o toleren la lesión de ningún derecho inherente a la persona humana, por tres
razones contundentes, a la luz de la filosofía del derecho: primero, porque son los
derechos fundamentales necesarios a la personalidad del hombre ... Segundo,
porque constituye fundamento de legitimidad del ordenamiento jurídico de una
Nación, que debe estar en consonancia con la razón común universal, que al
reconocer la dignidad intrínseca de la naturaleza humana, promueve tanto su
protección inmediata como los mecanismos legales y procedimentales que
garanticen su eficacia incondicional. Y tercero, porque la voluntad general exige
como inalienables los derechos fundamentales y toda razón jurídica, política,
socio-económica o administrativa que los desconozca, es irrelevante por ser
derechos de substancialidad primaria, ante los cuales todos los demás son o
manifestaciones subsiguientes o derivaciones lógicas de su contenido" (Sentencia
T-198 de 1993 M.P. Dr. VLADIMIRO NARANJO MESA)

5.4 La prevalencia del derecho sustancial (CP art. 228), como criterio de
interpretación es inmanente al estado social de derecho. En este sentido, el
control meramente formal de la vía de hecho, no refleja esta profunda necesidad
de eficacia que el ordenamiento en su conjunto reclama, y con mayor énfasis de
sus mecanismos depuradores. El control de la vía de hecho es un instrumento
para enfrentar y someter a la arbitrariedad judicial. Es evidente que la morfología y
la naturaleza de la técnica de control, si lo que se pretende es su eficacia - lo que
debe darse por descontado - debe ser correlativa y proporcional, por lo menos, a
las características del fenómeno que se desea contrarrestar. Si la arbitrariedad
judicial puede ser formal y material, su control sólo formal, no sólo es recortado
sino que en sí mismo anticipa una grave impunidad, generando, por contera un
oprobioso privilegio consistente en poder violar el ordenamiento jurídico.

La Corte ha anotado lo siguiente: (Sentencia T-442 de 1993. M.P. Dr. ANTONIO


BARRERA CARBONELL) "La conducta del juez debe ser de tal gravedad e
ilicitud que estructuralmente pueda calificarse como una "vía de hecho", lo que
ocurre cuando el funcionario decide, o actúa con absoluta falta de competencia o
de un modo completamente arbitrario e irregular que comporta, según la
jurisprudencia del H. Consejo de Estado, una agresión grosera y brutal al
ordenamiento jurídico, hasta el punto de que, como lo anota Jean Rivero, "su
actuación no aparece más como el ejercicio irregular de una de su atribuciones, si
no como un puro hecho material, desprovisto de toda justificación jurídica", con lo
cual, la actividad del juez o funcionario respectivo, pierde legitimidad y sus actos,
según el mismo Rivero, se han "desnaturalizado"

Corte Constitucional claramente ha sostenido: (Sentencia T-173 de 1993 M.P. Dr.


JOSE GREGORIO HERNANDEZ GALINDO) "Las actuaciones judiciales cuya
ostensible desviación del ordenamiento jurídico las convierte - pese a su forma -
en verdaderas vías de hecho, no merecen la denominación ni tienen el carácter de
providencias para los efectos de establecer la procedencia de la acción de tutela.
No es el ropaje o la apariencia de una decisión sino su contenido lo que amerita la
intangibilidad constitucionalmente conferida a la autonomía funcional del juez. (...)
"De los párrafos transcritos aparece claro que la doctrina de la Corte ha efectuado
un análisis material y ha establecido una diáfana distinción entre las providencias
judiciales -que son invulnerables a la acción de tutela en cuanto corresponden al
ejercicio autónomo de la función judicial y respecto de las cuales existen, dentro
del respectivo proceso, los medios judiciales de defensa establecidos por el
ordenamiento jurídico- y las vías de hecho por cuyo medio, bajo la forma de una
providencia judicial, quien debería administrar justicia quebranta en realidad los
principios que la inspiran y abusa de la autonomía que la Carta Política reconoce a
su función, para vulnerar en cambio los derechos básicos de las personas.
"En ese orden de ideas, la violación flagrante y grosera de la Constitución por
parte del juez, aunque pretenda cubrirse con el manto respetable de la resolución
judicial, puede ser atacada mediante la acción de tutela siempre y cuando se
cumplan los presupuestos contemplados en el artículo 86 de la Constitución y no
exista otro medio al alcance del afectado para la defensa de su derecho.
Por las razones expuestas, la Corte Constitucional no comparte la tesis de la Corte
Suprema de Justicia. El control constitucional de la vía de hecho judicial, no
obstante ser definitivamente excepcional y de procedencia limitada a los
supuestos de defectos sustantivos, orgánicos, fácticos o procedimentales, en que
se incurra en grado absoluto, es tanto de forma como de fondo, pues su referente
es la arbitrariedad que puede ser tanto formal como material. Este pensamiento de
la Corte Constitucional coincide integralmente con el siguiente pronunciamiento de
la Corte Suprema de Justicia, que expresa con diafanidad y brillo lo que aquí se ha
intentado precisar:
"(...) aun cuando la realidad es que el artículo 40 del decreto 2591 de 1991 fue
declarado inexequible, ello no implica que resulte improcedente cualquier acción
de tutela principal - no precautelativa - destinada a denunciar la falta de legitimidad
constitucional de un acto de autoridad pública que no obstante revestir apenas en
apariencia la forma externa propia de las providencias judiciales y pese a así
mismo a la firmeza que puede haber adquirido, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiestas, amenaza o lesiona en forma actual inminente derechos
fundamentales de las personas, puesto que de darse estas condiciones indicativas
de intensa anormalidad en el obrar del Estado a través de los jueces, dichas
providencias se transforman en verdaderas vías de hecho que por ser tales ( ... )
no merecen la denominación ni tienen el carácter de providencia para los efectos
de establecer la acción de tutela (...)" (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.
Sentencia del 7 de octubre de 1993, MP Dr. CARLOS ESTEBAN JARAMILLO
SCHOLSS
La Corte Constitucional se aparta del último criterio sostenido por la Corte
Suprema de Justicia. La interdicción a la reformatio in peius (CP art. 31, inc 2), se
refiere a sentencias condenatorias. En cambio, las sentencias de tutela se
contraen, no a imponer una pena, sino a proteger un derecho fundamental cuando
quiera resulte violado por una autoridad o un particular, en éste caso si de acuerdo
con la ley la tutela es procedente. Tanto los jueces de instancia como la Corte, en
sede de revisión, encargados de fijar el contenido y alcance de los derechos
fundamentales dentro del contexto fáctico que proyecta el acervo probatorio, no
podrían cumplir esa misión si estuvieran atados a lo decidido por el a quo, que
bien ha podido errar en la apreciación de los hechos y, no menos importante, en la
correcta definición del derecho fundamental debatido y de su concreta aplicación a
la realidad procesal. A este respeto es ilustrativo citar la reiterada doctrina de esta
Corte:
" (...) tomando en consideración, de una parte, la filosofía que inspira a la tutela de
ser un mecanismo excepcional de protección inmediata de los derechos
fundamentales tutelados por la Carta Política, de carácter subsidiario por no ser
alternativo de la acción ordinaria, y de otra, que el juez de la tutela debe asegurar
ante todo el principio de legalidad suprema, que es la primacía de la Constitución
(arts. 1o., 2o., 40, 121 y 241 de la C.P.),

"La trascendental tarea encomendada a los jueces constitucionales en los


procesos de tutela persigue entre otros objetivos, trazar los contornos y límites de
los derechos fundamentales de manera que la población en general adquiera
consciencia sobre su exacto contenido y alcance. A la luz de la función que
cumplen los jueces y tribunales de segunda instancia en los procesos de tutela
(CP art. 86) como garantes de los derechos fundamentales, la seguridad jurídica y
la integridad de la Constitución, no cabe circunscribir su competencia a los solos
aspectos o censuras puntuales formuladas por el apelante, máxime si se tiene
presente que las sentencias de tutela no pueden asimilarse a las sentencias
limitativas de la libertad personal que profieren los jueces penales (CP art. 31)."
(Sentencia ST-596 de 1993 M.P. Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ)

DERECHO AL DEBIDO PROCESO


“La garantía del debido proceso, plasmada en la Constitución colombiana como
derecho fundamental de aplicación inmediata (artículo 85) y consignada, entre
otras, en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 (artículos 10 y
11), en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
proclamada el mismo año (artículo XXVI) y en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica, 1969, Artículos 8 y 9), no
consiste solamente en las posibilidades de defensa o en la oportunidad para
interponer recursos, como parece entenderlo el juzgado de primera instancia, sino
que exige, además, como lo expresa el artículo 29 de la Carta, el ajuste a las
normas preexistentes al acto que se imputa; la competencia de la autoridad
judicial o administrativa que orienta el proceso; la aplicación del principio de
favorabilidad en materia penal; el derecho a una resolución que defina las
cuestiones jurídicas planteadas sin dilaciones injustificadas; la ocasión de
presentar pruebas y de controvertir las que se alleguen en contra y, desde luego,
la plena observancia de las formas propias de cada proceso según sus
características”
Corte Constitucional. Sentencia T-460 del 15 de julio de 1992
(M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
“El derecho al debido proceso es el conjunto de garantías que buscan asegurar a
los interesados que han acudido a la administración pública o ante los jueces, una
recta y cumplida decisión sobre sus derechos. El incumplimiento de las normas
legales que rigen cada proceso administrativo o judicial genera una violación y un
desconocimiento del mismo.” (C-339 de 1996).

“El debido proceso constituye una garantía infranqueable para todo acto en el que
se pretenda -legitimamente- imponer sanciones, cargas o castigos. Constituye un
límite al abuso del poder de sancionar y con mayor razón, se considera un
principio rector de la actuación administrativa del Estado y no sólo una obligación
exigida a los juicios criminales”
Corte Constitucional. Sentencia T-1263 del 29 de noviembre de 2001.

El debido proceso comprende un conjunto de principios, tales como el de


legalidad, el del juez natural, el de favorabilidad en materia penal, el de presunción
de inocencia y el derecho de defensa, los cuales constituyen verdaderos derechos
fundamentales.
Sentencia T-572 del 26 de octubre de 1992
(M.P. Jaime Sanín Greiffenstein).

“El debido proceso constituye un derecho fundamental de obligatorio cumplimiento


para las actuaciones tanto judiciales como administrativas, para la defensa de los
derechos de los ciudadanos, razón por la cual deben ser respetadas las formas
propias del respectivo proceso. Lo anterior garantiza la transparencia de las
actuaciones de las autoridades públicas y el agotamiento de las etapas
previamente determinadas por el ordenamiento jurídico. Por ello los ciudadanos
sin distinción alguna, deben gozar del máximo de garantías jurídicas en relación
con las actuaciones administrativas y judiciales encaminadas a la observancia del
debido proceso.” (T- 078 de 1998).

“La importancia del debido proceso se liga a la búsqueda del orden justo. No es
solamente poner en movimiento mecánico las reglas de procedimiento y así lo
insinuó Ihering. Con este método se estaría dentro del proceso legal pero lo
protegible mediante tutela es más que eso, es el proceso justo, para lo cual hay
que respetar los principios procesales de publicidad, inmediatez, libre apreciación
de la prueba, y, lo más importante: el derecho mismo.
El debido proceso que se ampara con la tutela está ligado a las normas básicas
constitucionales tendientes al orden justo (para ello nada más necesario que el
respeto a los derechos fundamentales); ello implica asegurar que los poderes
públicos constituidos sujeten sus actos (sentencias, actos administrativos) no
solamente a las normas orgánicas constitucionales sino a los valores, principios y
derechos y este sería el objeto de la jurisdicción constitucional en tratándose de la
tutela”.
(T- 280 de 1998).
En sentencia C-339 de 1996, se estableció, que : “El derecho al debido proceso
es el conjunto de garantías que buscan asegurar a los interesados que han
acudido a la administración pública o ante los jueces, una recta y cumplida
decisión sobre sus derechos. El incumplimiento de las normas legales que rigen
cada proceso judicial genera una violación y un desconocimiento del mismo.”
La Corte Constitucional, en sentencia T-1263 del 29 de noviembre, alude que: “El
debido proceso constituye una garantía infranqueable para todo acto en el que se
pretenda legítimamente imponer sanciones, cargas o castigos. Constituye un
límite al abuso del poder de sancionar y con mayor razón, se considera un
principio rector de la actuación del Estado y no sólo una obligación exigida a los
juicios criminales”

NORMA CONSTITUCIONALES SOBRE LOS RECURSOS NATURALES Y DEL


MEDIO AMBIENTE.

La Constitución Política de Colombia de 1991 elevó a norma constitucional la


consideración, manejo y conservación de los recursos naturales y el medio
ambiente, a través de los siguientes principios fundamentales:

Derecho a un ambiente sano

En su Artículo 79, la Constitución Nacional (CN) consagra que: ¨ Todas las


personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La Ley garantizará la
participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo. Es deber
del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de
especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines
¨.
Esta norma constitucional puede interpretarse de manera solidaria con el principio
fundamental del derecho a la vida, ya que éste sólo se podría garantizar bajo
condiciones en las cuales la vida pueda disfrutarse con calidad.

El medio ambiente como patrimonio común

La CN incorpora este principio al imponer al Estado y a las personas la obligación


de proteger las riquezas culturales y naturales (Art. 8), así como el deber de las
personas y del ciudadano de proteger los recursos naturales y de velar por la
conservación del ambiente (Art. 95). En desarrollo de este principio, en el Art. 58
consagra que: ¨ la propiedad es una función social que implica obligaciones y,
como tal, le es inherente una función ecológica ¨; continúa su desarrollo al
determinar en el Art. 63 que: ¨ Los bienes de uso público, los parques naturales,
las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio
arqueológico de la Nación y los demás bienes que determine la Ley, son
inalienables, imprescriptibles e inembargables ¨.

PARQUES NATURALES-Protección constitucional

La protección que el art. 63 de la Constitución establece al determinar que los


bienes allí mencionados son inalienables, inembargables e imprescriptibles, debe
interpretarse, con respecto a los parques naturales, en el sentido de que dichas
limitaciones las estableció el Constituyente con el propósito de que las áreas
alindadas o delimitadas como parques, dada su especial importancia ecológica
(art. 79), se mantengan incólumes e intangibles, y por lo tanto, no puedan ser
alteradas por el legislador, y menos aún por la administración, habilitada por éste.

Acción de Tutela T-769 - Corte Constitucional. 29.10.2009. COLÔMBIA


Acción de tutela instaurada por particulares, contra los Ministerios del Interior y de
Justicia; de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial; de Defensa; de Protección
Social; y de Minas y Energía. Afirman los actores, integrantes de comunidades
indígenas y afro descendientes, que se otorgó a una empresa minera la concesión
para la exploración dentro de territorios que les corresponden, sin que mediara un
debido proceso para la consulta, cuya realización no se informó ni se efectuó con
todas las comunidades directamente afectadas, constatándose que algunos de los
participantes en la adopción del proyecto en cuestión, no se encontraban
debidamente acreditados, ni autorizados. La exploración y explotación de los
recursos naturales en los territorios nativos hace necesario armonizar la necesidad
de planificar el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales en los
referidos territorios y la necesidad de asegurar la protección de la integridad
étnica, cultural, social y económica de las comunidades indígenas y afro
descendientes que ocupan dichos territorios, que debe ser protegida por el
Estado. Por eso, es esencial el consentimiento libre, previo e informado para la
protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas en relación con
grandes proyectos de desarrollo. Además, “estos territorios han sido puestos en
riesgo porque el proyecto, que tiene una duración prevista en 30 años
prorrogables otros 30, generará daños ambientales debido a la afectación de
cabeceras de los ríos, la contaminación del aire con gases ácidos, la producción
de residuos sólidos y la deforestación, entre otros, que repercuten en el delicado
equilibrio ecológico de una de las zonas más biodiversas del mundo, en los
cultivos de pan coger, en los animales, en la salud y en general, en la base de la
economía de las diferentes comunidades autóctonas”. La Corte resuelve conceder
la protección de los derechos al debido proceso; a la consulta previa con las
comunidades autóctonas y a la existencia, autonomía, integridad e identidad
cultural y social de tales comunidades, al igual que a las riquezas naturales de la
Nación.

PETICIONES

Por las razones antes expuestas, solicito manera respetuosa, revocar la decisión
adoptada por el tribunal superior del distrito judicial de VILLAVO, sala civil, y en
consecuencia, tutelar el derecho al debido proceso, y la protección del medio
ambiente y recursos naturales aludidos con la acción de tutela.

NOTIFICACIONES

Al ACCIONADO: En el palacio de justicia de la ciudad de VILLAVO, Torre A,


oficina

AL ACCIONANTE: Recibiré notificaciones en la secretaria de su despacho o en la


Calle 41A No. 31-31 Centro Tel 310-57419 de la ciudad de VILLAVO.

Atentamente,

CARLOS FERNANDEZ
C. C. No.6.066.114 de VILLAVO.
T. P. No.84-332 C. S. J.

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