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DEMOCRÁTICOS
INDICE
CARATULA…………………………………………………………………………………………………
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INDICE………………………………………………………………………………………………………
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INTRODUCCION……………………………………………………………………………………………
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RESUMEN……………………………………………………………………………………………………
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ANTESEDENTES……………………………………………………………………………………………
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DEFINICION…………………………………………………………………………………………………
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OBJETIBOS…………………………………………………………………………………………………
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CRISIS DEL SISTEMA DE
INTELIGENCIA…………………………………………………………………………..8
INTRODUCCIÓN
La importancia de los servicios de inteligencia recae no solamente en su relevancia para la toma
de decisiones, sino en su importancia como mecanismo de control de amenazas a la seguridad:
se trata de un brazo necesario para los Estados contemporáneos. Y si bien hay un largo y
sostenido consenso sobre su necesidad e importancia, en contraste no hay una amplia línea de
trabajo e investigación sobre su historia reciente y sus problemas.
El servicio de inteligencia en el Perú ha pasado por una severa crisis durante las últimas dos
décadas. Durante los años noventa atravesó una suerte de auge institucional —aumentó en
tamaño, presupuesto, personal—, pero ello caminó de la mano con la cooptación de actores del
Ejecutivo que utilizaron el Servicio para fines ilegales. Durante la primera década del siglo XXI el
desmantelamiento y la crisis institucional fue la característica central: la reducción del
presupuesto, la desactivación del servicio, el despido del personal. Aquella situación trajo
consigo severas consecuencias que no se han terminado de entender.
RESUMEN:
Tras la difusión del video Kouri-Montesinos el 14 de septiembre del año 2000, el gobierno de
Fujimori entró en crisis. Una de las principales acciones tras aquel evento fue la desactivación
del Servicio de Inteligencia Nacional SIN (aún durante el gobierno de Fujimori), y luego la
reforma del sistema, durante el gobierno de transición de Paniagua en el año 2001. Por diversas
presiones y perspectivas políticas, en ese periodo fueron despedidos, cesados, desactivados o
reasignados un gran contingente de analistas, operativos, agentes e informantes: cerca de 2 mil
personas terminaron su relación con el Sistema de Inteligencia Nacional.
Los constantes cambios en la jefatura del CNI, creado en 2001 en sustitución del Servicio de
Inteligencia Nacional (SIN) que dirigió Montesinos, desataron duras críticas por la
"improvisación" del gobierno al nombrar funcionarios sin antes conocer sus antecedentes.
ANTECEDENTES:
En 1984 fue expedido el Decreto Legislativo Nº 271 que incluyó como labor de inteligencia, a los
campos o dominios no militares de la seguridad.
En el mes de julio de 1992 entró en vigencia el Decreto Ley Nº 25635 y su Reglamento (DS Nº
065-DE-SG).
El ciclo democrático inaugurado el año 2000 con la destitución de Alberto Fujimori, luego de su
vergonzosa fuga a Japón y la toma de posesión de Valentín Paniagua, tiene a pesar de sus
errores y omisiones un saldo positivo que merece debe reconocerse y servir de base para la
renovación de la democracia. En la defensa crítica y renovadora de ese ciclo de 15 años se
encuentra una de las discusiones que opera como un parteaguas del proceso electoral que
concluye mañana 5 de junio.
Cuando Fujimori fue destituido, el Perú tenía 56% de pobres y el año anterior -1999- había
crecido solo 1,5% luego de un pésimo registro de -0,4 el año anterior; y el quinquenio anterior la
demanda interna solo había crecido 3,6% y el consumo privado apenas 3,1%. El ciclo recesivo
de varios sectores impedía la generación de empleo paliada insuficientemente por programas
sociales clientelistas.
En 15 años de democracia, el Perú ha reducido la pobreza a 22.7% de la población; es decir, 24
puntos porcentuales, debido a la distribución de los beneficios del crecimiento, tanto la que
realiza el mercado a través del empleo, como la que se debe a los programas orientados a
combatir la pobreza y extrema pobreza. El desagregado de estas cifras señala las insuficiencias;
la pobreza rural es de 45,2%, en la selva (28.9%) y en la sierra (32.5%), frente a la costa que
exhibe una tasa menor, de 13.8%.
Estos resultados se han logrado sin el uso clientelar de los programas sociales, y al mismo
tiempo superando los programas de compensación focalizada de la época fujimorista. En ese
sentido, Juntos y Pensión 65 son modelos que deben continuar, al igual que otros dos
programas que se acercan al ideal de la universalización de derechos: el Seguro Integral de
Salud (SIS) y Qali Warma.
Esta drástica reducción de la pobreza no se habría logrado sin el proceso de descentralización
que a pesar de sus imperfecciones ha operado como una vigorosa expansión de servicios de
infraestructura y descentralización de los recursos. Si el régimen fujimorista se hubiese
prolongando, como lo habían programado la dupla Fujimori-Montesinos, estos resultados
sociales habrían sido notablemente insuficientes.
Se tiene asimismo una ganancia democrática que no solo se refiere a la continuidad
constitucional de tres gobiernos elegidos en procesos limpios, sino al ejercicio de los controles
de los poderes y el balance entre el gobierno y la oposición. Además, en los últimos 15 años se
han desarrollado convicciones colectivas y derechos que en las circunstancias de la
prolongación del ciclo fujimorista no se tendrían a la vista como una realidad. Incluso en
referencia a la corrupción, los casos denunciados estos años han podido ser judicializados, a
diferencia de la complicidad abierta de los jueces del autoritarismo.
La etapa democrática 2000-2016 es cualitativamente superior a la década fujimorista en sus
elementos políticos, económicos y sociales. La comparación entre ambos es importante en estas
horas de reflexión, especialmente si Fuerza Popular ha intentado vender en la campaña electoral
la idea del caos democrático contra el horizonte de la mano dura que pretende imponer en el
país.