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nuestro objeto de estudio las nuevas estrategias y recursos que movilizan los jóvenes en la
actualidad para insertarse en el mundo del arte de la ciudad de México
USO DE ESCENA: Esta aproximación desde una sociología descriptiva nos ha llevado a
descubrir que los múltiples procesos que se están fraguando en el mundo del arte joven
actual no pueden ser reducidos del todo a una estructura jerárquica y totalizadora como la
idea de campo. En sintonía con los hallazgos de los otros sectores creativos que cubre esta
investigación, hemos podido constatar que la escena del arte joven es, en realidad, muchas
escenas diversas que presentan vínculos e interconexiones entre sí, y que conviene
distinguirlas en su pluralidad y heterogeneidad. Son múltiples las instancias en las que se
moviliza lo joven, en las que se disputan sus significados y en las que se reconfiguran sus
límites, y es ese carácter complejo el que nos invita a adoptar conceptos más fragmentarios
y en menor escala, como “escenas”, “entornos”, o “circuitos”.
casi siempre nos encontramos que los jóvenes hoy construyen carreras artísticas con fuertes
vínculos con su propia escena: la gran mayoría de becas y subvenciones que obtienen
proviene de instituciones y empresas del ámbito local; sus redes de trabajo están
conformadas esencialmente por gente que conocen de modo presencial y con los que se
encuentran en eventos y reuniones cotidianas; y los acontecimientos locales siguen teniendo
más peso y resonancia que aquellos que ocurren en otras partes del globo.
Las condiciones a las que se enfrentan hoy día los jóvenes al salir de los centros formativos
son, en muchos sentidos, más adversas que las que encararon las generaciones anteriores en
sus respectivas inserciones al mundo del arte. En consecuencia, también los perfiles
profesionales requeridos por la escena contemporánea se han visto transformados,
incorporando nuevas competencias y habilidades.
Las nuevas condiciones del mundo cultural y la capacidad autogestiva de estos jóvenes ha
devenido en una emergencia de nuevas funciones y papeles que a las generaciones mayores
les cuesta trabajo entender. A pesar de que estos trabajos ‘inventados’ no tienen nombre en
las planillas institucionales, resultan prioritarios para el óptimo funcionamiento de las
iniciativas culturales contemporáneas. Desde el mundo del arte tradicional, pareciera que
estas tareas no son merecedoras de remuneración, ya que es difícil distinguirlas del ámbito
del ocio y el esparcimiento: la administración de redes sociales en Internet es un buen
ejemplo de ello.
Frases claves
capacidad de entablar redes de trabajo y cooperación, como veremos en líneas posteriores,
es considerada entre los jóvenes como un valor en sí misma.
Esta flexibilidad muchas veces tiene que ver con una capacidad de adaptar sus trabajos a las
distintas instancias de circulación artística: una lógica de mercado, cuando se expone en
ferias o galerías; y una lógica más reflexiva, cuando se ingresa a espacios museísticos o
académicos.
Como los sueldos estables son muy bajos, los jóvenes se ven obligados a subvencionarlos
con pequeños trabajos extra, convirtiendo gran parte de sus tiempos libres en jornadas
laborales.
Incluso esos pocos privilegiados que cuentan con sueldos estables y garantías laborales,
deben asumir actividades remuneradas paralelas que les permitan llegar a fin de mes con
tranquilidad. Todos desempeñan funciones múltiples: dan clases, realizan traducciones y
trabajo editorial, colaboran en proyectos independientes, atienden bares o restaurantes,
asisten a artistas, etc.
No obstante, no hay en estos relatos un ánimo de victimización, porque esa multifunción les
ofrece réditos en diversos sentidos. La autoexplotación, en el fondo, es algo que los jóvenes
hoy día terminan buscando y hasta disfrutando. Les gusta mantenerse ocupados en muchos
proyectos simultáneos, y discutirlos incluso en espacios abiertamente recreacionales, puesto
que todos estos emprendimientos se encuentran atravesados por las amistades y la afinidad
social
Los jóvenes combinan recursos de orígenes diversos y dan salida a sus proyectos por
canales distintos, que en ocasiones pueden parecer contradictorios. Aplican a convocatorias
públicas, solicitan fondos privados y desarrollan estrategias autónomas de recolección de
fondos, simultáneamente, sin manifestar mayores prejuicios respecto de las instancias que
les proporcionan los fondos
El estudio que aquí concluimos da testimonio de estos jóvenes “sí-sí”, que se desenvuelven
en carreras creativas y abren caminos para los que vienen abajo. Se trata de figuras situadas
en las fronteras de lo que se ha llamado el “emprendedor cultural”: profesionales que
entienden las estructuras del mercado, sin perder, por ello, especificidad y dominio sobre el
ámbito cultural (Rowan, 2010).
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