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Capítulo 1
Lección 1
Introducción
Los contenidos del curso en conjunto buscan ofrecer una visión global de la
metodología que permita hacer los respectivos reconocimientos
conceptuales y teóricos que la definen en la actualidad. Es importante
señalar que la etnografía como metodología de investigación cualitativa ha
pasado por distintas etapas de resignificación relacionadas directamente a
las intencionalidades con que era instrumentalizada. Si bien sus orígenes
estuvieron ligados a las políticas de dominación por parte de las potencias
mundiales en el siglo XIX, los cuestionamientos políticos y teóricos de
algunos etnógrafos y de las mismas comunidades estudiadas –dominadas-
replantearon a profundidad los propósitos de su aplicación, los sujetos y
contextos de estudio, dándole nuevos valores y perspectivas a la
metodología. De esta manera la etnografía paso de ser una metodología
investigativa útil para la dominación, homogenización y expansión
colonialista a convertirse en una herramienta aplicada por las mismas
comunidades dominadas para autorreconocerse, autovalorarse y exigir sus
derechos a la autonomía y al respeto en la diferencia cultural.
Lección 2
1
IAP : Investigación Acción Participativa
cercana con el tutor por vía presencial (tutorías individuales y grupales),
telefónica, correo aéreo e Internet, con el fin de intercambiar criterios y
dudas sobre las nociones, conceptos, teorías y metodologías que definen a
la etnografía. Así mismo este contacto permanente facilitará el seguimiento
pertinente del proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiante.
También resulta fundamental el trabajo que puedan adelantar entre los
mismos estudiantes. Para ello es importante solicitar las direcciones, correos
electrónicos o teléfonos donde se pueda contactar a los demás estudiantes
del curso, con el fin de adelantar trabajos en grupo, grupos de estudio,
intercambio de dudas, opiniones, criterios e inquietudes sobre las distintas
temáticas y actividades a desarrollar en el curso de Etnografía.
En este sentido los recursos tecnológicos son los medios que el estudiante
podrá instrumentalizar para tener una buena interacción con el tutor y con
los demás estudiantes. Se contará con materiales impresos en papel como
el módulo, audiovisuales, Web site, CD y multimedia.
Lección 3
JUSTIFICACIÓN
Esta labor puede verse como una tarea simple y cotidiana que no necesita
ningún tipo de planificación. Sin embargo si el interés por preguntarse por
este tipo de problemáticas cercanas va dirigido no solo a su identificación
sino a indagar sobre sus posibles causas, los factores que han intervenido
en su agravamiento o debilitamiento y en la potencial construcción de
soluciones, para ello es necesario llevar a cabo un trabajo organizado,
guiado por una actitud reflexiva con la suficiente toma de distancia -
convertir lo familiar en extraño- que permita objetivar algunos elementos y
al mismo tiempo mantener la cercanía que motive al compromiso y la
valoración de los actores sociales involucrados en las problemáticas.
La etnografía como metodología de investigación posibilita este tipo de
aproximación a los fenómenos sociales. Desde su enfoque reconoce la
importancia de las voces de los actores sociales en la explicación de los
procesos sociales en que se encuentran implicados, es decir busca
entender el punto de vista del otro, tener en cuenta las voces de los
mismos protagonistas de las situaciones. A partir de su propia interpretación
el investigador da a conocer los resultados encontrados en el trabajo de
campo o desarrollo del proyecto, sin la pretensión de estar descubriendo una
verdad universal aplicable a todas las comunidades humanas, sino teniendo
la claridad de que su investigación es una interpretación / descripción de
un hecho concreto, situado en un contexto específico. Para ello el
investigador debe ser consciente de que como sujeto hace parte del mundo
social que está estudiando y por tanto sus hallazgos están mediados por sus
propias concepciones y valores.
Formulación de propósitos
Propósito general:
Propósitos específicos:
Formulación de objetivos
Objetivo general
Que el estudiante:
Formulación de competencias
• Contextuales:
-El estudiante está en capacidad de instrumentalizar la etnografía como
método de investigación social de acuerdo a sus propios intereses y a su
contexto socio cultural específico.
-El estudiante está en capacidad de consolidar formas de interacción con
la comunidad a través de procesos investigativos.
-El estudiante está en capacidad de comprometerse con la comunidad e
identificar y valorar la pertinencia de la investigación social para el
mejoramiento de la misma.
• Comunicativas:
- El estudiante está en capacidad de reconocer un informe etnográfico
como tal.
- El estudiante está en capacidad de desarrollar una investigación
etnográfica en un contexto específico.
-El estudiante está en capacidad de producir un informe etnográfico,
antecedido del desarrollo de un proyecto de investigación etnográfica.
• Saber:
Capacidad reflexiva para leer comprensivamente y escribir creativa y
constructivamente, a través del logro de competencias cognitivas,
comunicativas, contextuales y valorativas, sobre la etnografía como
metodología investigativa y su importancia para la recuperación y
fortalecimiento de la cultura de los grupos étnicos.
• Hacer:
Capacidad crítica, operativa y práctica para aplicar la metodología
etnográfica en un proyecto de investigación sobre una problemática cultural
y educativa.
• En contexto:
Capacidad comprometida de intervención en su contexto inmediato para
proponer soluciones y transformar realidades de su comunidad relacionadas
con el quehacer etnoeducativo.
Formulación de metas
Meta general
El estudiante presentará y sustentará un ejercicio investigativo etnográfico
como resultado del desarrollo de un proyecto de investigación acerca de una
problemática presente en su contexto socio-cultural. Para ello deberá hacer
una transferencia reflexiva y analítica de las características, conceptos,
nociones, teorías y métodos básicos que definen a la metodología
etnográfica sobre el tratamiento de la problemática concreta.
Metas específicas
Al finalizar el curso:
Cognitivamente: El estudiante conocerá comprensivamente las nociones,
conceptos, teorías y metodologías de la etnografía
Evaluativa y Procedimentalmente:
- El estudiante identificará las nociones, conceptos, teorías y metodologías
de la etnografía a través de ejemplos concretos propuestos en las
actividades.
- El estudiante realizará un proyecto de investigación en el que aplique lo
conocimientos adquiridos sobre la metodología.
Lección 4
CONTEXTO TEÓRICO
2
Las comillas van porque en realidad lo que se está investigando también son sujetos.
MAPA CONCEPTUAL CURSO DE ETNOGRAFÍA
Orígenes
Método Cualitativo Colonialistas
Siglo XIX
REPLANTEAMIENTOS
INVESTIGACIÓN POLÍTICOS
ETNOGRÁFICA
-Recolección de la información
-Registro de la información
-Análisis de la información
ETNOGRAFÍA
Lección 5
METODOLOGÍA
Lección 6
Competencias Procedimientos
• Cognitivas: El estudiante identifica, • Lectura comprensiva de la unidad
reconoce, describe y analiza en particular del módulo y de las
forma idónea las características, lecturas anexas presentes en la guía
conceptos, nociones, teorías y de actividades.
métodos básicos que sustentan la • Elaboración de escritos,
metodología de investigación pregunta/respuesta y ejercicios de
etnográfica. recontextualización propuestos en
las actividades especificas de cada
unidad.
• Discusiones en grupo de los
conceptos, nociones y teorías de la
etnografía.
• Planteamiento de inquietudes
específicas al tutor.
• Contextuales: • Diseño de propuesta de un proyecto
-El estudiante está en capacidad de de investigación referente a una
instrumentalizar la etnografía como problemática presente en su
método de investigación social de contexto sociocultural, con el fin de
acuerdo a sus propios intereses y a su aplicar la metodología etnográfica
contexto socio cultural específico. • Desarrollo del proyecto de
investigación bajo los parámetros de
la investigación etnográfica
• Seguimiento del proceso por parte
del tutor
• Escrito argumentativo en el que situé
los principales elementos que
caracterizan la investigación
etnográfica
Capítulo 3 SISTEMA DE EVALUACIÓN
Lección 7
Evaluación.
a. Cualitativa:
- Manejo claro y preciso de las nociones, conceptos, teorías y metodologías
de la Etnografía
- Articular los conceptos entre sí
- Ubicar la importancia de la investigación etnográfica en el contexto
sociocultural específico del estudiante.
- Aplicación de la investigación etnográfica en un ejercicio práctico.
- Consultas y aportes bibliográficos.
b. Cuantitativa:
Lección 8
Sistema de interactividades
En cuanto a estudiante-estudiante:
Lección 9:
Recursos tecnológicos
Los métodos de investigación no son otra cosa que herramientas por las
cuales los sujetos llegan a conocer y entender aquellos fenómenos de sus
realidades y de las de otros seres. Aunque las diferencias entre los métodos
cuantitativos y los cualitativos se han asumido, en su sentido más amplio y
vago, como que el primero –cuantitativo- basa los resultados de sus
investigaciones en datos numéricos y el segundo -cualitativo- se interesa por
los datos descriptivos, las distinciones reales entre uno y otro son mucho
más complejas. Éstas se relacionan sobretodo con características de tipo
epistemológico y técnico, construidas a lo largo del tiempo desde las
comunidades científicas, académicas y sociales.
Bajo esta óptica, el método cuantitativo tiene como una de sus principales
objetivos predecir y medir aspectos de los fenómenos, buscando construir
modelos de la realidad, al tiempo que asume una posición distante de la
misma.
3
Se entenderá por fenómenos sociales las experiencias sociales individuales y colectivas
que informan sobre el contexto local y global al que pertenecen, al tiempo que son
situaciones que generan cambios y transformaciones en esta misma realidad.
En este primer acercamiento se nos comienza a develar una de las
características del modelo cualitativo ligada a sus orígenes: la necesidad de
aplicar métodos de investigación adecuados para los fenómenos sociales
diferentes a las herramientas de análisis de los fenómenos físicos.
• Trabajo de campo
-Recolección de la información
-Organización de la información
Investigación cualitativa
4
Esquema tomado de Bonilla, Elssy y Rodríguez, Penélope. La investigación en ciencias
sociales. Más allá del dilema de los métodos. Bogotá, UNIANDES, 1995
5
Gráfico tomado de Salinas, Luz Marina. Investigación cualitativa. 2000. Pontificia
Universidad Javeriana, Centro Universidad Abierta
Hasta el momento hemos definido la importancia de los métodos de
investigación como la forma en que nos acercamos a las realidades de las
que hacemos parte, no obstante existe otra dimensión que va de la mano a
esta indagación de la realidad y tiene que ver con la producción de
conocimiento que se hace sobre ésta a partir de su identificación. En este
proceso también intervienen los métodos de investigación, y es que además
de conocer la realidad, las sociedades utilizan la investigación para producir
y difundir otros conocimientos a partir de los ya encontrados.
http://www.fisterra.com/mbe/investiga/cuanti_cuali/cuanti_cuali.htm
http://ponce.inter.edu/cai/reserva/lvera/INVESTIGACION_CUALITATIVA.pdf
#search=%22investigaci%C3%B3n%20cualitativa%22
http://www.reduc.cl/reduc/mella.pdf#search=%22investigaci%C3%B3n%20c
ualitativa%22
LECTURA 1
6
Thomas Kuhn (1980), considera el paradigma, en sentido amplio, como el conjunto de
opiniones, valores, métodos, etcétera, compartidos por los miembros de una sociedad.
cualquier otro procedimiento que se salga de dichas reglas, es calificado
como falto de lógica, inferior, o propio de una mentalidad primitiva.
Juzgamos otras representaciones del mundo con los criterios metodológicos
y científicos de los modelos occidentales.
• Leyes universales
Se considera que la ciencia tiene por objeto lo universal, con este fin busca
en todos los fenómenos de la naturaleza lo que tienen en común y, a partir
de ahí, procura establecer leyes universales o generales. Una tarea de la
ciencia es la de reducir lo complejo a lo simple como condición para
establecer las leyes de carácter universal.
• Separación sujeto-objeto
• Objetividad y neutralidad
• Énfasis en lo cuantitativo.
Con el fin de preservar la neutralidad y objetividad de la ciencia se busca
que todos los conocimientos puedan ser expresados a través de datos
cuantitativos y fórmulas matemáticas, considerados ajenas a cualquier factor
subjetivo. Este ideal encontró en la física y en la matemática sus realización
máxima y permitió extraordinarios avances en la ciencias, desde las leyes de
la mecánica de Newton, hasta la teoría de la relatividad de Einstein, quien
buscó hasta el final de sus días una fórmula única y simple que explicara
todo, y mediante la cual habría sido creado el universo.
7
Las diferentes posiciones frente al conocimiento dentro del mundo occidental, serán
analizadas en detalle en otros módulos sobre conocimiento e investigación.
la perspectiva fenomenológica quienes tratan de entender los hechos
sociales desde la perspectiva del actor. En otras palabras, éstos últimos se
interesan por comprender el marco de referencia de los actores sociales.
Cada una de estas escuelas tiene sus variantes y tendencias.
Por lo tanto, en vez de la lógica lineal que va en una sola dirección (del
sujeto hacia el objeto), habría que hablar de una lógica inclusiva que impone
unas formas de pensar y actuar diferentes, planteando la necesaria
articulación de los diversos saberes relativos a las distintas dimensiones de
la realidad. Algo que ha llamado la atención a los investigadores es la
semejanza de algunas cosmovisiones indígenas, con los planteamientos de
la teoría de sistemas y el paradigma de la complejidad, como se puede
apreciar en el capítulo cuarto de este libro.
El análisis de las debilidades principales del positivismo en las ciencias
sociales, permite concluir lo siguiente:
Cada vez se hace más evidente que las clasificaciones presentes en otras
sociedades -retomando una vez más las palabras del profesor Páramo-
"lejos de ser falaces y de expresar el caos, corresponden a sistemas de
referencia que nos desconciertan, no por adolecer de una deficiencia lógica
supuestamente superada por la ciencia de Occidente, sino por ser distintos
de los que estructuran nuestros hábitos de pensar y se articulan en torno de
preguntas y respuestas que no nos hemos hecho o que ya hemos olvidado,
aunque no sean menos válidas ni legítimas que las que nos proponemos en
las disciplinas acreditadas por nuestra cultura" (Garzón y Macuritofe, 1992:
13).
Primera unidad
En relación con la segunda pregunta formulada, esto es, las relaciones entre
el investigador y el conocimiento que él genera, existe también una marcada
diferencia en la respuesta planteada desde los dos grupos de paradigmas
investigativos.
Para el grupo en el que se ubican el positivismo y el pospositivismo, es
esencial que el investigador adopte una postura distante y no interactiva
como condición de rigor, que permita excluir los juicios valorativos o
cualquier otra influencia derivada de la visión propia, tanto del investigador
como de los sujetos objeto de investigación, de los análisis e
interpretaciones, que dan origen a los resultados y las conclusiones de la
investigación.
Para el grupo, en que se sitúan los paradigmas crítico social, constructivista
y dialógico, en cambio, se asume que el conocimiento es una creación
compartida a partir de la interacción entre el investigador y el investigado, en
la cual, los valores median o influyen la generación del conocimiento; lo que
hace necesario “meterse en la realidad”, objeto de análisis, para poder
comprenderla tanto en su lógica interna como en su especificidad.
La subjetividad y la intersubjetividad se conciben, entonces, como los
medios e instrumentos por excelencia para conocer las realidades humanas
y no como un obstáculo para el desarrollo del conocimiento como lo asumen
los paradigmas del primer grupo, esto es, el positivismo y el pospositivismo.
10
. No obstante, es bueno recordar esfuerzos como los referenciados por D. Campbell y I.
Stanley (1973) “Diseños
experimentales y cuasiexperimentales en la investigación social. Buenos Aires, Amorrortu” y
que muestran otras
opciones de tipo preexperimental y cuasiexperimental, y que revelan la necesidad de
adecuar la metodología a una
realidad (particularmente la social), que no siempre se deja asir dentro de los dictados
estrictamente experimentales.
11
Este término se aplica a todas aquellas investigaciones en las cuales el análisis se hace
posterior a la ocurrencia de
los eventos o situaciones objeto de estudio.
Desde la tradición inaugurada por Durkheim, con su archifamoso estudio
sobre el suicidio (versión original de 1897)12 y recogida con antelación en
términos metodológicos en la primera regla de su libro Las reglas del método
sociológico (versión original de 1895), se asume que los hechos o
fenómenos sociales han de considerarse como “cosas” que ejercen una
influencia externa sobre las personas.
De esa manera, se configura la perspectiva de corte positivista y se afirma
una concepción de inespecificidad de “lo humano” frente a otras realidades
objetos de conocimiento. Es la legitimación dentro del diseño, de la
búsqueda de “causas” o “hechos”, del empleo de la estadística como recurso
lógico y operativo y de la encuesta y la observación controlada a través del
experimento como instrumentos básicos (aunque no únicos) del trabajo
científico. Para más detalles puede consultarse a Hanson (1977).
En la orilla opuesta, y desde la ventana de la fenomenología, inaugurada por
Husserl y desarrollada por Heiddeger y Merlau Ponty (1985) en el plano
filosófico, y por autores como Schutz (1977, 1973, 1994) y Berger y
Luckman (1987) en el plano sociológico, se traza como eje argumental la
defensa del carácter específico de la realidad humana, que la hace
irreductible a las categorías de análisis de la realidad física cuya esencia son
los objetos o cosas materiales.
Discusiones actualizadas sobre el tema pueden consultarse en Benner
(1994), Boyd (1993),Hawthorn (1995), Holstein (1991), Levin (1992),
Moustakas (1994) y Van Mannen (1990).
La orientación fenomenológica, común a la mayor parte de la opciones de
investigación cualitativa, propone como alternativas para el análisis las
categorías de sujeto, subjetividad y significación, cuya mutua filiación se irá
a encontrar en los conceptos de interioridad y vivencia13. Desde el punto de
vista del conocimiento, lo que interesará desarrollar es aquello que en las
percepciones, sentimientos y acciones de los actores sociales aparece como
pertinente y significativo. Por lo tanto, los esfuerzos investigativos se
orientarán a descubrir dicha realidad, aun para los propios actores, sujetos
de investigación, porque como lo afirmara Hegel: “Lo conocido por conocido,
no es necesariamente reconocido”.
14
“En el listado planteado corresponden, en la comprensión corriente, a tradiciones
filosóficas: la fenomenología, la hermeneútica, la teoría crítica y el interaccionismo
simbólico; a disciplinas científicas: la etnografía, la pragmática y la semiótica; a tendencias
disciplinarias: la sociología cualitativa (entendida en algunos contextos como
microsociología), y finalmente a estrategias metodológicas: el análisis de textos, el análisis
de la conversación y aun las historias de vida (que otros prefieren llamar método biográfico).
Con todo, es necesario plantear que la etnografía en su versión original (dentro de la
tradición francesa) fue entendida como una técnica al servicio de una disciplina que era la
etnología; qué la fenomenología en la versión del último Husserl y otros autores posteriores
la han desarrollado como método.
15
Este texto está incluido en uno más amplio: Conocimiento local: Ensayos sobre la
interpretación de las culturas. pp.31-50.
16
La nota entre paréntesis es del autor del módulo
Para recapitular y concluir este pasaje, señalemos que son tres las
condiciones más importantes para producir conocimiento, que muestran las
alternativas de investigación cualitativa: a) la recuperación de la subjetividad
como espacio de construcción de la vida humana, b) la reinvindicación de la
vida cotidiana como escenario básico para comprender la realidad socio-
cultural y c) la intersubjetividad y el consenso, como vehículos para acceder
al conocimiento válido de la realidad humana.
Lección 11: Tipos de investigación cualitativa
Investigación
Acción
participación
Etnociencia
Estudio de caso
con orientación Análisis de
Macroetnografía cualitativa texto
Análisis de
discurso
Microetnografía
Análisis de
contenido
• El interaccionismo Simbólico
• La Fenomenología
El primero hace referencia a una corriente teórica en donde se privilegia los
significados sociales que los actores sociales le dan al mundo del que hacen
parte. Según esta corriente, los significados que dan las personas a los
hechos, las personas y las cosas son los que median sus relaciones con los
mismos.
http://www.reduc.cl/reduc/mella.pdf#search=%22investigaci%C3%B3n%20c
ualitativa%22
http://ponce.inter.edu/cai/reserva/lvera/INVESTIGACION_CUALITATIVA.pdf
#search=%22investigaci%C3%B3n%20cualitativa%22
http://www.profesiones.cl/papers/lee.php?id=9
http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=1250240
http://www.moebio.uchile.cl/08/scribano.htm
LECTURA 3
Levi-Strauss (1963), citado por Morse y Field (op. cit., p. 30), resume el
proceso de la etnociencia de la siguiente manera:
18
Lewin, K. “La Investigación Acción y los Problemas de las Minorías”. Versión original
publicada en el Journal of
Social Issues, vol. 2 núm. 4, 1946, pp. 34-46. Traducida al español en 1990 por María
Cristina Salazar e incluida
en la antología La investigación acción participativa: inicios y desarrollos publicada por
Editorial Magisterio en 1992.
Sin embargo, no sobra advertir que al igual que en el caso de las otras
modalidades de investigación, tras una denominación genérica, se recogen
una gran variedad de alternativas de trabajo. Es así como Gajardo (1985) da
cuenta de por lo menos las siguientes opciones:
http://www.qualitative-research.net/fqs/fqs-s/inhalt1-00-s.htm
http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=1250240
LECTURA 4
Según Fielding (1995), tres son las conclusiones que emergen de los
estudios etnográficos.
La primera y más exigente es, que el observador ha de ser capaz de
plantear, declaraciones o proposiciones completas, sobre las condiciones
que son necesarias y suficientes, para que un patrón particular de acción o
de actuación, tenga lugar; segunda, el investigador ha de estar en capacidad
de tipificar algunos de los fenómenos observados como “básicos” para la
actividad, evento o situación estudiada; se parte para ello, de la influencia
sostenida que a dichos fenómenos se les puede atribuir que ejercen sobre
las actividades, eventos o situaciones en cuestión; tercera, el observador
debería ser capaz de identificar situaciones que ejemplifiquen los eventos o
fenómenos descritos teóricamente, esto como una mínima demanda de
aplicación de la conceptualización elaborada.
Establecidos estos lineamientos básicos sobre lo que se espera de los
estudios etnográficos, vale la pena señalar, cómo los hallazgos y
conclusiones que puedan derivarse de este tipo de investigaciones han de
acogerse a unas condiciones de validez y legitimidad, que se reflejan en los
planteamientos de Glaser y Strauss (1967) cuando señalan que el reto del
investigador cualitativo (en este caso etnográfico) es:
El desarrollo de un entendimiento sistemático, el cual es claramente
reconocible y entendible por los miembros del contexto en el cual fue hecho
tanto como sea posible en sus propios términos; no obstante es más
sistemático y necesariamente más verbal, de lo que ellos generalmente son
capaces de expresar. Usa sus palabras, ideas y métodos de expresión
donde quiera que sea posible, pero que cautelosamente va más allá de esto
(pp.124-125). Definida la intencionalidad y las condiciones de validez de la
investigación etnográfica, cabe ahora señalar, que su propuesta
metodológica gira alrededor de lo que se ha denominado “trabajo de
campo”, pues a través del desarrollo de éste y con la lógica y la metodología
de la observación participante, se accede al contacto vivencial con la
realidad o fenómeno objeto de interés de la investigación. Es el recurso
mediante el cual el investigador puede hacerse a la perspectiva de quienes
experimentan dicha realidad o fenómeno.
El darwinismo social fue popular desde finales del siglo XIX hasta el final de la
segunda guerra mundial. Los proponentes del darwinismo social utilizaban esta
teoría para justificar diferentes esquemas sociales imperantes durante este periodo
de tiempo desde el capitalismo a la justificación de la desigualdad social. Entre sus
influencias más extremas se citan el comienzo de la eugenesia y de las doctrinas
raciales Nazis. Aunque la teoría en sí misma no implica una posición política
determinada muchos de los proponentes de la teoría la han utilizado para justificar
posiciones de este tipo. Desde la inetavilibidad del progreso hasta la justificación de
doctrinas raciales y en general todo tipo de movimientos totalitarios.
Fue E.B Tylor quien se encargó de iniciar esta nueva misión de la
Antropología con su obra Primitive Culture (1871). En este marco, de una
antropología dirigida al estudio comparativo de las culturas, la etnografía,
como disciplina o metodología de investigación se convierte en más que
aliada de la disciplina antropológica, en el fundamento mismo de su
conocimiento y en el sustento de su teoría. Tomando como referencia los
preceptos de las ciencias naturales, la antropología y la etnografía se sitúan
como modelos científicos basados en el empirismo y consiguiendo así la
validez que no habían alcanzado las ciencias sociales hasta el momento.
http://antropologia.unam.edu.ar/antropicas/antropicas4/renoldi.htm
LECTURA 5
Las ciencias sociales durante el siglo XIX y la mayor parte del XX estuvieron
dominadas por los postulados del llamado método positivista. De acuerdo
con esta concepción los individuos y las sociedades pueden ser estudiados
de manera “objetiva”, mediante diseños experimentales, aplicando en las
ciencias sociales y humanas metodologías y técnicas similares a las
utilizadas en las ciencias físicas y naturales. Esta metodología consta
básicamente de cuatro pasos: observación de los hechos, formulación de las
hipótesis, experimentación y generalización.
2.2 La etnografía
Los pueblos sin escritura conservan una rica tradición oral y dentro de ellas
es posible encontrar muchos relatos sobre las costumbres de otros pueblos.
Así mismo, los pueblos con escritura han dejado numerosos documentos
con relatos de viajeros que cuentan lo observado en sus recorridos. Así por
ejemplo, Heródoto un historiador griego que vivió entre los años 484 y 424
antes de Cristo y viajo por numerosas regiones, dejo la siguiente descripción
sobre la descendencia matrilineal19 y las costumbres matrimoniales de los
habitantes de Licia20:
“tienen sin embargo, una costumbre muy singular por la que se diferencian
de todos los pueblos del mundo: la de tomar el apellido materno y no el
paterno. Pregúntese a un licio que quien es y os responderá dando su propio
nombre, que es el de su madre, y lo mismo sucede con las mujeres. Mas
aun: si una mujer libre se casa con un hombre que es esclavo de condición,
los hijos de ambos tendrán derechos plenos de ciudadanos; pero si un
hombre libre se casa con una mujer extranjera o la hace su concubina, sus
hijos pierden todo derecho de ciudadanía aunque se trate del hombre más
importante del estado (Pertti, 1972: 19).”
Marco Polo, un italiano que viajo durante mas de veinte años entre 1271 y
1295, por China y parte de Asia, dejo muchas noticias sobre las costumbres
de pueblos totalmente desconocidos para los italianos de su tiempo. Así
relata en uno de sus escritos la forma como los tártaros del Asia Central
construían sus casas:
19
Descendencia matrilineal cuando en al parentesco sigue la línea de la madre.
20
Licia era una antigua región del Asia Menor que limitaba al Sur con el Mar Mediterráneo.
A estos tales escogía el señor para que fuesen jueces de la Republica.
Mirábase mucho en que estos tales no fuesen borrachos, ni amigos de
tomar dadivas, ni fuesen aceptadores de personas, ni apasionados;
encargábales mucho el señor que hiciesen justicia en todo lo que a sus
manos viniese. También le señalaba el señor las salas donde habían de
ejecutar sus oficios; señalábales una sala que era debajo de la sala del
señor que llamaban tlaxitlan; en esta oían y juzgaban las causas de los
nobles.
Otra sala les señalaba que llamaban tecalli, allí oían y juzgaban las causas
populares, tomándolas por escrito primeramente, por sus pinturas, y
averiguado y escrito el negocio llevándolos a los de la sala más alta, que se
llamaban tlacxitlan, para que allí se sentenciase por los mayores cónsules; y
los caso muy dificultosos y graves llevándolos a l señor, para que los
sentenciase juntamente con trece principales, muy calificados, que con él
andaban y residían
Estos tales eran los mayores jueces, que ellos llamaban tecutlatoque; estos
examinaban con gran diligencia las causas que iban a sus manos. Y cuando
quiera que en esta audiencia, que era la mayor, sentenciaban a alguno a
muerte, luego lo entregaban a los ejecutores de la justicia, los cuales, según
la sentencia, o los ahogaban, o daban garrote, o los apedreaban o los
despedazaban” (De Sahagún, 1981; 91).
Habiendo entrado de manera general, desde una visión teórica, por los
orígenes y la historia de la etnografía, en este punto se considera importante
que nos familiaricemos un poco frente a la obra etnográfica de este autor
para que conozcamos un poco de su producción y del modelo de etnografía
que fue tomado como estandarte por la antropología. Es importante que
leamos y analicemos el fragmento etnográfico que será la lectura de esta
lección –lectura 6- teniendo en cuenta el contexto social en el que fue
producido.
Para ello se hará un breve repaso del contexto social del antropólogo
Bronislaw Malinowski y de la obra en donde se encuentra inscrita la lectura
de esta lección con el fin de que el estudiante tenga herramientas
elementales para analizar y comprender de manera más pertinente la
etnografía que va a leer.
21
Malinowski, B. 1915. The natives of Mailu: Preliminar results of the Robert Mond research
work in Nueva Guinea. Trans. Roy. Soc. So. Aust. 39:49-706
Para Malinowski el ejerció de preguntar en el contexto facilitaba y promovía
la explicación y conversaciones de parte de los sujetos investigados
relacionados a las temáticas estudiadas, evidenciando a este antropólogo
como un investigador seriamente comprometido con el trabajo de campo.
Pero Malinowski no solo se dedica a preguntar:
23
22
Stocking, George W., Jr. La magia del etnógrafo: El trabajo de campo en la antropología
británica. Desde Tylor a Malinowski
23 23
Imagen tomada de
ttp://images.google.com.co/imgres?imgurl=http://perso.wanadoo.fr/geza.roheim/images/mali
nov.jpg&imgrefurl
Los argonautas del pacífico occidental
24
24 24
Imagen tomada de
http://www.theage.com.au/ffximage/2005/06/03/wbmalinowski_wideweb__430x250.jpg
25
http://www.nodo50.org/dado/textosteoria/malinowski2.rtf
25 25
Imagen tomada de http://www.lse.ac.uk/library/archive/Malinowski_3_7_13.JPG
LECTURA 6
Atravesando la Laguna por entre los intrincados pasajes que dejas los
bajíos, a medida que nos acercamos a la isla principal, aquí y allá brota
sobre la playa la estera en marañada y espesa de la baja jungla y
podemos distinguir un pequeño bosque de palmeras que parece una
bóveda soportada por pilares. Esto indica el emplazamiento de una
aldea. Desembarcamos en una costa en general cubierta de barro y
residuos, con canoas puestas en alto para que se sequen, y atravesando
el bosque entramos en la aldea propiamente dicha.
26
Ya el doctor C. G. SELIGMAN ha hecho notar la existencia, entre los massin
septentrionales, de gentes de constitución física extraordinariamente bien parecida, de la
que los trobiandeses constituyen la sección occidental, pueblos <<generalmente más altos
(con frecuencia de forma muy notable) que los individuos del tipo de cara pequeña y nariz
ancha, en los que el caballete de la nariz se sitúa muy bajo>>. Op. Cit., páp. 8.
Cuando un jefe esta presente, ningún hombre corriente osa permanecer
en una posición física mas elevada; tiene que inclinarse o agacharse.
Asimismo, si un jefe se sienta nadie osa ponerse en pie. La institución de
los jefes del clan, tan bien establecida y que provoca tales
manifestaciones de respeto-con una especie de rudimentario ceremonial
de corte, con insignias de rango y autoridad-, resulta tan absolutamente
extraña a todo el espíritu de la vida tribal melanesia que, en la primera
impresión, transporta al etnógrafo a un mundo distinto. A lo largo de
nuestro estudio nos encontraremos con constantes manifestaciones de la
autoridad del jefe Kiriwiniano, consideraremos las diferencias que hay a
este respecto entre los trobriandeses y las demás tribus, y
comprobaremos los usos y costumbres tribales.
Una simple inspección a la aldea nos revela el papel que, como insignia
de rango, tiene la decoración, existencia de la casa de solteros de
ambos sexos, la gran importancia que tiene la cosecha de ñame;
pequeños síntomas que, siguiéndolos con atención, nos permiten
penetrar en los problemas de la estructura social indígena. Esta
inspección nos conduce, sobre todo, a preguntarnos por la función que
desempeña, dentro de la vida indígena, cada una de las partes en que se
divide el poblado. Aprendemos, pues, que el baku -el espacio circular del
centro- es el lugar dedicado a las ceremonias y festividades públicas,
tales como las danzas, los repartos de alimentos, las fiestas de tribu, las
vigilias funerarias, en resumen, todos los actos que se conciernen a la
aldea como conjunto. En la calle circular que componen los almacenes y
las viviendas transcurre la vida diaria, es decir, la preparación de la
comida, las comidas y el habitual intercambio de chismes y otras
amenidades cotidianas de la vida social.
27
Del asuntote los trabajos de huerta y su importancia económica me lo he ocupado con
más detenimiento en el artículo titulado The Primitive Economics of the Trobriand Islands,
<<The Eonomic Journal>>, marzo de 1921.
Otro concepto que se debe refutar, de una vez por todas, es el Hombre
Económico Primitivo que encontramos en algunos manuales recientes de
Economía. Este ser caprichoso y amorfo, que ha hecho estragos en la
literatura económica de divulgación y pseudocientifica, cuyo fantasma
obceca todavía las mentes de antropólogos competentes y adultera sus
puntos de vista con ideas preconcebidas, es un hombre –o salvaje-
primitivo imaginario, inspirado en todas sus acciones por una concepción
racionalista del beneficio personal, que logra directamente sus propósitos
con el mínimo esfuerzo. Un solo caso bien escogido bastaría para
demostrar hasta que punto es absurda la idea de que el hombre, en
especial el hombre de bajo nivel cultural, actúa por motivos puramente
económicos y de beneficio racionalista. El primitivo trobriandés nos
proporciona el ejemplo del idóneo para contradecir tan falaz teoría.
Trabaja movido por motivaciones bien complejas, de orden social y
tradicional, y persigue fines que no van encaminados a satisfacer las
necesidades inmediatas ni a lograr propósitos utilitarios. En efecto,
hemos visto en primer lugar que el trabajo no se realiza bajo el principio
del mínimo esfuerzo. Por el contrario, mucho tiempo y energías se
dedican a esfuerzos del todo innecesarios –entiéndase bien, desde el
punto de vista utilitario. Dicho de otra forma, trabajo y esfuerzo, en vez de
representar simples medios encaminados a un fin, constituyen un fin en
sí mismos. Un buen hortelano trobriandés gana prestigio, directamente,
según la cantidad de trabajo que puede hacer y el tamaño del huerto es
capaz de cultivar. El título de tokwaybagula, que significa <<hortelano
eficiente>> o <<bueno>>, se otorga de forma discriminada y se exhibe
con orgullo. Varios de mis amigos reconocidos como tokwaybagula se
vanagloriaban ante mí de lo mucho que habían trabajado y de la cantidad
de tierra que habían cultivado, comparando su esfuerzo con el de otros
hombres menos eficientes. Cuando se entra de lleno en la labor, parte de
la cual se hace en forma comunitaria, nace una verdadera competición.
Los hombres rivalizan entre sí en rapidez, en esmero y en los pesos que
pueden levantar cuando transportan las grandes estacas al huerto o
cuando retiran el ñame cosechado.
Sin embargo, lo más importante es destacar que todo o casi todo el fruto
del trabajo personal, y por supuesto el excedente que haya podido
obtenerse con el esfuerzo suplementario, no se destina al propio
individualismo, sino a sus parientes políticos. Sin entrar en detalles sobre
el sistema de distribución de la cosecha – cuya sociología, bastante
compleja, requiere un estudio preliminar sobre el sistema trobriandés de
parentesco y las concepciones que entraña- se puede decir que cerca de
tres cuartas partes de la cosecha de un individuo se destinan, de una
parte, al jefe como tributo y, de otra, al marido y la familia de la hermana
(o de la madre) por obligación.
Los años que se prevé una recolección abundante, el jefe proclama una
cosecha kayasa, es decir, una exposición ceremonial y competitiva de
alimentos, así que el esfuerzo por obtener buenos resultados y el interés
que ponen en la tarea alcanza , si cabe, niveles aún mas altos. Más
adelante trataremos de empresas ceremoniales del tipo kayasa y
comprobaremos que desempeñan un papel importante en el Kula. Todo
esto demuestra cuán grande es la diferencia entre el verdadero indígena
de carne y hueso y el fantasmal Hombre Económico Primitivo, en cuyo
comportamiento imaginario se han basado muchas de las deducciones
escolásticas de economía abstracta.28 En buena medida, el trobriandés
trabaja de forma indirecta por el trabajo en sí mismo y pone gran
esfuerzo en el acabado estético y la buena apariencia general de su
parcela. No actúa fundamentalmente guiado por el deseo de satisfacer
sus apetencias, sino movido por un conjunto de fuerzas, deberes, y
obligaciones tradicionales, creencias mágicas, ambiciones y vanidades
sociales. Pretende, si es un hombre, ganar prestigio social como buen
hortelano y buen trabajador en general.
28
Lo cual significa que las conclusiones económicas generales estén equivocadas. La
naturaleza económica del hombre, en general y sólo para fines didácticos, se ilustra con
salvajes imaginarios y las conclusiones de los autores, en realidad, se basan en estudios
hechos sobre las economías desarrolladas. Pero, no obstante, dejando completamente de
lado el hecho de que , pedagógicamente, es equivocado simplificar las cosas mediante la
introducción de falsedades, el etnógrafo tiene el derecho y la obligación de protestar contra
la intromisión, realizada desde el exterior, de datos falsos en su campote estudio.
Lección 15: La etnografía, más que un método: Reflexiones
epistemológicas.
29
El oficio de la etnografía política Diálogo con Javier Auyero. En publicacion:
ICONOS. Revista de Ciencias Sociales, no. 22. FLACSO, Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales, Quito, Ecuador: Ecuador. Mayo. 2005 1390-1249.
Acceso al texto completo:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/ecuador/flacso/iconos/ICONOS%2022/Iconos22
EntrevistaAuyero.pdf
En Colombia el método etnográfico se aplica aproximadamente desde la
década del 40 del siglo pasado, con el inicio de los estudios antropológicos
académicos.30 Inicialmente el interés de estos estudios estuvo centrado en
los grupos étnicos, principalmente en las comunidades indígenas. Entrada la
década de los 80 dichos estudios comenzaron a interesarse por
problemáticas urbanas y temas relacionados con los conflictos de la
modernidad y la globalización.
Durante la mayor parte del siglo XIX, las comunidades indígenas fueron
consideradas "salvajes", ubicadas, en el mejor de los casos, en zonas
"semicivilizadas", y las comunidades afrocolombianas sufrieron, aún
después de la abolición de la esclavitud, las consecuencias de fuertes
prejuicios que las obligaron a trabajar en haciendas, a desplazarse a
regiones periféricas o a unirse a grupos sociales más amplios. Aún así, con
el reconocimiento y la valoración del mundo indígena surgidos a mediados
del siglo XIX, se recolectaron las primeras piezas de carácter etnográfico.”31
30
Henao, Delgado Hernán y Lucelly Villegas Villegas en Estudios de Localidades, Programa
de especialización en teorías, métodos y técnicas de investigación social. ICFES. 1996
31
Revisar el texto completo en
http://www.museonacional.gov.co/body_colecciones_de_etnografia.html
haga una consideración atenta, detenida y reflexiva del método etnográfico
desde su propio compromiso de investigador. Entre éstas características
encontramos:
http://docencia.udea.edu.co/lms/moodle/mod/glossary/view.php?id=6936
http://www.museonacional.gov.co/body_colecciones_de_etnografia.html
CAPÍTULO 6: ETNOGRAFÍA: EL ABANICO DE POSIBLIDADES DE SUS
CAMPOS DE INVESTIGACIÓN
∗
Wríting Culture, (James Clifford y George Marcus, comps., Berkeley, University of California
Press, 1986, págs. 122-140)
entonces, pero no por la teoría ni por la práctica, ella no describe ningún
conocimiento ni produce ninguna acción. En lugar de eso, ella
trasciende evocando lo que no puede ser conocido discursivamente ni
perfectamente conocido, aunque todo lo que conoce es como si fuera
discursivamente y todo lo que conoce es como si fuera a la perfección.
La evocación no es presentación ni representación. Ella no presenta
objetos ni representa ninguno, aunque torna disponible a través de la
ausencia lo que puede concebirse pero no presentarse. De esta
manera está más allá de la verdad y es inmune al juicio de la
performance. Ella supera la separación de lo sensible y lo concebible,
de la forma y el contenido, del sí-mismo y el otro, del lenguaje y el
mundo.
La evocación —que es decir "la etnografía"— es el discurso del mundo
posmoderno, porque el mundo que hizo la ciencia, y esa ciencia hecha,
han desaparecido, y el pensamiento científico es ahora un modo
arcaico conciencia que sobrevive por un tiempo, en una forma
degradada, sin el contexto etnográfico que lo creó y lo sostuvo. El
pensamiento científico sucumbió por haber violado la primera ley de la
cultura, la que dice que "cuanto más el hombre controla algo, más
incontrolable se vuelven ambos". En la retórica totalizadora de su
mitología, la ciencia implicaba su propia justificación y pretendía
controlar y tornar autónomo su discurso. Pero su única justificación era
la prueba, porque no podía haber justificación dentro de su propio
discurso; y cuanto más controlaba su discurso sujetándolo al criterio de
la prueba más incontrolable se tornaba su discurso. Su propia actividad
fragmentaba constantemente la unidad del conocimiento que ella
pretendía. Cuanto más sabía, más quedaba por conocer.
Todas sus estrategias textuales —su método— dependían de una
separación previa (y crítica) del lenguaje y el mundo. Ella hizo de la
percepción visual no mediada por conceptos el origen del conocimiento
sobre el mundo, e hizo del lenguaje el medio por el cual el
conocimiento se manifestaba en las descripciones. La ciencia
dependía, en otras palabras, de la adecuación descriptiva del lenguaje
como representación del mundo. Pero para moverse del precepto
individual hacia una percepción sobre la que hubiera acuerdo,
necesitaba un lenguaje comunicativamente adecuado que permitiera el
consenso en la comunidad de los científicos. En el final, la ciencia
fracasó no pudo reconciliar las demandas contradictorias de la
representación y la comunicación. Cada intento de mejorar la
representación amenazaba a la comunicación, y cada acuerdo en la
comunicación era signo de una nueva falla en la representación.
La ciencia adoptó un modelo de lenguaje como una forma
autoperfeccionadora de comunicación cerrada que alcanzaba su
clausura al hacer del lenguaje mismo el objeto de la descripción. Pero
la clausura se lograba a costa de la adecuación descriptiva. Cuanto más
el lenguaje se volvía su propio objeto, menos tenía que decir sobre
cualquier cosa. De este modo, el lenguaje de la ciencia devino el objeto de
la ciencia, y lo que había comenzado siendo percepción no mediada por
conceptos devino concepción no mediada por perceptos. La unidad de
comunicación realizada por el lenguaje desplazó a la unidad de percepción
que el lenguaje había forjado. El lenguaje como comunicación desplazó al
lenguaje como representación, y a medida que la ciencia se comunicaba
mejor y mejor sobre sí misma, tenía menos y menos que decir acerca del
mundo. En un exceso de democracia, el acuerdo entre los científicos
devino más importante que la naturaleza de la naturaleza.
No obstante, esto no habría sido fatal si no hubiese sido por el obstinado
rechazo del lenguaje a perfeccionarse a sí mismo. A medida que la ciencia
se definía cada vez más a sí misma como el modo de discurso que tenía a
su propio discurso por objeto, cada paso para perfeccionar ese discurso y
rellenar cada brecha de la prueba revelaba siempre nuevas
imperfecciones. Cada paso autoperfeccionador o autocorrectivo creaba
órdenes locales que producían nuevas imperfecciones que requerían
nuevas correcciones. En lugar de un sistema coherente de conocimiento, la
ciencia creó un cenagal de órdenes locales sin relación entre sí y fuera del
control de cualquiera de ellos. El conocimiento científico se sistematizó sólo
mediante la unidad de un método racional que producía cada vez una
irracionalidad más grande. La utópica unidad de la ciencia desapareció de
la vista junto con todos los demás objetos irreales de la fantasía científica.
Atrapados en la fascinación de su juego de abalorios con sus reglas siem-
pre cambiantes y sus promesas de lo siempre nuevo y diferente, los
científicos cumplieron en su discurso ese sueño de la producción
capitalista, en el que nuevos productos autodestructores automáticamente
se eliminan de la competencia con productos autodestructores todavía más
nuevos, creados para satisfacer la insaciable demanda de consumo de la
última vanguardia científica, del último cambio en las reglas del juego. En
este mundo de modas siempre cambiantes, era un provinciano el jugador
que continuase jugando un juego que ya había sido abandonado por
quienes se encontraban en la "primera fila" o en el "frente" de la
investigación.
A medida que se tomaba más y más la ciencia como un juego, ésta se
distanció de la praxis y se desbarató la relación —que se daba por
sentada— entre la teoría y la práctica. ¿Qué práctica consistente puede
venir de una teoría inconstante que entiende su propia significación como
una movida en un juego? Cuanto menos se guiaba y se estimulaba la
teoría mediante una relación reflexiva con una aplicación práctica, menos
podía aquélla justificarse a sí misma como la fuente de la práctica. Y dado
que el juego infinito sólo llevaba a un conocimiento provisional, siempre
sujeto a revisión como consecuencia de cambios en las reglas, el juego no
produjo conocimiento universal y no pudo justificarse a sí mismo
manteniendo la promesa de que sí podía producirlo. Su involución impidió
tanto el retorno al mundo concreto de la práctica como el tránsito al mundo
trascendente del conocimiento universal. En consecuencia, tuvo que buscar
la justificación fuera de su propio discurso y procurar su legitimación en un
discurso diferente del suyo propio y no sujeto a sus reglas. Necesitaba un
discurso que no pudiera ser parte del discurso autoperfeccionador de la
ciencia ni fuera fundacional de alguna manera científicamente aceptable.
La ciencia escogió un compromiso difícil, sujetándose tanto al discurso del
trabajo (la política y la industria) como al discurso del valor (la ética y la
estética); pero dado que la política y la industria controlaban los recursos
del juego y podían amenazar con retener los fondos de los que el juego
dependía la ciencia sucumbió más y más a las limitaciones impuestas por
el interés de sus amos.
Enrolado primero como el brazo de propaganda de la ciencia, afirmando la
falsedad de la teoría y que la investigación básica es la fuente de la
práctica y de la innovación tecnológica, el discurso del valor se convirtió
medio ideológico para la justificación del trabajo; todo lo que se dijera del
valor se hallaba inseparablemente ligado a objetos y al comportamiento
relativo a objetos, las ficciones del trabajo sobre la realidad. Lo que
originariamente se había presentado como el contexto de la realidad
práctica dentro del cual la estética del juego de la ciencia podía encontrar
su sentido y justificación, se convirtió en la condición de una irrealidad
burocrática que establecía los límites de la realidad mediante un ejercicio
del poder disfrazado de razón. Todo discurso se reducía a la retórica del
trabajo. Pero en este momento de su triunfo por el control total, ¿no
sentimos los primeros temblores de la erupción de lo incontrolable?
Este es el cuento de los orígenes del mundo posmodemo, tal como lo
contaran Habermas (1975, 1984) y Lyotard (1979), con ciertas libertades
interterpretativas intencionales. Es la historia que sirve de marco a una
etnografía posmoderna.
Voz libre: la etnografía posmoderna
Una etnografía posmoderna es un texto cooperativamente desenvuelto,
consistente de fragmentos de discurso que pretenden evocar en las mentes
del lector y del escritor una fantasía emergente de un mundo posible de
realidad de sentido común, y provocar así una integración estética que
poseerá un efecto terapéutico. Es, en una palabra, poesía; pero no en su
forma textual, sino en su retorno al contexto y a la función original de la
poesía, la cual, por medio de su ruptura performativa con el habla cotidiana,
evocaba recuerdos del ethos de la comunidad e impulsaba así a los
oyentes a actuar éticamente (véase Jaeger 1945: 3-76). La etnografía
posmoderna pretende recrear textualmente esta espiral de performance
ritual y poética. Como ella, la etnografía familiariza la realidad del sentido
común en un contexto de performance puesto entre paréntesis, evoca una
fantasía total abducida a partir de fragmentos y luego regresa a los
participantes al mundo del sentido común transformados, renovados y
sacralizados. Posee la significación alegórica —aunque no la forma
narrativa— de una búsqueda de la visión o de una parábola religiosa.
La quiebra con la realidad cotidiana es un viaje hacia tierras extrañas
con prácticas ocultas (en el corazón de las tinieblas), donde
fragmentos de lo fantástico danzan en el vórtice de la conciencia
desorientada del buscador hasta que, ya en el centro del remolino, él
pierde la conciencia en el momento preciso de la visión milagrosa y
restauradora, y luego, inconsciente, es devuelto a las playas familiares
(pero transformadas para siempre) del mundo de los lugares comunes.
La etnografía posmodema no es una nueva partida de viaje, sino otra
ruptura en la forma del discurso de la misma clase que nos hemos
acostumbrado a considerar como la norma del énfasis cientificista de la
estética modernista en la novedad experimental, pero también un
retorno autoconsciente a una noción anterior y más poderosa del
carácter ético de todo discurso, tal como aparece capturado en la
antigua significación de la familia de términos "ethos", "ethnos", "ética".
∗
"Her voice" en el original. Cuando se refiere al sujeto que es tradicionalmente el objeto del
discurso etnográfico, Tyler alterna deliberadamente el género femenino con el masculino sin
prestar atención a la continuidad. [T.]
escrutinio científico conocida como criticismo. El texto etnográfico no sólo
no es un objeto, no es el objeto; en lugar de eso es un vehículo meditativo
para una trascendencia de tiempo y lugar que no sólo es trascendental,
sino que es un retorno trascendental al tiempo y al lugar.
Debido a que su significado no está en ella misma sino en una comprensión
de la cual ella es sólo un fragmento, ya no está condenada a la tarea de la
representación. La palabra clave para comprender esta diferencia es
“evocar”, porque si puede decirse que un discurso "evoca", él ya no
necesita representar lo que evoca, aunque pueda ser un medio para una
representación. Dado que la evocación es no representacional, no tiene
que ser comprendida como una función sígnica, porque no es un "símbolo
de", ni "simboliza" ella a aquello que evoca. El texto posmoderno se ha
movido más allá de la función representacional de los signos y se ha
desembarazado de los estorbos de la sustitución de las apariencias, esas
"ausencias" y "diferencias" de los gramatólogos. No es una presencia que
hace existir algo que estaba ausente; es un legar a ser de lo que no estaba
ni presente ni ausente, porque no vamos a comprender la evocación como
algo que liga dos diferencias en tiempo y lugar, como algo que evoca y
algo más que es evocado. La evocación es una unidad, un suceso o
proceso singular, y debemos resistir la tentación de la gramática, que nos
haría pensar que la forma preposicional "x evoca a y" debe significar que
entidades diferentes ligadas por un tercer "proceso-entidad" más bien
peculiar llamado "evoca", y que, además, x debe preceder a y en el
tiempo, y que consecuentemente x debe ser una condición de y o y un
resultado de x. Esas son todas ilusiones de la gramática, que nos hace
desmembrar unidades de entidades discretas y en eventos puntuados.
Debemos pensar en corregir esta situación escribiendo el inglés no
linealmente, como si fuera chino, imitando a Ernest Fenellosa y a Ezra
Pound. Evoca, pero dado que aún seguiríamos leyendo linealmente "x
evoca a y", y los elementos x, "evoca" e y tan discretos como siempre,
ésta no es la solución. Quizá lo mejor que podemos hacer, casi a punto de
inventar algún nuevo logógrafo, sea una "evocación" heideggeriana, o mejor
aun, cuidarnos de las trampas de la gramática.
Lo importante de "evocar" en vez de "representar" es que eso libera a la
etnografía de la mimesis y de un modo inapropiado de retórica científica
que entraña 'objetos", "hechos", "descripciones", "inducciones",
"generalizaciones", "verificación", "experimento", "verdad" y conceptos
como esos que, excepto como invocaciones vacías, no tienen paralelos ya
sea en la experiencia del trabajo de campo etnográfico o en la escritura
de etnografías. La presión para conformarse a los cánones de la retórica
científica ha hecho del realismo fácil de la historia natural el modo
dominante de prosa etnográfica; pero ha sido un realismo ilusorio que ha
promovido, por un lado, el absurdo de "describir” no-entidades como la
"cultura" o la "sociedad" como si fueran gusanos plenamente observables
(aunque un tanto desgarbados), y, por el otro, la presión conductista
igualmente ridícula de "describir" patrones repetitivos de acción aislados
del discurso que los actores usan al constituir y situar su acción, todo ello
en una certidumbre simplista acerca de que el discurso básico observador
es en sí mismo una forma objetiva y suficiente para describir actos. El
problema con el realismo de la historia natural no es, como se afirma a
menudo, la complejidad del así llamado objeto de observación, ni el fracaso
en aplicación de métodos suficientemente rigurosos y replicables, ni, aun
menos, la aparente intratabilidad del lenguaje de descripción. En lugar de
eso, el problema es el fracaso de toda la ideología visualista del discurso
referencia!, su retórica de "describir", "comparar", "clasificar" y
"generalizar" y sus presunciones de significación representacional. En
etnografía, no hay allí "cosas" que sean los objetos de una descripción, las
apariencias originales que el lenguaje de descripción "represente" como
objetos indéxicos para la comparación, la clasificación y la generalización;
hay más bien un discurso, que no es tampoco una cosa, a despecho de las
afirmaciones engañosas de modelos traduccionales de la etnografía como
el estructuralismo, la etnociencia y el diálogo, que pretenden representar
ya sea el discurso nativo o sus patrones inconscientes, re-cometiendo así,
en la mente, el crimen de la historia natural.
El discurso etnográfico en sí mismo no es ni un objeto a ser representado
ni una representación de un objeto. Consecuentemente, la retórica
visualista de la representación, dependiente de la concretidad de la
palabra escrita —de de-scribere- subvierte la sustancia ética de la
etnografía y sólo puede darnos en su reemplazo una sensación de
incompletitud y fracaso, porque sus objetivos y medios están siempre fuera
de alcance.
El discurso etnográfico no es parte de un proyecto cuyo objetivo sea la
creación de conocimiento universal. El enajena el impulso mefistofélico por
el poder mediante el conocimiento, porque éste es también una
consecuencia de la representación. Representar significa tener una
especie de poder mágico sobre las apariencias, ser capaz de tomar
presente lo que está ausente; y ésta es la razón por la que la escritura, el
medio de representación más poderoso, fue llamado "grammarye", un acto
mágico. La verdadera significación histórica de la escritura es que ella ha
aumentado nuestra capacidad de crear ilusiones totalizadoras, con las que
tenemos poder sobre las cosas o sobre los otros como si cosas. Toda la
ideología de la significación representacional es una ideología del poder.
Para romper su hechizo tenemos que atacar la escritura, la significación
representacional totalizadora y la autoridad autorial; pero todo eso ya lo
hemos hecho. Ong (1977) nos ha advertido de los efectos de la escritura al
recordarnos el mundo de la expresión oral que contrasta con él. Benjamin
(1978) y Adorno (1977) han contrapuesto la ideología del “fragmento” a la
de la totalidad, y Derrida (1974) ha hecho del autor la criatura de la escritura
más que su creador. La etnografía posmodema construye su programa no
tanto a partir de sus principios como de la piedra bruta de su reconstrucción.
Una etnografía posmodema es fragmentaria porque no puede ser otra cosa.
La vida en el campo es ella misma fragmentaria, y en absoluto organizada
en torno de categorías etnológicas familiares como el parentesco, la
economía y la religión; y excepto en el caso de informantes inusuales como
el sabio dogon Ogotemmeli, los nativos parecen carecer de visiones
comunicables de un todo compartido e integrado. Tampoco las experiencias
particulares se presentan (ni siquiera al sociólogo más endurecido) como
sinécdoques, macrocosmos o alegorías convenientemente rotuladas de las
totalidades, sean éstas culturales o teoréticas. En el mejor de los casos,
podemos hacernos de una colección de anécdotas indéxicas o de detalles
notables, con los cuales presagiar esa unidad más amplia que se encuentra
más allá de toda textualización explícita. No es que no podamos ver el
bosque a causa de los árboles, sino que nos hemos dado cuenta de que no
hay bosques donde los árboles están muy separados, y que los parches
hacen edredones sólo cuando los espacios son lo suficientemente
pequeños.
Confirmamos en nuestras etnografías nuestra conciencia de la naturaleza
fragmentaria del mundo posmoderno, porque nada define tan bien nuestro
mundo como la ausencia de una alegoría sintetizadora; o quizá se trate sólo
de una parálisis de elección, ocasionada por nuestro conocimiento de la
inagotable provisión de tales alegorías lo que nos hace rechazar el momento
de la totalización estética, la historia de las historias, la totalidad
hipostasiada.
Pero también hay otras razones. Sabemos que esos trascendentales
textuarios, esas invocaciones de holismo, esos sistemas funcionalmente
integrados, son tropos literarios, vehículos que transportan la imaginación
desde la parte hasta el todo, de lo concreto a lo abstracto; y conociéndolos
por lo que son, ya sean mecanísticos y organísmicos, sospechamos del
orden racional que ellos prometen.
Más importante que esto, sin embargo, es la idea de que el tránsito
trascendental, el momento holístico, no está textualmente determinado ni es
derecho exclusivo del aulor, sino que en lugar de eso es la interacción
texto-autor-lector. No es algún secreto escondido en el texto, o entre los
textos, o en la mente del autor y pobremente expresado/reprimido por él, o en
l a interpretación del lector, no importa cuál sea su credo crítico, si es que
es alguno. No es la dialéctica negativa de Theodor Adorno, porque sus
oposiciones paratácticas son funciones participatorias más que formas
textuales. Ellas derivan del diálogo, más que de la dialéctica monofónica
interna del autor con su texto. Aunque Adorno afirme que el ensayo, por
medio de la dialéctica negativa aspira a la liquidación de todos los puntos de
vista, aquél no puede alcanzar su objetivo por cuanto es monofónico y ha
sido proyectado desde el punto de vista de un autor singular. Sólo expresa
la utopía cognitiva del autor (Kaufmann, íl: 343-53). A diferencia de la
dialéctica negativa, las oposiciones del diálogo no necesitan sostenerse en
suspensión no resuelta sin la posibilidad de la trascendencia; pero al igual
que la dialéctica negativa, la etnografía posmoderna no practica la síntesis
en el interior del texto. El tránsito sinóptico es una trascendencia no
sintética que es evocada por (pero que no es inmanente a) el texto. El
texto posee la capacidad paradójica de evocar la trascendencia sin
síntesis, sin crear en el interior de sí mismo dispositivos formales y
estrategias conceptuales de orden trascendental. En común con el programa
de Adorno, la etnografía posmoderna evita cualquier suposición de una
armonía entre el orden lógico conceptual del texto y el orden de las cosas,
y procura eliminar el nexo sujeto-objeto rehusándose a la posibilidad de su
separación o a la dominancia del uno sobre el otro en forma de texto-como-
espejo-del-pensamiento. Ella cumplimenta una utopía cognitiva no de la
subjetividad del autor o de la del lector sino del autor-texto-lector, una
mente emergente que no tiene locus individual, y que en lugar de eso es
una infinidad de loci posibles.
Aquí, tenemos, entonces, una nueva clase de holismo, uno que es
emergente más que dado, y uno que emerge a través de la reflexividad del
texto-autor-lector, sin privilegiar a ningún miembro de esta trinidad como el
locus exclusivo o el medio exclusivo para llegar al todo. Más aun, esta
totalidad emergente no es ni un objeto teorético ni un objeto de
conocimiento teorético, y en consecuencia no es evocado ni por métodos
explícitos ni por una fuente de i que se derivan prácticas. Ella no motiva ni
habilita prácticas en la manera acostumbrada en la habitual correlación
entre teoría-y-práctica. No es, en otras palabras, una síntesis dialéctica de
la multiplicidad de impresiones que neutraliza sus diferencias en un
esquema de orden superior pero del mismo tipo. No es ni una "cosa"
abstracta ni una abstracción a partir de "cosas", y por lo tanto no es el
producto de una inferencia cuya línea de desarrollo pueda ser seguida
paso por paso desde los detalles concretos de sus orígenes, a través de
transformaciones, hasta su culminación abstracta y universal.
Va a contrapelo de la inducción, la deducción, la síntesis y de todo el
movimiento hacia el "símbolo", porque su modo de inferencia es abductivo;
y los elementos que conjuga, aunque fatigados en esta fantasía, no
renuncian a su separación en la resolución de alguna totalidad orgánica.
Hablando como sir William Hamilton, diríamos que son similares a
correlatos tales como parte-todo o causa-efecto, el uno impensable sin el
otro, una conjunción de términos que mutuamente explican al otro, pero que
no lo determinan ni lo inducen a una reducción sintética. Ellos expresan la
"Ley de lo Condicionado": "Todo pensamiento positivo yace entre dos
extremos, ninguno de los cuales podemos concebir como posible; y
aunque son mutuamente contradictorios, debemos considerar al uno y al
otro como necesarios" (1863: 211).
Así como es inapropiada la metáfora de la espiral ascendente hacia "lo
otro de la unidad" platónica, la "luz de la razón", el reino del pensamiento
consciente "más elevado y racional" y la abstracción sin rostro, hacia el
futuro y la mente desencarnada, de la misma manera es inapropiada la
metáfora opuesta del descenso "bajo la superficie" hacia "lo otro de la
separación» plutónica, los círculos "inferiores" de lo inconsciente, donde
moran en mutuo antagonismo las fuerzas oscuras del animal irracional y
la fuerza racional demoníaca de las "estructuras subyacentes", el
descenso hacia el memoria el espíritu carnal y encarnado.
La antigua metáfora del pensamiento como movimiento, como una especie
de traslación, legada a nosotros por Aristóteles, está aquí en transposición
porque es la yuxtaposición simultánea de estos movimientos contrarios y
su conflicto mutuamente neutralizador lo que da lugar a la totalidad que
deseo evocar: esa quietud en el centro donde no hay ni superior ni
inferior, ni adelante ni atrás, ni pasado ni futuro, donde el espacio y el
tiempo se cancelan mutuamente: como en esa fantasía familiar que
conocemos como el mundo cotidiano, el de los lugares comunes, esa
grieta en el tiempo, esa presencia eterna pero nunca presente
simultaneidad de la realidad y la fantasía que es el retorno al mundo del
sentido común; flotando, como el Señor Brama, inmóvil en el interior de un
vacío sin superficie, todo potencialmente suspendido dentro de nosotros
en realización perfecta; un retorno que no es un clímax, un término, una
imagen estable o un equilibrio homeostático, sino una reducción de
tensiones a medida que el momento de la trascendencia simultanea se
acerca, se coloca cerca y se aleja sin haber llegado. Y ésta es la razón
por la que la etnografía posmoderna es un documento oculto: es una
conjunción enigmática, paradójica y esotérica de realidad y fantasía que
evoca la simultaneidad construida que conocemos como realismo ingenuo.
Ella conjuga realidad y fantasía, porque habla de lo oculto en el lenguaje
del realismo ingenuo de lo cotidiano en lenguaje oculto, y hace de la razón
de los unos la sinrazón de los otros. Es una realidad de la fantasía de una
fantasía de la realidad cuyo propósito es evocar tanto en el lector como en
el escritor alguna insinuación de un mundo posible, ya dado a nosotros en
la fantasía y en el sentido común, esos fundamentos de nuestro
conocimiento que-no pueden ser objeto de nuestro conocimiento "porque
como por ellos sabemos todo lo demás, por nada más pueden ser ellos
conocidos. Los conocemos, ciertamente pero sólo por el hecho de que por
ellos sabemos todo lo demás. (Hamilton,1863:255)
La etnografía posmoderna es un retorno a la idea de la integración estética
como terapia, capturada alguna vez en el sentido del protoindoeuropeo
("forma de ser", "arreglo ordenado y armonioso de las partes con todo"),
de donde derivan en inglés "art", "rite" y "ritual", esa familia de conceptos
tan íntimamente ligada a la idea de la armonía restauradora, de la terapia"
en su sentido original de "sustituto ritual" (véase en hitita tarpan-alli) y a la
idea del poeta como therápon, "obediente a la Musa". La etnografía
posmoderna es un objeto de meditación que provoca una ruptura con el
mundo del sentido común y que evoca una integración estética cuyo efecto
terapéutico se efectúa en la restauración del mundo del sentido común. A
diferencia de la ciencia, no es un instrumento de inmortalidad, porque no
sostiene la falsa esperanza de una trascendencia permanente y utópica
que sólo podría lograrse devaluando y falsificando el mundo del sentido
común y creando consecuentemente en nosotros un sentido de
permanente alienación de la vida cotidiana tal como la vivimos, en espera
de una liberación mesiánica que no vendrá nunca o que sólo viene con la
muerte; y es así como la ciencia nos empuja a morir demasiado pronto.
En lugar de eso, la etnografía posmoderna se aparta mundo del sentido
común sólo para reconfirmarlo, y para retornarnos a él renovados y
conscientes de nuestra renovación.
Sí, pero lo que usted quiere decir realmente es que usted no piensa que
cómo es posible que lo que usted está tratando de decir sea…
32
BARTOLOMÉ, Miguel Alberto. 2003. En defensa de la etnografía. El Papel contemporáneo
de la investigación intercultural. Tomado de
http://www.ucm.es/BUCM/revistas/cps/1131558x/articulos/RASO0303110199A.PDF#search=%
22en%20defensa%20de%20la%20etnograf%C3%ADa%22
etnológico de la relación mítica de los melanesios con la tierra (A. Recasens
1997:15).”33pág 5
33
Íbid. Pág. 5
34
Íbid.
“ LA ETNOGRAFÍA DE LA COMUNICACIÓN35
35
Tomado de M\ORALES LÓPEZ, Esperanza. Las aproximaciones americanas al análisis del
discurso oral: perspectivas de futuro. En Pujante, D., ed., Caminos de la Semiótica en la última
década del siglo XX, pp. 109-123, Universidad de Valladolid
http://dspace.udc.es/bitstream/2183/629/1/CursoSemi%C3%B3ticaUVA02.doc
Lección 18: Etnografía educativa
36
NOLLA CAO, Nidia. 1997 “Etnografía: una alternativa más en la investigación pedagógica”
en Revista Cubana de Educación Media Superior;11(2):107-115. Ministerio de Salud Pública
métodos de recogida de datos que se restringen principalmente al espacio
escolar, o formativo formal o no formal, y se centran en la descripción detallada
de los eventos cotidianos y de las interacciones entre los distintos actores
sociales implicados. Además de las distintas técnicas empleadas en la
etnografía tradicional para la recolección de los datos y de su análisis, tales
como la entrevista, la observación participante, el diario de campo, entre otras,
los investigadores de los procesos de enseñanza aprendizaje integran otras
herramientas para que sean usadas directamente por los niños, como por
ejemplo la implementación de talleres, la sugerencia a los niños para llevar un
diario dentro y fuera de la escuela, la revisión de sus trabajos, y de otros
documentos de la escuela que puedan arrojar datos sobre las dinámicas
escolares.
RESUMEN
ETNOGRAFÍA
37
Revista Cubana de Educación Media Superior 1997;11(2):107-115 Ministerio de Salud
Pública
38
Profesora de Matemática Superior. Metodóloga del Área de Docencia e Investigaciones.
MINSAP.
etimológicamente como estudio de las etnias y significa el análisis del modo de
vida de una raza o grupo de individuos, mediante la observación y descripción
de lo que la gente hace, cómo se comportan y cómo interactúan entre sí, para
describir sus creencias, valores, motivaciones, perspectivas y cómo éstos
pueden variar en diferentes momentos y circunstancias; podríamos decir que
describe las múltiples formas de vida de los seres humanos.
"La vida en grupo puede tener ciertas propiedades constantes que por
supuesto, es importante descubrir, pero también es un flujo, un proceso con
oscilaciones, ambigüedades e incongruencias. Nuestra tendencia instintiva es
la de tratar de resolver esas ambigüedades y esas incongruencias cuando nos
cruzamos con ellas, pero verdaderamente constituyen la materia de la vida,
que más bien hay que comprender, resolver y por ende eliminar."1
Para hacer etnografía es necesario adentrarse en el grupo, aprender su
lenguaje y costumbres, para hacer adecuadas interpretaciones de los sucesos,
si se tienen en cuenta sus significados; no se trata de hacer una fotografía con
los detalles externos, hay que ir más atrás y analizar los puntos de vista de los
sujetos y las condiciones histórico-sociales en que se dan.
Es por eso que el etnógrafo tiene que insertarse en la vida del grupo y convivir
con sus miembros por un tiempo prolongado, pues ante todo tiene la necesidad
de ser aceptado en el grupo, después aprender su cultura, comprenderla y
describir lo que sucede, las circunstancias en que suceden mediante el uso del
mismo lenguaje de los participantes.
Dice Peter Good que los etnógrafos tienen mucho en común con los novelistas,
los historiadores sociales, los periodistas y los productores de programas
documentales de TV, pues dan muestra de extraordinaria habilidad etnográfica
en la agudeza de sus observaciones, la fineza de su oído, la sensibilidad
emocional, la penetración a través de las diferentes capas de la realidad, la
capacidad de meterse debajo de la piel de sus personajes, sin pérdida alguna
de capacidad para valorarlos objetivamente. Es una mezcla de arte y ciencia,
en la que el autor inserta también la educación. No se trata de escribir una obra
de ficción, pues constituye un método de la ciencia posible de ser validado
íntegramente y en cada uno de los procedimientos y análisis que se hagan,
aunque va a estar determinado por el estilo del investigador, "del narrador", de
su "sensibilidad" y de la comprensión, propiedades o atributos esenciales
artísticos para algunos, pero también son habilidades que pueden ser
adquiridas en la práctica del método.
En el quehacer docente, los maestros pueden utilizar las herramientas de los
etnógrafos, pues interactúan con sus estudiantes y se convierten en
destacados observadores y entrevistadores, su trabajo les permite ser parte del
grupo, pero siempre mantener su función de maestro; falta añadirle un poco de
tiempo de reflexión y análisis, para que esa experiencia pueda convertirse en
"un trabajo etnográfico fructífero".
En Cuba los estudios más significativos de etnografía se encuentran en los
trabajos de Antonio Núñez Jiménez y de Fernando Ortíz; dentro de la literatura
propiamente se destaca la novelística de Miguel Barnet, que describe las
particularidades, creencias y valores de una época, a través de un solo
personaje, lo que se conoce en etnografía como estudios de casos, aunque se
pudieran mencionar otros novelistas y cuentistas con estilos semejantes.
Algunos autores utilizan la etnografía como sinónimo de investigación
cualitativa, en la que incluyen la etnografía propiamente dicha, la investigación
de campo con carácter cualitativo, las historias orales o historias de vida y los
estudios de casos. Para otros, la etnografía la consideran sólo como método o
conjunto de prácticas y herramientas desarrolladas como complemento en el
uso de métodos cuantitativos, pero con una concepción más amplia, citemos
algunos criterios: "es una forma particular de articular la experiencia de campo
y el trabajo analítico, los que son parte inseparable de un mismo proceso".2
"...técnicas para recolectar, analizar y presentar datos (observación
participante, entrevistas abiertas, análisis cualitativo, descripción narrativa)".3
"Puede ser el inicio de una investigación longitudinal, o de una comunidad vista
a través de varios aspectos, puede ser usada en el desarrollo de diseño de
investigaciones como diagnóstico, puede ser encajada dentro de un estudio
cuantitativo para producir las descripciones gruesas y ricas de situaciones y
también puede ser utilizada para desarrollo de proyectos curriculares, a los
cuales se le da seguimiento con la investigación cuantitativa. Es importante
enfatizar que la investigación cualitativa es más que una metodología, es una
posición frente al conocimiento, su producción y su uso."4
En la década del 70, en todo el mundo se observa una gran preocupación por
la investigación en educación; en nuestro país, esto se hace evidente con miles
de trabajos presentados en jornadas científicas y pedagógicas, que
demuestran el quehacer de nuestros maestros y el desarrollo y nivel que ha
alcanzado nuestra educación a nivel mundial.
En el resto del mundo, esta preocupación se pone también de manifiesto en las
propuestas de cambios de estilos en las investigaciones pedagógicas y
sociales que se da también a finales de la década del 70, en países como Gran
Bretaña, Estados Unidos y Australia, los que comienzan a aplicar diseños
cualitativos que profundizan más en los aspectos del contexto en que se dan
los fenómenos, a diferencia de lo que se hacía con las investigaciones de corte
cuantitativo; dentro de los métodos cualitativos se comienza a incursionar en
estilos etnográficos, con el objetivo de proporcionar mayor claridad a los
diferentes fenómenos que se presentan en la escuela y en el proceso
enseñanza-aprendizaje.
En estas prácticas se comienzan a analizar las relaciones escuela-maestro-
alumno-sociedad, para conocer a fondo los diferentes problemas que se
presentan como resultado de la interacción entre ellos.
Esta tendencia de investigar la educación de forma cualitativa tuvo grandes
obstáculos, por causa de la fuerte tradición en estos países por la investigación
positivista y la fuerte influencia del conductismo para estudiar al hombre y sus
reacciones en la sociedad, con lo que pretenden hacer ciencia social según los
modelos de las ciencias exactas.
Las respuestas a esta tendencia encontraron su fundamentación en el
pospositivismo, esencialmente en la teoría crítica social, que se opuso al
positivismo, argumentando la falta de análisis y reflexión sobre las
circunstancias sociales en las que se producen y obtienen los datos. Este
"paradigma alternativo" no acepta la separación de los individuos del contexto,
en el cual se realizan sus vidas y por tanto sus comportamientos, ni tampoco
acepta ignorar el propio punto de vista de los sujetos investigados, de sus
interpretaciones, de las condiciones que deciden sus conductas y de los
resultados, como ellos los perciben.5
Esta concepción se generaliza en América Latina en el mismo período, ya que
encuentra condiciones favorables para su desarrollo posterior a los
movimientos de educación popular que se dan entre políticos y religiosos,
quienes planteaban partir del saber popular con la intención de generar
procesos de concientización y las llamadas teorías de la reproducción, que
privilegiaban las determinaciones estructurales y vinculaban los procesos
escolares con la reproducción del sistema social.
En los países que habían iniciado una reforma en el sistema de educación
pública como México, Colombia y Perú, estaban comprometidos con la tarea de
lograr una educación de mayor calidad, por lo que hablaban de transformar la
escuela, de analizar la correspondencia magisterio-realidad escolar, problemas
curriculares y problemas pedagógicos en el aula; la etnografía les permitió
entrar en la escuela para conocerla y comprenderla como menciona Rockwell
en la cita anterior: casi todos los que iniciamos estudios etnográficos en la
región, teníamos experiencia directa en proyectos de educación popular.
Dentro de la investigación cualitativa se han identificado 3 corrientes diferentes:
norteamericana, británica y latinoamericana, las que se diferencian entre sí.
La corriente norteamericana es esencialmente descriptiva, en la que se
destacan los trabajos sobre culturas norteamericana, mexicana y
puertorriqueña, en un enfoque más reciente, historias de la escuela y las
comunidades donde llegan a consolidar los niveles micro y macro de la
investigación cualitativa.
La investigación cualitativa británica se caracteriza por su enfoque social y su
propósito de crear la conciencia.
En Latinoamérica ha sido vista como el vehículo hacia el mejoramiento
cualitativo, pues se utiliza en la identificación de problemas educativos, y no
como generación de alternativas y promoción de formas de participación social
para transformar dichos problemas.
Entre las líneas temáticas desarrolladas por la etnografía escolar
latinoamericana se encuentran: la reproducción social y cultural, el fracaso
escolar, los sectores populares y la escuela, la vida cotidiana de la escuela, el
maestro como trabajador y el conocimiento real adquirido en la escuela.
En México, los trabajos de investigación educativa que han sido considerados
como etnográficos pueden agruparse en 3 dimensiones: los institucionales y
políticos, los curriculares y los sociales, aunque puede suceder que algún
trabajo sea ubicado en una u otra dimensión.
Los trabajos ubicados en la primera dimensión, en su mayoría han sido rea-
lizados en la educación básica e intentan interpretar y documentar tanto las
dinámicas y procesos institucionales que intervienen en el quehacer docente,
como las repercusiones cotidianas de las políticas educativas en la escuela y
las alternativas que seleccionan los maestros.
En la dimensión curricular se encuentran diferentes trabajos acerca de la
construcción del conocimiento en el aula, la disciplina y los procesos sociales,
sobre la aplicación de modelos curriculares específicos y sobre la interacción
pedagógica y didáctica en el aula, entre otras. Es significativo cómo estos
trabajos han revelado problemas no resueltos que son cotidianos en la práctica
escolar mexicana.
En la dimensión social se muestra la manera en que la escuela se relaciona
con grupos económicos, culturales o históricamente diferenciados, los que se
refieren a la diferenciación cultural y linguística o de estilos comunicativos, muy
comunes en las escuelas mexicanas entre maestros y niños indígenas.
Existen también otros trabajos vinculados a marcos teóricos constructivistas en
los que la etnografía se ha utilizado como complemento y como técnica para
confirmar o rechazar conceptos preestablecidos. Se destaca el número de
trabajos relacionados con la formación de maestros, con resultados
significativos y contradictorios.
La etnografía, a diferencia de las tradiciones psicológicas y sociológicas
expresadas a través del conductismo y el funcionalismo, no hace eco del
eficientismo, de la normatividad escolar o del deber ser, "el etnógrafo no actúa
como supervisor de un desempeño homogéneo del quehacer en la escuela; su
interés está puesto en documentar los procesos particulares que intervienen en
la constitución de lo escolar en su especificidad cotidiana".6
En América Latina también se han desarrollado otras formas de investigación
con perspectiva crítica respecto a las investigaciones tradicionales, las que han
sido denominadas investigación participativa o de acción. Se caracterizaron por
estudiar al hombre en la sociedad, profundizar en las causas de la marginación
social y generar cambios por medio de la práctica. Está marcada por la
generación de experiencias autosugestivas y la movilización de la conciencia
política. Su diferencia con la etnografía está dada en que la primera enfoca la
comprensión de los procesos educativos, con la posibilidad de incidir o no en
ellos, mientras que la etnografía se interesa por involucrar a toda la comunidad
y hacer propuestas que transformen la realidad existente.
Consideramos que aún, no todos los investigadores etnográficos llegan hasta
el punto de transformar la realidad, la inmensa mayoría describen, explican y
"desmenuzan" el problema, pero las condiciones político-sociales no siempre
les permiten hacer propuestas para transformarla. "Los etnógrafos no deben
quedarse exclusivamente en su dimensión descriptiva, sino como modalidad de
investigación educativa que son, deben coadyuvar también a sugerir
alternativas teóricas y prácticas que impliquen una intervención pedagógica
mejor".7
Dice Rockwell además, que lo esencial de la experiencia etnográfica es
transformarnos a nosotros mismos, es decir, transformar nuestras
concepciones acerca de otros mundos para producir conocimientos y continúa
diciendo que la etnografía es una forma de investigar que obliga a la
reelaboración teórica, que transforma las concepciones sobre la realidad
estudiada.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Good P. La Escuela por dentro. La etnografía en la investigación
educativa. Temas de Educación. Barcelona: Paidos, 1985:
2. Rockwell E. Etnografía y conocimiento crítico de la escuela en América
Latina en perspectivas, 1991;21(2):
3. Paradise R. Etnografía: técnica o perspectiva epistemológica? En:
Rueda Beltrán, M. La etnografía en Educación, Panorama, prácticas y
problemas. México: CISE-UNAM;1994:
4. Montero-Sieburth M. Corrientes, enfoques e influencias de la
investigación cualitativa para Latinoamérica. En: Rueda Beltrán, M. La
etnografía en educación, panorama, prácticas y problemas. México:
CISE-UNAM; 1994:
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etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa. Madrid:
Morata; 1988:
6. Bertely M, Corenstein M. Panorama de la investigación etnográfica: una
mirada a la problemática educativa. En: La etnografía en educación,
panorama, prácticas y problemas. México: CISE-UNAM; 1994:
7. Rockwell E. La etnografía como conocimiento local. En: Rueda Beltrán
M. La etnografía en educación, panorama, prácticas y problemas.
México: CISE-UNAM; 1994:
8. Pérez G. Metodología de la investigación pedagógica y psicológica. 1ra.
Parte. La Habana. Editorial Pueblo y Educación; 1983:
9. Martínez M. La investigación cualitativa etnográfica en educación.
México: Trillas; 1994:
10. Anderson G, Herr K. La historia oral como método para dar poder a los
alumnos: qué indica su propia voz?. En: Rueda Beltrán M, Campos MA.
Investigación etnográfica en educación. México: CISE-UNAM; 1995:
11. Goetz JP. Le Compte MD. Etnografía y diseño cualitativo en
investigación educativa. Madrid: Morata; 1988:
12. Medina P. Ser Maestra, permanecer en la escuela. En: Rueda Beltrán M.
La etnografía en educación panorama, prácticas y problemas. México:
CISE-UNAM; 1994:
Recibido: 3 de junio de 1997. Aprobado: 5 de junio de 1997.
Prof. Nidia Nolla Cao. Ministerio de Salud Pública. Avenida 23 y calle N, El
Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba
LECTURA
Un ejemplo de ello se presentó el primer día del año 2.000, cuando los
televidentes pudieron observar los rituales de comienzo del tercer milenio en
los diversos pueblos del mundo.
<< Escuela nueva no surge desde el contexto de la región sino de un país que
no tiene nada que ver con las culturas nuestras (....) el aculturamiento
precisamente esta allí, en esas cartillas. Allí solo hay mujeres blancas, poco se
ve una negra. Nuestros enseñaron a hablar de cachimbas y las cartillas nos
hablan de pipas...>> (Varios, 1996: 277).
Este anhelo de los grupos étnicos a ser reconocidos como pueblos con culturas
diferentes, esta diciendo que la educación no puede seguir teniendo como
fundamento la verdad absoluta de la ciencia occidental, los valores creencias y
costumbres de los grupos que tradicionalmente han detentado el poder, sino
que debe dar cabida a otras maneras de significar la realidad, a otras lógicas y
otras racionalidades. Por lo cual es urgente un nuevo modelo educativo que
reconozca las múltiples identidades y contribuya a su fortalecimiento.
1.3 El maestro como investigador
4.2.1 Territorio
El territorio para los indígenas y afrocolombianos no es solo una parcela
productiva o un espacio geográfico sino uno de los fundamentos de sus
cosmovisiones o formas particulares de ver y entender el mundo; es un espacio
con significado social y religioso donde habitan los dueños de la naturaleza y
los espíritus de los antepasados con los cuales se vive en permanente
interrelación.
4.2.2 Autonomía
4.2.3 Historia
4.2.6 Etnociencias
considerado como modo de vida el concepto de cultura incluye prácticamente
todos los aspectos de la existencia de los grupos humanos, desde los hábitos
de crianza y educación de los niños y niñas hasta las cosmovisiones y los
conocimientos sobre diversas áreas. Esto ultimo es lo que algunos llaman
etnociencias: etnobótanica, etnozoología, las cuales expresan las diferentes
taxonomías y clasificaciones de los seres.
4.2.7 Pedagogía
Dentro de los temas que se deben investigar con prioridad ocupan un lugar
importante las pedagogías propias. <<Entre nosotros los indígenas han
existido formas de educación propias, que se han fundamentado
principalmente en la forma de vida comunitaria y que deben ser tenidas en
cuenta para retomarlos y enriquecer así nuestra educación actual>> (ONIC,
1982: 17 – 18). El maestro debe investigar su quehacer especifico procurando
elaborar teoría desde su practica, examinando las formas de enfrentar los
problemas que se plantean y estableciendo categorías de análisis que le
permitan construir conocimiento, eliminando esa separación tradicional entre
teoría y practica, que considera la primera como actividad fundamental de los
investigadores y la segunda como una tarea de menor categoría propia de los
maestros.
APRENDIZAJES ESPECIALIZADOS
40
Al parecer el nombre tradicional de este especialista era el de mohán, pero seguramente fue
cambiado por la asociación que desde la sociedad dominante se hacía del mohán con el diablo
o un espíritu maligno. A partir de los procesos de organización política que se dieron en el sur
del Tolima en la década de los setenta del siglo XX, se adoptó la expresión "médico tradicional"
que, además del conocimiento de las plantas, están dotados de un poder
especial, gracias al cual su papel no se relaciona únicamente con la curación
de las enfermedades.
La vocación de una persona depende del carácter del astro que aparece en el
cielo en el momento mismo de su nacimiento. Además, tiene que ver con la
herencia familiar, ya que muchos de ellos reconocen haber aprendido el oficio
de alguno de sus familiares. Los parientes comienzan a darse cuenta de la
vocación del niño porque muestra un comportamiento fuera de lo normal en su
proceso de desarrollo y en sus juegos: algunas veces no quiere jugar con los
niños de su edad; otras veces muestra gran interés por el trabajo del médico
tradicional, por ejemplo, si lo mandan a buscar plantas, las encuentra
rápidamente. Puede suceder que estos niños pierdan el interés en el
curanderismo o su maestro se muera, pero la vocación puede manifestarse de
nuevo en la pubertad, cuando los espíritus y los brujos empiezan a "catearlos",
obligándolos a buscar el tratamiento con un maestro, con quien continúan
luego el aprendizaje.
para denominar a estos especialistas. Esta expresión equivale a lo que es el chamán en otras
culturas. Además, como se señaló en otra parte de este libro, en el Tolima bajo el nombre de
"médico tradicional" se pueden encontrar muchos tipos de agentes curativos, desde los
chamanes propiamente dichos hasta charlatanes y otros que combinan aspectos del
chamanismo con el manejo de plantas o de fármacos de la medicina alopática.
3. El tercer paso es el reconocimiento de los espíritus: el alumno aprende a
identificar cuáles pueden ayudarlo y cuáles pueden hacerle daño. Y aprende,
además, cómo debe tratarlos. Debe aprender a combatir a los que son hostiles
y sostener a los que le ayudan, porque son sus aliados. Pero debe tener
cuidado porque a éstos no los puede dominar. Por ejemplo, el trueno es
considerado como uno de los espíritus ayudantes más poderosos.
Terminadas estas tres etapas, el candidato puede comenzar a curar, pero aún
depende de la ayuda de su maestro, con quien debe permanecer en estrecho
contacto, invocándolo por medio de la coca o de un árbol. El maestro continúa
cerca del alumno para probar sus conocimientos; por ejemplo, se puede
transformar en una culebra para vigilar las plantas buscadas por el futuro
médico tradicional.(ibid, 7).
LA OPOSICIÓN ABSTRACTO-CONCRETO
"El tamborero tiene su oficio en el agua, vive encima del agua y por eso es el
primero que ve el anzuelo. Como no se come, muchos pescadores le tienen
rabia, pero no saben que sin el tamborero los pescados ya se habrían acabado.
Como él es tan dientudo, puede cortar un cabo o un volantín, pero también se
puede comer la carnada, si no queda enganchado. Un anzuelo sin pescado no
coge pescado. Es por eso que el tamborero ampara a los otros pescados"
(Motta González, 1997: 52).
"Jesucristo que hizo el mundo, sabe lo que hace y a cada animal le puso su
condición y su destino. Por eso es que el mundo funciona bien y el hombre no
puede cambiá lo que hizo Dios. E'ta tierra en que e'tamo no cambia, pero los
hombres que e'tamo en ella sí cambiamos" (Ibíd.)
También para los huitotos de Monochoa el orden del mundo fue establecido
desde sus orígenes : "Los diversos tipos de clasificación que se vislumbran en
el manejo vegetal tienen sustentación en conceptos clasificatorios y comienzan
con la selección primigenia en los tiempos de la creación, cuando los
demiurgos escogían las plantas para la vida, dejando venenos, pepas amargas
y yerbas de maldad afuera en el monte" (Garzón y Macuritofe, 1992: 147).
También el origen de los nombres se dio en ese tiempo primigenio: "El saber
de las plantas conlleva el manejo de una compleja nomenclatura que se
remonta a los primeros indicios fitogenéticos. Eran los tiempos de las primeras
experiencias, donde un dolor, una sensación o la enfermedad vencida,
quedaban transformados en materia vegetal o animal, para luego emerger a
este mundo con un nombre que contiene su propia historia y significación"
(Ibíd.: 147).
LA OPOSICIÓN INTELECTO-EMOCIÓN
Las taxonomías dependen de las concepciones que se tengan sobre los seres.
En los casos que hemos visto de sistemas de clasificación de pueblos
indígenas y afrocolombianos, encontramos algunos seres clasificados en
conjuntos diferentes a la manera como los clasifica la cultura occidental; pero
esto obedece precisamente a la significación que estos seres tienen para el
grupo.”
UNIDAD 3: PRINCIPIOS DE LA INVESTIGACIÓN ETNOGRÁFICA
Capítulo 7: Introducción
Lección 19
¿Qué es la etnografía?
<<La meta es, en resumen, llegar a captar el punto de vista del indígena, su
posición ante la vida, comprender la visión de su mundo. Tenemos que estudiar
al hombre y debemos estudiarlo en lo que mas íntimamente le concierne, es
decir, en aquello que le une a la vida. En cada cultura los valores son
ligeramente distintos, la gente tiene distintas aspiraciones, cede a
determinados impulsos, anhela distintas formas de felicidad. En cada cultura se
encuentran distintas instituciones que le sirven al hombre para conseguir sus
intereses vitales, diferentes costumbres gracias a las cuales satisface sus
aspiraciones, distintos códigos morales y legales que recompensan sus
virtudes y castigan sus faltas. Estudiar estas instituciones, costumbres o
códigos, o estudiar el comportamiento y la mentalidad del hombre, sin tomar
conciencia de por que el hombre vive y en que reside su felicidad es, en mi
opinión, desdeñar la recompensa mas grande que podemos esperar obtener
del estudio del hombre>> (Malinowski, 19475: 41 – 42).
4. Mirar la totalidad
<<asumir que para comprender por que las cosas ocurren así, se deben
observar las relaciones existentes entre el ámbito y su contexto, por ejemplo,
entre el aula y la escuela como un todo, incluyendo la comunidad a la que
pertenece el investigador, la economía a la que pertenece el investigador, la
economía, etc. Siempre se debe realizar un juicio sobre el contexto relevante y
se debe explorar el carácter de este contexto hasta donde los recursos lo
permitan>> (Ibidem).
6. Asumir el compromiso
Lección 22
Tomado de http://www.revistaparadigma.org.ve/Doc/Paradigma96/doc2.htm
Fragmento del documento completo: LA INVESTIGACIÓN ETNOGRÁFICA:
Experiencias de su aplicación en el ámbito educativo de Lourdes Denis
Santana
Lidia Gutiérrez Borobia
Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro”
Lección 23
Lección 24
Lección 25
Lección 26
Etnografía:
Una Visión desde la Orientación Analítica
43
Guber, Rosana. 2001. La etnografía. Método, campo y reflexividad. Editorial Norma, Bogotá.
Por Lina Marcela Gil, Carlos Mario Henao y L. Alejandro Peñuela 2
Número 38
Tomado de http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n38/lgil.htmlJesús
Galindo
La docta ignorancia puede ser definida como una disposición para interrogar,
para reconocer la dificultad en acceder a la verdad y aún así insistir en su
búsqueda, es lo que Nicolás de Cusa llamó “docta ignorancia”: “Así pues a
ningún hombre, por más estudioso que sea, le sobrevendrá nada más perfecto
en la doctrina que saberse doctísimo en la ignorancia misma, la cual es propia
de él. Y tanto más docto será cualquiera cuanto más se sepa ignorante” (1973,
27).
Esta ignorancia es docta en tanto reconoce límites y actúa como un motor para
el aprendizaje, la investigación y el deseo de saber. Se diferencia entonces de
lo que podríamos llamar una “ignorancia necia” donde no opera la curiosidad y
hay, en cambio, un conformismo con lo que ya se sabe, sin someterlo a
discusión ni contrastarlo con la práctica. También se opone a lo que algunos
autores llaman la “mistagogía del no saber” para hacer referencia, en el
contexto clínico, a la ausencia de saber en el psicoanalista para intervenir,
cuando lo que en realidad fundamenta su formación es una serie de saberes
que tienen que ver con la teoría, con la experiencia clínica, con su acervo
cultural, consigo mismo; y le permitirán guiar un proceso donde el otro,
paciente, pueda hallar su propio saber.
Ser “docto en algo” supone un trabajo de profundización en un campo del
saber. La idea de Cusa, obispo renacentista del siglo XV, es paradigmática
para pensar el saber del psicoanalista, quien tiene en su haber, una formación
rigurosa tanto en lo teórico como en la práctica adquirida en su propio análisis,
que es precisamente el bagaje que le posibilita saber escuchar, eso que no
sabe, eso inconsciente, que surge cuando se emprende la tarea de analizar-se.
Estar siempre dispuesto a cuestionarse, pensarse puede ser una cualidad del
investigador. Su teoría y conjeturas acerca de la investigación deben estar
suspendidas, es decir debe de estar dispuesto y atento a esperar lo que
proviene del otro y su contexto. El proceso de formalización que realiza el
indagador es siempre provisional, es un punto de partida y de llegada que abre
nuevas posibilidades para comenzar de nuevo. Está dispuesto a reevaluar su
trabajo. Es un intento de aprehender la experiencia de su indagación frente al
objeto que observa. Sus postulados son siempre falseables, están expuestos
siempre a la crítica, lo cual le puede acercar cada vez más a una realidad. No
existen pues conocimientos absolutos que le guíen, es su formación y su
intuición la que le permite establecer su hacer.
la información etnográfica nace para servir a la lógica de la dominación, del
poder pero en el tiempo su sentido se ha ido transformando, hoy aparece como
un camino a la comunicación, un elemento más del oficio de entender al otro,
un componente entre otros de la nueva configuración de la convivencia de lo
múltiple y plural.
A manera de epílogo
Notas:
1 Este texto reproduce con algunas modificaciones un documento base que
hace parte de la investigación: “Caracterización de las metodologías aplicadas
a la enseñabilidad del cálculo en la Universidad EAFIT” (2002).
2 Integrantes del Grupo de Investigación de Desarrollo Estudiantil, Universidad
EAFIT.
3 Freud define la pulsión como un concepto limítrofe entre lo psíquico y lo
somático. En otros términos, podría decirse que en el humano no se habla
propiamente de instintos, sino de pulsión, como efecto de la entrada del sujeto
en el lenguaje.
Referencias:
Alonso, Martín. (1975). Diccionario del español moderno. Ed. Aguilar. Madrid,
España.(1980)
Morfoux, Loui-Marie.(1985). Diccionario de Ciencias Humanas. Barcelona:
Grijalbo.Galindo, Jesús (1997). Sabor a ti. Biblioteca Universidad Veracruzana.
México.
Galindo, Jesús. (1998). Técnicas de Investigación en sociedad, cultura y
comunicación. Addison Wesley Longman. México 1998.
Nicolás de Cusa. (1973) La docta ignorancia. Buenos Aires; Aguilar, Libro I.
Ramírez, G. Carlos Arturo. (2000). Ocurrencias. Policopiado Cooperativa
profesores Universidad de Antioquia.
Ramírez G. Carlos Arturo. (1999) Las Técnicas Analíticas. En Fabulaciones.
Medellín. Policopiado Cooperativa profesores Universidad de Antioquia.
UNIDAD 3. EL PROCESO ETNOGRÁFICO: RECOLECCIÓN DE LA
INFORMACIÓN
Capítulo 10:
Lección 28
Debe seguir unos pasos a través de los cuales tenga la posibilidad de ahondar
en el conocimiento de los procesos sociales y de los problemas, descubrir
aciertos, corregir errores y definir criterios para planear y ejecutar acciones
futuras.
En la investigación puede ser valioso saber qué piensan estas personas sobre
el ritual y sobre la prohibición que tiene ellas en participar.
Los informantes. En todas las comunidades existen algunas personas que por
su experiencia y conocimiento sobre un tema pueden contribuir a una mayor
comprensión de los diferentes procesos sociales. Estas personas son
conocidas como informantes, individuos que por el estatus social, los cargos
que desempeñan, o han desempeñado, sus capacidades personales
(liderazgo, memoria, conocimiento de la tradición oral, del español y/o de la
lengua materna, habilidades comunicativas), se convierten en autoridad en un
determinado tema y sus conocimientos son valorados por la comunidad. En la
investigación etnográfica el recurso al informante ha sido una técnica bastante
utilizada. Se pensaba que el informante podía dar una información válida y
confiable; se buscaba a individuos representativos de un grupo o sector de la
comunidad o de la comunidad misma y a partir de información se escriban
textos sobre la cultura de una comunidad.
En este caso lo importante del informante eran los datos que suministraba ; hoy
se considera que los relatos de los distintos actores no solo son importantes
por la información que suministran, sino por lo que dicen sobre la persona que
los produce. A este último aspecto se le presta gran atención en la actualidad
ya que los relatos pueden decir muchas cosas acerca de sus autores. Conocer
quién es el informante, en qué contexto habla y por qué, contribuye de manera
importante a calibrar la validez de la información, permitiendo conocer los
sesgos de uno u otro tipo que dicha información puede tener (Hammersley y
Atkinson, 1.995).Puede suceder, por ejemplo, que usted como investigador
piense X o Y persona es un informante excelente porque le demuestra mucha
confianza o tiene gran capacidad comunicativa; sin embargo, es probable que
esta persona tenga muchos conflictos al interior de la comunidad y lo busca a
usted con el fin de escapar un poco a esos conflictos. Esto no invalida la
información dada por la persona, pero da a los investigadores otros elementos
de análisis.
Por supuesto los relatos no sólo se intercambian entre los propios actores,
también pueden ser producidos para el etnógrafo. En efecto especialmente
en las primeras fases del trabajo de campo, los actores se suelen esforzar
para que el investigador entienda la situación “correctamente». «Contarle al
investigador como son las cosas”, es una característica recurrente del
trabajo de campo. Frecuentemente el objetivo es contraponerse a lo que
se supone que otros habrán contado al investigador o a lo que,
presumiblemente, serán sus interpretaciones de lo que ha observado
(Hammersley , 1980; Hitchcooc, 1983).
En las calles aprendí que no hay que hacer preguntas. Existen, como
mínimo, dos razones para esta regla. Una se debe a que la gente
se arriesga a ser detenida por la policía o a ser estafada o robada
en la calle. Preguntas sobre tu comportamiento también te las
pueden hacer para saber si te pueden arrestar o para descubrir
cuándo y de qué manera vas a participar en un reparto de dinero o de
heroína. Incluso, si no vemos la conexión directa entre las preguntas
y estos riesgos es porque no hemos entendido todavía el «juego» de
quien pregunta.
(Okely, 1983:45)
Aunque, como indica Okely, a veces hay que sacrificar las preguntas, otras
veces es posible superar la resistencia mediante la modificación de la
manera de preguntar. Lerner (1957) recoge las reacciones defensivas que
encontró cuando empezó a realizar entrevistas a miembros de la élite
francesa, y la estrategia que utilizó para superarlas:
(Hammersely, 1980)
(Dexter, 1970:55)
Las preguntas indirectas son, en realidad, cuestiones abiertas, que no
requieren del entrevistado una respuesta demasiado escueta, ni se limitan a
solicitar un «sí» o un «no» (Spradley, 1979). El papel del investigador en las
preguntas indirectas consiste en aparecer en una posición pasiva. Pero esto
también es engañoso. El entrevistador debe ser un oyente activo, él o ella
deben escuchar lo que se dice para ver cómo se relaciona con el tema de
investigación y cómo puede reflejar las circunstancias de la entrevista. Además,
ésto debe hacerse con un ojo puesto en el desarrollo y la forma que va
tomando la entrevista. Mientras que el objetivo debe ser minimizar la influencia
del investigador en lo que el entrevistado dice, siempre es necesaria alguna
estructuración para determinar que es o no relevante. E incluso cuando lo dicho
sea altamente relevante, puede ser que esté insuficientemente detallado o
concretado, o si la ambigüedad no se resuelve se puede necesitar una mayor
clarificación. Whyte (1953) ilustra un «control» indirecto de la entrevista en las
preguntas que él hacía a Columbus Gary, un representante sindical planteando
reivindicaciones en una planta siderúrgica:
(Whyte, 1953:)
(Nadel, 1939:323)
(Perlmam, 1970:307)
A los investigadores se les suele avisar para evitar el uso de preguntas que
induzcan las respuestas. Cuando se hace una entrevista, es importante no
perder de vista este peligro, pero, a veces, este procedimiento puede ser
extremadamente práctico para verificar hipótesis o intentar penetrar en
nuevos frentes de investigación. Lo que importa es prever la dirección
probable del sesgo que la pregunta introducirá. En efecto, una táctica es
hacer que las cuestiones induzcan las respuestas en el sentido contrario al
que esperamos que vaya la respuesta, para así evitar el riesgo de
confirmar nuestras expectativas de manera simplificadora y engañosa.
Los que han perdido poder pero todavía están informados. Algunos de
los que detentan posiciones de poder y están dispuestos a hablar mal de
sus antecesores. Las personas con experiencia y una situación
consolidada que no corren peligro por lo que otras personas digan o
hagan.
(Dexter, 1970:15)
(Woods, 1981:22)
ENTREVISTADORA: Pero ahora hablas cuando quieres dejar claro tu punto de vista.
CAROL: Sí. Cuando pienso que alguna cosa está mal, digo lo que pienso.
ÁNGELA: Yo también.
CAROL: Me molesta cuando la gente dice que eres muy tímida. A mí me gusta
escuchar los puntos de vista de otras personas.
Conclusión
Lección 31
En cualquier investigación que se lleve a cabo, una de las primeras tareas que
debe realizar el investigador tiene que ver con una revisión bibliográfica en la
que haga un balance del material existente sobre el tema que va a indagar.
Éste ejercicio le permitirá al investigador aprender en un primer momento con
mayor profundidad sobre las temáticas que va a trabajar, así como conocer los
trabajo e investigaciones hechos anteriormente sobre el tema. Dicha actividad
es fundamental, máxime al tener en cuenta que la mayoría de los distintos
procesos sociales han sido estudiados desde distintas perspectivas, lo que ha
de ser tenido en cuneta por el investigador para avanzar en los procesos de
conocimiento y no repetir sobre lo que ya se ha realizado. Si bien esto no
quiere decir que los trabajos existentes deban ser el punto de partida
necesariamente, si aportan elementos importantes para el desarrollo de
cualquier investigación.
Sin embargo las fuentes documentales también pueden situarse como el objeto
de estudio como tal, es decir no como el apoyo para un ejercicio de
investigación, sin o como la fuente prioritaria de la investigación, dependiendo
del tema que se quiera estudiar. Ciertos temas que hacen referencia
especialmente a la historia han de ser investigados preferiblemente desde la
tradición oral en ciertas comunidades. No obstante cuando las comunidades a
investigar cuentan con una historia escrita, con registros, es clave que el
investigador aproveche dichos registros.
DOCUMENTOS
Además del recurso a las fuentes documentales a que nos hemos referido
hasta ahora, en una cultura escrita se pueden emular investigaciones como
la de Zorbaugh y estimular la habilidad de los informantes para crear relatos
escritos destinados a los objetivos de la investigación. Mediante esto se
puede recoger información que complementa otras fuentes de información
en el campo.
(Gamst, 1980:viii)
(Douglas, 1967:163)
(Cicourel, 1976:331)
(Bulmer, 1980:508)
Woods extrae un número de categorías típicas que solían ser usadas por los
profesores para formular tales caracterizaciones normativas:
Indeseable
Deseable
Concentración Hablador
Tranquilo Perezoso
Voluntarioso/Cooperativo
Responsable/Maduro Inmaduro
Alegre Insolente
Obediente Desobediente
(Woods 1979:173)
Garfinkel también llama la atención sobre esta cuestión cuando dice que los
informes deberían ser vistos como «contractuales» en vez de meramente
«descriptivos». Con esto quiere decir que ellos no son descripciones literales
de lo «que ha ocurrido» sino señales de que los profesionales realizan su
trabajo de forma razonable y competente. Esto es algo que ha sido señalado
por Dingwall (1977b) en su estudio sobre las enfermeras a domicilio. Dingwall
atiende a los informes que los estudiantes escriben relatando sus visitas a
los clientes, y nota que puesto que la conducta de su trabajo es invisible a
sus superiores, el informe es el principal instrumento de control
administrativo. Al mismo tiempo, el informe constituye el principal medio para
la autodefensa de los trabajadores.
(Dingwall, 1977b:112)
Archivos
CONCLUSION
REFERENCIAS
- BALLARIN DOMINGO, Pilar; GALLEGO MENDEZ, M0 Teresa; MARTINEZ
BENLLOCH, Isabel (1995). Los estudios de las mujeres en las Universidades
españolas 1975-91. Libro Blanco. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales.
Instituto de la Mujer.
- TORRES RAMIREZ, Isabel de (1995). "Los Estudios de las Mujeres. Qué son
y cuál es el estado de la cuestión en España". Crítica, n1 830, Diciembre 1995,
págs. 23-26.
- TORRES RAMIREZ, Isabel de (1997). "Colecciones monográficas españolas
dedicadas al tema mujer (1975- 1997)". Boletín de la Asociación Andaluza de
Bibliotecarios, año 13, n1 48, Septiembre 1997, págs. 31-40.
5 .- Para realizar un recorrido algo más amplio de lo que son y significan los
Estudios de las Mujeres en Europa, además de la obra citada en la nota
anterior, pueden servir como auxiliares los trabajos siguientes: WISE y KROPS,
Claudia (Ed.). European Women's Studies Guide. II. Utrecht: Women's
International Studies Europe, 1997; y el suplemento al n1 18 del Boletín de
l'ANEF, Etudes féministes et études sur les femmes en France en 1995. Paris:
ANEF, 1995, donde se contiene información bastante actualizada que permite
dibujar con bastante detalle el estado de la cuestión.
6 .- Para una visión panorámica de lo que han sido los Estudios de las Mujeres
en España desde 1975 pueden verse los libros citados en las referencias que
se indican a contibuación: (Ballarin et al, 1995; (Ortiz Gómez et al, 1998) y
(Ortiz Gómez et al, 1999), Libro Blanco y actualización del mismo promovidos
por el Instituto de Estudios de la Mujer.
Lección 34
Sin que logre precisar por qué, noto un ambiente inusitado, diferente del de
tantas otras visitas. La gente va y viene; sale de la casa y entra de nuevo;
hablan en voz baja, mientras continúo en el corredor.
Matilde me ofrece una totuma con panela raspada disuelta en agua, a la cual
ha agregado limón. Luego escribo algunas notas y alrededor de las cinco
vuelvo al tambo de Clemente. Este me recibe en el corredor y nos sentamos en
el sueldo de esterilla de guadua, con los pies colgando y de cada al río San
Juan. Al frente , los límites siempre crecientes de la finca de Reinaldo Valencia
en Umacas comienza a desdibujarse en la sombra de un atardecer oscuro y
lleno de neblina.
15
Fried. 1994. citado por Mónica Espinoza en el libro “Visiones del Medio
Ambiente a través de Tres Etnias Colombianas”, pág. 14.
16
Arocha, Jaime ha implementado esta metodología en el “Observatorio de
Convivencia Étnica de Colombia”, desde 1989.
17
Aportes de Mónica Espinoza en el libro “Visiones del Medio Ambiente a través
de tres Etnias Colombianas”, página 17. 1998.
18
Ibid.
19
Ibid, p 17 y 18
Lección 35
Ayer no hicimos casi nada, fuimos a Morichalito y nos encontramos con Argenis
Bastidas en la camioneta, llegamos a Morichalito y desayunamos con Argenis
(aunque él no comió), llamamos y pude hablar con luís (es muy difícil y caro
comunicarse) le dije que llamará a Daniel. Compramos las cosas como un
abrelatas porque el otro se rompió, pan porque el pan árabe se enmoheció.
Pudimos regresar a Palomo a las 10:30 a.m. y nos pusimos a hacer el croquis,
fuimos a la casa de Juan Carlos García que es una de bloques pintada de azul
al frente; y se puso a hablar con nosotras, nos dijo que es nieto de la Sra. Petra
Reyes y que estaba estudiando en Táchira algo relacionado con metales (no,
con alimentos); es un muchacho bastante simpático y extrovertido. Esta
construyendo en su casa un pozo y un tanque y va a construir un caney. Nos
dijo que quería buscar el titulo de propiedad del territorio Mapoyo en España.
Estuvimos hablando con él de los sitios más cercanos, nuestra conversación
fue como de 40 minutos, después nos fuimos al caney que esta detrás del
preescolar y estuvimos sin hacer nada porque yo me empecé a sentir mal. Nos
quedamos sin agua potable, y no queríamos ir al río, por eso fuimos a la
bodega y nos tomamos un jugo y una malta.
Nos quedamos un rato largo hasta que vino la Sra. Rosa a traernos el
almuerzo, nos trajo un pescado (cachama del Orinoco) y unos tostones de
plátano verde (¡estaban muy ricos!). Se quedo un rato con nosotras
contándonos mitos de “espantos y apariciones”, nos contó la del “pide tabaco”
que es un tipo (aparecido) que viste de negro y que le pide a la gente tabaco,
nos contó los nombres de los sitios más cercanos, y nos dijo que antes vivían
(hace 20 o más años) hacia el norte y que se mudaron para acá por estar más
cerca de la escuela. Después, se fue y nos fuimos al “campamento” dormimos
como una hora desde las 2:30 p.m. hasta las 3:30 p.m. Cuando nos
despertamos nos fuimos al caño Caripito y nos bañamos y buscamos agua.
Estuvimos en el caño una hora desde las cuatro hasta las cinco de la tarde, nos
regresamos al campamento llevamos el agua donde Rosa y nos regresamos.
Tratamos de hacer una crema de champiñones para cenar, pero la cocina de
kerosene falló; así que comimos salchichas con pan y mayonesa y Clight, fue
muy gracioso. Me puse a leer e inmediatamente llegó Ingrid, nos enseño a
decir varias palabras en Piaroa como “tengo una pelusa en el ombligo”. Se fue
a las 10:00 p.m. y nos acostamos a dormir.
Hoy, 3 de febrero de 2006 nos despertamos comimos pan con chez whiz (no
nos falta nada de comida, jeje) y empezamos a caminar para hacer el croquis:
hicimos la escuela, cocina, preescolar, caney, ambulatorio, después el
“complejo cultural” (no se como decirle, creo que es más bien la casa comunal),
el caney de la casa de capitán (que es inmenso), la casa del capitán, la casa de
una de sus hijas (Rosa Bastidas), la casa de Carlos Bastidas (primo de
Argenis) y Elizabeth Pulidor (esposa de Carlos), casa de la Sra. Dominga o
Ramona (la madre del capitán Simón) Bastidas, casa de Alexis Pulidor y Aleida
Barrios, casa de Hilda Barrios y Maximiliano Sandoval y dos casas que no
sabemos el nombre de los dueños. Hoy ha estado prendida todo el día la
planta de electricidad y han estado poniendo el techo de la nueva iglesia.
Al mediodía nos visitó Juan Carlos y nos trajo jugo de caña estuvimos hablando
un rato me dio un dato interesante y es que ellos cortan la madera para la leña
y para construir casas cuando la luna esta llena (otras personas me han dicho
menguante), porque si se corta en otra fecha la madera se echa a perder por
unos coquitos que comen madera, y van haciendo huequitos. Nos contó como
pescan en la laguna, nos dijo que hay unas 24 lagunas por la zona y la más
cercana es la de El Corozo (conocida antes como Caripito) suelen pescar
bagre y pavón (peces de agua dulce). Están muy acostumbrados a estar al aire
libre entonces, irse a vivir a un sitio como Caracas “encerrados” no les gusta.
Después, llegaron el tío de Juan Carlos, Jesús “Chuo” Reyes (hijo de Petra
Reyes) y sobrino de Luís Reyes; y Rafael (?), nos echo un cuento de un
profesor…
Lección 36
El análisis de la información tiene como finalidad arrojar nuevas luces sobre los
temas estudiados, esclareciendo las causas de los problemas y sus
consecuencias, estableciendo las relaciones que existen entre los diversos
problemas, ordenando dichos problemas según la importancia que en un
momento determinado tenga para la comunidad, planteando distintas
alternativas de solución y seleccionando las de mayor prioridad.
El informe de investigación busca a los lectores y a los usuarios del mismo los
detalles más minuciosos de la manera como se adelantó la investigación. El
informe debe dar cuenta de quienes participaron en el proceso; cuáles fueron
los objetivos del proyecto, la metodología y las técnicas empleadas para la
recolección de la información, los referentes conceptuales que se tuvieron en
cuenta para plantear la propuesta y para la recolección y análisis de la
información, los beneficios para la comunidad y las perspectivas de acción para
los resultados.
Lección 37
“El resultado de la tarea etnográfica supone quizás similar lectura que la que
nos proporciona la imagen de un espejo: refleja la realidad pero no es la
realidad, lo que vemos frente al espejo no es «un nosotros» sino una
apariencia de nosotros. La lógica de la construcción especular resulta entonces
quizá inevitable, por profunda que sea la entrega intelectual y emocional del
etnógrafo. (...) Tal vez uno de los caminos posibles para superar esa lógica de
la proyección especular, sea recurrir a un procedimiento similar al que nos
propusiera Lewis Carrol, a partir de las aventuras de Alicia a Través del Espejo.
Precisamente la arriesgada empresa de Alicia supuso trascender las fronteras
refractivas del espejo y penetrar en el mundo que éste contenía. Sus peripecias
en ese aparentemente caótico universo, la obligaron constantemente a aceptar
o moverse dentro de las distintas lógicas que le proponían los diferentes
personajes que encontraba en su camino. A pesar de que dichas lógicas se
manifestaban siempre como irreductibles a la suya, se veía obligada a
aceptarlas a partir de que reconocía su propia ignorancia del mundo de los
otros y la indudable legitimidad de la diferencia. Por otra parte, ella sabía (o
intuía) que todos los acontecimientos aparentemente caóticos dependían de
una definida estructura subyacente representada por las reglas del ajedrez.
Pero reconocer la presencia de ese tablero de ajedrez subyacente a toda
cultura, no equivale a la necesaria búsqueda de una reducción estructural”.46
47
Las etnografías que algunos críticos llaman realistas (la mayorías de las etnografías clásicas)
buscan representar la realidad de un mundo o forma de vida (Marcus & Fischer 1986:23), bajo
la ilusión emprirista de la naturaleza no mediada de los datos obtenidos en terreno, a través de
distintos recursos: el ocultamiento de la presencia del autor en el texto y del investigador en el
campo; la supresión de la perspectiva del individuo miembro de una cultura a favor de un
tipificado punto de vista nativo, y la ubicación de la cultura en un presente etnográfico temporal.
La etnografía realista busca su legitimidad fundiendo realidad empírica, trabajo de campo y
representación textual, fusión vehiculizada por la presencia directa del autor en la planificación
de la investigación, en el campo y en la redacción (Van Maanen 1995: 7). “…lo que da al
etnógrafo autoridad y al texto un sentido general de realidad concreta es la pretensión del
escitor de representar un mundo tan sólo como alguien que lo conoció de primera mano puede
hacerlo, constituyendo así un fuerte lazo entre la escritura etnográfica y el trabajo de campo.”
(Marcus & fisher 1996:23, n.t.) En vez las etnografías que estos críticos llaman
“experimentales” de-construyen esta yuxtaposición y explicitan el proceso de exposición e
investigación tanto en el campo como en el gabinete. El objetivo es presentar la voz del autor
como una más, en diálogo y tensión con los nativos, cuya representación siempre se ejerce
desde algún posicionamiento. (Marcus & Cushman 1982; Marcus & Fischer 1986)
“Esta línea de trabajo parece hacer justicia a lo que se revela como una
diferencia crucial con la época de Malinowski: hoy los nativos sí leen aquello
que se escribe sobre ellos, frecuentemente poniendo en tela de juicio las
conclusiones “autorizadas” de los etnógrafos (Bretell 1996). En este punto la
globalización es tan ostensible que, aunque no llegue a revertir las asimetrías
sociales, culturales y políticas, alcanza a poner en contacto, siquiera
mediatizado, a las múltiples fuentes de saberes que produce el género humano
en sus más variadas formas. Ésta es, quizás, la razón práctica para seguir
haciendo etnografía: someter nuestras elucubraciones epistemo-etno-céntricas
al diálogo con las urgencias, las historias y las vidas de los nativos de cualquier
punto del planeta” (bid. 126-127)
En esta parte quiero resumir y comentar los dos "libros mayores" que abren la
discusión general acerca del problema de la representación en la etnografía.
Esto nos permitirá comprender el trasfondo desde el cual escribo este trabajo.
1.1 Primer Libro
El primer libro se llama Writting Culture. The Poetics and Politics of
Ethnography de James Clifford y George Marcus, publicado en 1986. Este
libro es una colección de nueve ensayos enfocados, sustancialmente, sobre la
"construcción de textos etnográficos", en el contexto de producción de la
antropología cultural norteamericana.
Virtualmente, casi todos los ensayos analizan críticamente la práctica de la
escritura etnográfica. Esta visión crítica surge de la constatación de que todas
las representaciones son, en verdad, construcciones sociales altamente
ideologizadas por la cultura que representa. De este modo, los Otros que
parecen en nuestras etnografías más que Otros en sus propios términos son
Otros en nuestros términos.
Los editores hablan de la "poética y política de la representación cultural".
Entendiendo por "poética" a la construcción retórica - persuasiva - y trópica -
metafórica - de toda realidad. Los textos etnográficos aparecen así como
juegos de lenguaje retóricos que buscan persuadir al lector de que lo dicho
respecto a lo representado es una verdad empírica fundada en el hecho de que
el etnógrafo realmente estuvo allí, donde los nativos. Por "política de la
representación cultural" se entienden los contextos de desigualdad de poder,
tanto en el plano local como mundial, así como las formaciones institucionales,
dentro de los cuales son producidos los textos etnográficos. Un texto
etnográfico, en este sentido, no es un producto inocente del conocimiento
científico, sino una construcción interesada en producir determinados efectos
sobre el cuerpo social y sus representaciones.
La ordenación secuencial del libro muestra una progresión general desde
estudios más bien centrados en el análisis textual hacia otros que cuestionan
tal énfasis, sin desconocer el problema de la representación. Asimismo, los
ensayos tienden a moverse entre las críticas retrospectivas de las
convenciones etnográficas de escritura y las discusiones sobre posibilidades
actuales de experimentación textual dentro de la etnografía.
Una comprensión global de este volumen, en función de los criterios de
selección que determinan mi lectura y entendimiento, me permiten resaltar las
siguientes ideas centrales tocadas, en mayor o menor medida, por todos los
ensayos:
Sobre el Autor. El autor de un texto etnográfico, generalmente, tiende a
desaparecer en tanto persona que narra. La escritura semeja hablar por sí
misma, o mejor dicho, la realidad semeja hablar a través del texto. Por ejemplo,
Bronislaw Malinowski, en su libro Los Argonautas del Pacífico Occidental
(1986:49), dice:
"La punta Este de Nueva Guinea es una región tropical donde la diferencia
entre la estación húmeda y la seca no es muy marcada. De hecho, no hay una
estación seca acentuada, de modo que la tierra siempre está cubierta de un
verde intenso y brillante que contrasta vivamente con el azul del mar."
En ninguna parte de este trozo de texto aparece un "yo" enunciador explícito.
Las cosas que describe Malinowski parecen ser lo que son con independencia
de él. A esto se refieren los ensayistas cuando hablan de la desaparición del
autor en el texto.
Fragmentación. Toda descripción es parcial. Nunca se puede capturar la
totalidad a partir de fragmentos experienciales, los cuales están condicionados
histórica, social e institucionalmente. Esto tiene que ver con la pretensión de
algunas etnografías, más bien tradicionales, de capturar un todo cultural a
través de la representación. Para algunos, el ensayo de Clifford Geertz sobre la
riña de gallos en Bali es un ejemplo de etnografía, donde a través de la
representación de un evento cultural específico se pretende caracterizar todo
un modo de ser cultural, en este caso el carácter Balinés.
Intertextualidad. Los textos no son autosuficientes, siempre remiten a otros
textos. Por tal razón, hablamos de "intertextualidad", algo así como
convenciones y códigos ya establecidos de comunicación. Es decir, desde esta
perspectiva, no hay escritura pura de la realidad, en tanto no contaminada por
otras escrituras. Por ejemplo, algunos investigadores han argumentado a favor
de ciertos parecidos estilísticos entre la escritura Malinowskiana y la del
escritor, leído por Malinowski, Joseph Conrad.
Traducción. No se puede desatender o ignorar el hecho de la "traducción
cultural", presente en toda comprensión de la diferencia y, en consecuencia, en
todo texto que se refiera a otra cultura. Esto apunta a uno de los dilemas más
penetrantes de la antropología comprensiva: ¿cómo acceder al mundo de los
otros? ¿cómo captar su punto de vista? La idea de la traducción cultural niega
la posibilidad de un conocimiento no mediado de ese punto de vista nativo.
Siempre el conocimiento etnográfico parte de conceptos y premisas de su
propia cultura con las cuales clasifica la realidad de los Otros.
Literatura. Los textos etnográficos son tan literarios en su construcción como
lo es una novela. Simplemente cambia la expectativa que da sentido a una u
otra forma de escritura. La metáfora y otros tropos son algo natural y común en
nuestro lenguaje y, por tanto, impregnan todas nuestras convenciones de
habla. En consecuencia, hasta las etnografías más "científicas" (rigurosamente
empíricas) están embuídas por la plurivocidad del lenguaje. Veamos un
ejemplo sacado del mismo texto de Malinowski (Ibid:49):
"Imaginémosnos navegando a lo largo de la costa sur de Nueva Guinea, rumbo
a su extremo oriental. Más o menos hacia la mitad de la bahía de Orangerie
llegamos a la frontera de los massim, que se extiende desde este punto y en
dirección noroeste hasta la costa septentrional, cerca de cabo Nelson."
"Imaginémosnos": una palabra para invitar al lector a un viaje imaginario por la
costa sur de Nueva Guinea. Aquí el lector se vuelve trabajador de campo, pero
en el texto. Este es un recurso retórico literario que pasa, en el contexto del
trabajo, que está lleno de tales expresiones, inadvertido. Nos basta sólo una
palabra para adentrarnos en la literatura.
Experimentación. Por último, es conveniente buscar nuevos modos de
escritura que den cuenta de la naturaleza interpretativa de nuestra experiencia
de la realidad, que se plasma en nuestras representaciones. Asimismo, es
fundamental que el "otro" tenga la posibilidad de hacer escuchar "su voz" en el
texto, sin represiones o limitaciones impuestas por el etnógrafo.
1.2 Segundo Libro
El segundo libro que quiero resumir y comentar se llama Anthropology as
Cultural Critique, de George Marcus y Michael J. Fischer, también publicado
en el año 1986. Si bien los autores del texto declaran que su intención es
clarificar la situación presente de la antropología cultural y social en Estados
Unidos, lo cierto es que el punto central del libro es un análisis de la práctica
etnográfica de la descripción, tanto en su modo realista tradicional como en el
sentido de los nuevos experimentos en la escritura que tratan de buscar modos
de representación que hagan justicia del mundo postmoderno y postcolonialista
que vivimos.
Se trata de rescatar la intención crítica de la antropología cultural tradicional,
con sus conceptos de "relativismo cultural" y "etnocentrismo", pero produciendo
ese efecto de extrañamiento en el mismo modo de escritura y, así, provocar
una alienación de nuestro modo habitual de comprender las cosas que nos
revele la diferencia y nos retorne a nuestro mundo de sentido común,
renovados.
Sin duda los temas tratados son diversos, pero el núcleo de la discusión se
encuentra en la preocupación político - ético - epistemológica de cómo
representar a los otros respetando su originalidad y estando conscientes de
nuestro ejercicio de poder.
El problema político de la etnografía está en el ejercicio de poder que
representa objetivizar a los Otro bajo nuestro punto de vista. Es el viejo tema
del etnocentrismo de nuestro conocimiento llevado al extremo de la
autoreflexividad. No sólo debemos ser conscientes de nuestro etnocentrismo,
sino, además, conscientes de que nuestra consciencia etnocentrista también es
propia de nuestra cultura. Sólo siendo reflexivos podemos escapar a la
pretensión de autoridad que reflejan nuestras etnografías.
El problema ético está estrechamente relacionado con el político, si es que no
son uno y el mismo. En palabras de Clifford Geertz (1989:143), el problema es
el siguiente:
"La entrada de los pueblos en otro tiempo colonizados o marginados (portando
sus propias máscaras, recitando sus propios textos) es la escena global de la
economía, de la alta política internacional y de la cultura mundial ha hecho que
la pretensión del antropólogo de convertirse en tribuna de los marginados,
representante de los invisibles, velador de los tergiversados, resulta cada vez
más difícil de sostener."
Este es el llamado problema de la "voz" del Otro. Los Otros tienen su propia
voz para hablar de sí mismos. Si no son ellos mismos los que se representan,
al menos deberíamos dejar espacio en nuestras etnografías para que las
múltiples voces de los Otros se expresen e incluso discrepen con la nuestra. La
idea es evitar el "monólogo" y orientarse hacia el "dialogo" y la "polifonía".
Por otra parte, el problema epistemológico dice relación con: ¿cómo hacer una
etnografía polifónica, sin caer en la representación? Esto se presenta como un
problema insoluble, toda vez que representar el diálogo o la polifonía, niega la
participación que esos conceptos evocan. Quizás la única alternativa, sostienen
los autores, sea la autoría dispersa o compartida con los nativos. Esto significa
que el texto etnográfico debe ser escrito, como los Evangelios de la Biblia, por
varios personajes, uno de los cuales puede ser el etnógrafo.
En definitiva, la gran inquietud por parte de la mayoría de los autores, dentro de
esta discusión, es ya sea: defender la autoridad o validez de la descripción
etnográfica como modo de dar cuenta del Otro - admitiendo que toda
descripción es siempre del descriptor - o, atacar dicha postura, alegando y
denunciando el acto represivo - sobre el otro - que significa representarlo.
Represivo porque anula la voz de quienes ya no están bajo la tutela de
occidente y que, por tanto, ahora pueden hablar por sí mismos y de sí mismos.
Los dos libros comentados son referencia obligada, en cierto sentido, claro
está, para la discusión más amplia del problema de la representación en
antropología y las ciencias humanas. Con lo ya dicho no pretendo haber
agotado las cuestiones en ellos planteadas, tan sólo sobresaltar los tópicos
que, según mi parecer, tenían más relevancia para la discusión que se
desarrollará más adelante en este trabajo.
2. Realidad y Descripción
Tomado de
http://www.ugr.es/~pwlac/G22_24RositaAndrea_Pantoja_Barco.html
rpantoja@unicauca.edu.co
sus "posibles" orígenes. Considero importante destacar dentro de los muchos
análisis sobre el tema (pues no es la intención del escrito ahondar en el
concepto y los orígenes de la modernidad y lo moderno), los postulados de
Octavio Paz en Los hijos del limo (1990), pues a la vez que puntuales, resultan
iluminadores al llevarnos más allá de la simple aplicación del termino a las
variaciones políticas y económicas. Así pues, modernidad será en este escrito
entendida como un complejo proceso de rupturas culturales, rupturas de todo lo
existente y de las rupturas mismas, que desde luego se han hecho presentes
en todas las épocas históricas (modernismo en la Edad Media, modernismo en
el clasicismo, etc.), con la variante de que es esta época (el hoy) la que
reclama esa denominación. En este sentido, la modernidad se manifiesta como
un quebrantamiento de una tradición, así, la heterogeneidad, la discontinuidad,
la irregularidad se constituyen en una característica básica de lo moderno.
Siendo la ruptura de la tradición y el engendramiento de "tradiciones móviles",
la característica primordial de lo moderno, esta serie de disgregaciones
implican a su vez, una discontinuidad del tiempo o mejor, una negación de la
linealidad de este y en este sentido una pluralidad de pasados que van creando
una "extrañeza radical", por eso nuestro sujeto X que hasta la noche anterior
tenia un concepto de sí, es en la mañana siguiente un sujeto susceptible a su
propio extrañamiento, pareciera entonces que cada mañana, tomara la forma
de ruptura de la tradición de la noche e implicara siempre un nuevo amanecer,
un nuevo comienzo que bebe de una multiplicidad de noches, de una
diversidad de acontecimientos irregulares.
Donde todo sucede abruptamente, se produce sin duda la disolución de las
oposiciones y los distanciamientos, y tal papel es potestad de la critica, pues
ella constituye un mecanismo de deconstrucción de lo que reafirma (ella
misma) y de lo que niega (la critica), pero siempre ratificando el cambio
perpetuo, el inminente devenir de los hombres y el mundo. De manera que
entender la modernidad principalmente como variación, transgresión y ruptura
(aunque no siempre novedosa), y a la critica como su principio deconstructor,
significa e implica, examinar el aquí y el ahora como una manifestación
inmediata del cambio, en este sentido, la tarea del antropólogo y en
consecuencia del etnógrafo, como estudiosos del hombre y su cultura,
consistirá en la deconstrucción de las categorías de estudio de lo humano -
pues el humano ha variado-, no para volver a tejerlas en sus dimensiones
tradicionales, sino por el contrario para tejer la tela de la cultura ya no
solamente en repeticiones y constantes sino y sobre todo, en variaciones y
tensiones. Por esto, no es extraño encontrar a Susana Piñacué (s. f.: 2)
hablando de un nosotras (mujeres nasa) con poder, conscientes de su
importancia dentro y fuera del grupo; la otrora pasiva, incomunicada, sin fuerza,
se convierte en un nosotras "gestora de cultura" y como ella misma lo dice,
"constructora y transmisora de identidad" (ibídem: 3), de manera pues, que el
cambio en su inevitabilidad, ha engendrado a un nosotros, y a un ellas
(identificadas con la etnógrafa) conscientes de su singularidad.
Así expresado, la critica (conciencia de la ruptura de lo estático) es sin duda lo
que lleva a la etnógrafa a incluirse y a extender su campo de estudio hacia una
reflexión sobre el adentro y el afuera, siendo entonces esta postura reflexiva, el
mecanismo fundador de lo moderno, reafirmador de lo tradicional integrado a lo
moderno y por supuesto negador de lo moderno que violenta, así, se va
tejiendo una de las consecuencias que a mi modo de ver, tiene mayores
implicaciones para la disciplina pues la modernidad en su cualidad primordial
de ser una perpetua posibilidad, o como lo dirá Octavio Paz, de ser,
"movimiento, cambio, marcha hacia la tierra movible del futuro" (1990: 45), es
la diseminación de las conexiones, la mutación de un ellos, de un él, de un
nosotros, de un yo, hacia la totalidad de lo humano, como posibilidad de
conocimiento; todos esos fragmentos son entonces ahora, una red íntimamente
conectada, imposibilitada para los distanciamientos puesto que la vecindad ha
sustituido a la lejanía del otro. Posturas criticas diversas, que hacen consciente
el continuo devenir de lo humano, son el camino que la modernidad obliga a
seguir si lo que se espera es el examen de todos los principios que fundan la
cultura humana moderna, la cultura del movimiento, la era del hacerse y
deshacerse vertiginoso en un tiempo que se desliza y se pliega, trazando
siempre formas discontinuas y variadas (mujer nasa pasiva, marginal, exiliada;
hacia mujer total, incluida, rodeada de poder).
Entonces ser modernos y ser etnógrafos a la vez, "nos lanza al encuentro de
nosotros mismos" (Paz 1990: 51), he ahí que este es el suceso más relevante
de esta discusión, pues en este devenir incontenible, destructor, edificador,
surge la alteridad como una posibilidad para comprendernos a nosotros
mismos, en la contradicción y el enfrentamiento que surge de la deconstrucción
(crítica) de nuestra conciencia de sí, enfrentada a la avasalladora otredad que
se mueve incontenible, siempre conectada con nosotros; pues no hay nada
más revolucionario que percatarse que uno es una multiplicidad conectada a
otras muchas. Y es justamente esta conexión con lo múltiple de nosotros
mismos y de los otros, lo que me permite plantear el problema de la critica
etnográfica (como especificidad de la critica antropológica), como un problema
de escritura, escritura de un nosotros total y poético, abierto a todas las
inclusiones y expresiones, donde no tenga que devolverse nada porque nada
ha sido tomado por la fuerza. Por consiguiente, la variación constante de lo
humano, solo visible con la consciencia critica de la modernidad, ha generado
una progresiva especialización y diversificación en la antropología, dicha
pluralización ha dado lugar a una ambiciosa tarea: crear una multiplicidad de
antropologías, que puedan alcanzar la multiplicidad de la alteridad (y hasta la
alteridad de uno mismo) y que a su vez hace sumamente complejo el proyecto,
para una delimitación de las trayectorias de la disciplina en el contexto de la
modernidad.
Pero aunque variada sea la existencia e intereses de la antropología, no cabe
duda que especialmente en los años sesenta se difunde un sentimiento de
crisis de conciencia y de identidad profesional en amplios sectores de la
disciplina, obviamente también en la antropología hecha por latinoamericanos
en Latinoamérica (antropología latinoamericana). Así pues, este sentimiento de
crisis, sobre todo en América Latina (según nuestro interés), produce unas
causas, particularidades, y unas consecuencias tanto teóricas como
etnográficas que no sólo evalúan el quehacer antropológico actual, sino que
desde unos planteamientos críticos deconstruyen ese quehacer. Como
consecuencias inmediatas de dicha postura critica, o postura moderna de la
antropología latinoamericana, el contacto con la alteridad se plantea como un
desafío a los supuestos y prácticas antropológicas clásicas sobre el otro, de
esta manera, se producen replanteamientos sobre los objetivos históricos y
contemporáneos de la disciplina, además, se va creando un contexto de
incertidumbre y tensión, producto de los enfrentamientos constantes y
desgarradores entre las practicas actuales, y los determinismos, los
materialismos, los diversos enfoques simbólicos, los universalismos, los
estructuralismos y los particularismos que constituían (y siguen constituyendo)
una tradición antropológica bastante arraigada. Pero como fruto de la tensión
reinante en la disciplina, otro habrá de constituirse en el objetivo de sus
investigaciones: el desplazamiento de la mirada antropológica tradicional, hacia
un nuevo espacio de conflicto, hacia el espacio de un nosotros mismos en
relación (con ego y otro), un sí mismo susceptible y estrechamente unido a la
diferencia.
Pero el meollo del asunto sobre si hay o no una etnografía Latinoamericana, es
que todo a cambiado, el terreno firme que muchos etnógrafos europeos y
norteamericanos pisaban en Latinoamérica, (con este poco de buenos salvajes
y pobres susceptibles al "manoseo epistémico"), ha devenido en arenas
movedizas que necesitan sin duda que nos alivianemos y ese es cambio el que
debe entrar en el conocimiento antropológico. Ya nada es seguro, el otro ya no
existe, ya no soporta estigmas, ya habla y más aun, grita a todo pulmón, por lo
tanto, se hace necesario reflexionar sobre ese otro que es un nosotros
complejo y multifacético y principalmente plantear la manera correcta de
enfrentarnos a él y a nosotros mismos en la escritura, pues a lo mejor,
logremos entendernos en lo cotidiano, pero en el terreno de la escritura es
donde se juega el doble de lo ya expuesto. Salvar los abismos sin anularlos por
completo es a mi modo de ver, el reto que estos nuevos sujetos nos imponen,
lo complicado estriba en el modo preciso para trazar lo vivido de la cultura en el
"papel". Obviamente esto solo puede saberse en el centro del juego
etnográfico, más adelante sin embargo, intentare plantear a grandes rasgos
algunos de mis hallazgos, frutos todos del trabajo etnográfico.
Como veníamos diciendo, nada, absolutamente nada en este profundo devenir
puede considerarse mera ficción, y son justamente tales tensiones, conflictos,
el deshacerse del tiempo lineal, el desaparecer de lo mismo para fundarse lo
diverso, el posible origen de una etnografía latinoamericana. Pero para
examinar la emergencia, o mejor, el reconocimiento de que algo esta pasando,
de que algo se incuba en los antropólogos-etnógrafos de América Latina, es
preciso seguir indagando sobre otros aspectos como el relacionado con el
surgimiento de "nuevos" sujetos, que por obvias razones ya no son los mismos
que una noche cerraron sus ojos para soñar el sueño del cambio. Un doble
proceso es de una manera sucinta y a mi juicio el derrotero de dicha etnografía
Latinoamericana: ver los continuos devenires y así mismo, traducirlos en
conocimiento en la escritura, considerando siempre que es la vida de otro y un
yo como totalidad lo que se juega.
Bibliografía
Blanchot, Maurice 1976 La risa de los dioses. Madrid, Taurus.
Deleuze, Gilles 1996 Crítica y clínica. Barcelona, Anagrama.
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sensibilidad de una cultura, Popayán siglos XVII y XVIII. Monografía de Grado.
Popayán, Universidad del Cauca.
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Riaño-Alcalá, Pilar 1999 "Recuerdos metodológicos: El taller y la investigación
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Vasco, Luis Guillermo 2002 "En busca de una vía metodológica propia", en
Entre selva y páramo. Bogotá, ICANH.
Vich, Víctor 2001 El discurso de la calle. Lima, Pontificia Universidad Católica
del Perú
Capítulo 14: Leyendo etnografías
Lección 40
Uno de los ejercicios más productivos para quien está interesado en hacer
etnografía tiene que ver con la lectura de etnografías.
Siguiendo esta dirección se puede decir que una buena etnografía, en términos
ideales, debe conjugar en sí misma la destreza de mostrar los resultados
rigurosos de la investigación con una escritura atractiva para el público al cual
va dirigida. Recordemos que la metodología de investigación escogida por el
investigador para su tema de estudio se encuentra estrechamente relacionada
al tipo de investigación que éste va a realizar. Así mismo la forma de
presentación de la investigación tiene que ver con el “público” o los lectores a
quién va dirigido el estudio.
Al respecto dice Rossana Guber citando a S.E. Toulmin: “Leer una etnografía
requiere identificar las pretensiones o propósitos de la etnografía y evaluarlos
con referencia a los datos presentados como su fundamento” (S.E. Toulmin en
GUBER, 2001: 122)
Pero no son las puntadas las únicas señales de la muerte. El que ¨ va a pasar
a mejor vida ¨, respira fatigosamente, se comprimen sus labios, suda frió la
frente amarillenta, se secan las mucosas, crece la glerosa en las córneas.
Como hádala, se cierra el recto, se corre hacia atrás el sexo de las mujeres.
Hay batalla con seres invisibles. Es la lucha con el diablo que está agazapado
en el aire, en espera del ánima del enfermo para llevarlo a los infiernos.
Mas si no termina así, se raspa la uña del dedo pulgar de la mano derecha y se
da a beber al desgraciado. Si continua con vida, se traen a su lecho a los
enemigos que ha tenido para que lo perdonen. Si no expira todavía, y se sabe
que ha robado cosas sagradas, se le ponen en el pecho los objetos hurtados.
El sacramento de la Extremaunción se aplica en estos casos para apartarlo de
la tierra.
Tapados los espejos donde podría reflejarse la imagen del muerto, se lava el
cuerpo con agua que contiene ramas de altamisa. Se empieza por la cabeza,
golpeando la corona para despertarlo si esta vivo. El líquido utilizado se arroja
por la cocina de la habitación para que no sea pisado, ya que lleva la parte del
mal o porque se vuelve sagrado. Baño de purificación, afeite de la cabeza y la
barba, corte uñas, tapones de algodón en la nariz, oídos y otros orificios, son
realizados por miembros familiares o amigos, del mismo sexo del que se
adereza y compone.
Con este atuendo se desea que el fallecido se presente al tribunal divino con
higiene y decencia. Vestido con sus mejores prendas, en algunos lugares del
Atraco, San Juan y el Cauca, o con pijama, calzoncillos y medias negras en
pueblos como Tumaco y Quibdó, se envuelve en una sábana blanca. Si se ha
zafado la mandíbula, se anuda el barboquejo. Para evitar actos desagradables,
se cruza el ano con trapos inservibles, o se anuda la pierna derecha con una
cuerda recia, o se sujetan los dos pulgares y anulares de la, mano derecha, o
se ligan el brazo derecho y la pierna izquierda, o se coloca en el abdomen una
piedra o un poco de cal viva, un hacha u otro trozo d metal. Con estos
pormenores se detiene el descendimiento del estómago, la prematura
descomposición.
___
Vida y muerte son términos que no alcanzan a definir con precisión los negros
del Pacifico. Vida es movimiento, acción, oportunidad de hacer algo visible,
dijeron sesenta y dos informantes. En corroboración de este concepto, nos
hicieron ver que estaban vivos los animales, los ríos, las nubes del cielo, las
ramas de los árboles, el sol, la luna, las estrellas, el viento.
Por el contrario, están muertos los pozos o charcas, las piedras y los troncos.
El mismo sueño es muerte aparente. “El sueño es imagen de la muerte”, dicen
con frecuencia. Esto recuerda pasajes de la mitología clásica donde Somnus,
dios del sueño, y Mors, dios de la muerte, se suponen hijos de Nox, diosa de la
noche. El negro cree y espera el juicio final porque en aquella ocasión se
despertarán sus amigos del descanso que padecen.
3
Altar o túmulo. Velorio negro. Velorio de un niño negro. Velorio indígena
En efecto: una sábana blanca que cubre la pared escogida, otra, en ángulo con
la primera, para el cielo raso; gradas de cajones; adornos de cintas, telas o
papel negros a los lado cinco velas o luces; imágenes de santos en los
escalones y un crucifijo en la cúspide de la pirámide, componen la tumba. Esta
obra, ejecutada por hombres, mujeres y niños, se torna sagrada desde el
momento que el difunto toma posesión de ella, unas veces con la cabeza a la
calle, y otras en forma contraria, como si buscaran los dolientes meter la frente
ardida del fallecido en las llagas del crucificado.
El paño en la frente, hasta principios de este siglo, era de fula negra, bendecido
por el sacerdote, sin más uso que el de velar los cadáveres de la aldea o del
pueblo. Aunque se daba en préstamo, reposaba en el seno de una familia
honorable volvía a ella al décimo día, sin que hubiera sido salvado o culpado
en menesteres de mesa o mantas de matrimonios o muchachos. El que osaba
utilizarlo en estas menudencia, ¨ veía en él caras ojos de seres desaparecidos
¨, según relatan catorce informadores.
No falta en el altar un vaso de agua con una rama de albahaca blanda.
El agua debe ser fresca, limpia, destinada a ser aliciente del muerto, si por
desgracia se marchó con sed. El jarro puede colocarlo cualquier persona y
permanecerá allí, entre calor del ambiente y las luminarias de los candeleros,
hasta el último día de las novenas. En esta ocasión, lo que ha dejado la
evaporación o el espíritu, se vacía detrás de la habitación de los oficios, en
donde no pueda ser pisoteado por mortales. El que vierte no debe ser mujer
recién preñada ni menstruante, dijeron los instructores de Noanamá y El Cajón,
pero se callaron las razones.
Esto no empece para que esta misma mujer, poco después, se la vea
charlando alegremente con amigos, riendo abiertamente, o en trance de
conseguir un consorte que reemplace al fantasma. Este hacho lo cantó la
copla:
En la edición número 421 del mismo periódico, se trazan los rumbos por seguir
en estas celebraciones:
Rezandero:
-“Anima del purgatorio
La más querida de Dios…”
Coro:
-“Ruégale a mi Dios por mí
Que yo rogaré por vos…”
Termina una pasata de tigre o conejo, de una oración o del reparto de las tazas
de café, galletas o rebanadas de pan, cigarros o cigarrillos, comienzan los
cantos religiosos que se acostumbran. En estos poemas la voz se hace honda,
melancólica, en donde se puede apreciar la riqueza tonal de la negredumbre, la
voz cascada de los púberes, el bajo profundo de los mayores, el juego de
sonidos que se enredan en las gargantas que tiemblan. Cuando se descansa,
se oyen lamentos de viudas y huérfanos, alabanzas del fallecido que van
saliendo espontáneas de los corazones acelerados.
1. Santo Dios,
Santo Fuerte,
Santo Inmortal,
Líbranos, señor;
de todo mal.
3. ya lo ángeles lo llevan
a los reinos de la gloria,
y lo ponen en presencia
de la divina custodia.
___
Muerto el niño, se lava y se viste con su traje más pomposo. Palma y corona,
regalo de los padrinos, se levanta airosa entre encajes y flores de heliotropo,
rosas blancas, claveles y mano de león. Cuando faltan estos aderezos,
aparecen los gallardetes de papel plateado, lazos de variados matices,
predominando el rojo, el azul o el amarillo claro, colores de buena acogida
entre los campesinos. De la palma prende un adorno largo que servirá a la
madrina para salir del purgatorio. Completamente el vestuario de la criatura la
flor del pico, símbolo de inocencia.
Con la noticia del chigualo, corren las canoas y los postas en todas las
direcciones. Al atardecer van asomando los viejos cantadores, los peritos en
arrullos, hombres con espermas, tragos y tabacos, lo que se tenía preparado
pata minga del arroz o del platanal, la botella de anís o los granos de café que
se dan con alegría que se vislumbra en los ojos, y en la boca, en la mano
franca en el gesto desenvuelto.
Después de cenar, comienza el velorio. Al pie del altar se sientan hombres y
mujeres, decimeros y músicos, jóvenes de ambos sexos. Casi siempre se
rompe con un romance como éste:
O así:
O de esta manera:
“que se va la mulata
para Iscuandéese!
por aquí la despacho,
por acá se jué…”
No hay altar ni otras luces que las de los ambiles. El cadáver envuelto en su
cobija, sin almohada, tendido en el suelo, en estera o damagua, en un trozo de
piragua o canoa, o liado a la corteza de baldo, árbol que nos derriba en las
siembras, teniendo en cuenta su uso en la funebria, reposa sin afeites de
ninguna clase. En espera de la familia lejana el cuerpo debe estar ahí tres o
cuatro noches, una semana, hasta que llegue el último de los parientes que
trabaja en Río Azul, en El Carmen de Atrato, en el alto de San Juan, en
Riosucio o Salaquí, en los cañones des Baudó o en las quiebras de Tutunendo.
Son poco más de las cuatro en Tunucó Abajo; doña Gregoria, precedida por
Chubasco, uno de los perros de la casa, baja a llamarme: “don Julián, ya voy a
echar mis tortillas”. Por el humo que sale por el techo de palma del ranchito
supongo que doña Gregoria lleva un buen rato levantada; al llegar a la casa
está moldeando con sus manos la primera tortilla de la mañana, ya tiene molido
el nixtamal preparado la noche anterior. Ella lleva más de una hora en pie. Al
levantarse tuvo que “alistar” el fuego y rápidamente ponerse a moler, a cocer el
fríjol, a preparar agua para el café y a cocer más maíz para las tortillas del
almuerzo; hoy algo más temprano que de costumbre porque tienen mozos en
el “guatal” (parcela de tierra que se va a desmontar para sembrar milpa) y debe
hacer mucha masa.
Cuando llago a la cocina, doña Gregoria, como siempre, dejo lo que está
haciendo coge uno de los banquitos, lo coloca en uno de los rincones de la
habitación y me lo ofrece: “ahí`stá el banquito, descanse”.
María, la hija de don Luis, esposo de doña Gregoria, también está levantada y
preparando café en una olla de barro. Hoy a soñado, y como siempre que se
sueña, contarlo es la primera preocupación del día; doña Gregoria para un
poco de trajinar para oír el “revelo” de María.
“yo soñé un sueño, soñé que estaba en una casa y yo sentí que me
dormía en una cama pero no era mi cama, aparecía un señor que vivía
aquí nomás y que era la casa suya y su cama donde yo me había
quedado, yo cargaba mi vestido galán, pero cuando voy a mirar, ya no
esta mi vestido; buscando yo no podía hallar, yo decía, de repente
alguien me lo cambió; de tanto buscar lo encontré en una arca donde
hay suficientes vestidos, pero todos rotos, bien jiroteados; yo me miraba
toda desnuda, que hasta ganas me daban de llorar.”
Doña Gregoria dice que ese no es un buen sueño: “la gente lo está criticando a
uno; están envidiando. A uno lo ven a diario trabajando ¿por qué se mata a
trabajar, dicen… pero sólo haciendo las diligencias se come.”
La infancia
Tres adjetivos califican al niño desde que nace hasta que supera los cuatro o
cinco años: “frialdad”, “debilidad” y “ternura”. El niño nace extremadamente
“frió” y “sin nacer”, sin que su formación éste culminada; su cuerpo no ésta
conformado y los desvelos de la madre irán encaminados a proporcionar “calor
“al pequeño y a que ese cuerpo metonímicamente representado en su
estómago se “amacice”; “calor” y “fortificación” se adquieren a través de la
comida y evitando el contacto con personas peligrosas que lo podrían debilitar
aún más.
A lo largo del primer año y medio o dos años la alimentación básica del
pequeño será leche materna que, por la especial alimentación de la madre
durante el puerperio, será determinante en la transmisión de “calor” al niño.
Como veremos después, es la alimentación centrada en el consumo de
productos “calientes”, imprescindibles no sólo para la propia madre sino
también para que la “frialdad” del niño, al nacer, vaya perdiéndose con un
suplemento de “calor”, el niño vaya “macizando” su estómago, vaya
“fortaleciendo” su cuerpo.
A los dos años, cuando el niño deja de mamar y ya pide “sus tortillas” y “su
caldo de fríjol” o “su poquito de café” el pequeño estará preparado para la
alimentación normal, aunque habrá que tener presente la cantidad de comida a
la hora de suplementar la leche con tortillas o fríjol y el hecho de ir incorporado
de manera lenta la nueva comida.
En el centro del cuarto, el poyetón (cocina de barro) humea; sobre uno de sus
extremos, el comal (disco de barro o hierro para cocinar las tortillas o tostar
alimentos) está ya caliente para comenzar a recibir tortillas; a su lado, en una
de las hornillas pequeñas hierve el caldo con fríjol y en la otra el agua está ya
lista para el pinol (café de maíz); en la hornilla grande, el maíz sigue cociendo.
Junto al “poyetón”, una astilla de ocote (tea de pino) ilumina tenuemente poco
más que el cornal.
Doña Gregoria se mueve rápido entre la piedra de moler (metate), donde está
la masa, y el comal. Coge un puñado de masa, hace una esfera con ella, la
presenta en su mano izquierda y con la derecha la va aplanando con jiros
semicirculares; cuando la masa apelmazada tiene un grosor como de un
centímetro comienza a “tortear” usando sus dos manos, palmea las superficies,
una con cada mano, al tiempo que las va girando de izquierda a derecha; sólo,
a veces, deberá usar sus dedos para que queden perfectamente redondeadas.
En menos de un minuto está hecha la tortilla. La dispone en el comal y da
vuelta a la que había previamente. Continúa el trajín del metate al comal hasta
que hay cinco o seis tostándose. Cada tortilla voltea tres veces, el lado donde
se dispuso inicialmente se deja hasta que se infla “como el vientre de sapo”;
después la retira del centro del comal y las va apilando en un extremo del
mismo. La primera está lista cuando llega don Luis.
Desde que Rosita comenzó con su llanto compulsivo, don Luis ha dormido en
el cuartito de al lado que se usa como troja y donde está el altarcito de la casa.
Me da los buenos días y me pregunta lo mismo que siempre: si descansé bien
y si hoy voy a salir “a andar “. Le digo, al medio día, iré con doña Gregoria al
guatal (campo de cultivo antes de la siembra, cuando se convertirá en milpa) a
llevarle tortillas: “si vamos ligero, primeramente Dios, de esas horas ya
habremos terminado la tarea… ahí lo voy a esperar “. Prácticamente esa va a
ser nuestra única conversación durante el desayuno. Inmediatamente doña
Gregoria le presenta un plato de fríjol con abundante caldo, un guacal Jícara de
madera) de pinol (café de maíz) y le acerca una canastilla con las seis primeras
tortillas envueltas en una servilleta; todo lo disponible en un extremo del
poyetón. Ella continua echando tortillas mientras María sigue moliendo y don
Luis, con parsimonia abre la canastilla, retira los extremos de la servilleta y,
humeante, saca la primera; cubre el resto con la servilleta, hace un canal con
su tortilla que, a modo de cuchara, le permite comenzar a comer los frijoles.
Enseguida llega mi plato de fríjol, con cuchar, y mi pinol. Continúa la molienda
mientras desayunamos, las tortillas que están quedando listas las coloca en la
canastilla, de manera que siempre vamos comiendo las que recién salen del
comal. Por cada una que como yo, don luis come tres. Con nueve tortillas don
Luis se siente lo suficiente reconfortado para salir a trabaja; el caldo de fríjol se
lo ha bebido directamente del plato y todavía, pide otro guacal de café de maíz;
en diez minutos ha terminado su desayuno; cuando sale a buscar su machete
para marchar al guatal, yo todavía estoy con la tercera y última, tortilla. Como
todos los días al terminar mi tercera tortilla cumplo con la formula de cortesía:
“muchas gracias” y doña Gregotia responde de “provecho” (en otras ocasiones
dice “bueno” o “vaya”), antes de lamentar que tal vez no me gustan bastante
sus tortillas porque sólo como tres. Como siempre respondo que no “tenga
pena”, que con tres estoy sustentado… y, como siempre la última palabra es
suya: “¿cómo puede una gente grande estar sustentada con tres tortillas?”…
Agustín se levanta también y, sentado sobre un tapesco, toma sus frijolitos, sin
apoyar el plato en ninguna parte, lo sujeta con una mano y con la otra va
metiendo las tortillas; él se come cinco. Cuando va a la escuela come cuatro
pero hoy acompañará a su padre al campo.
Hasta los cuatro o cinco años los niños indígenas deambulan cerca de la casa,
con escasas ropas y normalmente descalzos. Los pequeños, en estos primeros
años de su vida pasan tumbados en hamacas y suelen jugar con animales
domésticos, con pequeños objetos de barro y madera y, cuando son algo
mayores se construyen sus propios trompos y pelotas de hojas guineo o palma
amarrada con pita.
A partir de los seis años, y aún antas comienzan a ayudar a sus padres: ellas
cuidando a sus hermanos pequeños “chineándolos” (meciéndolos), moliendo
maíz, haciendo tortillas, o llevándolas calientes a las milpas donde trabajan los
varones, acarreando agua y leña para el hogar y aprendiendo las artesanías
femeninas de la zona; se dice que una niña pequeña ya no es tan niña cuando
comienza a “echar tortillas”. Los niños comienzan a tarear la milpa y ya se les
encomienda también labores de búsqueda y acarreo de leña. A los ocho o diez
años los niños ya tienen su bolsita o matate, su sombrero, sus primeros “caites”
(sandalias) y su machete que son los implementos claros del quehacer
campesino.
A los diez o doce años los jóvenes ya realizan con soltura todas las actividades
que pueden hacer los mayores y, hacia los quince o diecisiete años estarán en
disposición de emparejarse para formar una nueva familia.
___
Al salir los varones de la casa, doña Gregoria saca unas hierbas de unos de
los vasares que cuelgan del techo y las hecha en un recipiente con agua que
esta hirviendo e la hornilla donde antes cocía el fríjol; va a preparar una “agüita
de remedio” para Rosita. Cuando el remedio está cociendo doña Gregoria coge
su primera tortilla, pasadas ya las seis de la mañana. En su guacal sirve café y
en otro caldo de fríjol, prácticamente sin ningún grano. En menos de diez
minutos doña Gregoria ha comido seis o siete tortillas casi frías, se ha bebido
su caldo de fríjol y un buen guacal de café. Lo ha comido de pie, apoyada en el
tapesco donde esta la piedra de moler.
María vuelve del patio con una olla de nixtamal ya lavado y listo para moler. La
deja aun lado del poyetón tapándola con una hoja de plátano. Coge cinco
tortillas de la canastilla; mientras, se sirve un caldo de fríjol más ralo que el de
su madrastra; ahora sí, es casi sólo caldo. Se echa también un guacal de café
y se aparta del centro de la cocina. Igual que doña Gragoria, maría come las
tortillas recostada, ella en el poyetón; va comiendo las tortillas y tomando caldo
de fríjol; al final, debe de cuatro grandes tragos el guacal de pinol. María ha
sido más rápida que nadie en el desayuno, no ha tardado más de seis minutos.
Al terminar y ofrecer a su madre los trastes usados dice la fórmula “gracias” y
Salomé, doña Gregoria y yo respondemos con “provecho” o “vaya”. Nada más
terminar, doña Gregoria, se dirige a María: “¡andate por leña!, hoy tenemos que
echar bastantes tortillas”. Desde hace unas semanas vinieron a pedirla loe
padres de un muchacho de la aldea la Arada, doña Gregoria está dirigiendo y
controlando todas las tareas de María: “vas a traer un tercio, tené cuidado no
vayas a traerla verde y así, que sean bien menuditos los lenyitos”.
Los emparejamientos
“Las relaciones de los hombres con las mujeres es que primero empieza
a conocerse la pareja, se empiezan así a molestar en chiste, empiezan
a conversar entre ellos… si la patoja le convino que se cesa entonces,
sí… el patojo empieza a hablarle, empieza a prometerle algo que le
llegue a la patoja… si la patoja no quiere, también dice: yo para aceptar
aceptaría todas las palabras que usted me promete, pero fíjese que yo
todavía no tengo esa decisión de apartarme , que todavía seguir sola…
entonces usted mejor búsquese otra, que yo tengo esa voluntad. Y si los
dos se quieren, empiezan a platicar y una vez que tienen conversación,
dice la muchacha: si quiere que siga con usted conversando, si quiere
que sea yo su esposa, entonces llague a mi casa y platique con mi
papá… entonces platican ustedes, entonces mi papa me pregunta a mi,
yo contestaré que si… ya podemos quedar nosotros francos para
platicar, pasear, andar juntos… cuando usted quiere llevarme voy con
mucho gusto pero tengo permiso de mi papá”.
“Cuando un hombre quiere juntarse con una mujer le dice que yo te voy
a llevar, te voy asistir, voy a ser el hombre que va a cumplir… lo que voy
a decir que lo voy a pensar todavía… si Dios dice que con usted es, con
usted voy a vivir y si no pues con otro, esa es la mera palabra… a los
ocho días (llega el muchacho)… ¿qué pensaste? Pues yo no pensé
nada ahorita, olvídate… al fin aquí no hay nada, yo no pienso por vos, yo
pienso por mi comida… yo por hombre casi poco pienso, no es hombre
el que me hace bien, el que me hace bien es la palma de mi mano… si
trabajo como… es la mera palabra… si a la terminación le dicen que sí,
sí se casan, y si no, que se vayan a coger lodo… La mujer tiene que
hacerse la dura, si es blendita es lo que quieren los hombres, porque los
hombres es igual a los perros, porque los perros olfatean una chucha y
si la miran que ya esta echando olor, se amontonan todos…”
“una vez llagó la primera vez, el patojo dice: mire, tal Fulano, vine a
visitarlo para ponerle una propuesta, (me dirán si) conviene o no
conviene, pero yo estoy tan interesado en pedir la mano de su hija a ver
si usted quiere aceptarme como familia… ah, pues yo todavía no he
pensado, contesta el viejito, porque mi hija no lo tengo por demás, tal
vez usted ahorita anda con esa intención que la quiere, pero una vez
que la tenga usted no la va a estimar como yo la estimo que está en mi
poder, porque yo la quiero mucho y usted en el momento dice que
también la quiere, pero al cabo de tanto tiempo creo que usted no lo va
cumplir, quizá que nomás la quiere para jugarla (jugar con ella) y
después abandonarla y tal vez dejarla hasta con hijos; entonces este
problema hay que pensarlo porque no es una cosa para un ratito, sino
que es para siempre; hay que pensarlo… entonces dice el patojo: bueno,
pero si usted me toma bien lo que yo digo, puede regresar. Entonces los
papás de la muchacha dicen: sí, puede regresar para ver que decidimos,
para ver que dice la muchacha, porque sabe usted que una cosa barata
sale cara… Tal vez a los tres o los ocho días vuelve el muchacho: aquí
vine para ver que solución me da al convenio que he venido a proponer,
que si me recibe como hijo o es que me despide… entonces, los papas
dicen (si el patojo y la patoja tienen conversaciones): he pensado que mi
hija dice que sí, entonces yo hago lo que ella quiera no me pudo negar,
porque a veces tal vez la suerte estaba en la persona y uno por buscar,
a veces no escoge lo bueno… si se quieren ustedes, pues yo también
los quiero a ustedes los dos ustedes, entonces, si el muchacho pide
casamiento y tiene permiso de los papás, entonces tienen unos de
cuatro a seis meses, de novios o un año… tienen que andar paseando
con la patoja, cómo es el genio, que come o cómo come, como es su
costumbre y así más o menos va conociendo… si terminado el plaza,
sigue igual… loa papás de la patoja dicen al muchacho: cuándo piensan
casarse… bueno, dice el muchacho, yo puedo poner este plazo ,
ustedes decidirán… si el muchacho conviene el trato con los papás de la
muchacha, dicen: mire, si ustedes quieren casarse lo más pronto, pues
tal día usted trae la ropa, pide zapatos si usa zapatos, fustanes,
vestidos…, si gustan y si no gustan sólo piden fustanes, zapatos y tal
vez unos prendedores, ganchos para el pelo y después van al
casamiento... piden a los papás del muchacho que vengan a hacer el
convenio entre papás, si están de acuerdo que el hijo se case con la
hija… entonces llegan los papás del muchacho y el hijo, los tres… entre
ellos hacen los planes… los papás de la muchacha aconsejan a la
muchacha: que cómo es vivir en matrimonio y tratar a los hijos cuando
vengan, tratar los suegros con amabilidad, no portarse mal con el
esposo; después dice el padre de la muchacha a los del muchacho:
pues su hijo vino aquí a poner una propuesta, que él quiere recibir la
mano de mi hija… entonces, yo quiero pedir si usted esta de acuerdo
que mi hija se case con su hijo; entonces los papás del muchacho dicen:
pues para mi es mucho gusto tener a su hija en mi poder, tomo a su hija
como hija mía, así que por eso no tenga pena que nosotros nos
responsabilizamos hasta el tiempo que Dios diga, en el tiempo a que
nosotros también nos de la salud, nosotros somos responsables”.
Además de éstos, los padres dan, previamente a la boda, otros concejos para
que la vida matrimonial sea armónica y tanto el marido como la mujer conozcan
cuáles son los requerimientos culturales que se asignan a ambos, algunos los
contaba así don Ricardo, de Tunucó Arriba:
“Cuando un hijo se va ha casar, los papás tienen que dar concejos: que
él tiene que trabajar para mantener la mujer, comprar salita, comprar
jabón, jaboncito, cordoncito para que se taje el pelo y la sal pa que
mantiene a su esposo, tienen que ver a su esposo donde se encuentra
trabajando con un trastito de fríjol y un su tecomatillo de café pa que
coma el Hombre donde esta trabajando… así se debe dar concejo a una
hembra. Porque ya se sabe que un suegro, ante Dios, son segundos
padres y segunda madre ante Nuestro Señor y ante la Divina Reina… un
suegro es padre, una suegra es madre ante la Divina Reina, hay que
platicar por matita por papito”.
En todo caso, es muy frecuente que para evitar las consecuencias negativas de
un matrimonio por “robo”, antes del año se produzca una visita a los padres de
la muchacha robada con la que se formaliza la relación. Don Juanito nos lo
contaba como sigue:
___
Todos los trastes que se han usado en el desayuno están sobre la “pana”
(barreño de plástico). Doña Gregoria coge del suelo una cántara, también de
plástico, y los va enjuagando sobre la “pana”; el resto de agua que queda en la
cántara la echa en otra de barro, comprada indígenas pokomanes de San Luis
Jilotepeque en el mercado de Jocotán, y la de plástico se la da a Salomé para
que valla al 2ojo de agua” (manantial) para llenarla. Salomé coge esa y otra
que hay vacía, descuelga de una de las paredes de la casa un mecapal,
(utensilio de cuerda o cuero que se apoya en la frente y sirve y sirve para llevar
bultos a la espalda) “alista” su pelo, trenzándolo, y sale presurosa.
Sin el bullicioso Chubasco, sin los llantos de Rosita, sin el inquieto Agustín,
ahora todo está tranquilo en la casa. El poyetón, el agua del maíz casi se ha
consumido. Doña Gregoria coge la olla de barro y vuelve a echar agua, aviva el
fuego y se sienta a mi lado. Cuando vuelva a hervir será el momento de retirar
el nixtamal del fuego. Dentro de poco comenzará de nuevo el trajín. Estos son
los mejores momentos para hablar con las muges. Doña Gregoria me cuenta
porqué hay que preparar tantas tortillas:
“Cuando los hombres van a trabajar duro en el campo tiene que ir bien
sostenido de su manutención, comen de ocho a diez tortillas en cada
tiempo… según el hambre, ahora si uno no tiene tanta hambre como de
seis a ocho, pero a los mozos (ayudantes) siempre hay que lloverles, la
ración es de doce. Si uno va al campo a limpiar milpa o a preparar la
tierra para la milpa, no es lo mismo que estar aquí… la hora que la da un
poquito de hambre, ya está consiguiendo una taza de café o una
tortilla… en el campo, hasta las doce y por eso van más preparados.
La cal es necesaria para cocer el maíz, para que el grano de maíz pele,
para que sale la cascarita detrás, que está encima… si no se echa cal no
sale, queda la masa muy cascaruda, se ve la cáscara, aunque esté muy
tasado, pero no afina porque se ve siempre la cáscara… se echa la cal y
cuando se lava, se queda solo el grano sin la cascarita. Sin cal las
tortillas no suben y con cal si, salen las tortillas bien bonitas. El maíz
siempre hay que echarlo en la cal; se pone la olla en el fuego… de allí se
echa, se bate, hasta que ya esté espeso que ya esté desecho todo,
entonces ya se hecha el maíz y de ahí echan fuego para que hierva… se
dilata hasta que se coza el maíz y entonces hay que bajarlo para que se
enfrié y cuando ya este frío, se va calculando la hora para preparar el
almuerzo a las diez, las once… vamos lavando el maíz para hacer
masa…
¿Y como?... saber por qué será; tal vez usted come otra cosa, ese
“latún” (atún) que trajo o la sardinilla tiene alimento, pero ninguno puede
vivir sin maíz, más que todo lo más principal es el maíz; si no hay maíz
no hay nada, se muere de hambre, aunque no alcance para las ocho
tortillas pues cuatro y una taza de café que se ayuda… ya va pasando; si
no queda débil y ya no puede trabajar. El maíz es el que da la fuerza.
Siempre el estómago pide tortilla… en que come otras cosas, carne,
verduritas o blanquillos, pero siempre la tortilla hace falta. Sí hay unas
personas que poco usan tortilla que son los evangélicos. Lo que tiene
más alimento es el maíz, sin tortilla nosotros no podemos vivir, es una
cosa que por ejemplo si no hay tortilla ya no come uno porque está con
aquella hambre que quisiera come tortilla… el maíz dicen que tiene alto
grado de alimento, porque yo, he puesto yo observación, he probado a
ver… por ejemplo si tiene mucha hambre, pero si se come una tortilla
con café, completamente se le va el hambre y está sustentando uno…
yo he probado comerme un pan cuando hay mucha hambre, sostiene el
hambre, pero al rato comienza otra vez, y con el maíz no, al comer una
tortilla y posible si le dio gana comer unas dos, con eso es suficiente, no
va a dar hambre, es un gran alimento.
“Del maíz, especialmente los elotes dicen que tienen más vitamina
porque está verde. Las tortillas dan fuerza, al igual que el fríjol, pero sólo
dan fuerza, no ayudan para la sangre, porque dicen que el la tortilla o los
frijoles lo que hacen es tener uno potencia, no cansarse tan fácil para
trabajar, poder aguantar, resistir más el cansancio; pero ayudar a la
sangre, no tanto, tiene que comer uno verdura, pero es un poco difícil,
porque no se halla o si hay un poco costoso, porque más que todo tiene
que ser comprado… pero según la forma de pensar de nosotros si
vemos que se encuentra más alimento en la verdura y el maíz que se
come en la tortilla.”
Doña Gregoria y María se sitúan una al lado de la otra, frente al tapesco donde
están colocadas las piedras de moler. De la olla de nixtamal cogen con una
panita de plástico una cantidad de maíz cercana a las dos libras y la dividen en
dos matates; un poco más en el de doña Gregoria. La molienda comienza
desbaratando los granos, rompiéndolos. Para ello se extienden a lo largo del
molino de piedra se van despachurrando con la mano de moler. Doña Gregoria
le dice a María que debe presionar con bastante fuerza; ella se lo muestra.
Cuando ese volumen de granos está desbaratado comienza, propiamente, la
molienda. Para facilitar que los granos se hagan masa, de otra pana con agua
que hay entre los dos metales van humedeciendo la masa cada rato. Cuando
una porción se hace masa consistente se aparta a un lado de la piedra y se ven
agregando nuevas porciones, hasta que todos los granos desbaratados se
hayan convertido en masa. De esa masa se coge un buen puñado y se vuelve
a extender sobre el molino de piedra, “para afinar”; si en la tarea de
desbaratamiento y conformación de la primera masa era necesario, sobre todo,
hacer fuerza ahora es imprescindible la constancia, el ritmo y el repasar
continuo; con la mano de moler se pasa concienzudamente la masa hasta que
no pasa ningún grano solo de maíz.
Al estar hecha más de la mitad de la masa doña Gregoria se aparta del metate,
que inmediatamente es ocupado por Salomé, y comienza a preparar el café.
De uno de los basares baja una bolsita donde hay pinol molido; al abrirlo
comprueba que no hay suficiente; tiene que preparar unos cuatro litros de café
y para eso necesita casi media libra de maíz. Así que será preciso tostar y
moler grano para hacer el pinol. Ella limpia nuevamente el comal con ceniza y
un trapo, aviva el fuego y, cuando se supone que la plancha está
suficientemente caliente riega en ella una libra de maíz, que comienza a
tostarse. Mientras tuesta el maíz le pide a María que limpie la piedra que ha
estado usando con la intención de moler, ahora, los granos tostados para el
pinol. En poco tiempo los granos se tuestan en el comal; dona Gregoria los
recoge y empieza a molerlos; lógicamente, aunque no es mucha la cantidad,
moler granos tostados supone un esfuerzo mucho mayor que desbaratar
granos cocidos. La presión debe hacerse de manera vertical, la mano de piedra
sobre los granos, en principio con muy poco avance horizontal, hasta que los
granos se rompan; después ya se podrá trabajar con la mano de piedra hacia
arriba y hacia abajo del matate, para lograr un polvo lo más fino posible.
Mientras doña Gregoria está ocupada en esta tarea, Salomé continua moliendo
nixtamal y María, en el patio, limpia fríjol para el cocimiento del almuerzo.
Aunque el fríjol tiene bastantes suciedades (palitos, arenas, piedrecitas…) en
menos de quince minutos tiene la libra que va a cocer completamente limpia.
En la hornilla donde antes coció el maíz inmediatamente pone a cocer fríjol,
con un gran puñado de sal.
Cuando doña Gregoria termina de moler el grano tostado de maíz para el pinol,
prepara una gran jarra, como de dos litros, la llena de agua y la coloca en una
de las hornillas más grandes; mientras el agua empieza a hervir, busca en otro
de los basares de la casa el dulce de panela (azúcar sin refinar); coge una de
las panelas pequeñas, la parte por la mitad con un cuchillo, guarda una parte
en la bolsita y, la otra mitad, de unos 100 gramos, la deja preparada cerca del
poyéton. Cuando por fin el agua empieza a hervir doña Gregoria echa con su
mano dos puñados de café e, inmediatamente, el gran pedazo de panela;
entonces se retira la jara a otra hornilla donde el fuego no caliente tan
intensamente con el fin de que no se enfrié pero que tampoco siga hirviendo.
Son poco más de la diez de la mañana cuando doña Gregoria comprueba que
al cocimiento del fríjol le falta poco tiempo, es el momento de empezar a echar
las tortillas. Salomé vuelve del patio y, entre las dos, comienzan a tortear y
echar las tortillas al comal. La dueña de la casa quiere que las tortillas sean
“galanas” y así se lo hace saber a Salomé: “hacelas galanas (mostrándole la
que ella ha eche ya, con unos 15 centímetros de diámetro), tienen que agarrar
bastante fuerza los hombres”. Las tortillas que van saliendo del comal
directamente las echa en un bucul para que conserven su calor; doña Gregoria
es la encargada de echar las tortillas, contándolas por dos veces antes de
depositarlas. Cuando llega a doce, nos dice a todos: “¡ya´stá una ración!”.
Antes de las 10,30 están ya las tres raciones para los tres hombres que
trabajan en la milpa y cuatro tortillas más para mí, que voy a comer con ellos.
Al tiempo que se iban tostando la última tanda de tortillas, entre las dos, han
colocado el pinol, con un trapo, y han echado su contenido, algo más de dos
litros, en un recipiente de plástico, un “tambo”. Para transportar el fríjol se usará
un gran barco que, aunque agoge a la perfección la cantidad que se ha hecho,
tiene el problema que su ancha boca no puede ser cerrada, por lo que habrá
que llevarlo con mucha precaución. Cuando está todo, dona Gregoria y María
se “alistan” rápidamente; no pueden perder ni un minuto puesto que su trabajo
de toda la mañana sería estéril o se infravaloraría, e incluso se criticaría, si las
tortillas, el café y el fríjol no llagasen calientes.
El guatal de don Luis, mejor dicho de doña Gregoria, pues fue ella quien lo
heredo de sus padres, no está demasiado lejos de la casa; hay que bajar hasta
la quebrada Torja y luego subir unos 800 metros; andando de prisa se tarda
menos de media hora… y más que andar de prisa vamos casi corriendo; doña
Gregoria con el barco de fríjol entre sus manos y en su espalda, sostenido por
un macapat , la bolsa llena de tortillas y los guacales para el café. Yo llevo el
“tambo” con el café. Aunque la cortesía en los caminos requiere que se salude
a todos con los que nos crucemos, y que se intercambien algunas palabras con
los más conocidos, todos comprendes que cuando se lleva comida a la milpa
se puede, es más, se debe, prescindir de la cortesía habitual. Casi todos los
encuentros que tenemos con otras personas se resuelven con el saludo “va,
pues” que se responde con otro similar; se comprende por el braco y la carga
que debemos llegar rápido al guatal.
El guatal donde don Luis va ha sembrar milpa este año está en la ladera de
una montañita; no es de los terrenos más inclinados en los que se llega a
sembrar milpa pero tiene una fuerte pendiente.
Desde lejos se ve como los tres hombres están trabajando “duro” con el
machete “pando”; el terreno lleva cinco años sin cultivar y no sólo hay arbustos
y hierva de todo tipo, hasta han crecido arbolitos que cuesta “botarlos”. Todavía
no hemos llegado cuando don Luis, que debe estar pendiente, se percata de
nuestra presencia a lo lejos. Se dirige a los mozos para que paren y descansen
unos minutos hasta que nosotros lleguemos. No sería bueno que comiesen
acalorados y tampoco trabajar mientras está la comida esperándolos.
Los hombres comienzan rápido a comer, con avidez pero sin ansia y, aunque
los tres deben meter sus tortillas en el barco se fríjol, en ningún momento se
interrumpen uno a otro; no hablan nada mientras comen; yo me aparto con
doña Gregoria para descansar.
Al estar casi consumidos los granos de fríjol don Luis coge el barco y toma un
buen trago de caldo; los dos mozos hacen lo mismo a continuación; después
de tres vueltas bebiendo caldo los granos que han quedado permanecen en el
fondo del barco y, nuevamente ayudándose de las tortillas los acaban. Ninguno
de los tres se ha comido la ración de tortillas. Don Luis ha comino nueve y los
dos mozos ocho; las tres restantes de don Luis se las devuelve a doña
Gregoria y las cuatro que le quedan a los mozos las guardan en sus metates.
Durante la comida cada uno ha bebido un guacal de café y ahora, cuando ya
han terminado el fríjol y no van a comer más tortillas, se llenan nuevamente los
guacales que son bebidos de cinco a seis largos tragos. Doña Gregoria se a
puesto al lado de los hombres y empieza a recibir los guacales: “ahí´sta el
traste, muchas gracias”, “vaya”, va respondiendo ella. En el momento que tiene
todos los trastes, se despide de nosotros y se regresa a la casa donde
comerán las tres mujeres y, en seguida habrá que continuar la rutina diaria:
seguir desgranando maíz, preparar el cocimiento para el próximo día, ir pos
más agua… Poco después, cuando todavía no han pasado tres cuartos de
hora desde que comenzaron a comer, los mozos se levantan y le dicen a don
Luis que van a continuar la tarea. Él todavía se queda un ratito hablando
conmigo.
Mirando a nuestro alrededor cálculo que en poco más de cinco horas los tres
campesinos, han desbrozado una manzana de terreno. Aunque don Luis no
suele tener problemas en el abastecimiento del maíz, este año, si las lluvias
llegan en su tiempo, tendrá abundante cosecha puesto que ninguna de sus
otras tres parcelas van a quedar descansando. Don luis se percata de que yo
estoy mirando el terreno, dice en tono sentencioso “va a ser bonito mi milpa
este año”.
La milpa
Salvo a las zonas más cercanas a las cuencas de los ríos, y en algunas
parcelas donde se han instalado miniriegos, se produce una sola cosecha de
maíz al año y, generalmente, otra más tardía de maicillo. El fríjol, por su parte
tiene una distribución más variable: desde zonas donde no se cultiva hasta
zonas donde se puede obtener hasta tres cosechas anuales, como es el caso
de algunas parcelas te Tunucó, debido a la presencia cercana de la quebrada
Torjá.
Los tiempos de siembra están en función del momento de las primeras lluvias
mientras que el tiempo de cosecha dependerá de la climatología, de la altitud y
de la samilla usada en la siembra. La climatología adversa y la mayor altitud
inciden en que la cosecha se retarde uno a dos meses.
La reverencia que tiene el campesino por su milpa hace que siga su desarrollo
milimétricamente, de manera que en los tres o cuatro meses de vida se le van
asignando diferentes nombres que reflejan esa meticulosa observación. Al
nacer se dice que “la mata está creciendo”, de ahí se pasa a “estar en caña”, a
partir del segundo mes la evolución se fija en la mazorca: “cadeleando o
enrollando” en un premier momento, “espigando o jiloteando”, después; de ahí
a estar en “jilote grueso” (con el “pelito” colorado); por último, son los granos los
que determinan la última fase: “perla gruesa”, “granos de elote”, “elote duro”,
camaguando y camagua. Cuando el grano está ya maduro o camagua es el
tiempo de doblar y unas semanas después llagará la tapisca, el corte y su
traslado a la troja de la casa.
Más añoranza del pasado mostraba don Ezequiel, de Dos Quebradas, cuando
nos decía:
“Las cosechas antes, señor, había que ver… ninguno compraba, todos
tenía, fríjol, maíz, dulce… había para todo el año… habían trapiches,
molían meses. Nunca se sufría, pero hoy estamos sufriendo porque
comprando estamos ahora. Este año el verano pegó mucho que ni los
maicillales se dieron. Antes daba fríjol de primavera y de segunda.
Cuando yo me crié en la aldea de Tisipe, blanqueaba el cañerío de maíz,
viera hoy… ya no llueve, aquí son poquitas las veces que llueve… Las
cosechas van a menos porque se acerca el fin de siglo… las cosechas
son menos, las lluvias también.”.
Los períodos de más intenso trabajo son los meses de febrero y marzo cuando
el campo está preparado intensamente y desde mayo hasta agosto, momento
en que se hace preciso un seguimiento estrecho de la milpa. Por el contrario,
los meses de octubre, noviembre y diciembre son de escasa actividad lo que
propicia que sean en ellos cuando se produzca una mayor emigración
estacional. Así lo sugiere don Luis:
Todos los campesinos tienen milpa, aunque sea un terreno de unas cuantas
tareas y a pesar de que pueda estar lo más escarpado del cerro, salvan larga
distancias… en fin, aún en las perores condiciones los campesinos consideran
imprescindible cultivar su milpa. Hemos advertido y numerosos informantes nos
han reiterado continuamente, que en los meses de junio, julio y agosto se
quedan con frecuencia sin maíz propio y. aunque en gran parte de las aldeas el
fríjol llega a ser más escaso, no plantea tantos problemas como el maíz puesto
que, en último extremo, sin el se podría pasar. En otro lugar (López García y
Metz, 2002: 90-92), hemos examinado con detalle la eficiencia productiva de la
milpa en la actualidad, pero como idea general podemos decir que el
autosustento, son la producción que dan las milpas, es imposible para la
inmensa mayoría de los ch´oti´s. en general, es necesario conseguir fondos
precisos para afrontar las necesidades de la casa para un periodo de entre dos
y cuatro meses. Estos fondos adicionales se obtienen con los otros dos pilares
de la economía aldeana: la elaboración de artesanías y la emigración
temporera.
___
Don Luis vuelve a la milpa cuando son pasadas las dos de la tarde: “ya vamos
a terminar la tarea” me dice cuando le pregunto si les queda mucho.
Efectivamente, a las dos y media han terminado los mozos mientras don Luis y
Agustín van a seguir dando unas “pasaditas”. Uno de los mozos “tiene que
hacer un mandado” y se va rápidamente, el otro, Aroldo Súchite se queda
platicando un ratito conmigo.
Don Aroldo vive en una de las últimas casas de Tunucó, cerca de la aldea de
Canapará. Este año ha sido malo para él. Como sólo tiene una manzana de
milpa, el mes de julio pasado, cuando, escaseaba al maíz en la casa salió “a
ganar” a una de las fincas de Gualán, en tareas de deshierbe. Allí se puso
enfermo y tuvo que regresar precipitadamente a la semana; tuvo una fiebre y
se quedo “de al tiro”, sin poder trabajar en su milpa durante dos meses además
los poco más de 100 quetzales que ganó, los gastó en medicinas. En el tiempo
que permaneció enfermo algunos familiares y amigos le ayudaron trabajando
por él en su milpa y dándole maíz hasta que llegó la cosecha. Él, ahora, está
devolviendo el favor ayudando como mozo a todos aquellos que le auxiliaron,
entre ellos don Luis. Con resignación afirma: “Es fregado tener que salir a
ganar, pero como somos pobrecitos…”
Lección 42: Etnografía Urbana
PERSONAJES
Se han expuesto dos conceptos que sería bueno aclarar para dilucidar la
dinámica de la estética, como parte del conjunto de valores de una sociedad.
He hablado de estereotipos y de prototipos. Cada uno en un contexto muy
similar, y no es para menos, el prototipo no es más que el ejemplo de un
estereotipo. Este último es una estructura socialmente aceptada, que guarda
en su interior una serie que lo constituyen como el modelo de un “mito”.
El prototipo se mueve en el campo de la etnografía, es descriptible
empíricamente, es un ser real que guarda en si mismo una serie de relaciones
que es posible catalogar dentro de un nivel abstracto. El estereotipo compete a
la antropología en este nivel, es el conjunto de todos los conjuntos de
relaciones que son posibles. De esta manera el estereotipo corresponde a lo
que Levi-Strauss (1984) denomina como “estructura mítica”. Aquí, he
mencionado varios conceptos que es necesario exponer, y en donde mejor se
evidencian, es dentro del caso que expongo. El estereotipo de “hombre o
mujer” es una construcción cultural, que ha sido creada para nuestra sociedad
por un conjunto de aparatos ideológicos, que en una sociedad capitalista como
la nuestra han sido manejados por la burguesía. Caracterizado por varios
elementos: la “belleza”, lo “bueno”, lo “bien”, hacen parte de la misma
construcción abstracta. Para nuestra sociedad la belleza está acompañada de
otra serie de elementos, tales como la valentía, la honorabilidad, la honradez, la
justicia. Estos elementos han sido manejados minuciosamente por todos los
medios de comunicación, las películas han tenido especial cuidado en no
perder este estereotipo. Sabemos todos de antemano, quien es el personaje
justo, bueno, romántico, etc, cuando el film lo protagoniza Clint Eastwood o
Kevin Costner; en resumidas palabras él es el “bueno”. Y por su puesto no
esperaremos más que honorabilidad y valentia de los personajes de Chuck
Norris o Silvester Stallone. De hecho en construcciones más ideales, se guarda
la misma estructura, Superman, Batman, La mujer maravilla, y todos estos
héroes, son representaciones de la justicia (de hecho se reúnen en el salón de
ella), por supuesto todos son buenos, valientes y claro, bellos.
De esta manera, el mito de lo bello, es una estructura que reúne implícitamente
los criterios de “hermoso, justo, inteligente, valiente, honorable”. Esta estructura
es la que es masificada por los medios de comunicación y con la cual no sólo
crean imágenes de lo que debe ser, sino que alrededor de éstas, constituyen
un mercado de alternativas para alcanzar este ideal. Y más aún, en el
momento en el que se alcanza este ideal, es decir un individuo es ejemplo del
estereotipo, se convierte en el perfecto prototipo de lo que se debe ser. En este
momento los hombres y las mujeres son bastante atractivos para las otras
personas de la sociedad que han asimilado estos valores, de esta manera es
altamente factible que se conviertan en objetos de la generalidad y pierdan su
cualidad como individuos, que se ven completamente eclipsados por el ideal
genérico que no los contempla dentro de su subjetividad.
“Después presenté entrevista con (...) que era la persona que hacía las
entrevistas en esa época. Creo que no le importó que yo tuviera experiencia en
otros restaurantes, allí no importaba eso, lo que importó fue mi figura y que yo
hablaba varios idiomas...” (entrevista # 5).
La edad promedio de los meseros varía entre los 18 y 25 años de edad,
estando la mayoría entre los 22-23 años. Todos los meseros son universitarios,
aunque en la historia del restaurante existen excepciones a la regla,
encontrándose meseros que están en colegio generalmente finalizando la
secundaria. Estos meseros ‘excepción’ se caracterizan por ser
extremadamente hermosos tanto en el caso de las mujeres como de los
hombres, siendo este el motivo que lleva a romper la regla de “sólo
universitarios”.
“...entré a trabajar cuando todavía estaba en el colegio, fue raro porque tengo
entendido que no reciben sino gente que esté en la universidad. Ricardo estaba
el día que me recibieron. Yo quedé sorprendida de la recibida tan rápida
porque el ni siquiera me había entrevistado, sino que me vio y me dijo “me
imagino que ya te recibieron”, (en ese momento estaba (...) que era la que
entrevistaba la gente) y yo “pues buenisimo”. Lo que yo pienso es que fue más
mi figura lo que sirvió para que me recibieran ahí mismo. Ricardo lo que pensó
fue “hay que coger a esta chica” o algo así y yo feliz. Empecé ese mismo fin de
semana. Recuerdo que conmigo presentaron entrevista otras personas y
ninguna pasó.” (entrevista # 17)
Entre los meseros existen varias jerarquías: La primera es “viejos”/”nuevos”.
Los meseros con algún rango de antigüedad adoptan posturas de ‘superioridad’
con respecto a los meseros nuevos, dependiendo la actitud del tiempo, su
conocimiento del restaurante, y su función. Generalmente hay una actitud de
burla y menosprecio hacia los nuevos, aunque existe una gran solidaridad
frente a los clientes, frente a Ricardo, y frente a las diversas situaciones que
normalmente se presentan. Esta actitud de burla y menosprecio va de hombres
y mujeres antiguos hacia los hombres nuevos. En cuanto a las mujeres nuevas,
hay la misma actitud de parte de las mujeres antiguas, pero no se presenta lo
mismo de parte de los hombres antiguos con las mujeres nuevas, al contrario
todos quieren explicarle todo a todas, ayudarles en todo, especialmente si son
muy bonitas.
“- ¿Las relaciones entre meseros?
No sé, me parece que son bastante.. .por ejemplo entre meseras suelen ser un
poco... ambiguas, por un lado colaboración pero por otro lado de competencia,
eso lo veo desde mi experiencia.
- ¿Competencia por las propinas o por algo más?
Competencia por algo más porque uno atiende sus mesas y la propina es para
uno, competencia en el sentido de quién es la mesera más ‘play’, quién es la
preferida del Ricardo, quién es la que más tiempo lleva, quién es la que más
clientes conoce, cuál es la que mejor baila, más o menos eso.” (entrevista # 3)
Muchas veces los meseros ‘viejos’ les hacen bromas a los ‘nuevos’ como una
especie de iniciación. Por ejemplo a los hombres se les pide llevar un pedido a
una mesa que no existe y todos le dan indicaciones contradictorias, de lo cual
resulta que terminará perdido, preguntándole a Ricardo y regañado por éste. A
las meseras nuevas siempre las recibe (...), que es la encargada de la caja
registradora desde que se inició el restaurante hasta el momento. Ella llama a
la mesera (frente a otros meseros, hombres y mujeres) y le pregunta:
“cuéntanos: ¿eres virgen? ¿qué te gusta que te hagan? ¿qué le haces a tu
novio? ¿o eres lesbiana? porque si es así a mi me gustas mucho” esto
acompañado del cogerle la mano a la mesera nueva muy tiernamente, quien
para este momento estará completamente roja en medio de la burla de los
presentes.
“Cuando entré a trabajar, el primer fin de semana cuando fuí a la caja a recibir
las facturas, conocí a (...), me preguntó delante de otros meseros que si era
virgen y qué me gustaba que me hicieran, me sentí muy agredida, pero
después me volví muy amiga de ella...” (entrevista # 17).
“El otro día estuve comiendo allá con Fernando (1) y el le contaba a Ricardo
que sólo trabajaba con meseras, y Ricardo le decía que el debería hacer lo
mismo, trabajar solo con mujeres porque las mujeres venden más. Recuerdo
que “Paraíso” siempre se caracterizó por tener meseras muy bonitas...”
(entrevista # 1)
El sueldo de los meseros se compone de un sueldo básico que (para 1994)
consistía en seis mil pesos día trabajado, ocho horas, a partir de las cuales se
pagaban 600 pesos hora extra. Este ‘sueldo’ es por igual para hombres y
mujeres. La diferencia corresponde a las propinas. Si las mujeres reciben una
propina en efectivo, es para ellas, sin importar si es de cien pesos o de veinte
mil. Cuando la propina es en tarjeta de crédito va a un fondo común del cual se
saca un pequeño porcentaje para las meseras y el resto se reparte entre los
hombres. Para 1994, lo normal era que un hombre que haya trabajado todos
los turnos durante un mes, sábados diez y seis horas y domingos once horas
se gane (incluido sueldo y propina) cerca de ciento ochenta mil pesos. Si los
hombres trabajaron el mismo tiempo, ganan igual sin importar si uno es mucho
más eficiente que otro. En cambio en las meseras si se observa una gran
diferencia. Una mesera en la misma jornada de veintisiete horas fin de semana
puede ganar 200,000 pesos en propinas mensuales para el caso de las
meseras normales. Para el caso de las supermeseras esta cifra se eleva hasta
los 400,000 mil mensuales. El ‘sueldo’ de las meseras les debe llegar alrededor
de 59 mil pesos, pero ellas no cuentan con éste pues en general les
descuentan de allí los errores que han cometido. Esto significa que si una
mesera olvidó anotar una cerveza a una cuenta, se la cobran a ella al precio
del cliente por supuesto, lo mismo pasa en el caso de clientes que se vayan sin
pagar la cuenta, la mesera deberá cancelar el monto total de la factura. Los
meseros normalmente (no todos por supuesto) consumen marihuana y/o
‘perico’ durante el trabajo. Generalmente los hombres se roban trago de las
mesas o aceptan el que los clientes les ofrecen y beben en grandes
cantidades, pero evitan sus efectos gracias al consumo del perico. Las
meseras en general meten mucho menos y casi no toman, aun cuando también
lo hacen.
“Hace unos años entre los meseros se veía más consumo de alcohol porque
era una rumba de grupo, estábamos rumbeando mientras trabajábamos, era
una cosa como directa, hoy no pueden rumbear, en el mejor de los casos
tienen que aprovechar el desorden del restaurante y consumen bastante droga,
para mantener el ritmo de trabajo, pues ésa es una de las excusas, que para
mantener el ritmo de trabajo y se toma mucho alcohol; en los casos que
Ricardo ha ‘pillado’ a un mesero borracho lo ha mandado a la calle de una, lo
echa de una.” (entrevista # 9)
Lo que sí es de consumo general por todos y todas en igual cantidad es
comida. Hay dos procedimientos básicos, uno el que utilizan los meseros de
carnes y que se retribuye a las meseras del comedor principal y es
desaparecer de las parrillas en que sale la carne algunos sustanciosos
pedazos antes de que la parrilla llegue a los clientes. El otro sistema es el que
emplean el resto de meseros que es recoger la comida que se le llevó a los
clientes y que no fue tocada por ellos y esconderla para consumirla en los
baños.
La relación entre Ricardo y los meseros es pésima, ya que éste los trata muy
mal, y ellos le tienen miedo y resentimiento. El mediador entre ellos se supone
que es el jefe de meseros quien maneja el grupo ayudado por los respectivos
jefes de comedor. Todo el mundo considera al jefe actual como una ‘bola’,
como un ser bajo y vil, pero no hay un enfrentamiento directo con él pues
Ricardo le ha dado poder decisorio sobre los meseros, y los que se han
enfrentado con él, con o sin razón, al igual que los que se enfrentan con
Ricardo, pierden su puesto. Los verdaderos mediadores en el trabajo son los
jefes de comedor, que tienen poder, les exigen a los meseros que trabajen
bien, pero no dudan en ayudarles a corregir errores o interceder por ellos ante
Ricardo o el jefe de meseros. La rotación de los meseros es altísima por estas
circunstancias, esto aunado al hecho de que la mayoría de los meseros (por no
decir todos) no necesita el trabajo para cubrir sus necesidades básicas, y por lo
tanto en cualquier momento se pueden retirar sin ver afectada su vida
cotidiana. En cuanto a Ricardo, la alta tasa de retiros no le afecta en el sentido
de carencia de personal, pues siempre hay mucha gente dispuesta a trabajar
en el restaurante, pero sí le afecta, en que todos los fines de semana hay que
destinar meseros para entrenar a los nuevos y éstos se demoran un tiempo en
dominar el espacio y los procedimientos, perdiendo eficiencia la organización
del restaurante.
Capítulo 15 Leyendo etnografías: nuevos temas de investigación
La llegada a Jujuy agrega nuevas sensaciones. En los viajes que realicé entre
los años 2001 y 2003, los piquetes y los desocupados con sus banderas fueron
una constante desde Palpalá en adelante, a medida que avanzaba el colectivo
por la ruta 342. Caminando al borde de la ruta, o a las salidas de los pueblos,
portaban banderas con nombres del lugar o simplemente con las iniciales CCC
(Corriente Clasista y Combativa) anunciaban que uno entraba a una tierra de
“conflictos”. La mayoría de los manifestantes eran jóvenes, con sus caras
descubiertas. Iban hacia distintos puntos de encuentro donde el piquete
interrumpiría el tránsito. La más impresionante de esas manifestaciones fue la
observada en mi llegada a Jujuy en julio de 2002. La entrada a la ciudad de
San Salvador estaba literalmente tomada por miles de desocupados, sentados,
parados, caminando al borde de la ruta en una mañana de mucho sol que
imponía el uso de paraguas a los más viejos y la necesidad de cubrir a los
niños en la espera del inicio del piquete.
Estas dos impresiones de viaje me permiten iniciar este texto y localizar a los
lectores en un contexto donde los piquetes tienen una larga historia, ya sea
porque resignifican viejas prácticas de movilización obrera en la región,
principalmente obreros del azúcar y de los Altos Hornos Zapla, como también
por haber inaugurado, en 1997, junto a los eventos de Cutral-Co (Neuquén) y
Tartagal (Salta), la práctica del corte de rutas como modalidad de protesta
frente a la desocupación3.
Este trabajo se extiende desde una etnografía del piquete hacia el análisis de la
relación entre el pasado y el presente en la resignificación de los espacios para
la protesta. Analizaré la relación pasado/presente en torno a espacios donde se
encuentran distintos mundos de protesta, y me detendré específicamente en
dos eventos específicos: la participación en un encuentro “espontáneo” entre
Madres de Plaza de Mayo y Piqueteros (Buenos Aires), y la presencia de
grupos de desocupados en la Marcha por el Apagón de Ledesma (Calilegua,
Jujuy). Al describir estos eventos la intención es comprender el “mundo de los
piquetes”, sus formas de hacer política, transformaciones, posibilidades,
limitaciones, grandezas y miserias (Bourdieu, 1993). Parto de la idea de que la
ruptura y pérdida de un sistema de pertenencias que giraba en torno al “mundo
del trabajo”5, junto a la idea de crisis, implican el quiebre de espacios
conocidos que necesitan ser resignificados para asegurar la “continuidad de la
vida”6 así como la puesta en evidencia de antiguas formas de hacer política
resignificadas. En este sentido interesa recorrer los caminos que desde el
pasado traen significados a los problemas del presente, pero también cómo
estos agentes interpretan el pasado, lo usan, lo cargan de símbolos y
esperanzas.
3) Huacalera, 50 personas;
3) Yuto, 40 personas.
Una vez en el lugar, comienza a gestarse el espacio del piquete. Gomas viejas
de autos o ramas secas serán colocadas en medio de la ruta y el fuego dará
inicio al corte. Mientras arden gomas y ramas, la gente conversa, y los
encargados de seguridad hablan con los automovilistas que con diferentes
humores piden pasar. Se establece así una barrera entre el piquete y el afuera,
o sea, los grupos que quedan parados en la ruta por el corte. Como los
piquetes son constantes, de manera similar a los noticieros que informan el
estado de las autopistas y calles en las grandes ciudades, en el NOA muchas
radios les transmiten a sus oyentes los lugares donde hay piquetes.
Colectiveros y camioneros son los más informados, y prevén caminos
alternativos para evadir los piquetes. Los automovilistas desinformados o que
no conocen el lugar son los que más sufren, ya que deberán esperar que el
piquete termine o informarse respecto de por dónde evadirlo. Entre el apuro y
la impaciencia de los automovilistas y las explicaciones de los desocupados,
las discusiones son moneda corriente. Cada tanto el piquete puede “abrirse”
para liberar el paso. Luego rápidamente vuelve a rearmarse. Otras veces se
corta sólo media ruta, interrumpiendo el paso de un lado, lo que genera demora
en el tránsito pero no lo paraliza. Los piquetes se inician mayoritariamente a la
mañana, y duran hasta pasado el mediodía. Es raro ver un piquete a la hora de
la siesta.
Al interior del piquete, o sea, entre los que están de “este lado” de las llamas, la
actividad es distendida y de intensa sociabilidad. Se toma mate y gaseosas.
Las vecinas del barrio prosiguen sus charlas; los chicos juegan con palos y
piedras al borde de la ruta; los bebes duermen en sus carritos o toman la teta o
la mamadera. Tirados en el piso, recostados, sentados, los jóvenes conversan
en pequeños grupos, se ríen, cuentan chistes, hablan de política o simplemente
de cosas personales. Con el pasar de las horas se distribuyen alimentos y
bebidas. Bombos y redoblantes marcan un compás permanente. Entre los
integrantes de movimientos de desocupados que observé en Jujuy no vi a los
jóvenes con sus rostros tapados por remeras o pañuelos, como a menudo se
observa en otras regiones. Es necesario decir, sin embargo, que no tuve
oportunidad de observar acciones consideradas por los medios de
comunicación como “violentas”, sobre todo aquellas llevadas a cabo por la CTA
en el centro de San Salvador de Jujuy en 2001, cuando atacaron y rompieron
cajeros automáticos, durante la lucha que mantuvieron en 1997 en Ledesma
hasta que lograron echar a la Gendarmería, o la represión sufrida en
septiembre de 2002, donde sí pueden verse rostros tapados en fotos
reproducidas en los diarios13.
El interior del piquete se divide a su vez en un frente y un atrás: adelante
generalmente se posicionan los líderes del piquete (que pueden ser varones o
mujeres), las caras visibles que intermediarán con el exterior, los
automovilistas, las fuerzas de seguridad y los periodistas, y hablarán en
nombre de todos. Atrás estarán mujeres, niños, adultos y jóvenes, distribuidos
en grupos que representan espacios territoriales de barrios. En los bordes
estarán los encargados de la seguridad del grupo. Durante las marchas, en el
medio se ubican los jóvenes y los músicos, que no dejan de cantar en ningún
momento consignas que alientan la lucha y al grupo.
Palos, piedras, gomas y ramas ardiendo son los objetos invariantes en la
escena del piquete. Los palos unen a los que “hacen seguridad”, y aunque
siempre se los coloque como un símbolo de la violencia piquetera, raramente
son usados como instrumentos de violencia. Las piedras, en cambio, son un
arma preciosa, símbolo de la resistencia, sobre todo frente a las fuerzas de
seguridad. En ciertas ocasiones se las arranca o busca en la zona del conflicto;
en otras, se las lleva en mochilas o bolsas preparadas para el piquete.
El piquete puede ser pensado como un lugar donde no sólo se va a protestar.
Además de construir un espacio con su estructura, también constituye un
hecho que reemplaza o resignifica al tiempo del trabajo. Durante la
manifestación observada en ocasión de una conmemoración del Apagón de
Ledesma, mientras sacaba fotos, unas jóvenes me pidieron que las
fotografiara. Luego de hacerlo, les pregunté dónde podía enviarles o dejarles
las fotos, a lo que me respondieron: “nos vemos en el piquete”. A continuación
me explicaron que su lugar era el piquete, que su vida pasaba por el piquete, y
que gracias al piquete se habían conocido y compartían la tristeza de no tener
trabajo, que así por lo menos no estaban solas y que sentían que estaban
“haciendo algo”. Ese relato expresó una cuestión central: los tiempos del
trabajo pasan a ser resignificados no como tiempos libres o de ocio frente a la
desocupación, sino como tiempo de piquete o de protesta14. Un tiempo con
prácticas y representaciones, formas de clasificar el mundo, los espacios. Para
estas jóvenes el piquete es “hacer algo”. A pesar de no tener trabajo, ocupan
su tiempo, ya que estar en el piquete demanda tiempo, compromiso,
participación, disposición. En un contexto donde la actividad laboral no se
regenera, la categoría trabajo no se opone a ocio o tiempo libre. Se disloca a
otros espacios de relaciones sociales, económicas y políticas como el piquete.
Este pasa a ser así mucho más que una forma de protesta por un trabajo
perdido o nunca conseguido, deviene una “ocupación” que puede pasar a ser
permanente y expresar una forma de seguir estando en “el mundo”. Un espacio
de pertenencia que les permite decir “acá estamos, tenemos la fuerza
suficiente para cortar una ruta y paralizar parte del país desde el norte
argentino”.
El piquete pone en evidencia una categoría de persona singular: el
“desocupado”. Categoría conflictiva y cargada de estigmas y silencios. No es
fácil para las personas decir que “están desocupadas”. Todavía en nuestro país
ésta es una situación asociada a lo indigno, impuro, cargada de sospechas
sobre el “ser vago” o el delito. Durante mucho tiempo en Argentina existió una
frase que colocaba rápidamente a los ciudadanos de un lado y del otro: “en
este país el que no trabaja es porque no quiere”. Así, trabajador se oponía
rápidamente a vago. Sin embargo, por la fuerza de los piquetes, entre otros
eventos, esta categoría ha pasado poco a poco a reconvertirse de un estigma
en un emblema, aunque no en todo contexto y momento. Durante el trabajo de
campo en las marchas piqueteras he preguntado sistemáticamente: ¿y usted
qué hace?15. La repuesta casi sin excepción fue: Yo estoy en los Planes
Trabajar16. Esta respuesta es singularmente interesante, porque estos
individuos responden afirmativamente (estar en algún lugar, ocupados). Se
corren de ese modo del espacio de la desocupación, a la que sí reivindican
cuando las preguntas toman un sentido político y de lucha o cuando uno
entrevista a los líderes de los piquetes o de las centrales de trabajadores. Así la
categoría desocupado adquiere significados muy diversos de acuerdo al tipo de
preguntas y al espacio de expresión. De la misma forma, muchas veces, al
hablar del estar en el piquete, las respuestas variarán entre “por un Plan
Trabajar”, “porque me gusta” o “por estar desocupado”.
El piquete va más allá del corte de la ruta, se engarza con un sistema de
prácticas que incluye la creación de comedores y roperos comunitarios, ollas
populares y programas de alfabetización para adultos, cooperativas y
emprendimientos laborales locales, donde se afirman valores, símbolos,
consignas, estéticas, jerarquías, una ética, una forma de estar y pensar.
Vamos a detenernos ahora a analizar qué pasa cuando estos grupos de
individuos, jóvenes y viejos, mujeres y varones, transportan sus banderas y
cuerpos a espacios que “son de otros”, a marchas donde irrumpen con sus
símbolos desestabilizando los ya consagrados.
En dos oportunidades, durante el trabajo de campo en la marcha sobre el
Apagón de Ledesma en Calilegua, Jujuy (julio de 2002), y durante una visita a
la clásica ronda de los jueves de las Madres en la Plaza de Mayo en Buenos
Aires (octubre de 2002), observé y registré este encuentro entre dos mundos
de la protesta en Argentina: las madres, familiares y organismos de derechos
humanos recordando y demandando justicia por los desaparecidos, y los
desocupados demandando subsidios y trabajo al Estado17. La co-presencia en
espacios comunes para hablar de dramas diversos puede resumirse en un
graffitti que es usual encontrar en las paredes de varios lugares de Argentina:
“ayer desaparecidos, hoy desocupados”; “ayer represión, hoy desocupación”;
“ayer dictadura, hoy represión”; “ayer 30.000 desaparecidos, hoy impunidad y
mano dura”18.
L: No.
E: Siiii. No vió ese lío que se quiso armar, yo ahí nomás me he retirado22.
Luego de unos minutos, las Madres de Plaza de Mayo lideradas por Hebe de
Bonafini avanzaron hacia la plaza y se incorporaron a la ronda. Las Madres con
sus pañuelos, y los jóvenes con sus caras tapadas, compartieron banderas y
abrazos. Caminaron tomados de las manos, abrazados y cantando. Fue una
rara comunión, donde las banderas azules de las Madres con sus pañuelos
blancos se fundieron con otras que expresaban “Darío y Maxi presentes”24.
Desaparecidos políticos y asesinados en los piquetes eran recordados en la
mítica Plaza de Mayo en un encuentro espontáneo. Como en Jujuy, dictadura y
desocupación entraban en diálogo bajo un mismo drama: el recuerdo de los
muertos.
Poco a poco las personas que se habían colocado al margen de la ronda ante
la llegada de los jóvenes piqueteros retomaron la marcha, mientras otros
permanecieron mirando. Pañuelos blancos, remeras del Che y Maradona,
rosarios colgando del pecho de los jóvenes, banderas piqueteras junto a las
banderas de las Madres, mostraban un jueves diferente. Los jóvenes con sus
caras tapadas25 abrazaron a las Madres y compartieron su bandera como
pocos osan hacerlo. Un jueves donde la memoria de los jóvenes desaparecidos
en los ‘70 parecía entrar en diálogo con los jóvenes desocupados de los ‘90. La
plaza de los jueves alteró su orden de manifestación habitual. El ritual de la
ronda fue abierto para alimentarse con elementos de un presente que a su vez
refuerza su reconocimiento al fundirse con un pasado apropiado.
Candau, Joël 1998 Memoria e Identidad (Ediciones del sol: Buenos Aires).
CTA 2002 “Breve informe sobre represión y criminalización de la protesta social
y restricciones a la libertad sindical”. Secretaría de derechos humanos CTA y la
Asesoría Jurídica de la CTA Buenos Aires.
Ratier, Hugo 1971 El cabecita negra (Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina).
FUENTES
Diario Clarín, 1996-2002.
El Pregón, 1997-2002.
NOTAS
* CONICET/Museo de Antropología, UNC.
2 La ruta 34 une Buenos Aires con el Norte del país, y es una importante vía de
comunicación y de transporte de materias primas del interior a la capital.
10 Si miramos de manera general sobre los principales diarios del país, vemos
que Página/12 y Clarín se encontrarían más cerca de la atracción por estos
grupos mostrando el lado performático, las celebraciones, la horizontalidad de
los participantes, realizando notas extensas y denunciando la represión de la
cual son víctimas. Ya el diario La Nación remarcará más fuertemente el uso de
la violencia, el interés en los Planes Trabajar y el caos constante que provocan
los cortes en la Capital Federal. En relación a los diarios del NOA, El Tribuno
de Salta es un reflejo de cómo el periodismo de ese matutino construye un
discurso explícito de oposición a los grupos piqueteros, presentando por
ejemplo, las notas en clave policial, destacando los “alias” de los principales
líderes piqueteros y mostrando la furia que producen los piquetes a la “buena
sociedad” salteña. Ya El Pregón de Jujuy adopta un perfil pretendidamente
neutro, y generalmente se limita a enunciar la cantidad y el lugar de los
piquetes. Sin embargo, cuando los grupos piqueteros, la CCC y la CTA realizan
actos considerados por el diario como “violentos”, predomina el rechazo
explícito.
11 Es bueno remarcar que he observado a los grupos piqueteros en momentos
diversos del “tiempo de la política”, antes y después de las elecciones, a partir
de las noticias que se registran en El Tribuno de Salta y El Pregón de Jujuy.
Tanto las reivindicaciones como su presencia en las rutas no han cesado a
pesar del cambio de gobierno luego de las elecciones de mayo de 2003.
21 Debo decir que en el año 2001 hubo un encuentro entre estos dos grupos
durante la marcha del Apagón, pero con características totalmente diferentes:
mientras nos dirigíamos de Calilegua a Libertador General San Martín, nos
encontramos con un piquete a mitad de camino. En un tono de total respeto,
los piqueteros se dirigieron a las Madres y Familiares de Desaparecidos para
comunicarles que la “ruta estaba abierta para ellos”. Luego de detenernos
frente al piquete durante unos minutos y cantar consignas que unían a ambas
luchas, se atravesó el piquete por un costado y se avanzó dejando las gomas
en llama y a sus piqueteros en la ruta. Inclusive, antes de que comenzara la
marcha, los que nos dirigimos hasta Calilegua en taxi o colectivo fuimos
habilitados a pasar el piquete con sólo mencionar que íbamos a la “marcha del
Apagón”.
26 Es obvio que hay otras cuestiones nuevas en este ciclo de protestas. Por
ejemplo, la ruta como lugar de acción y lucha ha sido sin duda algo nuevo a
partir de 1997. Por otro lado, la cuestión local. Las reivindicaciones puntuales
en lugares específicos del país son otro elemento importante, si los
comparamos con las conocidas huelgas generales y nacionales que llevaron a
cabo los sindicatos en los años ‘80. De esta manera, las luchas ancladas
localmente, que toman el espacio de la ruta (que une el interior con el centro
del país) para hacerse visibles a nivel nacional y la cuestión de la clase social,
como algunas de las “novedades” en este ciclo de protestas.
En el poblado de Santa María las personas cantan todo el tiempo. Cantan por
las mañanas al comenzar el nuevo día. Cantan las mujeres cuando están
lavando. A lo lejos en los cafetales se oyen los cantos de las recolectoras y los
recolectores. Sin subestimar sus voces parece que lo realmente importante es
cantar a todo pulmón. Descubrí ésto como una característica de la gente del
caserío a finales de 1999, durante mi primera temporada de campo en la zona.
Mientras trabajaban en la construcción de las casas siempre había alguien
cantando, usualmente uno de los vallenatos de moda en las emisoras.
En marzo del 2001 el caserío lucía muy colorido, sobresalían las puertas y
ventanas de un color diferente para cada casa. Las tejas anaranjadas de los
techos y un pequeño zaguán ajustan el estilo arquitectónico de las viviendas al
de las tradicionales fincas cafeteras quindianas pero en su versión modesta.
Sin duda estéticamente el caserío se veía mejor a la última vez en que había
estado allí, sin embargo la convivencia de los primeros días me reveló otras
sorpresas no tan gratas. Las calles que estuvieron ocupadas con materiales de
construcción por más de un año, así como la cancha de básquetbol, espacio
central del caserío en donde se acomodaron varios cambuches, y los demás
lugares públicos que tuvieron que adaptarse mientras se construían las
viviendas, ya habían recuperado su carácter original como espacios de
socialización, no obstante su aspecto estético no garantizó su atractivo, dichos
espacios se encontraban la mayor parte del tiempo vacíos.
Ésto se debía en parte a que más de la mitad de las familias que vivían en
Santa María a finales de 1999, en Marzo del año 2001 ya no estaban,
prefirieron irse pese a contar con sus viviendas propias recién construidas. A
excepción de unas cuantas casas que fueron arrendadas a trabajadores de las
fincas provenientes de otros lugares del país, la mayoría estaban desocupadas,
inhabitadas.
La ausencia dejada por quienes se fueron se sentía aún más con la presencia
fantasmal de los que se quedaron en el caserío, sus apariciones en la calle
eran para lo estrictamente necesario, salir a la tienda, recibir una llamada
telefónica, asistir al culto evangélico. Un salón de billar que llevaba en el
caserío no más de un año se convirtió en el único lugar frecuentado por
personas de la comunidad, más exactamente por el mismo grupo de hombres
que diariamente acudían allí para pasar el tiempo apostándole al billar o a las
cartas. De resto podría decirse que las calles del caserío permanecían solas,
de vez en cuando algunos niños riendo o gritando quebrantaban el encierro
para contradecir la idea que fácilmente podía uno hacerse de éste como un
lugar más despoblado que habitado.
En 1999 recuerdo que cuando las personas acababan su horario de trabajo en
la construcción o en las fincas -normalmente a las 5 de la tarde-, se dirigían a
sus casas a comer y luego como parte de la rutina diaria salían a la calle a ver
con quién se encontraban para conversar un rato antes de irse a dormir.
Durante esta segunda temporada de campo observé como las personas
llegaban del trabajo y se encerraban en sus casas inmediatamente. Los
evangélicos del caserío y de las fincas cercanas asistían sin falta diariamente a
la ceremonia -o culto, como le llaman ellos- que se realiza a las 6 de la tarde
en la iglesia evangélica ubicada en el centro de Santa María, pero apenas
finalizaba procedían a internarse en sus casas nuevamente. Más extraño
todavía resultaba encontrarse a alguien fuera de su casa después de las 8 de
la noche, exceptuando a la clientela del billar que se resguardaba hasta que
cerraba, a las 9 de la noche.
Durante los saludos con los viejos amigos del caserío, recorriendo sus calles,
sentada en las graderías de la cancha, descubrí que las cortas conversaciones
cumplían con las formalidades exigidas, pero no había interés de permanecer
fuera de las casas, de acercarse al vecino, por lo menos no en estos espacios.
Cuando me encontraba con alguien en la calle y buscaba entablar una
conversación las respuestas se daban sin dejar de caminar como si todos
tuvieran afán, pero la evasión era aún mayor cuando indagaba concretamente
acerca del comportamiento introvertido de la mayoría de la comunidad o sobre
la ida de un gran número de familias del caserío. Recuerdo una conversación
que sostuve con Doña Gloria, dueña de la única tienda que hay en
Quebradanegra, quien en su oficio de tendera se esmeraba por conocer mejor
que nadie la vida privada de los habitantes del caserío. En 1999 supe que
había sido advertida varias veces por parte de la guerrilla para que dejara el
interés por el chisme, sin embargo en el 2001 comprobé que aunque muchas
cosas habían cambiado en el caserío, otras no. Después de una sesión de
preguntas sobre mi vida, Doña Gloria me preguntó que cómo encontraba el
caserío, yo le contesté que lo veía muy cambiado, que casi no se veía a las
personas en la calle y que en general la gente estaba muy callada. Como
pidiendo disculpas Doña Gloria reafirmó mi percepción, me dijo que
efectivamente el caserío se encontraba muy solo y que para nosotras no sería
igual de interesante estar allí. Cuando le pregunte a qué se debía ese cambio,
su tono de voz amable cambió y se torno más cortante, me respondió que era
normal, que estaba haciendo mucho calor y la gente prefería no salir, después
me preguntó:
“¿Y usted cual cree que es la razón del cambio?”
“No sé, pero parece un poco como si la gente no se sintiera segura afuera.”
En un tono de evidente disgusto me dijo: “¿Miedo?, ¿Por qué tendríamos que
tener miedo? el que tiene miedo es el que debe algo”49.
La referencia al tema fue suficiente para dar por terminada la conversación.
49
2001, Quebradanegra. Diario de campo. Conversación con Gloria Rodríguez.
en el caserío, ahí la gente hace y recibe sus llamadas. Se anuncia que se
solicita a alguien al teléfono a través de un megáfono que resuena lo
suficientemente duro como para ser escuchado en cualquier rincón del caserío
por la persona, y hay que señalar, también por el resto de la comunidad; en
realidad es difícil no enterarse quien esta recibiendo una llamada. Este hecho
así como la ubicación de la caseta en el espacio central de Santa María han
influido para que sea punto de encuentro entre sus habitantes y, a pesar de las
épocas de encierro, uno de los espacios públicos que aún se frecuentaban.
En este espacio fue donde me reencontré con dos jóvenes amigas de la
primera temporada de campo Sandra, la telefonista, y Claudia, su mejor amiga.
La conversación surgió inicialmente por el interés de ellas de saber sobre la
procedencia de mi llamada, poco a poco nos fuimos contando de manera muy
general las cosas que habíamos hecho desde la última vez que nos habíamos
visto. Durante la conversación supe que el ejército había estado hacía dos días
en la zona, para mi sorpresa, puesto que estando ya en el caserío no me había
dado por enterada. Claudia relataba cómo el ruido de un carro grande a la
madrugada la había despertado, cuando se asomó por la ventana comprobó
que se trataba de un camión lleno de soldados, que en poco tiempo se
perdieron caminando hacia la montaña. El tono de voz de Claudia manifestaba
la preocupación que generaba el hecho pero más elocuentes resultaban los
gestos de Sandra que mientras escuchaba se comía las uñas, fruncía las cejas
y mantenía la mirada fija en el rostro de su amiga hasta el final de la historia.
Cuando Claudia acabó de hablar les pregunté,
50
2001. Santa María. Diario de Campo. Conversación con Sandra y Claudia
Sandra y Claudia. Sin embargo, en uno u otro caso, ya fuera en la reacción de
introversión o en la de disgusto, las respuestas rechazaban aquellas preguntas
concretas acerca del encierro, del silencio, y del cambio de la comunidad
asociado a la posible existencia de miedo.
A finales de Marzo del 2001 el verano en Santa María estaba terminando, eran
días calurosos, y los comentarios de la gente eran que la cosecha no estaba
dando suficiente trabajo. Desde el balcón de la casa en donde estaba alojada
se divisaba gran parte del caserío, también los cultivos de yuca y plátano que lo
rodean y reemplazan cada vez más a los de café, una vista típica de la actual
zona cafetera quindiana. La imagen de la polvorienta y solitaria calle principal
se ve interrumpida por una mujer que se dirige hacia la panadería, en cuestión
51
Pinilla, Marcela Y Sánchez , Ana Milena. 2001. Santa María 1999. Video en VHS compacto,
duración 15 minutos.
52
Ibíd.
de pocos minutos realiza el recorrido nuevamente hacia su casa. Las calles
vuelven a verse demasiado solitarias en contraste con las imágenes que yo
guardaba del caserío que conocí en 1999, “demasiado solitaria para ser un
caserío con gente”, pensaba yo en esos momentos.
El tiempo transcurre entre el calor y la zozobra de ver frustrado el trabajo de
campo porque a pesar de que el hermetismo de la comunidad me proveía de
cierta información, sabía que no era suficiente.
Para el 2001 la gente en Santa María continúa con la buena costumbre de
cantar pero el escenario se reduce al interior de sus casas.
Lección 45: Sobre etnografías de la virtualidad
Ya hace años que las ciencias sociales han empezado a comprender Internet
como una tecnología cultural, y que el ciberespacio es, aunque sintético, un
espacio social de pleno derecho (1). Un espacio social tremendamente sui
generis, con una serie de particularidades muy concretas y especiales, pero
espacio social practicado (Certeau, 1988) sin ningún tipo de duda,
rabiosamente inquieto, excepcionalmente efímero, radicalmente urbano.
Así, el trabajo de campo online se iba descubriendo como una larga travesía
sin destino ni aparente sentido, hecha de días y días en charlas tecleadas
intranscendentes. Mis primeros pasos en el campo me llevaron a las salas de
chat que se mostraron ante mí como una sucesión de cháchara, chistes y
chismes. La ligereza de las conversaciones, su fragilidad, su inconstancia, etc.,
me daban una primera impresión del ciberespacio como algo que era,
definitivamente, poco serio. Al menos, lo que la gente hacía allí, en la medida
en que podía o sabía, tenía un marcadísimo tono lúdico. Debo reconocer que
aunque inicialmente el asunto me divirtió, al cabo de algunas semanas, me
empecé a inquietar, metodológicamente hablando: ¿podría sacar una tesis de
ahí?
Sin embargo, para mi sorpresa, esta documentación sólo sirvió para alimentar
charlas informales donde no se hablaba necesariamente de lo técnico, sino que
se utilizaba lo técnico como elemento de distinción de un grupo respecto a los
usuarios sin ese conocimiento. Fundamentalmente, este conocimiento experto
sólo se manifestaba en forma de humor y, progresivamente, me permitió
incorporarme a ese ejercicio grupal de elaboración humorística, pero no me
reveló necesariamente grandes verdades etnográficas. Al cabo de un tiempo,
esta información y posicionamiento grupal relativo, me sirvió para prestar ayuda
a usuarios menos experimentados, cuyo peso dentro de la comunidad y, por
ende, dentro de la etnografía, era necesariamente menor.
2.4. Cuestionarios
Entre los usuarios habituales de las salas de chat que fui observando, su 'edad'
en el mismo, comparada con cualquier otro 'lugar' etnográfico, muy inferior.
Probablemente podría cifrarse esta edad media del usuario que se siente o es
percibido como parte del grupo social, entre los 6 y los 12 meses, dependiendo
de la intensidad de su dedicación y de los ritmos concretos de cada canal. Este
hecho provocó que mi rol como investigador-observador-participante, en poco
tiempo, quedara diluido. En unos meses, mi presencia no sólo era
perfectamente normal dentro de estas salas de chat, sino que mi participación
en los espacios públicos era notoria. Como consecuencia de ello, en poco
tiempo me encontré alterando mi objeto de estudio, asumiendo roles como
operador de algunos de los canales en los que trabajaba (8).
Esta situación, en la que mi rol como observador podía, al fin, servir para
construir algo serio y de una cierta utilidad para la comunidad que estaba
observando, me hizo pensar que, finalmente, había encontrado una clave de
relevancia para mi etnografía, que permitiría tirar del hilo de cuestiones tan
serias como la naturaleza política del canal, las luchas por el poder, la
naturaleza carismática del liderazgo del canal o incluso un sistema de
retribución simbólica y en forma de prestigio para la dedicación que algunos
usuarios ponían en la gestión y administración del canal. Sin embargo, cuando
hice público el borrador del artículo, explicando el caso etnográfico en
profundidad, nuevamente me encontré con la misma reacción del grupo social:
trivialización y banalización. Tan sólo algunas de las personas a las que
entrevisté durante el seguimiento de los hechos se preocupó de abrir el
archivo, básicamente para intentar descubrir quién era quién, puesto que había
puesto otros seudónimos y no los nicks reales de los usuarios (9). En pocos
días, el tema se había olvidado y, aparentemente, mi rol había vuelto a ser el
de uno más, valorado sólo en tanto que contribuyera a la vitalidad pública del
canal, a sus conversaciones efímeras y banales. Nuevamente volvía a
comprobar que lo relevante, en aquel espacio, era lo aparentemente banal. Y
que lo aparentemente relevante, se convertía indefectiblemente en algo
rápidamente banalizable y, por tanto, rápidamente banalizado.
Cierro este bloque con un último ejemplo que tiene que ver más con las
técnicas que con la metodología etnográfica. Una de las ventajas de la
etnografía digital es que permite registrarlo todo. Uno de sus mayores
inconvenientes es que hace que lo registres todo. La fiabilidad y facilidad con la
que pueden llegar a grabarse todas las informaciones sólo es comparable, en
ese medio, con la cantidad de información irrelevante que, por esta razón, se
puede llegar a acumular. La centralidad del dato, de la información concreta y
precisa, de la trascripción etnográfica adquiere en este contexto una nueva
dimensión.
Construidas las tablas, publicadas las gráficas y reconociendo que dan mucha
alegría visual a mis presentaciones, me pregunto hasta qué punto esta
sistematización etic de la actividad del chat tenía algún sentido emic.
3. La relevancia de lo banal
Ahora debemos comprender que se trata de algo muy importante, pero no por
ser un ágora en el sentido político del término, sino por serlo en el sentido
social, básico y minúsculo. El ciberespacio no nos lleva a una recuperada
ágora ateniense; nos lleva a la plaza del pueblo. No nos lleva a la definición
histórica y que ha sido canonizada en la ciencia política, sino a la traducción
directa de la palabra 'agora'. El 'agora' como el lugar donde era posible (e
inevitable, casi), formar parte de una comunidad articulada. La verdadera
dimensión relevante (y política) del ágora electrónica no reside en sus
mecanismos de toma de decisión, sino en el hecho de que sirve para
establecer los vínculos básicos, a través de conversaciones banales e
intranscendentes, que pueden hacer posible, llegado el momento, su
comportamiento como grupo social. El ágora electrónica no es un mecanismo
para la política, sino para la sociabilidad y, por tanto, para la sociedad. Sin
sociabilidad no hay sociedad. Y sin sociedad, no hay política. He aquí la
tremenda relevancia de esas conversaciones banales.
Referencias bibliográficas
• AUGÉ, Marc, 1996, Los 'No Lugares'. Espacios del anonimato. Una
antropología de la sobremodernidad, Barcelona: Gedisa (original, 1992)
• http://www.cibersociedad.net/congreso ).
• OLDENBURG, Ray, 1991, The Great Good Place: Cafés, Coffee Shops,
Community Centers, Beauty Parlors, General Stores, Bars, Hangouts,
and How They Get You through the Day, New York: Paragon House
Notas
[4] Me salto aquí, como es evidente, algunos de los pasos y fases prescriptivos
a la hora de hablar de las corrientes que fueron progresivamente poniendo en
liza lo 'banal' en la reflexión socio-antropológica. No es este el lugar para trazar
todo el recorrido aunque esté sembrado de nombres como Edmund Husserl o,
de manera especial, la escuela etnometodológica (Garfinkel, 1967).
[7] Estructura que, por otro lado, es una evidente estructura de poder que la
etrnografía ha usado –consciente o inconscientemente; voluntaria o
involuntariamente- y que, en el entorno cibersocial, por varias razones, no
termina de "funcionar".
[8] Los canales de chat del sistema IRC se administran de forma 'local', por
parte de una categoría de usuarios llamados "operadores". Los operadores
tienen una estructura jerarquizada que les permite diferentes tipos de acciones
relacionadas directamente con la administración cotidiana de la sala. Sin
embargo, esta razón instrumental tiene también un altísimo contenido simbólico
y la categoría de operador de un canal es una forma de prestigio, mayor cuánto
más multitudinaria es la sala de chat.
[11] A pesar de todo, considero que son más que loables los intentos de
visibilización de lo humano y lo banal del proceso etnográfico que se producen
durante los años de apogeo del llamado postmodernismo. La apertura de los
Diarios de Malinowski (1979), los paseos aparentemente erráticos de Augé
(1987) e incluso los devaneos hormonales de Rabinow (1992) no son ningún
atentado a la sacrosanta disciplina, sino una manera de subrayar la verdadera
importancia del contacto inmediato, cotidiano y minúsculo en el proceso
etnográfico. Son factores irreemplazables.
[12] Más que a Howard Rheingold (1994), aquí hay que referirse a su fuente en
esta argumentación, Ray Oldenburg (1991