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Lección 19

EL REGRESO A CANNAÁN

(Primera parte)

“Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para tener derecho al árbol de la vida, y poder
entrar por las puertas en la ciudad”. (Ap. 22:14)

Jacob llegó a la tierra de Canaán y así fue contestada la oración en la que había pedido regresar en paz a
su tierra. Compró una propiedad en el valle de Siquem, allí – junto a su tienda – edificó un altar a Jehová
donde reunía a los miembros de su familia para realizar los sacrificios al Señor. En ese mismo lugar
construyó un pozo donde más tarde se sentaría el Salvador (Jn. 4:6).

Pero su estancia en ese lugar no terminó bien, su hija Dina, salió “a ver las hijas del país” colocándose en
peligro de relacionarse con los impíos, así se puso en el terreno de Satanás y provocó sus tentaciones.
Entonces la hija del patriarca fue deshonrada, por lo que Simeón y Leví fueron protagonistas de la
matanza y la ruina de toda una ciudad (Gn. 34).

El corazón de Jacob estaba muy triste, pero el Señor le indicó que debía viajar a Betel, un lugar que le
recordaba su visión, las promesas Divinas y también el voto que había hecho. Por eso decidió que antes
de llegar a ese sitio, su familia debía quedar libre de idolatría. Dijo “Quitad los dioses ajenos que hay
entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestras vestiduras. Y levantémonos, y subamos a Betel; y haré allí
altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha sido conmigo en el camino que he andado”
(Gn. 35:2, 3).

Con mucha emoción, el patriarca contó a su familia sobre su experiencia en Betel, y sus corazones se
conmovieron, de esta manera fueron preparados para unirse con él en la adoración a Dios cuando
llegaran a su destino. “Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los
zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina, que estaba junto a
Siquem” (Gn. 35:4). Todos llegaron a Betel sin ningún problema. Allí el Señor apareció a Jacob y
confirmó la promesa del pacto, entonces el patriarca edificó un altar.

Más adelante, durante el camino a Efrata, Raquel dio a luz otro hijo: Benjamín, pero para dolor de Jacob
su esposa murió. Fue sepultada en el lugar donde murió y construyeron un monumento para
conmemorar su memoria. Luego, otro crimen manchó la familia (Gn. 35:22), esta vez fue Rubén, quien
como consecuencia fue despojado de la primogenitura.

Finalmente Jacob llegó a Hebrón, donde se quedó con su padre hasta los últimos días. Cuando Isaac
murió, Jacob y Esaú lo sepultaron. Aunque Jacob había renunciado a la fortuna de su padre, Dios lo
había bendecido con muchas riquezas terrenales y aunque entre los hermanos ya no había celos ni odio,
tuvieron que separarse. Así también se cumplió el propósito de Dios para Jacob ya que la religión de
ambos era muy diferente, era mejor que estuvieran apartados.
Dios no tomó una medida injusta al excluir a Esaú de las bendiciones de la salvación. Su gracia es
gratuita y está disponible para todos. La decisión es de cada uno de nosotros, si queremos obedecer su
Palabra mediante la fe en Cristo o no. “Dios ha elegido un carácter que está en armonía con su ley, y
todo el que alcance la norma requerida, entrará en el reino de la gloria” (PP). (Jn. 3: 36; Mat. 7: 21.) (Ap.
22:14.)

“Es elegida toda alma que labre su propia salvación con temor y temblor. Es elegido el que se ponga la
armadura y pelee la buena batalla de la fe. Es elegido el que vele en oración, el que escudriñe las
Escrituras, y huya de la tentación. Es elegido el que tenga fe continuamente, y el que obedezca a cada
palabra que sale de la boca de Dios. Las medidas tomadas para la redención se ofrecen gratuitamente a
todos, pero los resultados de la redención serán únicamente para los que hayan cumplido las
condiciones”. (PP)

Nota para padres. Esta lección está basada en la primera parte del capítulo 19 del libro
Patriarcas y Profetas. Se recomienda leer el capítulo completo y contestar junto a sus hijos las
siguientes preguntas:

¿Procuró Jacob guiar a su familia hacia Dios?

Antes de viajar a Betel, ¿qué hizo el patriarca? y ¿cómo preparó a su familia para adorar a Dios
junto a él?

¿Qué crimen cometieron Simeón y Leví? y ¿por qué?

¿Se le ofreció la misma gracia a Esaú que a Jacob?

¿Qué experiencia tienen los elegidos, aquellos que han de ser salvos?

Completa: “Bienaventurados los que ______________________, para tener derecho al árbol de la vida,
y poder entrar _______________________”. (Ap. ______________)

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