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ENTENDER Y CONOCER

Javier Báez

Jeremías 9:24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y


conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas
cosas quiero, dice Jehová.

Le he puesto a este estudio “Entender y Conocer”, porque son dos palabras que resalta este
versículo, y nos dice Dios que Él quiere que le entendamos y que le conozcamos. Dos cosas que
Él quiere, para esto bueno pues tenemos que saber interpretar qué es conocer y qué es entender,
porque son cosas que pudiéramos decir un poco separadas, aunque al final en nuestro cerebro
se juntan las dos.

Pero si las definimos vamos a encontrarnos con que las palabras que definen conocer se usan
en algunas ocasiones también para entender. Pero nuestro cuerpo físico usa dos vías diferentes,
aunque al final volvemos a lo mismo se juntan en el cerebro. Vamos a ver cuáles son las vías
que usa para conocer nuestro cuerpo. ¿Qué usaos para conocer? Usamos nuestros ojos,
nuestros oídos, nuestras fosas nasales, nuestro gusto y toda nuestra piel, nuestro tacto. Esas
son las vías para que nosotros conozcamos las cosas de afuera y podamos nosotros conocerlas
adentro.

Nosotros conocemos que este muro es áspero, si lo vemos, lo tocamos; no si lo olemos o lo


escuchamos. Entonces vemos que para conocer usamos los cinco sentidos, y entonces
podemos conocer a alguien oyéndole hablar. Su timbre de voz nos va a decir: “es fulano de tal”.
O su físico por atrás, aunque no e hallamos visto la cara podemos decir: “ah es fulano porque ya
conozco su cuerpo, su manera de caminar, su manera de desplazarse”. Entonces estas son las
cinco ventanas que nos dan a nosotros la posibilidad de conocer al exterior.

Luego, “entender”. También necesitamos estas cinco ventanas que estamos usando para
conocer, pero en este caso también entra el cerebro, en el otro entra igual el cerebro y hace un
análisis de la imagen que tiene ya gravada y conoce porque compara la imagen que está viendo,
con la imagen que está acá adentro y entonces la compara y dice: “es fulano de tal”, en conocer.
En entender necesitamos también las cinco ventanas pero también requerimos análisis,
requerimos síntesis y requerimos entonces nuestro cerebro para que haga esto: “conocer y
entender”.

Tú no puedes entender a alguien sin antes conocerle. No puedes, es casi imposible,; entonces
primero le conoces y después sabes por qué es así, por qué habla así, por qué vive así, por qué
come así, por qué viste así, por qué camina así, cuando tú le conoces. Entonces, tú conoces a
alguien y puedes entenderle, si no lo conoces es bien complicado que tú puedas entender.

Dios pide dos cosas: que le conozcas que Él es Jehová. Si tú no lo conoces hermano, imposible
que puedas entender a Dios. ¿Cómo se conoce a una persona? Hace muchos años no sé
cuántos, me invitaron a dar un curso de matrimonios, y yo ponía en uno de los ejercicios, era una
sala como de 3 por 6, ponía a todas las mujeres del lado derecho y a los hombres del lado
izquierdo, y eran parejas. O sea la mujer y el hombre estaban enfrente, esposo y esposa. Un día
antes yo les dije: “me hacen favor de que mañana vengan con calcetines limpios, sus pies
lavados”, no les dije APRA qué, sencillamente les di ese compromiso.

Entonces se manejaba de esta manera. “Se quitan por favor sus zapatos, los ponen enfrente de
ustedes”. Entonces el hombre enfrente de la mujer, quitándose los zapatos el hombre, quitándose
los zapatos la mujer. Le dije al hombre primero: “me vas a hacer el favor de caminar hasta donde
están los zapatos de tu esposa y ponértelos. Ya después de que te los pongas, vas a caminar, a
darle la vuelta completa al cuarto y vas a entregar los zapatos y te sientas”. Bueno ustedes
sabrán lo que pasó, porque bueno las mujeres bien coquetas dijeron: “quien sabe qué vaya a
pasar”. Zapatos de 10 centímetros de alto, en aquel entonces se usaba ese tacón de aguja;
pobres esposos. Porque hubieran visto cómo caminaban, a parte de que eran nada más tres
dedos los que cabían en su zapatito. A parte de eso vean ustedes cómo iban, nada más
imagínenselo.

Entonces se sentaron, terminó todo el ejercicio, y luego les dije: “¿qué se siente caminar en los
zapatos de tu esposa?”. No, pues yo no sé cómo camina, la verdad es que esto es algo
terriblemente difícil, complicadísimo. Muchos de ellos se cayeron porque no se puede sostener
en zapatillas gruesas grandes, porque lógicamente el hombre no está acostumbrado a caminar
de esa manera. Y la mujer igual, sucedía que cuando las mujeres se ponían los chalanes esos
que eran los zapatos de su esposo, igual ya sabrán cómo iba caminando a dar la vuelta,
cancelando, no sé cómo. Entonces lo mismo le preguntaba.

La situación es esta: para que tú conozcas a la persona con la que tú tienes relación o a la que
quieres conocer, para que tú conozcas a esa persona necesitas primero ponerte sus zapatos,
para que veas desde su plataforma, para que sientas, para que sepas cómo se camina desde su
posición, ¿si? Bueno, en programación neuro lingüística, esto se llama relaciones asertivas. Y
yo lo condenso para que no se nos olvide, las relaciones asertivas yo lo puedo definir como
ponerse los zapatos de la otra persona. Eso es relaciones asertivas, es decir para que sientas lo
que él siente; para que pienses como él piensa; para que veas como él ve; para que huelas como
él huele. Para que veas su mundo, es entrar a su mundo.

Y entonces de ahí, poder decir: “Ah, ahora entiendo por qué él ve, habla y es como es”. ¿Por
qué? Porque ya te pusiste sus zapatos. Pero ojo, para que tú puedas ponerte los zapatos de la
otra persona primero que nada tienes que quitarte los tuyos, porque si no, no se puede. ¿Ya te
diste cuenta? Si no te los quitas, no vas a poder sentir, ni pensar, ni hablar, ni ver como él ve
para que tú puedas entender desde su posición, cómo ve el mundo. Entonces primero tienes que
quitarte tus zapatos.

¿Qué significa esto? Significa que tú tienes que dejar tu manera de ver el mundo; tu manera de
percibir las cosas; tu manera de interpretar el universo, para entonces poder decir: “Ah es que
ahora sí le entiendo. ¿Por qué? Porque yo me quité mi manera de pensar y estoy tomando su
manera de pensar, estoy viendo desde su plataforma, desde su ángulo, desde su posición
personal. Y ahora sí puedo entender por qué es como es”.

Dios quiere lo mismo, exactamente igual quiere Dios; que tengas relaciones asertivas, ¿cómo es
esto? Que te quites tus zapatos y te pongas los de Él para que veas como Él ve, y sientas como
Él siente. Eso es lo que quiere Dios. Entender a Dios es conocerle. Se interpreta que lo entiendes
cuando ya lo conoces. Hay muchas religiones que ni siquiera entienden a Dios porque no
conocen a Dios. Conocen otra cosa que ellos dicen que es Dios. Para conocer a Dos necesitas
entrar por la puerta y ya sabemos quién es la puerta. Si no, no podemos conocer a Dios. A través
de Jesucristo conoces a Dios.

Así que a relación que tú tienes que hacer es con Jesucristo, porque él es el representante del
cielo en esta tierra. Y es a través de él como lo vas a conocer, porque él y el Padre son la misma
persona. Y entonces conociendo a uno conoces al otro, conoces su manera de pensar, y conoces
su manera de ser, su manera de actuar. Todos los que estamos aquí queremos conocer más a
Dios. ¿Quién cree que quiere más que conozcan, ustedes creen querer más conocer a Dios o
Dios quiere mucho más que ustedes que le conozcan? Dios quiere más, y más y más que
ustedes que le conozcan. Necesitamos saber que para entender a Dios, necesitamos conocerle.

Su Palabra no la puedes entender porque traes tus zapatos, y quieres entenderla con tus zapatos
puestos. Y estoy hablando metafóricamente, no vayan a quitarse los zapatos para estudiar la
Biblia, porque el hermano Javier dijo que tenía que quitarme mis zapatos para entenderla. No
me refiero a eso, ustedes saben bien que me estoy refiriendo a que si no tienes tus pensamientos
fuera, vas a interpretar con tus pensamientos, con tus definiciones, con tus percepciones y vas
a equivocar la interpretación de la Biblia. ¡Quítate tus zapatos! ¡Quítate tu mente también! Tienes
la mente de Cristo pon la mente de Cristo y que el Espíritu Santo revele lo que fue escrito por Él
a través de sus ministros.

Entonces Jeremías 9:24 dice: Quiero que me conozcan, quiero que me entiendan. Como Él lo
dice, dice: quiero que me entienda, quiero que me conozcan, así dice la primera palabra: quiero
que me entiendan. La segunda, quiero que me conozcan. De aquí para allá es como nosotros
tenemos que subir, primero le conocemos, después le entendemos. Ese es Dios. Y por eso lo
escribió de esa manera, no porque para Él sea más importante que le entienda, sino que para
nosotros interpretamos de aquí para allá.

Decimos primero conozco y después entiendo. Dios es así, es una sabiduría hermosa. Cuando
te metes a comprender a Dios, cuando te metes a buscar la sabiduría de Dios no creas que
Dios es tan egoísta que la guarda, la esconde. ¡No! Cuando alguien se acerca a Él con el deseo
del corazón de recibir la información y la sabiduría, Él abre las puertas porque es lo que más
desea, que su pueblo le conozca. Porque conociéndole a Él pueden interpretar lo que Él dice, y
pueden saber por qué lo dice.

Yo siempre que oro por las peticiones de esa caja cuando estoy en mi lugar, yo siempre le digo
al Señor: “Señor que no sea lo que nosotros queremos por favor, no es la forma como yo quiero
sino como tú lo decidas Señor. Porque a lo mejor yo quisiera un millón de pesos, y el Señor me
dice: nada más necesitas mil pesos, no necesitas más. Pero Señor por qué eres así. Porque tú
tienes más sabiduría Señor, lo que tú me digas está bien hecho”. Yo les he dicho, con el Señor
yo no me peleo porque Él sabe más que yo. Y yo l sé, yo entiendo perfectamente mi posición,
entiendo la posición de Él y yo nunca estoy jugando a hacerle mano de cochino o puerquito al
Señor, no.

Yo le digo al Señor: Señor aquí está mi petición y continuamente estoy orando por esta o por
aquella, pero siempre le digo Señor no me hagas tanto caso a mí porque a veces soy un necio y
pido sin saber cómo pedirlo. Yo mejor quiero Señor que tú en esta situación que yo te estoy
pidiendo, se haga tu voluntad Padre, con eso estoy conforme. ¿Sí están de acuerdo? No es lo
que ustedes quieran, entiendan esto, no es como ustedes lo quieran, no es así. Dios es el
Rey, ¿entendemos esto? Él es mi Dios, y lo que Él me da yo estoy satisfecho, mas que
satisfecho. Y también por lo que no me da, también por eso estoy satisfecho, porque Él sabe por
qué no me da lo que yo estoy pensando que requiero.

Entender es comprender, y conocer es tener una idea, o una noción o saber, eso es entender y
conocer según el diccionario. Entonces necesitamos no tener una idea de Dios sino conocer a
Dios, conocerle más allá de esa idea, es decir saber, saber cómo es Él. El diccionario se queda
corto porque está a nuestro nivel de lenguaje español, pero más allá de eso, tenemos que ir más
allá de eso. Hay dos clases de entendimiento, un entendimiento es racional y el otro
entendimiento es espiritual. Son dos cosas absolutamente diferentes. Una es materia y el otro
es neuma, es aire, es espíritu.

En el lenguaje griego neuma es aire; y entonces nosotros tenemos que saber que aquí adentro
en nuestra vida hay dos formas de entender: usando la razón o usando el espíritu. Y las dos si
no están sometidas al Espíritu Santo, las dos pueden equivocarse. No vayan a pensar ustedes
porque analizan con el espíritu nunca van a errar. ¡NO! Si ustedes lo hacen sometidos al Espíritu
Santo, su espíritu de ustedes al Espíritu Santo, no van a errar. Pero si ustedes lo hacen porque
todos tenemos el Espíritu de Dios, nosotros somos alma y espíritu; los que estamos aquí, los que
están allá afuera son otra cosa, no vamos a hablar de ellos, solamente vamos a hablar de los
que estamos aquí.

Tenemos dos posibilidades de razonar: el razonamiento que corresponde a nuestra mente, a


nuestras neuronas. Y el otro el que corresponde al cielo, a la mente de Dios. Ese nos lo dio a
nosotros y por eso podemos entender a Dios, por eso podemos conocer a Dios. Los que no
tienen el Espíritu no pueden desgraciadamente conocer a Dios, mucho menos entenderle.
Conoces a SU dios, pero no es el Dios que hizo el cielo y la tierra, ese es otro Dios.

El pensamiento del que vamos a hablar ahorita es la razón, es el entendimiento racional, 1


Corintios 14:14-15 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi
entendimiento queda sin fruto. 15¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

Pablo sabe igual que nosotros sabemos, que él puede usar la razón y todo su cuerpo va a tener
una actitud, él puede usar el espíritu y su cuerpo puede tener una actitud. Pero él dice: Yo uso
las dos, yo canto con mi razonamiento, estoy leyendo allá, estoy siguiendo la melodía, estoy
siguiendo el ritmo, pero también mi espíritu está unido a mi razón y los dos levantamos esta
alabanza. Cuando aquí estamos solamente con la razón, la alabanza, si llega muy alto llega
aquí al techo, si llega muy alto eh, y a lo mejor ni llega y se regresa aquí con ustedes y aquí anda.

Cuando oramos con el espíritu porque Dios quiere adoradores en espíritu y con la razón, nuestro
cuerpo se une al Espíritu, a tu espíritu y entonces los dos elevan esta alabanza, esta oración y
no hay poder humano ni celestial que detenga ese poder. Y se eleva hasta llegar al trono de
gracia y ahí es recibido por los ángeles y por todo el séquito del Señor y en la alabanza también
están, igual como estamos nosotros ellos allá también están alabando porque están viendo cómo
aquí se goza su pueblo. Cómo se derrama el gozo del corazón de su pueblo. Dios es eso lo que
quiere, eso es lo que busca de nosotros.
Pero también hay otro, el espiritual. El espiritual en 1 Corintios 2:14-15 Pero el hombre natural
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15En cambio el espiritual juzga todas las
cosas; pero él no es juzgado de nadie.

Quiero detenerme en esta parte última, para que la tomemos exactamente como está escrito, no
significa que tú aquí en esta parte última que dice: 5En cambio el espiritual (el hombre
espiritual) juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. No significa que tu no tengas
que someterte a la autoridad en esta iglesia, nos significa que tú no tengas que someterte a la
autoridad de Dios y del Espíritu Santo y de Jesucristo y que nadie te va a juzgar, no, no significa
eso, no lo tuerzas así.

Significa que hay una comparación, lo que Dios está haciendo aquí sin salirnos de contexto y
dice: el hombre natural es este, el hombre espiritual es este. Bueno comparados este no puede
juzgar a este. Comparado: el natural con el espiritual. El natural no tiene ninguna base para
juzgar al espiritual porque no conoce el Espíritu, nada más conoce la razón y juzga nada más a
través de las leyes naturales del mundo, pero no a través de las leyes del cielo. Así que el hombre
natural no pude hacer juicios para decir esto está bien, esto está mal de lo que está haciendo el
hombre espiritual, no puede. Porque no tiene bases, no tiene fundamentos, no tiene los
elementos para decir esto está bien o está mal, a eso se refiere.

Bueno aquí compara a estos dos entendimientos. El hombre natural tiene una característica
especial es animal. Es decir, animal así está en la Biblia en el griego original, no dice hombre
natural, dice hombre animal. Pero no se tradujo de esta manera porque bueno todos los que
estamos en esta tierra sabemos que las películas de los hombres lobos, y cuantas cosas más
que se han salido por ahí, y entonces el Espíritu Santo no quiso que nosotros nos metiéramos
en estas situación pensando que estaba hablando de ese tipo de hombres, no.

El hombre natural es el hombre animal. ¿Cuál es el hombre animal? Aquel que usa solamente
sus emociones para vivir, no usa su espíritu. Es decir, vive a nivel de piel o lo que le dictan sus
entrañas, sus vísceras. Está actuando de acuerdo a como el hígado, los riñones y el estómago
le están diciendo; ese es el hombre animal. Y bueno el perro muerde no pensando si es su amo
o no es su amo; él muerde porque esa es su naturaleza. Perdónenme los hombres naturales,
pero para Dios los hombres naturales son en ese nivel, no tienen un razonamiento más allá de
lo que son sus instintos. Así los ve Dios, el hombre natural solamente tiene esa capacidad, y
bueno va a ser juzgado de acuerdo a la capacidad que se le dio para razonar y entender.

A nosotros nos toca los juicios que nos hace el Espíritu Santo segundo a segundo. Es a través
de lo que ha aprendido cada uno de nosotros aquí y allá, y en la casa, y en la iglesia, y en la
Palabra, y en la presencia de Dios y todo. De acuerdo a como Dios nos da es como nos va a
juzgar. Así que el que tiene más, va a ser juzgado con esa misma cantidad. Y no por eso quieran
decir ustedes: “no pues yo mejor me quedo como estoy para que no sea juzgado con mucho”.
No, no, no, Dios no quiere eso, ahorita vamos a ver, nos vamos a dar cuenta que la exigencia de
Dios es que su pueblo sea una luz en las tinieblas.

No una velita, que no le soplen porque se apaga, ¡no! Él quiere que su pueblo sea una lumbrera
que por más huracanado que esté el viento, no pueda apagarla, ¿entendimos esto? Esto es lo
que quiere Dios. Y la luz comparada en la Biblia, la luz es conocimiento comparada con la Biblia.
La luz se compara con el conocimiento, y el conocimiento en la Biblia se compara con la luz, es
semejante. El ignorante es como el ciego, no ve; porque vemos de acuerdo a los conocimientos
previos. Lo que traemos acá adentro, así es como entendemos la Palabra. Entre más conozcas,
más fácil se te hace entender l a Palabra y a Dios, y al mundo completo y a todos lo hermanos.
¿Por qué? Porque tienes el conocimiento para sacar de ahí las cosas y decir: esto es esto por
esto y esto otro.

Dios quiere que le entendamos y lo conozcamos, pero ¿por qué? ¿Se han preguntado por qué
quiere Dios, nada más porque se le ocurrió? No, hay muchas razones, hay razones
perfectamente definidas por las cuales Dios quiere que le conozcamos. Que le conozcamos a Él,
no estudiar la mente del pastor, no estudiar la posición del pastor, no estudiar los estudios del
pastor, sino estudiar la mente de Dios, la mente de Dios eso es lo importante en estas reuniones,
¿cómo piensa Dios? ¿Por qué piensa de esa manera? Eso es conocerle.

Dios desea que le conozcas para que lo entiendas. Pero mira, si no tienes relaciones asertivas
con Él, ¿qué dijimos que era relación asertiva? Si no te quitas tus zapatos cuando entres a la
presencia de Dios, por eso se dejan los zapatos afuera, porque eso es la simbología de que tú
estás dejando todo tu ser para entrar a que Él te hable sin ninguna perturbación de tu
entendimiento y de tus percepciones. Si tú no tienes una relación asertiva con Dios perdóname
no vas a poder entenderlo. Y vas a estar siempre viniendo o hablando con el pastor: “es que no
entiendo esto, ¿por qué Dios me está haciendo esto o aquello o me está sucediendo esto, o me
está sucediendo aquello? O a mi familia o a mi yo no sé.

Si no conocemos a Dios no podemos entenderlo. Importante es que le conozcamos. Vamos a


ver, primero antes de decirles por qué, vamos a ver Jeremías 8:7 Aun la cigüeña en el cielo
conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; Pero
mire la comparación que hace, dice: pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová. ¿Ven cómo
nos compara?

Y digo cómo nos compara porque aquí está hablando de nosotros, cómo nos compara Dios, oye
mira la cigüeña y la tortolita; la cigüeña es un pájaro un poquito más grande y a lo mejor el cerebro
está más grande. Bueno el Señor todavía dice: bueno la cigüeña, y a lo mejor tú vas a decir,
bueno pero es que tiene un cerebrote. No pero también la tortolita, un pajarito pequeñito que
anda ahí comiéndose las piedritas de la calle. Conoce, conoce dice, su tiempo. ¿Qué significa
esto?

Y la grulla y la golondrina conocen su venida. Son pájaros que emigran, estamos hablando de
los segundos. Ellos saben cuándo irse y cuándo regresar a su casa. ¿Saben cómo lo hacen?
Interpretando el tiempo, ellos detectan la presión atmosférica y los cambios climáticos y saben
cuándo hay que emigrar, porque saben que ahí se van a morir si no lo hacen. Dice ellos lo
conocen, ellos los animalitos lo conocen.

Y dice ustedes, mi pueblo no conocen mis juicios. Cuando comprendemos esto, decimos: Señor,
¡qué tristeza! Porque ¿sabes? Yo no te entiendo Señor, y no te entiendo porque no me interesa
conocerte. Si yo me pusiera a buscarte, yo podría conocer más de ti. Pero no, el mundo me
absorbe, y entonces te doy migajas porque al cabo como quiera tú eres bueno. Al cabo como
quiera tú me salvas porque ya lo hiciste, mandaste a tu hijo sin que yo lo mereciera, tú viniste a
morir por mí Señor. Qué grande es tu amor por mí, ¿verdad? Sí, sí pero eso Dios te pregunta
después, y tú ¿cuánto me amas? Como le dijo a Pedro.
¿Cuánto estás dispuesto a dar por mí, yo di todo, cuánto estás dispuesto a dar tú por mí? Y le
damos migajas al Señor, de nuestro tiempo, de nuestra vida, de nuestras posesiones, de nuestra
economía, de todo le damos las sobras. Conozco un pastor de Canadá, bueno no es él sino su
papá de él, de Lago Alberta, Canadá. Y su papá es industrial allá, no sé si ya se moriría o no, ya
hace mucho tiempo que no lo veo, pero él nos contó en una ocasión: “cuando mi papá se entregó
al Señor y supo quién era el rey del Universo, dijo: ¿quién soy yo para quedarme con el 90% de
mis ganancias, y darle a Él una migajita el 10%? Dijo: no hijo, yo voy a hacerlo porque Él es el
rey, con el 10% de mi sueldo me basta, yo le voy a dar el 90% porque Él, Él es mi Rey”.

Eso es conocer a Dios, conocer a Dios. Cuando tú le conoces confías en Él porque sabes quién
es Él. Pero mira cuando no le conoces dices: “Bueno el pastor dice que si diezmas va a venir la
bendición, pero quién sabe a lo mejor el pastor quiere el dinero para algo personal ¿no?”. Pero
cuando tú le conoces, cuando tú le conoces a ciegas cuando te dice una cosa no lo piensas lo
haces. Porque su Palabra es su última palabra del Universo, es lo que Él diga eso es. Ese es mi
Dios, no sé cuál sea el tuyo.

¿Por qué quiere Dios que le conozcamos? Mira vamos a ver por qué dice Dios que quiere Él que
nosotros conozcamos su persona. Isaías 1:3 El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre
de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. Vean el orden que lleva Él y
no lo cambia, siempre que hay entender y conocer, a Él siempre va a escribirlo así: entiéndanme,
conózcanme. En toda la Biblia así viene, nosotros primero tenemos que conocerle y luego
podemos entenderle de aquí hacia allá, dijimos.

Bueno vamos a ver otro versículo para entender por qué realmente Dios quiere que nosotros le
conozcamos, si esto no sucede va a haber problemas en nuestra vida.Oseas 4:6 Mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del
sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Te aconsejo
que si no te lo sabes, te aconsejo que te lo aprendas de memoria, ponlo en un papelito y si tienes
coche ponlo adelante e tu tablero o no sé dónde quieras, pero grábatelo de memoria porque este
versículo te va a estar recordando que si no lo haces vas a tener problemas en el juicio cuando
Cristo venga.

Fíjate qué tremendo mensaje te dice: Ah entonces no quieres conocerme, bueno mira lo que te
va a pasar. No te interesa conocerme, nada más lo que dice el pastor o lo que dicen los
predicadores, o lo que dicen los ministros, con eso te asta, pues mira lo que te va a pasar si no
lo haces personalmente, porque yo entregué a mi hijo personalmente para ti, no para la iglesia;
para ti personalmente. Así que si tú esperas conocerme a través de los mensajes del pastor
estás equivocado. Esa es una parte, pero la parte más importante es la relación que tenemos tú
y yo para conocernos más, dice el Señor.

Si no lo cuidas yo te voy a desechar del sacerdocio y me voy a olvidar de tus hijos, no esperes
que yo los proteja, no esperes que yo los cuide, no esperes que yo como las gallinas los esté
cubriendo con mis alas, no lo haré porque tú y yo no somos amigos, dice el Señor.

Conocer y entender a Dios es una responsabilidad personal. Las gotitas de conocimiento que
recibimos de la iglesia no son suficientes para poder conocer a Dios y saber qué quiere Él de mí.
No son suficientes, no te conformes con esas briznas, con esas gotitas de rocío que te caen en
tu lengua, no es suficiente, entiéndeme no es suficiente para lo que Dios quiere, no., no es
suficiente. Él vino y no preguntó, no preguntó: Oye ¿me amas? No. Él dijo: porque te amo me
entrego. Si tú no me amas es tu problema, pero yo me doy por ti.

Dice en Isaías 5:13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su
gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.

¿Por qué? Porque le faltó conocimiento. Miren, voy a hacer un paréntesis aquí. El conocimiento
en el mundo tiene una función específica, si no lo tienes, si no tienes conocimiento lo más
probable, y no estoy despreciando esta labor; lo más probable es que solamente barras la
escuela o las banquetas. El conocimiento en la tierra tiene una labor, una función específica, si
tienes conocimiento tienes un puesto mayor, para todos. El conocimiento en el cielo es vida. Si
no tienes conocimiento no tienes vida. Aquí lo dice, en la Biblia lo dice, Dios te lo está diciendo
en Isaías 5:13, ahí te lo dice.

Dios quiere que lo conozcamos, Dios quiere que lo entendamos. Vamos a desglosar esta
cantidad de versículos, y fíjense cómo los organiza Dios. Les iba a decir a mí me sorprende pero
ya de Dos no me sorprende nada, me enamora cada vez que recibo mensajes así, porque está
perfectamente ordenado, perfectamente definido, perfectamente organizado como para que no
tengamos ningún problema nosotros de recibir lo que Él nos está dando.

Miren el capítulo 2 de Proverbios está dividido en tres partes, del 2 al 12 específicamente, está
dividido en tres partes. Vamos a dividirlas si ustedes quieren, del versículo 2 al 4, vamos a mirar:
por qué quiere Dios que nosotros entendamos su mensaje, su Biblia, su Palabra, su Persona:

Proverbios 2:2-12 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la


prudencia, 3Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; 4Si como a la plata la
buscares, y la escudriñares como a tesoros. Este es el paréntesis, fíjense lo que pasa. ¿Qué
pasa si esto lo cumplimos? Dice: 5Entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el
conocimiento de Dios. Si haces esto, pasa esto. Entonces ese paréntesis es el ¿Qué? Y el
versículo 5, es el ara qué. Si hago esto qué voy a recibir.

Del versículo 2 al 4, nos dice qué debemos de hacer y luego nos dice si lo haces así, ¿para qué?
Para que suceda esto. Veamos otra parte, del versículo 6 al 8, vamos a ver los resultados del
para qué en el 9: Dice: 6Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la
inteligencia. 7El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan
rectamente. 8Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos.

Entonces el ¿para qué? Dice: 9Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen
camino. Si esto no lo haces no puedes hacer esto. ¿Ya nos damos cuenta por qué quiere Dios
que nosotros entendamos? Porque si esto lo hacemos va a suceder esto, si no haces esto no va
a suceder esto. Aunque vengas y le digas al pastor: “ore por mí pastor. Pues sí, ora por ti y sabes
bendecido. Pero llegando a tu casa vuelves a usar tu caparazón, vuelves a usar tu máscara,
vuelves a usar tu personalidad y vuelves a la misma situación.

O sales de este hoyo, y yo estoy hablando de ese hoyo. Me refiero a todos, todos los que estamos
tenemos una posición personal que nos estorba para entender muchas cosas de Dios, o vamos
a seguir iguales, y nos vamos a morir iguales sin avanzar cada día más. Dice en el siguiente
versículo entonces:

Proverbios 2:10-11 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu


alma, 11La discreción te guardará; te preservará la inteligencia. ¿Para qué? 12Para librarte del
mal camino, de los hombres que hablan perversidades.

¿Se dan cuenta cómo pone Dios todo para que nosotros podamos recibir la bendición y podamos
defendernos de este mundo? Este es mi Dios, y es el Cristo que predico y que me compró. Dice
entonces, ¿para qué quiere Dios que le entendamos? Ya vimos esto, vamos a ver ¿qué más
quiere Dios que yo conozca? Ese ¿para qué?

Efesios 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Aparte de que quiere que le conozcas personalmente, también quiere que conozcas cuál es su
voluntad, no es nada más de que “ay qué hermoso eres tú Señor”. No, también quiere que vayas
un poquito más allá. Dame Señor, dame el conocimiento pleno de tu voluntad porque yo no quiero
estar haciendo algo que esté fuera de ella. Y mientras tú no sepas qué le gusta y qué no le gusta
a Dios, no puedes saber si estás haciendo su voluntad o no. Si no le conoces cómo vas a saber
qué le gusta, cómo. Si nunca vas con Él, cómo vas a saber qué le gusta.

Señor ¿qué te gusta? Pues tú debes saber si me conoces, dices que tú eres mi hijo, tú debes
saber qué le gusta a Dios. ¿Tus ojos? ¿Tu cuerpo? Él lo que quiere es tu corazón, eso es lo que
quiere, tu corazón. Porque de él mana la vida. Es la bomba que bombea la vida, cuando se para
eso se para ya todo. Entrégale tu corazón a Dios sin escatimar, sin preguntar. No le preguntes a
Dios, tú tienes el Espíritu Santo para que disciernas el mundo, las actitudes y tu pensamiento, y
tu corazón.

El Espíritu Santo es el que te va a llevar a la verdad, Dios no te lo va a decir, porque te va a decir


igual que a Moisés: “qué, ¿por qué clamas a mí? Si yo te di todo para que tú supieras. ¿O no?
Te di mi Espíritu para que te llevara a la verdad, pero te embelezas, te llamas de embelesamiento
en tus pensamientos y crees que eso te va a llevar a la verdad, estás equivocado. Sólo es mi
Espíritu el que te va a sacar del mundo, si no lo sigues no hay trato contigo, así dice el Señor.

Para poder entender entre el bien y el mal tienes que tener el Espíritu de Dios. Todos los que
estamos aquí lo tenemos, todos lo tenemos. Y los que no lo tengan o los que duden me hacen
favor de pasar con los ministros porque esto es un problema espiritual. Aquellos que tengan
dudas de si lo tienen o no, miren, es un problema gravísimo. Porque cuando tú no sabes; si una
persona te deposita 10 millones de dólares y nunca te lo dice, ¿los podrías usar? Pues cómo si
no sabes. Entonces si tú tienes dudas de que tienes o no el Espíritu Santo tienes un problema
gravísimo. Y si tú no crees que lo tienes, tienes un problema gravísimo de todas maneras.

¿Por qué quiere que le entendamos? Colosenses 1:10 Para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento
de Dios.
Cosas específicas quiere Dios. Que crezcas continuamente, día con día en el conocimiento de
Dios. Es decir, que tú conozcas a Dios cada día más y más, y más, y más. Hasta que nadie te
pueda contar nada de Dios, y si alguien viene a contarte cosas de Dios que no son ciertas, tú
decirle: “hey, hey, espérame. Él es mi amigo y lo conozco perfectamente, eso que estás diciendo
no le agrada. ¿Por qué? Porque es mi amigo, yo le conozco y te puedo decir qué cosas sí le
gustan, y qué cosas no le gustan”. Ese es mi Dios.

Cuando no sabemos vivir conforme a sus principios, no es que tengamos que hacer una lista de
los principios divinos, y ponerlos en el tocador o en el lugar en donde estemos nosotros más
frecuentemente y podérnoslo grabar de memoria, no es lo que hace falta. Lo que hace falta es
que le conozcas más, porque Él es el rey y Él es el que busca, no nosotros, sino Él busca que el
conozcamos, que vayamos a su presencia. Y si quieren ustedes uso la palabra, que le estemos
molestando continuamente.

¿Qué quiere Dios que entendamos? Dios quiere que su pueblo entienda sólo una cosa: y esta
es la vida eterna que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has
enviado. Eso es lo que quiere Dios. ¿Cuál es la vida eterna? Conocer a Jesucristo, sin esto
vamos a tener problemas en la eternidad. Porque vamos a llegar a un lugar y no vamos a conocer
al dueño de ese lugar. Lo que le gusta y como no va a ser mi casa, pues yo tengo que saber qué
le gusta porque yo no debo de hacer las cosas que no le gustan porque entonces me va a decir:
“¿sabes qué? No sé qué estás haciendo tú aquí”.

No va a decir eso ¿no?, cuando Él nos selecciona, nos selecciona para vivir con Él pero más
vale que nosotros llevemos nosotros el conocimiento mucho mayor del que tenemos ahorita para
cuando estemos en su presencia. ¿Sí estamos de acuerdo con esto? Dios quiere que le
conozcas y que cada día te acerques más, y que crezca más ese conocimiento y que pueda Dios
decir: “hombre mi amigo ya llegó. Como David, amigo de Dios. Abraham. Así tenemos que llegar
nosotros a la casa: Pásale amigo, qué bueno que llegaste. ¿No les gustaría eso? Que Dios nos
dijera: “Amigo, ¿cómo estás?”.

Uf, no cabríamos en el Universo ¿verdad? Yo soy amigo de Dios, esto es lo máximo que le puede
pasar a un hombre, que Dios di pueda decir: “tú eres mi amigo. Ahora sí, ven acércate”.
¿Buscamos eso? Vamos a buscarlo ustedes y yo, vamos a comprometernos. Es un tiempo de
reflexión, para corregir lo que se tenga que corregir, no se ha perdido nada, todavía tienes
respiración y mientras la tengas dale gracias a Dios porque todavía puede hacer correcciones.
Cuando se acabe, ya lo que terminó, terminó, ya no puede hacer correcciones.

La historia no la puedes borrar ya está ahí. Ahorita la estás escribiendo, entonces que este sea
un tiempo de reflexión, y pensar, y llegando a tu casa pregúntate ¿cuánto te conozco Señor?
Pregúntatelo ¿cuánto conozco de Dios? Dios conoce mucho de ti, todo, todo. Pero tú, ¿cuánto
conoces de Dios? Pregúntate ahorita y pregúntate mañana y todos los días, ¿cuánto conozco de
ti Señor? ¿Realmente te conozco? ¿Realmente sé lo que tú tienes en tu corazón? ¿Realmente
sé lo que tú tienes en tu mente? ¿Sé lo que te gusta? ¿Cuánto sé de ti Señor?

Aquí estamos Padre, tu pueblo y yo deseando conocerte más, buscando cada día no conocer
tus caminos Señor, porque eso no es tan importante como conocerte a ti. No conocer tus obras,
sino conocerte a ti Señor. Yo sé que tú deseas lo mismo Padre, que te conozcamos y te prestas
para que te conozcamos más, pero somos muy descuidados, pensamos que es por tu amor por
el que nos vas a salvar y a continuar. Pero tú dijiste que si no cuidamos con celo esa salvación
tendríamos que enfrentarnos a un juicio. Espíritu Santo graba en nuestros corazones con fuego
del cielo, que el conocimiento de Cristo es lo único que nos va a dar vida, sus obras son enormes
y magníficas pero eso no nos va a dar vida.

La vida que fluye de nuestra vida va a ser el conocimiento que nosotros tengamos de tu Hijo
Jesucristo y es a través de ese conocimiento como va a venir tu juicio Señor, porque tú nos estás
dando permiso todavía de estar en esta tierra respirando, porque quieres que avancemos en el
conocimiento de tu persona. Gracias por hablarnos, porque es un tiempo en el cual todavía
podemos corregir las cosas, gracias Jesús, gracias Padre, gracias Espíritu Santo por fijarte en
este pueblo. Gracias por extender tu mano de misericordia hablarnos de esa manera, ahorita que
todavía podemos hacer algo, pero reconocemos que todavía no te conocemos como deberíamos
conocerte Señor. Gracias mi Señor, amén.

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