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MAURICIO ELECTORAT, ENTRE LA PATALETA Y EL ASESINATO EPISTÉMICO

“La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les
marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental, se les introdujeron
en la boca mordazas sonoras, grandes palabras pastosas que se adherían a los dientes; tras una
breve estancia en la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados”. Jean Paul Sartre, prólogo
a Los condenados de la tierra

La columna de Mauricio Electorat Ignominia, es una excusa perfecta. En lo fundamental,


busca expresar su indignación debatiendo el atrevimiento de La Sociedad de Escritores
de Chile, al aceptar a Ricardo Palma Salamanca, como socio de esa institución. Sus
argumentos para cuestionar dicha medida, se dan en tres planos: estético, ético y político.
El académico y escritor, arguye que Palma Salamanca, más que antecedentes literarios
poseería un prontuario delictivo, cuya guinda de la torta, es el asesinato del Senador UDI
Jaime Guzmán. A juicio del columnista, este hecho no podía ser pasado por alto por el
directorio de la SECH. Sobre todo, cuando la justicia chilena está pidiendo su
extradición, al órgano competente francés. Palma, junto a otros militantes del FPMR-
Autónomo, participó de la llamada: “fuga del siglo” el año 1996. Desde ese entonces, no
se tenía conocimiento de su paradero.
El ilustrado novelista, sostiene que nos encontramos frente a un pistolero -y en
consecuencia- las explicaciones del llamado directorio, serían un acto de mala fe, en el
sentido que lo entiende Sartre, o sea “la construcción de un andamiaje racional para tapar
una verdad que conocemos, pero que no queremos asumir”. En síntesis, los directores de
la SECH, tenían el deber de pronunciarse sobre su trayectoria criminal -y desde ese juicio
de valor- negar todo vínculo del apodado “negro” con el mundo literario.
Me despierta curiosidad, la jerarquía y matriz del discurso. Jamás, se refiere a ninguna
de las obras publicadas por RPS en Editorial LOM. Las desprecia. Ejerce con ellas un
procedimiento esterilizador, aislándolas en el laboratorio leguleyo de la confesión.
Rechaza de modo categórico, cualquier tipo de comparación con María Luisa Bombal -y
por extensión- con cualquier otro literato/a de prestigio.
Nota al margen. ¿Por qué acción pasional en el caso de la escritora de La Amortajada?
Me parece muy restringido, el concepto como un acto privado que escapa a la razón.
Podría ser visto también, como la culminación de una historia de abuso, a partir del
privilegio patriarcal de Eulogio Sánchez, generando una nueva lectura, donde las balas
ya no serían antojadizas (uterinas) sino, un gesto público de rebeldía. Bueno, es una
columna y el tema central que me convoca es otro.
Su razonamiento Mauricio, tiene como sostén su formación intelectual, su trabajo
académico y el lugar desde donde elabora su sermón. El procedimiento de asepsia que
instala, hay que agradecerlo por la honestidad, por lo claro e ilustrativo para ciertos
lectores, sin lugar a dudas, un excelente profesor. Ahora bien, el mecanismo no es nuevo,
me atrevería a decir que es constitutivo de lo que se conoce como: la racionalidad
moderna euro-centrada. Tampoco puedo culparlo por eso, todos habitamos el mismo
espacio colonizado.
Sin embargo, usted ostenta un lugar de privilegio epistémico. En este caso particular, lo
ocupó con toda potestad, para establecer un corte en quién debe ser considerado
escritor/a, dándole la condición de par y desplazando al terreno del no ser, a quién no se
ajusta a su puritanismo estético, y en lo puntual, también ético. Tal operación, supone un
punto cero de equilibrio, solo trastocado por su revelación anti-dictatorial “Personalmente
estoy en las antípodas de las posiciones de Jaime Guzmán y me cuento entre los
detractores irrestrictos de los crímenes de la dictadura”.
En otra interpretación posible, su confidencia podría entenderse como una consolidación
auto-referencial de “alma bella”. Asumiendo con debido cinismo, la inconsistencia de su
territorio. Porque no da cuenta que el medio donde publica, por ningún motivo es neutral.
Tan así, que la imagen entrecortada de Guzmán, bajo el color celeste de la virtud, no se
condice con sus caminatas por Colonia Dignidad y la oración adornada con el suave hálito
de Karadima. Por supuesto usted, no tiene ninguna injerencia en dicha imagen.
Desde esa misma definición, la crítica expuesta a la violencia de vanguardia, que puedo
compartir, no con los mismos fundamentos, no hace otra cosa que consagrar la
intimidación cotidiana del derecho, siempre razonado y deslegitimar per se el derecho a la
violencia, por su irracionalidad.
Sobre la obra de Palma en cuestión, afirmo que la dimensión del testigo en el trabajo de
Ricardo, su construcción literaria fundada en el uso de la crónica, los recuerdos
fragmentados, bajo una perspectiva personalísima: son un tema a considerar. De hecho,
supongo que ese es uno de los factores que ameritaron su primera publicación conocida
como “El gran rescate” del año 1998.
Lo paradigmático de la opinión exhibida, es la voluntad de exclusión, al negar todo
reconocimiento y dialogo, con la obra de Ricardo Palma. Desde el púlpito de Artes y
Letras, el profiláctico Mauricio Electorat extiende su pataleta; practicando una de las
lecciones mejor asimiladas, bajo la matriz colonial de poder: el asesinato epistémico.

Por Omar Cid


Escritor
Santiago de Chile, 5 de agosto de 2018

http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2018-07-29&dtB=04-08-
2018%200:00:00&PaginaId=11&bodyid=6

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