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Dios está poniendo una herramienta poderosa en tus manos que te podrá liberar de tu
angustia, tristeza o depresión. Sólo tienes que decidir usarla. Pablo y Silas PASARON
MOMENTOS difíciles, pues ambos fueron azotados y luego echados dentro de una cárcel
oscura y sucia. ¿Qué harías tú en semejante situación? ¿Qué haría yo? Lo que hicieron estos
dos prisioneros es sorprendente: comenzaron a cantar himnos a Dios (Hechos 16), y
tuvieron su propia reunión de alabanza y adoración. ¡Qué increíble!
Nosotros fuimos creados para adorar y alabar a Dios. Sin embargo, como suele hacerlo
nuestro Padre, esta práctica también produce beneficios para aquellos que la ejercen. Lo
que comenzó como un sencillo ejercicio de fe y esperanza, terminó siendo la herramienta
que Dios usó para dar libertad a Pablo y Silas; y no sólo a ellos, sino a todos los prisioneros
que se encontraban en aquel terrible lugar. Hechos 16 nos dice que después de haber
cantado, llegó un gran terremoto, y todas las puertas y cadenas de aquel lugar de ataduras
fueron abiertas y rotas. La alabanza se convirtió en la bomba nuclear que Dios usó para
traer libertad y salvación a muchas vidas.
Entiendo que existen dos clases de alabanza. Una de ellas se produce después de la
liberación o la obra de Dios en favor nuestro. Los salmos están llenos de ejemplos de esta
clase de alabanza. Algunos como: "Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza"
(51:15); "Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día" (35:28); y, "A Jehová
cantaré en mi vida, a mi Dios cantaré salmos mientras viva" (104:33).
¿Dónde te encuentras ahora mismo? ¿Te encuentras en una cárcel ahora? ¿Estás
enfrentando un enemigo más poderoso que tú? Sé que no todas las cárceles son las hechas
con manos humanas, y, muchas veces, el enemigo nos ataca interiormente, pero el principio
es el mismo: La alabanza es una herramienta poderosa de liberación y salvación. Algo
sucede cuando ponemos nuestra mirada sobre el Dios de toda la creación y no en nuestra
propia situación. Nuestra fe crece cuando dejamos de mirar nuestra situación y miramos a
nuestro Salvador, Sanador, Libertador y Padre. Esto es lo que sucede cuando comenzamos
a alabar, y, en el momento en que dejamos de luchar y procedemos a alzar nuestras manos
para adorar en lugar de alzarlas para luchar o trabajar, Dios puede hacer su obra.
Podrás tener años en tu cárcel, años de lucha contra el mismo enemigo, pero para Dios no
existen los límites del tiempo. A Él sólo le importa la obediencia de sus hijos. Mira hacia tu
futuro brillante con Cristo. Si una adicción aprisiona tu cuerpo y mente, mira hacia tu
Libertador. Si tu cárcel son sentimientos de enojo, falta de perdón o angustia, déjalos por
la paz que sobrepasa el entendimiento. No importa cómo llegaste a estar en aquella cárcel,
lo importante es que Dios está poniendo una herramienta poderosa en tus manos que te
podrá liberar de tu angustia, tristeza o depresión. Sólo tienes que decidir usarla, sólo tienes
que decidir obedecer y dar gracias en todo. "¡Que todo lo que respire alabe a Dios!" (Salmo
150:6).