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Fenecimiento.

Rospiglosi (2012), También conocido como disolución o extinción. Es la pérdida de vigencia del
régimen económico del matrimonio. El fenecimiento de la sociedad de gananciales implica el
término del régimen patrimonial. Se produce en los siguientes casos (art. 318):
 Invalidación del matrimonio.
 Separación de cuerpos.
 Divorcio.
 Declaración de ausencia.
 Muerte de uno de los cónyuges.
 Cambio de régimen patrimonial.
El Fenecimiento de la sociedad de gananciales debe distinguirse dos grupos: el fenecimiento
ordinario o normal y el fenecimiento extraordinario o excepcional.
Fenecimiento ordinario.
Rospiglosi (2012), También llamado fenecimiento normal. Si por el hecho de existir un
matrimonio se constituye la sociedad de gananciales es lógico que esta termine cuando el
matrimonio fenezca. Este fenecimiento ocurre regularmente por la muerte de uno de los cónyuges
(art. 318, inc. 5). Pero la extinción del vínculo conyugal puede también ocurrir por otras causales:
la invalidez o divorcio. En estos dos casos es obvio que la sociedad de gananciales no puede
seguir subsistiendo, desde que el vínculo que le dio origen quedó inexistente o se disolvió (art.
318, incs. 1 y 3).
Invalidez de matrimonio.
Rospiglosi (2012), La invalidez del matrimonio extingue la sociedad de gananciales y el vínculo
conyugal en general. Deja insubsistente el vínculo matrimonial dando término a la sociedad de
gananciales. Si se comprueba en el proceso y la sentencia que declara la invalidez del matrimonio
reconoce la existencia de la buena fe en los cónyuges, estos conservarán su derecho a los
gananciales procediéndose a la liquidación del régimen.
Demostrada la buena fe de uno de los cónyuges en la celebración del matrimonio queda por
discutirse el destino de los gananciales que corresponderían al cónyuge que actuó de mala fe.
Nuestro Código preserva los gananciales del cónyuge de buena fe sin señalar nada respecto de los
gananciales que hubieran correspondido al cónyuge de mala fe.
Sobre la base del artículo 284 del Código: “El matrimonio invalidado produce efectos civiles
respecto de los cónyuges e hijos si se contrajo de buena fe, como si fuese un matrimonio válido
disuelto por divorcio”. Una interpretación lógica nos lleva a determinar que el cónyuge de mala
fe pierde los gananciales, sin embargo no se precisa el destino de estos ni a quien le serán
entregados. Se precisa hacer una distinción sobre la situación del cónyuge de buena fe de la del
malicioso.
Si medió mala fe en ambos cónyuges, y como esta circunstancia establece que el matrimonio
invalidado no produzca efectos civiles, no surgirá el régimen de gananciales. Queda claro que la
relación entre estos cónyuges será reconocida como una unión estable, procediéndose a su
liquidación como un caso de división y partición de comunidad de bienes.
Divorcio.
Rospiglosi (2012), La sentencia de divorcio extingue el vínculo matrimonial y, en consecuencia,
queda sin efecto la causa que originó el surgimiento del régimen patrimonial bajo el cual se
rigieron los cónyuges durante la vigencia de la relación conyugal.
Igual como ocurre en el supuesto de la invalidez del matrimonio, la extinción del vínculo
matrimonial por causal de divorcio determina el fenecimiento de la sociedad de gananciales al
desaparecer la causa que originó su surgimiento. En este caso, el cónyuge culpable solo pierde
los gananciales que procedan de los bienes propios del inocente, vale decir, de los frutos y
productos de aquellos y, si se demostró la causal de abandono injustificado del domicilio
conyugal, perderá también los gananciales proporcionalmente a la duración de la separación de
hecho.
Muerte.
Rospiglosi (2012), Producida la muerte del causante, en caso el matrimonio se haya regido por el
sistema de gananciales, se distinguen dos masas de bienes, en las cuales el cónyuge supérstite
hereda de la siguiente forma:
a. En los bienes propios del causante, concurre con los herederos forzosos (descendientes
y/o ascendientes, según sea el caso), en la misma proporción que uno de ellos.
b. En los bienes gananciales del causante, se dividen por mitades: recibe una mitad por la
liquidación de la sociedad conyugal; en la mitad restante, concurre en la misma
proporción que los otros herederos forzosos.
En los casos de matrimonio bajo el régimen de separación de patrimonios, resulta de aplicación
lo dispuesto en el inciso a antes detallado para la liquidación de los bienes propios del causante.
En cualquiera de los dos casos de régimen patrimonial que hubiera estado vigente durante el
matrimonio, cuando no existen otros herederos forzosos del causante, el cónyuge supérstite, es el
único y universal heredero.

Fenecimiento extraordinario.
Rospiglosi (2012), También llamado fenecimiento excepcional. Junto a los casos de terminación
la sociedad de gananciales por fenecimiento del matrimonio el Código contempla otros tres
supuestos en que, subsistiendo el vínculo conyugal, finiquita el régimen de comunidad de
gananciales (arts. 318, incs. 6, 2 y 4).
Sustitución de régimen patrimonial.
Rospiglosi (2012), El cambio o sustitución puede ser por decisión voluntaria de los cónyuges,
supuesto en el que deberán otorgar escritura pública e inscribirla en el Registro Personal o, por
sentencia judicial dentro de un proceso promovido a instancia del cónyuge perjudicado por el
abuso, dolo, culpa del otro, sentencia que debe ser registrada.
El artículo 14 de la ley concursal que regula el patrimonio comprendido en el concurso el concurso
hace referencia a una situación de concurrencia de acreedores sobre un patrimonio que resulta
insuficiente para satisfacer el total de obligaciones que afronta su titular como deudor, establece
que aquel deudor, persona natural que desee ingresar a un procedimiento concursal y cuyo
patrimonio se encuentre sujeto al régimen de sociedad de gananciales, deberá sustituir dicho
régimen por el de separación de patrimonios, constituyendo este trámite previo un requisito de
admisibilidad de la solicitud.
Se entiende que lo que busca la ley es poder identificar claramente los bienes que integrarán el
patrimonio del deudor sometido a concurso.
Separación de cuerpos.
Rospiglosi (2012), Sea por causal o mutuo acuerdo. Suspendiéndose la vida en común, durante
La cual estuvo en vigencia el régimen de gananciales obvio es que este no puede continuar, no
obstante mantenerse el vínculo matrimonial. La separación de cuerpos extingue la sociedad de
gananciales más no el vínculo conyugal, sino que supone un decaimiento de este. La sociedad de
gananciales fenece con la declaración de separación de cuerpos.
Curiosa decisión jurisdiccional establece que: “Luego del fin del régimen patrimonial de sociedad
de gananciales con sentencia firme que establece la separación de cuerpos, si los cónyuges se han
reconciliado y han ostentado la posesión constante de casados, los bienes adquiridos durante ese
lapso deben sujetarse al régimen de sociedad de gananciales”.
Declaración de ausencia.
Rospiglosi (2012), La ausencia judicialmente declarada extingue la sociedad de gananciales más
no el vínculo conyugal. La concordancia entre la norma bajo estudio y las contenidas en los
artículos 47, 49, 597, 638 y demás pertinentes del Código lleva a la conclusión de que, producida
la desaparición de uno de los cónyuges, y en tanto no se pronuncie la declaración judicial de
ausencia, los bienes del desaparecido quedan al cuidado de un curador interino a menos que exista
un mandatario con facultades suficientes.
Declarado judicialmente el estado de ausencia fenece el régimen de gananciales y efectuada la
liquidación del mismo el cónyuge presente asumirá el manejo de los bienes que le hayan sido
adjudicados, en calidad de propios, bajo un régimen de separación de patrimonios. La parte
correspondiente al ausente será entregada en posesión temporal a quienes serían sus herederos
forzosos (con las facultades y restricciones que precisan los artículos 50 y siguientes) si no
hubieran herederos forzosos continuará en el ejercicio de sus funciones el curador interino.
Consecuencias comunes del fenecimiento de la sociedad de gananciales por ausencia o
muerte.
Rospiglosi (2012), La ausencia y la muerte marcan a la sociedad de gananciales. A su
fenecimiento por declaración de ausencia o muerte se generan dos grandes consecuencias a favor
del cónyuge del ausente o el sobreviviente:

 Le corresponden los bienes del menaje ordinario del hogar (arts. 320 y 321).
 Se le otorga el derecho de preferencia de la casa habitación y del establecimiento
agrícola, artesanal, industrial o comercial de carácter familiar, (art. 323).
Efectos.
Rospiglosi (2012), Nos dice que:
Producida las causales analizadas la ley gobierna cuidadosamente la cuestión de la fecha desde la
cual surte efectos el fenecimiento del régimen de gananciales:
Entre los cónyuges.
Si el fenecimiento se ha producido a consecuencia de un proceso sobre invalidez del matrimonio,
divorcio, separación de cuerpos o separación judicial de bienes produce efectos a partir de la
notificación al otro cónyuge con la demanda respectiva, fecha está que debe constar de forma
clara y precisa en la sentencia respectiva para evitar problemas. Esto tiene un doble objetivo: (i)
evitar que, durante el proceso, el demandado pueda realizar actos o incurrir en omisiones que
perjudiquen al demandante, y; (ii) establecer los efectos retroactivos de la sentencia de separación.
Respecto de terceros.
Para terceros el régimen de sociedad de gananciales se considera fenecido en la fecha de la
inscripción pertinente en el Registro Personal. La inscripción de la referida extinción del régimen
patrimonial es lo que lo hace oponible erga omnes.
Finalidad.
El fenecimiento tiene una doble finalidad:
Poner fin a la sociedad de gananciales, y; Repartir sus ganancias, si las hubiera, después de
deducidas las cargas y deudas sociales.

Liquidación.
Dada cualquiera de las causales de fenecimiento de la sociedad de gananciales el paso siguiente
es la liquidación del régimen patrimonial.
Es consecuencia de la terminación del régimen patrimonial por lo cual se procederá
necesariamente a su liquidación (art. 298).
Definición.
Rospiglosi (2012), Es el conjunto de actos que se llevan a cabo con la finalidad de realizar la
partición de los bienes comunes asegurando que cada cónyuge o sus herederos reciban la mitad
de estos. La liquidación es consecuencia de actos previos. Se inicia con el inventario y
valorización para concluir con la entrega de los bienes. Liquidar es el acto final. La idea es dar
por finiquitado el régimen de bienes y se proceda a la adjudicación de los remanentes.
Liquidación, inventario, valorización y adjudicación son las etapas. La liquidación termina con la
adjudicación de los bienes a cada cónyuge pasando a ser legítimos titulares.
Rospiglosi (2012), señala que la liquidacion de la sociedad de gananciales se da de la siguiente
manera:
Formas.

 Privada.
La liquidación puede hacerse en forma privada, si las partes encuentran la manera de realizarla
sin necesidad de recurrir a intervención judicial, zanjando todas sus diferencias respecto de la
partición. Se requiere documento privado con firma legalizada.
 Judicial.
Por resolución judicial, procede liquidarla, a cuyo efecto primero se inventaría su activo y pasivo,
después se pagan las obligaciones sociales, luego se devuelven los bienes propios, y por último,
el saldo activo que queda se distribuye entre los cónyuges, o entre el que de ellos sobreviva, y lo
que hubiera correspondido al cónyuge muerto, constituye su patrimonio hereditario, llamándose
a sus herederos, dentro de los cuales se encuentra el cónyuge sobreviviente.
En este último caso las normas que se deben aplicar son las del derecho sucesorio. No basta que
haya operado el fenecimiento de la sociedad de gananciales por cualquiera de los supuestos ya
estudiados, sino que se hace indispensable ir al proceso de liquidación, en tanto que la disolución
de la sociedad de gananciales origina una situación jurídica en la que hay un patrimonio indiviso
regido por las reglas de la copropiedad, situación jurídica que permanecerá inalterable mientras
no se solicite la liquidación. Al finalizar la sociedad de gananciales, pueden pedir la liquidación
cualquiera de los titulares del patrimonio social, e incluso decimos, aquel que tenga legítimo
interés estaría facultado para ello.
Procedimiento de la liquidación.
 Inventario.

Siguiendo al artículo 320 del Código Civil, el primer paso que encontramos como inicio de la
liquidación es el inventario de todos los bienes del régimen y también de las deudas sociales.

Pues bien, el inventario no es otra cosa que una relación detallada de todo el activo y pasivo de la
sociedad de gananciales. Aquí deben considerarse tanto los bienes propios de los cónyuges
existentes al momento de la liquidación como los sociales. Ahora bien, este inventario no requiere
ser judicial, el cual solo será necesario si las partes no están de acuerdo; si existe consenso, basta
el documento privado con una firma legalizada
 Valorización.
Pago de las obligaciones sociales y de las cargas Al estudiar el pasivo del patrimonio social,
analizamos las deudas personales que pueden comprometer el patrimonio social, las deudas
sociales en razón de haber sido asumidas en beneficio de la sociedad, y las cargas u obligaciones
que soporta la sociedad de gananciales y que se hayan descritas en el numeral 316 del Código
Civil.
Pues bien, son estas obligaciones existentes al momento de la liquidación, las que tendrán que ser
pagadas prioritariamente, y deberán serlo con el patrimonio social. Incluso si este patrimonio
fuera insuficiente o no existe, dichas deudas sociales terminan afectando los bienes propios de los
cónyuges a prorrata, y si solo uno de ellos tuviera bienes propios, se verá perjudicado pues dichos
bienes serán destinados a pagar las deudas sociales.
 Reintegro a cada cónyuge de sus bienes propios.
Habiéndose honrado las obligaciones sociales y si quedaren bienes propios, estos deberán ser
devueltos a sus titulares en atención a que como ya ha quedado claro, tales bienes no cambian de
titular: sin perjuicio de que hayan estado destinados a uso de la sociedad conyugal, no pierden su
condición de propios.
Habiéndose honrado las obligaciones sociales y si quedaren bienes propios, estos deberán ser
devueltos a sus titulares en atención a que como ya ha quedado claro, tales bienes no cambian de
titular: sin perjuicio de que hayan estado destinados a uso de la sociedad conyugal, no pierden su
condición de propios.
En todo caso, será el cónyuge que se sienta perjudicado con la calificación de un bien propio
como social, el que deba demostrar que le pertenece en exclusividad.

 Distribución de gananciales.
Habiéndose pagado las deudas sociales, y efectuada la devolución de los bienes propios, si aún
quedan bienes, derechos, entonces, ese remanente o saldo toma el nombre de gananciales. Alude
a los bienes que se ganan o aumentan durante el matrimonio por el trabajo de los cónyuges, por
los frutos y productos de los bienes propios y sociales y por otros títulos legales.

Normas complementarias sobre liquidación.


Rospiglosi (2012), Tratándose de liquidación, el Código contempla dos casos especiales y a la
vez bastante comunes: la separación de hecho (art. 324) y las sociedades de gananciales sucesivas
(art. 325). Asimismo, aunque el código no lo trata es preciso referirnos a la denominada
comunidad postmatrimonial o postganancial.
Separación de hecho.
Rospiglosi (2012), La sola separación de hecho no produce la disolución de la sociedad conyugal
sin embargo surge un conflicto en razón que el régimen de bienes continúa rigiendo. Por ello
resulta necesario fijar una fecha de corte para establecer los bienes existentes durante la
convivencia y aquellos adquiridos en la etapa de la separación. Y es que la separación de hecho
previa a la disolución de la sociedad conyugal implica determinar equitativamente qué bienes, por
el momento de su adquisición, serán tomados como sociales y cuáles como propios.
En el supuesto que se ponga fin a la sociedad conyugal en un proceso de divorcio y en este se
declare a un cónyuge culpable y al otro inocente, coincidimos con Azpiri, que los bienes
gananciales adquiridos hasta el momento de la separación de hecho se dividen por mitades: los
que adquirió el inocente después de la separación los conserva y los que adquirió el culpable
después de la separación se dividen por mitades. Esto lleva a diferenciar en el proceso de
liquidación la fecha en que se produjo la separación y la fecha de adquisición de cada bien
ganancial, porque la forma de dividirlo será diferente según la fecha, la titularidad del dominio y
la culpabilidad o inocencia de cada cónyuge.
Si a lo largo del periodo de vigencia del régimen de comunidad uno de los cónyuges se hubiera
separado de hecho sin causa justificada pierde su derecho a gananciales proporcionalmente a la
duración de la separación (art. 324). El fundamento de tal sanción radica en que durante el lapso
de abandono el cónyuge culpable no contribuyó a la obtención de bienes para la sociedad, por lo
que mal podría pretender luego un derecho al 50% de los aludidos bienes.

Sociedades de gananciales sucesivas.


Rospiglosi (2012), “la liquidación de la sociedad de gananciales puede posponerse sine die o, al
menos, sin respetar una fecha concreta, lo que conlleva la posibilidad de que pueda darse el caso
de que la continuidad de la denominada comunidad postmatrimonial o postganancial acabe por
complicarse con el hecho de que el cónyuge supérstite contraiga nuevo matrimonio que quede
también sometido al régimen de gananciales”. Estos casos, son más frecuente en la vida real de
lo que pudiera suponerse y es que habiendo una persona contraído sucesivamente varios
matrimonios no tomó la precaución de liquidar formalmente, y en su momento, cada una de las
sociedades de gananciales: liquidación esta que finalmente va a efectuarse al término del último
matrimonio.
Puede suceder que una persona, sin haber liquidado una sociedad conyugal anterior, celebre
nuevas nupcias y cuando tenga que liquidar esta nueva sociedad conyugal se encontrará con que
exista una anterior que debió haber sido objeto de liquidación. A tal fin, deberá considerarse que
la parte que le corresponda a esta persona en la primera sociedad conyugal serán bienes propios
para la segunda. La regla es que, en tales casos, deberá probarse fehacientemente el acervo de
cada sociedad conyugal a los efectos de proceder a la liquidación.

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