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Encontrando el norte de la emisión del pensamiento

Expertos advierten de excesos al derecho

La libre emisión del pensamiento es un derecho constitucional que garantiza la


expresión de todo guatemalteco sin censura previa. Los factores que le acompañan son
el respeto y la responsabilidad, elementos que funcionan de contención al uso indebido
y a la violación de los derechos de otros.

Reconocida por primera vez en Suecia (1766), la libertad de expresión fue considerada
en tratados, convenciones y pactos internacionales que establecieron garantías
individuales para su ejercicio. En 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, promulgada en Francia, reforzó la necesidad de declarar a la libre expresión
como un derecho, al catalogar en su artículo 11, a la comunicación de los pensamientos
y opiniones como “uno de los derechos más preciados del hombre”.

En Guatemala, el artículo 35 de la Constitución Política de la República (en adelante


CPRG), redactado en 1985 y reformada en 1993, establece el derecho y garantiza su
aplicación en cada sujeto que desee realizarlo voluntariamente atendiendo a los límites
legales que la misma ley establece. Este puede ser realizado en su forma pública a través
de un medio oral, escrito o impreso.

Diariamente se aplica en las emisoras radiofónicas, noticieros, programas informativos


y de entretenimiento, donde toma parte la creatividad y la intelectualidad que cada
personaje proyecta para hacer pública su posición frente a un escenario.

En las manifestaciones de protesta también se manifiesta esta libertad, dado que no se


enfoca únicamente a los medios de comunicación y a su fuerza humanitaria: los
periodistas.

La libertad regulada por el interés


Uno de los factores que limitan la libre expresión en el periodismo son los intereses que
el medio de comunicación, como empresa, persigue; así como la autocensura del mismo
periodista. José López, reportero de seguridad y justicia para Soy502, expresa: “Existen
un montón de factores externos en el periodismo que no permite el ejercicio con total
libertad, por ejemplo, los compromisos comerciales que tiene el periódico para el que
se trabaja, o en algunos casos, los compromisos con algunos sectores políticos. Estos
son obstáculos que no te permiten ejercer de manera libre e independiente el
periodismo como tal”.

La línea editorial establece cómo se abordan los temas. Si se generaliza, cada medio de
comunicación: radial, escrito, televisivo o multimedia, protege sus beneficios. Sin
embargo, la idoneidad de construcción de la editorial sobre el artículo 35 de la CPRG,
escapa a la realidad. Byron García, Director del diario digital El Sancarlista U, explica: “En
Guatemala, como en muchos países del mundo, es muy difícil que se cumpla, porque
hay siempre intereses que van más allá de lo que establece una normativa o artículo de
ley”.

La presencia de libertinaje expresivo en redes sociales, se evidencia en los medios de


información falsos que no gozan de profesionalismo ni de editorial. “No todos los
medios de comunicación tienen editorial. Existen medios que no tienen espacios de
noticias. Algunos serán más profesionales, otros no”, comenta Luis Assardo, fundador
de la agencia de información Confirmado.

Por el avance tecnológico y la facilidad de crear una página web o una cuenta en las
redes sociales, el trabajo del periodista ha pasado a manos de la población en general,
donde los intereses son enmarcados desacreditando la profesión y, sobre todo,
excediendo las normas establecidas en la emisión del pensamiento bajo el título de
canales informativos.

Ética profesional
El periodista tiene su fundamento en la transmisión de la verdad, manteniendo el
objetivo de ser imparcial, de convertirse en el vehículo que lleva la información a la
intimidad de los hogares guatemaltecos. Identificado como el cuarto poder, el
periodismo es la ventana a la realidad, pero que tiene en su dominio la modificación de
la información por interés, que en ocasiones se excede por la búsqueda de ganancias
económicas.

La ética periodística puede perderse por intereses personales, tergiversación de las


notas informativas y en la rapidez para informar. La libertad de emisión del pensamiento
se lleva al límite en los medios que persiguen la inmediatez de la noticia. La tentación
de generar audiencia sin verificar la información, omite el derecho de presunción del
delito y de inocencia. Al respecto, Julio García, Presidente de la Asociación
Guatemalteca de Periodistas (AGP), comenta: “Hay noticias falsas que el periodista en
su precipitación lo expone. Si un periodista no es ético, puede informar cualquier cosa.
Por lo tanto, no debe estar en el medio periodístico; porque definitivamente va a
publicar mentiras”.

El producto informativo debe fundamentarse en la verdad, ofrecer sustento y la


invitación a indagar en el problema. En la recolección de información, el periodista debe
consultar diferentes perspectivas para exponer un balance de opinión en el texto a
publicar. El artículo 35 de la CPRG, garantiza el libre acceso a las fuentes de información.

Sin embargo, la garantía de acceso a las fuentes no otorga un poder absoluto, por lo que
debe ser estratégico para encontrar la información que necesita atendiendo a la
legalidad. En ese sentido, Julio García, explica: “Un periodista tiene que agotar cualquier
medio para conseguir información sin afectar a ninguna persona. Tiene que ser ético, si
pierde la ética, ya no vale nada como para que se le respete su opinión, porque seguirá
haciendo mentiras.”

El área de conflicto
En palabras de Ricardo Méndez Ruiz, ex columnista de El Periódico, la educación de los
infantes incide en el goce pleno del derecho de la libertad de expresión. “Es una cuestión
de moral y no es complicado explicarle a un niño de qué se trata; es una cuestión que
afecta la cultura de un país completo; hablar siempre con la verdad y hablar con
respeto”.

Tanto periodistas y columnistas, como todo guatemalteco, tienen el derecho para


expresarse sin ninguna restricción. En ese sentido, Julio García comenta: “Cualquier
persona puede escribir lo que quiera, pero está sujeto a una sanción o demanda
dependiendo de lo que escribió”. En los medios de comunicación la sección de opinión
representa el área de controversia por el material que se publica. Por lo tanto, quien
realiza la labor se sustenta en hechos reales para desarrollar un tema.

La emisión del pensamiento no incluye la postura del medio por el que se hace público.
“Existen columnistas de opinión cuyo pensamiento y perspectiva es afín a los medios
para los que escriben. Pero también existen, en muchas oportunidades, columnistas que
contradicen la linea editorial. Pero en eso radica realmente la riqueza de la libertad de
expresión”, argumenta la periodista Marielos Monzón, columnista de Prensa Libre.

En la Ley de Libre Emisión del Pensamiento, Decreto número 9 de la Asamblea


Constituyente del año 1966, se explican los delitos y faltas en la emisión del
pensamiento catalogados como abuso del derecho. Están sujeto a juicio de jurado las
publicaciones que impliquen traición a la patria, de carácter sedicioso, hirientes a la
moral, faltante al respeto de la vida privada, y calumnias o injurias graves. No obstante,
Monzón comenta: “No existe abuso de la libertad de expresión cuando una persona,
libremente, emite su opinión respecto a lo que le parezca. Ni en las notas periodísticas,
ni en las columnas existe abuso a la libertad de expresión”.

El respeto marca el límite de la expresión libre. Fuera de eso, se desencadena una


violación de derechos individuales que la Carta Magna garantiza para todo
guatemalteco. Agencias de información como “Confirmado”, colaboran en la
identificación del abuso del derecho en tiempo electoral. Assardo, explica que en la
coyuntura actual del país muchas personas pueden lanzar amenazas, acosos,
desinformación, desacreditación y la realización de muchas conductas similares que
realmente son abusos de la libertad. “Esto al momento en que vulneran los derechos de
otras personas”, comenta.

La verdad como información toma uno de los papeles protagonistas en el ejercicio de la


libre emisión del pensamiento. Para Méndez Ruiz, el límite de la libertad de expresión
se encuentra en el punto donde termina la verdad: “No es ético, no es moralmente
permisible, que alguien utilice los medios de comunicación para expresar mentiras”,
explica. La credibilidad del autor y su imagen quedan expuestas a la población, por lo
tanto, la responsabilidad es individual.

¿Un caso de censura?

La agencia de noticias digital, El Sancarlista U, funciona como academia para los


estudiantes de periodismo profesional de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de
la Universidad de San Carlos de Guatemala. El objetivo es preparar al alumno para la
realidad que se vive en el ejercicio del periodismo, por lo que las puertas están abiertas
para todo alumno y docente que desee colaborar en la realización de notas y los
diferentes géneros periodísticos, incluyendo los de opinión.

Como parte de la sección de opinión, el estudiante Ron Castillo hizo pública el 15 de


octubre de 2018, una columna catalogada como incitadora al odio contra la mujer. Las
reacciones no se hicieron esperar por parte de los seguidores del medio, las cuales
arremetieron contra la postura del estudiante y atacaron la imagen del El Sancarlista U.
El director del medio, Byron García, inició el contacto con Castillo para que mediara en
los comentarios que se gestaban en redes sociales. No obstante, el estudiante se negó
a defender su columna, por lo que el equipo editorial decidió prescindir de dicha
opinión.
El punto de discusión se desarrolla sobre la posible censura que El Sancarlista U impuso
sobre Castillo. Por su parte, Byron García indica: “En el caso específico de Ron, le
recordamos que él era el único responsable de lo que escribía; que si había un problema
en redes sociales, él sería responsable y él tendría que mediar en ese asunto. El día que
se publicó su columna, se le anticipa a él y se le dice: mire, esa es una columna bastante
delicada, usted sabe cómo son los sectores, eso puede generar polémica".

A pesar de la advertencia, el equipo editorial decidió publicar la columna de Castillo. Ese


mismo día, en horas de la tarde, se decide eliminar la columna, agregando un aviso a la
opinión pública donde el medio de comunicación tomaba la responsabilidad ofreciendo
una disculpa a las féminas en general. Además, se agregó en la publicación, que tal
acción del Sancarlista U respecto a la columna, no debe ser tomada como censura,
porque es producto de la irresponsabilidad del autor.

La resolución al problema es rechazada por Julio García (AGP). En su criterio, define


como responsabilidad del medio lo que decide publicar, por tener la autoridad editorial
para decidir lo que acepta o no. “Ahí están vedando la opinión de un alumno; violaron
su oportunidad. Por eso sale en los anuncios ‘tales opiniones son responsabilidad del
autor’, ahí el medio se está cubriendo porque, ¿a quién van a denunciar? Al medio no
pueden denunciarlo, sino a quien lo hizo”. La responsabilidad es el segundo factor que
marca los límites en la Libre emisión del pensamiento.

Marcando el límite y alcance

Organizaciones para la protección de periodistas y garantes de la libre emisión del


pensamiento, unifican esfuerzos por mantener la riqueza de opiniones de un país
democrático. La censura e intimidación no representa el límite de la libertad, sin
embargo, la tendencia por coartar la libre expresión se agudiza en tiempos electorales
según el documento: “Intolerancia Oficial”, generado por la AGP y El observatorio de los
Periodistas del Centro de Reportes Informativos Sobre Guatemala (SERIGUA), en
noviembre de 2018.
La verdad, el respeto y la responsabilidad delimitan el campo de libertad para el
guatemalteco. La ley de libre emisión del pensamiento no protege solamente a los
periodistas sino también a la ciudadanía. La crítica a los funcionarios es permitida, sin
embargo, debe estar bañada de respeto, como lo asegura el abogado constitucionalista
Rodolfo Rohsmose: “No se entenderá como abuso la crítica a los funcionarios públicos,
pero críticas en el uso de su función, en el sentido que, si yo digo: el presidente es un
imbécil, sí tengo responsabilidad. No tengo porque decirle imbécil. Debo decirle: usted
equivocó la decisión tal, pero jamás insultarle cómo persona”. En concordancia, Méndez
Ruiz, expresa: “Desde la educación primaria se le puede enseñar al niño que es bueno
aplicar la máxima de Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz. No podemos
ofender a alguien por deporte”.

El ejercicio de la libre emisión del pensamiento es individual y para todo aquel de desee
hacerlo. Byron García, explica que el uso correcto del derecho no es la expresión
deliberada: “Todos pueden participar, siempre y cuando asuman su responsabilidad y
se conduzcan sobre esa línea de la ética. Si no se cumple, estamos violentando el artículo
35”. Por su parte, Julio García, agrega: “Cualquier guatemalteco se puede amparar en
esta ley, siempre y cuando esté dentro de los cánones, incluso el mismo periodista
estaría sujeto a una sanción si afecta la moral de una persona”.

En referencia a la agresión moral, Marielos Monzón identifica como acto punible el


desprestigio que algunas personas formulan contra agrupaciones sociales: “Hemos visto
como a los defensores de derechos humanos o a dirigentes campesinos, se les han
hecho muchísimas campañas de desprestigio y de criminalización por la defensa que
ellos hacen de su territorio. Es no es libertad de expresión, eso se le llama
criminalización.”

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