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Reconocida por primera vez en Suecia (1766), la libertad de expresión fue considerada
en tratados, convenciones y pactos internacionales que establecieron garantías
individuales para su ejercicio. En 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, promulgada en Francia, reforzó la necesidad de declarar a la libre expresión
como un derecho, al catalogar en su artículo 11, a la comunicación de los pensamientos
y opiniones como “uno de los derechos más preciados del hombre”.
La línea editorial establece cómo se abordan los temas. Si se generaliza, cada medio de
comunicación: radial, escrito, televisivo o multimedia, protege sus beneficios. Sin
embargo, la idoneidad de construcción de la editorial sobre el artículo 35 de la CPRG,
escapa a la realidad. Byron García, Director del diario digital El Sancarlista U, explica: “En
Guatemala, como en muchos países del mundo, es muy difícil que se cumpla, porque
hay siempre intereses que van más allá de lo que establece una normativa o artículo de
ley”.
Por el avance tecnológico y la facilidad de crear una página web o una cuenta en las
redes sociales, el trabajo del periodista ha pasado a manos de la población en general,
donde los intereses son enmarcados desacreditando la profesión y, sobre todo,
excediendo las normas establecidas en la emisión del pensamiento bajo el título de
canales informativos.
Ética profesional
El periodista tiene su fundamento en la transmisión de la verdad, manteniendo el
objetivo de ser imparcial, de convertirse en el vehículo que lleva la información a la
intimidad de los hogares guatemaltecos. Identificado como el cuarto poder, el
periodismo es la ventana a la realidad, pero que tiene en su dominio la modificación de
la información por interés, que en ocasiones se excede por la búsqueda de ganancias
económicas.
Sin embargo, la garantía de acceso a las fuentes no otorga un poder absoluto, por lo que
debe ser estratégico para encontrar la información que necesita atendiendo a la
legalidad. En ese sentido, Julio García, explica: “Un periodista tiene que agotar cualquier
medio para conseguir información sin afectar a ninguna persona. Tiene que ser ético, si
pierde la ética, ya no vale nada como para que se le respete su opinión, porque seguirá
haciendo mentiras.”
El área de conflicto
En palabras de Ricardo Méndez Ruiz, ex columnista de El Periódico, la educación de los
infantes incide en el goce pleno del derecho de la libertad de expresión. “Es una cuestión
de moral y no es complicado explicarle a un niño de qué se trata; es una cuestión que
afecta la cultura de un país completo; hablar siempre con la verdad y hablar con
respeto”.
La emisión del pensamiento no incluye la postura del medio por el que se hace público.
“Existen columnistas de opinión cuyo pensamiento y perspectiva es afín a los medios
para los que escriben. Pero también existen, en muchas oportunidades, columnistas que
contradicen la linea editorial. Pero en eso radica realmente la riqueza de la libertad de
expresión”, argumenta la periodista Marielos Monzón, columnista de Prensa Libre.
El ejercicio de la libre emisión del pensamiento es individual y para todo aquel de desee
hacerlo. Byron García, explica que el uso correcto del derecho no es la expresión
deliberada: “Todos pueden participar, siempre y cuando asuman su responsabilidad y
se conduzcan sobre esa línea de la ética. Si no se cumple, estamos violentando el artículo
35”. Por su parte, Julio García, agrega: “Cualquier guatemalteco se puede amparar en
esta ley, siempre y cuando esté dentro de los cánones, incluso el mismo periodista
estaría sujeto a una sanción si afecta la moral de una persona”.