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PARTE EXPERIMENTAL
Materiales
Procedimiento
A. Pasos que se deben tener en cuenta para la toma correcta de presión arterial
- El paciente debe haber descansado por lo menos por 5 minutos antes de la medición.
- Estando el paciente sentado, con el brazo apoyado (no debe haber ropa coprimiendo
el brazo) y el brazalete colocado al nivel del corazón y sin haber fumado o consumido
cafeína en los 30 minutos previos a la toma de presión, se iniciará la medición,
preferentemente con un esfingomanómetro de mercurio.
- Asegurarse de que el brazalete sea del ancho adecuado (ha de guardar relación con
la del miembro en que se coloca, así para el brazo el brazalete es de 13 cm de ancho,
mientras que para la pierna es de 18 a 20 cm, cubriendo el 80%dela circunferencia
de dicho miembro) y el bordeinferior debe estar a2– 3 cm por encima de la flexura
del codo, de tal forma que se pueda colocar el estetoscopio sobre la arteria braquial.
- La columna de mercurio debe ser subida unos 30 mmHg por encima del punto en que
el pulso radial desaparece, para que a continuación se proceda al desinflarlo lento (2
a 3 mmHg/segundo)
- La aparición del primer sonido de Korotkoff ( fase 1) se utiliza para definir la presión
sistólica y la desaparición del sonido (fase5), defínela presión diastólica(anotar el
brazo en el cual se realizó la medición).
- En aquellas situaciones en que no desaparezca los ruidos auscultatorios como sucede
en los ancianos, niños o en insuficiencia aórtica, se utilizará para la Presión Diastólica
la fase 4 de Korotkoff.
B. Ejecución de toma de presión arterial en laboratorio fisiología USMP FN en
distintas posiciones corporales; y ambientales.
Posición: Sedente
Posición: De pie
Situación: Hiperventilación
Se requiere que el alumno respire
moderadamente rápido simulando un
proceso de hiperventilación
Situación: Ejercicio
Se requiere que el alumno corra al
menos por 3 a 5 minutos, para luego
tomar su presión arterial y compararla
con la normal.
Tal y como se observa en las diferentes medidas a nuestras compañeros, con los
cambios posturales se producen ajustes cardiovasculares, en los que tienen una
función importante los barorreceptores.
Al pasar de la posición sentada a la de decúbito supino, se incrementa el retorno
venoso y el gasto cardíaco, lo que ocasiona un aumento inicial de la PA que
desencadena la respuesta barorrefleja. Al mismo tiempo, se desarrolla un reflejo
presor con la activación de mecanorreceptores y metaborreceptores, que conducen
a un incremento de la resistencia periférica y, por tanto, de la presión arterial. (3,4)
En las alumnas Jocelyn, Tapia y Ana se refleja esa afirmación. Pero en la alumna
Gretel esto se vio afectado solo en la presión arterial del brazo derecho, mas no el
izquierdo. En la alumna Soldado no se vio reflejado este aumento de la presión
arterial en ninguno de los 2 brazos.
Por otra parte, en la posición sentada, la tensión muscular provocada por la postura
podría aumentar las presiones intratorácicas e intrabdominales, lo que contribuye al
incremento de la presión arterial. Adicionalmente, se producen modificaciones en la
relación presión-flujo del sistema venoso, así como incrementos en la resistencia
venosa sistémica, por el efecto de la gravedad. (5)
Al ponerse de pie ocurren cambios recíprocos en la PA y la FC. Se dividen en dos
fases: la primera caracterizada por cambios inmediatos dentro de los primeros 30
segundos posteriores al cambio de posición, y la segunda compuesta por una fase de
estabilización entre los 30 segundos y los 20 minutos siguientes. En los primeros 30
segundos hay una elevación de 15 a 30% de la FC, 10 a 15% de la PA diastólica y 20 a
40% de las RVP. La PA es generalmente mayor al estar de pie que en decúbito, se
espera que la sensibilidad del barorreceptor sea menor estando en posición bípeda,
ya que mediante este mecanismo se evita la activación del barorreceptor y su efecto
vagal inhibitorio. (6,7) Esto aplicado a la práctica no se dio a ver, ya que la presiones
estando de pie o eran menor a estando en decúbito dorsal, o eran igual a las calculadas
en decúbito dorsal.
El frío eleva la presión arterial reduciendo el flujo sanguíneo periférico, es decir, por
vasoconstricción periférica. La constricción de los vasos cutáneos es más pronunciada
en las extremidades que en el tronco. Está controlada por el sistema nervioso
simpático. (8) Aplicada esta afirmación a la práctica, comparándose las presiones en
el brazo izquierdo estando sentadas las alumnas Soldado y Jocelyn, con las presiones
al poner sus manos en agua fría, podemos notar que esto solo se aplica a Jocelyn, pero
la alumna Soldado se vio una disminución de la presión de 110/70 a 104/65.
Se ha observado que ocurre un aumento de la presión arterial al realizar ejercicio,
donde se han reportado valores de hasta 260 mmHg durante ejercicio aeróbico
vigoroso; esto depende si son individuos sedentarios o deportistas.
Una persona con ataque de ansiedad o que voluntariamente haga una hiperventilación,
está expulsando una gran cantidad de CO2 de los pulmones, mientras que la cantidad
de O2 no se ve prácticamente afectada. Al aumentar la respiración, hay una mayor
difusión de CO2 de la sangre a los alvéolos, por lo que se produce una disminución de
su concentración en la sangre, lo que aumenta el pH. La consecuencia de esto puede
ser que el CO2 deje de ser un estímulo para la vasodilatación y se produce la
vasoconstricción. Por tanto aumenta la presión arterial (10). Y en efecto, esto
ambientado a la práctica, comparando las presiones en una posición sedente, en los
brazos izquierdos de las alumnas Tapia y Ana, se ve claramente una elevación de la
presión.
BIBLIOGRAFÍA
1. Guarderas, C (1988): Semiotecnia Integrada. General y especial. Capítulo 8: La Tensión
Arterial, 2da Ed, Quito, Ecuador: Universidad Central del Ecuador.
4. Fadel PJ. Reflex control of the circulation during exercise. Scand J Med Sci Sports
[internet]. 2015 Nov.-Dec. [citado 10 feb. 2016];25(Suppl. 4):[aprox. 9 p.]. Disponible
en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/sms.12600/ful
10. Cano Vindel, A., Miguel Tobal, J. J., González Ordi, H., y Irruarizaga Díez, I. (2007).
Hiperventilación y experiencia de ansiedad. Ansiedad y Estrés, 13, 291-302.