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CLASES DE INTERPRETACION

Por su autor la interpretación puede ser: doctrinal, judicial y la denominada interpretación


auténtica. Por su resultado se clasifica en declarativa, modificativa, extensiva y restrictiva.

La interpretación doctrinal

La interpretación doctrinal, llamada también científica, es la efectuada por los juristas con
fines científicos, didácticos y prácticos, con el propósito fundamental de encontrar la
verdad en el campo jurídico. No tiene poder normativo pero ejerce gran poder influjo en
la función legislativa y judicial. Según SAVIGNY: ¨La doctrina desenvuelve y completa la
unidad del derecho, dándole una nueva vida orgánica; así la doctrina se convierte en
elemento constitutivo del Derecho¨. Los juristas, como expertos en el campo del derecho,
ejercen enorme predominio, por cuanto siguieren soluciones a los legisladores, jueces y
demás accionantes del Derecho, proponen criterios de reforma del ordenamiento escrito y
armonizan su sentido con la realidad social.

Facilita el trabajo de los jueces, al mostrar las posibles vías de solución a los problemas
de interpretación, pero los jueces someten a prueba los resultados de los trabajos de los
juristas confrontándoles con la problemática del caso particular, por lo cual es
indispensable que, a su vez, la jurisprudencia sea verificada por la actividad de los
juristas.

La interpretación judicial (la de los jueces) tiene el apoyo de la fuerza coercitiva del
Estado, está influida siempre por los intereses en conflicto y, por tanto, es dispersa y
casuística; en cambio la doctrina es desinteresada, casi siempre puramente lógica,
sistemática y abstracta; por ello debe de estar en permanente contacto con la práctica y
con la interpretación judicial, a fin de no quedar fuera de la realidad de los negocios. La
interpretación doctrinaria no tiene carácter vinculante, pero puede constituir una guía de
carácter técnico tanto para los particulares como para los jueces y legisladores.

En Roma, la interpretación doctrinaria si tuvo carácter vinculante, ya que ¨las respuestas


de los prudentes son las opiniones y sentencias de los que habían recibido el poder de
fijar el Derecho. Por qué se había establecido antiguamente que las leyes fuesen
públicamente interpretadas por ciertas personas, llamadas jurisconsultos, que recibían del
príncipe el derecho de responder. Era tal la autoridad de sus opiniones y sentencias
unánimes, que. Según las constituciones, no era permitido al juez separarse de sus
respuestas¨.
La interpretación judicial

La función jurisdiccional la ejercen por los jueces, quienes, por medio de la sentencia,
previo el conocimiento de los hechos, aplican al Derecho, después de interpretarlo, al
caso concreto sometido a su decisión. Por tanto. La interpretación judicial es la que
efectúa el Poder Judicial, ejerciendo la función jurisdiccional que específicamente le
corresponde. Es obligatoria para las partes, puede constituir doctrinas jurisprudenciales
cuando proviene de la sala plena de la Corte suprema, o ser reiterada en diversas
sentencias, según lo determinen las varias legislaciones, y sirve de pauta de conducta de
todos los miembros de la comunidad.

¿Cuál es el ámbito de poder del juez en el ejercicio de su función jurisdiccional? La


doctrina tradicional considera que el juez no puede interpretar las normas sino aplica la
ley tal como está escrita. El artículo 25° del Código Civil colombiano prescribe: ¨la
interpretación que hace con Autoridad para fijar un sentido de la ley oscura, de una
manera general, solo corresponde al legislador¨.

Respecto a la ley penal, BECCARIA dijo que la autoridad de interpretar las leyes penales
no reside en los jueces criminales, por cuanto no son legisladores. El legitimo interprete
de la ley es el soberano; el juez solo examina ¨si tal hombre haya hecho o no una acción
que le sea contraria. En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto.
Pendrase como mayor la ley general; por menor la acción, conforme o no a la ley, de que
se inferirá por consecuencia la libertad o la pena. Cuando el juez por fuerza o voluntad
quiera hacer más que un silogismo se abre la puerta a la incertidumbre. No hay cosa tan
peligrosa como la de consultar por el espíritu de la ley. Es in dique roto al torrente de
opiniones. El espíritu de las leyes seria la resulta de la buena o mala lógica de un juez, de
su buena o mala gestión; dependería de la violencia de sus pasiones, de la flaqueza del
que sufre, de las relaciones que tuviese con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas
fuerzas que cambian las apariencias de los objetos en el animo fluctuante del hombre. Un
desorden que nace de la rigurosa y literal observancia de una ley penal, no puede
compararse con los desórdenes que nacen de la interpretación¨.

En contraposición de la teoría clásica, la teoría del derecho libre considera que el juez
frente a las lagunas del Derecho escrito que ninguna interpretación puede llenar, ¨fallara
fundándose no en una ley, que no puede ser completa, sino en el Derecho, que debe
serlo, y creara el mismo la norma que estime justa y sabia en el cuadro del orden jurídico
existente, como si tuviera oficio de legislador¨, puede inclusive apartarse de la ley cuando
lo estime conveniente a los intereses sociales.

Entre estos dos extremos hay que optar por una posición intermedia que considera que la
función del juez es interpretativa, pero sin que ello signifique suprimir o relajar la
obediencia que debe al orden jurídico positivo, como garantía de seguridad, orden, paz y
justicia.

¿Crea o no Derecho el juez, cuando interpreta las normas jurídicas? Para la doctrina
clásica de la interpretación jurídica, es función del juez aplicar el Derecho y no crearlo,
aplicar la ley tal y como está escrita y no crear la que debe aplicar. Esta doctrina,
representada por la dogmática jurídica y el movimiento codificador del siglo XIX, cuyas
raíces se remontan a los ideales de la ilustración y de la revolución francesa, establece
que el Derecho es, sobre todo, la ley general y abstracta creada por el poder legislativo,
considerado por el autentico poder. El Derecho es concebido como un sistema
autosuficiente, completo y cerrado que no admite fisuras, exento de contradicciones, en el
cual hay solución para cada problema que se presente en la vida social. La única decisión
es la toma de por el legislador; el juez es solo la boca que pronuncia las palabras de la ley
(MONTESQUIEU). La interpretación jurídica es una labor subsidiaria, de segundo orden,
a la cual se recurre solamente en caso de oscuridad o en caso de aparente contradicción
o ausencia de la ley aplicable la ley clara se aplica, no se interpreta (in claris, non
fitinterpretatio). El fin de la interpretación es puramente cognoscitivo, declarativo,
consistente en encontrar el sentido que esta eminente en la norma, es decir no tiene
carácter normativo, no es una actividad creadora, una medición entre la norma y la
realidad social, si no una operación lógica subjuntiva, que confunde interpretación con
aplicación al Derecho. La labor del juez es puramente mecánica, de subción silogística
del caso concreto (premisa menor) en la norma adecuada (premisa mayor) para luego
deducir la decisión o sentencia (conclusión). A estos efectos se recurre, cuando es
preciso, a los elementos de interpretación que, según SAVIGNY, son: el gramatical, el
lógico, el histórico y el sistemático, como operaciones distintas que actúa conjuntamente,
para reconstruir con mayor fidelidad la norma aplicable al caso concreto.

APLICACIÓN, INTERPRETACION E INTEGRACION DEL DERECHO

Para esta teoría clásica, el juez no crea norma alguna, sino que selecciona la que debe
aplicarse de entre las existentes, porque si se admitiera que puede crear Derecho se
violaría la separación de Poder Judicial y el Poder Legislativo, canon fundamental de la
Constitución del Estado, se admitiría que los jueces pueden modificar la Constitución y las
leyes. No hay libertad si el poder de juzgar no está bien deslindado del Poder Legislativo,
se podría disponer arbitrariamente de la libertad y la vida de los ciudadanos; como que el
juez seria legislador. El principio de la legalidad establece que los deberes de las
personas deben apoyarse a la ley formal o material. El juez norteamericanos BREWER
dice que ¨los jueces no hacen ninguna ley, no establecen ninguna política, nunca entrar
en el terreno de la acción pública ellos no gobiernan. Sus funciones respecto al Estado se
limitan a ocuparse de que la acción popular no infrinja al derecho y la justicia, tal como
existen en la constitución escrita en el Derecho natural¨; y el juez ELIHY ROOT observa
que ¨no esta comprendido dentro de su función o su poder ampliar, mejorar o cambiar la
ley¨ dado el carácter imperativo que tiene la ley, ella debe ser observada absolutamente y
los jueces aplicar por inconveniente y dura que parezca, pues ellos no son quienes
pueden perfeccionar la ley. El único caso en el que los jueces no deben aplicar una ley es
cuando esta se encuentra en pugna con la Constitución, porque lo contrario significaría
dar eficacia a una ley prohibida. Los jueces son meros aplicadores de la ley, como
garantía de seguridad y certeza en el Derecho.

Para la nueva concepción de la interpretación jurídica, el juez es creador de derecho


dentro de los límites materiales y formales establecidos por la norma o normas que aplica
a la solución del caso sometido a su conocimiento. Esta teoría, predominante en los
últimos decenios, confiere a la interpretación su verdadero significado y valor como una
labor creativa, de la capacitación de la ratio iuris de la norma y de actualización del
ordenamiento jurídico, el juez no dirime conflictos de cualquier manera, si no del modo
preestablecido por el ordenamiento jurídico, a cuyo imperio esta sometido, como garantía
de seguridad jurídica, y esta facultado para crear Derecho dentro de los límites que lo
señala el ordenamiento, de tal modo que sus resoluciones se presenten como
consecuencia de la aplicación de las normas, valores y principios que integra el
ordenamiento jurídico.

No solamente la judicial, sino toda interpretación, equivale a una creación exnovo; por ello
por ello ¨es verdad que la norma constituye el resultado de la interpretación, pues obtiene
de ella su significado relevante para el caso examinado, pero es cierto también que
constituye su precedente, ya que limita y orienta, en ocasionescon sumo detalle, dicha
actividad interpretativa, recobra así, salvando las distancias y diferencias de sistema, el
valor que la interpretativo prudencian tuvo en el Derecho romano, donde era impensable
un derecho sin jurisprudencia¨.

Con la concepción moderna de la interpretación, sin rechazar el normativismo o legalismo,


se corrigen los excesos del dogma de las voluntades legis que lleva a una interpretación
meramente literalista de la norma jurídica, y del dogma de la voluntadlegislaturas, como si
la norma fuera apenas un acto de soberanía, un mandato pronunciado por un legislador
genial dotado de los mágicos poderes de una sabiduría total y como si fuera posible
detallar tantas voluntades juntas pero distitascomo las que se reúnen en una asamblea
legislativa. Toda norma jurídica se inserta en un ordenamiento jurídico ya existente y se
adapta a los incesantes cambios sociales, lo cual valora el intérprete para cumplir su
tarea, pero siempre en conexión con la ratio de la norma.

Esta doctrina que considera v que el juez también es creador del Derecho, está presidida
por KELSEN; quien afirma que la interpretación acompaña al proceso de creación del
Derecho al pasar de la norma superior a una inferior. En el caso ¨de la interpretación de la
ley, trata de saber cómo, aplicando una norma general a un hecho concreto, el órgano
judicial o administrativo obtiene la norma individual que le incumbe establecer¨. De
acuerdo con este concepto, la interpretación la hacen los órganos competentes del
Estado – legislativo, administrativo o judicial para generar derecho positivo, que
desentrañando el sentido de una norma para aplicarlo a la solución de un caso concreto,
crean una norma inferior determinada por ella.

Las normas particulares incluidas en un acto o negocio jurídico y las individualizadas


manifestadas en un fallo judicial, en una resolución administrativa i un laudo arbitral,
contiene algo nuevo respecto a la norma general. Si no fuera ello así, carecería de
sentido redactar las cláusulas de un contrato, por que bastaría que las partes
manifestaran que entre la situación prevista en una ley específica. Si la sentencia o
resolución administrativa no contuviera algo nuevo que no esté albergado en la ley
general, holgaría el fallo judicial. Mientras que la norma general habla ¨de todo acreedor¨,
¨de todo deudor¨, ¨de todo empleador¨, ¨de todo trabajador¨, el negocio jurídico o la
sentencia, en cambio, habla de uno o varios sujetos determinados; mientras que la ley
abstracta habla ¨de los bienes¨, los negocios jurídicos y las sentencias, en cambio, el
negocio jurídico o la sentencia habla de tal o cual casa, automóvil, etc. Los hechos
jurídicos no son actos puros de la realidad, sino hechos calificados jurídicamente. Se
confirma el hecho de la realidad y aun mismo tiempo se lo califica de modo genérico,
para, una vez concretizado en forma definitiva, eliminando los elementos que no tengan
trascendencia jurídica, elegir norma aplicable, con lo cual el hecho queda calificado en
forma concluyente.

Si el hecho no fuera de algún modo calificado en alguna medida, no se podría elegir la


norma aplicable. La verificación del hecho, su calificación jurídica y la elección de la
norma aplicable son elementos que se interrelacionan indisolublemente por ejemplo, en
una reyerta Amata B; este hecho es calificado al comienzo como un delito ¨contra la
vida¨y una vez concretizado mediante la prueba producida en el proceso judicial, se
llegaría a la conclusión de que se trataría de ¨un homicidio simple¨ o en un ¨parricidio¨, de
un ¨homicidio agraviado¨, de ¨un homicidio por emoción violenta¨, de un ¨homicidio
culposo¨, tipificado en una concreta norma del Código Penal. El proceso de verificación y
calificación del hecho y la elección de la norma aplicable puede resultar muy fácil, como
ocurre a menudo; los casos difíciles son los menos, pero muy sencillo que sea, la
operación encomendada al Poder Judicial no consiste en un simple silogismo, porque
siempre será necesario individualizar los sujetos, los hechos y las normas aplicables,
concretizar los deberes y derechos, fijar el plazo en que se debe ejecutar la prestación,
etc. Ninguna norma general es tan completa como para ser aplicada directa y
ejecutivamente a una relación social; para ello es preciso individualizarla en una
sentencia, resolución administrativa o laudo arbitral, únicas normas que pueden ser
aplicadas directamente a un hecho concreto.

El Derecho es un conjunto coordinado de normas, dispuestas en orden jerárquico, de tal


forma que las superiores generen las inferiores, esto es, la producción de una norma
inferior es un acto ejecutivo de una norma superior. Por ejemplo, la constitución producen
leyes ordinarias. La actividad del juez está limitada por la ley, las leyes adjetivas
(procesales) constituyen los li9mites formales a la actividad del juez, lo cual ¨quiere decir
que el juez esta autorizado para dictar normas jurídicas en cada caso concreto, pero debe
dictarlas siguiendo el rito preestablecido en gran parte por la ley¨. La sentencia tiene un
valor analógico al de la ley, porque integra con ella una realidad jurídica; la ley es una
norma general y abstracta, y la sentencia una norma, individualizada y concretizada de la
ley, creada por el juez para regular el hecho concreto. La garantía de seguridad y certeza
jurídica estriba en que la sentencia esta, respecto a la norma aplicada, en una relación de
dependencia de lo fundado (la sentencia) con su fundamento (la ley), puesto que la
sentencia es la actuación concreta y dinámica de la ley.
La sentencia es la regulación del caso concreto dentro de los limites establecidos por la
norma o normas aplicadas seleccionadas por el juez de entre las que integra el
ordenamiento jurídico. ¿Cómo procede el juez para elegir las normas aplicables al caso
concreto de que se trate? El juez no puede arbitrariamente tomar una normas y rechazar
otras, sino que debe proceder dentro de los limites señalados por determinados principios
generales, positivizados o no, que le imponen ciertos criterios que no puede eludir. Así, el
juez está obligado a seleccionar una norma vigente, a preferir, cuando hay
incompatibilidad, la norma de mayor jerarquía sobre de rango inferior, y si la
incompatibilidad es entre normas de mayor de igual rango, a optar por la norma especial
sobre la general, etc. De suerte que los elementos con que se crea la norma decisoria no
son inventados por el juez, sino que son Derecho vigente.

Los elementos sociales, económicos, religiosos, morales, políticos o de otro orden solo
entraran a formar parte de la norma decisoria si el Derecho vigente los admite, por
ejemplo, cuando el Derecho civil, a falta de ley, remite la regulación de uin hecho a los
usos y costumbres; pero tales elementos no podrán traspasar la barrera del nullum
crimen, nullapoena sine lege, porque en materia penal no hay otra fuente subsidiaria,
como garantía de libertad y seguridad para todos. No cabe duda sobre el poder atribuido
al juez para crear Derecho en la forma de normas individualizadas (normas decisorias)
como son las sentencias. El crea derecho dentro de los limites del ordenamiento jurídico,
asi como el legislador tiene el poder de crearlo en la forma de leyes ordinarias dentro de
los limites previstos por la Constitución. La sentencia que no guarda correspondencia con
el ordenamiento jurídico ¨puede ser declarada sin valor, como cuando una ley ordinaria no
es conforme con la Constitución¨.

El juez no es un instrumento mecánico de aplicación de la ley, pero tampoco puede ser


legislador, porque ello derivaría en arbitrariedad, inseguridad y desequilibrio total. Al
interpretar la ley buscara el sentido más adecuado y conforme a la realidad social y época
en que debe ser aplicada, pero nunca podrá emitir solución contraria al ordenamiento
jurídico. Nadie, ni el legislador que da la ley, ni el juez que la aplica, ni nadie de la
comunidad puede arrogarse el Derecho de transgredir el ordenamiento jurídico.

La libertad del intérprete en general no puede ser ilimitado, sino que todas las soluciones
a los problemas jurídicos deben encontrar un solido punto de apoyo en el ordenamiento
jurídico, como garantía de certeza y seguridad que se logran solamente mediante la
positividad del Derecho. La sentencia judicial o la resolución administrativa es la ley en
actividad, pero debe ser la misma ley que esta escrita en los textos. Como expresa RUIZ
VADILLO citando a FEDERICO DE CASTRRO, LEHMANN y BONET, la aplicación de la
norma supone una actividad creadora, porque el interprete da sentido, desarrolla y
completa la ley, pero no significa la concesión de un poder arbitrarios al juez para basar
sus decisiones en sus en sus particularidades sentimientos o en sus utópicos ideales de
legislador. El jurista es servidor del fin y no tan solo de las palabras de la ley; el interprete
debe seguir, mas no puede suplantar, los valores de la ley, porque ¨reconocer al juez la
facultad de desvincularse totalmente del precepto legislativo para decidir según su
conciencia, significaría sustituir aquella certeza e igualdad del derecho que constituyen
supremas garantías para los ciudadanos del Estado moderno, en arbitrio judicial¨.

El juez no está obligado a aplicar ciegamente la ley, aunque la solución sea injusta, sino
que en tal caso debe interpretarla considerando el marco social que envuelve la sanción
de3 la ley aplicable y la producción del hecho que se juzga para dar una solución
axiológicamente aceptable, cuidando de que la creatividad de la jurisprudencia se
circunscribe a los estrictos límites intra legen (por ejemplo, en el Derecho Penal) o
también praeterlegem en las ramas que el ordenamiento le permite (v. gr., el Derecho
civil), pero nunca contra legem. La interpretación judicial que logra ser reconocida tiene
que ser necesariamente la que se adecua al sentido de la ley, porque admitir la
interpretación contra legem no significa otra cosa que revivir el lúgubre lenguaje de los
teóricos del nazismo, interesados, como es palmario, en obtener un ciego instrumento del
régimen, disponible en caso de necesidad, aun para generar tipos inéditos de delitos
interpretando el ¨sano sentimiento del pueblo alemán¨.

La interpretación judicial es un acto de comprensión y una toma de posición axiológica,


que valora conductas y leyes; no procura solamente una solución lógica, sino también
justa. Pero a pesar de que la interpretación judicial está integrada por la conciencia
axiológica de juez, debe ser objetiva en el sentido de que, esto que es así para mi, debe
ser lo también para los demás; para ello se guiara, en especial, por los fallos de
contenidos concordante (jurisprudencia), a fin de verificar si su punto de vista axiológico
es o no intersubjetivo, objetivo. Una decisión es justa cuando en ella se realizan los
valores en la intensidad exigida por la institución jurídica en juego. Así, por ejemplo, en el
Derecho de la familia predomina el valor solidario; en el de trabajo, el valor coorporativo;
en el social, el valor seguridad. La justicia es el valor supremo, la armonía que preside la
solución de cada caso, solución que debe entrañar orden y no desorden, seguridad y no
inseguridad, poder y no anarquía u opresión, paz, y no discordia, cooperación y no
aislamiento, solidaridad y no egoísmo.

¿La interpretación judicial constituye o no jurisprudencia que vincula a los órganos


jurisdiccionales del Estado? Si bien es verdad que el Derecho peruano apenas tienen la
calidad de doctrina jurisprudencial las decisiones tomadas por la sala plena de la Corte
Superior de Justicia (C de CP, art. 400) y, por tanto, las dictadas por las distintas salas de
la Corte Suprema no tienen esa calidad y pro ello no serian de obligatoria observancia,
también es cierto que las entidades por las distintas salas del mas alto Tribunal de la
República no tienen solo un valor moral fundado en el conocimiento de los magistrados,
sino una notable importancia practica como argumento psicológico, pues los magistrados
de inferior categoría tratan de uniformar sus actos y decisiones al sentido que las
resoluciones supremas le han dado a las normas jurídicas. Lo mismo sucede con las
decisiones de las cortes superiores respecto de los jueces de primera instancia, y de
estos respecto de los jueces de paz.

Es verdad que los jueces inferiores adecuan sus decisiones a las de los jueces
superiores: que los abogados, para el ejercicio de su profesión, deben conocer, por
necesidad, que significado están dando los jueces a las normas jurídicas, y que a toda la
comunidad le interesa conocer que interpretación judicial le han dado al asunto para saber
conforme a que pautas serán resueltos sus problemas. Por eso, la interpretación judicial
deviene en la mas importante de todas, pues las normas jurídicas tienen el significado que
los jueces quieren que tienen, por consiguiente, se impone la mayor estrictez y acierto en
la designación de los jueces, en su carácter de interpretes de las normas jurídicas. El juez
deben ser la persona que se desempeñe como el contralor imparcial e insospechados de
los otros poderes del Estado; debe constituir una garantía total y absoluta en el ejercicio
de su delicada función de administrar justicia y dar a los ciudadanos la mayor seguridad
sobre la protección de sus derechos.

Mediante la interpretación judicial se da el tránsito de lo general a lo individual, de lo


abstracto a lo concreto; es la interpretación que da la vida al Derecho y tiene fuerza
vinculante entre los litigantes que intervienen en el caso en que la interpretación se ha
verificado; además sirve de normas de conducta para todos los demás miembros de la
colectividad, por lo cual goza del respaldo de la fuerza coercitiva del Estado.
¿Es la interpretación judicial el prototipo de interpretación? La respuesta es afirmativa,
pues, como dice RECASENS SICHES, es el órgano jurisdiccional el que en definitiva y de
modo introvertible pronuncia la norma individualizadora que habrá de realizarse aun
coercitivamente si fuera necesario. La interpretación hecha por otras personas toma como
paradigma hipotético la función del juez, pero es genérica y abstracta, es una
interpretación a medias, un fragmento de la interpretación, una parte de esta, desde luego
fundamental y condicionante de lo que auténticamente constituye la interpretación
plenaria que, por ser forzoso y necesario, desembocan, en la formulación real o
hipotética de una norma individualizada, en el pronunciamiento de un fallo o resolución.
Por ello, la autentica interpretación es siempre la jurisdiccional. Las otras presentan
apenas, o etapas preparatorias o instrumentos auxiliares, pero no interpretación genuina
y plenaria.

Son equiparables a la interpretación judicial, las decisiones adoptadas por los diversos
organismos públicos y autoridades competentes en ejercicio de sus funciones. Las
adoptadas, v. gr., por el Tribunal Fiscal, el Tribunal Registral, el Indecopi, son vinculatorias
para las partes intervinientes en el acto controvertido administrativamente. Pero, en
definitiva, la realizada por los varios órganos de la administración publicas puede ser
corregida por la interpretación judicial.

La interpretación judicial es casuista y contradictoria, y esta, como dice BORDA, ¨influida


por las circunstancias propias del pleito, la buena o mala fe de los litigantes, la convicción
de que se debe proteger a una y castigar a otra¨. Un juez o tribunal de Cajamarca pueda
interpretar una ley en determinado sentido, y un juez o tribunal de cusco puede interpretar
la misma ley en sentido diferente, produciéndose asi un estado de inseguridad jurídica
que felizmente es superado por la actividad uniformadora de la interpretación que en su
calidad de poder central ejerce la Corte Suprema, la cual por mandato de la Constitución
(art. 141°) no solo tiene la atribución de fallar en la última instancia, o sea,
pronunciándose sobre el fondo mismo del asunto de que trate, sino, más importante aun,
tiene la calidad de tribunal de casación y como tal debe de verificar si la ley a sido
aplicada en forma correcta o no, en este último caso declara haber nulidad en la sentencia
de vista, dictando otra que corrija la interpretación errónea que se había hecho de la ley.
En suma, la Corte Suprema puede conocer el fondo mismo del caso en litigio y, además,
examina la sentencia recurrida en sus relaciones con la ley.
¿Debe haber continuidad o dinamizadas en la jurisprudencia? El juez, sea de paz, de
primera instancia, vocal superior, debe de dictar su sentencia no solo con el propósito de
resolver el caso concreto sometido a su decisión, sino también para que su decisión sirva
de permanente esquema de conducta a todos los miembros de la comunidad. La
interpretación de una norma jurídica hecha por el juez sobre un caso concreto, debe servir
para regular este caso concreto y todos los demás casos semejantes. Hacer lo contrario
significa atentar contra el postulado de la justicia, que exige que casos iguales deban
tener la misma respuesta jurídica, y contra el principio de seguridad jurídica hacia el cual
apunta el derecho. Los jueces solo pueden apartarse de una interpretación precedente
cuando tenga la convicción de mejores razones para otra interpretación. Advierte
LARENZ que ¨la continuidad de la jurisprudencia de los tribunales, la confianza del
ciudadano, basada en ella, de que su asunto será resuelto de acuerdo con las pautas
hasta entonces vigentes, es un valor peculiar. Solo a un cambio fundamental de la
conciencia valorativa general no debe sustraerse el intérprete, sobre todo cuando aquel
ha hallado expresión en leyes más o menos nuevas o se basa en un amplio consenso¨.
Es no solo un deber jurídico, sino también un deber ético, el hecho de que el juez asuma
cierta interpretación y que la haga valer decidiendo conforme a ella todos los casos
semejantes.

La sentencia más fantasiosa puede ser impugnada y por tanto reformada u anulada en los
diversos grados del proceso, pero también los más sofisticados mecanismos de
impugnación resultaran ineficaces si, por ejemplo, la fantasía deviene en sistema, si en el
ambiente judicial prevalece la regla de la discontinuidad.

Cuando los tribunales interpretan la misma norma jurídica de distante manera, se violan
flagrantemente los principios de justicia, seguridad y certeza. La jurisprudencia
contradictoria no revela una recta administración de justicia apoyada en un adecuado
conocimiento de los hechos y de las normas que los regulan, sino una justicia subastada
al mejor postor. En una realidad como esta, el desorden que puede derivarse de la
rigurosa observancia de la ley no es en nada comparable con la monstruosidad que
significa el desorden que nace de la interpretación jurídica. En el siglo que estamos
terminando, el legislador es causa de desorden e incerteza jurídica, pero es el juez el
abanderado de estos males que suelan a la sociedad. Con malos jueces, leyes claras,
diáfanas, se convierten en instrumentos peligrosos para los ciudadanos; en cambio, con
buenos jueces, leyes oscuras adquieren claridad de sentido, y mediante ellas adviene la
justicia que da a cada uno lo suyo.

Interpretación autentica

La interpretación autentica se cumple mediante una norma aclaratoria (norma


interpretativa) emanada del mismo órgano que creo la norma originaria (norma
interpretativa), a fin de aclarar las dudas que suscita esta norma o cuando con base en
ella se vienen aplicando otras en forma incorrecta o, simplemente, porque su creadror
quiere que sea entendida en un sentido diferente al que se le a dado o se pretende darle.
En ral virtud, dos son los requisitos de la interpretación autentica:

a) Que sea realizada por el mismo órgano que creo la norma que se interpreta o por
el órgano que lo sucede.
b) Que se haga con otra norma (aclaratoria) de la misma jerarquía de la norma
interpretativa.

La norma interpretativa (aclaratoria) no hace sino precisar el significado de otra anterior y,


como no deroga ni modifica sino que simplemente aclara el sentido de la norma, sus
efectos se retrotraen al momento en que entro en vigencia la norma interpretativa,
respetando siempre las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada en el tiempo
intermedio, esto es, el interprete no puede invalidar una sentencia mediante una norma
interpretativa.

Siendo que la interpretación autentica solo puede hacerla el órgano o persona que creo la
norma con otra del mismo rango, se tiene, por ejemplo, que la interpretación autentica de
una norma constitucional solo puede realizarla el poder constituyente con otra norma
constitucional; la de una ley solo puede hacerla el congreso con otra ley; la de un
derecho, por el Poder Ejecutivo, con otro decreto; la de una ordenanza municipal, por el
consejo municipal que la creo, con otra ordenanza municipal; la de un contrato, por las
partes que lo celebraron, con otro contrato. En otro término, solamente el poder
constituyente y nadie mas puede interpretar auténticamente las normas constitucionales;
el Poder Legislativo, las normas legales creadas por el; el ejecutivo, los decretos; las
municipalidades, las ordenanzas municipales que han expedido dentro de su
competencia; los contratantes, los contratos en los

Cuales son las partes, solo es interpretación autentica la proporcionada con una norma
interpretativa de igual jerarquía que las norma interpretativa, v.gr., la constitución no
puede ser interpretada por una ley; o la ley orgánica por una ley ordinaria; o una ley por
un decreto; o una ordenanza municipal por una edicto.

El poder legislativo (congreso) interpreta la constitución para establecer su sentido y


alcance (interpretación que no se hace con otra norma) a fin de que con las leyes o
resoluciones legislativas que expida no la violen ni por la norma ni por el fondo; pero lo
que no puede es interpretar auténticamente a la constitución. Esta faculta al poder
legislativo que reside en el congreso (art. 90°) para ‘’dar leyes y resoluciones legislativas,
así como interpreta auténticamente la constitución (la ley fundamental, ley de leyes),
porque esta fue creada por el congreso constituyente democrático (poder fundante o
constituyente, poder de poderes), único órgano que puede interpretarla en forma
autentica. Una poder constituido, como es el congreso, no puede no puede interpretar
auténticamente una norma constitucional creada por el poder constituyente. Si el
congreso se arroga la función de interpretar las normas constitucionales, usurpa las
funciones de un poder superior: el del congreso constituyente democrático (Asamblea
Constituyente). Esto es lo que ha sucedido con la Ley N° 26657 (3.08.1996) llamada de
interpretación autentica, del articulo 112° de la constitución, el cual establece que el
¨presidente puede ser reelegido de inmediato para un periodo adicional‘’, por esta ley, el
congreso trata de que el presidente Alberto Fujimori se le reelija para un segundo periodo
adicional, puesto que ya lo consiguió en 1995. Por tanto esta ley es nula en aplicación al
articulo 46° que dispone que ¨son nulos los actos de quienes usurpan las funciones
publicas¨. En el Perú no puede haber interpretación autentica de las normas
constitucionales porque el congreso Constituyente Democrático, o sea el poder
constituyente, de momento no existe; existirá solo si es convocado de nuevo para dictar
una nueva constitución. Con una ley creada por el poder legislativo, como la ley N° 26657,
no se puede interpretar una norma constitucional creada por el poder constituyente, como
es la contenida en el artículo 112°, cuya ratio legis no puede sino permitir la alternancia
en el poder y evitar la perennizarían en el de un solo personaje. Para lo que si esta
facultado el congreso es para expedir leyes de reforma constitucional, observando los
limites formales señalados por el artículo 206°. El Congreso Constituyente Democrático
no faculto al congreso para interpretar auténticamente la constitución, y no lo podía hacer
puesto que, como se sabe, la interpretación autentica solamente la hace el mismo órgano
que crea la norma, con otra de igual jerarquía.
Un mal uso de la atribución conferida al congreso para interpretar en forma autentica las
leyes que dicte, no de las dictadas por el Congreso Constituyente Democrático, puede
conducir a que se expidan leyes modificatorias con efectos retroactivos que la ley no
permite, con el membrete de ser simplemente interpretativas. El Congreso no tiene
necesidad de interpretar las leyes porque esta es una función reservada especialmente a
los jueces; si no oscuras, o si quieres que les de un sentido distinto al que se les viene
dando, le basta con modificar o derogar la ley existente mediante un nuevo acto
legislativo creativo y no interpretativo de leyes.

La solución al problema planteado esta en suprimir la atribución constitucional que faculta


al congreso para interpretar auténticamente las leyes o establecer que las leyes
interpretativas comienzan a regir desde su expedición como cualquier otra ley, esto es,
que no sean retroactivas.

Es equivocado, como sostiene un sector de la doctrina, considerar como elementos de


interpretación autentica a los antecedentes legislativos, los cuales, si bien puede construir
ilustraciones para esclarecer la voluntad de la ley, no constituyen interpretación autentica.
El cuerpo legislativo acepta y sanciona la norma y no la opinión del autor del proyecto o
de la comisión dictaminadora respectiva o de los legisladores que exponen sus opiniones
en el pleno, pues son simples opiniones individuales de los que las pronuncian, por la cual
no pueden construir la mens legis no todos los legisladores, al votar afirmativamente, aun
cuando la votación sea por unanimidad, aceptan estas opiniones como ratio legis y
acerca de los que no hablaron, es imposible determinar por cuales razones votaron. Otros
elementos a los cuales hay que acudir para darle sentido a la norma, son los hechos
sociales, económicos, políticos, históricos y culturales, que ocasionaron la germinación de
la norma y la evolución de tales hechos al momento en que se realiza el acto
interpretativo. Además de que la norma entre en vigencia forma parte del ordenamiento
jurídico, y por ello su significación tiene que adecuarse a los lineamientos fundamentales
que inspira a todo el ordenamiento, observando estrictamente la Constitución y la
protección de los derechos fundamentales del ser humano, sin los cuales no existe el
Estado de Derecho.

Como sabemos, la ley general y abstracta se convierte en realidad, se individualiza, en la


sentencia. El tránsito de lo general a lo singular, de lo abstracto a lo concreto, se produce
mediante la interpretación; por ello ha de concluirse que la interpretación autentica no es
el resultado de aplicar una norma a la solución de un caso singular. En este sentido, no se
puede hablar de interpretación autentica, porque sería convertir al legislador en juez, y el
acto legislativo de interpretación de la ley no es acto jurisdiccional.

Históricamente encontramos HOBBES, quien no reconoció por que el del soberano, sea
un rey o una asamblea, utilizo la expresión interpretación autentica en su obra leviatán
publicada en 1651. Dice: ¨ciertamente no es en la letra sino en la significación, es decir,
en la interpretación autentica de la ley que estriba en el sentido del legislador donde
radica la naturaleza de la ley. Por tanto, la interpretación de todas las leyes depende de la
autoridad soberano (solo al cual deben los súbditos obediencias). De otro modo, la
sagacidad de un intérprete se convierte en legislador. La interpretación de la ley de
naturaleza es la sentencia del juez, constituido por la ley soberana para oir y fallar las
controversias que de el dependen; y consiste en la aplicación de la ley al caso debatido.
En efecto, en el acto del juicio, el juez no hace otra cosa sino considerar si la demanda de
las partes esta deacuerdo con la razón natural y con la equidad; y la sentencia que da es,
por consiguiente, la interpretación de la ley de naturaleza, interpretación autentica no
porque es su sentencia privada, sino porque la da por autorización del soberano; con ello
viene a ser la sentencia del soberano, que es ley, en aquel entonces, para las partes en
litigio¨.

Interpretación común

Llamanos interpretación común (o particular o privada), a la efectuada por el común de las


gentes. Si el Derecho es casi como el aire que respiramos del cual nos tenemos que
servir sin exclusión de nadie, es necesario que quien lo utiliza aun sin ser un profesional
del Derecho, desentrañe cual es su sentido y alcance respecto a una realidad concreta.

Es muy pretencioso creer que los únicos que pueden interpretar el Derecho son los
llamados operadores jurídicos (jueces, abogados, juristas, etc.). también los particulares
analizan las normas jurídicas cada vez que desean saber si la actividad que quieren
emprender es licita o ilícita; si los actos o negocios jurídicos que quieren llevar a cabo
producirán o no tales o cuales efectos; cuando quieren conocer que responsabilidad se
deriva para ellos por los daños causados por sus menores hijos o por los animales que
poseen; cuando al otorgar un testamento, desena saber en que proporciones pueden
distribuir sus bienes entre sus futuros herederos, etc. Claro está que esta interpretación
común está sujeta a corrección por los operadores jurídicos, especialmente por el juez.

Interpretación declarativa
Luego de interpretada la norma, se llega a la conclusión de que su sentido debe
apreciarse con restricta referencia al texto literal, sin ampliar ni restringir su alcance. El
texto legal dice que lo mismo que resulta ser el verdadero sentido de la ley luego de
interpretada. El sentido y alcance de la norma están cabalmente expresados en el texto
que se interpreta.

BRAMONT ARIAS dice: ¨la interpretación es declarativa, cuando se establece la


conformidad de la letra de la ley con la voluntad de esta, o en otros términos, cuando el
resultado de la interpretación ideológica coincide con la gramatical, en el sentido de que
se limita a precisar el significado de una expresión que aparece indeterminado o
ambiguo¨.

Cuando las palabras usadas por el legislador, por los varios significados que encierran o
por inexactas, ambiguas e impropias, no logran manifestar por si mismas el verdadero
sentido de la ley, el interprete definirá el contenido de esta por los medios que hemos
mencionado, ampliando o restringido el significado de las palabras para hacerlas coincidir
con el espíritu y finalidad de la norma (voluntad de la ley) por ejemplo, a la palabra
´´enajenar´´, muy usada por las normas que regulan relaciones jurídicas patrimoniales, de
acuerdo con las circunstancias del caso concreto, se le dara el significado de la
transmisión completa del derecho de propiedad, o, simplemente, la constitución de una
limitación de ese derecho (servidumbre, arrendamiento, usufructo, hipoteca, etc.).

Conforme a COVIELLO, ¨en dicha hipótesis la interpretación declarativa puede ser en


sentido lato o en sentido estricto, subdistinción que debe tenerse como algo bien diferente
de la otra de interpretación extensiva y restrictiva; pues tanto la interpretación en sentido
lato como la interpretación en sentido estricto, no son mas que interpretación declarativa
en todo caso, que se contrapone a la extensiva y a la restrictiva¨.

La interpretación declarativa en sentido lato es cuando se interpreta a la palabra en toda


la amplitud de su posible significado; v. gr.; la palabra alimentos usada por la ley
comprenderá no solo la comida y la bebida, sino también la vivienda, el vestido, la
educación y los medicamentos; el vocablo enajenación no significa solamente la
transferencia de la propiedad de los bienes, sino también la sola transferencia de su uso o
posesión.

La interpretación declarativa en sentido estricto, se restringe el significado de la palabra a


uno de los varios significados que en si misma puede contener; por ejemplo, la palabra
condición no se entenderá en su sentido común y amplio de índole, naturaleza o calidad
de una cosa, sino en su sentido técnico jurídico, es decir, como el suceso incierto y futuro
del cual se hacen depender los efectos de un acto jurídico.

Otras veces, la voz ley será tomada en sus varios significados; así, con la locución
transferencia se indica tanto la transferencia de la propiedad o del uso o la posesión de un
bien, como la transferencia de una cantidad de dinero de una cuenta bancaria a otra, el
conjunto de operaciones financieras realizadas dentro de una presupuesto para la
redistribución del capital, el cambio de un jugador profesional de un club a otro, etc.

Para ALZAMORA, ¨la forma más corriente de interpretar es la declarativa, que tiene por
objeto explicar el texto de la ley. Este procedimiento se emplea cuando las palabras son
imprecisas u oscuras y se busca desentrañar a través de ellas la mente de la ley y del
legislador¨.

Como ya hemos observado antes, la interpretación atenderá fundamentalmente, no a


desentrañar la mente del legislador, sino a precisar su espíritu y finalidad de acuerdo con
las complejas, mudables y progresivas necesidades de convivencia social.

Interpretación modificativa

Las leyes pueden revelar un significado claro y definido, pero puede suceder que el
legislador se haya expresado indebidamente, con demasiada estrechez o con amplitud
excesiva, en cuyo caso procede una interpretación rectificadora que amplié o restrinja las
palabras de la ley para obtener su verdadero sentido. La interpretación modificativa puede
ser extensiva o restrictiva.

Interpretación extensiva

Cuando el texto legal dice menos de lo que es la voluntad de la ley (minus dixit quam
voluit), el interprete amplia el significado del texto a supuesto que, de este modo, resultan
incluidos en su sentido. El sentido y alcance de la norma son más amplios que su
formulación escrita. Se desarrolla el sentido que subyace en el texto de la norma para
comprender casos que en apariencia no están contemplados por ella, pero que
razonablemente si lo están. Se interpretan por entero las normas permisivas.

Cuando las palabras utilizadas por el legislador no son oscuras ni ambiguas, sino que, a
pesar de tener un significado bien delimitado, no corresponde al espíritu y finalidad de la
ley, se debe, mediante los medios de interpretación estudiados, ampliar el significado
natural de estas palabras hasta comprender aquellos supuestos que han sido expresados
en forma adecuado. Así, cuando dice: ¨hombre¨, ¨niño¨, ¨abuelo¨, ¨adulto¨, se refiere
también a las perspectivas personas naturales del sexo femenino, es decir, se refiere la
ley a todos los individuos de la especie humana sin distinción de sexo, salvo que por
disposición de ella o por su naturaleza deba entenderse que los aludidos términos se
refieren tan solo a individuos del sexo masculino. El artículo 1362° del Código Civil dice:
¨los contratos deben de negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena
fe¨ esta regla puede interpretarse extensivamente de tal modo que la buena fe presida la
negociación, celebración y ejecución no solo de los contratos, sino de todo acto jurídico,
sea o no contrato.

Según COVIELLO, ¨una especie de interpretación extensiva es la que se obtiene con los
argumentos afortiori, que son los medios lógicos con que se extiende una norma de la ley
de un caso expresado en su letra a otro no expresad, en el que se encuentra las misma
razón fundamental, pero en mayor grado de eficacia; de aquí el nombre con que se le
designa. Distinguense en argumentos a maiaro ad minus, cuando se arguye que el que
esta autorizado para hecer lo mas, tambien lo está para hacer lo menos (nom debet cui
plus licet, quod minus est nom licere; in eo quod plus est, siempre inest el minus); y en
argumento a minori ad maius, como, por ejemplo, cuando de una ley que exige ciertas
condiciones para un efec to determinado, se infiere que las mismas condiciones se deben
exigir para producir el efecto mayor¨.

Interpretación restrictiva

El sentido hallado por la interpretación es más reducido que la expresión usada por la
norma; por ejemplo, hay que entender que con la expresión parientes la ley no se refiere a
todo tipo de parientes, sino apenas a los más cercanos; con frecuencia con la palabra
animal la norma son razonables menos de lo que parece indicar el texto de la norma,
pues ella se aplica de preferencia a las normas prohibitivas y a las especiales (por
ejemplo, las penales y las procesales), en las cuales la consecuencia jurídica se aplica
estrictamente a los casos descritos en el supuesto de hecho.

COVIELLO, observa que ¨tanto la interpretación extensiva como la restricitva tienen el


mismo presupuesto, esto es, la no correspondiente de la palabra a la voluntad del
legislador, y el mismo fin, reducir la palabra a los limites de la voluntad. Y tanto una como
otra se distinguen de las dos modalidades de la interpretación declarativa, esto es, de la
interpretación en sentido lato y de la interpretación en sentido estricto, pues mientras
estas se mantienen siempre en los limites del significado natural de la palabra, aquellas
no los respetan¨.

FERRARA dice que la interpretación restrictiva tiene lugar especialmente en estos tres
casos:

1. Si el texto, entendido en modo general como fue redactado, vendría a contradecir


otro texto de la ley.
2. Si la ley contiene en si misma una intima contradicción.
3. Si el principio aplicado sin restricción va mas halla de fin para el que fue
ordenado.

En efecto, si el sentido y al alcance de la norma están cabalmente expresados en la


norma, la interpretación es declarativa; pero si el sentido y alcance de la norma son mas
amplios que su texto, la interpretación es extensiva: por el contrario, si la significación y
alcance de la norma son menos que el texto, la interpretación es restricta. Esta tiene
aplicación cuando el significado de las palabras usadas por la ley contradiga a otra ley, o
a un principio fundamental de derecho, o la ratio legis, pues ¨cesando la razón de la ley,
cesan sus disposiciones¨.

FAVOR LEGIS Y CLEMENCIA INTERPRETATIVA

Se habla de favor legis como otra clase de interpretación, cuando la norma es entendida
en el sentido de privilegiar ciertos preceptos por la finalidad que cumplen, como en el
testamento el respeto por la voluntad del testador o por las condiciones existentes en
cierta época, las cuales justifican una especial protección, como en las relaciones de
trabajo la tutela del trabajador en el contexto de una economía industrial o del arrendatario
en el contrato de arrendamiento ante una crisis del mercado de este sector. En fin, a
veces, como sucede en el Derecho penal, valen los principios Semper benignius
interpretandum (D. 50, 17, 155,2) o semprer in dubiis denigniorapraefrenda sunt (D. 50,
17, 56) que orientan la interpretación de las normas con inspiración en la clemencia. A
cerca de esto, también se recurre a la palabra equidad que en la concepción que tiende a
conciliar las opuestas exigencias de una interpretación uniformada a la certeza del
Derecho y a la lógica jurídica con aquella de entender el Derecho en sentido humanitario
a fin de proteger a los débiles.

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