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La interpretación doctrinal
La interpretación doctrinal, llamada también científica, es la efectuada por los juristas con
fines científicos, didácticos y prácticos, con el propósito fundamental de encontrar la
verdad en el campo jurídico. No tiene poder normativo pero ejerce gran poder influjo en
la función legislativa y judicial. Según SAVIGNY: ¨La doctrina desenvuelve y completa la
unidad del derecho, dándole una nueva vida orgánica; así la doctrina se convierte en
elemento constitutivo del Derecho¨. Los juristas, como expertos en el campo del derecho,
ejercen enorme predominio, por cuanto siguieren soluciones a los legisladores, jueces y
demás accionantes del Derecho, proponen criterios de reforma del ordenamiento escrito y
armonizan su sentido con la realidad social.
Facilita el trabajo de los jueces, al mostrar las posibles vías de solución a los problemas
de interpretación, pero los jueces someten a prueba los resultados de los trabajos de los
juristas confrontándoles con la problemática del caso particular, por lo cual es
indispensable que, a su vez, la jurisprudencia sea verificada por la actividad de los
juristas.
La interpretación judicial (la de los jueces) tiene el apoyo de la fuerza coercitiva del
Estado, está influida siempre por los intereses en conflicto y, por tanto, es dispersa y
casuística; en cambio la doctrina es desinteresada, casi siempre puramente lógica,
sistemática y abstracta; por ello debe de estar en permanente contacto con la práctica y
con la interpretación judicial, a fin de no quedar fuera de la realidad de los negocios. La
interpretación doctrinaria no tiene carácter vinculante, pero puede constituir una guía de
carácter técnico tanto para los particulares como para los jueces y legisladores.
La función jurisdiccional la ejercen por los jueces, quienes, por medio de la sentencia,
previo el conocimiento de los hechos, aplican al Derecho, después de interpretarlo, al
caso concreto sometido a su decisión. Por tanto. La interpretación judicial es la que
efectúa el Poder Judicial, ejerciendo la función jurisdiccional que específicamente le
corresponde. Es obligatoria para las partes, puede constituir doctrinas jurisprudenciales
cuando proviene de la sala plena de la Corte suprema, o ser reiterada en diversas
sentencias, según lo determinen las varias legislaciones, y sirve de pauta de conducta de
todos los miembros de la comunidad.
Respecto a la ley penal, BECCARIA dijo que la autoridad de interpretar las leyes penales
no reside en los jueces criminales, por cuanto no son legisladores. El legitimo interprete
de la ley es el soberano; el juez solo examina ¨si tal hombre haya hecho o no una acción
que le sea contraria. En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto.
Pendrase como mayor la ley general; por menor la acción, conforme o no a la ley, de que
se inferirá por consecuencia la libertad o la pena. Cuando el juez por fuerza o voluntad
quiera hacer más que un silogismo se abre la puerta a la incertidumbre. No hay cosa tan
peligrosa como la de consultar por el espíritu de la ley. Es in dique roto al torrente de
opiniones. El espíritu de las leyes seria la resulta de la buena o mala lógica de un juez, de
su buena o mala gestión; dependería de la violencia de sus pasiones, de la flaqueza del
que sufre, de las relaciones que tuviese con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas
fuerzas que cambian las apariencias de los objetos en el animo fluctuante del hombre. Un
desorden que nace de la rigurosa y literal observancia de una ley penal, no puede
compararse con los desórdenes que nacen de la interpretación¨.
En contraposición de la teoría clásica, la teoría del derecho libre considera que el juez
frente a las lagunas del Derecho escrito que ninguna interpretación puede llenar, ¨fallara
fundándose no en una ley, que no puede ser completa, sino en el Derecho, que debe
serlo, y creara el mismo la norma que estime justa y sabia en el cuadro del orden jurídico
existente, como si tuviera oficio de legislador¨, puede inclusive apartarse de la ley cuando
lo estime conveniente a los intereses sociales.
Entre estos dos extremos hay que optar por una posición intermedia que considera que la
función del juez es interpretativa, pero sin que ello signifique suprimir o relajar la
obediencia que debe al orden jurídico positivo, como garantía de seguridad, orden, paz y
justicia.
¿Crea o no Derecho el juez, cuando interpreta las normas jurídicas? Para la doctrina
clásica de la interpretación jurídica, es función del juez aplicar el Derecho y no crearlo,
aplicar la ley tal y como está escrita y no crear la que debe aplicar. Esta doctrina,
representada por la dogmática jurídica y el movimiento codificador del siglo XIX, cuyas
raíces se remontan a los ideales de la ilustración y de la revolución francesa, establece
que el Derecho es, sobre todo, la ley general y abstracta creada por el poder legislativo,
considerado por el autentico poder. El Derecho es concebido como un sistema
autosuficiente, completo y cerrado que no admite fisuras, exento de contradicciones, en el
cual hay solución para cada problema que se presente en la vida social. La única decisión
es la toma de por el legislador; el juez es solo la boca que pronuncia las palabras de la ley
(MONTESQUIEU). La interpretación jurídica es una labor subsidiaria, de segundo orden,
a la cual se recurre solamente en caso de oscuridad o en caso de aparente contradicción
o ausencia de la ley aplicable la ley clara se aplica, no se interpreta (in claris, non
fitinterpretatio). El fin de la interpretación es puramente cognoscitivo, declarativo,
consistente en encontrar el sentido que esta eminente en la norma, es decir no tiene
carácter normativo, no es una actividad creadora, una medición entre la norma y la
realidad social, si no una operación lógica subjuntiva, que confunde interpretación con
aplicación al Derecho. La labor del juez es puramente mecánica, de subción silogística
del caso concreto (premisa menor) en la norma adecuada (premisa mayor) para luego
deducir la decisión o sentencia (conclusión). A estos efectos se recurre, cuando es
preciso, a los elementos de interpretación que, según SAVIGNY, son: el gramatical, el
lógico, el histórico y el sistemático, como operaciones distintas que actúa conjuntamente,
para reconstruir con mayor fidelidad la norma aplicable al caso concreto.
Para esta teoría clásica, el juez no crea norma alguna, sino que selecciona la que debe
aplicarse de entre las existentes, porque si se admitiera que puede crear Derecho se
violaría la separación de Poder Judicial y el Poder Legislativo, canon fundamental de la
Constitución del Estado, se admitiría que los jueces pueden modificar la Constitución y las
leyes. No hay libertad si el poder de juzgar no está bien deslindado del Poder Legislativo,
se podría disponer arbitrariamente de la libertad y la vida de los ciudadanos; como que el
juez seria legislador. El principio de la legalidad establece que los deberes de las
personas deben apoyarse a la ley formal o material. El juez norteamericanos BREWER
dice que ¨los jueces no hacen ninguna ley, no establecen ninguna política, nunca entrar
en el terreno de la acción pública ellos no gobiernan. Sus funciones respecto al Estado se
limitan a ocuparse de que la acción popular no infrinja al derecho y la justicia, tal como
existen en la constitución escrita en el Derecho natural¨; y el juez ELIHY ROOT observa
que ¨no esta comprendido dentro de su función o su poder ampliar, mejorar o cambiar la
ley¨ dado el carácter imperativo que tiene la ley, ella debe ser observada absolutamente y
los jueces aplicar por inconveniente y dura que parezca, pues ellos no son quienes
pueden perfeccionar la ley. El único caso en el que los jueces no deben aplicar una ley es
cuando esta se encuentra en pugna con la Constitución, porque lo contrario significaría
dar eficacia a una ley prohibida. Los jueces son meros aplicadores de la ley, como
garantía de seguridad y certeza en el Derecho.
No solamente la judicial, sino toda interpretación, equivale a una creación exnovo; por ello
por ello ¨es verdad que la norma constituye el resultado de la interpretación, pues obtiene
de ella su significado relevante para el caso examinado, pero es cierto también que
constituye su precedente, ya que limita y orienta, en ocasionescon sumo detalle, dicha
actividad interpretativa, recobra así, salvando las distancias y diferencias de sistema, el
valor que la interpretativo prudencian tuvo en el Derecho romano, donde era impensable
un derecho sin jurisprudencia¨.
Esta doctrina que considera v que el juez también es creador del Derecho, está presidida
por KELSEN; quien afirma que la interpretación acompaña al proceso de creación del
Derecho al pasar de la norma superior a una inferior. En el caso ¨de la interpretación de la
ley, trata de saber cómo, aplicando una norma general a un hecho concreto, el órgano
judicial o administrativo obtiene la norma individual que le incumbe establecer¨. De
acuerdo con este concepto, la interpretación la hacen los órganos competentes del
Estado – legislativo, administrativo o judicial para generar derecho positivo, que
desentrañando el sentido de una norma para aplicarlo a la solución de un caso concreto,
crean una norma inferior determinada por ella.
Los elementos sociales, económicos, religiosos, morales, políticos o de otro orden solo
entraran a formar parte de la norma decisoria si el Derecho vigente los admite, por
ejemplo, cuando el Derecho civil, a falta de ley, remite la regulación de uin hecho a los
usos y costumbres; pero tales elementos no podrán traspasar la barrera del nullum
crimen, nullapoena sine lege, porque en materia penal no hay otra fuente subsidiaria,
como garantía de libertad y seguridad para todos. No cabe duda sobre el poder atribuido
al juez para crear Derecho en la forma de normas individualizadas (normas decisorias)
como son las sentencias. El crea derecho dentro de los limites del ordenamiento jurídico,
asi como el legislador tiene el poder de crearlo en la forma de leyes ordinarias dentro de
los limites previstos por la Constitución. La sentencia que no guarda correspondencia con
el ordenamiento jurídico ¨puede ser declarada sin valor, como cuando una ley ordinaria no
es conforme con la Constitución¨.
La libertad del intérprete en general no puede ser ilimitado, sino que todas las soluciones
a los problemas jurídicos deben encontrar un solido punto de apoyo en el ordenamiento
jurídico, como garantía de certeza y seguridad que se logran solamente mediante la
positividad del Derecho. La sentencia judicial o la resolución administrativa es la ley en
actividad, pero debe ser la misma ley que esta escrita en los textos. Como expresa RUIZ
VADILLO citando a FEDERICO DE CASTRRO, LEHMANN y BONET, la aplicación de la
norma supone una actividad creadora, porque el interprete da sentido, desarrolla y
completa la ley, pero no significa la concesión de un poder arbitrarios al juez para basar
sus decisiones en sus en sus particularidades sentimientos o en sus utópicos ideales de
legislador. El jurista es servidor del fin y no tan solo de las palabras de la ley; el interprete
debe seguir, mas no puede suplantar, los valores de la ley, porque ¨reconocer al juez la
facultad de desvincularse totalmente del precepto legislativo para decidir según su
conciencia, significaría sustituir aquella certeza e igualdad del derecho que constituyen
supremas garantías para los ciudadanos del Estado moderno, en arbitrio judicial¨.
El juez no está obligado a aplicar ciegamente la ley, aunque la solución sea injusta, sino
que en tal caso debe interpretarla considerando el marco social que envuelve la sanción
de3 la ley aplicable y la producción del hecho que se juzga para dar una solución
axiológicamente aceptable, cuidando de que la creatividad de la jurisprudencia se
circunscribe a los estrictos límites intra legen (por ejemplo, en el Derecho Penal) o
también praeterlegem en las ramas que el ordenamiento le permite (v. gr., el Derecho
civil), pero nunca contra legem. La interpretación judicial que logra ser reconocida tiene
que ser necesariamente la que se adecua al sentido de la ley, porque admitir la
interpretación contra legem no significa otra cosa que revivir el lúgubre lenguaje de los
teóricos del nazismo, interesados, como es palmario, en obtener un ciego instrumento del
régimen, disponible en caso de necesidad, aun para generar tipos inéditos de delitos
interpretando el ¨sano sentimiento del pueblo alemán¨.
Es verdad que los jueces inferiores adecuan sus decisiones a las de los jueces
superiores: que los abogados, para el ejercicio de su profesión, deben conocer, por
necesidad, que significado están dando los jueces a las normas jurídicas, y que a toda la
comunidad le interesa conocer que interpretación judicial le han dado al asunto para saber
conforme a que pautas serán resueltos sus problemas. Por eso, la interpretación judicial
deviene en la mas importante de todas, pues las normas jurídicas tienen el significado que
los jueces quieren que tienen, por consiguiente, se impone la mayor estrictez y acierto en
la designación de los jueces, en su carácter de interpretes de las normas jurídicas. El juez
deben ser la persona que se desempeñe como el contralor imparcial e insospechados de
los otros poderes del Estado; debe constituir una garantía total y absoluta en el ejercicio
de su delicada función de administrar justicia y dar a los ciudadanos la mayor seguridad
sobre la protección de sus derechos.
Son equiparables a la interpretación judicial, las decisiones adoptadas por los diversos
organismos públicos y autoridades competentes en ejercicio de sus funciones. Las
adoptadas, v. gr., por el Tribunal Fiscal, el Tribunal Registral, el Indecopi, son vinculatorias
para las partes intervinientes en el acto controvertido administrativamente. Pero, en
definitiva, la realizada por los varios órganos de la administración publicas puede ser
corregida por la interpretación judicial.
La sentencia más fantasiosa puede ser impugnada y por tanto reformada u anulada en los
diversos grados del proceso, pero también los más sofisticados mecanismos de
impugnación resultaran ineficaces si, por ejemplo, la fantasía deviene en sistema, si en el
ambiente judicial prevalece la regla de la discontinuidad.
Cuando los tribunales interpretan la misma norma jurídica de distante manera, se violan
flagrantemente los principios de justicia, seguridad y certeza. La jurisprudencia
contradictoria no revela una recta administración de justicia apoyada en un adecuado
conocimiento de los hechos y de las normas que los regulan, sino una justicia subastada
al mejor postor. En una realidad como esta, el desorden que puede derivarse de la
rigurosa observancia de la ley no es en nada comparable con la monstruosidad que
significa el desorden que nace de la interpretación jurídica. En el siglo que estamos
terminando, el legislador es causa de desorden e incerteza jurídica, pero es el juez el
abanderado de estos males que suelan a la sociedad. Con malos jueces, leyes claras,
diáfanas, se convierten en instrumentos peligrosos para los ciudadanos; en cambio, con
buenos jueces, leyes oscuras adquieren claridad de sentido, y mediante ellas adviene la
justicia que da a cada uno lo suyo.
Interpretación autentica
a) Que sea realizada por el mismo órgano que creo la norma que se interpreta o por
el órgano que lo sucede.
b) Que se haga con otra norma (aclaratoria) de la misma jerarquía de la norma
interpretativa.
Siendo que la interpretación autentica solo puede hacerla el órgano o persona que creo la
norma con otra del mismo rango, se tiene, por ejemplo, que la interpretación autentica de
una norma constitucional solo puede realizarla el poder constituyente con otra norma
constitucional; la de una ley solo puede hacerla el congreso con otra ley; la de un
derecho, por el Poder Ejecutivo, con otro decreto; la de una ordenanza municipal, por el
consejo municipal que la creo, con otra ordenanza municipal; la de un contrato, por las
partes que lo celebraron, con otro contrato. En otro término, solamente el poder
constituyente y nadie mas puede interpretar auténticamente las normas constitucionales;
el Poder Legislativo, las normas legales creadas por el; el ejecutivo, los decretos; las
municipalidades, las ordenanzas municipales que han expedido dentro de su
competencia; los contratantes, los contratos en los
Cuales son las partes, solo es interpretación autentica la proporcionada con una norma
interpretativa de igual jerarquía que las norma interpretativa, v.gr., la constitución no
puede ser interpretada por una ley; o la ley orgánica por una ley ordinaria; o una ley por
un decreto; o una ordenanza municipal por una edicto.
Históricamente encontramos HOBBES, quien no reconoció por que el del soberano, sea
un rey o una asamblea, utilizo la expresión interpretación autentica en su obra leviatán
publicada en 1651. Dice: ¨ciertamente no es en la letra sino en la significación, es decir,
en la interpretación autentica de la ley que estriba en el sentido del legislador donde
radica la naturaleza de la ley. Por tanto, la interpretación de todas las leyes depende de la
autoridad soberano (solo al cual deben los súbditos obediencias). De otro modo, la
sagacidad de un intérprete se convierte en legislador. La interpretación de la ley de
naturaleza es la sentencia del juez, constituido por la ley soberana para oir y fallar las
controversias que de el dependen; y consiste en la aplicación de la ley al caso debatido.
En efecto, en el acto del juicio, el juez no hace otra cosa sino considerar si la demanda de
las partes esta deacuerdo con la razón natural y con la equidad; y la sentencia que da es,
por consiguiente, la interpretación de la ley de naturaleza, interpretación autentica no
porque es su sentencia privada, sino porque la da por autorización del soberano; con ello
viene a ser la sentencia del soberano, que es ley, en aquel entonces, para las partes en
litigio¨.
Interpretación común
Es muy pretencioso creer que los únicos que pueden interpretar el Derecho son los
llamados operadores jurídicos (jueces, abogados, juristas, etc.). también los particulares
analizan las normas jurídicas cada vez que desean saber si la actividad que quieren
emprender es licita o ilícita; si los actos o negocios jurídicos que quieren llevar a cabo
producirán o no tales o cuales efectos; cuando quieren conocer que responsabilidad se
deriva para ellos por los daños causados por sus menores hijos o por los animales que
poseen; cuando al otorgar un testamento, desena saber en que proporciones pueden
distribuir sus bienes entre sus futuros herederos, etc. Claro está que esta interpretación
común está sujeta a corrección por los operadores jurídicos, especialmente por el juez.
Interpretación declarativa
Luego de interpretada la norma, se llega a la conclusión de que su sentido debe
apreciarse con restricta referencia al texto literal, sin ampliar ni restringir su alcance. El
texto legal dice que lo mismo que resulta ser el verdadero sentido de la ley luego de
interpretada. El sentido y alcance de la norma están cabalmente expresados en el texto
que se interpreta.
Cuando las palabras usadas por el legislador, por los varios significados que encierran o
por inexactas, ambiguas e impropias, no logran manifestar por si mismas el verdadero
sentido de la ley, el interprete definirá el contenido de esta por los medios que hemos
mencionado, ampliando o restringido el significado de las palabras para hacerlas coincidir
con el espíritu y finalidad de la norma (voluntad de la ley) por ejemplo, a la palabra
´´enajenar´´, muy usada por las normas que regulan relaciones jurídicas patrimoniales, de
acuerdo con las circunstancias del caso concreto, se le dara el significado de la
transmisión completa del derecho de propiedad, o, simplemente, la constitución de una
limitación de ese derecho (servidumbre, arrendamiento, usufructo, hipoteca, etc.).
Otras veces, la voz ley será tomada en sus varios significados; así, con la locución
transferencia se indica tanto la transferencia de la propiedad o del uso o la posesión de un
bien, como la transferencia de una cantidad de dinero de una cuenta bancaria a otra, el
conjunto de operaciones financieras realizadas dentro de una presupuesto para la
redistribución del capital, el cambio de un jugador profesional de un club a otro, etc.
Para ALZAMORA, ¨la forma más corriente de interpretar es la declarativa, que tiene por
objeto explicar el texto de la ley. Este procedimiento se emplea cuando las palabras son
imprecisas u oscuras y se busca desentrañar a través de ellas la mente de la ley y del
legislador¨.
Interpretación modificativa
Las leyes pueden revelar un significado claro y definido, pero puede suceder que el
legislador se haya expresado indebidamente, con demasiada estrechez o con amplitud
excesiva, en cuyo caso procede una interpretación rectificadora que amplié o restrinja las
palabras de la ley para obtener su verdadero sentido. La interpretación modificativa puede
ser extensiva o restrictiva.
Interpretación extensiva
Cuando el texto legal dice menos de lo que es la voluntad de la ley (minus dixit quam
voluit), el interprete amplia el significado del texto a supuesto que, de este modo, resultan
incluidos en su sentido. El sentido y alcance de la norma son más amplios que su
formulación escrita. Se desarrolla el sentido que subyace en el texto de la norma para
comprender casos que en apariencia no están contemplados por ella, pero que
razonablemente si lo están. Se interpretan por entero las normas permisivas.
Cuando las palabras utilizadas por el legislador no son oscuras ni ambiguas, sino que, a
pesar de tener un significado bien delimitado, no corresponde al espíritu y finalidad de la
ley, se debe, mediante los medios de interpretación estudiados, ampliar el significado
natural de estas palabras hasta comprender aquellos supuestos que han sido expresados
en forma adecuado. Así, cuando dice: ¨hombre¨, ¨niño¨, ¨abuelo¨, ¨adulto¨, se refiere
también a las perspectivas personas naturales del sexo femenino, es decir, se refiere la
ley a todos los individuos de la especie humana sin distinción de sexo, salvo que por
disposición de ella o por su naturaleza deba entenderse que los aludidos términos se
refieren tan solo a individuos del sexo masculino. El artículo 1362° del Código Civil dice:
¨los contratos deben de negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena
fe¨ esta regla puede interpretarse extensivamente de tal modo que la buena fe presida la
negociación, celebración y ejecución no solo de los contratos, sino de todo acto jurídico,
sea o no contrato.
Según COVIELLO, ¨una especie de interpretación extensiva es la que se obtiene con los
argumentos afortiori, que son los medios lógicos con que se extiende una norma de la ley
de un caso expresado en su letra a otro no expresad, en el que se encuentra las misma
razón fundamental, pero en mayor grado de eficacia; de aquí el nombre con que se le
designa. Distinguense en argumentos a maiaro ad minus, cuando se arguye que el que
esta autorizado para hecer lo mas, tambien lo está para hacer lo menos (nom debet cui
plus licet, quod minus est nom licere; in eo quod plus est, siempre inest el minus); y en
argumento a minori ad maius, como, por ejemplo, cuando de una ley que exige ciertas
condiciones para un efec to determinado, se infiere que las mismas condiciones se deben
exigir para producir el efecto mayor¨.
Interpretación restrictiva
El sentido hallado por la interpretación es más reducido que la expresión usada por la
norma; por ejemplo, hay que entender que con la expresión parientes la ley no se refiere a
todo tipo de parientes, sino apenas a los más cercanos; con frecuencia con la palabra
animal la norma son razonables menos de lo que parece indicar el texto de la norma,
pues ella se aplica de preferencia a las normas prohibitivas y a las especiales (por
ejemplo, las penales y las procesales), en las cuales la consecuencia jurídica se aplica
estrictamente a los casos descritos en el supuesto de hecho.
FERRARA dice que la interpretación restrictiva tiene lugar especialmente en estos tres
casos:
Se habla de favor legis como otra clase de interpretación, cuando la norma es entendida
en el sentido de privilegiar ciertos preceptos por la finalidad que cumplen, como en el
testamento el respeto por la voluntad del testador o por las condiciones existentes en
cierta época, las cuales justifican una especial protección, como en las relaciones de
trabajo la tutela del trabajador en el contexto de una economía industrial o del arrendatario
en el contrato de arrendamiento ante una crisis del mercado de este sector. En fin, a
veces, como sucede en el Derecho penal, valen los principios Semper benignius
interpretandum (D. 50, 17, 155,2) o semprer in dubiis denigniorapraefrenda sunt (D. 50,
17, 56) que orientan la interpretación de las normas con inspiración en la clemencia. A
cerca de esto, también se recurre a la palabra equidad que en la concepción que tiende a
conciliar las opuestas exigencias de una interpretación uniformada a la certeza del
Derecho y a la lógica jurídica con aquella de entender el Derecho en sentido humanitario
a fin de proteger a los débiles.