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Vol. 188 - 755 m ayo-junio (2012) 4 57-473 I SSN: 0210-1963
doi: 10.3989/arbor.2012.755n3001
ABSTRACT: A world with “open borders”, which does not mean RESUMEN: Un mundo con “fronteras abiertas”, que no un “mundo
a “world without borders”, would provide the most appropriate sin fronteras”, aporta el marco institucional más propicio para el
institutional framework for the recognition of human rights and the respeto de los derechos humanos y la instauración de la justicia
implementation of distributive justice on a global scale. This is the distributiva a nivel planetario. En este artículo se argumenta a fa-
thesis we want to substantiate in this article. Such still fictional vor de esta tesis. El horizonte propuesto se compara con el actual
horizon is compared with the actual state of affairs, characterized estado de cosas, caracterizado por la obstrucción sistemática de
by the systematic impediment of free circulation of people. Against la libre circulación de personas. Ante este panorama, y con el fin
this background, and with the aim to face in a more comprehensive de afrontar de manera más integral la cuestión de las migraciones
way the question of international migration, the necessity of adop- internacionales, se señala la necesidad de adoptar una mirada cos-
ting a cosmopolitan point of view is demonstrated. To keep in view mopolita. Mantener a la vista una opción situada más allá de lo
such utopian option that nevertheless is not beyond the bounds realmente existente, que no de lo posible, resulta imprescindible
of possibility results indispensable for a critique of the disturbing para poder someter a una mirada crítica la inquietante perspectiva
perspective that conceives of human mobility as a potential threat que nos presenta la movilidad humana como una potencial amenaza
for the established order. para el orden establecido.
KEY WORDS: Free movement of persons; international migrations; PALABRAS CLAVE: Libre circulación de personas; migraciones inter-
right to migration; open borders; human rights; national sovereignty; nacionales; fronteras abiertas; derechos humanos; soberanía nacional;
cosmopolitanism; global justice; globalization; neoliberalism; utopia. cosmopolitismo; justicia global; globalización; neoliberalismo; utopía.
“Ahora debemos aprender a ser mutuamente invitados los unos de los otros en lo que queda
de esta herida y superpoblada tierra. [...] Los árboles tienen raíces; los hombres y las mujeres,
piernas. Y con ellas cruzan la barrera de la estulticia delimitada con alambradas, que son las
fronteras; con ellas visitan y en ellas habitan entre el resto de la humanidad en calidad de invi-
tados. [...] La intromisión puede ser nuestra llamada, un modo de sugerir a nuestros semejantes
que todos los seres humanos deben vivir unos y otros como ‘invitados de la vida’”.
(Steiner 2011, 75-76)
En torno a la deseabilidad y viabilidad de un mundo con la cuestión de la justificabilidad ética de los criterios de
fronteras abiertas se mantiene, desde hace más de dos admisión y selección de inmigrantes desde una perspec-
décadas, un amplio y animado debate académico que, tiva liberal, ejerció una labor pionera al lograr abrir una
como es habitual, ha dado lugar a una extensa bibliografía. fructífera discusión. A partir de entonces, se han esgrimido
El centro de la controversia no radica en la supresión de una gran variedad de argumentos (morales, políticos, eco-
las fronteras políticas, sino más bien en el control o no de nómicos, culturales, etc.) tanto en pro como en contra (cf.
las fronteras para el paso de seres humanos, esto es, en el Wellman 2010). Por lo general, los argumentos aducidos a
reconocimiento o no de la libre circulación de personas. favor de la apertura de fronteras comparten posiciones de
Un artículo de Joseph Carens publicado en 1986 (“Aliens fondo que tienen un reconocible aire de familia liberal y
and citizens: the case for Open Borders”), que planteaba cosmopolita. En particular, los cosmopolitas igualitaristas
ven en las fronteras abiertas una forma de responder a las con las habituales fronteras políticas, sino incluso con
enormes desigualdades existentes entre países. A favor de nuevas barreras que lesionan gravemente sus derechos
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esa posición confluyen también posiciones libertarias, que humanos más básicos (3). Ante este panorama, y con el
promueven las transaciones voluntarias entre las personas fin de afrontar de manera más integral la cuestión de
(tanto de los nativos como de los extranjeros) y perspecti- las fronteras y las migraciones internacionales, se señala
FRONTERAS ABIERTAS, DERECHOS HUMANOS Y JUSTICIA GLOBAL
vas utilitaristas. En contra, es decir, a favor de mantener las la necesidad de adoptar una mirada cosmopolita y, más
fronteras cerradas, se arguye –desde posiciones más bien concretamente, una perspectiva de justicia global (4). Fi-
comunitaristas, aunque también desde un nacionalismo nalmente, se arguye la pertinencia de abrir un debate
de corte liberal– el derecho de autodeterminación de las público sobre la apertura de fronteras y la conveniencia de
comunidades políticas, así como argumentos basados en formular propuestas innovadoras, incluso aunque pudieran
la preservación de la cultura, la integridad de la identidad ser consideradas utópicas (5).
colectiva, el mantenimiento del nivel económico, la segu-
ridad, el bienestar (en particular, el reparto de los benefi-
cios asistenciales) e incluso el funcionamiento del sistema
político. Unos y otros argumentos están implícitos en este 1. La libre circulación de personas
artículo y, aunque no serán objeto de un análisis específico, en el derecho internacional
servirán para perfilar una posición propia.
Hablar del derecho a la libre circulación de las personas
La libertad de circulación a lo largo y ancho del planeta en el mundo de hoy es adentrarse en un campo minado de
es un derecho básico de todo ser humano. La carga de la paradojas, por no decir de flagrantes contradicciones. De
prueba recae en quien preconiza suspenderlo o restrin- entrada, que el conjunto de la superficie del planeta que
girlo. Este presupuesto constituye el punto de partida del habitamos todos fuera accesible a cualquiera que pretenda
presente artículo, de modo que se ahorrará espacio en la y pueda desplazarse debería ser algo completamente nor-
tarea de fundamentar dicho derecho en cuanto tal y se mal. Al fin y al cabo, la Tierra entera es propiedad común
incidirá, más bien, en la de poner en evidencia la amplia de la humanidad (dicho sea esto con el permiso de las otras
difusión de prácticas destinadas a negarlo, a desdibujarlo o especies animales que habitan este planeta), una propiedad
a cuestionar su contenido esencial. No obstante, un segun- que cada generación recibe como herencia inmerecida.
do objetivo de este escrito, y en absoluto lateral, consistirá
en mostrar que el reconocimiento generalizado del ius La ocupación continuada de un determinado territorio por
migrandi como un derecho básico de las personas repre- un grupo humano –un hecho histórico mil veces repetido,
senta una forma de ordenar los actuales flujos migratorios ya sea por medios pacíficos o de manera violenta– genera
preferible –tanto desde un enfoque normativo como desde ciertos derechos de uso, que, sin embargo, no pueden ne-
una perspectiva meramente pragmática o funcional– a las gar ni desvirtuar el derecho más básico de todo individuo
habituales políticas encaminadas a intentar controlar o a relacionarse con los demás seres humanos ni tampoco
incluso bloquear las fronteras. Se abogará, en consecuen- cancelar la obligación de dar acogida a individuos proce-
cia, por un mundo en el que la apertura de fronteras sea dentes de otros lugares1. De este tipo de planteamientos
la regla y no la excepción. –tan suscintamente esbozados– se derivaría como colora-
rio el denominado ius migrandi: el derecho de toda persona
Esta posición de partida será convenientemente perfilada a no sólo a desplazarse a lo largo del planeta, sino también
lo largo del presente artículo. En primer lugar, se examina a mudar su lugar de asentamiento e instalarse en donde
de una manera crítica la configuración asimétrica que juzgue conveniente.
desde el derecho internacional se ofrece del derecho a la
libre circulación de las personas (1). A continuación, se La posibilidad de decidir dónde vivir es un aspecto fun-
destaca cómo la soberanía estatal representa un obstáculo damental de la libertad humana. Esta aseveración resulta
estructural para el ejercicio de dicha libertad (2), de tal completamente evidente cuando el destinatario es uno
manera que, pese a los actuales procesos de globalización, mismo. Nadie se negaría este elemental derecho a sí mis-
las personas que desean migrar no sólo siguen topándose mo2. Sin embargo, no se procede siempre de la misma
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manera cuando se trata de aplicarlo a los demás. Entonces Conforme a las mencionadas normas internacionales,
valen mil distingos. Un despropósito que a lo largo de los existe, pues, un derecho de salida del propio país, pero,
últimos tiempos no ha hecho sino agravarse, de modo que en cambio, nada se dice acerca del de entrada en otro,
la distancia entre la teoría y la práctica acaba resultando salvo en los casos en que se huya de persecución, ya sea
abismal. No hay más que remitirse a las pruebas. La libre política, étnica o religiosa, en cuyo caso es de aplicación
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aquel que ejerce el derecho a salir y se encuentra con que Unidos (cf. Celador 2011). En la legislación penal italiana,
ningún Estado le acoge. Sin embargo, esa opción, en el por señalar otro caso, se ha introducido recientemente el
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mundo de hoy, no es más que una absurda entelequia: en “delito de inmigración clandestina”. De un simple pluma-
este finito planeta no existe ningún lugar adonde ir que no zo fueron criminalizadas miles de personas en situación
sea territorio soberano de alguna entidad política. administrativa irregular. Para ilustrar lo dicho, también
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países mantengan “el nexo migratorio bilateral más impor- el último grito sería la denominada extraterritorializa-
tante en el mundo” (Castles y Miller 2004, 343). ción o externalización del control fronterizo, de la que la
Unión Europea y, en particular, España se han convertido
Por otro lado, hace ya también tiempo que se tendieron en auténticos especialistas (cf. VV.AA. 2008). Se trata de
verjas de alambradas, de hasta seis metros de altura, para encomendar a países de tránsito la tarea de cerrar las
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ñido de incomprensión e intolerancia el discurso cotidiano reafirmar su soberanía. La noción aún imperante de sobe-
sobre el tema. Y entre las consecuencias indeseables de esa ranía estatal sigue pivotando sobre el control en exclusiva
Nº 755 deriva cabe reseñar la siguiente: se desdeña, cuando no se de un determinado territorio10. Como consecuencia, la es-
condena sin más, aquel planteamiento alternativo, mucho pontaneidad de los flujos migratorios queda condicionada
más positivo y no menos realista, que encara las migra- por los constantes, aunque pocas veces eficaces, empeños
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ciones como una oportunidad, por todo lo que encierran estatales tendentes a planificarlos, orientarlos y regular-
de potencial contribución al desarrollo humano, y como los. De manera mucho más contundente que en tiempos
factor de creatividad y de dinamismo económico-social anteriores, los protagonistas de tales movimientos chocan
(cf. PNUD 2009). con la lógica de la ciudadanía, que no es precisamente
una lógica dinámica y menos aún migrante, sino estática
El diseño de políticas migratorias restrictivas responde con y residencial, anclada en el territorio. Tras la persistencia
frecuencia a una comprensión de los flujos migratorios de las fronteras territoriales se encuentra una implacable
como si obedecieran fundamentalmente a una dinámica lógica estatal empeñada en marcar los confines entre los
unilateral procedente del exterior y no a una compleja red de dentro y los de fuera, en separar a los seres humanos
de relaciones multilaterales de carácter no sólo económico, en ciudadanos y en extranjeros, “en sujetos de derechos y
sino también sociocultural. Se ignora aquella dimensión en extraños al derecho” (Galli 2010, 53). Una lógica exclu-
multilocal del fenómeno que le dota, con frecuencia, de yente, además de profundamente inhospitalaria (cf. Bello
un marcado sesgo transnacional (cf. Velasco 2009). La 2011). Las fronteras, por tanto, no son sólo las físicas que
imposición de cláusulas de prioridad nacional a la hora de delimitan territorios, sino también aquellas otras normati-
regular el acceso de trabajadores inmigrantes (cláusulas vas y simbólicas que excluyen a los inmigrantes de la esfe-
que prescriben, por ejemplo, que sólo cuando todos los na- ra pública y de los recursos comunes. Cometido propio del
cionales dispongan de trabajo, o al menos no lo demanden, Estado nacional sería, incluso más que la preservación de
se tendrán en cuenta las solicitudes de los no nacionales) su territorio mediante el control de las fronteras externas,
apuntan también en esa misma dirección: hacia la rena- la demarcación de la comunidad política –de quiénes la
cionalización del discurso político, no exenta de una cierta integran y de quiénes no– mediante el establecimiento de
obsesión identitaria. La inmigración representa en este fronteras internas, más sutiles, pero, llegado el momento,
sentido un campo de prueba privilegiado para indagar los no menos determinantes (cf. Baggio 2010).
límites normativos del orden institucional centrado en el
Estado-nación, de sus contradicciones y tensiones internas Con todo, podría aceptarse que toda comunidad política
(cf. Sassen 2010, 368-369). legítimamente constituida tiene el derecho a definir sus
propios contornos y su composición interna y, por tanto,
Desde la consolidación de los modernos Estados nacionales, también a controlar la inmigración. La facultad para esta-
el mero hecho de plantear la posibilidad de reconocer la blecer las condiciones de inclusión y exclusión estaría preci-
libre circulación de personas –y, con ella, la paulatina con- samente en la raíz de la autodeterminación comunitaria (cf.
figuración de un mundo con fronteras abiertas– suele ser Walzer 1993, 44-74). De ahí, sin embargo, no se sigue que
considerado un desafío directo a una sacrosanta facultad tal derecho sea absoluto y, menos aún, que no puedan ser
atribuida tradicionalmente a dichas entidades soberanas: cuestionadas las formas concretas en que se implementa.
la de controlar sus fronteras territoriales y reservarse el En realidad, como sabemos, ningún derecho es absoluto y
derecho de admisión. No deja, sin embargo, de sorprender el sentido de la justicia incorporado en las instituciones y
que la libre circulación de personas se conciba como un en la legislación de cada Estado supone, en cualquier caso,
reto a la soberanía estatal justo cuando la primacía de los un límite irrebasable a su ejercicio: nuestro sentido de “la
mercados se ha impuesto fáctica y discursivamente sobre justicia”, como nos recuerda Carens (2002, 25), “impone
los gobiernos legítimamente constituidos y su marcada ló- importantes constricciones morales sobre cómo ha de ejer-
gica territorial. cerse tal control”. En particular, los Estados deben respetar
además sus obligaciones internacionales –pacta sunt ser-
La libertad de circulación y residencia se topa con la obs- vanda– y proteger los derechos humanos no sólo los de sus
tinación de los Estados contemporáneos, que porfían por ciudadanos, sino los de todas las personas, sean migrantes,
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desplazados, refugiados o solicitantes de asilo. Sin embargo, nal –al menos simbólicamente– a la agenda política. En
en la mayoría de los casos, el deficiente grado de protección particular, las severas políticas de control de los flujos
real de los derechos humanos de los migrantes mantiene migratorios y vigilancia de las fronteras, aunque a veces
una relación directa con la asunción de una noción fuerte no sean más que gestos vacíos de escasa operatividad en
de soberanía estatal por parte tanto de los poderes públicos relación al fin perseguido, pero de negativas y palpables
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ticas migratorias están regidas de hecho por ordenanzas quienes habitan el planeta, tienen limitadas severamente
disuasorias y crecientemente restrictivas para el ingreso y sus posibilidades de movimiento. Para otros, sin embar-
Nº 755 la movilidad de las personas –de ciertas personas, siempre go, el cruce de fronteras únicamente implica una sencilla
las más vulnerables y con menores recursos– a través de formalidad. Los Estados emplean de manera diferenciada
las fronteras internacionales. Es aquí donde este mundo o selectiva la institución de las fronteras y esta práctica
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globalizado en tantos aspectos ofrece una de sus caras acaba plasmándose en un doble régimen de circulación de
menos presentables: un mundo fronterizado, reterritoria- los individuos, un hecho quizás mucho más grave que la
lizado incluso, un mundo por el que campan a sus anchas diferenciación entre circulación de personas y de mercan-
estrategias de vigilancia y control. Y son con frecuencia cías (cf. Balibar 2005, 83-84).
los propios controles los que, siguiendo una dinámica au-
topoiética, crean los grupos a controlar. La movilidad valiosa es, huelga decirlo, aquella que ha sido
elegida y no la realizada bajo coacción de las circunstan-
La actual fase de la globalización está constituida por una cias. Sin embargo, esa fortuna no está siempre al alcance
serie de procesos de alcance desigual, que configura un de todos. Con la esperanza de cambiar sus opciones en la
mundo selectivamente poroso para los diferentes tipos de vida, son muchos los seres humanos que a lo largo de la
intercambios. Se han abierto las fronteras a los mercados, historia han abandonado el pedazo de tierra que un día les
se han reducido las tarifas aduaneras a las mercancías y se vio nacer y se han asentado en otros lares sobreponiéndose
han derribado numerosas barreras a la libre circulación de a múltiples dificultades. No son pocos quienes se trasla-
la información y de los capitales, pero no se ha procedido dan únicamente para huir de una situación a todas luces
de la misma forma con aquellas otras que interfieren en desesperada, provocada por las diferencias de desarrollo o
los desplazamientos de las personas y en su libertad para por el desprecio de los derechos básicos. Para muchos, la
mudar de lugar de residencia. Asistimos, en suma, a una migración no es más que una opción forzada y no deseada,
hipermovilidad, prácticamente sin cortapisas, de los flujos pues, en realidad, añorarían poder permanecer en el lugar
de capital e información en coexistencia con una movilidad que hasta entonces les había sido habitual y apenas se
restringida para los flujos humanos. No en vano, como lamentarían por tener que soportar una cierta inmovili-
sostienen Castles y Miller (2004, 344), tales “barreras a la dad. En este sentido, tan básico como el derecho a poder
movilidad contradicen las poderosas fuerzas de la globali- emigrar sería el derecho a no tener que emigrar. También el
zación que llevan hacia un mayor intercambio económico sesgo sedentario, tan humano o más que el migratorio, ha
y cultural”. Resulta inquietante tener que admitir que, a de ser protegido mediante el reconocimiento del derecho
este respecto, a muchas personas les iría mucho mejor si básico a permanecer en el propio país y no ser desplazado
se les tratara meramente como mercancías o como meros de la residencia habitual.
recursos a disposición de los procesos económicos. La ló-
gica de la economía neoliberal se impone sobre el discurso Al comienzo de este artículo se indicó que la posibilidad
del control de fronteras. No corre la misma suerte, sin de moverse por el mundo y de mudar de residencia forma
embargo, la lógica de los derechos humanos, que queda parte esencial de la libertad humana, una “prerrogativa”
postergada. irrenunciable del ser humano. Aunque esto es difícilmente
rebatible, el hecho de abandonar el propio país no es siem-
La libre circulación de personas se ha convertido en un pre fruto de una decisión voluntaria, sino con frecuencia
codiciado factor de distinción y estratificación social el resultado de un cúmulo de circunstancias que se im-
(cf. Bauman 2001, 8). La alta tasa de movilidad humana, ponen al individuo. Afirmar lo contrario supone mantener
una de las señas distintivas de los tiempos que corren y una ficción de manera inútil y además irresponsable. A
signo elocuente de la creciente interdependencia de todos lo largo de los siglos, las guerras, los conflictos inter-
los países, tiende de hecho a distribuirse de manera pirami- nos, las persecuciones y, en general, la intolerancia han
dal y asimétrica. En un planeta con tremendas disparidades sido factores impulsores de una migración en principio
en ingresos, recursos y oportunidades, no todos pueden no deseada. Las migraciones también están forzadas por
permitirse –ni les está permitido– el lujo de ser cosmo- desastres naturales (como, por ejemplo, la desertización
politas; es más, el común de los mortales, la mayoría de o el aumento del nivel de las aguas) y, cada vez más,
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por la degradación medioambiental de raíz antropogénica haya multiplicado (cf. Davis 2008). Ahora, sin embargo, no
(cf. Castillo 2011). El hambre y, en general, la pobreza se trata de mantener separados dos mundos con ideologías
constituyen, no obstante, los principales y más habituales enfrentadas. En un intento huero, las barreras se erigen en
factores de expulsión principales. Con todo, sería inade- las fronteras más desiguales del mundo en términos eco-
cuado incurrir en una explicación monocausal y, menos nómicos, como la que separa Ceuta y Melilla de Marruecos
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a una suerte de constante antropológica: a una capacidad nueva estrategia. Aunque no sea más que como un esbozo,
innata tendente a buscar la mejora de las condiciones de a continuación se presentarán algunos de los lineamientos
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vida. En todo caso, el objetivo, no lo perdamos de vista, básicos de la misma.
no es poner punto final a las migraciones, sino ordenarlas
desde principios de justicia. En este sentido, las siguientes Mientras que para incrementar y regular los intercambios
FRONTERAS ABIERTAS, DERECHOS HUMANOS Y JUSTICIA GLOBAL
palabras resultan sumamente clarificadoras: económicos se han dado pasos relevantes en las últimas
décadas (dotando, por ejemplo, a la Organización Mundial
“Las teorías de la migración global no deberían estar basadas del Comercio de una potente capacidad reguladora), sor-
en el objetivo normativo de encontrar formas de ayudar a prende que nada se haya hecho para gobernar las migra-
la gente a quedarse en sus casas. Más bien, deberían estar ciones internacionales. No es, sin embargo, algo optativo:
basadas en el postulado de que la migración es una parte ante el alcance auténticamente planetario adquirido por
normal de las relaciones sociales. [...] Si hay un objetivo los flujos migratorios se impone la necesidad de recuperar
normativo, éste no debería ser reducir la migración, sino una perspectiva global y compleja de los procesos desen-
encontrar formas en las que pueda tener lugar bajo con- cadenados por los mismos. La oportunidad e incluso la ne-
diciones de igualdad y respeto de los derechos humanos” cesidad de ampliar el punto de vista desde donde examinar
(Castles 2010, 146). las cuestiones sociales en su complejidad y multiplicidad se
ha ido abriendo paso paulatinamente entre los cultivadores
de las ciencias sociales y la filosofía política y moral (cf.
Velasco 2010a). Se ha tomado conciencia de que todos
4. Movilidad humana y justicia global habitamos un solo mundo y que, por tanto, la adopción de
una perspectiva meramente estadocéntrica resulta inade-
Puede fácilmente deducirse cuál es la situación que se de- cuada para abordar los complejos problemas que se gene-
riva del planteamiento recién expuesto. Asistimos a una se- ran en él. Así, si cada Estado busca soluciones por separado
cuencia perversa de hechos concadenados que tienen como a los conflictos y problemas inducidos por las migraciones,
punto de arranque el cuestionamiento generalizado de la li- éstos encallarán dentro de su reducido marco de actuación
bertad de circulación y residencia, un cuestionamiento que (cf. Velasco 2010b). Hace ya tiempo que es difícil dar con
conduce al incremento de los controles fronterizos de los un Estado cuyo territorio esté realmente cerrado y ello es
flujos de personas y que finalmente conlleva la generación así pese al continuo perfeccionamiento de los sistemas de
exponencial de irregularidad migratoria. Aunque algunos vigilancia de las fronteras. La porosidad de las mismas es
puedan pensar que esa situación resulta de utilidad para una señal más de la progresiva erosión de la soberanía es-
el mantenimiento de un abundante contingente laboral o, tatal: el nexo político y jurídico entre soberanía y territorio
en los términos acuñados por Karl Marx en El Capital, de se ha visto cuestionado por la multiplicación de poderes y
un copioso ejército industrial de reserva, siempre disponible ordenamientos supranacionales, por el rápido crecimiento
para cubrir las necesidades de la economía (ya sea formal o e intensificación de los vínculos transnacionales, así como
sumergida) y postergar el escenario del pleno empleo que por el afianzamiento de los nuevos circuitos globales de
pudiera poner en riesgo la tasa de beneficios, representa, producción y de intercambio de capitales.
sobre todo, la perpetuación de una estratificación social
que propicia una situación estructural de violación de los En este orden de cosas, el abandono del “nacionalismo
derechos humanos muy poco acorde con los presupuestos metodológico”11 constituiría la condición previa para poder
normativos mínimos de una sociedad bien ordenada. Dicho ampliar la escala de análisis y poder apostar así por una
de otro modo, la política migratoria de numerosos países concepción global de la justicia apta para un mundo, que
receptores, inspirada en una filosofía profundamente con- es cada vez más el nuestro, en el que los individuos “com-
troladora e incluso criminalizadora de la inmigración no parten y son conscientes de compartir, directa o indirecta-
deseada, genera efectos colaterales muy graves en materia mente, un mismo entorno natural finito” (Arnsperger y Van
de justicia social. Para superar esta situación incompatible Parijs 2002, 105). En este contexto, el cosmopolitismo o,
con estándares mínimos de equidad y romper con esa espi- por decirlo con Ulrich Beck (2003), una “mirada cosmopo-
ral endiablada se precisa cambiar de enfoque y adoptar una lita” aparece como una perspectiva perfilada en ajustada
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respuesta estratégica a las necesidades de análisis de una Por otro lado, una eventual apertura de fronteras a los flujos
nueva realidad histórica y social. En un marco global, en migratorios puede suponer un posible alivio al problema
donde se hacen presentes cada vez con más fuerza pro- de la pobreza que aqueja a tantos países: no una solución
blemas sistémicos de alcance planetario, se requiere que radical, pero sí una respuesta parcial12. Dejando aparte la
todos los Estados pongan en común recursos, tecnología, consideración de que la capacidad de decidir dónde se
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Desde una visión estrictamente chovinista13, la restricción presente el punto de controversia gira más bien en tor-
del acceso de los extranjeros puede entenderse como un no a los derechos de inmigración y los correspondientes
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mecanismo legítimo de reservar los recursos de un país en deberes estatales de admitir a extranjeros e incluso a na-
beneficio exclusivo de los propios ciudadanos. En un mun- turalizarlos. A este cambio de enfoque no le es ajeno el
do sin desigualdades tan extremas, esto es, en un mundo reconocimiento del derecho a emigrar como un derecho
FRONTERAS ABIERTAS, DERECHOS HUMANOS Y JUSTICIA GLOBAL
en el que todas las sociedades fueran básicamente auto- humano y su consolidación, por tanto, como un derecho
suficientes o, al menos, dispusieran de recursos mínimos, protegido. De lo que se trataría ahora es de reconocer el
las cosas podrían regularse así, pero lamentablemente no complementario derecho a inmigrar, sin el cual la procla-
es el caso. Y es a las circunstancias realmente existentes mación del primero no son más que palabras vacías. Es
en este mundo a las que ha de adecuarse el proceder de en este terreno de debate donde la apertura de fronteras
los Estados. En el actual estado de cosas, los Estados están adquiere su significación más cabal.
legitimados a seguir manteniendo la facultad de controlar
la admisión de extranjeros sólo si satisfacen determinadas Pese a la coherencia interna que pueda tener, una propues-
condiciones y, en concreto, si intervienen mediante algu- ta como la que se ha perfilado en este artículo podría ser
na suerte de impuesto redistributivo en una participación rápidamente descalificada de utópica, en el sentido atri-
más justa de los recursos planetarios (cf. Kymlicka 2006, buido por el diccionario de la RAE, esto es, como proyecto
76-80), esto es, sólo si, en definitiva, contribuyen signifi- “que aparece como irrealizable en el momento de su for-
cativamente y en la medida de sus posibilidades al esta- mulación”. En el mundo de hoy, un mundo aún cortado al
blecimiento de la justicia global distributiva. En el actual talle de los Estados territoriales soberanos, un mundo que
contexto de desigualdad global, los Estados más desarro- no ha dejado de ser westfaliano (pues, en principio, sigue
llados están obligados a contribuir a la redistribución de vigente el principio de no injerencia en los asuntos inter-
la riqueza de la Tierra y ello lo pueden hacer básicamente nos y las fronteras estatales siguen mereciendo la máxima
de dos maneras: bien mediante el pago de impuestos, bien protección internacional), la libre circulación de personas
mediante la apertura de fronteras. Pueden y deben elegir se nos presenta ciertamente como algo para lo que aún
entre una de esas dos opciones. En uno u otro caso, el no existen las circunstancias requeridas. Pero también es
objetivo es claro: han de dejar participar a los demás en verdad que es una utopía en la línea de aquellas que han
el reparto del pastel común. hecho mover el mundo: la de un mundo sin esclavos o la
de un mundo sin un género subordinado, por poner sólo
En muchos casos, no todos ciertamente, la transgresión dos ejemplos. La propuesta aquí formulada puede ser cier-
de las fronteras es tan sólo un pequeño síntoma de un tamente utópica, pero no quimérica: no es algo meramente
mal pandémico llamado pobreza e injusticia global. Di- imaginado y que carezca de fundamento alguno. Es más
fícilmente se puede pretender controlar los movimientos bien una microutopía, una utopía mínima, alejada de toda
migratorios internacionales sin medidas sustantivas que tentación del macrorrelato social omnicompresivo que no
equilibren la distribución de riqueza y posibiliten la partici- trata de dibujar un mundo perfecto, un paraíso en la tierra,
pación igualitaria de todos los países en los beneficios de la sino que simplemente pretende evitar o al menos mitigar
globalización. No se puede luchar eficazmente contra una los grandes y constantes males generados por la obsesión
grave enfermedad, y menos aún erradicarla, combatiendo de control en la que están atrapados la mayoría de los
únicamente los síntomas. Estados contemporáneos. Una utopía concentrada funda-
mentalmente en la prevención de los daños inflingidos por
ese afán controlador.
5. Una consideración intempestiva: Más allá de sus posibles derivas totalitarias, el valor del
la utopía de las fronteras abiertas pensamiento utópico como potencial motor de transfor-
mación social es difícilmente cuestionable14. No obstante,
Si durante largo tiempo la cuestión central que estaba la formulación de una utopía será únicamente de utilidad
en el trasfondo de la reflexión filosófico-política sobre si, además de ser deseable, satisface requisitos mínimos
el fenómeno migratorio era el derecho a emigrar, en el de viabilidad. Son multitud las condiciones materiales que
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han de concurrir a su posible puesta en práctica y que han anhelada por algunos populismos, sino también a la sim-
de ser consideradas. Esta exigencia, por supuesto, también ple pretensión de mantener los flujos migratorios bajo el
ha de ser tenida en cuenta por el pensar filosófico sobre la control de los Estados. Ante las reiteradas inconsistencias
materia que nos ocupa: “Dado que a primera vista las res- que genera la gestión política de estos flujos, la apertura
tricciones a la libertad de asentamiento parecen injustas de fronteras se presenta como una opción razonable digna
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NOTAS desierto) prescrita por numerosas tra-
diciones religiosas, incluida la bíblica
* Este artículo se ha elaborado en el (cf. Éxodo 22, 21 y Levítico 19,33).
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marco de un proyecto de investi- 2 Joseph Carens (1987), por ejemplo, se
gación financiado por el Ministerio sirve del conocido experimento men-
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a cualquier parte del planeta que su- fravaloración legal del inmigrante y fronteras a cal y canto. En todo caso,
puestamente se encontrase libre y no el endurecimiento de las normas que parece más claro la existencia de un
tuviera dueño, en donde siempre ten- regulan su status. bucle de doble dirección en un tema
dría derecho a instalarse quienquiera 6 La noción de chovinismo del bienes- conexo: “Las relaciones causa-efecto
que no desee someterse a la jurisdic- tar fue acuñada por Jürgen Habermas entre securitización y sentimientos
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contenido ha ido adquiriendo perfi- 13 En realidad, el chovinismo no es más, en M. E. Anguiano & A. M. López Sala
les diversos e incluso contradictorios, según el diccionario de la RAE, que la (eds.), Migraciones y fronteras, Icaria-
aunque ha sido en los últimos años “exaltación desmesurada de lo nacio- CIDOB, 49-73.
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cuando su sentido ha sido cuestio- nal frente a lo extranjero”. Balibar, Étienne (2005): Violencias, identi-
nado de forma más radical (cf. Ba- 14 Sobre el positivo papel de la uto- dades y civilidad [1997], Gedisa, Barce-
FRONTERAS ABIERTAS, DERECHOS HUMANOS Y JUSTICIA GLOBAL
libar 2003, 257-284). Si bien existe pía, la profunda, erudita y ya clásica lona.
la tendencia de concebir la soberanía obra de Ernst Bloch constituye una – (2003): Nosotros, ¿ciudadanos de
de los Estados como sinónimo de una referencia de obligada remisión. Esa Europa? [2001], Tecnos, Madrid.
independencia completa o al menos valoración no es, sin embargo, algo – (2008): “Del Cosmopolitismo a la Cos-
como la plena capacidad de acción propio del pasado y hoy en día sigue mopolítica”, en Revista Internacional
autónoma que disfrutarían los Estados resaltándose su utilidad: “El pensa- de Filosofía Política, n.º 31, 85-100.
en la esfera interna y externa, en el miento utópico tiene una dimensión Barry, Brian & Goodin, Robert E. (1992):
mundo de nuestros días no cabe duda inspiradora para buscar soluciones Free Movement. Ethical Issues in The
de que no hay Estado que no depen- innovadoras frente a problemas, Transnational Migration of People and
da, de un modo u otro, de los demás conflictos de unas situaciones histó- Money, Pennsylvania State U.P., Penn-
y que, por consiguiente, la soberanía ricas particulares. [...] El pensamiento sylvania.
siempre resulta limitada (y ello ya es utópico sólo surge cuando hay una Beck, Ulrich (2005): La mirada cosmopolita
en sí una contradictio in terminis). falta de orientación real para dar o la guerra es la paz, Paidós, Barce-
11 Por “nacionalismo metodológico” se respuesta a interrogantes de nuestra lona.
entiende aquel extendido enfoque sociedad. [...] Su activación se legiti- Beitz, Charles S. (1979, 19992): Political
epistémico –una distorsión cogniti- ma por la incapacidad del realismo Theory and International Relations,
va, más bien– que considera a los de dar respuestas a dilemas políticos” Princeton U.P., Princeton.
diferentes Estados nacionales como (Zapata 2008, 29). No puede ocul- Bello, Gabriel (2011): “Emigración e ilegali-
las unidades básicas para el estudio tarse, sin embargo, que, desde una zación: una mirada ética”, en Dilema-
de los procesos sociales, de modo que mentalidad conservadora, una utopía ta, n.º 8, 83-97.
todos los análisis se han de ajustar también puede ser preconizada como Benhabib, Seyla (2006): Las reivindicacio-
a este marco primario de referencia una mera promesa de un futuro me- nes de la cultura [2002], Katz, Buenos
(cf. Pogge 2005, 181-186; Beck 2005, jor que evite tener que ocuparse de Aires.
38-51). transformar el presente. Carens, Joseph H. (1987): “Aliens and Citi-
12 Thomas Pogge (2010), probablemente zens: The Case for Open Borders”, en
el más conspicuo adalid de la justicia Review of Politics, 49, 251-273.
global, no encuentra, por el contrario, BIBLIOGRAFÍA – (1992): “Migration and Morality. A Li-
un nexo evidente entre la apertura de beral Egalitarian Perspective”, en B. Ba-
fronteras y la lucha contra la pobreza Anguiano, Maria Eugenia (2010): “Las polí- rry & R. Goodin (eds.): Free Movement,
en el mundo. Aunque se muestra par- ticas de control de fronteras en el nor- Penn State U.P., Pennsylvania, 25-47.
tidario de implementar arreglos nor- te y sur de México”, en M. E. Anguiano – (2002): “Inmigración y justicia, ¿a quién
mativos que mejoren las condiciones & A. M. López Sala (eds.), Migraciones dejamos pasar?”, en Isegoría, n.º 26,
de vida de los inmigrantes, sostiene y fronteras, Icaria-CIDOB, 161-183. 5-27.
que estas medidas no lograrían so- Arango, Joaquín (2011): “La ‘securitización’ Castillo, Jesús M. (2011): Migraciones am-
lucionar y, menos aún, atajar de raíz de las migraciones internacionales, bientales. Huyendo de la crisis ecoló-
la causa principal de las migraciones: diez años después”, en Vanguardia/ gica en el siglo XXI, Virus, Barcelona.
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la transferencia internacional de re- Arnsperger, Christian y Van Parijs, Phili- la migración global”, en Relaciones
cursos para luchar contra la pobreza ppe (2002): Ética económica y social, Internacionales, n.º 14, 141-169.
global es mucho más eficiente que la Paidós, Barcelona. Castles, Stephen y Miller, M. J. (2004): La
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