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Se realiza por lo general, en forma individual. Y por lo general buscando como prioridad el que “el”
o “ella” llegue a ser “un buen o buena cristiana”.
Quienes(conocen(la(historia(del(Movimiento(saben(bien(que(el(«Estudio(del(
ambiente»(es(el(punto(a(partir(del(cual(todo(tiene(su(origen.
El(«Estudio(del(Ambiente»(significa(conocer(mejor(a(quienes(están(en(el(
entorno,(qué(cosa(lo(empuja(a(acercarse(a(sus(sueños,(a(sus(esperanzas;(qué(
cosa(comparte(y(que(cosa(critica;(qué(cosa(le(gusta(y(que(le(disgusta;(si(está(en(
condición(de(ayudar(o(de(ser(ayudado;(cómo(se(encuentra(su(autoestima;(si(
está(bautizado(o(no,(etc.,(etc.
Luego,(el(ambiente(no(es(una(cosa(abstracta,(es(una(identidad(que(tiene(vida(
propia,(presidida(por(las(personas(que(la(integran,(dicho(de(otra(forma:(el(
ambiente(está(estrechamente(vinculado(con(las(personas(y(las(relaciones(que(
existen(o(se(dan(entre(las(personas.
Es(claro,(por(lo(tanto,(que(el(Estudio(del(Ambiente(no(significa(hacer(un(estudio(
estadístico(o(razonado,(sino(que(consiste(en(una(afectuosa(identificación(de(las(
exigencias((más(sentidas(de(las(personas(que(tenemos(en(el(entorno.(
Jamás(confundir(estructuras(con(ambientes.(Las(primeras(no(tienen(vida(y(
están(relacionadas(con(la(percepción(social.(El(ambiente(es(el(metro(cuadrado(
de(cada(uno(y(va(directo(a(lo(personal.
Tomando palabras de Francisco, es importante que nos sumerjamos en este trabajo, con
una mente abierta y un espíritu dispuesto a dejarse iluminar por el Espíritu Santo, para
poder discernir sobre cómo tratar estas situaciones concretas de la vida cotidiana
Aprender a mirar y detectar con los ojos de Dios a los hermanos que están buscando, que
están insatisfechos. En definitiva, es saber descubrir, en esas realidades, lo que nos dicen
los signos de los tiempos (Aliento a todas las comunidades a una “siempre vigilante
capacidad de estudiar los signos de los tiempos”. (EG51.)) Sabiendo actuar a tiempo, desde
el carisma del movimiento.
Tener en cuenta el pedido del Papa Francisco cuando nos habla de la “iglesia en
salida”. Debemos ir al encuentro de las “periferias existenciales”, refiriéndose a
aquellos que manifiestan pobreza social y espiritual, que se ven postergados del
amor divino y humano.
Precursillar al alejado siempre con la verdad, con naturalidad y estrategia, con respeto e
infinita caridad, con apertura de corazón, misericordia, madurando convicciones.
“¡Como si el Espíritu Santo necesitara tres días para hacer maravillas! Le sobran dos días veintitrés
horas, cincuenta y nueve minutos y cincuenta y nueve segundos, que son los que nosotros
necesitamos para darnos cuenta de que nos habla”
Para que el hombre “normal” de nuestro tiempo pueda acceder fácilmente al gozo de la Buena
Nueva, creemos es suficiente con que pueda tomar conciencia de que su larga búsqueda -de
felicidad, de amistad, de amor-, le facilita (es decir, le hace asequible y apetecible) el encuentro
consigo mismo, con Cristo y con los demás.
Frente a esta concepción, que concretaríamos en afirmar que convertirse es encontrar el sentido,
se levanta el prejuicio generalizado de que convertirse es cambiar.
San Pablo describe la entraña teologal de la conversión -de la “metanoia” -, como una secuencia
con una fase de muerte del “hombre viejo” y una de alumbramiento del “hombre nuevo”, que es
una resurrección en y con Cristo Jesús. La lectura de esta espectacular imagen es tan variada y
matizada como las personas y las épocas que en ella se proyectan.
Y este “algo” resulta que es Alguien -Cristo-, que le permite un encuentro verdadero con el mismo
alguien que es uno mismo y que son los demás.
A TRAVÉS DEL TESTIMONIO DE SU CONVERSIÓN FERMENTARÁN DESPUÉS LOS AMBIENTES CON
EL EVANGELIO
La conversión, en efecto, no es un acto, sino un proceso: Proceso que tiene una fase de búsqueda,
un momento de encuentro, y una etapa o un conjunto de etapas en que el encuentro se patentiza,
se perfecciona y se perenniza en la amistad.