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Historia de la esclavitud​.

Por Bernardo Ríos - 14 mayo, 2018

La esclavitud ha sido una práctica general a toda la humanidad durante toda nuestra existencia.
Ni una sola zona del planeta se libra de haberla practicado. Su aceptación social y legal, con el
respaldo de todas las clases sociales, nos hace cuestionar nuestra condición moral.
Uno se cuestiona cómo un hombre o una mujer pueden acabar siendo la propiedad material
legal de otra. Qué es ser esclavo, quién es esclavo y quién es el esclavo, por qué. En este
artículo voy a fijarme en otro punto que resulta clave para entender el tema: de dónde venían.

La esclavitud en las sociedades antiguas


El desarrollo tecnológico y el conocimiento geográfico del mundo influyeron notablemente en el
comercio de esclavos. Así, durante la antigüedad el origen de la mayoría solía ser las zonas
colindantes (hay excepciones, claro).

Esclavos sirviendo bebidas a sus amos en un mosaico romano

Tenemos pocos datos de la Grecia clásica, casi todos de Atenas. Aun así, parece que, además
de la guerra y la piratería, existía el comercio y se concentraba en las ciudades de Éfeso,
Bizancio y Tanais. En los mercados era común encontrar paflagonios (del norte de Turquía),
capadocios (Turquía central), escitas (sur de Rusia) y tracios (Bulgaria).
Roma, debido a su gran tamaño, albergó esclavos de una multitud enorme de nacionalidades
tanto de Europa como de Asia o África. Un caso similar al romano es el de China. Allí,
curiosamente, empezó como castigo para los criminales.

Los prisioneros de guerra, en el Imperio Azteca, se destinaban a la esclavitud o a los sacrificios


humanos rituales

En el México precolombino, la esclavitud tenía características muy similares a las de Roma.


Sus esclavos eran también principalmente presos de guerra. Solían ser originarios de América
central o del norte del actual México.

La Edad Moderna y la ruta triangular


Pero fue la Edad Moderna, desde los siglos XVI al XVIII, cuando el comercio de esclavos se
hizo global con los grandes imperios europeos.
La ruta más importante fue la llamada ruta triangular. Los barcos salían cargados de joyas y
otros productos desde Europa con dirección a la costa occidental africana. Allí intercambiaban
esos productos por esclavos que luego vendían en América a cambio de cacao, café, tintes… y
vuelta a Europa.
La ruta triangular durante la Edad Moderna

La obtención de esclavos africanos no siempre era fruto del intercambio, y los países con
territorios coloniales en África (Portugal y Holanda, principalmente) realizaban auténticas
cacerías de personas.
El dominio de esta ruta fue español y portugués en el siglo XVI, holandés en el XVII e inglés en
el XVIII.

La Edad Contemporánea y ¿el declive de la esclavitud?


En el siglo XIX comenzó el declive de la esclavitud con la prohibición en los diferentes países,
que continuó hasta el siglo XX. No obstante, esta práctica no ha desaparecido: el comercio con
mujeres para la prostitución o el trabajo infantil son formas de esclavitud.

Por desgracia, estas formas de negocio están muy vivas y se continúan practicando con mayor
o menor permisividad. Sobre todo la primera.

Esclavitud en el mundo contemporáneo

En Europa, las rutas de la prostitución empiezan en Rusia. El mayor país del mundo ha perdido
en 10 años medio millón de mujeres jóvenes que son esclavizadas en los países occidentales
en prostíbulos o en la calle.
También Ucrania, país que, lejos de mejorar, vio como el comercio de mujeres aumentó con la
última Eurocopa de fútbol. Moldavia, Rumanía y Hungría son también países exportadores de
esclavas.
En España, también recibimos muchas prostitutas de países latinoamericanos, sobre todo de la
República Dominicana, Brasil y los países de América central. Otra zona de origen importante
es África subsahariana, por ejemplo Nigeria. Las prostitutas asiáticas, sobre todo chinas, son
menos comunes, aunque son una minoría importante.

La historia de la esclavitud es la historia de la miseria moral humana. Y no hay que echar la


vista atrás cientos de años, la tenemos todos los días a, seguro, mucha menos distancia de lo
que pensamos.

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