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La llegada de los españoles significó en Venezuela, al igual que en el resto del continente, un
cambio violento que asentó nuevas prácticas caracterizadas por el ejercicio despótico del poder a
través de un uso indiscriminado de la fuerza. En nuestro país, el proceso de la conquista estuvo
marcado por hechos que claramente atentaban contra la dignidad de la persona y contra uno de
los principios fundamentales de los derechos humanos: la igualdad o no discriminación. Los
indígenas y los negros (y, en menor medida, los blancos criollos), al ser considerados como seres
inferiores, fueron objeto de terribles vejaciones que costaron numerosas vidas. Igualmente se
instauró la práctica de la esclavitud y se obligó a la población a aceptar la religión católica como la
única verdadera.
Venezuela alcanza su independencia definitiva en 1821, luego de largos años de luchas sociales,
políticas y militares. Los primeros esfuerzos organizativos estuvieron motorizados por Gual y
España en 1797, movimiento considerado como el primero basado en raíces populares. En 1811 se
produce la Declaración de Independencia.
Estas luchas no sólo permitieron obtener la independencia política de España, sino que estuvieron
acompañadas de logros como la abolición de la esclavitud (1854) y de la pena de muerte (1863).
También, en 1870, se implanta la educación gratuita y generalizada en el país.
Más adelante, con el avance de la República, se consolidaban estructuras políticas que dieron
origen a la democracia representativa y que no estaban exentas de importantes luchas por la
libertad, el respeto a la disidencia y la pluralidad. Durante las dos dictaduras que afectaron a
nuestro país en el siglo XX, importantes movimientos sociales levantaron la bandera de la libertad
y el rechazo a la represión. La Generación del 28 fue un movimiento estudiantil que se enfrentó al
régimen gomecista sin apelar a la violencia. Haciendo uso de recursos muy creativos, como la
utilización de los espacios de recreación colectiva (carnavales) para hacer sus denuncias, o por
medio de la solidaridad, al entregarse masivamente a las autoridades para exigir la libertad de los
estudiantes presos, este movimiento introdujo nuevas formas de lucha política y social (paros,
huelgas, acciones pacíficas de presión) y contribuyó, por su carácter colectivo, a disminuir el
liderazgo personal característico de las luchas políticas venezolanas.
En el proceso de conquista de los derechos económicos, sociales y culturales deben recordarse las
huelgas petroleras de 1925 y 1936, las cuales exigían mejoras reivindicativas y sociales y
movilizaban no sólo a los propios trabajadores petroleros, sino a sus familiares, a la misma
comunidad en la que estaban insertos y a otras organizaciones gremiales.
Como ejemplo de la lucha por los derechos políticos, destaca el establecimiento del voto para las
mujeres, en 1947.
El caso de la masacre de El Amparo y las muertes ocurridas durante “El Caracazo” de 1989 se
mantuvieron durante largo tiempo en la conciencia de la población gracias a la denuncia y presión
de numerosos grupos de base y organizaciones de derechos humanos, quienes lograron llevar el
caso a instancias internacionales y finalmente obtener una sentencia que reconoce el crimen y
obliga al gobierno venezolano a indemnizar a los familiares y a reparar los daños.
En cuanto a los derechos de niños, niñas y adolescentes, el 1° de junio de 2000 se aprobó la Ley
Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), elaborada con la participación activa
de diversos organismos no gubernamentales y académicos, incluyendo a los propios niños y niñas,
y la cual recoge el espíritu de la Convención Internacional de Derechos del Niño, resultando muy
prometedora para la vigencia de los derechos de la infancia y adolescencia en nuestro país.
A continuación presentamos algunos de los hechos históricos que han permitido alcanzar el
reconocimiento de derechos para la población venezolana.
Como una forma de protesta contra los abusos de los españoles, los indígenas de la costa oriental
de Venezuela destruían los conventos y templos edificados por las congregaciones religiosas.
Durante 40 años, los españoles no pudieron asentar sus ciudades en esta zona, debido a la fuerte
resistencia de la población indígena.
Primera rebelión popular contra las políticas económicas de la corona española 1749
Se trata de la primera revuelta popular contra el monopolio comercial ejercido por la Compañía
Guipuzcoana en Venezuela. Aunque es aplastada, logra llamar la atención de las autoridades
españolas, quienes finalmente reconocen el derecho de los productores y mercaderes locales a
comerciar. En 1785 la Compañía Guipuzcoana es eliminada.
Sublevaciones de población negra e indígena por sus derechos 1795 (Coro) 1798 (Cariaco) 1799
(Maracaibo)
Estas acciones de carácter popular pretendían protestar contra el cobro de impuestos por parte de
la corona española al trabajo que realizaban, así como exigir la libertad de los esclavos. Fueron
violentamente reprimidas y sus líderes perseguidos y ajusticiados. Destaca la acción de José
Leonardo Chirinos en Coro, quien se convierte en líder principal de estas revueltas.
Primeros movimientos independentistas 1797
Gual y España encabezan un movimiento multirracial (por primera vez se reconocía la existencia
de diferentes grupos sociales y étnicos en Venezuela) inspirado en los ideales de la Revolución
Francesa -libertad, igualdad, propiedad y seguridad-. La conspiración es descubierta y sus líderes
ajusticiados y asesinados. Sin embargo, se considera el movimiento precursor de la independencia.
Venezuela alcanza su libertad definitiva de la corona española con esta batalla, conducida por el
Libertador Simón Bolívar.
El gobierno de Monagas produce un decreto que concreta las largas luchas de los esclavos negros
por alcanzar su libertad.
Los trabajadores petroleros realizan la primera protesta organizada para exigir mejores
condiciones de trabajo y un salario más justo. No se alcanzan los resultados esperados.
Las presiones de los trabajadores petroleros confluyen en la aprobación de la primera Ley del
Trabajo, donde el Estado venezolano se acogía a los compromisos internacionales asumidos por la
Sociedad de Naciones y la OIT. Sin embargo, esta medida no significó mejoras tangibles para los
trabajadores.
Nuevamente los trabajadores petroleros protestan contra las desventajosas condiciones que
imponían las compañías petroleras. Se logra involucrar a gran parte de la población. De hecho,
algunos acogieron a los hijos de los huelguistas en sus casas. Después de treinta y siete días de
huelga, el gobierno decreta un aumento salarial para estos trabajadores.
A pocos meses de la muerte del dictador Gómez, la población de Caracas sale a las calles a
protestar contra la suspensión de garantías y el decreto de censura y control de la prensa y radio.
Se considera la primera jornada de masas del siglo XX, en la cual participaron 40.000 personas -en
una ciudad que escasamente albergaba 200.000 habitantes-.
Gracias a la presión de grupos femeninos, en 1945 se alcanza el voto municipal para las mujeres.
En la constituyente de 1947 se incorpora este derecho en igualdad de condiciones con los
hombres.
Una huelga general iniciada el 21 de enero, junto con acciones de calle en las que participaron
diversos sectores organizados de la sociedad (estudiantes, empresarios, trabajadores, gremios,
etc.), acelera la caída de la dictadura.
El 23 de enero de 1958 una revuelta cívico-militar derroca al régimen del general Marcos Pérez
Jiménez. La Junta de Gobierno promulga la nueva Constitución, que amplía la protección a los
derechos sociales y mantiene las conquistas de derechos civiles, sobre todo los referentes al
sufragio.
La masacre de El Amparo 1988
Catorce pescadores son asesinados a manos de funcionarios del ejército venezolano en el estado
Apure. Este hecho despierta la conciencia de muchos venezolanos sobre las violaciones a los
derechos humanos ocurridos en el país a pesar de vivir en un sistema democrático. En esta década
comienzan a surgir organizaciones no gubernamentales de derechos humanos. Los mismos
conforman, hoy en día, un movimiento con presencia nacional.
El Caracazo 1989
Espontánea y desordenadamente, una enorme poblada toma las calles de Caracas para protestar
contra las medidas económicas anunciadas por el gobierno recién iniciado. La represión vivida en
los días posteriores convierte este hecho en uno de los más lamentables en materia de respeto a
los derechos humanos.
TODOS
A pesar de todos estos logros, la vigencia plena de los derechos humanos no es, aún, una realidad
en nuestro país ni en América Latina. Por el contrario, existen serias amenazas a la vigencia de
derechos ya conquistados con mucho esfuerzo y al costo de muchas vidas.
Por eso nuestro reto, hoy, es doble: evitar retrocesos en los derechos alcanzados y lograr el
reconocimiento y disfrute de nuevos derechos para toda la población, especialmente en lo
concerniente a los derechos económicos, sociales y culturales, donde existen enormes desafíos,
entre ellos alcanzar su justiciabilidad, en momentos cuando las tendencias de la economía mundial
impulsan su desconocimiento.
Hoy se demuestra, más que nunca, la necesidad de unirnos y trabajar coordinadamente para
seguir construyendo la historia de los derechos humanos, continuar luchando por su efectiva
vigencia y lograr que la conquista de nuevos derechos sea una realidad para las generaciones
futuras.
Jerarquía de los tratados de Derechos Humanos
Con este artículo, se otorga jerarquía constitucional a los tratados, pactos o convenios
internacionales relativos a derechos humanos, siendo los mimos de aplicación inmediata y directa
por los tribunales y demás órganos del Poder Público, lo que significa que no requieren ser
desarrollados por ley para su ejercicio. Así mismo tienen rango supra constitucional cuando
estamos frente a normas internacionales que otorgan mayor protección a estos derechos.
En Venezuela el sistema del resto de los tratados es el de rango legal en materia de derecho
internacional privado, el código de procedimiento civil reconoce la jerarquía superior de los
tratados de los derechos humanos
Debo comenzar por agradecer la gentil invitación que me han formulado las altas autoridades de
esta Casa de Estudios para intervenir como expositora con motivo de las Segundas Jornadas en
Ciencias Jurídicas y Políticas organizadas por esta Universidad José María Vargas. Cuando la Dra.
Fanny González me cursó la invitación, casi inmediatamente me propuse seleccionar un tema que
versara sobre los derechos humanos dada su actualidad por estarse conmemorando en 1998 los
Cincuenta Años de la firma de la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), el
Quincuagésimo Aniversario de la Adopción de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, así como los Veinte Años de vigencia de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Por tan significativos motivos, nuestro país ha tenido el privilegio de que se celebre en
nuestra ciudad capital en este mismo mes de junio, la XXVIII Asamblea General de la OEA e
igualmente nos han visitado y ofrecido Conferencias y Talleres de Trabajo tanto los integrantes de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tiene su sede en Washington y
actualmente está presidida por el venezolano Carlos Ayala Corao, como por el Presidente,
Vicepresidente y Secretario General de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en
Costa Rica y en la cual también tiene Venezuela representación en la persona del Magistrado Alirio
Abreu Burelli.
Como es fácil suponer, la realización de los señalados eventos en nuestro territorio ha propiciado
abundantes publicaciones, foros, diálogos y confrontaciones sobre una materia que presenta
tantas aristas y origina serias preocupaciones a nivel planetario, como se observa en los dolorosos
acontecimientos que actualmente ocupan la atención de la humanidad en muchas regiones como
Afganistán, Kosovo, Argelia, Colombia, Somalia, Etiopía, etc. Por lo que atañe a nuestro continente
americano el problema del respeto de los derechos humanos reviste altísima prioridad por las
recurrentes violaciones a los mismos que frecuentemente se denuncian y de ahí los ingentes
esfuerzos que realizan los órganos supranacionales y nacionales en orden a difundir los postulados
que inspiran los derechos humanos y los mecanismos aptos de que se disponen para atender los
reclamos que se formulen por el desconocimiento, a veces sistemático, de esos derechos. Y es
precisamente sobre este último aspecto que he decidido centrar mi exposición, porque no basta,
en mi criterio, el conocimiento, por más profundo que éste sea, de los textos consagratorios de los
derechos humanos, ni los compromisos que las autoridades públicas de los países adquieran de
aceptar y ejecutar el contenido de los diversos Pactos, Convenciones o Protocolos que se suscriban
sobre la materia. No basta. Estas proclamaciones de principios serían letra muerta si los individuos
no contaran con los medios idóneos para obtener reparación por las violaciones de sus derechos
humanos de las que han sido víctimas. Y esos medios idóneos no pueden ser otros que los
tribunales de justicia, que son los que disponen de la capacidad de imponer sanciones punitivas
obligantes para los Estados o particulares infractores de la respectiva normativa. Ahora bien, en el
contexto del esquema judicial organizativo de cada país no cabe duda alguna que -sin desdeñar,
por supuesto, la importante función que en esta área cumplen los jueces de instancia- es a los
tribunales supremos nacionales a los que incumbe en mayor medida la enorme responsabilidad de
interpretar los instrumentos jurídicos sobre la materia, suplantar sus vacíos, y emitir fallos
orientadores y ejemplificantes que contribuyan a afianzar la vigencia de los derechos inalienables
de la persona humana.
Pero esa doctrina jurisprudencial suprema tiene que ser conocida y divulgada en todos los
escenarios posibles. Constituye una fórmula viable para enervar y, quizás con optimismo, para
desterrar las acciones perniciosas de agentes del Estado, o de los propios particulares, que, con
indeseable frecuencia, vulneran los derechos fundamentales del hombre. Porque, estoy
convencida de que en una elevada proporción, por lo menos en lo que a nuestro país concierne, el
origen del problema de la sistemática violación de los derechos humanos, especialmente en el
ámbito represivo policial, penitenciario o carcelario, se sitúa en una deficiente o inexistente
formación educativa, que se traduce en ignorancia, aunado a la arraigada creencia de la exclusión
de sanciones o impunidad ante esas graves actitudes y el débil rechazo de la sociedad a quienes
incurren en ellas.
Es, pues, partiendo de esa línea de pensamiento, que decidí focalizar el tema de esta exposición
en el "Tratamiento de los Derechos Humanos en la Jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia". Pero antes de adentrarme en el tema concreto, estimo que algunas precisiones previas
se imponen.
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1.- Concepto de los derechos humanos
En primer lugar, respecto a la propia definición de los derechos humanos. En efecto, ¿qué
entienden las corrientes doctrinarias especializadas sobre la locución "derechos humanos"?. Al
respecto, es criterio generalizado que el concepto "derechos humanos" hace relación a una serie
de atributos naturales, intrínsecos de los seres humanos, comunes en todos los hombres,
inviolables, inalienables, indivisibles y fundamentales (como son, por ejemplo, el derecho a la vida,
a la libertad y seguridad personales, al honor). Esta concepción, que como veremos más adelante,
es la acogida en nuestro ordenamiento jurídico positivo, se inspira en uno de los postulados de la
Revolución Francesa contenido en la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano"
del 26 de agosto de 1789 que, como sabemos, preconizaba la igualdad de todos los humanos
fundada en el iusnaturalismo que es, como nos recuerda un autor, "la corriente jurídico-filosófica
que concibe al hombre dotado de derechos congénitos superiores a la sociedad; que exalta a la
persona humana y la considera como 'entidad suprema' de la sociedad y que forma el substratum
filosófico de las relaciones entre el Estado y la sociedad". Es la misma corriente que, con
anterioridad a la Revolución Francesa inspira a los independentistas norteamericanos, quienes, en
la Carta firmada en Virginia el 12 de junio de 1776 expresan que "… todos los hombres son por
naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos…"; conceptos que
se reproducen en términos similares diez años más tarde en la Declaración de Independencia de
los Estados Unidos de Norteamérica (04-07-1786) en la que se afirma que "…tenemos por
evidentes en sí mismas estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que están
dotados por su creador de ciertos derechos inalienables…"
Resulta claro entonces que tales declaraciones de principios se oponen a la teoría "positivista"
que, como sabemos, sostiene que los derechos humanos sólo tienen efectividad si se encuentran
positivizados, esto es, consagrados en el ordenamiento jurídico de cada país.
Cabe evocar que con el transcurso del tiempo y los avances experimentados por la humanidad en
todos los órdenes, la referida teoría jusnaturalista, basada en los atributos individuales de la
persona humana, considerados sus "derechos originarios o primarios" (libertad; igualdad; honor;
etc.) se ha extendido a la hora actual a otros derechos también protegidos constitucionalmente
(económicos, políticos, sociales) denominados por algunos "derechos de segunda generación".
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En tal sentido, lo primero que hay que resaltar es que ha sido la postura jusnaturalista antes
expuesta, la asumida tradicionalmente por el legislador patrio. En efecto, ya en los albores de
nuestra independencia, en la Carta de 1811 se incorporan varias disposiciones claramente
expresivas del reconocimiento de derechos y garantías que son atributos inherentes a la persona
humana. Así, leemos en el artículo 151 de ese texto constitucional que la felicidad común es el
objeto de la sociedad y es para asegurar esa felicidad al hombre que han sido instituidos los
gobiernos, debiendo proteger "la mejora y perfección de sus facultades físicas y morales",
aumentar la "esfera de sus goces" y procurarle "el más justo y honesto ejercicio de sus derechos".
Y respecto a esos derechos los identifica en el artículo siguiente (152) como "la libertad, la
igualdad, la propiedad y la seguridad". Asimismo, numerosos documentos recogen el pensamiento
del Libertador ratificatorio de tales derechos. En el Discurso pronunciado ante el Congreso de
Angostura en 1819, Bolívar opina ante los legisladores allí reunidos que "el principio fundamental
de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada
en Venezuela", que está sancionado por la pluralidad de los sabios "que los hombres nacen todos
con derechos iguales a los bienes de la sociedad". Al pronunciarse en esa misma ocasión por la
estabilidad de los jueces y la creación de Jurados pide Simón Bolívar al Congreso "la garantía de la
libertad civil, la más preciosa, la más justa, la más necesaria; en una palabra, la única libertad, pues
que sin ella las demás son nulas". Y al presentar el Proyecto de Constitución de Bolivia en 1826, en
la cual propone la elección de los jueces por el legislativo a proposición del pueblo por considerar
que si el Poder Judicial no emana de ese origen (popular) es imposible que conserve toda su
pureza la salvaguardia de los derechos individuales, reitera que esos derechos son "la libertad, la
igualdad, la seguridad, todas las garantías de orden social". Más expresivo aún es su idea sobre
esta materia cuando en carta del 27 de agosto de 1820 dirigida al Comandante Don Francisco
Doña, enfatiza que el hombre "no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos
de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de la humanidad"; "la nuestra - dice - es la
madre de todos los hombres libres y justos sin distinción de origen y condición".
Por otra parte, en la evolución constitucional venezolana encontramos signos inequívocos de que
nuestro país, Venezuela, mucho antes de que el tema de los derechos humanos fuese, como
sucede en la actualidad, de referencia obligatoria y de concreción legislativa, aun en épocas
difíciles e incluso bajo regímenes autoritarios, se dieran muestras de reconocimiento de los
derechos esenciales del ser humano. Así sucede, en lo tocante a los derechos a la vida y a la
libertad, con el Decreto de Abolición de la Pena de Muerte dictado por Jose Tadeo Monagas en
1849 y cinco años más tarde, en 1854, en el gobierno de su hermano José Gregorio Monagas, se
promulgó la Ley de Abolición de la Esclavitud en todo nuestro territorio.
Otra manifestación de lo antes dicho la encontramos en la Ley del 25 de mayo de 1850 sobre
"Disposiciones Generales del Código de Tribunales" que consagra un esbozo del instituto del
habeas corpus, al establecer que "cuando cualquier funcionario público estuviere formando
actuación criminal contra cualquier persona, o hubiese dictado decreto de prisión, el interesado y
cualquiera a su nombre, pueden ocurrir a la Corte Superior respectiva por vía de amparo y
protección, y ésta, mandando a suspender el procedimiento, pedirá la actuación, y en su visita, si
lo encuentra de justicia, podrá levantar la providencia opresiva" (Art. 10); disponiéndose en el
Código Orgánico de Tribunales del 25 de mayo de 1857, que de tales asuntos conocería en
segunda instancia la Corte Suprema de Justicia (Art. 2º, ordinal 12).
Tras estas importantes referencias históricas sobre la regulación constitucional y legislativa de los
derechos humanos en el pasado, entro a examinar cuál es el marco jurídico básico que
actualmente rige la materia.
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En este acápite debemos distinguir la normativa supranacional y los textos nacionales que
contemplan y regulan lo atinente a los derechos humanos. Así, tenemos:
Los derechos humanos reconocidos nacen de instrumentos sin otra fuerza vinculante que no sean
los principios éticos que recogen de la evolución histórica de la sociedad humana, como son la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la
Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, aprobada por la Novena Conferencia Internacional Americana, también en 1948, que
consagran los principios éticos que luego han sido desarrollados tanto por las Naciones Unidas
como por la Organización de Estados Americanos a través de instrumentos de obligatorio
cumplimiento por los Estados signatarios, por ser Tratados, constituidos por el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, que entró en vigor el 23 de marzo de 1976 (en Venezuela desde el
10 de mayo de 1978) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, adoptada el 22 de
noviembre de 1969 y ratificada por Venezuela el 09 de agosto de 1977.
Venezuela, al amparo de los Tratados suscritos (PIDCP y CADH) y de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y Convención Americana sobre Derechos Humanos, ha firmado diversas
Convenciones y Protocolos, ratificando su disposición a cumplirlas, entre las que destacan:
Segundo Protocolo facultativo del PICDCP, relativo a la abolición de la pena de muerte, el 22-02-
93; la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, el 12-07-60; la
Convención sobre derechos políticos de la mujer, el 31-05-83; la Convención Interamericana sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, el 02-05-83; la Convención
contra la tortura y otros tratos o penas crueles y degradantes, el 29-07-91; la Convención sobre los
derechos del niño, el 13-09-90; la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura,
el 26-08-91; la Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas, el 09-09-94,
entre otras.
El sistema europeo de protección de los derechos humanos está conformado por la Convención
para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Roma, 1950) y la
Carta Social Europea (Turín, 1961) y el mecanismo de defensa de los derechos humanos lo
constituye el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
- Constitución de 1961 (Título III Capítulo III: Derechos Individuales; Capítulo IV: Derechos
Sociales; Capítulo V: Derechos Económicos; Capítulo VI: Derechos Políticos)
El constituyente venezolano de 1961 advierte que los derechos y garantías consagrados en los
indicados Capítulos son sólo a título enunciativo, y por tanto, no debe entenderse como negación
de otros que aunque no figuren expresamente en la Constitución son inherentes a la persona
humana (Art. 50). En tal sentido declara que la ausencia de una Ley que reglamente tales derechos
no menoscaba el ejercicio de los mismos.
En la disposición anterior (Art. 49) se consagra el amparo constitucional que constituye uno de los
institutos jurídicos más importantes de que se dispone sobre la materia. La redacción de la
fórmula empleada según la cual: "los Tribunales ampararán a todo habitante de la República en el
goce y ejercicio de los derechos y garantías que la Constitución establece, en conformidad con la
Ley", ocasionó, durante largo tiempo, muchas disquisiciones tanto a nivel doctrinario como
jurisprudencial acerca de su real operatividad, pues se sostenía, desacertadamente en mi criterio,
que mientras no fuese emitida la Ley a la que alude el constituyente, tal disposición tenía
simplemente carácter programático. Varias sentencias del Supremo Tribunal y hasta un Acuerdo
con carácter vinculante dictado en 1972 por la misma Corte, reflejan ese criterio, como veremos
más adelante.
- Textos legislativos de menor rango también contemplan normas protectoras de los derechos
humanos. Tales son, a título enunciativo
La Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, que por mandato constitucional establece y
desarrolla los distintos mecanismos de control concentrado de la constitucionalidad. Y, por otro
lado el Código de Procedimiento Civil, en su artículo 20, consagra el control difuso de la
Constitución, al atribuir al juez la potestad de desaplicar normas que colidan con la Constitución
en un caso concreto. Otras leyes nacionales desarrollan un conjunto protector de los diversos
derechos y garantías, tales son: La Ley Orgánica del Trabajo, la Ley Orgánica del Ambiente, Ley
Tutelar del Menor, etc.
En este punto cabe acotar que también creo ya superada la controversia acerca de la distinción
entre "derechos" y "garantías" surgida en virtud de que la Constitución de 1961 no contiene
ningún Título relativo específicamente a las garantías, por lo cual, según algunos, estas últimas, es
decir, las garantías, son asimilables a los deberes. No obstante, la tesis predominante, la cual
acojo, es que, por una parte, se consagra el "derecho" o los "derechos" que corresponden a las
personas, y la garantía constituye la protección que se otorga para el ejercicio de esos derechos,
es decir, no es un derecho en sí, sino la forma de proteger aquél.
La Corte Suprema de Justicia en Sala Plena (recursos de inconstitucionalidad contra los actos
normativos); la Sala Político-Administrativa del Supremo Tribunal y los demás órganos de la
jurisdicción contencioso administrativa (recursos contencioso-administrativos contra actos de
efectos particulares de la Administración Pública); y cualesquiera de las cuatro Salas de la Corte
(Plena, Político-Administrativa, Casación Civil y Casación Penal) en ejercicio de la acción de amparo
constitucional en la materia afín a la Sala correspondiente.
Ante cualquier Juez de la República, en los términos indicados en la Ley Orgánica de Amparo, en
ejercicio de la acción de amparo. También cualquier Juez de la República, por vía de la excepción
de inconstitucionalidad o de ilegalidad.
Ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, con sede en Washington. Y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica.
Asimismo, existen, con carácter oficial, la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos del
Congreso de la República, y la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio Público, e
instituciones del mismo género en algunos Estados y Municipalidades del país.
Establecidas las premisas anteriores, paso seguidamente a comentar lo que constituye el punto
central de mi conferencia, con la presentación de la jurisprudencia del Máximo Tribunal de la
República que juzgo más relevante sobre la materia. Al respecto debo advertir que he
sistematizado esa jurisprudencia en base a la enunciación que de los derechos fundamentales
efectúa la Constitución, precisando en cada uno de los fallos la vía mediante la cual se obtuvo el
respectivo pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia.
Así, a pesar de que, como regla general la acción de amparo constitucional es el medio por
excelencia de protección de los derechos fundamentales del ser humano, no es en cambio, el
único mecanismo que contempla nuestro ordenamiento jurídico positivo para el resguardo de
esos derechos en cualesquiera de sus vertientes (individuales, económicas, políticas o sociales),
pues existen otras acciones que si bien no persiguen exclusivamente resguardar derechos
subjetivos, sí cumplen con tal finalidad como es el caso de la acción de nulidad por
inconstitucionalidad y del recurso contencioso administrativo de anulación
la diferencia relevante es que mientras los derechos humanos son fundados en la naturaleza
humana cuyos principios se obtienen de métodos racionales que se imponen a las personas como
el Derecho a la vida, Derecho a la libertad, Derecho a la libre forma de pensar, Derecho a la libre
autodeterminación, pero no hay una ley que así lo indique; los Derechos Humanos son
universales, anteriores y superiores (o independientes) al ordenamiento jurídico positivo y al
derecho fundado en la costumbre o derecho consuetudinario, los Derechos Humanos son un
conjunto de valores ideales éticos son producto de una larga evolución histórica que sufre
distintos procesos y que pasa de la idea de un derecho derivado de la divinidad; los Derechos
Humanos son derechos naturales del hombre son derechos y libertades fundamentales reflejo de
la propia naturaleza humana el termino de derechos humanos únicamente dan referencia a los de
carácter meramente individual dejando excluidos los factores de carácter social, económico y
cultural; mientras que los derechos fundamentales son en su base los mismos pero estos son
escritos y plasmados y mediante la legislación del Estado, el derecho fundamental jurídicamente
tiene una estructura normativa mientras que los derechos humanos no, los Derechos
fundamentales abarcan otros derechos tales, como económicos, culturales y de seguridad social.
Los derechos fundamentales son “todos aquellos derechos subjetivos que corresponden
universalmente a todos los seres humanos en cuanto dotados del status (la condición de un sujeto
prevista por una norma jurídica positiva, como presupuesto de su idoneidad para ser titular de
ciertas situaciones jurídicas de personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obrar), los
Derechos Fundamentales son derechos humanos positivos. (formal e intrínsecamente válidos), son
un ordenamiento jurídico concreto. Es decir, son los derechos humanos concretados (escritos en
un texto constitucional) espacial y temporalmente en un Estado concreto que los reconoce y los
garantiza. “son un conjunto de derechos subjetivos y garantías reconocidos en la Constitución
como propios de las personas y que tienen como finalidad prioritaria garantizar la dignidad de la
persona, la libertad, la igualdad, la participación política y social, el pluralismo o cualquier otro
aspecto fundamental que afecte al desarrollo integral de la persona en una comunidad de
hombres libres.” Son reglas que, además de imponer deberes, conceden facultades, frente al
obligado por una norma jurídica descubrimos siempre a otra persona facultada para exigirle el
cumplimiento de lo prescrito. Los derechos fundamentales no los crea el poder político, ni la
Constitución, los derechos fudamentales se imponen al Estado. El derecho fundamental
jurídicamente tiene la estructura normativa basada en la capacidad que le permite a la persona
efectuar determinados actos, es decir, que los derechos fundamentales son instituciones jurídicas
que tienen la forma del derecho subjetivo, entre estos derechos se encuentran el Derecho a la
propiedad, Derecho a la seguridad social o Derecho la educación.
En base a que las garantías individuales son todos aquellos derechos que una persona que desde
que nace disfrutará y podrá exigir, y que tendrán como objetivo la primordial la paz, la armonía,
el orden en la sociedad y asegurara la convivencia pacífica entre los ciudadanos que compartan el
mismo territorio; por ello Las garantías individuales son generales a diferencia de los derechos
humanos que son universales, por lo que las garantías individuales que cada persona posee se
encuentran en la constitución que es la norma madre de todas las normas es decir obtendrán el
rango constitucional y serán consideradas fundamentales en el sistema político, a la declaración
de garantías individuales se les divide en tres grandes partes las cuales se encuentran compuestas
por los derechos de libertad, derechos de igualdad y derechos de seguridad, por ello las garantías
individuales son “derechos públicos subjetivos consignados a favor de todo habitante del Estado
que da a sus titulares la facultad de exigirlos jurídicamente a través de la verdadera garantía de los
derechos públicos fundamentales del hombre que son fundados en la Constitución Política como
ejemplo de ellos tenemos los Derechos de los niños , de las mujeres de los discapacitados, de los
ancianos, derecho a votar, a ser votado ( candidato) derecho a la escuela, derecho al trabajo. Los
derechos constitucionales por otra parte son aquellos garantizados con rango constitucional que
se consideran como esenciales en el sistema político que la Constitución funda y que están
especialmente vinculados a la dignidad humana. Es decir, son aquellos derechos que dentro del
ordenamiento jurídico disfrutan de un estatus especial en cuanto a garantías (de tutela y reforma).
Es conocido el planteamiento filosófico antropológico de que donde nace una necesidad surge un
derecho; éste planteamiento tan lógico aparece por primera vez en obras como "La República" del
gran filósofo Platón. Los derechos constitucionales se clasifican en derechos fundamentales (de
primera generación), derechos colectivos, y derechos sociales y del medio ambiente (de tercera
generación).
La diferencia entre los derechos humanos, derechos fundamentales y garantías individuales y las
constitucionales es que éstas últimas, son organismos o instrumentos jurídicos de protección que
permiten evitar, mitigar repararla vulneración de un derecho establecido en la constitución
teniendo los individuos la facultad de disfrutar de la igualdad, de la libertad, de la propiedad y de
la seguridad. Las garantías constitucionales deben ser reconocidas por las normas supremas de un
Estado para su observación, protección y respeto, estableciendo en las mismas los limites
exteriores de su existencia.
La constitución venezolana consagra como derechos humanos todos aquellos que estén
espresamente consagrados en su texto, en tratados internacionales ratificados por Venezuela y
todos aquellos que tiene la persona por el simple hecho de nacer como ser humano. La misma
constitución establece además, que cualquier acto que contraríe, un derecho humano, o que sea
menos favorable en comparación con uno de estos, es nulo. En términos más prácticos si se
tuviera una ley que autorizara la censura de comerciales televisivos, esta no debería aplicarse
porque los derechos humanos consagran la libertad de expresión como principio.
Ahora bien, ocurre que por este mismo texto consagrado en nuestra carta magna, Venezuela
estaría obligada a respetar los derechos humanos, y garantizar su cumplimiento. Entendemos
garantizar tal como la corte interamericana lo ha establecido, como el deber de ordenar todo el
aparato gubernamental de tal forma que sea acorde con los derechos humanos, y que, en el caso
de haber una violación, se investigue ésta, se sancione a los responsables y se indemnice a la
víctima. Añadimos que el estado estaría obligado de acuerdo a esta misma carta fundamental
venezolana, a cumplir las sentencias de cualquier corte internacional en materia de derechos
humanos.
http://unamalberto.blogspot.com/2013/02/diferencias-de-contenido-y-distincion.html
http://www.zur2.com/fcjp/111/derhum.htm#4A
http://www.civilisac.org/web/wp-content/uploads/jerarquc3ada-de-los-tratados-de-ddhh-ayala-
corao.pdf
http://www.monografias.com/trabajos90/derechos-humanos-proteccion-internacional/derechos-
humanos-proteccion-internacional.shtml#jerarquiaa#ixzz2svTjz37o