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HERNÁNDEZ ARREGUI
El concepto de Comunidad Organizada fue desarrollado por Juan Perón en el año 1949.
Asimismo, la noción aparece mencionada por el mandatario en otras oportunidades y
ocupó un lugar importante en su libro Modelo Argentino para el Proyecto Nacional del año
1974.
En una gran síntesis, la noción de Comunidad Organizada está fundada sobre tres ideas
fuerza:
Primero: la República Argentina debe edificar un nuevo proyecto de civilización alternativo
al capitalismo liberal. La Comunidad Organizada es un programa de democracia social,
participativa y humanista que reconoce y que garantiza los derechos de las personas y
que establece una clara conciencia de sus obligaciones. El individuo solamente se
realizará en una Comunidad liberada y su destino estará directamente ligado al del
conjunto de la colectividad.
Segundo: La Comunidad Organizada es una democracia participativa y está edificada en
torno a la acción de las organizaciones libres de pueblo. El sujeto político de la Revolución
Justicialista es el pueblo organizado autónomamente y no el individuo egoísta (liberal) o el
Estado colectivista (comunista).
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Tercero: en el plano geopolítico mundial, la Comunidad Organizada es un proyecto de
civilización alternativo al individualismo capitalista y al colectivismo soviético. Ambos
sistemas fracasaron y producto de ello la humanidad está inmersa en una crisis política,
económica, social y moral profunda.
El libro La Comunidad Organizada se compone con pasajes del discurso1 de Juan Perón
en el cierre del Congreso de Filosofía, realizado en la Universidad Nacional de Cuyo el día
9 de abril del año 1949.
No existe acuerdo sobre la autoría definitiva del texto que Juan Domingo Perón leyó en el
Congreso. Carlos Piñeiro Iñiguez, Alberto Buela, Norberto Galasso y Oscar Castellucci
coinciden en que no hubo solamente una pluma en la escritura de la Comunidad
Organizada. Estos investigadores destacan el hecho de que el libro pudo haberse
conformado con contribuciones de Nimio de Anquin, Carlos Astrada, Hernán Benítez,
Ireneo Fernando Cruz o Arturo Enrique Sampay. Perón habría delineado el esquema
inicial de las ideas generales y luego corrigió y editó el texto definitivo con el conjunto de
esos otros aportes.
El libro se organiza en 22 capítulos que introducen conceptos teóricos y breves
reflexiones históricas, abordando temas de filosofía, de religión, de historia de Europa y
de teoría del Estado, entre otras cuestiones.
En la obra se hace un repaso de algunas corrientes políticas e intelectuales que formaron
lo que se denominó como el “espíritu americano y las bases de la evolución ideológica
universal”. Para explicitar su origen, Perón expuso sucintamente el proceso histórico y
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Oscar Castellucci menciona que Perón leyó solamente los capítulos del XVII a XXII, que componen el libro
La Comunidad Organizada.
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cultural por el cual la sociedad medieval varió de un sistema asentado en torno a valores
religiosos, hacia un proyecto de culto al hombre y a la racionalidad moderna.
El ex Presidente describió las ideas y conceptos formulados en la Edad Antigua,
centralmente en la tradición grecorromana. Puntualizó algunos rasgos de la Edad Media
que, según él, “produjo santos y demonios, pero en su desolación, en su pobreza, con el
horizonte teñido siempre por los resplandores de los incendios, no le quedaba al hombre
otro escape que poner sus ojos y su esperanza en mundos superiores y lejanos. La fe se
vio fortalecida por la desgracia”. Se refirió puntualmente a la escolástica de Santo Tomás
y a las nuevas ideologías del Renacimiento, en la antesala de la Edad Moderna. Acerca
del Renacimiento sostuvo que “sobre las ruinas de los castillos feudales edificaron su
trono las nuevas monarquías. A la idea de aventura sucedió la empresa (…) El Estado
tardará todavía en sobrevenir, pero en torno a los monarcas, depositarios de un mandato
ideal, representantes de lo que siglos después será el concepto de nacionalidad, empieza
a gestarse la vida de los pueblos modernos”.
La Comunidad Organizada introduce brevemente las nociones de los pensadores
Sócrates, Aristóteles, Platón, Santo Tomas, Spencer, Hobbes, Spinoza, Voltaire, Fitche,
Montesquieu, Kant, Comte, Darwin, Vico, Descartes, Rousseau, Hegel, Marx, Berkeley,
Bergson, Schelling, Heidegger y Kierkegaard, entre otros.
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No alineados, que tuvo nacimiento en la Conferencia de Bandung en el mes de abril del
año 19552.
El Congreso de Filosofía de Mendoza se realizó el mismo año que la reforma de la
Constitución Nacional y de algunas constituciones provinciales. Tal cual sugiere Alberto
Buela, la Comunidad Organizada fue la doctrina política que guío a los congresales
oficialistas en la refundación institucional de la Revolución Justicialista.
2La Conferencia fue convocada por los mandatarios de Egipto, India e Indonesia. Es bueno destacar que al
momento de publicarse la Comunidad Organizada aún no se había producido el proceso revolucionario y
anticolonial de Nasser (1952) y los gobiernos de Nerhu (1947) y de Sukarno (1945) eran aún muy recientes.
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El liberalismo auspiciaba el egoísmo individual y la acumulación desenfrenada de riqueza
como valores fundamentales y ponía a la humanidad en un estado de guerra permanente.
Hobbes había formulado con exactitud ese estado de conciencia del hombre
caracterizado por la mera ambición, en un “momento en que las luces socráticas y la
esperanza evangélica empiezan a desvanecerse ante los fríos resplandores de la Razón,
que a su vez no tardará en abrazar al materialismo”.
El líder justicialista caracterizó críticamente el modelo del consumismo capitalista. El
individualismo de la modernidad postulaba que el acceso ilimitado a los bienes materiales
y la competencia entre los hombres eran los motores fundamentales del desarrollo. Perón
sostuvo que la disputa por mantener privilegios económicos no mejoró la vida en
comunidad, sino que derivó en un “egoísmo, que forjó la lucha de clases e inspiró los más
encendidos anatemas del materialismo”.
En el siglo XX perdían hegemonía los ideales liberales de supuesto progreso lineal e
ilimitado y carecían de legitimidad muchos de los fundamentos de la cultura occidental
que habían guidado nuestra organización nacional. Resultado de esta matriz cultural, se
habían erosionado los valores del orden justo, de la búsqueda de la verdad trascendente
y de la construcción de una comunidad igualitaria y libre.
La alternativa marxista
“En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la
colaboración social y la significación de la humanidad constituyen hechos, no tanto
deseables cuanto inexorables”.
Juan D. Perón
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clases, empezamos a divisar con claridad, en sus efectos, el panorama del Leviathan. No
existe probabilidad de virtud, ni siquiera asomo de dignidad individual, donde se proclama
el estado de necesidad de esa lucha que, es por esencia, abierta disociación de los
elementos naturales de la comunidad”.
Perón considera que la lucha y los rencores de clase debilitan los vínculos sociales y
hacen dificultosa la vida en comunidad. El marxismo promovió un modelo de Estado que
tendía a “despersonalizar al hombre en un colectivismo atomizador” y “el individuo
marxista es, por necesidad, una abdicación” a la libertad individual. La evolución de esa
ideología podía derivar en un autoritarismo que cercenara la autonomía del pueblo y que
conformara así una “imposición mecánica en continua expansión y siempre
hipócritamente razonada”.
En la óptica de Comunidad Organizada, la democracia se establecerá a partir de la acción
de las organizaciones libres del pueblo creadas de abajo hacia arriba, por voluntad de sus
miembros y no por imposición estatal. Es en este sentido que Perón estableció que
“nosotros somos colectivistas, pero la base de ese colectivismo es de signo individualista,
y su raíz es una suprema fe en el tesoro que el hombre, por el hecho de existir,
representa”.
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Pilares doctrinarios de la Comunidad Organizada
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seres humanos, que la esclavitud es una institución oprobiosa y que emancipase a la
mujer; una fuerza capaz de atribuir al hombre la posesión de un alma sujeta al
cumplimiento de fines específicos superiores a la vida material, estaba llamada a
revolucionar la existencia de la humanidad. El Cristianismo, que constituyó la primera gran
revolución, la primera liberación humana, podría rectificar felizmente las concepciones
griegas. Pero esa rectificación se parecía mejor a una aportación”.
Perón consideró que con el transcurso del tiempo ambas tradiciones se articularon y la
democracia se organizó evolucionando a partir de “la familia”, de manera que “su unidad
se convierte en plasma que a través de los municipios integrará los estados, y sobre la
que descansarán las modernas colectividades”.
En varios pasajes de la Comunidad Organizada hay referencias a los aportes a la cultura
occidental de Santo Tomás, quien postuló que el “Estado es la educación del hombre para
una vida virtuosa”. Perón interpretó que el tomismo propugnó un concepto humano
distante del “individualismo anárquico” y que presentó los valores “espirituales” por sobre
los “materiales”, destacando que “el hombre era sólo algo que debía perfeccionarse, para
Dios y para la comunidad”.
El concepto histórico de vida en Comunidad de Grecia, del Cristianismo y el tomismo
tendrá en diversos autores de la modernidad una refundación y una revisión positiva y
constructiva. Entre otros, Perón recuperó la figura de Rousseau que si bien afirma el valor
del individualismo, luego “lo integra en una comunidad y suma su poder en el poder de
todos para organizar, por la voluntad general, la existencia de las naciones (…) llamará
pueblo al conjunto de hombres que mediante la conciencia de su condición de ciudadanos
y mediante las obligaciones derivadas de esta conciencia, y provistos de las virtudes del
verdadero ciudadano, acepten congregarse en una comunidad para cumplir sus fines”.
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Los límites ciencia moderna como ordenadora social
“Voces de alerta señalan con frecuencia el peligro de que el progreso técnico no vaya
seguido por un proporcional adelanto en la educación de los pueblos”.
Juan D. Perón
“La justicia no es un término insinuador de violencia, sino una persuasión general; y existe
entonces un régimen de alegría, porque donde lo democrático puede robustecerse en la
comprensión universal de la libertad y el bien general, es donde, con precisión, puede el
individuo realizarse a sí mismo, hallar de un modo pleno su euforia espiritual y la
justificación de su existencia”.
Juan D. Perón
Perón consideró necesario forjar una cultura nacional que fuera capaz de oficiar como un
marco de acción valorativo y práctico para el actuar solidario de los hombres y de los
grupos.
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La Comunidad tenía que organizarse en torno a una nueva moral que reforzara el sentido
de las obligaciones del individuo para con su sociedad. El liberalismo se había centrado
en los derechos del hombre y era hora de ahondar en sus obligaciones y deberes.
Perón insistirá en la necesidad de crear una conciencia acerca de los imperativos públicos
de los pueblos. El individuo tenía que adquirir una conciencia social que lo lleve a actuar
buscando el orden justo, la emancipación colectiva y la autodeterminación popular. Había
que “difundir la virtud inherente a la justicia y alcanzar el placer, no sobre el disfrute
privado del bienestar, sino por la difusión de ese disfrute, abriendo sus posibilidades a
sectores cada vez mayores de la humanidad”.
La solidaridad y la colaboración tenían que forjarse como el nuevo vínculo entre los
hombres y los grupos que iban a abandonar la lucha de clases ya que “combatir el
egoísmo no supone una actitud armada frente al vicio, sino más bien una actitud positiva
destinada a fortalecer las virtudes contrarias; a sustituirlo por una amplia y generosa
visión ética”.
Una vez consagrados sus derechos sociales y los valores basamentales del orden justo,
el pueblo organizado era responsable de mantenerlos en el tiempo. Para evitar la
inestabilidad, el caos y los enfrentamientos de clases era preciso que “los valores morales
creen un clima de virtud humana apto para compensar en todo momento, junto a lo
conquistado, lo debido”.
Consagrado el orden de justicia, los conflictos de intereses que surgieran iban a
resolverse “persuadiendo a ceder a quienes pueden hacerlo y estimulando el progreso de
los rezagados”. Habiendo transitado siglos de enfrentamientos y de guerras, el ser
humano tenía que dejar atrás “el grito ronco”, “la amenaza” y “sangre” como medios de
resolución de diferendos.
La educación debía contribuir a conformar una conciencia solidaria y una nueva moral
asentada en principios éticos sólidos, ya que “libre no es un obrar según la propia gana,
sino una elección entre varias posibilidades profundamente conocidas”.
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II- La Comunidad Organizada en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional
“Nuestra comunidad sólo puede realizarse en la medida en que se realice cada uno de los
ciudadanos que la integran. Pero «integrar» significa, para nosotros, «integrarse»; y la
condición elemental de la integración del ciudadano en la comunidad es que la sienta
como propia, que viva en la convicción libre de que no hay diferencia entre sus principios
individuales y los que alienta su patria”.
Juan D. Perón
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La Comunidad Organizada se vertebra con la labor permanente de los dirigentes
conscientes y formados así como del pueblo organizado compartiendo “una doctrina que
abre un amplio espacio de coincidencia aceptado por la mayoría”.
En la democracia participativa y social justicialista el pueblo tenía que estar organizado de
manera libre. Los dirigentes de conducción debían poseer una vocación de servicio
público y conocimiento científico acerca de las cuestiones “relativas al desarrollo del país”.
En este aspecto, Perón destacó que “no debe olvidarse que las organizaciones sirven en
la práctica, básicamente, por la calidad de los dirigentes que están a su frente”.
La Comunidad Organizada tenía que elevar los valores del “Hombre Argentino”,
respetando sus costumbres y potenciando su ideal de justicia e igualdad. Desde su
mirada, el punto de partida era la familia que “seguirá siendo, en la comunidad nacional
por la que debemos luchar, el núcleo primario, la célula social básica cuya integridad debe
ser celosamente resguardada”.
De la misma manera que lo presentó en el año 1949, Perón consideró que la Comunidad
tenía que desarrollar una “conciencia social” que sea capaz de forjar en el hombre el
principio de “sus derechos inviolables, sin enajenar la comprensión de sus deberes”.
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Bibliografía utilizada
Buela Alberto (2009) Consecuencias Politológicas del Congreso de Filosofía del 49,
CEID, Buenos Aires.
Castellucci Oscar (2015) Cómo y por qué Juan Perón escribió el Modelo argentino para
el Proyecto Nacional, Biblioteca del Congreso de La Nación, Buenos Aires.
Farre Luis (1958) Cincuenta años de filosofía en Argentina,
Galasso Norberto (2005) Perón, formación, ascenso y caída, Colihue, Buenos Aires.
Jaramillo Ana (2009) Homenaje al 60 aniversario del Primer Congreso de Filosofía,
EDUNLA, Buenos Aires.
Perón Juan Domingo (1974) La comunidad Organizada, Secretaría de la Presidencia de
la Nación, Buenos Aires.
(2006) Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, Instituto Nacional Juan
Domingo Perón, Buenos Aires.
Piñeiro Iñiguez Carlos (2010) Perón: construcción de un ideario, Siglo XXI, Buenos
Aires.
Williams Roy (2015) Fenomenología del peronismo, Biblos, Buenos Aires.
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