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José Luis Romero/ La cultura occidental – capítulo 2 “los legados”

Lo que se reconoce como cultura occidental está conformado por tres legados: el romano, el hebreo
cristiano y el germánico. Diferentes entre sí, pero que de una forma u otra aportaron elementos
constitutivos para lo que se conoce como la cultura occidental. La expresión cultura occidental
refiere a una concepción del mundo y la vida que se expresa en infinidad de formas y que tuvo su
origen en un lugar localizado y por obra de determinados grupos.

La cultura occidental se desarrolló dentro del suelo romano, allí comenzó a adquirir sus aspectos
fundamentales. La romanización tuvo un impacto mucho más firme en Occidente que en Oriente,
puesto que en el primero las culturas previas a la romana, no eran lo suficientemente sólidas y no
pudieron soportar el avance que impusieron sus conquistadores. Mientras que en Oriente la
influencia griega, a pesar de los años que pasaron, siguió teniendo vigencia.

La imposición tan efectiva de la romanidad se dio gracias a una eficaz labor por parte de las fuerzas
militares que siempre permanecieron firmes fijando normas y justificándose como defensores del
bien común, de la colectividad. La religión pública era otro de los medios que se empleó y permitió
sostener también la noción de unidad y del cumplimiento de los deberes indicados por el Estado,
porque caso contrario se estaría cometiendo un sacrilegio.

Todo ese sistema romano escondía una forma de vida: la organización de la familia, el régimen
patrimonial, las relaciones económicas, los principios morales, los deberes sociales, etc. Todos ellos
sirvieron para la construcción de la cosmovisión del mundo romano. La romanidad tomó varias cosas
de los griegos, pero solo aquellas que coincidían con su genio. Las postrimerías de l República y el
desarrollo del imperio, es donde se vio una romanidad vigorosa. Sin embargo, al igual que el imperio,
esa cosmovisión entra en crisis. La llegada de religiones orientales, debilidad militar, debilitamiento
de la moral ciudadana, provincias que se volvían autónomas. Todo ello debilitó fuertemente a la
romanidad. Con este panorama se encontraron los invasores germánicos y no con los tiempos de
Augusto, y son los que dan a entender los primeros tiempos de la cultura occidental. Por eso el
legado romano real, es el de una cultura empobrecida y debilitada por las crisis internas.

El otro legado es el hebreo cristiano, que tiene su origen en el Oriente. El cristianismo en sus
orígenes no era considerado como una religión, sino más bien como una superstición pero que no
dejaba de ser algo peligroso. Los cristianos eran acusados de ser una religión no autorizada y de
asociación ilícita, además ellos nunca negaban su fe y por tanto la culpabilidad estaba reconocida.
El temor del Estado romano por el crecimiento de los cristianos se debe principalmente a que
constituyen una noción de vida totalmente opuesta a la romana. El romano tenía aspiraciones
terrenales: distinguirse en funciones públicas, recorrer el cursus honorum, obtener riqueza y
prestigio productos de sus aportes a la patria, a la que valía la pena otorgarle la vida. Por otro lado,
el cristiano consideraba ese estilo de vida como banal, para él lo realmente importante estaba en el
trasmundo o el mundo celeste.

Esta nueva concepción de vida cristiana, caló hondo en los habitantes romanos que ya no tenían las
mismas esperanzas en su patria que mutó y se transformó en un Estado opresivo e injusto. De tal
manera que el número de adeptos creció exponencialmente y logró ser reconocido como tal por
decisión de Teodosio el Grande. También generó una escisión dentro de la sociedad misma entre
aquellos que estaban dispuestos a despojarse de todos los intereses terrenales a favor de un vida
totalmente contemplativa y ascética, y los que eran incapaces de seguir el camino de la perfección.
El legado cristiano consistió en la organización eclesiástica que se basaba en un orden jerárquico de
fundamento divino y en la idea de que el hombre tiene ciertos deberes frente a la divinidad.

Finalmente, el legado germánico, el más simple de los tres. Los conquistadores traían consigo un
bagaje de ideas basado en la experiencia y en la satisfacción de sus sentidos. El ideal heroico era
quizás el fundamento más supremo de esta concepción y lo impusieron cuando se constituyeron
como aristocracias conquistadoras. El legado germánico se basó principalmente en una concepción
de vida aristocrática, pero que poco pudo hacer ante la fuerza de los legados romano y hebreo
cristiano.

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