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 Ecologismo ecuánime

Se trata de utilizar de manera prudente los recursos naturales, no de


paralizar el progreso social.

La mitología griega nos aporta la leyenda de Prometeo, una deidad que robó el fuego a
los dioses para entregárselo a los hombres; por hacerlo, fue castigado por Zeus, pero ya
era tarde: el fuego es una de las manifestaciones primarias de la energía y, al aprender
a controlarlo, la raza humana adquirió el poder de transformar la naturaleza en función
de sus intereses. Nuestros remotos ancestros, cazadores y recolectores, son los únicos
responsables de la extinción de los mamuts. Sin que pudieran saberlo, la tasa de
mortalidad derivada de la caza, así fuere esporádica, era superior a la de natalidad; era
cuestión de tiempo -unos pocos miles de años- para que esos grandes mamíferos
desaparecieran de la faz de la tierra. En la fase siguiente, tuvo lugar el surgimiento de
la agricultura, otro evento antropogénico que produjo hondas transformaciones en los
suelos, el uso del agua, las plantas y la fauna. Podríamos, pues, decir que los humanos
somos el máximo depredador de la naturaleza. Siempre ha sido así; siempre lo será.

¿Por qué nos preocupa hoy lo que siempre fue normal? Por dos razones. La primera:
por el uso, cada vez más eficiente e intenso, de la energía (máquinas de vapor, motor de
gasolina, electricidad) para producir bienes y servicios en magnitudes que eran
inimaginables al comienzo de la revolución industrial y la génesis del capitalismo a fines
del siglo XVIII. Este es un logro extraordinario que ha hecho posible soportar el enorme
crecimiento de la población (hoy superior a los 6.000 millones) y, al mismo tiempo,
reducir, en cifras dramáticas, la pobreza. Sin embargo, este frenesí energético tiene un
costo: el impacto acumulativo de la emisión de gases de efecto invernadero, que es
causa del calentamiento global y de graves males para el planeta si no logramos, entre
ahora y el fin de siglo, revertir esa tendencia.

No sabemos con certeza si vamos a evitar que las temperaturas promedio se


incrementen en más dos grados centígrados frente a las que se registraban al comienzo
de la primera revolución industrial (ahora andamos en la cuarta, que es la de la
inteligencia artificial). Tampoco sabemos si las dinámicas que podrían dispararse una
vez cruzado ese umbral, serían -o no- reversibles.

Ante este escenario, que apropiadamente podemos llamar apocalíptico, algunos entran
en una onda mágica o religiosa bajo la creencia de que Dios, o el rediseño radical de la
condición humana, podrán salvar a la humanidad. En su encíclica “Laudate Si”, el Papa
Francisco realizó un meritorio esfuerzo por describir los temas que constituyen la
agenda global del medio ambiente. Sin embargo, su condición de hombre de fe prima
sobre cualquiera otra consideración. Allí leemos que “El progreso científico y tecnológico
no puede equipararse al progreso de la humanidad y la historia (…) el camino hacia un
futuro mejor yace en otro lugar”; [a saber] en “la misteriosa red de relaciones entre las
cosas” (…) “el tesoro de la experiencia espiritual cristiana”.
Desde una perspectiva humanista diré que si bien la ciencia no constituye per se el
progreso, es uno de los factores que determinan el bienestar social. Y que justamente
su propósito es develar esos misterios de la naturaleza para que dejen de serlo. En
cuanto al tesoro de la experiencia cristiana, el mensaje de Francisco deja de ser
ecuménico para referirse a quienes de esa fe participan.

En esta situación de incertidumbre sobre la suerte del globo terráqueo, la ciencia nos
aporta algunos motivos de esperanza: (i) entre 1970 y 2015, las emisiones de gases
contaminantes han disminuido a pesar de que el PIB, los kilómetros recorridos, el
consumo de energía y la población se han incrementado. Es obvio entonces que la
calidad de los energéticos ha aumentado; (ii) se estima que la población mundial llegará
a su pico en el 2.100 y comenzará a declinar, reduciéndose así la carga que los humanos
imponemos a la naturaleza; (iii) la deforestación y los vertimientos de crudo al mar
disminuyen a tasas elevadas.

Otros factores, que no pueden ser medidos todavía, apuntalan este moderado
optimismo. El uso de combustibles fósiles ya se encuentra en declinación; las energías
eólica y solar son todavía marginales pero los avances tecnológicos pronto harán
factible su masificación; la transición gradual hacia la energía nuclear, que tiene nulos
efectos contaminantes, será una realidad en las próximas décadas.

En lamentable contraste con muchos otros países Colombia muestra una realidad
deplorable. La deforestación, de las cuencas amazónica y del Atrato, para la siembra de
coca y la extracción de maderas; la contaminación de los ríos por la minería ilegal o no
regulada. Estos fenómenos vienen ocurriendo sin que la acción de las autoridades sea
eficaz. El nuevo gobierno debería revelar pronto su estrategia en esta materia.

Atrás decía que son dos los fenómenos determinantes de la compleja situación del
planeta. Uno es la contaminación y el otro es la posibilidad creciente de una guerra
nuclear cuyo carácter catastrófico aumenta cada día. El número de países que tiene este
tipo de armas no ha parado de crecer; la capacidad de daño que ellos tienen en conjunto
es ahora mayor que nunca. ¿Qué podemos hacer? Voy a indagar que piensa el Papa
Francisco y les cuento.

Briznas poéticas. Piedad Bonnett refiere a la perenne agonía y gozo del amor: “Tu boca
viene a mí, sólo tu boca. / Viene volando, / libélula de sangre, llamarada / que enciende
esta mi noche de ceniza. / Toda la sal del mar habita en ella / todo el rumor del mar /
toda la espuma”.
Procedimiento

1. Busca en la web una columna o artículo de opinión sobre un tema que sea de
tu interés. Puedes incluir en la búsqueda cualquier tema que sea debatible.

2. En un archivo en Word, copia el artículo completo o los datos básicos de la


referencia (autor, fecha, título, periódico, enlace) para que los compañeros
que te harán la revisión puedan conocer el texto.

3. Con tus propias palabras, indica cuál es el propósito del texto. Ejemplo: la
autora se opone al uso de alimentos transgénicos e invita a los lectores a
evitar su consumo.

El autor del texto plantea que se deben usar los recursos humanos de manera
prudente y razonable con el fin de no paralizar el progreso social y de afectar lo
menos posible al medio ambiente.

4. Identifica la estructura básica del texto: qué se plantea en la introducción, cuál


es la tesis, cuáles son los argumentos y cuál es la conclusión.

Introducción

En la introducción el autor resume brevemente, como el ser humano ha hecho uso


de recursos naturales para satisfacer sus necesidades, y al mismo tiempo, describe
como esas actividades humanas han afectado negativamente el bienestar del
Planeta Tierra.

Tesis

“Se trata de utilizar de manera prudente los recursos naturales, no de paralizar el


progreso social”.

Argumentos

En resumen, el autor explica que el futuro del Planeta Tierra no es tan dramático
con los siguientes argumentos:

- La emisión de gases de efecto invernadero han disminuido notablemente en


los últimos 40 anos.
- La población mundial disminuirá después del año 2010, y por ende, habrá
menos demanda de recursos naturales.
- La desforestación está disminuyendo.
- El uso de combustibles fósiles (responsable de gases de efecto invernado)
está disminuyendo y se acabará.

Conclusión

El autor sustenta sus argumentos para indicar que el futuro del planeta no es tan
grave con respeto al tema de la contaminación. Sin embargo, plantea que se
debe prestar mayor atención a una posible guerra nuclear que si pondría en
riesgo el bienestar del Planeta Tierra.

5. Compara la estructura del texto que elegiste con la estructura propuesta en el


curso. ¿Qué diferencias y similitudes encuentras?
La estructura del texto “Ecologismo ecuánime”, es muy similar a la estructura propuesta en
el curso. El texto que elegí tiene planteada claramente una introducción, tesis, argumentos
y conclusión.
La única diferencia que encontré es que el autor plantea la tesis al inicio del párrafo
introductorio, lo cual es contrario a lo planteado en el curso, donde sugieren que se debe
hacer al final del párrafo introductorio.

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