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5.

- OMS Y LA IGUALDAD DE GÉNERO


¿En qué consiste el enfoque de salud pública basado en el género?

El enfoque de salud pública basado en el género parte del reconocimiento de las diferencias
entre el hombre y la mujer. Ello nos sirve para determinar cómo difieren los resultados,
experiencias y riesgos sanitarios entre hombres y mujeres, niños y niñas, y para actuar en
consecuencia.

En la mayoría de las sociedades la mujer tiene un menor estatus social que el hombre, lo
que se traduce en relaciones de poder desiguales. Por ejemplo, la mujer se encuentra en
condiciones de inferioridad en la familia, la comunidad y la sociedad en general: Tiene un
menor grado de acceso a los recursos y de control sobre los mismos, y un menor peso que
los hombres en la toma de decisiones. Todos estos factores han llevado a restar importancia
a la salud de la mujer y a no prestarle la debida atención.

La atención a la salud de la mujer se ha venido centrando hasta ahora en los problemas que
ésta sufre durante el embarazo y el parto. El enfoque de salud pública basado en el género
nos ha servido para comprender mejor los problemas sanitarios de la mujer y determinar
formas de abordarlos en mujeres de todas las edades. Por ejemplo, sabemos hoy que las
enfermedades cardiovasculares son una importante causa de mortalidad femenina. Sin
embargo, no se reconoce suficientemente este hecho, lo que retrasa la búsqueda de
tratamiento y el diagnóstico entre las mujeres. La identificación de diferencias de género
en las enfermedades cardiovasculares ha permitido formular estrategias de promoción de
la salud y prevención más eficaces, lo que a su vez ha redundado en mejoras de la salud de
la mujer en muchos países.

Integración de las perspectivas de género en la salud pública Integrar las perspectivas de


género en la salud pública significa tener en cuenta las diferentes necesidades de la mujer
y del hombre en todas las fases del desarrollo de políticas y programas. El objetivo
fundamental es lograr la igualdad de género. La incorporación de una perspectiva de género
en la salud pública implica abordar la influencia de los factores sociales, culturales y
biológicos en los resultados sanitarios, para mejorar así la eficiencia, cobertura y equidad
de los programas.

Datos y cifras

Los roles de género son construcciones sociales que conforman los comportamientos, las
actividades, las expectativas y las oportunidades que se consideran apropiados en un
determinado contexto sociocultural para todas las personas. Además, el género hace
referencia a las relaciones entre las personas y a la distribución del poder en esas relaciones.

El género guarda relación con las categorías del sexo biológico (hombre y mujer), no se
corresponde forzosamente con ellas.
Es un factor que crea inequidades sanitarias por sí solo y que puede agravar las que son
producto de la situación socioeconómica, la edad, la etnia, la discapacidad, la orientación
sexual, etc.

El género afecta a todas las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible porque interactúa
con otros determinantes e influye en los riesgos y las exposiciones, los comportamientos y
la respuesta del sistema de salud.

Además, influye en el empleo, las condiciones de trabajo y las trayectorias profesionales de


los trabajadores del sector sociosanitario.

La OMS ayuda a sus Estados Miembros promoviendo sistemas de salud que tienen en
cuenta las cuestiones relacionadas con el género y que reconocen, comprenden y modifican
el modo en que este factor determina las conductas en relación con el sistema de salud, el
acceso a los servicios, las vías de atención sanitaria e interactúa con otros factores
determinantes de la salud y causantes de inequidades.

La igualdad de género consiste en la igualdad de derechos, responsabilidades y


oportunidades para todas las personas. Es un pilar necesario para lograr un mundo
sostenible, pacífico, próspero, saludable y que no deje a nadie desatendido. Es un derecho
humano fundamental establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es
esencial para alcanzar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El género es un factor determinante de inequidades sanitarias.

El género se refiere a los roles, las características y oportunidades definidos por la sociedad
que se consideran apropiados para los hombres, las mujeres, los niños, las niñas y las
personas con identidades no binarias. El género es también producto de las relaciones entre
las personas y puede reflejar la distribución de poder entre ellas. No es un concepto
estático, sino que cambia con el tiempo y del lugar. Cuando las personas o los grupos no se
ajustan a las normas (incluidos los conceptos de masculinidad o feminidad), los roles, las
responsabilidades o las relaciones relacionadas con el género, suelen ser objeto de
estigmatización, exclusión social y discriminación, todo lo cual puede afectar
negativamente a la salud. El género interactúa con el sexo biológico, pero es un concepto
distinto.

Los determinantes de la salud relacionados con el género son las normas, expectativas y
funciones sociales que aumentan las tasas de exposición y la vulnerabilidad frente los
riesgos para la salud, así como la protección frente a los mismos, y que determinan los
comportamientos de promoción de la salud y de búsqueda de atención sanitaria y las
respuestas del sistema de salud en función del género. Son uno de los principales
determinantes sociales de las inequidades sanitarias.
El concepto de interseccionalidad se refiere al significado y la relación entre el sexo, el
género y otros determinantes sociales, así como a los factores que crean inequidades
sanitarias en los procesos y sistemas de poder a nivel individual, institucional y mundial (2).
Se basa en el análisis de las cuestiones relacionadas con el género, y lo amplía.

La integración de la perspectiva de género implica evaluar el modo en que el género


determina las medidas planificadas, incluidas la legislación, las políticas y los programas, en
todos los ámbitos y a todos los niveles. La incorporación de la perspectiva de género
también puede contribuir al empoderamiento de las mujeres y la igualdad de participación
en todos los niveles del personal sanitario.

El género como causa de inequidad sanitaria

De acuerdo con el desglose por sexo de los datos, los hombres tienen una menor esperanza
de vida (4,4 años menos en 2016 (3)) y una mayor carga de años de vida ajustados por
discapacidad (AVAD) que las mujeres (4). Gran parte de estas diferencias se deben a
factores relacionados con el género: por ejemplo, hay normas sociales que determinan que
los hombres estén más expuestos al tabaco y las bebidas alcohólicas, lo que a su vez genera
tasas de AVAD tres veces superiores en los hombres que en las mujeres (5). Sin embargo,
también existen normas sociales y de género que aumentan la carga de algunas
enfermedades entre las niñas y las mujeres: por ejemplo, debido a que tienen relativamente
menos acceso a los servicios de tratamiento de la catarata, sus tasas de ceguera son más
elevadas.

El género influye en la salud y el bienestar en tres ámbitos:


1.- Los determinantes de la salud relacionados con el género, incluida la interacción con
otros determinantes sociales y estructurales;
2.- Las conductas en la esfera de la salud en función del género; y
3.- La respuesta del sistema de salud en función del género.

Los sistemas de salud que tienen en cuenta las cuestiones relacionadas con el género
incorporan la perspectiva de género para adoptar las siguientes medidas en los seis
componentes básicos de los sistemas de salud:

Prestación de servicios: realizar intervenciones de calidad integradas, seguras, eficaces,


aceptables y basadas en datos probatorios, al tiempo que se garantiza la equidad de género
en el acceso a todos los servicios (promoción de hábitos saludables, prevención y
tratamiento, desde la atención primaria hasta la terciaria).

Información e investigación: garantizar la recogida, el cotejo, el análisis y la utilización de


datos desglosados por sexos para que las respuestas de los sistemas de salud se basen en
datos comprobados sobre los factores determinantes y la salud de las personas, y asignar
recursos en consecuencia.
Productos y tecnologías médicas: garantizar el acceso equitativo de hombres y mujeres a
medicamentos, vacunas y tecnologías esenciales.

Personal sociosanitario: promover políticas y estrategias que transformen las


relaciones de género, a fin de evitar los prejuicios y las inequidades relacionados con el
género en el personal sanitario y de garantizar un trabajo digno para todos los profesionales
sociosanitarios, e integrar la igualdad de género en la formación, la capacitación, el empleo
y la progresión profesional.

Financiación de la atención sanitaria: lograr el acceso universal a los servicios sanitarios al


tiempo que se garantiza la equidad de género en el acceso a las estrategias de protección
financiera. Promover la inclusión de la perspectiva de género en las evaluaciones de los
riesgos financieros y la elaboración de presupuestos.

Liderazgo y gobernanza: fomentar la buena gobernanza sanitaria y la integración de la


perspectiva de género en las políticas y las estructuras de gobernanza de la salud pública,
promover estrategias que tengan en cuenta las cuestiones relacionadas con el género y
legislación que las favorezca en lo relativo a la capacidad de respuesta, la equidad y la
eficiencia. Fomentar la paridad de sexos en los puestos directivos y asegurarse de que los
sistemas de salud rinden cuentas a todos.

Género y personal sanitario


En muchos países, las mujeres representan más del 70% del personal sanitario remunerado
(19) y, a menudo, son las principales profesionales de atención domiciliaria y comunitaria.
Además, son las principales prestadoras de cuidados no remunerados. A pesar de ello, están
infrarrepresentadas en los puestos directivos y de toma de decisiones de los sistemas de
salud. Los prejuicios relacionados con el género, la violencia física y sexual y el acoso siguen
siendo grandes problemas para los trabajadores sociosanitarios. Si la diferencia global de
sueldo entre hombres y mujeres es del 20 %, en el sector sociosanitario alcanza una media
del 26 % en los países de ingresos altos y del 29 % en los de ingresos medio-altos.
Para solucionar las inequidades que afectan a un personal predominantemente femenino,
deben adoptarse enfoques orientados específicamente a solventar las necesidades de las
mujeres en los métodos de contratación, retención de trabajadores y desarrollo profesional
y a conseguir que los hombres participen en las tareas domésticas (por ejemplo,
fomentando las bajas maternas y paternas compartidas para atender a los niños) con el fin
de reducir la doble carga de trabajo que soportan las mujeres.
Respuesta de la OMS a las inequidades relacionadas con el género
La OMS participa en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y vela por que toda la
Organización incorpore un enfoque integrado de las cuestiones relacionadas con el género,
la equidad y los derechos humanos.

La resolución WHA60.25 (2007) de la Asamblea Mundial de la Salud y la posterior Estrategia


para incorporar el análisis y las acciones de género en las actividades de la OMS (2008)
representan el compromiso adquirido por la Organización y de los Estados Miembros de
aplicar una estrategia para integrar el análisis del género y las medidas encaminadas a
garantizar la igualdad. Su objetivo es evaluar y solventar las diferencias e inequidades
relacionadas con el género en la planificación, la ejecución, el seguimiento y la evaluación
de la labor de la OMS, e incluir este asunto en las descripciones de los puestos y en los
criterios de evaluación del desempeño.

Todas las secciones de la Secretaría de la OMS comparten la responsabilidad de integrar la


perspectiva de género, a través de medidas como las siguientes:
 Garantizar que la OMS es capaz de realizar análisis y planificar sus actividades
teniendo en cuenta la perspectiva de género;
 Incorporar la perspectiva de género en las funciones de la OMS, por ejemplo,
mediante la planificación, la elaboración de presupuestos, el seguimiento y la
evaluación de la gestión basada en los resultados que tenga en cuenta las cuestiones
relacionadas con el género;
 Desglosar los datos por sexo, edad, etnia, situación migratoria, zona geográfica y
otros factores estratificadores, y realizar análisis basados en el género,
 Exigir la rendición de cuentas relativa a la integración de la perspectiva de género.

La OMS lleva a cabo las siguientes actividades:

Programa de apoyo a los países: Este conjunto de medidas ofrece a los sistemas nacionales
de salud instrumentos para recopilar, analizar y comunicar datos sanitarios para analizar la
equidad. Estos instrumentos se basan en los derechos humanos y ayudan a transformar las
relaciones de género, entre otras cosas promoviendo la inclusión de las cuestiones
relacionadas con el género en el análisis de los datos desglosados por sexo. Los
componentes de este programa (entre ellos, el manual técnico Innov8 e instrumentos para
hacer un seguimiento de las inequidades sanitarias y para realizar evaluaciones de los
obstáculos) se han puesto a prueba en varios países. Actualmente se está ampliando el
programa para ayudar a reforzar la capacidad en determinados países.

La guía Gender mainstreaming for health managers: a practical approach. Facilitators’ guide
and Participants’.

El objetivo de estas guías es sensibilizar y desarrollar aptitudes para realizar análisis y


elaborar planes con perspectiva de género en las actividades del sector sanitario. Son muy
fáciles de usar y su estructura permite pasar de la concientización a la acción a lo largo de
un taller de 3 o 4 días de duración centrado en las inequidades sanitarias debidas al género.
En 2017, la OMS introdujo una política sobre paridad entre los sexos en la dotación de
personal y se comprometió a lograr aumentos anuales de, al menos, un 1,5% en la
proporción de funcionarios con nombramientos continuos y de plazo fijo en la categoría P4
y en categorías superiores durante los próximos cinco años, teniendo en cuenta los distintos
grados de progreso en la Sede y las oficinas regionales y haciendo un seguimiento de los
mismos.
La OMS participa también en el Plan de Acción para todo el Sistema de las Naciones Unidas
sobre la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-SWAP), y rinde
cuentas a ONU-Mujeres sobre 15 criterios comunes de desempeño. Además, la
Organización evalúa periódicamente la integración de las cuestiones relacionadas con el
género, la equidad y los derechos humanos en las políticas y los programas de la Secretaría
y de los países. Desde el presente año, la OMS participa en el ONU-SWAP 2.0, que se centra
en los resultados y está vinculado a la Agenda 2030.

Cada dos años se informa a la Asamblea Mundial de la Salud de los progresos realizados en
la aplicación de la Estrategia para incorporar el análisis y las acciones de género en las
actividades de la OMS.

En la Región de Europa se ha presentado en 2018 una nueva estrategia para la salud y el


bienestar de los hombres, basada en una revisión de las evidencias sobre temas como la
mortalidad prematura, la intersección entre la masculinidad y las desigualdades existentes,
las respuestas de los sistemas de salud en el curso de la vida de los hombres y el papel de
los hombres en la promoción de la igualdad entre los sexos en la salud.

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