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FUSTER CAMP, Ignasi. (2010): Persona y Libertad.

Biblioteca Filosófica
Balmesiana, serie I, Vol VI. Barcelona: Balmes. 315p.

Persona y Libertad es un estudio interesante sobre la posibilidad de una


antropología metafísica de la persona humana a partir del acceso antropológico
del ser personal, a modo de una ontología radical de hombre, mediante el
concepto de posesión basándose en una serie de filósofos de inspiración cristiana.
La obra se estructura en tres capítulos. En el primer capítulo el autor
presenta, a modo de introducción, el proyecto de elaborar una antropología
metafísica de la persona humana a partir del desarrollo de una antropología
fenomenológica del hombre. Y este acceso fenomenológico del hombre se realiza
desde la humanidad incorporando una reflexión metafísica, que descubre la
radicalidad del acto de ser de todo ente, en la tarea de pensar al hombre. El
segundo capítulo, que constituye en núcleo de la investigación con 189pp, lo
divide en autor en cuatro apartados, a saber. a) Lo específico del hombre; b) la
persona humana en la historia; c) metafísica fundamental de la persona humana y
d) el acceso antropológico al ser personal. Según el autor, lo originalmente
distintivo del hombre es la personalidad (la originalitas personae); el dato
metafísico más radical es que el hombre es persona. La esencia humana, nuestra
naturaleza humana y corpórea, es manifestación de nuestro ser personal. ¨El ser
personal es el acto de todos los actos, es decir, el acto más original del hombre,
que hace que la esencia sea propiedad de una persona¨ (51). Y esta tarea se
impone al realizar el autor un transito de la originalitas hominis (corporis, animae,
virii, mulieris) a la originalitas personae (2 a). Una vez anclado en la originalitas
personae el autor intenta comprender al hombre como persona en la historia. Y
realiza un esfuerzo por interpretar la historia del pensamiento occidental a partir de
la noción de persona. Para ello realiza un recorrido desde el mundo clásico hasta
la memoria personae pasando por el mundo judío, el mundo cristiano, el
pensamiento medieval, la modernidad y la conciencia de la persona en
Kierkegaard (2 b). Tras este análisis histórico de la comprensión filosófica de la
persona, el autor continúa su engarce argumental con una metafísica fundamental
sobre la persona humana. En efecto, el autor realiza un análisis antropológico al
interior del compuesto metafísico del ente personal en tanto y en cuanto
composición de ser y esencia lo cual permitirá una metafísica de la persona
humana. Y ello se logra, según el autor, a partir del concepto de posesión que
sintetiza lo activo y lo pasivo en el hombre que es capaz de poseer porque es
radicalmente libre (196-197). Y poseer significa, según el autor, adscribirse como
propios actos o perfecciones; o adscribirse como propias cosas o personas. Toda
posesión es creativa porque es una posición de adscripción personal que
configura un ser que tiene propiedad o es posesivo y que busca poseer; la esencia
que posee como manifestación del ser que se posee. Esta estructura de posesión
se dibuja en cuatro órdenes: a) El ser divino en cuanto posee la criatura personal
(orden de la creación); b) el ser personal en cuanto se autoposee a sí mismo
(orden del ser personal); c) el ser en cuanto posesivo (orden de la esencia) y
finalmente d) el nivel esencial de posesión donde aparecen tres tipos de
posesiones: física (posesión a través del cuerpo), cognoscitiva (posesión
intencional de la forma de otro según semejanza) y amorosa (intencionalidad de
posesión unitiva del otro). (198-199). Así la noción filosófica de posesión personal
engloba la noción filosófica de pertenencia personal: la persona creada pertenece
al Ser personal divino (2 c). Según el autor, la persona humana es el ente único
(uno mismo; alguien; ente hombre o mujer) que se posee a sí mismo, que tiene
capacidad de poseer, y que originaria y radicalmente es poseído por el Ser
personal divino con una posesión amorosa (la persona que es capaz de poseer
amorosamente es capax amoris). Es aquí donde podemos hablar de filiación de la
persona respecto a Dios y de fraternidad ontológica y universal entre personas,
entendida como mutua pertenencia. En esta dinámica se encuentra la libertad
personal en tanto curva de autoposesión del ser personal que tiene origen en el
amor de Dios: su trascendencia antropológica consiste en informar la libertad
esencial, en cuanto capacidad de poseer lo otro y al otro, con el principio de amor.
Según el autor, la persona humana, por tanto, es el ser radicalmente libre (aquel
que puede darse y se autodetermina en el acto de donación amorosa), dado en
amor como auto-posesión, que se posee amorosamente a sí mismo, y es capaz
de amor (2 d).
Finalmente, en tercer capítulo el autor, a modo de conclusión, analiza el ser
personal a partir de una antropología de la libertad personal. En efecto, la libertad
personal es autoposesión amorosa del ser, en cuanto amor divino participado.
Cada persona es don de amor y este acto de ser amoroso, que es la vida de amor
poseída y poseedora, es el acto fundante de todos los actos del ser humano. El
acto de amor personal funda la potencia---activa y pasiva--- de la voluntad, por la
que la persona es amada y ama. Con ello, la voluntad libre es la potencia que
nace del amor personal (es una potencia amorosa) y el acto que corresponde a la
esencia de la voluntad es el amor y por lo tanto la elección amorosa (299). Por ello
el hombre se auto determina mediante su libertad en tanto elección de carácter
amoroso: el acto de ser personal es amor, en cuanto ser que se posee a sí mismo.
Por tanto, la existencia humana consiste en culminar la determinación amorosa de
la libertad, a través de la obra del amor (306).
Indudablemente no dudamos en recomendar al lector Persona y Libertad
que será de agrado a todos aquellos interesados en la antropología filosófica; la
obra es consistente y presenta un riguroso estudio sobre la posibilidad de
desarrollar una antropología metafísica de la persona humana y, por su estructura
argumentativa y el conjunto de autores tratados, sin lugar a dudas, es la
continuación del minucioso estudio presentado por el autor sobre el dolor en
Sufrimiento humano: verdad y sentido. Una aproximación filosófica según el
espíritu tomasiano. Biblioteca filosófica de balmesiana. Serie I, vol. III., Editorial
Balmes, Gerona 2004; 521 pp.

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