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1 de noviembre, 2003
Este [Juan] vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran
por medio de él. --Juan 1:7.
Una cadena de moteles tenía una vez una serie de comerciales en la radio que
terminaban con estas tranquilizadoras palabras: «Le vamos a dejar la luz encendida.»
Mi mamá solía decirme lo mismo.
Jesús dijo que nosotros los que le conocemos como Salvador y Señor somos luces en
este mundo oscurecido por el pecado (Mateo 5:14-16). Somos reflejos de Cristo, el cual
es «la luz verdadera» (Juan 1:9).
Así como Juan el Bautista fue «testigo de la luz» y condujo personas a Cristo (v.7),
nosotros podemos serlo también. Nuestro andar fiel de obediencia a Él es un rayo del
amor y la verdad de Dios. Nuestras vidas y palabras son rayos de calurosa luz que
penetran la fría oscuridad de este mundo. Somos como una luz encendida en el pórtico
tarde en la noche, atrayendo incrédulos a Cristo, asegurándoles que Alguien los ama y
espera darles la bienvenida a casa.
Tal vez un miembro de tu familia esté todavía en la oscuridad. Quizás estés preocupado
por un amigo o compañero de trabajo. No dejes de orar por esa persona. Sigue buscando
formas de llevar su atención al Señor. Asegúrate de dejar la luz encendida. --Dave Egner
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. --Juan 3:16.
Un virus de computadora conocido como «el insecto del amor» recorrió el mundo por
correo electrónico infectando millones de computadoras en menos de 24 horas. Parece
que ni siquiera las personas cautelosas como los ingenieros más prestigiosos de
programas de computadora pudieron resistir el abrir un mensaje titulado sencillamente
«Te quiero.»
Algunos analistas han dicho que el éxito del destructivo virus de computadora revela
tanto de los anhelos del corazón humano como de la vulnerabilidad de las máquinas en
nuestra sociedad cibernética. En el fondo, toda persona del planeta Tierra está buscando
el amor.
No es casualidad que uno de los versículos más conocidos de la Biblia sea Juan 3:16. El
mismo dice: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.»
¿Será que el amor que más anhelamos es el amor de Dios? ¿Es Jesucristo la persona
especial que tan fervientemente tratamos de que nos llene de amor? Si es así, entonces
aceptar el amor de Dios en Cristo podría cambiar nuestras vidas de maneras
extraordinarias. La esperanza, la paz y un gran deseo de vivir, todos brotan de estar
enamorados de Jesús.
Lo que todos hemos estado buscando es que Dios nos diga: «Te quiero».
Entonces, un día, vi por casualidad algo que Jesús dijo a la mujer del pozo: «el Padre
busca» a aquellos que le adoren «en espíritu y en verdad» (Juan 4:23). Fue entonces
cuando me di cuenta de que Dios estaba tomando la iniciativa, poniendo en mi corazón
esos anhelos de pasar tiempo con Él.
El salmista dijo que respondió al llamamiento del Señor de «buscad mi rostro» (Salmo
27:8). Es la idea de que Dios anhela comunión conmigo lo que ahora me lleva a su
presencia. Mis tiempos devocionales con Dios ya no son una tarea pesada, sino una
respuesta a mi Padre que anhela pasar tiempo conmigo.
¿A qué le temes?
Lectura: Juan 6:16-21
Uno de los cuentos de hadas de los hermanos Grimm es acerca de un joven más bien
torpe que no entendía lo que significaba temblar de miedo. La gente trataba de asustarlo
poniéndolo en toda clase de situaciones aterradoras, pero sin lograr nada. Finalmente sí
se estremeció, aunque no de miedo. Estaba dormido cuando alguien le echó encima un
balde de agua fría y peces que se movían.
Si nunca sentimos miedo, algo anda mal en nosotros. El temor es la reacción humana
natural a cualquier dificultad o empresa peligrosa, y Dios no lo condena. Tampoco desea
Él que nos paralicemos por el temor. Las palabras de Jesús a sus discípulos, en más de
una ocasión, fueron: «No temáis» (Lucas 5:10; 12:4; Juan 6:20). En todos los casos usó
un tiempo verbal que sugiere continuidad. En otras palabras les dijo: «No sigáis
temiendo.»
No podemos dejarnos vencer por nuestro temor, ni tampoco deberíamos decir nunca que
No a lo que sabemos que Dios quiere que hagamos por el solo hecho de que tenemos
miedo. Dios puede convertir nuestro temor en fortaleza. Podemos confiar en Dios y «no
temer» (Salmo 56:11).
El valor no es ausencia de temor, sino el saber manejarlo. Así que resistamos nuestro
temor y enfrentémoslo con fe en nuestro Señor, pues Él ha dicho: «Nunca te dejaré ni te
desampararé» (Hebreos 13:5). --David Roper
Transmisión digital
Lectura: Juan 13:1-17
En el año 2000 se trasmitió una película digitalmente por la Internet desde un estudio en
California a su estreno mundial en Atlanta. La película pasó de un estudio a la pantalla
sin tocar jamás la cinta. En la distribución digital se usan los impulsos electrónicos en
lugar de enormes ruedas de celuloide.
En esta era de la electrónica, a menudo descrita como la era de la «alta tecnología y bajo
toque», es bueno recordar que Dios está usando otro tipo de «transmisión digital». En
agudo contraste, sin embargo, el suyo es un método de «alto toque» para comunicar su
gracia y amor.
La palabra digital viene de digito, que se refiere a un dedo de nuestra mano. Cuando
pienso en la vida y el ministerio de Jesús recuerdo cómo utilizó sus manos para llevar
esperanza y sanidad. Tocó a los enfermos, cargó a los niños, partió el pan para los
hambrientos, y permitió que sus manos fueran clavadas a la cruz por nuestros pecados.
En Juan 13 leemos que Jesús, en un acto asombroso de humildad, lavó los pies de sus
discípulos y les dijo: «Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros
también debéis lavaros los pies unos a otros» (v.14).
Cuando nuestros corazones son humildes y nuestras manos están abiertas a Él, el Señor
todavía trasmite su evangelio de gracia a los demás por medio de nuestro toque humano
de amor. --David McCasland
Cuando volaba de Chicago a Tampa noté a una familia en el avión. Y por la emoción de
los dos niños asumí que nunca habían estado en la Florida. Cuando nos acercábamos a
nuestro destino, las nubes bloquearon la vista del suelo. No fue hasta que comenzamos
el descenso que nuestro avión finalmente penetró por las nubes.
A la primera vista de la tierra que había debajo, la madre exclamó a los dos pequeños
que estaban junto a ella: «¡Miren! Esa debe ser la Florida.» Después de unos momentos
de silencio, el muchacho dijo: «Pero mamá, ¿dónde están las palmeras? No las veo.» Su
idea de la Florida de inmediato llevó a su mente aquellos árboles tropicales, y es lo
primero que esperaban ver.
Cristiano, ahora que esperas el día en que llegues al cielo, ¿qué es lo primero que
quieres ver? Seguro que será maravilloso saludar a nuestros seres queridos que han ido
antes que nosotros. ¡Qué emoción hablar con los creyentes del pasado, y qué
emocionante ver las gloriosas escenas del cielo! Y sin embargo, por deleitoso que vaya a
ser todo eso, nuestro mayor gozo será ver al Señor Jesucristo, pues Él es quien hizo
posible que fuéramos allí.
Sí, en palabras del himno de Fanny Crosby: «Bien podré reconocerle cuando a Cristo en
la gloria le veré.» --Richard De Haan
Jesús le dijo: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú,
sígueme. --Juan 21:22.
Tal vez estemos bien de acuerdo con la afirmación que dice que «todos los hombres son
creados iguales». Pero no tenemos que vivir mucho tiempo para descubrir que la vida
trata a algunas personas mejor que a otras. Esto es algo que debemos aprender a aceptar
sin resentimiento.
Las desigualdades de la vida se ven en muchos niveles diferentes. El cáncer acaba con
el cuerpo de un niño, mientras un bebedor y fumador vive hasta la ancianidad. Algunas
personas disfrutan de buena salud, otras no. Algunas no tienen impedimentos físicos,
otras tienen graves limitaciones. Algunas trabajan arduamente y siguen siendo pobres,
mientras que otras nacen en la riqueza o parece que todo les sale bien.
Cuando Jesús informó al apóstol Pedro que iba a morir como mártir por su fe, Pedro
preguntó qué sucedería con Juan, su condiscípulo. Parecía creer que no era justo que
Juan no muriera de la misma forma. Pero Jesús le dijo que lo que le sucediera a Juan no
era asunto de Pedro. Esa era decisión de Dios. La responsabilidad de Pedro era simple:
seguir a Cristo.
Si el mirar a los demás te hace sentir resentimiento por la injusticia de la vida, cambia
de foco. Mira a Jesús y síguelo. Las injusticias de la vida son sólo por un poco de
tiempo. La justicia perfecta será nuestra para disfrutarla por siempre en los cielos.
--Herb Vander Lugt
¡Él vive!
Lectura: Hechos 1:1-10
Cuando las torres gemelas del World Trade Center se derrumbaron haciendo un
estruendo ensordecedor y produciendo una inmensa cantidad de desechos, los
ciudadanos de Nueva York experimentaron lo que muchas personas en otras partes del
mundo ya conocían: el temor al terrorismo. Ataques subsiguientes en otros países han
aumentado la preocupación de que la humanidad pueda estar en una espiral descendente
hacia la autodestrucción.
Todos los disturbios del mundo podrían hacernos pensar que nuestro futuro es muy
sombrío. Hasta podríamos concluir que éste no es un mundo bueno para criar hijos.
No obstante, queda un rayo de esperanza que puede iluminar nuestra perspectiva del
futuro. Bill Gaither lo captó en su canción titulada: «Porque Él vive». La idea de esa
canción le vino a finales de los años 60, una época de disturbios sociales en los Estados
Unidos y conflicto en el sudeste de Asia. Gloria, su esposa, estaba esperando un hijo, y
los dos creían que era un mal momento para traer un niño al mundo. Pero cuando nació
su hijo, Bill pensó en el Salvador vivo y le vinieron a la mente estas palabras: «Este
niño puede hacer frente a días de incertidumbre porque Él vive.»
Hace 2000 años, Jesús resucitó de la tumba y dio «muchas pruebas convincentes» de
que estaba vivo (Hechos 1:3). Es por eso que podemos seguir adelante ante el temor.
Porque Jesús vive, podemos hacer frente al mañana. --Dave Branon
Los días de nuestra vida llegan a setenta años . . . porque pronto pasa, y volamos.
--Salmo 90:10.
Alterando el gen que controla el envejecimiento, los científicos creen que para finales
de este siglo podrán extender la duración de la vida humana promedio a 100 años. Esto
estaría mucho más allá de los 70 años proverbiales mencionados en el Salmo 90:10.
Pero incluso si la gente vive más tiempo, el capítulo final de la vida todavía dirá:
«Porque pronto volamos» (v.10).
Moisés, autor del Salmo 90, vivió hasta los 120 años. Él consideraba que la muerte era
inevitable en un mundo maldito por los efectos del pecado. Y sin embargo, no se volvió
pesimista. Pidió a Dios que le enseñara a contar sus días de manera que le diera «al
corazón sabiduría» (v.12). Él quería estar satisfecho con la misericordia de Dios para
poder regocijarse y estar alegre (v.14). También le pidió a Dios que le mostrara Su
gloria a la próxima generación (v.16). Así fue como Moisés enfrentó la realidad de la
muerte hace miles de años.
Igual que todo el mundo desde Adán y Eva, nosotros sufrimos los efectos del pecado, y
la muerte es segura (Romanos 6:23). No obstante, podemos vivir con esperanza y gozo
porque Dios envió a su Hijo a morir por nuestros pecados. Jesús conquistó la muerte
cuando resucitó de entre los muertos. Y si le recibimos como nuestro Salvador y Señor
personal, nosotros también podemos experimentar el perdón de Dios y esperar con
ansias el momento de estar con Él en el cielo para siempre. ¿Has enfrentado y resuelto
este asunto de vida o muerte? --Dennis De Haan
NO ESTÁS LISTO PARA VIVIR HASTA QUE ESTÁS LISTO PARA MORIR.
Copia al maestro
Lectura: 1 Tesalonicenses 1
El Louvre de París tal vez sea el museo de arte más famoso del mundo. Exhibe
originales de maestros como Delacroix, Miguel Ángel, Rubens, Da Vinci, Ingres,
Vermeer y muchos otros.
Desde 1973, el Louvre ha invitado a los que aspiran a ser artistas a ir y copiar a los
maestros. Algunos de nuestros artistas modernos más famosos lo han hecho y han
llegado a ser mejores pintores copiando a lo mejor que el mundo ha conocido jamás.
Pablo nos instruyó a ser «imitadores de Dios» (Efesios 5:1). En su primera Carta a los
Tesalonicenses halagó a los creyentes porque se estaban pareciendo más al Señor y
dando un ejemplo a los demás (1 Tesalonicenses 1:6-10).
Igual que los copistas del Louvre, nunca alcanzaremos la perfección antes de llegar al
cielo. Aun así, debemos resistir la tentación de estar satisfechos con nuestra actual
imitación de Jesús. Necesitamos seguir mirándole a Él, aprendiendo de Él y pidiendo su
ayuda. Copiemos al Maestro. --Dave Egner
La tormenta
Lectura: Mateo 7:21-29
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será
semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca. --Mateo 7:24.
Neal Beidleman sobrevivió la fatal expedición de 1996 en la cual ocho alpinistas
murieron en el monte Everest. Algunos de ellos habían pagado $65.000 por la
oportunidad de escalar el pico más alto del mundo. Cuando evaluaron lo que salió mal,
Beidleman dijo: «Las tragedias y los desastres . . . no son resultado de una sola decisión,
de un solo acontecimiento ni de un solo error. Son la culminación de cosas en tu vida.
Pasa algo y eso se convierte en un catalítico para todo lo que has arriesgado.»
En el Everest, ese «algo» fue una feroz tormenta invernal. Según el periodista Todd
Burgess: «De no haber sido por la tormenta, los alpinistas podrían haberse salido con la
suya al correr tantos riesgos. Pero la tormenta sacó a flote sus debilidades.»
Las cosas que están en riesgo hoy en nuestras vidas --cosas de indiferencia o
desobediencia espiritual-- pueden abrumarnos cuando vienen las tormentas. Jesús contó
una historia de los edificadores necios y sabios para resaltar la importancia de la
obediencia a sus palabras (Mateo 7:24-27). Dijo: «Por tanto, cualquiera que oye estas
palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su
casa sobre la roca» (v.24).
Entonces le trajeron algunos niños para que pusiera las manos sobre ellos y
orara. . . . --Mateo 19:13.
Una joven madre envió estas líneas a una revista: «Me gustaría poder envolver a mis
hijos en una envoltura de burbujas para protegerlos del mundo grande y malo que hay
ahí afuera.»
La escritora Stormie Omartian entiende cómo se siente esa madre. En su libro The
Power Of A Praying Parent escribe: «Un día clamé a Dios diciendo: "Señor, esto es
demasiado para mí. No puedo mantener una vigilia de 24 horas al día, minuto a minuto,
sobre mi hijo. ¿Cómo puedo tener paz?"»
Este reto es para todos los padres, incluso aquellos cuyos hijos han crecido ya: No dejes
de envolver a tus hijos en oración. --Joanie Yoder
Se cree que David escribió el Salmo 57 mientras huía del rey Saúl, quien sentía odio en
su corazón por el antiguo pastorcito. David se metió en una cueva y apenas pudo
escapar de su perseguidor. Se mantuvo seguro temporalmente, pero la amenaza seguía.
Todos hemos pasado por eso. Tal vez no en una cueva, pero sí hemos sido perseguidos
por algo que trae temor a nuestros corazones. Quizás sea la profunda tristeza que le
sigue a la muerte de un ser querido. Tal vez sea el temor de un futuro desconocido. O
podría ser una enfermedad física opresora que no desaparece.
En tales circunstancias, Dios no siempre elimina la dificultad, pero está presente para
ayudarnos. Nos gustaría que nos arrebatara y nos transportara rápidamente a un lugar
seguro, así como David debe haber deseado un final rápido a la persecución de Saúl.
Suplicamos a Dios que detenga el dolor y haga que el camino al mañana sea suave y
derecho. Le rogamos que elimine nuestra lucha. Pero la dificultad sigue. Es entonces
cuando tenemos que refugiarnos en Dios como lo hizo David. Mientras se ocultaba en
aquella cueva dijo: «En la sombra de tus alas me ampararé hasta que la destrucción
pase» (Salmo 57:1).
Venid a mí, todos los que estáis muy cansados y cargados, y yo os haré descansar.
--Mateo 11:28.
Los salmones me fascinan. Todos los meses de agosto recorro unos cuantos kilómetros
en dirección norte desde mi casa en Idaho para observarlos hacer su penoso recorrido
por las últimas etapas de su desove hasta los bancos de arena junto al lago Creek.
Siempre pienso en la larga jornada que han llevado a cabo.
Unos meses antes salen del océano Pacífico y empiezan su largo recorrido subiendo por
diferentes ríos hasta llegar al lago Creek: una trayectoria de más de 1.100 kilómetros.
Llevados por el instinto, nadan contra las corrientes, suben por cascadas y les dan la
vuelta a las presas hidroeléctricas. A pesar de las águilas, los osos y muchos otros
depredadores, luchan por llegar a los fondos donde ponen sus huevos.
¿Estás inquieto hoy, llevado por el descontento y con un anhelo de ese evasivo «algo
más»? Jesucristo es la fuente y satisfacción de todo lo que buscas. Acude a Él hoy y
encuentra reposo para tu alma (Mateo 11:28). --David Roper
Mucha gente cree que la iglesia es una institución arcaica que ya no es pertinente en
nuestro mundo moderno. Sin embargo, yo estoy convencido de que una iglesia que
enseñe la Biblia fielmente y proclame las buenas nuevas de salvación por medio de
Cristo proporciona exactamente lo que todos necesitamos para «hallar el camino a
casa».
Cuando nuestras iglesias están desempeñando la función que Dios les asignó, los
creyentes se sirven y se cuidan los unos a los otros humildemente, alentándose los unos
a los otros para seguir el ejemplo de Cristo (Filipenses 2:1-11). Esos grupos de
creyentes, con sus palabras y sus vidas, también muestran a Jesús a un mundo perdido.
Sirven «como luminares en el mundo sosteniendo firmemente la palabra de vida»
(vv.15-16).
Una iglesia que enseñe la verdad sobre Cristo no sólo es pertinente, sino que se necesita
desesperadamente en nuestro mundo. Puede ayudar a personas de todas las edades a
hallar su camino a casa. --Vernon Grounds
A medida que nos hacemos más viejos, a veces nos apegamos mucho a nuestra manera
de ser y no estamos dispuestos a admitir que estamos equivocados. Peor aún, si no
pensamos exactamente como los demás, los criticamos y tratamos de desacreditar sus
puntos de vista.
Por ejemplo, algunas personas, cuando no están de acuerdo con un pastor, parecen estar
muy prestos a juzgar sus motivaciones. Hasta podrían sugerir que al pastor sólo le
interesa su cheque.
Esto le sucedió a Amós alrededor del año 750 a.C. El profeta había estado predicando
un mensaje difícil sobre el juicio de Dios a Israel. Se comprende que este mensaje no
haya sido muy popular. Amasías, el sacerdote de Bet-el, estaba enojado y le dijo a Amós
que volviera a Judá. Amasías acusó a Amós de ser un profeta por paga predicando sólo
para ganarse la vida (7:12). Amós respondió diciendo que él estaba profetizando
únicamente porque Dios le había dicho que hablara (v.15).
Rutinaria-mente fresca
Lectura: Eclesiastés 1:1-9
Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol.
--Eclesiastés 1:9.
Todos nosotros estamos destinados a repetir lo que hacemos. Una y otra vez comemos,
dormimos, trabajamos y limpiamos. Podemos perder el entusiasmo por la vida si «no
hay nada nuevo bajo el sol» (Eclesiastés 1:9).
Sin embargo, hay otra forma de ver la vida. El mundo se puede comparar con una etapa
en la que se está desarrollando el drama de la eternidad. Nosotros somos los actores. El
sol sale y se pone como una gran cortina día tras día, y cada vez que «repetimos nuestra
parte» tomamos una decisión. O bien respondemos a los apuntes de nuestras
circunstancias diarias sólo para completar nuestra parte, o miramos nuestro papel en la
vida como una maravillosa oportunidad de conocer y disfrutar la bondad y sabiduría del
gran Director (5:18-20; 12:13-14).
Parte del plan de Dios para nosotros es que nos rindamos a Su guía en los
acontecimientos que ocurren una y otra vez. Confiar en el Señor repetitivamente durante
todo este mes, esta semana, este día y esta hora es, por mucho, la manera más segura de
hacer que la vida sea rutinariamente fresca. --Mart De Haan
¡Subamos más!
Lectura: Hechos 28:11-16
. . . cuando Pablo los vio, dio gracias a Dios y cobró ánimo. --Hechos 28:15.
El escritor Ragnar Arlander cuenta de una vez en que él y algunos amigos escalaron el
monte Rainier. Cuando llegaron a un altiplano, el grupo decidió que habían ido lo
suficientemente lejos.
Sin embargo, Arlander continuó la escalada para encontrar a una persona que se había
adelantado en el viaje. Finalmente la encontró descansando, contemplando un hermoso
glacial. El hombre estaba listo para regresar, pero cuando vio a Arlander que se le
acercaba, saltó y exclamó: «Ya que viniste, ¡subamos más!»
¡Qué mejor halago nos pueden hacer que el que alguien nos diga: «Hablar contigo me
ha animado a seguir en mi andar espiritual»! El mundo está lleno de almas perturbadas
y desalentadas que están luchando en su andar cristiano. Agotados por la batalla, casi
están listos para darse por vencido. Cuando te ven, ¿qué influencia tienes en ellos? ¿Los
inspiras para que sus vidas de servicio sean más nobles? ¿O acaso tu ejemplo tiende a
derribarlos?
Ojalá que influyamos a los demás de tal manera que se animen y digan: «¡Yo quiero
subir más alto!» --Richard De Haan
Programa de entrenamiento
Lectura: Salmo 119:97-104
La Biblia En Un Año: Romanos 1-4
Mi esposa hace ejercicios físicos ávidamente. Camina, patina y monta bicicleta para
mantenerse en forma. Debido a su interés en el ejercicio físico ha animado a nuestros
hijos a participar en actividades deportivas en la escuela y a hacer ejercicios con ella.
¿Por qué cree ella que esto es tan importante? Es sencillo: si no hace ejercicios varias
veces a la semana no se siente en forma. Se siente perezosa y letárgica. Siente que su
corazón no se está fortaleciendo como debiera.
El autor del Salmo 119 vio la importancia de los ejercicios espirituales diarios. Amaba
la Palabra de Dios, meditaba en ella todo el día y la obedecía. Sus oraciones eran de
todo corazón y su esperanza para cada nuevo día venía directamente de la Palabra de
Dios.
¡Toma medidas!
Lectura: Romanos 8:12-16
En las revistas, las películas y la televisión se exhibe una conducta vergonzosa. Incluso
se bromea con la inmoralidad. El mundo está tratando de convencernos a todos de que
ya nada es pecaminoso. Así que debemos estar en guardia contra cualquier transigencia
que pueda haber en nuestro corazón.
Cuando yo era militar me di cuenta de que me estaba volviendo indiferente a las
palabras y la conducta obscena de algunos de mis compañeros. Cuando entendí lo que
estaba sucediendo pedí al Señor que restaurara mi sensibilidad a la gravedad del pecado.
Una actitud permisiva hacia el mal nos lleva a caer en pecado. Es por eso que hemos de
lidiar radicalmente con toda forma de maldad.
Jesús hasta llegó a decir que debemos sacarnos el ojo si es que nos hace pecar (Mateo
5:29). No dijo que debemos mutilar nuestro cuerpo, sino más bien que hemos de tomar
medidas firmes cuando nos veamos tentados a pecar. Los libros, las revistas y las
imágenes de video que despierten malos deseos deben evitarse deliberadamente. Esto
también era a lo que Pablo se refería cuando dijo que hemos de hacer «morir las obras
de la carne» (Romanos 8:13). Una persona que sea indiferente al pecado que hay a su
alrededor, o que juguetee con él en su propia vida, está en grave peligro.
No podemos ignorar la gravedad del asunto. Es hora de tomar medidas. --Herb Vander
Lugt
Da tu corazón
Lectura: Romanos 9:1-5
Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis
hermanos, mis parientes según la carne. --Romanos 9:3.
Felipe Garza tenía 15 años cuando dio su corazón. Su novia, Donna Ashlock, se había
enfermado gravemente y necesitaba un trasplante de corazón. Un día, él dijo a su mamá
inexplicablemente: «Voy a morir y le voy a dar mi corazón a mi novia.» Tres semanas
después murió de repente al rompérsele un vaso sanguíneo en el cerebro. Los médicos,
entonces, tomaron el corazón de Felipe y lo dieron a Donna, salvándole así la vida.
El amor de ese chico ilustra el deseo de Pablo por sus conciudadanos judíos. Él también
habló de dar su vida para que otros pudieran vivir. Sin embargo, Pablo estaba pensando
en la vida eterna. Él dijo que si fuera posible (y sabía que no lo era), soportaría la
pérdida de su propia salvación si eso daba como resultado la salvación del pueblo que
tanto amaba (Romanos 9:3).
Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada,
usémoslos. . . . --Romanos 12:6.
De sus libros se venden más de tres millones al año, y los más famosos, Cristianismo y
nada más, Cartas a un diablo novato y Las crónicas de Narnia, se han reimpreso
veintenas de veces.
Convertido a Cristo de adulto, Lewis puso a trabajar su aguda mente e imaginación para
el servicio de Dios. Como escritor y orador bien conocido continuó llevando un estilo
de vida sencillo. Michael Nelson escribió en el periódico International Herald Tribune:
«Dos terceras partes de los derechos de sus libros fueron destinados a obras de caridad.
Él nunca viajó al extranjero, ni siquiera cuando la fama le trajo invitaciones a dar
charlas por todo el mundo.»
Lewis nos dio el incomparable regalo de mirar desde una perspectiva fresca y creativa
nuestra condición humana caída y el eterno poder del evangelio de Cristo. Él puso en
práctica el mandato de servir el cuerpo de creyentes a través de cualquier don que Dios
nos haya dado por medio de su gracia (Romanos 12:4-6). Su ejemplo nos puede
estimular para que usemos los dones que nos dio Dios para su gloria. --David
McCasland
Porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia. --Salmo 47:7 (RV-
60).
«Tal como soy» sería «Tal como pretendo ser». «¡Oh, cuánto le amo!» se convertiría en
«Oh, ¡qué bien me cae!» «Anhelo trabajar por el Señor» vendría a ser «Sería bueno
trabajar para el Señor».
Jesús dijo que hemos de adorarle en verdad (Juan 4:24). Cantar sinceramente y con
inteligencia es un desafío serio (Salmo 47:7).
Aceptemos el desafío procurando la ayuda de Dios para que los títulos originales de
estos himnos sean verdad en nosotros. Arrepentidos y sin falsedad, acudamos a Él tal
como somos. En su presencia perdonadora, declaremos amor total a Jesús entregándole
todo. Como resultado, Jesús realmente llegará a serlo todo para nosotros. Entonces
podremos cantar honestamente acerca de Jesucristo y de nuestro amor por Él.
Presión de la gente
Lectura: 1 Reyes 12:1-17
Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres que dividir el botín con los
soberbios. --Proverbios 16:19.
El deseo de obtener la aprobación de los demás nos pone a hacer cosas raras. Usamos
ropa que está de moda nos guste o no, aceptamos invitaciones que preferiríamos
declinar, y trabajamos mucho más de lo que queremos para alcanzar un nivel económico
que en realidad no necesitamos. Sin embargo, lo más lamentable es que a veces optamos
por seguir a un grupo que nos induce a hacer lo malo.
Todos nos vemos influenciados por la presión de la gente. Nos llega desde todas las
direcciones. Pero podemos escoger el camino que vamos a seguir. Si nos dejamos llevar
de los orgullosos o de aquellos que aman el dinero, viven para el placer o anhelan poder,
la presión de la gente nos llevará por el camino que termina en destrucción. Pero si
escuchamos el consejo de los que son humildes, buenos y piadosos, seguiremos el
camino que agrada a Dios. --Herb Vander Lugt
Viaja ligero
Lectura: Lucas 12:13-21
Muchos vacacionistas llevan consigo demasiadas cosas. Empacan más zapatos, ropa y
cosas de las que van a necesitar. Su mentalidad es: «Más vale que no me olvide de nada
porque no puedo ir a casa a buscarlo.» Estarían mejor si preguntaran: «¿De cuántas
cosas puedo prescindir?» Por lo general terminan arrastrando maletas más pesadas de lo
necesario. Algunas personas hasta compran tantas cosas nuevas durante las vacaciones
que tienen que dejar parte de sus propias cosas en el hotel.
El hombre rico de la parábola de Jesús (Lucas 12:13-21) puede haber estado soñando
con todas las cosas buenas que podía adquirir porque había tenido una buena cosecha.
Dijo que iba a construir graneros más grandes, y que emplearía su tiempo comiendo,
bebiendo y divirtiéndose. Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el
alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?» (v.20).
El principio es claro: Sé «rico para con Dios», no rico en cosas (v.21). Además, tendrás
que dejarlo todo atrás cuando llegue la hora de partir al Hogar. --Dave Egner
En Su presencia
Lectura: 1 Corintios 15:50-58
En ese momento, yo no estaba interesado en siglos mil en el cielo. Todo lo que podía
pensar era en que mi hija de 17 años ya estaba allí. Melissa, quien unos meses antes
había esperado con ansias llegar a su último año de secundaria, estaba en el cielo. Ya
estaba experimentando una eternidad de la que sólo podemos hablar y cantar.
Cuando Melissa murió en un accidente de auto en la primavera del 2002, el cielo cobró
un nuevo significado para nuestra familia. Puesto que nuestra hermosa y brillante
adolescente había confiado en Jesucristo como Salvador, sabíamos que ella estaba allí.
Como dijo Pablo: «Devorada ha sido la muerte en victoria» (1 Corintios 15:54). Para
nosotros, el cielo se hizo incluso más real. Sabíamos que cuando hablábamos con Dios
hablábamos con Alguien que tenía a nuestra Melissa en su presencia.
La realidad del cielo es una de las verdades más gloriosas de la Biblia. Es un lugar real
adonde nuestros seres queridos viven en la presencia de nuestro gran Dios, sirviéndole
por siempre y cantándole alabanzas. ¡Y todo por su sublime gracia! --Dave Branon
. . . Dios les había dado gran alegría . . . y el regocijo de Jerusalén se oía desde lejos.
--Nehemías 12:43.
Hace varios años, en una conferencia para hombres cristianos celebrada en Boulder,
Colorado, yo me puse de pie junto a 50.000 hombres más para cantar «Loores dad a
Cristo el Rey». El volumen del canto era increíble dentro del estadio de fútbol, y a
menudo me he preguntado cómo se oiría desde afuera. ¿Lo oía la gente mientras
caminaba por un parque cercano, o mientras se encontraban sentados en el patio, o
mientras conducían sus autos? ¿Qué impresión les dio?
Días ordinarios
Lectura: 2 Corintios 6:1-10
¿Alguna vez has recibido una carta anual durante las fiestas navideñas en la que un
conocido te cuenta los acontecimientos ordinarios del pasado año? ¿Te ha dicho alguien
que limpió la alfombra o que sacó la basura? Probablemente no.
Una publicación de Internet llamada Journal of Mundane Behavior [Diario del
comportamiento mundano] dice que estos acontecimientos de rutina ocupan la mayor
parte de nuestro tiempo. El jefe de redacción, un sociólogo, dice que la vida de todos los
días es valiosa, ya que pasamos cerca del sesenta por ciento de nuestra vida haciendo
cosas como transportarnos al trabajo y comprar provisiones.
Por lo general no consideramos los días ordinarios del apóstol Pablo, pero él escribió:
«En todo nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios. . .» (2
Corintios 6:4). «En todo» incluía no sólo una persecución severa, sino también
«privaciones, desvelos, pureza, bondad, amor» y otras experiencias de la vida diaria
(vv.4-10).
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin
embargo, . . . da después fruto apacible de justicia. --Hebreos 12:11.
La aflicción, cuando la aceptamos con paciencia y humildad, puede llevarnos a una vida
más profunda y plena. «Antes que fuera afligido, yo me descarrié --escribió David--
mas ahora guardo tu palabra» (Salmo 119:67). Y otra vez dice: «Bueno es para mí ser
afligido, para que aprenda tus estatutos» (v.71).
El dolor, lejos de ser un obstáculo a nuestro crecimiento espiritual, en realidad puede ser
el camino al mismo. Si dejamos que el dolor nos enseñe nos puede acercar a Dios y a Su
Palabra. Por lo general es el medio a través del cual nuestro Padre nos moldea
generosamente para que seamos como su Hijo, dándonos poco a poco el valor, la
compasión, el contentamiento y la tranquilidad que anhelamos y por los que oramos.
Sin dolor, Dios no lograría todo lo que desea hacer en nosotros y a través de nosotros.
¿Eres uno de aquellos a quien Dios está instruyendo por medio del sufrimiento y el
dolor? Por su gracia puedes soportar su instrucción pacientemente (2 Corintios 12:9). Él
puede hacer que la prueba sea una bendición y usarla para acercarte a su corazón y a su
Palabra. También te puede enseñar las lecciones que quiere que tú aprendas, y darte su
paz en medio de tus dificultades.
La Biblia nos dice: «Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas
pruebas» (Santiago 1:2). Dios está logrando de ti más de lo que pensaste era posible.
--David Roper
Oración no contestada
Lectura: Mateo 26:36-44
. . . Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
--Mateo 26:42.
¿Has sido afligido, tú o algún amigo tuyo, con una enfermedad para la cual no hay cura
médica? ¿Ha negado Dios tus repetidas peticiones de sanidad? ¿Acaso su negativa te ha
hecho cuestionar su propósito?
Un artículo escrito por Carol Bradley nos habla de la sabiduría de Craig Satterlee, un
profesor de seminario de Chicago. Ha estado legalmente ciego desde que nació, y sólo
tiene 20 por ciento de la visión normal. ¿Se queja diciendo que Dios no ha cumplido su
promesa de contestar su oración? ¡Para nada! Él cree de todo corazón que Dios le ha
dado algo incluso mejor.
«Estoy completo --testifica-- aun cuando estoy legalmente ciego.» Si lo presentan como
alguien que cree en el poder de la oración explica con gracia: «Yo no creo en el poder
de la oración. Creo en el poder y la presencia de Dios, y por eso oro.» Y añade:
«Sabemos que Dios saca luz de la oscuridad, vida de la muerte, esperanza de la
desesperación. Eso es lo que enseñan las Escrituras.»
La oración no es la manera de lograr que Dios haga cualquier cosa que queramos. Es
una expresión de nuestra confianza en su poder, sabiduría y gracia. Sea lo que fuere que
le pidamos a Dios, hemos de tener la actitud de Jesús, quien dijo: «Pero no sea como yo
quiero, sino como tú quieras» (Mateo 26:39). --Vernon Grounds