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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE SUR OCCIDENTE


INGENIERÍA EN GESTION AMBIENTAL LOCAL

ECOLOGÍA
MSc. Eysen Rodrigo Enríquez Ochoa

ASOCIACIÓN SIMBIÓTICA DE LA ESPECIE Zea mays CON MICORRIZAS EN


SUELO ARENOSO

Bernardo Antonio Gordillo Maldonado


Carné: 201844947
INTRODUCCIÓN
En el municipio de Mazatenango, Suchitepéquez se realizará la “Asociación
simbiótica de la especie Zea mays con micorrizas en suelo arenoso”, con el objetivo
de determinar el rendimiento de las plantas de maíz asociando sus raíces con
micorrizas, en sustratos con minerales más difíciles de absorber.
La especie Zea mays es una gramínea que puede asociarse con hongos lo que
permite una mejor absorción de nutrientes del suelo, poseen dos tipos de raíces, las
primarias que son fibrosas y las adventicias que nacen por encima de la superficie
del suelo. Las micorrizas son organismos formados por hongos y los encontramos
cerca de raíces de árboles viejos y frondosos, son capaces de absorber mejor los
nitratos y fosfatos del suelo hacia las raíces de la planta, para un mejor crecimiento
de la misma. Aproximadamente una planta necesita veinte minerales esenciales
provenientes del suelo para poder subsistir, este proceso se llama absorción de
nutrientes y es tan importante como la fotosíntesis. Como resultado principal se
determinará si es posible que hongo y raíz se puedan asociar en un suelo arenoso,
lo cual es importante para el mejoramiento de las cosechas en zonas donde la tierra
es más seca.
OBJETIVOS
GENERAL
Determinar el rendimiento de las plantas de maíz asociadas con hongos en suelos
arenosos.
ESPECÍFICOS
Cuantificar la cantidad de biomasa, fresca y seca, en las plantas de maíz.
Determinar si las plantas y los hongos se pueden asociar para sobrevivir en suelos
más secos.
REVISIÓN DE LITERATURA
La especie Zea mays: El maíz es una especie monocotiledónea anual,
perteneciente a la familia de las gramíneas. A diferencia de los demás cereales, es
una especie monoica, lo que significa que sus inflorescencias, masculina y
femenina, se ubican separadas dentro de una misma planta, esto determina además
que su polinización sea fundamentalmente cruzada. Es utilizado tanto en
alimentación humana como animal, pudiendo obtenerse numerosos productos a
partir de las distintas variedades botánicas cultivadas. (Aldrich, Scott, & Hoeft, 1986)
Su sistema radicular presenta una parte de raíces adventicias seminales que
constituyen un 52% de la planta, además de ser el sistema principal de fijación y
absorción de la planta, mientras que el sistema nodular es el 48% de la masa total
de raíces de la planta. En cuanto a su sistema caulinar, cuando tienen tres hojas
sobre la superficie son ya visibles las plántulas pero sus puntos de crecimiento aún
están bajo tierra. El tallo formado es simple, erecto, pudiendo alcanzar alturas entre
dos y seis metros, con numerosos nudos y entrenudos. Las panojas son las
estructuras donde se desarrolla el grano en un número variable de hileras
produciendo de 300 a 1000 granos; en total, el grano representa un 42% del peso
seco de la planta y los hay en distintos tipos dependiendo los compuestos químicos
que contengan.
Es una de las especies cultivadas más productivas, es una planta C4 con una alta
tasa de actividad fotosintética, tiene el más alto potencial para la producción de
carbohidratos por unidad de superficie por día.
La producción de los cultivos depende de la intercepción de la radiación solar y de
su conversión a biomasa. La especie y el ambiente influyen directamente en la
eficiencia con la cual la radiación absorbida es utilizada. Tiende a mantener un
equilibrio funcional entre la masa de las raíces y la masa verde de tallos y hojas.
Un cultivo de maíz que produce 4000 kg/ha de grano requiere alrededor de 100
kg/ha de nitrógeno (N), 18 kg/ha de fósforo (P) y 68 kg/ha de potasio (K). El sistema
radical del maíz es capaz de absorber nutrimentos a través de toda la vida de la
planta, pero la absorción declina durante la última parte del ciclo que corresponde
al llenado de grano y a medida que comienza la senescencia de las hojas inferiores,
no es ni relativamente simple ni altamente competitivo como el de las especies que
tienen raíces más finas como los pastos. Usa alrededor de 800 a 1000 gramos de
agua por cada gramo de grano producido. (Paliwal, 2001)
La raíz: Es la estructura encargada de realizar la absorción de nutrientes de las
plantas. Las células que recubren el exterior de la raíz constituyen la epidermis, que
está en contacto con el suelo y con el aire y el agua atrapados en sus partículas. Al
incrementar el área superficial de la raíz, los pelos radiculares aumentan la
capacidad de ésta para absorber agua y minerales. El cilindro vascular de la raíz
contiene los tejidos conductores del xilema y del floema, que transportan agua y
materiales disueltos dentro de la planta. En general, las raíces utilizan el transporte
activo para introducir minerales en las células epidérmicas en contra de sus
gradientes de concentración. Esto requiere de ATP generado por las mitocondrias
de las raíces y la producción de ATP requiere de oxígeno, por eso, para dar sustento
a las plantas el suelo debe contener espacios de aire. La inundación o riego
excesivo puede matar a las plantas al privar a sus raíces de oxígeno. Las raíces
extraen del suelo agua y todos los demás nutrimentos que, en conjunto, se
denominan minerales, muchos minerales son demasiado escasos en el agua del
suelo como para sustentar el crecimiento de las plantas. (Audesirk, Audesirk, &
Byers, 2008)
Las raíces anclan a la planta al suelo, absorben agua y minerales, y almacenan
agua y alimentos. La mayoría de las monocotiledóneas, como los pastos y los
narcisos, producen un sistema de raíces fibrosas en el que varias raíces casi del
mismo tamaño surgen de la base del tallo.
Una función crucial de las raíces consiste en absorber el agua y los minerales del
suelo. Como consecuencia, las paredes de las células epidérmicas de la raíz son
muy permeables al agua y los minerales. Además, muchas células epidérmicas
hacen crecer pelos radiculares en el suelo circundante.
Los minerales en el agua del suelo, incluida el agua que llena el compartimiento
exterior del espacio extracelular, están en contacto con los pelos radiculares, las
células epidérmicas, las células de la corteza y las caras exteriores de las células
endodérmicas. Los minerales se absorben hacia el citoplasma de estas células a
través de las membranas plasmáticas. La concentración de minerales en el agua
del suelo casi siempre es mucho más baja que la concentración dentro de las
células de la planta, de modo que la mayor parte de los minerales entran a las
células mediante transporte activo. (Audesirk , Audesirk , & Byers, 2013)
La raíz es el órgano que le permite a una planta vascular fijarse (casi siempre al
suelo), absorber minerales, agua y, a menudo, almacenar nutrientes orgánicos. En
la mayoría de monocotiledóneas, como el césped, la raíz embrionaria muere y no
da origen a una raíz principal. En cambio el tallo da origen a una gran cantidad de
pequeñas raíces y cada pequeña raíz forma sus propias raíces laterales.
El sistema de raíces completo ayuda a la planta a fijarse al suelo pero, en la mayoría
de las plantas, la absorción de agua y minerales se produce, sobre todo, cerca de
los extremos de la raíz, donde existe gran número de diminutos pelos radiculares
que aumentan enormemente la superficie de absorción. (Campbell & Reece, 2007)
Las micorrizas: Son raíces modificadas formadas por asociaciones mutualistas de
hongos y raíces. Los hongos se benefician con el suministro de azúcar de la planta
huésped. A cambio, el hongo aumenta la superficie de absorción de agua y absorbe
de forma selectiva fosfato y otros minerales del suelo que son utilizados por la
planta. Los hongos de las micorrizas secretan también factores de crecimiento que
estimulan la ramificación y crecimiento de las raíces, y antibióticos que pueden
ayudar a proteger la planta de las bacterias patógenas y de los hongos del suelo.
Las micorrizas no son raras, se forman en la mayoría de las especies vegetales. En
realidad, esta simbiosis entre vegetal y hongo podría haber sido una de las
adaptaciones evolutivas que permitieron a las plantas colonizar la tierra en primer
lugar. (Campbell & Reece, 2007)
Las relaciones simbióticas ayudan a las plantas a obtener nutrimentos. Muchos
minerales son demasiado escasos en el agua del suelo como para sustentar el
crecimiento de las plantas. Un nutrimento, el nitrógeno, casi siempre escasea. La
mayoría de las plantas terrestres establecen relaciones simbióticas con hongos para
producir complejos raíz-hongo llamados micorrizas, que ayudan a la planta a extraer
y absorber minerales del suelo. Los hongos microscópicos permanecen
entrelazados entre las células de la raíz y se extienden hacia el suelo. El hongo
hace que ciertos nutrimentos, como el fósforo, sean más accesibles y fáciles de
absorber para las raíces, quizá convirtiendo los minerales unidos a las rocas en
compuestos más simples y solubles, de manera que las membranas plasmáticas de
las células los puedan transportar. A cambio el hongo recibe azúcares, aminoácidos
y vitaminas de la planta. Así tanto el hongo como la planta pueden crecer en lugares
en los que ninguno podría sobrevivir por sí solo incluyendo desiertos y suelos
rocosos ubicados a gran altura y con bajo contenido de nutrimentos. (Audesirk,
Audesirk, & Byers, 2008)
En estas simbiosis de tipo mutualista, el hongo suministra a la planta compuestos
inorgánicos (sales minerales) que ésta necesita para su nutrición (micotrofía) y la
planta aporta al hongo heterótrofo los compuestos orgánicos (fotosintatos). El
establecimiento de estas asociaciones implica la creación de fuertes
interdependencias, tanto es así que el hongo pasa a ser una parte más del sistema
radical, tan perfectamente integrado en el mismo que ve muy dificultado o incluso
imposibilitado su desarrollo sin el concurso de su planta hospedadora, y ésta puede
tener un rango de dependencia del hongo, que va desde absoluto hasta relativo en
mayor o menor grado. (Encina & Barceló, 2005)
Las asociaciones micorrícicas se producen sobre casi todas las plantas vasculares
con algunas excepciones como las familias crucíferas, quenopodiáceas,
ciperáceas, cariofiláceas y juncáceas, también se establecen en Briofitas y
Pteridofitas, aunque existe poca información sobre estas simbiosis con plantas no
vasculares. (Azcón-Aguilar & Barea, 1997)
Entre las plantas vasculares colonizadas por micorrizas se encuentran todas las
especies leñosas de interés forestal (fagáceas, betuláceas, pináceas, etc.), todas
las especies de interés hortícola (solanáceas, gramíneas, etc.) y muchas familias
de importancia ornamental (orquidáceas, rosáceas). Esto da una clara idea de la
importancia ecológica y económica de las micorrizas. (Haselwandter & Moser, 1983)
Existen dos tipos principales de micorrizas: ectomicorrizas y endomicorrizas. En
las ectomicorrizas, el micelio forma una lámina densa, o manto, sobre la superficie
de la raíz. Las hifas de los hongos se extienden desde el manto hacia el suelo y
aumentan en gran medida la superficie de absorción de agua y minerales. Las hifas
no penetran en las células de la raíz, sino que forman una red en el apoplasto, o
espacio extracelular, que facilita el intercambio de nutrientes entre el hongo y la
planta. Por el contrario, las endomicorrizas no poseen un manto denso alrededor de
la raíz. Se necesita un microscopio para ver las finas hifas del hongo que se
extienden desde el suelo hacia adentro de la raíz. Las hifas se extienden también
dentro de las células de la raíz, pues digieren pequeños trozos de la pared celular.
Sin embargo, la hifa del hongo no perfora la membrana plasmática ni penetra el
citoplasma de la célula. (Campbell & Reece, 2007)
Hongos micorrícicos: Los grupos de hongos que establecen micorrizas se
incluyen en zigomicetos, ascomicetos, basidiomicetos y deuteromicetos. Éstos se
hallan difundidos no solo en simbiosis con las plantas arbóreas, sino también con
las herbáceas perennes e incluso con las anuales, como el trigo, son
especialmente frecuentes en los terrenos ricos en humus. Muchísimas especies
de hongos micorrícicos viven en simbiosis con las plantas superiores. (Harley ,
1987)
Experimentos realizados con maíz y micorrizas: José Palma, docente de
biología, botánica y educación para la salud, de la ciudad de Buenos Aires,
Argentina, realizó una asociación simbiótica entre una planta de maíz y micorrizas
mediante la siembra directa de éstos en el suelo, lo que incrementó las raíces
hasta un 20% entre los 0 a 10 cm del suelo. Presentó mayor altura, peso, longitud
de hojas y desarrollo radical e incrementó la producción hasta en un 45% y obtuvo
una mejor eficiencia en la absorción de nitrógeno y fósforo del cultivo. (Palma,
2012)
METODOLOGIA:
Se buscarán las micorrizas, en un bosque ubicado en la colonia Villa Linda,
municipio de Mazatenango, en los arboles más grandes, escudriñando en la parte
superficial de la tierra, hasta encontrar cualquier raicilla, siguiéndola
cuidadosamente hasta encontrar la raíz cubierta por una espesa capa de micelio
sobre la zona cortical de las raíces absorbentes, esas son las micorrizas, se buscará
también arena de río. Para sembrar, se tomarán en cuenta seis repeticiones. El
tratamiento tendrá dos plantas de maíz asociadas con hongos y se sembrarán en
arena de río, en agujeros de una pulgada de profundidad. Se llevará a cabo el mismo
procedimiento anterior, en todas las repeticiones.
BIBLIOGRAFÍA:
Aldrich, S., Scott, W., & Hoeft, R. (1986). Modern Corn Production. Cincinnati: Thomson Pubns.
Audesirk , T., Audesirk , G., & Byers, B. (2013). Biología la vida en la tierra. México D.F.: Pearson
Educación.
Audesirk, T., Audesirk, G., & Byers, B. (2008). Biología: La Vida en la Tierra. México D.F.: Pearson
Educación.
Azcón-Aguilar, C., & Barea, J. (1997). Mycorrhiza. Berlín: Springer-Verlag.
Bernstein, R., & Bernstein, S. (1998). Biología. Bogotá: McGraw Hill.
Campbell, N., & Reece, J. (2007). Biología. México D.F.: Editorial Médica Panamericana.
Encina , C., & Barceló, A. (2005). Micorrizas. Salamanca: C.I.F.A.
Harley , J. (1987). A Check-list of Mychorrhiza in the Brittish Flora. Londres: New Phytologist.
Haselwandter, K., & Moser, M. (1983). Ecofisiología de la Simbiosis con Micorrizas. En O. Lange, P.
Nobel, C. Osmond , & H. Ziegler , Ecología Fisiológica de las Plantas III (págs. 396-408). Berlin:
Springer-Verlag Berlin Heidelberg.
Paliwal, R. (2001). El maíz en los trópicos. Roma: Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y Alimentación.
Palma, J. (23 de Mayo de 2012). Slideshare. Obtenido de Slideshare:
https://es.slideshare.net/miguepalma/micorrizas
ANEXOS

Fig. 1. Planta de maíz (Zea mays) Fig. 2. Micorrizas

Fig. 3. Asociación simbiótica hongos-raíces

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