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LIMA- PERU
2016
DEDICATORIA:
INDICE
INTRODUCCION……………………………………………………………………...1
CAPITULO I
1. EL PROBLEMA
1.1. Planteamiento del Problema……………………..………………………3
1.2. Formulación del Problema………………………………...………….…..3
2. Justificación……………………………………………………………….……3
3. OBJETIVOS
3.1. Objetivo general……………………………………………………………5
3.2. Objetivos específicos……………………………………………..……….5
4. HIPÓTESIS
4.1. Hipótesis general……………………………………………………..……5
4.2. Hipótesis especifica…………………………………………………...…..5
CAPITULO II
CAPITULO III
MARCO METODOLOGICO…………………………………………….….….66
TIPODE INVESTIGACION…………………………………………….….…...66
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION…………………….….….….….66
NIVEL DE INVESTIGACION…………………………………………….....…66
CAPITULO IV
RECOMENDACIONES…………………………………………….…..…..….67
CONCLUSIONES………………….……………………………….…..…..…..68
BIBLIOGRAFIA………………….................................................................71
INTRODUCCION
1
Russell Diana E. H (2005). “Definición de feminicidio y conceptos relacionados”, feminicidio, justicia y derecho, México, Comisión
Especial para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidio en la República mexicana y a la
procuración de justicia vinculada.
1
específicos que lo penalizan. Sin embargo, las normas legales tratados o
diálogos internacionales no bastan por si solos para la erradicación de la
violencia contra las mujeres ni de su manifestación más extrema, el feminicidio.
2
Lagarde y De Los Ríos, Marcela: “Antropología feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres.
2
CAPITULO I
1. EL PROBLEMA
1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Las Naciones Unidas afirman que esta situación actual de violencia contra la
mujer debe de considerarse como una epidemia mundial y, por lo tanto, debe
atenderse como una emergencia de salud pública pues es la mayor causa de
muerte y discapacidad de las mujeres, especialmente de las mujeres que tienen
entre 16 y 44 años. Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo
de violencia sexual o algún otro tipo de abuso, realizado generalmente por una
persona allegada a ella.
2. JUSTIFICACION
3
actualidad está tipificado de forma independiente del homicidio o del parricidio
tal como se encontraba regulado hasta el año 2011. Existen actualmente
discrepancias relacionadas a la independencia de esta tipificación y su
aplicación real en los casos que diariamente se presentan en nuestro país.
Resulta entonces importante definir e interpretar correctamente lo que dice el Art
108-B para que las personas comunes, los estudiantes de derecho, abogados y
sobre todo los jueces, responsables de aplicar las penas, tengan bien definida la
finalidad de este tipo penal, a pesar de las tendencias existentes sobre si este
tipificación puede ser discriminatoria respecto a género, lo cual será
debidamente desarrollado a lo largo de este trabajo.
Una parte importante del problema consiste en como algunos de los países de
la región que optaron por incorporar a su legislación penal, como delito
autónomo, la muerte de mujeres en determinadas circunstancias, han utilizado
el término femicidio o feminicidio para denominar estos delitos. En términos
generales, el legislador latinoamericano, al utilizar uno u otro término
(femicidio/feminicidio) no considera las diferencias sustantivas que están en el
origen del concepto y lo utiliza indistintamente, a pesar del debate político-
jurídico que en la región se ha generado alrededor de estos conceptos.
Y es que a pesar de que el concepto de femicidio no se gestó en América Latina,
es en esta región en donde, en las últimas dos décadas, se ha producido un
amplio debate sobre el concepto como efecto natural de la situación de
vulnerabilidad y violencia en que se encuentran las mujeres y, muy
especialmente, por la ineficacia del sistema de justicia para contener y reprimir
la muerte de mujeres.
El debate sobre el delito de feminicidio ha girado en torno a las implicaciones de
su tipificación para el sistema de justicia penal, en la importancia de visibilizar el
asesinato de mujeres por razones de género y sobre todo, ha puesto énfasis en
la re victimización de las mujeres dentro del sistema de justicia y en la
responsabilidad del Estado por la impunidad y la repetición de los hechos
criminales, convirtiéndose el asesinato de mujeres en un crimen de Estado, lo
que en muchos de los casos genera discrepancias teóricas.
Otro punto a tratar se refiere a las leyes que incorporan el delito de feminicidio-
femicidio que difieren entre sí tanto en lo sustantivo como en lo formal; así por
4
ejemplo la técnica legislativa que se ha seguido para incorporar el delito de
femicidio-feminicidio a la legislación penal varía de país a país: en el caso de
Chile y Perú, se optó por reformar el delito de parricidio contenido en el Código
Penal, incorporando en él la descripción típica del femicidio-feminicidio; en
México, también se optó por la reforma del Código Penal pero, a diferencia de
Chile y Perú, el feminicidio se estableció como un tipo penal independiente; en
el caso de Costa Rica se promulgó una ley especial de penalización de la
violencia contra la mujer en la que se incluye, entre otros delitos, el de femicidio;
en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, el delito de femicidio-feminicidio está
incorporado en leyes especiales integrales que además de incluir otros tipos
penales, establecen órganos especializados en materia penal para investigar y
sancionar los delitos creados en la ley, y definen los mecanismos encargados de
diseñar y ejecutar políticas públicas para prevenir, atender y proteger a las
mujeres víctimas de hechos de violencia, la inexistencia o debilidad del estado
de derecho, en la cual se reproducen la violencia sin límite y los asesinatos sin
castigo, presentándose al mismo tiempo frente a los hechos planteados
complicaciones y diferencias al aplicar la normativa.
3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION:
3.1. OBJETIVO GENERAL:
4. HIPOTESIS
4.1. HIPOTESIS GENERAL
• La correcta Interpretación de la legislación existente es necesaria a fin de
realizar una adecuada solución en los casos de feminicidio, se ve
afectada por discrepancias teóricas, probablemente por el hecho de que
no se ha aplicado bien los Planteamiento teóricos por falta de
5
sustentación en la norma jurídica, en el caso planteado. Frente a ello
un consenso en el establecimiento de la sanción penal en casos de
CAPITULO II
1. MARCO TEORICO
6
El feminicidio es el asesinato de mujeres por parte de hombres “por el hecho de
ser mujeres” y que se produce en un contexto político, económico y social
basado en el poder o primacía de lo masculino.
El término femicide fue empleado por primera vez el año 1976 por Diana Rusell,
al prestar testimonio ante el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres
(Bruselas) para referirse a casos en los que se dio muerte a mujeres por el hecho
de ser mujeres. En 1990, Diana Rusell y Jane Caputi, señalaron que el
feminicidio era “el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado en el
odio, desprecio, placer o en el sentido de propiedad sobre las mujeres”3.
En América Latina se utiliza los términos “feminicidio” y “femicidio” para referirse
a este crimen, sin embargo, el segundo conlleva además el elemento de la
impunidad en un contexto de violencia naturalizada contra las mujeres ante la
inacción del Estado, por tanto es el desenlace fatal del ejercicio de la violencia
feminicida.
Ana Carcedo4, manifiesta que el femicidio “nos indica el carácter social y
generalizado de la violencia basada en la inequidad de género y nos aleja de
planteamientos individualizantes, naturalizados o patologizados que tienden a
culpar a las víctimas, a representar a los agresores como locos fuera de control
o animales o a concebir estas muertes como el resultado de problemas
pasionales. Estos planteamientos, producto de mitos muy extendidos, ocultan y
niegan la verdadera dimensión del problema, las experiencias de las mujeres y
la responsabilidad de los hombres, es decir, el concepto de feminicidio ayuda a
desarticular los argumentos de que la violencia de género es un asunto personal
o privado y muestra su carácter profundamente social y político, resultado de las
relaciones estructurales de poder, dominación y privilegio entre los hombres y
las mujeres en la sociedad”.
Para Carcedo, “el momento en que cualquiera de las formas de violencia contra
las mujeres resulta en muerte, ésta se convierte en feminicidio”.
3 CAPUTI, Jane y RUSSELL, Diana “Femicide: Speaking the Unspeakable”, en The World of Women, Vol. 1, Nº 2, p. 43.
4 JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE FEMINICIDIO, exposición de Ana Carcedo de Costa Rica, Bolivia 2011.
7
Marcela Lagarde, teórica feminista, antropóloga y diputada mexicana, lo definió
como “el acto de matar a una mujer sólo por el hecho de su pertenencia al sexo
femenino”, el que puede “ser cometido por conocidos y desconocidos, violentos,
asesinos, violadores individuales o grupales ocasionales o profesionales que
conducen a la muerte cruel de la víctima”. Pero además confirió a ese concepto
un significado político con el propósito de denunciar la falta de respuesta del
Estado en esos casos y el incumplimiento de sus obligaciones internacionales
de garantía, de investigar esos casos y de sancionar a sus perpetradores. Es por
ello que Lagarde considera que el feminicidio es un crimen de Estado.
De acuerdo al protocolo modelo para la investigación del feminicidio en América
Latina de Naciones Unidas, la expresión femicidio ha sido definida de diferentes
formas como: a) “el asesinato misógino de mujeres por los hombres”, b) “el
asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad de
grupo”, y, c) “la forma extrema de violencia de género, entendida como la
violencia ejercida por hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder”.
En todos los casos la víctima es una mujer, biológica o con identidad de género
femenina. Además, en ellos se ha evidenciado el ejercicio de una violencia
desmedida previa, concomitante o posterior a la acción delictiva, evidenciando
el ensañamiento particular en contra del cuerpo de las mujeres, aspecto que
constituye uno de los elementos diferenciadores de dichas muertes con respecto
a los homicidios comunes, es decir, los casos en los que no existe intención de
una causal misógina, por tanto el móvil del hecho no está relacionado con la
condición de ser mujer o motivado por razones de género, por ejemplo en un
accidente de tránsito.
8
1.2. DIFERENCIAS ENTRE EL CONCEPTO DE “FEMINICIDIO Y FEMICIDIO”
Cabe precisar que la traducción del término femicide al castellano ha traído dos
tendencias: como femicidio o como feminicidio. Sin embargo, la diferencia entre
estas dos expresiones ha sido objeto de profundo debate a nivel latinoamericano,
y aún en la actualidad se sostiene que no existe consenso a nivel teórico en
cuanto al contenido de cada uno de estos conceptos5.
No obstante, sintetizaremos los principales elementos de cada una de estas
nociones, relevando los aspectos que puedan tener mayor importancia desde
una perspectiva jurídico-penal.
El femicidio ha sido definido como la “muerte violenta de mujeres, por el hecho
de ser tales”6 o “asesinato de mujeres por razones asociadas a su género”7. La
expresión muerte violenta enfatiza la violencia como determinante de la muerte
y desde una perspectiva penal incluirían las que resultan de delitos como
homicidio simple o calificado (asesinato) o parricidio en los países en que aún
existe esta figura. Existen, sin embargo, dentro de quienes utilizan la voz
femicidio, posturas más amplias que abarcan situaciones tales como “la
mortalidad materna evitable, por aborto inseguro, por cáncer y otras
5
CLADEM, Feminicidio. Monitoreo sobre femicidio/feminicidio en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y República
Dominicana, Lima, 2008, p. 10:
6
IIDH/CCPDH, I Informe Regional: Situación y análisis del femicidio en la región centroamericana, San José, 2006, p.
33,
http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1896785571/Informefemicidio/I%20Informe%20Regi
onal%20Femicidio.pdf
7
Chejter Silvia (Ed.), Femicidios e impunidad, Centro de Encuentros Cultura y Mujer, Argentina, 2005, p. 10,
http://www.cecym.org.ar/investigacion.shtml?sh_itm=bc92d41a6c337563c3989159ccf017a6 ; Carcedo Ana y Sagot
Montserrat, Femicidio en Costa Rica, 1990-1999, Organización Panamericana de la Salud-Programa Mujer, Salud y
Desarrollo, San José, 2000, p. 11, http://www.paho.org/Spanish/Hdp/HDW/femicidio.pdf
9
enfermedades femeninas, poco o mal tratadas, y por desnutrición selectiva de
género”8.
Respecto del concepto de feminicidio, existen también diversas aproximaciones.
Así, se ha señalado que esta expresión surge a partir de la insuficiencia que
tendría la voz femicidio para dar cuenta de dos elementos: la misoginia (odio a
las mujeres) presente en estos crímenes y la responsabilidad estatal al favorecer
la impunidad de éstos.
El concepto de feminicidio, además, presenta –al menos en sus primeras
formulaciones como tipo penal– una amplitud mayor al concepto de femicide en
la formulación de Russell, en cuanto incluye otras conductas delictivas que no
necesariamente conducen a la muerte de la mujer, sino a un daño grave en su
integridad física, psíquica o sexual9.
8
TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. En “Consultoría desarrollada para la Oficina en México del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.
9
TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Ob. Cit.
10
esencialización de características biológicas –como el sexo– en la determinación
de derechos y en la sanción de ciertas conductas.
En este sentido, se considera que las leyes relativas a la violencia contra las
mujeres oculta aquella que sufren, por razones de género, otros colectivos
discriminados, a quienes frecuentemente se les niega el reconocimiento de su
identidad de mujeres sobre bases biologicistas, como ocurre especialmente con
personas transgénero, transexuales o intersex.
Desde una perspectiva teórica, estas reflexiones se encuentran también en
quienes llaman a reflexionar sobre la propia categoría de género y otras nociones
que han sido fundamentales en la lucha contra la discriminación de las mujeres,
pero que pueden tener el riesgo implícito de transformarse también en nociones
que reproducen la discriminación hacia otros colectivos10.
A este respecto resulta relevante destacar la importancia teórica que posee la
distinción entre violencia de género y violencia contra las mujeres.
En efecto, si bien en muchos espacios se consideran expresiones sinónimas o
intercambiables, la violencia de género (o violencia basada en el género o por
razones de género) es una noción teóricamente más amplia que la violencia
contra las mujeres, incluyendo también la violencia contra otros sujetos, por su
condición de género.
Esto permite reconocer que, si bien la forma más masiva y persistente de
violencia de género es aquella contra las mujeres –y ello ya justifica la adopción
de medidas específicas de prevención y sanción–, igualmente existen otras
formas de violencia de género que pueden tener un reconocimiento normativo
acorde a su gravedad y características en cada país.
Lamentablemente, la confusión de conceptos que ya se presenta a nivel teórico
es agravado por ciertas legislaciones, al restringir la noción de violencia de
10
Viturro Paula, Entrevista publicada el 15 de febrero de 2008 en el periódico
Página 12, Argentina
11
género de tal manera que dejan necesariamente excluida de este concepto
cualquier forma de agresión dirigida contra otros sujetos e incluso aquella
ejercida contra las mujeres en ámbitos distintos a los señalados en la ley11.
En cualquier caso, incluso una adecuada distinción entre violencia de género y
violencia contra las mujeres no salva del todo la discusión en torno a quiénes
pueden estar incluidas en la categoría mujeres y de qué manera esto afecta a
las personas transgénero, transexuales e intersex.
Si bien desde la perspectiva normativa distintas legislaciones dan diversas
respuestas a estas materias –especialmente en regulaciones sobre “cambio de
sexo”–, también estas preguntas surgen en torno a las regulaciones específicas
sobre violencia contra las mujeres, en particular, las relativas al feminicidio y
femicidio.
2. CLASES DE FEMINICIDIO
Los datos recogidos por el Ministerio Público permiten afirmar que se trata de un
tipo de homicidio que: a) se dirige a las mujeres o las afecta en mayor proporción
que a los hombres, b) presenta elementos comunes; y, c) se explica por la
relación de histórica desigualdad entre hombres y mujeres. La vinculación entre
el feminicidio y la discriminación contra la mujer ha sido especialmente resaltada
por la Corte IDH. Jurídicamente estas conductas pueden ser calificadas como
formas agravadas del delito de homicidio, es decir, como parricidios y asesinatos.
Es importante tener en cuenta que no todo homicidio de mujeres es un
feminicidio pues las mujeres pueden morir en circunstancias semejantes que los
hombres (por ejemplo en el contexto de un asalto). Asimismo, conviene tener
12
presente que no hay una única forma de clasificar los feminicidio12. En el
presente reporte nos referiremos a tres tipos de feminicidio: íntimo, no íntimo y
por conexión, los que se definen de la siguiente manera13:
12 VILLANUEVA FLORES, Rocío. El Registro de Feminicidio del Ministerio Publico. EN, Observatorio de la Criminalidad
del Ministerio Publico. Periodo, Enero-Diciembre 2009. Lima. 2010., p. 4.
13 FEMINICIDIO EN EL PERU: CRITICA A LA NUEVA LEY DE FEMINICIDIO Por Denis A. Aguilar Cabrera
13
El fenómeno del feminicidio en muchos países ha alcanzado una notable
visibilidad internacional. Gran parte de esta visibilidad se deriva de la denuncia
a nivel global en torno a la responsabilidad de los Estados por la débil o
inexistente sanción de tales crímenes. En tal sentido, las recomendaciones y
pronunciamientos emanados de organismos que aplican el derecho
internacional de los derechos humanos (DIDH), vinculan estos crímenes con
la impunidad y, en un sentido más amplio, con la inadecuada respuesta de
los Estados involucrados 14 .
14
Por ejemplo, las múltiples recomendaciones de organismos internacionales frente a los casos de
Ciudad Juárez (ver nota 140 en la página 94) y la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Campo Algodonero (ver en la página 113).
14
Este apartado aborda los mencionados aspectos, aunque sin agotar los temas
vinculados con el derecho internacional de los derechos humanos en esta
materia, pues éstos también serán tratados en el apartado siguiente, entre las
controversias que se han planteado desde el derecho penal.
15
interamericano. De acuerdo a estas recomendaciones y la sentencia de la
Corte IDH, hay múltiples aspectos relativos a este fenómeno que constituyen
un incumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado en materia
de derechos humanos y que, por tanto, constituyen violaciones de derechos
humanos.15
15
Aunque ha habido confusión en su uso a nivel político, en ocasiones se ha planteado que los
feminicidios, dada la responsabilidad del Estado en la falta de garantía, constituirían “crímenes de
Estado” o “crímenes de lesa humanidad” (Lagarde, 2005). Los crímenes internacionales o crímenes de
derecho penal internacional, sin embargo, buscan hacer efectiva la responsabilidad penal individual de
quienes han cometido tales crímenes, no la responsabilidad del Estado. En efecto, un Estado puede ver
envuelta su responsabilidad internacional por el incumplimiento de tratados internacionales de
derechos humanos o de otro carácter, pero la responsabilidad penal internacional –al igual que la
responsabilidad penal a nivel interno- es individual, incluso (y especialmente) cuando se trate de
criminales que han incurrido en estas conductas haciendo uso de su calidad de gobernantes o
autoridades.
16
Así lo señala el art. 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH), el art. 2.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), el art. 2.f) de la CEDAW y el art. 7 de la CBDP, entre
otros.
16
de que se trate y, eventualmente, de algunas de sus regiones en particular 17
Por ejemplo, para una apropiada prevención de estos crímenes, cada Estado
debe evaluar cuál es la forma prevalente de feminicidio / femicidio y las
circunstancias en que se cometen, a fin de determinar los factores de riesgo
que permitirán elaborar políticas de prevención más adecuadas. De este
modo, un Estado que no cuente con información estadística clara y suficiente
sobre el índice y características del feminicidio o femicidio, difícilmente podrá
cumplir adecuadamente con su obligación de prevención de esta forma
extrema de violencia contra las mujeres.
17
Y precisamente, esa es la función también de los diversos comités que supervisan el cumplimiento de los
tratados internacionales de derechos humanos.
17
de estos derechos considerando los factores que la determinan de forma
específica. Ello supone considerar los factores de género, por cierto, pero
también los sociales, étnicos, económicos, culturales e incluso geográficos –
entre otros- que pueden tener relevancia en la configuración de una
determinada realidad de mayor vulnerabilidad a ciertas formas de violencia o
violaciones de derechos humanos18
18Como fue subrayado por diversas organizaciones de mujeres latinoamericanas en la Audiencia Regional
sobre “Feminicidio en América Latina” ante la CIDH, de marzo de 2006. En el mismo sentido, Almerás y
Calderón (2012).
18
legislativas19. Algunos tratados, como la Convención contra la Tortura20 o la
Convención sobre Desaparición Forzada de Personas21, establecen
específicamente la forma en que se ha de legislar, tipificando específicamente
ciertas figuras penales. Otros, como la Convención BDP, no lo señalan de
forma precisa. En ambos casos, sin embargo, la obligación de legislar se
cumple dictando las nuevas normas que sean necesarias, o bien derogando
la legislación incompatible con el tratado de que se trate, de acuerdo a la
norma básica del derecho internacional público por la cual las normas
19
Por ejemplo, el art. 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) señala: “Cada
Estado Parte se compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones del presente Pacto, las medidas oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos en el presente Pacto y que
no estuviesen ya garantizados por disposiciones legislativas o de otro carácter”. La CADH, en tanto, señala
en su art. 2 “Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno. Si en el ejercicio de los derechos y
libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de
otro carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que
fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades”.
20
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Adoptada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1984.
21
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Adoptada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1984.
19
nacionales no pueden ser invocadas para incumplir un tratado internacional 22.
22 El art. 27 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados señala: “[u]na parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”.
23 En las desapariciones forzadas de personas, por ejemplo, la imprescriptibilidad reduce el riesgo de impunidad,
pues a menudo los cuerpos de las personas desaparecidas son encontrados mucho tiempo después de que los
crímenes han sido cometidos. En los casos de feminicidios en los que hay desaparición de las víctimas se considera
también este aspecto.
20
crímenes, no la responsabilidad del Estado. En efecto, un Estado puede ver
envuelta su responsabilidad internacional por el incumplimiento de tratados
internacionales de derechos humanos (o de otro carácter), pero la
responsabilidad penal internacional es individual, incluso cuando se trate de
criminales que han incurrido en estas conductas haciendo uso de su calidad de
gobernantes o autoridades.
Es por ello que los crímenes internacionales deben ser tipificados en el Derecho
interno de cada país para que sean juzgados por los propios tribunales internos,
a menos que éstos no quieran hacerlo o estén imposibilitados para ello, casos
en los cuales es posible que la Corte Penal
Internacional ejerza su competencia para juzgarlos24.
En cualquier caso, debe tenerse en consideración que si bien la obligación de
tipificar se agota en la sola introducción y penalización en el derecho interno de
las conductas previstas en el Estatuto de Roma, ello no impide que los propios
Estados introduzcan figuras adicionales en esta categoría, o bien, que puedan
introducir figuras que, basadas en éstas, puedan tener una aplicación más
amplia. En efecto, precisamente con el fin de evitar que aquellas conductas
lleguen a cometerse a una escala de crímenes internacionales, pueden
formularse figuras penales que junto con visibilizar su gravedad, demuestran la
voluntad del Estado de impedir que éstos se transformen, por ejemplo, en
crímenes de genocidio o de lesa humanidad.
24
En los casos en que el Estado en que ocurren los hechos, o el Estado del que sea nacional el acusado haya
ratificado el Estatuto de Roma (Estatuto de Roma, op. cit., nota 58, Art. 12).
21
contra sus vidas medrando el desarrollo de una sociedad inclusiva y
democrática.
Son las Naciones Unidas quienes afirman que esta situación debe considerarse
como una epidemia mundial y, por lo tanto, debe atenderse como una
emergencia de salud pública pues es la mayor causa de muerte y discapacidad
de las mujeres, especialmente de aquellas que tienen entre 16 y 44 años25. Una
de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia sexual o
algún otro tipo de abuso, perpetrado generalmente por una persona allegada a
ella.
Según la OMS26, América Latina es la segunda región con los índices más altos
de muertes de mujeres por violencia –tanto en el ámbito rural como en el urbano–
mientras que alrededor de la mitad de las muertes de las mujeres en el mundo
es responsabilidad de sus esposos, cónyuges, novios, convivientes,
exconvivientes y enamorados27.
América Latina aún mantiene un alto índice de violencia contra la mujer. Existe
un gran número de casos de feminicidio en la región, por lo que la situación en
Perú no es un ejemplo aislado. Hay naciones donde el incremento de los
crímenes de mujeres por razones de género alcanza cifras impactantes, pero no
por ello el tema en nuestro país es menos grave.
Se requiere dar una mirada a la situación del feminicidio en la región para
observar la ubicación de Perú así como los riesgos de no atender
adecuadamente y de manera integral esta situación.
6. JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL
Hoy día se cuenta con importantes pronunciamientos de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos sobre la responsabilidad del Estado por el incumplimiento
de su deber de garantizar el acceso a la justicia de las mujeres y sobre el deber
de debida diligencia. De especial relevancia es la sentencia dictada en el Caso
25
En: www.un.org./spanish
26
OMS, op.cit., 2002.
27
Ver: www.isis.cl
22
González y otras (Campo Algodonero) vs. México, de fecha 16 de noviembre de
2009, en la cual la Corte analiza de manera amplia, entre otras cosas, el contexto
de violencia contra las mujeres que prevalece en Ciudad Juárez, la particular
violencia de género en el caso de asesinato de mujeres y la magnitud de la
impunidad. En esta sentencia se declaró responsable al Estado mexicano por la
violación a los derechos a la vida, integridad y libertad personal de las víctimas
de feminicidio, así como la falta de acceso a la justicia e incumplimiento por parte
del Estado de su deber de investigar y de no discriminación a las mujeres. La
sentencia ha creado además una doctrina jurisprudencial trascendental para a)
la comprensión y la interpretación de los hechos criminales que se cometen
contra las mujeres y sobre todo para b) dimensionar los contextos de violencia e
impunidad que acompañan estos hechos, así como c) las malas prácticas y en
algunos casos, hechos delictivos que realizan los funcionarios encargados de la
administración de justicia durante los procedimientos de averiguación de la
verdad , todo lo cual impide el acceso a la justicia de las mujeres y su derecho a
la reparación de los daños causados.28 La Corte pone en evidencia que la
ineficiente investigación de los feminicidios investigados, vulneró el derecho de
acceso a la justicia, a una protección judicial eficaz y el derecho de los familiares
y de la sociedad a conocer la verdad de lo ocurrido29, afirmando que la impunidad
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos.
28 GARITA, Ana Isabel, La regulación del delito de femicidio/feminicidio en América Latina y el Caribe. ÚNETE ONU.
Panamá, 2013 Pag.36
29CIDH, Sentencia Caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México, del 16 de noviembre de 2009, párrafo
388.
23
justicia; la necesidad de estandarizar protocolos, manuales, criterios de
investigación y otros y la necesidad de capacitación a funcionarios encargados
de impartir justicia en estos casos. Otro pronunciamiento de especial relevancia,
aunque no constituye jurisprudencia, es el informe de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos por el caso de Jessica Lenahan y otros
vs. Estados Unidos, de fecha 21 de julio de 2011. En este informe, la Comisión
concluyó que las órdenes de protección son vitales para garantizar la obligación
de la debida diligencia en los casos de violencia doméstica, y a menudo son el
único recurso del cual disponen las mujeres víctimas y sus hijos e hijas para
protegerse de un daño inminente, pero que sólo son efectivas si son
implementadas con diligencia.30La Comisión también reiteró que la inacción del
Estado ante casos de violencia contra las mujeres fomenta un ambiente de
impunidad y promueve la repetición de la violencia, y recomendó el diseño de
protocolos, a nivel federal y estatal, en los que se especifiquen los componentes
adecuados de la investigación que debe realizar la policía en respuesta a un
informe de niñas o niños desaparecidos, en el contexto de una denuncia de
violación de una orden de protección. Y, sin duda alguna, el caso de Maria da
Penha vs. Brasil del 16 de abril de 2001, constituye otro referente internacional
a tomarse en cuenta en el presente estudio. El caso permitió a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos pronunciarse sobre lo que significa una
investigación seria, imparcial y exhaustiva para determinar la responsabilidad
penal del autor de un delito de violencia de género: tentativa de homicidio en
perjuicio de Maria da Penha por parte de su cónyuge. El Informe de la Comisión
señaló que el caso de Maria da Penha “forma parte de un patrón general de
negligencia y falta de efectividad del Estado para procesar y condenar a los
agresores” y que con ello “no sólo se viola la obligación de procesar y condenar,
sino también la de prevenir estas prácticas degradantes” pues “la inefectividad
30 CIDH, Informe N° 80/11, caso 12.626 Fondo. Jessica Lenahan (Gonzales) y otros vs. Estados Unidos, 21 de julio de
2011 párrafo 163.
24
judicial general y discriminatoria crea el ambiente que facilita la violencia
doméstica, al no existir evidencias socialmente percibidas de la voluntad y
efectividad del Estado como representante de la sociedad, para sancionar esos
actos".31 Entre las principales recomendaciones que la Comisión formuló cabe
mencionar:
Asignar a la víctima adecuada reparación simbólica y material, en particular
cuestiona su falla en ofrecer un recurso rápido y efectivo; por mantener el caso
en la impunidad por más de quince años; y por evitar con ese retraso la
posibilidad oportuna de acción de reparación e indemnización civil. » Profundizar
el proceso de reformas para evitar la tolerancia estatal y el tratamiento
discriminatorio respecto a la violencia doméstica contra las mujeres a través de
medidas de capacitación y sensibilización de los funcionarios judiciales y
policiales; simplificación de los procedimientos judiciales penales a fin de que
puedan reducirse los tiempos procesales sin afectar los derechos y garantías de
debido proceso, inclusión en los planes pedagógicos en unidades curriculares
destinadas a la comprensión de la importancia del respeto a la mujer y sus
derechos reconocidos en la Convención de Belém do Pará, así como el manejo
de los conflictos intrafamiliares, entre otras reformas. » Realizar investigaciones
serias, imparciales y exhaustivas para determinar la responsabilidad por
irregularidades o retardos injustificados que impiden el procesamiento rápido y
efectivo del responsable; y tomar las medidas administrativas, legislativas y
judiciales correspondientes.
31 CIDH, Informe N° 54/01, caso Maria da Penha Maia Fernandes vs. Brasil, párrafo 56
25
jurídicas importantes, especialmente desde el derecho penal y el derecho
constitucional. Parte importante de las críticas a estas nuevas leyes son
similares a las que se han formulado en el pasado frente a las leyes neutras
sobre violencia familiar o violencia doméstica.
32
Considerando que el ordenamiento jurídico penal debe reservarse para prevenir las conductas que
producen un mayor daño social, que lesionan de un modo particularmente intenso y grave las bases de
la convivencia comunitaria (Mir, 1994: 44).
26
feminicidio- sin duda se ajusta a los principios de un derecho penal mínimo,
entendido como “un derecho penal concebido únicamente en función de la
tutela de los bienes primarios y de los derechos fundamentales” (Ferrajoli, 2006:
40). En estos casos, aunque la respuesta penal sea insuficiente como respuesta
del Estado frente a la violencia contra las mujeres, es una respuesta imperativa
dada la gravedad del atentado a un bien jurídico fundamental como la vida, aun
cuando las obligaciones del Estado en esta materia no se agoten en la
respuesta penal. En este sentido, el femicidio / feminicidio se diferencia de otras
formas de violencia contra las mujeres, donde efectivamente se podría discutir,
en función de su mayor o menor gravedad, si es o no procedente una respuesta
penal.
Para examinar los debates jurídico-penales que surgen en los diversos países
latinoamericanos sobre la tipificación del feminicidio o femicidio, he
seleccionado una serie de objeciones que se han planteado tanto en torno a
estas figuras, como respecto de otras formas de sanción penal de la violencia
contra las mujeres. En este sentido, considero que las controversias que genera
la tipificación del femicidio / feminicidio coinciden, en diversos sentidos, con las
que provocan otras leyes penales que sancionan formas de violencia contra las
mujeres, en particular aquellas que pueden considerarse género-específicas.
Por ello, parte importante de este análisis toma planteamientos formulados en
discusiones penales de la doctrina penal comparada, especialmente española.
27
tolerado y eventualmente justificada por el Estado es el de la esfera íntima o
familiar. Sin embargo, cuando se trata de crímenes graves cometidos en este
ámbito existen sanciones severas, como han sido históricamente los tipos
penales de parricidio o de homicidio agravado por parentesco.
33
La tendencia de los más recientes Códigos Penales es a la eliminación tanto del parricidio como del homicidio
calificado por parentesco, pues la existencia de vínculos de parentesco o de pareja constituye una circunstancia
que puede tanto agravar como atenuar la responsabilidad penal, dependiendo del caso particular. Así, diversas
legislaciones (art. 13 del Código Penal de Chile; art. 31 del Código Penal de Guatemala; art. 31 del Código Penal
de Ecuador y art. 23 del Código Penal de España, por ejemplo) consideran el parentesco una circunstancia mixta
de responsabilidad siendo, por ejemplo, agravante en el caso de un hombre que mata a su cónyuge como
culminación de una relación de violencia contra la víctima, o una atenuante a favor de la mujer que, siendo
víctima de violencia por parte de su cónyuge, lo mata –fuera de los casos de la legítima defensa-.
28
referido únicamente a los ocurridos en esta esfera –como la ley costarricense,
chilena y peruana-, suele argumentarse que estos casos ya se encuentran
adecuadamente amparados por los tipos penales neutros ya existentes, sea a
través de las figuras de parricidio u homicidio calificado por parentesco o
relación de pareja.
Frente a ello, se ha señalado que los tipos penales neutros perjudican a las
mujeres –en particular a las mujeres que sufren violencia- pues los contextos
discriminatorios de los actuales sistemas de justicia pueden hacer que ellas
sufran castigos más severos, sin prestar atención a los factores que pueden
llevarlas a cometerlos. Por ejemplo, las mujeres que matan a sus parejas
después de años de violencia –y más allá de las atenuantes que puedan
proceder-, fuera de los casos de la legítima defensa, son también sancionadas
como autoras de un delito que es más grave que un homicidio simple. Más aún,
una reflexión profunda al respecto puede llevar –por el contrario- a recomendar
la derogación de aquellos tipos penales, como es la tendencia en los más
recientes códigos penales, dados los efectos perjudiciales que eventualmente
suponen para las mujeres34.
34
Si bien éste es un punto polémico en términos jurídicos y políticos. En Chile y Perú el tipo penal de femicidio
/ feminicidio ha quedado regulado –paradójicamente- como una especie de parricidio.
29
neutras suponen el riesgo de permitir su eventual aplicación en contra de las
mujeres35, por lo que en su Informe Hemisférico (2008), recomienda a los
Estados:
Sin embargo –como se verá-, en países como Costa Rica, Chile o Perú, a pesar
de haber sido tipificado el femicidio / feminicidio, su pena es igual o parecida a
la del parricidio u homicidio agravado por el vínculo, con lo que se produce un
efecto idéntico: las mujeres se ven expuestas a las mismas penas al matar a
sus agresores, y sólo será diferente el nombre del delito por el que serán
condenadas.
Otra de las razones por las que se señala que los actuales tipos penales neutros
– como el parricidio u homicidio agravado por el vínculo- son insuficientes, es
35 Por lo que no cumplirían con el objetivo del art. 7 c) de la Convención, que establece:
“Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos
los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y
en llevar a cabo lo siguiente: (...)
c) Incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza
que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las medidas
administrativas apropiadas que sean del caso”.
30
que el femicidio / feminicidio no se limita a la esfera íntima y, por tanto, en los
casos de femicidio sexual o el feminicidio sexual sistémico, por ejemplo, la
situación difiere de la ya analizada. En estos casos, desde la perspectiva penal,
se conjugan conductas que comprenden una pluralidad de delitos: desde casos
de violación y homicidio hasta otros que incluyen secuestro, lesiones, violación,
homicidio e inhumación ilegal del cadáver de la víctima. Se trata, en definitiva,
de lo que se denomina en doctrina penal un concurso de delitos.
36
Esta figura en el caso de Chile, por ejemplo, sancionada en el art. 372 bis. del Código Penal, posee una pena
incluso más severa que la del femicidio (ver en la página 302).
31
DISCRIMINACIONES EN LA INVESTIGACIÓN PENAL DE LOS FEMICIDIOS
Si bien todos los femicidios pueden ser calificados como homicidios en los
términos de la legislación penal vigente en los países de la región, no todos los
homicidios de mujeres son susceptibles de ser calificados como
femicidios. Aunque la muerte de una mujer puede ser violenta, como por ejemplo
en un accidente de tránsito, el móvil del hecho puede no estar relacionado con
su condición de ser mujer o no estar motivado por razones de género, como por
ejemplo cuando la muerte de una mujer se presenta como consecuencia del
hurto de su vehículo.
37Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de
género. Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (OACNUDH) con el apoyo de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de la Entidad de las
Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).
32
Los factores que hacen diferente el delito de femicidio con el homicidio de un
hombre, e incluso con el homicidio común de una mujer, destacan que, a
través de la muerte violenta, se pretende refundar y perpetuar los patrones que
culturalmente han sido asignados a lo que significa ser mujer: subordinación,
debilidad, sentimientos, delicadeza, feminidad, etc. Esto significa que el agente
femicida o sus actos reúne alguno o algunos patrones culturales arraigados en
ideas misóginas de superioridad del hombre, de discriminación contra la mujer
y de desprecio contra ella y su vida. Tales elementos culturales y su sistema de
creencias le hacen creer que tiene el poder suficiente para determinar la vida y
el cuerpo de las mujeres, para castigarlas o sancionarlas, y en última instancia,
para preservar los órdenes sociales de inferioridad y opresión. Esos mismos
elementos culturales permiten que el victimario se vea reforzado como hombre
a través de la conducta realizada.
38
CIDH (2007), Acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia en las Américas.
33
ámbito público o privado, es una de las manifestaciones de violencia contra la
mujer en la que se observa la interrelación entre las normas culturales y el uso
de la violencia en la subordinación de la mujer.39
39
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General, Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia
contra la mujer, A/61/122 Add.1, 6 de julio de 2006.
34
Verificar la presencia o ausencia de motivos o razones de género
que originan o explican la muerte violenta de la mujer mediante la
identificación en particular:
del contexto de la muerte,
de las circunstancias de la muerte y la disposición del cuerpo,
de los antecedentes de violencia entre la víctima y el victimario,
del modus operandi y del tipo de violaciones usados ante y post mortem,
de las relaciones familiares, de intimidad, interpersonales, comunitarias,
laborales, educativas, o sanitarias que vinculan a la víctima y el/los
victimario/s,
de la situación de riesgo o vulnerabilidad de la víctima al momento de la
muerte,
de las desigualdades de poder existentes entre la víctima y el/los victimario/s
Esclarecer el grado de responsabilidad del sujeto activo (o de los
sujetos activos) del delito, investigando si el victimario fue un individuo o
un grupo, si él es o ha sido funcionario público, o si él es particular que actúa
con la aquiescencia, la tolerancia o la connivencia de agentes del Estado.
Promover la participación de las víctimas indirectas, los familiares y
sobrevivientes en el proceso de esclarecimiento judicial de la verdad sobre
los hechos.
Investigar y analizar una muerte violenta de una mujer desde una perspectiva
de género permite también:
35
control” o “celosos”, o a concebir estas muertes como el resultado de
“crímenes pasionales”, “asuntos de cama” o “líos de faldas”;
Diferenciar los femicidios de las muertes de mujeres ocurridos en
otros contextos, como por ejemplo, las muertes de mujeres por
accidentes de tránsito;
Evitar juicios de valor sobre las conductas o el comportamiento
anterior de la víctima y romper con la carga cultural y social que
responsabiliza a la víctima por lo que le pasó (“algo haría”, “ella se lo
buscó”, “quizá ella lo provocó”). Las personas intervinientes en las
diferentes etapas de la investigación deberán prestar atención a los
prejuicios “obvios” acerca de los roles que supuestamente deben cumplir
las mujeres y las niñas en las sociedades (ser buena madre, esposa o
hija, obedecer a su marido o pareja, vestirse según los cánones de la
moral religiosa, no desempeñar actividades masculinas, vestir de manera
recatada), ya que por su aparente carácter incuestionable no suelen ser
evidentes ni para la justicia ni para la sociedad;
Visibilizar las asimetrías de poder y la forma en que las desigualdades
de género permean los roles, las normas, las prácticas y las
significaciones culturales entre hombres y mujeres.
Buscar alternativas legislativas en materia de prevención de los
asesinatos de mujeres por razones de género, reconociendo que,
históricamente, las mujeres han sido discriminadas y excluidas del
ejercicio pleno y autónomo de sus derechos.
36
derechos en favor del hombre y en detrimento de la mujer. El lugar que la mujer
y el hombre ocupan en la sociedad depende de factores políticos, económicos,
culturales, sociales, religiosos, ideológicos y ambientales que la cultura, la
sociedad y la comunidad pueden cambiar.40
40
Comité CEDAW Recomendación No.28 relativa al artículo 2 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, CEDAW/C/GC/28, 16 de diciembre de 2010, párr. 5
37
distribución de poder, en el acceso a los recursos materiales y simbólicos y
servicios, y genera violencias.
Esa influencia del contexto socio-cultural no termina ahí. Continúa para darle
también un significado a su resultado. La cultura androcéntrica crea la
desigualdad al situar lo masculino y a los hombres como referencias de lo común.
De ahí que la VCM se considera normalizada. Cuando ocurre un caso de
violencia por razones de género, con frecuencia no se produce una crítica real,
sino que se tiende a justificar y a integrarlo alrededor de dos ideas. Cuando la
agresión no ha causado lesiones graves, se presenta como un “conflicto de
pareja” que debe ser resuelto dentro de la propia relación. Cuando el caso es
más grave o produce la muerte de la mujer, se buscan justificaciones en el
agresor (alcohol, drogas, trastornos psíquicos, alteraciones emocionales, etc.) o
en la propia víctima, la cual es considerada a veces como “provocadora” de la
propia reacción violenta que acaba con su vida. De este modo, una parte de la
violencia que sufren las mujeres queda en la invisibilidad y otra parte en la
impunidad, con lo cual no se modifican las circunstancias que causan dicha
violencia, situación que refuerza, a su vez, la construcción cultural y sus
38
referencias.
Para investigar de manera adecuada una muerte violenta de una mujer desde una
perspectiva de género y de intereseccionalidad de las discriminaciones, es
necesario partir de referencias objetivas y sólidas que eviten prejuicios que
puedan afectar la propia investigación. No se trata de explicar el femicidio por las
características del agresor, sino de encontrar al agresor por las características
del femicidio. Sin perjuicio de los distintos elementos que se incluyen en los tipos
penales establecidos en los países de la región se formulan algunas
recomendaciones para la investigación de las muertes violentas de mujeres.
39
permanentes u ocasionales;
Las relaciones familiares por consanguineidad o afinidad;
La muerte en el lugar de los hechos a manos de un hombre que ataca o
intenta asesinar a otra mujer;
El acoso sexual por hombres que la víctima conoce;
El ataque sexual de hombres conocidos o desconocidos por la víctima;
El comercio sexual tanto de clientes como de proxenetas;
La trata y el tráfico por explotación de todo tipo;
Las pandillas con las cuales la mujer tenía algún tipo de conexión, ya sea
como integrante de ella, por el involucramiento de su familia en esa o por
haber sido acosada con anterioridad por la pandilla;
En el marco de redes y mafias para quienes el control de género es un
método para afianzarsu poder;
La venganza de hombres contra terceras personas.
8.4.2. Sujeto activo (particular o estatal). El sujeto activo de este delito puede
ser cualquier persona (varón, en la mayoría de las legislaciones) o grupo de
particulares (como en los casos de redes de prostitución o de trata de personas,
pandillas, mafias u otras formas de crimen organizado). La conducta femicida
también puede ser perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por
acción u omisión.
40
justificar bajo la idea de un “crimen pasional”. A pesar de la carga emocional
que existe durante muchos de los femicidios, el victimario muestra control en la
forma en que lleva a cabo el crimen y en los hechos posteriores al mismo.
Los femicidios son conductas criminales elaboradas de manera paulatina sobre
la interpretación que los agresores hacen del comportamiento de las mujeres
que terminan siendo sus víctimas. Es en esa planificación, unida a los factores
contextuales presentes en el momento de llevar a cabo la agresión, en la que
aparecen los diferentes elementos asociados a los femicidios hacia los cuales
debe dirigirse la investigación del caso. De ahí que uno de los elementos más
destacados de la VCM es el hecho de ser una “violencia continuada y mantenida
en el tiempo”, característica que se va a plasmar en la forma de llevar a cabo los
femicidios dependiendo del tipo que sea. Cuando se habla de un contexto de
relación entre el victimario y la víctima, esa violencia continuada será dirigida a
la misma mujer en el escenario privado de la convivencia. Cuando se trata de
un contexto de violencia sexual, el agresor dirige su violencia contra mujeres
diferentes en el escenario de la vida pública.
8.4.3. Sujeto pasivo. El sujeto pasivo del delito será una mujer sin importar
su edad. Las razones de género permiten crear una concepción de las mujeres
sobre dos polos fundamentales: la mujer como posesión, como un objeto que
pertenece al hombre; y la mujer como objeto, como una “cosa” que puede ser
usada por los hombres de la manera que decidan, y luego deshacerse de ella
cuando y como consideren oportuno. Estas construcciones culturales no son
impuestas, es decir, no obligan a todos los hombres a asumirlas y admitirlas,
pero sí permiten que aquellos que inicien el camino en cualquiera de los
sentidos señalados encuentren referencias para continuar con sus propósitos
hasta conseguirlos.
Estas dos grandes referencias sobre las mujeres permiten integrar las
diferentes formas de expresión de los femicidios en tres grandes categorías, y
organizar los diferentes elementos que se presentan como parte de los hechos
criminales. La primera, el femicidio íntimo o familiar, parte de la idea de mujer
como posesión, caracterizado por la existencia de una relación previa, con o sin
41
convivencia, entre víctima y victimario. La segunda, el femicidio sexual, se
construye sobre la idea de mujer como objeto para usar y desechar. La tercera,
el femicidio en un contexto de grupo, viene marcada por un ámbito de relación
más rígido que define las formas propias de relación hombre-mujer y sus roles
particulares.
Estos dos polos, “mujer como posesión” y “mujer como objeto”, no son
incompatibles ni deben tomarse como compartimentos estancos. Permiten una
graduación de conductas violentas y femicidas muy amplia. Esta situación facilita
que se puedan presentar casos con elementos comunes a los tres contextos. Al
mismo tiempo, estos dos polos son referencias para la elaboración de las
conductas criminales de los victimarios y dan lugar a la aparición de una serie de
elementos comunes que permiten asociar esas conductas a las razones de
género y vincular los hechos criminales a un contexto femicida.
42
presentes en el femicidio, como son el odio, el sentirse humillado por la víctima,
la imagen de un “mal hombre” ante la actitud de una mujer, la respuesta moral
para actuar como “un hombre debe hacer”, etc.
Hablar de “razones de género” significa encontrar los elementos asociados a la
motivación criminal que hace que el agresor ataque a una mujer por considerar
que su conducta se aparta de los roles establecidos como “adecuados o
normales” por la cultura. Para entender la elaboración de la conducta criminal
en los casos de femicidio, se debe conocer cómo los agresores utilizan las
referencias culturales existentes para elaborar su decisión y conducta.
41
Ley Nº 348 de 2013 de Bolivia, artículo 252 bis.
43
pelo, etc.42
42Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 22-2008 de Guatemala, en el Decreto Número 520 de 2010 de El
Salvador, en la Ley No. 779 de 2012 de Nicaragua y en Russell, D.E. & Radford, J. (2006).
43Este tipo de violencia está definido en la Ley Número 8589 de 2007 de Costa Rica, Decreto Número 22-2008 de Guatemala, Ley
Número 779 de 2012 de Nicaragua, Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador y Russell, D.E. & Radford, J. (2006), Russell, D. E.
(2013).
44
d. Violencia económica: Toda acción u omisión que afecte el uso, goce,
disponibilidad o accesibilidad de recursos económicos de la mujer y, si
procede, de sus hijas o hijos, limitando la autonomía económica de la
mujer y aumentando la dependencia del varón proveedor. La violencia
económica como forma de control se manifiesta, entre otras, a través de
prácticas como la manipulación o limitación de los ingresos de la mujer,
la coerción para utilizar o invertir los recursos económicos propios en
intereses del varón, la amenaza de negarle los recursos económicos
básicos para alimentarse y/o vestirse44.
Estas cuatro formas de violencia contra las mujeres son las que se encuentran
con mayor frecuencia en la legislación existente en los países de la región.
Adicionalmente, algunas de ellas contemplan otro tipo de violencias como la
patrimonial y la simbólica, que son violaciones de los derechos de las mujeres.
44
Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 22-2008 Guatemala, Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador.
Por su parte la Ley Número 779 de 2012 de Nicaragua y Russell, D.E. & Radford, J. (2006) ofrecen una definición conjunta de la
violencia económica y la violencia patrimonial.
45
Este tipo de violencia está definido en la Ley Número 8589 de 2007 de Costa Rica y en Russell, D. E. (2013).
45
limitaciones a los recursos económicos (violencia económica) del control
o aprovechamiento de los bienes inmuebles y muebles de la mujer
(violencia patrimonial).
46
Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador y en Russell, D.E. & Radford, J. (2006)
46
estas muertes, y por tanto se impide que exista una verdadera política criminal
para combatir el delito47.
Por otro lado, se afirma que el tipo penal introducirá un nuevo concepto que
renovará la justicia, de acuerdo con los principios del Estado democrático de
derecho. Finalmente, se sostiene que el elemento simbólico del derecho penal
puede contribuir a transformaciones culturales importantes.
En América Latina, cinco son los países que han tipificado el “homicidio de mujer
por razones de género”:
En estas cinco normas legales se advierten tres tendencias toda vez que han
optado por:
a) Incorporar tipos penales autónomos de femicidio/feminicidio;
b) Incluir una agravante en los supuestos de homicidio calificado; o,
c) Modificar el delito de parricidio.
9.1.1. La primera tendencia, se inclina por crear un tipo penal autónomo al que
denominan femicidio o feminicidio (Costa Rica, Guatemala y El Salvador). No
obstante, se advierte que se han incorporado o tipos penales muy restrictivos o
tipos penales muy amplios:
47Documento consolidado de la reunión del Grupo de Trabajo sobre Femicidio/Feminicidio de CLADEM, llevada a cabo en Buenos
Aires, los días 17 y 18 de marzo de 2011
47
queda desfasada con la creación de la nueva Ley Rosa Elvira Cely por la cual
se tipifica el feminicidio de forma independiente.
48
Por otro lado, quienes defienden esta posición, advierten los problemas de
técnica legislativa de los tipos penales de femicidio/feminicidio, alguno de los
cuales podría originar una declaratoria de inconstitucionalidad de la norma.
Sostienen que, en un estado constitucional de derecho, el derecho penal no debe
tener sólo una función simbólica sino que debe ser eficaz, y que debe prevalecer
el principio de mínima intervención en materia punitiva (el derecho penal es
última y no primera ratio)
10. FEMINICIDIO EN EL DERECHO COMPARADO:
49
feminicidio, y los problemas que presenta la forma en que fue receptado, pues
resulta ser el tema central de este trabajo.
10.1. SUECIA:
Siguiendo a Toledo Vásquez, debe decirse que en 1998, Suecia se transformó
en el primer Estado en crear un tipo penal especial para abordar la violencia
contra las mujeres en el ámbito de las relaciones de pareja u otras relaciones
cercanas. Así, el Código Penal de dicho país, pasó a establecer que: “Una
persona que cometa alguno de los actos criminales definidos en los Capítulos 3
-Delitos contra la vida y la Salud-, 4 -Delitos contra la Libertad y la Paz- o 6 -
Delitos Sexuales- en contra de otra persona que tenga, o haya tenido, una
relación cercana con el perpetrador y si el acto forma parte o es un elemento de
una violación sistemática de la integridad de esa persona y constituye un severo
daño psicológico para su autoestima, será sentenciada por grave violación de la
integridad a presidio por no menos de seis meses y hasta un máximo de 6 años.
Si los hechos descritos en el primer párrafo son cometidos por un hombre contra
una mujer con quien está, o ha estado casado, o con quien está, o ha estado
conviviendo bajo circunstancias comparables con el matrimonio, será
sentenciado por grave violación de la integridad de la mujer, al mismo castigo”50.
10.2. ESPAÑA
A su vez, relata Toledo Vásquez, que en el año 2004, España consagró en
diversas normas de su Código Penal la agravación de la sanción, cuando se
tratase de delitos cometidos por un hombre, en contra de la mujer, que fuera o
haya sido su pareja, actual o pasada. Tal es así, que la Ley Orgánica de
Protección contra la Violencia de Género -1/04-, pasó a establecer una
penalización más severa en los delitos de lesiones agravadas -art. 148-, malos
tratos -art. 153-, amenazas de un mal no constitutivo de delito -art. 171- y
TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, “Leyes sobre femicidio y violencia contra las mujeres. Análisis comparado y problemáticas
50
50
coacciones -art. 172-51. Sin embargo, como destaca Iñigo Ortíz, en la ley no se
contempló tal agravante en los casos de homicidio52.
Ibídem, p. 44
51
52Tal información fue obtenida de la entrevista que le realizara Mariana Carbajal a Iñigo Ortiz, en el diario
Página 12, titulada “El femicidio en debate”, publicada en la edición del 8 de marzo de 2011,
53 Costa Rica. Ley para la Penalización de la Violencia contra las Mujeres nº 8589, publicada el 30 de mayo de 2007.
54 Ibídem. Art. 1.
55 Feminicidio
51
también la inclusión de normas de carácter procesal penal que serían
inadmisibles en una normativa que se incorporara al Código Penal”.
Aparte de ello, las disposiciones de esta ley únicamente se aplican únicamente
a los casos de violencia en ciertas relaciones de pareja: matrimonio o unión de
hecho. Es decir, no procede su aplicación para casos de relaciones de noviazgo,
así como los casos en que los vínculos de matrimonio o unión de hecho han
terminado, hipótesis de gran importancia en casos de violencia contra las
mujeres en relaciones de pareja56. Asimismo, no se circunscriben otras formas
de violencia en la esfera íntima, como la que puede existir en relaciones paterno-
filiales, situación en el cual también se presenta el femicidio57.
56 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Consultoría para la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos., p. 97. Visto. 14/08/2013. En: http://www.ohchr.org/SP/Pages/WelcomePage.aspx
57 Ibídem, p. 98.
58 Guatemala, Ley contra el Femicidio y otras formas de Violencia contra la Mujer, Decreto nº 22-2008 del Congreso
52
Así, por ejemplo, se establece la “coordinación interinstitucional”59 de las
políticas públicas de prevención y erradicación de la violencia contra la mujer; la
serie de definiciones que contiene su Art. 318 exceden el ámbito de la sola
aplicación judicial penal, incluyendo también derechos para la víctima en relación
con la atención de los servicios públicos, así como definiciones de carácter
sustantivo respecto de las características de la violencia de género (como
misoginia y relaciones de poder).
De igual forma, se vislumbran disposiciones sobre reparaciones y obligaciones
del Estado respecto de la violencia, en forma muy amplia, que contemplan desde
asegurar el derecho al acceso a la información y asistencia integral a las víctimas
hasta la creación de órganos jurisdiccionales especializados, fortalecimiento
institucional.
Esta ley especial, es más extensa en cuanto ha contenido que la que establece
el femicidio en Costa Rica, no obstante, es objeto de las mismas observaciones
que ésta en relación con la opción legislativa de ley especial. Así, por ejemplo,
los Arts. 1 y 2 de la ley, se aplican a la violencia ejercida contra las mujeres tanto
en el ámbito público como privado. Se trata de una ley que aborda, además, la
violencia contra las mujeres “en sus diferentes manifestaciones”60, por lo tanto,
incluye la violencia física, psicológica, sexual económica “o cualquier tipo de
coacción en contra de las mujeres”.
La ley no sólo se refiere en términos generales a estos dos ámbitos, sino que los
define en los siguientes términos:
Art. 3. Definiciones. Para los efectos de esta ley se entenderá por: (...)
b) Ámbito privado: Comprende las relaciones interpersonales domésticas,
familiares o de confianza dentro de las cuales se cometan los hechos de
violencia contra la mujer, cuando el agresor es el cónyuge, ex cónyuge,
conviviente o ex conviviente, con quien la víctima haya procreado o no, el agresor
fuere el novio o ex novio, o pariente de la víctima.
59 Ibídem. Art. 4.
53
También se incluirán en este ámbito las relaciones entre el cónyuge, ex cónyuge,
conviviente o ex conviviente, novio o ex novio de una mujer con las hijas de ésta.
c) Ámbito público: Comprende las relaciones interpersonales que tengan lugar
en la comunidad y que incluyen el ámbito social, laboral, educativo, religioso o
cualquier otro tipo de relación que no esté comprendido en el ámbito privado.
Por último, como indica Toledo Vásquez, se puede sostener que, a pesar de
tratarse de un tipo penal que contempla en cuanto a hipótesis comisivas un
abanico mucho más amplio de posibilidades que la norma costarricense, exige
también acreditar la concurrencia de muchos más elementos con un contenido
difícil de determinar, lo que sin duda puede constituir un obstáculo en la
aplicación práctica de la ley –como ya se deduce de las primeras cifras que dan
cuenta de su utilización61–, a la vez que constituir una eventual posibilidad de
impugnación de la normativa por infracción al principio de tipicidad dada la
vaguedad de la descripción de las conductas.
61 Desde su entrada en vigor, sólo hay 18 casos de acusaciones completadas bajo la figura específica del femicidio, a
pesar que la cifra de muertes violentas de mujeres durante el año 2008 se eleva a 722 casos, a los que se suman más
de 150 en los primeros meses de 2009. Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos sobre las actividades de su Oficina en Guatemala durante 2008, A/HRC/10/31/Add.1, 28 de febrero de 2009,
p. 10.
54
tipificación del delito de feminicidio62, en definitiva dicha ley fue aprobada sin
contener esta figura ni otras normas penales, aunque sí define la violencia
feminicida como forma extrema de género en el ámbito privado y público27. En
efecto, se trata de una ley que instaura mecanismos para la prevención,
protección y asistencia a las mujeres víctimas de violencia y contempla la
obligación de los órganos de seguridad pública de los estados, de los municipios
y, la Federación, así como de los órganos que imparten justicia de brindar una
atención adecuada y especial a las mujeres víctimas.
62 La iniciativa fue presentada por las Diputadas Marcela Lagarde, Angélica de la Peña y Diva Hadamira Gastélum el 2
de febrero de 2006, y como ley aprobada, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1o. de febrero de 2007.
Esta iniciativa incluía un Título V, “Delitos especiales”, donde se tipificaba el feminicidio.
Si bien esta formulación no resultó aprobada en definitiva, en ella se basa la iniciativa presentada posteriormente en
el estado de Chihuahua, que se examina en las páginas 100 y siguientes. Citado por: TOLEDO VÁSQUEZ. En: Ob. Cit.
p, 162.
55
concepto amplio de feminicidio en Latinoamérica, dejan serias dudas en margen
de indeterminación normativa - que importa un serio riesgo tanto para la eventual
aplicación de estas leyes como para el respeto del principio de tipicidad, - por
ejemplo, en cuanto a las conductas que constituyen “actos de odio o misoginia”
y del principio de proporcionalidad de las penas, atendida la diversa entidad de
los bienes jurídicos afectados por las conductas que se incluyen en el feminicidio.
10.6. COLOMBIA: Ley Rosa Elvira Cely El presidente de Colombia, Juan Manuel
Santos, promulgó la ley que tipifica el feminicidio como un delito autónomo y
castiga con hasta 41 años de cárcel el homicidio de una mujer por razones de
género.
65Ley 1761 "por la cual se crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo y se dictan otras disposiciones"
(Rosa Elvira Cely)
56
Las penas por feminicidio establecidas en la norma varían entre 250 y 500
meses de prisión.
10.7. CHILE: Ley de modificación del Código Penal y la Ley 20.066 sobre
violencia intrafamiliar, Chile, 201066
10.8. BOLIVIA: Ley No 348 Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una
Vida Libre de Violencia
67 Ley No 348 Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia
57
patrimonial y sustracción de utilidades de actividades económicas
familiares.
Señala que los delitos de violencia contra las mujeres se convierten en
delitos de acción pública, lo que significa que la investigación de estos
hechos, se efectuará de oficio por el Ministerio Público en coordinación
con la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia – FELC-V.
Establece que en casos de feminicidio no se puede utilizar la figura de
homicidio por emoción violenta, figura penal que hacía referencia a
razones de “honorabilidad”, por la cual los agresores se acogían a esta
figura, para lograr sanciones entre 2 y 6 años. El cambio incluye la
eliminación de razones de honorabilidad y el incremento de la pena a
entre 2 y 8 años.
Plantea un conjunto de medidas de prevención en diferentes niveles y
ámbitos, que pretenden contribuir a modificar los comportamientos
violentos, tanto individuales como colectivos y estructurales, que toleran,
naturalizan y reproducen la violencia, priorizando medidas de prevención
en los ámbitos familiar, comunitario, educativo, de salud, laboral y
comunicacional, estableciendo tareas de cumplimiento obligatorio.
58
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual;
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le
confiera autoridad al agente;
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad;
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación;
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente;
4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de
mutilación;
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima padeciera cualquier tipo de
discapacidad;
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas;
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes
establecidas en el artículo 108.
La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias
agravantes.
59
Asimismo, queremos precisar que una cosa es prescribir una pena mayor frente
a un injusto notoriamente elevado y otra muy distinta es crear de modo forzado
una ubicación en una figura que teológicamente cumple otros fines como el
homicidio. Al legislador le hubiese bastado simplemente volver sobre su obra y
reconocer la importante labor del juez en el análisis de los feminicidios;
fundamentalmente, con la aplicación de una pena más severa en virtud del art.
46 del Código Penal.
Al respecto Castillo Alva, sostiene que, “para el Derecho Penal no existen vidas
diferentes, o lo que es lo mismo, no se puede concebir un Derecho criminal,
constitucional y democráticamente fundado, que valore dos vidas de distinto
modo y sentido, pues da lo mismo matar a José o que éste mate a su esposa” 69.
La vida en sí, tiene igual equivalencia para el Derecho, no se le puede medir de
diferentes formas, por cuanto se estaría atentado contra el derecho a la igualdad,
constitucionalmente protegido en el art. 2º inciso 2 de nuestra Constitución
Política del Perú.
En esa misma línea, Huacchillo Núñez considera - haciendo referencia a la
anterior redacción del tipo penal de feminicidio apuntado en el art. 107 del CP-
que vulnera el principio de igualdad en tanto la mujer no solo debe ser protegida
por la Ley Penal, sino toda persona que sea víctima de violencia; no se puede
discriminar a los varones que son víctimas de muerte por parte de una mujer 70,
asimismo no se puede justificar que las cifras sean el motivo suficiente para
incorporar el delito de feminicidio, aplicar ese razonamiento nos llevaría a decir
(contrario sensu) si las cifras fueran mayores respecto de la muerte de un
69 CASTILLO ALVA, José Luis., en Homicidio comentarios de las figuras fundamentales, Edit. Gaceta Jurídica, 2000, p.
107.
70 Cuando escribo este párrafo me llega la noticia lamentable de que una mujer asesinó de siete puñaladas a su
esposo, aparentemente, motivado por los celos. Noticia publicada en el siguiente portal web del Diario el Comercio.
http://elcomercio.pe/actualidad/1615166/noticia-surco-empresario-fue-asesinado-siete-punaladas-su-esposa.
60
hombre cometidas por una mujer, motivaría a los Legisladores a la creación del
“Masculinicidio” o “Machicidio”.
En efecto, el principio de igualdad deja de tener su razón de ser, cuando existe
una evidente desproporción en el trato a personas especiales (por la razón de
género) dejando de lado a los demás integrantes de la sociedad. Lo que el
legislador, ha hecho es aplicar normas carentes de significado, haciendo proclive
a todo tipo de discriminación, lo que proscribe la colocación de las personas en
diferentes posiciones respecto a sus derechos. Al respecto Álvarez García 71
advierte que el principio de igualdad hay que “procurarlo”, “hacerlo posible” con
las concretas regulaciones, evitando que no terminen provocando desigualdades
importantes en la concreción de las penas. La sanción, así, terminará siendo
distinta para cada individuo con independencia de que los hechos cometidos
sean, en su abstracta tipificación penal, idénticos.
De otro lado, se trata de un tipo penal de sujeto activo indeterminado, porque
puede ser cometido por cualquier persona, no requiriéndose ninguna cualidad
personal especial en el sujeto activo, esto es, puede ser varón, mujer o personas
que tengan otra opción sexual; el presupuesto que se exige es dar muerte a una
mujer por su condición de tal.
71 ÁLVAREZ GARCÍA, Javier, Sobre el principio de legalidad, Edit. Tirant lo Blanch, Valencia, 2009, p. 34.
72 Ver supra, capítulo 2 nota 21. Citado por: Tomas Vásquez
61
de una desigualdad y de una situación de abuso de poder, de una situación de
discriminación en que se encuentran muchas mujeres”.
Este tipo de argumentos son desarrollados por distintas líneas teóricas como
elementos constitutivos de un bien jurídico diferente, o bien, de un plus de injusto
que justifica la agravación de las penas en este caso. Sin embargo, vale realizar
algunas precisiones. Si en el homicidio se protege la vida humana de todos los
ciudadanos, en el feminicidio solo se protege la vida humana de la mujer
(homicidio de género).
Pese a lo apuntado, debemos advertir que el legislador no ha precisado si tan
solo se protege la vida humana independiente (después del parto) o en su
defecto también la vida humana dependiente. Esto se desprende, del inciso 2 de
las circunstancias agravantes del feminicidio que prescribe “Si la víctima se
encontraba en estado de gestación”.
62
siguiendo a Castillo Alva73, debemos sostener que sí son aplicables al feminicidio
las normas propias de la comisión por omisión sin mayor restricción que no sea
la derivada de la naturaleza y redacción de las circunstancias informantes de
cada figura. Por ejemplo, cuando el médico, a pesar de tener el rol que la
sociedad le ha atribuido – velar, resguardar la salud de los pacientes –, omite
suministrar el medicamento a su paciente por el solo hecho de ser mujer, cada
cierto tiempo para sobrevivir y esta muere a consecuencia de no haber recibido
el medicamento, responderá por el delito de homicidio en comisión por omisión,
debido a que tiene una posición de garante que le obliga a cuidar la salud del
paciente en mérito a “un contrato”74.
De otro lado, la norma bajo comentario (Art. 108 –B delito de feminicidio) nos
indica que las agravantes del delito de feminicidio, no solo son aquellas descritas
en su tipo penal, sino también nos remite a las agravantes del artículo 108 del
CP, esto es, por ferocidad, lucro, veneno o alevosía, para facilitar u ocultar otro
delito, por fuego, explosión, etc. Sin embargo, cabe rechazar la posibilidad de
omisión impropia en las hipótesis del delito de feminicidio por veneno o alevosía,
fuego, explosión u otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de las
mujeres, toda vez que “no pueden generar una eficaz posición de garantía, sino
sólo puede perpetrarse como modalidad comisiva”75.
74 MEINI MÉNDEZ, Iván., en Delitos omisivos de resultado, artículo publicado en Código Penal Comentado Tomo I.,
Edit. Gaceta Jurídica, 2004, p. 439.
75 DEL ROSAL – RODRÍGUEZ MOURULLO – COBO DEL ROSAL; Derecho Penal Español; p. 199. Citado por: CASTILLO
ALVA, J. Ob. Cit., p. 160
63
11.1.3. Autoría y participación
Se puede inferir de la redacción del art. 108-B del CP que ésta se inspira en
dirección de los sujetos que realizan la acción típica de manera individual. El
problema se presenta cuando en la fase de la ejecución del delito intervienen
dos o más personas.
Así, por ejemplo, en el artículo modificado (Art. 107 CP), se tenía en cuenta la
calidad del intraneus (cónyuge, concubino, y aquel que sostuviera [o haya] una
relación análoga con la víctima) y el extraneus (tercero ajeno a las calificaciones),
y ante el concurso de dos o más en coautoría, se negaba la figura del delito de
parricidio para el extraneus, el cual respondía a título de homicidio simple o
asesinato de acuerdo a las circunstancias o modos que se había llevado el
execrable hecho76.
En ese sentido, el actual tipo penal de feminicidio no requiere una cualidad
especial para ser autor del hecho criminal, resultando en esta oportunidad
cualquier persona, sin importar siquiera si ésta haya tenido una relación conyugal
o de convivencia con el agente. Claro está, esta acción se tendrá que desarrollar
dentro de un contexto como es el caso de una violencia familiar, cuando exista
coacción, hostigamiento o acoso sexual. Asimismo, cuando exista abuso de
poder, confianza o relación que le confiera autoridad al agente, cualquier forma
de discriminación contra la mujer.
Respecto a la autoría mediata en el delito de feminicidio debemos distinguir dos
situaciones: El primero está referido a que si el autor mediato fuera el sujeto que
dolosamente quiere matar a una persona por solo hecho de ser mujer y el
76 Sin embargo, en contra de esta postura se encuentran Bramont-Arias Torres y García Cantizano. En Manual de
Derecho Penal Parte Especial, p. 49. “Sostienen que el extraneus que participa en un delito de parricidio, aunque no
tenga la calidad personal señalada por el art. 107 del CP, y en virtud de los principios generales que rigen en materia
de participación, principio de accesoriedad de la participación y principio del título de imputación, debe responder
por el mismo título por el que responde el autor del delito cometido, esto, el delito de parricidio”.
64
segundo si el sujeto activo de la acción es un mero instrumento del autor mediato
(quien en realidad desea la muerte de la mujer por su condición de tal). En el
primer caso se debe afirmar la presencia del delito de feminicidio y en el segundo
negarla estimando homicidio simple para el ejecutor de la acción y delito de
feminicidio para la persona que dicta la orden.
Ahora la participación en el delito de feminicidio, se entiende que es
perfectamente posible. A nuestro modo de entender, los participes de este delito
serán sancionados de acuerdo a las reglas de los arts. 24 y 25 del Código Penal,
así no tengan ni conozcan la intención especial del autor o autores. Ello en virtud
de dos principios que informan la participación delictiva: el principio77 de
accesoriedad y el de unidad de título de imputación. El primero establece que
para hablar de participación es necesaria la autoría; no se puede ni siquiera
imaginar la instigación y la complicidad con vida propia e independiente.
Es imprescindible que los jueces – en esta nueva ley de feminicidio – para los
casos de participación, tanto instigación y complicidad tengan en cuenta criterios
de justicia y lógica, contemplando cada nota distintiva del feminicidio de otros
tipos penales.
77
SALINAS SICCHA, Ramiro., en Derecho penal parte especial. Pp. 32-33., citado por: FÉLIX TASAYCO, Gilberto. Ob.
Cit., p. 166.
65
Sin embargo, en el concurso aparente de leyes, pueden admitirse supuestos
como:
a) Concurso aparente entre feminicidio y parricidio: En este caso especial se
debe castigar únicamente por parricidio, al sujeto activo que a sabiendas da
muerte a su madre por ejemplo para heredar toda la masa hereditaria. Contrario
sensu si el agente activo del hecho criminal da muerte a su progenitora por el
solo hecho de ser mujer, aquí si operaría el delito de feminicidio, de acuerdo al
principio de especialidad.
66
Castillo Alva78, bien puede plantearse una calificación en el asesinato, obrando
las especificas circunstancias del feminicidio como elementos genéricos de
agravación (arts. 46 incs. 1,2, 5 y 6).
79 FÉLIX TASAYCO, Gilberto., en Derecho penal – Delitos de homicidio, aspectos penales, procesales y de política
criminal. Edit. Grijley, 2011, p. 154.
67
De acuerdo con el principio de legalidad, como pilar de las garantías individuales
frente al sistema penal, todo delito y toda pena debe estar predeterminado en la
ley, esto es, la conducta y la sanción asignada a la misma. Asimismo, la claridad
y la taxatividad de las leyes, además de la propia reserva de ley en materia penal,
son fundamentales para el resguardo de este principio. La exigencia de claridad
es en particular la que conduce a evitar el uso de “cláusulas abiertas, los
conceptos valorativos y, en general, la indeterminación normativa de la materia
legislada”81.
En ese sentido, se debe evaluar teórica y prácticamente la dación del nuevo tipo
penal, pues se trata de evitar que la indeterminación de los tipos penales pueda
llegar a hacer que su aplicación quede sujeta únicamente del arbitrio judicial.
81 Doval Pais Antonio, Posibilidades y límites para la formulación de las normas penales, Universitat de València,
España, 1999, p. 26.
68
justifica con estereotipos provenientes no solo de los agresores, sino de los
propios operadores de justicia.
82
Los expedientes provienen de las siguientes Cortes
Superiores: Amazonas, Apurímac,Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Del
Santa, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lambayeque, La Libertad, Lima, Loreto, Madre de
Dios, Moquegua, Pasco, Piura, Puno, San Martín, Tacna y Ucayali.
69
5. En el 33% del total de tentativa de feminicidio, se
registraron procesos judiciales previos de violencia contra las
víctimas. Mientras que en los casos de feminicidio íntimo, en el 24%
de los casos, las víctimas habían denunciado previamente hechos de
violencia familiar.
6. En el 28% del total de expedientes de feminicidio íntimo y tentativa
analizados, las víctimas acudieron a los servicios estatales para
denunciar los hechos de violencia que venían sufriendo. Sin embargo,
debido a la falta de una respuesta efectiva por parte de estos servicios,
sus vidas continuaron en riesgo. La mitad de ellas asesinadas.
7. Del total de 50 expedientes judiciales sobre feminicidio íntimo y su
tentativa, solo se observó un caso en el que se aplicó la prueba
anticipada para proteger los derechos de las víctimas sobrevivientes y
evitar su revictimización.
8. En el 81% de los casos de tentativa de feminicidio íntimo, los fiscales
no adoptaron ninguna medida de protección a favor de la mujer
sobreviviente, a pesar del alto grado de riesgo que amenazaba su
integridad personal y vida.
70
CAPITULO III
1. MARCO METODOLOGICO
1.1. TIPO DE INVESTIGACIÓN
La investigación realizada es de tipo exploratorio y descriptivo; ya que con la
información obtenida, se determinó con mayor amplitud la problemática que
existe referente a la tipificación independiente del femicidio.
71
CAPITULO IV
1. RECOMENDACIONES:
72
4. Evaluar si en los países en los que se ha tipificado el femicidio/feminicidio se
cuenta con información estadística sobre los perfiles de la víctima, del presunto
victimario, así como sobre las circunstancias que rodearon al hecho delictivo.
5. Comparar la situación de violencia contra las mujeres entre los países que han
tipificado el femicidio/feminicidio y aquellos que no lo han hecho.
6. Incorporar la violencia contra las mujeres en los planes de seguridad
ciudadana.
2. CONCLUSIONES:
La dación de la Ley nº 30068, ley que modificó el artículo 107 del CP e incorpora
el Art. 108-B al Código Penal, revela una inadecuada configuración penal en
cuanto al tipo penal de feminicidio, pues, este tipo suele caer en rangos de
indeterminación o imprecisión que pueden importar una vulneración a las
garantías de legalidad y tipicidad. Esto ocurre, por un lado, debido a que se
tiende a la mera trasposición de conceptos sociológicos o antropológicos a las
normas penales, los cuales carecen de la precisión que exige la
constitucionalidad de éstas83.
83
César Mayta Acevedo .Breves apuntes y reflexiones acerca de la ley nº 30068 - delito de feminicidio.
Estudio loza avalos abogados
84
NÁJERA Elena. En ¿Feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia? Revista del Centro de Estudios sobre la
Mujer de la Universidad de Alicante Número 15, junio de 2010., p. 15.
73
conclusiones clave de la tesis de su libro para el feminismo fue que ha de ser
también con la política que establezcamos estrategias de liberación.
Es decir, existe la tendencia a usar expresiones no del todo claras o precisas en
su contenido, por ejemplo “por su condición de tal” o las “sanciones
indeterminadas”. En este sentido, es necesario tener en cuenta como bien
apunta, Toledo Vásquez85, que “los criterios con que son examinadas estas leyes
están siendo mucho más exigentes que con otras legislaciones –como ha
ocurrido en Costa Rica–, lo cual hace recomendable un extremo cuidado”.
Debemos recordar, que la indeterminación normativa no sólo conlleva el riesgo
de impugnación constitucional, sino también el de la inaplicabilidad de estas
disposiciones en la práctica. No sería en todo caso, fuera de lo normal que un
grupo de varones, pertenecientes a una ONG, pudiera solicitar su
inconstitucionalidad de la misma.
85TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. En “Consultoría desarrollada para la Oficina en México del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.
74
disposiciones legales que garanticen los derechos y libertades de las mujeres,
en este caso el derecho a una vida libre de violencia, el Estado también tiene la
obligación de adoptar otro tipo de medidas apropiadas para eliminar dicha
violencia, sea ésta ejercida por agentes estatales o privados, organizaciones,
comunidades o empresas.
75
BIBLIOGRAFIA
76
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