Los ḫapiru, un fenómeno migratorio y de pluralismo cultural en el Medio Oriente Antiguo.

Con demasiada frecuencia, las contribuciones hechas por las diferentes civilizaciones, y los
impactos de los intercambios culturales, técnicos y estilísticos de la historia de la humanidad en su
conjunto han tendido a ser minimizados de una historia escrita que hace hincapié en desarrollos
independientes. Sin embargo, ninguna cultura o civilización se desarrolla de forma aislada, sino que
es el resultado de un sistema complejo de influencias e intercambios con los demás, aportes
realizados por grupos considerados "outsiders", contribuciones que a veces se quedan en el olvido.

Es el trabajo de la historia, en nombre de un espíritu de pluralismo científico y cultural, el recordar

y volver a descubrir las relaciones que han existido entre las diferentes culturas y civilizaciones, y
no en los intereses de una agenda política o comunitaria. Dentro el margen de este cuadro, la
historia de las minorías sociales es omitida de los libros porque considerada poco influyente,
olvidando así el grande contesto que permitió la sucesión de los acontecimientos.

El segundo milenio a.C. en el Medio Oriente se caracterizó de un gran número de migraciones y,

por lo tanto, de una gran flujo de intercambios culturales. En este complejo panorama de intereses
políticos y económicos, junto a las alianzas y rivalidades internas y externas emerge un fenómeno
social en particular, que recuerda las más recientes migraciones de masa de las zonas más pobres
del mundo, los ḫapiru.

Un grupo social heterogéneo, de carácter semi-nómadas, formado por emarginados sociales,

esclavos fugitivos, exiliados políticos, forajidos y gente humilde que habían huido a zonas fuera del
control de los palacios, transformándose, posteriormente, en pequeñas sociedades tribales. El
común denominador de los individuos que entraban a formar parte de los ḫapiru parece haber sido
la ausencia de vínculos políticos o sociales.

Durante el segundo milenio a.C. el expandirse de este fenómeno - gracias a las guerra, conflictos
sociales y políticos, economías inestables o hambrunas - crea una nueva “categoría social” que no
reentraba en los anteriores esquemas organizativos de los sistemas palaciales. La principal
característica de este grupo era la unión de sujetos totalmente distintos que se vieron obligados a
adaptarse a nuevas condiciones de vida. Por lo tanto el termino ḫapiru era utilizado para indicar un
grupo social sin implicaciones étnicas, geográficas, lingüísticas o religiosas.

El estilo de vida elegido por gran parte de los ḫapiru era similar al de las tribus semi-nómadas de la
zona, pero la represión de parte de los gobiernos establecidos - como Egipto y los Hititas - hacia
este tipo de estructuras sociales los obligaba ad asediarse en territorios marginales y hostiles que, a
menudo, ofrecían pocos medios de subsistencia. Por esta razón solían organizarse en pequeños
grupos que asaltaban a comerciantes en viaje, pasantes o que amenazaban a las poblaciones
sedentarias. Sin embargo, hay atestiguaciones que indican una progresiva integración en las
sociedades medio orientales de fines del segundo milenio a.C..

La inmigración representaba, para los estados medio orientales de la época, una importante
contribución económica y la documentación textual confirma que los ḫapiru eran aceptados como
parte de la sociedad en el rol de mercenarios, trabajadores agrícolas, funcionarios reales y
refugiados. La misma atestigua que individuos llamados ḫapiru eran miembros activos de las
actividades cívicas, religiosas, militares y sociales de la sociedad en la cual se habían inserido. Es
importante remarcar que estas personas eran consideradas libres (no esclavos), desde un punto de
vista jurídico-social, y que por lo tanto su integración era parte de un proceso bilateral.

Los datos que las fuentes nos proporcionan permiten entrever mas allá de la subjetividad de quien
las escribió y nos cuentan historias de margen, personas que se aventuraron a través un mundo
hostil llevando consigo solo la propia identidad cultural. Podemos concluir afirmando que el
pluralismo cultural de un fenómeno social de margen jugó un importante papel como canal de
transmisión entre pueblos y culturas diversas durante el segundo milenio a.C..