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Boletín de DSI, año VI, n.

16, 2013 (I)–[2012 (II)]

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RESUMEN
Este ensayo analiza dos interpretaciones sobre el Concilio Vaticano II: La “hermenéutica de la discontinuidad y la
ruptura”, y la “hermenéutica de la reforma en la continuidad”. Esto ha influido en la forma como se interpreta lo que
el Concilio ha enseñado sobre la relación entre fe y ciencia moderna, entre Iglesia y Estado moderno y la cuestión de la
libertad religiosa. Se concluye que las enseñanzas del Concilio deben ser leídas a la luz de la Tradición completa y del
Magisterio constante de la Iglesia, y las afirmaciones individuales siempre deben ser comprendidas en vínculo interior
con la integridad y globalidad de la doctrina de la fe católica.
PALABRAS CLAVE: Concilio Vaticano II, hermenéutica de la ruptura, hermenéutica de la reforma en la continuidad,
Magisterio de la Iglesia.
ABSTRACT
This essay analyzes two interpretations of the Second Vatican Council: the “hermeneutic of discontinuity and rupture”
and the “hermeneutic of reform in the continuity,” which together have influenced the manner in which the teachings
of the Council about the relationship between faith and modern science; between Church and the modern State; and
the problem of religious tolerance are interpreted. It concludes that the teachings of the Council should be read con-
sidering the complete Tradition and constant Magisterium of the Church, and that its individual affirmations should
always be understood to be inherently linked to integrity and the globalism of the doctrine of the catholic faith.
KEYWORDS: Second Vatican Council, hermeneutic of the rupture, hermeneutic of reform in the continuity,
Magisterium of the Church.

A
cincuenta años de su inicio, el Concilio han guiado la recepción de sus documentos
Vaticano II se sitúa en medio de la en el periodo posconciliar, marcado por una
historia de fe de la Iglesia católica, en atmósfera de secularismo y de pensamiento
continuidad con los concilios que lo han antropocéntrico e historicista. Es por eso que
precedido, como el eslabón de una cadena hoy en día no se puede hablar del Concilio
que contribuye a desplegar la vida y doctrina Vaticano II y sus enseñanzas sin que se im-
ponga, al mismo tiempo, el problema de su

EL CONCILIO
interpretación, de la interpretación justa y
recta del pensamiento del Concilio mismo.
Merece, por tanto, una mención muy espe-

VATICANO II cial el discurso a la curia romana pronuncia-


do por el Santo Padre en diciembre de 2005,
en el que el Papa optó por profundizar en la
La hermenéutica de la reforma en la continuidad interpretación del Concilio Vaticano II, con
ocasión del 40 aniversario de su conclusión2.
S. E. Mons. Guido Pozzo1
Limosnero de Su Santidad Benedicto XVI Hermenéutica de la discontinuidad y
hermenéutica de la reforma
en la continuidad
cristianas hacia aquella meta que solo el La clave de comprensión de este discur-
Señor de la historia y del tiempo conoce. Con so se encuentra en las siguientes preguntas
motivo del Año de la Fe, proclamado por el que el Papa mismo ha formulado: «¿Por
Papa Benedicto XVI, no puede faltar la exi- qué la recepción del Concilio, en grandes
gencia de profundizar en la clave hermenéu- zonas de la Iglesia, se ha realizado hasta
tica del Concilio Vaticano II, considerando ahora de un modo tan difícil?»3. «¿Qué se
que su recepción en estos cincuenta años ha ha hecho bien?, ¿qué ha sido insuficiente o
estado bajo la influencia de una vulgata de- equivocado?». El Papa prosigue, ofreciendo
terminada más por el “espíritu” del Concilio una respuesta: «Pues bien, todo depende
que por una lectura y comprensión atenta de la correcta interpretación del Concilio
de sus textos. El “espíritu” del Concilio es, o, como diríamos hoy, de su correcta her-
en realidad, una clave determinada de lec- menéutica, de la correcta clave de lectura
[1] En el momento de escribir este
artículo, S. E. Mons. Pozzo es se-
tura que no se funda en la intentio docendi y aplicación»4. La razón de la dificultad
cretario de la Pontificia Comisión
“Ecclesia Dei”.
del Magisterio conciliar, sino en posiciones en la recepción del Concilio es, por tanto,
ideológicas de cierta teología y ciertos pre- identificada por el Papa en el hecho de que
[2] Ver Benedicto XVI, Ad Romanam
Curiam ob omina natalicia, 22 de
diciembre del 2005, en AAS 98
juicios culturales y filosóficos que han acom- dos hermenéuticas o interpretaciones del
[2006], 40-53. pañado el contexto del periodo de sesiones y Concilio se han confrontado —y de hecho
Vaticano II, Hermenéutica de la reforma en la continuidad

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han convivido contrapuestas—. Según el Concilio Vaticano II no ha querido simple-
Papa, una ha causado confusión, la otra mente repetir la tradición anterior, sino que
—silenciosa, pero cada vez más visible— marcó un desarrollo, una profundización y
ha dado frutos. ¿Cómo entender y expli- una explicación más amplia del patrimonio
car estas dos interpretaciones? Por un lado, de fe de la Iglesia. El Concilio es, por tanto,
existe una interpretación que el Papa llama un momento providencial de crecimiento
“hermenéutica de la discontinuidad y de la en conjunto de la conciencia de la Iglesia,
ruptura”; y, por otro, una que llama “her- haciendo madurar frutos nuevos, en perfec-
menéutica de la renovación y de la reforma ta continuidad y fidelidad con la Tradición.
en la continuidad”. Estas ideas ya estaban El Papa cita textualmente las palabras de
presentes en el famoso libro Informe sobre la Juan XXIII en la conocida alocución de
Fe de 1985, escrito por el cardenal prefecto apertura del Vaticano II: «Es necesario que
de la Congregación para la Doctrina de la esta doctrina, verdadera e inmutable, a la
Fe, pero que son retomadas y mejor articu- que se debe prestar fielmente obediencia, se
ladas en su reflexión como Sumo Pontífice. profundice y exponga según las exigencias
La hermenéutica de la discontinuidad de nuestro tiempo. En efecto, una cosa es el
corre el riesgo de acabar en una ruptura entre depósito de la fe, es decir, las verdades que
Iglesia preconciliar e Iglesia posconciliar, y contiene nuestra venerable doctrina, y otra
presupone que los textos del Concilio como distinta el modo como se enuncian estas
tales no serían su verdadera expresión, sino verdades, conservando sin embargo el mis-
el resultado de componendas. Por tanto, de- mo sentido y significado»5. Benedicto XVI
bería recuperarse el “espíritu” del Concilio comenta así aquellas palabras: «Es claro que
más adelante, abriendo espacio a las noveda- este esfuerzo por expresar de un modo nue-
des. Sin embargo, la pregunta que surge in- vo una determinada verdad exige una nueva
mediatamente es cómo definir este “espíritu” reflexión sobre ella y una nueva relación vi-
del Concilio y cuáles son los límites que nos tal con ella [...]. El programa propuesto por
harían conocer la verdadera intencionalidad el Papa Juan XXIII era sumamente exigente,
del Concilio. En realidad, esta hermenéutica como es exigente la síntesis de fidelidad y
asume que el Concilio Vaticano II fue una dinamismo. [Pero este programa] [...] quiere
especie de asamblea constituyente que ha- transmitir la doctrina en su pureza e integri-
bría debido refundar la Iglesia misma. Por dad, sin atenuaciones ni deformaciones»6.
el contrario, dice el Papa, según la doctrina Los puntos fundamentales del Concilio
católica, un concilio es tal en la medida en en las circunstancias actuales
que permanece en la estela de la Tradición, y El Papa señala algunos puntos crucia-
debe ser leído a la luz de la Tradición entera. les que el Concilio decidió afrontar y que
También el Concilio Vaticano II es parte de aún hoy se presentan de formas diversas y
la totalidad de la Tradición viva de la Iglesia. urgentes:
No es una especie de “superdogma” que El primer punto se refiere a la relación
quita importancia a todo lo que viene atrás, entre Iglesia y modernidad. Aquí se encuen-
sino que es, siempre y esencialmente, una tra el gran drama del divorcio entre la fe
realidad que está dentro de la Tradición, cristiana y la cultura moderna. El Concilio
pero no fuera ni mucho menos por encima hereda el choque entre la fe de la Iglesia con
de ella. Hay que decir, también, que esta el liberalismo ideológico y con las ciencias
hermenéutica de la ruptura fue apoyada y positivas que pretendían abarcar con sus co-
facilitada por grupos de presión ideológica nocimientos toda la realidad, proponiendo
[3] Lug. cit. de los medios de comunicación y de un sec- considerar ahora como superflua la “hipóte-
[4] Lug. cit. tor de teólogos e intelectuales modernistas sis de Dios”. En el siglo XIX no parecía po-
[5] Juan XXIII, Discurso para la
dentro y fuera del mundo católico. sible ningún acuerdo entre la fe religiosa y la
solmene apertura del Concilio
Vaticano II, Gaudet mater eccle-
A la hermenéutica de la discontinuidad razón secular y la ciencia. En este contexto,
sia, 11 de octubre de 1962.
se opone la hermenéutica de la reforma o de la reacción negativa de la Iglesia a la cultura
[6] Benedicto XVI, ob. cit. la renovación en continuidad. Sin duda, el moderna era comprensible. Mientras tanto,
Guido Pozzo

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sin embargo, hubo novedades interesantes, Lefebvre. No corresponde a la verdad, y se-
incluso en la era moderna. En el ámbito ría una señal de aquella hermenéutica de la
político, la revolución americana ofreció ruptura que el Papa rechaza, pensar que el
un modelo de Estado moderno liberal muy Concilio Vaticano II, en la declaración so-
diferente de las tendencias ideológicas que bre la libertad religiosa Dignitatis humanae
surgieron en la Revolución Francesa. En el (DH), quiso negar la doctrina del Syllabus
campo científico, las ciencias naturales co- de Pío IX. Si la libertad de religión se con-
menzaron a pensar más claramente en sus sidera una expresión de la incapacidad hu-
límites cognitivos, reconociendo que no po- mana para conocer la verdad y como una
dían comprender la totalidad de la realidad. herramienta para canonizar el relativismo y
En el ámbito social, la Doctrina Social de la la indiferencia religiosa, que afirman falsa-
Iglesia, que se había desarrollado progresiva- mente que todas las religiones son iguales,
mente, se convirtió en una importante guía, porque lo que cuenta es la fe subjetiva de los
distante tanto del liberalismo radical como hombres, entonces en ese sentido la doctri-
del marxismo. Se podría decir que surgie- na sobre la libertad religiosa es inaceptable
ron tres esferas de cuestiones que estaban en ayer, hoy y siempre. En cambio, es una cosa
espera de respuesta: en primer lugar, era ne- totalmente diferente considerar la libertad
cesario redefinir de una nueva forma la rela- de religión como una necesidad que deriva
ción entre fe y ciencia moderna; en segundo de la dignidad de la persona, más bien como
lugar, la relación entre Iglesia y Estado mo- una consecuencia intrínseca de la verdad,
derno, y, en tercer lugar, la cuestión de la que no puede ser impuesta al hombre desde
tolerancia religiosa y de la libertad religiosa. fuera, sino que debe provenir del hombre
No se puede en este breve trabajo agotar con el ejercicio de su libertad.
estos tres aspectos individuales, sino simple- El Concilio Vaticano II, reconociendo
mente recuperar la clave de lectura esencial y haciendo suyo un principio esencial del
que Benedicto XVI propone. El Concilio Estado moderno laico —pero no laicista—,
se ha ocupado de estos problemas en conti- ha retomado un aspecto fundamental de la
nuidad de principios con la Tradición de la herencia de la fe de la Iglesia, del Evangelio
Iglesia, pero en una cierta discontinuidad en y de la antigüedad cristiana: la profesión de
el juicio sobre situaciones contingentes, ya fe solo puede realizarse por la gracia de Dios
que estas habían evolucionado y, por tanto, en libertad de conciencia y nunca impuesta
no eran las mismas que en los siglos ante- por la sociedad estatal y civil; por el contra-
riores. Es precisamente en esa combinación rio, el Estado debe garantizar a todos la pro-
de continuidad e innovación en diferentes fesión de la fe y su manifestación pública.
niveles, en lo que consiste la reforma del Al mismo tiempo, sin embargo, el Concilio
Concilio Vaticano II. Había que recono- Vaticano II confirma en la Dignitatis huma-
cer que, con respecto a las decisiones que la nae que la verdadera religión subsiste en la
Iglesia ha asumido en el pasado sobre los di- Iglesia católica y apostólica, a la que el Señor
versos fenómenos de la civilización moder- Jesús confió la misión de difundirla a todos
na, solo los principios expresan los aspectos los hombres (Dignitatis humanae, 1), y de
permanentes. No son igualmente perma- esa forma rechaza el relativismo y el indife-
nentes las formas concretas que dependen rentismo religioso, condenados también por
de la situación histórica y, por lo tanto, pue- el Syllabus de Pío IX.
den estar sujetas a cambios. Las decisiones Lo que ha cambiado es el juicio sobre
históricas de la Iglesia sobre situaciones con- las decisiones históricas del pasado (no los
tingentes son también contingentes. principios), porque la situación histórica
Entre los ejemplos, merece una men- contingente ha evolucionado y no es la mis-
ción especial el tema de la libertad religiosa, ma que la de los siglos anteriores. Lo que la
que es un segundo punto esencial, también Dignitatis humanae defiende no es la licen-
por las muy conocidas reacciones de los cia para adherirse al error ni mucho menos
tradicionalistas seguidores de Monseñor el derecho moral de elegir el error en materia
Vaticano II, Hermenéutica de la reforma en la continuidad

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religiosa, sino el derecho civil de la persona a En particular, la afirmación de la libertad
la inmunidad a la coerción e impedimentos religiosa enseñada por la Dignitatis huma-
en tal materia, dentro de límites razonables nae, es decir, el derecho a la inmunidad de
establecidos por el orden moral objetivo y coacción exterior, dentro de justos límites,
el bien común7. Así, tal derecho civil de la por parte del poder político, debe ser acep-
persona no es el derecho condenado en el tada junto con la doctrina del Magisterio
Syllabus de Pío IX que, por el contrario, te- de la Iglesia que condena el derecho de la
nía como objeto de juicio el derecho a la libertad religiosa entendida como la licencia
libertad religiosa como era entendido en la moral de adherir al error8 o entendida como
Declaración de los Derechos del Hombre un implícito derecho al error9, o a una li-
y del Ciudadano de 1789, en la época de bertad civil ilimitada en materia religiosa o
la Revolución Francesa, y que implicaba limitada solamente a un orden público en
una aprobación a la diversidad de opcio- sentido naturalista o a una libertad religiosa
nes religiosas en cuanto tales. No hay, por sin distinción.
eso, ninguna contradicción a nivel doctri- También hay que señalar que esta conde-
nal entre la condena de la libertad religiosa na hecha por el Magisterio de la Iglesia, es-
hecha anteriormente por el Magisterio y la pecialmente en la encíclica Quanta cura y el
afirmación de la libertad religiosa hecha por Syllabus, se refería también a la concepción
el Concilio Vaticano II. Para entender estas presupuesta en la afirmación de esos dere-
afirmaciones, hay que tener en cuenta que chos, en un nuevo orden civil y social fun-
el significado de la expresión “libertad reli- dado en el indiferentismo y el relativismo.
giosa” en la enseñanza del Magisterio pre- El Syllabus condena, además, la proposición
vio al Concilio Vaticano II es diferente del de que: «Todo hombre es libre para abrazar
significado de la misma expresión usada en y profesar la religión que juzgue verdadera a
los documentos conciliares y del Magisterio la luz de su razón»10. El enfoque subjetivista
sucesivo. Ciertamente, existe una novedad de la religión es el fundamento de esta rei-
en el Concilio Vaticano II respecto a las vindicación de la libertad religiosa, por lo
afirmaciones magisteriales precedentes, en que la Iglesia reacciona contra la distorsión
cuanto que la libertad religiosa declarada en y disolución de la verdadera religión, que es
la Dignitatis humanae no había sido antes el cristianismo.
enseñada explícitamente por el Magisterio. La perspectiva del Concilio Vaticano II
Esta novedad no elimina la continuidad en relación al derecho a la libertad religiosa
doctrinal, porque se trata de una explicita- es diferente. En el Vaticano II, el fundamen-
ción del contenido del derecho natural. La to de la libertad religiosa y de la libertad de
progresiva explicitación del contenido de conciencia, de orden civil y legal, no es la
la Revelación y de la Ley natural (que, de concepción subjetivista, agnóstica o relati-
hecho, también es revelada, en parte explí- vista de las ideologías de la modernidad, sino
cita y en parte implícitamente) es función la dignidad de la persona humana creada a
propia del Magisterio en todo tiempo. La imagen de Dios y dotada de inteligencia y
antedicha continuidad doctrinal exige la voluntad. Sin embargo, debe sostenerse esto
reafirmación de la concepción integral de junto con la doctrina católica tradicional,
la doctrina católica sobre el deber social según la cual la razón no es el árbitro del
hacia la religión y el derecho a la libertad bien y del mal, de lo verdadero y de lo fal-
religiosa. Eso significa, entonces, que la en- so, y la conciencia no determina la norma
señanza de la DH sobre la libertad religiosa moral, sino, al contrario, es la conciencia la
[7] Ver Catecismo de la Iglesia
Católica, 2108-2109. debe estar siempre integrada en el contexto que debe estar rectamente formada por la
[8] Ver León XII, Libertas
global de la doctrina católica enseñada por verdad. Del mismo modo, la nueva perspec-
praestantissimum.
el Magisterio constante de la Iglesia. De lo tiva del Concilio Vaticano II considera una
[9] Ver Pío XII, Discurso del 6
de diciembre de 1953.
contrario, se corre el riesgo de caer en una sana laicidad del Estado, entendida no como
[10] Pío IX, Syllabus Errorum,
visión parcial y unilateral, inaceptable y indiferencia ni confrontación con las religio-
n. 15 en Denz.-Sch., 2915 contraria a la enseñanza católica. nes, sino como no injerencia en la esfera de
Guido Pozzo

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la conciencia y como garantía —dentro de sobre algunas proposiciones y errores que
límites justos— de los derechos civiles sub- surgían en la interpretación de los docu-
jetivos de las personas en materia religiosa. mentos conciliares, con respecto a aspec-
Sin embargo, esto debe ser asumido junto tos doctrinales fundamentales: la Escritura
con la afirmación de la doctrina católica tra- y la Tradición en relación a la Revelación;
dicional de que no hay igualdad entre los de- la identidad de la persona de Cristo; la
rechos de la verdadera religión y del verdadero presencia real de Cristo en la Eucaristía y
culto debido a Dios y los derechos de las otras la doctrina de la transubstanciación; el va-
religiones y cultos. Una cosa es la afirmación lor sacrificial de la Misa; la doctrina sobre
de los derechos de las personas (tesis soste- el sacramento de la penitencia, y algunas
nida en la Dignitatis humanae) y otra muy interpretaciones erróneas y ambiguas del
distinta la afirmación de la igualdad de los ecumenismo, que favorecían «un pernicioso
derechos de las religiones como tales (tesis irenismo e indiferentismo del todo ajeno a
condenada por el Magisterio precedente). la mente del Concilio».
Este último aspecto es, de hecho, silencia- Podemos, entonces, concluir, que es ne-
do (no negado) en la Dignitatis humanae y, cesario establecer una distinción clara y de-
por tanto, debería ser retomado y expresa- cisiva entre la mens auténtica del Concilio
mente vuelto a proponer, porque la misma Vaticano II y su recepción, en el modo de
Dignitatis humanae afirma que presupone la presentar, exponer e interpretar los docu-
doctrina católica enseñada por la Tradición mentos conciliares de parte de una cierta
y no pretende exponerla nuevamente en su vulgata, extendida por teólogos, medios de
totalidad. comunicación, publicaciones católicas, etc.,
Esta discusión sobre el tema concreto de marcada por una ruptura con la Tradición
la libertad religiosa confirma cuán indispen- y el Magisterio precedente. De lo contra-
sable y urgente es hacer una correcta her- rio, no habrían sido necesarias las repetidas
menéutica de los documentos del Concilio intervenciones del Magisterio de los papas
Vaticano II, para ayudar a comprender el denunciando tales operaciones de ruptura
significado de sus contenidos en la línea para reafirmar el principio de renovación en
de la renovación en la continuidad con la la continuidad.
Tradición. Por tanto, concluye el Papa en su El Concilio Vaticano II:
discurso a la curia romana: «Así hoy pode- ¿un concilio pastoral?
mos volver con gratitud nuestra mirada al En una conferencia al Episcopado chi-
Concilio Vaticano II: si lo leemos y acoge- leno en 1988, el entonces Cardenal Joseph
mos guiados por una hermenéutica correcta, Ratzinger se expresaba así a propósito del
puede ser y llegar a ser cada vez más una gran Concilio Vaticano II, su naturaleza y recep-
fuerza para la renovación siempre necesaria ción: «Muchas exposiciones dan la impre-
de la Iglesia»11. Que la interpretación del sión de que, después del Vaticano II, todo
Concilio y su programa de aggiornamento haya cambiado y lo anterior ya no puede
y de renovación eclesial según una herme- tener validez, o, en el mejor de los casos,
néutica correcta no sea un hecho que se dé solo la tendrá a la luz del Vaticano II. El
por descontado, sino que más bien consti- Concilio Vaticano II no se trata como una
tuya un problema para el mundo católico parte de la totalidad de la Tradición viva de
de hoy, demuestra la situación muy confusa la Iglesia, sino directamente como el fin de
en que se encuentra la teología, la predica- la Tradición y como un recomenzar entera-
ción y la formación cultural de la conciencia mente de cero. La verdad es que el mismo
católica hodierna. En este sentido, es inte- Concilio no ha definido ningún dogma y ha
resante señalar que, inmediatamente des- querido de modo consciente expresarse en
pués de la conclusión del Concilio (1965), un rango más modesto, meramente como
la Congregación para la Doctrina de la Fe Concilio pastoral; sin embargo, muchos lo
tuvo a bien enviar una carta circular a los interpretan como si fuera casi el superdog-
[11] Benedicto XVI, ob. cit.
presidentes de las conferencias episcopales ma que quita importancia a todo lo demás.
Vaticano II, Hermenéutica de la reforma en la continuidad

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Esta impresión se refuerza especialmente en los diversos documentos, entre los que
por hechos que ocurren en la vida corriente. hay textos de carácter doctrinal y otros de
Lo que antes era considerado lo más san- carácter práctico-pastoral. Separando el
to, la forma transmitida por la liturgia, de Magisterio pasado, que sería doctrinal, del
repente aparece como lo más prohibido y Magisterio presente, que sería pastoral,
lo único que con seguridad debe rechazarse. se introduce de hecho una división en el
No se tolera la crítica a las medidas del tiem- Magisterio mismo y permanece sin resolver
po postconciliar; pero, donde están en jue- la pregunta sobre cuál es la instancia que
go las antiguas reglas, o las grandes verdades puede decidir si las actuales enseñanzas ma-
de la fe por ejemplo, la virginidad corporal gisteriales son coherentes con las preceden-
de María, la resurrección corporal de Jesús, tes; en otras palabras, ¿cuál es la instancia
la inmortalidad del alma, etc., o bien no se que juzga de modo decisivo sobre la con-
reacciona en absoluto, o bien se hace solo tinuidad del Magisterio viviente (presente)
de forma extremadamente atenuada. […] con el Magisterio pasado, no solo desde el
Todo esto lleva a muchas personas a pregun- punto de vista del sujeto, sino también des-
tarse si la Iglesia de hoy es realmente todavía de el punto de vista del objeto, es decir de
la misma de ayer, o si no será que se la han las res de fide et moribus?
cambiado por otra sin avisarles. La única Rechazando ambas posiciones, tratamos
manera para hacer creíble el Vaticano II, es de presentar una reflexión que sea consis-
presentarlo claramente como lo que es: una tente con el hecho objetivo del Concilio
parte de la entera y única Tradición de la Vaticano II. Expresamente no pretendía
Iglesia y de su fe»12. proponer nuevas definiciones dogmáticas,
El asunto de la naturaleza y finalidad del pero ha querido proponer un Magisterio de
Concilio Vaticano II es una cuestión que ya carácter preferentemente pastoral13, lo que
está planteada en el interior del eje conci- no significa que en sus documentos no haya
liar, pero parece que todavía no se resuel- una exposición doctrinal en materia de fe
ve completamente, también porque en los y moral. En los documentos del Concilio
documentos del Concilio no se encuentra Vaticano II hay numerosos textos doctrina-
una definición precisa del término “pasto- les, que requieren el obsequio14 interior del
ral”. Sin embargo, podemos constatar que, intelecto y de la voluntad15, y textos de carác-
incluso después de cincuenta años, el debate ter práctico-pastoral, que requieren adhesión
sobre el carácter pastoral y/o doctrinal del respetuosa, también del punto de vista de
Concilio Vaticano II sigue dejando som- disciplina vinculante, pero no necesaria-
bras por disipar. Podemos, con el riesgo de mente obsequio interior del intelecto y la
simplificar en exceso, distinguir dos posicio- voluntad. A partir de estas premisas se deri-
nes, ambas unilaterales y sustancialmente van algunas consecuencias básicas:
engañosas: a. “Pastoral”, en la conciencia adqui-
a) La posición maximalista, que hace del rida de la Iglesia, significa aplicación de la
Concilio Vaticano II una especie de meta- doctrina a la acción práctica de la Iglesia. La
concilio o superdogma pastoral, según la cual pastoral se refiere a la aplicación de la doc-
la pastoral sería el principio que sustituye y trina a la práctica, conforme las exigencias
[12] Joseph Ratzinger, “Unidad
en la tradición de la fe”. relativiza la doctrina y el dogma católico de de los tiempos y las circunstancias históricas
Alocución a los Obispos de
Chile, 13 de julio de 1988, en la Tradición. De esta manera, el camino hacia contingentes.
Cuaderno Humanitas, n. 20,
(Santiago de Chile, diciembre de el pluralismo indiscriminado y el relativismo b. La diferencia entre las afirmaciones
2008), 38.
y subjetivismo doctrinal es inevitable e impli- doctrinales y las afirmaciones orientadas a la
[13] Ver Juan XXIII, Discurso
para la solmene apertura del ca la autodisolución y autodemolición de la acción concreta conforme a los tiempos es sus-
Concilio Vaticano II, Gaudet
mater ecclesia, 11 de octubre Iglesia misma. tancial, porque las segundas se fundan sobre
de 1962.
b) La posición minimalista, que sostie- las primeras y no pueden nunca contraponer-
[14] N. del T.: Obsequium reli-
giosum: sumisión intelectual al ne que el Concilio Vaticano II fue solo un se, si realmente se desea edificar una pastoral
Magisterio de la Iglesia.
concilio pastoral, sin distinguir la finalidad católica. La pastoral presupone la doctrina
[15] Ver Concilio Vaticano II,
Lumen gentium, 25.
última, que es pastoral, y la materia tratada y debe permanecer fiel a ella. La pastoral no
Guido Pozzo

11
puede inventar la doctrina, sin embargo, 2) En la constitución pastoral Gaudium
puede indicar una renovación en la práctica et spes, en los decretos y declaraciones, en
católica, adaptando modos de presentación ocasiones, están presentes enseñanzas doctri-
de la misma doctrina a las nuevas circuns- nales, pero en su mayor parte se proponen
tancias históricas (eodem sensu et eademque indicaciones y orientaciones sobre la acción
sententia). En tal sentido, el Concilio propo- práctica, por ejemplo, exhortaciones, ins-
ne una praxis pastoral renovada, motivada trucciones y directivas pastorales como apli-
por el cambio de las circunstancias históri- cación de la doctrina, teniendo presente las
cas y temporales. Los principios doctrinales circunstancias del momento actual. Con res-
se mantienen inmutables y permanentes pecto a estas pautas o lineamientos pastora-
(aun con las explicitaciones y profundiza- les, uno debe expresar una aceptación sincera
ciones debidas al desarrollo homogéneo de y una acogida respetuosa, pero no se puede
la doctrina católica), pero las aplicaciones excluir que el lenguaje utilizado, debido al
pastorales son contingentes, porque siempre hecho de que no es dogmático ni definitorio,
es contingente la situación histórica en que sino más bien explicativo, didáctico, exposi-
se encarna el mensaje cristiano. tivo y argumentativo, pueda estar expuesto
c. La pastoral puede legítimamente hacer a interpretaciones unilaterales, parcializadas
nuevas preguntas o establecer nuevas instan- o reductivas del mensaje expresado. En este
cias de doctrina, pero no alterar la doctrina. contexto es legítimo que tales enseñanzas o
La revocación del orden por el que la nueva directivas puedan ser objeto de ulterior estu-
pastoral se convierte en criterio y medida de dio o discusión crítica en vista a precisiones,
una nueva doctrina es inaceptable. aclaraciones o explicaciones más completas,
En conclusión, podemos indicar suma- pero deben ser rectamente interpretadas sub
riamente los siguientes principios de inter- ductu Magisterii, para evitar ambigüedades
pretación de los documentos del Concilio o malentendidos que pueden ocurrir y que,
Vaticano II: de hecho, ocurrieron desde la época conci-
1) En las constituciones dogmáticas liar hasta nuestros días. Será necesario, sin
(Lumen gentium y Dei Verbum) está expues- embargo, en ese estudio o discusión, aplicar
ta la doctrina de la Iglesia católica, sea (a) algunos criterios básicos de interpretación
proponiendo nuevamente definiciones dogmá- del pensamiento católico: es decir, que (a)
ticas enunciadas precedentemente por la auto- las afirmaciones singulares deben ser consi-
ridad magisterial infalible; sea (b) enseñando deradas en unidad con la enseñanza global
doctrinas ciertas y, por tanto, no sujetas a del Concilio; (b) las enseñanzas del Concilio
la discusión teológica (como por ejemplo deben ser leídas a la luz de la Tradición com-
cuando se afirma explícitamente la sacra- pleta y del Magisterio constante de la Iglesia,
mentalidad del Episcopado como plenitud y (c) las afirmaciones individuales siempre
del Sacramento del Orden); sea (c) propo- deben ser comprendidas en vínculo interior
niendo enseñanzas auténticas que requieren con la integridad y globalidad de la doctri-
el obsequio del intelecto y de la voluntad, na de la fe católica, en el presupuesto que
incluso si no se exige una adhesión de fe o las enseñanzas del Concilio Vaticano II, así
un asentimiento incondicionado, ya que no como las de cualquier otro concilio, no lo
se trata de doctrinas propuestas como divi- son todo, sino la parte de un todo, es decir,
namente reveladas o como acto definitivo. de la totalidad indivisible de la fe católica.

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