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Fernando Pessoa, un anónimo inmortal

Por: Víctor Ahumada.

Agregar una línea más sobre Fernando Pessoa es caer quizás en el lugar común, pues,
sobre él, tantos, y tan bien, han dicho ya algo que, repito, sería llover sobre mojado. Sin
embargo, motivado por el afecto poético que me suscita la obra del poeta portugués, me
atrevo, muy irrespetuosamente, a engrosar esa cantidad de textos escritos sobre él. Commented [DJBP1]: No sé si sea prudente la expresión
o si resulta irrespetuosa.
Ernesto Sabato, en su ensayo La resistencia, escribió: «“Persona” quiere decir máscara,
y cada uno de nosotros tiene muchas. ¿Hay realmente una verdadera que pueda
expresar la compleja, ambigua y contradictoria condición humana?” Commented [DJBP2]: » El cierre.

Por un lado, la palabra persona, que se deriva del latín personare, quiere decir “sonar a Commented [DJBP3]: En cursivas, ¿no?
través de”. Por otro, en Pessoa, tanto la definición de la palabra persona, como la
anterior reflexión de Sabato, se aplica muy bien; pues, su apellido, traducido del Commented [DJBP4]: Yo lo dejaría entre comas.
portugués al español, quiere decir persona.
Pessoa, como bien se sabe, hizo sonar su alma a través de muchas personas —María
José, Bernardo Soares, Vicente Guedes, Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Alberto Caeiro,
etc. — y tuvo muchas máscaras, algunas de ellas fueron ambiguas, complejas, y Commented [DJBP5]: ¡Bien! Bien que llega a la idea. La
contradictorias. Todas y cada una de esas mascaras fueron hijas de esa condición raya final no la separes del etcétera, como no se separa el
paréntesis.
creadora que llevaba el poeta en su interior. Creador de un sin fin de heterónimos de
Commented [DJBP6]: Un sinfín que, en todo caso, no
los cuales, aun a día de hoy, no se sabe con exactitud cuantos son. Algunos dicen que llega a las dos centenas, por las cifras que se barajan. ¿Si
cien, otros que ciento veintisiete, otros que ciento treinta y seis, en fin, poco importa; cambias sin fin por multiplicidad?
todos ellos hacen parte del mismo hombre, del mismo poeta múltiple, del mismo
oficinista solitario que se convirtió un clásico de la poesía universal. Commented [DJBP7]: convirtió en un

Pessoa siempre escribió y creó personajes. En cierta ocasión expresó: “Tuve siempre, Commented [DJBP8]: ¡Bien!
desde niño, la necesidad de incrementar el mundo con personalidades ficticias, sueños
míos rigurosamente construidos, contemplados con claridad fotográfica, comprendidos
por dentro de sus almas. No tenía yo más que cinco años, y, niño solitario y no deseando
estar sino así, ya me acompañaban algunas figuras de mi sueño —un capitán Thibeaut,
un Chevalier de Pas— y otros que ya se me olvidaron, y cuyo olvido, como el imperfecto
recuerdo de aquellos, es una de las grandes saudades de mi vida”.
Desde su infancia estuvo marcado por la soledad: su padre falleció cuando él apenas
contaba cinco años de edad, luego, su hermano Jorge, fallecería al año siguiente sin
haber cumplido un año. Es por ello que algunos psicólogos, que han estudiado su obra,
han dicho que a través de esos heterónimos buscaba sentir la figura de un padre con el
que solamente alcanzó a compartir una pequeña parte de su vida. Quizás fuese así, él
mismo, alguna vez, reflexionó sobre ello: “Hoy soy el punto de reunión de una pequeña
humanidad sólo mía. Se trata, con todo, simplemente del temperamento dramático
elevado al máximo; escribiendo, en vez de dramas en actos y acción, dramas en almas.
Tan simple es, en su sustancia, este fenómeno aparentemente tan confuso. No niego, sin
embargo —favorezco, incluso—, la explicación psiquiátrica, pero debe comprenderse
que toda actividad superior del espíritu, porque es anormal, es igualmente susceptible
de interpretación psiquiátrica. No me cuesta admitir que sea loco, pero exijo que se
comprenda que no soy loco diferentemente a Shakespeare, cualquiera que sea el valor
relativo de los productos del lado sano de nuestra locura”. Commented [DJBP9]: ¡Carajo, qué locura tan bella y tan
lúcida! A un compendio de poemas míos que hice para un
Pedro Gómez Valderrama, escritor colombiano, al prologar una edición (Círculo de concurso de Relata, lo titule ‘Destellos de lúcida locura’.
lectores) de El nombre de la rosa, novela de Umberto Eco, escribió: “La inteligencia
colinda con la perversidad”. Parafraseando un poco a Gómez Valderrama, y siguiendo
lo expresado por Pessoa, se podría decir que, en su caso, el genio colinda con la locura, Commented [DJBP10]: ¡Bien!
pero no es así; en la obra del poeta portugués no se asoma ni un ápice de locura sino, al
contrario, una lucidez y un genio totalmente único. Commented [DJBP11]: ¡Bien! Como Sócrates, dispuesto
a decir algo que tiene apariencia de verdad, para luego
refutarlo.

El libro del desasosiego, la obra que no se termina de leer


Este libro, atribuido a Vicente Guedes y Bernardo Soares, en el que Pessoa, al igual que
Marcel Proust con su À la recherche du temps perdu, trabajaría toda su vida, y dejaría
inacabado, fue la máxima creación del poeta portugués. En dicho libro, Pessoa, expresa
todo un mundo propio, íntimo, en el que nos presenta distintos interrogantes y formas
de reflexión acerca de la naturaleza, el ser, los sentimientos, en fin, la vida misma en
toda su real dimensión.
El libro del desasosiego, a mi juicio, no tiene un orden lógico, y si lo tuviera, creo que
sería, más bien, un orden de sensaciones, ya que así lo expresa, no sólo su título, sino
sus subtítulos: “Absurdo”, “Intervalo doloroso”, “Estética del desaliento”, “Pausa
dolorosa”, “Pausa dolorosa”, “Estética de la indiferencia”, etc. Commented [DJBP12]: Dos veces.

Pessoa, que, de niño, soñaba con un capitán, terminó siendo uno; un capitán solitario
que supo sortear las aguas tempestuosas de la existencia a través de la escritura. Esa es
la razón principal por la que su libro es una obra que no se termina de leer, al abrirlo, y
mirar algunos de sus pasajes, uno se encuentra siempre con algo distinto. Porque como
toda gran obra clásica, como ya se ha dicho, va cambiando con uno.

Un anónimo inmortal
Tan anónimo fue este inmenso poeta portugués que sólo hace veinticuatro años se
empezaron a publicar las más de veintisiete mil hojas escritas que dejó guardadas en
un baúl, Tan anónimo fue este hombre tímido y solitario, delgado, con sombrero
habitual, de impecable vestido y bigote milimétrico, que solía beber más de la cuenta
que, al momento de su muerte, sólo había publicado un libro —Mensagem, 1934—. Eso,
a él, poco le importaba. Así lo había escrito hace tiempo:
Si muero joven
Sin poder publicar libro alguno,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letra impresa,
Pido que, si alguien se quiere preocupar por mi causa,
Que no se preocupe.
Si así sucedió es que así tenía que suceder…

Pessoa, a pesar de que lo habitaba una multitud, siempre fue un solitario que no era
nada, que nunca quiso ser nada, pero termino siendo todos.
Tenía cuarenta y siete años, cuando un malestar hepático, producto de sus excesos Commented [DJBP13]: Revisa si esta coma sobra.
alcohólicos, lo mando al hospital. Aun, en dicho estado, nunca dejó de escribir, y antes
de morir en un insignificante trozo de papel escribió: “I do not know what tomorrow
will bring” (no sé lo que traerá el mañana). Efectivamente, Fernando António Nogueira
Pessoa, ni tú mismo sabías que ese enigma llamado “mañana” te consagraría como el
más grande poeta portugués de todos los tiempos. Commented [DJBP14]: Gran remate.

Sin ser malo, no está tan bueno como el dedicado a Juan


Rulfo.

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