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Wallace postula también, que “el sistema de caminos puede ser visto como una expresión
física de integración de factores ideológicos, económicos y sociopolíticos”,88 de modo
que pudo ser un eficiente mecanismo para movilizar bienes y también peregrinos entre el
valle chinchano, la sierra andina y los valles costeros del sur; quizá, diríamos, un tráfico
en el área de prestigio de la huaca chinchana, hija de Pachacamac (Wallace, 1991).
SEÑORIO CHIMÚ
Luego de la caída sistemática de la cultura Wari y Tiahuanaco, por ende, el fin del
Horizonte Medio, debido a los grandes cambios climáticos que experimentó el mundo en
ese entonces, por segunda vez, empezaron a erigirse nuevas culturas de menor
complejidad, organizadas en curacazgos o en pequeños Estados de alcance regional.
A causa de los nuevos cambios climáticos, esto obligó a un nuevo tipo asentamiento y
uso del espacio. Surgió una nueva estructura de la sociedad en los Andes centrales, la
población empezó a agruparse en pequeñas aldeas, levantadas de manera espontánea y
sin conocimiento de tecnologías especiales. Mientras tanto, en la costa siguieron otro tipo
de patrón diferente a la de las sociedades andinas. Construyeron conglomerados urbanos
– religiosos, de diferente tipo de arquitectura, y aprovecharon la actividad económica de
la pesca, el sembrío y la recolección de recursos. La sociedad más compleja que se
desarrolló en este tiempo fue para muchos investigadores la chimú, ¿cuál fue su interés
económico por expandirse?
Según Julio Santillana, esta sociedad era una entidad política local, sin embargo, la
constante evolución de manera sostenida de su economía, le sirvió para expandirse. Fue
una expansión netamente costeña, centrándose en su fortaleza y mayor obra
arquitectónica, la ciudadela de Chan Chan, llegando por el norte hasta la región Tumbes
y por el sur hasta Barranca, teniendo como extensión 1000km2. En términos político-
administrativos, el dominio chimú de los valles al norte y al sur de Chan chán se
manifiesta por la presencia de centros administrativos. Estos centros aparecen en mayor
número en los valles cercanos al valle de Moche (núcleo chimú) y, por el contrario,
escasean cuando se alejan. El sitio de Farfán representa uno de los centros administrativos
chimú construido para controlar el valle de Jequetepeque.
Conrad y Demarest lo llaman “la herencia partida” o “herencia dual”, que significaba que
cada nuevo gobernante chimú, tenía que construir su propio palacio, poseer nuevas
propiedades y obtener más ingresos tributarios de las sociedades que llegaban a
conquistar, que era lo que más importaba. Por ende, tenían que construir su propia
ciudadela y anexar más tierras, pero la que estaban lejos del núcleo central de chimú.
Cada nuevo gobernante debía organizar su propia estructura administrativa con nuevos
funcionarios. Esta característica demuestra la influencia de los Wari sobre los chimú, y
ellos sobre los incas.
Es importante también mencionar un rasgo muy importante, y que se ve en casi todas las
culturas peruanas al momento que se invadía y conquistaba un nuevo territorio, estos no
destruían lo que habían desarrollado y construido, al contrario, recataban lo mejor y lo
utilizaban para su beneficio. Por ejemplo, los chimú al momento de conquistar
Lambayeque, trasladaron a los mejores artesanos hasta su núcleo político, es por eso que
se ve gran similitud en las grandes construcciones arquitectónicas entre estas dos culturas.
Por esto mencionado la región Lambayeque debe considerarse como impulsora de varios
logros de los chimú, además de observar en sus evidencias arqueológicas, que no existen
cambios radicales.
Se reconoce que Chan Chán era la capital del Estado chimú, y se considera como “sitio
tipo” del urbanismo y arquitectura chimú. Fue construida utilizando barro como material
para la elaboración de adobes y para la decoración de paredes de ciertas edificaciones de
usos político-religiosos, en base a “frisos modelados en relieve”. Complementan la
ornamentación urbana un conjunto de murales pintados y pequeños elementos
arquitectónicos agregados. Predominan en el arte decorativo arquitectónico diversas
figuras geométricas, imágenes de aves y peces; y también el mar, a través de figuras que
representan diversas evocaciones marinas, como las olas. La suma de todos estos diseños
es referida por algunos investigadores como “iconografía imperial chimor” (Santillana,
2010).
Igualmente, los tejedores fueron muy importantes en esta cultura, ellos elaboraban textiles
esencialmente de algodón. Topic postula que la distribución de la población artesanal en
Chanchán estaba organizada en parcialidades (Topic, 1990).
LOS HUANCAS
La región alcanzó particular importancia al ser una de las primeras conocidas por los
españoles. En la parte media del valle de Mantaro, que va desde Jauja hasta las cabeceras
de Huancavelica. Se dice que su incorporación al Tahuantinsuyo se efectuó entre los
tiempos que los cronistas atribuyeron a los Incas Pachacutec o Tupac Inca. Los poblados
y su dispersión señalan una densidad poblacional significativa. Las investigaciones
arqueológicas han llevado a calcular, por ejemplo, que el asentamiento Huanca de
Hatunmarca (en Jauja), de una extensión de 130 hectáreas, pudo tener una población
aproximada de 12 mil habitantes, mientras que el de Tunanmarca, de unas 32 hectáreas,
habría albergado a unos ocho mil y el de Umpamalca, a 3,500 personas.
Durante el Wanka II, el acceso a los recursos de subsistencia fue diferenciado. La elite
consumía una mayor cantidad de maíz procedente de tierras templadas del valle; de la
misma manera, consumía más carne, especialmente, de camélido y cérvido. Por otra parte,
solo en unidades familiares de elite se han encontrado productos agrícolas que no son de
subsistencia, pero que sí tienen alto prestigio, como el ají, la coca y el tabaco, importados
de medio ambientes tropicales. En cambio, las poblaciones comunes consumieron menos
maíz y mucha menos cantidad de carne. Ambos sectores sociales, sin embargo,
consumieron un porcentaje mínimo de carne de perro. La diferencia en la cantidad de
carne consumida entre la elite y el común —afirman los autores— debe ser por las
diferencias en el acceso a la carne y debe ser un reflejo de las prerrogativas
administrativas y las posiciones en la red de intercambio entre cacicazgos del Período
Intermedio Tardío.
Durante el Wanka III, se incrementa el consumo de carne en ambos sectores; sin embargo,
el consumo de carne de camélidos y de perros es mayor en la población común que en la
elite. Asimismo, la elite consumía un porcentaje mayor de carne de venado que los
sectores comunes. También se indica que, durante esta etapa, los hombres consumían más
maíz que las mujeres.
CULTURA CHANCAY
La cultura Chancay se ubicó al norte de la ciudad de Lima, ocupando los valles de
Chancay y Huaura, donde se encuentran sus principales sitios. También existe evidencia
de presencia Chancay en la margen norte del Valle Chillón, tal como lo demuestran los
hallazgos funerarios en la necrópolis de Ancón y del zapallal. Uno de los sitios más
celebres de aquellos lejanos tiempos es el de Chivateros, caracterizado por la presencia
de talleres donde se elaboran utensilios pétreos.
La cultura Chancay destacó por la variedad de técnicas y la belleza estética de sus textiles
se ha encontrado telas pintadas que parecen obras de arte moderno, delicadas y finas
gasas, retículas y encajes, tapices y tejidos con bordados, brocados y pluma. Esto
representa la iconografía, cosmovisión de la cultura Chancay.
LOS CHANCA
Los Chanca se establecieron en territorios que corresponden hoy a los departamentos de
Ayacucho, Apurímac y Huancavelica, pero preferentemente en los valles
correspondientes al río Pampas (Ayacucho), pero su núcleo principal, contiguo a la
floresta amazónica, donde supieron aprovechar tanto de los recursos de aquella región
como de las zonas circundantes.
Los chancas surgieron a la caída y desintegración del Imperio Wari. Al comienzo, se cree
que hablaban, el aymara y posteriormente, el quechua. No lograron un sobresaliente
desarrollo en la agricultura ni en las artes, vivieron sólo para hacer la guerra a sus vecinos,
en la que demostraron extrema ferocidad y diabólico espíritu. Dedicados al pastoreo de
llamas y alpacas, incluso de vicuñas. Fueron un pueblo guerrero por excelencia,
caracterizada por su extrema belicosidad en las batallas, a las que concurrían con las
armas pintadas y portando tambores hechos de piel humana. Entraron en guerra con los
Incas, en una violenta contienda al mandato de sus generales, Asto Huaraca y Ancohuiallo
(o Huancohuallo), llegando hasta sitiar la ciudad del Cusco.
Costin, C., & Earle, T. (1989). “Status distinction and legitimation of power as reflected in
changing patterns consumption in late prehispanic Perú”. Nueva York: Ame-rican
Antiquity.
Wallace, D. T. (1991). The Chincha roads: economics and symbolism. (C. Trombold, Ed.) Nueva
York: Cambridge University Press.