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Introducción
Este libro trata del colapso de la Unión Soviética y de su significado para el siglo
XXI. La magnitud de la debacle dio lugar a declaraciones extravagantes por parte
de los políticos de derechas. Para ellos, el colapso quería decir que la Guerra Fría
había terminado y que el capitalismo había ganado. Significaba «el fin de la
historia». De ahí en adelante, el capitalismo iba a representar la forma más elevada,
la cumbre, de la evolución económica y política. La mayoría de los que
simpatizaban con el proyecto soviético no compartían este triunfalismo de
derechas. Para estas personas, el colapso soviético tuvo consecuencias decisivas,
pero no alteró la utilidad del marxismo para comprender un mundo que se formaba,
más que nunca, a través del conflicto de clases y las luchas de los colectivos
oprimidos contra el poder corporativo, ni hizo tambalear los valores y el
compromiso de los que estaban de parte de los trabajadores, los sindicatos, las
minorías, la liberación nacional, la paz, las mujeres, el medio ambiente y los
derechos humanos. A pesar de todo, lo que le había ocurrido al socialismo
representaba tanto un desafío teórico al marxismo como un desafío práctico con
respecto a las posibilidades futuras de las luchas anticapitalistas y del socialismo.
Para los que creen que un mundo mejor —más allá de la explotación capitalista, la
desigualdad, la avaricia, la pobreza, la ignorancia y la injusticia— es posible, la
desaparición de la Unión Soviética representó una pérdida catastrófica. El
socialismo soviético tenía muchos problemas (que discutiremos más adelante) y
no era el único orden socialista concebible. Sin embargo, constituía la esencia del
socialismo tal como lo definió Marx: una sociedad que había derrocado la
propiedad burguesa, el “mercado libre” y el estado capitalista, y los había
reemplazado por la propiedad colectiva, la planificación central y un estado obrero.
Además, había conseguido un nivel sin precedentes de igualdad, seguridad,
sanidad pública, acceso a la vivienda, educación, empleo y cultura para todos sus
ciudadanos, y en especial para los trabajadores de las fábricas y del campo.
Lo que nos impulsó a investigar fue la enormidad de las consecuencias del colapso.
Éramos escépticos respecto a la derecha triunfante, pero estábamos preparados
para seguir a los hechos hasta donde nos condujeran. Éramos conscientes de que
los partidarios del socialismo anteriores a nosotros habían tenido que analizar
inmensas derrotas de la clase trabajadora. En La guerra civil en Francia, Karl
Marx analizaba la caída de la Comuna de París en 1871. Veinte años después,
Frederick Engels ampliaba aquel análisis en una introducción al trabajo de Marx
sobre la Comuna. Vladímir Lenin y su generación tuvieron que explicar la
revolución rusa abortada de 1905 y el fracaso de las revoluciones de Europa
occidental que no se materializaron durante 1918-1922. Los marxistas posteriores,
como Edward Boorstein, tuvieron que analizar el fracaso de la revolución chilena
de 1973. Dichos análisis mostraban que el hecho de simpatizar con los vencidos
no impedía hacer preguntas difíciles acerca de las razones de la derrota.
En otro ejemplo, algunos han afirmado que la Unión Soviética se derrumbó por el
“error humano” y no tanto por “debilidades sistémicas”. En otras palabras, los
líderes mediocres y las decisiones equivocadas hundieron un sistema
esencialmente sólido. Si esta explicación, como la anterior, fuera cierta, no
afectaría la integridad de la teoría marxista ni la viabilidad del socialismo. En
realidad, sin embargo, esta idea no ha servido de explicación, o ni siquiera de un
principio de explicación, sino que más bien ha sido un recurso para evitar
explicaciones más profundas. Tal como dijo un conocido nuestro, «Los comunistas
soviéticos metieron la pata, pero nosotros lo haremos mejor». Para que esta
explicación fuera plausible, no obstante, tendría que responder a preguntas
importantes: ¿qué es lo que hizo que los líderes fueran mediocres y las decisiones
equivocadas? ¿Por qué produjo el sistema tales líderes y cómo pudieron sacar
adelante esas decisiones equivocadas? ¿Existían alternativas viables a las que se
escogieron? ¿Qué conclusiones debemos sacar?
Fuente: http://www.elviejotopo.com/topoexpress/el-socialismo-traicionado-
detras-del-colapso-de-la-union-sovietica-1917-1991/