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Por Ps. Leonardo Zúñiga Ogueta
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Psicólogo Universidad de Valparaíso, Magister en Criminología y Evaluación Pericial ©, Diplomado en
Drogodependencias Universidad de Valparaíso, Diplomado en Hipnosis Clínica Universidad de Valparaíso, Perito Externo
Defensoría Penal Pública, Psicólogo Forense. Docente Universitario.
leonardozunigaster@gmail.com
La Escuela Positiva nacería por ende como una reacción a los excesos jurídicos de la
Criminología Clásica, a sus excesos formalistas, al abuso de la dogmática, al olvido del
hombre delincuente y a su creencia de haber agotado la problemática jurídico-penal en base
al sofismo. (Rodríguez Manzanera, 1981) La Escuela Positiva ha tenido desde sus inicios una
vida fecunda y agitada, llena de aciertos y también de errores, con multitudes de partidarios
y también de contrarios, sin embargo lo que no se puede poner en discusión es el cambio
paradigmático en el campo de la Criminología, estableciendo una serie de conocimientos, los
cuales estan vigentes en los discursos y prácticas actuales.
2.- El delito es un hecho de la naturaleza y como tal debe estudiarse. No estudiarlo como
un ente abstracto, ni jurídico, sino como un ente real, actual, existente.
3.- Determinismo. "El libre albedrío no existe." Así tan claro, así de tajante. La Escuela
Positiva es netamente determinista, es decir: una serie de circunstancias físicas o de
circunstancias sociales llevarán al hombre a delinquir. Si estas circunstancias no se dan, el
hombre no delinquirá.
5.- Si no hay responsabilidad moral, nadie queda excluido del derecho, todos son
responsables en cuanto vivan en sociedad, la colectividad, por medio del Estado, tiene la
facultad y la obligación de defenderse del sujeto peligroso.
Estos a su vez son coercitivos porque los individuos se educan conforme a las normas
y reglas de la sociedad sólo por el hecho de nacer en ella, Durkheim afirmaría que: «si
existían antes es que existen fuera de nosotros» y menciona como ejemplos la lengua natal,
la escritura y el sistema monetario, a su vez establece que la fuente de la vida social es la
división del trabajo, esto es más evidente entre las sociedades primitivas, en las que la
solidaridad mecánica queda de manifiesto por la ley de la fuerza.
Este estudio del orden social es tomado por la Criminología Sociológica Positivista en
diferentes Teorías, analicemos de forma resumida algunas de ellas:
Teoría de la Anomia: Tanto Durkheim como Merton harán mención a esta explicación
teórica, el primero de ellos en su obra “División del Trabajo Social” en 1893 y luego en “El
Suicidio” (1897), en tanto Merton publica su famosa concepción de la anomia en su Tesis
Doctoral en Harvard (1936), el cual establece que hay dos grandes elementos que componen
la estructura social. Las metas de la cultura son aquellas por las que vale la pena esforzarse,
por ejemplo, ser rico, ser poderoso, ser culto, etc. Los que alcanzan dichas metas reciben
reconocimiento y prestigio. En tanto el segundo elemento de la estructura social son las
reglas que se habrán de emplear para alcanzar las metas culturales. Estas reglas toman
formas concretas en las instituciones que regulan la conducta en sociedad. Por ejemplo, para
alcanzar la meta de ser rico debe no cometerse
fraudes, estafas, extorsión, mentir o matar, etc. (Benbenaste, Narciso; Etchezahar, Edgardo;
Del Río, Marta. 2009).
Lo que Merton llama anomia social no es
precisamente a la falta de normas, sino
cuando los grupos sociales aceptan que
lograr las metas es a pesar de las normas
sociales, se fomenta el estado de anomia
social. El término anomia social surge
tomando como referencia las desviaciones
de las normas sociales por parte de
distintos grupos en la sociedad
norteamericana. Por ende una sociedad en
donde las metas sociales apuntan hacia el
individualismo y el éxito económico genera
sujetos que no usarán las reglas sociales.
Finalmente tenderemos que indicar que el
concepto de anomia de Durkheim y de
Merton elabora toda una teoría del crimen,
por ello es que consideraron que principal-
mente en los países de estructura capitalista, teóricamente las oportunidades para el triunfo
son iguales para todos, dicha lógica fundamentaría el llamado “sueño americano”, pero que
en realidad, ciertas clases tienen vedadas las vías aceptadas socialmente para poder
desenvolverse legalmente. (Rodríguez Manzanera, 1981)
Teoría Del Aprendizaje: Dicha corriente se centra en el comportamiento criminal como una
conducta aprendida, como cualquier otra conducta o actividad lícita, en interacción con
otras personas, se desarrolla a través de la observación e imitación.
Teoría Culturalista: que tienen relación con la influencia que ejercen las cultura de cada
pueblo en los valores, cogniciones, creencias y motivaciones de los individuos.
Enfoque Clínico: tendrá como objeto de estudio el Individuo en sí, siendo su interés
primordial determinar las causas de la criminalidad, respuestas que se podrían encontrar a
través de las Teorías Biológicas, dadas por la taras o deformaciones físicas de algunos
sujetos; las Neurológicas, que se ampararán en trastornos orgánicos; y las Psicológicas, ya
sea por enfermedades mentales, trastornos de personalidad o psicopatías; entre otras.
Algunos autores de dichas corrientes van desde el Propio Cesare Lombroso, el Psicoanálisis
de Freud, la corriente Psicológica experimental de Adler, las tipologías de Karl Jung, la
reflexología Rusa de Pavlov, el conductismo de Watson, Skinner y Bandura. Posteriormente
harán su aporte a esa corriente de la Criminología Positivista la Teoría Gestáltica de Koffka y
Lewin, la fenomenología de Husserl, Brentano y Jasper. La psiquiatría biológica y la
psicopatología del siglo pasado; incluso a la fecha la Neuropsicología a través de técnicas de
imagen nuclear entrega aportes a esta corriente. La psicología Forense brazo técnico de la
psicología jurídica entregará una serie de elementos técnicos aplicados al entendimiento del
delito desde la Criminología Positivista; como por ejemplo, la evaluación de Credibilidad de
relato a través de técnicas como el SVA y la psicometría aplicada.
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2. Dado que están dentro del mismo paradigma, se puede teorizar que a través de la
identificación y control de las variables independientes se puede modificar la variable
dependiente (delito), esta sería la base del módelo científico.
1.- Si bien el objeto de estudio es el mismo, se logran distinguir entre sí ya que ambos
ponen especial énfasis a distintas variables independientes, por un lado el entorno y
por otro el sujeto; sin embargo en una lectura más amplia, no existe tal diferencia;
tanto el individuo es sujeto como es ente social y a su vez solo puede ser un ente
social si estructuralmente está determinado para ello.
TEORIAS MODERNAS
La denominada “Teoría de
la reacción social” genera un gran
cambio epistemológico con las
otras teorías criminológicas de
corte sociológico anteriormente
descritas, las cuales tendían a
basarse fundamentalmente en la
idea de que la desviación provoca
el control social. En tanto la
premisa de la “reacción social” es
opuesta, es decir, que el control
social provoca la conducta
desviada. (E. M. Lemert, 1967).
Este enfoque de la Criminología forma parte de la crítica y divorcio del legado de las
nociones positivistas o absolutistas del delito, la desviación a la norma y los problemas
sociales. Con ello se rechaza las explicaciones genéticas, psicológicas o multifactoriales del
delito y la desviación en las que se hace hincapié en el carácter absoluto de las causas de la
delincuencia o la desviación. Por lo común, pero no siempre, dicha corriente rechaza el
habitual enfoque sociológico estructural-funcionalista, por ello es que pondrá un especial
énfasis en como la sociedad responde frente a aquellos que trasgreden las normas impuesta
por ella misma; por ejemplo un joven de 18 años que pololea con una chica de 13 años, por
el mero acto de tocarse con una clara intencionalidad de tipo sexual, el sujeto estaría
cometiendo el delito de Abuso Sexual Impropio contenido en el Art. 366 de nuestro Código
Penal dado que el consentimiento de la menor estaría viciado (según nuestros legisladores).
Sin embargo, el victimario por qué tendría que saber la tipificación jurídica; o mejor dicho,
cual es el bien jurídico protegido en la menor. Sin embargo solo se trasformará en un acto
antijurídico si alguna agencia de control lo define como tal, antes no existe delito, este
aparece de forma mágica, solo cuando la sociedad lo invoca como tal. Esto conlleva en sí
mismo un serio riesgo, el de la rotulación de “desviado” impuesta por un grupo social, o por
una agencia de control social a una persona que no tiene interés en “delinquir” o que
incluso, jamás ha tenido la voluntariedad de ser un desviado. Esto puede hacer cambiar la
concepción que una persona tiene de sí misma y, posiblemente, desembocar en una
situación en la que, aunque no haya habido ninguna predisposición inicial a la desviación, se
produce un vuelco progresivo hacia esa conducta. Incluso aunque el sujeto indicado como
autor, no desee repetir la conducta, será etiquetado socialmente como desviado, más allá de
la sanción penal.
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Esta posición teórica va a tener tres grandes áreas de estudios y de comprensión del
fenómeno Criminal:
Teoría del Estereotipo: Esta concepción teórica del delito y del delincuente, se diferencia de
la del etiquetamiento ya que la primera requiere de un sujeto que de una u otra forma
trasgreda la norma establecida (teoría del control) y es rotulado en una categoría que se
aleja del hecho penal; sin embargo la Teoría del Estereotipo de Chapman indica que el sujeto
es prejuiciado bajo un determinado estereotipo, uno de los casos más ajustados a esta teoría
es la del joven denominado “Flaite”, quien de una u otra forma es indicado como
delincuente por el mero hecho de ser o sentirse parte de un entorno social el cual valida la
estética y prácticas rituales de dichos grupos, que pueden o no considerar la acción delictual
como práctica.
Teoría de la Institución Total: Los estudios de Goffman en relación a las Instituciones Totales
en su obra “Internados” plasma con total claridad los efectos adversos de la
institucionalización, los posteriores análisis de Clemmer, P. (1940) en relación a los efectos
de la prisionización en un determinado sujeto, indicaran los niveles de asimilación y
adaptación al entorno penal de un determinado sujeto; queda claro que este proceso no es
igual para cada persona, pero que de una u otra forma genera cambios en los patrones de
comportamientos tanto a corto como a largo plazo; esto fundamenta la urgente necesidad
de restringir la prisión solo a casos extremos en los cuales el sujeto evidencie ya una
evidente asimilación delictual. Por ende, todo sujeto que de una u otra forma ingresa al
sistema penal no solo asimilará conductas de tipo a lo menos carcelarias, sino que llevará
consigo la marca de Caín, el etiquetamiento social.
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3.- La comprensión del delito como tal, a partir de una visión crítica y relativa, donde
ya no se percibe como una cualidad intrínseca de la conducta, sino a una
construcción de complejos procesos de interacción social; surgiendo cuando la
infracción de este comportamiento es descubierto, interpretado, definido y
registrado, es decir, cuando es etiquetado como Delito por otros.
Por ello es que vemos en tribunales muchos jóvenes quienes son rotulados como
delincuentes, estos son detenidos por las instancias del control por maltrato a carabineros o
desordenes públicos; sin embargo el Gobierno en base a proyectos de Ley pretende
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endurecer las penas por estas mismas conductas; ¿ Que distingue la legitima defensa de un
ciudadano en relación a abuso de poder por parte de la fuerza pública?; no es en sí misma la
invocación de la Ley de Seguridad del Estado una reacción social a conductas que por lo
general no son constitutivas de delito, sino incluso garantías constitucionales de todo
ciudadano.
Así pues, el centro del interés de las Teorías del Control Social radica en explicar los motivos
que dominan el comportamiento respetuoso de la Ley, responder al cuestionamiento de
¿por qué? no todas las personas cometen delitos. Dicha teoría por ende intentaría poder
explicar la distribución del delito y de la delincuencia entre personas, grupos y sociedades
(Gottfredson y Hirschi, 1990), a diferencia de las teorías positivistas, que intentarían
descubrir lo que motiva a las personas a delinquir.
Las teorías del control comienzan por suponer que el comportamiento conformado
es problemático y tratan de comprender las fuerzas que obligan a la mayoría de las
personas, la mayor parte del tiempo, a comportarse de un modo no criminal. La teoría del
autocontrol localiza la base del comportamiento conforme en las vinculaciones que se
forman al principio de la vida entre los padres u otros cuidadores y los hijos. Estas
vinculaciones, o vínculos sociales, se desarrollan hacia la tendencia a regular el
comportamiento individual en función de las consecuencias negativas de las acciones
(Hirschi, 1969; Gottfredson y Hirschi, 1990). Las diferencias en la educación y otras
experiencias de la primera infancia crean diferencias entre las personas en cuanto a la
capacidad de retrasar la gratificación procedente de deseos y necesidades a corto plazo, y de
evitar consecuencias negativas a largo plazo. Estas consecuencias negativas incluyen la
pérdida del respeto y afecto de otras personas, del rendimiento académico y del empleo.
Como una forma de poder agrupas estas variables en aspectos más generales, Hirschi
planteará cuatro dimensiones de análisis:
4) Las creencias: los individuos que aceptan y asumen las pautas morales
preponderantes en la sociedad en la que se inscriben y que respetan la autoridad
tendrán más facilidad para reprimir las tentaciones, que los que se muestran más
disconformes a estas pautas morales.
Por otra parte Pavarini hará mención a la teoría del Control Social desde otra óptica:
“la crítica del determinismo positivista en favor de una hipótesis de autoconvencimiento
constituyó el fundamento teórico más idóneo para la impugnación del correccionalismo de la
criminología oficial, que a través de la reducción del desviado a sujeto patológico legitimaba
en los hechos las prácticas represivas como necesidad terapéutica” (M. Pavarini, 2003 Pag.
159). Dicho postulado deja ver que con la aparición del funcionalismo se comienza a
desquebrajar el determinismo positivista, el delito comenzó a ser interpretado como una
manifestación de una voluntad de contraponerse a los valores utilitaristas de las clases
dominantes, por ende fue posible observar el surgimiento de nuevas figuras de marginación
social (Drogadictos, Alcohólicos, Vagabundos, Tribus Urbanas, Homosexuales, etc.),
conductas que comenzaron a ser riesgosas, por ejemplo se crean las faltas a la moral, al
orden público, etc. Todas ellas remanentes de la sociedad burguesa, pecados que se
transforman en actos contra el orden social.
De este nuevo sistema penal centrado no el acto sino en el sujeto; nacería la Criminología
Crítica desde los movimientos políticos de los mismos detenidos, los ocupas, las
comunidades terapéuticas abiertas, la antipsiquiatría, las organizaciones políticas de
trabajadores extranjeros inmigrados, los movimientos feministas, homosexuales, etc. Todos
ellos fueron los ámbitos privilegiados que enfocaron a los nuevos criminólogos, incluso con
el aporte de Filósofos no adscritos a corrientes Criminológicas como Foucault, para el autor
de la “microfísica del poder”, el análisis de este fenómeno sólo procede a partir de dos
relaciones: El “Contrato – opresión”, de tipo jurídico, con fundamento en la legitimidad o
ilegitimidad del poder, y la “Dominación – represión”, presentada en términos de lucha -
sumisión. Por ende el problema del poder no estaría centrado en lo político ni en los
aparatos de Estado, ni en el de una clase privilegiada, sino por el conjunto de pequeños
poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo, las cuales tienden a ser validadas por
la gente; por ejemplo, los medios de comunicación. Por ello es que en sociedades complejas
como la nuestra, no existe un solo poder; se dan múltiples relaciones de autoridad situadas
en distintos niveles, apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil. Esta lógica
de pensamiento se plasma con total claridad en el Mayo Francés del 68 en donde pese a la
huelga general no se llegó a una revolución social, fueron las mismas bases marginadas las
cuales tendieron a mantener la homeostasis social de un país, en el fondo, el orden
socialmente establecido.
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Como ejemplo de aplicación de la Teoría del Control es posible hacer mención a los
Programas dependientes del Ministerio del Interior en torno a la denominada “prevención
social del delito” desarrollando y fortaleciendo las Redes Sociales y factores protectores de
los individuos; la participación comunitaria tendría por ende dos productos, por un lado un
grupo de ciudadanos respetuosos del sistema legal y por otro lado, un grupo de electores
participando en instancias de lucha contra la delincuencia. Esta lógica de recuperación de
espacios con involucramiento de la sociedad civil corresponde a la lógica de las “ventanas
rotas” de Zimbardo en los años 40, impuesta como metodología de la llamada tolerancia
cero de Guiliani en los años 90 en USA. Este modelo intenta entonces recuperar espacios
públicos como plazas y casas abandonadas, a través de los departamentos de Seguridad
Ciudadana de los Municipios, Barrio Seguro, ONG y organizaciones sociales como Juntas de
vecinos, es decir, organiza a aquellos que hipotéticamente no han delinquido.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alessandro Baratta; 1986. “Criminología crítica y crítica del derecho penal: introducción a la
Sociología Jurídico Penal”. Editorial Siglo XXI. Bueno Aires Argentina, Pag. 68 Capítulo V
Enrico Ferri. 1884 “Sociología Criminal” Editorial Nueva Biblioteca Universal. Ediciones
Jurídicas Barcelona España 1987.
Robert Merton “La división del trabajo social de Durkheim” Articulo en Revista Española de
Investigación Sociológica n° 99 año 2002.
http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_099_11.pdf
Ian Taylor, Paul Walton y Jock Young. 1997. “La nueva criminología; Contribución a una
teoría social de la conducta desviada”. Arnorrortu Editores Buenos Aires. Argentina. Pag. 160