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Traducción de

VtCTOR GOLDSTEIN M;lttt·i~.·t· Mt·rleau-P onty

Serie Breves
dirigida por
ENRIQUE TANDETER

El mund o de la
. ,
percepcton
Siete conferen cias

Edición y notas
por Stéphanie Ménasé

FONDO DE CULTURA ECONOMICA


México - Argentina - Brasil - Chile - Colombia - España
Estados Unidos de América - Guatemala - Perú - Venezuela
Primera edición en francés, 2002
Primera edición en español , 2003

Adve rten cia

Estas siete "conversaciones" redacta das por Mauri-


ce Mcrlea u-Ponty para su difusió n en la radio fue-
ro.1 dictada s por él mismo en 1948. Seis de ellas,
según el Programa definitivo de la radiodifusión
fn. ncesa, fueron difundidas en la emisora nacional
de manera quincen al, los sábado s del 9 de octubre
al 13 de noviem bre de 1948. Grabad as para la
emisión titulada Hora de cultura francesa, las con-
Título original: Causeries 1948 ve:-saciones fueron leídas sin ningun a interve nción
ISBN de la edición original: 2-02-05 2520-8 exterior. Su grabación se conserv a en el Institu t
Nation al de l'Audio visuel (INA).
© 2002, Éditions du Seuil El sábado, el tema general de la emisión era "La
© 2002, Fondo de Cultura Económ ica S. A. formación del pensam iento". Las conversaciones
El Salvado r 5665; 1414 Buenos Aires de Mauric c Merlea u-Ponty fueron difundi das el
fondo@ fce.corn .ar www.fc e.com.a r mismo día que las de George s Davy (psicogía de
Av. Picacho Ajusco 22 7; Delegac ión Tlalpan , lm primitivos), Emman uel Mounie r (psicología del
] 4.200 México D. F ca·ácte r), el doctor Maxim e Laignel-Lavastine (psi-
co:málisis) y el académ ico Émile Henrio t (temas
ISBN: 950-55 7-534- 3 ps cológicos en la literatu ra). Según los archivos del
IN.\, parecer ía no haberse conserv ado ningún rastro
Fotocopi ar libros está penado por la ley. Prohibid a su repro- del preámb ulo, present ación de quienes intervinie-
ducción total o parcial por cualquie r medio de impr.esión o ron y del tema específico de cada emisión.
digital, en forma idéntica, extractad a o modifica da, en caste-
llano o cualquie r otro idioma sin autorizac ión expre~a de la
El conjun to de las conversaciones fue concebido
editorial. por el filósofo como una serie de la que dio el orden
Impreso en Argenti na - Pn.nted in Argentina de las partes y sus títulos: l. El mundo percibi do y
Hecho el depósito que previen e la ley 11.723 el mundo de la ciencia; 2. Explor ación del mundo

7
percibido: las cosas sensibles; 4. Exploración del
mundo percibido: la animalidad; S. El hombre visto
desde el exterior; 6. El arte y el mundo percibido; 7.
MundJ clásico y mundo moderno. l. El mundo percibido
Esta edición fue establecida a partir de los tex-
tos dactilografiados pqr Maurice Merleau-Ponty,
y el mundo de la ciencia
según un plan manuscrito. Las hojas (fondo priva··
do) llevan correcciones de su puño y letra.
En su mayor parte, la grabación corresponde a El mundo de la percepción, es decir, aquel que
una lectura fiel, por parte de Merleau-Ponty, de nos revelan nuestros sentidos y la vida que ha-
los papeles que redactó. En ocasiones, el filós,)fo cemos, a primera vista parece el que mejor co~
suprime algunas palabras, añade otras, modifica nacemos, ya que no se necesitan instrumentos nt
un encadenamiento , cambia una palabra o una cálculos para acceder a él, y, en apariencia, nos
parte de la frase. En notas al pie hemos mencio:1a- basta con abrir los ojos y dejarnos vivir para pene-
do la mayoría de esos desvíos de expresión. Estos trarlo. Sin embargo, esto no es más que una falsa
camblOs durante la grabación son introducidos en apariencia. En estas conversaciones me gustaría
nol.:a, por una letra. Las aclaraciones bíbliográfi:as mostrar que en una gran medida es ignorado por
van precedidas por un número arábigo. Intenta- nosotros, mientras permanecemos en la actitud
mos encontrar las ediciones que Merleau-Pont:r y práctica o utilitaria; que hizo falta mucho tiempo,
sus contemporáneos p8dían consultar. Talé bús- esfuerzos y cultura para ponerlo al desnudo, Y que
quedas ponen de manifiesto la extremada aten- uno de los méritos del arte y el pensamiento mo-
ción del filÓsofo por los trabajos recientes y las .JI- dernos (cor esto entiendo el arte y el pensamien-
timas apariciones. Las referencias están reunidas to desde hace cincuenta o setenta años) es hacer-
en una bibliografía, al final del volumen. nos redescubrir este mundo donde vivimos pero
Agradecemos especialmente a las personas que, que siempre estamos tentados de olvidar.
en el INA, nos ayudaron en las búsquedas referen- Esto es particularmente cierto en Francia. Uno
tes a la difusión de las conversaciones. de los rasgos, no sólo de las filosofías francesas, si-
no también de lo que un poco vagamente se lla-
STt:PHANIE MtNASt ma el espíritu francés, es reconocer a la ciencia Y
los conocimientos científicos un valor tal que to-
da nuestra experiencia vivida del mundo resulta
de un sólo golpe desvalorizada. Si quiero saber

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qué cosa es la luz, ¿no debo dirigirm e al físico? ligcncia.a 1 Digo que veo un trozo de cera. Pero
¿No es él quien me dirá si la luz, como se lo pen- ¿qué es exactam ente esta cera? Con segurida d,
só durante un tiempo, es un bombard eo de pro- no es ni el color blancuzc o, ni el olor floral que
yectiles incandes centes o, como también se lo acaso todavía conservó , ni esa blandur a que sien-
creyó, una vibració n del éter o, por último, como te :11i dedo, ni ese ruido opaco que hace la cera
lo admite una teoría más reciente, un fenómen o cu;:,nclo la dejo caer. Nada ele todo eso es consti-
asimilab le a las oscilacio nes electrom agnética s? tutivo de la cera, porque puede perder todas
¿De qué serviría consulta r aquí nuestros sentidos , esas cualidad es sin dejar de existir, por ejemplo
demorar nos en lo que nuestra percepci ón nos en- sí la hago fundir y se transfor ma en un líquido
sel''ia de los colores, los reflejos y las cosas que los incoloro , sin un olor -aprecia ble y que ya no re-
soportan , ya que, manifies tamente , éstas no son siste a la presión de mi dedo. Sin embargo , digo
sino aparienc ias, y tan sólo el saber metódic o del qu'' la misma cera sigue estando ahí. Entonce s,
sabio, sus medidas , sus experien cias pueden ha- ¿cé mo hay que entende rlo? Lo que permane ce,
cernos salir de las ilusiones donde viven nuestros a pesar del cambio de estado, no es 1:nás que un
sentidos y hacerno s acceder a la verdade ra natu- fra ?,mento ele materia sin cualidad es, y en su
raleza de las cosas? ¿No consistió , el progreso del pu1to límite cierto poder de ocupar el e:1pacio,
saber, en olvidar lo que nos dicen los sentidos in- de recibir diferent es formas, sin que ni el espa-
genuam ente consulta dos y que no tiene lugar en cio oq.1pado ni la forma recibida sean en modo
un cuadro verdade ro del mundo, sino como una alguno determin ados. Ése es el núcleo real y per-
particula ridad de nuestra organiza ción humana , manente de la cera. Sin embargo , es manifies to
ele la que la ciencia fisiológica dará cuenta un día qu: esa realidad de la cera no se revela solamen -
como ya explica las ilusiones del miope o del te a los sentidos , porque ellos siempre me ofre-
présbite ? El mundo verdade ro no son esas luces cen objetos de un tamaño y una forma determi -
esos colores, ese espectác ulo de carne que me da~ nados.' En consecu encia, la verdade ra cera no se
mis ojos; son las ondas y los corpúscu los de los
que me habla la ciencia y que encuent ra tras esas a Según la grabación: "Descartes decía incluso que única-
fantasías sensibles . me1te el examen de las cosas sensibles, y sin recurrir a los re-
sui1ados de las investigaciones eruditas, me permite descubrir
Descarte s llegó a decir que únicame nte a tra-
y aprender a no confiar sino en la inteligencia."
vés del examen de las cosas sensibles , y sin recu- 1
Descartes, Médítations métaphysiques, Méditacio n se-
rrir a los resultad os de las investig aciones erudi- corde, en: <Euvres, ed. A.T., vol. 9, París, Cerf, 1904, reed. en
tas, yo puedo descubr ir la impostu ra de mis Paris, Vrin, 1996, pp. 23 y ss .. ; en: CE.uvres et lettres, París, Ga-
sentidos y aprende r a no confiar sino en la inte- llirnard, col. "La Pléiade", 1937, pp. 279 y ss.

10 11
se baste, que de algún modoc se cierre sobre sí
ve con los ojos.h Sólo es posib le conc ebirl a con
mism a de tal mane ra que no tenga mos ya que
la inteli genci a. Cuan do yo creo ver la cera con nis plant earno s ningu na cuest ión válida más allá. No
ojos, lo único que hago es pensar, a travé s de las
se trata de negar o limit ar la ciencia; se trata de sa-
cualidades que caen por su propi o peso, en la cera ber si ella tiene el derec ho de negar o exclu ir co-
desnu da y sin cu~lidades que es su fuent e comu n.
mo ilusorias todas las búsq ueda s que no proce -
Para Desc artes , por lo tanto --y duran te much o
den, como ella, por medi das, comp araci ones y que
tiemp o esta idea fue omni poten te en la tradic ión no concl uyen con leyes tales como las de la física
filosófica en Franc ia-, la perce pción no es rr.ás
clásica encad enan do tales conse cuenc ias a tales
que un comi enzo de cienc ia todav ía confu sa. La J

condiciones. N o sólo esta cuest ión no señal a nin-


relac ión de la perce pción con la cienc ia es la ::le
guna hosti lidad respe cto de la ciencia) sino que in-
la apari encia con la realid ad. Nues tra digni dad cluso es la propi a ciencia la que, en sus desarrollos
es remitirnos_ a la inteli genci a, que es la única q Je
más recientes, nos obliga a plant earla y nos invita
nos descu brirá la verda d del mund o.
a respo nderl a negat ivam ente.
Hace un rato, cuan do dije que el pensa mien to
Porque, desde fines del siglo XIX, los sabios se
y el arte mode rno rehab ilitan la perce pción y el
acost umbr aron a consi derar sus leyes y teoría s no
mund o perci bido, natur alme nte no quise dedr
ya como la imag en exact a de lo que ocurr e en la
que negab an el valor de la cienc ia, ya sea como
Natu ralez a, sino como esque mas siem pre más
instru ment o del desarrollo técni co o como escue-
simples que el acont ecim iento natur at destin ados
la de exact itud y veracidad. La ciencia fue y sig'Je
a ser corre gidos por una investigación más preci -
siend o el camp o dond e debe apren derse lo que es
sa, en una palabra) como cono cimie ntos aprox i-
una verificación, lo que es una investigación es-
mados. Los hecho s que nos propo ne la exper ien-
crupu losa, lo que es la crític a de uno mism o y de
cia están some tidos por la ciencia a un análisis que
sus propi os prejuicios. Buen o era que se esperara
no pode mos esper ar que alguna vez se concl uya,
todo de ella en un tiemp o dond e aún no existía.
puest o que no hay límite s a la obser vació n y por-
Pero la cuest ión que el pensa mien to mode rno
que siemp re es posib le imag inarla más comp leta o
plant ea a su respe cto no está desti nada a impu g-
exact a de lo que es en un mom ento deter mina do.
narle la existe ncia o a cerra rle ningú n camp o. Se
Lo concr eto1 lo sensible asignan a la ciencia la ta-
trata de saber si la ciencia ofrec e u ofrec erá una
rea de una elucidación ínter mina bk y de esto re-
repre senta ción del mund o que sea comp leta, que

tLs,
b Según la grabac ión: "En consec uencia , dice Descar
e Según la grabac ión: "de alguna maner a".
la verdad era cera no se ve con los ojos".

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sulta que no es posible considerarlo, a. la manera mundo percibi do1 la píntura1 la poesía y la filoso-
clásica, como una simple aparien cia destina da a fía entraba ne resuelt amente en el domini o que les
que la intelige ncia científi ca la supere. El hecho era así recono cido y nos daban de las cosas 1 del es-
percibi do y, de una manera general los acontec i- pacio, de los animales y hasta del hombr e visto
miento s de la historia del mundo ·no pueden ser desde afuera 1 tal y como aparece en el campo de
deduci dos de cierta cantida d de leyes que com- nt.:estra percepc ión, una visión muy nueva y muy
pondría n la cara perman ente del universo; a la in- ca ·acterística de nuestro tiempo . En nuestra s pró-
versa, es la ley precisa mente una expresi ón apro- ximas conversaciones nos gustarí a describ ir algu-
ximada del acontec imiento físico y deja subsist ir nas de las adquisiciones de esta búsque da.
su opacida d. El sabio de hoy no tiene ya, como el
del período clásico, la ilusión de accede r al cora-
zón de las cosas, al objeto mismo. En este punto,
la física de la relativi dad confirm a que la objetivi-
dad absolut a y última es un sueño, mostrá ndonos d
c~?a observa ción estricta mente ligada a la posi-
cton del observador, insepar able de su situación, y
rechaza ndo la idea de un observ ador absoluto. En
la ciencia 1 no podem os jactarn os de llegar me-
diante el ejercicio de una intelige ncia pura y no si-
tuada a un objeto puro de toda huella human a y
tal como Dios lo vería. Lo cual nada quita a la ne-
cesidad de la investig ación científi ca y sólo com-
bate el dogma tismo de una ciencia que se consi-
deraría el saber absolut o y total. Simple mente
1
esto hace justicia a todos los elemen tos de la ex-
perienc ia human a, y en particu lar a nuestra per-
cepción sensible. ·
Mientr as que la ciencia y la filosofía de las cien-
cias abrían así la puerta a una explora ción del e S.egún la grabación: "Mientra s que la ciencia y la filoso-
fí l de las ciencias abrían así la puerta a una explorac ión del
m un do percibido , resulta que la pintura, la poesía y ~~~ filoso-
d Según la grabación : "Nos muestra [ ... ]". fÍl entraban [ .. .]".

14 15
2. Exploración del mundo
percibido: el espacio

A menudo se observó que el pensamiento y el ar-


te modernos son difíciles: es más difícil compren-
der y apreciar a Picasso que a Poussin o a Char-
din, a Giraudoux o a Malraux que a Marivaux o a
Stendhal. Y en ocasiones se ha inferido de esto
(como el señor Benda en La France byzantine) 1
que los escritores modernos eran bizantinos, difí-
ciles solamente porque no tenían nada que decir
y reemplazaban el arte por la sutileza. No existe
juicio más ciego que ése. El pensamiento moder-
no es difícil, hace diametralmente lo contrario del
sentido común porque tiene la preocupación por
la verdad y la experiencia ya no le permite, hones-
tamente, atenerse a ciertas ideas claras o sencillas
a las que el sentido común está vinculado porque
le dan tranquilidad.
De este oscurecimiento de las nociones más
sencillas, de esta revisión de los conceptos clásicos
que persigue el pensamiento moderno en nombre

1 J. Benda, La France byzantine ou le Triomphe de la litté-


rature pure, Mallarmé, Gide, Valéry, Alaín, Giraudoux, Suares,
les surréalistes, essai d'une psychologie originelle du littérateur,
París, Gallimard, 1945; reed. en París, UGE, col.") 0/18", 1970 ·

17
de la experiencia, querría encontrar hoy un ejem- de' ~n mundo donde la parte de lo idéntico y la
plo en la idea que en primer lugar parece la más del cambio están estrictamente delimitadas y rú'-
clara de todas: la idea de espacio. La ciencia clási- feridas a principios diferentes, tenemos un mundo
ca está fundada. en una distinción clara del espa- donde los objetos no podrían encontrarse consigo
cio y el mundo físico. El espacio es el medio ho- mismos en una identidad absoluta, donde forma
mogéneo donde las cosas están distribuidas según y e ontenido están corno embrollados y mezclados y
tres dimensiones, y donde conservan su identidad que, finalmente, ha dejado de ofrecer esa armadu-
a despecho de todos los cambios de lugar. Hay ra rígida que le suministraba el espacio homogé-
muchos casos en los que, por haber desplazado un nC•) de Euclides. Se vuelve imposible distinguir ri-
objeto, se ve que sus propiedades cambian -corno, gu ·osarnente el espacio y las cosas en el espacio, la
por ejemplo, el peso, si se transporta el objeto del mua idea del espacio y el espectáculo concreto
polo al ecuador, o incluso la forma, si el aumento qu;:> nos dan nuestros sentidos.
de la temperatura deforma el sólido-. Pero justa- Pero las investigaciones de la pintura moderna
mente tales cambios de propiedades no son impu- concuerdan curiosamente con las de la ciencia.
tables al propio desplazamiento, ya que el espacio La enseñanza clásica distingue el dibujo y el co-
es el mismo en el polo y en el ecuador; son las lor:a se dibuja el esquema espacial del objeto,
condiciones físicas de temperatura las que varían luego se lo llena de colores. Cézanne, por el con-
aquí y allá; el campo de la geometría sigue siendo trario, dice: "a medida que se pinta, se dibuja", 2
rigurosamente distinto del de la física, la forma y -queriendo decir que ni en el mundo percibido
el contenido del mundo no se mezclan. Las pro- ni ~:obre el cuadrob que lo expresa, el contorno y
piedades geométricas del objeto seguirían siendo la forma del objeto no son estrictamente distin-
las mismas en el curso de su desplazamiento, de tos de la cesación o la alteración de los colores,
no ser por las condiciones físicas variables a las de la modulación coloreada que debe contener-
que se ve sometido. Tal era el presupuesto de la lo todo: forma, color propio, fisonomía del objc-
ciencia clásica. Todo cambia cuando, ccn las geo-
metrías llamadas no euclidianas, se llega a conce-
bir el espacio como una curvatura propia, una al- a Según la grabación: "La enseñanza clásica, en pintura,
teración de las cosas por el solo hecho de su dist2 ngue el dibujo y el color [ .. .]".
¿ Émile Bemard, Souvenirs sur Paul Cézmme, París, A la
desplazamiento, una heterogeneidad de las partes
réncvation esthétique, 1921, p. 39; retomado en: Joachim
del espacio y de sus dimensiones que dejan de ser Gas 1uet, Cézanne, París, Bemheim-Jeune, 1926; reed. en Gre-
sustituibles una por otra y afectan a los cuerpos noble, Cynara, 1988, p. 204.
que en él se desplazan con ciertos cambios. En vez . · "en e1 cua ..:i ro " .
b E· n 1a gra b aoon:
+

18 19
en
~mne En cons ecue ncia , 1os paisajes así pint ado s tien
to rela ción con los obje tos veci nos- . Céz les
1
los el aspe cto apacible, dece nte, resp etuo so que
quie re eng end rar el con torn o y la form a de una
bajo vien e del hech o de que está n dom inad os por
obje tos com o la natural~za los enge ndra , el
mira da fijada en el infinito. Está n a dista ncia
nues tra mira da: med iant e la disp osic ión d~.::
los
, es-
que espe ctad or no está com prom etid o con ellos
colores. Y de ahí prov iene que la man zana iza
su tán en bue na com pañ ía/ y la mira da se desl
pint a, estu diad a con una paci enci a infin ita en que
es- con facilidad sobr e un pais aje sin aspe reza s
text ura colo read a, term ina por hinc hars e¡ por así
jui- nada opo ne a su facilidad sobe rana . Pero no es
talla r fuer a de los limi tes que le imp ond ría el con-
com o el mun do se pres enta a noso tros en el
cioso dibu jo. mo-
y tact o con él que nos da la perc epci ón. A cada
En este esfu erzo por recu pera r el mun do :al del
s men to, mie ntra s nue stra mira da viaja a trav és
com o lo capt amo s en la expe rien cia vivida, t)da de
a- pano ram a, esta mos somtetidos a cier to pun to
las prec auci one s del arte ~lásico vuel an en ped par-
está basa - vista, y esas inst antá neas sucesivas, para una
zo~~. La ense ñan za clásica de la pint ura ible s.
te dete rmin ada del paisaje, no son supe rpon
da en la pers pect iva, es decir, que el pinto~,
en
nes
no El pint or sólo logró dom inar esa serie de visio
pres enci a por ejem plo de un paisaje, decid= in-
ón y extr aer un solo paisaje eter no a cond ició n de
pon ::r sobr e su tela más que una repr esen taci udo
terr ump ir el mod o natu ral de visión: a men
tota lme nte conv enci onal de lo que ve. Ve el
übo l
apa-
e la cierra un ojo, mid e con su lápi z el tam año
a su lado, lueg o fija su mira da más lejos¡ sobr ese pro-
:e, y, rent e de un detalle, el que mod ifica con
ruta ; luego, fina lme nte, la dirig e al horizon, n
en- cedi mie nto, y, som etié ndo los a todo s a esa visió
segú n el pun to que fije, las dim ensi ones apür e-
i- analítica, cons truy e así sobr e su tela una repr
tes de los otro s obje tos son con tinu ame nte mod nin-
sent ació n del paisaje que no corr espo nde a
ficadas. En su tela, se las arre glar á para no r
acer
o
vi- gun a de ·las visiones libres, dom ina su desa rroll
figurar más que un acue rdo entr e esas diversitS vibr a-
d~­ agitado, pero al mis mo tiem po supr ime su
siones, se esfo rzar á por enco ntra r un com ún an-
- ción y su vida. Si muc hos pint ores , desd e Céz
nom inad or a toda s esas perc epci ones atrib uyen pec-
y el ne, se nega ron a som eter se a la ley de la pers
do a cada obje to no el tam año y los colores er a
si- tiva geom étric a, es porq ue que rían volv
aspe cto que pres enta cuan do el pint or lo mi·a nto
adue ñars e de él y ofre cer el prop io naci mie
no un tam año y un aspe cto conv encí onal , lo~
que
línea
se ofre cerí an a una mira da dirig ida sobr e la
a el
del hori zon te en cier to pun to de fuga haci , en buen a
del e Según la grabación: "están, se podr ía decir
cual se orie ntan en adel ante toda s las líneas
te. compañia".
paisaje que corr en del pint or haci a el hori z.)n
21
20
del paisaje bajo nuestra mirada, porque no se con- a Sl. manera, en un espacio acordado no tanto a
tentaban con un informe analítico y querían al- nuestra inteligencia como a nuestro corazón, al-
canzar el propio estilo de la experiencia percep- guna sorda boda y reconciliación del mundo con
tiva. Las diferentes partes de su cuadro, pues, son el hombre". 4 "'
vistas desde diferentes puntos de vista, que dan al 1ras la ciencia y la pintura, también la filosofía
espectador desatento la impresión de "errores de y sc1bre todo la psicología parecen percatarse de
perspectiva"; pero a quienes miran atentamente que nuestras relaciones con el espacio no son las
dan la sensación de un mundo donde dos objetos de un puro sujeto desencarnado con un objeto le-
jamás son vistos simultáneament e, donde, entre jano, sino las de un habitante del espacio con su
las partes del espacio, siempre se interpone la du- medio familiar. Ya sea, por ejemplo, comprender
ración necesaria para llevar nuestra mirada de esa famosa ilusión óptica ya estudiada por Male-
una a otra, donde el ser, por consiguiente, no está branchc y que hace que la Luna, al levantarse,
dado, sino que aparece o se transparenta a través cua:1do aún está en el horizonte, nos parezca mu-
del tiempo. cho más grande que cuando llega al cenit.:¡ Aquí,
· Por lo tanto, el espacio no es ya ese medio de Malebranche suponía que la percepción humana,
las cosas simultáneas que podría dominar un ob- por una suerte de razonamiento, sobrestima el ta-
servador absoluto igualmente cercano a todas maito del astro. En efecto, si lo miramos a través
ellas, sin punto de vista, sin cuerpo, sin situación de un tubo de cartón o una caja de fósforos, la
espacial, en suma, pura inteligencia. El espacio ilus ón desaparece. Por lo tanto se debe a que, al
de la pintura moderna, decía hace poco Jean salir, la luna se presenta a nosotros más allá de los
Paulhan, es el "espacio sensible al corazón", 3 carr pos, los muros, los árboles, y esa gran canti-
donde también nosotros estamos situados, cerca- dad de objetos interpuestos nos hace sensible su
no a nosotros, orgánicamente ligado a nosotros. grar. distancia, de donde inferimos que1 para con-
"Es posible que en un tiempo consagrado a la servar el tamaño aparente que tiene, al estar sin
medida técnica, y corno devorado por la canti-
dad, agregaba Paulhan, el pintor cubista celebre
4
La Table ronde, ob. cit., p. 280.
* Todas las citas que aparecen en estas conversaciones
3 "La pintura moderna o el espacio sensible al corazón", han ;ido traducidas para la presente edición [N. del T]
en La Table ronde, núm. 2, fcb. de ] 948, p. 280; "el espacio 5
Malebranche, De la reherche de la uérité, l, I, cap. 7, § 5,
sensible al corazón", la expresión es retomada en ese artículo ed. por G. Lewis, París, Vrin, tomo l, 1945, pp. 39-40; en CEur'-
reformado para La Peinture cubiste [ 1953), París, Gallimard, res completes, París, Gallimard, col. "La Pléiade", 1979, tomo I,
coL "Folio essais", 1990, p. 1 74. pp. i0-71.

22 23
embargo tan alejada, es preciso que la luna sea próxima conversación nos mostrará que esto no
muy grande. Aquí, el sujeto que percibe sería sólo es cierto con respecto al espacio, y que1 en
comparable al sabio que juzga, estima, infiere, y general¡ todo ser exterior sólo nos es accesible a
el tamaño percibido en realidad sería figurado. través de nuestro cuerpo1 y revestido de atributos
No es así como la mayoría de los psicólogc•s de humanos que también hacen de él una mezcla de
hoy comprenden la ilusión de la luna en el hori- espíritu y cuerpo.
zonte. Han descubierto mediante experiencüs si-
temáticas que es una propiedad general de cues-
tro campo de percepción el hecho de im¡:licar
una notable constancia de los tamaños aparentes
en el plano horizüntal, mientras que} por el con-
trario, disminuyen muy rápido con la distanc ,a en
un plano vertical, y eso sin duda porque el ¡=lano
horizont2:l, para ·nosotros, seres terrestre!;1 es
1

aquel donde se realizan los desplazamientos vita-


les, ddnde se da nuestra actividad. Así 1lo queMa-
lebranche interpretaba por la actividad de una
pura inteligencia, los psicólogos de esta escuda lo
refieren a una propiedad natural de nuestro t:am-
po de percepción 1 de nosotros, seres encarnados y
obligados a moverse sobre la tierra. Tanto en psi-
cología como en geometría, la idea de un espacio
homogéneo ofrecido por completo a una inteli-
gencia incorpórea es reemplazada por la de un
espacio heterogéneo, con dÚ-eccíones privil~gia­
das1 que se encuentran en relación con nuestras
particularidades corporales y nuestra situacié n de
seres arrojados al mundo. Tropezamos aquí por
primera vez con esa idea de que el hombre no es
un espíritu y un cuerpo, sino un espíritu con. un
cuerpo, y que sólo accede a la verdad de las cosas
porque su cuerpo está como plantado en ellas. La

24 25
3. Exploración del mundo
percibido: las cosas;
sensibles

Si 1 llego de haber examinado el espacio1 conside-


ramc~s las mismas cosas que lo llenan, y si interro-
gamos sobre esto un manual clásico de psicología,
nos dirá que la cosa es un sistema de cualidades
ofrecidas a los diferentes sen ti dos y que están
reunidas por un acto de síntesis intelectual. Por
ejemplo¡ el limón es esa forma oval abultada en
los dos extremos, más ese color amarillo, más c5e
cont1cto fresco 1 más ese sabor ácido ... Sin embar-
go, ese análisis nos deja insatisfechos porque no
vemns lo que une cada una de esas cualidades o
propiedades con las otras¡ y a pesar de todo nos
pare(e que el limón posee la unidad de un ser,
toda:; cuyas cualidades no son sino diferentes
man: festaciones.
L unidad de la cosa permanece en el misterio
mientras se consideren sus diferentes cualidades
(su color, su sabor1 por ejemplo) como otros tan-
tos datos que pertenecen a los mundos rigurosa-
menl.e distintos de la vista, el gusto1 el tacto 1 etcé-
tera. Pero justamente la psicología moderna/
sigui :ndo en esto las indicaciones de Goethe, le-
jos d~ estar rigurosamente aislada, posee una sig-
nificació n afectiva que la pone en correspo nden- cuando ya no se la quiere, y, en otro sentido¡ bajo
cia con las de los otros sentidos . Por ejemplc1, co- esta docilida d, es una solapada apropiac ión del
mo bien lo .saben quienes han tenido que escoger poseedo r por el poseído." 1 Una cualidad como lo
cortinaje s para un apartam ento, cada color des- meloso -y esto es lo que la vuelve capaz de simJ
prende una suerte ele atmósfe ra moral¡ que lo balizar toda una conduct a humana - sólo se comJ
torna triste o alegre, deprime nte o estimula rte; y prende por el debate que establec e entre yo co-
como lo mismo ocurre con los sonidos o lo; da- mo sujeto encarna do y el objeto exterior que es
tos tá.::tiles, puede decirse que cada uno equivale su portador ; de esta cualidad sólo hay una defini-
a cierto sonido o cierta tempera tura. Y esto es lo ción humana .
que hace que algunos ciegos¡ cuando se les des- Sin embargo, así consider ada, cada cualidad se
criben los colores¡ logren represen társelos por la abre sobre las cualidad es de los otros sentidos. La
analogía con un sonido¡ por ejemplo . En conse- miel es azucarad a. Pero lo azucarado, "dulzura in-
cuencia, a condició n de que se reempla ce la cua- deleble [ ... ] que permane ce indefini damente en
lidad en la experien cia humana que le cor fiere la boca y sobreviv e a la deglución"¡ 2 es en el orden
cierta significa ción emocion al, su relación con de los sabores esa misma presenci a pringosa que
otras que nada tienen en común con ella conien- la viscosidact de la miel realiza en el Drden del tac-
za a volverse compren sible. Hay incluso cudida- to. Decir que la miel es viscosa y decir que es azu-
des1 muy cuantios as en nuestra experien cia. que carada son dos maneras de decir lo mismo o sea } )

casi no tienen ningún sentido si se dejan fuera las cierta relación de la cosa con nosotros, o cierta
reaccione.'> que suscitan por parte de nuestro conduct a que nos sugiere o nos impone, cierta
cuerpo. Esto ocurre con lo meloso. La miel ~:s un manera que tiene de seducir, de atraer, de fascinar
fluido aminora do; tiene cierta consistencia¡ se de- al sujeto libre que se ve enfrentado-- con ella. La
ja agarrar, pero luego, solapada mente, se desliza miel es cierto comp_9rtamiento del mundo para
de los dedos y vuelve a sí mismo. No sólo se des- con mi'cuer po y con~-igü.~-v-eso es--ro--que hace
hace no bien se la moldeó sino que, invirtien do que las diferent es cualidad es que posee no estén
los papeles, es ella quien se apodera de las manos simplem ente yuxtapu estas en ella sino, por el
de quien quería agarrarla. La mano viva, ex~~lora­ contrarío, que sean idéntica s en la medida en que
dora, que creía dominar el objeto, se ve atraída todas manifies ten la misma manera de ser o de
por él y enviscad a en el ser exterior. "En un sen-
tido -escribe Sartre, a quien se debe este bello 1
Jean-Paul Sartre, L'Etre et le Néant, París, Gallimard,
análisis- , es como una docilida d suprema :le lo 1943; reed. en col. "Te!", 1976, p. 671.
2 1dem.
poseído, una fidelidad canina que se ofrece, hasta
29
28
conduc irse en la miel. La unidad de la cosa no es- ce e; ue los chinos constru yen jardine s de piedras
tá detrás de cada una de sus cualida des: es reafir- donde todo es riguros amente seco y descarn ado. 6
mada por cada una de ellas, cada una de ellas es la En t~sta minera lización del entorno hay que leer
cosa entera. Cézann e decía que se debe poder un rechazo de la humed ad vital y como una pre-
pintar el olor de los árboles. 3 En el mismo senti- fere 1cia por la muerte . Los objetos que obsesio -
do, Sartre escribe1 en El ser y la nada 1 que cada nan nuestro s sueños, de la misma manera , son sig-
cualida d es "revela dora del ser" del objeto. 4 "El nificativos. Nuestra relació n con las cosas no es
amarill o del limón -prosig ue- está extendi do a to- una relació n distante , cada una de ellas habla a
do lo largo de sus cualida des, y cada una de ellas nuestro cuerpo y nuestra vida, están revestid as de
está extend ida a todo lo largo de cada una de las caracte rísticas human as (dóciles , suaves, hostiles ,
otras. Es la acidez del limón lo que es amarillo¡ es resis:en tes) e inversa mente viven en nosotro s co-
el amarill o dellii}1ón lo que es ácido; uno come el mo otros tantos emblem as de las conduc tas que
color de una torta y el gusto de dicha torta es lo querern os o detesta mos. El hombre está investid o
que devela su forma y su color1 en lo que llama- en las cosas y éstas están investid as en él. Para ha-
ríamos la intuició n aliment aria ... La fluidez, la ti- blar como los psicoan alistas, las cosas son com-
bieza, el color azulado , la movilid ad ondula da del plejas. Es lo que quería decir Cézann e cuando ha-
agua de una piscina son ofrecid as de golpe unas a blaba de cierto "halo" de las cosas que hay que
través de las otras." 5 traduci r en la pintura .l
Por lo tanto, las cosas no sod simples objetos Es lo que quiere decir tambié n un poeta con·
neutros que contem plamos ; cada una de ellas tempor áneo, Francis Ponge, que ahora me gustarü:,
simbol iza para nosotro s cierta conduc ta, nos la
evoca, provoc a por nuestra parte reaccio nes favo-
rables o desfavo rables/ y por eso los gustos de un 6
Paul Claudel, Connaíssance de l'Est (1895-19 00), París,
horn bre, su carácte r1 la actitud que adoptó res- MercLre de France, 1907; reed. en 1960, p. 63: "Así como un
pecto del mundo y del ser exterior / se leen en los paisaje no está constitui do por la hierba y el color del follaje
sino P·)f la coinciden cia de sus líneas y el movimie nto de sus
objetos que escogió para rodears e, en los colores terrenl)s, los chinos constmy en sus jardines literalme nte con
que prefiere , en ,Jos paseos que hace. Claude l di- piedra;. Esculpen en lugar de pintar. Suscepti ble de elevacio-
nes y profundid ades, contorno s y relieves, por la variedad de
sus plmos y sus aspectos, la piedra les pareció más dócil y ap-
J Joachim Gasquet, Cézanne, París, Bemheim -Jeune, ta que el vegetal, reducido a su papel natural de decoració n y
1926; reed. en Grenoble , Cynara, 1988, p. 133. ornam ~nto, para crear el sitio humano" [versión del traductor
4 L'Etre et le Néant, ob. cit., p. 665. para la presente edición].
5 Ihíd., p. 227. 7
Joachim Gasquet, Cézanne, ob. cit., p. 205.

30 31
lo que rechaza toda forma para obedecer a la
tomar corno ejemplo . En un estudio que le dedi- gravedad. Y que pierde toda compostu ra debido
caba, Sartre escribía: las cosas "vivieron en d du- a esa idea fija, ese escrúpulo enfermiz o. [ ... ]
rante largos años, tapizaro n el fondo de su memo- Inquietud del agua: sensible al menor cambio
ria, formaro n parte, estuvier on presente s er: cada del declive. Saltando las escaleras con ambos pies
partícul a de su ser [ ... ]. Mucho más que determi - a la vez. Jugueton a, de obedienc ia pueril, vol-
nar sus cualidad es luego de observac iones l~scru­ viendo inmediat amente cuando se la llama al
pulosas, su esfuerzo actual se dirige a desaloja r del cambiar la inclinació n de ese lado. 9
fondo de sí mismo, y traducir, a esos mon:;tru os
bullen tes y floridos". 8 Y, en efecto, la esencia del Encontr arán un análisis del mismo tipo, extendid o
agua, por ejemplo , y de todos los element os, no se a todos los elemento s, en la serie de obras que Gas-
encuent ra tanto en sus propied ades observab les ton Bachela rd dedicó alternati vamente al aire,10 el
como en lo que ellos nos dicen a nosotros . Esto es agua, 11 el fuego 12 y la tierra, 13 y donde muestra en
lo que Ponge dice del agua: cada element o como una patria para cada tipo de
hombres , el tema de sus ensoñaciones, el medio fa-
Es blanca y brillante, informe y fresca, pasiva y vorito de una imagina ción que orienta su vida, el
obstinada en su único vicio: la gravedad; y dispo- sacrame nto· natural que le da fuerza y felicidad.
ne de medios excepcio nales para satisfacerlo: elu- Todas estas búsqued as son tributari as de la tenta-
de, traspasa, erosiona, filtra. tiva surrealista que, hace ya treinta años1 buscaba en
En su propio interior ese vicio también in- los objetos en medio de los cuales vivimos, y sobre
terviene: se derrumb a incesante mente, :·enun- todo en los objetos hallados a los que en ocasiones
cia a cada instante a toda forma, sólo ti,~nde a ·
nos vinculam os con una pasión singular, los "cata-
humillars e, se acuesta boca abajo sobre d sue-
lizadores del deseo", como dice André Breton, 14 el
lo, casi cadáver, como los monjes de ciertas ór~
denes [ ... ].
Casi podría decirse que el agua es loca, debido 9
Francis Ponge, Le Parti p-,is des choses, París, Gallimard ,
a esa histérica necesidad de no obedecer sino a su 1942; reed. en col. "Poésie", 1967, pp. 61-63.
gravedad, que la posee como una idea fija. [ ... ] 10 Gastan Bachelard, L'Air et les Songes, París, José Corti,
Por definició n 1 LIQUIDO es lo que prefiere obe- 1943.
11
decer a su gravedad más que mantene r su forma, L'Eau et les Re11es, París, José Corti, 1942.
12 La Psychanalyse du feu, París, Gallimard , 1938.
13
La Terre et les Revenes de la volonté, París, José Corti,
8 Jean-Paul Sartre, L'Homme et les Choses, París, Seghers, 1948; y La Terre et les Revenes du repos, París, José Corti, 1948.
14 Sin duda, una alusión a L'Amour fou, París, Gallimard ,
194 7, r•p. 10-11; retomado en Situation.s, I, París, Gal.imard ,
1937; reed. en 1976.
1948, p. 227.

33
32
sitio donde el deseo humano se manifiesta o se
"cristaliza".
Por consiguiente, es una tendencia bastante ge-
neral reconocer/ entre el hombre y las cosas, no -4·. Exploración del mundo
ya esa relación de .distancia y dominación que
existe entre el espíritu soberano y el fragmento
percibido: la animalidad
de cera en el famoso análisis de Descartes, sino
una relación no tan clara, una proximidad verti-
ginosa que nos impide apoderarnos como t.m pu- Cuar.do se pasa de la ciencia, de la pintura y de
ro espíritu desligado de las cosas o definirlas co- la filosofía clásicas a la ciencia, la pintura y la fi-
mo puros objetos y sin ningún atributo humano. losofa modernas, se asiste, decíamos, en las tres
Tendremos que volver sobre esta observación conv·:rsaciones precedentes, a una suerte de des-
cuando, al final de estas conversaciones, busque- pertar del mundo percibido. Reaprendemos a
mos cómo nos llevan a representarnos la situa- ver este mundo a nuestro alrededor del que nos
ción del hombre en el mundo. habíé mos alejado con la convicción de que nues-
tros ~;entidos no nos enseñan nada válido y que
tan S1'llo el saber rigurosamente objetivo merece
ser crmsiderado. Volvemos a estar atentos al es-
pacie donde nos situamos, y que sólo es visto se--
gún 1na perspe<;:tiva limitada, la nuestra, pero
que también es nuestra residencia y con el cual
mantenemos relaciones carnales -redescubrimos
en cada cosa cierto estilo de ser que la convier-
te en un espejo de las concluctas humanas-, o
sea, tntre nosotros y las cosas se establecen, no
ya la~ puras relaciones de un pensamiento domi-
nador y un objeto o un espacio totalmente ex-
tenddos ante él, sino la relacíón ambigua de un
ser encarnado y limitado con un mundo enigmá-
tico que vislumbra, que ni .5iquiera deja de fre-
a Según la grabación: "Por consiguiente, es una tendencia cuentar, pero siempre a través de las perspecti ..
bastante general de nuestro tiempo reconocer [ ... )". vas que se lo ocultan tanto como se lo revelan, a

34 35
través del aspecto human o que cada cosa adopta mitivo ni al loco. Record emos que1 en un animat
bajo una mirada human a.a Descar tes no veía nada más que una suma de rue~
En este mundo así transfo rmado, empew , no das, palancas, resortes, 1 en fin 1 nada más que una
estamo s solos, ni siquiera entre hombres. Tambié n máquin a; en el pensam iento clásico, cuando el
se ofrece a animales, nií1os, primitivos, locos que animal no era una máquin a era un esbozo de
lo habitan a su manera , que, tambié n ellos, co~xis­ hombre , y mucho s ~ntomologistas no temiero n
ten con él, y hoy veremo s que al recupe rar el proyec tar en él los r~sgos princip ales de la vida
mundo percibi do 11 volvem os a ser capaces dt en- human a. El conoci miento de los niños y de los en-
contrar más sentido a esas formas extrem as o abe- fermos durante mucho tiempo siguió siendo rudi-
rrantes de la vida o la conciencia, y más ín1:erés mentar io en virtud de los mismos prejuicios: las
por ellas, de tal modo que finalme nte es el espec- pregun tas que el médico o el experim entado r les
táculo entero del mundo y del hombre mismo los formul aban eran pregun tas de hombre , d no se tra-
que reciben una nueva significación. e taba tanto de compre nder cómo viven por su
Es muy conoci do que el pensam iento cbsico cuenta como de medir la distanc ia que los separa
no da mucha import ancia al animal, al niño, al pri- del adulto o del hombr e sano en sus desemp eños
corrientes. En cuanto a los primitivos, o bien se
a El comienz o de esta conversa ción fue abreviad o d ·Jran- buscab a en ellos una imagen embell ecida del civi~
te la grabación. Merleau -Ponty comienz a así: "En nu1'Stras lizado o por el contrar io como Voltaire en el En-
' 1

conversa ciones preceden tes decíamos que cuando, con el pen- sayo sobre las costumbres, 2 en sus costum bres o
samiento moderno , se vuelve al mundo de la percepci ón, ve- creencias no se encont raba otra cosa que una se-
mos que desapare cen entre el hombre y las cosas las puns re-
laciones de un pensami ento dominad or y un objeto o un es-
rie de absurdi dades inexplicables. Todo ocurre co-
pacio totalmen te instalado s ante él. Vemos aparecer la ·rela- mo si el pensam iento clásico se hubiera manten i-
ción ambigua de un ser encamad o y limitado con un mundo
enigmáti co que vislumbr a, que ni siquiera deja de frecuentar,
pero siempre a través de las perspecti vas que le ocultan ;anta
1 Discours de la méthode, s• parte, en CEuvres, ed. por
como le revelan, a través del aspecto humano que cada cosa A.T., París, Cer( 1902; reed. en París, Vrin, 1996, vol. VI, pp.
adofta bajo una mirada humana" . ·57-58; en CEuvres et lettres, París, Gallimar d, col. "La Pléiade",
Según la grabación: "Tambié n se ofrece a animales, ni- 1937, reed. en 1953, p. 164.
ños, primitivos, locos que lo habitan como nosotros, que a su d Según la grabación: "las pregunta s que el médico o el
manera, coexisten con él, y hoy veremos que al recupe:·ar el experim entador les formulab an eran pregunta s de hombres
mundc percibido [ .. .]" sanos o de adultos".
2 Essai sur l'histoire générale et sur les mreurs et /'esprit des
e Durante la lectura, el último segment o de frase: "de tal
modo que finalmen te [ ... ] una significación nueva", fue supri- nations, depuis Charlemagne jusqu'a nos jours (1753, ed. aum.
mido. 1761-1763).

36 37
do en un dilema: o bien el ser con que tenemos de d ~recho divino, ya ~;ea en efecto porque conn-
que habérnosla es asimilable a un hombre1 y en- ba la razón humana como el reflejo de una razón
tonces está permitido atribuirle por analogía las creadora o porque, incluso tras haber renunciado
característic as generalment e reconocidas al hom- a toda teología, postule1como ocurre con frecuen-
bre adulto y sano1 o bien no es nada más que una cia1 un acuerdo de principio entre la razón de los
mecánica ciega, un caos viviente, y entonces no hom:Jres y el ser de las cosas.g En tal perspectiva 1
hay ningún medio de encontrarle un sentido a su las anomalías de que hablamos sólo pueden tener
conducta. el va or de curiosidades psicológicas/ a las que in-
¿Por qué tantos escritores clásicos muestran in- dulgt·nteme nte se les hace un sitio en un rincón
diferencia para con los animales, los nií1os, los lo- de la psicología y la sociología "normales".
cos, los primitivos?e Porque están persuadidos de Pero justamente es esa convicción 1 o más bien
que hay un hombre consumado! destinado a ser ese dogmatismo / lo que cuestionan una ciencia y
"dueño y poseedor" de la naturaleza, como decía una reflexión más maduras. Queda absolutamen -
. Descartes, 3 y por lo tanto capaz por principio de te clmo que ni el mundo del niño, ni el del pri-
penetrar hasta el ser de las cosas, de constituir un mitivo, ni el del enfermo, ní 1 con mayor razón, el
conocimient o soberano, descifrar todos los fenó- del animal, en la medida en que podemos recons-
menos, y no sólo los de la naturaleza física sino tituirlo a través de su conducta, constituyen sis-
también los que nos muestran la historia y la so- tema;; coherentes y que, por el contrario, el del
ciedad humanas, explicarlos por sus causas y por hombre sano, adulto y civilizado se esfuerza ha-
último encontrar en algún accidente de 'su cuerpo cia e~ a coherencia. Pero el punto esencial es que
la razón de las anomalías que mantienen al niño, no la posee, que dicha coherencia sigue siendo
al primitivo, al loco, al animal alejados de la ver- una dea o un límite jamás alcanzado de hecho, y
dad.f Para el pensamiento clásico hay una razón que, por consiguientc1 lo "normal" no puede ce-
rrarst sobre sí, debe preocuparse por comprender
t> Frase interrogativa suprimida durante la grabación.
3 Oiscours de la méthode, 6' parte, en CEuvres, ob. cit., voL toria y la sociedad humanas, explicarlos por sus causas y por
VI, p. 62, 1_7-8; en CEw;res et leftres, ob. cit., p. 168. últimc encontrar en alguna causa corporal o social la razón de
f Según la grabación: "Es porque el pensamiento clásico las anomalías que mantienen al niño, al primitivo, al loco, al
está persuadido de que hay un hombre consumado, destinado anima: alejados de la verdad".
a ser 'dueño y poseedor' de la naturaleza, como decía Descar- g Según la grabación: "o porque, incluso tras haber re-
tes, y por lo tanto capaz por principio de penetrar hasta el ser nunciado a toda teología, recoja sin decirlo su herencia y pos-
de las cosas, de desci:h-ar todos los fenómenos, y no sólo los de tule ull acuerdo de principio entre la razón de los hombres y
la naturaleza física sino también los que nos muestran la his- el ser de las cosas".

38 39
anomalí as de las que nunca está totalmen te ~xen­ está predesti nado a las empresa s de nuestro cono-
to. Está invitado a examina rse sin indulgen c la, a cimiento y de nuestra acción. Mientras que el ra-
redescub rir en sí mismo todo tipo de fantasías, cionalismo clásico no poníai ningún medio entre
ensoñaciones, conduct as mágicas, fenómeno5 os- la materia y la inteligencia y ponía a los seres vi-
curos, que permane cen omnipot entes en su vida vos, si no son inteligentes, en el rango de simples
privada y pública, en sus relaciones con los otros máquinas, y la noción misma de vida en el de las
hombres , que hasta dejan, en su conocim ientp de ideas confusas, los psicólogos de hoy1 por el con-
la naturale za, todo tipo de lagunas por las que se trario, nos muestra n que hay una percepci ón de la
insinúa la poesía. El pensami ento adulto, normal vida cuyas modalid ades intentan describir. El año
y civilizado vale más que el infantil, mórbido o pasado, el señor Michotte , k de Lovaina, en un in-
bárbaro pero con una condició n, y es que n::> se teresante trabajo sobre la percepci ón del movi-
consider e como pensami ento de derecho divino, miento,4 mostrab a que ciertos desplaza mientos de
que se mida cada vez más honesta mente con las rasgos luminos os sobre una pantalla nos dan in-
oscurida des y dificulta des de la vida humana , que cuestion ablemen te la impresió n de un movimie n-
no pierda el contacto con las raíces irracior ales to vital. Por ejemplo, si dos rasgos verticales y pa-
de esta vida y que, por último, la razón reconoz - ralelos se alejan uno de otro, y luego, mientras el
ca que también su mundo está inconcluso, que primero prosigue su movimie nto, el segundo in-
no finja haber superad o lo que se limitó a ocultar vierte el suyo y vuelve a ubicarse, respecto del pri-
y nn tome como indiscut ibles una civilización y mero, en la posición de partida, irresistib lemente
un conocnn iento cuya función más alta 1 pCtr el tenemos la sensación de asistir a un movimie nto
contrario, es la impugna ción.h de reptació n, aunque la figura expuesta a nuestras
Precisam ente, en este espíritu, el arte y el :)en- miradas en nada se asemeje a una oruga ni pueda
samiento moderno s reconsideran,i con un in1'erés evocar su forma. Aquí es la propia estructu ra del
renovado, las formas de existenc ia más alejad::s de movimie nto lo que se deja leer como movimie n-
nosotros, porque manifies tan ese movimient() me- to "vital". El desplaza miento de las líneas observa-
dian te el cual todos los seres vivos y nosotros mis- do aparece a cada instante como moment o de una
mo5 tratamos de dar forma a un mundo qu~~ no

i Según la grabación: "veía".


h Según la grabación: "una civilización y un conocin:ie nto k Según la grabación: "El año pasado, por ejemplo, el se-
cuy.a función más propia, por el contrario, es la impugnación". ñor Michotte [ ... ]".
1
Según la grabación: "En este espíritu, el arte y el ¡::ensa·· 4
Albert Michotte, La Perception de la causalité, Lovaina,
miento modernos reconsider an [ ... ] ". Instituto superior de psicología, 194 7.

40 41
acción global mediante la que cierto ser cuyo fan- nar t na cerradura, o actuar sobre una palanca. n
tasma vemos 1 sobre la pantalla realiza en su pro- Esto no irr¡plica que, considerado en su vida es-
vecho un transporte espacial. Durante la "repta- pont<lnea y frente a las cuestiones que plantea, el
ción", el espectador cree ver una materia virtual, anim :il no trate a su entorno según las leyes de
una suerte de protoplasma ficticio que se desliza una suerte de física ingenua, no capte algunas re-
desde el centro del "cuerpo" hasta las prolongacio- laciones y las utilice para lograr ciertos resultados,
nes móviles que lanza por delante. Así, diga lo que en fir, no elabore las influencias del medio de una
diga acaso una biología mecanicista, m el mundo manera característica de la especie.
en que vivimos, en todo caso, no está hecho tan Pn~cisamente porque el animal es el centro de
sólo de cosas y de espacio; algunos de esos frag- una suerte de "organización" del mundo, porque
mentos de materia que llamamos seres vivos se tiene un comportamiento, porque, en los tanteos
ponen a dibujar en su entorno y a través de sus de una conducta poco segura, y poco capaz, de
gestos o su com'portamiento una visión de las co·· adquisiciones acumuladas, 0 muestra a las claras el
sas que es la suya y que se nos aparecerá tan sólo esfue ·zo de una existencia arrojada en un mundo
si nos prestamos al espectáculo de la animalidad, cuya ::lave desconoce, sin duda, precisamente por-
coexistimos con ella en vez de negarle temeraria- que ros recuerda así nuestros fracasos y nuestros
mente toda especie de interioridad. límítE:s la vida animal, representa un papel inmen-
En experiencias de hace ya veinte aí1os, el psi- so tar to en las ensoñacionesP de los primitivos co-
cólogo alemán Kóhler trataDa de describir la es- mo e:1 lasq de nuestra vida oculta.r Freud mostró
tructura del universo de los chimpancés.s Justa-
mente, observaba que la originalidad de la vida n :n la grabación, Merleau-Ponty agrega: "es decir, utilizar
animal no puede aparecer mientras, como ocurría instrumentos humanos".
0
con muchas experiencias clásicas, se le plantean :)egún la grabación: "Por lo tanto, el animal es d centro
problemas que no son los suyos. La conducta del de una suerte de 'organización' del mundo, tiene un compor-
tamiento, en los tanteos de una conducta poco segura, y poco
perro puede resultar absurda y maquinal mientras capaz, a decir verdad, de adquisiciones acumuladas [ .. .]".
el problema que debe resolver sea hacer funcio- P :;egún la grabación: "en los mitos".
q :)egún la grabación: "en las ensoñaciones".
r .\ continuación de esa frase, Merleau-Ponty añade: "El
Según la grabnción: "cierto ser cuyo fantasma vislum- animal, que no entra en el mundo humano y se contenta con
bramos". padece do, nos da esa sorpresa y ese impacto de mostrarnos, sin
m Inciso suprimido durante la grabación. embarf o, emblemas de nuestra vida que, llevada asf al corazón
5 Wofgang Kohler, L'Intelligence de la mturaleza original, pierde de golpe su evidencia y sufi-
des singes supérieurs, Pa-
rís, Alean, 1927. ciencia".

42 43
asun tos huma nos. El prim ero rode a una de las
que la mito logía anim al de los prim itivo s e:; re- patas y dice: "Es un árbol ". "Es cierto , dice el se-
crea da en cada niño a cada generación, que el ni- gund o, que desc ubrió las oreja s, y aquí están las
ño se ve, ve a sus padr es y los conflictos que tiene hojas." "De ningu na mane ra, dice el terce ro, pa-
con ellos en los anim ales q 1Je encu entra , al pun- .1"
5
sean do su mano sobre e 1 fl anca, ¡es un muro
te de que el caballo, en los sueñ os de Juan itc, se
6 la
"Es un corde l", excla ma el cuart o, agarr ando
conv ierte en una pote ncia maléfica tan índis cuti-
-
cola. ''Es un tubd" , repli ca el quint o, que trope
bte corno los anim ales sagrados de los prim itvo s. zó con la trom pa ...
El sCl'i.or Bachelard, en un estu dio sobr e Laut réa- Así, prosi gue Clau del, ocur re con nues tra Ma-
dre, la Santa Iglesia catól ica, que del anim al sa-
mon t/ obse rva que se encu entr an 185 nom bres
grado pose e la masa , el anda r y el temp eram en-
de anim ales en las 24 7 páginas de los Can tes de
to bona chón sin habl ar de esa dobl e defen sa de
l'v1aidoror. Hast a un poet a com o Clau del, que co-
/

puro marf il que le sale de la boca . La estoy vien-


mo cristiano, podr ía vers e expu esto a sube stim ar do, con las cuatr o patas en esas agua s que le lle-
i-
todo cuan to no es el hom bre, encu entr a la ir.sp gan direc tame nte del paraí so, que, con la trom
-
racíón del Libr o de Job y pide que se "inte rrog ue con ellas
pa, extra e para baut izar copi osam ente
a los anirnales".tl a todo su enor me cuerp o.
9

Hay una estam pa japon esa que repre St'nt 1 un Me gusta imag inar a Desc artes o a Mal ebra nche
elefa nte rode ado por ciego s -escr ibe-. Se trata leye ndo este texto t y enco ntra ndo los animales,
de una misió n deleg ada para ident ifica r es 1 in-
que ellos conv ertía n en mec anis mos enca rgad os
terve nción mon ume ntal a travé s Lle nue.;t:ros
de llevar los emb lema s de lo hum ano y lo sobr e-
hum ano. Esta reha bilit ació n de los animales, lo
Segú n la graba ción: "el niño se ve1 ve a sus padre
s y los vere mos en la próx ima conv ersa ción , supo ne un
confl ictos que mantH :ne con ellos en los anima
les qw~ en- hum or y una suer te de hum anis mo burl ón del
cuent ra". que muc ho distaban.U
6 cl'une
Sigm und Freud , Cit1q Psychanalyses, "Analyse
trad. fr. de M. Bon •par-
phob ie chez un petit gan;o n de S. ans",
fase. 3, 1928; ~eed. Paul Claud el, Figaro littéraíre, ob. cit., p. 1: "Que
lques
te, Retme frarz~aise de psychanalyse, tomo 11, 9
"Que lques planc hes du Bes-
en París¡ PUF, 1954 , pp. 93-198. comp eres oublié s", retorn ado en
p. 999.
G. Bach elard , Lautréamont, Pa:rís, José Corti , 1939. tiaire spirit uel", en CEuvre en prose, ob. cit.,
7
el".
8
Paul Claud el, "Inter roge les anima ux", en Figaro
lit érai- t Según la graba ción: "leye ndo este texto de Claud
la próxi ma conve rsa-
re, núm. 129, 3er. año, 9 de octub re de 1948, p. 1; reton ado u Según la graba ción: "Vere mos en
e un humo r
en "Qud ques planche~: du 3estia ire spirit uel", en Figure s tt pa- ción que esta rehab ilitac ión de los anima les supon
al pensa mien -
raholes, en CEuures en prose, París, Ga\lir nard, col. "La Pléild e", y una suerte de huma nism o burló n muy ajeno s
1965, p~ 982-1000. to clásico."

45
44
5. El hombre
visto desde afuera

Has':a ahora, tratamos de mirar el espacio, las co-


sas ) los seres vivos que habitan este mundo a tra-
vés de los ojos de la percepción, olvidando lo que
una familiaridad demasiado larga con ellos nos ha-
ce encontrar "muy natural", tomándolos tal y co-
mo ie ofrecen a una experiencia ingenua, Ahora,
habría que recomenzar la misma tentativa respecto
del propio hombre.a Porque indudablemente, des·
de hace más de treinta siglos se han dicho sobre el
horr. bre muchas cosas, pero a menudo fue por r~­
flexión como se las encontró. Quiero decir que, al
traté r de saber qué es el hombre, un filósofo como
Descartes sometía a un examen crítico las ideas
que se le presentaban: por ejemplo, la de espíritu
y cuerpo. Él las purificaba, las despejaba de toda
especie de oscuridad o confusión. Mientras que la
mayoría de los hombres entienden por espíritu al-
go a3Í como una materia muy sutil, o un humo o
un r álito -siguiendo en esto el ejemplo de los pri-
mitivos-, Descartes mostraba a las mil maravillas

a El comienzo del texto que va de "Hasta ahora, tratamos


de m rar el espacio" a "la misma tentativa respecto ele! propio
hombre" ha sido modificado respecto de la grabación.

47
que el espíritu no es nada semejante, que es de jar para mí su figura moral. Pero finalmente no
una naturaleza muy diferente, ya que humo y há- podría disociar a alguien de su silueta, de su tono,
lito, a su manera, son cosas, aunque sean muy su- de su acento. Al verlo un instante, de entrada lo
tiles; mientras que el espíritu no es para nada una encuentro mucho mejor de lo que puedo hacerlo
cosa, ya que no reside en el espacio, disperso co- enumerando todo cuanto sé de él por experiencia
mo todas las cosas en cierta extensión, sino :¡ue, y de oídas. Para nosotros, los demás son espíritus
por el contrario, está todo recogido, indiviso, no que frecuentan un cuerpo, y, en la apariencia total
siendo finalmente nada más que un ser qu-e se re-· i:le dicho cuerpo, nos parece que está contenido
coge y se concentra irresistiblemente , se conüce.b todo un conjunto de posibilidades de las que él es
Se llegaba así a una noción pura del espíritu y a su misma presencia. d Así, al considerar al hombre
una noción pura de la materia o de las cosas. Pero desde afuera, o sea 1 en otro¡ es probable que me
está claro que dicho espíritu totalmente puro no vea llevado a reexaminar algunas distinciones que
lo encuentro y por así decirlo no lo toco sino en sin embargo parecen imponerse¡ tales como la del
mí mismo. Los otros hombres jamás son paré;. mí espíritu y el cuerpo.
puro espíritu: sólo los conozco a través de sus mi- Por consiguiente, veamos qué ocurre y razone-
radas, sus gestos, sus palabras, en resumen a tr;wés mos con un ejemplo.e Supongamos que esté en
de su cuerpo. e Indudablemente , un otro dista mu- presencia de alguien que, por una u otra razón, es-
cho para mí de reducirse a su cuerpo, precisamen- tá violentamente irritado conmigo. Mi interlocu-
te es ese cuerpo animado de todo tipo de in :en- tor se encoleriza, y yo digo qu;e expresa su ira con
ciones, sujeto de muchas acciones o propósito; de palabras violentas, gestos, gritos ... Pero ¿dónde es-
los que yo me acuerdo y que contribuyen a d: bu- tá, pues, esa ira? Me responderán: en el espíritu de
mi interlocutor. Eso no está muy claro. Porque fi-
nalmentr.: esa maldad, esa crueldad que leo en las
b El texto que va de "Quiero decir que al tratar de ~aber miradas de mí adversario, no puedo imaginarlas
qué es el hombre" a "no siendo finalmente nada más que un
ser que se recoge y se concentra irresistiblemente, se cor;oce"
separadas de sus gestos, de sus palabras, de su
fue supnmido durante la grabación. Merleau-Ponty pros.gue:
"Descartes, por ejemplo, se separa del exterior y no logra :lefi-
nirse claramente sino descubriendo en sí mismo un espíritu, es d El pasaje desde "Indudablemente, un otro" a "de las
decir, un género de ser que no ocupa ningún espacio, que no que él es su misma presencia" fue suprimido durante la gra-
se extiende en las cosas y no es nada más que el puro COitoci- bación. Merleau-Ponty sólo conserva: "No podría disociar a
mien~o de si mismo", luego retoma la lectura. alguien de su silueta, de su tono, de su acento". La lectura se
e Durante la grabación, Merleau-Ponty agrega: "No po- reanuda aquí.
dría disociar a alguien de su silueta, de su tono, de su acento". e Esta frase fue suprimida durante la grabación.

48 49
cuerpo. Todo eso no ocurre fuera del mundo, y co- fond::> ocurría en el espacio común donde inter-
mo en un santuario alejado más allá del cuerpof cambiábamos argumentos a falta de golpes, y no
del hombre encolerizado. Sin lugar a dudas, es aquí, en n; í. Sólo luego, al reflexionar sobre lo que es la
en esta habitación, y en este lugar de la habita- ira, y al observar que encierra cierta evaluación
ción, donde la ira estalla; es en el espacio entre él (negativa) del otro, infiero: después de todo, la, ira
y yo donde se despliega. Concedo que la ira de mi es un pensamiento, estar encolerizado es pensar
adversario no se realiza sobre su rostro en el mis- que d otro es detestable, y este pensamiento, co··
mo sentido en que tal vez, en su momento, corran m o 1)S demás, así como lo mostró Descartes, no
lágrimas de sus ojos, se establezca un rictus sobre puede residir en ningún fragmento de materia.
su boca.g Pero finalmente la ira lo habita, y aflora Por b tanto, es espíritu. Por mucho que reflexio-
en la superficie de esas mejillas pálidas o violetas, ne de este modo, no bien me vuelvo hacia la pro-
esos ojos inyectados en sangre, esa voz sibilante ... pia experiencia de ira, h que motiva mi reflexión,
Y si, por un momento, abandono mi punto de vis- debo confesar que no estaba fuera de mi cuerpo,
ta de observador exterior sobre la ira, si intento que no lo animaba desde afuera, sino que estaba
recordar cómo se me aparece a mí mismo cuando inexplicablemente con él.
estoy encolerizado¡ me veo obligado a confesar Todo está en Descartes, como en todos los gran-
que no ocurre otra cosa: la reflexión sobre mi pro- des fJlósofos, y así es como él, que había distingui-
pia ira no me muestra nada que sea separable o do rigurosamente el espíritu del cuerpo, dijo que el
que, por así decirlo, pueda ser separado de mi alma no era solamente, como el piloto en su nave, 1
cuerpo. Cuando recuerdo mi ira contra Paul, la
encuentro no en mi espíritu o en mi pensamien- h Según la grabación: "la ira".
to, sino por completo entre yo que vociferaba y 1 Descartes, Oiscours de la méthode [1637], 5' parte, en

ese detestable Paul que estaba tranquilamente CEuvns, ob. cit., vol. VI, p. 59, l. 10-lZ; en CE11vres et lettres,
ob. cit, p. 166: "Yo había[ ... ] observado[ ... ] cómo no basta
sentado y me escuchaba con ironía. Mi ira no era
que [el alma) esté alojada en el cuerpo humano, así como un
nada más que una tentativa de destrucción de piloto en su nave, salvo tal y,•z para mover sus miembros, pe-
Paul, que habrá permanecido verbal, si soy pacífi- ro que es necesario que esté junta y unida más estrechamen-
co, y hasta cortés, s~ soy educado; pero que en el te con.:igo, para tener fuera de eso sentimientos y apetitos se-
mejan· es a los nuestros"; Meditationes de prima philosophia
[ 1• ed. 1641]. Méditatiort sexihne, en CEuvres, ob. cit., vol. VII,
f Según la grabilción: "un santuario alejado detrás del p. 81, l. 2-3; Méditations métaphysiques [1647), en CEu11res,
cuerpo''. ob. cit, vol. 9, p. 64; en CEuvres et lettres, ob. cit., p. 326: "La
g Esta frase fue suprimiua durante la grabación. Merleau- naturaleza también me enseña con esos sentimientos de do-
Ponty retoma en: "La ira lo habita, y aflora [ ... ]". lor, de hambre, de sed, etcétera, que no estoy solamente alo-

50 51
el jefe y el mando del cuerpo, sino más bien que le diciones a las que parece sometido en su situa-
estaba estrechamente unida, a tal punto que mfre ción de partida.i
en él, como bien lo vemos cuando decimos que Al describir esta situación,i los psicólogos de
nos duelen las muelas. ahora insisten en el hecho de que no vivimos an-
Sólo que, según Descartes, prácticamentt~ no te todo en la conciencia de nosotros mismos -ni
se puede hablar de esta unión del alma y el cuer~ siquiera, por lo demás, 'en la conciencia de las co~
po, sólo es posible experimentarla por el uso de sas- sino en la experiencia del otro. Jamás nos
la vida; para él, ocurra lo que ocurra con nuEstra sentimos existir sino tras haber tomado ya con-
condición de hecho, e incluso si en realidad. se- tacto con los otros, y nuestra reflexión siempre es
gún sus propios términos, vivimos una verd:lde- 'Un retorno a nosotros mismos, que por otra par-
ra "mezcla" del espíritu con los cuerpos, esto no te debe mucho a nuestra frecuentación del otro.
nos quita el derecho de distinguir absolutamen- Un lactante de algunos meses ya es muy hábil en
te lo que está unido en nuestra experiencia, de distinguir la benevolencia, la ira, el miedo sobre
mantener en derecho la separación radical del el rostro del otro, en un momento en que no pue-
espíritu y el cuerpo, que es negada a causa de su de haber aprendido mediante el examen de su
unión, y por último, de definir al hombre sin propio cuerpo los signos físicos de tales emocio-
considerar su estructura inmediata y tal y como nes. Por consiguiente, es porque el cuerpo del
se aparece en la reflexión: como un pensamien- otro, en sus diversas gesticulaciones, se le apare-
to extrañamente unido a un aparato corporal sin ce investido de entrada de una significación emo-
que ni el mecanismo del cuerpo ni la transpa:·en-
cia del pensamiento estén comprometidos por
i Durante la grabación este párrafo fue modificado: "Sólo
su mezcla. Puede decirse que, desde Descartes, que, si es posible vivirla, prácticamente no se puede hablar de
incluso aquellos que más fielmente siguieron su esta unión del alma y el cuerpo, y ocurra lo que ocurra con
enseñanza no dejaron de preguntarse precisarr en- nuestra condición de hecho, e incluso si en realidad vivimos
te cómo nuestra reflexión, que es reflexión so- una verdadera 'mezcla' del espíritu con los cuerpos, esto no
nos quita el derecho de distinguir absolutamente lo que está
bre el hombre dado, puede liberarse de las con-
unido en nuestra experiencia, de mantener en principio la se-
paración radical del espíritu y el cuerpo, que es negada a cau-
sa de su unión. Justamente, los sucesores de Descartes debían
poner en duda que se pueda colocar así aparte lo que es de he-
jado en mi cuerpo, así como un piloto en su nave, sino, fuera cho y lo que es de principio. Ellos denunciaron esa suerte de
de eso, que yo le estoy unido muy estrechamente y tan :::on- compromiso". La lectura se reanuda aquí.
fundido y mezclado que compongo como un solo conj mto i Según la grabación: "Por lo tanto, al describir nuestra
con él". condición de hecho".

52 53
cional, es porque aprende a conocer el espíritu tan- poco, por supuesto, es un solo Sern donde la plu-
to como comportamiento visible como en la inti- ralidad de los individuos estaría fundada y desti-
midad de su propio espíritu. Y el mismo adultok nada a reabsorberse. Por principio, está en una si-
descubre en su propia vida lo que su cultura, la tuacil)n inestable: nadie puede creer sino en lo
enseñanza, los libros, la tradición le enseñaron a que reconoce por verdadero interiormente, y al
ver. El contacto de nosotros mismos con nosotros mismo tiempo nadie piensa ni se decide sino ya
mismos siempre se hace a través de una cultura, tomado en ciertas relaciones con ,21 otro que
por lo menos a través de un lenguaje que recibi- orien :an de preferencia hacia tal especie de opi-
mos desde afuera 1 y que nos orienta en el cono- niones. Todos están solos y na die puede abstener-
cimiento de nosotros mismos. De tal modo que se de los otros1 no sólo por :;u utilidad --que aquí
finalmente el puro sí, el espíritu, sin instrumen- no e~tá cuestionada--, sino por su felicidad. No
tos ni historia, si realmente es como una instancia exist( una vida entre varios que nos libere de la
crítica que oponemos a la lisa y llana intrusión de carga de nosotros mismos, nos dispense de tener
las ideas que nos son sugeridas por el medio, só- una e pinión; y no hay vida 'interior" que no sea
lo se realiza en libertad efectiva mediante el ins- como un primer ensayo de nuestras relaciones
trumento del lenguaje y participando en la vida con el otro. En tal situación ambigua donde nos
del mundo.m vemos arrojados porque tenemos un cuerpo y una
De esto resulta una imagen del hombre y la hu- historia personal y colectiva no podemos hallar
1

manidad que es muy diferente de aquella de la que un re Joso absoluto, incesantemente debemos tra-
partimos. La humanidad no es una suma de indi- bajar en reducir nuestras divergencias, explicar
viduos, una comunidad de pensadores de los cua- nuestras palabras mal comprendidas, manifestar
les cada uno, en su soledad, está seguro de ante- lo qu~~ está oculto de nosotros, percibir al otro. La
mano de entenderse con los otros porque todos razón y el acuerdo entre los espíritus no están a
participarían de la misma esencia pensante. Tam- nuestras espaldas, presuntamente se hallan ade-
lante, y somos tan incapaces de alcanzarlos defini-
k Según la grabación: "a su vez".
tivamente como de renunciar a hacerlo.n
1 Durante la grabaéión, el fin de la frase fue suprimida. Es comprensible que nuestra especie, que se
m Según la grabación: "De tal modo que finalmente el pu- internó de tal modo en una tarea que jamás esta-
ro sí, el espíritu incorpóreo, sin instrumentos ni historia, si
realmente es como una instancia crítica que oponemos a la li-
sa y llana intrusión de las ideas que nos son sugeridas por el n :)egün la grabación: "un gran Ser".
medio, sólo se realiza mediante el instrumento del lenguaje y
0 :)egún la grabación: "y somos tan incapaces de re:nunciar
participando en la vida del mundo". a ellos como de poseerlos para siempre de manera definitiva".

54 55
rá termin ada ni podría estarlo, y que no n~:esa­ ajena que nos propo nemos echar sobre nuestr a
riamen te está destin ada a lograrlo siquie ra relati- especie. r En Micromegas, Voltai re imagin ó en
vamen te, encue ntre en esta situac ión un motivo otros tiempo s un gigant e de otro planet a enfren -
tanto de inquie tud como de coraje. Ambo s, a de- tado con nuestr as costum breS1 que sólo podían
cir verdad , no son más que uno. Porque la inquie - parece r irrisorias a una intelig encia más elevad a
tud es vigilancia, es la vqlunt ad de juzgar, de sa- que la nuestr a. Estaba \eserv ado a nuestr o tiem-
ber lo que uno hace y lo que se propon e. ~;i no po juzgar se a sí mismo no desde arriba/ lo que es
hay una fatalid ad buena , tampo co hay una mala, amarg o y malvado, sino/ de alguna maner a, desde
y el coraje es remiti rse a uno y a los otros ·~n la abajo. 5 Kafka imagin a a un homb re metam orfo-
medid a en que a través de todas las diferen cias de seado en cucara cha 2 y que deja caer sobre la fa-
las situaci ones físicas y sociales, todos dejen apa- milia una mirada de cucara cha. Imagin a las in-
recer en su condu cta misma y en sus misma s re- vestiga ciones de un perro que tropie za con el
laciones la misma chispa que hace que los reco- mundo human o. 3 Él descri be socied ades encerr a-
nozcam os, que necesi temos su asenti miento o su das en la cáscara de costum bres que se dieron , y
crítica, que t~gamos un destin o común .P Sim- hoy Mauri ce Blanch ot descri be una ciudad dete-
4
pleme nte, ese human ismo de los moder ncs no nida en la eviden cia de su ley1 en la que cada
tiene ya el acento perent orio de los siglos p-ece- uno partici pa tan estrec hamen te que ya no expe-
dentcs . Dejem os de alabar nos por ser una comu- rimen ta su diferen cia ni la de los otros. Ver al
nidad de espírit us puros; veamo s lo que realrrtente hombr e desde afuera es la crítica y la salud del
son las relacio nes mutua s en nuestr as socíed.1des:
la myorí a de las veces, relacio nes de amo a Escla- r Según la grabación: "mirada ajena que así echamo s so-
·
vo. No nos escude mos en nuestr as buena s inten- bre nuestra especie".
5
Durante la grabació n, Merleau -Ponty dice, en vez de
ciones1 veamo s en qué se convie rten una vez fue- habla amargur a, maldad, y poco amor verda-
esta frase: 'A.llí
ra de nosotros.q Hay algo sano en esa mirad a dero. [Esa mirada modern a) toma por testigo lo que hay de
conting ente en las socieda des humana s, no una inteligencia
superio r a la nuestra, sino simplem ente una intelige ncia dife-

P Durante la grabación, este párrafo fue suprimido. La lec- rente".


2 Franz Kafka, La Métamorphose, trad. fr. de A. Vialatte,
tura se reanuda aquí: "E\ humani smo de los modern os[ .. .]".
q Según la grabación: "\'a no nos alabamos por ser una co- París, Gallima rd, 1938.
3 Franz Kafka, Recherches d'un chim, en La Muraille de
munida d de espíritu s puros, bien vemos que las bellas inten-
ciones de cualquie ra (proletario, capitalista, francés, alemán),
Chine, trad. fr. de J. Carrive y A. Vialatte, Villeneuve-les-Avig-
non, Seghers, 1944, reed. en París, Gallima rd, 1950.
vistas desde afi.1era y por los otros, en ocasiones tienen una ca- 4 Maurice Blancho t, Le Tres-Haut, París, Gallima rd, 1948.
ra horrible". La lectura se reanuda aquí.
57
56
espíritu. Pero no, como Voltaire, para sugeriF que
todo es absurdo. Mucho más para sugerir, como
Kafka, que la vida humana siempre está amena~
zada, y para preparar, por el humor, los momen- 6. El arte y el mundo
tos raros y preciosos donde los hombres se reco-
nocen y se encuentran.t
percibido

En nuéstras conversaciones anteriores, cuando tra-


tábamos de hacer revivir el mundo percibido que
nos ocultan todos los sedimentos del conocimien-
to y la vida sociaC con frecuencia recurrimos a la
pintura, porque ésta vuelve a ubicarnos imperio-
samente en presencia del mundo vívido.a En Cé-
zanne, en Juan Gris, en Braque, en Picasso, de di-
ferentes maneras, encontramos objetos -limones,
mandolinas, racimos de uvas, paquetes de cigarri-
llos- q ..1e no se deslizan bajo la mirada como ob-
jetos "bien conocidos" sino que, por el contrario,
1

la detienen, la interrogan, le comunican extrañ,a-


mente su substancia secreta, el propio modo de su
materülidad, y, por así decirlo, "sangran" delante
de nosotros. Así, la pintura no~ volvía a conducir a
Durante la graación, Merleau-Ponty modifica el final, la visién de las mismas cosas. Inversamente, y co-
desde "Él describe sociedades", y lo reemplaza por: "O final-
mente imagina un personaje simple, de buena fe, muy dispues-
mo po:· un intercambio de servicio~;, una filosofía
to a reconocerse culpable y que tropieza con una ley ajena, de la ¡: ercepción, que quiere reaprender a ver el
con una potencia incor.rprensible para la colectividad, con el mundc, restituirá a la pintura, y en general a las
Estado. Kafka no apela a la locura de los hombres en la sabi- artes su verdadero lugar, su verdadera dignidad, y
duría de Micromegas. No cree que exista un Micrornegas. No nos prcdispon~rá para aceptarlos en su pureza.
lo espera de ninguna manera en el porvenir. Menos optimista
pero también menos malvado para su tiempo que Voltaire,
3
prepara por el humor los momentos raros y preciosos donde DJrante la grabación, Merleau-Ponty suprime esta par-
los hombres se reconocen y se encuentran". te de la :rase, desde "porque ésta" hasta "mundo vivido".

58 59
En efecto, ¿qué aprendimos al considenu- el de arte, porque también ella es una totalidad car-
mundo de la percepción? Aprendimos que, en es- nal donde la significación no es libre, por así de-
te mundo, es imposible separar las cosas y su ma- cirlo, sino ligada, cautiva de todos los signos, de to-
nera de manifestarse. Indudablemente, cuando dos los detalles que me la manifiestan, de manera
defino una mesa como lo hace el diccionario --pla- que, como la cosa percibida, la obra de arte se ve
taforma horizontal sostenida por tres o cuatro so- o se entiende y ninguna ·definición, ningún análi-
portes y sobre la cual se puede comer, escribí'", et- sis, por precioso que retroactivamente pueda ser y
cétera-, puedo tener la sensación de alcanzar algo para hacer el inventario de tal experiencia, podría
así como la esencia de la mesah y me desintereso reemplazar la experiencia perceptiva y directa
de todos los accidentes con que puede aconpa- que hago de ella. d
ñarse: forma de las patas, estilo de las molduras, Esto no es tan evidente de primera intención.
etcétera; pero eso no es percibir, es definir. Por el Porque finalmente, la mayor parte de las veces, un
contrario, cuando percibo una mesa, no me desin- cuadro, como se dice, representa objetos; a menu-
tereso de la manera en que ella realiza su función do un retrato representa a alguien cuyo nombre
de mesa, y es precisamente la manera siempre sin- nos da el pintor. Después de todo, ¿no es la pintu-
gular en que soporta su plataforma, es el rr.ovi- ra comparable a esas flechas indicadoras en las es-
miento, único, desde las patas hasta la plataforma, taciones que no tienen otra función sino dirigirnos
que opone a la gravedad lo que me interesa y que hacia la salida o el andén? ¿O incluso a esas foto-
hace a cada mesa distinta de las demás. Aquí no grafías exactas que nos permiten examinar el ob-
hay un detalle -fibra de la madera, forma dt~ las jeto en su ausencia y que retienen todo lo esen-
patas, hasta color y edad de dicha madera, graffi- cial? Si fuera cierto, el objetivo de la pintura sería
tis o rajaduras que señalan esa edad- que sea in- la apariencia, y su significación estaría totalmente
significante, y la significación "mesa" no me inte- fuera del cuadro, en las cosas que significa, e en el
resa sino en la medida en que emerge de todos los tema. Sin embargo, precisamente contra esta con-
"detalles" que encarnan su modalidad presente.c cepción se alzó toda pintura válida, y los pintores
Sin embargo, si me detengo en la escuela de la per- luchan muy conscientemente contra ella desde
cepción, me veo dispuesto a comprender la t)bra hace por lo menos cien años. Según Joachim Gas-
quet, Cézanne decía que el pintor se apodera de
un fragmento de naturaleza "y lo vuelve absoluta-
b Según la grabación: "tengo la sensación de alcam:ar la
es•~ncíade la mesa".
e Según la grabación: "emerge de todos los 'detalles' que d Según la grabación: "que experimento".
la encaman". e Según la grabación: "en las cosas que representa".

60 61
mente pintura". 1 Hace treinta años, Braque escri- está en la manera en que las uvas, la pipa o el pa-
bía, más clarament e todavía, que la pintura no tra- quete de cigarrillos están constituid os por el pin-
taba de "reconstit uir un hecho anecdótic o" sino de tor so Jre la tela. ¿Queremo s decir que en arte
"constitui r un hecho pictórico". 2 Por consiguiente, únicanen te la forma importa, y no lo que S(~ dice?
la pintura sería no una imitación del mundo, sino De ninguna manera. Queremo s decir que la for-
un mundo pot sí. Y esto significa que, en la expe- ma y d fondo, lo que se dice y la manera en que
riencia de un cuadro, no hay ninguna remisión a la se lo e ice no pueden existir por separado. En su-
cosa natural, en la experienc ia estética del retrato ma, n(IS limitamos a comproba r esa evidencia de
ninguna mención a su "semejanz a" con el modelof que, si puedo represent arme de una manera sufi-
(los que ordenan retratos a menudo los quieren ciente) según su función, un objeto o una herra-
parecidos, pero es porque tienen más vanagloria mienta que jamás vi, por lo menos en sus rasgos
que amor por la pintura). Sería demasiado largo generales; en cambio, los mejores análisis no pue-
buscar aquí por qué, en tales condicion es, los den darme la sospecha de qué es una pintura de
pintores no fabrican de punta a punta, como lo la que jamás vi ningún ejemplar. Por consiguiente,
han hecho en ocasiones , objetos poéticos inexis- no se trata, en presencia de un cuadro, de multi-·
tentes.g Contenté monos con observar que, hasta plicar las referencias al tema, a la circunstan cia
cuando trabajan sobre objetos reales, su objetivo histórica, si la hay, que está en el origen del cua--
jamás es evocar el propio objeto sino fabricar so- dro; SE trata, como en la percepció n de las mismas
bre la tela un espectácu lo que se baste a sí mismo. cosas, de contempla r, de percibir el cuadro según
La distinción que a menudo se hace entre el tema las indicacion es mudas de todas partes que me
del cuadro y la manera del pintor no es legítima dan la; huellas de pintura depositad as sobre la te-
porque, para la experienc ia estética,h todo el tema la, hasta que todas, sin discurso ni razonamie nto,
se componga n en una organizac ión estricta donde
se sienta clarament e que nad.1 es arbitrario, aun-
1
Joachim Gasquet, Cézanne, París, Bemheim-Jeune, 1926; que no se esté en condicion es de explicarlo.
reed. en Grenoble, Cynara, 1988; véase, por ejemplo, pp. 71,
Aunque el cine no haya producido todavía mu-
130-131.
2
Georges Braque, <;=ahier, 1917-1947, París, Maeght edi- chas obras que sean obras de arte de cabo a rabo,
tor, 1948, p. 22 (ed. aum. 1994, p. 30): "El pintor no trata de re- aunque el entusiasm o por las estrellas, el sensacio·-
constituir una anécdota, sino de constituir un hecho pictórico". nalisrr,o de los cambios de plano, o de las peripe-
t Según la grabación: '"semejanza ' con el modelo real". cias, la intervenci ón de bellas fotografías o la de
g Durante la grabación, Merleau-Po nty suprime esta fra-
un di:Hogo espiritual sean para el film otras tantas
se. Luego retoma: "Hasta cuando trabajan [ .. .)".
h Según la grabación: "para el artista". tentacione s en las que corre el riesgo de quedar:;e

63
62
pegado y de encontrar el éxito omitiendo los me- embargo1 como todas las reglas en materia de ar-
dios de expresión más aptos del cine -justamente, te, éstas famás servirán para otra cosa que para ex-
a pesar de todas esas circunstancias que hacen que plicitar las relaciones ya existentes en las obras lo-
casi no se ha visto hasta ahora un film que sea ple- gradas, y para inspirar otras honestas. Entonces
namente un film- puede vislumbrarse lo que se- como ahora, los creadores siempre tendrán que
ría tal obra, y veremos que, como toda obra d.~ ar- encontrar conjuntos nuevos sin ayuda. Entonces
te, también sería algo que se percibe. Poque1 como ahora, el espectador experimentará, sin for-
finalmente, lo que puede constituir la bellez<l ci- marse una idea clara, la unidad y la necesidad del
nematográfica no es ni la historia en sí misma desarrollo temporal en una obra bella. Entonces
-que la prosa narraría muy bien-, ni 1 con m.1yor como ahora, la obra dejará en su espíritu no una
razón, las ideas que puede sugerir, ni, por últ: m o, suma de recetas, sino una imagen resplandeciente,
esos tics, esas manías1 esos procedimientos po~ los un ritmo. Entonces como ahora, la experiencia ci-
cuales un director se hace reconocer y que no tie- nematográfica será percepción.
nen más importancia decisiva que las palabra:; fa- La música nos ofrecería un ejemplo demasiado
voritas de un escritor. Lo que cuenta es la elcc.:ión fácil y en el que, por esa misma razón, no quere-
de los episodios representados, y, en cada uno de mos detenernos. A todas luces, aquí resulta impo-
ellos, la elección de los panoramas que se hará 1 fi- sible imaginar que el arte remita a otra cosa que
gurar en el film, la longitud dada respectivam,~nte a sí mismo. La música programada, que nos des-
a cada uno de tales elementos, el orden en el que cribe una tormenta o incluso una tristeza, es la
J

se escoge presentarlos, el sonido o las palahras con excepción. Indiscutiblemente, aquí nos hallamos
que se quiere¡ o no se quiere acompañarlos, O)nS- en presencia de un arte que no habla. Y sin em-
tituyendo todo eso cierto ritmo cinematográfico bargo, la música dista mucho de ser un conglo-
global. Cuando nuestra experiencia del cine sea merado de sensaciones sonoras: a través de los so-
más extensa, se podrá elaborar una suerte de lógi- nidos vemos aparecer una frase y, de frase en
ca del cine, o incluso de gramática y estilística del frase, un conjunto, y finalmente1 como decía Proust,
cine que nos indicarán, según la experiencia d1~ las un mundo, que en el dominio de la música posi-
obras realizadas, el valor que habrá que dar a ca- ble es la región Debussy o el reino Bach. Aquí 1 no
da elemento, en una estructura de conjunto 1ípi- hay otra cosa que hacer sino escuchar~ sin vueltas,
ca, para que se inserte en ella sin tropiezos. Sin nuestros recuerdos, nuestros sentimientos~ sin
mencionar al hombre que creó eso, como la per-
cepción mira las propias cosas sin mezclar nues-
Según la grabación: "con que se decide". tros sueños.

64 65
Para terminar, puede decirse algo análogo de la más tarde Henri Bremond 4 y Valéry- 5 no es pri-
literatura, aunque esto a menudo haya sido im- mero ~ ignificación de ideas o significante por lo
pugnado porque la literatura emplea las palabras, que Mallarmé y más tarde Valéry 6 se negaban a
que también están hechas para significar las cosas aprobar o desaprobar todo comentario prosaico
naturales. Hace ya largo tiempo que Mallarmé3 de sus poemas: tanto en el poema como en la co-
distinguió el uso poético del lenguaje del parloteo sa percibida, k no es posible separar el fondo y la
cotidiano. El charlatán no nombra las cosas sino forma, lo que es presentado y la manera como se
justo lo suficiente para indicarlas brevemente, pa- lo pre~enta a la mirada. Y autores como Mauríce
ra significar "de qué se trata". Por el contrario, el Blanchot actualmente se preguntan si no habría
poeta, según Mallarmé, reemplaza la designación que extender a la novela y a la literatura en gene-
común de las cosas, que las da como "bien cono- rallo que Mallarmé decía de la poesía: una nove-
cidas", por un género de expresión q uc nos des- la lognda existe no como suma de ideas o de te-
cribe la estructura esencial de la cosa y así nos sis sin1) a la manera de una cosa sensible, y de una
1

fuerza a entrar en ella.i Hablar poéticamente del cosa en movimiento que se trata de percibir en su
mundo es casi callarse, si se toma la palabra en el
sentido de palabra cotidiana, y es sabido que Ma-
llarmé no escribió mucho. Pero en ese poco que 4 I-.enri Bremond, La Poésie pure (lectura en la sesión pú-
nos dejó, por lo menos se encuentra la conciencia blica de las cinco Academias, el 24 de octubre de 1925), París,
más clara de la poesía como totalmente soportada Grasset, 1926.
S P1ul Valéry, passim y, por ejemplo, "Avant-propos"
por el lenguaje, sin referencia directa al propio (1920), Variété, París, Gallimard, 1924; "Je disais quelquefois a
mundo, ni a la verdad prosaica ni a la razón, por Stéphare Mallarmé ... " (1931 ), en Variété III, París, Gallimard,
consiguiente, como una creación de la palabra que 1936; "Demiere visite a Mallarmé" (1923), en Variét~ II, Paiís
no puede ser completamente traducida en 'ideas· Gallimard, 1930; "Propos sur la poésie" (1927), "Poésie et pen-
1
sée abs:raite" (1939), en Variété V, París, Gallimard, 1944.
es precisamente porque la poesía -como dirán
Véase también Frédéric Lefevre, Entretiens avec Paul Valéry,
prefacic de Henri Bremond, París, Le Livre, 1926.
6 Faul Valéry, passim (estudios literarios, prefacios, escri-
3 Stéphane Mallarr.pé, passim (véase su obra poética), y, tos teódcos, cursos), y por ejemplo, "Questions de poésie"
por ejemplo, Réponses a des enqurites (encuesta de Jules Huret, (1935), "Au sujet du Cimetiere marin" (1933) y "Commentai-.
1891 ), en O:uvres completes, París, Gallimard, col. "La Pléiade", res de Channes" (1929), en Va1iété JII, París, Gallimard, 1936;
1945. "Propm sur la poésie" (1927), "L'Homme et la coquille"
i Según la grabación: "un género de expresión que nos (1937) y "Le~on inaugurale du cours de poétique du Co\lege
describe la estructura esencial de la cosa sin darnos su Iiombre de Fran;::e" (1937), en Variété V, París, Gallimard, 1944.
y así nos fuerza a entrar en ella". k ~.egún la grabación: "una cosa percibida".

66 67
desarrollo temporal, a cuyo ritmo hay que aec_ap-
tarse y que deja en el recuerdo no un conjunto de
ideas, sino más bien el emblema y el monograma
de esas ideas. 7 7. Mundo clásico y mundo
Si estas observaciones son justas, y si mostra- moderno
mos que una obra de arte se percibe, 1 una filoso-
fía de la percepción se ve inmediatamente libt~ra­
da de malentendidos que podrían oponér~;ele
como objeciones. El mundo percibido no es snla- En esta última conversación nos gustaría evaluar
mente el conjunto de las cosas naturales; taml::ién el desarrollo del pensamiento moderno tal como
son los cuadros, las músicas, los libros, todo cuan- poco más o menos lo hemos descrito en las prece-
. to los alemanes llaman un "mundo cultural". Y al 1
dentes. Este retorno al mundo percibido, que ve-
introducirnos en el mundo percibido, lejos e:;ta- rificamos tanto entre los pintores como entre los
mos de haber empequeñecido nuestro horizonte, escritores, en algunos f-ilósofos y en los creadores
lejos de habernos limitado al guijarro o al agua; de la física moderna, comparado con las ambicio-
hemos recuperado el medio de contemplar, er: su nes de la ciencia, del arte y de la filosofía clásicas,
autonomía y en su riqueza original) las obras del ¿no podría ser considerado como un signo de de-
arte, de la palabra y de la cultura. clinación? Por un lado, tenemos la seguridad de
un pensamiento que no tiene dudas de estar con-
sagrado al conocimiento integral de la naturaleza
y de eliminar todo misterio del conocimiento del
hombre. Por el otro, entre los modernos, en vez de
este universo racional abierto por principio a las
empresas del conocimiento y la acción 1 tenemos
un saber y un arte difíciles, llenos de reserva y res-
tricciones, una representación del mundo que no
excluye ni fisuras ni lagunas, una acción que duda
7 Maurice Blanchot, Faux-pas, París, Gallimard, 1943; de sí misma y, en todo caso, no se enorgullece de
sobre todo "Comment la littérature est-elle possible?" (1' ed. lograr el asentimiento de todos los hombres ...
París, José Corti, 194 2) y "La poésie de Mallarmé est- ~lle En efecto, debe reconocerse que los modernos
obscure?".
1 Según la grabación: "y si es cierto que la obra de art~~ se (ya me disculpé del hecho de que había una va-
percibe". guedad en este tipo de expresión) no tienen ni el

68 69
dogmatismo ni la seguridad de los clásicos, ya se hací~ que el amante prefiera perder al amado que
trate de arte, conocimiento o acción. El pensamien- dejárselo a otro no es una ambigüedad fundamen-
to moderno ofrece un doble carácter de inconclu- tal: es inmediatamente evidente que, si. Pirro se
sión y de ambigüedad que, si se quiere, permite alejaba de Andrómaca y se volvía hacia Hermi.o-
hablar de declinación o decadencia. Nosotros con- ne, ~sta se derretiría a sus pies. Por el contrano,
cebimos todas las obras de la ciencia como provisio- ¿qu· én puede decir si fl narrador, en la obra de
nales y aproximadas, mientras que Descartes creía Proust ama realmente a Albertine? 2 tl comprue-
poder deducir, de una vez y para siempre, las leyes ba qu~ sólo desea estar a su lado cuando ella se
del choque de los cuerpos de los atributos de Dios. 1 aleja de él, e infiere que no la ama. Pero cuando
Los museos están llenos de obras a las que parece ella desaparece, cuando él se entera de su muerte,
que nada puede ser añadido, mientras que nuestros entonces, en la evidencia de ese alejamiento sin re-
pintores entregan al público obras que en ocasio- torr.o, piensa que la necesitaba y la amaba. 3 Pero
nes no parecen más que bosquejos. Y estas mis- el l~~ctor continúa: si Albertine le fuera devuelta
mas obras son el tema de interminables comenta- -cono en ocasiones lo sueña-, ¿la seguiría aman~
rios, porque su sentido no es unívoco. ¡Cuantas do ~1 narrador de Proust? ¿Habrá que decir que
obras sobre el silencio de Rimbaud tras la publi- el amor es esa necesidad celosa, o que jamás hay
cación del único libro que él mismo entregó a sus amnr sino tan sólo celos y el sentimiento de ser
contemporáneos , y cómo, por el contrario, el si- excl~ido?a Estas cuestiones no nacen de una exé-
lencio de Racine luego de Fedra parece plantear ges s minuciosa,b es el mismo Proust quien las
pocos problemas~ Parecería que el artista de hoy pla ·1tea, para él son constitutivas de lo q_ue se lla-
multiplica a su alrededor los enigmas y las fulgu- ma el amor. En consecuencia, el corazon de los
raciones. Incluso cuando, como Proust, en muchos mo::lernos es un corazón intermitente Y que ni si-
aspectos es tan claro como los clásicos, en todo ca- quiera logra conocerse. Entre los modernos, no
so el mundo que nos describe ni está acabado ni
es unívoco. En Andrómaca, es sabido que Hermio-
~ Maree! Proust, A la recherche du temps perdu, tomo VI:
ne ama a Pirro, y, en el mismo momento en que
La ?risonniere, París, Gallimard, 1923.
manda a Orestes a matarlo, ningún espectador se : Maree! Proust, A la recherche du temps perdu, tomo V!!:
engaña: esta ambigüedad del amor y el odio que Albertine disparue, París, Gallimard, 1925.
f. Según la grabación: "¿Habrá que decir que el amor es
esa necesidad celosa, o bien que el amor no existe, que sólo
1 Descartes, Les Principes de la philosophie [ 164 7]. parte 11, hay celos y el sentimiento de ser excluido?".
art. 36-42, en CEwres, ed. por A.T., ob. cit., vol. IX, pp. 83-87; 1> Según la grabación: "Estas cuestiones y dudas no nacen
en: CEuvres et lettres, ob. cit., pp. 632-637. de una exégesis demasiado minuciosa".

70 71
son solamente las obras las que están inacabadas, palabras ha sido por lo menos una vez reivindica-
sino que el mundo mismo tal y como lo expr<~san da por uno cualquiera de los grandes partidos
es como una obra inconclusa y de la que no se sa- existentes.e Y esto no por la astucia de sus diri-
be si alguna vez. lo estará. En cuanto no se trata gentes: la astucia está en las mismas cosas; en un
tan sólo de la naturaleza sino del hombre1 la in- sentido, es cierto que en América no hay ninguna
conclusión del conocimiento) que radica en la simpatía por el socialismo, y que) si el socialismo
complejidad de las cosas, se duplica con una in- es o implica un cambio radical de las relaciones
conclusión de principio: por ejemplo, hace diez de propiedad) no posee ninguna posibilidad de
años1 un filósofo mostraba que no es posible con- instaurarse a la sombra de América, Y1 por el con-
cebir un conocimiento histórico que sea rigurosa- trario, en ciertas condiciones puede encontrar un
mente objetivo, porque la interpretación y la apoyo por el lado soviético. Pero también es cier-
puesta en perspectiva del pasado dependen de las to que el régimen económico y social de la URSS,
opciones morales y políticas que el historiado:· ha con su diferenciación social acusada, su mano de
hecho por su cuenta, como por lo demás ésta~; de obra típica de un campo de concentración, no es
aquéllas, y que, en ese círculo donde jamás ~stá ni podría volverse por sí lo que siempre se llamó
encerrada, la existencia humana nunca puede ha- un régimen socialista. Y por último, es cierto que
cer abstracción de sí para acceder a una verdad un socialismo que no buscara apoyo fuera de las
desnuda y no implica sino un progreso en la o )je- frontera~ de Francü/ sería a la vez imposible y
tivación, no una objetividad plena.c por eso mismo destituido de su significación hu-
Si abandonáramos la región del conocimiento mana. Realmente nos encontramos en lo que He-
para considerar la de la vida y la acción, encontra- gel llamaba una situación diJ2lomática, es decir,
ríamos a los hombres modernos en lucha con .lm- una situación donde las palab¡~s--sigri!fkªn dos
bigüedades acaso todavía más impactantes. No COSaS -(por lo menos) y donde las COSaS no S~ de-
existe ya una palabra de nuestro vocabulario po- jan~iwmbrar con una sola palabra.
lítico que no haya servido para designar las rE ali- ·Pero precisamente si la ambigüedad y la incon-
dades más diferentes o incluso más opuestas. Li- clusión están escritas en la textura misma de
bertad, socialismo,,_ democracia, reconstrucc ón,
renacimiento, libertad sindical, d cada una de e:>tas
e Según la grabación: "cada una de estas palabras ha si-
do por lo menos una vez reivindicada por los partidos más
e Durante la grabación, Mer\eau-Ponty no lee esta última diferentes".
frase. f Según la grabación: "un socialismo que no se extendie-
d Según la grabación: "qnidad sindical". ra fuera de las fronteras nacionales".

72 73
do caso, puede ver claro en esto, es mostrar que
nuestra vida colectiva, y no solame nte en las obras uno se preocu pa menos por la razón operato ria y
de los intelectuales! sería irrisorio querer respon~ acti\ a que por un fantasm a de razón que oculta
derlc con una restaura ción de la razón en el sen-
sus confusiones bajo un aire perento rio. Amar la
1

tido en que se habla de restaura ción a propós íto razó:1 como lo hace Julien Benda, quererí lo eter-
del régime n de 1815. Podemo s y debemo s anali- no CJando el saber siempre descub re mejor la rea-
zar las ambigü edades de nuestro tiempo y, a través lidad del tiempo, querer el concep to más clarol
de ellas, tratar de trazar un camino que pueda ser cuar do la misma cosa es ambigua, es la forma más
seguido en concien cia y verdad. Pero demasi ado insic iosa del romanticismo, es preferir la palabra
sabemo s de él para lisa y llanam ente retoma r el ra- razón. al ejercicio de la razón. Restaur ar nunca es
cionalismo de nuestro s padres. Por ejemplo, sabe- rest<:blec~!-~ es ocult(:J.r. ···~~~···
mos que no hay que creerles al pie de la letra a los --- Yhay m~s~ Ténem os razones para pregun tarnos
regímenes liberales,& que pueden tener la igualdad si la imagen que a menud o nos dan del mundo
y la fraterni dad por divisa sin trasladarla a su con- clásico es algo más que una leyenda , si no conoció
ducta, y que a veces ideologías nobles se transfor- tam.)ié n él la inconclusíón y la ambigü edad en que
man en coartadas. Por otra parte, sabemo s que1 pa- vivimos, si no se conten tó con negarles una exi:; ..
ra realizar la igualdad! no basta con transferir al
tencia oficial, y si, por consiguiente, lejos de ser un
Estado la propied ad de los instrum entos de pro- hecho de decaden cia, la incertid umbre de nuestra
ducción . Ni nuestro examen del socialismo ni
cultJra no es más bien la concien cia más aguda y
nuestro examen dellibe ralismo1 por lo tanto1 pue~ fran:::a de lo que siempr e fue verdade ro, por lo
den carecer de reservas ni restricciones, y perma- tanto, adquisición y no declina ción. Cuando nos
necerem os en ese equilib rio inestab le mientra s el hablan de la obra clásica como de una obra con-
curso de las cosas y la conciencia de los hombre s sumada , debemo s recorda r que Leonar do da Vin-
no hayan posibili tado la superac ión de esos dos sis- ci y mucho s otros dejaban obras inconclusas; que
temas ambiguos.h Cortar por lo sano, optar por
Bah ae consideraba indefiniblek el famoso punto de
un() de ellos, bajo pretext o de que la razón, en to- mac.urez de una obra y admitía que 1 en rigor1 el
trabajo1 que siempr e podría ser prosegu ido1 sólo se
interru mpe para permiti r cierta claridad a la obra;
gDurante la grabación, Merleau- Ponty no dice "los regí-
menes liberales" sino "el liberalismo" y, en consecuencia, hace
concorda r la frase con el singular ("puede"). Según la grabación: "exigir".
h Según la grabación: "el curso de las cosas y la conciencia j Según la grabación: "exigir la idea clara".
de los hombres no hayan posibilita do otra cosa que esos dos k Según la grabación: "indiscernible".
sistemas ambiguos".
75
74
que Céza nne, que consi derab a toda su pintu ra •:o- mont orios , sino que se enfren,ta consi go mism a de
mo tma aprox imac ión a lo que busca ba, sin em- una punta a la otra del mund o, se dirige ella mis-
bargo más de una vez nos da la sensa ción de la ma a sí mism a por comp leto a travé s de la cultu -
concl usión o la perfe cción . Acaso sea por una ilu- ra o los libros ... En lo inme diato , la pérdi da de ca-
sión retro spect iva -porq ue la obra está dema siado lidad es manif iesta) pero no es posib le reme diarlo
lejos de nosot ros, es dema siado difer ente de no;o- resta urand o la huma nidad estre cha de los clásicos.
tros para que seam os capac es de retom arla y pro- La verda d es que el probl ema, para nosot ros, es
seguirla-- por lo que a cierta s pintu ras les encon - hacer en nuest ro tiemp o, n y a travé s de nuest ra
1
tramo s una pleni tud insup erabl e: en ellas, los propi a exper ienci a 1. lo que los clásicos hicie ron en
pinto res que las hicie ron no veían otra cosa c;ue el suyo; así como el probl ema de Céza nneJ ~eg~n
ensay o o fracaso. Hace un rato hablá bamo s de las sus propi os térmi nos, era "hace r del lmpre s10m114s-
ambi güed ades de nuest ra situa ción políti ca, como mo algo tan sólido como el arte de 1os muse os .
si todas las situa cione s políti cas del pasad o cuan-
do eran. el prese nte no hubie ran impli cado tam-
bién ellas contr adicc iones y enigm as comp ararl es
a los nuest ros; por ejem plo: la Revo lució n Fran::c-
sa y hasta' la Revo lució n Rusa en su perío do "clá-
sico", hasta la muer te de Lenin . Si esto es cierto,
la conci encia "mod erna" no habrí a descu bierto
una verda d mode rna sino una verda d de todos los
tiemp os, sólo que más vi;ibl e hoy y llevada a su
más alta grave dad. Y e;ta mayo r clariv idenc ia, es-
ta exper ienci a más enter a de la impu gnac ión no
es prod ucto de una huma nidad que se degraC•arn
sino de una hur:1 anida d que ya no vive, como lar-
go tiemp o lo hizo, en algun os archi piéla gos o pro-

Según la grabación: "a ciertas pintur as les encon tramos n Según la grabación: "La verdad es que probab lemen te,
un aspect o definitivo". para nosotros, se trata de hacer en nuestr o tiempo [ .. }'·
4 Joachi m Gasqu et, Cézanne, ob. cit., p. 148. La
ota exac-
rn Según la grabación: "Y esta mayor clarividencia, esta ex-
es ta es: "hacer del Impre sionism o algo tan sólido y durade ro co-
perien cia más entera de la impug nación en los moder nos nJ
produ cto de una human idad que se degrad a", mo el arte de los museos".

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-, Essaí sur l'histoire générale et sur les mreurs e;t /'esprit des Bt:chelard (1884-1962 ), 33, 44
natíons, depuis Charlemagne jusqu'a nos jours (1753, ed. Bdzac (1 799-1850), 75
aum. 1761-1763) . Bwda (1867-1956 ), 17, /'5
Blmchot (n. 1907), 57,67
Braque (1882-1963 ), 59,62
Bremond (1856-193 3), 67
Breton (1856-1966 ), 33
Cüanne (1839:-1906), 30, 31, 59,76
Chardin (1699-1779 ), l 7
Claudel (1868-1955 ), 30, 44,45
Dcbussy (1862-19113), 65
Descartes (1596-1650 ) 10 12 34 37
J _, 1 ' 1

38,45,47, 51, 52,70


Euclides (siglo lli a. C.), 19
Frcud (1856-1939 ), 43
c~squet (1873-1921 ), 61
Giraudoux (1882-194 4) 1 17
Gc;ethe (1749-1832 ), 27
Gris (1887-1927 ), 59
Hegel (1770-1831 ), 73
Kafka (1883-1924 ), 58
Kohler (1887-1967 ), 42
La1tréamo nt (1846-1870 ), 44
Lnnardo da Vinci (1452-151 9), 75
Mdebranch e (1638-171 5), 23, 24, 45
Mallarmé (1842-1898 ), 66, 67
Mdraux (1901-1976 ), 17

82 83
Marivaux (1688-1 763), 17
Michotte, 41
Paulhan (1884-1968), 22,
Picasso (1881-1973), 17,59
Ponge (1 899-1988), -31
Poussin (1594-1665), 17
Proust (1871-1922), 70,71
Racine (1639-1699), 70
Advertencia ...
Rimbaud (1854-1891), 70
Sartre (1905-1980), 30,32 l. El mundo percibido y el mundo
Stendhal (1783-1842), 17 de la ciencia .............. . '1
Val~~ry (1871-1945), 58
Voltaire (1694-1778), 37, 57 2. Exploración del mundo percibido:
el espado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1/

3. Exploración del mundo percibido:


las cosas sensibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 7

4. Exploración del mundo percibido:


la animalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

5. El hombre visto desde afuera . . . . . . . . . . . . . 4 7

6. El arte y el mundo percibido . . . . . . . . . . . . 59

7. Mundo clásico y mundo moderno ......... 69

Bibliografía ••••••••••••••••• o ••••••••• o 79

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