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En los tiempos actuales Japón ha tomado medidas de seguridad severas con respecto a
los practicantes de la religión musulmana dentro de su territorio, llevando a cabo procedimientos
de vigilancia del día a día de estas personas, como sus horarios de rezos y demás actividades
de estos individuos. Pero el punto de interés para nuestra investigación viene siendo las
motivaciones y factores que estimulen el accionar de esta manera, si bien una razón radica en la
amenaza latente del terrorismo, especialmente después del 11 de septiembre, también existen
implicaciones fundamentales de valores, y distinciones de la religión como concepto en la
civilización japonesa. Como esta civilización se comporta frente a elementos externos originados
en otras civilizaciones, llevándolos a la realización de medidas como las actuales frente a ellos.
Como elemento definitorio contamos con la apreciación particular de Japón frente a la religión,
siendo su concepción de este muy distinto incluso de nuestra apreciación occidental del término.
Para abordar la civilización japonesa con mayor efectividad utilizaremos los textos
referentes al autor Shmuel Eisenstadt y su trabajo en el libro “Japanese Civilization: A
Comparative View”. Entre tales textos contamos con “Japan’s Tradition and Modernity in
Eisenstadt’s Sociological Formulation” de Yu-Ting Lee de la Universidad de Kansai, al igual que
“The Originality of the Japanese Civilization” de Shunpei Ueyama de la Universidad de Artes de
Kyoto. Ambos artículos que toman como base el trabajo de Eisenstadt, y por supuesto teniendo
presente los planteamientos del propio autor principal al abordar los análisis de las civilizaciones.
Una de las características de las civilizaciones axiales radica en el modelaje del mundo
con base a una visión trascendental, una construcción que busca conciliar el campo terrenal de
lo trascendental, y a partir de ello, se deriva todo el proceso histórico posterior de aquellas
civilizaciones. En el caso de Japón se presenta la particularidad de no constituir una civilización
axial, y aun así considerarse una civilización efectivamente constituida en cuanto a su
cristalización institucional. En el caso japonés aquellos elementos absolutos en las creencias no
son tales, por lo cual se ven menos propensos a choques y conflictos de aquella índole ideológica
al ser extraño a su cultura. La civilización japonesa tiene la facilidad de no tener mayor tensión
en la conciliación de lo terrenal frente a lo divino, se le es entonces, mucho más fácil llevar a
cabo transformaciones institucionales sin una mayor dificultad ideológica o de otra índole
referente a ello.
Con las herramientas conceptuales propuestas por Eisenstadt sobre la modernidad,
podemos hacer una delimitación de cómo se dan las transformaciones dentro de todo el proceso
de modernidad que da lugar a la civilización japonesa. Sin embargo, al ser la civilización japonesa
una civilización no axial, tiene elementos muy diferenciados a los encontrados en las axiales. Es
donde cobra sentido la discusión de las múltiples modernidades establecida para el autor, para
dar respuesta a esas realidades ajenas a las ya conocidas como son en occidente.
Aclarado las aspiraciones del trabajo, debemos discutir sus limitaciones, tanto materiales
como temporales. Las expectativas del presente trabajo resultan muy altas en comparación con
sus posibilidades reales, sin embargo, no significa el fracaso de este pues perdería toda su razón
de ser, en cambio se presenta como una posibilidad para dar respuesta o intentar dar una
respuesta a la pregunta del trabajo, siendo si: ¿Es compatible la religión islámica dentro de la
civilización japonesa? Y en cualquier escenario el trazar las razones de dicha respuesta.
Adelantándonos a los resultados del análisis de esta empresa podemos considerar que no
resultan compatibles, y las propias circunstancias actuales entre ambas nos pueden dar la razón
al respecto, pero solo por medio del análisis bajo la teoría de civilizaciones aquí presente
podemos llegar a las motivaciones de este desenlace de hechos. Regresando al tema de las
limitaciones, si efectivamente no podemos llegar como se quisiera llegar a la respuesta de esa
pregunta, aun y cuando se puede inferir la respuesta por los acontecimientos y quizás
apreciaciones superficiales de ambos elementos, podemos trazar una ruta teórica hacia la
elucidación de la interrogante presente, y dar hasta cierto alcance un resultado teórico producto
de las fuentes a las cuales tenemos en disposición en e presente estado de tiempo disponible.
Las aproximaciones por las cuales nos dirigimos a dar con un posible camino hacia la
respuesta vienen siendo el contraste de elementos claves en las formas y conceptos de ambas
realidades. Como parte de esta comparación podemos tomar las particularidades de cada caso,
como es en la civilización japonesa el factor de la religión, siendo esto incluso un termino
empleado a posteriori para abordar a las creencias ajenas de Japón. Al estudiar como se
comprende lo que entendemos en occidente por religión en Japón, nos encontramos con algo
completamente distinto a ello, vemos partes de lo que podría asimilarse a una religión de acuerdo
con nuestra visión tradicional, pero encaramos grandes problemáticas al incurrir en tratar de
superponer nuestro esquema a un panorama tan ajeno como el japones. Para comenzar,
debemos dejar a un lado tal apreciación de religión según nuestros términos, y aproximarnos a
estos elementos en Japón mas como partes de todo un entramado que constituiría la
espiritualidad de la civilización japonesa. En cuanto a espiritualidad podemos apreciar una forma
vida, valores y creencias que confluyen de distintas vertientes internas de Japón y se
intercambian en la cotidianidad del japones y su culto.
Se tiene un problema de apreciación en cuanto a que tan irracional entonces resulta tal
estructura del islam, siguiendo lo que se conoce en términos occidentales la razón tendría que
resultar irracional el predominio religioso sobre este, pero disminuye tremendamente el alcance
del análisis plantearlo de esta manera, por lo que se debe replantear la concepción de
racionalidad, que también viene siendo necesaria para analizar el escenario de Japón frente a
unas aparentes contradicciones en sus creencias bajo nuestros términos. Esta empresa excede
las capacidades presentes de la investigación como se ha resaltado, por ello tenemos que
mantenernos con los planteamientos en los textos a los cuales nos hemos enfocado. Y siguiendo
esta línea solo podemos tomar al islam en sus acciones de manera separadas de la razón
tradicional, sumidos bajo sus planteamientos religiosos que mantienen su propia lógica del
mundo.
• Holton, R., (2009), World Civilizations and History of Human Development, Oxford, Reino
Unido: EOLSS Publications.
• Yu-Ting, L., (2011). Japan’s Tradition and Modernity in Eisenstadt’s Sociological
Formulation. Journal of East Asian Cultural Interaction Studies, 4: 145-158.
• Thomas, J., (2012). The Concept of Religion in Modern Japan. Religious Studies in Japan.
2:3-21.
• Shunpei, U., (1999). The originality of the Japanese Civilization. Kyoto City University of
Arts. International Research Center for Japanese Studies. 12pp.19 – 29.
• Holtom, D. C., (2015). The Meaning of Kami. Chapter I. Japanese Derivations.
Monumenta Nipponica, Vol. 3, No. 1 (Jan. 1940), pp. 1-27.
• Eisenstadt, S., (2001). “Mirror-Image Modernities. Contrasting Religious Premises of
Japanese and U.S. Modernity,” in Meaning and Modernity. Religion, Polity and Self, ed.
R. Madsen and W.M. Sullivan et al. Berkeley and Los Angeles: University of California
Press, pp. 56–77.
• Atala, E., (2014). Islam. Religión y Estado. Un análisis histórico y filosófico del
pensamiento islámico. Islam. Religión y Estado by Manuel Ruiz Figueroa. Estudios de
Asia y Africa, Vol. 32, No. 3 (104) (Sep. - Dec., 1997), pp. 619-624.
• Salvatore, A., (2008). Beyond Orientalism? Max Weber and the Displacements of
"Essentialism" in the Study of Islam. Arabica, Vol. 43, No. 3. (Sep. 1996), pp. 457-485.