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El Método de Anat Baniel para despertar el cerebro y transformar la


vida de tu niño con necesidades especiales

Niños
más allá de los límites

Anat Baniel

Resultado de gran avance para niños con autismo,


Asperguer, daño cerebral, Déficit de Atención
con Hiperactividad y casos de retrasos
en el desarrollo sin diagnóstico
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Esta traducción es solamente para uso personal y no pretende ser utilizada


para fines comerciales; su publicación, reproducción o distribución está
totalmente prohibida.
Fue realizada de manera particular para posibilitar su lectura, para el equipo de
un niño con TGD, realizado por una de sus terapeutas y su mamá.
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Contenidos

Prólogo por Michael Merzenich, PHD

Introducción

Parte I La Base

1- Cómo comienza todo

2- De arreglar a reparar

3- El asombroso cerebro de tu niño

Parte II Los Nueve Elementos Esenciales

4- Elemento Esencial Uno: Movimiento con atención

5- Elemento Esencial Dos: Lento

6- Elemento Esencial Tres: Variación

7- Elemento Esencial Cuatro: Sutileza

8- Elemento Esencial Cinco: Entusiasmo

9- Elemento Esencial Seis: Objetivos flexibles

10- Elemento Esencial Siete: El interruptor del aprendizaje

11- Elemento Esencial Ocho: Imaginación y sueños

12- Elemento Esencial Nueve: Conciencia

13- Más allá de las limitaciones

Apéndice

Bibliografía

Referencias

Índice
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Prólogo

Niños más allá de los límites es un gran regalo para cada persona que ama a un niño con
gran necesidad de ayuda. Si eso te describe, por favor lleva los mensajes importantes de
este libro hasta tu corazón. El enfoque de la autora sobre el niño con necesidades
especiales ha evolucionado desde su propia rica experiencia clínica, la cual le muestra
una y otra vez que el cerebro de estos niños especiales puede cambiar, a veces
drásticamente, para despertar y posibilitar, y potenciar y transformar sus jóvenes vidas.
Nosotros los humanos estamos dotados con un cerebro plástico capaz de cambiar
constantemente a lo largo de la vida. Incluso mientras luchan, estos niños también
operan con este gran recurso, listos para que sean aprovechados, por un terapeuta
iluminado que intenta duramente ayudarlo, y por los padres y abuelos que lo aman.
Anat Baniel explica de manera brillante como el compromiso efectivo de esta
maravillosa capacidad humana innata para el cambio positivo en el cerebro, puede ser el
material para los milagros.
He dedicado mucho de mi propia carrera científica a tratar de entender como
podemos aprovechar nuestra capacidad para remodelar el cerebro para el beneficio de
los niños y adultos con necesidad de ayuda neurológica. Durante décadas de
investigación, sintetizado en muchos miles de informes publicados, nosotros los
científicos hemos definido las "reglas" que gobiernan la plasticidad cerebral en términos
neurológicos. Ahora sabemos manejar el cerebro para cambiarlo en su beneficio.
Ha sido una gran maravilla para mí, entonces, que mi amiga Anat Baniel,
trabajando paralelamente en un camino completamente diferente, ha definido casi
exactamente las mismas reglas. Más aún, Anat los interpreta en términos prácticos y
humanamente comprensibles, de manera que seguramente contribuirá a enriquecer tu
propia intervención iluminada como padre, abuelo o terapeuta.
Como explica en su libro, Anat empieza su viaje de descubrimiento trabajando
cerca de su mentor, el gran visionario israelí Moshe Feldenkrais. Desde esta plataforma
de comprensión, a través de la observación de los miles de niños a quienes ha ayudado,
Anat elaboró y cristalizó su comprensión sobre como conectar con y luego ayudar a
niños con grandes necesidades. Por su creciente reputación de proveer ayuda para el
"niño sin esperanzas", comenzó a ver niños de cualquier condición, diagnóstico de
necesidades especiales. De esta casi inigualable experiencia personal, Anat descubrió
dos grandes verdades.
Primero, los principios que subyacen a la limitación del niño con necesidades
especiales - los cuales son los mismos que pueden llevar al progreso real de ese niño-
son los principios de plasticidad cerebral. Esos principios son maravillosamente
remarcados aquí en términos humanos prácticos en los Nueve Elementos Esenciales de
Anat Baniel.
Segundo (y esta es una verdad aún más grande), la mayoría de los casos de "niños
sin esperanza," no lo son.
Este libro es un manifiesto importante que expresa importantes implicaciones
prácticas de lo que he llamado "la revolución de la plasticidad cerebral." Nuestros
cerebros están sujetos a continuos cambios. Cada vez que adquirimos o refinamos una
habilidad humana, volvemos físicamente a cablear - especializado por la remodelación-
nuestra maquinaria cerebral. Cada habilidad nueva o mejorada es un producto directo de
este tipo de cambio cerebral físico. ¿Cómo podemos hacer un mejor uso de este gran
capital humano en nuestras propias vidas? ¿Cómo podemos asegurar que esta capacidad
humana es utilizada de manera más efectiva para beneficio de nuestros propios niños en
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crecimiento? El niño, quien lucha duramente sólo para responder, para iniciar una
acción, para entender, para moverse competentemente, y para tener el comando en su
mundo puede especialmente hacer gran uso de su propia plasticidad cerebral en su
camino para crecer y evolucionar sus propias capacidades en formas que contribuyen
para una mejor vida para ellos. Si puedes realmente conectarte con un niño de estas
características - como la autora describe maravillosamente- entonces con la guía
apropiada casi cualquier niño con necesidades especiales es capaz de un sustancial,
continuo, y a veces casi increíble crecimiento personal.
No subestimes la complejidad o dificultad que puede estar envuelta al llevar a un
niño con semejantes desafíos en un camino de crecimiento positivo. Construir un
cerebro más efectivo y más poderoso requiere empezar donde el niño está, y donde el
cerebro está justo ahora. Esto puede requerir un enfoque altamente personalizado y casi
ciertamente un gran trabajo de todos los involucrados. Los principios en este libro te
proveerán una nueva comprensión sobre como alcanzar esa personalización con el fin
de ayudar a ese niño especial en tu vida para que haga un progreso nuevo y real en
dirección positiva y potenciada.
Recuerda que un pequeño cambio neurológico positivo alcanzado cada día puede
representar gran progreso en el curso de un año, e incluso más a lo largo de una joven
vida. La autora provee un gran número de maravillosos ejemplos que ilustran como
cada nuevo nivel establecido de control neuro-comportamental abre un nuevo conjunto
de posibilidades para cada niño. Anat Baniel explica como los principios que gobiernan
las operaciones del cerebro construidos para el cambio pueden ser aplicados de manera
práctica para preparar al niño para su crecimiento continuo. Una vez que el niño está en
ese camino positivo de crecimiento, cada pequeño avance puede ser verdaderamente
emocionante para ellos, y para ti.
Aliento fuertemente a que tomes seriamente la guía presentada en este libro para
que puedas tener una idea más clara acerca de cómo pueden ser capaz de ayudar
realmente al niño que tú amas.

- MICHAEL MERZENICH, PHD.


Neurocientífico, profesor emérito de UCSF, y miembro de la Academia Nacional de
Ciencias y la Academia Nacional de Medicina.
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Introducción
Algunos años atrás, padres y estudiantes empezaron a pedirme con urgencia que
escribiera un libro sobre mi trabajo con niños con necesidades especiales. Incluso más
que sus pedidos reiterados, fueron los miles de niños, desde apenas algunas semanas de
edad hasta adolescentes, de cuyas transformaciones he sido testigo a lo largo de los años
a través de mi trabajo o del trabajo de los profesionales que he entrenado, que me
impulsaron a escribir este libro. Sentí un fuerte impulso, una responsabilidad, de
comunicar lo que sé a los padres y cuidadores que están tratando de ayudar a sus niños a
moverse más allá de sus presentes limitaciones.
Justo ayer vi, por primera vez, a un joven de catorce años que ha sufrido de un
severo daño cerebral en su infancia. La lesión lo dejó ciego, sin habilidades de lenguaje
y sin movimiento voluntario. Luego de algunos días de sesiones con mis colegas y sólo
una conmigo, por primera vez en su vida empezó a vocalizar y mover sus piernas; sus
piernas estaban más libres, y era claro que estaba involucrado en el proceso -era incluso
capaz de seguir algunas instrucciones simples de movimiento que le di- y le encantaron.
Se estaba despertando a sí mismo.
Al final de su sesión la madre de este niño, que había dedicado su vida a cuidar de
su hijo, me miró e intercambiamos miradas de comprensión. Había lágrimas en sus ojos
mientras sentíamos gratitud por este maravilloso, aunque modesto cambio, incluso
cuando no nos atrevimos a declarar otro pensamiento en voz alta: si un niño a los
catorce años, puede cambiar y volver a la vida tan rápidamente, y de maneras que
nunca antes había hecho, ¿qué sería de su vida hoy de haber recibido la misma
oportunidad trece años antes? Lo más cercano que llego a decirme, es lo que muchos
otros padres me han dicho antes: "Desearía haberte encontrado antes a ti y a tu método."
El momento de gran progreso de este niño fue claramente único. Es sólo uno de
muchos miles de clases donde he sentido un profundo anhelo de llegar a otros que
cuidan niños con necesidades especiales, para que puedan ver y saber lo que es posible
para sus niños. Cuando empecé este trabajo, hace algo más de tres décadas, me
sorprendí cuando los padres describían mi trabajo como "milagroso." Sabía que los
cambios que estábamos viendo eran reales, pero tenía una comprensión limitada sobre
la conexión entre lo que hacía y los resultados con los niños. Con el tiempo estuvo claro
que estos resultados de los cuales éramos testigos no eran casuales. Porque estos
resultados se repetían una y otra vez, con cientos de diferentes niños con una variedad
de condiciones, era imposible explicarlos como una recuperación espontánea o un mal
diagnóstico- como a veces hicieron los físicos cuando no podían explicar de otro modo
lo que estaba sucediendo.
He presenciado miles de impresionantes transformaciones a lo largo de los años
pero nunca pensé en mí misma como hacedora de milagros. En vez, he comprendido
que estas transformaciones siempre ocurren dentro del propio cerebro del niño, y los
cambios en los niños se encuentran en las capacidades del cerebro.
Cada vez que soy testigo de la transformación de un niño, sea un niño con
diagnóstico de autismo, desorden sensorial, parálisis cerebral, déficit de atención con
hiperactividad (ADHD), o cualquier otro diagnóstico, siento una necesidad imperiosa de
llevar el conocimiento y las herramientas de este método a cuantos niños sea posible.
Quiero proveer a los padres y otros cuidadores con facilidad, maneras prácticas de
ayudar al cerebro de sus niños a tomar ventaja de sus notables capacidades y potenciales
no aprovechados. De esto se trata este libro.
Los materiales presentados en este libro constituyen un cambio de paradigma; son
un cambio de juego. Este material puede ser invariable para ti al ayudar a tu niño. A
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través del mismo, tu niño puede experimentar las notables transformaciones que el
cerebro de prácticamente cada niño con necesidades especiales es capaz,
transformaciones que de otra manera no hubiera sido capaz de acceder.
A lo largo de los años he formulado mi conocimiento basado en una combinación
de lo que he aprendido de mi profesor Dr. Moshe Feldenkrais, de mi propia experiencia
con miles de niños, e investigaciones en neurociencias. Cada año la ciencia nos trae más
conocimiento sobre el potencial del cerebro humano, descartando antiguos paradigmas,
empujando los límites de lo que se creía posible, y revelando nuevas opciones para
ayudar tanto a cerebros sanos como lesionados a hacer mejor su trabajo.
Por el notable potencial descripto en este libro, tú necesitas desarrollar el aprecio
por la alucinante capacidad del cerebro de tu niño de cambiar por sí mismo, dadas las
condiciones adecuadas, a través de lo que fue llamado plasticidad cerebral. Y luego,
por supuesto, necesitas maneras prácticas, fáciles y concretas de aplicar estos principios
en la vida real con tu niño, independientemente de su condición especifica o su historia
única. Este fue mi intento y propósito al escribir el libro que ahora tienes en tus manos.
Los primeros tres capítulos te ofrecen una comprensión de cómo el cerebro de tu
niño puede cambiar para mejorar y a veces transformar su vida. Los nueve capítulos
siguientes son los que describen lo que llamo los Nueve Elementos Esenciales que el
cerebro requiere para despertar y dar pasos agigantados para desarrollar más el potencial
de tu niño. Al final del capítulo de cada Elemento Esencial, encontrarás una sección en
la que enumero herramientas para practicar cada Elemento. Estas son sugerencias
concretas y fáciles de usar para aplicar los Elementos Esenciales en tu vida diaria con tu
niño, de esta manera tomando ventaja de los actuales principios de neuroplasticidad.
Los Elementos Esenciales y herramientas mueven el discurso acerca de las maravillosas
capacidades del cerebro de tu niño, hacia una gran promesa hasta su actual
manifestación.
Al final del libro encontrarás una sección de preguntas frecuentemente hechas
(FAQs) que he recolectado a lo largo de los años. También encontrarás referencias y
notas compiladas por mi socio Neil Sharp, MD. Allí encontrarás investigaciones
científicas relacionadas con lo discutido en cada capítulo. Las referencias están dadas
completas con notas abreviadas; las notas completas están disponibles online en
www.anatbanielmethod.com. Las investigaciones de relevancia serán actualizadas
regularmente a medida que estén disponibles.
Recomiendo que leas los primeros tres capítulos porque proveen el fondo para
comprender los aspectos únicos de este trabajo. Luego de leer los capítulos
fundacionales, lee el primer Elemento Esencial, Movimiento con atención, porque es la
clave para todo lo que sigue. Luego de que continúes leyendo los Elementos Esenciales
en el orden en que aparecen en el libro o en el orden que te atraigan a ti, te sugiero que
pases algunos días con cada Elemento Esencial y sus herramientas para familiarizarte tu
mismo con ellos, para alcanzar las habilidades requeridas, y para profundizar tu
comprensión. Una vez que hayas pasado por todos los capítulos de los Elementos
Esenciales quizás quieras volver de vez en cuando y estudiarlos más profundamente.
Puedes encontrar vídeos cortos, testimonios de padres, y muestras de clases con niños,
online en www.anatbanielmethod.com.
Confío que en estas páginas encontrarás poderosas y nuevas maneras de ayudar a
tu niño a ir más allá de su actual limitación diariamente. Este libro es una invitación
para ti para descubrir nuevas maneras para tu niño para acceder y mejorar sus enormes
capacidades de su propio cerebro para cambiar por sí mismo.
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Parte I
La Base
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1 Como empezó todo

Tenemos más posibilidades disponibles a cada momento


de lo que nos damos cuenta
- THICH NHAT HANH

Con frecuencia me preguntan como me llegué a interesar por el trabajo con niños que
tienen necesidades especiales. ¿Hubo algo que me atrajo a ese trabajo en el comienzo de
mi vida? ¿Había algún niño con necesidades especiales en mi propia familia o entre mis
amigos? ¿Simplemente me atrajo trabajar con niños? La respuesta a las tres preguntas es
no. Mi introducción a los niños con necesidades especiales no fue algo que planeé o
conscientemente elegí. Empezó cuando yo conocí a una beba llamada Elizabeth.
Era principios de septiembre de 1980, durante el primer año de mi carrera. Mi
profesor y mentor Dr. Moshe Feldenkrais y yo, habíamos llegado recientemente a los
Estados Unidos, viniendo desde Europa.
Habíamos arreglado para que él enseñe algunos cursos, y vea a algunos alumnos
en el departamento de un amigo en la parte Upper West Side de Manhattan. Yo lo
estaría ayudando como su asistente.
Cuando sonó el timbre aquella primera mañana, le dí la bienvenida a una linda y
joven pareja de treinta y pocos años, que llevaban a upa a una beba que lloraba, a quien
intentaban desesperadamente tranquilizar. La beba, Elizabeth, lloraba tan fuerte y estaba
tan angustiada, que hubiera sido imposible para ella recibir el tratamiento que había
venido a hacer con el Dr. Feldenkrais. Después de algunos instantes, el Dr. Feldenkrais
me preguntó si yo podía mirar a la beba, a quien la madre había puesto en una posición
segura sobre el sillón, mientras que él llevaría a los padres a otra habitación para una
consulta rápida.
Hasta ese momento yo nunca había trabajado con niños y tampoco había
pensado en hacerlo. En mi propia carrera, en Israel, trabajé principalmente con adultos
involucrados en actividades físicas de alto nivel, como bailarines, músicos, atletas,
quienes tenían dolores o estaban molestos con otras limitaciones. Mientras miraba a la
beba Elizabeth, acostada en el sillón llorando, algo pasó que nunca podría haber
imaginado. Ella estaba muy angustiada e incómoda, y no se podía mover sola. Pero yo
sólo tenía una cosa en mente en aquel momento, un deseo profundo de diminuir su
incomodidad e infelicidad. A pesar de que no tenía la más mínima idea de que hacer
para ayudarla, la tomé en mis brazos. No sabía ningún detalle sobre su diagnóstico
médico o su estado físico, y tampoco estaba pensando en ella como una niña especial.
Lo único que sabía era que ella estaba muy infeliz.
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Además de tenerla a upa, no había nada intencional en lo que hice, pero en


segundos ella dejó de llorar y se tranquilizó. De repente estaba en paz y parecía cómoda.
Cuando dejó de llorar, le sequé las lágrimas y miré su pequeño rostro. Ahora mirando
hacia atrás, no había nada tangible u objetivo que respaldara lo que yo estaba sintiendo
en aquel momento, excepto que sentía una profunda conexión con ella. También estaba
bastante segura que ella estaba haciendo una conexión conmigo que era reconfortante
para ella. Cuando miré en sus grandes ojos marrones, que ya no estaban inundados de
lágrimas, vi a una persona real ahí, una conciencia que era capaz de muchísimo más de
lo que sugería su diagnóstico actual. Su diagnóstico oficial, el cual sólo conocí más
tarde, era sin dudas bastante terrible, y apuntaba en dirección opuesta a lo que yo estaba
sintiendo.
La explicación médica era que ella tenía “daño cerebral general”. Eso fue años
antes de que la resonancia magnética y otros tipos de escaneos del cerebro empezasen a
ser usados extensamente para los diagnósticos, así que los médicos podían decir muy
poco, más allá de que algo estaba terriblemente mal. Eso era claramente evidente en lo
que percibí teniéndola en mis brazos. Por ejemplo, yo tenía muy poca sensación de que
su sistema músculo-esquelético funcionara de manera coherente o útil, los músculos de
su lado izquierdo eran muy espásticos, sus ojos eran gravemente bizcos, y había muy
poca indicación de que la beba tenía conciencia de su propio cuerpo.
Cuando conocí a Elizabeth y a sus padres, un fisioterapeuta tradicional estaba
trabajando con ella hacía aproximadamente unos 6 meses, pero sin ningún resultado
alentador. Del mismo modo, el pronóstico que les habían dado dos neurólogos
pediátricos importantes era doloroso: uno había sugerido que la beba fuera internada de
por vida. La comunidad médica no les daba ninguna esperanza de que ella pudiera,
algún día disfrutar de cualquier grado de autonomía. Los padres estaban devastados,
pero todavía se aferraban a la creencia de que había alternativas más felices. Se
rehusaban a aceptar esas opiniones y recomendaciones. Ellos no iban a desistir de ella.
Me acuerdo del padre de Elizabeth diciendo que cuando él miraba el rostro de su
hija, estaba seguro de que detectaba una inteligencia ahí, atrapada e incapaz de
expresarse. Mi experiencia de tener a Elizabeth en brazos y mirar su rostro me
convenció de que él tenía razón. Yo estaba totalmente de acuerdo con él. Fue ahí, que
empezamos a trabajar juntos. La certidumbre interna y profunda que los padres de
Elizabeth y yo teníamos, terminó siendo correcta y extraordinariamente fructífera.

La primera sesión de Elizabeth

Cuando el Dr. Feldenkrais volvió al living después de su charla con los padres aquel
día, los tres notaron como la beba Elizabeth estaba como un pajarito en el nido acostada
en mis brazos, bastante contenta, tranquila, cómoda, y alerta. El Dr. Feldenkrais nos
miró con mucho interés, y después me preguntó si yo podía ir con él y tener a la beba en
mis brazos mientras él trabajaría con ella. La llevé hasta la otra habitación y la tuve a
upa mío mientras me sentaba en el borde de una cama baja, parecida a una camilla para
masajes, que habían instalado ahí para él. El Dr. Feldenkrais tomó su lugar en una silla
de respaldo recto, mirando hacia nosotras de manera que él podía fácilmente alcanzar y
tocar a su alumna chiquitita.
Para un observador inexperto, estoy segura de que parecía que el Dr. Feldenkrais
estaba haciendo muy poco. Él no estaba forzando a Elizabeth a ponerse en alguna
posición o hacer movimientos supuestamente correctos. Él no estaba masajeando sus
músculos o ajustando su espalda. Al principio, un observador sólo notaría su
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concentración y atención excepcionales. Por algunos instantes, él sólo miró a Elizabeth


con una atención y presencia profundas, enfocadas, que eran prácticamente palpables, y
tan características de cuando él daba lo que llamaba “clase”. Después de un rato estiró la
mano y tocó la parte superior de la espalda de la beba. Luego, gentilmente y muy
rápidamente movió sus piernas en muchas maneras, y entonces la tocó suavemente con
su dedo, en sus manos, brazos y rostro.
Mientras él trabajaba yo entré en total armonía con su foco intenso y su
intencionalidad tranquila. Empecé a vivir la confirmación de la inteligencia escondida
que los padres de Elizabeth y yo sentíamos que allí existía. Eso primero se reveló casi
mágicamente, de una manera muy esperanzadora e inconfundible: Elizabeth estaba
prestando atención. Se estaba estableciendo una conexión entre ella y el Dr.
Feldenkrais. Los cambios en como ella se sintió en mis manos fueron muy sutiles, pero
a la vez profundos y definitivos, confirmando que su inteligencia escondida, su
conciencia, se estaban despertando.
La primera sesión con el Dr. Feldenkrais duró menos de una hora, incluyendo la
conversación con los padres. Se arregló que los padres volverían el día siguiente para
una segunda sesión. Al día siguiente los encontré en la puerta y, tal cual antes, Elizabeth
estaba llorando muy fuerte, una beba muy infeliz. Otra vez, ella se tranquilizó en mis
brazos antes que la llevara a la otra habitación para su sesión. Con ella sentada sin
fuerzas a upa mío, su espalda apoyada contra mi pecho, el Dr. Feldenkrais se acercó y
gentilmente sostuvo la cabeza de la beba entre sus manos y empezó, siempre muy
suavemente, a levantar su cabeza. Noté que su pelvis no se movía, lo que era una
observación importante: normalmente, cuando la cabeza de un niño se mueve hacia
arriba, el cerebro “sabe” que tiene que arquear la parte inferior de la espalda y mover la
pelvis hacia adelante. Es un patrón completo que se forma en el cerebro con el tiempo,
aunque bien temprano en la vida de los niños, a medida que se desarrollan. Puse mis
manos en los dos lados de su pelvis, presionando siempre muy ligeramente hacia
delante, mientras el Dr. Feldenkrais estaba gentilmente levantando su cabeza, como para
despertar su cerebro a estas partes de ella misma, para que ella pudiera empezar a
sincronizar esos dos movimientos. Entonces presioné, siempre muy suavemente, su
pelvis, proporcionándole la sensación de que ella podía moverlo hacia atrás, mientras el
Dr. Feldenkrais bajaba un poquito su cabeza. Después de hacer eso por un rato,
Elizabeth empezó a mover y a sacudir su pelvis, coordinándolo con los movimientos de
su cabeza. ¡Su cerebro lo había aprendido! Yo sentí todo el ser de Elizabeth
despertándose en mis brazos.
En aquella época Elizabeth tenía trece meses, una edad en la cual la mayoría de
los niños pueden sentarse solos. Pero ella no lo lograba hacer. Sin embargo, no era
nuestra intención acá, ejercitar sus habilidades para sentarse, o hacer que se sentara. En
realidad, hacer que ella se sentara era algo que ni considerábamos en nuestras mentes en
aquel momento. De lo que tenía mucha conciencia era que Elizabeth, de alguna manera,
no parecía saber que tenía una espalda, una pelvis, una cabeza; su cerebro no había
todavía formado cualquier relación con estas u otras partes de su cuerpo. Ella no se
sentaba porque su cerebro no estaba creando la compleja red de conexiones con su
cuerpo, ni las interconexiones entre las distintas partes de su cuerpo, de donde surgiría
su habilidad para sentarse.
Una vez que su cerebro formase esta red dinámica e intrincada de conexiones,
Elizabeth tendría los recursos para entender como sentarse solita. Su cerebro entonces
estaría usando las informaciones de base que recibió para crear patrones, que le dirían a
sus músculos que hacer para sentarse. Su cerebro también podría usar esos mismos
recursos de base para crear y entrenar muchas otras habilidades futuras.
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El objetivo de esas sesiones era que el cerebro de Elizabeth se convirtiera en un


cerebro aprendiz. Es por eso que llamamos nuestras sesiones de “clases” y no de
“terapia”. La atención enfocada, la intención y conciencia del profesor acopladas con la
atención enfocada del niño, mientras que el flujo de nuevas informaciones llega a su
cerebro, es lo que hace que ocurran transformaciones extraordinarias.
Cuando terminó esa segunda clase, me levanté y pasé a Elizabeth a los brazos de
su papá. Él había mirado toda la sesión. Algo había cambiado en el comportamiento de
Elizabeth y era algo significativo. Cuando su papá la tuvo contra su pecho, Elizabeth
ahora era capaz de controlar los movimientos de su cabeza. Ella empezó a arquear su
espalda intencionalmente, tirar su cabeza hacia atrás y mirarme boca abajo, después
volver a levantar su cabeza, estaba notablemente encantada con el juego que recién
había descubierto. En aquel momento ella vivió la experiencia de hacer un movimiento
controlado, intencional, y placentero por primera vez en su vida. Estaba siendo
juguetona, y para jugar sabemos que hace falta un cerebro que sienta, piense, ¡que sea
funcional! Requiere conciencia sobre ella misma y sobre el mundo a su alrededor.
Por más básicos que los movimientos de Elizabeth puedan parecer a un
observador casual, esos movimientos intencionales de su cabeza y espalda, el cambio
extraordinario de su comportamiento, y su actitud juguetona, eran todas razones para
una gran celebración. Nos mostraban que el cerebro con daño generalizado de Elizabeth
era capaz de aprender, de organizarse para producir control deliberado y voluntario de
su cuerpo y mente, y finalmente, de su propia vida.
Cuando volví a Israel después de conocer a Elizabeth, el foco de mi carrera
empezó a cambiar casi inmediatamente. En pocas semanas, el Dr. Feldenkrais empezó a
referirme a otros niños con necesidades especiales. Un mundo totalmente nuevo, lleno
de nuevas posibilidades se abría para mí. Los padres de Elizabeth querían que yo
siguiera trabajando con ella, empezando una relación que duraría más de 20 años. Ella
enfrentaría muchos desafíos en los años siguientes, pero nunca dejó de progresar, nunca
dejó de trabajar y aprender. Con el tiempo adquirió habilidades que iban en contra de
todas las probabilidades.
Cuando me acuerdo de nuestro trabajo juntos, hay muchos momentos de
progresos memorables, pero uno en particular me viene a la mente, porque ilustra de
manera muy linda las dinámicas del proceso que yo después llamaría de “Anat Baniel
Method (ABM)”: el Método Anat Baniel.

La pequeña niña que hizo volar los pañuelos de papel

Durante mis sesiones con Elizabeth todo mi foco estaba en ella, poniendo toda mi
atención en lo que ella estaba haciendo, sintiendo y pensando. Al mismo tiempo, yo
buscaba una oportunidad que pudiera usar para ayudarla a descubrir sus propias
habilidades presentes, refinar esas habilidades, y aprender nuevas. Estoy sincronizada
con la niña incluso cuando me convierto en un recurso para ella. Con frecuencia las
oportunidades que encontramos juntas, ella jamás las hubiera descubierto sola debido a
sus necesidades especiales. Por ejemplo: cuando Elizabeth tenía siete años de edad, ella
podía levantarse y caminar sosteniéndose de algo, pero no podía caminar sola. Siempre
que lo intentaba, con un paso o dos, ella perdía su equilibrio abruptamente y, como si
estuviera borracha, volaba en cualquier dirección y se caía al piso. Pasé meses
“presionando” mi cerebro, buscando qué era lo que ella necesitaba para poder caminar
de manera independiente. Yo sabía que ella estaba muy cerca.
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En aquel momento, Elizabeth todavía no podía agarrar una pelota, un tipo de


juego de valor inestimable, que contribuye a una coordinación compleja, algo que los
niños de siete años generalmente hacen con mucha facilidad. Cuando uno tiraba una
pelota hacia ella, Elizabeth estiraba sus manos y las mantenía frente a su cuerpo unidas
en una posición fija. En el instante en que la pelota era tirada hacia ella, sus ojos se
congelaban de manera que no podía seguir la pelota y coordinar sus movimientos para
atraparla. Encontré una pelota inflable de playa, grande y liviana, que se movía
lentamente cuando la tiraba, pero aun así ella no la podía agarrar.
Casualmente, Elizabeth me pidió un pañuelo de papel en una de esas sesiones.
Cuando agarré uno de la caja, pensé: ¡ahí está! El pañuelo de papel quizás ofrecería la
oportunidad exacta que yo estaba buscando. Puse el pañuelo en frente a mi rostro y lo
soplé hacia Elizabeth. El pañuelo, prácticamente sin peso alguno, y siendo un bulto
bastante grande y blando, flotó hacia ella como una hoja en una brisa suave. Y terminó
siendo exactamente lo que ella necesitaba. En vez de que los ojos de Elizabeth se
congelasen, como en general hacían cuando la pelota iba hacia ella, Elizabeth logró
seguir el pañuelo con su movimiento lento y ondulante, y atraparlo. Cuando me acuerdo
de ese momento, sabiendo lo que ahora sabemos sobre las capacidades de organización
del cerebro humano, yo imagino un proceso altamente activo ocurriendo en su cerebro.
Millones de nuevas conexiones se estaban formando entre varias neuronas, creando
constelaciones totalmente nuevas en su cerebro, mientras que ella realizaba la actividad
muy compleja de seguir el pañuelo y agarrarlo.
La clase no terminó acá. A Elizabeth simplemente le encantó el juego y estaba
entusiasmada con su recién descubierta habilidad para atrapar el pañuelo. Ella se reía
como si hubiera encontrado el juego más maravilloso de todo el mundo. De repente se
detuvo para tomarse un respiro y agarró el pañuelo poniéndolo en frente a su propio
rostro. Yo sabía lo que ella tenía en mente. ¡Ella había decidido que soplaría el pañuelo
de vuelta hacia mí!
Elizabeth sopló el pañuelo pero su exhalación de aire no fue suficientemente
fuerte para impulsar el pañuelo totalmente hacia mí. El pañuelo se cayó en el piso junto
a ella. Se inclinó, lo agarró, y lo sopló otra vez. Esta vez algo muy extraordinario pasó:
ella caminó siguiendo el pañuelo, caminando y soplando una y otra vez, manteniéndolo
en el aire hasta que el pañuelo llegó hasta donde yo estaba sentada. Todo el tiempo ella
estaba caminando de manera independiente, soplando el pañuelo y riéndose a las
carcajadas. El pañuelo era muy indulgente, ya que tardaba en caer en el piso, dándole
tiempo de soplarlo repetidamente. En aquel instante yo tenía total conciencia de la
grandeza del momento. Elizabeth recién había caminado de manera independiente por
primera vez en su vida. Ella estaba tan involucrada con el juego del pañuelo que ni se
dio cuenta. Todo lo que ella había aprendido hasta ahora, combinado con su recién
descubierta habilidad de usar sus ojos para seguir el pañuelo, de alguna manera se juntó
para darle otra nueva habilidad – caminar.
En todos los años que trabajé con Elizabeth siempre tuvimos como objetivo
identificar y construir sobre las habilidades presentes, en vez de enfocarnos en sus
discapacidades, transformando las habilidades que ya habíamos identificado en
habilidades mayores, una y otra vez. Con el tiempo, Elizabeth aprendió no solamente
como caminar, sino también hablar, leer, escribir, hacer amigos, socializarse.
Avanzando en el tiempo hasta su adolescencia, fue en su fiesta de Bat Mitzvah, cuando
de repente me di cuenta de manera tan profunda, de la enormidad de los logros de
Elizabeth, que empecé a llorar. Lloré alegre y abiertamente. No era la única, muchos
otros en la platea también lloraban.
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…………………………………….………………………………………….
En todos los años que trabajé con Elizabeth siempre tuvimos como
objetivo identificar y construir sobre las habilidades presentes, en vez de
enfocarnos en sus discapacidades, transformando las habilidades que ya
habíamos identificado en habilidades mayores, una y otra vez.
…………………………………….………………………………………….

Algunos años después recibí una invitación para su boda. Me acuerdo de verla
en la ceremonia, radiante en un lindo vestido blanco, con su pelo oscuro y suave,
rodeada de invitados amables que la admiraban. Hoy, con menos de 35 años, Elizabeth
tiene dos diplomas de maestría de dos universidades excelentes, está casada y muy feliz
en su pareja, y tiene su propio negocio exitoso. Recientemente, por teléfono, ella me
contó entusiasmada sobre su familia y su trabajo. Ella dijo: “Anat, encontré mi pasión
en la vida: Estoy feliz.” Los procesos y éxitos de Elizabeth se convirtieron en puntos de
referencia de vida para mí y también para centenas de otros niños y sus padres.
Recuerdos constantes para todos de ir más allá de las limitaciones hacia lo milagroso.

…………………………………….………………………………………….
Los procesos y éxitos de Elizabeth se convirtieron en puntos de
referencia de vida para mí y también para centenas de otros niños y sus
padres. Recuerdos constantes para todos de ir más allá de las
limitaciones hacia lo milagroso.
…………………………………….………………………………………….

¿Qué es posible para mi niño?

En algún momento la mayoría de los padres se preguntan: ¿qué es posible para mi niño?
Mi respuesta a esta pregunta, teniendo el niño necesidades especiales o no, es siempre la
misma: espere milagros. La naturaleza de los cambios es tal, que no podemos ver o
predecir el futuro con precisión desde nuestra perspectiva presente. Si lo intentamos,
tenemos la tendencia a ver una imagen limitada del futuro a través de las lentes de lo
que está delante de nosotros en este exacto momento. Hace treinta años, Elizabeth era
una beba chiquita, con muchos desafíos, y muy infeliz. Pocos podrían haber predicho o
imaginado su futuro.

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La naturaleza de los cambios es tal, que no podemos ver o predecir el
futuro con precisión desde nuestra perspectiva presente.
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Cuando examinamos de cerca lo que llamamos milagroso, con frecuencia


encontramos que no fue resultado de la mera casualidad o suerte, sino que pasó por
medio de una serie de eventos, a veces grandes, a veces chicos, a veces deliberados y
bien razonados, y a veces por medio de esfuerzos creativos que ocasionaron cambios
transformadores. La voluntad de considerar que el imposible se puede volver posible
debe ser, muy probablemente, donde los cambios extraordinarios empiezan. Eso es así
hasta en la ciencia y la medicina, que están basadas en conocimientos que consideramos
sólidos e incambiables, construidos sobre estudios exhaustivos y evidencias
15

incontestables. Y aun así, ambas, ciencia y medicina están constantemente cambiando.


Por ejemplo, hasta hace veinte años atrás la medicina no consideraba el autismo real. La
mayoría de las personas veían los trastornos de déficit de atención (ADD y ADHD, por
sus siglas en inglés para el Trastorno de Déficit de Atención y el Trastorno de Déficit de
Atención e Hiperactividad) como un “mal comportamiento”, en vez de condiciones
neurológicas que requieren ayuda especial. Y cuando un niño tenía un derrame cerebral,
que causaba daño a alguna parte de su cerebro, no se sabía que algunas partes del
cerebro podían asumir el control y organizar acciones que en general no hacen.
Hoy en día sabemos que el cerebro puede cambiarse a sí mismo. Es la parte de
nosotros que, de hecho, es la más capaz de cambiarse. Estamos desarrollando un
conocimiento cada vez más extenso y sofisticado sobre como hacer mejor uso de las
capacidades del cerebro, gracias, en parte, a la ciencia de la neuroplasticidad- esto es, la
capacidad que tiene el cerebro de reorganizarse y ganar nuevas habilidades, formando
nuevas conexiones nerviosas. Es esta área de estudio que nos apoya y ayuda a explicar
las prácticas que yo describo en este libro, y que han sido tan exitosas con niños con
necesidades especiales en las últimas tres décadas.

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Hoy en día sabemos que el cerebro puede cambiarse a sí mismo. Es la
parte de nosotros que, de hecho, es la más capaz de cambiarse.
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Por tener conocimientos formales en psicología clínica y estadísticas, yo tengo


una mente científica. Pero por muchos años había muy poco en la literatura científica
que confirmaba ambas, mi teoría y mi experiencia repetida de que, bajo condiciones
apropiadas, el cerebro puede y, sí, se auto-modifica muy fácilmente. Esta capacidad
extraordinaria del cerebro me ayudó a explicar los resultados que yo obtuve y seguí
obteniendo por más de treinta años con niños con necesidades especiales.

Una desviación significativa frente a otros modos más tradicionales

El proceso que describo en este libro es una desviación significativa de los sistemas
tradicionales de enseñanza, terapia, e intervención médica. Por ejemplo, muchos
sistemas tradicionales abordan la necesidad especial del niño intentando forzarlo a
conformar un modelo estandarizado o, de otra forma, tratar de que haga lo que "debería"
hacer para estar dentro de su grupo de edad o estadio del desarrollo. En lugar de
imponer lo que el niño aún no puede hacer por sí mismo, nosotros primero miramos sus
habilidades y necesidades presentes y luego buscamos formas de proveerle la
información que su cerebro necesita para progresar a su propia, única próxima
habilidad.

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Para que el niño cambie y crezca necesitamos comunicarnos con su
cerebro; ni el problema ni la solución se encontrarán en los músculos.
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Para que el niño cambie y crezca necesitamos comunicarnos con su cerebro; ni el


problema ni la solución se encontrarán en los músculos. Los músculos están haciendo lo
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que el cerebro les dice que hagan. La mente - esa parte de nosotros que forma el habla,
resuelve problemas matemáticos, y piensa - está también organizada por el cerebro. Si
la pierna no se mueve es porque el cerebro no ha descubierto como hacerlo; el cerebro
no le está diciendo que la mueva porque aún no tiene la información requerida para
poder formar el patrón necesario que produciría el movimiento deseado. Cuando un
niño está teniendo dificultades con el lenguaje, la resolución de problemas, o pensar
claramente, se aplica el mismo principio. Nuestros cerebros pueden cambiarse a sí
mismos - y hay formas de ayudar al cerebro del niño con necesidades especiales a
funcionar mejor - un descubrimiento que fue revolucionario cuando empecé este trabajo
treinta años atrás.
El Método Anat Baniel es una forma probada de conectarse y comunicarse con el
cerebro de los niños con necesidades especiales para formar patrones de movimiento,
pensamiento, y sentimiento, aprovechando las habilidades innatas de los niños. A través
del empleo de estos métodos proveemos experiencias que conducen a los niños a
descubrirse a sí mismos, a aprender la próxima cosa que son capaces de aprender,
parezca grande o pequeña, simple o compleja. Nuestro objetivo es siempre que los niños
puedan despertarse a sí mismos y desarrollar su habilidad fundamental subyacente para
aprender y crecer. Ellos experimentan su cuerpo de una nueva manera, moviéndose de
formas que previamente no eran capaces de hacer; aprenden a sentir que pasa adentro y
alrededor suyo. Se despiertan a ellos mismos. A través de este despertar empiezan a
sentirse más cómodos y más capaces, sintiéndose mejor sobre ellos mismos.

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Nuestro objetivo siempre es que los niños puedan despertarse a sí
mismos y desarrollar su habilidad fundamental subyacente para
aprender y crecer.
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El poder parental

Nunca desestimes el poder del amor parental. Este es especialmente importante si tu


niño tiene necesidades especiales. Es tu amor y tu deseo de tener lo mejor para tu niño
lo que te motiva a buscar las oportunidades que le proveerán al niño la más alta calidad
de vida posible. Veo esto en todos los padres que conozco. La voluntad de asumir una
postura a favor de nuevas posibilidades para su niño, mientras buscan abrir sus
capacidades escondidas, requiere coraje y es inspiradora. Hay poder en esta
determinación y hay amor, que forma un equipo con la ciencia y la destreza. Esto
expande las oportunidades del niño más allá de los límites del diagnóstico clínico, el
razonamiento del sentido común, y la experiencia pasada. Este es con frecuencia el
primer paso en el camino hacia lo milagroso.
17

2 De arreglar a conectar
No hay sorpresa más mágica que la sorpresa de
ser amado. Es el dedo de Dios en el hombro del hombre
- CHARLES MORGAN

Un niño nació. Es perfección, un milagro. Sin saber ningún detalle, y a veces tiempo
antes del nacimiento, hemos empezado a crear una visión para el futuro de ese niño. Él
crecerá para tener una vida llena y satisfactoria, independiente e integra. Luego viene el
shock. ¡Algo está mal con mi niño! Algunas veces este momento viene todo de una vez,
durante el nacimiento o incluso antes. En otras ocasiones la constatación de esto se va
desdoblando gradualmente. El diagnóstico y causa pueden ser claramente definidos, al
menos en términos médicos, o pueden perdurar inciertos.
Cuando la constatación de que algo está mal se instala, puede traer consigo
miedo abrumador, confusión, y profundo duelo (a veces inconsciente) y con frecuencia
una inquietante sensación de culpa. Pero la parte primordial de la experiencia es un
deseo poderoso de hacer todo lo posible para ayudar a nuestro niño. Queremos ayudarlo
a crecer para que sea "normal", que pueda caminar, hablar, pensar, sentir y tener una
vida independiente y provechosa. Las preguntas que debemos hacernos son: ¿Cómo
llegaremos hasta ahí? ¿Cómo ayudaremos al niño a crecer más allá de sus limitaciones
presentes?

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Debemos preguntarnos: ¿Cómo ayudaremos al niño a crecer más allá
de sus limitaciones presentes?
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Cuando nos enteramos que algo está mal, cualquier cosa que sea, lo que
naturalmente se hace es enfocarse en la limitación, en lo que el niño no puede hacer, o
en qué está haciendo mal, y luego tratamos de conquistar, detener, o, de alguna otra
manera, superarlo. Queremos resolver el problema, y arreglar al niño, así se sentará,
hablará, leerá, escribirá, se relacionará con otros, y razonará de la forma en que lo haría
si no fuera por sus necesidades especiales.
El deseo de arreglar lo que está roto o funcionando mal es tremendamente
importante y útil. Hay veces en que reparar es exactamente el abordaje correcto - por
ejemplo, cuando los médicos necesitan por medio de una cirugía reparar un agujero en
el corazón, cuando un antibiótico es usado para combatir una infección, o cuando una
transfusión de sangre es requerida. Cuando son necesarios y cuando el tratamiento
apropiado está disponible, estos arreglos tienen que ser realizados. Al mismo tiempo, es
18

importante entender que arreglar es sólo una forma de abordar el problema, una que
tiene grandes limitaciones y puede, en ocasiones, incluso ser contraproducente. Los
Nueve Elementos Esenciales presentados en estas páginas son para guiarnos más allá de
los límites del abordaje de reparar, proporcionando nuevas oportunidades para el propio
cerebro del niño para crear las soluciones que necesita.

Mirando más de cerca el modelo de reparar

La mayoría de nosotros tiene la idea que reparar es arreglar aquello que está roto, o
restaurar la forma en que algo debiera verse, funcionar o estar estructurado. Cuando
hablamos sobre un objeto mecánico, como un auto, o electrodoméstico, generalmente
sabemos que hacer: si no podemos repararlo nosotros mismos, contratamos a un experto
que lo sepa. Cuando hay una pinchadura en la goma del auto, reparamos la fuga; cuando
el motor del auto falla, pedimos a un mecánico que reemplace las piezas desgastadas y
lo tenemos funcionando nuevamente. La persona que repara emplea su cerebro, su
experiencia, y recursos disponibles, como piezas reemplazantes, para restaurar la
máquina a su diseño original y funcionamiento.
Al contrario del niño, el auto u otra máquina no puede tomar una parte activa en
el proceso de reparación. No tiene una mente propia, no tiene la habilidad de auto-
sanación, y no posee la capacidad de aprender, crecer y evolucionar. El rol del mecánico
de autos de reemplazar piezas y poner el motor a punto es la esencia del paradigma de la
reparación. ¡Y cuan natural es querer usar este mismo paradigma en un niño con
necesidades especiales! Queremos reemplazar cualquier pieza perdida o piezas que no
están funcionando bien. Queremos encontrar a alguien que sepa como ajustar esto o
aquello, para que todo funcione correctamente.

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A diferencia de los autos o electrodomésticos, tu niño no es un producto
terminado. Los niños son seres vivos, que sienten y tienen experiencias;
son un trabajo en progreso.
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A diferencia de los autos o electrodomésticos, tu niño no es un producto


terminado. Los niños son seres vivos, que sienten, y tienen experiencias; son un trabajo
en progreso - creciendo y evolucionando; en el proceso de descubrir como
continuamente formar sus habilidades de moverse, pensar, entenderse a sí mismos, y
relacionarse con el mundo alrededor suyo. En el centro de todo este potencial de
desarrollo está el órgano más notable de todos, el cerebro. A pesar de sus necesidades
especiales, tu niño posee un cerebro que debe ser activamente involucrado en crear
nuevas conexiones y patrones para superar las limitaciones y dificultades que pudiera
tener. Esto es lo que cada cerebro está diseñado para hacer. Y aquí es donde yace
nuestra esperanza.

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En el centro de todo este potencial de desarrollo está el órgano más
notable de todos, el cerebro.
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Para hacer uso completo de las potencialidades notables del cerebro,


necesitamos hacer un cambio en nuestro pensamiento, lejos del paradigma de la
reparación. Para ser realmente útiles, necesitamos saber como enfocar nuestra atención
en qué podemos hacer para despertar y fortalecer las capacidades del cerebro del niño
para que haga bien su propio trabajo. No estamos solos en el proceso de tratar de ayudar
al niño con necesidades especiales; nuestro mayor recurso y nuestro mejor compañero
en ayudar a nuestro niño a superar los desafíos es el niño y el poder de su propio
cerebro.

Haciendo la transición de arreglar a conectar

Para ser realmente útil al niño con necesidades especiales, necesitamos alejarnos de
tratar de hacer que el niño haga lo que no puede hacer. Necesitamos reconocer más
plenamente el rol fundamental que tiene el cerebro del niño en aprender y refinar nuevas
habilidades. El cerebro tiene la habilidad de descubrirse a sí mismo y, asombrosamente,
crear soluciones exitosas a los problemas. No importa cuanto queramos ayudar, y no
importa cuan expertos seamos, somos 100 por ciento dependientes del cerebro del niño
para hacer los cambios necesarios.
A través de los Nueve Elementos Esenciales nos movemos rápidamente más allá
de las limitaciones del paradigma de la reparación para ayudar al cerebro del niño a
hacer mejor su trabajo; proveyendo el proceso subyacente por el cual emergen todas las
habilidades y aprendizajes. Los Nueve Elementos Esenciales te ayudarán a hacer que el
cerebro de tu niño pueda funcionar de manera brillante. Sí, has leído correctamente. En
las siguientes páginas descubrirás como el cerebro de tu niño puede evolucionar para
funcionar de manera notable, a pesar de los verdaderos desafíos que está atravesando.

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Los Nueve Elementos Esenciales te ayudarán a hacer que el cerebro de
tu niño pueda funcionar de manera brillante.
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Siempre que le pedimos al niño con necesidades especiales que haga algo que no
puede, es el paradigma de la reparación en acción. Digamos que no puede sentarse; lo
ponemos a que se siente, y lo hacemos una y otra vez, esperando que luego de repetir
esto suficientes veces, él de alguna forma lo entenderá y lo hará por sí mismo. Si no
puede hablar, le pedimos que imite ciertas palabras o sonidos, una y otra vez, esperando
que repitiendo lo suficiente sus deficiencias del lenguaje serán reparadas. A veces este
abordaje produce los resultados deseados, y a veces falla completamente. Si en lugar de
esto enfocamos nuestra atención en despertar y fortalecer el proceso por el cual el
cerebro del niño puede crear y descubrir sus propias soluciones, los resultados que se
vuelven posibles son de una clase completamente diferentes.

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Siempre que le pedimos al niño con necesidades especiales que haga
algo que no puede, es el paradigma de la reparación en acción.
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En las siguientes páginas describo como movernos más allá del paradigma de la
reparación, guiados por los Nueve Elementos Esenciales, hacia una asociación con tu
niño y la creación de un mapa de ruta para despertar el potencial de su cerebro. En el
corazón del aprendizaje sobre como ayudar mejor a tu niño está esta verdad básica: Si él
pudiera, lo haría; si ella pudiera, lo haría. Si él pudiera sentarse, se sentaría, si ella
pudiera hablar, hablaría. Discernir y respetar lo que tu niño puede o no puede hacer en
cualquier momento dado es un factor clave en ayudarlos a moverse más allá de sus
limitaciones. Aceptar la verdad básica que si él pudiera, lo haría, si ella pudiera, lo
haría, se convierte en una oportunidad emocionante e inspiradora cuando se aplica a la
luz de los Nueve Elementos Esenciales.
Los Nueve Elementos Esenciales son herramientas que el cerebro de tu niño, y
cualquier cerebro, requiere para despertarse, volverse un aprendiz poderoso, crecer y
evolucionar en todos los niveles. Los Nueve Elementos Esenciales te ayudan a
establecer el ambiente interno ideal para que el cerebro de tu niño haga lo que necesita
hacer para desarrollarse y crecer, creando los patrones y soluciones únicos que sus
necesidades especiales en particular requieren.

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En el corazón del aprendizaje sobre como ayudar mejor a tu niño está
esta verdad básica: Si él pudiera, lo haría; si ella pudiera, lo haría.
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Todo lo que hacemos - caminar, hablar, pensar, sentir, relacionarnos con otros -
está formado por las millones de experiencias aleatorias que hemos tenido desde el
momento de nuestra concepción. Todas nuestras actividades son posibles porque
nuestros cerebros organizan nuestras experiencias como patrones dinámicos, siempre
cambiantes, que dirigen esas actividades, cualesquiera que sean.

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Todas nuestras actividades son posibles porque nuestros cerebros
organizan nuestras experiencias como patrones dinámicos, siempre
cambiantes, que dirigen esas actividades, cualesquiera que sean.
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La necesidad y propósito de la aleatoriedad

Cuando un niño tiene una necesidad especial, esa condición en sí misma limitará sus
oportunidades para tener ciertas experiencias: físicas, emocionales, intelectuales. Por
ejemplo, cuando un bebé sano está acostado en la cuna despierto, sus brazos, piernas,
espalda y panza se contraerán y moverán de vez en cuando. Estos movimientos no son
intencionales; son lo que yo llamo movimientos aleatorios. Cuando el brazo de un bebé
está estrecho, inmovilizado o espástico, acciones aleatorias espontáneas e infinitamente
variadas y ricas no pueden ocurrir. Aquellos movimientos aleatorios de un bebé más
típico pueden no ser vistos como importantes en ese momento. Pero para el cerebro del
niño, proveen una rica corriente de experiencias e informaciones que son absolutamente
necesarias para que el cerebro eventualmente desarrolle movimientos y acciones
21

controladas y efectivas. Estas experiencias aleatorias serían ordinariamente generadas a


través de las acciones aleatorias propias del niño; ellas son de hecho necesarias para que
el cerebro de cada niño se forme lo más completo posible. Así, se convierte en nuestro
desafío descubrir formas para que el niño con necesidades especiales tenga estas
experiencias aleatorias que su condición, por otra parte, lo previene o limita de hacerlo
por sí mismo. A lo largo del camino, necesitamos recordar que estas experiencias se
volverán ricas fuentes de información para su cerebro.
La buena noticia es que podemos crear oportunidades para que los niños tengan
estas experiencias aleatorias. Cuando los forzamos a hacer acciones que ellos son
actualmente incapaces de hacer - paradigma de la reparación - les negamos la riqueza de
informaciones que su cerebro necesita para aprender aquello que nos gustaría que
aprendieran. Al introducir aleatoriedad en el proceso hacemos posible que el cerebro del
niño al final cree mejores, más organizados patrones para mover sus brazos o hacer lo
que de otro modo no tendría la información para hacer. El niño sólo puede hacer esto
comenzando por donde sus habilidades están en el momento presente.

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Aquellos movimientos aleatorios de un bebé más típico pueden no ser
vistos como importantes en ese momento. Pero para el cerebro del niño,
proveen una rica corriente de experiencias e informaciones que son
absolutamente necesarias para que el cerebro eventualmente desarrolle
movimientos y acciones controladas y efectivas.
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Yendo más allá del paradigma de reparación

Para una persona que quiere ayudar a un niño que no puede gatear, puede parecer
perfectamente lógico ir al piso con él, ponerlo sobre sus manos y rodillas, sostenerlo en
esa posición, y luego tratar de asistirlo en hacer movimientos de gateo. Hasta cierto
punto, podemos tener éxito, pero con la misma frecuencia esto no funciona, o por lo
menos no funciona adecuadamente. ¿Por qué esto no funciona? Para explicarlo de
manera simple, al enfocarnos en el resultado final que queremos que el niño alcance, le
robamos oportunidades de tener las numerosas experiencias aleatorias que su cerebro
necesita para formar los patrones internos para hacer esa actividad adecuadamente; note
aquí que estas son experiencias que el niño sano sí obtiene. Estamos agradecidos de que
haya una alternativa, que describo como los Nueve Elementos Esenciales en las
siguientes páginas. Al usar los Nueve Elementos Esenciales le proveemos al niño las
oportunidades para obtener las experiencias aleatorias y gran cantidad de información
que su cerebro necesita. El rico conjunto de experiencias que luego el niño acumula,
como una verdadera galaxia de conocimiento, provee al cerebro con lo que necesita no
sólo para descubrir y realizar ciertas acciones, sino para también refinarlas y mejorarlas,
en síntesis, para convertirse en un aprendiz primoroso.

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Al usar los Nueve Elementos Esenciales le proveemos al niño las
oportunidades para obtener las experiencias aleatorias y gran cantidad
de información que su cerebro necesita.
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Lo que sabemos acerca de la ciencia de la neuroplasticidad - la habilidad del


cerebro de reorganizarse a sí mismo formando nuevas conexiones neuronales - es que el
cerebro usa cada porción de información que posee de infinitas maneras, de
sorprendentes e imprevisibles en su ingenuidad. Esta galaxia subyacente de
conocimiento, los billones de patrones y conexiones que el cerebro crea, se convertirán
en la fuente de información para crear y refinar habilidades de ahora en el futuro. La
experiencia de gatear, balbucear, escuchar música, agarrar una pelota o reconocer la
diferencia entre frío y caliente entrará en juego en todo lo que hagamos, sea a nivel
físico, emocional, o intelectual. Puede ser de ayuda, en este aspecto, considerar todo lo
que pensamos, hacemos y sentimos como movimientos organizados por nuestro
cerebro.

Del arreglo a la conexión

Los Nueve Elementos Esenciales nos llevan rápidamente más allá de las limitaciones
del paradigma de la reparación, ayudando a cualquier cerebro a hacer mejor su trabajo,
y proveyendo el proceso subyacente desde el cual todas las habilidades y aprendizajes
emergen. Los Elementos Esenciales ayudan a que el cerebro de tu niño trabaje de
manera brillante, así como también, o incluso mejor que, el cerebro de otros niños,
puesto que el niño con necesidades especiales requerirá resolver problemas y descubrir
formas de hacer posible lo imposible.
Los Nueve Elementos Esenciales son herramientas para que sientas, veas, notes, y
creas; más importante, ellos incrementarán tu propia capacidad de conectarte y trabajar
con tu niño, cualquiera sea su necesidad especial. Tú expandirás tu habilidad de
experimentar el mundo desde el punto de vista de tu niño, con frecuencia prestándole
las capacidades de tu propio cerebro para sentir, pensar, diferenciar, moverse y
escuchar.

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Los Nueve Elementos Esenciales son herramientas para que sientas,
veas, notes, y creas; más importante, ellos incrementarán tu propia
capacidad de conectarte y trabajar con tu niño, cualquiera sea su
necesidad especial.
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El propósito de conectarte con tu niño a través de los Nueve Elementos Esenciales


no tiene sólo que ver con ser más compasivo. Tampoco tiene que ver con hacer por tu
niño lo que él no puede hacer por sí mismo. Por el contrario, tiene que ver con proveerle
a tu niño la más gran oportunidad de desarrollar habilidades reales y un fuerte sentido
de ser, de sentirse bien consigo mismo, y tener la habilidad de continuar aprendiendo y
creciendo, con un genuino sentido de logro y orgullo.

Los niños aprenden lo que experimentan


23

Conectarse de la forma en que se describe en los Nueve Elementos Esenciales se


construye sobre el conocimiento de que todos los niños aprenden de sus propias
experiencias, ellos no necesariamente aprenden lo que intentamos que aprendan.
Cuando entrenamos por repetición a un niño en nuestro esfuerzo de enseñarle a hacer
algo que no puede hacer en el presente, el niño aprende su propia experiencia de
aquellos esfuerzos. Esto puede también incluir aprender a fracasar en lo que está
intentando, o adquirir malos hábitos en lo que aprende a hacer. Sumado a esto están los
posibles sentimientos de miedo, inadecuación, de ser malo o cometer un error, e incluso
sentir enojo o resentimiento y un sentido de fracaso por no cumplir con las expectativas
de otros. Cualquier habilidad que el niño aprenda en el proceso de ser entrenado por
repetición incluye la experiencia total que el niño tenga en ese esfuerzo. Las
limitaciones que el niño experimente de esa manera pueden sostener su creencia de que
él no puede ir más allá de esas limitaciones.
Todo niño es un participante vivo, que siente, detecta, piensa y activamente
aprende en todas y cada una de las habilidades que desarrolla en toda su vida. La
efectividad de cualquier ayuda que podamos ofrecer depende en cuan exitosos seamos
en asistir al propio cerebro del niño en crear sus propias soluciones únicas. En lugar de
tratar de imponer estas soluciones, como un mecánico de autos hace cuando reemplaza
piezas desgastadas, necesitamos proveer al niño con la riqueza de experiencias que
necesita para sentir, y a partir de la cual formará cada habilidad, cada movimiento, cada
acción para él mismo y dentro de su propio cerebro. Es importante recordar que estas
experiencias tienen que empezar donde el niño está justo ahora en términos de lo que
ya puede hacer; sólo entonces el niño puede conectar con lo que está haciendo, así como
también a su propio ser, si él va a darle sentido a la experiencia y progresar más allá de
sus limitaciones presentes.

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La efectividad de cualquier ayuda que podamos ofrecer depende en
cuan exitosos seamos en asistir al propio cerebro del niño en crear sus
propias soluciones únicas.
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En cualquier momento que tratamos de sacar al niño de donde está actualmente


en términos de sus habilidades presentes, ambos el padre y el niño inmediatamente
experimentarán la pérdida de conexión con el otro. Cuando se pierde esa conexión es
usualmente una señal para nosotros que nos hemos deslizado en el rol del reparador; se
logrará muy poco hasta que restablezcamos esa conexión. Por ejemplo, si veo que es
muy difícil para el niño sentarse, necesito retroceder, al menos en ese momento, y dejar
de tratar de forzarlo a que se ponga en una posición sentada. Vuelvo entonces a algo que
él es capaz de hacer. A través de los Nueve Elementos Esenciales serás capaz de
reconocer mejor lo que tu niño está experimentando y trabajar con sus capacidades
presentes, cualquiera que estas sean, incluso cuando lo estés ayudando en su próximo
avance.

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En cualquier momento que tratamos de sacar al niño de donde está
actualmente en términos de sus habilidades presentes, ambos el padre y
el niño inmediatamente experimentarán la pérdida de conexión con el
otro.
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En las siguientes páginas descubrirás como hacer este profundo e importante


cambio, de arreglar a conectarte con tu niño. Tan elusivo como desafiante parezca este
cambio, hará una gran diferencia en la vida de tu niño y en la tuya. Los padres muchas
veces destacan que las posibilidades que se abren con frecuencia bordean lo milagroso.
A través del trabajo de los padres con los Nueve Elementos Esenciales un niño que
parecía inconsciente de su alrededor de repente toma gran interés en las personas
alrededor suyo; un bebé con lesión de plexo braquial (lesión que incluye nervios del
hombro, brazos, y manos) de repente comienza a mover y usar su brazo; un niño que
tiene gran dificultad en resolver problemas matemáticos comienza a entender el
significado de los números, y para sorpresa de todos empieza a amar sus clases de
matemática. Este cambio del arreglo a la conexión, que viene a través de las habilidades
de los Nueve Elementos Esenciales, le proveerá a tu niño nuevas ricas oportunidades
para sentir y conectarse consigo mismo y para que su cerebro funcione más y más
efectivamente.
A través de los Nueve Elementos Esenciales, aprenderás a enfocarte y despertar
el proceso subyacente de tu niño, de su descubrimiento y creación de él mismo, el cual
es el corazón del crecimiento y desarrollo exitosos. Aprenderás a cambiar tu foco lejos
de lo que tu niño "debería" estar haciendo ahora de acuerdo a su edad y estadios del
desarrollo conocidos. Te convertirás en un observador astuto de los cambios más
pequeños que ocurran en tu niño, y desarrollarás una creciente apreciación por esos
cambios, y por como es que de los más pequeños cambios las grandes soluciones
crecen. Examinaremos cómo y por qué este cambio es transformador para ti y para tu
niño y veremos la ciencia que actualmente lo apoya.

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Te convertirás en un observador astuto de los cambios más pequeños
que ocurran en tu niño, y desarrollarás una creciente apreciación por
esos cambios, y por como es que de los más pequeños cambios las
grandes soluciones crecen.
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Mientras practicas los Nueve Elementos Esenciales con tu niño, te encontrarás


saliendo de tus propios miedos, shock, confusión, culpa y una cantidad numerosa de
otros sentimientos que puedas tener. Como ya sabes, tu niño con necesidades-fuera-de-
lo-ordinario llama a tus potenciales-fuera-de-lo-ordinario, más allá de tus propias
expectativas y aspiraciones. Los Nueve Elementos Esenciales hacen accesible lo que de
otra forma parece estar más allá de tu alcance, haciendo lo imposible posible para ti y tu
niño, y haciendo su tiempo juntos más placentero y provechoso.
25

3 El asombroso cerebro de tu niño

Estamos en las primeras etapas de la revolución de la Plasticidad Cerebral


- DR. MICHAEL MERZENICH

Desde el comienzo de mi trabajo, treinta años atrás, fue claro que los problemas que
estaba viendo en los niños con necesidades especiales tenían que ver con el cerebro.
Independientemente de la necesidad o discapacidad, más allá de que fuera autismo o
parálisis cerebral o alguna otra condición, el asunto volvía siempre al cerebro.
Nuestros cerebros organizan todo lo que hacemos, crean orden a partir del caos y
dan sentido al constante flujo de estímulos que recibimos. ¿Pero cómo hace esto el
cerebro, y qué relación tiene esto con tu niño con necesidades especiales? La primera
parte de la respuesta es que todo lo que hacemos, cada acción que tomamos, cada
movimiento que expresamos en nuestra vida, cada pensamiento y emoción es posible
por la capacidad de nuestros cerebros de organizarse y dar coherencia al infinito fluido
de estímulos y sensaciones de la vida. Cuando un niño tiene necesidades especiales, este
proceso es interrumpido. Es en ese lugar, en la capacidad del cerebro para organizarse y
darse sentido donde encontramos las mayores oportunidades de ayudar a nuestros niños
a crecer y sobrepasar sus presentes limitaciones.

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Nuestros cerebros organizan todo lo que hacemos. Crean orden a partir
del caos y dan sentido al constante flujo de estímulos que recibimos.
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Los movimientos al azar alimentan el cerebro

Cuando un niño nace, recién está comenzando a descubrirse como un ser separado del
mundo, como un individuo con un cuerpo, sentimientos, deseos y necesidades. Es
invadido por sensaciones desde todos sus sentidos, desde varios procesos que suceden
en su interior, y desde sus movimientos e interacciones con el medio. Es entonces donde
empieza a crear orden a partir del caos, transformando sus movimientos y sensaciones al
azar, en acciones con propósito, intencionales, reconocibles, y con sentido para él.
Cuando el bebé reposa en su cuna durante las primeras semanas de vida, su
cerebro está recién comenzando a entender que hacer con sus sensaciones, y cómo
organizar sus movimientos y percepciones. Si observamos un bebé recién nacido lo que
probablemente veamos sea un montón de tics, reflejos y movimientos no intencionales,
a los que yo llamo movimientos al azar. Toda esta actividad puede parecer sin
26

propósito. Lo que nosotros no vemos, es lo que está sucediendo en el cerebro. Y es


mucho lo que está sucediendo allí.
Con cada movimiento un gran flujo de sensaciones está siendo enviado al
cerebro, sensaciones del brazo del bebé, cuando se lo mueve sobre la manta suave,
sensaciones de presión en la espalda del niño, el conjunto de sensaciones que son
enviadas al cerebro por el movimiento de los músculos, articulaciones y huesos. Cuando
un pequeño brazo se estira y es atrapado en la mano de su mamá, seguido por la presión
afectuosa de la mamá y el sonido tranquilizador de su voz, todo esto es experimentado
por el niño. Cada sensación experimentada tiene el potencial de sentirse diferente, una
sensación de otra. La habilidad del cerebro para percibir las diferencias entre las
sensaciones, es la fuente de información mediante la cual el cerebro realiza el
extraordinario proceso de organizarse, de organizar el cuerpo, y de darle sentido al
mundo. Es aquí que encontramos la gran oportunidad de ayudar a un niño con
necesidades especiales, ayudando en la habilidad de su cerebro de percibir las
diferencias.

El comienzo: Percepción de las diferencias

La transformación de una acción y movimientos azarosos en intencionales y con


propósito, comienza con la habilidad de nuestro cerebro de percibir las diferencias. ¡Qué
fácil es no valorar esta extraordinaria habilidad! Parece una cosa tan simple. Es una de
esas habilidades que están en el fondo de todo lo que hacemos, sin que tengamos que
pensar en ella o aun saber que esa habilidad existe. Pero sin esa habilidad es poco o
nada lo que podemos hacer en la vida. Cada acción, cada destreza, hasta nuestra
supervivencia, dependen totalmente de ella.

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La habilidad del niño de notar las diferencias en lo que ve, escucha,
prueba, huele, y siente en su cuerpo que se mueve, es el corazón de la
capacidad del cerebro para crear nuevas neuro-conexiones y vías.
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La habilidad del niño de notar las diferencias en lo que ve, escucha, prueba,
huele, y siente en su cuerpo que se mueve, es el corazón de la capacidad del cerebro
para crear nuevas neuro-conexiones y vías. Esta es la fuente de información para el
cerebro. Es desde esta habilidad para percibir las diferencias que todos los futuros
patrones se forman, ya sea aprender a agarrar un juguete, aprender a decir mamá,
caminar, responder a un nombre o a una palabra específica, o expresar alegría cuando
papá llega a casa. Cuando realmente entendemos la profunda importancia de esta
capacidad, se abre un nuevo y vasto terreno de posibilidades para ayudar a nuestros
niños con necesidades especiales.

La Cosa Uno, La Cosa Dos: La ayuda está en camino

Sin excepción, el cerebro de un niño con necesidades especiales va a necesitar ayuda


para percibir las diferencias, al menos en las áreas relacionadas con sus presentes
27

limitaciones. ¿Cómo se vería esto en la vida real? Me gustaría contarles la historia de mi


trabajo con una pequeña niña que llamaré Kassi. Su historia ilustra el resultado que
podemos obtener cuando entendemos qué es lo que el cerebro necesita para desarrollar
un movimiento, destreza o acción específicos y como podemos proveerle de
oportunidades para que eso ocurra.
Vi a Kassi por primera vez cuando ella tenía tres años, ella había sufrido daño
cerebral al nacimiento, lo que la había dejado con parálisis cerebral severa. Los
músculos de sus brazos, piernas y abdomen eran en extremo tensos (espásticos), y había
muy pocos movimientos que podía hacer por sí misma. Cada vez que trataba de
moverse, todo su cuerpo se tensionaba aún más. Cuando sus padres la ubicaban en
posición de sentada en mi camilla (una camilla ancha, acolchada, muy estable, parecida
a una camilla de masajes), su espalda se encorvaba mucho y ella ponía sus brazos
todavía más tensos contra su cuerpo. Era difícil observar el gran esfuerzo que Kassi
hacía solamente para evitar caerse. Obviamente esto era atemorizante para ella. Sus
piernas se mantenían rectas delante de ella, unidas fuertemente entre sí.
Después de varios meses de sesiones semanales regulares conmigo, durante las
cuales utilicé los Nueve Elementos Esenciales (descriptos con detalles en los capítulos
siguientes), ella mejoró muchísimo. Obtuvo más movilidad y control sobre sus brazos y
espalda. Se sentaba con más comodidad y mantenía mejor su equilibrio. Sentarse ya no
era atemorizante. Hasta su lenguaje mejoró y también su habilidad para pensar. Ya no
repetía las mismas tres o cuatro oraciones una y otra vez, formaba pensamientos
independientes y aprendió a comunicar sus deseos más claramente.
Pero había una cosa que parecía más allá del alcance de Kassi o del mío, una
cosa que permanecía igual sin importar lo que hiciéramos. Las piernas de Kassi
permanecían rígidas y juntas todo el tiempo, aun cuando ella estaba inactiva, como si
estuvieran unidas por tiras invisibles. Cuando yo movía sus piernas muy lenta y
suavemente yo podía separarlas y moverlas en forma independiente. Pero en el
momento que Kassi trataba de mover sus piernas por su propia iniciativa o moverlas de
cualquier otra manera, sus dos piernas instantáneamente se ponían muy espásticas.
Seguía preguntándome cómo podía ser que ella aprendía nuevas formas de mover y
obtener más libertad en todo el resto de su cuerpo excepto en sus piernas.
Entonces un día repentinamente me iluminé. Kassi no sabía que tenía dos
piernas. Ella nunca las había sentido como separadas porque siempre se habían movido
juntas, como si fuesen una. Ella nunca había percibido la diferencia entre su pierna
izquierda y su pierna derecha. Y una diferencia que no es percibida, no existe. En su
experiencia y en su cerebro ella tenía una pierna, no dos. No había “Cosa Uno” y “Cosa
Dos”. Solamente había Cosa Uno. Claramente para cualquiera que la mirara, Kassi,
tenía dos piernas, una pierna derecha y una pierna izquierda. Pero su cerebro no lo
sabía.

…………………………………….………………………………………….
Una diferencia que no es percibida, no existe.
…………………………………….………………………………………….

Recientemente el investigador Michael Merzenich y sus colegas lograron inducir


síntomas parecidos a los de parálisis cerebral en las piernas traseras de ratas. Lo
hicieron atando las dos piernas juntas en el momento en que las ratas nacían, para que
las ratas siempre moviesen las dos piernas juntas como una. Luego de un tiempo,
cuando las ataduras en las piernas eran removidas, las ratas continuaban moviendo sus
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piernas juntas como si tuvieran una sola, igual que Kassi. Sus cerebros habían
identificado sus dos piernas como una, no como dos.
Mi descubrimiento de que el cerebro de Kassi estaba identificando sus dos
piernas como una, fue un importante progreso, que influenció profundamente mi trabajo
desde ese momento. Se abría un vasto mundo de nuevas posibilidades para ayudar a los
niños con necesidades especiales a aprovechar la notable flexibilidad y capacidad de sus
cerebros para remodelarse y cambiar, proveyéndoles condiciones para percibir
diferencias que no habían percibido hasta entonces.

Juguemos: Kassi descubre La Cosa Uno y La Cosa Dos.

Una vez que me di cuenta que el cerebro de Kassi identificó sus dos piernas como una,
se hizo más claro que ella necesitaba de alguna manera sentir y reconocer que tenía dos
piernas. Pero ¿cómo podríamos lograrlo? Yo había hecho que sus piernas se moviesen
por separado muchas veces, pero sin resultado; todos esos ejercicios y sensaciones
continuaban siendo interpretados por su cerebro de acuerdo a este mapa de una sola
pierna. Yo entendía que era Kassi, ni sus padres, ni yo, era ella la que tenía que
reconocer sus dos piernas. Para que eso sucediera, necesitaba que ella se interesara,
prestara atención a, o percibiera la dualidad de sus piernas.
Como todos los chicos, a Kassi le encantaba ser juguetona. Saqué mis
marcadores lavables no tóxicos, coloqué a Kassi en posición de sentada con su espalda
apoyada sobre mi pecho, y luego suavemente levanté su pierna derecha para que ella
pudiera ver su rodilla. Golpeé suavemente su rodilla derecha y cuando ella miró en esa
dirección le pregunté si le gustaría que hiciera un dibujo en su rodilla. Ella dijo que sí,
entonces le pregunté, “¿Dibujo un gato o un perro?” (Esto es el límite de mis
habilidades artísticas). Después de pensar sobre esto por un momento, Kassi dijo
“perro”. Yo pregunté, “¿Te gustaría que el perro sea marrón o rojo?” Ella eligió rojo.
Todas esas preguntas requerían que el cerebro percibiera diferencias – exactamente lo
requerido para La Cosa Uno y La Cosa Dos. Procedí a dibujar la imagen del perro rojo.
Hice esto muy despacio, nombrando cada parte de la imagen mientras emergía: “Aquí
está la nariz del perro. Acá está una oreja, la otra oreja”, y así continué.
Kassi estaba estupefacta mientras escuchaba mi voz, miraba mi dibujo y sentía el
marcador en su piel. Cuando terminé, la ayudé a mover su pierna para mostrarle el
dibujo del perro a su mamá, que estaba en la habitación con nosotros, después le ayudé
a que me lo muestre a mí, y luego a mirarlo ella misma. Luego dejé su pierna abajo y
lentamente levanté su pierna izquierda.
Con sorpresa y un tono de desilusión en mi voz, dije juguetonamente, “¡Uh, no
hay ni perro ni gato en esta rodilla!”, en ese momento pude notar que por primera vez
Kassi se dio cuenta que había otra de esas ahí al lado. Hay dos piernas, no sólo una. Le
pregunté si le gustaría que dibujara un perro o un gato en esa otra rodilla, esta vez ella
eligió un gato. Entonces fue un gato. Procedí a dibujar deliberada y lentamente un gato
en su rodilla.
El hecho de que hubiera dibujos diferentes en sus dos piernas abrió un vasto
mundo de nuevas posibilidades para que el cerebro de Kassi comenzara a transformar su
una pierna en dos piernas separadas. ¿Qué dibujo quería ella mostrar y a quien?,
¿Quería que el perro y el gato estuvieran cerca uno de otro, como cuando ella juntaba
sus rodillas?, ¿Los quería más lejos uno del otro, como cuando yo le ayudaba a separar
sus rodillas ¿Cuan separados deberían estar?, ¿Sólo un poco?,¿Más?, ¿Muy, muy lejos?,
El perro podía tocar la mano de mamá y el gato su mano, y así continuando.
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Pronto ella fue capaz, por primera vez en su vida, de diferenciar y mover o la
rodilla del gato, o la rodilla del perro, independiente e intencionalmente por sí misma.
Ella tenía dos piernas por primera vez en su vida. Esos movimientos iniciales eran, de
alguna forma, torpes y rígidos, con un rango limitado, pero eran sus movimientos; los
estaba generando ella misma.

Lo que el cerebro de Kassi estaba haciendo

A través de nuestro pequeño juego, que era divertido para ella, el cerebro de Kassi
estaba recibiendo, uniendo y percibiendo diferencias, organizando un conjunto creciente
de sensaciones con una diferenciación cada vez más fina. Con estos cambios, la
espasticidad de sus piernas gradualmente disminuyó y su habilidad de controlar
movimientos mejoró en todo su cuerpo.
Es importante ver acá, que nuestro trabajo le estaba dando al cerebro de Kassi
oportunidades para sentir y percibir diferencias: La Cosa Uno y La Cosa Dos – la pierna
uno y la pierna dos – como dos partes distintas de ella misma, guiándola a un mayor
movimiento y control. Observen que no estábamos ejercitando sus piernas. No se
trataba de intentar que haga lo que hubiera podido hacer si no tuviera parálisis cerebral.
Yo no intentaba hacerla pararse o caminar. Más bien, nos enfocábamos en que su
cerebro obtuviera la información que necesitaba para poder reconocer y organizar los
movimientos de sus piernas, ayudando a Kassi a percibir diferencias que nunca antes
había percibido. De una forma muy real, era trabajo cerebral, no trabajo de piernas.
A lo largo del tiempo, Kassi continuó mejorando. La última vez que la vi, ella
había aprendido a pararse por sí misma, navegando lentamente, caminando hacia los
lados, paso por paso, tomándose de los muebles. Su pensamiento se volvía más claro y
mejor cada vez. A los 5 años, la gente la veía como una niña brillante, en la que fue
transformándose, aunque nadie hubiera pensado eso cuando tenía tres.

Haciendo un pato

Cuando todo funciona bien, cada diferencia percibida contribuye a expandir las fuentes
de información que el cerebro usa en el proceso extraordinario de organizarse a sí
mismo y al cuerpo, y de darle sentido al mundo. El cerebro usa la información que
adquiere percibiendo las diferencias para crear nuevas conexiones entre diversas células
del cerebro; esta capacidad se llama diferenciación. A través de la diferenciación el
cerebro de tu niño crece y cambia, creando los patrones y mapas complejos e integrados
que le darán la habilidad para moverse y actuar en forma intencional, fluida, precisa y
efectiva.
En mis seminarios frecuentemente comienzo la discusión sobre diferenciación
dibujando la silueta de un pato en el pizarrón. Luego dibujo cuatro o cinco formas
amorfas, grandes y voluminosas, y sugiero a las personas que imaginen poner estas
formas juntas, como si fueran piezas de un rompecabezas, para tratar de igualar a la
silueta del pato. Por supuesto, crear una imagen que se parezca lo más mínimo al pato
con sólo estas cuatro o cinco piezas voluminosas es prácticamente imposible.
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A continuación, dibujo muchas formas mucho más pequeñas en mi pizarrón:


pequeños círculos, cuadrados, triángulos, formas amorfas y puntos. Apunto a todas estas
formas y les sugiero a mis estudiantes imaginar que hay tantas de estas pequeñas piezas
como quieran para crear la imagen del pato. Esto, por supuesto, es fácil de hacer para
ellos. Con todas estas pequeñas piezas uno puede crear la imagen precisa del pato o
cualquier otra imagen que uno desee.
Esta demostración, resalto, puede ayudarnos a comprender el proceso de
diferenciación e integración que ocurre en el cerebro, llevando al desarrollo de destreza
de movimientos más precisos y controlados. Con la suficiente cantidad de formas
pequeñas en el cerebro podemos “dibujar” el movimiento que queremos hacer. Este
mismo proceso se aplica a cualquier pensamiento que queremos formar o a cualquier
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cosa que queremos entender que nos sea dicha. Recuerden que cada movimiento que
hacemos – físico, cognitivo o emocional – es organizado por nuestro cerebro. En
esencia nuestros cerebros crean patrones que le dan orden a todo lo que hacemos. Y
logra hacer esto por la cantidad de pequeñas piezas diferentes que tiene a su disposición;
este repertorio de información es generado por las diferencias percibidas.
Recuerden el punto de la historia de Kassi cuando ella se dio cuenta por primera
vez de que tenía dos piernas: La Cosa uno y la Cosa Dos, en lugar de sólo La Cosa Uno.
Encontramos una variedad de formas para jugar con el perro y el gato que yo había
dibujado en sus rodillas, dándole al cerebro de Kassi la oportunidad para crear una
colección de puntos y formas, una colección de muchas pequeñas piezas. Por primera
vez en su vida ella percibió la diferencia entre sus dos piernas, lo que le permitió a su
cerebro comenzar a diferenciar los movimientos de sus piernas; su cerebro ahora tenía
la información que necesitaba para comenzar el proceso de crear mapas separados para
moverlas voluntariamente. Ella ahora tenía millones de piezas más para identificar sus
dos piernas, percibiendo no sólo que sus dos piernas eran dos, en vez de una, sino
además obteniendo lo que su cerebro requería para moverlas más suavemente y con
mayor precisión, con gran tranquilidad y control.
Es importante destacar que todos los puntos y formas que su cerebro estaba
formando también servirían para diferenciar y crear patrones para muchos otros
movimientos que ella aprendería en el futuro. A medida que el cerebro adquiere más y
más diferenciación, éste aplica la gran colección de puntos y formas a prácticamente
todo lo que hace.

Haciendo foco

Bueno, podrías estar pensando, puedo ver como estos puntos y formas funcionan para
las limitaciones físicas como la de Kassi. Pero ¿qué hay de las cuestiones del
comportamiento, emocionales, sensoriales o intelectuales, tales como cuando mi niño
no responde a su nombre? ¿Y cómo puedo hacer uso de esta información cuando mi
hijo de 10 años todavía no lee, aun cuando nos hallamos pasado horas trabajando con él,
y hallamos probado todo? ¿Cómo puede esto ayudar cuando mi niño se enoja y
comienza a gritar cuando está en una habitación con más de tres o cuatro personas?

…………………………………….………………………………………….
El cerebro organiza la mente y el cuerpo como un todo; no separa uno
de otro.
…………………………………….………………………………………….

Algunos de estos síntomas serán familiares para ti, si tu niño ha sido diagnosticado
dentro del espectro del autismo, o tiene trastorno generalizado del desarrollo, o tiene
desorden de la integración sensorial. Si has notado desafíos emocionales y cognitivos en
tu niño, probablemente has notado también desafíos físicos y motores. Esto es porque el
cerebro organiza el cuerpo y la mente como un todo; no separa uno de otro.
Así como tan desafiante puede ser entender la conexión entre las limitaciones
físicas de tu niño y el cerebro, aún más desafiante puede ser entender lo que el cerebro
necesita cuando los problemas están en el área del pensamiento, los sentimientos, las
emociones o los problemas de comportamiento. Las buenas noticias son que el mismo
proceso de percepción de diferencias y diferenciación se aplica en el desarrollo de todas
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las habilidades – y esto incluye pensamientos, sentimientos, emociones y


comportamiento social.
Para demostrar como el poder de la percepción de las diferencias y la
diferenciación ayuda a los niños diagnosticados con problemas que incluyen la
cognición, las emociones, el comportamiento social me gustaría contarles sobre Julián.
Lo conocí cuando tenía tres años. Si diagnóstico: Autismo. Recuerdo vívidamente
caminar por el corredor con él entrando a mi consultorio por primera vez. Desde el
primer momento, mi atención se dirigió hacia sus síntomas físicos – esto es como
caminaba encorvado, arrastrando los pies.
Desde el comienzo, Julián parecía estar cómodo con mi presencia, entonces decidí
hacerle algunas preguntas simples. Respondió rápidamente pero su dicción era difícil de
entender, era poco clara. Babeaba excesivamente. La estructura de sus oraciones era
incoherente. Todo lo que decía estaba formado parcialmente con pensamientos no
terminados. La madre de Julián me dijo que también tenía problemas con su motricidad
fina.
Una vez que llegamos a mi consultorio vi a Julián levantar un juguete, y como si
se hubiera olvidado de sostenerlo, lo dejó caer desde su mano. La forma en que perdió
el rastro del juguete en su mano y lo dejó caer al piso, me hizo recordar como
comenzaba a formar pensamientos, que luego se disipaban en la nada. Mi impresión era
que Julián actuaba como si tuviera unos lentes empañados en la entrada a su cerebro que
hacían que todo pareciera borroso, confuso, vago para él. Él no era capaz de percibir las
diferencias lo suficientemente claro para darle sentido al mundo a su alrededor.
Con esta idea en mente, puse a Julián apoyando su abdomen en mi camilla.
Coloqué mi mano izquierda debajo de su hombro derecho y lo levanté muy
delicadamente, sólo unos centímetros al comienzo. De hecho, su hombro sólo podía
moverse un poco. Mientras lo levantaba podía ver que su hombro y su espalda se
movían rígidamente como una unidad. Lo mismo ocurrió cuando levanté su hombro
izquierdo, era más similar a un bloque de madera que a una forma humana con sus
articulaciones flexibles, sus tejidos blandos y sus músculos resistentes.
Ha medida que procedía a chequear como se organizaban los movimientos de sus
piernas, su pelvis y su cadera, se volvía más claro para mí que el cerebro de Julián, por
alguna razón, no estaba diferenciando las partes de su cuerpo lo suficientemente bien
para que él pudiera obtener el suficiente grado de fuerza, claridad, destreza y control.
Del mismo modo él era incapaz de diferenciar los sonidos y las imágenes a su alrededor,
sólo logrando formar un sentido rudimentario de las ideas y del lenguaje. Su cerebro no
era bueno percibiendo diferencias; él no tenía la suficiente cantidad de puntos y formas
con los cuales trabajar. Yo decidí comenzar nuestro trabajo juntos, proveyéndole a
Julián oportunidades para darse cuenta de la mayor cantidad de diferencias posibles,
comenzando con el movimiento de su cuerpo, y cuando fuera apropiado usando las
palabras para describir cada parte de la experiencia mientras esta sucedía.
Aunque Julián tuviera tres años, la diferenciación de sus dedos y las otras partes
de sus manos eran las que uno hubiera esperado en un niño de un mes de vida. Un niño
que todavía no percibe sus manos como teniendo cinco dedos separados sólo puede
cerrar su puño y volverlo abrir. Julián todavía percibía su mano como La Cosa Uno.
Cuando agarraba un juguete básicamente cerraba y abría su puño; hasta allí llegaba el
límite de su control.
La falta de foco de Julián - su pobre percepción de las diferencias y su falta de
diferenciación – no sólo se demostraba en sus manos. Aparecían en la forma en que
caminaba (arrastrando sus pies), en su babeo, en su dicción poco articulada, en su
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pensamiento confuso cuando trataba de expresarse. De hecho, esta falta de


diferenciación era global, se evidenciaba en cada parte de su cuerpo y de su mente.
A través de los diferentes movimientos yo ayudaba a Julián a percibir su cabeza
como La Cosa Uno y sus hombros y su espalda como La Cosa Dos. Después sus
hombros eran La Cosa Uno y su espalda era La Cosa Dos. Como por arte de magia,
Julián comenzó a mover su espalda mucho mejor. Él fue capaz de arquear su espalda
con gran fuerza y rotar de un lado a otro con gran flexibilidad, precisión y facilidad.
Continué esa sesión levantando uno de sus hombros, sosteniéndolo desde su
antebrazo, y señalado hacia el techo. Entonces amable y juguetonamente sacudí su
brazo para que su mano se sacudiera a la altura de la muñeca. Luego de unos segundos
paré. Julián esperó, observando su mano con expectativa y luego dijo “¡Otra vez!”. Se
había dado cuenta de que su mano paraba de moverse – había percibido la diferencia.
Repetí la acción y luego paré. Después de uno o dos segundos nuevamente él me pidió
que lo hiciera otra vez y yo retomé.
La atención de Julián era ahora palpable. Ya no parecía estar en otro mundo como
cuando había llegado, ahora estaba ahí conmigo, plenamente en el aquí y ahora,
reconociéndose a sí mismo y a su experiencia.
Luego de varias repeticiones, comencé a preguntarle a Julián que brazo él quería
que yo moviera, seguí su indicación. Julián estaba empezando a ser consciente de sus
brazos y de ese nuevo movimiento de sus muñecas. Haciendo que él decida que brazo
mover cada vez lo alentaba a usar su capacidad creciente de percibir las diferencias y
despertaba su conciencia de él mismo. Continuamos con más variaciones de
movimientos de esta forma por veinte minutos más y luego terminamos la lección por
ese día.
Al día siguiente la mamá de Julián me contó que su babeo había disminuido
significativamente. También había comenzado a jugar con un juego que previamente
rechazaba porque requería gran coordinación de sus manos y era muy desafiante para él
mentalmente. Ahora él podía hacerlo fácilmente y bien. Toda esto, era evidencia de que
su cerebro estaba haciendo un mejor trabajo al percibir las diferencias, diferenciando y
organizando sus acciones.
Cada día a partir de ese momento continué creando oportunidades para que
Julián se sintiera a sí mismo de nuevas formas y percibiera nuevas y más refinadas
diferencias. Hacia el cuarto día, para mi asombro Julián me miró y me dijo que su padre
estaba trabajando en la oficina ese día. Su dicción era mucho más clara y su oración
completa. Le pregunte a Julián “¿Alguna vez jugaste en la oficina de tu padre cuando
estaba trabajando?” su respuesta inicial fue algo confusa y no pude entender el sentido
de lo que decía. Era obvio para mí que Julián estaba pensando algo pero en ese
momento no era capaz de transformarlo en un pensamiento coherente. Entonces hice la
pregunta otra vez formulándola un poco diferente. Esta vez su respuesta fue clara y algo
sofisticada. Él procedió a explicarme que su padre tenía una oficina en casa y otra
oficina en su trabajo, y que algunas veces él jugaba en la oficina de su padre en casa
pero no en la oficina de afuera.
Apenas podía contener mi emoción, la habilidad de Julián para expresar
claramente la diferencia entre las dos oficinas de su padre era realmente un cambio
significativo. Mostraba que el cerebro de Julián estaba comenzando a mejorar en
percibir La Cosa Uno y La Cosa Dos y entonces era capaz de crear orden en medio del
desorden. Volviendo a la metáfora del dibujo del pato, el cerebro de Julián estaba
diferenciando más y más, desarrollando una colección más grande de pequeñas piezas.
Su cerebro estaba ganando información rápidamente para hacer exitosamente un mapa
de sus movimientos, su lenguaje y su pensamiento.
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…………………………………….………………………………………….
Esto mostraba que el cerebro de Julián estaba mejorando en percibir
La Cosa Uno y La Cosa Dos y entonces era capaz de crear orden a
partir del desorden.
…………………………………….………………………………………….

Haciendo el Cambio

Como discutimos en el capítulo dos, nuestro primer impulso cuando tratamos de ayudar
a un niño con necesidades especiales es focalizar nuestra atención en hacerlo hacer lo
que actualmente no puede, sea esto ejercitar un brazo espástico para moverlo o intentar
repetidamente que un niño haga contacto visual y responda al lenguaje. La mayoría de
los niños hará lo mejor que pueda para complacernos, y frecuentemente veremos al
menos algo de progreso.
Seguramente no querremos desatender al niño no haciendo nada, aun así una y
otra vez en mi práctica, veo niños que en lugar de aprender lo que otros estaban tratando
de enseñarles, han aprendido sobre sus limitaciones – lo que no pueden hacer o lo que
solamente pueden hacer pobremente. Y estas experiencias se graban, haciendo que las
presentes limitaciones del niño y el mapa de su cerebro asociado a esas limitaciones se
arraiguen más profundamente. Siempre aprendemos lo que experimentamos – lo que
realmente nos está sucediendo. Esto es diferente que aprender de nuestra experiencia.

…………………………………….………………………………………….
Siempre aprendemos lo que experimentamos – lo que realmente nos
está sucediendo. Esto es diferente que aprender de nuestra experiencia.
…………………………………….………………………………………….

Somos más útiles para el niño cuando focalizamos en ayudar a su cerebro a través
del proceso de diferenciación, creando los millones y millones de Cosas Uno y Cosas
Dos que los niños sanos tienen en abundancia y que el cerebro requiere para crear
nuevos, más completos y mejor organizados mapas de acción.
El cambio, de focalizar en lo que está en frente nuestro (un brazo que no se está
moviendo bien, un niño que tiene problemas entendiendo lo que se le dice, un niño que
no puede girar sobre sí mismo, sentarse, o caminar) a focalizar en ayudar al cerebro en
sí mismo a crear soluciones puede ser difícil. Es extremadamente importante hacer este
cambio en nuestro propio pensamiento – esto es, pensar en términos de qué es lo que el
cerebro necesita para ser capaz de formar patrones y habilidades para hacer esos
movimientos. El cerebro del niño tiene que darse cuenta; no podemos hacer eso por el
niño.
Los niños llegan a la habilidad de darse vuelta o sentarse o cualquier cosa que
aprenden a hacer en la vida, a través de un extenso proceso de diferenciación e
integración de una colección de movimientos en el cerebro. Billones y billones de Cosas
Uno y Cosas Dos llevan a la formación de millones y millones de diferentes conexiones
en el cerebro (llamadas sinapsis). Esas conexiones se unen en patrones complejos,
dinámicos, responsivos y continuamente en evolución que, finalmente resultan en que el
niño pueda sentarse, pararse, caminar, etc.
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El niño no planea o conoce de antemano el tiempo en el que va a sentarse, darse


vuelta o pararse, o decir mamá por primera vez. En realidad, la primera vez que esto
ocurre, el niño se encuentra a sí mismo haciéndolo. Desde el punto de vista del niño,
adquirir ese hito es una completa sorpresa, siempre inesperada. Nuestro trabajo es
ayudar a despertar el cerebro del niño y apoyar su proceso de creación, formación y
descubrimiento. Aprenderás de proveerle este apoyo a través de los Nueve Elementos
Esenciales, cada uno de los cuales puede ser fácilmente incorporado a cualquier
actividad o interacción que tengas con tu niño. Es todo muy realizable, y comenzarás a
ser testigo de los cambios inmediatamente.

…………………………………….………………………………………….
Nuestro trabajo es ayudar a despertar el cerebro del niño y apoyar su
proceso de creación, formación y descubrimiento.
…………………………………….………………………………………….

Puedes llevar los Nueve Elementos Esenciales a cualquier ejercicio o cualquier


rutina de terapias que estés haciendo con tu niño en casa, descubrirás que tu niño
aprenderá y mejorará más rápidamente y con más facilidad, y al mismo tiempo, se
volverá un niño más feliz.
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Parte II
Los Nueve Elementos Esenciales
37

4 Elemento Esencial Uno


Movimiento con Atención

El movimiento es vida; sin movimiento la vida es impensable.


- MOSHE FELDENKRAIS

Nada pasa hasta que algo se mueve.


- ALBERT EINSTEIN

En capítulos anteriores hemos discutido como todo en la vida, todo lo que hacemos,
pensamos, sentimos, y aprendemos, es movimiento. Sin embargo, hay dos tipos de
movimiento: el movimiento que hacemos automáticamente o mecánicamente y el
movimiento que hacemos con atención. Entender la diferencia entre estos dos tipos de
movimiento es clave para ayudar a tu niño a ir más allá de sus necesidades especiales o
limitaciones. Ambas formas de movimiento - Movimiento con Atención y movimiento
automático - son importantes. El automático, movimiento repetitivo, nos permite
realizar de forma fiable diferentes funciones en nuestra vida diaria, como caminar,
hablar, cocinar, manejar, y cierta comunicación con los demás. Sin embargo, cuando
queremos o necesitamos aprender una nueva habilidad o mejorar una ya existente, la
automática, repetitiva o movimiento mecánico no lo hará. Las investigaciones muestran
que el movimiento hecho automáticamente crea poca o ninguna conexión nueva en el
cerebro. Lo que sí hace es reforzar o surcar aún más patrones existentes- incluyendo el
patrón que queremos cambiar. Por otro lado, cuando la atención es traída al
movimiento, el cerebro crea nuevas conexiones y posibilidades a una velocidad
increíblemente rápida. Se estima que en esas ocasiones en el cerebro de un niño se
forman ¡1.8 millones de nuevas conexiones por segundo! Entendiendo que esto puede
ser un cambio de vida para ti y tu niño.

…………………………………….………………………………………….
Las investigaciones muestran que el movimiento hecho
automáticamente crea poca o ninguna conexión nueva en el cerebro.
…………………………………….………………………………………….

La atención que el niño trae a su propio movimiento- sea físico, emocional, o


cognitivo- es un ingrediente clave para nuevos aprendizajes y desarrollo, que expande
vastamente la habilidad del cerebro para formar nuevas conexiones neuronales,
transformando lo que el niño es capaz de hacer, a veces de forma aparentemente
milagrosa. Este factor de la atención - específicamente la atención de lo que sentimos al
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movernos- no es exclusiva de los niños con necesidades especiales. Es un instrumento


para el aprendizaje y el perfeccionamiento de las habilidades para todos nosotros, desde
el momento en que nacemos hasta el último día de nuestras vidas.
Si miras atentamente como se mueven los niños pequeños mientras comienzan a
experimentarse a ellos mismos y al mundo que los rodea, notarás cuan profundamente
se involucran y en ocasiones cuan atentos están. En esos momentos podemos ver el
fenómeno del Movimiento con Atención desdoblándose ante nuestros ojos. Por
ejemplo, un bebé de dos meses está acostado en su cuna mirando con infinita
fascinación como su propia mano se mueve en el espacio.
Ahora piensa en un bebé de doce meses que ve un juguete en un sillón a unos
metros de distancia, le da curiosidad, gatea hacia él, se eleva a sí mismo hasta la
posición de parado, agarrándose del borde del sillón, luego alza su mano derecha para
agarrar el juguete. Está muy lejos para alcanzarlo. Se para sobre la punta de sus pies
pero aún así no alcanza el juguete. Luego dobla su rodilla derecha y levanta su pierna en
un esfuerzo por trepar al sillón. Pero su rodilla pega con el frente del sillón porque no
puede levantar su pierna lo suficientemente alto. Su atención se va del juguete, hacia él
mismo, hacia su pierna. Para trepar y alcanzar el juguete ya no puede confiar en el
movimiento que ya sabe hacer automáticamente. Trata nuevamente, pero esta vez trata
de hacer algo diferente. Levanta su pierna derecha hacia un lado en un intento de
llevarla hacia el asiento del sillón. Eso tampoco funciona. Vuelve a bajar su pierna,
completamente enfocado en él mismo. Se toma unos segundos para digerir su
experiencia reciente, luego levanta su pierna una vez más. Vuelve a doblar su rodilla
derecha. Levantar su pierna hacia un lado se ha sentido incómodo. Esta vez arquea la
parte baja de su espalda mucho más que antes. Este movimiento eleva más la pelvis y la
pierna se siente más liviana, también, más fácil de levantar, y ahora la está levantando
más alta. Siente que su rodilla se movió hasta pasar el borde del sillón hasta el asiento
del mismo. Una vez que siente eso, pone presión en esa rodilla, simultáneamente planta
sus codos, tira de sus brazos, y exitosamente trepa al sillón. En ese momento su
atención cambia nuevamente hacia el juguete, que ahora puede alcanzar.
El momento en que algo que ya sabe hacer no funciona (en este caso no puede
alcanzar el juguete), el pequeño niño tiene que prestar atención a sus movimientos y a lo
que siente; sólo entonces su cerebro puede obtener la nueva información que requiere
para descubrir como trepar al sillón. No podemos predecir todas las formas en que el
cerebro del niño puede llegar a usar lo que está obteniendo durante ese proceso, pero sí
sabemos que es esencial. Tal vez la información que el cerebro gana de esas
experiencias al descubrir como alzar más alto una rodilla, lo suficiente para llegar al
sillón, podrá ser usada más tarde para hacer equilibrio en una pierna, subir las escaleras,
saltar, esquiar, o resolver problemas de física. Tal vez su cerebro aplicará la información
que ha recibido de esta experiencia temprana, para desarrollar la destreza para tocar el
piano, el violonchelo, o algún otro instrumento musical.
Es importante notar aquí que no estamos diciendo que el niño te preste atención a
ti, un terapeuta, o maestro, sino de encontrar formas de ayudar a tu niño a que realice la
acción de darse cuenta y seguir las sensaciones y sentimientos que está experimentando
mientras se mueve a sí mismo o es movido por ti - que es lo que llamaremos atencionar.
Traer la atención de tu niño a sus movimientos y acciones de esta forma abre paso
a posibilidades de aprendizaje y transformación que de otra forma no estaría disponible
para su cerebro. Por eso es que es tan importante reconocer la vasta diferencia entre
movimiento automático o mecánico y Movimiento con Atención. Por ejemplo, digamos
que un niño tiene dificultades para agarrar objetos con sus manos. Lo podemos sentar en
el piso con un camión, tomar su mano, poner su mano en el camión y mecánicamente
39

mover su mano a través del movimiento de manejar el camión, creyendo que si lo


hacemos el tiempo suficiente, él será capaz de hacerlo por él mismo. La mayoría de las
ocasiones esto no funciona. Si el niño ya está cerca de ser capaz de hacerlo solo, tu
asistencia podrá ayudarlo a aprender a hacerlo por él mismo. Sin embargo, sin la
participación de los niños y la atención cercana a las sensaciones de su cuerpo mientras
se compromete en esta actividad, y si no se corrige a sí mismo en respuesta a lo que
siente, como el niño subiendo al sillón, muy poco va a cambiar en su cerebro. Cuando el
niño puede traer su atención a sus propios movimientos y sentir esas sensaciones,
cambios significativos comenzarán a ocurrir de inmediato.

…………………………………….………………………………………….
Traer la atención de tu niño a sus movimientos y acciones de esta forma
abre paso a posibilidades de aprendizaje y transformación que de otra
forma no estaría disponible para su cerebro.
…………………………………….………………………………………….

A veces la dificultad o habilidad de prestar atención es en sí mismo la necesidad


especial de tu niño; otras veces la necesidad especial interfiere con su habilidad de
moverse o moverse con atención. Lo que me he dado cuenta trabajando con miles de
niños con necesidades especiales, y con sus padres, es que no sólo es imperativo el
hecho que ayudemos a estos niños a desarrollar su habilidad de prestar atención a ellos
mismos y a lo que sienten mientras se mueven, sino que sin excepción, es posible para
ellos desarrollar esta habilidad. Esto es donde tu comprensión del primer Elemento
Esencial -Moverse con Atención- entra en juego. El conocimiento, y la aplicación de las
herramientas introducidas en este capítulo, ofrecen grandes oportunidades para que
puedas ayudar a tu niño.

¡Presta atención! Tu niño está aprendiendo

La dedicación de los padres y la voluntad de pasar horas cada día, haciendo realizar a su
niño ejercicios repetitivos, tratando de ayudarlo a desarrollar movimientos o destrezas
que actualmente le faltan, es emotivo e inspirador a la vez. Y es muy difícil si luego de
meses de semejante trabajo el niño obtiene sólo resultados limitados. A través de los
años he llegado a reconocer lo que puede estar deteniendo a los niños. Cuando los
ejercicios son realizados mecánica y repetitivamente lo que se introduce en el cerebro
del niño -lo que tu niño está aprendiendo- es su experiencia actual. El niño está
aprendiendo eso que está sucediendo para él, no lo que hubiéramos querido que
aprenda. Los patrones formados en su cerebro incluirán todo lo que experimenta al
realizar los ejercicios -físicos o cognitivos- incluyendo patrones de no ser capaz de
realizar el movimiento o habilidad, o de no poder hacerlo bien. Esto es lo que llamo
aprendizaje de patrones de fracaso. Y lo que es muy fácil de pasar por alto son los
sentimientos del niño acerca del éxito o fracaso en ese proceso, que será también
incorporado en esos patrones. Considera el ejemplo de un niño con parálisis cerebral
que es incapaz de pararse por sí mismo. Cada vez que es ayudado a parase, sus rodillas
se doblan, sus piernas se cruzan, y los músculos de sus piernas se contraen
violentamente o se vuelven espásticas. Si esta experiencia se repite una y otra vez en un
intento de enseñarle como pararse, cada vez que incluso piense en pararse, su cerebro
recreará el patrón que experimentó en su cuerpo. Está aprendiendo más acerca de no
40

parase que de pararse.

…………………………………….………………………………………….
Los patrones formados en su cerebro incluirán todo lo que experimenta
al realizar los ejercicios -físicos o cognitivos- incluyendo patrones de no
ser capaz de realizar el movimiento o habilidad, o de no poder hacerlo
bien.
…………………………………….………………………………………….

A través del Movimiento con Atención- la profunda absorción del niño en los
sentimientos y sensaciones de sus propios movimientos- su cerebro, con las millones de
nuevas conexiones que están siendo formadas, toma oportunidades de crear nuevas
soluciones y encontrar formas mejores de hacer lo que sea que esté aprendiendo. En
lugar de intentar ponerlo en la posición de parado, déjalo en una posición en la que se
sienta cómodo para que entonces pueda prestar atención a lo que está sintiendo. Esto
puede ser sentado en su silla de ruedas, o incluso acostado de espalda. Luego enfocarse
en un elemento de la totalidad del estar parado -por ejemplo, cuando está acostado sobre
su espalda, suavemente levanta y dobla una de sus piernas y apoya la planta de su pie en
el piso como si estuviera parado. Luego muy suavemente asístelo en deslizar su pie un
poco hacia la izquierda y hacia la derecha. El punto es que esté enfocado en las
sensaciones que está teniendo en la planta de sus pies. Si hacer esto es muy difícil para
el niño, cambia tu acercamiento de esta forma: con sus piernas extendidas, toma un libro
y colócalo debajo de una las plantas de sus pies, luego de a poco aumenta la presión y
redúcela, dejando que vea cuando estás haciendo uno o lo otro. Luego pídele que
empuje con un poco más de presión contra la tapa del libro. Haz que aumente y
disminuya la presión. Podrás observar una reducción significativa en el tono del
músculo de las piernas, lo cual hará más fácil para él moverlas.
Estos son sólo dos ejemplos de lo que puedes hacer para ayudar a tu niño a traer
su atencionar y a sentir sus propios movimientos. (Al final del capítulo encontrarás más
herramientas que puedes usar con tu niño).
Piensa en el Movimiento con Atención como una explosión virtual de actividad en
el cerebro, pero una explosión que lleva a un asombrosamente alto nivel y orden
complejo. En esos momentos, la cualidad de la información que el cerebro genera es
muy alta, creando orden en el desorden al organizar las pequeñas piezas y formas de las
que has leído en el capítulo 3. En esos momentos un enorme campo de nuevas
posibilidades se abre para tu niño. A través de este proceso de aumentar la
diferenciación puedes casi siempre contar con que habrá cambios para mejor. Los
cambios pueden a veces sorprenderte porque no podemos saber por adelantado la
solución específica que funcionará para tu niño en cualquier momento. Verás, hay
siempre más de una forma - y usualmente muy buenas grandes formas - de hacer lo
mismo. Y, como se discutió en el ejemplo del niño y el sillón, las conexiones del
cerebro creadas a través de una actividad pueden ser aplicadas de forma infinita,
predecible o impredecible para desarrollar otras habilidades.
Ahora puedes estar preguntándote a ti mismo, ¿Cómo se vería el Movimiento con
Atención en mi niño? Y si esto puede ayudar a mi niño, ¿qué puedo hacer como padre
para emplearlo? La siguiente historia ayudará a ilustrar el despertar de la atención del
niño, mostrando el resultado positivo, medible que se obtuvo en este niño en particular.
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“¡Es un niño transformado!”

Vi por primera vez a Ryan y a su hermano gemelo, Brandon, cuando recién cumplían
dos años. Ryan había sido diagnosticado dentro del espectro autista, mientras que
Brandon se desarrollaba normalmente. Durante nuestras dos primeras sesiones
inmediatamente vi que Ryan no hacia contacto visual conmigo u otras personas.
Mientras Brandon jugaba con los juguetes de la sala, Ryan se sentó en la falda de su
padre, arqueando su espalda con fuerza y arrojando su cabeza hacia atrás contra el
pecho de su padre. Él gimió y lloró, repitiendo estos movimientos con su cabeza una y
otra vez.
Aprendí además que Ryan no hacia contacto visual, no hablaba ni se relacionaba
con los adultos u otros niños, ni respondía a su nombre. Tenía dificultades para comer y
rechazaba casi toda la comida. Cuando otras personas estaban cerca, generalmente
intentaba esconderse debajo de los muebles. Durante su primera visita a mi oficina
intentó gatear hasta debajo de un taburete que era demasiado pequeño para él,
sugiriendo que tenía muy poco sentido de sí mismo y del tamaño de su cuerpo. Él era
físicamente débil, con bajo tono muscular y era tan pasivo que se convirtió en el objeto
de intimidación de su hermano, quien le arrojaba juguetes tirándolo al piso.
Mientras sus padres conversaban conmigo, contándome acerca del nacimiento de
Ryan (los mellizos nacieron prematuros y hubo otras complicaciones), Ryan continuaba
arqueando su espalda y cabeza. Su padre lo sostenía firmemente, más que nada para
prevenir que el niño se caiga al piso mientras él se resistía entre sus brazos. Era claro
para mí que el revuelo generado por Ryan era más automático que intencional, y más
allá de como podía parecer, no estaba tratando de escarparse de su padre. Mientras los
padres estaban externamente en calma mientras hablaban, dejaron en claro que estaban
definitivamente abrumados por la condición de Ryan. Habían hecho todo lo que
pudieron para ayudarlo, y nada parecía funcionar.
Volví mi atención hacia Ryan, mientras continuaba haciendo un revuelo encima
de la falda de su padre. Me mantuve en calma adentro mío, mirando y preguntándome
que estaba pasando para él. Mientras lo observaba de esta forma, parecía que el pequeño
Ryan no sabía que estaba haciendo un revuelo. Aunque estaba moviendo su pelvis,
cabeza y espalda, no se estaba sintiendo a sí mismo moviendo y parecía no darse cuenta
de que tenía espalda y pelvis. Era casi como si Ryan no sabía que existía.
En este punto mi atención no estaba enfocada en tratar de cambiar o controlar el
comportamiento de Ryan, como la mayoría de las personas sentí la urgencia de tratar de
detener su comportamiento disturbador. Sin embargo, sabía que eso haría poco bien. En
lugar de eso, observé a Ryan más de cerca y me pregunté como ayudarlo mejor a
empezar a notar y experimentarse a sí mismo y a sus propios movimientos de una forma
segura y placentera, para que entonces pueda estar más en sí mismo.
Ryan estaba moviendo su pelvis hacia adelante cada vez que arqueaba la espalda y
arrojaba su cabeza hacia atrás; luego movía su pelvis hacia atrás cuando se detenía. Para
ayudar a Ryan a atraer su atención a, y empezar a sentir los movimientos, puse mi mano
gentilmente a cada lado de la pelvis y seguí sus movimientos con mis manos. Cada vez
que su pelvis se movía hacia atrás también presionaba suavemente contra su padre. Mi
suave pero claro contacto con su pelvis en movimiento, y la repetitiva presión creciente
de la parte de atrás de su pelvis contra el cuerpo de su padre, acentúo las sensaciones
que venían de esta área del cuerpo hacia su cerebro, haciendo más fácil para Ryan
empezar a sentirse a sí mismo moviéndose. Aunque continuó haciendo su revuelo,
como lo venía haciendo, la intensidad del arqueo y la frecuencia disminuyó; esto indicó
que estaba empezando a sentir y cambiar.
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A continuación, muy gentilmente sostuve su pie y pierna izquierda moviéndola


lentamente en diferentes direcciones, preguntando como se sentiría eso. Estaba rígido y
hermético primero. Luego de un minuto o dos Ryan dejo de hacer revuelo
completamente por unos segundos y miró hacia su pie, como si lo estuviera sintiendo o
viendo por primera vez en su vida. Recuerdo pensar que, juzgando por la expresión en
su cara, esta pudo haber sido la primera vez que se dio cuenta de que tenía esa cosa que
llamamos pie. Esto era un indicador más de que estaba trayendo su atención a su propio
cuerpo y su movimiento. Su flash de reconocimiento duró apenas unos segundos, y
luego reanudó su revuelo anterior. Luego empecé a hacer movimientos similares con su
otra pierna. Una vez más Ryan dejó de mover su cuerpo, quedándose más quieto, y
movía sus ojos hacia su pierna. Se quedó mirando su pierna por largo tiempo con gran
interés mientras yo las movía. Ahora los dos estábamos muy atentos, yo a él, y él a mí y
al movimiento de sus piernas. De repente, la sala se quedó quieta. El padre trataba
fuertemente de retener sus lágrimas. Su hijo se estaba transformando frente a nuestros
ojos.
Ahora que Ryan prestaba completa atención al movimiento de sus piernas y a lo
que estaba sintiendo, su cerebro estaba cambiando extremadamente rápido. Pensé que
tal vez las palabras podían empezar a tener algún significado para él. Decidí poner en
palabras lo que él estaba notando. "Oh, aquí está tu pie!" Dije con un tono de voz alto,
jugando a que estaba descubriendo su pie por primera vez. Continué: "y ahora tu pie se
está moviendo aquí, y ahora se está moviendo para allá", mientras lo movía un poco a la
derecha y luego un poco a la izquierda. De repente me miró directo a los ojos, como si
descubriera por primera vez mi existencia. Él sostuvo esa conexión por un largo tiempo.
Sus ojos se abrieron más, mirándome específicamente a mí, como con un flash de
reconocimiento. Su rostro se relajó y se volvió más calmo y relajado. Y luego sus ojos y
todo su rostro se encendió con una hermosa y angelical sonrisa. Nunca más volvió a
revolotearse durante el resto de la sesión.

…………………………………….………………………………………….
Ahora que Ryan prestaba completa atención al movimiento de sus
piernas y a lo que estaba sintiendo, su cerebro estaba cambiando
extremadamente rápido.
…………………………………….………………………………………….

Luego de esa primera sesión los padres reportaron que Ryan empezó a responder a
su nombre, que estaba más tranquilo, tenía mucho más contacto visual, empezó a decir
una o dos palabras, e incluso estaba comiendo mejor.
Ryan volvió durante los dos meses siguientes y trabajo con nuestros profesionales
en nuestro centro, empleando los Nueve Elementos Esenciales con una variedad de
técnicas del Método Anat Baniel. Él continuó mejorando. Todos sus síntomas originales
desaparecieron o disminuyeron enormemente. Él se estaba volviendo cada vez más
consciente de él mismo, ya no se escondía debajo de los muebles, y obviamente casi
moviéndose con atención. Se volvió más fuerte, su tono muscular se volvió más
equilibrado y sano. En sus interacciones con su hermano, comenzó a empujarlo cuando
éste lo empujaba, y ya no le permitió que le arroje juguetes.
Al final del período de dos meses, vi nuevamente a la familia para evaluar el
progreso de Ryan. La madre se deleitaba con los cambios en su hijo, reportando que,
"Ryan ahora juega con otros niños, hace gran contacto visual, come mejor, habla
mucho, y está usando más palabras. Se interesa cuando le estamos hablando y entiende
lo que le decimos". Hizo una pausa, y con una gran sonrisa en su rostro, dijo, "Él es un
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niño transformado. Él está realmente bien!"

¿Estamos ahí aún?

Luego de esas sesiones iniciales, no vimos a Ryan por varios meses. Luego su madre lo
trajo porque su alimentación no era tan buena como había sido y no estaba haciendo tan
buen contacto visual como lo hacía antes. Había hecho cierto regreso. Tomó sólo dos
sesiones con nosotros para que Ryan vuelva a ganar esas habilidades y avance desde
allí. Él sólo necesitaba ayuda en volver a despertar su atencionar en el movimiento. Era
como si su cerebro hubiera regresado un poco a su estado anterior, se había vuelto lento,
y tendía a funcionar de forma compulsiva y automática.
En ese momento los padres de Ryan acordaron que empezarían a implementar los
Nueve Elementos Esenciales ellos mismos en casa para asegurarse de que el cerebro de
Ryan continuaba diferenciando y creciendo de manera saludable en lugar de retraerse en
su condición. Al hacer esto, los Elementos Esenciales se volvieron más y más
integrados en sus vidas diarias, beneficiando a Ryan así como también a su hermano.
Los padres usualmente me dicen que mientras que al principio su motivación por
aprender los Nueve Elementos Esenciales es para ayudar a su niño, las mismas
habilidades y prácticas mejoran sus propias vidas de formas que nunca antes habían
soñado posible.

Lo que la ciencia nos dice acerca del Movimiento con Atención

Daniel Siegel, el autor de The Mindful Brain (El Cerebro Consciente) y co-director de
Mindful Awareness Research Center en la Universidad de California en Los Ángeles
(UCLA) Escuela de Medicina, habla acerca de la "ciencia de mindfulness", un proceso
meditativo que hace uso del poder de la atención para efectuar un cambio interno de
nuestro cerebro. Siegel señala que:

La práctica de atencionar, conciencia sin juicios de la experiencia


momento a momento ha sido practicada desde la antigüedad tanto en el
Este como en el Oeste. La sabiduría tradicional por miles de años ha
recomendado la práctica de mindful (consciencia de) de una variedad de
formas para cultivar el bienestar en la vida de un individuo… Hoy la
ciencia confirma estos beneficios.

…………………………………….………………………………………….
“La sabiduría tradicional por miles de años ha recomendado la práctica
de mindful (consciencia de) de una variedad de formas para cultivar el
bienestar en la vida de un individuo.… Hoy la ciencia confirma estos
beneficios.”
…………………………………….………………………………………….

La investigación que Siegel cita parece primariamente una práctica llamada


meditación mindful (meditación conciente), que consiste en personas desarrollando la
habilidad de prestar atención a su respiración, sus movimientos mientras caminan, etc.
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Su propia investigación estudiada en UCLA, así como aquellos de microbiología de Jon


Kabat Zinn en la Universidad de Massachusetts Medical Center, mostraron que "los
adultos y adolescentes con problemas atencionales alcanzan mayores mejorías en las
funciones ejecutivas (atención sostenida, disminución de la distractibilidad) que los
alcanzados con medicación para esta condición.”
En experimentos con monos búho, el grupo de Merzenich demostró una clara
correlación entre el poder de la atención y la habilidad del cerebro para cambiar por sí
mismo. Cuando los animales en los experimentos tenían que prestar atención a las
sensaciones que estaban recibiendo (lo que sentían en una parte de su cuerpo) las
conexiones de la corteza sensorial de su cerebro que estaban asociadas a aquellas partes
crecían significativamente. Cuando no prestaban atención a lo que sentían, no había
cambios significativos en el cerebro. Las mismas correlaciones fueron notadas en este
movimiento; en la parte en que sí prestaron atención - por ejemplo, los movimientos del
brazo- creció enraizándose en el cerebro. Contrariamente, aquellas partes que se
movieron pero sin prestar atención, no cambiaron en absoluto o incluso se redujeron.
Merzenich enunció: "La experiencia acoplada con atención lidera a un cambio físico en
la estructura y funcionamiento del sistema nervioso."
Las buenas noticias son que este notable poder de atención acoplado al
movimiento es fácil de aprovechar en la vida diaria de tu niño.

Movimiento con Atención en la vida diaria de tu niño

Puedes empezar experimentando este extraordinario poder del Movimiento con


Atención para ayudar a tu niño de formas sorprendentemente simples y sencillas. No
necesitas sumar regímenes a tu vida actual. En lugar de eso, puedes estar trayendo
Movimiento con Atención a las cosas que ya estás haciendo con tu niño. Cuando estés
alimentándolo, cambiando sus pañales, durante su baño, mientras lo vistes, haciendo
cualquier ejercicio o terapia que hagas en casa, ayudando a tu niño con su tarea, o
jugando con él, busca formas de llamar su atención hacia él mismo mientras se mueve.
Esto será una parte importante del cómo - que es, el modo en que haces lo que sea que
ya estés haciendo con él. Recuerda que no estás tratando de que tu niño te preste
atención a ti, sino que pueda prestarse atención a él mismo, a lo que está sintiendo
mientras se mueve o es movido por ti.

¿Cómo puedo darme cuenta de que mi niño esta atencionando?

¿Cómo puedes darte cuenta cuando tu niño está atencionando de la forma que he
descripto? ¿Cómo se ve? Aquí hay cinco formas que puedes tomar para darte cuenta si
tu niño esta atencionando en cualquier momento.
El Estado Interno: Una forma, explorada en mi descripción de mi sesión con
Ryan, puede parecer contradictoria al comienzo. Cuando Ryan primero empezó a
atencionar, dejo de retorcerse y destrozar, volviéndose más calmo y mirando al vacío
por unos segundos. Pero en lugar de espaciarse o desconcentrarse, se estaba volviendo
más profundamente atento a sus propios sentimientos y sensaciones generadas por esos
movimientos que estábamos haciendo. Verás que tu niño, en esas ocasiones, se detiene,
se vuelve hacia adentro y mira, apenas pestañeando, en algunos casos por algún tiempo.
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Lo reconocerás cuando suceda; es casi palpable. Estos son momentos de oro. Es muy
importante para ti darte cuenta de estos momentos y darle el tiempo a tu niño para
atencionar sin interrumpirlo ni tratar de que salga de ese estado. Las personas a veces
confunden esta forma de atencionar por su opuesto. Siempre les digo a los padres que
estos segundos de su niño atencionando son increíblemente valiosos. Este es el
momento cuando el cerebro de tu niño es inundado con nueva actividad y posibilidad.
Es el momento de la transformación.
Siguiendo: Otro indicador de que tu niño esta atencionando es que está mirando y
siguiendo con sus ojos algo que se está moviendo - ya sea sus propios movimientos, una
pelota que le hayas arrojado, o tú moviendo su pierna o brazo. Sólo con sus ojos,
también notarás que sigue un sonido que está escuchando. Notarás esto mientras mueve
sus ojos y tal vez gira su cabeza en dirección al sonido o cuando detiene algo más que
está haciendo en ese momento para escuchar.
Participación anticipada: Otra manifestación de tu niño atencionando es lo que
yo llamo participación anticipada. Cuando un movimiento o actividad es una de las que
tu niño ha experimentado antes, ya sea en los últimos cinco minutos o en el pasado,
notarás a tu niño anticipando lo que viene a continuación; tú verás o sentirás pequeñas
contracciones de anticipación en sus músculos u otros movimientos más obvios que te
dicen que su cerebro está entendiendo lo que sucede y está tratando de ejecutar la acción
anticipada. Si tu niño es completamente exitoso en sus esfuerzos o no, no importa. Lo
que es importante para ti es reconocer el significado de estos movimientos. Incluso los
más pequeños movimientos con atención que tu niño inicie de esta forma harán una
diferencia, construyendo un verdadero estado en el cerebro que es necesario para
realizar satisfactoriamente cualquier habilidad que a ti te gustaría que adquiera.
Alegría: Una de las señales más divertidas de tu niño atencionando es cuando se
deleita con lo que está experimentando, haciendo o tú estás haciendo por él. Se ríe, está
feliz. Tales momentos son tan deleitables para los padres como para el niño.
Todo es un juego: Otra manifestación de atencionar es cuando tu niño se vuelve
juguetón; lo que sea que estés haciendo, él cree que es un juego. Él esta participando
creativamente en la actividad en la que está participando. ¡Es divertido para él! Desde
su punto de vista, él es el creador de su mundo en ese momento y eso requiere mucha
atención para él y para eso que está ocurriendo alrededor de él como resultado de sus
acciones. Investigaciones científicas demuestran la importancia del ser juguetón, la
alegría y la diversión para un crecimiento y aprendizaje exitoso. Estas son también
manifestaciones del atencionar que elevan la calidad del funcionamiento del cerebro de
tu niño y están siempre asociadas con un sentido incrementado de bienestar. Es en
momentos como estos donde cambios significativos ocurren dentro del cerebro.

Significado pleno del movimiento

¿Cómo se ve la parte del movimiento del Movimiento con Atención? ¿Qué queremos
decir con movimiento? Como mencionamos antes, es muy común pensar en el
movimiento sólo como el movimiento del cuerpo de tu niño que tú puedes ver, que es
comúnmente referido como movimiento físico. Esa es la manifestación más obvia,
como el movimiento del brazo de tu niño, pierna, espalda, o mano. En ocasiones cuando
lidiamos con problemas derivados de la necesidad especial del niño, el foco del
movimiento se reduce a ejercicios repetitivos tratando de abordar donde las habilidades
de movimiento son limitadas o faltan. Hay tres tipos de movimiento que el niño puede
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sentir o atraer su atención hacia: movimientos físicos, movimientos emocionales, y


movimientos de pensamiento.

…………………………………….………………………………………….
Hay tres tipos de movimiento que el niño puede sentir o atraer su
atención hacia: movimientos físicos, movimientos emocionales, y
movimientos de pensamiento.
…………………………………….………………………………………….

Movimiento Físico: El movimiento físico es cualquier movimiento del cuerpo de


tu niño ya sea hecho por él mismo o por ti moviéndolo a él. Y cualquier tipo de
movimiento es una oportunidad de atencionar - esto es, haciendo que el cerebro del niño
se conecte con ese movimiento y lo organice mejor. Su atencionar a cualquier
movimiento que está haciendo o tú estás haciendo por él, eleva la calidad con la que el
cerebro de tu niño funciona y organiza ese movimiento o todos los otros movimientos
(Ve al capítulo 3 para más detalles).
Emociones como Movimiento: Las emociones también son movimiento, y como
tal, atraer la atención de tu niño hacia el movimiento de sus emociones abre notables
posibilidades para cambios transformadores tanto en el cerebro como en el
comportamiento.
Pensando como Movimiento: Tal vez la forma más esquiva de movimiento es el
pensamiento. Pensar, la creación de ideas y creencias, reconocer la relación entre las
cosas, y el proceso de entendimiento - dando sentido sobre nosotros mismos y el mundo
que nos rodea - son todas manifestaciones de movimiento dentro de nuestro cerebro.
Podemos sentir el resultado del pensamiento aunque no lo podemos ver, tocar, oler o
saborear. Aun si al comienzo puede parecer esquivo para ti, puedes aprender a ayudar a
tu niño a atraer su atención a su pensamiento (mira la siguiente sección). En mi práctica
he visto algunas de las más dramáticas transformaciones al ayudar al niño a atraer su
atencionar a su propio pensamiento.
Recuerda que en el corazón del desarrollo exitoso de tu niño está el proceso por el
cual su cerebro se vuelve cada vez mejor en organizar el movimiento, ya sea el
movimiento para llegar a alcanzar un juguete, hablar, caminar, expresar una emoción, o
resolver un problema matemático. Todo esto es alcanzado a través de la diferenciación e
integración, que hemos discutido previamente. Es un proceso continuo de volverse cada
vez mejor en percibir diferencias, y movimiento que requiere constante cambio con la
atención dirigida a la percepción de diferencias y está en el corazón del desarrollo de
esas habilidades.

Las herramientas del Movimiento con Atención

Tu propio Atencionar: La clave para ayudar a tu niño es tu propio atencionar. Y con


esto quiero decir tener un profundo interés por las acciones de tu niño, por sus
experiencias, por su comportamiento. Piensa como si tu cerebro estuviera unido al de tu
niño por una cuerda imaginaria. El cerebro de tu niño puede leer tu cerebro a través de
esa cuerda. Cuando estás atencionando a un nivel superior, el cerebro de tu niño, que
necesita ayuda para organizarse a sí mismo para funcionar mejor, puede tomar un paseo
en tu propia calidad superior de organización. Como usualmente le digo a los padres, las
habilidades de atención que traes a tus interacciones con tu niño sirven como modelo
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para su cerebro para empezar a prestar atención, o lo que llamamos atencionar. Quiero
enfatizar cuan importante es pensar la atención como una acción, algo que el cerebro
hace y necesita aprender a hacer más y más, y cada vez mejor. Por eso sugiero la
palabra atencionar, y prestar atención a tu vocabulario, aunque pueda parecer raro al
principio.

Realiza Movimientos con Atención con tu niño

En Movimientos del Cuerpo: Durante tus actividades cotidianas con tu niño, presta
atención al movimiento del cuerpo. Por ejemplo, mientras te agachas a levantar a tu
niño, haz una pausa. No completes la acción todavía. En vez, nota si está anticipando el
ser levantado: ¿Está atencionando a lo que estás haciendo? ¿Está en su propia forma
uniéndose a ti en esa acción? ¿En qué formas se compromete y participa? Tal vez estira
sus manos. Tal vez te sonríe a ti. ¿Dobla sus rodillas como si fuera a saltar o pararse en
sus pies? O tal vez puede tensar sus músculos o mover la parte superior de su espalda un
poquito hacia adelante. Una vez que observas cualquiera de estos signos de atencionar y
participar en tu niño, completa lentamente la acción de levantarlo. En este momento tu
niño acaba de practicar su habilidad de Movimiento con Atención.
Si no ves ninguna evidencia de participación, fíjate si puedes llamar su atencionar
no levantándolo. En vez de completar la acción, párate, espera algunos segundos, tal vez
di el nombre de tu niño o haz un sonido inusual, como cantar su nombre, hacer ruidos
sonoros con tu lengua; luego reanuda tu acción de levantarlo para ver si se despierta a sí
mismo y a lo que está sucediendo. Sigue trabajando con su atencionar de esta forma, en
diferentes situaciones tanto como puedas, para ayudar al cerebro de tu niño a
despertarse y ser parte de la acción.
En Pensar: Atrae el atencionar de tu niño a su pensamiento para ayudarlo a
mejorar sus procesos de pensamiento. Haz esto atrayendo su atencionar hacia cómo y
qué comunica a ti y a otros. Una de las formas más simples es haciéndole preguntas. Por
ejemplo, si él puede hablar pero tiene dificultades de compresión porque su habla es
poco clara en dicción o significado - como frecuentemente observamos en niños en el
espectro autista, con déficit de atención (ADD), o con síndrome cromosómico de X
frágil, por ejemplo - incluso si puedes entender lo que está tratando de decir, no se lo
demuestres tan rápido. No llenes los espacios en blanco por él. Tampoco le pidas que
hable más claro. (Recuerda, si pudiera lo haría). En lugar de eso, con voz amigable di,
"No entendí lo que acabas de decirme. ¿Hay algo que tú quieras?" Puede pasar que tu
niño no responda la primera vez. Es muy posible que no tenga idea que no está
hablando claro. No trates de extraer una respuesta de él. En vez de eso, espera hasta que
hable nuevamente. Luego si tienes algún indicio acerca de lo que está tratando de
comunicar, pregúntale: "¿Estás pidiendo ______?" y aquí tú puedes completar la frase
con tu mejor alternativa. Luego pregunta, "¿Si? ¿No?" Espera por una respuesta. Al
menos que se trate de una necesidad urgente, quédate en este proceso hasta que él diga
si o no. Si no lo hace tampoco, simplemente pasa a la siguiente cosa.
Esta es una forma de llamar su atencionar a su habla así puede empezar a
diferenciar entre ser comprendido y no y empezar a darse cuenta que esto tiene que ver
con la forma en que forma los sonidos. Él experimentará y empezará a traer más su
atención a que dice algunos sonidos como él quiere, y otros no. Cuando empieza a
escuchar lo que está diciendo, su cerebro gradualmente será capaz de diferenciar su
dicción y su lenguaje para poder ser más preciso, haciendo que el lenguaje funcione
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mejor para él. Esto aumenta la diferenciación, no sólo mejora su habilidad lingüística
sino que va de la mano con mejorar la calidad y claridad de su pensamiento.
El Poder de Tocar: Tu tacto tiene el poder de despertar e incrementar la
habilidad de tu niño para atencionar como has visto en la historia de Ryan. Es un
mecanismo poderoso para comunicarse con el cerebro de tu niño. Cuando tocas a tu hijo
él se siente a sí mismo y lo ayuda a aprender donde comienza y donde termina. Mucho
contacto amoroso y atento es central para nuestro desarrollo físico, emocional y
cognitivo; cuando falta el contacto, puede tener serias consecuencias para el desarrollo
del niño. Seguramente has escuchado que cuando los infantes son privados de amor
suficiente o tacto atento, como a veces sucede en los orfanatos, se marchitan, y algunos
de ellos incluso mueren. Todos tenemos una compresión intuitiva de cuan importante es
el tacto en nuestras vidas.

Seis formas de tocar

Contacto Gentil: Siempre usa sólo la fuerza necesaria.


Contacto Atento: Siente y está presente en tu contacto.
Contacto Seguro: Toca y sostén a tu niño con total apoyo.
Contacto Conectado: Mueve a tu niño como si tu cuerpo y el de él
fueran uno - como dos bailarines.
Contacto Amoroso: Se atento a las respuestas de tu niño al tacto, y
se responsivo a su respuesta.
Contacto que ve: Toca como si tuvieras ojos en tus dedos y en las
palmas de tus manos, viendo a tu niño - no tratando de cambiarlo o
manipularlo.

El tacto llama nuestra atención. Un amigo te toca el hombro y tú volteas tu cabeza


para mirarlo; decimos que su tacto llamo tu atención. Para que tu tacto ayude al cerebro
de tu niño a hacer mejor su trabajo, es importante darse cuenta que no todo tacto es
igual. A medida que nos volvemos más habilidosos con nuestras manos, nos volvemos
más eficaces y automáticos en realizar tareas de rutina. Esto es algo bueno. Hay veces
en que necesitamos ser eficientes e ir en piloto automático. En la mañana ayudas a tu
niño a vestirse; lo has hecho miles de veces. Le pones toda su ropa, abotonas sus
botones, y cierras sus cierres. Pero cuando no estés apurado, no lo hagas
automáticamente. Puedes en vez, tomarte tu tiempo cuando lo hagas, cambia sus
pañales, siéntalo en la silla alta, acuéstalo y hazlo con mucha atención a sentir el peso,
temperatura o textura y movilidad o rigidez que puedes sentir en su cuerpo. Al
atencionar de esta forma despertarás el propio atencionar de tu niño hacia él mismo y
vuelve estos momentos cotidianos en oportunidades de oro de crecimiento para tu niño.
Anteriormente, descubrí que cada vez que volvía al piloto automático mientras
trabajaba con un niño a través del movimiento y el tacto, había poco cambio, y
usualmente el niño empezaría a resistirse luego de un tiempo. Por otro lado, cuando
prestaba mucha atención a lo que sentía, al tiempo que prestaba atención a las
reacciones del niño y lo que podía estar sintiendo, obtenía resultados diferentes. El niño
empezaba a atencionar intensamente a mi tacto y a su propio movimiento. Había de
repente una clara conexión entre el niño y yo. ¡Y que profunda y deleitable experiencia
es esa! Este aparente simple cambio del tacto automático al tacto atencional y conexión
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induce el cambio - a veces muy dramático y transformador. Este descubrimiento fue un


momento crucial en mi trabajo, como también estoy segura que lo puede ser para ti en
tus interacciones con tu niño.
Manos que ven: En talleres, cuando un participante adulto tiene dificultades para
realizar un movimiento como levantar su brazo, tal vez debido a una lesión o tal vez por
la falta de uso, toco su espalda, hombro, u otra área de su cuerpo donde siento que
necesita despertar para sí mismo; casi siempre la persona encuentra que puede realizar
el mismo movimiento con gran facilidad e incluso con menos o sin dolor. La
transformación es instantánea. Yo toco como si viera a la persona a través de mis manos
no para controlar o manipular su movimiento de alguna manera.
Cuando estoy haciendo una demostración a padres en como tocar a sus niños para
despertar sus habilidades de atencionar, hago que se imaginen que tienen ojos en sus
dedos y en las palmas de sus manos; si es en un workshop hago que toquen a un
compañero mientras esa persona realiza un movimiento simple. Les digo que toquen
para poder ver a la otra persona a través de los ojos que imaginan tener en sus palmas y
dedos. Les recuerdo que están tocando a su compañero para poder verlo, no para
cambiarlo. Cada vez que hagas algo con tu niño que requiera manipulación física, te
estás proveyendo otra oportunidad para que tú cambies de piloto automático a tacto
atencional.
Cuando toques a tu niño de esta manera, no sólo lo ayudarás a sentirse a sí mismo
-proveyendo a su cerebro información útil para poder crecer- sino que estarás
infundiendo a tu niño el sentimiento y conocimiento con el que es cuidado y amado tal
cual como es ahora.
Verás que desarrollar esta manera de conectarte con tu niño con manos que ven es
fácil de hacer y muy gratificante. No estás tratando de forzar a tu niño sino que estás
usando tu tacto como camino para él, para prestarse atención a él mismo y a lo que está
haciendo. A través de tus manos que ven, él podrá sentirse a sí mismo más claramente,
ayudando a su cerebro a tener sentido de él mismo y descubrir cosas.
Ir con el Sistema: Piensa en ir con el sistema de esta forma: En lugar de tratar de
cambiar un movimiento o comportamiento que tu niño está haciendo, apoya e incluso
exagera esos movimientos o acciones como son actualmente. Esto ayuda a tu niño a
traer su atencionar a lo que está haciendo, así gana mayor elección y libertad. Mason era
un niño de seis años diagnosticado con severo desorden de déficit atencional con
hiperactividad (ADHD). Unos momentos después de que su mamá lo trajera a su
primera sesión, Mason se sentó en el piso y se sacó los zapatos. Su mamá comenta que
recién compraron esos zapatos camino a la sesión.
Mi consultorio en ese momento quedaba en el piso 40 en el centro de Manhattan.
Una de las ventanas tenía una grieta. Mason se paró con un zapato en cada mano.
Escaneo la habitación, vio la ventana abierta, y empezó a caminar rápidamente en esa
dirección. Su madre le dijo a Mason que no tire los zapatos por la ventana. Su voz
estaba compresiblemente tensa. Lo que no se dio cuenta, era que Mason no estaba
plenamente consciente de lo que estaba haciendo, aunque parecía decidido en
deshacerse de los zapatos. Sus movimientos y acciones sólo "salieron de él". Mientras
se movía rápidamente hacia la ventana, yo misma le pregunté a Mason: "¿Estás
caminando? ¿Tal vez puedas venir conmigo a la ventana?" Él me dio una mirada rápida
y continuó marchando hacia la ventana. Luego dije: "¿Me pregunto quien llegará
primero allí, tú o yo?" Me aseguré de llegar primero allí y cuando lo hice, anuncié: "Ya
casi estás aquí."
Bloqueé la apertura de la ventana con mi cuerpo y dije: "¿Tienes algo en tus
manos? ¿Quieres sostener algo en tus manos?" En ese momento Mason miró sus manos
50

y vio los zapatos. Luego le pedí a su mamá que me alcanzara un pedazo de papel. Lo
rasgué en dos pedazos, se los mostré a Mason, y le pregunté si preferiría sostener un
pedazo de papel en cada mano en lugar de los zapatos. Él se quedó con los zapatos.
Luego le dije que iba a arrojar el papel por la ventana. Él me miró con ojos grandes
mientras yo agarraba uno de los papeles y demostrativamente lo arrojaba. Luego le
pregunté: "¿Tú también quieres arrojar algo por la ventana?" Él se acercó a mí y movió
su cabeza asintiendo. En ese momento le dije, "No hay problema, pero no van a ser tus
zapatos. Puede ser el papel."
Mason se agachó, puso sus zapatos en el piso, y se estiró con sus manos para
alcanzar el papel. Luego lenta y deliberadamente se acercó a la ventana, sacó su
pequeño brazo, y dejó volar el papel. Cuando ayudas a tu niño a reconocer lo que está
haciendo y como lo está haciendo; libera su cerebro, tal vez por primera vez, a hacer
algo diferente, nuevo y mejor.
Sé un Actor, Bailarín, y Mimo: ¿Alguna vez has ido a una obra de teatro
infantil? Cuando lo haces, ves que los niños se sumergen e involucran tanto que se
olvidan que están en el teatro. Lo que ven y escuchan que pasa en el escenario es tan
real para ellos como cualquier otra cosa en sus vidas. Pueden gritar una advertencia al
héroe cuando el peligro se aproxima; saltarán de la emoción. Incluso pueden correr
hasta el escenario para ayudar cuando el suspenso se vuelve intenso.
La mayoría de los padres, incluso los tímidos, se vuelven actores y cantantes y
actúan con sus hijos. Sin siquiera pensar en ello, ellos despiertan su atencionar de esta
forma. Tú puedes usar formas teatrales para intencionalmente despertar el atencionar de
tu niño a él mismo cuando parece desconectado de él mismo o no sabe que está
haciendo, para guiarlo a posibles alternativas. Recuerda, en mi historia de Ryan, como
usé mi voz y dije, "Y ahora tu pie se está moviendo para aquí, y ahora se está moviendo
para allá." De esta forma lo ayudé a reconocer su propio pie y pierna, que nunca antes lo
había hecho. De manera similar, con Mason, mi coreografía acerca de llegar primero a
la ventana, luego arrojar el papel afuera, lo ayudó a despertarse a lo que estaba
haciendo.
Piensa en el atencionar de tu niño como el aire que nos rodea a todos. La
oportunidad para eso está allí, todo el tiempo y tú te mueves adentro y afuera de ella con
facilidad.

Es más fácil de lo que crees

El poder transformador del Movimiento con Atención empieza por ti. Puedes estar
preocupado o perplejo por no saber que está pasando con tu niño o extremadamente
ocupado y sintiendo que no tienes tiempo para hacer nada más. Tú no eres, después de
todo, un Monje Budista que tiene horas todos los días para practicar la meditación
mindful (consciente) o atencionar localizada. Tampoco, generalmente, eres un terapeuta
o experto del movimiento. La buena noticia es que no necesitas ser un experto para ser
una gran ayuda de tu niño. Cualquier incremento en la mejora de tu propio atencionar
del movimiento o en el de tu niño hará una gran diferencia en su desarrollo. Como
discutimos antes en este capítulo, movimiento - físico, emocional, y mental - está en
todas partes. Cualquier acción o interacción que tengas con tu niño puede ser una
oportunidad para usar las herramientas que describo en este libro y lo ayuda a crecer y
mejorar.
A través de la práctica, el Movimiento con Atención rápidamente se vuelve una
51

segunda naturaleza, como una forma de hacer las cosas. Y como muchos padres me han
dicho, resulta ser un gran regalo, que tiene un gran impacto no sólo en la habilidad de tu
niño para moverse más allá de las presentes limitaciones sino en la calidad de tu propia
experiencia de vida.

…………………………………….………………………………………….
A través de la práctica, el Movimiento con Atención rápidamente se
vuelve una segunda naturaleza, como una forma de hacer las cosas.
…………………………………….………………………………………….
52

5 Elemento Esencial Dos


Lento

Subir colinas empinadas requiere en un principio un ritmo lento.


- WILLIAM SHAKESPEARE

Como padre de un niño con necesidades especiales, debes sentir que la palabra lento
tiene connotaciones negativas. No hay duda de que el desarrollo lento puede ser el
primer indicador de que tu niño tiene una necesidad especial. Además, la palabra lento
puede fácilmente traer a la mente palabras como opaco, oscuro, mudo, obtuso,
aburrido, tedioso, inactivo, y perezoso.
Dadas estas asociaciones con lento, puede parecer contrario a la intuición buscar
lo Lento como una poderosa forma de ayudar al cerebro de tu niño a trabajar mejor e ir
más allá de lo que tú u otros pueden creer posible. En este capítulo la palabra lento tiene
una connotación y un uso diferente: incrementar las oportunidades del cerebro de tu hijo
para una mayor diferenciación y para ayudar a su cerebro a integrar esto con nuevas
habilidades. Esto puede ser desarrollando un movimiento de la mano, descubriendo una
mejor forma de comunicar, resolviendo un problema matemático, o cualquier cosa en la
que el niño tenga desafíos. Aquí vas a encontrar formas en que la Lentitud puede ser
usada para incrementar nuevas conexiones neuronales en el cerebro de tu niño para
desarrollar y afinar nuevas habilidades, cualquiera sea su necesidad especial.

No me dejes atrás

Tempranamente en mi camino del descubrimiento de la Lentitud como uno de los


Nueve Elementos Esenciales, un concepto que aprendí del Dr. Feldenkrais, tuve una
experiencia pivot con una niña de veintidós meses de edad con parálisis cerebral. Esta
era la primera vez que trabajaba con un niño con esa condición. Lo que descubrí en ese
momento ha sido invariable en mis más de treinta años de trabajo con niños con una
gran variedad de necesidades especiales.
La primera vez que vi a Ali, estaba en los brazos de su padre. Él la cargo hasta mi
oficina y se sentó en el borde de mi mesa de trabajo, sosteniendo a su hija sobre su
falda. La madre de Ali se sentó en una silla frente a ellos. Yo me senté al lado de Ali y
la miré. Era muy flaquita y larga, con ojos marrones profundos. Uno de sus ojos estaba
completamente hacia dentro. Ambos brazos estaban fuertemente inclinados en los
codos, con sus manos sostenidas por los puños y ambos pulgares sobresaliendo entre el
53

dedo índice y medio. Sus piernas estaban estrechamente apretadas una con la otra, sus
piernas golpeando, y sus tobillos estaban rotados por lo que la punta de sus pies estaba
rotada hacia dentro.
La pequeña niña se sentó en silencio, sin movimiento en su cuerpo excepto por un
ojo que se movía que me seguía como si me estuviera chequeando. Sus padres me
explicaron que era una de las mellizas nacidas prematuramente. Cada una de las
mellizas fue ubicada en incubadoras individuales al nacer, proveyéndoles calor y
oxígeno. Unos días después de que nacieran algo terrible sucedió: el oxígeno de la
incubadora de Ali falló, y en ese momento se descubrió que sufría daño cerebral severo,
cuyos síntomas resultaron en el diagnóstico de parálisis cerebral. Los padres me dijeron
que ha estado recibiendo terapia física, pero no estaban viendo mucho progreso. Aún
no tenía movimientos voluntarios, sus piernas y brazos estaban siempre juntos, y aún no
hablaba.
Yo no tenía idea de lo que iba a hacer. No había técnicas específicas o
prescripción a seguir, ni rutina ni modelo. Por necesidad, más que nada, me tomé mi
tiempo para observar a Ali y darle tiempo a que se familiarice con mi presencia. Este
estado de aún-no-saber y bajando el ritmo resulto ser muy fructífero y una importante
oportunidad para descubrir. Desde entonces, antes de que empiece una sesión con un
niño, recreo esta aproximación de no-tengo-idea-de-lo-que-voy-a-hacer. Muy
deliberadamente bajo el ritmo.
En ese punto, me preguntaba como se sentirían sus piernas al tocarlas. ¿Qué
pasaría si tratara de moverlas? Nunca he tocado a un niño como Ali antes. Como
cualquier padre de un niño con parálisis cerebral espástica sabe, en el momento en que
tratas de mover a un niño con esa condición o tratan de moverse a ellos mismos, sus
músculos se vuelven más tensos, lo cual hace para ellos extremadamente difícil
moverse. Con la suficiente seguridad, cuando apoyé gentilmente mi mano derecha en su
muslo derecho, se tenso, sentí la increíble tensión de los músculos de su pierna flaca.
Me sentí inspirada en tratar de mover su pierna. Cuando lo intenté inmediatamente sentí
su resistencia. Sus piernas estaban apretadas una con otra y se sentía como si nunca
fueran a moverse. Luego observé que si sostenía su pierna gentilmente, y enlentecía más
y más el movimiento que hacia de su pierna, reduciéndola a pequeños movimientos que
eran apenas perceptibles al observador externo, su pierna empezaba a moverse tan sólo
un poquito.
Mientras continuaba con este movimiento pequeño y muy lento, Ali parecía estar
atencionando - prestando mucha atención a sí misma y a lo que sentía. Para mi sorpresa,
¡los músculos de su pierna de repente se soltaron! Su rodilla izquierda se abrió a un lado
e incluso su tobillo se movió libremente. Preguntándome si esto era inusual, miré a su
madre como interrogándola. Su mandíbula se había caído, sus ojos estaban bien abiertos
y exclamaba que eso nunca antes había pasado.
Sorprendida y alentada por el resultado, decidí recrear lo que había hecho - lo que
luego llamé Elemento Esencial Lento - y repetí este proceso con la otra pierna de Ali.
Me tomé mi tiempo, asegurando de mover su otra pierna muy despacio, mientras
mantenía el sentimiento de conexión que tenía con Ali. En unos pocos minutos, los
músculos de esta pierna también se soltaron completamente. Ahora tenía ambas rodillas
hacia afuera. Por primera vez en su vida su cerebro dejó de contraer los músculos de su
pierna. Me pregunté si ella podría cruzar sus piernas; decidí explorar esta posibilidad,
recordándome mantener todos mis movimientos lentos y gentiles. Mientras lentamente
levanté sus piernas, se sintieron muy livianas y fácilmente se movieron a la posición
cruzada, las rodillas apuntaban hacia afuera; ella estaba ahora sentada en posición de
semi-loto sobre la falda de su padre. La sala estaba en silencio. Se podía escuchar caer
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un alfiler. Nadie decía una palabra mientras observábamos los movimientos de Ali. El
padre, que apenas había hablado todo ese tiempo, dijo, "Esto es increíble. Parece un
milagro."

El momento para sentir

Nuestra habilidad para movernos rápido, y tener máquinas rápidas y efectivas que nos
sirvan está relacionado con nuestra habilidad para sobrevivir y prosperar. Aun así es
importante entender que podemos hacer rápido, sólo lo que ya sabemos. Cuando
hacemos algo rápido el cerebro vuelve a patrones ya existentes y profundamente
arraigados. No empezamos con rapidez cuando nos preparamos para aprender una
nueva habilidad, descubrir nuevas ideas, desde un nuevo entendimiento, para descubrir
un nuevo comportamiento. Y es importante dejar a un lado la rapidez hasta que el
cerebro haya formado las conexiones necesarias y patrones para realizar esa habilidad.
Sólo entonces podemos gradualmente movernos con rapidez; teniendo estos nuevos
patrones arraigados en el cerebro más profundamente da lugar a acciones rápidas y más
hábiles. Antes de que nuestro cerebro haya descubierto como arrojar una pelota, tipear
en un teclado, o sumar y restar números, la habilidad no está allí. Esto puede parecer
obvio en la superficie, aun así nuestra expectativa de nosotros mismos, así como
nuestras expectativas de otros, particularmente de los niños, demuestra que no es
siempre tan aparente.

…………………………………….………………………………………….
Es importante entender que podemos hacer rápido, sólo lo que ya
sabemos. Cuando hacemos algo rápido el cerebro vuelve a patrones ya
existentes y profundamente arraigados.
…………………………………….………………………………………….

Nunca voy a olvidar el día que la mamá de Max trajo en una hoja 100 problemas
de suma para que trabaje con él. Era una copia de la prueba que Max ha estado dando en
la escuela, y había fracasado. Ella me dijo que los niveles de habilidad de los de primer
grado estaban siendo medidos no sólo por cuantos problemas podían resolver
correctamente sino cuan rápido eran capaces de hacerlo. Para pasar, la prueba debía ser
completada en veinte minutos o menos. Yo estaba sorprendida. Aquí estaba Max, un
niño de seis años que no tenía idea de lo que se le pedía; apenas podía entender los
números. Así que ciertamente aún no estaba listo para hacerlo rápido. Lo que había
aprendido era a adivinar las respuestas.
Mientras trabajaba con Max usamos Lento y otros Elementos Esenciales para
darle a su cerebro el tiempo y la información necesaria para diferenciar y crear patrones
necesarios para entender y resolver problemas matemáticos. Max ya no necesito
adivinar las respuestas.
Cuando somos buenos haciendo algo, podemos usualmente hacerlo rápido y de
forma fiable. Pero lo contrario no funciona. Hacer algo rápido al comienzo no nos va a
hacer buenos en eso. La lentitud es una parte necesaria del aprendizaje y para crear
nuevas posibilidades. En sus escritos biográficos, Albert Einstein describe como inventó
su teoría de la relatividad imaginándose a sí mismo montando un rayo de luz, sintiendo
la sensación del movimiento y de las relaciones de su cuerpo con el espacio alrededor
de él. Hizo esto durante horas, desarrollando lentamente su teoría de la relatividad, más
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tarde convirtiendo su experiencia al lenguaje de los números. Imagina el notorio, rico y


complejo proceso que ha tenido lugar en su cerebro, con billones de nervios celulares
encendiéndose, moviéndose en diferentes direcciones, resultando en esta increíble
creación y descubrimiento. Pero, ¿qué hubiera pasado si alguien le hubiera estado
tomando el tiempo, diciéndole que tenía sólo veinte minutos para dar una respuesta
correcta y luego de repente decirle que se detenga?

…………………………………….………………………………………….
La lentitud es una parte necesaria del aprendizaje y para crear nuevas
posibilidades.
…………………………………….………………………………………….

Cuando una habilidad no está allí, realmente no está allí. Antes de que pueda estar allí,
millones y millones de nuevas conexiones neuronales, y más y más grande
diferenciación, necesita ser creada e integrada en el cerebro. Para darle al cerebro las
máximas oportunidades para hacer esto, necesitamos hacer el proceso muy lentamente.
Ir despacio permite tener la atención del cerebro, dándole a tu niño el tiempo para sentir.
El sentimiento de lo que pasa está en el núcleo de lo que hacemos; está en el corazón de
nuestra habilidad para movernos y pensar. Cuando vamos rápido, el cerebro no tiene
opción sino la de volver a patrones conocidos, patrones que han sido arraigados y que
podemos realizar de manera automática.

…………………………………….………………………………………….
Ir despacio permite tener la atención del cerebro, dándole a tu niño el
tiempo para sentir. El sentimiento de lo que pasa está en el núcleo de lo
que hacemos; está en el corazón de nuestra habilidad para movernos y
pensar.
…………………………………….………………………………………….

¿Recuerdas la historia de Elizabeth aprendiendo a agarrar la pelota que describí en


el primer capítulo? Cuando la pelota se movía muy rápido para ella, no importaba cuan
duro tratara o quisiera agarrarla, su intento de agarrar la pelota era traducido en su
cerebro por el patrón ya conocido, que era tensar sus brazos fuertemente frente a ella y
congelar su mirada hacia mí. De manera similar, con Ali, cuando alguien trataba de
mover sus piernas ella no tenía opción más que responder con gran espasticidad.
Cuando el movimiento era enlentecido, sin embargo, Ali tenía tiempo de empezar a
sentir el movimiento. Su cerebro entonces descubría y empezaba a diferenciar nuevas
posibilidades. Sus músculos se soltaban y su cerebro dejaba de enviarle mensajes de
contracción. Y cuando Max trataba de resolver problemas de matemática rápido volvía
a adivinar.
Lento es una parte esencial del aprendizaje, sin tener en cuenta si somos Einstein
o un niño con serios desafíos debido a sus necesidades especiales. Ir despacio provee el
tiempo para sentir y notar. Nos llama a estar presentes. Ir lento amplifica lo que
sentimos, haciendo más sencillo para el cerebro percibir diferencias así que allí hay una
apertura para nosotros para hacer algo nuevo.

…………………………………….………………………………………….
Lento es una parte esencial del aprendizaje, sin tener en cuenta si somos
Einstein o un niño con serios desafíos debido a sus necesidades
especiales.
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…………………………………….………………………………………….

Podrás decir: "Mi niño no es Einstein. En todo caso, está por detrás de la curva."
Sí, eso bien podría ser cierto. Sin embargo, cuando tocas y mueves despacio a tu niño o
lo guías para ir Lento, lo ayudas a intensificar su habilidad para sentir y por ende para
que su cerebro pueda diferenciarse y crear lo nuevo. El cerebro de un niño que por
primera vez descubre como rodar sobre su vientre - o como sostener un objeto entre su
dedo gordo e índice, o como hacer los sonidos para decir mamá o botella, o como
determinar que 12/4=3 –es un cerebro brillante en ese momento. Es importante no
confundir las limitaciones actuales que tu niño tiene con la notable capacidad de su
cerebro. El hecho de que tu niño no puede pararse o hablar o resolver problemas
matemáticos en este momento no significa que su cerebro no puede ser ayudado para
funcionar en los niveles superiores. Y Lento es una gran herramienta para llegar allí.

…………………………………….………………………………………….
El cerebro de un niño que por primera vez descubre como rodar sobre
su vientre… es un cerebro brillante en ese momento.
…………………………………….………………………………………….

Por favor, ayúdame a ir más despacio

Josh, un ligero, dulce niño de tres años, rebotó hasta mi oficina con su madre por detrás
de él. Estaba parloteando sin parar, haciendo un constante flujo de sonidos que
mayormente no tenían ningún sentido. Cada tanto en el torrente flujo de vocales,
consonantes y sílabas, había una palabra que reconocía. Corrió hacia una esquina del
cuarto, donde había una caja de juguetes, pero luego, sin siquiera hacer una pausa, o
pareciendo reconocer o interesarse en los juguetes, cambió de dirección y corrió hacia
otra parte del cuarto. Siguió rebotando de la misma manera, parloteando mientras dejaba
salir todos sus sonidos sin sentido, frecuentemente tropezando y perdiendo su equilibrio.
Cualquier padre con un niño sufriendo de desorden por déficit de atención (ADD)
o desorden por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), o aquel cuyo niño ha
sido diagnosticado dentro del espectro autista o con síndrome de X frágil, o aquel con
un niño con cualquier otra condición que desemboca en ADD y ADHD como síntomas,
sabe cuan desgastante es cuando el niño está siempre moviéndose tan rápido. El mundo
que experimentan estos chicos es caótico, y como no pueden detenerse a ellos mismos
tienen gran dificultad para aprender. Su atención va de una cosa a otra tan rápido que su
cerebro nunca tiene la oportunidad de sentir y notar lo suficiente para ser capaz de tener
sentido de sí mismos o del mundo que los rodea de forma que funcione bien para ellos.
Cuando se enfrentan a nuevas demandas, como aprender el complejo equilibrio para
andar en bicicleta, desarrollar la coordinación visomotora requerida para atrapar una
pelota, aprender a leer y escribir, o desarrollar habilidades del lenguaje más precisas y
lúcidas, su cerebro no puede diferenciar lo suficiente para organizar y realizar esas
acciones complejas. Lo que tendemos a observar en esas instancias es un incremento del
comportamiento hiperactivo.
57

Menos estimulación para más información

Algunos pueden pensar que estos niños necesitan más estimulación para tratar de llegar
a ellos, por ejemplo haciendo que repitan una acción deseada, dándole más horas de
matemática, o apoyo para la lectura, estimular la lengua con un cepillo de dientes,
estirando sus piernas repetidamente con la esperanza de que eso los ayudará a pedalear
mejor en la bicicleta, y demás. Aun así, no es estimulación lo que les falta. Cada entrada
de información sensorial los estimula; el problema es que sus cerebros no pueden
organizar la estimulación de forma significativa y coherente.
En todo caso, estos niños necesitan menos estimulación; nos necesitan para
reducir tanto la velocidad como la intensidad de la estimulación que les llega. Sus
cerebros necesitan la oportunidad de experimentar Lento, de sentir qué está sucediendo,
de percibir las diferencias para que sus cerebros tengan la oportunidad de volver la
estimulación, proveniente tanto de adentro como de afuera, en información que puedan
diferenciar, organizar, e integrar. De lo contrario, cualquier estimulación que les llegue,
o que venga desde adentro, los agita y los acelera más. La ciencia actual del cerebro
corrobora esto, demostrando la importancia crítica de ir Lento y la idea de que el
incremento de estimulación puede ir en detrimento, exagerando los mismos síntomas
que estos niños necesitan cambiar.

…………………………………….………………………………………….
Sus cerebros necesitan la oportunidad de experimentar Lento, de sentir
que está sucediendo… De lo contrario, cualquier estimulación que les
llegue, o que venga desde adentro, los agita y los acelera más.
…………………………………….………………………………………….

Apostando a ir Lento

Durante la primera sesión con Josh, lo observé en silencio durante algunos minutos
mientras corría alrededor de la habitación. Luego cada vez que corría en determinada
dirección, gentilmente, sin decir nada, me paraba en frente de él para bloquear su paso.
Al principio no parecía consciente de mi presencia. Él simplemente rebotaba hacia otra
dirección. Luego de al menos seis veces de ponerme en su camino, él paro y me miró.
Era como si me hubiera notado por primera vez y se preguntara que estaba haciendo. En
ese instante, su flujo de sonidos también se detuvo. Estaba atencionando por unos
segundos. Luego salió corriendo nuevamente. Otra vez me paré en frente de él. Miró
hacia arriba. En ese punto le dije despacio, "Hola, Josh, Soy Anat, te voy a levantar y
ponerte en mi mesa." Lentamente procedí a alcanzarlo, levantarlo y colocarlo en mi
mesa alta.

…………………………………….………………………………………….
Era como si me hubiera notado por primera vez y se preguntara que
estaba haciendo. En ese instante, su flujo de sonidos también se detuvo.
Estaba atencionando por unos segundos.
…………………………………….………………………………………….

He descubierto con los años que una vez un niño ha experimentado el detenerse,
incluso por unos segundos, y con esto haya tenido la oportunidad de atencionar más
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efectivamente, será capaz de detenerse mejor y poder Detenerse más fácilmente por sí
mismo. Aunque lo llamamos "déficit atencional", a veces pienso que sería más útil
pensarlo como "déficit de desaceleración."
Una vez en la mesa, esa primera vez, Josh empezó a retorcerse un poco. Se acostó,
se sentó, luego se acostó otra vez, moviendo sus piernas en una dirección, luego en la
otra. Me senté, posicionándome muy cerca de él, con mis brazos a cada lado de su
cuerpo y rondando cerca de él para que no se cayera de la mesa. Empecé a moverlo muy
lento y gentilmente, y siempre con pequeños cambios. Al principio, como antes, era
como si no hubiera notado que lo estaba moviendo o que estaba allí siquiera. El flujo de
sonidos continuó saliendo de su boca. No traté de detenerlo en nada de lo que estaba
haciendo; sólo seguí lenta y deliberadamente atencionando hacia él, moviendo sus
piernas, su pelvis, y su pecho, gentilmente y a través de maneras simples y básicas que
describo en este libro. Cada movimiento lento y atencionado estaba "hablando" a su
cerebro a través de los movimientos de su cuerpo, dándole a su cerebro oportunidades
de sentir las diferentes partes de él mismo, para experimentar los movimientos y
sensaciones lo suficientemente lentos para empezar a notarlos y darles sentido.
A lo largo de la sesión con Josh, serví como un "contenedor" lento y coherente
para el ruido de sus acciones y movimientos usualmente rápidos y desorganizados.
Luego de unos minutos de hacer esto, Josh empezó a detenerse por sí mismo, acostado
cada vez más quieto. Luego se quedó callado. Muy callado. El parloteo incoherente
cesó. Los retorcijones pararon. ¡Su cerebro se estaba calmando! Él estaba ahora libre
para atencionar y aprender. Josh volvió a su propio hogar interno de una forma que
nunca había hecho antes. Al final de la sesión, su madre me dijo, "Nunca vi a Josh de
esta manera."
Cuando Josh volvió al día siguiente, estaba hablando oraciones de dos o más
palabras. De vez en cuando volvía a su flujo veloz de sonidos desestructurados y
movimientos agitados, pero luego volvía a hablar de manera organizada y compresible.
Josh mejoró a pasos agigantados no sólo con el lenguaje sino también con su
postura, fuerza, equilibrio, alimentación, sueño, y pensamiento. Esto pasa
frecuentemente con los niños con los que trabajo. Mejoran no sólo en un área sino en
varias, y a veces de maneras que nadie ha anticipado. Sus avances son generalizados
porque el proceso cerebral subyacente ha mejorado.

El tiempo es amor

El tiempo es amor. Es lo que el niño experimenta cuando nos tomamos nuestro tiempo
con él, estando con él donde él verdaderamente está. Sin saberlo, cuando apuramos al
niño, cuando le pedimos que haga rápido lo que no puede hacer, o tratamos de hacer
algo más rápido de lo que puede, generalmente aseguramos el fracaso. Aunque podamos
tener las mejores intenciones, dejamos que el niño sienta que no está bien o que de
alguna forma no está cumpliendo con nuestras expectativas.
Me acuerdo de Charlie, un niño que sufría de un desorden genético llamado
síndrome X frágil con el cual he estado trabajando durante varios años. Su madre
Sheila, le ha dado una computadora portátil que tenía un programa de lectura. Mientras
me esperaban en mi consultorio, la madre de Charlie estaba tratando de ayudarlo a leer.
Podía oír su interacción mientras caminaba hacia mi consultorio. Los esfuerzos de
Sheila claramente no eran de ayuda. Charlie empezaba a agitarse, a enojarse, a
resistirse, y finalmente se estancó. Pensé, "tienen que ir más despacio."
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Una vez en mi consultorio le pregunté a Sheila si el programa de lectura tenía un


ajuste que le permitiera cambiar la velocidad en el que las palabras aparecían en la
pantalla. Ella dijo sí. Mientras lo encontraba, senté a Charlie en mi mesa. Me miró y
dijo, "Anat, soy estúpido. No sé leer." Le dije, "No, Charlie, no eres estúpido. Las
palabras en la computadora se mueven muy rápido, eso es todo." Me miró con
desconcierto por un momento y luego hizo una pequeña sonrisa.
Sheila anunció que había descubierto como bajar la velocidad del programa de
lectura. Se lo mostramos a Charlie, y efectivamente, las palabras en la pantalla ahora se
moverían lo suficientemente lento para él, ahora era capaz de leerlas. Luego de unos
momentos se sentía empoderado y deleitado con él mismo. Luego me declaró, "¡No soy
estúpido!"
Bajar la velocidad de la computadora no sólo ayudo a Charlie a aprender y
experimentarse a sí mismo siendo exitoso con el programa de lectura, sino que también
detuvo a su madre. Ir más despacio ese día calmó a Charlie y los dos conectaron de
forma que él se sintió seguro, amado, y aceptado, dándole a su cerebro la oportunidad
de descubrirlo.
Cada vez que te tomes el tiempo de ir más despacio con tu niño, te da la
oportunidad de estar presente con él, dejando que sus reacciones reales y capacidades te
informen. Es como si estuvieras danzando con tu niño, de la forma en que dos personas
bailan juntas liderando y dejando liderar, moviéndose como si fueran uno en el salón de
baile.

Otra forma de ir Lento


Bebés, monos y estadios de desarrollo

Recientemente los padres han incrementado la toma de conciencia de los estadios o


hitos del desarrollo que encuadra en los avances esperados en el desarrollo; la edad en la
que se espera que sus hijos sostenga su cabeza, la edad en que siguen los objetos con la
mirada, darse vuelta para reposar sobre su vientre, se paran, hablan, caminan, y demás.
En los últimos años se ha instalado un promedio cada vez mayor de bebés que
alcanzan estos hitos en edades más tempranas. Los padres son frecuentemente
alentados, por profesionales y paraprofesionales, para tratar de acelerar el logro de estos
hitos en sus niños; la idea es que de alguna manera el aceleramiento del desarrollo
proveerá resultados superiores física, emocional, y mentalmente. Se les dice a los padres
que coloquen a sus niños de dos semanas de edad sobre sus vientres - lo que se llama
"momento de la panza." Eso es unos meses antes de que los bebés puedan hacerlo por
ellos mismos. Luego hay dispositivos como saltarines y andadores y muchas otras
maneras de tratar de acelerar el desarrollo del niño.
Además, una de las formas mas significativas en que los humanos son diferentes
a los demás mamíferos es en cuan lento nos desarrollamos. W.M. Krogman, un líder
experto en crecimiento y desarrollo infantil, escribe: "Los hombres tienen el período
más prologando de infancia, niñez y juventud de todas las formas de vida."
Cuando comparamos la velocidad en la que los humanos alcanzan los hitos del
desarrollo con la de los chimpancés (uno de los animales más cercanos a nosotros en
cuanto a escala de evolución y genética), vemos que aproximadamente a los dos meses
de edad pueden pararse agarrados de su madre, a la misma edad el bebé humano es
completamente indefenso y dependiente de sus cuidadores los cuales hacen todo por él.
A los cinco meses de edad los chimpancés toman sus primeros pasos de manera
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independiente; pueden trepar un árbol joven o rama, y empiezan a cortar el lazo madre-
infante por cortos períodos de tiempo. A la misma edad - cinco meses- el bebé humano
tan solo esta comenzando a rodar hacia un lado.
Para cuando el chimpancé tiene dos años, tiene casi completamente
desarrolladas sus facultades motoras. A los dos años, el bebé humano puede caminar
pero su equilibrio es aún muy precario; esta dando tumbos y no puede saltar aún o
balancearse en una pierna. Muchas de sus habilidades motoras futuras y habilidades
sociales y cognitivas aún no se han desarrollado.
Comparado con los chimpancés, el bebé humano es extremadamente lento en
términos de alcanzar similares hitos motores y sociales. Sin embargo, algo muy
importante está sucediendo detrás de escena. Mientras que a los dos años un ser humano
aún se tambalea al caminar, ya está hablando, con un vocabulario de entre veinte y
treinta palabras y puede unir al menos dos palabras para armar una oración con sentido.
A los cinco años de edad el ser humano puede llegar a tener un vocabulario de
doscientas cincuenta palabras. Los chimpancés, mientras tanto, hacen sonidos para
comunicar variantes básicas de enojo, miedo, y placer y nunca desarrollarán una forma
de lenguaje como la nuestra. Tampoco los chimpancés desarrollarán pensamiento
conceptual y abstracto que el promedio de la raza humana tiene a los nueve años de
edad.
A los nueve años de edad, el niño humano es capaz de tocar una sonata de
Chopin, jugar video juegos, o resolver un problema matemático. A la misma edad, el
chimpancé es completamente maduro, tal vez tenga su propia familia, y aun así su
cerebro nunca será capaz de obtener los logros artísticos, atléticos o intelectuales del
humano. Mientras que no sabemos si el bebé humano se convertirá en un veloz atleta,
un hábil jugador de tenis, una bailarina, un pianista, o un matemático, sí sabemos que el
chimpancé nunca será capaz de hacer esas cosas.

Comparación de algunas de las etapas típicas del desarrollo de los humanos y los
chimpancés.
IMAGENES a los 3 y nueve meses - a los 9 años.
61

Cerebro más grande y más tiempo para crecer

El hecho de que los humanos tienen cerebros más grandes explica sólo parcialmente
esta enorme disparidad de su potencial comparado con los grandes simios; es igual de
importante la velocidad más lenta con la que los humanos alcanzan su hitos del
desarrollo. Stephen Jay Gould escribe: "Los humanos bebés nacieron como embriones"
con sólo el 23 por ciento del tamaño del cerebro de un adulto - el más pequeño de todos
los mamíferos. Nacemos increíblemente sin terminar y en comparación con otros
mamíferos nos lleva más tiempo de maduración. ¿Hay alguna ventaja en nuestro
62

desarrollo lento? Gould enuncia que el marcado lento desarrollo, y el crecimiento de


nuestro cerebro, nos provee oportunidades para evolucionar mucho más que cualquier
otra criatura y alcanzar lo que nadie más tiene.
La lentitud del desarrollo humano permite un prolongado y extenso proceso de
diferenciación y gran complejidad en las estructuras del cerebro que las habilidades
únicas del ser humano pueden alcanzar. Esta lentitud del desarrollo humano toma
ventaja del cerebro de mayor tamaño que se desarrollará a lo largo de un período de
varios años, incluso décadas.

No cierres el trato tan pronto

Las investigaciones muestran que los esfuerzos por acelerar el desarrollo temprano en el
bebé sano no hace ninguna diferencia significativa en la velocidad total del desarrollo.
No hay evidencia de que tales esfuerzos aseguren un mejor desempeño más tarde - y
hay una posibilidad real de que ese temprano esfuerzo por acelerar el desarrollo pueda
ser en detrimento. Cuando un niño tiene necesidades especiales, está frecuentemente por
debajo en la tabla de desarrollo en una u otra área. Es comprensible que exista el deseo
de que el niño adquiera las partes faltantes, de acelerarlo para que pueda nivelarse. Sin
embargo, no es el hito del desarrollo en sí mismo lo que importa. Lo que importa es el
proceso subyacente que lleva al niño a alcanzar esos logros.
Durante varios meses el bebé humano está acostado allí, moviéndose
azarosamente, luego muy gradualmente adquiere movimiento y otras habilidades, detrás
de escena se realiza una increíble y rica actividad en el cerebro. Billones y billones de
conexiones se forman en el cerebro; el cuerpo está siendo maleado; los billones de
pedazos y porciones (recuerda la diferenciación) van a ser integrados con el tiempo en
lo que conocemos como el producto terminado de nuestros hitos del desarrollo y otros
logros alcanzados más tarde en la vida.
Nosotros los humanos, con necesidades especiales o no, somos construidos de
manera que no cerramos el trato tan pronto o tan rápido, no nos cerramos a un conjunto
final de patrones en nuestros movimientos - pensamientos, sentimientos, acciones- que
puedan arraigarse tan rápido. Así es como alcanzamos los niveles más altos de
desarrollo y realización. Al ir más despacio y al no cerrar el trato tan pronto, dejamos el
tiempo necesario para un conjunto increíblemente complejo de habilidades a desarrollar
y para poder continuar desarrollándonos más y más, con nuevas y mejores habilidades a
lo largo de nuestra vida. Cuando buscamos ayudar a un niño con necesidades especiales,
necesitamos tomarnos un tiempo y mantener el proceso con final abierto, dando al niño
y a su cerebro más opciones de manera exponencial para crecer. A pesar de lo
habilidosos e inteligentes que son los chimpancés (y otros primates no humanos), sus
cerebros y crecimiento general cierran el trato muy rápido, esto quiere decir que pueden
alcanzar mucho menos que los humanos durante el lapso de su vida.

…………………………………….………………………………………….
Nosotros los humanos, con necesidades especiales o no, somos
construidos de manera que no cerramos el trato tan pronto o tan
rápido, no nos cerramos a un conjunto final de patrones en nuestros
movimientos -pensamientos, sentimientos, acciones- que puedan
arraigarse tan rápido.
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63

Transmisión de señales en las células nerviosas


Gráfico Pág 88

Qué nos dice la ciencia sobre ir despacio

Mientras tu niño empieza a ir más despacio y empieza a sentir, observa, y es capaz de


percibir diferente ahora, mientras se mueve y experimenta su propio cuerpo y el
ambiente, cambios físicos reales y crecimiento comienzan a suceder en su cerebro a una
velocidad increíble. El axón, una larga extensión del nervio de la célula, llama a una
neurona, y se aísla por medio de material graso; esto es conocido como mielinización,
lo cual permite que los impulsos eléctricos viajen más rápido a través de la célula y se
comuniquen con el nervio de otra célula. El nervio celular se conecta y hablan unas con
otras a través de las dendritas, lo cual se parece a las múltiples ramas de los árboles y
están al final de los axones. Durante el proceso de diferenciación, hay una cantidad
masiva de nuevas conexiones creadas entre los nervios celulares; de hecho, un exceso
de nuevas conexiones es formado. Una porción de las conexiones será seleccionada por
el cerebro para crear el nuevo patrón. Cualquier conexión que no es seleccionada,
desaparecerá con el tiempo, a través de un proceso llamado poda. En los estadios
tempranos de adquisición de una nueva habilidad en tu niño - esto es, un nuevo
conjunto de patrones – las nuevas conexiones en su cerebro son algo frágiles hasta que
el crecimiento asociado con la nueva habilidad es completado. Continúan siendo
frágiles hasta que la selección de conexiones y mielinización del nervio celular
involucrado se haya completado. Aún es necesario ir despacio y amablemente durante
esta fase de cambio.
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Cuando tu niño descubre y domina completamente una nueva habilidad,


significa que las estructuras asociadas en el cerebro se han formado lo suficiente para
que pueda controlar y ejecutar lo que aprendió. Sólo entonces el niño puede realizar esa
habilidad más rápido. Por eso es que digo, “podemos hacer rápido lo que ya sabemos.”
Merzenich, usando el principio de ir despacio con el niño, y el proceso,
desarrolló un programa de software llamado Fast ForWord, el cual ha ayudado a
millones de niños a leer y escribir. El equipo de Merzenich empezó a escuchar que el
programa Fast ForWord, diseñado para ayudar en el desarrollo de habilidades
lingüísticas, estaba teniendo un número inesperado de efectos, además del esperado. Por
ejemplo, niños con autismo mostraban avances en la comprensión, atención, y
concentración; en la escritura; y en el procesamiento mental general, indicando que sus
cerebros mejoraban en conjunto.

Las herramientas para ir despacio

Ir despacio para tu niño empieza contigo. Tú te vuelves el modelo de ir Despacio para


él, abriendo el camino para que siga su cerebro. Ir despacio es una habilidad que tú y tu
niño pueden desarrollar juntos. Haciendo algo despacio y deliberadamente con tu niño
de manera intencional requiere habilidad y control. Recuerda que cada uno de los Nueve
Elementos Esenciales mejora el funcionamiento del cerebro como un todo. Mientras
aplicas las técnicas para ir despacio, observa los cambios, cualquier cambio; ellos son
los pedazos y piezas a partir de las cuales el cerebro de tu niño crecerá y avanzará.
Observa los cambios más pequeños – estos son tan fáciles de pasar por alto o desechar –
porque no son el resultado final que estamos buscando. Sin embargo, son estos
pequeños cambios en el cerebro el inicio y el corazón de todas las mayores
transformaciones. Aquí hay algunas herramientas para ayudar a introducir ir Despacio
en la vida de tu niño:
Estar con tu niño: Encuentra diez minutos por día para sólo estar con tu niño.
Apaga tu celular. Aléjate de la computadora. Deja el libro que estás leyendo. Apaga el
televisor. No vas a cocinar, limpiar, ni siquiera limpiar la cara de tu niño. Manejar en el
auto con tu niño no cuenta, ya que tu atención estará dividida. Tu único objetivo es estar
allí con tu niño sobre la alfombra, o en la cama, o en el sillón, o afuera en el jardín, o en
la sala de juego. No tengas ningún plan para tu niño durante esos diez minutos; sólo
deja que la sensación de ir despacio impregne la experiencia tuya y de tu niño. Al
mismo tiempo, mientras te aseguras que tu niño está a salvo, vas a dejar que sólo esté
contigo, aunque sea en esa ocasión. Déjalo ser el líder; sigue sus señales. Si el sólo
quiere dar vueltas alrededor, aparentemente haciendo nada, sólo déjalo caminar y
quédate ahí con él. Si sólo quiere acurrucarse o jugar con tu cabello, sólo quédate ahí
con él mientras hace esto. Si quiere jugar con la pelota o un auto de juguete, quédate
con él mientras lo hace. Sólo sigue cualquier señal que de. Quédate con tu niño, para
estar sólo ustedes dos. Aun cuando encuentres esta experiencia un poco desafiante al
comienzo, pronto descubrirás cuan placentera y fácil es de hacer. Ir despacio es parte de
lo que estamos preparados para hacer.
Observar sin juzgar: Mientras vas más despacio en la interacción con tu niño,
tendrás la oportunidad de notar cosas sobre sus respuestas hacia ti que tal vez no hayas
notado antes. Cuando observas a tu niño sin compararlo con nadie más y sin tratar de
cambiarlo o controlarlo, estarás más preparado para medir sus reacciones hacia lo que le
estás haciendo. Puedes hacer esto cuando le das de comer, cuando lo ayudas con sus
65

tareas, o cuando haces cualquier otra actividad con tu niño. Notarás más sus respuestas
hacia el mundo que lo rodea. Este rico flujo de información encenderá tu cerebro y te
ayudará a sintonizarte mejor con tu niño. Cuanto más sintonizado estés con él, su
cerebro más se podrá beneficiar de las interacciones contigo. Te convertirás en la madre
delfín que nada como si fuera uno con su bebé, llevándolo por la corriente que la madre
crea al nadar; hasta el momento en que el bebé delfín está listo para separase y empezar
a nadar solo.
Ups, momento de ir más despacio: En el momento en que tu niño falla en algo,
sea en un movimiento que aún no ha dominado, tratando de tocar un instrumento
musical, tratando de leer o escribir, o tratando de llevar la cuchara a la boca, verás que
tu primera inclinación es aumentar la velocidad y tratar de forzar la acción fallida. Esa
es la reacción común. Pero recuerda, estamos yendo por lo extraordinario, no por lo
común. En esos momentos de fracaso, sólo ve más despacio, tú y tu niño, mucho más
despacio. Detén tus propios movimientos, la velocidad con la que le hablas a tu niño, y
la velocidad con la que mueves a tu niño. Si tu niño acaba de fallar al hacer algo nuevo
y tal vez está tratando de hacerlo muy rápido, ayúdalo a ir más despacio y pídele que lo
haga nuevamente. Querrás incluso dejar de lado la actividad por un rato, y volver luego
más tarde, pero esta vez usa el Elemento Esencial Ir Despacio. Recuerda que cuando
ayudas a tu niño a ir más despacio le estás dando a su cerebro oportunidades para crear
nuevas soluciones. Tú y él experimentarán cambios y transformaciones inmediatas,
aunque no sean completamente exitosas desde el inicio; cada uno de estos cambios
mueve a tu niño hacia el éxito futuro.
El juego Despacio: La regla básica del Juego Despacio es que tú y tu niño hagan
lo que sea que estén haciendo ASAP – esto quiere decir lo más despacio posible (“as
slow as possible”). Si alguno de ustedes empieza a apurarse, el trabajo de la otra persona
es atraer la atención hacia la velocidad. Puedes jugar este juego con tu niño cuando
pones las piezas del rompecabezas – por ejemplo, dile: “veamos si puedo poner esta
pieza muy despacio”, luego procede a hacerlo. Luego dile: “veamos cuan despacio
puedes hacerlo tú”. Si se mueve rápidamente, puedes llamar su atención hacia ello e
incluso ayudarlo a moverse más despacio guiando su mano gentilmente. La próxima vez
que te muevas, hazlo rápido a propósito para que tu niño tenga la oportunidad de
corregirte y decirte que lo hagas despacio. Puede tomar algunas repeticiones para que tu
niño domine el juego. Moverte despacio, hacer cualquier cosa despacio e
intencionalmente lleva un control mayor y destreza que al apurarse para hacerlo. Puedes
llevar el juego de Despacio hacia la tarea de atar y desatar los zapatos, andar en triciclo,
o cualquier otra actividad.
El juego Despacio es especialmente útil cuando tu niño está trabado o no puede
hacer algo. Si es muy chico para entender o no es capaz de ir más despacio al comienzo,
trata de bajar la velocidad de alguno de los elementos de la acción que tu niño está
haciendo o tratando de hacer. Ve tú más despacio de manera que seas un espejo para él.
Mientras tu niño baja su velocidad para ir más despacio, busca cambios finos o más
obvios. Podrás notar un tono reducido o aumentado en sus músculos, un incremento en
su alerta o interés, o avances en su coordinación o pensamiento.
Tacto Lento: Como padre, tú tocas y mueves mucho a tu niño. Este tacto, este
contacto, es increíblemente importante para el cerebro en desarrollo de tu niño. Puedes
ayudar a su cerebro a evolucionar de manera notable a través de lo que llamo Tacto
Lento. Cuando acaricias el pelo de tu niño, mueve tu mano muy despacio. Tu
movimiento lento y tacto le da a su cerebro la oportunidad de sentirse a sí mismo y
notar más claramente lo que está pasando. Busca maneras en que puedas hacer esto en
interacciones cotidianas que ya haces con él. Por ejemplo, ve más despacio y toca, y usa
66

el tacto cuando lo ayudes a ponerse su abrigo o cuando lo ayudas a moverse de la silla


de ruedas para acostarse o tal vez cuando estás aplaudiendo o jugando otros juegos con
él que involucran el tacto. Ir más despacio amplificará la experiencia de tu niño, como
también la tuya propia, ayudando a su cerebro a notar lo que esta pasando e involucrase
más con lo que sea que esté sucediendo.
Escucha Lenta: Una de las necesidades humanas más importantes es saber y
sentir que somos escuchados y valorados. Muchos niños con necesidades especiales
tienen una dificultad especial al momento de comunicarse con los adultos que los
rodean. Tienen dificultades haciéndose entender a ellos y a sus experiencias,
especialmente cuando ellos mismos tienen dificultades al darle sentido a su mundo. Tu
niño necesita que tú seas un oyente especialmente capaz. Puedes convertirte en tal
oyente a través de la Escucha Lenta – esto es, no sólo de sus palabras sino también de
su comunicación a través de sonidos, movimientos, inflexiones, expresiones faciales,
lenguaje corporal, y toda otra forma de expresión. Para hacer esto, necesitas primero
detenerte internamente, calmar cualquier charla interna que pueda estar en tu cabeza.
Toma algunas respiraciones profundas y luego dirige tu atención hacia tu niño. Déjate
de cuestionarte que está comunicando tu niño a través de sus palabras o lenguaje
corporal o tal vez de la forma en que se mueve o interactúa contigo. Puedes responder
hablándole a tu niño, describiendo lo que entiendes de su comunicación. O puedes
unirte a tu niño, imitando su comunicación de manera amorosa y juguetona. Sabrás si le
diste en el objetivo por la respuesta de tu niño. Si le diste en el objetivo, inmediatamente
se relajará y se volverá más responsivo y comunicativo, tal vez incluso juguetón. Si no
le diste en el objetivo, tenderá a retraerse o tal vez a molestarse o incluso enojarse. En
esos momentos, sólo continúa haciendo Escucha Lenta hasta que sientas que tú y tu
niño se conectan.
Se un Maestro de Bondad: Tu niño sabe cuando está fallando. Los niños
sienten la dificultad y confusión interna, y ciertamente están conscientes de cuando no
son capaces de realizar lo que los adultos alrededor están tratando que hagan. Se
generoso, se amable. Se tu propio “Legado de Padres que van Despacio”. Dile a tu niño
“tomate tu tiempo, no te apures, no te preocupes”. Se reasegurador. No significa que
tengas que decirle a tu niño que lo está logrando cuando no lo está. No trates de
animarlo con el conocido refuerzo positivo cuando sabe que no lo está haciendo bien;
cuando haces eso, es distractivo y confuso para su cerebro. Se auténtico y amable con tu
niño. Ayudarlo a ir más despacio, hasta puedes sostenerlo cerca de ti y gentilmente
guiarlo con tu propio cuerpo para ir más despacio. Cuando haces esto, estás diciendo a
tu niño: “Está bien como sos. Lo estás haciendo bien. Estás a salvo”. Cuando tu niño se
siente amado, aceptado, y seguro, su cerebro tiene la oportunidad de convertirse en una
poderosa máquina de aprendizaje.
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6 Elemento Esencial Tres


Variación

La naturaleza es una combinación y repetición infinita de tan solo


algunas leyes. Ella zumba el ya conocido y viejo aire
a través de innumerables variaciones.
- RALPH WALDO EMERSON

Hay dos tipos de variaciones: la primera tiene que ver con lo qué hacemos, la segunda
con cómo hacemos lo que hacemos. Un ejemplo de este primer tipo de variación sería
cuando, en lugar de seguir tu horario usual para llevar a tu niño a la fonoaudióloga los
lunes, cruces la ciudad para llevarlo a una cita de juego. Un ejemplo de variar el cómo
de lo que haces con tu niño sería cuando, en lugar de alimentarlo con la cuchara, lo
dejes comer usando sus manos. Habiendo dicho esto, ¿cómo se aplican dichos
conceptos para ayudar a tu niño con necesidades especiales?

La Variación ayuda al cerebro a crecer

El cerebro de un niño tiene un enorme trabajo por hacer. Durante los primeros tres años
de vida, el cerebro crece cuatro veces, llegando al 80 por ciento del tamaño adulto. Este
incremento de tamaño se debe primariamente al incremento del número de conexiones
entre los nervios celulares. Desde estas conexiones el cerebro se organiza a sí mismo,
creando mapas del cuerpo del niño y sus movimientos, creando estructuras cognitivas, y
organizando sus emociones.
Este notable proceso de crecimiento y desarrollo sucede a través de la percepción
de algo nuevo, algo diferente, algo que se destaca en el ambiente y en lo habitual de
nuestro cuerpo, nuestra mente, y nuestra vida. Aquí es donde el Elemento Esencial que
llamo Variación entra en juego. Cuando introduces Variación en las actividades
cotidianas de la vida de tu niño, haciéndolas de una forma nueva o diferente, estas
experiencias sobresalen para él. Las diferencias percibidas (llevando a la diferenciación)
proveen al cerebro nueva información necesaria para crear nuevas posibilidades. ¿Qué
manera más obvia hay para que el cerebro perciba diferencias que crear
intencionalmente e introducir estas diferencias - Variaciones - al interactuar con nuestro
niño? De esto se trata este capítulo: Variación, la creación intencional de diferencias
para el cerebro del niño, uno que descubra formas de moverse desde lo imposible a lo
posible, de encontrar soluciones únicas ante los desafíos.
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…………………………………….………………………………………….
Este notable proceso de crecimiento y desarrollo sucede a través de la
percepción de algo nuevo, algo diferente, algo que se destaca en el
ambiente y en lo habitual de nuestro cuerpo, nuestra mente, y nuestra
vida.
…………………………………….………………………………………….

La Variación está en todos lados

La Variación está alrededor nuestro, en todo lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos,
y sentimos. También viene de adentro nuestro: los diferentes pensamientos que
tenemos, las diferentes emociones que experimentamos, y en nuestros diferentes
movimientos. Incluso en los movimientos que hemos aprendido a hacer bien, como
caminar, ni siquiera dos pasos son dados exactamente de la misma forma aunque así lo
parezca. Nuestros cerebros continúan incorporando nueva información al caminar,
organizando cada paso, integrando nuestros movimientos como un todo en constante
cambio. El cerebro en sí mismo crea Variación todo el tiempo.
Si eliminamos todas las variaciones en nuestro ambiente seríamos de hecho
incapaces de funcionar. Si tú estás en un espacio donde todo es exactamente igual, como
le puede pasar a un esquiador en una pesada tormenta de nieve, pierdes percepción de
profundidad; la luz aplana el paisaje, haciendo imposible distinguir entre lo que está en
la cima y lo que está abajo o cuan lejos estás tú de un objeto.
Es imposible imaginar una vida sin variación. Y es imposible para el cerebro
funcionar bien sin suficientes variaciones. El cerebro de los niños requiere un rico flujo
de variaciones para desarrollarse exitosamente. El niño sano espontáneamente genera
enormes cantidades de variación en sus movimientos, pensamientos, sentimientos y
emociones.
El niño con necesidades especiales, por la naturaleza de su condición, está
usualmente limitado en su habilidad de generar variación. Por ejemplo, la perseverancia
compulsiva de un niño en el espectro autista, por su propia naturaleza, niega al cerebro
la variación e información necesaria para crecer y desarrollarse exitosamente. Como la
perseverancia es el síntoma, queremos ayudar al niño a deshacerse de esto, es en
realidad la falta de variación lo más devastador para él. Es nuestro trabajo ayudarlo a
proveerle al menos algunas de las variaciones faltantes que no puede obtener por sí
mismo. La buena noticia es que la variación es fácil de generar e introducir al niño.

…………………………………….………………………………………….
El niño con necesidades especiales, por la naturaleza de su condición,
está usualmente limitado en su habilidad de generar variación.
…………………………………….………………………………………….

La siguiente historia ilustra la importancia de la Variación: como la ausencia de


variación tempranamente en la vida de Michael lo ha limitado enormemente, y como el
Elemento Esencial que llamo Variación le ha proveído oportunidades que su cerebro
necesitaba para asignar habilidades que de otra forma no podría desarrollar.
69

El niño en el reparto

Michael nació con lo que su pediatra describió como dislocación de articulación de


cadera, también conocida como displasia congénita de cadera (DDH: developmental
dysplasia of the hip). Sus zócalos de la cadera no se habían formado completamente. El
doctor prescribió un yeso para todo el cuerpo que contendría a ambas cabezas del fémur
en el zócalo de la cadera para que esta pudiera, como se esperaba, desarrollarse
normalmente. Michael tuvo el yeso desde los tres hasta los diez meses.
Cuando le sacaron el yeso, sus caderas parecían estar bien, pero era incapaz de
moverse. La primera vez que lo vi a los trece meses de edad, no podía rodar desde su
espalda hasta su panza o viceversa, era incapaz de sentarse, o gatear. Como Michael
estaba teniendo problemas, sus padres fueron referidos a un terapeuta físico, quien
trabajo con él por varias semanas, realizando con él algunos ejercicios repetitivos que
tendían a enseñarle a rodar, sentarse, y por último gatear. Los padres me dijeron que el
tratamiento no lo ayudó.
En lugar de ser como cualquier otro bebé sano e inteligente, Michael no tenía idea
de cómo moverse. Cuando era colocado en posición de sentado, podía sostener su
cabeza en alto y moverla de lado a lado. En ocasiones cuando movía sus brazos, era con
un movimiento de aleteo, rápido y con excitación similar a los movimientos
generalmente asociados a los niños con autismo. Sus piernas, espalda y pelvis, mientras
tanto, yacían sin vida. La considerable preocupación de sus padres se intensificó con el
hecho de que los doctores no podían sugerir más ayuda para su hijo. Ahora estaban
solos en la búsqueda de una solución. Como muchos padres de niños con necesidades
especiales, se sentían abandonados y ansiosos. Parecía no haber explicaciones de por
qué Michael no estaba aprendiendo a gatear. Hablaban con todos los que parecían tener
sugerencias, montones y montones de sugerencias, pero ¿cómo empezar a solucionar
esto?

…………………………………….………………………………………….
En lugar de ser como cualquier otro bebé sano e inteligente, Michael no
tenía idea de cómo moverse.
…………………………………….………………………………………….

Los padres de Michael me encontraron a través de un conocido en común. En


nuestra primera sesión, observé el hermoso rostro de este obvio saludable bebé y me
pregunté por qué no sabía como moverse. Luego tuve una corazonada. Durante el
tiempo en que estuvo con el yeso, todos los movimientos usuales de la infancia,
azarosos así como también la evolución de los movimientos voluntarios de la espalda,
abdomen, pecho, y piernas fueron restringidos por el yeso y era imposible para él
llevarlos a cabo. También se perdió la multitud de posibles variaciones en las relaciones
dinámicas entre las diferentes partes del cuerpo que podría haber experimentado al estar
libre de moverse, así como también en la variación de las sensaciones de ser sostenido y
tocado en las áreas cubiertas por el yeso. Al faltar gran cantidad de sensaciones -
Variación- que debió haber venido del movimiento y el tacto, su cerebro no fue capaz
de hacer un mapa de su cuerpo y sus movimientos. Como el yeso previno de
movimientos y sensaciones azarosas y exploratorias, el cerebro de Michael
posiblemente apenas conozca donde están sus piernas, espalda, y pelvis.
Me imagino lo que debió haber sido para él y su cerebro ser frenado de esa
manera tan tempranamente y por tanto tiempo. Su cerebro estaba hambriento de las
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típicas variaciones del movimiento y las oportunidades de sentir y descubrir su cuerpo y


lo que puede hacer; le faltaba la información con la cual empezar el proceso de tener
sentido de sí mismo y el mundo alrededor suyo. En su lugar, él debió haber
experimentado repetidamente las restricciones y limitaciones impuestas por el yeso. El
cerebro de Michael mapeo su experiencia actual de limitación, mientras vivía y crecía
en un yeso, creando un yeso fantasma en su cerebro. Más tarde, cuando le sacaron el
yeso, su cerebro no recibió las noticias. Michael continuó actuando como si aún lo
tuviera, porque su cerebro no tenía la información para ser capaz de hacer algo
diferente.

…………………………………….………………………………………….
El cerebro de Michael mapeo su experiencia actual de limitación,
mientras vivía y crecía en un yeso, creando un yeso fantasma en su
cerebro.
…………………………………….………………………………………….

Él necesitaría experimentar algunas de las variaciones de movimiento que se ha


perdido durante el período en el que estuvo con el yeso. Decidí recrear algunos de ellos,
en lugar de tratar de hacer que Michael gateara o hacer otros movimientos que un niño
de su edad debería ser capaz de hacer. Me pregunté si su cerebro se despertaría y
empezaría a reconocer y organizar su cuerpo más plenamente. ¿Empezaría a formar los
mapas para mover mejor su cuerpo?
Empecé a mover muy gentilmente las piernas de Michael, su pelvis, costillas,
espalda baja, media y hombros en muchos pequeños movimientos y formas que sabía no
había sido capaz de mover mientras estaba en el yeso. Buscaba comunicarme con su
cerebro, introduciéndole la existencia de su cuerpo y el hecho de que podía moverse de
todas estas diferentes maneras. Inicialmente, su cuerpo estaba rígido y sin respuesta.
Esto me decía que no estaba llegando a su cerebro aún. Él era incapaz de seguir la guía
de mis manos. Yo estaba muy consciente de su yeso fantasma; para Michael, aunque el
yeso ya no estaba allí, era real. Me aseguré que los movimientos que hacia con él eran
pequeños, como si el yeso todavía estuviera allí. Siempre me aseguré de estar muy
atenta a nunca mover al niño más allá de donde era fácil y cómodo para él. Para ayudar
al cerebro de Michael a despertarse, continué introduciendo más y más pequeñas
variaciones de movimiento, y pronto, como si su cerebro hubiera llegado a un punto de
inflexión, su cara se encendió. Él estaba notando, prestando atención a su rico repertorio
de pequeños, amables movimientos. Muy rápidamente fue como si el yeso fantasma se
estuviera derritiendo. Su cuerpo se estuviera volviendo flexible y móvil.

…………………………………….………………………………………….
Siempre me aseguré de estar muy atenta a nunca mover al niño más
allá de donde era fácil y cómodo para él.
…………………………………….………………………………………….

La gran sorpresa

Veinte minutos pasaron de esa primera sesión, la espalda baja de Michael se sentía viva
y vibrante. Su cerebro y espalda baja se estaban conectando y ambas estaban haciendo
nuevas conexiones con las demás partes del cuerpo: con su cabeza, hombros, brazos,
71

pelvis, piernas, y pies. Decidí ver si Michael estaba listo para esos cambios - estas
nuevas conexiones animadas entre su cerebro y su cuerpo - y ponerlos todos juntos en lo
que se convertiría en una reconocible e intencional acción de su parte. Cuidadosamente
lo hice rodar hacia un lado y levanté su pelvis para que sus rodillas se metieran debajo
de él en una posición de semi-arrodillado, asegurándome que estuviera cómodo y atento
a la danza que hacíamos juntos.
Unos segundos más tarde él levantó su cabeza y hombros y estiró sus brazos.
¡Michael estaba ahora sosteniéndose a sí mismo en cuatro patas! No sabía que iba a ser
a continuación o cuan lejos iba a ir con estos cambios. Esperé y observé atentamente.
Michael se quedó en cuatro patas por un rato. Era evidente para mí que no tenía
idea que se podía mover en esa posición; era todo muy nuevo para él. Dándome cuenta
de cuan robusto era, confié en que iba a ser capaz de manejar algunos movimientos en
esa posición, así que empecé, muy amablemente, a balancearlo hacia adelante y atrás,
sólo un poquito. De esta manera Michael iba a experimentar su peso yendo de adelante
hacia atrás entre sus rodillas y manos. Eso era todo lo que necesitaba. En unos pocos
segundos, y muy tentativamente al principio, levantó una mano y la movió hacia
adelante, luego levantó la rodilla opuesta y la trajo hacia adelante, luego movió su otra
mano hacia adelante, y trajo la rodilla opuesta hacia adelante. Michael estaba gateando
por primera vez en su vida. Y lo estaba haciendo por él mismo. Estaba saliendo de su
yeso fantasma.
Mientras el cerebro de Michael tomaba todo lo que él estaba experimentando, a
través del rico rango de variaciones, y las diferencias que percibía con los pequeños
movimientos que le proveía, billones de neuronas en su cerebro, invisibles a simple
vista, estaban procesando estas sensaciones y creando nuevas conexiones y organizando
patrones, maleando más movimientos y capacidades. Mucho antes de que los cambios
sean obvios para el observador externo estos están, sin embargo, sucediendo a un ritmo
frenético dentro del cerebro. El cambio siempre viene desde dentro del niño. La
necesidad especial del niño en sí misma limita la Variación que él es capaz de
experimentar, creando un yeso virtual para su cerebro. Esa limitación de la variación
hace difícil, o incluso imposible, para el cerebro desarrollarse exitosamente de manera
en que ordinariamente lo haría si el niño no tuviera esa limitación. Cualquiera sea el
yeso que tenga el niño, sea músculos espásticos, parálisis cerebral, o los tipos de
compulsividad observadas en el autismo, podemos siempre introducir Variación y
reducir o eliminar el impacto limitante en el desarrollo del niño. La variación ayuda a
hacer posible que el cerebro haga su trabajo.

Lo que la ciencia nos dice acerca de la Variación

Dos estudios científicos diferentes, uno en ratas y otro en humanos, demuestran el poder
de la Variación para ayudar a incrementar las sinapsis en el cerebro y ayudar a mejorar
la adquisición de habilidades.
En 1990, un grupo de científicos del cerebro organizaron un proyecto de
investigación muy interesante con cuatro grupos separados de ratas adultas. Cada grupo
de animales estaba involucrado en diferentes tipos de actividades. Aquí está como
estaban estructurados los grupos:

 Ejercicios obligatorios: Estos animales eran puestos en una cinta de correr


por un total de sesenta minutos por día. Ejercitar de esta forma era obligatorio.
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 Ejercicios voluntarios: Estos animales tenían una cinta de correr en su jaula,


la cual usaban frecuentemente pero lo hacían de manera voluntaria.
 Acróbatas: Estos animales estaban en un ambiente que estaba equipado con
un circuito de obstáculos complejos. Mientras no eran físicamente desafiantes,
el circuito era rico en una variedad de actividades.
 Caja de papas: Este grupo no tenía oportunidad de ejercitarse.

Los investigadores de este estudio buscaban observar dos variables claves que
ocurrían en los cuatro grupos: (1) el volumen de los vasos sanguíneos del cerebro de los
animales y (2) el número de sinapsis - esto es, conexiones - por cada neurona del
cerebro.
Los resultados fueron sorprendentes. El grupo de Ejercicios Obligatorios
presentaba la mayor densidad de vasos sanguíneos. Sin embargo, eran los Acróbatas -
aquellos que fueron criados en un ambiente con la mayor cantidad de oportunidades
para obtener variación- quienes tuvieron los resultados más altos en incrementar las
sinapsis por nervio celular - el mayor número de nuevas conexiones.
Hay mucho por aprender de estudios como este acerca de las posibilidades
humanas y lo que podemos hacer para ayudar al cerebro del niño con necesidades
especiales.
Cuando observamos la forma en que generalmente se les enseña a los niños en la
escuela, como los adultos son entrenados en su lugar de trabajo, o como una variedad de
métodos terapéuticos son realizados, podemos ver que se da por sentado un supuesto,
explícito o implícito, de que la mejor forma de adquirir una habilidad es dirigirse al
objetivo lo más posible y enfocar la atención en aquello que la persona no sabe, no
puede hacer bien en ese momento, o no puede realizar en absoluto. El profesor,
entrenador, o terapeuta se enfoca lo más estrechamente posible en aquello que debe
aprender y excluye o minimiza la Variación desde ese punto focal.
La investigadora Melissa A. Schilling y colegas enuncian que hay un supuesto
implícito en muchos estudios organizacionales de aprendizaje, que la taza de
aprendizaje es maximizada a través de la especialización. La creencia es que cuanto más
angosto sea el foco en una tarea específica, más rápidamente mejorará la realización de
la misma. Schilling y colegas compararon tres aproximaciones al aprendizaje:
aprendizaje a través de la especialización, sin variación; aprendizaje con variaciones
relacionadas; y aprendizaje con variaciones no relacionadas. Se preguntaron cuanto
cada una de estas aproximaciones afectaría el proceso de aprendizaje.
La investigación estaba basada en tener a personas que aprendan un juego de
tablero de estrategia llamado Go. Ellos monitoreaban la taza de aprendizaje de tres
grupos de participantes: El primer grupo sólo practicaba el juego Go, sin variación. El
segundo grupo practicaba el juego Go así como también un juego de estrategia similar
llamado Reversi, el cual constituía aprendizaje con variaciones relacionadas (que antes
llamé "hacer lo mismo de manera distinta"). El tercer grupo practicaba el juego Go más
un juego de estrategia de cartas no relacionado llamado Cribbage, el cual constituía
aprendizaje con variación no relacionada (que antes llame "hacer cosas completamente
diferentes").
El grupo de Schilling encontró que los sujetos del grupo sin variación y con
variación no relacionada aprendían en porcentajes idénticos. Encontraron que el grupo
presentado con variación relacionada - hacer lo mismo de maneras diferentes -
presentaban una taza de aprendizaje mayor, de hecho, aprendían de manera
significativamente mas rápido que los otros dos grupos.
Una forma de interpretar estos resultados es que la variación relacionada provee al
73

cerebro una riqueza de experiencias e información que ayuda a los participantes de la


investigación a aprender el juego Go. Esto es lo que yo llamo "diferenciación alrededor
de los bordes" a través de la Variación - creando nuevas pequeñas piezas alrededor de
los bordes de lo que ya sabemos. Especialización, por otro lado, angosta el foco al área
del aprendizaje deseado, lo cual limita la habilidad del cerebro de crear nueva
información y disminuye la habilidad de aprendizaje del cerebro.
Para nuestra discusión aquí, especialización es tratar de que el niño aprenda algo
que no puede hacer actualmente al enfocarse sólo en lo que debe aprender, al hacerlo
repetir lo mismo una y otra vez. Esto sería como el primer grupo de estudio, los
individuos que estudian sólo el juego Go. Para un niño con necesidades especiales esta
aproximación sólo funcionará si ya se encuentra cerca de ser capaz de realizar lo que
debe aprender, pero tiende a producir una cualidad inferior de realización. Por ejemplo,
aprendería a gatear pero no a hacerlo tan bien. Con Variación relacionada - esto es,
diferenciación alrededor de los bordes - tú provees a tu niño con desafíos especiales,
una variación en torno a las habilidades que es actualmente capaz de realizar. Esta
Variación, combinada con la habilidad que ya es capaz de realizar, ofrece un puente a
un nivel superior de realización o incluso a una habilidad completamente nueva que no
podía hacer antes. La tercer aproximación, variación no relacionada, es como tratar de
hacer que el niño haga algo que es completamente incapaz de hacer en ese momento a
causa de su necesidad especial. Toma el ejemplo de hacer que un niño gatee cuando, a
causa de su condición subyacente, su cerebro ha sido incapaz de desarrollar los
elementos subyacentes y fundamentales necesarios para el gateo. ¡Puede incluso aún no
ser capaz de rodar sobre su panza y volver! Esta aproximación muy frecuentemente
prueba ser inefectiva e incluso contraproducente debido a los patrones desorganizados
que están siendo arraigados en el cerebro del niño cuando el adulto lo lleva a través del
movimiento del gateo.
Para usar la aproximación de las variaciones relacionadas con tu niño, tú traes
elementos que son necesarios para aprender la habilidad deseada, elementos que el
cerebro del niño se está perdiendo y no puede adquirir sólo por repetición. Con
suficientes variaciones que están lo suficientemente cerca de lo que tu niño puede hacer
ahora, con lo limitado o avanzando que pueda estar, su cerebro hará espontáneamente
uso de los elementos necesarios - las partes faltantes- que están en el flujo de la nueva
información que viene de aquellas variaciones. Con estos nuevos elementos el cerebro
puede tender un puente desde donde el niño se encuentra actualmente hasta su propio y
único siguiente nivel de habilidad.
Las siguientes herramientas proveerán formas de aplicar estos conceptos en las
interacciones cotidianas con tu niño.

Las herramientas para la Variación

Traer Variación a la vida de tu niño puede ser divertido mientras ayuda a marcar el
comienzo de los cambios deseados. Incluso pequeños cambios en la forma que el niño
realiza un cierto movimiento incrementa la sinapsis en su cerebro. Una sinapsis que se
incrementa, así como también el número de conexiones entre los nervios celulares,
expandiendo el potencial que tiene el cerebro de aprender cosas nuevas y adaptarse a
situaciones nuevas.
Tirando Gentilmente de los Bordes del Movimiento: Tirar de los bordes quiere
decir introducir Variación a un área en la que tu niño ya es capaz de desenvolverse por
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sí mismo o introducir Variación en algo que puede hacer fácilmente con una mínima
ayuda de tu parte. Cada vez que haces algo aunque sea de una forma mínimamente
diferente con tu niño, esto proveerá oportunidades a su cerebro para hacer crecer nuevas
conexiones y crear nuevos patrones. Tirar de los bordes toma ventaja del hecho de que
el aprendizaje es posible y se acelera cuando empezamos donde el niño ya tiene alguna
habilidad y puede sentir lo que está sucediendo. Esto siempre será con algo que él
experimenta como sencillo. Es donde él será capaz de involucrarse más, participando en
lo que sea que estés haciendo con él en lugar de no estar involucrado y pasivo o
experimentando tantas dificultades que empezó a resistirse. Puedes introducir Variación
(tira de los bordes) en los movimientos del cuerpo, cognitivamente, en sus emociones, y
en la interacción social. Siempre empieza la Variación de forma pequeña, gentil,
observando señales en sus expresiones faciales o vocalizaciones o cambios en la
cualidad de sus movimientos que indica que está involucrado y participando.

…………………………………….………………………………………….
Tirar de los bordes toma ventaja del hecho de que el aprendizaje es
posible y se acelera cuando empezamos donde el niño ya tiene alguna
habilidad y puede sentir lo que está sucediendo.
…………………………………….………………………………………….

Para ilustrar como funciona esto, tomemos el ejemplo de un niño donde se busca
su coordinación manual. Recuerda comenzar con algo que es sencillo para tu niño.
Digamos que para él es sencillo levantar autos de juguete, unos que son un poco más
pequeños que la palma de su mano. Sin embargo, él los levanta de manera áspera y
contundente. Empieza por pedirle de manera juguetona que levante un auto de juguete
con su mano derecha, asegurando que sea el tamaño adecuado para él. Luego de que lo
haya levantado, pídele que lo deje caer. Luego pídele que lo levante con más fuerza que
antes. Aprieta suavemente su mano mientras lo levanta, diciendo, "Aprieta… más
fuerte." Haz que tu niño vaya entre más despacio y más fuerte varias veces.
Para la próxima Variación, pídele que levante el auto de juguete con ambas
manos, pero con sus palmas y dedos estirados y derechos. La próxima Variación es
sacarse los zapatos y tratar de que levante el auto de juguete con ambos pies, luego con
un pie y con una mano. Luego prueba si puede levantarlo sólo con tres dedos de cada
mano.
Haz que levante el pequeño auto mientras está de pie, sentado, acostado sobre su
espalda, sobre su panza, y así sucesivamente. Luego haz que levante el auto con su
mano derecha y observa si el movimiento ya es más refinado y mejor controlado. No le
digas nada, deja que lo descubra y sienta por sí mismo.
Puedes hacer una versión similar de Variación con problemas de comportamiento.
Por ejemplo, si tu niño tiende a tener un berrinche y gritar, puedes, cuando no está en el
medio del berrinche, jugar un juego con él haciendo diferentes sonidos (Variación) y
hacer los sonidos más fuertes a propósito, luego más fuerte, y después realmente fuerte.
Luego pídele que haga los sonidos más suavemente. Ambos pueden hacer sonidos con
la boca cerrada, con la boca abierta, mientras están acostados o rodando de lado a lado,
mientras están sentados, o parados, o corriendo y saltando. Luego cuando esté en un
berrinche, puedes pedirle que varíe la forma en que grita - más fuerte, más despacio, con
su boca abierta, cerrada, y así. Muy seguramente el berrinche se evaporará.
Mantente enfocado todo el tiempo en tu propio propósito establecido aquí, de tirar
amablemente de los bordes como forma de proveer oportunidades al cerebro de tu niño
para experimentar más Variación, nueva información para formar nuevos patrones y
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mapear más plenamente su cuerpo.


Cualquier movimiento que tu niño puede hacer o que tú puedes hacer con él puede
ser variado. No necesitas crear un nuevo régimen o determinar un tiempo específico
para lo que estoy describiendo aquí. La Variación es fácil de introducir a casi todas las
actividades cotidianas que ya estás realizando con tu niño o que tu niño hace por sí solo:
vestirse, dibujar, cambiarse los pañales, comer, bañarse, y demás. La variación en
cualquier actividad aumenta la diferenciación y complejidad en el cerebro de tu niño, lo
cual conduce a mayor control motriz, mejores capacidades intelectuales, y a un niño
más feliz.
Confía en los pequeños cambios: Algunos padres inicialmente pueden encontrar
desafiante dejar regímenes de ejercicios que incluyen técnicas de repetición y rutinas
que pueden estar siguiendo actualmente con su niño, tales ejercicios forzosos u
objetivos intentan hacer que el niño haga lo que no puede. Pueden incluso ser renuentes
a introducir Variación a lo que ya más o menos está funcionando en su niño, temerosos
de arruinarlo y perder logros anteriores. Si te encuentras sintiéndote de esta manera,
toma pequeños pasos al tirar de los bordes. Trata de tomar sólo un día en el cual dejas
los ejercicios que has estado haciendo, toma sólo cinco o diez minutos, tres o cuatro
veces durante ese día, para experimentar el movimiento con variación de la forma en
que lo describí. Nota cualquier cambio positivo en tu niño, luego trata durante toda una
semana en la cual experimentas con variación mientras dejas los abordajes más pre-
programados. Mientras veas más cambios en tu niño, incluyendo ser más feliz,
gradualmente incluye la Variación a cualquier cosa que hagas con él, cualquier ocasión
que necesite ayuda, incluyendo terapias estructuradas y ejercicios.
Siguiendo el liderazgo de tu niño: A medida que tu niño gane más libertad en su
movilidad, empezará a variar lo que está haciendo espontáneamente por sí mismo. Esto
puede ser en el movimiento de su cuerpo, su brazo, pierna, cabeza, hombros, espalda, en
su pensamiento e ideas, en sus expresiones emocionales, o en sus interacciones con
otros. En esas ocasiones, sé como un buen bailarín de salón. Sigue el liderazgo de tu
niño y únete. Sé flexible y preparado para variar. Por ejemplo, si tu niño es usualmente
muy callado y tímido y de repente él se expresa con una fuerte voz y le pega al piso con
su mano, demandando algo, de manera juguetona y no amenazante, únete: refleja lo que
está haciendo. Imítalo levantando un poco tu propia voz y golpeando gentilmente el
piso con tu mano. Sé pareja con tu niño, ambos jugando juntos, tú siguiendo su
liderazgo. Cuando ve que tu participación es algo que él está haciendo, es afirmante
para él y suma otro tipo de variación. Otra forma de seguir el liderazgo de tu niño es
describir lo que está haciendo, como "¡Oh, tus brazos están arriba, arriba en el cielo,
ahora están abajo, abajo… Ups, acabas de aterrizar sobre tu cola!" Toma interés en tu
niño en lugar de tratar de corregirlo de acuerdo a una noción rígida de lo que debería
estar haciendo.
¿Errores, alguien? Cuando tu niño hace algo de manera equivocada, no lo
corrijas. Si, has leído bien: No lo corrijas. (Por supuesto, si su comportamiento lo pone
en peligro o a alguien más, asegúrate de detenerlo inmediatamente). Tan evidente y
obvio como pueda parecerte a ti su error, lo más probable es que él no lo reconozca, no
tiene idea de lo que está haciendo. ¡Él no lo siente!
Toma en consideración que cuando digo no corrijas los errores, no estoy
sugiriendo que ignores los errores sino de usar la oportunidad de introducir mayor
Variación. Estarás ayudando a tu niño a estar más consciente de lo que está haciendo y a
adquirir alternativas que funcionan mejor. Piensa en los errores de tu niño como un
recurso maravillosamente rico de Variación y piensa en sus limitaciones como
oportunidades para introducir Variación para que sea capaz de aprender lo que necesita
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aprender. ¿Cómo hacemos uso de estos tesoros? Puedes tomar cualquier error que tu
niño cometa y empieza a variar ese error para ayudarlo a percibir lo que está haciendo
actualmente. A través de tales variaciones ayudas a tu niño a ganar mayor libertad y
dominio en sus acciones.

…………………………………….………………………………………….
Piensa en los errores de tu niño como un recurso maravillosamente rico
de Variación.
…………………………………….………………………………………….

Volviéndote bueno en la Variación: Cuando el cerebro de tu niño tiene una


dificultad subyacente en crear variaciones, cualquier variación, es importante enfocarse
en ayudar a su cerebro a ser más habilidoso en generar variaciones provenientes de su
interior e integrar variaciones que surjan desde afuera. Variación para el cerebro es
como la luz para los ojos: sin luz los ojos no pueden ver, y sin Variación el cerebro no
puede aprender u organizar muy bien una acción. Los niños en el espectro autista
generalmente tienen dificultades con la variación. Suelen tener una reacción adversa
ante cualquier cambio o variación, especialmente si es inesperada. Es como si su
cerebro se hubiera quedado atrapado en un carril de patrones compulsivos o repetitivos
y tenga dificultades para cambiar lo que está haciendo. Pero este tipo de rigidez del
cerebro puede ser vista, a mayor o menor escala, en la mayoría de los niños que tienen
necesidades especiales. Cuando un niño tiene este tipo de dificultad con
comportamientos compulsivos -es importante en primer lugar introducir Variación en
un área donde se desempeñe adecuadamente. Aquí es donde él mayormente será capaz
de permitir la Variación y hacer uso de la misma.

…………………………………….………………………………………….
Sin luz los ojos no pueden ver, y sin Variación el cerebro no puede
aprender u organizar muy bien una acción.
…………………………………….………………………………………….

Para tratar de ayudar al cerebro a mejorar su capacidad de Variación, es


generalmente más fácil empezar por el área de movimiento físico. Es importante
seleccionar un movimiento que tu niño ya pueda realizar, que le guste, y que sea fácil y
cómodo para él.
Por ejemplo, si a tu niño le gusta aplaudir, incluso si lo hace de alguna forma
compulsivamente, ese puede ser un buen lugar para empezar. Puedes empezar por imitar
sus movimientos, aplaudir cuando él aplaude, luego variar el ritmo. O tal vez puedes
aplaudir con él en una que otra palmada. Luego puedes gentilmente sostener su mano
derecha y aplaudir en tu propia mano derecha; luego si está descalzo, gentilmente
levanta su pierna y haz aplaudir su pie con su mano. Todas estas son variaciones para el
cerebro. Tú no estás haciendo esto con tu niño para que sea más habilidoso al aplaudir
sus manos; estás introduciendo Variación donde hay una oportunidad, donde su cerebro
será capaz de percibir diferencias y sentirse más cómodo con los cambios. Si se resiste y
no le gusta ninguno de estos movimientos, no insistas: en vez, busca otras
oportunidades en las cuales puedas introducir Variaciones amables que puedan atraerle.
Estás ayudando al cerebro de tu niño a ser mejor y más habilidoso en cuanto a
poder hacer Variaciones. Estás ayudando al cerebro de tu niño a ser más fuerte y mejor
cerebro, un cerebro que pueda crear nueva información y sobreponerse a las
limitaciones
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Descubriendo las diferencias: Algunos niños tienen dificultades en habilidades


académicas o cognitivas no porque les falte inteligencia sino porque por alguna razón
sus cerebros no están percibiendo ciertas diferencias que son esenciales para dominar
aquellas habilidades. La Variación puede ayudar al cerebro de estos niños a percibir
diferencias que no están actualmente viendo, oyendo, o sintiendo, aunque estas
diferencias pueden parecer obvias a los demás.
Una de las formas en que esto se manifiesta es cuando un niño tiene dificultades
para aprender a leer y no es capaz de reconocer las diferentes formas que tienen las
letras. No percibe la diferencia entre la p y la q, o la W con la M. O tal vez aún no
reconozca la diferencia entre dibujar una línea de derecha a izquierda de la hoja y
dibujar una línea de izquierda a derecha.
Una de las formas en que uso la Variación para ayudar a un niño con este tipo de
desafíos es en lugar de hacer que trate de reconocer y escribir las letras, selecciono tres
formas simples: un punto, una línea recta, y una línea ondulada. Hago que el niño me
observe mientras lentamente dibujo cada una de estas formas en una hoja y nombro
cada una de las formas mientras las dibujo. Digo, "Punto. Línea recta. Línea ondulada."
Luego uso mi dedo para dibujar estas mismas tres formas sobre la mano del niño,
nombrándolas como lo hice antes. Luego hago que el niño se recueste y cierre sus ojos.
Yo continúo dibujando con mi dedo estas mismas tres formas, pero esta vez, en diverso
orden, en su brazo, su cara, su panza, o su espalda. Mientras hago esto, le pido que
adivine cada una de las formas. También varío la orientación de las formas, como
dibujar la línea ondulada de arriba hacia abajo, o de abajo hacia arriba, o dibujar la línea
recta horizontal, vertical, o en diagonal. Los niños con los que he hecho esto han sido
muy adeptos a identificar las diferentes formas en su propio cuerpo, y les permite poder
reconocer y dibujar estas mismas formas en una hoja.
Con la combinación de estas tres formas podemos empezar a construir todas las
letras del alfabeto. Por ejemplo, una línea recta se convierte en una I, una línea ondulada
se convierte en una u, etc. Cuatro líneas diagonales forman una W y dos líneas
verticales con dos diagonales formas una M. También hago que el niño haga estas
diferentes formas con el cuerpo, por ejemplo parándose derecho como la línea recta o
acostado en el piso en forma de curva como una línea ondulada; también suelo pedirle
que camine en una línea recta o salte arriba y abajo para hacer un punto. Estas
variaciones le proveen al cerebro importantes distinciones necesarias para poder
organizar la lectura y la escritura.

DIBUJO PAG 111-


1) Toca la cara de tu niño suavemente con la punta de tu dedo y retírala para dibujar un
punto.
2) Suave y lentamente dibuja una línea recta con tu dedo sobre la cara de tu niño y
pregúntale: "¿Es eso un punto o una línea recta?"
3) Suave y lentamente dibuja una línea ondulada con tu dedo sobre la cara de tu niño y
pregúntale: "¿Es eso un punto, una línea recta, o una línea ondulada?"
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Cuando sea que introduzcas la Variación con tu niño, su cerebro empieza a


percibir diferencias y a crear algo nuevo con esta información. Que es lo que se necesita
que suceda para que algo cambie. Y una vez que los niños sienten la libertad y la
diversión asociada a la Variación, ellos son más felices, más involucrados y alertas, y
mejores aprendices.
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7 Elemento Esencial Cuatro


Sutileza

Nada es tan fuerte como la gentileza, nada es tan gentil


como la verdadera fuerza.
- SAN FRANCISCO DE SALES

La definición del diccionario de sutileza es "la habilidad de reconocer y hacer


distinciones muy finas." Como observamos en los capítulos anteriores y en las historias
de los niños que he compartido con ustedes, la habilidad del cerebro para percibir finas
diferencias está en el corazón de la habilidad para generar nueva información, para
organizar nuevas, más refinadas y más exactas acciones y para superar limitaciones.
Esto es verdad ya sea que este cambio involucre a tu niño aprendiendo a mover su
cuerpo, ser capaz de mejorar sus capacidades intelectuales, o cambiar y mejorar algo de
su vida emocional. Para ser más útil para tu niño, lo que sea que hagas con sus
necesidades para fomentar y empoderar su propia habilidad espontánea para percibir
diferencias. Y aquí es donde la Sutileza entra en juego. Sin ella, su cerebro tendrá poca
o ninguna nueva información con la cual trabajar. Cuanto más Sutileza y gentileza
traigas a cualquier acción que realices con tu niño, o que tu niño haga por sí mismo, más
su cerebro percibirá diferencias y más brillante será al crear nuevas soluciones para
superar sus desafíos. Miremos más de cerca la Sutileza y gentileza, y como pueden
ayudar a tu niño a percibir diferencias.

…………………………………….………………………………………….
Para ser más útil para tu niño, lo que sea que hagas con sus necesidades
para fomentar y empoderar su propia habilidad espontánea para
percibir diferencias. Y aquí es donde la Sutileza entra en juego.
…………………………………….………………………………………….

Mayor intensidad menor sensibilidad

Es probable que hayas tenido la experiencia de estar parado en una sala llena de gente,
tal vez en una fiesta o durante un intervalo en un teatro, tratando de sostener una
conversación con un amigo. Luego de unos frustrantes minutos de lucha para
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escucharse uno al otro por encima del ruido de la multitud, tú sugieres irse afuera para
poder hablar. Una vez afuera, en un primer momento sientes que continúas gritando
para ser escuchado. Pero rápidamente bajas tu voz, al igual que tu amigo. Ambos hablan
más suavemente, en un tono de voz normal, que incluye miles de diferentes inflexiones
de voz, cambios de volumen, y sutiles insinuaciones. Aquí en esta atmósfera calma tú
disfrutas un intercambio placentero.
Durante momentos como éste, estás experimentando lo que Ernst Heinrich Weber,
un psicofisiólogo, descubrió hace más de un siglo: Nuestra sensibilidad a un estímulo
(en este caso, el sonido de la voz de nuestro amigo) disminuye cuando la intensidad (el
ruido de la multitud) del estímulo ambiental aumenta. (Esto es conocido como la ley
Weber-Fechner, la cual discutiré luego en este capítulo). Debido al ruido de la multitud,
tú tienes dificultades para escuchar las palabras de tu amigo; no puedes comunicar finos
matices e inflexiones en tus propios pensamientos y sentimientos ya que te estás
esforzando al usar tu voz enérgicamente, para ser escuchado por encima de la multitud.
Este mismo principio se sostiene para todos nuestros sentidos. Cuando estás
parado afuera en la luz brillante de un día soleado -un estímulo intenso- no notarás la
luz de un flash disparado al lado tuyo. Nuestra sensibilidad a la luz creada por el flash -
nuestra habilidad de percibir diferencias- es disminuida por la gran intensidad de la luz
solar. Pero el mismo flash disparado en la oscuridad enseguida capta tu atención. En la
oscuridad total, incluso la luz de un fósforo encendido lo lograría. Si pones cinco
cucharaditas de azúcar en tu té, no lo notaras más dulce si alguien agrega un cuarto de
una cucharadita de azúcar más. Si estás subiendo una caja de diez libras por escalera, no
sentirás ninguna diferencia en el peso si alguien agrega un pedazo de papel en la caja.
Te podrás imaginar a ti mismo haciendo este experimento: Sostén un libro de dos
libras. Ahora pon una birome sobre el libro. ¿Notarás la muy sutil diferencia en peso
que suma esa birome? No lo notarás. Las sensaciones provenientes de tus músculos y
articulaciones mientras sostienes el libro son muy fuertes para que notes el pequeño
incremento de peso de la birome, un principio que primero aprendí del Dr. Feldenkrais.
Tu cerebro no puede percibir las diferencias sutiles. Ahora deja el libro y sostén una
carta de una onza en tu mano. Pon la misma birome sobre la carta. Tu cerebro ahora sí
notará el peso adicional de la birome.

Tan simple y aún tan poderoso - La Sutileza en acción

En nuestro esfuerzo por ayudar a un niño a mejorar e ir más allá de sus limitaciones
actuales, sea con el movimiento de su cuerpo o con habilidades cognitivas, emocionales
o sociales, es importante reconocer que cualquier fuerza excesiva que apliquemos con él
o que él ejerza por sí mismo, hará más difícil para él sentir los matices, él debe ser capaz
de sentir que va a mejorar. Cualquier fuerza mayor a la mínima requerida para realizar
la acción intentada interferirá con el progreso de tu niño. Cuanto más ayudes a crear las
condiciones para que tu niño perciba las diferencias sutiles, para sentir más lo que puede
sentir al asegurarle sencillez y comodidad -esto es, al reducir fuerza y esfuerzo
excesivo- tanto más su cerebro podrá cambiar y mejorar. Cualquier fuerza o esfuerzo
excesivo ejercida por ti o tu niño degradará la habilidad de su cerebro para percibir
cambios sutiles y diferencias en su propio movimiento, pensamiento o emociones, lo
cual hará más difícil, y a veces imposible, para él avanzar. Sutileza -incrementando
gentileza al reducir la fuerza y el esfuerzo en tus acciones y en las de tu niño- es una de
las más potentes e inmediatas formas para incrementar la creatividad y acciones
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inteligentes de manera exponencial tanto en ti mismo como en tu niño.

…………………………………….………………………………………….
Cuanto más ayudes a crear las condiciones para que tu niño perciba las
diferencias sutiles… tanto más su cerebro podrá cambiar y mejorar.
…………………………………….………………………………………….

Bienvenidos a la tierra perezosa

Lily tenía tres años la primera vez que la vi. Era tan pequeña que podía pasar fácilmente
por una niña de un año. Mientras observaba como interactuaba con su mamá y su
niñera, quien era muy amorosa y protectora, el comportamiento de Lily se desarrollaba
como la de un infante. Esto fue confirmado luego por su madre, quien me dijo que Lily
había pasado por una serie de tests que habían determinado que se encontraba al nivel
de desarrollo de un bebé de cinco meses. Lily había nacido muy prematuramente y
ahora sufría de parálisis cerebral severa. Sus músculos estaban muy tensos, sus
músculos flexores, hacían que sus codos estuvieran siempre fuertemente doblados, y sus
manos con los puños cerrados; sus piernas estaban cruzadas con las rodillas siempre de
alguna manera dobladas, los músculos de su panza estaban constantemente contraídos y
apretados por lo que su espalda estaba redondeada, haciendo imposible para ella
sostener su propio peso. Lily no tenía movimientos voluntarios. No podía rodar sobre su
panza o incluso acostarse sobre su panza cuando estaba en esa posición; ella se quedaba
acurrucada y muy incómoda. Cuando era colocada en posición de sentada, ella podía,
con gran esfuerzo, sostenerse en esa posición, con su espalda extremadamente
redondeada, sólo por unos segundos y luego volvería a bajar. No podía usar sus manos o
brazos. Podía hablar, pero su dicción era pobre y hablaba muy débilmente. En ocasiones
era imposible entender lo que estaba tratando de decir.
A pesar de estas limitaciones, podía ver que estaba despierta y alerta. Ella seguía
lo que estaba pasando alrededor de ella con interés, sus grandes ojos marrones tomaban
todo.
Gentilmente coloqué a Lily sobre su espalda en la mesa de trabajo. Incluso en esa
posición, sus músculos permanecían contraídos: sus piernas se doblaban y ella las
sostenía de alguna forma elevadas por sobre la superficie de la mesa. Sus brazos estaban
doblados, apretados cerca de su cuerpo, y los músculos de su panza estaban apretados.
Era como si su cerebro no sabía que estaba recostada. No sabía como soltarse.
Cuando sostuve gentilmente su pierna izquierda y empecé a moverla muy
ligeramente, inmediatamente sus músculos ya contraídos se contrajeron aún más, y con
gran intensidad. Se acurrucó como una pequeña pelota. Dejé de moverla y esperé hasta
que se calmara. Luego traté de mover su pelvis, otra vez sólo un poquito, y muy
lentamente, aun así, volvió a responder con las mismas contracciones musculares
intensas. Probé muchas formas diferentes para ver si Lily podía ser movida sin estas
reacciones. Fui mucho más lento, haciendo los movimientos lo más pequeños posibles,
trabajando en niveles más y más sutiles. Le hablaba mientras la movía, conectando con
ella y buscando maneras de ayudarla a sentirse segura. Pero igualmente, ella contrajo
sus músculos con cada movimiento. Era como si cada vez que tratara de moverla, su
cerebro era secuestrado por ese increíblemente fuerte e indiferenciado patrón temprano
de movimiento -llevándola a acurrucarse como una pelota.
Luego de diez minutos, me di cuenta que este patrón de contraerse como una
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pelota no era sólo la parálisis cerebral actuando; era también un patrón aprendido de
Lily. Era claro que ella realmente quería moverse. Ella quería colaborar, y desde su
punto de vista ella estaba participando activamente.
Aprendí que ella pasó por casi dos años de terapia en los cuales, desde el primer
momento, la hacían rodar sobre su vientre y era colocada en posición de sentada. Las
personas que trabajaban con ella trataban de hacer que abra sus manos y las usara.
Incluso intentaban llevarla a posición de parada. Debido a su condición, cada vez que se
realizaban estos movimientos con ella, lo único que su cerebro podía hacer era
contraerse de forma poderosa e indiferenciada que la llevaban a esta posición de pelota
constreñida. Ella aprendió a asociar cualquier intento de moverse, o ser movida por
otros, con ese patrón de estrechamiento.
La intensidad -la gran fuerza con la que sus músculos se contraían cada vez que
era movida o trataba de moverse a sí misma- creaba un círculo vicioso. La gran
intensidad hacia imposible para el cerebro de Lily percibir cualquier diferencia, así
como también le negaba al cerebro cualquier nueva información con la cual diferenciar
y aprender como moverse.
Comprendí que para que Lily pueda aprender a moverse, tenía que, de alguna
manera, ayudarla a disminuir el esfuerzo excesivo que hacía cuando intentaba moverse.
Entonces me di cuenta. Necesitaba encontrar una forma de ayudar a Lily como intentar
no moverse. Ella necesitaba aprender a sentir la diferencia entre contraer y no contraer
sus músculos, entre hacer más, hacer menos, y hacer cualquier cosa.
Así decidí enseñarle a Lily como ser perezosa. Ella necesitaba aprender como
hacer nada para que entonces pueda tener la oportunidad de sentirse a sí misma y sus
propios movimientos.
Así que inventé una historia para Lily. Le dije que mi consultorio era un lugar
muy especial y diferente llamado Tierra Perezosa. Éste era un reino donde todos eran
perezosos. Todos hablábamos M-U-Y-L-E-N-T-O y A-P-E-N-A-S nos movíamos. Nos
encorvábamos y reposábamos en cualquier lado, haciendo nada en absoluto. Me incliné
y apoyé mi cabeza sobre la mesa, descansando perezosamente al lado de ella. A Lily le
causó mucha gracia. Usé mi voz, mis propios movimientos, y mis palabras para que vea
lo que quería decir con perezoso, modelando como reducir sus esfuerzos excesivos.
Luego de un rato, le dije a Lily que iba a empezar a moverla, pero que las dos
íbamos a ser muy, muy, muy perezosas. Procedí a levantar su pierna, y con toda
seguridad inmediatamente ella volvió a tensarse como antes. Detuve el movimiento y le
señalé, de manera divertida: "¡Ey, te olvidaste de ser perezosa!" Continué con este
proceso, con muchas variaciones, siempre lo más gentil posible, durante las dos
sesiones siguientes con Lily siempre diciéndole de manera perezosa que sea perezosa.
Luego, por primera vez, luego de que Lily involuntariamente tensara todo su cuerpo, se
dio cuenta de que había hecho esto, y que entonces era capaz de dejarlo
voluntariamente. Fue el movimiento más emocionante, ¡como un milagro! Continuamos
por el resto de la semana practicando el ser perezosa, que pudiera hacer nada mientras
yo la movía. Más y más. Lily era capaz de permitirme moverla gentilmente sin contraer
forzosamente sus músculos. Ella era capaz, por primera vez en su vida, de sentir los
diferentes movimientos de su cuerpo. Su cerebro ahora percibía y diferenciaba de
formas en las que antes no había sido capaz.
Lily pronto empezó a abrir sus manos y era capaz de agarrar y jugar con juguetes
pequeños. Hacia el final de la primera semana en sesión, empezó a rodar
espontáneamente sobre su vientre y sobre su espalda por ella misma, y lo hacía con
gracia y refinamiento. Su cerebro estaba integrando el flujo de nueva información que
resultó de la Sutileza en estas habilidades nuevas.
83

La familia de Lily continúo trayendo a la niña a un conjunto de lecciones, de una


o dos semanas, durante los siguientes tres años. En cada visita continuó
transformándose. Aprendió a gatear y a sentarse por sí misma. Era capaz de usar sus
brazos y manos libremente y con gran destreza. Su mente alerta e inteligente, y su
personalidad se mostraron a través de su intenso interés por jugar y aprender. Su
lenguaje mejoró, volviéndose cada vez más claro, y su voz ganó fuerza y expresividad.
Todos estos cambios y habilidades nuevas demostraron que su cerebro percibía
diferencias sutiles, dándole cada vez más control sobre su cuerpo y sus capacidades
intelectuales y enriqueciendo su expresión emocional. Lily empezó a sentirse bien
consigo misma.
La última vez que la vi ella era capaz de empujarse a sí misma hasta pararse pero
aún luchaba con ser capaz de usar completamente sus piernas. Para ese entonces ella
estaba en la escuela y era una estudiante brillante. Sus padres eligieron una poderosa
silla de ruedas, que usaba generalmente en la escuela y a la cual amaba porque le
permitía moverse en el aula y entre las demás aulas más rápido y más fácilmente. En
casa prácticamente no la usaba. Sus padres querían que ella mantuviera lo más posible
su movilidad e independencia.

El poderoso mundo de la tierra perezosa

La historia de Lily ilustra que, como la luz del sol ahogando la sutil luz de una linterna,
su intensa e involuntaria contracción muscular hacían imposible que se beneficie de la
variedad de terapias e intentos de ayuda. Descubrí que todos los niños con los que
trabajo, ya sean diagnosticados con autismo, déficit de atención con hiperactividad
(ADHD), o cualquier otra condición, necesitan Sutileza para poder mejorar y prosperar.
Luego de identificar la fuente del intenso estímulo que limitaba a Lily y ahogaba su
habilidad de sentir diferencias sutiles en sus movimientos (por contraerse como una
pelota), era esencial encontrar una forma de reducir la intensidad de ese estímulo. La
ayudamos a que lo logre a través del imaginario mundo de la Tierra Perezosa, donde
transformó su idea de lo que significa moverse con un inmenso esfuerzo que la conducía
a la nada, hacia la experiencia de facilidad, comodidad, placer, diversión y no tratar
duro -lo cual la llevo a aprender y cambiar.
Tú tienes notables oportunidades de usar el poder de la Sutileza -la reducción de
la intensidad de un estímulo que tu niño está experimentando- a inmediatamente
despertar su cerebro y ayudarlo a diferenciar e integrar nuevos patrones y habilidades.
Todo lo que necesitas hacer es encontrar donde tu niño se encuentra experimentando o
realizando un esfuerzo excesivo que esté ahogando la habilidad de su cerebro para
percibir diferencias y que atrofian su crecimiento. La intensidad excesiva de
estimulación puede ocurrir de diversas maneras. Algunas pueden ser características de
la condición del niño, mientras que otras pueden ser propias de tu niño. Un niño con
déficit de atención (ADD) puede intentar hacer un dibujo pero usar tanta fuerza que
llega a romper el crayón. Un niño en el espectro autista puede tratar duramente de darle
sentido a algo que se le ha preguntado, pero la intensidad en la voz que está escuchando
lo abruma y comienza a gritar o revertirse hacia la perseveración. Un niño con parálisis
cerebral puede estar intentando aprender como usar un andador pero tensa todo su
cuerpo por lo que está muy rígido para mover sus piernas. Estos son todos momentos
oportunos para que introduzcas la Sutileza, de buscar maneras de ayudar a tu niño a
reducir los esfuerzos excesivos y estimulación intensa y abrirse a nuevos aprendizajes.
84

Tú, el sutil

…………………………………….………………………………………….
Si queremos ser eficaces al ayudar a un niño necesitamos volver la
atención a nosotros mismos.
…………………………………….………………………………………….

Cuando un niño tiene necesidades especiales es claro un llamado a la acción. Todos lo


que se ocupan de ese niño naturalmente enfocarán su atención en el niño. Lo que a
veces es menos obvio, y aún de igual importancia, es que si queremos ser eficaces en
ayudar al niño necesitamos volver la atención a nosotros mismos. Esto significa,
Sutileza para ti -a tus propias acciones, tu propio pensamiento, tus propias emociones, y
tus propios movimientos. Toda persona que conocí o con la que trabajé, y esto me
incluye a mí misma, siempre tuvo mucho espacio para reducir esfuerzos innecesarios e
intensidad, lo cual lleva a incrementar nuestra propia sensibilidad y nuestra habilidad
para percibir diferencias. Necesitamos ser un violín Stradivarius en lugar de un violín de
$50. Cuando traes mayor Sutileza hacia ti mismo, incrementarás tu sensibilidad y
habilidad para sentir. También incrementarás tu habilidad para sentir a tu niño, para
percibir cambios cada vez más finos en su cuerpo, en sus movimientos, en su
pensamiento, y en sus emociones así como también en su relación contigo, otras
personas, y el mundo que lo rodea. Todo esto provee información que te guiará hacia lo
que tu niño necesita y para lo cual está listo en el aquí y ahora. Serás capaz de
interactuar con tu niño de una manera que es relevante para él, para lo que está sintiendo
y experimentando, en lugar de seguir una idea de lo que “deberías” estar haciendo con
tu niño o simplemente actuando de manera automática. Tendrás mucha más información
con la cual trabajar, viniendo desde tu niño y desde tu interior. Serás más creativo y
eficiente en tus esfuerzos por ayudar a tu niño.

…………………………………….………………………………………….
Cuando traes mayor Sutileza hacia ti mismo, incrementarás tu
sensibilidad y habilidad para sentir.
…………………………………….………………………………………….

Mientras te vuelves más refinado y sensible contigo mismo, espontáneamente te


encontrarás más sintonizado con tu niño. La cualidad de tus propios movimientos,
pensamientos, sentimientos y expresiones servirán de modelo para tu niño. Proveerás un
modelo de gran Sutileza para ayudar a su cerebro a reducir intensidades innecesarias
dentro de él mismo que de otra forma bloquearían su avance.

¿Para qué son los números? Sutileza para la mente

Muy frecuentemente mis pacientes me dicen: “Anat, veo como lo que haces funciona
par el cuerpo físico, el movimiento, pero no entiendo como funciona para la mente.”
Hago esta pregunta incluso cuando los padres pueden reconocer claros e incluso
dramáticos cambios en las habilidades cognitivas de su niño, sea empezando a leer, a
escribir, entender las matemáticas, o comprender mejor lo que se le pide.
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Un padre, una vez que lo entendió, me dijo “creo que sé porque ha sido tan difícil
para mí tomar esto. Es porque no puedo ver o tocar el pensamiento. Pero puedo ver a mi
niño moviéndose y tocando y sintiendo su cuerpo. Lo intelectual, emocional, y físico no
están separados; son un todo integrado y requiere un cerebro que pueda percibir
diferencias y organizar esa información en una acción eficaz. En palabras de Michael
Merzenich, “Pensar es el mismo proceso fundamental en el cerebro que el de organizar
el pensamiento.”
Ejemplos de la necesidad de Sutileza en áreas cognitivas para ayudar la habilidad
de un niño a captar diferencias y mejorar sus habilidades de pensamiento salen en casi
cada sesión que tengo con un niño. John, un niño con el que trabaje algunos años atrás,
había sido diagnosticado dentro del espectro autista. Ha venido a verme desde que era
un bebé y luego ahora en segundo grado. Le estaba yendo muy bien en muchos aspectos
pero estaba teniendo grandes dificultades con matemáticas. Muy rápidamente fue claro
que no tenía idea que significaban los números o para qué servían. Podía leer los
símbolos y nombrarlos correctamente, pero eso era todo. Le pregunté, “¿Para qué crees
que son los números?” Me miró sorprendido, luego dijo, “No lo sé.” Le pregunté
nuevamente, persuadiéndolo un poco. Esta vez pensó y pensó. Luego se iluminó y
felizmente me dijo, “Es para que la maestra haga preguntas.”
“Verdad,” dije. “¿Y sirven para algo mas?”
Pensó un momento, y luego replicó con gran seguridad, “No.”
Tenía una idea. Sabía que se aproximaba su cumpleaños, así que sugerí que
pretendamos planear su fiesta. Le gustó esta idea. “Comencemos con una pequeña
fiesta,” le dije. “Digamos que vas a invitar solo a un amigo. ¿Está bien?”
Contestó, “Si,” medio entusiasmado.
“¿Quien sería?” Pregunté.
“Sam, mi mejor amigo,” dijo.
Tomé un pedazo de papel y dibujé la imagen de John, al lado de él la imagen de
otro niño, Sam. Luego le pregunté: “¿Te gustaría tener juegos en tu fiesta?”
“Sí,” me dijo, claramente más entusiasmado. “Un rompecabezas y una cajita de
crayones.”
“¿Cuantos rompecabezas tendrás para tu fiesta? ¿Cómo sabrás si tienes suficientes
cuando vayas de compras con tu mamá?”
“Eso es fácil,” contestó John. “Tendré uno para mí y uno para Sam.”
¡Genial! Él entendió “uno”. Continué a dibujar un rompecabezas y una caja de
crayones al lado de John y al lado de Sam en la hoja.
Luego le pregunté a John, “¿Es esto lo que tendrás?” El estudio la imagen por un
segundo, luego contesto sí.
“¿Te gustaría invitar más amigos a tu fiesta?” Le pregunté. Era todo lo que
necesitaba decir. Empezó a nombrar a todos los niños que le gustaría invitar,
nombrando a cada uno. Lo detuve en el octavo. “Creo que son suficientes niños,” dije, y
luego dibuje su imagen y la imagen de los otros ocho niños con sus nombres en hojas
separadas. Luego tome la primera hoja con el dibujo de John y Sam con los dos juegos
de cumpleaños al lado de cada uno. Le pregunte: “¿Son suficientes juegos para todos los
niños de tu fiesta de cumpleaños más grande?”
John miró ese dibujo, luego el dibujo de los nueve niños, luego otra vez al primer
dibujo y dijo, "Oh no, no es suficiente para todos."
Ahora estaba percibiendo la diferencia de la cantidad. Así que decidí preguntarle:
"Necesitas ir con tu mamá y comprar más juegos para todos estos niños. ¿Cómo vas a
hacer esto?" Luego inmediatamente hice una pregunta: "¿Para qué son los números?"
Él se tomó unos segundos y de repente me miró sorprendido y dijo "¡Para saber
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cuantos juegos comprar en la tienda con mi mamá!"


"Sí," dije. "Los números son para saber cuanto o cuantas cosas tenemos, como
cuantos niños hay en una fiesta de cumpleaños o cuantos autitos tienes y cuantos tiene
tu hermano."
John estaba maravillado con su descubrimiento. Era como una gran puerta hacia el
trabajo de su mente hubiera sido abierta. En las siguientes sesiones él insistió en hacer
varios problemas matemáticos. Me dijo: "¡Me encantan las matemáticas!" Esto fue un
cambio de 180 grados desde su terror y sentido de fracaso con respecto a las
matemáticas, hasta poder expresarlo de esta forma.
Para ayudar a John necesité primero encontrar donde estaba él: Su comprensión
era que los números eran para que la maestra hiciera preguntas. Luego busqué una
forma para que comience a sentir el significado de los números, en lugar de darle más
problemas matemáticos, que ya sabíamos que no podía resolver. Sus esfuerzos para
hacer esto eran indiferenciados y muy estresantes para él; esta gran intensidad no
permitía que su cerebro pudiera resolverlo. Una vez que reduje la intensidad de su
experiencia de las matemáticas y al mismo tiempo cree la oportunidad para su cerebro
de percibir diferencias asociadas con la cantidad que eran significativas para él, él
rápidamente fue capaz de asociar esas cantidades con la idea de los números. Su cerebro
ahora diferenciaba patrones de cantidad, o grupos, su relación con las palabras que
representaban esos números. Su cerebro ponía orden en el desorden a través de la ayuda
de la Sutileza.

Intuición - Contraintuición

Mucho sobre el Elemento Esencial Sutileza es contrario a la intuición. La inclinación


natural es generalmente traer más fuerza cuando algo no está funcionando como
debería. Hasta que no tienes cierta experiencia con la Sutileza y experimentas su poder
de transformarte a ti y a tu niño, es que se vuelve más natural para ti. Mientras reduces
la fuerza e intensidad con la que te mueves a ti mismo y con la cual interactúas con tu
niño, comienzas a sentir mucho más y a notar matices cada vez más finos que no
existían antes para ti.

…………………………………….………………………………………….
Comienzas a sentir mucho más y a notar matices cada vez más finos que
no existían antes para ti.
…………………………………….………………………………………….

Uno de los regalos que surgen de este proceso es que te volverás más intuitivo. No
estoy hablando de la intuición en el sentido común. Lo que quiero decir por intuición es
la habilidad de tu cerebro de generar e integrar cantidades mayores de información en
cualquier momento dado, guiándote para saber más claramente cuando tu niño está listo
para algo nuevo y cuando no. Intuición es saber cuando ha tenido suficiente, cuando se
está sintiendo empoderado por lo que se le ha pedido que haga, y cuando disminuye el
sentido de sí mismo. Contradictorio como parezca, la creciente riqueza y refinamiento
de tus sentimientos servirá como una importante fuente adicional para tu mente lógica al
servicio de tu niño. Obsérvate a ti mismo y nota cuando, y si comienzas a experimentar
tu intuición. No tienes que confiar en ella desde el primer momento, pero mientras las
cosas se despliegan, chequea cuantas veces tu intuición fue acertada. Con el tiempo
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aprenderás a poner todo sobre la mesa: tu pensamiento lógico, la información que


obtienes de otros, especialmente de otros profesionales, y tus propios sentimientos e
intuición. La intuición se vuelve así otra herramienta en la que puedes confiar y que te
ayuda a decidir que es lo mejor para tu niño en cualquier momento.

Lo que nos dice la ciencia sobre la Sutileza

Como mencioné antes en este capítulo, la ley Weber-Fechner es un fenómeno


neuropsicológico ya establecido. Nos ayuda a entender porque el hecho de reducir la
intensidad de los estímulos ambientales incrementa la habilidad del niño de percibir
diferencias. Y esas diferencias percibidas son información con la cual trabaja el cerebro,
para crear nuevas conexiones y para mover al niño de lo imposible a lo posible.
Los investigadores han encontrado que la habilidad de los bebés para percibir
diferencias sigue la misma ley Weber-Fechner que aplica para la percepción sensorial
simple: bebés de tan solo seis meses de edad son capaces de notar la diferencia en el
número de elementos, tanto visuales como auditivos, cuando esas diferencias son lo
suficientemente grandes en relación con la cantidad inicial introducida.
Lo que nos dice la ley Weber-Fechner y demás investigaciones asociadas, es que
para ayudar a tu niño a desarrollarse intelectualmente o desarrollar otro tipo de
habilidad, los padres, maestros, y otros profesionales necesitan encontrar maneras de
reducir la intensidad del ambiente. Una vez que lo hacen, muchas diferencias se vuelven
lo suficientemente grandes para que el niño las perciba, y el cerebro obtiene la
información que necesita y el niño se vuelve más inteligente y habilidoso.

Las herramientas para la Sutileza

Las siguientes herramientas te ofrecen maneras de emplear la Sutileza para ayudar al


cerebro de tu niño a percibir mejor las diferencias. Como discutimos antes, cuanto más
capaz sea el cerebro de percibir diferencias, más información tiene para trabajar y tanto
más podrá moverse tu niño más allá de sus limitaciones actuales.
Hay que marcar una diferencia: Cuando tu niño esté atascado, sin poder
progresar a pesar de todos sus esfuerzos y los tuyos, es casi seguro que no está
percibiendo una diferencia suficiente o cualquier diferencia en cualquiera sea el área de
su limitación. Puede que no vea, escuche, sienta o entienda lo que es obvio para ti o para
otros. Estas herramientas te invitan a descubrir donde tu niño puede estar haciendo un
esfuerzo excesivo o donde tú, u otros están haciendo un esfuerzo excesivo, fuerza sobre
él. Puede ser esfuerzo físico excesivo, gran intensidad emocional que viene de ti o tu
niño, o un fuerte esfuerzo cognitivo que dificulta o imposibilita que el cerebro de tu
niño perciba diferencias. Recuerda, hasta que no es capaz de percibir una diferencia, esa
diferencia simplemente no existe para él; hasta que no tiene la oportunidad de percibirla,
no puede aprender y mejorar. El primer paso es buscar formas de reducir esta intensidad
excesiva.
Conviértete en una Stradivarius: Piensa en la habilidad de tu niño de sentir más
y ser capaz de percibir diferencias cada vez más finas como un sustento para el cerebro
de tu niño y para su habilidad de sobreponerse a los desafíos. La Sutileza te invita a
crecer y evolucionar al servicio de tu niño. Cualquier inversión que hagas en aprender a
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como reducir esfuerzos innecesarios en tus propias acciones, esto se reflejará


inmediatamente en la habilidad de tu niño de aprender y cambiar.
La Sutileza en movimiento: Para la mayoría de las personas es más fácil
aprender a reducir el esfuerzo excesivo con el cuerpo en movimiento. La próxima vez
que manejes tu auto, por ejemplo, experimenta reducir la fuerza que aplicas en tus
brazos, manos, y dedos para mover el volante. Fíjate cuanto menos esfuerzo muscular
puedes ejercer y a la vez controlar el auto perfectamente bien. Experimenta de la misma
manera al lavar los platos, vestirte por la mañana. Si sigues una rutina de ejercicios, ya
sea yoga, correr, tenis, o lo que sea, experimenta reducir la fuerza y esfuerzo allí.
Descubrirás que mientras reduces la fuerza, sentirás más y serás mejor en lo que estás
haciendo.
La Sutileza en movimiento con tu niño: Inmediatamente empieza a usar con tu
niño tus habilidades de Sutileza que están emergiendo. Con cada movimiento que hagas
con él -cambiar pañales, vestirlo, levantarlo o dejarlo en el piso, o cualquier otra forma
en la que muevas a tu niño o ayudes a tu niño a moverse -usa menos y menos fuerza.
Nota la respuesta inmediata de tu niño a tu nivel mayor de Sutileza. Combínalo con
hacerlo más despacio -recuerda el Elemento Esencial Lento, y serás testigo del cada vez
mayor despertar del cerebro de tu niño y el inicio del cambio.
Sutileza y expresión emocional: Luego puedes aplicar Sutileza en tus
expresiones emocionales. Busca oportunidades para reducir la intensidad emocional que
traes en cualquier interacción que tienes con tu niño. Puedes hacer esto a través del tono
gentil de tu voz, la sensación de calma con la que te aproximas a tu niño, o al reducir la
intensidad de tus expectativas sobre tu niño en cualquier momento. Esto no quiere decir
que te rindes o te desinteresas en su progreso; por el contrario, reduces la intensidad de
tu expresión emocional con tu niño por lo que pasas a estar en mayor sintonía y
sincronización con él, y tu niño pasa a estar más sintonizado consigo mismo.
En cualquier ocasión donde provees a tu niño un modelo de Sutileza, a través de
tus propios pensamientos, sentimientos, y acciones, él experimentará esa Sutileza de
primera mano. A través de ti, tu niño aprenderá la Sutileza, reflejando e integrando lo
que traes hacia él.

Trabajar más inteligentemente

Ahora que utilizas la Sutileza en tus propias acciones, serás capaz de detectar mucho
mejor cuando tu niño está usando fuerza excesiva y esfuerzo y cuando está haciendo un
cambio y disminuyendo el uso de la fuerza y esfuerzo. En cualquier ocasión donde
detectes que hace un esfuerzo excesivo, toma esto como oportunidad para guiarlo hacia
su propia Sutileza.
Comodidad en movimiento: Si tu niño tiene dificultades para hacer cierto
movimiento y está tratando de hacerlo con fuerza excesiva, encuentra formas de guiarlo
gentilmente a usar menos fuerza. Esto puede requerir sacarlo de la posición en la que se
encuentra hacía una posición diferente donde sea capaz de reducir la fuerza del
movimiento que está tratando de hacer.
Por ejemplo, cuando un niño tiende a tropezar y caer frecuentemente y coloca su
pie más apartado al caminar, puedes estar seguro de que está haciendo un esfuerzo
muscular excesivo cuando está parado y caminando. En esos momentos no es capaz de
sentir la diferencia entre el pie que está justo debajo de él, el otro más apartado, o
estando ambos juntos. Piensa en su esfuerzo excesivo como un ruido muy fuerte que
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ahoga su habilidad de percibir la más suave y refinada comunicación proveniente de sus


articulaciones y músculos hacia su cerebro, la cual será necesaria si quiere articular
mejor sus movimientos. Puedes jugar un juego con él para bajar el volumen de su fuerza
excesiva, para ayudarlo a sentir diferencias más finas. Por ejemplo, en lugar de empezar
desde una posición de pie, desde la cual está usando tanta fuerza al tratar de evitar
caerse, haz que se siente en una silla. En esta posición será reducido el esfuerzo
excesivo y él será capaz de sentir más. Asegúrate de que se encuentre cómodo y que sus
pies lleguen al piso. Haz que mire sus pies y muéstrale con sus manos cual apartados
están sus pies. No te preocupes si él acierta o no. Luego mueve sus manos más lejos y
dile, "Ahora tus manos están más lejos." Luego muévelas más cerca y dile, "Ahora están
más cerca." Y haz que ponga sus manos abajo.
Pídele que cierre sus ojos y gentilmente mueve su pie más lejos pero no tanto, de
manera que sea fácil y cómodo para que él lo haga. Recuerda que tú estás en camino de
ayudarlo a reducir la intensidad y la fuerza donde sea posible para él sentir lo que está
haciendo. Pregúntale, "¿Qué piensas, tus pies están juntos o más separados uno de
otro?", No te preocupes si su respuesta es correcta, y no lo corrijas. Sólo déjalo sentir lo
que está sintiendo y adivinar donde están sus pies. Luego haz que mire sus pies.
Pídele que cierre sus ojos nuevamente. Luego mueve su pierna derecha más cerca
de la izquierda y pregúntale, "¿Sentiste que moví tu pierna?" Lo más probable es que
diga sí. Luego pregúntale, "¿La moví más cerca de la otra pierna o la moví más lejos?"
(Si tu niño es muy pequeño o no puede hablar, simplemente nombra lo que estás
haciendo en lugar de hacerle preguntas). Luego repite todo este proceso con la otra
pierna, cada vez reduciendo más la fuerza en tu propia mano y brazo mientras mueves
su pierna. Luego de esto, pídele que mueva una pierna (izquierda o derecha) -con más
fuerza y luego con menos fuerza.
Haz este juego durante cinco minutos aproximadamente, luego haz que se ponga
de pie. Deja un momento para que sienta cualquier cambio en la forma en que se para.
Lo más probable es que su cerebro haya recalibrado maneras de usar las piernas más
eficientemente. Ahora repite los mismos pasos anteriores mientras está parado. Si tiene
alguna dificultad para hacer cualquier de estas variaciones al estar de pie, haz que lo
repita sentado. Luego de diez minutos aproximadamente de jugar este juego, termina y
haz que simplemente se mueva. No señales si sus pies están más juntos o no, cualquiera
sea el caso (lee el Capítulo 8 para más información).
Hay muchas variaciones de este juego, para diferentes movimientos o
condiciones, para reducir el esfuerzo para que tu niño pueda sentir y notar diferencias
más finas en lo que hace, dándole a su cerebro oportunidades de organizar mejor sus
movimientos. Estarás sorprendido con lo rápido que el cerebro descubre lo que parecía
fuera del alcance durante años.
La tierra perezosa: Para ayudar a tu niño a reducir la fuerza y esfuerzo excesivo
al tratar de moverse, puedes alentarlo con tus palabras de tratar menos duro. Asegúrale
que está bien hacer menos. Puedes jugar el juego de la Tierra Perezosa con él si quieres
o inventar cualquier otro juego que lo ayudará a reducir sus esfuerzos mientras se
mueve. Por ejemplo, realiza un concurso para ver quien es el último en cruzar el cuarto.
Facilidad Emocional: Si tu niño tiene la tendencia de usar fuerza emocional
excesiva -como tener berrinches, golpear su cabeza, o tener comportamientos
compulsivos y repetitivos- recuerda primero de todo que este es un comportamiento
involuntario y automático. En ese momento, la intensidad que el niño está generando es
tan alta que no es capaz de percibir ninguna diferencia o cambio en su comportamiento.
Luego, cuando tu niño está tranquilo, siéntate con él, incluso puedes sostenerlo si él te
lo permite, y cuéntale un cuento sobre lo que pasó antes cuando estaba teniendo ese
90

berrinche. Usa un tono amable y sin juzgarlo. Puedes decirle, por ejemplo: "¿Recuerdas
cómo te molestaste antes? Tú querías mirar la tele y mamá dijo que no, es hora de cenar.
¿Recuerdas que hiciste mucho ruido?"
Mientras hablas muy amable y suavemente, puedes decirle: "Tratemos de hacer un
poco más de ruido por un momento, ¿está bien?" Si tu niño no muestra ninguna
resistencia a esta idea, comienza a hablar en una voz un poco más alta. Luego pídele a
tu niño que haga lo mismo. Una vez que dice, "¡Está bien!" Puedes decirle "Ahora
hagamos una voz mas amable." Entonces haz esto. Pasa de una a otra, creando
diferencias más grandes y más chicas en el volumen de la voz. A través de la sutileza
estás ayudando a tu niño a cambiar desde el comportamiento automático e
indiferenciado a tener más sentimientos diferenciados, que lo llevan a tener mayor
libertad emocional y elección. Luego, cuando y si ves que tu niño está por tener un
berrinche, recuérdale el juego sobre más fuerte y más suave. Pídele de manera amable y
amorosa: "¿Puedes hacerlo un poco más fuerte? ¿Y ahora más suave?" Asegúrate de
que no haya rastro de burla, sarcasmo, o enojo en tu voz. Al hacerlo de esta forma
ayudarás a su cerebro a cambiar desde su expresión emocional automática,
indiferenciada, involuntaria y forzosa, a sus renovados, más diferenciados sentimientos
y su expresión facilitada.
Mientras tú y tu niño adquieren mayor Sutileza, ambos sentirán más y el cerebro
de tu niño será cada vez mejor al percibir diferencias. Estas diferencias percibidas y
sentidas son la información que el cerebro de tu niño usará para moverse más allá de sus
limitaciones presentes. Observarás a tu niño desplegar su inteligencia, ser más astuto, y
un mejor estudiante y más veloz. La lucha y sufrimiento pasado será reemplazado por
deleite y descubrimiento.
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8 Elemento Esencial Cinco


Entusiasmo

El entusiasmo es contagioso; sé un portador.


- SUSAN RABIN

A veces pensamos al entusiasmo como un sentimiento que tenemos por algo que nos
complace. El origen de la palabra es del griego enthousiasmos, que quiere decir
"inspirado por los dioses." El diccionario de Merriam-Webster define al entusiasmo
como "sentimiento fuerte de excitación". Cuando nos referimos a una persona que tiene
un ardiente interés en un deporte u otra actividad, solemos decir: "Es un entusiasta del
golf" o "Es un entusiasta del fútbol". Mientras que esas definiciones son útiles en la vida
cotidiana, el modo en que la uso aquí es de alguna manera diferente.
Piensa en el Entusiasmo como una habilidad que tú puedes desarrollar dentro de ti
mismo, que la podrás aplicar al servicio de que tu niño se sobreponga a sus limitaciones.
El Entusiasmo como una habilidad es tu habilidad y voluntad para reconocer el más
pequeño cambio en tu niño, y para que tú experimentes alegría, celebrando internamente
aquellos eventos o acciones. Con lo que a esto respecta, el Entusiasmo no se trata de
hacer cumplidos, como decir "¡Qué buen niño!" o "¡Qué buena niña!" Tampoco se trata
de golpear tus manos para aplaudir algo que tu niño ha logrado - lo que generalmente es
llamado reforzamiento positivo. Aquí estoy hablando de desarrollar tu habilidad de
crear y amplificar tu propia experiencia interna de profundo deleite y apreciación por el
más pequeño cambio y avance de tu niño.
Cuando amplificas el Entusiasmo que sientes dentro tuyo, tu niño lo siente,
incluso si no dices nada. Mientras he experimentado este silencio interno entre un
cuidador y el niño miles de veces en mi labor, ha sido alentador, en años recientes,
descubrir investigaciones científicas que verifiquen este fenómeno. En 1996 Giacomo
Rizzolatti, un neurocientífico de la Universidad de Parma, descubrió la actividad de las
neuronas espejo en el cerebro, las cuales "nos permiten comprender la mente de otros no
sólo a través del razonamiento conceptual sino a través de la estimulación directa.
Sintiendo, no pensando." En un artículo del New York Times, la científica escritora
Blakeslee observó: "El cerebro humano tiene múltiples sistemas de neuronas espejo que
se especializan en llevar a cabo y comprender no sólo las acciones de otros sino sus
intenciones, el significado social de sus comportamientos y sus emociones."
Todo esto indica claramente que tu propio Entusiasmo afecta poderosamente al
cerebro de tu niño. Tu hábil Entusiasmo ayuda a tu niño a notar y sentir cambios -
diferencias- dentro de él mismo, y las emociones positivas que tu niño siente viniendo
de ti le dicen a su cerebro que es importante destacar estos cambios y enraizarlos. En
otras palabras, tu Entusiasmo -tu sentimiento de deleite, apreciación y esperanza- será
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sentido por tu niño. El cerebro de tu niño, debemos recordar, también reflejará y


adoptará sentimientos de desaliento, desesperanza, desaprobación, o indiferencia de las
personas que lo rodean. Además de querer que tu niño se sienta bien consigo mismo, el
cual es un objetivo muy valioso, ¿por qué es importante el Entusiasmo?

…………………………………….………………………………………….
Tu hábil Entusiasmo ayuda a tu niño a notar y sentir cambios -
diferencias- dentro de él mismo, y las emociones positivas que tu niño
siente viniendo de ti le dicen a su cerebro que es importante destacar
estos cambios y enraizarlos.
…………………………………….………………………………………….

¡Mírame!

Cuando notas el más pequeño cambio en tu niño y generas Entusiasmo en ese instante,
tu Entusiasmo pone en primer plano la atención de tu niño, un pensamiento, o
movimiento que lo distingue como importante. Esto hace posible para su cerebro
percibir el cambio, diferenciarlo del ruido ambiental –actividad- que está sucediendo en
su cerebro. No sabemos que pequeño cambio terminará siendo importante para los
futuros avances de tu niño. Sí sabemos, sin embargo, que el cerebro de tu niño necesita
billones de estas pequeñas diferenciaciones para ganar nuevas habilidades. El
Entusiasmo es otra manera de ayudar al cerebro de tu niño a percibir diferencias que se
convierten en una fuente de información con la cual trabaja el cerebro. Tu entusiasmo le
amplifica al niño los cambios pequeños, haciendo más sencillo para él notar esas
diferencias. Sin tu Entusiasmo, estos cambios pequeños y aparentemente insignificantes
puede que nunca sean notados por el cerebro de tu niño y pueden ser oportunidades
perdidas.

…………………………………….………………………………………….
El Entusiasmo es otra manera de ayudar al cerebro de tu niño a
percibir diferencias que se convierten en una fuente de información con
la cual trabaja el cerebro.
…………………………………….………………………………………….

Podemos ver este Elemento Esencial en acción con niños sanos todo el tiempo.
Los niños se emocionan –la versión infantil del Entusiasmo- siempre que hacen algo
nuevo, llamando la atención de su cerebro sobre ello. La emoción generada desde
adentro amplifica los cambios de la misma forma que tu Entusiasmo lo hace para ellos.
Y frecuentemente buscan un testigo con quien compartir su emoción. En ocasiones
puede tratarse de algo que a nuestro parecer no es trascendental. Por ejemplo, cuando un
niño de tres años dibuja algo en una hoja, él correrá hacia su madre, tirará de su mano y
dirá, “¡Mami, mami, mira, mira lo que hice!” Lo que la madre ve en la hoja es un
garabato. Nada para emocionarse. ¿O sí? Para el niño es algo enorme, algo muy nuevo.
Es una pequeña, y aún muy importante pieza en su futura habilidad de dibujar, escribir,
y más tarde, tal vez se convierta en un arquitecto. Su propio Entusiasmo ayuda a su
cerebro a distinguir esta nueva pieza y la surca en su cerebro. Sin su Entusiasmo es
como si no dejara una impresión y cambio permanente en su cerebro. Recientemente,
mientras hacia una caminata, pasé por un parque de juegos y vi una pequeña niña
93

colgando cabeza abajo sobre una estructura para trepar. Mientras hacia esto llamó a su
padre, “¡Mira, papi! ¡Mírame, mírame. Mira lo que estoy haciendo!”
La pequeña niña estaba tan emocionada de estar colgada cabeza abajo que quería
que su experiencia sea notada y amplificada para ella sintiendo el Entusiasmo de su
padre. Esto es algo que sucede probablemente millones de veces a diario, en parques de
juego alrededor del mundo. Lo que es importante resaltar aquí es que el Entusiasmo del
niño, su emoción espontánea sobre lo que está haciendo, hace que su cerebro preste
atención y seleccione las conexiones relevantes que están siendo creadas en ese
momento. Su realización de la acción, combinada con el Entusiasmo, despierta a su
cerebro, alertando que estas son conexiones exitosas que son seleccionadas sobre otras
conexiones; como resultado, estos patrones son grabados más clara y poderosamente,
quedando disponibles para ser usados en el futuro. La participación del adulto en esa
emoción ayuda a este proceso en el cerebro del niño.

¿Es real?

Jacob padeció daño cerebral al nacer, lo cual lo condujo a un retraso en el desarrollo


tanto físico como cognitivo. Cuando me lo trajeron por primera vez, a la edad de dos
años, él no era capaz de rodar sobre su panza; no podía tolerar estar acostado sobre su
panza; sus ojos estaban cruzados; y no podía sentarse, hablar, o hacer otras cosas.
Estaba feliz de ver que parecía disfrutar sus lecciones conmigo; él estaba muy atento y
respondía con rapidez. Luego de algunas lecciones ganó algo de movilidad en su
espalda, podía sostener mejor su cabeza, y estaba más consciente del ambiente. Al
mismo tiempo, los cambios eran pequeños comparado con los logros de otros niños de
su edad. Si fuera más como ellos, estaría corriendo por todos lados, hablando, jugando,
aprendiendo a decir no, afirmándose a sí mismo, y mucho más.
Como suelo hacer, siempre tenía al menos uno de los padres en la sala durante
nuestras sesiones. Tom, el padre del niño, estaba muy sintonizado con su niño y se
deleitaba con los cambios más pequeños que veía en Jacob. Para Tom, cualquier
cambio, incluso el que parecía más insignificante, eran prueba de que su hijo era
inteligente y que había esperanza para él. Tom era un hombre callado, así que nunca
decía mucho durante las sesiones. Sin embargo, miraba muy atentamente, y su interés y
amor por su hijo eran palpables. Luego de cada sesión expresaba su entusiasmo por los
cambios que había observado en su hijo durante la lección.
La madre de Jacob, Jackie, era feroz en su compromiso con su hijo y lo amaba
profundamente. Pero su estilo era muy diferente al de Tom. Ella parecía constantemente
consciente de los desafíos de su hijo. Los cambios que hacía Jacob no parecían traerle
alegría, esperanza o alivio. Ella ciertamente no era entusiasta. Al principio pensé que
simplemente no estaba conciente de los cambios de Jacob, así que comencé gentilmente
a señalárselos. Ella reconocía los cambios fácilmente. Pero estos pequeños cambios sólo
le recordaban cuán lejos estaba Jacob de donde “debería” estar, y esta perspectiva
incrementaba sus sentimientos de desaliento. Yo entendí claramente que podía sentirse
de esta forma si veía sólo las limitaciones de Jacob, no viendo el valor de los pequeños
cambios y sin saber que clase de futuro podría tener.
Luego de algunas sesiones, noté que cuando Tom estaba presente, Jacob
progresaba más rápido. Era como si la experiencia interna de deleite de Tom en cada
cambio de Jacob elevaran al niño y amplificaran su habilidad de responder a mi trabajo
con él. Cuando Jackie estaba en el cuarto, sucedía lo opuesto. Trabajar con Jacob se
94

sentía como tratar de arrastrar su cerebro a través de cemento fresco. Jacob se volvía
tímido, lento, y apagado.
Viniendo de una base científica, cuestioné mis percepciones. Pero luego de un
tiempo, ya no podía negar que la presencia o ausencia del Entusiasmo puede ser el
ingrediente generador-o-interruptor para un niño. Los maravillosos padres de Jacob me
enseñaron que el Entusiasmo es real y necesita ser reconocido y completamente
admitido. Discutí mi descubrimiento con Tom y Jackie. Primero, mientras Jackie era
más consciente de cómo su propia falta de Entusiasmo afectaba el progreso de Jacob, se
sintió avergonzada y preocupada. Luego preguntó, “¿Es esto algo que puedo aprender?”
La reaseguré; absolutamente sí es algo que puede ser aprendido. Rápidamente declaró
su intención de hacer justamente esto. Juntos acordaron que Tom traería a Jacob a sus
sesiones siempre que pudiera mientras que Jackie afilaría su habilidad del Entusiasmo
para estar más sintonizada con los pequeños cambios de su hijo. Mientras cambiaba, no
sólo Jacob respondió positivamente de inmediato hacia las nuevas habilidades de su
madre, sino que Jackie también era más feliz, encontrando deleite genuino en el
progreso de Jacob.

¡Por favor, no aplaudan!

Es importante no confundir el Entusiasmo con lo que usualmente es llamado


reforzamiento positivo. El reforzamiento positivo es premiar o recompensar a tu niño
por algo que has estado tratando de enseñarle o tal vez que deje de hacer algo que
querías que deje. Usualmente aplaudimos con entusiasmo en esos momentos. O
recompensamos a nuestro niño con un dulce o regalo.
Casi todo padre utiliza el reforzamiento positivo, intencionalmente o
instintivamente, para alentar a su niño a aprender y mejorar. Y usualmente esta es una
experiencia poderosa y positiva para el niño.
El Entusiasmo, como estoy hablando aquí, no es acerca de tu niño ganándose una
recompensa externa o una alabanza. De hecho, es lo opuesto. Una de las primeras cosas
que les enseñamos a los padres es a no aplaudir o hacer exclamaciones ruidosas o
excitadas cuando su niño hace algo por primera vez, como dar sus primeros pasos, decir
su primera palabra, o interactuar socialmente con otro niño. En lugar de eso, les
pedimos a los padres que actúen como si fuera absolutamente normal lo que sea que
este haciendo su niño, como si lo hiciera desde siempre. Sin embargo, si alentamos a los
padres a sentir plena y silenciosamente su propio deleite y emoción, alivio y alegría - a
sentir internamente sus emociones. ¿Por qué es esto? Porque queremos que el cambio o
logro del niño -grande o pequeño- sea sentido por el niño. Queremos que sea la
experiencia propia del niño. El aplauso y recompensa externa lo distraerá y alejará su
atención, llevándose al cerebro lejos del proceso en el que está involucrado. No
queremos que la atención del niño sea llevada a nuestros sentimientos o reacciones.
Tampoco queremos tratar de reforzar sus nuevos logros en esos momentos. Es
extremadamente importante que tu niño permanezca sintonizado con lo que él mismo
está sintiendo y experimentando mientras descubre algo por primera vez. Su experiencia
en sí misma es su reforzamiento. Esto es especialmente importante cuando un niño tiene
necesidades especiales; el niño necesita tiempo y espacio para sentirse a sí mismo y
permanecer inmerso en su propio proceso de auto-descubrimiento. Eso no significa que
debes ser estoico. Entiende que tu Entusiasmo interno, mientras le permites a tu niño
tener su propia experiencia sin interrupción o distracción, es tu mejor manera de apoyar
95

a tu niño en esos momentos. Cuando todo está dicho y hecho, depende del cerebro de tu
niño descubrir como moverse, pensar y actuar. Queremos que el niño piense, que
perciba diferencias, que note y se enfoque en su propia experiencia mientras la misma
se despliega. Es todo nuevo para él. Ni tu niño ni tú, el padre, pueden saber que pasará
en el segundo siguiente. El Entusiasmo sentido y experimentado de la forma en que lo
he descripto apoya este proceso interno, este despliegue del niño, y abre a tu niño a su
propio proceso de descubrimiento.

…………………………………….………………………………………….
Queremos que el niño piense, que perciba diferencias, que note y se
enfoque en su propia experiencia mientras la misma se despliega.
…………………………………….………………………………………….

Por favor, sin repeticiones

Otra forma común en que la atención del niño es secuestrada es cuando le pedimos que
lo haga otra vez -esto es, repetir lo que acaba de hacer por primera vez. Esta demanda,
muchas veces creará un corto circuito en el proceso del cerebro de formar una nueva
habilidad.
Es emocionante ver a un niño hacer algo por primera vez. No hay dudas de eso. Y
queremos ver como lo hace nuevamente, tal vez para confirmarnos a nosotros mismos
que lo que acabamos de ver fue real. Lo que la mayoría de las personas no se da cuenta
es que cuando el niño hace algo, por primera vez, sea decir Mamá, o hacer contacto
visual, rodar sobre su panza, sentarse, o pararse, no intentó hacerlo. El niño muy
frecuentemente ni siquiera sabe lo que acaba de hacer. Esa primera vez de hacer algo es
frecuentemente un error. No intencionalmente, su cerebro de alguna forma puso juntos
muchos pedazos y piezas que casi inesperadamente resultaron en este nuevo resultado.
Al hacer algo por primera vez, el niño está teniendo una experiencia interna de lo que
acaba de hacer pero no tiene una idea interna de lo que es o como llamarlo o como
hacerlo otra vez. Lo que el niño necesita en ese momento es algo de tiempo para
continuar enfocándose en su interior e integrar su experiencia. Cuando se le pide que lo
haga otra vez, el niño seguramente no sabrá como hacerlo y, como resultado, fallará.
Ese bien intencionado pedido de repetición bien puede impedir la integración en su
cerebro de esta nueva habilidad.

…………………………………….………………………………………….
Lo que la mayoría de las personas no se da cuenta es que cuando el
niño hace algo, por primera vez… no intentó hacerlo.
…………………………………….………………………………………….

He aprendido con el correr de los años que cuando un niño hace algo por primera
vez, por ejemplo, pararse, lo hará nuevamente en un minuto, una hora, un día, o tal vez
una semana después. Luego de un tiempo, mientras la nueva habilidad madura, queda
disponible para el niño todo el tiempo. He observado también que cuando se pone
presión en el niño para que repita la realización de su nueva habilidad adquirida,
frecuentemente, es como si la misma desapareciera. Cuando abrumamos al niño de esta
forma, hay una inhibición activa de la nueva y frágil conexión que se genera, haciendo
más difícil, y a veces imposible, para el niño hacerlo nuevamente.
96

Disfruta la celebración interna

Algunos años atrás salí a la sala de espera para invitar a mi siguiente cita. Allí vi a los
padres de Jeffrey sentados uno al lado del otro, sus espaldas derechas como si se
hubieran tragado un palo, las manos sobre sus faldas, y con caras estoicas e
inexpresivas. Sabía que su hijo Jeffrey acababa de tener una clase con uno de mis
colegas. Dije un hola alegre pero ellos apenas respondieron. Estaba confundida. Cuando
pregunté si todo estaba bien, el papá de Jeffrey en silencio señaló en dirección al hall
fuera de la sala de espera -en dirección al pequeño Jeffrey, quien tenía alrededor de
cuatro años de edad en ese entonces. Estaba caminando sin andador, por él mismo, de
un lado al otro del hall fuera de la sala de espera. Cuando le pregunté a sus padres
porque estaban tan callados, la madre respondió, "Se supone que no debemos estar
emocionados o decirle nada. Sólo estamos aquí sentados asegurándonos que no estamos
haciendo nada para estropear este momento". Les aseguré que lo que hacían estaba bien,
y era lo que les había enseñado en el pasado. Pero también les aseguré que estaba bien
relajarse y disfrutar de ese maravilloso momento.
Al día siguiente, antes de la siguiente sesión de Jeffrey, les pregunté a sus papás
como habían estado el resto del día anterior. Me dijeron que cuando volvieron al hotel,
Jeffrey quería quedarse abajo en el gran lobby y continuar caminado. Ellos accedieron,
dejando que él decida por donde guiarlos. Jeffrey estaba tan emocionado con su nueva
habilidad que quería seguir probándola. Pero eso no era todo. Él sentía la necesidad de
compartirlo y que otros lo presencien, parecido a la pequeña niña que había visto en el
parque de juegos.
Los padres me contaron que se sentaron en el lobby observando a Jeffrey
experimentando su propio Entusiasmo mientras lo miraban. Jeffrey que había sido
extremadamente tímido y sometido cuando comencé a trabajar con él, ahora estaba
caminando en dirección a extraños, parándose en frente de ellos y diciendo, "Hola mi
nombre es Jeffrey. Estoy caminando solo por primera vez en mi vida." Sus orgullosos
padres sonrieron mientras me contaban esta historia. Decían, "Te imaginas la cara de
sorpresa de los extraños a los que él invitaba a compartir su alegría." Jeffrey continuó
haciendo esto por horas, hasta que estuvo completamente exhausto y fue hora de la cena
e ir a dormir.
Nadie necesito empujar a Jeffrey a caminar, ni requirió el aplauso de sus padres o
que le digan cuan orgullosos estaban de él. Sus padres le dieron el espacio para
experimentar, amplificar su propio deleite en su nueva habilidad caminando y
aproximándose a extraños con sus novedades. Mientras tanto, sus padres se quedaron
cerca, llenos de su propio Entusiasmo. El reforzamiento positivo que Jeffrey obtuvo fue
espontáneo, proveniente de sus propias acciones. Su nueva habilidad era toda la
recompensa que necesitaba. Era de él. Sus amorosos y pacientes padres tuvieron cinco
horas para ver a su hijo digerir la enorme transformación que hemos estado
construyendo desde hacia más de un año y medio.

Lo que dice la ciencia

Nuestro propio entusiasmo puede tener un impacto poderoso en el ánimo,


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comportamiento e incluso en habilidades físicas de ambos, en nuestros niños y en


nosotros mismos. Puede ayudar a amplificar la habilidad de aprender de nuestro niño.
Las emociones de otros, así como las nuestras propias pueden afectarnos, incluso
cuando no somos conscientes de ello. Y estas emociones pueden iniciar cambios
sinópticos, activación de nuevas conexiones neuronales. Las emociones negativas
generalmente tienen un efecto más poderoso en el cerebro que las emociones positivas.
Por ejemplo, si un niño experimenta repetidamente fracasos porque se le pide que haga
algo que no puede, es fácil para él adquirir sentimientos de impotencia aprendida, y es
difícil deshacer esos sentimientos. Si las emociones que experimenta son positivas,
encienden el Interruptor del Aprendizaje y ayuda a consolidar, o enraizar, los nuevos
patrones de aprendizaje.
Hay una gran oferta de investigaciones que demuestran como nuestras
expresiones faciales comunican nuestras emociones y afectan a otras personas. Una cara
de pánico viaja rápidamente hacia la amígdala, el cerebro primitivo, alertándonos del
peligro y preparándonos para estar vigilantes y ansiosos. Los estudios han mostrado que
incluso cuando investigadores fingieron el pánico, siendo este invisible a nivel
consciente, estados de vigilancia y ansiedad eran comunicados, causando que la
amígdala del sujeto investigado se encienda y desencadene el mismo estado. Al saber lo
que sabemos sobre la comunicación de nuestras emociones, se torna claro por qué
nuestro Entusiasmo es tan importante para nuestro niño.
Las emociones como el entusiasmo y la emoción espontánea que experimentamos
cuando, por ejemplo, hacemos algo exitosamente, hacen que el cerebro preste atención
y seleccione las conexiones neuronales relevantes que están siendo formadas en ese
momento, fortaleciendo dichas conexiones en el proceso. El despertar de un estímulo
emocional, el cual podemos ayudar a proveer a nuestro niño a través de nuestro
Entusiasmo, coloca al cerebro del niño en un "estado móvil", coordinando la
información procesada en el cerebro. Los químicos producidos en nuestro cerebro,
como la dopamina, un neuroestimulador, facilita las transmisiones sinópticas,
amplificando los circuitos involucrados en el control del movimiento en varias regiones
de nuestro cuerpo.

Ver dibujo pág 144

Algunas emociones, como la ansiedad y el estrés que sentimos cuando


experimentamos el fracaso repetidamente, tienen un efecto perjudicial que deteriora
nuestra habilidad de aprender y realizar incluso las actividades más básicas. Estas
emociones generalmente manifestadas como estrés, elevan el nivel de cortisol, que
prolongado en el tiempo, destruye neuronas del hipocampo asociadas con el aprendizaje
y la memoria. Así mismo una elevación corta del cortisol en el hipocampo puede
obstaculizar nuestra habilidad para distinguir entre elementos importantes y no
importantes de un evento memorable. El estrés prolongado en la infancia lleva a una
excesiva actividad del cortisol, resultando en la reducción de sinapsis e incluso muerte
de células en el hipocampo. Esto resulta en la pérdida de auto-regulación, memoria,
ánimo positivo, y otras funciones. Cuando estos cambios negativos suceden pueden ser
al menos parcialmente mejorados fomentando el desarrollo posterior.
Es de gran importancia que todos recordemos y aceptemos como real el hecho de
que los niños reconocen las emociones de sus padres y de otros cuidadores. Ellos
sienten esas emociones, las cuales afectan su cerebro, su Interruptor del Aprendizaje, y
su habilidad de cambiar y mejorar.
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Herramientas para el Entusiasmo

Es fácil entusiasmarse cuando tu niño tiene un obvio progreso como decir su primera
palabra y dar su primer paso. Busca oportunidades para experimentar el Entusiasmo con
pequeños cambios, en lugar de sólo hacerlo cuando tu niño alcanza un evidente hito del
desarrollo. Cada niño atraviesa una multitud de estos pequeños, aparentemente
insignificantes cambios en su camino de alcanzar los más obvios estadios el desarrollo.
Cuando tu niño tiene desafíos especiales necesita que tú seas un padre muy
especial, y parte de esto es notar y experimentar Entusiasmo por el más pequeño cambio
a lo largo del camino hacia el logro más grande y obvio. Necesita que desarrolles tu
habilidad de notar y reconocer el más pequeño cambio y diferencias en él, y que sepas y
sientas su significado mientras trata de dominar nuevas habilidades. Tu desafío especial
es convertirte en un observador astuto de lo pequeño para que puedas ser entusiasta
acerca de esos cambios.

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Pregúntate a ti mismo, "¿Cuanta evidencia necesito antes de reconocer
-antes de saber- que mi niño ha hecho algo nuevo y diferente?"
…………………………………….………………………………………….

Pregúntate a ti mismo, "¿Cuanta evidencia necesito antes de reconocer -antes de


saber- que mi niño ha hecho algo nuevo y diferente?" Cuanto menos evidencia
necesitas, más poder brindarás a tu niño.
Comienza observando a tu niño durante un día típico de actividades e
interacciones. Podrás notar cambios en el color de sus cachetes -más rojos o pálidos;
podrás notar que sus ojos se vuelven más grandes y que está más alerta durante ciertas
actividades que en otras. Podrás notar que mientras aplicas un poco los demás
Elementos Esenciales sus movimientos se vuelven más suaves. Toma nota cuando sus
movimientos se vuelven más rápidos, lentos, o entrecortados que momentos antes o
algún otro momento en el pasado. Podrás notar que por primera vez está mostrando
interés en otros niños porque hoy dejó de hacer lo que estaba haciendo e intensamente
miró a otro niño jugar. Reconoce que en esos momentos los cambios están ocurriendo
dentro del cerebro de tu niño, pequeños cambios que se pueden hacer más grandes. Y,
sí, cada pequeño cambio es una ocasión para tu Entusiasmo.
En este punto, no estás tratando de hacer nada con tus percepciones de estos
cambios más que reconocerlos y saber que son reales y potencialmente importantes para
el desarrollo de tu niño. Estás siendo cada vez mejor en percibir a tu niño.
Toma notas mentales: Mientras te acostumbras a hacer esto, puedes encontrar de
ayuda hacer una nota mental o querrás anotar tus observaciones: "Ey, acaba de darse
vuelta y mirar a su hermana directamente por primera vez." O "Cuando sostengo su
pelvis mientras está sentado, su brazo derecho que en general esta rígido se vuelve más
libre." O "Está teniendo un berrinche menos intenso y se recupera mas rápido cuando lo
llevo de una actividad a otra." Al nombrar y describir lo que has notado de esta manera
creas mayor claridad para ti mismo sobre como está cambiando tu niño -incluyendo los
más pequeños y finos cambios. Estarás maravillado sobre cuanto más podrás ver, sentir,
oír, o notar en un período corto de tiempo y cuanto Entusiasmo puedes traer a tu propia
experiencia de estos cambios. Continúa practicando esta herramienta donde sea que se
despliegue una oportunidad, tal vez mientras hagas programas terapéuticos en casa,
99

durante una hora de juego regular, o durante una actividad cotidiana. Sabrás que eres
exitoso con esta herramienta cuando requieras menos y menos evidencia para reconocer
que tu niño esta cambiando y aprendiendo. Luego de un día o dos de notar que estás
mejorando en esto, pasa a la siguiente herramienta.
Cambiando Emociones, Generando Entusiasmo: Ahora que estás reconociendo
los pequeños cambios en tu niño como reales y estás percibiendo cada uno de ellos
como uno entre varios miles de pequeños hitos, puedes elegir ser entusiasta acerca de
ellos. Por momentos puede parecer algo difícil. Puedes, sin embargo, cambiar lo que
estás sintiendo en el momento. Los cuatros pasos que siguen te pueden ayudar a afilar tu
habilidad del Entusiasmo. Cada paso está diseñado para trabajar con actividades que ya
estas realizando en tu vida y con tu niño.

1. Pregúntate que te impide generar Entusiasmo. Puede ser la disparidad entre los
sueños y expectativas que tienes para tu niño y como es él ahora. O tal vez lo que
está haciendo más difícil para ti generar Entusiasmo es el conocimiento del
diagnóstico y pronóstico que ha recibido. Nada niega que los desafíos de tu niño
son reales y serios, pero es también esencial para ti estar presente para su
progreso, cada pequeño paso del camino.

2. Recuerda una vez donde hayas sentido entusiasmo. Sin tratar de negar o
bloquear tu pensamientos y sentimientos más negativos, recuerda una vez donde
te hayas sentido contenido, empoderado, y maravillado con lo que estaba
sucediendo. Este puede ser un evento grande o pequeño del pasado. Puede ser
incluso con las pequeñas cosas cotidianas, el aroma de una naranja, ver el primer
florecer de la primavera, o un suceso menor en tu trabajo. Recrea las sensaciones -
calor o frío, imágenes visuales, sonidos, tacto, olor, gusto- que hayas
experimentado en ese momento. Amplifica esos sentimientos y sensaciones y
saborea la experiencia por un momento, quedándote con ella durante cinco o
veinte segundos sin dejar que tu mente se aleje de ella. Enfocándote en estos
sentimientos se incrementa la liberación de dopamina (la llamada hormona del
bienestar) en tu cerebro y conecta neuronas que fortalecen la memoria, facilitando
el acceso a esos sentimientos en el futuro. Cuanto más conscientemente hagas esto
y de manera intencional, más posibilidades de que tu recuerdo y otros posibles
recuerdos se conviertan en una fuente que puedes usar para construir tu "músculo"
del Entusiasmo y traerlo a otras situaciones.

3. Transforma tu experiencia: Piensa en una tarea diaria que no te gusta, tal vez
lavar los platos, doblar la ropa, o hacer las compras. Justo antes de hacer una de
estas tareas -digamos lavar los platos- llama a la memoria de tu Entusiasmo y
siéntelo tan pleno como puedas. Siente satisfacción, delire, seguridad, esperanza,
curiosidad, gratitud, apreciación, o cualquier otro sentimiento positivo asociado
con la memoria. Una vez que estés impregnado de esos sentimientos y puedes
mantenerlos por algunos segundos, comienza a hacer esa tarea como usualmente
lo haces pero esta vez ve como la experiencia de hacerlo cambia cuando puedes
mantener los sentimientos de Entusiasmo que has creado. Si pierdes tu
Entusiasmo, simplemente deja de hacer la tarea por un momento corto y tomate
un momento para recrear el sentimiento, luego vuelve a la tarea nuevamente.
Continua haciendo este ejercicio tres veces (o más si deseas) cada día durante dos
o tres minutos cada vez. Hazlo con cualquier deber que ordinariamente no
disfrutas así como también con actividades que sí disfrutas. Te sorprenderá ver
100

cuan bueno puedes ser en generar Entusiasmo, incluso bajo condiciones


desafiantes.

4. Lleva el Entusiasmo a tu niño: Una vez que sabes que puedes generar y seguir
generando Entusiasmo intencionalmente, comienza a aplicarlo cuando percibas el
más pequeño cambio en tu niño. Recuerda que tu Entusiasmo es experimentado
internamente. Observa como tu niño responde a este cambio en ti. Muchos niños,
al principio, simplemente se los ve más felices, se vuelven más expresivos, y
exuberantes. Mientras continúas aplicando otros Elementos Esenciales y
generando Entusiasmo en respuesta al más pequeño de los cambios en tu niño, lo
verás de una nueva y a veces sorprendente forma.

Tienes que saber que de vez en cuanto lo perderás, cuando todo esto puede que
parezca demasiado; la realidad a veces puede tirarte abajo. Pero tú siempre puedes
recrear y seguir fortaleciendo tu habilidad del Entusiasmo. Este fenómeno de recordar,
fortalecer, y acceder a sentimientos de esta manera no es simplemente una creencia
inventada sino que ha demostrado llevar a cambios mensurables en la estructura
neuronal de nuestro cerebro.

…………………………………….………………………………………….
Sé el líder. No busques una confirmación de tu niño
…………………………………….………………………………………….

Conviértete en el líder: Cuando desarrollas la habilidad de percibir los cambios


más finos en tu niño y eliges deleitarte con estas pequeñas y aparentemente
insignificantes diferencias, no sólo las grandes y obvias, te convertirás en el líder de la
vida de tu niño. Frecuentemente las personas que aman a su niño y quieren lo mejor
para él buscan al niño para una confirmación. Sé el líder. No busques a tu niño para una
confirmación. Si tu niño hace algo bien, se siente bien y esperanzado. Si el niño lucha o
simplemente no puede hacer algo que esperas que haga, se siente molesto, desalentado,
y con miedo. El niño siente la ansiedad y decepción y recibe el mensaje que, "algo está
mal en mí." Al tomar el rol de líder, como esta herramienta te invita a hacer, vuelves
este proceso a su cabeza. En lugar de vivenciar los altos y bajos en los desafíos diarios
de tu niño, como una hoja flotando en una hoja, puedes sostener una visión para tu niño.
Te conviertes en un líder. Tú generas Entusiasmo dentro tuyo, independientemente de lo
que haga tu niño. Este es uno de los secretos guardados de los grandes maestros y
líderes, la habilidad de ser una vasija o contenedor para una intención, para generar
Entusiasmo para otros. Tomarás el liderazgo con tu pareja, abuelos, amigos, y extraños.
Te encontrarás a ti mismo siendo un gran líder con los maestros de tu niño, terapeutas, y
doctores. Eso no significa que ignores sus consejos. Todos ellos tienen un conocimiento
importante y a veces vital que puede asegurar el bienestar y desarrollo futuro de tu niño.
Pero serás capaz de ver a tu niño como el ser humano que realmente es, que crece y
mejora, incluso cuando no complete expectativas especificas. Recordarás que la única
forma de llegar allí es moviéndote en esa dirección mientras empoderas el cerebro y
espíritu de tu niño para crecer y evolucionar.

…………………………………….………………………………………….
Serás capaz de ver a tu niño como el ser humano que realmente es, que
crece y mejora, incluso cuando no complete expectativas específicas.
…………………………………….………………………………………….
101

Entusiasmo, Generosidad, y Espiritualidad: la raíz de la palabra entusiasmo


puede ser rastreada en la palabra griega enthousia: "inspirado por los dioses," o "tener a
dios adentro." Inteligente, reconocible o habilidoso como pueda llegar a ser, el proceso
de crecimiento y evolución personal es milagroso; lo que sabemos y podemos hacer es
solo una pizca de todo lo que aún hay por saber. Cuando un niño descubre como hacer
algo, no importa cuan grande o pequeño sea, su actual realización de ello es alucinante,
milagroso. Tu Entusiasmo llama a este poder milagroso para inspirarte a ti y a tu niño.
El Entusiasmo requiere de tu generosidad: generosidad de corazón, mente y espíritu. Tu
deseo de notar, deleitarte con, y dar importancia a aquellos pequeños cambios en tu niño
es la generosidad en acción. Tú celebras a tu niño y sus cambios mucho antes de contar
con toda la evidencia de que lo está haciendo bien esté allí. Tu voluntad de empoderar a
tu niño a través de tu Entusiasmo es un profundo acto de atraer inspiración divina al
proceso. Tu Entusiasmo ayuda a tu niño a ganar acceso a su propio genio. Ayuda a
marcar el comienzo de lo milagroso de maneras muy reales.
Michael Merzenich, uno de los neurocientíficos líder en el mundo, ha observado:

…………………………………….………………………………………….
Momento a momento, elegimos y esculpimos como nuestras mentes
siempre cambiantes trabajarán. Nosotros elegimos quien seremos en el
siguiente momento en un sentido muy real, y estas elecciones son
reveladas de forma física en nuestro ser material.
…………………………………….………………………………………….

Estas palabras son inspiradoras y alentadoras para cualquiera de nosotros que


tenga niños con necesidades especiales en sus vidas, confirmando que en referencia al
Entusiasmo no sólo te estás esculpiendo a ti mismo sino que también estas ayudando a
tu niño a esculpirse a sí mismo.
102

9 Elemento Esencial Seis


Objetivos Flexibles

No es la montaña lo que conquistamos, sino a nosotros mismos.


- EDMUND HILLARY

Incluso antes de que nazcan nuestros niños, consciente o inconscientemente tenemos


objetivos para ellos. Queremos que sean brillantes y exitosos. Y más ciertamente
queremos que sean sanos y felices. Nuestros objetivos para ellos pueden ser de gran
alcance, extendiéndose en el futuro. Algunos de nosotros anotan a sus niños en una
escuela antes de que nazcan. Otros tienen objetivos académicos para nuestros niños,
sacar buenas notas e ir a la mejor secundaria para que puedan graduarse en una
universidad prestigiosa. Tal vez queremos que nuestros niños hagan mucho dinero, se
casen bien, se asienten, y formen cerca sus propias familias.
Estos objetivos están basados en supuestos que nuestro niño será sano y
plenamente capaz, que su constitución y creación será muy parecida a la nuestra. El
momento en que observamos otra cosa, el momento que nos damos cuenta que nuestro
niño tiene necesidades especiales, nuestro mundo se da vuelta. Empezamos a hacer
diferentes preguntas: ¿Qué significa este diagnóstico en el futuro de mi niño? ¿Qué
objetivos debo establecer para él? ¿Debo aspirar a que él alcance los estadios típicos del
desarrollo en las edades esperadas? ¿Qué debo hacer si no está progresando sobre cierto
objetivo que hemos establecido para él? ¿Esto sucede porque no he hecho lo suficiente
como padre? ¿Debo continuar tratando de que lo haga, presionando incluso más? Y si la
respuesta es sí, ¿qué intervenciones son las mejores para él? Si la respuesta es que no
¿debería continuar buscando mi presente objetivo para él, esto significa que me estoy
dando por vencido con mi niño? ¿Qué es lo que puedo esperar de mi hijo, y que puedo
hacer para ayudarlo a alcanzar esas expectativas?
Cada niño es único, incluso cuando comparten el mismo diagnóstico con cientos
de otros niños. En este capítulo ofrezco formas que van respondiendo preguntas que te
empoderan a ti y a tu niño y que se ajustan a tu situación única. Se trata de ver cual es la
mejor forma para ti de establecer objetivos para tu niño y luego tender a ayudarlo a
alcanzarlos. Todos han tenido la experiencia de perseguir metas personales, y todos
sabemos la importancia de establecer objetivos. La forma más comúnmente
recomendada de tener objetivos es reducir el foco de ese objetivo mientras se trata lo
más posible de alcanzarlo. Este enfoque es manifestado en frases como "Ve por ello",
"Mantén tus ojos en la meta", "Lo que cuesta vale", y "Nunca te rindas y nunca cedas."
Pero cuando se trata de ayudar a tu niño con necesidades especiales, esta aproximación
en ocasiones puede resultar siendo contraproducente. Los objetivos rígidos nos acercan
a una forma forzada e inflexible que puede limitar al niño aún más en lugar de ayudarlo
103

a avanzar.
Por suerte hay otra manera de establecer objetivos para tu niño, una que está más
en armonía con cómo el cerebro, cuerpo y espíritu trabajan y sobre como el niño
aprende y cambia. Nuestro niño puede lograr más, con menos sufrimiento, mientras nos
mantenemos abiertos a posibilidades que de otra forma no estarían disponibles,
manteniendo nuestras metas libremente. Mantener nuestras metas libremente significa
que establecemos objetivos para nuestro niño con intención clara, y a su vez, con cierta
liviandad y mucha flexibilidad.
Sostener objetivos libremente puede parecer una forma indirecta, un laissez faire
(dejar hacer), fuera de control, o incluso una forma aterradora de tratar de alcanzar
cierto resultado. Estamos más acostumbrados de tratar de ayudar a nuestro niño a
alcanzar un objetivo -cualquiera este sea- ahora mismo, por el camino más rápido y
corto posible. Solemos creer que esta es la única manera de llegar allí. Cuando nuestro
niño fracasa, pensamos que debemos enfocarnos en ese objetivo aún más, que para que
nuestro niño alcance este objetivo debemos ser más tenaces, más disciplinados, y más
resolutos. Tratar aún más. Y si tu niño aún no alcanza el objetivo establecido para él,
generalmente tendemos a pensar que es su necesidad especial que previene el éxito o
incluso que hay algo malo en nosotros.

…………………………………….………………………………………….
Nuestro niño puede lograr más, con menos sufrimiento, mientras nos
mantenemos abiertos a posibilidades que de otra forma no estarían
disponibles, manteniendo nuestras metas libremente.
…………………………………….………………………………………….

Sin embargo, paradójicamente, irás descubriendo, que al sostener objetivos


libremente para tu niño -tener una actitud flexible hacia esos objetivos-, es donde tú y tu
niño comenzarán a tener grandes avances que de otra forma serían imposibles. Mientras
aprendes a sostener objetivos libremente, muchas de las típicas limitaciones dictadas
por condiciones específicas y su habitual pronóstico probarán estar equivocados.
Comenzarás a tener esfuerzos más alegres y colaborativos con tu niño, viéndolo menos
como un proyecto y más como un ser humano con sus propios sentimientos, deseos, y
camino de vida.

Babuinos, Humanos y Objetivos Reversibles

Al introducir el concepto de Objetivos Flexibles a mis estudiantes, usualmente


comparto la siguiente historia. Los babuinos en el Desierto Kalahari tienen excelentes
escondites de agua y son lo suficientemente inteligentes para esconder su ubicación de
los humanos y otros animales. Todo un logro. Cuando cazadores nativos quieren
encontrar estos escondites, primero buscan un hormiguero gigante, que a los babuinos
les gusta frecuentar. Siendo criaturas curiosas, los babuinos en ocasiones observan a la
distancia mientras los cazadores hacen un agujero en la arcilla firme del hormiguero, lo
suficientemente grande como para que un babuino pueda entrar. Tiran algunas semillas,
de la clase que a los babuinos les gusta comer, dentro del agujero. Cuando el cazador se
aleja, un babuino se acerca, pega sus manos al agujero para obtener las semillas, cierra
sus puños y luego trata de extraer las semillas. Como está aferrando las semillas en su
puño, y no las soltará, no puede saca su mano del agujero. El babuino está atorado.
104

Trata de tirar su mano hacia afuera con más fuerza, pero es en vano. Mientras se acerca
el cazador, el beduino entra en pánico, gritando con miedo, incluso dando saltos
mientras trata de escapar. Pero como no abrirá sus manos para no dejar ir las semillas, el
babuino continúa atrapado. Para no alargar la historia, el cazador ata al animal con una
correa durante la noche y lo alimenta con sal, que los babuinos no pueden resistir.
Cuando el animal es liberado a la mañana siguiente el babuino corre a aplacar su sed, e
involuntariamente conduce al cazador hacia el preciado escondite de agua.
Para que el babuino pueda revertir el curso de estos eventos, todo lo que tendría
que haber hecho es abrir su mano y dejar ir las semillas. Pero su cerebro no cuenta con
la complejidad evolutiva y libertad para anular su afán de obtener las semillas. Él se
aferra a su resultado incluso a expensas de su libertad así como también de su
supervivencia.
A la mayoría de nosotros nos han enseñado a perseguir un objetivo reduciendo lo
más posible nuestro foco, tratando de hacer que nuestro niño haga lo que debería ser
capaz de hacer. Cuando nos enfocamos muy rígidamente en alcanzar objetivos
específicos para el niño, nosotros y él somos menos capaces de responder a un
sentimiento, experiencia, información, y nuevas oportunidades. Terminamos limitando
a nuestro niño y a nosotros mismos. En esos momentos generalmente pasamos por alto
las potenciales consecuencias indeseables de seguir objetivos muy rígidamente y pueden
incluso ignorar el bienestar del niño y el nuestro.

…………………………………….………………………………………….
Cuando nos enfocamos muy rígidamente en alcanzar objetivos
específicos para el niño, nosotros y él somos menos capaces de
responder a un sentimiento, experiencia, información, y nuevas
oportunidades.
…………………………………….………………………………………….

Tener objetivos para tu niño es importante. Sin ellos lo más probable es que no
sea capaz de crecer. Los desafíos de tu niño son reales. Para que tu niño sea capaz de
encontrar soluciones para sobreponerse a sus limitaciones, necesita que su cerebro
trabaje en el más alto, más potente nivel posible. Sin embargo, cuando vas en búsqueda
de alcanzar objetivos muy rígidamente, como el babuino atrapado por su propio puño,
en lugar de ayudar al cerebro de tu niño a elevarse a su potencial máximo, tú estás más
probablemente conduciéndolo a sus niveles más primitivos donde hay muy pocas
posibilidades, descubrimientos o invenciones.

¿Cuando hablará finalmente?

Comenzamos a trabajar con Alexa cuando tenía dos años y medio. Su condición: retraso
del desarrollo no especificado. Ella era una niña muy triste con poco movimiento
voluntario. Era bizca, su boca estaba siempre abierta, su lengua rígida fuera de su boca
la mayor parte del tiempo, y babeaba. Los objetivos inmediatos de sus padres eran que
ella pudiera darse vuelta sobre su panza, sentarse, gatear, y comenzar a responder a la
comunicación verbal.
Antes de visitarnos, Alexa había estado trabajando intensamente con una serie de
terapeutas que trataban de lograr esos objetivos directamente. Intentaban hacerla
realizar movimientos y posiciones, como gatear o sentarse pero con poco o ningún
105

éxito. Durante el primer año y medio, sus padres habían tenido la esperanza de que esos
esfuerzos pudieran ayudarla. Pero a medida que pasaba el tiempo, se daban cuenta de
que su hija casi no progresaba, y comenzaron a buscar otro abordaje. Estaban listos para
correr los ojos de los objetivos, y probar nuestro método.
Nuestro objetivo era despertar su cerebro, comenzando con lo que ella podía hacer
hoy. Esto abriría la posibilidad de ayudar a su cerebro a diferenciar y crear pequeños
cambios que llevarían a los siguientes desafíos. Explique a los papás de Alexa que eso
es lo que llamamos, diferenciación, o trabajar en los bordes.

…………………………………….………………………………………….
Nuestro objetivo era despertar su cerebro, comenzando con lo que ella
podía hacer hoy.
…………………………………….………………………………………….

Les tomó un tiempo a los papás entregarse a esta clase de trabajo. Les daba miedo
dejar de intentar que Alexa alcance los objetivos obvios. Pero pronto comenzaron a ver
pequeños cambios que nunca antes habían visto. Por primera vez se dieron cuenta de
que Alexa podía aprender, y era inteligente a pesar de sus tremendas limitaciones.
Trabajamos con ella durante los siguientes dos años y medio. Intencionalmente nos
alejamos de los objetivos obvios y nos quedamos con los Objetivos Flexibles. Esto le
dio al cerebro de Alexa la libertad de despertar nuevas posibilidades para ella, una y otra
vez. A través de muchos pequeños cambios, Alexa aprendió a rolar, a gatear, y
finalmente a pararse y caminar. Cambió en muchos otros sentidos mientras sus
habilidades crecían, se volvió una niña alegre, claramente inteligente y amorosa, una
niña muy diferente a la que había conocido. Excedió largamente las expectativas de su
pronóstico.

Acercándose a los objetivos “libremente sostenidos”

Con estos objetivos logrados, Alexa todavía no hablaba excepto que decía “ahhh” para
decir sí. Cuando comenzó el jardín, sus padres sentían una gran presión de que ella
hablara. Esto se convirtió en su objetivo fundamental. La escuela recomendaba
seriamente fonoaudiología. Cuando sus padres me contaron esto, yo les recordé como
ella había aprendido a gatear, y a caminar. Solo había ocurrido cuando dejamos los
objetivos de lado y trabajamos con ella en el lugar en que se encontraba.- trabajar por
los márgenes/bordes para producir pequeños cambios- . Les dije que la fonoaudiología
ayudaría, siempre que la terapeuta mantuviera el objetivo del habla muy libre. Tendría
que evitar incitarla a hablar en una forma directiva e inflexible, evitando el riesgo de
que su cerebro, se estancara aún más en sus actuales patrones e hiciera el lenguaje aún
más difícil para ella. Sus padres estuvieron de acuerdo.
Por varios meses no vi a Alexa. Entonces recibí un correo electrónico. Su mamá
había conseguido una terapeuta del lenguaje con la que estaba muy contenta. “Incluso
cuando están haciendo maravillosos progresos” su mamá me escribió, “Alexa aún no
está hablando. La terapeuta me dijo que sus músculos faciales no tienen fuerza”. Ella
quería consultarme si podía darle a Alexa unas lecciones para ayudarla a “fortalecer sus
músculos”. Además, su mamá me decía que Alexa, su dulce niña, por primera vez en su
vida, estaba teniendo problemas de conducta. Estaba teniendo berrinches, estaba siendo
muy difícil calmarla, y no estaba siguiendo sus instrucciones o las de la maestra. Los
106

padres estaban completamente perdidos. Les mandé un mail de vuelta, diciéndoles “no
tengo forma de arreglar o controlar sus músculos, yo trabajo con el cerebro, no con los
músculos”. Acordamos que vería a Alexa en dos sesiones para evaluar si podía ayudar
a su cerebro a organizar las complejas habilidades del habla. Realmente no estaba
segura de poder ayudarla.
Cuando Alexa entro a su sesión, primero la vi algo dubitativa, pero una vez que la
subí a la mesa de trabajo, se me abalanzó, y nos abrazamos. Yo sólo sabía una cosa: no
iba a tratar de hacerla hablar. Haría lo mejor para hacerla sentir en confianza, segura de
que yo no esperaba nada de ella. Le dije lo feliz que estaba de verla. Le pregunté, como
parte de un vapor de palabras que salían de mi boca, si ella estaba yendo al jardín. No
esperaba que me conteste. Seguí hablando. Entonces, ella asintió con la cabeza,
afirmando que sí. “Wow, eso es maravilloso” Entonces le dije algunas cosas sobre el
jardín de mi hijo. En un momento le pregunté si su jardín era parecido. Otra vez, no
esperaba que me conteste. Para mi sorpresa, muy tranquilamente dijo “si”. No fue un si
perfectamente claro. Actué como si nada inusual estuviera pasando, pero noté que la
palabra salió cuando no le estaba preguntando, cuando no estaba tratando de hablar. Ella
estaba absolutamente absorta, y las dos estábamos alejados del objetivo de “hablar ya”.
Luego empecé a utilizar sílabas y vocales sin sentido, usando palabras no reales
pero con la entonación y ritmo del lenguaje conversacional, de esta forma llevamos
nuestra sesión lejos del objetivo final de hacer que Alexa hable. Ahora Alexa estaba
acostada sobre su panza, y yo estaba trabajando sobre su espalda, costillas, y columna
para tratar de obtener más movimiento en su espalda y librar su diafragma para moverse
y que pueda respirar más profundamente. Alexa siempre amo sus clases. Ella se
acostaba muy tranquilamente, atenta a las sensaciones de su cuerpo, pero también
parecía fascinada con mi habla sin sentido. Luego de unos minutos, hice una pausa, y
para mi asombro y deleite escuche a Alexa decir algunos sonidos sin sentido. Cuando
paró, yo respondí con mis propios sonidos sin sentido. Luego las dos tuvimos esta
conversación que continuó llena de entonaciones como si estuviéramos realmente
diciendo algo pero sin palabras reales.
Alexa por supuesto disfrutó ella misma. En cierto punto le "pregunté" una
pregunta sin sentido -usando las inflexiones de mi voz pero no palabras- y ella
respondió diciendo sí muy claramente. Luego hizo preguntas en lenguaje sin sentido y
yo respondí no. Luego de treinta minutos de sesión, sentí que era suficiente. No quería
cansar a Alexa y que su cerebro inhiba esta nueva habilidad encontrada.
Senté a Alexa y le dije que la sesión había terminado, que ya era hora de ir a casa.
Ella me miró, señaló con su dedo índice derecho hacia mí y con una voz muy fuerte
dijo: "¡No!" Decir no era nuevo para ella. Me reí, señalé con mi dedo índice hacia ella y
con la misma voz fuerte dije: "¡Sí!"
Antes de que se fueran destaqué a su madre lo importante que era asegurarse que
todos en la vida de Alexa, incluyendo sus maestros, intencionalmente evitaran tratar de
hacer que Alexa hable por al menos dos meses, mientras continuamos trabajando con
ella. Eso también significa hacer un alto en su terapia de lenguaje por algunas semanas.
Profundamente movida por los cambios que había presenciado en su hija, la madre
fácilmente accedió.
Ellos dejaron mi consultorio. Unos segundos más tarde, para mi sorpresa, Alexa
volvió corriendo hacia mi señalando con su dedo y casi gritando, diciendo "¡No, no,
no!" Yo volví a señalar hacia ella y dije, "¡Sí, sí, sí!" Su madre y yo nos miramos
asombradas por el nuevo sentido de poder de Alexa. Ella era como un ave liberada de
una jaula, celebrando su nueva libertad y absolutamente deleitada con ella misma.
Finalmente la acompañé fuera del consultorio, asegurando que la volvería a ver al día
107

siguiente.

De No a Sí, a mucho más

Al día siguiente Alexa volvió y reanudó su comunicación sin sentido conmigo


inmediatamente, tal como lo habíamos hecho antes. Evidentemente ella estuvo
esperando esto. ¡Ella planeó hacer esto! Luego de un momento, cuando la conversación
sin sentido estaba fluyendo muy gradualmente empecé a incorporar una palabra real y
más tarde otra más. Mi preocupación al principio era que la palabra real podría detener a
Alexa. Al contrario, ella empezó a hacer lo mismo, a incorporar una palabra real aquí y
allí.
Los maestros en la escuela de Alexa informaron que, luego de sólo dos de estas
clases, Alexa estaba sorpresivamente, y sin ayuda, diciendo oraciones de dos-tres
palabras de vez en cuando. Luego de tres meses de trabajar con nosotros, Alexa estaba
diciendo claramente oraciones más largas y estaba hablando más frecuentemente,
cuando no era ayudada o persuadida por otra persona para hablar. Alexa aprendió y
mejoró cuando todos esos cuidados hacia ella se alejaron del deseo final y en vez tuvo
objetivos flexibles que le proveyeron la libertad de trabajar sobre los bordes, buscando
formas para su cerebro de diferenciar y producir pequeños cambios en los bordes de lo
que ya era capaz de hacer.

La importancia del éxito

La experiencia de tu niño juega un rol crítico en su habilidad de cambiar y crecer. Pero


¿qué quiero decir exactamente con esto? Cuando un niño toma cualquier acción -grande
o pequeña, intencional o no intencional- y obtiene un resultado que encuentra placentero
e interesante, esa es la experiencia de éxito. Por ejemplo, cuando un bebé agarra el pelo
de su madre y tira de el sin intención, la madre dice, "¡Ay!" El niño está sorprendido y
deleitado con los sonidos que produce. Cuando él experimenta semejante éxito, su
cerebro esta más inclinado a reforzar aquel patrón que lo lleva a ese mismo éxito. Su
cerebro se enciende. El niño se despierta, se vuelve más vivo, y aprende mejor y más
rápido.

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Cuando un niño toma cualquier acción -grande o pequeña, intencional
o no intencional- y obtiene un resultado que encuentra placentero e
interesante, esa es la experiencia de éxito.
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El éxito se siente bien. Empodera al niño. Es otro amplificador, un indicador para


el cerebro del niño para notar que, "Lo que acabas de hacer es valioso. Graba esto para
uso futuro." El éxito genera más éxito. La mayoría de las experiencias de éxito de un
niño no son lo que los adultos normalmente consideramos como tal porque estos
usualmente no son obvios, un logro completamente desarrollado como caminar, hablar,
y otros logros importantes. Sin embargo, esta multitud de pequeñas experiencias de
éxito del niño son las que llevan a los grandes logros. Este tipo de experiencias de éxito
108

pueden ocurrir sólo en los bordes de las habilidades presentes del niño. Un niño no
puede pasar de gatear a saltar la soga. Pero puede progresar de gatear en superficies
planas a gatear sobre obstáculos. Tu comprensión de este principio, de éxito empezando
en los bordes de lo que tu niño puede hacer actualmente, es de mayor importancia en tus
esfuerzos para ayudar a tu niño.
El niño con necesidades especiales requiere un montón de pequeños éxitos para
que su cerebro se despierte y descubra soluciones únicas para su condición. Si se le pide
que haga lo que está mucho más allá de sus capacidades presentes, su cerebro no puede
descubrirlo, será en realidad privado de aprender esa habilidad. Tener Objetivos
Flexibles significa movernos siempre alrededor de esos bordes de habilidades presentes,
donde la experiencia de éxito -y cambio- son más accesibles para el niño.

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Tener Objetivos Flexibles significa movernos siempre alrededor de esos
bordes de habilidades presentes, donde la experiencia de éxito -y
cambio- son más accesibles para el niño.
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Si hay una solución a encontrar para un niño que no puede relacionarse con otros,
o no puede pararse o caminar, será encontrada empezando donde está él ahora mismo.
Esta es la esencia de tener Objetivos Flexibles, de saber como crear oportunidades para
tu niño de experimentar éxito sobre los bordes.

La aplicación universal de Objetivos Flexibles

El mismo principio de Objetivos Flexibles de tirar de los bordes de lo que el niño puede
actualmente hacer y donde puede actualmente experimentar éxito es verdadero para la
evolución de cualquier función. En ocasiones, cuando los padres me traen a sus niños
por primera vez, preguntan, "¿Cuando podrá caminar?" O "¿Algún día hablara?" Cada
vez que me preguntan esto, busco internamente una respuesta, y siempre llego a la
misma conclusión: "No lo sé. Si tuviera que saber ahora, tuviera que de alguna forma
hacer directamente que su niño camine, o hable, o deje de ser hiperactivo, como un
mecánico puede poner a punto el motor de un auto y hacer que vuelva a funcionar, no
tendría ni idea de qué hacer. Y estoy segura que ambos su niño y yo fallaremos." Al
mismo tiempo, tengo por seguro que si me puedo conectar con el niño y ayudarlo a
empezar a diferenciar y hacer cosas nuevas que pueda seguir y experimentar como un
éxito, empezando donde está justo ahora, él progresará. Y si ese proceso continúa,
eventualmente alcanzará más y más logros.
Cuando los padres escuchan mi respuesta inicialmente tienden a sentirse de alguna
forma confundidos porque la única forma que conocen para medir el progreso de su
niño es a través de los hitos estandarizados. Usualmente sienten que la única forma en
que pueden ayudar a su niño es tratando de hacer que alcance dichos objetivos comunes.
Yo les explico que lo que busco todo el tiempo son cambios en los bordes en donde está
el niño en el momento presente -esto es, cambios que expanden el vocabulario del niño
de movimiento, pensamiento, y sentimientos. Cambios de este tipo indican que el
cerebro está en proceso de hacer lo que debe hacer para alcanzar el próximo estadio del
desarrollo de ese niño. Yo les digo a los padres que para ser de ayuda para su niño
necesito tener Objetivos Flexibles y alejarme de los hitos esperables. Lo que estoy
109

buscando es la responsividad del niño hacia lo que hago; busco su participación, incluso
si su respuesta es pequeña. Estoy buscando hacer que el niño tenga experiencias de
éxito y observando el deleite en las variadas expresiones del niño que viene
conjuntamente.
Un amigo que es golfista me dijo una regla básica del juego: Juega donde yace, lo
que significa que siempre juegas desde donde está la pelota. Este dicho fue también
popularizado en una novela literaria de Joan Didion. Aplicado a los Objetivos Flexibles,
significa conectar con tu niño donde sea que esté ahora: Descubre lo que tu niño es
capaz de hacer en este momento, y busca maneras de tirar de los bordes, así ayudarás al
cerebro de tu niño a encontrar su propio camino de desarrollo. Ubica objetivos e hitos
del desarrollo más grandes dentro de tu mente. Interioriza los hitos que te gustaría que
tu niño eventualmente tenga, sea caminar, hablar, socializar, leer o escribir, pero sostén
ese objetivo muy ligeramente. No debes dejar que el hito proyectado maneje lo que
haces con tu niño. Deja que el aquí y ahora de tu niño guíe lo que haces.
Se que estos miles de pequeños cambios llevaran a los niños que tienen desafíos
especiales, más lejos en su individual, y a veces único, desarrollo. Cuando abandonas
los hitos normalmente predecibles que te tiranizan o dictan lo que haces con tu niño,
empezarás a ver grandes progresos.

Lo que la ciencia nos dice acerca de Objetivos Flexibles

Un ejemplo de imponer un objetivo rígido es la práctica de lo que llamo hora de la


panza, lo cual consiste en poner a un bebé sobre su panza antes de que sea capaz de
rodar sobre su panza por sí mismo. El motivo de esto es que fortalece el cuerpo del bebé
y acelera su habilidad de alcanzar ciertos hitos -a saber, rodar sobre su panza, gatear, y
pararse. Cierta literatura anterior acerca de esta práctica proponía que el momento de la
panza ayudaría al niño también a alcanzar otros hitos más rápido, asegurando que sería
más exitoso en su vida.
Una de las cosas que suceden, sin embargo, es que al poner al bebé sobre su
panza, se le está negando la actividad no intencional que el niño normalmente sería
capaz de hacer sobre su espalda. Recordarán de mis capítulos anteriores cuan
importante es esta actividad no intencional, con todos sus movimientos azarosos, para el
proceso de diferenciación y el desarrollo del cerebro del niño.
Un gran número de estudios posteriores han visto los efectos a largo plazo de los
niños criados con la hora de la panza. Dichos estudios hallaron que estos niños
aprendieron a rodar desde su panza hacia su espalda, gatear sobre su abdomen, gatear en
cuatro patas, y sentarse tres meses antes que los bebés que no fueron criados con esta
modalidad. Es interesante, sin embargo, que este desarrollo acelerado precoz no se
sostuvo al alcanzar los hitos siguientes del desarrollo. No había diferencia entre los
niños de la hora de la panza, y los que no lo eran en la adquisición de hitos del
desarrollo como caminar y habilidades de motricidad fina y gruesa.
Uno puede concluir de esto que acelera el tiempo que le lleva al niño alcanzar
estos estadios tempranos a la larga no era muy útil, pero al menos tranquilizaría a los
padres el ver a sus niños alcanzar esos objetivos antes en lugar de más tarde. Pero
cuando miramos esta práctica más de cerca necesitamos preguntarnos que impacto
puede tener el imponer estos objetivos en la calidad de como un niño se mueve, piensa,
y siente. ¿Se está perdiendo de algo como resultado de la hora de la panza?
Uno de los estudios de la hora de la panza se enfocaba en bebés con bajo peso al
110

nacer y encontraron que colocar al bebé sobre su panza antes de que fuera capaz de
rodar sobre su panza por sí mismo conduce a problemas posturales -a corto y largo
plazo- y a otros problemas del desarrollo.
Emmi Pikler, pediatra, fundó y operó un gran orfanato en Europa, justo luego de
la Segunda Guerra Mundial. Ella era una gran defensora de proveer seguridad y amor a
los niños para que crezcan y se desarrollen a su propio ritmo -sin adultos que impongan
objetivos rígidos en sus esfuerzos de acelerar los diferentes logros de los niños antes de
que pudieran hacerlo por ellos mismos. Ella entrenó a las enfermeras y cuidadores de su
instituto para que apliquen Objetivos Flexibles todo el tiempo. Ella observó como
"padres y otras personas se involucraron en el cuidado de los niños repetidamente para
promover las fases del desarrollo (estadios) a través de la manipulación física y
estimulación verbal." También halló que los niños criados en su orfanato a quienes se
les proveía el tiempo y espacio para desarrollar su propio ritmo y a su manera -
siguiendo el enfoque de los Objetivos Flexibles- sin ningún intento de acelerar su
progreso, tardaban más en alcanzar los hitos iniciales, entre tres y cuatro meses, tal
como mostrarían investigaciones posteriores sobre la hora de la panza. Más importante
aún, ella observó que: "No sólo los niños aprendieron a sentarse, pararse, y caminar por
sí mismos, sino que eran aparentemente más independientes, más seguros en sus
movimientos, y en general, más contenidos y tranquilos en sus comportamientos que
otros niños de la misma edad." Ella escribió: "Consideramos que los movimientos
seguros y bien balanceados de los niños criados en nuestro instituto como significativa.
Ellos no sólo se mueven bien, pero si se caen -lo cual es inevitable- se caen bien." Se
sienten tan bien que entre los mil cuatrocientos niños criados en su instituto desde la
infancia ninguno de ellos tuvo ninguna fractura.
Estos hallazgos nos muestran que los bebés saludables crecerán y alcanzarán sus
hitos sean ayudados o no por sus cuidadores aplicando objetivos rígidos en relación a
esos hitos. Los niños en última instancia trabajan sobre ellos de igual manera. Sin
embargo, en los niños con desafíos, negarles Objetivos Flexibles puede tener efectos
muy perjudiciales. Cuando movemos nuestros propios ojos lejos del premio de que el
niño alcance un objetivo especifico a través de la rigidez, significa que es posible
mejorar, por la calidad de los movimientos de ese niño.
Estos hallazgos y la importancia de los Objetivos Flexibles puede ser mejor
comprendido cuando recordamos, como discutimos en el capítulo 5 en el Elemento
Esencial Lento: Nosotros los humanos somos bendecidos con lento, prolongado período
de desarrollo que mantiene el proceso de aprendizaje con final abierto por más tiempo
que cualquier otra especie. Cuando tomamos nuestro tiempo y mantenemos el proceso
de ayudar al niño con necesidades especiales a alcanzar sus objetivos con final abierto,
reversibles, y flexibles, damos a ese niño y a su cerebro exponencialmente más opciones
para crecer. ¡No intentes cerrar el trato tan pronto! No dejes que el hecho de que tu niño
cruce la línea de llegada sea tu objetivo principal. El cerebro de tu niño está construido
para tomarse su tiempo, moviéndose de un estadio al otro tal como lo hacen otros niños.
Cuando sigues la práctica de Objetivos Flexibles, tú le das al cerebro de tu niño las
oportunidades de ser más ingenioso en descubrir soluciones a sus desafíos. Esto es
cuando tu niño se vuelve más vivaz.

Las herramientas para Objetivos Flexibles

Lo que sigue son nueve métodos para aplicar Objetivos Flexibles, abriendo nuevos
111

caminos para tu niño para encontrar soluciones a sus desafíos, caminos que de otra
manera podrían ser inalcanzables. Las habilidades que describo aquí también ayudarán a
reducir el estrés, y aumentar la felicidad, para ti y para tu niño. Desearás tener un diario
sobre tu trabajo con estas nueve herramientas.
Identificar: Si tu niño ha recibido un diagnóstico, identifica que significa para ti.
¿Cuál crees que sea el desafío específico de tu niño? Y ¿qué objetivo tienes actualmente
para tu niño? Por ejemplo, un objetivo puede ser que responda a su nombre, desarrollar
la habilidad de prestar atención, aprender a pararse, o mejorar su coordinación motriz
fina. ¿Qué, en el mejor de los casos, te gustaría que tu niño alcance? Si tu niño no tiene
un diagnostico especifico, identifica que comportamientos o limitaciones tiene que te
gustaría que cambie o alcance.
Enfócate en el Proceso, no en el Objetivo: Recuerda que nadie, ni siquiera el
niño más saludable, alcanza ningún hito nuevo simplemente saltando hacia ese punto o
practicando esa actividad. Por el contrario, alcanzamos nuevos objetivos a través de un
proceso. Cuando sea que te encuentres presionando a tu niño a alcanzar el objetivo
deseado directamente, ya sea manipulando su cuerpo para que lo haga, o pidiéndole que
lo haga, le niegas a su cerebro las oportunidades de tener la información necesaria; te
estas limitando a ti mismo y a tu niño en ese momento. En vez de esto, aléjate de tu
objetivo, recordándote que tú juegas una parte muy importante en este proceso.
Simplemente deja lo que estabas haciendo, respira profundo, y aléjate del objetivo para
permitir que el proceso necesario para tu niño tenga lugar.
Pregúntate: Cuando estés aplicando cualquiera de los Nueve Elementos
Esenciales pregúntate que hará tu niño a continuación. Preguntarse lleva a descubrir
posibilidades previamente desconocidas. Pregúntate como tu niño irá a reaccionar. ¿Le
irá a gustar o se interesará en lo que haces con él? Pregúntate que cambios pequeños o
grandes pueden ocurrir. Pregúntate acerca de las ideas y sentimientos que tú y tu niño
están teniendo y experimentando momento a momento. No sabemos por adelantado la
forma en que alcanzaremos un objetivo o el camino exacto que el niño tomará para
alcanzar ese objetivo. Cuando te permites preguntarte, creas un espacio para ello que no
hubieras pensado que fuera parte de la solución. Mantienes el campo de las
posibilidades bien abierto para tu niño.
Aléjate: siempre pon el proceso por delante del resultado. Te encontrarás a ti
mismo en innumerables situaciones donde esperarás ir por objetivos específicos y
predeterminados sobre algo que tu niño actualmente no puede hacer. Eso puede
involucrar un objetivo que un médico, terapeuta, o tal vez un maestro sugiere a través
programa de educación individual (IEP, siglas en inglés). Si otra persona te acusa de ser
negligente con tu niño o arriesgando su futuro porque tú has elegido trabajar con
Objetivos Flexibles, necesitarás ser el líder. Explica a los que trabajan con tu niño como
emplear Objetivos Flexibles. Pídeles que trabajen con él tirando de los bordes de su
habilidad actual, siempre buscando ese borde donde el niño puede experimentar éxito.
Aprende cuando alejarte con un objetivo que está muy por encima de lo que tu niño
puede hacer actualmente; aléjate de cualquiera de los objetivos que sea muy difícil,
rápido, o introduce mucho muy pronto. Si tratar de alcanzar un objetivo genera
incomodidad, dolor, o angustia para tu niño, aléjate. Siempre que pones resultados por
delante del proceso corres el riesgo de que tu niño aprenda la limitación que está
experimentando. Esto puede eventualmente conducirte a ti o a tu niño a rendirse a la
posibilidad de alcanzar alguna vez ese objetivo. Al no saber cuando alejarse, te arriesgas
a caer en la creencia que el fracaso de tu niño se debe a su condición en lugar de ver que
el fracaso es resultado del camino tomado para ayudarlo.
Jugar: Deja que el camino con tu niño sea divertido. Aprende a serpentear con él,
112

tomando espontáneamente diferentes direcciones en lo que te parecería una pérdida de


tiempo. Mantén la importancia de la actividad sin sentido y azarosa en mente, estando
siempre en sintonía con tu niño y guiado por sus respuestas. Sabe que cada vez que
eliges un objetivo para tu niño, ambos están parados frente a lo desconocido. El cerebro
de tu niño va a prosperar con toda la nueva información que obtiene, a la vez que
descubre nuevas posibilidades. De esta forma tu niño puede tranquilamente sorprenderte
al mejorar y crecer de maneras que ni siquiera hubieras sabido esperar.
Abraza la Reversibilidad: Puede haber momentos donde oportunidades
inesperadas lleguen y quieras ajustar uno o más objetivos para tu niño. En esos
momentos, sé abierto al cambiar el curso del camino, de cambiar el objetivo planteado -
lo que llamo reversibilidad. Puede incluso haber veces, mientras el camino de tu niño se
despliega, donde querrás cambiar totalmente alguno de los objetivos, otra vez
requiriéndote cambiar el objetivo planteado y cualquier acción correspondiente que
estés tomando con él. Muchos grandes avances fueron realizados al buscar otra cosa. Tu
reversibilidad te permite ser responsivo con tu niño, haciéndolo una prioridad por sobre
sostener un objetivo o camino rígido.
Dejar ir: No trates de controlar los resultados con tu niño. Puedes tener una
enorme influencia y contribuir de manera profunda en la calidad del proceso de tu niño,
incrementando enormemente sus posibilidades de ir mejorando cada vez más. Sin
embargo, lo que tu niño hace o es capaz de hacer en cualquier momento dado esta más
allá de tu control directo. Cuando tratamos de controlar el resultado, las cosas empiezan
a torcerse. El cerebro de tu niño necesita libertad para crear e integrar billones de
pedazos de información; esto es como formamos lo nuevo. Cuando somos muy
deliberados y rígidos al tratar de controlar el resultado, estamos presumiendo saber lo
que no podemos saber; como mucho, nuestro esfuerzo por controlar limita al niño y
opaca las oportunidades para nuevas posibilidades.
Apreciar la Conexión: Deja que lo que está pasando aquí y ahora con tu niño te
guíe en lo que vas a hacer a continuación. Esto le dará al corazón y mente del niño lo
que necesita de ti para poder superar mejor las limitaciones -de ser visto por ti, de sentir
la conexión entre ustedes dos. Ambos se sentirán llenos de poder a través de este
enfoque.
Abraza los Errores: Abre espacio para que tu niño -y tú mismo- hagan muchos
errores. No te preocupes por hacer los Elementos Esenciales bien. No te preocupes por
que tu niño haga las cosas bien. No te preocupes siquiera por tener Objetivos Flexibles
correctos. Los errores crean un tesoro, un cofre de información de la cual el cerebro de
tu niño (y el tuyo) pueden descubrir maneras de alcanzar diferentes objetivos y cómo
alcanzar los objetivos que tienes para él. El cerebro es un sistema que se auto-organiza
que alcanza los objetivos espontáneamente a través de mucha experimentación y
aproximación. Cuanto más grande y desafiante el objetivo, más espacio tu niño necesita
para los errores, auto-corrección, y auto-descubrimiento.

Tener un niño con necesidades especiales pone una enorme demanda en los padres.
Crea desafíos extraordinarios que ninguno de nosotros está preparado para tomar. Hay
gran incertidumbre que puede llevar al miedo, preocupación, y confusión. Estos
sentimientos, tienden a presionarnos para adoptar objetivos rígidos con la esperanza de
encontrar soluciones y un sentido de seguridad. Difícil como pueda ser, y a pesar de tu
incertidumbre y miedo, vuelve otra y otra vez a los Objetivos Flexibles siempre que
puedas. No dejes que el miedo e incertidumbre dicten los objetivos que estableces para
tu niño o el camino que tomas en tratar de ayudarlo a alcanzar dichos objetivos.
113

10 Elemento Esencial Siete


El Interruptor del Aprendizaje

Camina siempre a través de la vida como si tuvieras algo nuevo que aprender y lo harás.
- VERNON HOWARD

El Interruptor del Aprendizaje es, por supuesto, una metáfora, no un dispositivo


mecánico en nuestro cerebro. Es una manera de describir el hecho de que en cualquier
momento, el cerebro de tu niño puede posicionarse para aprender -ser la máquina del
aprendizaje que fue diseñada para ser- o no. Cuando el interruptor está encendido,
puede estar en un modo más alto, para que tu niño sea un aprendiz poderoso, o en un
modo más bajo, para un aprendiz menos efectivo.
La mayoría de nosotros tiene una idea de lo que significa tener el Interruptor del
Aprendizaje prendido o apagado. Es un cambio real en la forma en que tu cerebro
trabaja. Te vuelves más alerta y te encuentras interesado, de repente entendiendo lo que
no podías entender anteriormente o siendo capaz de hacer algo que no podías antes.
Usando un electroencefalograma para medir las ondas cerebrales, podemos
detectar diferencias significativas entre la actividad del cerebro cuando el Interruptor del
Aprendizaje está encendido y cuando está apagado. Pero no necesitamos un dispositivo
para poder reconocerlo en nuestros niños. Podemos sentir cuando los niños están
interiorizando lo que les decimos o hacemos. Reconocemos cuando están conscientes de
lo que pasa alrededor de ellos o dentro de ellos. Notamos que son responsivos. Podemos
ver esa responsividad en sus ojos, en sus movimientos, en sus expresiones faciales, o en
la palabra o sonido que hacen.
Es importante para ti reconocer si el Interruptor del Aprendizaje de tu niño está
encendido o apagado. Cuando está apagado no importa lo que haces con tu niño, él no
va a aprender o cambiar. Cuando está encendido, el cerebro es receptivo no sólo a la
vista, sonidos, olores, sabores, y sensaciones de tacto del mundo que lo rodea sino
también es receptivo de los sentimientos y sensaciones de él mismo. El niño comienza a
hacer algo nuevo con toda esa estimulación. Empieza a aprender. Los cambios
comienzan a ocurrir en el cerebro.

Los Progresos de Scotty

Scotty ha sido diagnosticado con retraso madurativo y cada estadio del desarrollo ha
sido lento. Empezó a caminar después de los dos años, y con mucha terapia y asistencia.
Tenía todos los síntomas de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) y no ha
podido aprender a leer y escribir, incluso con la ayuda de un tutor privado. Scotty tenía
114

un poco de sobrepeso, caminaba torpemente, y tenía una pobre percepción del espacio.
Era muy sociable y muy verbal. Estaba emocionalmente en sintonía con las personas
alrededor suyo, mostrando que tenía inteligencia emocional y era un niño cariñoso y
querible.
Antes de conocer a Scotty, quien tenía diez años y estaba en cuarto grado en ese
momento, hablé con sus padres por teléfono. Al juzgar por lo que me decían, era claro
que el niño no estaba aprendiendo lo que los demás trataban de enseñarle, a pesar de sus
considerables esfuerzos. De acuerdo con los padres, Scotty podía más o menos
reconocer el alfabeto pero con poca consistencia.
Me daba cuenta por la descripción de los padres sobre Scotty que lo que había
aprendido era su experiencia de fracasar al leer. Los patrones que su cerebro habían
creado mientras trataba de descubrir como leer y escribir lo han conducido a su repetido
fracaso; estos patrones de fracaso se fueron grabando más y más profundamente en su
cerebro. Su cerebro se ha angostado hasta repetir lo que ya sabía, sin generar nueva
información alrededor de este desafío; su cerebro recreó la experiencia de fracaso una y
otra vez. Todo esto me dijo, fuerte y claro, que su Interruptor del Aprendizaje, al menos
en relación a leer y escribir, estaba apagado.
No me sorprendí cuando sus padres me dijeron que se resistía y no cooperaba
durante sus sesiones de apoyo para leer y escribir. Me imaginaba que mostraría al
menos cierta aversión y resistencia a tales esfuerzos de enseñarle. ¿Quien, después de
todo, quisiera fracasar en las mismas cosas una y otra vez?

…………………………………….………………………………………….
¿Quien, después de todo, quisiera fracasar en las mismas cosas una y
otra vez?
…………………………………….………………………………………….

Les sugerí a los padres que antes de que pudiera trabajar con Scotty necesitaría
que él deje de recibir cualquier apoyo o hacer intentos de leer o escribir, por al menos
dos meses. Quería que Scotty tuviera un período de tiempo lejos de los patrones
repetidos de fracaso que estaba actualmente experimentando. Los padres se reunieron
con la psicóloga de la escuela y demás personas que trabajaban con su hijo. Todos
estaban horrorizados con la idea de dejar de trabajar estas habilidades durante dos
meses. Dijeron que tenían miedo que pudiera perder todo el progreso que había hecho
hasta ahora. Pero ¿qué progreso había hecho? Lo único que tenía para perder era su
patrón de fracaso profundamente arraigado y limitante -y perder eso sería bueno.
Luego de discutir considerablemente, sugerí que esperemos hasta el receso de
verano de Scotty, cuando sería más fácil para los padres traerlo a mí por dos o tres series
de clases intensivas. Ellos estuvieron de acuerdo. La primera vez que vi a Scotty,
parecía un poco tímido pero muy dulce y educado. Le pregunté si escribiría su nombre
para mí, algo que a la mayoría de los niños les gusta hacer. Se quejó y resistió un poco
pero dijo que sí y empezó a mover su lápiz tentativamente alrededor de la hoja con un
movimiento lento, pequeño, circular, e irregular. Luego se detuvo un segundo, como si
hubiera terminado de escribir la primera letra aunque el garabato que hizo no se parecía
a la letra S o cualquier otra letra. Empezó otra vez, como si fuera a escribir la segunda
letra, haciéndola encima de la primera, dibujando el mismo tipo de línea pequeña,
irregular, y circular. Continuó de esta forma cinco o seis veces, poniendo cada letra
encima de la otra, luego se detuvo como si hubiera terminado la tarea de escribir su
nombre. Me miró como esperando que aprobara lo que hizo, obviamente no sabiendo si
tuvo éxito o falló. Le agradecí, no le dije nada más acerca de eso, y procedí con la
115

sesión.
Era abundantemente claro para mí que Scotty no tenía idea como leer o escribir,
era claro desde sus hombros y brazos rígidos y la tensa y sombría expresión en su cara,
que su Interruptor del Aprendizaje estaba apagado. Más evidencia de esto era el hecho
de que estaba repitiendo las mismas acciones arraigadas a modo de rituales que había
aprendido en los pasados cuatro años. No esperaba o buscaba crear algo diferente o
cambiar. Su Interruptor del Aprendizaje estaba apagado.
A lo largo de la primera sesión y la siguiente, observé que Scotty nunca movía sus
ojos hacia la derecha, ni giraba voluntariamente su cabeza hacia ese lado, aunque su
cabeza giraba hacia ese lado cuando yo lo movía. Parecía que le faltaba conciencia del
lado derecho de su universo. La torpeza de su caminar al igual que mi observación
acerca de sus esfuerzos para escribir me indicaban que su cerebro le faltaba algo de la
diferenciación y mapeo subyacente necesario para la coordinación de sus movimientos.
Lo primero que necesitamos hacer es encender el Interruptor del Aprendizaje de Scotty.
De otra forma, cualquier intento de tratar de hacer que aprenda a leer y escribir sería una
perdida de tiempo.
Empecé empleando una herramienta que describí en el Capítulo 6, dibujando un
punto, una línea, o una curva sobre su cara, brazos, manos, espalda y pecho con mis
dedos para despertar su cerebro para empezar a percibir las diferencias. Al principio no
podía decirme que forma era, y no podía distinguir entre las formas. Pero rápidamente
mejoró. También lo ayudé a que fuera más consciente de todo su cuerpo al hacer
movimientos más complejos y refinados, que él disfrutó enormemente. En pocas
sesiones Scotty dejó de quejarse de todo. Vino a cada sesión entusiasmado, y con su
Interruptor del Aprendizaje encendido. Empezó a ofrecer sus propias ideas y
sugerencias acerca de lo que debemos hacer. Se reía más seguido. Notaba más cosas en
su ambiente y comentaba sobre ello. Cada día era más afilado en su pensamiento y
visiblemente volviéndose más poderoso y habilidoso en sus movimientos. Y era
gracioso. El mundo comenzaba a tener más sentido para él, y él estaba claramente
empoderado con su nuevo conocimiento.
En este punto le pregunté a Scotty si quería escribir su nombre otra vez. Con gran
emoción dijo sí. Tomó el lápiz con su mano y lenta y deliberadamente escribió S-C-O-
T-T-Y. Esta vez, cada letra en su propio espacio y era fácilmente reconocible.
La siguiente semana Scotty y sus padres se fueron a casa, donde vieron a su
tutora. Se había propuesto que su idea era sólo jugar con él, como lo había prometido,
no tener ninguna clase de lectura o escritura. Sin embargo, ella me llamó luego para
decirme que Scotty había entrado a su consultorio, y había ido directamente al canasto
donde guardaba una colección de letras de madera. Él trajo el canasto a la mesa que
usaban para leer y escribir. Ella le dijo que solo iban a jugar ese día. Aun así, él insistió
en formar palabras con las letras. La tutora me dijo cuan sorprendida estaba con la
iniciativa y progreso. "Es un niño completamente diferente," dijo. "No sólo conoce las
letras sino que quiere experimentar con la escritura y lectura." Incluso más
impresionante para ella fue cuan feliz era, que no había quejas o distracciones. Mantuvo
su foco todo el tiempo. Su atención y concentración eran notables. Él quería aprender.
Le dije, "Su Interruptor del Aprendizaje ahora está encendido y estoy segura que lo
verán desarrollarse de formas que nos sorprenderá a todos."

El niño como un todo


116

Enfocarse estrechamente en la idea específica de los problemas del niño o limitaciones


es una respuesta normal y natural. Pero hay un gran problema con eso. Cuando hacemos
eso, dejamos de ver al niño como un todo. El alcance total, con su rica experiencia
interna y complejidad, tiende a eludirnos -y nosotros mismos tendemos a enraizar
formas limitantes. Sin saberlo, nuestro propio Interruptor del Aprendizaje se apaga.
Cuando abrimos y extendemos nuestro foco para poder ver a nuestro niño más allá de
las limitaciones y más allá de las preocupaciones, volvemos a encender nuestro
Interruptor del Aprendizaje. Empezamos a ver a nuestro niño más plenamente, más
holísticamente. Descubrimos cosas acerca de nuestro niño que no hemos notado antes.
Descubrimos nuevas posibilidades para interactuar y ayudar a nuestro niño.
Repentinamente nuevas oportunidades útiles para él, se presentan ante nuestros ojos.
Nos volvemos más creativos en ayudar a su cerebro a diferenciar y evolucionar en áreas
que no están directamente u obviamente conectadas al problema conocido. Aun a veces,
de maneras que no hemos podido predecir, el niño mejora en áreas de mayor desafío.
Este proceso enciende nuestro propio Interruptor del Aprendizaje y enciende también el
de nuestro niño en el proceso. Esto mejora la capacidad organizativa del cerebro como
un todo.

…………………………………….………………………………………….
Cuando abrimos y extendemos nuestro foco para poder ver a nuestro
niño más allá de las limitaciones y más allá de las preocupaciones,
volvemos a encender nuestro Interruptor del Aprendizaje.
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Viendo al niño como un todo

Sin ignorar la limitación que a los padres de Scotty les preocupaba, sabía por
experiencias anteriores cuan importante era dejar ese conocimiento en el fondo de mi
mente y mantener mi Interruptor del Aprendizaje encendido para ver la totalidad del
niño. Al hacer esto rápidamente aprendí un numero de cosas acerca de Scotty: que era
dulce, que tenía una inteligencia emocional y conciencia de otras personas, que no tenía
una mínima idea sobre como escribir, que no movía su cabeza hacia el lado derecho,
que el movimiento de sus ojos eran limitados, y que parecía tener un sentido
indiferenciado de la organización espacial. También noté que cuando caminaba, no lo
hacía bien; el mensaje para mí era que su cerebro había sido capaz de organizar esta
actividad altamente compleja a pesar de su diferenciación insuficiente y consciencia de
su cuerpo, y esto entonces significa que en verdad tiene un cerebro muy bueno.
Sabía que encender el Interruptor del Aprendizaje de Scotty -y con él la habilidad
de su cerebro para diferenciar mejor y organizar sus movimientos y percepción
sensorial- mejoraría su vida. Pensar, sentir, caminar, correr, y, si, leer y escribir, todo
depende de la habilidad del cerebro de diferenciar y organizar todos los aspectos de sí
mismo. Así que dejé que mi visión holística de Scotty me guiara. Empecé a guiarlo a él
a través de movimientos amables que lo ayudaran a incrementar su consciencia de su
cuerpo, el cual obviamente le faltaba. Luego dibujé diferentes líneas en la superficie de
su piel, empezando por su cara, que es donde él era capaz en primer lugar de diferenciar
exitosamente entre el punto que dibujaba, la línea recta y la curva que hacía con mi
dedo. Noten que todo esto proveía a su cerebro oportunidades no sólo de diferenciar
117

entre diversas sensaciones que estaba sintiendo y asociarlas a sus respectivas formas
sino de mejorar su diferenciación en general. Aprender a mover sus ojos y cabeza hacia
la derecha le abría su lado derecho. Su mundo empezaba a tener más sentido para él; se
sentía más seguro para moverse y era capaz de tomar más riesgos.

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Pensar, sentir, caminar, correr, y, si, leer y escribir, todo depende de la
habilidad del cerebro de diferenciar y organizar todos los aspectos de sí
mismo.
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Siempre intento mantener encendido mi Interruptor del Aprendizaje y mantenerlo


bien alto durante mis sesiones con los niños con los que trabajo, no sólo para mantener
mi propia conciencia holística del niño sino para observar los cambios que me dicen que
su cerebro está despierto -que su propio interruptor del aprendizaje está encendido. En
este sentido, el niño puede experimentarse el mismo como un todo, no como sus
limitaciones.
A lo largo de las clases mi atención estaba en Scotty como un ser total, no en sus
limitaciones. Me mantuve abierta Elementos Esenciales para proveerle a su cerebro
oportunidades para experimentar más y más diferenciación, para mejorar su propia
capacidad organizativa y para desarrollarse. Scotty estaba experimentándose a sí mismo
como exitoso y con ello vino un sentido de alegría y emoción por aprender.
Cuando tú tienes tu Interruptor del Aprendizaje encendido y ves a tu niño como
un todo, verás que estarás ayudando a tu niño a encender también su Interruptor del
Aprendizaje.

Lo que la ciencia nos dice acerca del Interruptor del Aprendizaje

Si bien el término Interruptor del Aprendizaje no describe un dispositivo mecánico en el


cerebro, el cual uno puede encender o apagar como un interruptor de luz, si describe una
realidad observable. He observado esto cientos de veces en mi trabajo con niños; el
cerebro del niño puede estar en modo de aprendizaje o no. Cuando su cerebro está en
modo de aprendizaje, casi cualquier cosa que hagamos con él lo moverá hacia su
desarrollo. Cuando el Interruptor del Aprendizaje está apagado, no importa lo que
hagamos habrá pocos o ningún cambio; en la mayoría de los casos, las limitaciones del
niño se afianzarán aún más.

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Cuando el Interruptor del Aprendizaje está apagado, no importa lo que
hagamos habrá pocos o ningún cambio; en la mayoría de los casos, las
limitaciones del niño se afianzarán aún más.
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Mucho acerca de la capacidad del cerebro de aprender permanece en el misterio


para la ciencia aunque nuevos descubrimientos se realizan en laboratorios día a día en
todo el mundo. Tal vez una de las más importantes observaciones de la ciencia es que
hay ciertas condiciones, mensurables en el laboratorio, que deben estar presentes antes
de que el aprendizaje pueda darse. Por ejemplo, para que el modo de aprendizaje se
118

encienda, tiene que haber suficiente nivel de excitación. Este estado de excitación es
fisiológico, bioquímico, y psicológico.
Nuestras emociones juegan un papel clave en este proceso de excitación,
afectando la comunicación entre células nerviosas ya sea incrementando o
disminuyendo la sensibilidad sináptica y la transmisión de la información entre nervios
celulares, la cual es la base de todo aprendizaje y desarrollo. La ciencia nos dice que hay
químicos producidos en el cerebro, llamados neuromoduladores, que son activados por
nuestras emociones. Estos neuromoduladores alteran la influencia entre las neuronas, ya
sea incrementando o disminuyendo el nivel de excitación del cerebro, dependiendo en
cuales son las emociones. De esta manera, las emociones afectan enormemente el
procesamiento de la información en todo el cerebro. Tienen el potencial de disponer al
cerebro para atender, aprender o cerrarse por lo que pocos o ningún aprendizaje ocurre -
encender o apagar el Interruptor del Aprendizaje.
Las emociones, la mayoría de las investigaciones están de acuerdo, también guían
nuestra atención, la cual es necesaria para cualquier nuevo aprendizaje ocurra. Las
emociones de tristeza afectarán aquello a lo que prestamos atención y la forma en que
prestamos atención -muy diferente al modo en que prestamos atención cuando estamos
felices. Nuestras emociones influencian no sólo como nuestro cerebro procesa la
información sino como nuestro pensamiento se organiza. El interés, una de las
emociones más omnipresentes, parece ser necesaria para que el aprendizaje tenga lugar.
Investigaciones en animales muestran que la motivación e involucramiento sincroniza al
cerebro como un todo, ayudando al animal a organizarse mejor a sí mismo.
Al saber lo que conocemos acerca de las emociones y el cerebro, es especialmente
importante para los padres de niños con necesidades especiales entender el efecto que la
ansiedad y el miedo tienen sobre el proceso de aprendizaje del niño. La ansiedad y el
miedo hacen más estrecha la atención del niño; estas emociones enfocan la atención del
niño en tratar de sentirse seguro, y nada más. Como Alan Fogel, investigador y autor de
libros sobre desarrollo emocional y sensoriomotor en niños, escribe: "La habilidad de
responder a un reto y buscar seguridad es el trabajo más importante de nuestro sistema
nervioso." La ansiedad y el miedo apagan el Interruptor del Aprendizaje del niño.
Un período de estrés prolongado en respuesta a un reto (percibido o real) es
particularmente dañino. Puede dañar los receptores en el cerebro que resultan en un
efecto negativo en el humor y la memoria y crea hiperactividad en el niño. La ansiedad,
miedo, dolor, y fatiga tienden a apagar el Interruptor del Aprendizaje del niño. La
seguridad, conexión con el padre, diversión, alegría, comodidad, aceptación, y amor
todo ayuda a encender el Interruptor del Aprendizaje.

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La seguridad, conexión con el padre, diversión, alegría, comodidad,
aceptación, y amor todo ayuda a encender el Interruptor del
Aprendizaje.
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Herramientas para encender el Interruptor del Aprendizaje de tu niño

Las herramientas descriptas aquí te ayudarán a cambiar el Interruptor del Aprendizaje


de tu niño y llevarlo a una configuración superior. Tu niño se convertirá en un mejor
aprendiz. Aprenderá como aprender, crecerá y se desarrollará con mayor rapidez y
119

alcance.
¿Está el Interruptor encendido? Aprende a reconocer cuando el Interruptor del
Aprendizaje de tu niño está encendido. Algunos padres describen tener la impresión de
"haberse corrido el velo". Los ojos de tu niño se vuelven más brillantes, y los mueve
mientras sigue lo que haces. Se vuelve más animado, más vocal, y comienza a moverse
más. Participa en lo que sea que hagas con él, aunque sea mínimamente. Sonríe, se ríe o
de otras maneras indica que está feliz. Tal vez notas que se vuelve curioso e interesado,
más consciente de lo que sucede con él y alrededor suyo.
Enciende tu propio Interruptor del Aprendizaje: Para poder ayudar a tu niño a
encender su Interruptor del Aprendizaje primero necesitas tener tu propio Interruptor del
Aprendizaje encendido. Cuando tú mismo estás en el aquí y ahora, has encendido tu
Interruptor del Aprendizaje. Una vez que hayas hecho esto, presta atención. Interésate y
observa todo lo que sucede con tu niño. Sintonízate con él para poder proveerle las
condiciones y la fuente siempre cambiante que necesita para prosperar. Esto comienza
sólo con saber que es posible encender tu Interruptor del Aprendizaje, luego procede
con tu intento de hacer esto. A continuación, imagina una sala u otro espacio en el cual
tú tienes la imagen de un interruptor luminoso que tú puedes encender siempre que lo
desees. Dale a este interruptor un color y una forma que te agrade. Luego, imagina
alcanzar este espacio y encender el interruptor. En los ojos de tu mente, observa tu
cerebro encenderse, zumbando, listo para crear nuevas ideas y posibilidades para ti en
tus interacciones con tu niño. Cuanto más hagas esto, más fácil se hace hasta convertirse
en una segunda naturaleza para ti.

Evita Apagarlo

Incluso cuando tienes las mejores intenciones, puede haber cosas que hagas con tu niño
que apagan su Interruptor del Aprendizaje, es muy importante que tengas presente estas
desconexiones y las evites. Aquí hay algunas desconexiones típicas del Interruptor del
Aprendizaje de las que te puedes cuidar:
Dolor: Sin duda has escuchado el dicho, Sin esfuerzo no hay ganancia. Cuando se
trata de encender el Interruptor del Aprendizaje de tu niño, lo cierto es justamente lo
opuesto, dolor e incomodidad definitivamente apagan el Interruptor del Aprendizaje.
Hay situaciones donde no hay más opción que tu niño experimente dolor el cual es
sintomático de su condición particular. En esos momentos hacemos lo mejor que
podemos para confortarlo y ayudarlo a sentirse seguro y amado. Sin embargo, hay veces
que, afortunadamente, el dolor puede ser evitado -y necesita ser evitado- si el niño y
todas las capacidades del cerebro quieren prosperar.
Si tu niño llora y se resiste a una terapia particular, posiblemente este
experimentando dolor físico o emocional, y con el angustia mental. El trabajo de su
cerebro es primero que todo garantizar su seguridad, para tener la certeza de que se
siente protegido y a salvo. El dolor significa peligro. La ansiedad es su respuesta al
peligro. Desesperación e incluso depresión son sus respuestas al dolor, peligro y miedo
que no se irán o continuarán siendo recurrentes. Siempre que se sienta de esta manera,
una cosa es muy cierta: Su Interruptor del Aprendizaje se apaga. Cualquier cosa que
hagas con tu niño, sea rutinas cotidianas, o cualquier tipo de ejercicio o terapias hechas
en casa, siempre busca formas de hacerlo que sean cómodas para él. Asegúrate que lo
que está haciendo es placentero y que se siente a salvo. Evita las rutinas dolorosas.
Repetición Excesiva: Si se está taladrando al niño con el lenguaje, o tiene uno o
dos adultos que lo hacen gatear, o hacer repetidamente cierto rango de movimientos o
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ejercicios de elongación en un brazo espástico, ten por cierto que cuando se haga
mecánicamente y con excesiva repetición, dichas actividades apagaran muy
rápidamente su Interruptor del Aprendizaje. Cuando esto sucede, los ejercicios o rutinas
tenderán a afianzar más los patrones existentes de limitación, incomodidad, miedo,
ansiedad, y el deseo de escapar de la experiencia displacentera.
La repetición es buena sólo cuando tu niño ya haya descubierto como hacer algo
bien que no podía hacer antes. Cuando esto suceda él repetirá esta acción
espontáneamente, una y otra vez, disfrutando de sí mismo, y en el proceso, arraigando el
nuevo patrón exitoso con sentimientos de placer y logro. Esto es lo que todos los niños
hacen. Hasta ese momento, en vez de repetir lo mismo una y otra vez, esperando tener
un resultado diferente para tu niño, ¡detente! Luego comienza a aplicar los Elementos
Esenciales. Comienza con Variación, Objetivos Flexibles, y Entusiasmo, que son
antídotos excelentes para la repetición excesiva. Estarás encendiendo su Interruptor del
Aprendizaje.

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Si el aprendizaje no se está dando… deja lo que estás haciendo; no está
funcionando.
…………………………………….………………………………………….

Fatiga: Una de las formas más esquivas en que el Interruptor del Aprendizaje de
tu niño se apaga es la fatiga. Cuando está encendido, el cerebro de tu niño crea millones
de nuevas conexiones por segundo, cambiando a una increíble velocidad por minuto.
Este es un trabajo difícil para tu niño. El trabajo del cerebro consume enormes
cantidades de energía. Investigadores han descubierto que el lapso de tiempo ideal para
aprender es de no más de veinte minutos. Eso asumiendo que se está aprendiendo. De
no ser así -esto es, si sospechas que el Interruptor del Aprendizaje de tu niño está
apagado -deja lo que estás haciendo; no está funcionando de todas formas. Más de
veinte minutos en ocasiones puede hacer que el cerebro pierda o inhiba las nuevas, aun
frágiles conexiones y el niño pierda acceso a lo que aprendió recientemente.
Usualmente le digo a los padres que cuando su niño hace algo nuevo, deténganse
inmediatamente. No escuchen su propia tendencia interna de hacer que el niño repita ese
nuevo aprendizaje para que puedas estar seguro de que realmente lo aprendió. Puedes
cambiar la actividad que estás haciendo con tu niño a otra diferente, o si ves que tu niño
está cansado o se ha enfocado en su interior o de alguna manera está preocupado por su
pensamiento, sentimientos, y sensaciones, dale tiempo para integrar. Déjalo comer si
tiene hambre, dormir, jugar, recuperarse; puedes volver a interactuar con tu niño más
tarde.
Impotencia: Cuando un niño está experimentando dolor, incomodidad,
aburrimiento, o confusión o no se conecta con lo que estás intentando que haga, si
mantienes el curso e insistes en continuar, tu niño siente impotencia, lo cual apaga su
Interruptor del Aprendizaje. Cuando tu niño está involucrado e interesado, y cuando
eres responsivo hacia las experiencias de tu niño, se sentirá empoderado, y su
Interruptor del Aprendizaje se enciende. Pasa a estar emocionalmente involucrado en el
proceso. Puedes sentir su emoción y su vitalidad creciente. Esto no significa hacer solo
lo que tu niño quiere, sino asegurarte que estás siendo auténticamente responsivo con
las experiencias de tu niño a cada momento.
121

Provee Maneras de Encenderlo

Lo que sigue son herramientas que puedes usar de manera intencional para ayudar a tu
niño a encender su Interruptor del Aprendizaje. Úsalos tantas veces puedas.
Los Intereses de tu niño: Descubre que le interesa a tu niño. Pueden ser ciertos
sonidos, colores, formas, juegos, actividades, o ciertas comidas.
Usa los otros Elementos Esenciales: Movimiento con Atención, Lento, Sutileza,
Variación, Entusiasmo, Objetivos Flexibles, Imaginación, y Consciencia. Combinar
cualquiera de los Elementos Esenciales con algo que a tu niño le gusta casi seguramente
encienda su Interruptor del Aprendizaje. Un padre descubrió que a su niña, dentro del
espectro autista, le encantaba tocar y sentir cintas de tela de colores. La madre
coleccionaba una gran variedad de pequeñas tiras de texturas de colores y usaba la
Variación para ayudar al cerebro de su hija a diferenciar, utilizando colores y
sensaciones táctiles a través de las texturas de manera creativa.
Sé curioso acerca de tu niño: Siempre observa como tu niño es afectado
emocionalmente, físicamente, y espiritualmente. Entiende que todo lo que tu niño está
pensando, sintiendo, percibiendo, viendo, y escuchando cuando su Interruptor del
Aprendizaje está encendido está al servicio de su crecimiento y desarrollo. Siempre que
el Interruptor del Aprendizaje este encendido, estará haciendo nuevos descubrimientos
que serán significativos para él.

Independientemente de la intención que tengamos para nuestro niño o la dificultad en la


que nos estamos enfocando, nuestro niño descubre lo nuevo no cuando tratamos que
aprenda, sino ayudando y permitiendo a su cerebro hacer su trabajo, con el Interruptor
del Aprendizaje encendido y sin limitar como usara la nueva información. Einstein
habló sobre algo llamado "juego recombinante," que significa simplemente que uno
permite que la información se mezcle e integre como un maravilloso guiso donde los
sabores se integran, encuentran su propia conexión, y produzcan algo que uno nunca
haya predecido o formulado sistemáticamente. Aquí es donde el cambio exponencial
nace.
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11 Elemento Esencial Ocho


Imaginación y Sueños

La posibilidad de la mecha lenta es encendida por la imaginación.


- EMILY DICKINSON

Me gusta el sin sentido, despierta las células del cerebro.


- DR. SEUSS

El cerebro humano nos provee la capacidad de imaginar, soñar, y crear algo nuevo
desde nuestro interior, como desde la nada. La habilidad del niño de imaginar, soñar
despierto, e imaginar es una parte importante de su crecimiento y desarrollo exitoso. El
grado en que un niño es capaz de hacer esto determinará, en gran parte, el camino de
vida que seguirá. Esto ayudará a moldear el poder personal que experimentará en
relación a todo lo que hace, desde las habilidades más fundamentales hasta los objetivos
que elija más tarde en su vida.
La imaginación enciende las luces del cerebro, creando millones de nuevas
conexiones. Esta habilidad de formar nuevas conexiones a través de la imaginación y
los sueños sobre el futuro son nuestro don humano por excelencia, permitiéndonos
mover más allá de nuestras limitaciones, creando nuevas posibilidades y realidades que
de otra forma no serían posibles. Como ha dicho Einstein: La imaginación es todo. Es el
anticipo de las próximas atracciones de la vida.
Podemos pensar la imaginación como un tesoro para el futuro del niño. El poder
creativo asociado con la imaginación está intensamente vivo y activo en niños sanos.
Son esenciales mientras que el niño sale al mundo, desarrollando nuevas habilidades y
destrezas y descubriendo lo que parecen nuevas e infinitas posibilidades.

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Podemos pensar la imaginación como un tesoro para el futuro del niño.
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Cuando un niño tiene necesidades especiales, su inclinación espontánea para


imaginar y soñar puede estar total o parcialmente detenida. Esto puede suceder debido a
sus desafíos, y a veces, el dolor que acapara toda su atención mientras intenta luchar y
sobrevivir. O puede suceder que el cerebro en sí mismo tenga una capacidad de
imaginar limitada como resultado de su condición. No importa la razón, es de gran
importancia que tratemos de despertar la capacidad de imaginación del niño, de
facilitarle el acceso a su tesoro en el cual todos los demás niños se apoyan para su
aprendizaje y desarrollo. A través de la Imaginación y Sueños el cerebro del niño se
actualiza a sí mismo a sus niveles más elevados de funcionamiento donde es más capaz
y donde es más posible encontrar soluciones para sobreponerse a las limitaciones.
123

Vayamos por un camino completamente nuevo

Conocí a Ari la primera vez cuando tenía cinco años de edad. Su diagnóstico: autismo.
Era un niño alto para su edad, largo y apuesto con grandes ojos marrones. Tenía varios
de los típicos síntomas de los niños en el espectro autista pero tal vez lo más llamativo
era su severa perseveración y falta de uso de pronombres personales Yo y mi. Sus
padres trajeron a Ari para su primera sesión y con ellos trajeron un reproductor de DVD
portátil listo para reproducir el específico video favorito de Ari, El Tren Thomas.
Antes de empezar su primera sesión, sus padres sugirieron que ponga el disco
mientras ponía a Ari en la mesa, porque ellos creían que eso ayudaría a que estuviera
menos ansioso. Pedí probar primero de trabajar con Ari sin el video para ver como
actuaría y si podía conectarme con él. En unos pocos minutos fue claro que Ari estaba
muy ansioso para poder participar de la sesión, así que accedí a poner el video. Una vez
que estuvo encendido, Ari se quedó paralizado con la pequeña pantalla y sucedió algo
de lo más llamativo. Empezó a recitar cada palabra del diálogo de la historia, justo una
fracción de segundo antes que el audio. Se lo sabía todo de memoria, ¡diez minutos de
video! Además de todos los problemas obvios que su comportamiento implicaba, me di
cuenta de que Ari no estaba usando para nada su imaginación al hacer esto. Su relato era
como una máquina. No había variación en sus palabras o tonos de voz; no traía nada de
sí mismo a la historia. Cuando el video terminaba él instantáneamente se estiraba y
apretaba el botón para empezar nuevamente el video, siempre recitándolo exactamente
de la misma manera.
Luego de trabajar con él por un momento, a través del Movimiento con Atención
y los demás Elementos Esenciales, el tono de sus músculos empezó a cambiar, y su
cuerpo comenzó a moverse más suavemente, de forma más coordinada. Con esto era
claro que su cerebro se estaba despertando y respondiendo. En un determinado
momento pause el reproductor de DVD por unos segundos. Ari parecía alarmado y
continuaba recitando la película, y con intensidad creciente. Rápidamente volví a
encender el video. Cuando comenzó a funcionar nuevamente su relato no estaba
sincronizado con el audio de la película. Se detuvo y por un momento parecía
desorientado. Amablemente lo alenté a que retomara su relato desde donde estaba el
video ahora. Luego de un momento de vacilación, lo hizo. Dejé el video un poco más,
luego le dije que estuviera preparado porque iba a pausar el video otra vez. Cuando lo
hice nuevamente continuó relatando el diálogo como si el video aún estuviera andando.
Pero esta vez cuando volví a encenderlo, y se dio cuenta que no estaba sincronizado con
el audio, pudo retroceder y volver a sincronizarse rápidamente.
Al día siguiente me aseguré que el reproductor de DVD estuviera encendido
cuando empecé a trabajar con Ari. Esta vez probé algo nuevo. Luego de pausar el video,
empecé a hacerle algunas preguntas a cerca de la trama de la historia. Para ese entonces
¡ya la conocía bastante bien! Por ejemplo, sugerí lo siguiente: "Tal vez El Tren Thomas
no trató de subir la colina inmediatamente. Tal vez decidió ir a Mc Donald's a comer
algunas papas fritas antes. ¿Qué piensas de eso?" Al traer mi propia imaginación a la
historia lo invité a tomar un paseo imaginario conmigo. Su primera reacción era otra vez
estar muy ansioso y recitar la historia con gran velocidad y vigor. Yo retrocedí y le dije:
"Ah, está bien. No hay problema." Repetí lo último que dijo del diálogo, luego encendí
nuevamente el video.
Uno o dos minutos más tarde, mientras ayudaba a Ari a moverse de diferentes
maneras, me di cuenta de que su cuerpo se volvía más ligero y su espalda se fortalecía.
124

Esto me decía que su cerebro estaba despierto y en modalidad de aprendizaje. Volví a


pausar el video, y nuevamente volví a sugerir la alternativa imaginativa a la historia.
Esta vez Ari respondió con mucha menos ansiedad que antes. De repente fue como si se
despertara de un profundo trance en el que había estado durante mucho tiempo. Me
miró y sugirió su propio cambio en la siguiente movida imaginaria del Tren Thomas.
Thomas, dijo, se fue a luchar contra el monstruo. ¡Ari estaba imaginando!
Muy pronto esto se convirtió en nuestro juego, inventando nuevas aventuras para
Thomas. Ari ya no estaba molesto cuando pausaba el video. Se volvió imaginativo y
ayudaba a crear nuevos diálogos en lugar de sólo recitar el mismo diálogo una y otra
vez. Incluso aprendió a contar la historia hacia atrás y me decía cuando estaba recitando
lo que decía el dialogo y cuando era su propia invención.
Otra cosa que realmente le gustaba hacer a Ari era arrojar una pequeña pelota
hacia adelante y hacia atrás con su padre. Siempre que quería que su papá le arrojara la
pelota hacia él le decía, "Tírate la pelota," cuando quería decir "Tírame la pelota." Unos
días después de que Ari haya empezado a usar su imaginación, me pregunté si su
cerebro sabría ser capaz de descubrir los pronombres. Intenté ayudarlo a diferenciar el
Yo, tú, mí usando un montón de Variación. Al principio Ari no parecía ser capaz de
cambiar. Pero luego se detuvo un momento y parecía ir a un estado interno,
contemplativo. Luego se volvió a su padre y dijo: "Tírame la pelota." Tener
imaginación no sólo le permite a Ari crear nuevas palabras, le permite reconocerse a sí
mismo y usar un pronombre que diferencia a sí mismo de otros.

La realidad de la Imaginación

Como podemos ver desde la historia de Ari, la imaginación es real; es una función real
del cerebro, algo que el cerebro puede hacer. Es invariable para crear lo nuevo, dando
vida al mundo interno y externo de tu niño. La imaginación tiene el poder de elevar la
calidad de funcionamiento del cerebro de tu niño, creando nuevos caminos e inventando
nuevas y refinadas formas de movimiento, pensamiento y sentimiento.

…………………………………….………………………………………….
La imaginación tiene el poder de elevar la calidad de funcionamiento
del cerebro de tu niño.
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Como la imaginación es intangible -esto es, no podemos tocar, ver, oler, o


escucharla directamente, puede ser difícil de pensarla como real o creer que es
importante. Por el contrario, no sólo es real sino esencial para todo cambio y
crecimiento. Investigaciones muestran que los adultos que practican tocar el piano en su
imaginación tienen tan buenos resultados o incluso mejores que aquellos que
físicamente practican tocarlo. Aquellos que usan su imaginación para practicar tienen
ventaja para aprender otras habilidades con mínima práctica física. Mejoran su
utilización de esta poderosa herramienta -la imaginación.
La imaginación y la creatividad van de la mano. Piensa en un niño jugando con un
palo de madera. En su imaginación convierte el palo en una varita mágica y al hacerlo
crea una nueva realidad alternativa. Luego continua jugando en esa realidad, inventando
infinitas ideas y acciones emergiendo de ella. Todo el tiempo su cerebro está
construyendo nuevas conexiones y patrones que se vuelven parte de la formación total
125

del niño.
Con Ari, la introducción de la imaginación ayuda a reducir su perseveración
compulsiva -recitando el diálogo del video sin detenerse -y la ansiedad que viene con
ella. El despertar de su propia imaginación ayuda a su cerebro a funcionar mejor.
También lo pone en el importante camino de ser capaz de diferenciar el yo y el tú y ser
más él mismo.

El genio en tu niño

Todos tenemos la capacidad de pensamiento divergente - esto es, la habilidad de


imaginar múltiples soluciones a un problema específico. Un ejemplo simple de esto
sería encontrar cuantos usos podemos pensar para un clip de papeles. De acuerdo con el
investigador J. P. Guilford, quien desarrollo un test para pensamiento divergente,
pensadores divergentes no eran solamente simples para generar múltiples soluciones a
un problema sino que eran también capaces de juzgar simultáneamente su uso relativo,
originalidad, y efectividad en cada solución.
Usando el criterio de Guilford para habilidades de pensamiento divergente, en las
investigaciones de George Land se evaluó a mil quinientos niños entre tres y cinco
años; el 98 por ciento de los niños obtuvieron la categoría de genios, basados en el
índice de pensamiento divergente. Eran increíblemente imaginativos y creativos.
Cuando testaron al mismo grupo cinco años más tarde, cuando los niños tenían entre
ocho y diez años, solo el 32 por ciento obtuvieron la categoría de genios. Cinco años
después de eso, sólo el 10 por ciento de los niños del mismo grupo fueron clasificados
como genios. Y cuando evaluaron a doscientos mil adultos, sólo el dos por ciento
fueron clasificados como genios en pensamiento divergente.
Te podrás preguntar cómo es esto relevante para tu niño con necesidades
especiales. Primero de todo, es importante notar que niños muy pequeños son genios en
pensamiento divergente. Esto significa que sus cerebros son construidos para ser
creativos, para imaginar, y para encontrar maneras divergentes de alcanzar un resultado
específico. Cuando un niño tiene necesidades especiales, necesita que su cerebro utilice
su máximo potencial para encontrar soluciones únicas para su desafío único. No hay una
única forma definida para que el niño pase de gatear a caminar o de balbucear a hablar,
por ejemplo. No hay un único camino correcto para que pueda encontrar de alguna
manera y luego seguir para alcanzar su destino especifico de caminar, hablar, o lo que
sea. La imaginación alimenta esta maravillosa libertad humana que el cerebro humano
tiene para inventar soluciones ingeniosas y originales.

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Cuando un niño tiene necesidades especiales, necesita que su cerebro
utilice su máximo potencial para encontrar soluciones únicas para su
desafío único.
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Este niño es un genio

Varios años atrás, cuando viajaba con el Dr. Moshe Feldenkrais, unos padres nos
126

acercaron a su niño de cuatro años con parálisis cerebral para trabajar con él. Era su
primera sesión, y tenía que subir alrededor de cinco escalones desde donde estaba hasta
donde estaba la mesa de trabajo de Feldenkrais. El niño usaba un andador ya que sus
piernas eran bastante espásticas y tenía dificultades para moverlas. Feldenkrais se
detuvo y espero pacientemente mientras él laboriosamente negociaba con las escaleras,
con su andador de metal y sus piernas espásticas.
Luego de unos momentos, cuando el niño estaba entre el segundo y tercer escalón,
se enfocó intensamente en su tarea, Feldenkrais se dio vuelta hacia mí y dijo, en hebreo,
"¡Este niño es un genio!"
“¿Por qué dices esto?! Le pregunté, encontrando difícil ver cualquier genialidad
en los arduos movimientos de este niño.
Feldenkrais respondió, “¡Mira la manera en que él encuentra como subir estas
escaleras!”
Esta experiencia me ayudó a definir lo que pienso de los niños con necesidades
especiales. Con el tiempo me di cuenta que descubrimos el genio de cada niño, no en la
aparente perfección o gracia de su logro especifico - como subir escaleras sin esfuerzo-
sino en la habilidad de lograr una tarea en respuesta a duros desafíos.
Es esta facilidad de la imaginación, pensamiento divergente, y creatividad que el
niño con necesidades especiales debe aprovechar y desarrollar exitosamente.

La magia de soñar despierto

Un pariente cercano de la imaginación es el sueño diurno. Los niños sueñan mucho


despiertos. Soñar despierto les permite explorar infinitas posibilidades en la seguridad
de su propia mente. Sus sueños diurnos crean un contexto en el cual pueden hacer uso
de una multitud de sensaciones, sentimientos, movimientos, ideas, y experiencias
interpersonales que están teniendo cada momento de sus vidas. Investigaciones
neuropsicológicas muestran, por ejemplo, que toda actividad física es organizada en el
cerebro a través de imágenes de la persona moviéndose en el espacio, tal como puede
aparecer en tu mente cuando sueñas o sueñas despierto que estás caminando, corriendo,
nadando o jugando al tenis. Esa película tridimensional en tu mente, organizando las
imágenes constantemente en movimiento sobre esa actividad, no es sólo visual sino que
contiene información sobre todos nuestros sentidos. Los niños no aprenden a caminar,
por ejemplo, sólo por imitación. Observar a otros caminar provee el contexto sobre el
cual su cerebro diferencia y usa la información para organizarse a sí mismo para
eventualmente pararse y caminar. Cuando observamos a los que nos rodean como
caminan o corren o se mueven de otras maneras, nos imaginamos esa experiencia en
nosotros mismos. Nuestra imaginación y sueños diurnos dan vida a esa actividad en
nuestra mente. Un niño que es criado por lobos aprende a caminar y correr como lo
hacen los lobos; se mueve increíblemente bien en cuatro patas y nunca aprende a
caminar completamente parado. De manera similar, los niños pueden ser héroes o
princesas, doctores o artistas o maestros cuando sueñan despiertos y más tarde en sus
vidas eligen una profesión en la cual esos sueños se pueden hacer realidad.
Cuando encontramos maneras de darles apoyo a los niños a hacer uso de la
Imaginación y los Sueños, ayudándolos a aprovechar sus sueños, fantasías, o juego de
crear creencias -sea desde una acción o en sus mentes, si tienen dificultad para moverse-
los ayudamos a acceder al manantial ilimitado de energía y pasión que tienen en su
interior. Muchos padres hacen esto espontáneamente con sus niños todo el tiempo,
127

especialmente a través del juego. Puede ser algo tan simple y divertido como hacer que
el niño pretenda que su mano es un gato caminando y buscando a sus amigos o la mano
de mamá se convierte en el gato que camina suavemente y se acurruca cerca de la
mejilla del niño. Si el niño tiene cierta espasticidad en su mano, esta puede ser la
manera de interesarse en su mano y querer moverla.
Soñar despierto puede parecer una pérdida de tiempo. La mayoría de nosotros
hemos sido criados creyendo que nuestras mentes necesitan siempre estar enfocadas y
ser claras, prestando mucha atención a lo que sea que hacemos. Nos damos permiso
para soñar despiertos sólo en los momentos de ocio y como producto de un descuido.
Podemos incluso pensar que soñar despiertos es improductivo y así ver al niño que
sueña despierto como perezoso. Investigaciones muestran justamente lo opuesto.
Aunque tenemos tradicionalmente asumido que pasamos la mayor parte de nuestro
tiempo con el pensamiento dirigido hacia un objetivo, que es periódicamente
interrumpido por baches de pensamientos irrelevantes, investigaciones realizadas
muestran que la mayor parte del tiempo tenemos un pensamiento menos directivo, no
intencional. Entonces, de hecho, estamos prácticamente soñando despiertos y somos
rutinariamente interrumpidos por períodos de pensamientos dirigidos a un objetivo.
Mientras soñamos despiertos una gran variedad de regiones del cerebro se encienden:
aquellas asociadas con el control de los impulsos, juicios, lenguaje, memoria, función
motora, solución de problemas, socialización, espontaneidad, y procesamiento sensorial
de la información. En otras palabras, el cerebro del niño vuelve a la vida -se enciende-
cuando sueña despierto.

…………………………………….………………………………………….
Mientras soñamos despiertos una gran variedad de regiones del cerebro
se encienden.
…………………………………….………………………………………….

Soñar despierto es normal y saludable. Y cuando el niño sueña despierto, su


cerebro puede muy bien estar integrando información, organizándolo, y creando nuevas
conexiones para ulteriores aplicaciones en su vida. Soñar despierto es un estado fértil
que le otorga al cerebro de tu niño una gran flexibilidad para extraer juntos soluciones
impredecibles e invenciones, algo que el niño con necesidades especiales realmente
necesita.
El niño que está sentado en clase soñando despierto y aparentemente no está
prestando atención a lo que el profesor dice tal vez se esté perdiendo la información
específica presentada en ese momento. Eso en sí mismo no es muy bueno porque
queremos que escuche y preste atención. Sin embargo, tal vez en ese momento, a través
de sus sueños diurnos, su cerebro esté en un proceso creativo dando sentido a lo que
acaba de escuchar del profesor. O tal vez, lo que el profesor dijo activa una idea en la
mente del niño, una que lleva la enseñanza original un paso más allá.
Es importante recordar que el niño no es sólo un armario vacío donde sólo
ponemos información adentro. El proceso de aprendizaje del niño es creativo,
constantemente se basa en el poder de la Imaginación y los Sueños. Todo lo que el niño
aprende es imaginado e inventado dentro de su propio cerebro, formulado desde su
interior y desde cero. Nada de lo que intentemos enseñarle es completamente útil para él
hasta que este proceso tiene lugar dentro suyo. Y soñar despierto es una parte
importante de su habilidad para hacer justamente esto.
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Lo que la ciencia nos dice acerca de la Imaginación y los Sueños

Puede ser difícil para ti barajar la creencia que cosas intangibles, como la imaginación,
soñar despierto, y fantasear, sean tan útiles. Ciertamente es difícil aceptar la idea que
pueden ser muy prácticos cuando enfrentas el enorme desafío de tratar de ayudar a tu
niño con necesidades especiales. Allí es donde más investigaciones pueden ser de
ayuda. Steven Jay Lynn y Judith Rhue, ambos psicólogos, estudiaron seis mil hombres
y mujeres. Ellos encontraron que aquellos que fantaseaban - soñaban despiertos- eran
más creativos y fuertes al resolver un problema y empalizar que aquellos que no
fantaseaban. Además eran más flexibles, espontáneos, y mucho más interesantes. Todo
esto era presumidamente resultado de la habilidad de sus cerebros de crear nueva
información y nuevos patrones a través de la Imaginación y Sueños.
Pero no es sólo a nivel de las funciones mentales o cognitivas donde la
Imaginación y Sueños hacen una diferencia. Alia J. Crum y Ellen J. Langer trabajaron
con un grupo de ochenta y cuatro mujeres del área de servicio de habitación empleadas
en diferentes hoteles. Los investigadores dividieron los participantes del estudio en dos
grupos: Al primero, llamado "grupo informado" se les dijo que el trabajo que hacían,
limpiar los cuartos del hotel, era un buen ejercicio y que el mismo cumplía con las
recomendaciones generales de la secretaria de salud para un estilo de vida activo. Al
segundo grupo, el "grupo no-informado," no se le dijo nada. Ambos grupos continuaron
haciendo su trabajo usual. Luego de cuatro semanas el grupo informado mostró una
disminución de peso, presión sanguínea, grasa corporal, en cintura y cadera, e índice de
masa corporal. El grupo no-informado no tuvo cambios significativos. Este estudio
demostró como la imaginación trae cambios físicos medibles. Aplicar la imaginación
con tu niño, actualizando la energía de su cerebro, es posible transformar los resultados
de todo lo que hagas con él.

Herramientas para la Imaginación y Sueños

Los niños comienzan a participar en juegos de simulación, o hacer creencias, al segundo


año de vida. Son capaces de distinguir entre lo real y lo no real y jugar juegos
imaginativos. Su habilidad de reconocer la diferencia entre realidad e imaginación
provee oportunidades para el pensamiento divergente y el poder creativo de sus cerebros
para atraer nuevas y notables posibilidades. Las herramientas que proveo te ayudarán a
traer el poder del Elemento Esencial Imaginación y Sueños en la vida de tu niño.
Juguemos: Jugar es una de las formas más comunes de activar la imaginación de
tu niño. Mucho de lo que hacemos con nuestros niños, y lo que le pedimos, es muy serio
y estructurado. Es generalmente incluso más en niños con necesidades especiales,
particularmente cuando recibe terapias y apoyo extra. Cualquier oportunidad de
convertir estas actividades en un juego lleno de imaginación hace esas actividades más
divertidas y efectivas. Trae ligereza, alegría, e interés a la experiencia que está teniendo
tu niño. Al hacer esto, tu niño estará más involucrado; esto actualizará la capacidad
organizativa del cerebro de tu niño y despertará su poder creativo.
Co-Imaginando con tu Niño: Tu niño puede estar limitado en su habilidad de
imaginar en este momento, como vimos en la historia de Ari. Empieza a introducir ideas
imaginarias y sugerencias mientras interactúas con él. Al hacer esto, busca signos de
que esté tratando de unirse a ello. Si tu niño puede hablar, escúchalo muy
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cuidadosamente e integra lo que sugiere a la imagen, historia, o juego que estés creando.
¿Recuerdas como Ari sumó un nuevo elemento a la historia del tren diciendo que El
Tren Thomas se fue a pelear con el monstruo? No cambies ni corrijas lo que él trae. No
te preocupes si no tiene mucho sentido al principio o si de alguna manera lo presenta de
manera defectuosa. Es su primera aproximación. Necesita ser nutrido y apreciado tal
cual es. Y de todas formas es imaginativo. Nadie puede hacerlo mal.
Si tu niño no puede hablar o expresarse muy bien aún, y ves que intenta participar,
hazle preguntas de sí y no, muchas preguntas. (“Sí” puede ser un guiño de ojo, y “No”
un pequeño movimiento de su dedo índice, por ejemplo). Así que podrás decir, "¿Y el
conejo va a dormir ahora (en la historia imaginaria) o está jugando con su hermano?"
Espera su respuesta e integra su elección en tu imagen concreta.
Descubre el Sueño: Cuando te das cuenta que tu niño se está esparciendo cuando
se supone que debe estar prestando atención o escuchando o siguiendo instrucciones,
retrocede un momento. Déjalo estar en su espacio, cualquiera sea. Si es muy pequeño,
déjalo solo un momento y espera a que vuelva. Si es lo suficientemente grande para
entender tu pedido, muy gentilmente, con un tono amigable y amable, luego de darle un
tiempo, dile: "Me interesa mucho saber que haces ahora en tu mente. ¿Puedes decirme?"
Si parece no entender, crea una fantasía propia que puedas compartir con él y luego
pregúntale si tiene una para compartir contigo. La mayoría de los niños captan esto y lo
incorporan rápidamente. Con un niño incluso más grande puedes pedirle que escriba su
propio sueño o puede dictarlo para que tú lo escribas para él. Asegúrate que no usas la
imaginación para manipular a tu niño a que haga lo que quieres que haga o esperas que
haga. Así que si tiene miedo al ruido de la aspiradora, no inventes un sueño donde le
dices que él no tiene miedo. O si no puede correr, no le cuentes tu sueño donde él
camina o corre. Asegúrate que sea el sueño de tu niño.
Crea un sueño de descanso conjunto: La próxima vez que estés con tu niño y
esté un poco trabado o resistente a lo que estás tratando de hacer con él, detente y crea
un sueño de descanso conjunto. Probablemente hayas hecho algo similar varias veces
donde le describes a tu niño algo que vayas a hacer más tarde con él, algo que sepas que
le gusta, como forma de calmarlo o hacer que se enfoque en lo que está haciendo en el
momento. Aquí intencionalmente sueñas e imaginas con tu niño. Puedes decirle algo
como: "Está bien, tomemos un descanso ahora (de hacer la tarea) y piensa en algún
lugar que quieras estar ahora." Cuando te diga donde quisiera estar, puedes embellecerlo
un poco. "¿Te gustaría estar afuera en la estructura para trepar? Ah y en el neumático
hamaca." Agrega más detalles, incluso cosas y seres imaginarios fuera de lo real. Luego
pídele que describa que le gustaría hacer si estuviera allí ahora. Puedes estar allí con él o
no, dependiendo de lo que quiera. Puedes introducir movimiento y música al sueño. Tal
vez cantes una canción o introduzcas movimientos de baile. Nota como tu niño vuelve a
la vida. Por momentos podrás conectar el contenido del sueño diurno en conjunto con lo
que tu niño se había trabado o simplemente soñar con él sobre cualquier tema que le
interese y observa si puede de repente resolver lo que lo haya trabado antes.
Contador de cuentos: Contar cuentos es una de las formas últimas de imaginar y
soñar. Alienta a tu niño a que te cuente sus propias historias, sus sueños, incluso
escríbelos y léelos otra vez en otra ocasión. Realiza -actúa- los sueños, o partes de
sueños. Donde sea que tu niño tenga limitaciones, trabaja alrededor de las mismas con
imaginación. Ambos pueden crear creencias sobre cualquier cosa. Planea escenarios con
él y actúalos durante una cantidad de tiempo considerable. Actúa las historias usando
elementos cotidianos como material. Escríbelos, y súmalos más tarde. Anima tus
expresiones, esto despertará el cerebro de tu niño para crear nuevas conexiones y
posibilidades.
130

Honra los sueños de tu niño: Los Sueños nos llaman desde nuestro futuro.
Organizan nuestro cerebro y proveen la brisa bajo nuestras alas para elevar nuestros
logros a una gran altura. Es de gran importancia para cada uno de nosotros tener un
sueño, grande o pequeño, algo por lo cual luchar, algo a lo que sentimos ser llamados y
que tenemos un camino por completar. Tu niño también tiene sueños. Siempre recuerda
que ellos son sus sueños, no los tuyos. Los sueños de tu niño no son tus sueños y
esperanzas para él. Honra sus sueños, interésate en ellos, trátalos con respeto. Los
sueños, por naturaleza, no son racionales y no pueden ser justificados; simplemente son.
Ellos generalmente crecen y cambian cuando el niño madura. Recuerdo trabajar con una
adolescente con parálisis cerebral leve cuyo sueño era ser una bailarina. Aunque era
bastante claro que seguramente no sería contratada por un grupo de baile profesional,
todo lo que hicimos estaba dentro del contexto de baile. ¡Y ella sí bailó! Floreció,
aprendió a amar su cuerpo a pesar de sus limitaciones. ¡Estaba llena de poder!
Libre para inventar: Cuanto más trabajes con Imaginación y Sueños, más se
verán tú y tu niño inventando sus propias maneras de traer este Elemento Esencial en
sus vidas. Tú conoces mejor a tu niño. Ve por ello. Diviértete en el camino de descubrir
nuevas posibilidades.
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12 Elemento Esencial Nueve


Tomar Conciencia

Si pudiéramos ver claramente el milagro de una sola flor,


nuestra vida entera cambiaría.
- BUDA

Hace un tiempo en mi trabajo me di cuenta que si un niño estaba por hacer un


profundo y a veces inmediato cambio para mejor, él necesitaba tener presente cierta
cualidad que tiene que ver con su presencia. En aquel momento la mejor forma en que
podía describir esta cualidad era que "hay alguien en casa". Observé que cuanto más
presente estaba el niño de esta forma, más notable sería el resultado de nuestro trabajo
juntos. Esta cualidad era diferente del despertar, atención, seguridad, confort, y
compromiso del niño, todo lo cual es indispensable. Había un ingrediente extra más allá
de esto que era necesario si el niño iba a hacer cambios transformadores. Con el tiempo
me di cuenta cuál es este ingrediente "secreto": es la Conciencia del niño sobre él
mismo, su Conciencia de su alrededor, su Conciencia de sobre que está sucediendo
adentro suyo y alrededor suyo. Es él como observado, activamente dándose cuenta de
las relaciones entre diferentes partes del cuerpo, y las relaciones sobre lo que hace, lo
que está hecho, lo que siente, y los resultados que él puede anticipar o generar. Por sus
propias observaciones él puede incluso anticipar resultados, incluyendo situaciones
novedosas que no ha experimentado antes.
La Conciencia del niño catapulta su cerebro a un nivel en el que puede descubrir
su mundo y el mundo alrededor suyo de formas que de otra forma no podría hacer. La
Conciencia está detrás de su inteligencia en evolución, el proceso que impone orden en
de otra forma azarosa y caótica inundación de sensaciones.
Todas estas cantidades para esa especial cualidad de lo que primero llamé Hay
alguien en casa- de la Conciencia del niño. (Yo uso la palabra conciencia aquí como un
verbo- que es el acto de tomar conciencia. Estar Consciente nos recuerda que lo que el
niño está haciendo es una acción, dinámica y en movimiento. Nosotros ordinariamente
usamos la palabra Conciencia, que es un sustantivo. Nombra la acción, pero nos hace
pensar en la toma de conciencia de forma estática y desapegada.)
Antes de empezar a trabajar con niños, no pensaba mucho en que los infantes,
bebés, y niños pequeños poseen la capacidad de generar Conciencia. Este concepto
atrajo mi atención durante una conversación con el Dr. Feldenkrais, cuando me dijo:
"Los bebés están hiper conscientes. Sin conciencia ellos no serían capaces de
desarrollarse apropiadamente." Su enunciado me sorprendió. Fue difícil para mí en ese
momento unir en mi cabeza la idea de Conciencia con un bebé. Esos pequeños seres
dulces, balbuceantes, apenas capaces de hacer nada, ciertamente no parecían tener lo
que había estado pensando que era una capacidad exclusiva del adulto. A través de los
años mi experiencia probaría que mi antigua creencia estaba errada. Los bebés pueden y
132

son conscientes.

Estornuda después de mí

Me trajeron a Oliver cuando tenía cinco semanas de vida. Sufría de una condición
congénita llamada artrogriposis, en la cual las uniones del codo no estaban
completamente formadas, y en lugar de sus bíceps, que hacen doblar los brazos, tenía
tejido conectivo. Sus brazos estaban rotados hacia adentro y sin vida, nunca se movían,
ni siquiera en las uniones de los hombros, muñecas, manos, o dedos. Antes de traerlo
hacia a mí, cuando las personas trataban de ejercitar sus brazos, él lloraba de dolor.
Oliver respondió bien a nuestro trabajo juntos. Evolucionó rápido. Sus brazos
comenzaron a moverse como así también sus dedos y manos. Como era un pequeño
infante, generalmente era alimentado durante sus sesiones. Parecía disfrutar el trabajo
que hacia con él. Cuando Oliver tenía nueve semanas fue cuando para mí se sintió lo
suficientemente seguro para trabajar acostado en la mesa, cuando no era alimentado en
lugar de ser sostenido por los brazos de su madre. Un día estando de espaldas y yo
moviéndolo gentilmente de formas variadas, yo necesitaba estornudar. Saqué mis
manos de encima de él y esperé el estornudo. Luego de unos segundos sentí que se
formaba el estornudo, respiré hacia adentro y afuera, haaa… hehh; haaa…hehh…hehh!
Oliver me miraba intensamente, sus ojos bien abiertos y sin pestañear. Luego
estornudé fuertemente. ¡Ahh-chuu! Oliver estaba acostado completamente quieto,
continuaba mirándome por lo que me parecía un largo rato. Aún no pestañeaba. Lo
miré, preguntándome que estaba sucediendo para él, luego le dije, "Sí, acabo de
estornudar." Luego, para mi sorpresa, él empezó a respirar de una forma muy similar a
lo que había hecho recién: "Haaa, hehh, haaa, hehh, haaa, hehh." Estaba segura que iba
a estornudar también. Luego hizo un sonido final más fuerte - una imitación del
estornudo. ¡Ahh-chuu!
El primer pensamiento que se me vino a la mente en ese momento fue, "¡Oh, por
Dios, él puede pensar!" No sabía que ese infante de nueve semanas puede en realidad
ver, escuchar, sentir - y presenciar algo - luego procesarlo internamente, e
intencionalmente sacarlo en la forma en que lo había procesado. Oliver estaba en casa
con él mismo, capaz de observar, interesándose por eventos afuera de él mismo; él
estaba lo suficientemente consciente para reconocer una acción en respuesta, como
evidenciamos en su imitación de mi estornudo. No había duda en mi mente que el
pequeño Oliver estaba "consciente".

Tomar Conciencia es una acción

El rol de la conciencia en la vida de nuestro niño, y en la nuestra, se vuelve más claro


cuando pensamos en la conciencia como una acción. La conciencia no es una cosa o
forma de ser o algo que poseemos. Así como no poseemos el caminar, pensar o hablar -
estos sólo están ahí mientras los realizamos- estas acciones no existen por sí solas. La
conciencia, como el movimiento, es algo que hacemos, así como tú dirías, "Estoy
caminando o cocinando, o jugando con mi niño," Yo propongo que aprendamos a decir,
"estoy consciente", o mi niño está consciente en este momento, o no. Una vez que
empiezas a pensar en la Conciencia como un verbo activo, puedes aprender a reconocer
133

cuando lo está haciendo tu niño - está consciente o no.

…………………………………….………………………………………….
Estar consciente permite que el cerebro de tu niño haga un salto
cuantitativo desde donde está actualmente a su próximo nivel de
habilidades.
…………………………………….………………………………………….

Cuando tu niño está consciente, él está dibujando sobre la capacidad de


transformación de su asombroso cerebro. La conciencia catapulta el cerebro de tu niño a
más altas y potentes capacidades de organización y creación. Estar consciente permite
que el cerebro de tu niño haga un salto cuantitativo desde donde está actualmente a su
próximo nivel de habilidades. Al estar consciente mejor se vuelve en aquello en que
presta atención: su movimiento, pensamientos, sentimientos, y acciones. Él se
transforma de maneras que a veces parecen milagrosas.
Tu niño está consciente en cualquier ocasión en que se observa a sí mismo en
acción y se da cuenta lo que está haciendo, se da cuenta que puede continuar haciendo
lo que hace, hacerlo diferente, cambiar lo que está haciendo, o detenerse por completo.
Él puede estar consciente mucho antes de que tenga lenguaje. Estar consciente, como
ninguna otra destreza, es un asunto de crecimiento y evolución. Con el tiempo, mientras
tu niño aplica su capacidad de conciencia más y más, se hará mejor en eso, y esta
habilidad mejorada puede ayudarlo enormemente en superar sus desafíos.

Mejorando nuestra Conciencia: Despertando


al observador interno

Todos poseemos esta capacidad que llamamos Conciencia, por la cual somos capaces de
observar, conocer y cambiarnos a nosotros mismos. Como vimos con Oliver, incluso
con nueve semanas de edad él estaba claramente consciente. Su habilidad de darse
cuenta no sólo lo hizo actuar un estornudo sino que eventualmente jugaría un papel
significativo para volverse consciente de sus brazos y aprender a usarlos de formas
creativas que desafían toda predicción de sus futuras limitaciones dadas al nacer.
Estar consciente es una parte integral del éxito de cualquier niño en desarrollo.
Cuanto más use el niño la habilidad de estar consciente, más se expandirá dicha
capacidad, volviéndose más fuerte y más integral con el trabajo interno de su cerebro.
Una de las cualidades centrales de estar consciente es que es lo opuesto a una acción o
comportamiento automático, o compulsivo. Estar consciente es una fuente de libertad.
Estar consciente eleva al cerebro a un lugar de descubrimiento y elección en lugar de ser
reactivo y en piloto automático. Cualquiera sea la necesidad especial de tu niño,
encontrarás que las áreas de desafío están llenas de compulsividad y automaticidad -
con aparente o nula libertad para ir más allá de esos límites. Estar conscientes abre la
puerta dejando salir de la cárcel de las presentes limitaciones.
Estar consciente requiere tener un observador interno virtual. Es como si tu niño
hubiera hecho brillar una luz revelando algo que no había visto o que no se había dado
cuenta antes. Estar consciente es diferente de la atención, que exploramos en detalle en
capítulos anteriores. Tu niño puede estar prestando atención, enfocándose en algo que
siente, oye, ve, piensa, o hace pero no estar consciente, en ese momento, de él mismo
haciendo eso. En otras palabras, su observador interno de él mismo y sus propias
134

acciones no está activo en ese momento. El puede estar mirando un programa de


televisión, prestando mucha atención, estar muy absorto, tal vez aplaudiendo con
emoción de vez en cuando, incluso hablando a los personajes de la pantalla y aun así, al
mismo tiempo, está completamente inconsciente al hecho de que esta haciendo todo eso.

…………………………………….………………………………………….
La conciencia eleva al cerebro a un lugar de descubrimiento y opción en
lugar de ser reactivo o en piloto automático.
…………………………………….………………………………………….

Improbable como puede parecerle a otros que lo están observando, un niño en un


berrinche bien podría estar completamente inconsciente de lo que está haciendo y como
su comportamiento lo está afectando a él y a otras personas. Su observador interno no
está presente en ese momento. Su cerebro está en piloto automático sin opción sino de
completar el ciclo de comportamiento. Está operando en un nivel inferior - esto es, con
poca o sin consciencia y sin opción o libertad. Si un observador externo puede en ese
momento ayudar a despertar al observador interno del niño, que él pueda estar
consciente, esto transformará en ocasiones el comportamiento instantáneamente y
posibilitará cambios en como actúa este niño en el futuro.
Es importante recordar que el observador es neutral. Observa; no juzga, no
engaña, no manipula o castiga. Es lo que me gusta llamar observador benevolente. Una
vez que el observador ha sido despertado, la conciencia inmediatamente comienza a
tomar lugar, y con ella viene la transformación que de otra forma no sería posible para
tu niño.

Tu conciencia es clave

Alguna vez has tenido la buena fortuna de estar en presencia de una persona cuyo poder
de darse cuenta estaba altamente desarrollado, ¿quien está obviamente más consciente
de sí mismo que la mayoría de los mortales? El Dalai Lama me viene a la mente como
este tipo de persona, como la Madre Teresa, Mahatma Ghandi, y otros elevados
maestros espirituales. Tal vez haya habido alguien así en tu propia vida, como un
profesor de quien hayas tenido la suerte de aprender. Para mí esta persona fue mi
maestro, el Dr. Feldenkrais.
Tal vez hayas notado que en presencia de esa persona tú cambias, al menos
temporalmente. Tal vez notes que en presencia de esa persona sacas lo mejor de ti y te
permite reconocer cosas que no habías visto antes. Piensas más claramente; estás
emocionalmente más calmado y balanceado; y eres más generoso, benevolente, y
compasivo en presencia de esa persona. El poder de la Conciencia expandida de una
persona eleva a aquellos alrededor de él. De la misma manera, tu propia Conciencia
elevada -tu capacidad de darte cuenta elevada- puede elevar a tu niño y ayudar a
transformar su cerebro. El poder de tu observación despierta y benevolente es tal que
puede tener un efecto dominó, cambiar toda tu familia, reducir el estrés, tener una unión
creciente, y sacar cada vez más lo mejor de cada uno.

…………………………………….………………………………………….
El poder de la Conciencia expandida de una persona eleva a aquellos
alrededor de él.
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…………………………………….………………………………………….

Estoy haciendo esto?

Julia es doctora. Muy exitosa, casada con un exitoso profesional, trajo a su hija Sheila
hace unos años. Sheila fue diagnosticada con un severo desorden de déficit de atención
con hiperactividad (ADHD) y retraso madurativo en todas las áreas: motriz, (aunque
podía hablar), lenguaje, y cognitivo.
Al final de nuestra primera sesión, Julia trato de volver a ponerle los zapatos a
Sheila. La niña parecía completamente ajena al intento y esfuerzo de su madre. Ella
seguía corriendo mientras la madre le imploraba que volviera a sentarse con ella, con
una creciente elevación de su voz. Cuanto más intensa y fuerte era la voz de Julia,
Sheila más saltaba por las paredes, volviéndose más hiperactiva en su comportamiento.
Julia, brillante y una personalidad del tipo A, hablaba muy rápido y con largas y
elaboradas oraciones. Era claro que el observador interno de Julia estaba dormido en ese
momento. Funcionaba completamente en piloto automático. Brillante como era Julia, no
tenía idea de lo que estaba haciendo o como su voz tensa y largas y complejas oraciones
afectaban a su hija. En su propia mente, ella sólo trataba de ponerle los zapatos a Sheila
para entonces poder irse.
Me senté en frente de Julia y le pedí permiso para entrenarla. Ella
inmediatamente me dijo sí. En ese momento tomé el rol de ser su observador
benevolente. Le dije que era muy inteligente; me agradeció por el cumplido, le dije que
no estaba tratando de hacerle un cumplido sino que la ayudaba a armar una imagen
sobre algo que quería que se diera cuenta. Luego le dije que pensaba velozmente y
hablaba rápido, con oraciones muy elevadas. Ella parecía sorprendida. No tenía idea.
Nunca había pensado en ella misma en esos términos. Continué diciendo que cuando
hablaba con su hija tan rápido, con gran intensidad y con oraciones complejas, Sheila
simplemente no podía seguirla. Le aseguré que su hija era bien inteligente pero la forma
de hablar de Julia era muy acelerada, muy intensa, y muy compleja para el cerebro de su
hija en ese momento.
Durante este intercambio con Julia, hablé lentamente, y Julia me miraba y
escuchaba con gran intensidad (por supuesto), y le sugerí que se observara a sí misma
para poder hablar más despacio, simplificar sus oraciones, enlentecer sus movimientos,
y tratar de hacer lo menos posible cuando esté con su hija; le sugerí que fuera más
consciente de su propia ansiedad y, cuando se sintiera ansiosa, que se detenga un
momento y se tome el tiempo de volver a calmase.
Justo después y allí mismo Julia comenzó a hablar muy despacio, con un tono de
voz suave, diciendo a Sheila con oraciones simples y cortas que venga y se siente para
poder ponerle los zapatos. Luego se detuvo y esperó la respuesta de Sheila. Pasó un
momento y luego fue como si el mensaje hubiera aterrizado. Sheila volvió hacia su
madre, camino hacia la silla y se sentó, tranquilamente dejando que su madre le pusiera
los zapatos.
Unas semanas más tarde, Julia me dijo que su Conciencia mayor sobre su
comportamiento de personalidad del tipo A, como ella lo llamaba, le permitió hacer
cambios, transformando la atmósfera de todos en su hogar. Actualmente Sheila entiende
lo que se le dice, incluso cuando es rápido o complejo, pero Julia ha adoptado la
Conciencia, actualmente su manera preferida de ser y estar, particularmente cuando esta
con Sheila.
136

Lo que dice la ciencia sobre la Conciencia

Los científicos que estudian la Conciencia reconocen el gran desafío no sólo por
investigarlo sino por formar una definición precisa de lo que la conciencia es. Muchos
usan el término conocimiento y conciencia indistintamente. En este aspecto, todos los
animales tienen cierto grado de conciencia. Sin ella no serían capaces de satisfacer las
necesidades básicas de la vida. Los perros reconocen lo que se aproxima cuando ven la
valija de su dueño al lado de la puerta o cuando su dueño agarra la correa para sacarlos a
pasear. Como uso aquí la palabra Conciencia, no es intercambiable con la palabra
conocimiento. Por el contrario, uso conciencia para significar una extraordinaria
capacidad de observar y ser consciente de uno mismo. Es la habilidad de saber que
sabes. Miramos en el espejo y reconocemos que "estoy viendo mi propio reflejo," y nos
damos cuenta que tú y yo somos diferentes. Los filósofos también se han referido a esta
capacidad como "meta-conocimiento" o "meta-conciencia" - la conciencia de la
conciencia o la conciencia de nuestra habilidad de pensar acerca de nuestros
pensamientos, deseos, sentimientos, y creencias. Nosotros los humanos no somos
dotados con instintos que la mayoría de los animales tienen. En vez de eso, dependemos
de la conciencia de nosotros mismos y de nuestras relaciones con el mundo que nos
rodea para guiarnos. Ser conscientes facilita el aprendizaje y la integración inmediata de
nuevos patrones neuronales.
Dado el rol que la conciencia juega al formar el cerebro humano y actualizar su
capacidad organizativa y de aprendizaje, no es sorprendente que en las investigaciones
se halle que los infantes de tan solo siete meses demuestran al menos cierta capacidad
de darse cuenta. La investigadora Agnes Kovács y sus colegas han demostrado que
bebés de siete meses pueden tomar en consideración la perspectiva de otros. Esta
habilidad requiere cierta forma de conciencia de sí mismo y de otros, una habilidad que
alguna vez se pensó que emergía por primera vez alrededor de los cuatro años. Kovács
halló que estos infantes codificaban las creencias de otros y que las creencias de otros
tenían efectos similares a sus propias creencias al realizar las tareas que se les pedía.
También descubrieron que las creencias de otros continuaban influenciando el
comportamiento de los infantes incluso luego de que esa persona haya dejado la escena.
Los científicos del MIT han demostrado que bebés de doce meses de edad
pueden usar el conocimiento para anticipar sorpresivamente y de manera sofisticada,
como podrían desplegarse ciertas situaciones. Han demostrado que bebés de tan solo
meses tienen una sólida comprensión de reglas básicas del mundo físico y pueden
realizar predicciones racionales y acertadas sobre como procederán los hechos.
Si nos detenemos a pensar en esto, tiene sentido que darse cuenta, la cual es una
función fundamental y central para el desarrollo exitoso del ser humano, esté presente
desde el comienzo de la vida. Y continúa desarrollándose con el tiempo, tal como el
resto de las habilidades.

Las Herramientas para la Conciencia

No puedes sobreestimar el poder de conciencia propia de tu niño para transformarlo a


pasos agigantados. Y nunca desestimes la importancia de tu propia conciencia al ayudar
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al cerebro de tu niño a tener conciencia propia. Las siguientes herramientas pueden


ayudarlos a ambos a despertar esta notable y necesaria capacidad humana.
La Conciencia empieza contigo: Es muy útil recordar que la habilidad que
llamamos Conciencia es una acción en lugar de una cosa -esto es, Darse Cuenta. Poder
ayudar a tu niño a desarrollarse y beneficiarse más plenamente de su habilidad de
conciencia. De hecho, puedes decidir ejercitar o practicar tu conciencia, tal como si
ejercitaras caminando o corriendo. Todos somos conscientes espontáneamente, de vez
en cuando, en nuestra vida diaria. Tal vez nos levantamos a la mañana y notamos que
nuestra espalda esta rígida; luego tal vez asociamos la rigidez con haber movido una
silla pesada el día anterior. Luego de tomar conciencia de esto por un momento,
concluimos: "Siempre pienso que todo lo tengo que hacer yo." Luego nos damos cuenta
que la próxima vez tenemos la opción de actuar de una nueva forma - podemos pedir
ayuda.
Con esta herramienta estás invitado a ir más allá de la conciencia espontánea y
empezar a traer tu intencionalidad a esa acción. Puedes elegir estar consciente mientras
estás parado en la cola del supermercado. Puedes estar consciente cuando tienes una
sensación de prisa y que estás parado muy cerca de la persona de adelante en un intento
inútil de acelerar el proceso.
También puedes elegir con tiempo ciertas situaciones de tu vida donde puedas
estar consciente. Intencionalmente volverte consciente de tus pensamientos,
movimientos, sentimientos, y acciones. Estás ejercitando tus habilidades de conciencia
simplemente notando lo que estás experimentando, lo que estás sintiendo, y haciendo en
situaciones cotidianas a medida que ocurren. Las actividades diarias y eventos proveen
infinitas oportunidades para estar conscientes. Esto te ayudará a desarrollar tus
habilidades de conciencia a niveles nuevos, tal como si desarrollaras un músculo a
través del ejercicio intencional.
A medida que te vuelves más habilidoso en estar consciente, gradualmente
aplícalo a situaciones más complejas, y emocional y cognitivamente más demandantes,
como cuando tratas de hacer algo nuevo y desafiante que nunca habías hecho antes. A
medida que sientes que mejoras en ser consciente, y expandes tu Conciencia de estar
consciente, estás listo para traer estas habilidades a tus interacciones con tu niño.
Toma Conciencia con tu niño: una vez que hayas practicado tu habilidad de
toma de consciencia durante un tiempo y sientes que puedes atraerla intencionalmente,
empieza a atraerla a tus interacciones con tu niño. Al comienzo, elige una situación o
actividad de bajo estrés para ambos. Por ejemplo, puede ser mirar un video juntos. De
vez en cuando, obsérvalo a él en lugar de a la película. ¿Sobre qué puedes tomar
conciencia en él? Tal vez te das cuenta de algún cambio en su postura cuando está
absorto en la película. O tal vez tomas conciencia de ciertas expresiones faciales que no
habías visto en él antes. O notas expresiones que habías visto en él anteriormente
cuando estaba feliz, triste o asustado. Luego cambia tu atención y obsérvate a ti mismo.
Fíjate si puedes tomar consciencia de lo que estás sintiendo en ese momento, ¿qué
pensamientos tienes, qué deseas en ese momento? ¿Cómo está organizado tu propio
cuerpo? ¿Te sientes cómodo? ¿Estás sentado cerca de tu niño? ¿Te gusta la cercanía?.
Luego de unos días de practicar tomar consciencia con tu niño en situaciones de bajo
impacto, empieza a tomar conciencia en situaciones e interacciones con tu niño de
mayor desafío para él y posiblemente para ti también. Esto puede ser durante una sesión
de terapia en casa o mientras ayudas a tu niño con su tarea escolar o manejando un
comportamiento desafiante en la plaza de juegos. Antes de hacer nada con tu niño,
detente y toma conciencia de lo que estás sintiendo. ¿Estás confundido? ¿Abrumado?
¿Cansado? ¿Esperanzado? ¿Desesperanzado? ¿Sientes amor por tu niño en ese
138

momento? ¿Estás irritado? ¿Qué estás pensando? ¿Qué necesitas en ese momento? ¿Te
sientes contenido y que puedes manejarte y en control, quisieras tener cierto apoyo? No
te censures. Aquí no hay bien o mal. Te estás enfocando en tomar conciencia; solo
existe lo que es. Toma consciencia de lo que estés impulsado a hacer, si así lo fuera.
Todo esto puede tomar sólo un momento de tu tiempo. Pensar en tu toma de conciencia
es un escaneo interno rápido. Tomar conciencia de esta manera te alejará de tus propias
reacciones automáticas y acciones y te da más libertad para elegir que hacer y tener
nuevas ideas creativas sobre como ser y que hacer con tu niño.
¿Por quien lo estoy haciendo? Una vez que tomas consciencia con tu niño,
lleva tu consciencia de ti hacia tu niño. ¿Qué ves allí? Decide que es lo que quieres
hacer con tu niño a continuación, incluyendo la posibilidad de dejarlo solo y sólo
continuar observándolo a él. Pero antes de continuar, pregúntate, ¿Por quien voy a hacer
esto? ¿Es por mi niño, es por mí? ¿O es por los dos? Te sorprenderá la respuesta que
obtienes.
Muy a menudo los padres descubren, luego de tomar conciencia, que la acción
que estaban a punto de hacer con su niño, con la mejor de las intenciones y creyendo
que es por su niño, no era el caso. En ocasiones tomamos acción para reducir nuestra
propia ansiedad. O estamos siguiendo las ordenes de una figura de autoridad que no
queremos cuestionar. Tal vez hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo mejor
para nuestro niño sin confirmar que así lo sea. Y a veces estamos solo en piloto
automático. No importa lo que decidas hacer, el puro hecho de que estés tomando
conciencia te ofrece más libertad y alternativas sobre qué hacer o no hacer con tu niño.
Tu propia toma de conciencia, independientemente del contenido, te ayudará a elevar el
potencial de tu niño y a moverlo a tomar una mayor conciencia de sí, ayudando a su
cerebro a poder superar con mayor éxito sus desafíos.
Despierta al observador y genio de tu niño: Mientras tu niño está despierto,
cualquier cosa que hagas con él o cualquier actividad en la que esté involucrado es una
oportunidad para guiarlo a usar sus habilidades de toma de conciencia. Para tu niño será
como un juego. Una vez que esté despierto, tomar conciencia se convertirá en una
habilidad central que se aplicará en todos lados. Una vez más, comienza donde es más
fácil para tu niño y para ti. Elige una actividad o situación que a tu niño le guste y se
sienta cómodo. Puede ser al darle de comer. Si es todavía muy pequeño y lo alimentas
con mamadera, en vez de llevar la mamadera a su boca y ubicar la tetina en su boca, así
comienza a succionar automáticamente, haz una pausa. Sostén la mamadera a unos
centímetros de la cara de tu niño y cúbrela con tu dedo, haciendo un sonido de clic
varias veces para obtener su atención. O suavemente puedes apoyar la base de la
mamadera sobre su panza o la planta de sus pies, para de esta forma obtener su atención.
Una vez que tienes su atención, trae la botella más cerca de su cara pero no pongas la
tetina en su boca aún. Sólo toca ligeramente sus labios, aléjala un poco y espera unos
segundos. Seguramente tu niño se despierte y note que su expectativa automática no ha
sido cumplida. En ese momento acerca la mamadera dentro su campo visual para que
pueda verla. Golpea nuevamente la mamadera con tu dedo y puedes decirle:
"Mamadera. Leche. ¿Quieres un poco?" En el momento en que tu niño mueve la cabeza
o mira la botella, toca sus labios con la tetina, y luego deslízala dentro de su boca. La
próxima vez que lo alimentes, comienza golpeando la mamadera. Observa si él se
despierta inmediatamente, y es completamente consciente de ella. ¿Es consciente?
¿Sabe lo que espera y mira activamente a que suceda?
El poder de hacer preguntas: Las preguntas son una notable herramienta para
despertar el poder de toma de conciencia de tu niño. Una pregunta inmediatamente
implica al menos dos opciones: sí o no. Una pregunta puede también tener un final
139

abierto, implicando varias opciones, como, "¿Qué te gustaría hacer hoy?" "¿Quieres un
sandwich, o una naranja, o una manzana, o papas fritas?" Las preguntas requieren tomar
conciencia de las opciones, hacer una elección, y saber que estamos eligiendo una cosa
sobre otra. Tener que elegir es lo opuesto a la automaticidad y falta de conciencia. Hay
una infinita cantidad de formas y oportunidades de despertar e intensificar la capacidad
de conciencia de tu niño a través de las preguntas. Busca preguntas que puedas
preguntarle en situaciones diarias que despierten su cerebro al darle opciones, atrayendo
el poder de su conciencia al juego.
Por ejemplo, usa un marcador no tóxico para dibujar la imagen de un gato en el
reverso de la mano derecha de tu niño y la imagen de un perro en el reverso de su mano
izquierda. Durante una actividad -por ejemplo, tal vez trepando en un juego en la plaza-
puedes preguntarle, "¿Quien va a trepar primero, el gato o el perro?" En ese momento
está llamado a notar sus manos y el hecho de que puede elegir una o la otra. Puedes
sumar la imagen de un pato en su pie izquierdo y una flor en su pie derecho. Cuando
juegues a la pelota con tu niño, puedes preguntarle, "¿Quien atrapará la pelota? ¿El gato
y el perro? ¿O tal vez el pato y la flor?"
Si tu niño tiene un berrinche, llorando y golpeando el piso con sus pequeños
puños, recuerda que no importa cuan fuerte y obvias estas acciones son para ti, él
seguramente no esté consciente de su comportamiento en ese momento. Esta es
generalmente la naturaleza de los berrinches. En ese momento puedes introducir algunas
preguntas para ver si puedes ayudarlo a despertar su conciencia y brindarle la habilidad
de salir de ese comportamiento automático. Puedes preguntarle: "¿Estás gritando? No
estoy muy seguro. ¿¿Puedes hacerlo más fuerte?" Espera unos segundos para ver si lo
hace más fuerte. Si lo hace más fuerte, resáltalo diciendo, "Ah, lo haces más fuerte.
Puedo escucharte mejor ahora." El ser más ruidoso es un indicador de que está tomando
conciencia. No le preguntes si está molesto. Quédate con lo concreto y observable y
evita interpretar su comportamiento.
Si no lo hace más fuerte, deja eso de lado y lleva tu atención a sus puños, que
golpean el suelo. Puedes poner un pedazo de papel cerca de sus manos y decirle si
puede golpear el papel de vez en cuando, con una mano, o la otra, o ambas. Observa si
tomar conciencia de esa manera cambia su comportamiento.
Te sorprenderá como tus preguntas genuinas, junto con la observación, tu
conciencia de tu niño, y tus propios sentimientos y acciones, pueden ayudarlo a acceder
al genio interno de su Conciencia, y lanzarlo hacia el aprendizaje y la prosperidad.

Tomar conciencia y elegir sobre lo que estás siendo consciente despierta al cerebro de
maneras maravillosas; en esos momentos es altamente activo. Es como encender una luz
para revelar y crear nuevas posibilidades y nuevas combinaciones en el cerebro que
pueden conducir hacia notables transformaciones para tu niño.
140

13 Más allá de las limitaciones

Los límites de lo posible pueden ser sólo definidos


traspasándolos hasta llegar a lo posible
- ARTHUR C. CLARKE

Cuando le digo a los padres "vayan por todo", a pensar más allá de las limitaciones, no
quiero dar a entender que las limitaciones no son reales. No importa que, siempre hay
capacidades que están mas allá del pequeño individuo, así tenga necesidades especiales
o no. A los cuatro meses de edad no le ponemos un par de patines en los pies de un niño
y lo enviamos a patinar. Y aunque a muchos niños les guste fantasear con como sería
volar como Superman, como en las películas o libros de cómic, ellos no van a hacer eso.
Hay limitaciones obvias que tienen que ver con haber nacido como un ser humano. El
proceso de crecimiento y aprendizaje es suficientemente desafiante en sí mismo cuando
un niño nace con o sin desafíos especiales. Esa demanda aumenta exponencialmente
cuando un niño está creciendo con necesidades especiales. Así que, ¿por qué digo ir por
todo y pensar más allá de las limitaciones?
Primero de todo, es un recordatorio de que los límites están cambiando
constantemente, gracias a los descubrimientos de la ciencia, a los cambios en que la
sociedad ve a las personas con necesidades especiales, y a los nuevos descubrimientos
de las personas que dedican sus vidas a encontrar los desafíos de otros seres humanos
que nacen con impedimentos. Los límites exteriores para las personas con necesidades
especiales se están corriendo constantemente. Y en todas partes encontramos más
ejemplos y nuevos héroes guiando la forma no sólo de vivir con necesidades especiales
sino prosperando con ellos y viviendo con plenitud, incluso vidas extraordinarias
independientemente de aquellas necesidades especiales que los hace diferentes.
Tenemos personas como Elizabeth, de quien he compartido su historia
anteriormente en este libro. Incluso hoy hay expertos que dicen que una condición como
la de ella la habría limitado enormemente, aun así a la edad de treinta años ella ha
adquirido dos masters, está casada, tiene su propio negocio, y en sus propias palabras,
ha "encontrado su pasión". Ella vive una vida que la llena, tanto a ella como a aquellos
que la rodean. Así que muchos de los niños con los que hemos trabajando han crecido
hasta tener una vida más llena y satisfactoria de la que han creído posible para ellos.
Elizabeth y todos estos otros niños no llegaron solos hasta donde están hoy, por
supuesto. Ellos tuvieron padres que se dedicaron a ellos, que los amaron y se rehusaron
a aceptar una visión limitada sobre el futuro de sus hijos y mantuvieron viva la
esperanza. Estos niños también tuvieron la enorme ventaja de que se ha trabajado con
sus posibilidades en lugar de enfocarse, y empantanarse en sus obvias limitaciones. Esto
nos permitió ayudarlos a desarrollar y construir sus capacidades innatas. El trabajo
combinado de aquellos que están predispuestos a sostener la creencia en que no hay
141

límites o que nuevas posibilidades emergen de forma infinita - padres, científicos,


terapeutas, doctores, profesionales, cuidadores, y los niños y adultos que tienen
necesidades espaciales - están empujando constantemente más allá de los límites
percibidos.
La falta de límites manifestada en diversas maneras, por individuos así como por
la sociedad en constante cambio. Las personas con falta de miembros pueden correr,
esquiar, nadar, y competir en carreras en silla de ruedas y otros eventos de atletismo.
Hay héroes y heroínas diarios cuyos logros prueban cuan valioso puede ser pensar más
allá de las limitaciones.
Está Kyle Maynard, nacido sin piernas ni brazos, que se convirtió en un
campeón de lucha y un popular orador sobre la motivación. Está Stephen Hawking,
quien a los veintiún años le detectaron esclerosis lateral amiotrófica (ALS), una
enfermedad debilitante que los médicos predijeron que lo mataría en cinco años, aún
hoy, cincuenta años después de su diagnóstico, él es uno de los físicos más creativos del
mundo, aunque tiene movimiento voluntario solamente en un músculo del cachete. Está
Barb Guerra, nacido sin brazos, que está casado, ha criado tres niños, hace sus compras
y maneja su propio auto, y corre todos los días como parte de su programa de
entrenamiento aeróbico regular. Y no nos olvidemos de uno de los eventos atléticos más
grande a nivel mundial son las Olimpiadas Especiales, que ha atraído a más de tres
millones de atletas con discapacidad intelectual, con más de 150 países participantes.
Hay médicos, abogados, científicos, investigadores, amas de casa y otros, cuyas
vidas sin limitaciones desafiaron todos los pronósticos conocidos de sus discapacidades.
Cuando un niño se enfrenta a un desafío especial, nosotros - padres, terapeutas,
maestros, cuidadores y médicos - somos desafiados a definir cuales son esas
necesidades y encontrar la mejor forma de ayudar a los niños que amamos y queremos.
A través de este libro he tratado de descubrir y describir formas de acceder al rico
potencial que casi siempre puede ser despertado en el niño. Y he sugerido formas en que
podemos pensar que significa movernos más allá de los límites, ir por todo, y darnos
cuenta de que las soluciones a los problemas siempre yacen en lo que aún no se ha
creado.
En mis más de tres décadas de trabajo con niños que tienen necesidades
especiales he visto una y otra vez como los Nueve Elementos Esenciales descriptos en
estas páginas pueden proveer oportunidades para cambiar la forma en que la necesidad
especial afecta a nuestro niños y ayudarlos a moverse más allá de las limitaciones.
Los Nueve Elementos Esenciales te darán una guía y herramientas para acceder
y despertar capacidades ilimitadas de tu cerebro y el de tu niño.
En el corazón de los Nueve Elementos Esenciales está el milagro del cerebro de
tu niño y de todas las formas en las que puedes ayudar a ese cerebro a hacer mejor su
trabajo. Aquí es donde lo ilimitado se convierte en realidad.
Con los Nueve Elementos Esenciales tú puedes proveerle a tu niño
oportunidades donde su cerebro podrá tomar ventaja de manera invariable, a siempre
diferenciarse más, creando mayor refinamiento del movimiento, pensamiento,
sentimiento y acción. Tu niño siempre podrá ser más hábil y continuar creciendo.
Si hay un objetivo que todos tenemos en mente para nuestros niños con
necesidades especiales, tal vez no es diferente del objetivo que tenemos para todos los
niños: tener una vida significativa y llena. En palabras de Temple Grandin: "Padres y
maestros deberían mirar al niño, no la etiqueta del niño… Sean realistas con las
expectativas, pero no pasen por alto el potencial para ser genios que puede estar
calladamente escondido adentro, tan solo esperando una oportunidad para expresarse a
sí mismo."
142

APENDICE
Preguntas frecuentes

Inevitablemente, los lectores tienen preguntas que no encajan exactamente dentro del
formato de un libro. He tratado de anticipar cuales pueden ser algunas de estas,
descriptas a partir de lo que los padres me han preguntado durante consultas o
seminarios. Si tú tienes más preguntas, chequea mi página web, donde también podrás
encontrar vídeos de sesiones reales con padres y niños: www.anatbanielmethod.com

¿Qué condiciones pueden ayudar el Método Anat Baniel (ABM)?

Como el foco de este método está en el cerebro y en sus habilidades


organizativas, el diagnóstico en sí mismo es raramente el factor decisivo para la
habilidad del niño para mejorar o crecer. Yo, en conjunto con profesionales con
los que he trabajado, he tenido éxito con una amplia variedad de diagnósticos y
condiciones. Podemos trabajar con cualquier niño siempre y cuando podamos
encender su Perilla de Aprendizaje y ayudar al cerebro a empezar a formar
nuevos y más exitosos patrones de movimiento y acción.

Si usamos los Nueve Elementos Esenciales, ¿podrá mi niño ser completamente


normal?

Desearía poder decir sí. Lo que sí sé es que si usas consistentemente los Nueve
Elementos Esenciales con tu niño, él/ella empezaran a cambiar y mejorar y serán
capaces de más y más.

Si uso los Nueve Elementos Esenciales con mi niño, ¿él/ella debería tener sesiones
con un profesional ABM?

Siempre es muy útil para tu niño tener algunas sesiones con un profesional. El
profesional puede afinar y acelerar el proceso de cambio en tu niño, usando el
conocimiento especializado y la experiencia que él o ella tiene. Te sentirás más
apoyado al utilizar los Elementos Esenciales en tu casa con tu niño mientras tú y
el profesional se convierten en compañeros al ayudar a tu niño. A través de los
profesionales, muchas familias llegan a conocer a otras familias que tienen niños
con necesidades especiales, y esto puede ser un recurso y fuente maravillosa
para tener más apoyo.

¿A qué edad recomendaría traer a mi niño a un profesional ABM?

Durante treinta años he recomendado empezar el trabajo lo antes posible. Ahora


muchos otros profesionales defienden lo mismo. Nosotros hemos trabajado con
muchos niños de tan solo 5 días de edad. El cerebro del niño crece y se forma a
143

un ritmo más rápido a edad más temprana; cuanto antes podamos ayudar el
cerebro se organiza y funciona mejor, más fácil será para el niño más tarde.

Con más investigación en plasticidad del cerebro ahora sugiriendo que el cerebro
puede ser recableado a cualquier edad, ¿tienes alguna opinión acerca de la
efectividad de ABM en niños mayores? ¿Hay alguna edad en la cuál ABM deja de
ser efectivo?

El cerebro puede cambiar en sí mismo a cualquier edad. Hubo varias ocasiones


donde yo pensé que el niño era demasiado grande para beneficiarse de este
trabajo y después estaba felizmente equivocada. Algunos años atrás trabajamos
con un niño de ocho años con severa parálisis cerebral ateotide que ni siquiera
podía sentarse., aun así tres meses después de empezar este trabajo él estaba
caminando. Es bueno tener en mente que cuanto más grande el desafío, y grande
el niño, más patrones habrá formado su cerebro, incluyendo patrones de
limitaciones, y esto plantea su propio desafío único. No sabemos
anticipadamente cuanto mejorará un niño. Si sabemos que si no hacemos nada -
o nada diferente de lo que él o ella ha estado haciendo - mas parecería que el
niño no va a mejorar. En última instancia, esta la cuestión de calidad de vida. Un
niño que usa una silla de ruedas, aunque ese niño nunca vaya a caminar, puede
disfrutar la vida y vivir plena y satisfactoriamente si él o ella puede aprender a
moverse más fácilmente, respirar mejor, y sentirse mejor. ABM ayuda al niño o
adulto joven a mejorar y refinar habilidades disponibles, y que siempre mejora
día a día las experiencias de vida.

Si decido ir a un profesional ABM, ¿cómo funciona esto?

La primera sesión debe ser una evaluación para ver si hay conexión entre tu
niño, el profesional y tú. Si decides continuar, recomendamos que tu niño realice
una serie intensiva de sesiones cada algunas semanas. En nuestro centro
usualmente ofrecemos al niño diez sesiones en cinco días. Hemos descubierto
que trabajar de esta forma provee mayores progresos y transformaciones para el
niño - el cerebro es capaz de cambiar, de manera que en pocas sesiones, o con
sesiones más esporádicas, no puede. De vez en cuando, cuando creemos que
puede ser útil, trabajamos con el niño durante algunas semanas seguidas,
teniendo sólo los fines de semana libres. Mientras el niño mejora, la frecuencia
de sesiones empieza a descender, hasta que ya no son necesarias.

¿Cuan pronto debería ver cambios?

Muchos niños tendrán cambios en la primera sesión. Les digo a los padres que
tomen de tres a cinco sesiones para ver cambios y luego decidir si el cambio
amerita continuar trabajando con nosotros. Esos cambios puede ser que tu niño
esta disfrutando la sesión cuando normalmente él/ella está molesto y resistente
durante sus terapias, o tu niño está comiendo más o durmiendo mejor. Y luego
están los cambios obvios que tú vienes esperando obtener, como mejoras en el
movimiento, mejor habla, mejor contacto interpersonal y comunicación, o
144

pensamiento más claro. Por supuesto deberás ver cambios en tu niño cuando tú
empieces a usar los Elementos Esenciales tú mismo, como hemos discutido en
los capítulos de los Elementos Esenciales.

¿Cómo sabré cuando detenerme?

Nunca dejes de usar los Nueve Elementos Esenciales con tu niño o en tu propia
vida. Los Elementos Esenciales son comida para el cerebro; lo siguen nutriendo
con nueva información para continuar creciendo y evolucionar a lo largo de la
vida. En muchos casos, las personas se dan cuenta que rápidamente integran los
Elementos Esenciales en sus vidas diarias porque hace lo que están haciendo
más fácil, más productivo, y más placentero. Mientras avanzan las sesiones
privadas, cuando tu niño esta funcionando lo suficientemente bien y es capaz de
continuar mejorando yendo a la escuela y estando en su vida como otros niños,
ese es un buen momento para detenerse. Encontrarás que de vez en cuando tu
niño puede requerir ayuda de tan solo algunas sesiones, a veces esto sucede
luego de un crecimiento acelerado; durante la pubertad, luego de una
enfermedad, o durante una transición de vida importante, como mudarse a otro
barrio, experimentar un cambio en la dinámica familiar, y luego de la muerte o
nacimiento en la familia.

¿Qué hay de otras modalidades terapéuticas e intervenciones?

Cuando se evalúa una modalidad terapéutica, una intervención, o un terapeuta


especifico, mira si esa modalidad o profesional sigue intencional o no
intencionalmente, los Nueve Elementos Esenciales. Mientras los principios de
los Nueve Elementos Esenciales sean honrados, todo lo que hagas por tu niño
está perfectamente bien y debería ser útil. Si los Nueve Elementos Esenciales no
son honrados, modifica la intervención para seguir los Elementos Esenciales o
detente y haz algo diferente. Recuerda que los Nueve Elementos Esenciales
responden a las necesidades biológicas de tu niño, ayudando a proveer al cerebro
lo que necesita para funcionar bien, permitiendo a tu niño a hacer lo mejor que
puede.

Me han dicho que debería ponerle tirantes a mi niño. ¿Eso está bien?

Yo recomiendo que usen los Elementos Esenciales como telón de fondo sobre el
cual tomar decisiones como usar tirantes u otros dispositivos. Cada niño y cada
situación son diferentes. Por ejemplo, los aparatos ortopédicos limitan el
Movimiento con Atención y Variación en sensación y movimiento en los pies y
piernas. Tirantes colocados en las manos o en la espalda hacen lo mismo en esas
áreas. Los niños que han tenido tirantes en sus piernas durante años pierden
sensibilidad en la planta de sus pies - el mapa del cerebro para esas áreas casi se
han ido! Los aparatos ortopédicos también han mostrado ser responsables de la
típica postura de rodillas dobladas y encorvadas de niños con parálisis cerebral.
Por otro lado, hay ocasiones donde los tirantes son necesarios, usualmente
temporalmente, como luego de ciertas cirugías. También, los tirantes en sí
145

mismos pueden ser reestructurados para permitir más o menos movimiento y


para cubrir más o menos el cuerpo de tu niño. Pueden ser usados por cortos
períodos de tiempo como una Variación adicional. Todos estos factores
necesitan ser tenidos en cuenta al tomar decisiones acerca del uso de tirantes. Y
más importante - mira la reacción de tu niño al tirante para hacer tu decisión
final.

¿Qué pasa con los dispositivos de asistencia?

El mismo pensamiento en relación a tirantes aplica a los dispositivos de


asistencia. Hay ocasiones donde un dispositivo de asistencia es necesario, como
andadores o sillas de ruedas. Pero tú también querrás considerar los diferentes
tipos de andadores, por ejemplo, así como también cuan a menudo usar un
dispositivo. Estas son todas preguntas que necesitan ser pensadas a la luz de los
Elementos Esenciales. Por ejemplo, les pido a los padres que no utilicen
andadores de espalda, aunque sean tan populares en los últimos tiempos. Esto es
porque el niño no se para realmente cuando está en este tipo de andador, sino
que se inclina hacia atrás y a veces casi se sienta. El niño usa el poder de los
brazos en lugar de organizarse a sí mismo en sus piernas mientras usa el poder
de la espalda para pararse. Muchos de los Elementos Esenciales no se siguen de
un andador de espalda. El niño pierde Variación de movimiento y usa mucho
más fuerza en lugar de Sutileza, y el rígido objetivo de pararse y caminar ha sido
puesto por delante de las verdaderas habilidades del niño. Como resultado, el
cerebro adoptará un patrón que asegura que el niño nunca será capaz de pararse
o caminar independientemente. Por otro lado, cuando el niño puede pararse y
tomarse de un andador frente a él por sí mismo, entonces usar un andador como
transición hasta caminar independientemente es una gran idea.

¿Hay otras modalidades que usted recomienda hacer con ABM?

Sí! Encontramos las siguientes modalidades muy útiles y van muy bien juntas
con nuestro método: Hipo terapia, terapia del desarrollo de la visión, osteopatía,
Fast ForWord, homeopatía, músico-terapia, artes marciales adaptadas, y
cualquier otra actividad que a tu niño le guste y que esté en armonía con los
Nueve Elementos Esenciales. Descubre que funciona mejor para tu niño.
También descubrimos que trabajar con un buen nutricionista es importante.
Descubrir posibles alergias, eliminar alimentos que causan síntomas puede hacer
una gran diferencia en la vida de tu niño.

¿Qué hay acerca de cirugías y otras intervenciones médicas?

Nosotros no podemos exagerar la importancia y el valor de una intervención


médica. Muchos de los niños con los que trabajamos no estarían vivos si no
fuera por la medicina moderna. Yo recomiendo fuertemente evaluar a tu niño
médicamente para que tú puedas saber lo más posible acerca de la condición de
tu niño o sus necesidades especiales. Al mismo tiempo, si intervenciones
irreversibles, como cirugías, son recomendadas, tómate tu tiempo para tomar una
146

decisión, aprende lo más que puedas acerca de su impacto a corto y largo plazo
en tu niño. Hazte la imagen completa antes de ir por un procedimiento médico.
Por supuesto, si la cirugía es cuestión de vida o muerte, no hay siempre tiempo
de hacer toda la investigación que tú desearías hacer sino que dependerá de
aquellos que ya están ayudándote a tomar una decisión. Cuando haces elecciones
sobre cualquier intervención, tienes que estar seguro de incluir el impacto
emocional y social, el dolor que tu niño puede experimentar, y por supuesto, el
efecto en el cerebro y cuanto tiene en cuenta los Nueve Elementos Esenciales.

¿Cómo elijo una escuela para mi niño?

Busca una escuela donde los maestros vean el potencial y posibilidad en tu niño
y no sean intimidados por sus desafíos. Busca una escuela y un maestro con un
enfoque que sea compatible con los principios de los Nueve Elementos
Esenciales. Si tu niño usa una silla de ruedas o andador, asegúrate que la escuela
esté equipada para darle a tu niño la libertad de moverse de la forma en que
él/ella pueda. Si tu niño tiene solo limitados movimientos, busca si será posible
sacar a tu niño de la silla de ruedas sobre el piso por lo menos algún momento
del día. Busca una escuela donde los intereses más importantes para tu niño
estén primero que lo que le conviene a la escuela.

¿Qué juguetes o artefactos son útiles?

Piensa en los Elementos Esenciales cuando eliges juguetes y artefactos para tu


niño. Por ejemplo, un Johnny Salta coloca a tu niño en una cierta posición de
parado antes de que él/ella se haya dado cuenta como pararse solo. Restringe al
cuerpo, limitando al niño de hacer el Movimiento con Atención que él/ella
podría estar haciendo. Limita la Variación, Sutileza, y Lentitud, negando al
cerebro de las muchas partes y piezas que necesita para formar futuras destrezas.

¿Qué pasa si mi doctor u otros profesionales me dicen que mi niño nunca podrá
caminar, o desarrollar otras habilidades?

Tu doctor puede tener razón. Pero también puede estar equivocado, muy
equivocado. Este tipo de pronósticos están basados en el grado de limitaciones
que el niño exhibe en el presente. Muchas veces asumen que las limitaciones
presentes continuarán o incluso empeorarán a medida que el tiempo pasa. Lo que
usualmente se pierde en estos pronósticos es una compresión del distinguible
potencial del cerebro para cambiar, bajo las condiciones dadas. Aún más, lo que
usualmente se pierde es una apreciación de lo desconocido y como los límites
del conocimiento humano cambian constantemente, siempre sobre el margen de
nuevos descubrimientos. En lugar de permitir limitaciones presentes, para
determinar hacia donde vas, comienza con la premisa que nadie sabe
certeramente. Mantén el campo de las posibilidades, aprende y ve por todo.

¿Puede ABM ser útil para el desarrollo normal de los niños?


147

Sí, absolutamente. Los Nueve Elementos Esenciales aplica al cerebro de todo ser
humano. El cerebro de un niño saludable puede usar las condiciones óptimas que
los Nueve Elementos Esenciales proveen. Nuestra experiencia con niños
saludables es tan poderosa que los padres nos piden que ofrezcamos trabajar con
todos los niños. Pero no necesitan esperar. Todo lo que lees en este libro aplica
al niño saludable y lo ayudará a mejorar su vida físicamente., cognitivamente, y
emocionalmente. Y, como muchos padres comentaron luego de aprender a
emplear los Nueve Elementos Esenciales en sus vidas, estas son todas
habilidades y formas de ver la vida que pueden mejorar la calidad de vida de
todos.
148

AGRADECIMIENTOS

Primero de todo quiero agradecer a todos los padres que trajeron y actualmente traen a
sus niños hacia nosotros. Me asombra, una y otra vez, el profundo amor y compromiso
con el bienestar y el futuro de sus niños que impulsa a sus padres a probar cosas nuevas
y que están más allá de la principal corriente. Admiro la voluntad de los padres para
aprender nuevas maneras de pensar y actuar con sus niños, y sobre todo, estoy
agradecida por la oportunidad de marcar una diferencia en la vida de estos niños.
No pude haber tenido más suerte al tener a Hal Zina Bennet como co-escritor. La
nuestra fue una colaboración genuina en la cual trajo su enorme talento, experiencia y
conocimiento. Pero tal vez lo más importante es su profundo amor por los niños y su
pasión por persistir donde encuentro formas claras de comunicar los nuevos
conocimientos y prácticas del Anat Baniel Method a padres, para que puedan ayudar a
sus niños más efectivamente.
No puedo dejar de mencionar a mi increíble maestro, mentor, y más tarde, un
cercano amigo y colega, Dr. Moshe Feldenkrais. Conocí al Dr. Feldenkrais y comencé a
experimentar su trabajo cuando era aún una pequeña niña. Más tarde, luego de estudiar
con él durante algunos años, fue él quien vio en mí lo que yo no había visto - mi
habilidad de conectarme con niños que tienen grandes desafíos. Su confianza total en mí
me dio el coraje para seguir lo que veía que sucedía con los niños, cuestionar normas
aceptadas, y continuar desarrollando mi comprensión de lo que funciona más allá de lo
que me había enseñado.
Quiero agradecer a los profesores que se entrenaron conmigo y quienes son
ahora mis colegas. Ellos se destacan en su dedicación a ayudar niños con necesidades
especiales, su habilidad al hacerlo, y su compromiso para continuar aprendiendo y
evolucionando a medida que ayudan a los niños y a sus padres a hacer lo mismo. Quiero
agradecer particularmente a mi colega Marcy Lindheimer. Su apoyo continuo y
constante y aliento durante años me ha ayudado muchas veces en momentos de duda,
antes de que muchos otros descubrieran el valor de este trabajo. Su dedicación hacia los
niños y padres con los que trabaja es inspiradora.
Mi agradecimiento y gratitud al Dr. Neil Sharp por las incontables horas en las
que puso notas científicas en este libro. Él no es sólo un investigador sino un
maravilloso profesional de ABM, dedicado a trabajar con los niños.
Quiero agradecer enormemente a mi fabuloso y dedicado staff: Clair Lenyado,
quien paciente y amablemente maneja la oficina y ayuda a mantener mis días
ordenados; Dalit Broner, quien agenda las sesiones y esta en comunicación permanente
con los padres; Jill, quien recibe a los niños y sus padres en nuestro centro y
alegremente encara hasta el más mínimo detalle.
Estoy extremadamente agradecida a profesores altamente calificados,
colaboradores, miembros del equipo que trabajan con los niños en el centro: Sylvia
Shordike, Neil Sharp, Jan Peterson, y Marcy Lindheim. Nuestro trabajo conjunto no
sólo alcanza grandes resultados con los niños, sino que es una fuente de aliento e
inspiración creativa para todos nosotros.
John Duff, mi publicista, me dijo varios años atrás que le gustaría publicar un
libro para padres acerca de mi trabajo. Estoy maravillada de trabajar con tal excepcional
organización, cuyos libros contribuyeron tanto al mundo. Quiero agradecer a mi
extraordinario editor, Marian Lizzi, para ella gentilmente, siempre con sugerencias
claras y exactas, y guía. Gracias también a todos aquellos en Perigee quien están
haciendo posible este libro.
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Gracias a mi agente, Matthew Carnicelli, por creer e interesarse en este libro, y


su ayuda en traerlo al mundo.
La pasada década ha presenciado una oleada de interés en investigación cerebral,
e investigaciones en esta área continua en expansión. Estoy agradecida con los cientos
de investigadores que trabajan incansablemente para desvelar los misterios y
funcionamiento del cerebro. Cada vez que sus hallazgos validan lo que he comprendido
en mi trabajo con los niños, me llena de valor para seguir adelante. Cada vez que la
ciencia descubre algo nuevo y diferente, se abre una mayor riqueza y oportunidades
para descubrir nuevas formas de ayudar a los niños.
He sido bendecida al conocer al Dr. Michael Merzenich y por descubrir un
científico brillante dedicado a trasladar el conocimiento del laboratorio a su aplicación
práctica que ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas.
Hoy, más y más lo que una vez fue conocido como enfoques alternativos se
vuelven más aceptados como parte integrante de la corriente principal. Ayudar a niños
con necesidades especiales es increíblemente desafiante y requiere siempre mayor
creatividad y flexibilidad de corazón y mentalidad. Estoy agradecida por los tantos
notables profesionales que encuentran nuevas maneras de ayudarlos. Ellos toman el
riesgo de hacer cosas de manera diferente y crear nuevos cuerpos de conocimiento.
Quiero agradecer también a todos los médicos, terapeutas, y maestros que
colaboran en traer alternativas efectivas en la práctica corriente.

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