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(1)ANÁLISIS TRANSACCIONAL

El análisis transaccional (AT) es una técnica psicoterapéutica individual y grupal que fue creada por el
psiquiatra canadiense Eric Berne, quien vivió entre 1910 y 1970. Berne publicó en 1958 el artículo: “Análisis
transaccional, un método nuevo y efectivo de terapia grupal”. En él, Berne da a conocer el modelo
estructural de la personalidad según su teoría, el cual comprende tres instancias: padre, adulto y niño.
Desde 1958 hasta su muerte, Berne dirigió los Seminarios de Psiquiatría Social en San Francisco, donde
formó a la mayoría de sus discípulos, quienes han seguido ampliando esta teoría psicoterapéutica.

Instrumentos

El AT trabaja básicamente con 10 instrumentos (Kertesz, 1977): análisis estructural y funcional, análisis de
las transacciones, caricias, posición existencial, emociones y rebusques, análisis de los juegos,
estructuración del tiempo, argumento de vida, miniargumento y dinámica de grupos. A continuación, se
describirá en forma breve cada uno de estos instrumentos:

* Análisis estructural y funcional. La estructura de la personalidad está formada por tres instancias: padre,
adulto y niño. De acuerdo con Berne (1981), cada una de ellas es “un sistema de emociones y
pensamientos, acompañados de un conjunto de patrones de conducta”. La descripción de estos estados del
yo es la siguiente:
a) Estado del yo padre: es la parte de la personalidad que contiene y transmite los elementos culturales, las
pautas sociales, mora- les y religiosas y las reglas de convivencia. Es el concepto aprendido de la vida.
b) Estado del yo adulto: comienza a formarse a los dos años de edad y continúa su desarrollo toda la vida.
Mediante el uso de este estado, la persona pro- cesa la realidad utilizando el razonamiento lógico y el
pensamiento racional.
c) Estado del yo niño: es la parte de la personalidad que siente, piensa y actúa como si se estuviera en la
niñez. Aquí, se hallan las emociones, la intuición, la creatividad y la espontaneidad; en otras palabras, todo
lo sentido de la vida. El análisis funcional de la personalidad considera cinco estados funcionales del yo:
padre crítico, padre nutritivo, adulto, niño libre y niño adaptado.

a) Padre crítico: presenta conductas firmes, da orden y protección; sus manifestaciones negativas son los
prejuicios, la desvalorización y el autoritarismo.
b) Padre nutritivo: presenta comportamiento afectivo, nutricio, da ayuda, permisos para vivir, para
disfrutar y para crecer; negativa- mente, brinda sobreprotección.
c) Adulto: dentro de sus múltiples funciones, las más importantes son las de pensar en forma abstracta y
tomar decisiones; además, forma la destreza del individuo y el conocimiento técnico e intelectual.
d) Niño libre: posee las emociones auténticas, la espontaneidad y la creatividad; cuando es negativo, es
egoísta y grosero.
e) Niño adaptado: cuando es adecuado, es disciplinado y respetuoso; si es negativo, puede ser sumiso,
retraído, desvalorizado y confuso y, si es rebelde, será desafiante, hostil y opositor.
(2)• Transacciones. Son intercambios de estímulos y respuestas entre estados específicos del yo de
diferentes personas (Kertesz, 1977). Las transacciones pueden ser simples y complejas, complementarias y
cruzadas, no ulteriores y ulteriores, y, éstas, a su vez, pueden ser ulteriores angulares y ulteriores dúplex.
Las transacciones cruzadas pueden ser transferenciales, contra- transferenciales, deshumanizadas,
exasperantes, de queja mutua y, finalmente, “la transacción del infinito”.
• Caricias. Es el estímulo intencional dirigido de una persona a otra, sea de orden físico, verbal, gestual o
por escrito. Las caricias pueden ser: positivas y negativas y éstas, a su vez, agresivas y de lástima, mixtas,
condicionales e incondicionales, con sus combinaciones de positivas y negativas. Asimismo, tienen sus
“leyes de economía de caricias”, que son las siguientes, todas ellas parentales no ok: no dé las caricias
positivas que corresponda dar, no acepte las caricias positivas que merezca, no pida las caricias positivas
que necesite, no se dé a sí mismo caricias positivas y no rechace las caricias negativas.
• Posición existencial. Es la forma como el adulto del niño elige el modo de sentirse y sentir a los demás.
Esta decisión ha sido tomada en cada ser humano antes de los ocho años y seguirá durante toda la vida
(Kertesz, 1977). Todas las personas nacen en la posición ok, y, según los estímulos que reciban del
ambiente, la conservarán o será el mismo ambiente quien las obligará a cambiarla. Las posiciones
existenciales son cinco: yook-tuok (maniaca), yook-tunook (paranoide), yonook-tuok (depresiva), onook-
tuynook (nihilista), y yo+/-ok-tu+/-ok (real). Cada posición tiene relación con un estado funcional.
• Emociones y rebusques. Las emociones auténticas son cinco: alegría o placer, afecto, tristeza, miedo y
rabia. Todas ellas corresponden al estado funcional de niño libre. Cuando una persona funciona en el
sistema ok puede expresar emociones auténticas. Si la persona sólo recibe caricias cuando la emoción es
rebusque, entonces ella actúa en el sistema no ok de conducta. El rebusque es una conducta inadecuada,
patológica, fomentada en la infancia y que reemplaza a una emoción auténtica no permitida. El adulto
racionaliza el rebusque y cada uno de ellos corresponde a una contaminación.
• Juegos psicológicos. Son “series de transacciones ulteriores que progresan hacia un resultado previsible
y bien definido” (Berne, 1969). Tienen las siguientes características: cebo, flaqueza, respuesta, cambio y
beneficio final. Todo juego comienza con una descalificación y el cebo descalifica alguna característica del
que lo envía, del destinatario, o de ambos (Kertesz, 1977). Flaqueza es el punto débil del interlocutor, que
“enganchará” en el cebo. Respuesta es la entrada en el juego. Cambio es la modificación de los estados del
yo de los participantes. Beneficio final es la experimentación del rebusque.
• Estructuración del tiempo. El ser humano posee una necesidad de programar el tiempo disponible.
Existen seis formas de estructurar el tiempo: aislamiento, rituales, actividad, pasatiempos, juegos e
intimidad. Aislamiento es la falta total de transacciones. Rituales son conjuntos de transacciones simples y
complementarias originadas por pautas culturales y transmitidas de generación en generación y
programadas por el padre. Actividad son transacciones complementarias programadas por el adulto y
dirigidas hacia el contacto con la realidad. Pasatiempos son transacciones complementarias que giran
alrededor de un centro de interés. Juegos psicológicos son transacciones ulteriores. Intimidad significa
intercambio de caricias, pensamientos, experiencias y emociones en una relación de confianza.
(3)• Argumento de vida. “Es un plan preconsciente de vida, decidido en la infancia, bajo influencia parental
y que dirige la conducta del individuo” (Berne, 1983). Sea bueno o malo, evita la incertidumbre de tener
que tomar decisiones a cada instante. El argumento responde siempre a tres preguntas: ¿quién soy?, ¿qué
hago en este mundo?, y ¿quiénes son los demás que me rodean? Si el argumento lo decidió la persona
siendo muy pequeño, fue seguramente porque el ambiente fue muy negativo y tuvo que sobrevivir. La
decisión temprana depende siempre del ambiente familiar. El adolescente es más libre de este influjo.
Miniargumento. Es una secuencia de conductas observables, propias de cada persona, que se repiten con
frecuencia y que pertenecen al sistema no ok. Kohler (1959) observó cinco categorías de mensajes contra
argumentales (impulsores) que son: “sé perfecto”, “sé fuerte”, “apúrate”, “complace” y “trata más”. Las
personas en “sé perfecto” se esfuerzan por alcanzar la perfección y se descalifican pensando que no hacen
las cosas suficientemente bien. Las que se ubican en “sé fuerte” no tienen permiso para mostrar sus
emociones auténticas ni para pedir ayuda. Las personas en “apúrate” tienen que terminar las cosas “de
inmediato”. Las que están en “complace” se sienten responsables de conseguir que todos los demás se
sientan bien y, por último, las que se hallan en “trata más” siempre están esforzándose más, pero sin
conseguir resultados.

• Estructura y dinámica de grupos. Grupo es cualquier agregación social con un límite externo y, por lo
menos, un límite interno. Límite externo es la distinción entre el ambiente externo y los miembros del
grupo. El límite interno es la distinción entre los miembros, miembros y líderes y líderes. Todo grupo tiene
seis elementos básicos: aparato externo, aparato interno, liderazgo, cultura del grupo, condiciones para su
funcionamiento y el trabajo del mismo. El aparato externo está conformado por los integrantes del grupo
en sus relaciones externas. El aparato interno está constituido por los elementos del grupo afectados por
los límites internos. El liderazgo es la autoridad en el grupo. La cultura del grupo está integrada por los
puntos de vista normativo, técnico y emocional. Las condiciones del grupo incluyen el aparato externo, las
bases para ser miembro, y la información sobre actividades, objetivos y clase de miembros y, por último, el
trabajo de grupo se compone por la actividad y el proceso. La actividad es el trabajo grupal propiamente
dicho y el proceso es el trabajo del grupo sobre sí mismo.

Metodología

El encuentro grupal en AT se realiza con personas que ya tienen conocimiento previo elemental de esta
técnica psicoterapéutica. Los grupos habituales son de 10 a 20 personas, aun cuando en los talleres
grupales que se llevan a cabo en congresos, por ejemplo, participan entre 100 y 200 personas a la vez. La
forma más práctica y provechosa de utilizar grupalmente los conocimientos del AT es en el análisis y
escenificación de los juegos psicológicos, donde todos los integrantes del grupo, de manera directa o
indirecta se ven involucrados, a veces confrontados, e invitados, finalmente, a tomar nuevas decisiones en
su vida que redundarán en forma benéfica en su crecimiento personal. Después de haberse escenificado un
juego (Steiner, 1982), siempre se recomienda que se discutan las siguientes preguntas: ¿En qué consiste el
juego? ¿Quiénes intervienen en él? ¿Cuáles son los mensajes que se cruzan entre sí las personas que están
jugando? ¿Qué ventajas entraña jugar? ¿Por qué cada uno de los participantes desempeña ese rol y no
otro? ¿Cómo podemos salir de ese juego? Como cada persona lleva al grupo el temperamento, que a cada
cual le es innato, en el encuentro grupal se pueden reproducir las capacidades, lucidez, espontaneidad e
intimidad. Estas funciones, en el desarrollo del ser humano, pueden haberse convertido en desfavorables
de acuerdo con las experiencias que en su vida le ha correspondido vivir. En ese sentido, el grupo es
restaurador y motivador. En el grupo se pueden analizar los argumentos destructivos que han interrumpido
el proceso normal de crecimiento. Al comienzo, se aprende la terminología del AT; luego, el facilitador trata
de hacer comprender la interacción del yo de los integrantes y sus respectivos argumentos. Después, se
refuerzan las transacciones en el estado del yo adulto. Por último, los integrantes llegan a trazarse metas
desde el comienzo y se comprometen a llevar a cabo tareas de tal manera que en su comportamiento,
fuera del encuentro grupal, representen, paso a paso, los logros terapéuticos.

(4)Práctica

Las posibilidades de interacción que se puede tener en los encuentros grupales de AT son numerosas; sólo
describiremos, a manera de ilustración, algunos juegos psicológicos comunes que se representan en ellos:

• Jugando al niño. Consiste en pedir siempre ayuda. Es empujar a los “otros” a asumir con él, el rol de
padre, obligándolos a complacer, complacencia nunca satisfecha. En el fondo, lo que se busca es el fracaso
del padre. En este caso, gana el niño porque llega a la conclusión de que el padre es un incapaz, y, por lo
tanto, no puede imponerle nada. El niño está al acecho de las faltas o incapacidades ajenas (“te agarré,
desgraciado”) y, cuando se producen, sale triunfante. En el fondo, nunca da una caricia positiva pura, no
sabe afrontar sus responsabilidades y llega, a expensas de los otros, a desesperarlos porque nunca
cumplirán.
• Juego del alcohólico. Se lleva a cabo con cinco integrantes; como, a menudo, el grupo tiene 11 o más
participantes, el resto de los miembros asume la responsabilidad de dar respuesta a las interrogantes que
recomienda Steiner (1982) resolver cada vez que se presenta una de estas acciones. Los roles son: el
alcohólico, su perseguidor (que, por lo general, es una mujer que lo llena de reproches), su salvador (que
puede ser un amigo, el terapeuta o la misma mujer si desempeña doble rol), el “tonto protector” (que
puede ser la madre, que lo comprende, hace como que no entiende el problema y le da el dinero para sus
borracheras), y el proveedor o contacto (que sería el bodeguero). El alcohólico repite muchas veces que
quiere dejar la bebida, que lo ayuden. Por lo común, el perseguidor dice: “tienes que”, y el niño dice, en voz
baja: “trata de impedirme beber”.
• Mira lo que me has obligado a hacer. Consiste en arreglársela para descargar la responsabilidad sobre los
otros; por ejemplo: el marido se en- cierra en la biblioteca para acabar de escribir un trabajo, la esposa
ingresa en ese momento para avisarle que la cena está servida; él se distrae y se equivoca en el texto de la
computadora; entonces, se enfurece, tira al suelo el cenicero y le grita a la esposa diciéndole: “Mira lo que
me has obligado a hacer”. Otra forma sería la de pedir un consejo, lo cumple, le salen mal las cosas y le
echa la culpa al que lo aconsejó. Una variante parecida es: “Tú me metiste en esto”.
• Jugar a la violación. En el fondo, es un resentimiento hacia los hombres (o hacia las mujeres). La persona,
en este caso una mujer, se deja cortejar por un desconocido y cuando él se insinúa sexualmente, lo rechaza
diciéndole: “¿Qué se ha creído usted?, ¿que quién soy yo?” Éste sería el juego de la violación de primer
grado. El juego de segundo grado sería cuando ella lo increpa a él alegándole que se ha equivocado y,
luego, cuenta a todos el incidente. El juego de tercer grado sería cuando ella se deja violar, para después
gritarle, insultarle, y, en ocasiones, matarlo. La variante conyugal consiste en negarle la relación al cónyuge.
Ejemplo: Describiremos una práctica del juego del “alcohólico”, realizado con alumnas de psicología. El
alcohólico es Gina, su perseguidor es Marianella, su salvador Johanna, el tonto es Mónica y el contacto es
Cecilia. El diálogo fue más o menos el siguiente:

Gina: (ingresa sigilosamente con los zapatos en la mano, tratando de no hacer ruido; con grandes
dificultades, abre la puerta de casa. Al abrirla, se prende la luz de la sala y encuentra a su esposa). ¿Qué
haces levantada a esta hora, por qué no te acuestas?, mañana tienes que llevar a los niños al colegio.

Marianella: (enfurecida). Tú eres el que tiene que responder por qué vienes a esta hora, nunca has te- nido
respeto a tu hogar, no te importa la casa en donde vives y tu falta de responsabilidad hace que los niños ya
no sean aceptados en el colegio por falta de pago. Desde hace meses tengo que pedirle a mi madre para
que me preste dinero para pagar las colegiaturas. No te importa nada, sólo beber. Me arrepiento en el
alma haberte conocido y haberte creído y no haber hecho caso a todos los que me dijeron la clase de
hombre que eras; me has mentido y me has hecho creer que cambiarías y que yo iba a ser la mujer más
feliz del mundo a tu lado.

Gina: Tú no me entiendes, nunca me has entendido, nadie me entiende, no me comprendes, nadie me


comprende, tú me obligas a tomar para ser feliz, yo tomo para olvidar, déjame en paz. Tú a lo tuyo y yo a lo
mío, qué sería de ti sin mí, te matarías con toda seguridad. (Se retira a su dormitorio, molesto, desafiante.
Las escenas que vienen son en los días siguientes.)

Johanna: No puedes continuar con este mismo sis- tema de vida, existen otras formas mejores de vivir a las
cuales tú tienes derecho, sólo por el hecho de haber nacido. Tú puedes decidir ser una persona mejor y en
cuanto lo hagas te brindaré toda la in- formación necesaria para que puedas iniciar un tra- tamiento o
incorporarte con tu familia a un grupo de trabajo.

Gina: Lo pensaré.

Mónica: Otra vez discutiste con esa mujer, ella no te comprende, la única que te entiende es tu madre; si
no fuera por mí, no tendrías ni qué ponerte encima. Te voy a dar dinero para que te compres ropa nueva y
puedas estar más presentable; confía en mí.

Gina: Gracias mamá.

Cecilia: Qué gusto me da que hayas venido a la bodega, tengo guardado para ti un licor fino, de esos que a
ti te gustan, y está a precio de oferta. Aprovecha y cómpralo; si no te alcanza el dinero, déjame en prenda
la casaca de cuero que llevas puesta y que parece nueva, yo la venderé y te daré el vuelto, confía en mí.

Este ejemplo es muy ilustrativo. El juego del alcohólico responde siempre a un desafío: “atrévete a
quitarme la bebida”, y que consiste en que el niño del alcohólico invita a jugar a los otros participantes,
saliendo siempre ganador, porque, en el fondo, no quiere cambiar y se regocija de la desesperación de los
demás integrantes del grupo al que pertenece.
Los personajes que intervienen en el juego son de la vida cotidiana, casi siempre familiares que se sienten
involucrados dentro del problema, unos con mayor o menor culpa que los otros, algunos tratan de pagar su
culpa o comprar reconocimiento con dinero y otros hacen el papel de víctima, pero también sin la decisión
de dejar de serlo; cada transacción que realizan responde a un argumento de vida que el grupo tendrá que
analizar. Los mensajes que se cruzan pertenecen a transacciones ocultas. Les trae ventajas jugar calmando
su angustia, obteniendo caricias negativas condiciona- les y manteniendo conductas no productivas. El
juego es posible debido a que, en el fondo, es una competencia por el poder. Sólo se podrá salir del juego
mediante su análisis grupal. De ahí la importancia de los encuentros grupales.

(4)Comentario

La capacidad de Berne para describir las formas de comunicación humana, ha hecho que el AT se
popularice con rapidez. Los integrantes de esta escuela piensan que al ser la psicoterapia una necesidad, al
producirse su “desmitificación”, tal necesidad se convertirá en un recurso agradable. Aun cuando a veces el
AT usa términos “esotéricos”, es de fácil comprensión y ha llegado a grupos populares que, en ocasiones, lo
entienden de manera superficial y hacen de él un juego social. Es probable que la fuerza del AT radique en
el determinismo de la calidad descriptiva del argumento de vida y la actitud terapéutica optimista. Si el
paciente no toma su psicoterapia como un juego más, el éxito de ella como ayuda en su vida estará
garantizado.

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