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LA BRECHA DIGITAL.

AVANCES PARA SU SUPERACIÓN EN VENEZUELA


El advenimiento de las nuevas tecnologías se ha transformado en un nuevo instrumento
de división y a veces de abuso, en oportunidad de enriquecimiento para algunos y de
empobrecimiento para otros. Todo esto ha generado debates, como también críticas
pesimistas que ven en las tecnologías de la información y la comunicación un riesgo
creciente de separación entre el norte y el sur del mundo (Berra, 2005).
En este sentido, la brecha digital ha sido definida por la Organisation for Economic
Cooperation and Development (OECD) en 2001 como la distancia existente entre áreas
individuales, residenciales, de negocios y geográficas en los diferentes niveles socio-
económicos en relación con sus oportunidades para acceder a las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación, así como al uso de la Internet, lo que acaba
reflejando diferencias tanto entre países como dentro de los mismos. Éste es un
problema con muchas aristas, resultado de un amplio rango de factores, que incluyen
pero no se limitan a- ingresos, alfabetización y educación, y que no puede ser resuelto
únicamente con la instalación de redes e infraestructura tecnológica (OECD, 2004).
En la brecha digital se distinguen dos dimensiones: la internacional y la local. La brecha
internacional plantea problemas similares a los habituales en los debates clásicos sobre
la difusión relativamente lenta e irregular del progreso tecnológico desde los países de
origen hacia el resto del mundo, así como sobre la capacidad de actualización de los
países subdesarrollados y la importancia de que los mismos no queden demasiado
rezagados. En la brecha local (o doméstica) el debate se centra en la inclusión universal,
el crecimiento con equidad y la aparición de una nueva forma de exclusión dentro de los
países (OECD, 2004).
En Venezuela, como en el resto de países en vías de desarrollo, la brecha digital está
presente. Es por ello con que esta investigación documental, se persigue explicar el
problema de la brecha digital como una nueva forma de exclusión en el mundo de hoy,
como también identificar los avances que se han dado en Venezuela para la disminución
de la misma.
Los niveles de acceso a Internet no pueden compararse con los que poseen los países
desarrollados, a pesar de los esfuerzos emprendidos por el gobierno venezolano.
Venezuela sigue siendo un país mayoritariamente consumidor de tecnologías y aunque
se invierta gran cantidad de dinero y esfuerzos, éstos no serán suficientes para ir a la
par de los países desarrollados.
Fijarse metas de consumo no es suficiente, puesto que mientras se trata de alcanzarlas,
los países desarrollados, que son a su vez quienes producen la tecnología, ofrecen
mayores adelantos tecnológicos y la brecha se ensancha cada vez más. Por lo tanto,
reducir la brecha digital dentro de los países en desarrollo, como es el caso de
Venezuela, precisa del establecimiento de metas que vayan más allá de equilibrar el
acceso a la información.
Dentro de Internet existen oportunidades de capacitación, en ambientes educativos
virtuales formales y no formales, y pueden ofrecerse otras. Aumentar la oferta en el
acceso a la educación es el primer paso para guiar al ciudadano en la obtención de
conocimientos que le garantizarán un nivel de vida digno.
FUENTE. http://www.revistacts.net/files/Portafolio/espinoza_edit.pdf
HISTORIAL DE LA BRECHA DIGITAL
El concepto de brecha digital encuentra su antecesor en el llamado informe “El eslabón
perdido”, que se publicó en 1982 por la comisión Maitland. Este puso de manifiesto las
conclusiones sobre la carencia de infraestructuras de telecomunicaciones en los países
en vías de desarrollo, poniendo como ejemplo el teléfono. El término procede del inglés
digital divide, utilizado durante la Administración Clinton, aunque su autoría no puede
ubicarse con toda precisión. Mientras que en algunas referencias, se cita a Simon
Moores como acuñador del término, Hoffman, Novak y Schlosser se refieren a Lloyd
Morrisett como el primero que lo empleó para hacer referencia a la fractura que podía
producirse en los Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados", si no se
superaban las serias diferencias entre territorios, razas y etnias, clases y géneros,
mediante inversiones públicas en infraestructuras y ayudas a la educación. En todo
caso, durante esta administración se dio lugar a una serie de reportes publicados bajo
el título Falling through the Net, en el que se dejaba evidencia del estado que este
fenómeno guardaba en la sociedad estadounidense a finales de la década de 1990

A partir de este origen, algunos autores prefieren en español, el término fractura digital
o estratificación digital, por ser mucho más expresivos sobre lo que realmente significa.
La traducción a otras lenguas latinas, como el francés, también ha optado por el término
defractura. No obstante, la mayoría de los autores hispanos se decanta por el de brecha,
más suave y políticamente correcto. Algunas otras expresiones que han sido usadas
para referirse a la Brecha Digital son divisoria digital, brecha inforcomunicacional7 y
abismo digital.

Otros autores extienden el alcance de la Brecha Digital para explicarla también en


función de lo que se ha denominado analfabetismo digital, que consistente en la escasa
habilidad o competencia de un gran sector de la población, especialmente entre aquellos
nacidos antes de la década de 1960, para manejar las herramientas tecnológicas de
computación y cuyo acceso a los servicios de Internet es por ende muy extenso.

ASPECTOS TEÓRICOS DE LA BRECHA DIGITAL

Algunos de los primeros autores que abordaron el problema de la Brecha Digital desde
una aproximación sistemática y socialmente profunda fueron Herbert Schiller y William
Wresch. De manera general, estos autores planteaban la necesidad de incluir a todos
los sectores de la población en el acceso a la información disponible a través de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como de las posibles
ventajas derivadas de tal acceso.

Para Pippa Norris, se trata de un fenómeno que implica tres aspectos principales: la
brecha global (que se presenta entre distintos países), la brecha social (que ocurre al
interior de una nación) y la brecha democrática (que se refiere a la que existe entre
quienes participan y quienes no participan de los asuntos públicos en línea).

Otra corriente de investigadores se han centrado en aspectos cuantitativos de la brecha


digital, destacando las diferencias estadísticas en el acceso a las tecnologías de la
información y la comunicación, según un extenso abanico de variables socio-
demográficas entre las que destacan el sexo, edad, nivel de ingresos, escolaridad, raza,
etnia y lugar de residencia.
Uno de los aspectos más recientes que han sido analizados sobre la brecha digital,
tiene que ver no solamente con el acceso a Internet, sino con la calidad de dicho acceso
y la disponibilidad de conexiones de banda ancha que permitan acceder a contenidos
multimedia en tiempos y costos adecuados al contexto de los usuarios.

De forma específica, el investigador holandés Jan van Dijk identifica cuatro dimensiones
en el acceso: la motivación para acceder; el acceso material; las competencias para el
acceso; y el acceso para usos avanzados (o más sofisticados). Plantea que la brecha
digital está en constante evolución, dado el surgimiento de nuevos usos tecnológicos,
que son apropiados más rápidamente por aquellos que tienen el acceso en forma más
permanente y de mejor calidad, determinado por dicho ancho de banda.

El propósito de la brecha digital es enfocarse a la revisión de la información y


comunicación para el extenso desarrollo de las tic.

CIFRAS EN TORNO A LA BRECHA DIGITAL

Según Internet World Stats, en el 2010, de los 1966 millones de internautas conectados,
casi el 63% vive en los países industrializados, donde reside el 15% de la población
mundial. Mientras que Europa y Estados Unidos suman 501 millones de usuarios, en
todo el continente africano la cifra desciende a 110 millones, y estas diferencias se
manifiestan asimismo entre hombres y mujeres, ciudad o campo, edades, estatus
sociales, paralelamente a las "brechas" de siempre: el acceso a la sanidad, a la
educación, la mortalidad infantil, el hambre, la pobreza.

Datos de 2006 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones muestran que mientras


el 58.6% de los habitantes de los países desarrollados tienen acceso a Internet, en los
países en vías de desarrollo apenas el 10.2% de los habitantes tiene acceso a esta
tecnología.

ESTRATEGIAS PARA DISMINUIR LA BRECHA DIGITAL

Una manera de disminuir la brecha digital es implantar políticas de accesibilidad web,


para que todas las personas, independientemente de sus limitaciones físicas o de las
derivadas de su entorno puedan usar de forma satisfactoria Internet y la World Wide
Web.

Una gran cantidad de gobiernos de todo el mundo, han desarrollado planes


encaminados a la disminución de la Brecha Digital, en estrecha colaboración con el
sector privado, de manera que se ha planteado la necesidad de estimular no sólo el
acceso, sino también el uso y la apropiación de las nuevas tecnologías, porque
sostienen que éstas efectivamente puedan incidir en los propios procesos de desarrollo,
combatiendo las demás brechas que subyacen a la digital.

Sin embargo, algunos trabajos han concluido que muchas de estas iniciativas responden
a visiones optimistas sobre el impacto de las tecnologías de la información y la
comunicación en el desarrollo, y conciben que el problema de la Brecha Digital se
resolverá mediante la introducción de computadores personales con acceso a Internet.
Aspectos como la capacitación de los usuarios y la creación de contenidos culturalmente
adecuados a cada contexto, son frecuentemente dejados de lado. De forma similar, las
comunidades receptoras en estos procesos de equipamiento tecnológico pocas veces
son tomadas en cuenta, lo que afecta la sustentabilidad a largo plazo de proyectos de
esta naturaleza.

En este sentido, algunos autores plantean que las TICs deberían proporcionar un
espacio de encuentro de una nueva esfera pública, donde la sociedad civil pueda
definirse y comprenderse en su diversidad y donde las estructuras políticas estén
sujetas al debate público y sean evaluadas por sus acciones, garantizando la
participación de las categorías más excluidas a través de perspectivas de género,
regionales y sociales.

CRÍTICAS HACIA EL CONCEPTO DE BRECHA DIGITAL

La brecha digital no es un fenómeno que sea reconocido de forma unánime. Entre las
principales críticas que se hacen, destacan los señalamientos hechos por Benjamin M.
Compaine, quien sostiene que se trata de un asunto que ha sido objeto de
manipulaciones políticas y que las actuales diferencias observadas en el acceso y uso
de las tecnologías de la información y la comunicación, se salvarán gracias al destacado
impulso de este sector del mercado.

La diferencia social que existe entre aquellas personas que saben utilizar las TIC y
aquellas que no, no siempre es un problema de posibilidad de acceso e infraestructuras
(servicio universal) o conocimientos previos (alfabetización digital), sino que en la
mayoría de los casos es un problema de actitud personal en lo referido a las nuevas
tecnologías. Es preciso un cambio cultural que implique a todas las personas sin
importar su condición o rango de edad para poner a su alcance y de forma más intuitiva
y “usable” lo que llega, ha llegado y llegará en un futuro en materia digital.

POBREZA DIGITAL

Un concepto alternativo desarrollado en América Latina por DIRSI es el de pobreza


digital. El concepto de “pobreza digital” es uno que, como tal, no aparece
frecuentemente citado en las discusiones. El concepto más utilizado es el de “brecha
digital” generalmente entendida como caracterizando las desigualdades en el acceso y
uso de TIC a nivel de hogares o a nivel de países y que es objeto de medición frecuente.
Frente al concepto de brecha, el concepto de pobreza digital trata de capturar el nivel
mínimo de uso y consumo de los diversos atributos de las TIC, así como los niveles de
ingreso de los pobladores para hacer efectiva una demanda.

FUENTE . http://gloriaescalante1994.blogspot.pe/2012/04/brecha-digital.html
EL CONCEPTO DE BRECHA DIGITAL
El concepto brecha digital es una expresión que se utiliza indistintamente con dos
sentidos. Uno de alcance restringido que remite a las diferencias socioeconómicas entre
aquellas comunidades o grupos sociales que disponen del servicio de Internet y aquellas
que no lo tienen. Tiene otro alcance amplio cuando entendemos que se trata, no solo
de Internet, sino de todos aquellos instrumentos relacionados con las tecnologías de la
información y la comunicación (teléfonos móviles, tecnologías de redes,
telecomunicaciones, pda y demás dispositivos) lo que se viene a denominar TIC.
La brecha digital, por tanto, nos dimensiona y ayuda a entender las diferencias que se
producen en los grupos, personas y territorios en el acceso a la tecnología y su uso
normalizado y capacidad de disfrute de las ventajas que aporta.

El concepto brecha digital procede de un concepto inglés digital divide y que durante el
mandato del presidente Clinton venía a expresar las diferencias que se producían en los
Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados" y que tenía que ver con el
esfuerzo que debía hacer la administración para que se realizasen inversiones
necesarias para favorecer el acceso de los grupos e individuos a las nuevas tecnologías
(Serrano 2003: 71).

Otro concepto relacionado con la brecha digital es el de alfabetización digital, que se


refiere a aquellas competencias básicas que debe poseer el individuo para el uso
normalizado de las nuevas tecnologías. Estas competencias se adquieren vía
formación, ya sea reglada o no reglada y permiten mejorar la posición de los ciudadanos
en el mercado del trabajo. Esta alfabetización digital está siendo uno de los retos más
importantes de lo que se ha dado en llamar la formación continua. Ante la rapidez con
la que se han expandido las nuevas tecnologías en el tejido productivo se hace
necesario un esfuerzo por formar a los ciudadanos que se encuentran en edad laboral
y que deben aprender el manejo de estas herramientas que se han convertido en
instrumentos indispensables en todos los entornos laborales.

Está claro que las nuevas tecnologías, además de su importancia en el mundo de la


economía, se han convertido en una potente herramienta de comunicación de valores
comunes entre individuos y grupos generando un contexto nuevo y desconocido hasta
el momento. Las TIC y su utilización es un potente instrumento de cambio y
transformación social. Mediante estas herramientas se han superado las tradicionales
esferas de la territorialidad y la propia cultura al proponer el contacto permanente y
continuado entre los individuos de todo el mundo.

Según Internet World Stats, actualizado a diciembre de 2008, hay algo más de 1.400
millones de internautas de los que el 60% viven en los países industrializados. En
Europa hay 384 millones de usuarios mientras que en África hay 51 millones.
(http://www.internetworldstats.com/stats.htm). Sin embargo hay un crecimiento
espectacular en Asia en los últimos años que colocan a este continente en la cabeza
del número de usuarios de Internet. Si atendemos al grado de penetración en la
población de Internet podemos ver que África presenta menos de un 5%, mientras en el
polo opuesto Norteamérica está en un 73% o Europa en un 48%

TIPOS DE BRECHA DIGITAL

Podemos hablar de varios tipos de brechas o diferencias en el acceso a las TIC con
carácter general:

A) BRECHA DE GÉNERO: el internauta tipo en España tiene un perfil cada vez


más definido: hombre, de 15 a 34 años, residente en una capital de provincia,
con estudios y un trabajo. Por el contrario las mujeres se conectan menos que
los hombres. En un país con un 49,0% de hombres y un 51,0% de mujeres, el
53,7% de los internautas son hombres, mientras que las mujeres representan el
46,3% de usuarios de la red de redes. Mientras, en Estados Unidos no hace
mucho que las mujeres adelantaban a los hombres en el uso de la Red
(Fundación Orange 2007: 224-225). Por tanto uno de los retos más importantes
es favorecer el acceso de la mujer a las TIC.
B) BRECHA TERRITORIAL: los residentes en las zonas rurales se conectan
menos. Hay 4,5 millones de españoles que residen en 2.534 municipios que no
tienen posibilidad de acceder a Internet de banda ancha (Fundación Orange
2007: 196). Esta es la que más importa a las administraciones desde el punto de
vista de la cohesión territorial y la puesta en valor de los recursos de las zonas
rurales para la diversificación de las actividades económicas.
C) BRECHA GENERACIONAL: según el Informe del estado de la Sociedad de la
Información en España 2007, los que más se conectan son las edades más
jóvenes, de 15 a 34 años, disminuyendo conforme sube la edad. Es obvio que
los jóvenes son más receptivos al uso de las TIC que las personas de edad más
avanzada y que son capaces de adquirir vía formación las habilidades
necesarias para su uso.

LA INCLUSIÓN DIGITAL
Este concepto viene a promover la necesidad de realizar esfuerzos necesarios para que
el uso y disfrute de la tecnología pueda llegar a todas las capas de la población. Para
ello hay que acercar la tecnología y formar a los ciudadanos, que existan redes e
instrumentos asequibles a toda la población etc. En definitiva que la tecnología se
considere como un bien social, que alcancen sus beneficios a toda la población y que
en la medida que podamos favorecer la inclusión social se irá acortando o
desapareciendo la brecha digital.

La Organización Mundial del Comercio está afirmando que la tecnología será el motor
de la nueva economía mundial. Gracias a las TIC se podrá favorecer la integración de
hombres y mujeres de nuestro planeta en un orden nuevo con nuevas relaciones a
escala global. La inclusión social propone la creación de "entornos favorables" basados
en los servicios, e-comercio, la administración pública digital, la normalización del
acceso de toda la población a los recursos tecnológicos, etc.

Tras esta primera reflexión conceptual debemos afirmar que no se deben comprender
las diferencias económicas exclusivamente a la luz de la tecnología. La brecha digital
no es más que otro reflejo más de las diferencias socioeconómicas que se dan en
nuestro planeta. Con esto no queremos afirmar que la tecnología en contextos de
pobreza y subdesarrollo no vaya a crear riqueza y provocar crecimiento, sino que hay
que atender a los factores sociales y culturales que han causado esta situación y,
además esto particularizarlo en cada territorio.

Siguiendo a Evelio Martínez y Arturo Serrano (Serrano y Martínez 2003) el acceso y uso
a las tecnologías de la información conlleva tres procesos:

 Que exista infraestructura de telecomunicaciones y redes (disponibilidad);


 Accesibilidad de los servicios que ofrece la tecnología;
 Poseer habilidades y conocimientos para hacer un uso adecuado de la
tecnología.

La brecha digital se mide y además es necesario hacerlo. Esto se hace teniendo en


cuenta una variedad de factores además de los económicos: sociales, políticos,
culturales etc. Antes de la era de Internet, cuando el servicio más importante era la
telefonía la condición de un país se medía en términos de densidad telefónica, conocida
como tele densidad: número de abonados con línea por cada 100 habitantes. Para un
país en vías de desarrollo la tele densidad es inferior a 20, en países desarrollados se
supera el 80% (y estamos hablando solo de líneas fijas no de telefonía móvil). Con este
concepto se habla de brecha analógica en función de los datos de cada territorio.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (http://www.itu.ch) generó hace unos


años el Índice de Acceso Digital (IAD) que es el primer indicador mundial para clasificar
el acceso a las TIC y abarca un total de 178 economías. La idea es contribuir a medir la
capacidad total que tienen los ciudadanos de un país para acceder y utilizar las TIC. El
IAD se ha diseñado basándose en cuatro factores fundamentales que influyen en la
capacidad de acceso de un país a las TIC:

 La infraestructura: se toma la densidad telefónica fija y móvil.


 La asequibilidad: se mide a partir del precio del servicio de acceso a internet.
 El conocimiento: se mide con el índice de alfabetización de adultos y el promedio
de matrícula escolar en primaria y secundaria.
 La calidad: se mide tomando el ancho de banda internacional de Internet per
capita y el número de abonados de banda ancha por cada 100 habitantes.

Se ha considerado que el hecho de disponer de una infraestructura limitada es el


principal obstáculo para colmar la brecha digital. No obstante, las investigaciones
realizadas recientemente por la UIT indican que la asequibilidad y la educación son
también elementos que deben tomarse en consideración. Un quinto factor sería la
utilización real de las TIC y sería esencial para poner a prueba los fundamentos teóricos
del IAD, contrastándolos con lo que ocurre en un país. La utilización se mide con el
número de usuarios de Internet por cada 100 habitantes de un país.

El Foro Económico Mundial (http://www.weforum.org) ha elaborado otro índice que tiene


que ver con la brecha digital, el NRI (Networked Readiness Index) que mide la
preparación de un país o comunidad para participar y beneficiarse del as TIC. Este
índice está compuesto de tres componentes:

1. El ambiente para las TIC brindado por un país.


2. La preparación de las personas interesadas clave en la comunidad: líderes,
gobernantes, emprendedores, gobierno.
3. Utilización de las TIC entre las personas y grupos interesados.

La OCDE (Organización para el Desarrollo y Cooperación Económico


http://www.oecd.org) es otra organización que elabora informes anuales acerca del
avance o retroceso en cuestión tecnológico. Este informe se llama OECD Information
Technology Outlook que recaba información de carácter estadístico en TIC sobre
Internet, telefonía fija, móvil, banda ancha, DSL, etc.

La brecha digital para Volkow (2003: 1) es un concepto social que presenta tres
dimensiones:

1. El comercio electrónico.
2. La sociedad de la información a modo de gran acervo de información.
3. Gobierno electrónico.
Sin embargo y dado los usos actuales se nos ocurren que faltaría un apartado
importante que está cobrando una gran importancia en las TIC y que es el aprendizaje,
es decir, el uso de Internet para la adquisición de competencias profesionales.

Estas cuatro dimensiones deben ser contextualizadas para valorar su justo significado
y su implicación en el carácter social y cultural tanto de los individuos como de los
territorios. La acción sobre la brecha digital requiere plantear una visión integral que
valore y reflexione sobre los aspectos sociales y culturales, además de los productivos
y económicos. También debe valorar el marco de prioridades y la posición de los líderes
y grupos sociales interesados. La implantación de una cultura digital precisa de un
proceso de observación paralelo que permita orientar y reorientar las diferentes
acciones. En este tema son muy útiles los análisis de permeabilidad social que pueda
realizar la antropología. Aspectos, por ejemplo, a valorar en la lucha contra la brecha
digital: la coherencia, la pertinencia y la relevancia de las acciones y tener en cuenta
cuatro aspectos: infraestructuras, habilidades y competencias, oferta de información y
finalmente, cambios que puedan operarse en las acciones de inclusión.

Siguiendo el planteamiento de Evelio Martínez y Arturo Serrano (2003) los esfuerzos


por minorar la brecha digital han pasado diferentes etapas que empezaron con dotar de
ordenadores y acceso a Internet pensando que sería suficiente para lograr un impacto
en el crecimiento y desarrollo económico de las comunidades a poner el énfasis en el
aprendizaje y adquisición de competencias tecnológicas básicas. Estos autores definen
tres etapas en la disminución de la brecha digital:

1. Una primera ola, que coincide con la burbuja de Internet, que calculó mal el grado
de penetración de Internet en la población, y se basó en impulsar la dotación de
equipos y accesos de Internet pero sin tener en cuenta, por ejemplo, la calidad
del servicio (se implantaron muchas conexiones pero de baja calidad que
restaban acceso a los mejores servicios). Esta etapa está caracterizada por la
proliferación de telecentros, cibercafés, aulas de informática, etc.

2. La segunda ola avanzó más allá de la conectividad y se potenciaron aspectos


de capacitación y formación, desarrollo de contenidos locales en base a las
necesidades comunitarias. Es el período de la transición de telecentros a
infocentros o centros comunitarios digitales. Estos centros incluyen servicios
tecnológicos avanzados y favorecen la diseminación de la cultura digital en la
población y su mejor aprovechamiento.

3. La tercera ola, en la que según los autores estamos en la actualidad, en la que


ya se cuentan con buenas prácticas y experiencias de desarrollo tecnológico
comunitario y se puede valorar el impacto de las TIC en el desarrollo. Los
aspectos más importantes de esta tercera ola están siendo: favorecer el grado
de participación comunitaria, innovación continua en servicios y aplicaciones de
los centros de desarrollo comunitario. En esta tercera etapa se ha logrado una
imbricación importante con la economía y se está trabajando con las empresas
de manera prioritaria logrando que el tejido productivo adquiera recursos
tecnológicos y genere innovación.
NUEVOS ELEMENTOS EN LA BRECHA DIGITAL

Existen nuevos elementos que están teniendo un impacto importante y que ofrecen
nuevas oportunidades: el alto nivel de penetración inalámbrica en el mundo, mejor y
mayores anchos de banda, aplicaciones como las Web 2.0 que están transformando el
alcance de Internet en la estructura económica y social: weblogs, wikis, podcasts,
webservices etc. Esto define una de las características más peculiares de la tecnología:
el avance vertiginoso y continuado al que hay que hacer frente y que precisa de una
actitud y capacitación precisa para hacerles frente.

La brecha digital se está transformando en "brecha de innovación", donde el


conocimiento, el trabajo en red, la educación y formación así como la participación
comunitaria que convierta los beneficios que nos aporta la tecnología en un bien social
universal y que revierta al conjunto de los ciudadanos (Martínez y Serrano 2003: 95).
Esto convierte a las TIC en un verdadero motor del desarrollo sustentable.

El término que está alcanzando en estos momentos una gran proyección social es el de
Web 2.0 o Web de Nueva Generación (WebNG). Esto viene dado por la evolución en
los últimos años de una categoría de herramientas, servicios y programas que se
denominan de software social, pero con la peculiaridad que no es producida por los
ingenieros sino construida en la red. En esta línea está la explosión de blogs en Internet,
los espacios de gestión de redes sociales, el auge de la imagen y la TV a través de
Internet, el fenómeno SecondLife etc.

Estos elementos están insertos en una cultura del cambio permanente. La brecha digital
puede aumentar si no somos capaces de generar una forma de trabajo adecuada para
enfrentarnos a este reto. Estamos hablando de que es necesario generar una cultura
digital, algo de lo que los antropólogos sabemos. Desde la antropología debemos
analizar las prácticas y usos de las TIC y determinar las buenas prácticas que nos van
a permitir ser capaces de encarar este reto en los territorios económicamente más
vulnerables.

FUENTE http://www.ugr.es/~pwlac/G24_45Pedro_Maya_Alvarez.html

LA BRECHA DIGITAL

La brecha digital es probablemente uno de los primeros conceptos con que se inicia la
reflexión alrededor del tema del impacto social de las tecnologías de información y
comunicación (TIC). Desde entonces se percibe que estas tecnologías van a producir
diferencias en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que se establecerá
una distancia entre aquellas que tienen o no tienen acceso a las mismas.

Los tres aspectos de la brecha digital

También se posiciona en este evento de UIT que la brecha digital está basada en
aspectos de acceso pero también en los relacionados con el uso de las TIC. Se
proponen tres tipos de brecha digital: la de acceso, basada en la diferencia entre las
personas que pueden acceder y las que no a las TIC; la de uso, basada en las personas
que saben utilizarlas y las que no; y las de la calidad del uso, basada en las diferencias
entre los mismos usuarios.
Como puede deducirse, el concepto de brecha digital se ha modificado a través del
tiempo. En un principio se refería básicamente a los problemas de conectividad.
Posteriormente, se empieza a introducir la preocupación por el desarrollo de las
capacidades y habilidades requeridas para utilizar las TIC (capacitación y educación) y
últimamente también se hace referencia al uso de los recursos integrados en la
tecnología. Así, el concepto de brecha digital incorpora los siguientes enfoques
básicamente:

A) El enfoque hacia la infraestructura: o sea, la posibilidad/dificultad de disponer de


computadoras conectadas a la red mundial. Esto incluye también el problema de
servidores y de backbones. De hecho, los países del sur siguen dependientes
de los equipamientos del norte.

B) El enfoque hacia la capacitación: es decir, la capacidad/dificultad de usar estas


tecnologías. Se empezó a contemplar que también existe una diferencia
relacionada con las habilidades y capacidades para utilizar adecuadamente la
tecnología y no solamente con la posibilidad de disponer de computadoras. En
este sentido, se comienza a desarrollar el concepto de alfabetización digital
relacionado con el de brecha digital.

C) El enfoque hacia el uso de los recursos: se refiere a la limitación/posibilidad que


tienen las personas para utilizar los recursos disponibles en la red. En los últimos
tiempos, se ha integrado en el concepto de brecha digital las posibilidades de
utilizar la tecnología no ¬solamente para acceder a la información, el
conocimiento sino también a un nuevo modo de educación y para aprovechar de
las “nuevas oportunidades” como el desarrollo de los negocios, la atención
médica en línea, el teletrabajo, el disfrute de nuevas formas de entretenimiento
y ocio.

Basados en estos elementos, muchos de los organismos internacionales han definido


una política de desarrollo orientada a la reducción de la brecha digital. Sin embargo, a
pesar de la evolución en el concepto, se enfatiza principalmente en el desarrollo de la
infraestructura tecnológica. Las inversiones y las políticas nacionales para la reducción
de la brecha digital siguen orientadas principalmente hacia el desarrollo de la
conectividad.

Una de las mejores maneras de concretar la comprensión de un concepto es la forma


en que este se le valora. En este sentido, las más importantes mediciones de la brecha
digital (e-readiness, UIT) están relacionadas con el grado de masificación del uso de las
TIC entre países, regiones, grupos o personas y se mide por variables como la
disponibilidad de computadoras, la densidad telefónica y la velocidad de acceso por
persona.

FUENTE https://vecam.org/archives/article550.html
QUÉ ES LA BRECHA DIGITAL

La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas
(comunidades, estados, países…) que utilizan las tecnologías de la información y
comunicación como una parte rutinaria de su vida diaria y aquéllas que no tienen acceso
a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas

La brecha digital puede ser definida en términos de la desigualdad de posibilidades que


existen para accesar a la información, al conocimiento y la educación mediante las TIC.
La brecha digital no se relaciona solamente con aspectos exclusivamente de carácter
tecnológico, es un reflejo de una combinación de factores socioeconómicos y en
particular de limitaciones y falta de infraestructura de telecomunicaciones e informática.

Se requiere de una visión integral para el estudio y análisis de la brecha digital. Es decir,
una especificación del tamaño y características de esta brecha debe incluir factores de
acceso y aplicaciones de las TIC así como de factores de desarrollo socioeconómicos.
Los factores tecnológicos y de desarrollo socioeconómico están correlacionados y
aunque en general su interdependencia se manifiesta con elementos similares en
diversas regiones del mundo, la determinación de la profundidad y magnitud de la
brecha digital requiere de la incorporación de los factores culturales, sociopolíticos y
demográficos de cada país o región.

El estudio y análisis de la brecha digital debe conducir a la definición de estrategias que


contribuyan a su reducción. Si se desea una reducción sostenida y que a mediano plazo
contribuya al desarrollo integral de una región, no sólo debe incluir los elementos de
acceso, sino también las aplicaciones que la sociedad requiera y adopte por sí misma
de acuerdo con su entorno. Si esto no sucede, la reducción de la brecha digital
contribuirá sólo marginalmente al desarrollo integral sostenible.

En resumen, la brecha digital no es en esencia un problema de provisión de servicios


tecnológicos. Su reducción no se logra con la implantación de proyectos aislados, más
bien la reducción depende de procesos en los que la población esté íntimamente
relacionada y con la visión hacia un desarrollo sostenible, sin paternalismos y cuya
evolución y progreso esté en manos de la sociedad misma.

Un aspecto importante de carácter tecnológico relacionado con la brecha digital es el


acceso a las tecnologías de la información. Este acceso es sumamente dispar entre los
países desarrollados y los que no lo son. Por ejemplo, en Canadá y Estados Unidos
(EUA) alrededor de 40% de la población tiene acceso a internet. En Latinoamérica y el
Caribe entre 2% y 3% de la población tiene la oportunidad de acceder a este medio de
comunicación2. La pobre infraestructura de telecomunicaciones de los países
subdesarrollados ocasiona una baja disponibilidad de los servicios ofrecidos por los
operadores La poca penetración de los servicios obliga a los operadores a elevar los
costos por el acceso a internet.

LA BRECHA DIGITAL COMO REFLEJO DEL DESARROLLO HUMANO

Desarrollo humano significa crear un entorno en el que las personas puedan hacer
plenamente realidad sus posibilidades y vivir en forma productiva y creadora de acuerdo
con sus necesidades e intereses. El desarrollo significa mucho más que crecimiento
económico, el cual solamente constituye un medio, aunque muy importante, para
ampliar las opciones de la población.

A principios de julio de 2001, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo


(PNUD) dio a conocer su informe sobre el desarrollo humano3. Este mismo informe cita
que de los 4600 millones de habitantes de los países en desarrollo, más de 850 millones
son analfabetos. Casi 1000 millones de personas carecen de acceso a agua potable
segura y 2400 millones no tienen acceso a servicios sanitarios básicos. Cerca de 325
millones de niños y niñas no asisten a la escuela y 11 millones de niños menores de
cinco años mueren cada año (más de 30000 niños al día) por causas que pueden
evitarse. Alrededor de 1200 millones de personas viven con un dólar al día y 2800
millones con menos de dos dólares al día.

Aún algunas naciones más desarrolladas y con economías emergentes muestran cifras
bajas de índice de desarrollo humano. Por ejemplo, en los países miembros de la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE,
http://www.oecd.org/), más de 130 millones de personas padecen de ingresos
raquíticos, 34 millones se encuentran desempleados y la tasa media de analfabetismo
funcional de adultos alcanza en algunos casos 15%. Se resume que la educación, como
parte fundamental del desarrollo humano, juega un papel preponderante en la reducción
de la brecha digital del mundo. Se observa también que los procesos de migración a
nivel mundial de países o regiones menos desarrolladas hacia áreas con mejores
condiciones de empleo y beneficio social, afecto al índice de desarrollo humano. Este
fenómeno crea paquetes o cinturones de pobreza en ciudades densamente pobladas
en donde la dotación de servicios básicos de educación, salud, alimentación y vivienda
es mínima.

LA BRECHA DIGITAL EN EL MUNDO

El reducir la brecha digital mediante la implantación de infraestructura de


telecomunicaciones e informática, no necesariamente reduce la disparidad
socioeconómica. En realidad es un problema de carácter interdisciplinario cuyo objetivo
principal es el desarrollo sostenible y no la dotación de tecnología. La reducción de la
brecha digital impactará en el desarrollo humano siempre y cuando se incorporen a los
proyectos iniciativas de educación material, intelectual y moral que aseguren su
continuidad y sostenibilidad.

Tanto gobiernos, organismos financieros internacionales, ONG, investigadores sociales,


intelectuales y grupos de países desarrollados, coinciden en que uno de los mayores
retos de la humanidad es revertir la tendencia de crecimiento de la pobreza. El rápido
avance de la tecnología ha contribuido a una división más profunda entre zonas de
progreso y retraso. Esta condición ha generado un proceso de polarización en todos los
ámbitos. La brecha digital impulsada por un desarrollo vertiginoso amenaza con
acentuar la disparidad entre países ricos y pobres. Aún más, la brecha digital hace
presencia también internamente en países, regiones, ciudades y vecindarios.

El programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD, http://www.pnud.org/)


realizó una encuesta que muestra que sólo 60 naciones han formulado planes para
combatir la pobreza y sólo 30 han fijado metas o plazos. Por otro lado, la asistencia para
el desarrollo se encuentra en el punto más bajo que se haya registrado en la historia:
0.2% del PIB (producto interno bruto). La cumbre de Monterrey, México, celebrada a
principios del 2002, realizada en colaboración de la ONU y el gobierno mexicano
constituyó un foro importante para evaluar y proponer medidas de financiamiento al
desarrollo sostenible mundial. Aunque los resultados de este foro fueron estimulantes,
queda todavía mucho que hacer.

La Comisión Económica para América Latina y El caribe (CEPAL, http://www.eclac.org/)


calcula que más de 800 millones de seres humanos en el mundo entero pasan hambre
y que más de 30 millones y medio de niños mueren antes de cumplir cinco años por
causas inevitables.

Muchos de los conflictos que se originan en el planeta tales como por ejemplo los
levantamientos populares, las guerrillas en América Latina, los golpes de Estado y la
violencia tribal en África o los movimientos insurrecciónales en algunos países de
sudeste asiático, tienen su origen o derivan en buena medida de la pobreza y la
exclusión social. Eliminar los múltiples “hoyos negros” de la exclusión social no es un
asunto sencillo. La dinámica globalizadora del capitalismo se ha arraigado de manera
tal que a mediano plazo no se ve por dónde puedan cortarse sus efectos nocivos de
desigualdad, polarización y miseria ni cómo impedir que los pobres estén cada vez más
alejados de los beneficios socioeconómicos básicos4.

Según un informe presentado en mayo de 2001 por el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF, http://www.unicef.org/) las diferencias entre los países más
pobres del mundo y otras naciones en desarrollo aumentó en el decenio de 19905. Esta
situación mantiene a cientos de millones de personas —casi la mitad niñas y niños—
sumidas en una pobreza extrema. En el informe titulado Poverty and Children: Lessons
of the 90s for Least Developed Countries, se establecen las siguientes conclusiones
para el decenio de 1990.

 Dos terceras partes de los países menos adelantados o bien experimentaron un


retraso cuando se les compara con otros países en desarrollo o sufrieron un
deterioro absoluto del nivel promedio de ingresos.
 De los 22 países menos adelantados cuyas economías o bien se estancaron o
bien se contrajeron, 19 estaban en África.
 El promedio del crecimiento demográfico en los países menos adelantados es
de 2.5% el doble del que impera en otros países en desarrollo.
 La mortalidad de menores de cinco años en los países menos adelantados es
de 162 muertes por 1000 niños nacidos vivos, comparado con 69 por 1000 en
otros países en desarrollo.
 Solamente 63% de los niños en los países menos adelantados están
matriculados en la escuela primaria, comparado con 85% en otros países en
desarrollo (la cifra en el caso de las niñas es de 54% y 81% respectivamente.)
 El analfabetismo de las mujeres adultas es de 56% en los países menos
adelantados, comparado con 31% en otros países en desarrollo.
 Once países menos adelantados sufrieron una inversión de la esperanza de
vida, especialmente a causa del VIH/Sida.
 Entre 1993 y 1998, un promedio de 40 países menos adelantados recibieron
anualmente fondos de socorro de emergencia por desastres naturales y
causados por el hombre. A menudo, esto se produjo a expensas de otra
asistencia externa.
LA TECNOLOGÍA Y LA BRECHA DIGITAL

La brecha digital puede visualizarse con base en diversos factores tecnológicos, como
la densidad telefónica, el número de usuarios de internet, el número de computadoras,
etcétera. En cada uno de estos parámetros se ve claramente la disparidad tecnológica
entre los países desarrollados (PD) y los países en vías de desarrollo (PVD). En la figura
1 se muestra el número de usuarios de internet en el mundo tanto de PD como de los
PVD (datos de la UIT). Casi desde los inicios del internet comercial, en 1995 se ve una
clara diferencia de usuarios, 30 millones en PD, contra tres millones de PVD. Así
sucesivamente hasta el 2000 los PD superan en número de usuarios conectados a
internet a los PVD. En ese entonces 222 millones contra 83 millones de usuarios. Esto
significa que casi 80% de los usuarios de internet están concentrados en los PD donde
la penetración de internet alcanzaba hasta el 2000 casi 28%. En cambio en los PVD la
penetración alcanzaba hasta el 2000 1.5% de la población total.

La medición del acceso a internet se hace comúnmente a través del número de


computadoras (hosts) con una dirección de internet IP válida. Aunque esto a veces no
es muy exacto debido a que una sola computadora puede ser usada por varias
personas, como es el caso de universidades, bibliotecas, telecentros o cafés internet.
Este último caso es el más común en países en desarrollo. En cambio en los países
desarrollados por lo regular hay una computadora por cada familia, por eso la
penetración de internet y del número de computadoras en estos países es bastante
elevada con respecto de los países subdesarrollados. Sitios de estadísticas de internet
como Netsizer (http://www.telcordia.com/research/netsizer/) registraron en febrero de
2002 más de 180 millones de usuarios en EUA y Canadá. En Europa sucede algo
parecido donde hay más de 170 millones de usuarios de internet o internautas. En
contraste, Latinoamérica y África cuentan con más de 25 y cuatro millones de
internautas respectivamente.

En materia telefónica la disparidad entre los PD y los PVD es semejante a la de usuarios


de internet. En la figura 2 se muestra la comparación en el número de televisores,
teléfonos, PIB e internet de acuerdo con el nivel de ingresos de la población mundial
[ingreso alto, medio, mediano-bajo e ingreso bajo]. En la primera barra de la figura se
muestra el porcentaje de población de cada uno de estos cuatro grupos. Se ve
claramente que la población ocupa un porcentaje mínimo, pero es la que tiene más. Por
el contrario el grupo con menores ingresos no tiene la posibilidad de acceder a las
oportunidades que les da la tecnología. La separación entre los que tienen y los que no
tienen es bastante amplia.

Según cifras del Banco Mundial, en 1998 había 146 teléfonos por cada mil personas en
el mundo, de los cuales 19 pertenecían al sur de Asia y tres en Uganda. En los teléfonos
móviles ocurría algo similar, por cada mil personas en el mundo, 55 tenían teléfonos
móviles en 1998, pero sólo una persona por cada mil tenía un teléfono en países al sur
de Asia o Uganda (Banco Mundial; 2001; 1998).

El acceso a computadoras personales (CP) es usualmente medido contra el número


total de computadoras en un país o número de CP per capita. Por ejemplo, en el mundo
existe un promedio de 70.6 CP por cada 1000 (70.6/1000) habitantes en el mundo. En
los países desarrollados existen 311.2 CP por cada 1000 habitantes. En cambio, en
países del sur de Asia existe una penetración de CP de 2.9/1000 y 0.7/1000 en países
como Bali (Banco Mundial; 2001; 1998).

FUENTE
http://www.labrechadigital.org/labrecha/LaBrechaDigital_MitosyRealidades.pdf

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