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A partir de este origen, algunos autores prefieren en español, el término fractura digital
o estratificación digital, por ser mucho más expresivos sobre lo que realmente significa.
La traducción a otras lenguas latinas, como el francés, también ha optado por el término
defractura. No obstante, la mayoría de los autores hispanos se decanta por el de brecha,
más suave y políticamente correcto. Algunas otras expresiones que han sido usadas
para referirse a la Brecha Digital son divisoria digital, brecha inforcomunicacional7 y
abismo digital.
Algunos de los primeros autores que abordaron el problema de la Brecha Digital desde
una aproximación sistemática y socialmente profunda fueron Herbert Schiller y William
Wresch. De manera general, estos autores planteaban la necesidad de incluir a todos
los sectores de la población en el acceso a la información disponible a través de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como de las posibles
ventajas derivadas de tal acceso.
Para Pippa Norris, se trata de un fenómeno que implica tres aspectos principales: la
brecha global (que se presenta entre distintos países), la brecha social (que ocurre al
interior de una nación) y la brecha democrática (que se refiere a la que existe entre
quienes participan y quienes no participan de los asuntos públicos en línea).
De forma específica, el investigador holandés Jan van Dijk identifica cuatro dimensiones
en el acceso: la motivación para acceder; el acceso material; las competencias para el
acceso; y el acceso para usos avanzados (o más sofisticados). Plantea que la brecha
digital está en constante evolución, dado el surgimiento de nuevos usos tecnológicos,
que son apropiados más rápidamente por aquellos que tienen el acceso en forma más
permanente y de mejor calidad, determinado por dicho ancho de banda.
Según Internet World Stats, en el 2010, de los 1966 millones de internautas conectados,
casi el 63% vive en los países industrializados, donde reside el 15% de la población
mundial. Mientras que Europa y Estados Unidos suman 501 millones de usuarios, en
todo el continente africano la cifra desciende a 110 millones, y estas diferencias se
manifiestan asimismo entre hombres y mujeres, ciudad o campo, edades, estatus
sociales, paralelamente a las "brechas" de siempre: el acceso a la sanidad, a la
educación, la mortalidad infantil, el hambre, la pobreza.
Sin embargo, algunos trabajos han concluido que muchas de estas iniciativas responden
a visiones optimistas sobre el impacto de las tecnologías de la información y la
comunicación en el desarrollo, y conciben que el problema de la Brecha Digital se
resolverá mediante la introducción de computadores personales con acceso a Internet.
Aspectos como la capacitación de los usuarios y la creación de contenidos culturalmente
adecuados a cada contexto, son frecuentemente dejados de lado. De forma similar, las
comunidades receptoras en estos procesos de equipamiento tecnológico pocas veces
son tomadas en cuenta, lo que afecta la sustentabilidad a largo plazo de proyectos de
esta naturaleza.
En este sentido, algunos autores plantean que las TICs deberían proporcionar un
espacio de encuentro de una nueva esfera pública, donde la sociedad civil pueda
definirse y comprenderse en su diversidad y donde las estructuras políticas estén
sujetas al debate público y sean evaluadas por sus acciones, garantizando la
participación de las categorías más excluidas a través de perspectivas de género,
regionales y sociales.
La brecha digital no es un fenómeno que sea reconocido de forma unánime. Entre las
principales críticas que se hacen, destacan los señalamientos hechos por Benjamin M.
Compaine, quien sostiene que se trata de un asunto que ha sido objeto de
manipulaciones políticas y que las actuales diferencias observadas en el acceso y uso
de las tecnologías de la información y la comunicación, se salvarán gracias al destacado
impulso de este sector del mercado.
La diferencia social que existe entre aquellas personas que saben utilizar las TIC y
aquellas que no, no siempre es un problema de posibilidad de acceso e infraestructuras
(servicio universal) o conocimientos previos (alfabetización digital), sino que en la
mayoría de los casos es un problema de actitud personal en lo referido a las nuevas
tecnologías. Es preciso un cambio cultural que implique a todas las personas sin
importar su condición o rango de edad para poner a su alcance y de forma más intuitiva
y “usable” lo que llega, ha llegado y llegará en un futuro en materia digital.
POBREZA DIGITAL
FUENTE . http://gloriaescalante1994.blogspot.pe/2012/04/brecha-digital.html
EL CONCEPTO DE BRECHA DIGITAL
El concepto brecha digital es una expresión que se utiliza indistintamente con dos
sentidos. Uno de alcance restringido que remite a las diferencias socioeconómicas entre
aquellas comunidades o grupos sociales que disponen del servicio de Internet y aquellas
que no lo tienen. Tiene otro alcance amplio cuando entendemos que se trata, no solo
de Internet, sino de todos aquellos instrumentos relacionados con las tecnologías de la
información y la comunicación (teléfonos móviles, tecnologías de redes,
telecomunicaciones, pda y demás dispositivos) lo que se viene a denominar TIC.
La brecha digital, por tanto, nos dimensiona y ayuda a entender las diferencias que se
producen en los grupos, personas y territorios en el acceso a la tecnología y su uso
normalizado y capacidad de disfrute de las ventajas que aporta.
El concepto brecha digital procede de un concepto inglés digital divide y que durante el
mandato del presidente Clinton venía a expresar las diferencias que se producían en los
Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados" y que tenía que ver con el
esfuerzo que debía hacer la administración para que se realizasen inversiones
necesarias para favorecer el acceso de los grupos e individuos a las nuevas tecnologías
(Serrano 2003: 71).
Según Internet World Stats, actualizado a diciembre de 2008, hay algo más de 1.400
millones de internautas de los que el 60% viven en los países industrializados. En
Europa hay 384 millones de usuarios mientras que en África hay 51 millones.
(http://www.internetworldstats.com/stats.htm). Sin embargo hay un crecimiento
espectacular en Asia en los últimos años que colocan a este continente en la cabeza
del número de usuarios de Internet. Si atendemos al grado de penetración en la
población de Internet podemos ver que África presenta menos de un 5%, mientras en el
polo opuesto Norteamérica está en un 73% o Europa en un 48%
Podemos hablar de varios tipos de brechas o diferencias en el acceso a las TIC con
carácter general:
LA INCLUSIÓN DIGITAL
Este concepto viene a promover la necesidad de realizar esfuerzos necesarios para que
el uso y disfrute de la tecnología pueda llegar a todas las capas de la población. Para
ello hay que acercar la tecnología y formar a los ciudadanos, que existan redes e
instrumentos asequibles a toda la población etc. En definitiva que la tecnología se
considere como un bien social, que alcancen sus beneficios a toda la población y que
en la medida que podamos favorecer la inclusión social se irá acortando o
desapareciendo la brecha digital.
La Organización Mundial del Comercio está afirmando que la tecnología será el motor
de la nueva economía mundial. Gracias a las TIC se podrá favorecer la integración de
hombres y mujeres de nuestro planeta en un orden nuevo con nuevas relaciones a
escala global. La inclusión social propone la creación de "entornos favorables" basados
en los servicios, e-comercio, la administración pública digital, la normalización del
acceso de toda la población a los recursos tecnológicos, etc.
Tras esta primera reflexión conceptual debemos afirmar que no se deben comprender
las diferencias económicas exclusivamente a la luz de la tecnología. La brecha digital
no es más que otro reflejo más de las diferencias socioeconómicas que se dan en
nuestro planeta. Con esto no queremos afirmar que la tecnología en contextos de
pobreza y subdesarrollo no vaya a crear riqueza y provocar crecimiento, sino que hay
que atender a los factores sociales y culturales que han causado esta situación y,
además esto particularizarlo en cada territorio.
Siguiendo a Evelio Martínez y Arturo Serrano (Serrano y Martínez 2003) el acceso y uso
a las tecnologías de la información conlleva tres procesos:
La brecha digital para Volkow (2003: 1) es un concepto social que presenta tres
dimensiones:
1. El comercio electrónico.
2. La sociedad de la información a modo de gran acervo de información.
3. Gobierno electrónico.
Sin embargo y dado los usos actuales se nos ocurren que faltaría un apartado
importante que está cobrando una gran importancia en las TIC y que es el aprendizaje,
es decir, el uso de Internet para la adquisición de competencias profesionales.
Estas cuatro dimensiones deben ser contextualizadas para valorar su justo significado
y su implicación en el carácter social y cultural tanto de los individuos como de los
territorios. La acción sobre la brecha digital requiere plantear una visión integral que
valore y reflexione sobre los aspectos sociales y culturales, además de los productivos
y económicos. También debe valorar el marco de prioridades y la posición de los líderes
y grupos sociales interesados. La implantación de una cultura digital precisa de un
proceso de observación paralelo que permita orientar y reorientar las diferentes
acciones. En este tema son muy útiles los análisis de permeabilidad social que pueda
realizar la antropología. Aspectos, por ejemplo, a valorar en la lucha contra la brecha
digital: la coherencia, la pertinencia y la relevancia de las acciones y tener en cuenta
cuatro aspectos: infraestructuras, habilidades y competencias, oferta de información y
finalmente, cambios que puedan operarse en las acciones de inclusión.
1. Una primera ola, que coincide con la burbuja de Internet, que calculó mal el grado
de penetración de Internet en la población, y se basó en impulsar la dotación de
equipos y accesos de Internet pero sin tener en cuenta, por ejemplo, la calidad
del servicio (se implantaron muchas conexiones pero de baja calidad que
restaban acceso a los mejores servicios). Esta etapa está caracterizada por la
proliferación de telecentros, cibercafés, aulas de informática, etc.
Existen nuevos elementos que están teniendo un impacto importante y que ofrecen
nuevas oportunidades: el alto nivel de penetración inalámbrica en el mundo, mejor y
mayores anchos de banda, aplicaciones como las Web 2.0 que están transformando el
alcance de Internet en la estructura económica y social: weblogs, wikis, podcasts,
webservices etc. Esto define una de las características más peculiares de la tecnología:
el avance vertiginoso y continuado al que hay que hacer frente y que precisa de una
actitud y capacitación precisa para hacerles frente.
El término que está alcanzando en estos momentos una gran proyección social es el de
Web 2.0 o Web de Nueva Generación (WebNG). Esto viene dado por la evolución en
los últimos años de una categoría de herramientas, servicios y programas que se
denominan de software social, pero con la peculiaridad que no es producida por los
ingenieros sino construida en la red. En esta línea está la explosión de blogs en Internet,
los espacios de gestión de redes sociales, el auge de la imagen y la TV a través de
Internet, el fenómeno SecondLife etc.
Estos elementos están insertos en una cultura del cambio permanente. La brecha digital
puede aumentar si no somos capaces de generar una forma de trabajo adecuada para
enfrentarnos a este reto. Estamos hablando de que es necesario generar una cultura
digital, algo de lo que los antropólogos sabemos. Desde la antropología debemos
analizar las prácticas y usos de las TIC y determinar las buenas prácticas que nos van
a permitir ser capaces de encarar este reto en los territorios económicamente más
vulnerables.
FUENTE http://www.ugr.es/~pwlac/G24_45Pedro_Maya_Alvarez.html
LA BRECHA DIGITAL
La brecha digital es probablemente uno de los primeros conceptos con que se inicia la
reflexión alrededor del tema del impacto social de las tecnologías de información y
comunicación (TIC). Desde entonces se percibe que estas tecnologías van a producir
diferencias en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que se establecerá
una distancia entre aquellas que tienen o no tienen acceso a las mismas.
También se posiciona en este evento de UIT que la brecha digital está basada en
aspectos de acceso pero también en los relacionados con el uso de las TIC. Se
proponen tres tipos de brecha digital: la de acceso, basada en la diferencia entre las
personas que pueden acceder y las que no a las TIC; la de uso, basada en las personas
que saben utilizarlas y las que no; y las de la calidad del uso, basada en las diferencias
entre los mismos usuarios.
Como puede deducirse, el concepto de brecha digital se ha modificado a través del
tiempo. En un principio se refería básicamente a los problemas de conectividad.
Posteriormente, se empieza a introducir la preocupación por el desarrollo de las
capacidades y habilidades requeridas para utilizar las TIC (capacitación y educación) y
últimamente también se hace referencia al uso de los recursos integrados en la
tecnología. Así, el concepto de brecha digital incorpora los siguientes enfoques
básicamente:
FUENTE https://vecam.org/archives/article550.html
QUÉ ES LA BRECHA DIGITAL
La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas
(comunidades, estados, países…) que utilizan las tecnologías de la información y
comunicación como una parte rutinaria de su vida diaria y aquéllas que no tienen acceso
a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas
Se requiere de una visión integral para el estudio y análisis de la brecha digital. Es decir,
una especificación del tamaño y características de esta brecha debe incluir factores de
acceso y aplicaciones de las TIC así como de factores de desarrollo socioeconómicos.
Los factores tecnológicos y de desarrollo socioeconómico están correlacionados y
aunque en general su interdependencia se manifiesta con elementos similares en
diversas regiones del mundo, la determinación de la profundidad y magnitud de la
brecha digital requiere de la incorporación de los factores culturales, sociopolíticos y
demográficos de cada país o región.
Desarrollo humano significa crear un entorno en el que las personas puedan hacer
plenamente realidad sus posibilidades y vivir en forma productiva y creadora de acuerdo
con sus necesidades e intereses. El desarrollo significa mucho más que crecimiento
económico, el cual solamente constituye un medio, aunque muy importante, para
ampliar las opciones de la población.
Aún algunas naciones más desarrolladas y con economías emergentes muestran cifras
bajas de índice de desarrollo humano. Por ejemplo, en los países miembros de la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE,
http://www.oecd.org/), más de 130 millones de personas padecen de ingresos
raquíticos, 34 millones se encuentran desempleados y la tasa media de analfabetismo
funcional de adultos alcanza en algunos casos 15%. Se resume que la educación, como
parte fundamental del desarrollo humano, juega un papel preponderante en la reducción
de la brecha digital del mundo. Se observa también que los procesos de migración a
nivel mundial de países o regiones menos desarrolladas hacia áreas con mejores
condiciones de empleo y beneficio social, afecto al índice de desarrollo humano. Este
fenómeno crea paquetes o cinturones de pobreza en ciudades densamente pobladas
en donde la dotación de servicios básicos de educación, salud, alimentación y vivienda
es mínima.
Muchos de los conflictos que se originan en el planeta tales como por ejemplo los
levantamientos populares, las guerrillas en América Latina, los golpes de Estado y la
violencia tribal en África o los movimientos insurrecciónales en algunos países de
sudeste asiático, tienen su origen o derivan en buena medida de la pobreza y la
exclusión social. Eliminar los múltiples “hoyos negros” de la exclusión social no es un
asunto sencillo. La dinámica globalizadora del capitalismo se ha arraigado de manera
tal que a mediano plazo no se ve por dónde puedan cortarse sus efectos nocivos de
desigualdad, polarización y miseria ni cómo impedir que los pobres estén cada vez más
alejados de los beneficios socioeconómicos básicos4.
Según un informe presentado en mayo de 2001 por el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF, http://www.unicef.org/) las diferencias entre los países más
pobres del mundo y otras naciones en desarrollo aumentó en el decenio de 19905. Esta
situación mantiene a cientos de millones de personas —casi la mitad niñas y niños—
sumidas en una pobreza extrema. En el informe titulado Poverty and Children: Lessons
of the 90s for Least Developed Countries, se establecen las siguientes conclusiones
para el decenio de 1990.
La brecha digital puede visualizarse con base en diversos factores tecnológicos, como
la densidad telefónica, el número de usuarios de internet, el número de computadoras,
etcétera. En cada uno de estos parámetros se ve claramente la disparidad tecnológica
entre los países desarrollados (PD) y los países en vías de desarrollo (PVD). En la figura
1 se muestra el número de usuarios de internet en el mundo tanto de PD como de los
PVD (datos de la UIT). Casi desde los inicios del internet comercial, en 1995 se ve una
clara diferencia de usuarios, 30 millones en PD, contra tres millones de PVD. Así
sucesivamente hasta el 2000 los PD superan en número de usuarios conectados a
internet a los PVD. En ese entonces 222 millones contra 83 millones de usuarios. Esto
significa que casi 80% de los usuarios de internet están concentrados en los PD donde
la penetración de internet alcanzaba hasta el 2000 casi 28%. En cambio en los PVD la
penetración alcanzaba hasta el 2000 1.5% de la población total.
Según cifras del Banco Mundial, en 1998 había 146 teléfonos por cada mil personas en
el mundo, de los cuales 19 pertenecían al sur de Asia y tres en Uganda. En los teléfonos
móviles ocurría algo similar, por cada mil personas en el mundo, 55 tenían teléfonos
móviles en 1998, pero sólo una persona por cada mil tenía un teléfono en países al sur
de Asia o Uganda (Banco Mundial; 2001; 1998).
FUENTE
http://www.labrechadigital.org/labrecha/LaBrechaDigital_MitosyRealidades.pdf