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Escuela media y sus desafíos del milenio

Los desafíos de la escuela secundaria deben tener como prioridad, lograr


cautivar el interés de los alumnos, así como lo hace un vendedor cuando desea
atraer a sus clientes. Debe diseñar estrategias que despierten interés, que los
alumnos concurran a las escuelas, sabiendo de la verdadera relevancia que
tiene el estar escolarizado. Para ello, el compromiso que debe tomarse desde la
política educativa será conectar el espacio escuela con la realidad, que los
estudiantes lleguen a la institución comprendiendo, que transitar la educación
secundaria, significa formarse para el futuro, cuando deban insertarse en la
sociedad, en el mundo adulto y estar preparados para los desafíos que la
sociedad le plantee.

Quizás pueda parecer bastante obvio lo antes mencionado, pero que al


momento de ponerse en práctica siempre se vuelve a esa educación tradicional
que nada tiene que ver con los alumnos de hoy, y que ante la falta de
motivación, viven el paso por la secundaria como un paso obligatorio, sin
sentido, manifestando a menudo frases como “sacarse la materia de encima” o
“zafar de casualidad” y ahí, es donde debe estar la escuela poniendo en
práctica sus estrategias, mostrándose flexible a los cambios y entendiendo que
los alumnos de ahora nada tienen que ver con aquellos alumnos que había en
la sociedad moderna cuando se diseñó el modelo de enseñanza tradicional,
fundamentalmente porque han sido atravesados por las nuevas tecnologías,
manifiestan fascinación por el mundo de las pantallas, y ese es el camino que
se debe tomar para crear nuevas estrategias incorporando nuevos recursos y
materiales que rompan con la monotonía de las clases, haciéndolas más
didácticas, interactivas e ir dejando atrás al libro de texto como “único recurso”
de aprendizaje. En un rico debate del programa televisivo “Caminos de Tiza” se
señalan ciertos cambios taxativos por los cuales se podrían comenzar a
implementar las mejoras en la institución educativa: “… tendría que haber
bloques de conocimiento, no asignaturas, tendrían que haber bloques de
horario y no horas cátedras, mucho tendría que estar dentro de la rama de lo
opcional…” ( Caminos de Tiza, 2017).

Puede llegar a resultar algo utópico teniendo en cuenta que aún seguimos
parados sobre las bases sentadas por escuela tradicional, pero la sociedad
actual impulsadas por las nuevas tecnologías demandan una transformación en
el ámbito educativo, no solo por parte de los docentes sino una transformación
más profunda, que lo importante debe ser “APRENDER”, que sea estimulado
por proyectos de investigación multidisciplinarios y no limitados por la
especificidad de una asignatura.
Lo más importante a tener en cuenta es que la “Educación” es un derecho que
debe alcanzar a todos, y que para eso es esencial hacer modificaciones,
agiornar la escuela a estos tiempos, así refiere Silvina Gvirtz- pedagoga-
aludiendo a los cambios significativos que introdujo el movimiento de escuela
nueva y que podría orientarnos para resolver los desafíos que nos plantea la
escuela del siglo XXI para el presente y el futuro: “… fue una escuela que puso
el acento en relajar ciertos marcos protocolares que no eran significativos y en
valorar la enseñanza de contenidos que le enseñaban al estudiante a pensar y
entender que los estudiantes tienen distintos ritmos…” (Caminos de Tiza,
2015).

Por último, necesario que el Estado acompañe estos nuevos desafíos en


conjunto con las instituciones escolares para lograr resolver cada problemática
y no que estas cuestiones sean solo una ocupación de los equipos educativos,
siendo conscientes de que una buena educación la hacemos entre todos.

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