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AVENTURAS CON EL AGUA La

administración del agua de riego: historia y teoría

editores

Jacinta Palerm
Tomás Martínez Saldaña
DR © Colegio de Postgraduados
Carr. Federal México-Texcoco Km. 36.5 Montecillo, Texcoco
edo. de México. C.P. 56230
México

Primera edición, 2009

ISBN 9 7 8-6 0 7-7 5 -33 -2 2-1

A VENTURAS CON EL AGUA. LA ADMINISTRACIÓN DEL AGUA


DE RIEGO: HISTORIA Y TEORÍA

Derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, guardada
en un sistema de archivo, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio,
electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o cualquier otro medio, excepto como lo
permite la Ley General de Derechos de Autor de México, sin el permiso previo del editor.

Ilustración portada: Fotografía de una galería filtrante en Parras de la Fuente,


Coahuila, México, realizada en 2002 por Tomás Martínez Saldaña.

Con financiamiento del CONACYT para la impresión


50 Aniversario del Colegio de Postgraduados
40 Aniversario del programa Estudios del Desarrollo Rural

Impreso en México/Printed in Mexico


Indice
PALERM INTRODUCCION i

1 A PARTE : TEORIA

I MILLON VARIACIONES EN LA RE SPUESTA SOCIAL A LA PRÁCTICA DE LA 1


AGRICULTURA DE RIEGO

II HUNT SISTEMAS DE RIEGO POR CANALES: TAMAÑO DEL SISTEMA Y 47


ESTRUCTURA DE LA AUTORIDAD

III VAIDYANATHAN INSTITUCIONES DE CONTROL DEL AGUA Y AGRICULTURA : UNA 79


PERSPECTIVA COMPARATIVA

IV PALERM DEL INDIVIDUO A LA FAMILIA Y DE LA PROPIEDAD PRIVADA A LOS 163


BIENES Y USOS COMUNALES

V PALERM REGADÍO, ORIGEN DEL ESTADO Y LA ADMINISTRACION DE 179


SISTEMAS HIDRAULICOS: DEBATE TEORICO Y ESTUDIOS DE CASO

2 A PARTE : HISTORIA DE LA ADMINISTRACION DEL AGUA

VI PALERM LAS JUNTAS DE AGUA Y LAS UNIDADES DE RIEGO 195

VII PALACIOS SOBRE LAS JUNTAS DE AGUAS 217

VIII PALERM LOS ANTECEDENTES DE LAS ORGANIZACIONES DE REGANTES, 227


MÉXICO

IX PALERM LA ADMINISTRACIÓN DEL AGUA PARA RIEGO EN EL IMPERIO 249


ESPAÑOL , DESDE LOS JUECES DE AGUA COLONIALES HASTA LA
ADMINISTRACIÓN EN EL SIGLO XX

X PALERM DISTRITOS DE RIEGO EN MÉXICO , ALGUNOS MITOS 277

XI MARTINEZ EL RIEGO EN EL ÁRIDO NORTEÑO. LA HERENCIA HIDRÁULICA 329


SALDAÑA AGRÍCOLA EN EL NORTE DE M ÉXICO Y SUROESTE DE LOS ESTADOS
UNIDOS

3 A PARTE : LA AUTOGESTIÓN A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

XII EL ESPIRITU COLECTIVO EN LOS SISTEMAS DE RIEGO 363

XIII HERRERA Y LASSO LA POLÍTICA FEDERAL DE IRRIGACIÓN. ALGUNOS DE SUS ASPECTOS 367
SOCIALES

XIV ARTEAGA ALGO MÁS SOBRE LAS AGRUPACIONES DE REGANTES 391

XV RODRÍGUEZ L. EL DESARROLLO Y OPERACIÓN DE LOS SISTEMAS DE RIEGO EN 403


MÉXICO
VARIACIONES EN LA RESPUESTA SOCIAL A LA PRÁCTICA
DE LA AGRICULTURA DE RIEGO 1

René Millon

RESUMEN

Se examina la información de pequeños sistemas de riego en siete


sociedades: los Sonjo del norte de Tangañica; un pequeño pueblo de
Ceilán: Pul Eliya; un sistema que abarca varios pueblos en Honshu,
Japón; las cooperativas de riego en el sur de Bali; la tribu El Shabana
del sur de Irak; la tribu Narid de Hadhramaut en el Protectorado de
Adén; y el Valle de Teotihuacán, México. Estos casos representan
sistemas de un solo pueblo y sistemas multicomunitarios (y en Bali un
sistema descentralizado, aunque complejo, donde los usuarios de un
sistema de riego se encuentran en comunidades distintas y sólo
algunos de los pobladores de una comunidad pertenecen al mismo
sistema de riego). No hay una clara interrelación entre el grado de
centralización de la autoridad y el tamaño del sistema de riego o el
número de gente involucrada. Además, la práctica de la agricultura,
aparentemente, no ha llevado a un crecimiento sustancial de la
autoridad central. Esto hace riesgosas la mayoría de las inferencias
arqueológicas sobre los sistemas políticos o sociales que pudieran
haber estado asociados con pequeños sistemas de riego prehistóricos.
Además, debe subrayarse que la dependencia de un sistema común de
riego tiene una fuerte potencialidad para los antagonismos y el

1
Edición original: 1962 “Variations in social responses to the practice of irrigation
agriculture” (pp. 56-88) En R. B. Woodbury (editor) Civilizations in Desert Lands,
Anthropological Papers num. 62, University of Utah Press, Salt Lake City, Estados
Unidos. Traducción de J. Palerm, corrección de la traducción R. Melville.
2 Aventuras con el agua

conflicto social, al igual que para la cooperación. En algunas de las


sociedades aquí examinadas existen arreglos tradicionales muy fuertes
que mantienen bajo control el conflicto social, aun sin la
centralización de la autoridad, pero cambios en la tenencia de la tierra,
en la población, o en el suministro de agua pueden hacer que estos
arreglos sean inadecuados para controlar la nueva disensión.

INTRODUCCIÓN

Este ensayo es una resultante del trabajo de varios de nosotros en el


moderno Valle de Teotihuacán, cerca de la Ciudad de México (Millon,
Hall y Díaz, 1962). Utiliza la información obtenida en el curso de un
breve estudio sobre la operación de un sistema de riego del Valle de
Teotihuacán, así como información tomada de estudios recientes en
otras partes del mundo, cuya población está involucrada en la práctica
de la agricultura de riego basada en sistemas relativamente pequeños1.
Las sociedades que ahora nos ocupan van desde entidades políticas
autónomas a comunidades o grupos de comunidades incorporados a
sociedades mayores, populosas y estratificadas, con una considerable
complejidad organizacional y económica. Sólo un de los casos está
incluido en un sistema de riego a gran escala que intenta hacer un uso
coordinado de una cuenca hidráulica. Dos son sociedades cuyos
miembros viven en áreas antes ocupadas por ‘civilizaciones del
desierto’, tal y como fueron definidas en este symposium2.

El propósito de este ensayo es, primero, enfocar la atención hacia las


grandes variaciones que existen entre estas sociedades para repartir el
agua y, segundo, dirigir la atención a las implicaciones de doble filo
de cooperación y conflicto en la práctica de la agricultura de riego.
Estos puntos tienen implicaciones tanto para el estudio de las antiguas
civilizaciones del desierto como para el entendimiento de los
problemas que los regantes contemporáneos enfrentan.

DATOS COMPARATIVOS

Las siete sociedades consideradas aquí han sido escogidas por tratarse
de grupos que han sido estudiados recientemente con técnicas
Variaciones en la respuesta social 3

modernas de estudio y análisis, y porque ilustran las variaciones en el


problema crítico de cómo repartir el agua a las parcelas de las
personas que participan en un sistema de agricultura de riego. (Tres de
las siguientes siete sociedades se consideran con mayor detalle ya que
la información se encuentra en tesis doctorales que no han sido
publicadas. Otros tres, cuya información se encuentra en artículos, se
tratan con brevedad).

1. Sonjo, Norte de Tangañica, África del Este

Los Sonjo son un grupo perteneciente a los Bantú-hablantes, están


rodeados por Masai y se encuentran ubicados en el norte de
Tangañica, cerca de la frontera con Kenia. Fueron estudiados por
Robert F. Gray en 1955 (Gray, 1958, ver también Hall, s/f). Hay
aproximadamente 4,500 Sonjo que viven en seis comunidades
localizadas a 5,000 pies sobre el nivel del mar en la ladera rocosa de
una cordillera (Gray, 1958: 37-38). Hasta hace muy poco todas las
comunidades estaban rodeadas por sistemas defensivos consistentes
en empalizadas y setos de arbustos espinosos de hasta unos 70 pies de
ancho, utilizados como defensa contra los Masai (Gray, 1958: 48-50).
Cada comunidad es una unidad autónoma en términos políticos y
económicos, vinculada a las otras comunidades por parentesco, por un
sistema tribal de grupo de edad no estructurado en términos extra
comunitarios, por una religión y un sacerdocio común (Gray, 1958:
184-185, 170-173). “Excepto por dos comunidades [Kheri y Ebwe]
que comparten una misma empalizada, ni siquiera los enfrentamientos
con los Masai los unieron [a los Sonjo] en términos formales o
informales” (Hall, s/f pp. 33; Gray, 1958: 184-185).

Hay poca precipitación en el territorio Sonjo. Los cultivos de la época


de lluvias son usualmente irrigados; los cultivos de la época de secas
dependen totalmente del riego. El agua para el riego se obtiene tanto
de arroyos como de manantiales, y estos últimos aportan la parte más
importante (Gray, 1958: 39-41).

Las seis comunidades Sonjo tienen una población por comunidad que
varía entre 500 a 1,200 habitantes. “Cada [comunidad] está dividida
4 Aventuras con el agua

en wards, ocupados casi exclusivamente por los miembros de un


único clan exógamo y [patrilineal], con unos 3 a 6 wards en cada
comunidad” (Hall, s/f pp. 33; Gray, 1958: 42-46). Una excepción es el
clan de los sacerdotes, que es no-localizado. Hay uno o dos sacerdotes
por comunidad, están a cargo de los templos de la comunidad, y hay
una concentración de sacerdotes en la comunidad de Rokhari, donde
se localizan los templos de la tribu (Gray, 1958: 170-171). Cada
comunidad tiene por lo menos un templo y un cierto número de
lugares sagrados; algunos de los más importantes son los manantiales
que abastecen de agua a los sistemas de riego. Cada manantial está
tradicionalmente a cargo de un clan en particular. Los miembros del
clan, sin embargo, no derivan un beneficio especial de esta conexión
(Hall, s/f pp. 33; Gray, 1958: 48, 72-73)

Los linajes patrilineales tienen una profundidad de no más de tres


generaciones. No hay funciones rituales de los linajes. La relación
entre los linajes de un clan es “vaga, no estructurada y de poco interés
a los miembros del clan” (Hall, s/f pp. 34; Gray, 1958: 99-103, 112-
118, 189-195).

“El grupo corporado básico más importante --según Gray-- no es el


linaje o el clan, sino el ward como una unidad territorial” (Hall, s/f pp.
34). La cooperación económica tiene lugar a nivel del ward --el
cultivo de las parcelas, la construcción de casas y el pastoreo.
Similarmente, los individuos se interrelacionan socialmente como
miembros del ward.

La tierra es de propiedad individual, y hay de dos clases: tierra de


hura, tierra aluvial de la planicie del valle; y tierra de magare, en las
laderas circundantes. La tierra de hura es más rica y se cultiva en la
estación de secas mediante el riego. Toda el agua disponible se utiliza
en su cultivo y es “cuidadosamente conservada y dividida entre los
usuarios de acuerdo con reglas definidas” (Gray, 1958: 68). La tierra
de magare se cultiva durante la estación de lluvias y normalmente
requiere de la combinación de riego y precipitación pluvial. Gray
indica que cada hombre tiene tierra de hura y tierra de magare. Como
la tierra de magare se cultiva de año y vez, cada hombre tiene dos
Variaciones en la respuesta social 5

grupos de estas tierras, que cultiva alternadamente. Gray (1958: 69)


afirma:

La cantidad de tierra de magare que puede cultivarse en un año


dado está limitada por la cantidad de agua disponible para el
riego. Por lo tanto la tenencia de la tierra de estos campos se
define más bien en términos de derechos al agua de riego y no
de áreas delimitadas de tierra.

Los cultivos más importantes de la tierra de hura son el camote, el


mijo y distintas variedades de sorgo. El sorgo y el mijo son los dos
cultivos principales de la tierra de magare (Gray, 1958: 52-55, 68-69,
112).

Kheri, la comunidad estudiada con mayor detalle por Gray, tiene una
población aproximada de 650, y un área total de cultivo que parece ser
de 700-800 acres (285-325 hectáreas) [N. del T. un acre equivale a
0.40 hectáreas]. Aunque comparte una empalizada con la comunidad
de Ebwe, en los demás aspectos está separada y es independiente
(Gray, 1958: 43, 71, 77, 79).

El sistema de riego de Kheri es extremadamente simple, como lo son


los de las otras comunidades observadas por Gray. Se limpia
anualmente, pero fuera de esto requiere de poco mantenimiento. Cada
comunidad tiene su propio sistema, independiente de las otras
comunidades, basado principalmente en manantiales, que en el caso
de la comunidad de Kheri no han fallado y no tienen fluctuaciones
impredecibles. Gray estima que una cuarta parte del volumen de agua
del sistema de Kheri es de arroyo. Los arroyos no tienen un
significado religioso, pero los manantiales se consideran sagrados, se
protegen de quien los pueda contaminar, y son sitios para ofrendas
ceremoniales y rezos. Los manantiales también tienen un lugar
prominente en la mitología Sonjo, como lo tiene el riego en general
(Hall, s/f pp. 35; Gray, 1958: 68-78, 80, 82).

El control de agua para riego está en un concejo de ancianos de la


comunidad, un total de 17 en la comunidad de Kheri, “que mantienen
6 Aventuras con el agua

sus cargos como miembros por derecho de herencia” (Gray, 1958: 83).
Este grupo, llamado los wenamiji (‘los hombres de la comunidad’),
tienen bajo su responsabilidad la planeación y dirección de todo el
sistema de riego, supuestamente con el propósito de “utilizar el agua
con la máxima eficiencia” (Gray, 1958: 83). Los wenamiji también
disfrutan de ciertos derechos especiales heredados en el uso de agua
de riego para sus parcelas. El resto de los hombres de la comunidad se
dividen en varias categorías según sus derechos al uso del agua. (El
resto de esta reseña se refiere específicamente al caso de Kheri). Para
propósitos de riego, cada día se divide en cuatro períodos, de
aproximadamente seis horas cada uno. Los wenamiji asignan los
derechos primarios de agua a un individuo por un total de seis horas.
Si el agua es abundante, se puede asignar agua a dos o más individuos
a la vez. Si el agua es escasa la dotación completa de agua se asigna a
un solo individuo cada seis horas. Un ciclo de riego dura unos 14 días,
lo que quiere decir que hay cuando menos cuatro veces catorce, esto
es 56 períodos de seis horas por repartir durante cada ciclo (Gray,
1958: 70, 83-85).

Cuando inicia un ciclo, los wenamiji se asignan a sí mismos la primera


dotación. Las siguientes dotaciones de agua corresponden a un grupo
de 18 ancianos llamados los wenamiji ‘menores’. Este grupo también
posee derechos heredados, iguales a los wenamiji, pero no tienen voz
en el manejo del sistema y no tienen “poderes especiales en el
gobierno de la comunidad” (Gray, 1958: 84). Después de recibir sus
turnos, los siguientes períodos de riego se asignan a un grupo de
ancianos llamados wakiama. Teóricamente, debería haber 21 de éstos,
pero en la práctica son entre 20 a 25. Los wakiama no tienen derechos
al agua hereditarios o permanentes. Obtienen sus derechos temporales
pagando a los wenamiji. Gray los describe como representando a
“familias pudientes de la comunidad que carecen de las posiciones de
privilegio heredadas en relación al agua pero que son capaces de pagar
por estos privilegios con chivos” (Gray, 1958: 85). A los individuos
de esta categoría se les asignan derechos de agua, pero sólo por
períodos cortos, mes por mes, y el número de wakiama fluctúa. Un
miembro del grupo de wakiama “tiene que tratar con los wenamiji
Variaciones en la respuesta social 7

como grupo corporado para obtener derechos al agua” (Gray, 1958:


86). Si es aceptado, debe entregar un chivo cuando los wenamiji lo
pidan. Estos chivos se utilizan principalmente en sacrificios y
ofrendas rituales. Los privilegios de wakiama no pueden ser dados a
cualquiera que pueda hacer entrega de chivos, ya que hay un número
limitado de lugares. En tiempos de extrema escasez de agua los
wenamiji a veces eliminan algunos de los wakiama del ciclo de riego,
por lo tanto los wakiama “no tienen la absoluta seguridad de sus
derechos de agua” (Gray, 1958: 86). Su pertenencia fluctúa y de
ninguna manera constituyen un grupo corporado (Gray, 1958: 85-86).

Los wenamiji, los wenamiji menores y los wakiama constituyen


menos de la mitad del número de hombres que necesitan riego. Los
otros, a los cuales Gray se refiere como ‘el pueblo’ [commoners] en
términos del riego, “no tienen derechos primarios y deben pedir
derechos secundarios a individuos con derechos primarios a los que
les han asignado períodos regulares en el ciclo de riego” (Gray, 1958:
85). Un individuo con derechos primarios rara vez requiere del total
de seis horas de riego y frecuentemente necesita no más de dos horas.
Las horas de agua restantes están entonces disponibles para repartirse
entre ‘el pueblo’. Usualmente se requiere que el ‘del pueblo’ entregue,
si hay, una pequeña cantidad de miel por este privilegio; si no tiene
miel, puede dar grano o dinero. ‘El pueblo’ intenta obtener derechos
secundarios al agua de sus parientes patrilineales cercanos. A falta de
un pariente que pueda proveerle de agua, uno ‘del pueblo’ “debe
competir con otros ‘del pueblo’ por el agua disponible de los no
parientes. Si sus recursos de miel, grano o dinero están relativamente
restringidos, puede verse en dificultades para conseguir el agua
suficiente que requieren sus cultivos” (Gray, 1958: 86-87). Gray
comenta que ‘el pueblo’ está frecuentemente en una posición precaria
en relación con el agua de riego. Si sus intentos de conseguir agua
fracasan y sus cultivos están en riesgo, puede robar agua en las
noches. Se dice que este robo de agua ocurre con cierta frecuencia, y
parece funcionar como una válvula de escape del sistema, ya que el
castigo por el robo de agua es pequeño: un chivo (Gray, 1958: 85-86,
201-202). Aquellos ‘del pueblo’ que son parientes de un wenamiji no
8 Aventuras con el agua

esperan por ello un trato preferencial, aun cuando el wenamiji sea el


padre o hermano. Se espera que los miembros wenamiji antepongan
los intereses del concejo y de la comunidad a los intereses del linaje.
Uno de los informantes de Gray tenía un hermano mayor en el concejo
de los wenamiji, de quien ocasionalmente conseguía agua. Pero
usualmente tenía que encontrar otra fuente ya que el hermano había
distribuido su agua sobrante a otros fuera del linaje, a quienes debía
favores (Gray, 1958: 86-87, 99-100).

El acceso al status de wenamiji normalmente es por herencia de padre


a hijo primogénito. Bajo ciertas circunstancias uno de sus hermanos o
un hermano del difunto miembro del concejo puede ser seleccionado
en su lugar. Bajo circunstancias poco usuales el derecho al status ha
sido vendido (Gray, 1958: 112, 113, 115, 209; Hall, s/f pp. 36). Los
wenamiji no son considerados por la población como representantes
de linajes o clanes, sino más bien como representantes de la
comunidad en su conjunto. Gray ofrece datos que parecen avalar esta
concepción. Como se dijo anteriormente, se supone que ninguno de
sus privilegios puede extenderse a alguien externo a su unidad
doméstica, ni tienen obligaciones con sus parientes en virtud de su
puesto. Hall resume el rol de los wenamiji como sigue (s/f pp. 37):
“Mientras que sus privilegios los benefician como individuos y como
jefes de familia, en tanto individuos no tienen autoridad sobre otros
miembros de la comunidad. Sólo como un grupo corporado, en la
forma del concejo de los wenamiji, están investidos de autoridad.
Como concejo, sin embargo, ejercitan una amplia autoridad sobre la
comunidad y sobre el sistema de riego. Tienen control exclusivo de la
administración y la supervisión del sistema de riego, incluyendo
convocar a la limpia anual que requiere el trabajo de todos los
hombres [adultos] de la comunidad, supervisar la [operación]
cotidiana del sistema, atender todas las disputas e infracciones, cobrar
las multas y cuotas, y realizar la distribución de agua a los wakiama.
Constituyen el cuerpo ejecutivo, administrativo y judicial para el
sistema de riego” (también Gray, 1958: 198-200, 210-211).

Los wenamiji sirven en la misma capacidad [N. del T. no hay


diferenciación de roles entre los wenamiji] en todos los asuntos que
Variaciones en la respuesta social 9

involucran a la comunidad en su conjunto, que anteriormente incluía


la guerra. Actúan como cuerpo jurídico para todos los ‘delitos
públicos’ (homicidio, robo, ofensas sexuales, abusos de derechos de
agua, disturbios a la paz). También regulan el divorcio y los nuevos
matrimonios, imponen y recogen multas y cuotas. Los ‘guerreros’
están sujetos a su autoridad y anteriormente los wenamiji comandaban
a los guerreros en los asuntos militares. El castigo más fuerte en una
comunidad Sonjo es el exilio, decretado por los wenamiji y llevado a
cabo por sus guerreros (Hall, s/f, Gray, 1958: 201-206, 212).

La población afirma que los derechos y privilegios de los wenamiji


derivan supranaturalmente de sus ancestros patrilineales a los que, el
héroe cultural de los Sonjo, concedió una posición favorable. Los
wenamiji sirven como líderes en las fiestas religiosas anuales, siendo
las más importantes aquellas asociadas al ciclo agrícola. Su relación
con los sacerdotes de la comunidad no es clara. Gray comenta que los
sacerdotes restringen sus actividades al templo y no participan en
ceremonias públicas. Añade que hay evidencia de un “vínculo
constante” entre los wenamiji y los sacerdotes y se arriesga a opinar
que éstos están subordinados a los wenamiji. Pero como sólo pudo
obtener datos fragmentados sobre el sacerdocio, dado que los aldeanos
habían sido instruidas “de no divulgar los nombres de sacerdotes o su
número a gente de fuera”, y como fue rechazado cada vez que intentó
hablar con un sacerdote, parece probable que los sacerdotes jueguen
un rol aun mayor en asuntos importantes de la comunidad y la tribu de
lo que Gray sugiere (1958: 170, 138, 153-169, 172, 173, 205).

El sistema de grupos de edad de los Sonjo abarca a toda la tribu. Pero


los grupos de edad están organizados y operan únicamente a nivel de
comunidad, excepto en la esfera de la amistad y la hospitalidad. Los
guerreros, el grupo de edad más importante, se dividen en dos
subgrupos, mayores y menores. Después de catorce años como
guerreros, el grupo adquiere el status de ancianos, y el grupo de edad
a partir de entonces “pierde casi toda su estructura y función social”
(Gray, 1958: 122, 125-127, 135). Tradicionalmente, los guerreros
tenían asignada primordialmente la responsabilidad de defender a la
comunidad contra los ataques depredadores de los Masai. No se les
10 Aventuras con el agua

permitía casarse y no estaban involucrados en las actividades


económicas de la comunidad. No tenían tierra en propiedad y no
emprendían actividades agrícolas en absoluto sino hasta que llegaban
al status de ancianos. Hoy en día, sin embargo, se permite que los
guerreros mayores se casen, establezcan sus propios hogares y se
involucren en la agricultura. Esto los introduce al sistema económico
y al sistema de riego (Gray, 1958: 131, 212; Hall, s/f pp. 40). Aunque
Gray no explora esta cuestión, parece probable que el gran número de
gente ‘del pueblo’ [commoners] que hay actualmente en la comunidad
sea un desarrollo relativamente reciente, resultante de la inclusión de
los guerreros mayores en las actividades agrícolas de la comunidad.

Los Sonjo, entonces, representan el caso de un sistema de riego a


pequeña escala extremadamente simple, que abastece a una
comunidad de tamaño moderado, con un sistema muy centralizado de
autoridad. No está claro si el desarrollo de este sistema de autoridad
centralizado está relacionado con la práctica del riego. No hay datos
de hasta qué punto pueda haberse desarrollado como respuesta a la
amenaza endémica de los Masai. Gray señala que los Masai
“indirectamente afectan a las instituciones Sonjo en una diversidad de
formas”, aislándolos “de tribus emparentadas por largos períodos de
tiempo”, y obligándolos “a crear una organización eficiente para la
defensa militar” (Gray, 1958: 30). Pero parece suponer que estos
ajustes fueron posteriores al desarrollo de la estructura social
“orientada primariamente a la operación de una economía basada en
un intrincado sistema de riego” (Gray, 1958: 30).

Además, debe entenderse que el sistema de reparto de agua de los


Sonjo ocurre en un contexto de abundancia relativa. Aun cuando los
‘del pueblo’ tienen que ir a rogar [cap in hand] agua a individuos con
derechos primarios, evidentemente si pueden dar la miel, grano o
dinero necesario, no se les niega acceso al agua. Los derechos
primarios al agua son un privilegio, que sirve para aumentar el status
de los ancianos que gozan de estos derechos. Pero no parecen operar
para excluir a los ‘del pueblo’ o a una parte substancial de ellos del
acceso al agua que requieren. El hecho de que se diga que el robo de
agua es bastante común, pero se sujete a un castigo leve en una
Variaciones en la respuesta social 11

sociedad donde el robo es severamente castigado, es otro indicio de


que la escasez de agua no es normalmente crítica. Uno de los
informantes de Gray fue multado por robar agua durante la estadía de
Gray. Esta era su segunda multa en un año. Sin embargo veía el
incidente sólo como ‘muy mala suerte’ (Gray, 1958: 87). Ciertamente,
la prevalencia de tales robos nos indica que el agua de los Sonjo no
está siendo usada tan eficientemente como podría usarse. Pero esto no
sugiere que los Sonjo ‘del pueblo’ estén siendo forzados a abandonar
su tierra por falta de agua. Está por verse si el delicado balance que los
Sonjo han logrado y mantenido frente al influjo reciente de guerreros
casados, vaya a ser desbaratado según entren más y más guerreros
casados al sistema agrícola (Hall, s/f pp. 40-41).

2. Pul Eliya, Provincia del Centro Norte, Ceilán

Pul Eliya es una comunidad pequeñísima que tenía una población total
de 146 habitantes cuando la estudió E. R. Leach en 1954 (1961). La
comunidad tiene un sistema de riego propio, abastecido por un tanque
de agua que cubre un área aproximada de 140 acres (57 hectáreas). El
área total bajo cultivo con riego es de aproximadamente unos 135
acres (55 hectáreas). En esta tierra se cultiva exclusivamente arroz
(Leach, 1961: 18, 52, 63, 44-45, Mapas B y C).

Además de la tierra regada, alguna tierra ha sido desmontada para


agricultura trashumante o de tumba, roza y quema. Hay restricciones
del gobierno al cultivo de este tipo de tierra, y en 1954 su cultivo
parece haber contribuido poco a la economía de la comunidad (Leach,
1961: 61-64, 289-295, Plano I a continuación pp. 24).

Excepto por uno de los nuevos tipos de tenencia creados por los
británicos, toda la tierra es de propiedad privada y puede ser
enajenada. La parte central y más fácilmente regable de las tierras de
la comunidad se conoce como el ‘Campo Viejo’, una porción de tierra
de un poco más de 40 acres de extensión. Esta porción representa las
tierras de la comunidad que estaban bajo cultivo con riego cuando se
efectuó el reconocimiento catastral de 1900. Las tierras que fueron
incorporadas al cultivo posteriormente se consideraban como tierras
12 Aventuras con el agua

de la Corona. El Campo Viejo está dividido en dos secciones llamados


el ‘Campo de Arriba’ y el ‘Campo de Abajo’. En conjunto estos
campos están divididos en más de 100 franjas de tierra, formando un
intrincado sistema de tenencia, cuyo efecto es que los propietarios
“que tienen tierra en la parte más baja y menos privilegiada del
Campo de Arriba, también tienen tierras en la parte más alta y
privilegiada del Campo de Abajo” (Leach, 1961: 157). Esto se logra
con la división del Campo de Arriba y de Abajo en subsecciones en
las que la tierra se puede subdividir aún más, lo que sirve para
“minimizar, en lo posible, las consecuencias de las desigualdades
inevitables en la distribución del agua” (Leach, 1961: 156). Esto se
consigue al hacer pareja de franjas del Campo de Arriba y del Campo
de Abajo que reciben cantidades desiguales de agua, de tal manera que
cada ‘pareja’ que forma una unidad de tenencia es aproximadamente
igual en fertilidad a cualquier otra. El punto crucial aquí es que la
tenencia en el Campo Viejo, se concibe principalmente en términos de
acceso igualitario al riego. El intrincado sistema para el reparto de
agua en el Campo Viejo está fuertemente tradicionalizado y no se ha
intentado modificar; la complejidad del sistema de reparto es tal, que
resulta prácticamente imposible cambiarlo (Leach, 1961: 43-49, 52-
66, 145-166, 171-177).

El sistema de distribución del agua en Pul Eliya es actualmente la


responsabilidad del Jefe de Riego, un cargo de elección por tiempo
indefinido, aparentemente creado por los británicos. Se dice que los
ocupantes sucesivos del cargo han ejercido considerable poder e
influencia en la comunidad. Pero ninguno de ellos desde 1900 ha
intentado modificar el sistema de reparto del agua en el Campo Viejo.
El sistema de reparto de agua del Campo Viejo está efectivamente
descentralizado y ningún individuo o grupo de individuos ejerce una
autoridad real sobre su operación (Leach, 1961: 28-29, 64-65, 117,
160, 183, 190, 192-194, 217). Aunque esto es cierto para el reparto
interno del agua a las parcelas del Campo Viejo, en los últimos años
un cambio importante ha ocurrido en relación con las prácticas
previas. Actualmente las parcelas del Campo Viejo se cultivan una
vez al año solamente, mientras que antes prácticamente todas las
Variaciones en la respuesta social 13

parcelas producían una segunda cosecha al año. La razón para esto se


encuentra en que nuevas categorías de tierra han sido incorporadas al
cultivo desde 1900, y el agua es insuficiente para abastecer tanto al
Campo Viejo como a estas tierras nuevas durante los dos períodos de
cultivo. Evidentemente se consideró que los propietarios de las nuevas
tierras tenían derechos legítimos al agua de la comunidad por virtud
de derechos anteriores en el sistema del Campo Viejo, con el Jefe de
Riego ocupando una posición clave en la adquisición y explotación de
estas nuevas tierras, como se anota más abajo. Las decisiones
correspondientes a cuáles campos van a ser cultivados en una
temporada dada se realizan actualmente en asamblea pública de la
comunidad. (Leach, 1961: 52-53, 98-99, 193, 227, 314-315).

Leach argumenta que la endogamia local practicada en Pul Eliya no es


una supervivencia de “prejuicios de casta arcaicos”, sino más bien “el
corolario necesario de la característica inamovible de la tenencia de la
tierra y los derechos de herencia igualitarios de hombres y mujeres”
(1961: 67, 71-72, 78-79, 88-89, 95, 98-107, 112-125, 128, 144, 303).
Sin embargo, las nuevas categorías de tierras, introducidas por los
británicos en años recientes, junto con las condiciones en que se
hicieron accesibles grandes áreas de estas tierras a los pobladores, han
modificado de tal manera las relaciones económicas en la comunidad
que ya no se considera que tengan la fuerza de antaño (Leach, 1961:
304, 49-53, 217-240). Poco después de 1900, tierra sin gravámenes
[freehold] estuvo accesible a los pobladores para su compra en
parcelas de 5 acres o más. Ello efectivamente excluyó del mercado al
campesino pobre y entraba en conflicto con la teoría tradicional de
tenencia de la tierra (Leach, 1961: 49-50, 220, 142-144). Los
pobladores parcialmente “le dieron la vuelta [al requisito del
gobierno] formando sindicatos para la compra en común y, una vez
adquirida la tierra, la dividieron en pequeñas parcelas”, reproduciendo
así, en gran medida, “el patrón de tenencia ‘fragmentado’ que
caracteriza al sistema del Campo Viejo” (Leach, 1961: 220). Pero el
resultado final de la introducción de esta categoría de tierra en la
comunidad fue que permitió al Jefe de Riego adquirir “para él y sus
amigos una posición económicamente dominante en la comunidad”
14 Aventuras con el agua

(Leach, 1961: 227, 64-65, 117, 141-142, 220-227, 232-234, 239-240,


314-315).

Leach resume estos cambios de la manera siguiente (1961: 232-233,


239-240):

Esta secuencia total de eventos demuestra la veracidad de mi


anterior aseveración de que lo que realmente importa en la
situación de Pul Eliya no es el título a la tierra, sino los derechos
sobre el agua y sobre los canales de riego. La propiedad de tierra
no tiene valor si no está vinculada con el derecho a tomar agua
para regar la tierra. Para regar un propietario debe cooperar con
otros en la operación del canal de riego y el grupo más viable
para hacer esto de manera efectiva es un grupo de parientes.

En el Campo Viejo donde la configuración de la tenencia de la


tierra [layout of the land] es fija, se mantuvieron alianzas de
parentesco a largo plazo para acomodarse a la tenencia de la
tierra. En los campos nuevos encontramos dos procesos
complementarios. Por un lado, la tierra se parcela entre amigos
no emparentados que a partir de entonces establecen alianzas de
parentesco; por el otro, notamos la conformación de sindicatos
de parientes para trabajar en común un canal de riego.

En los ‘viejos tiempos’ toda la tierra cultivada de arroz bajo el


tanque de agua principal de Pul Eliya era regada por un solo
canal principal, cuyo mantenimiento corría a cargo de todos los
miembros de la comunidad. El riego servía así para consolidar a
la comunidad. Cualquiera que fuera la causa de roces entre
facciones, todos debían cooperar en el asunto crucial del reparto
del agua. Pero hoy en día, si el Campo Viejo y las otras
posesiones en tierra se consideran en su conjunto, hay cuatro
distintos canales, cada uno con propiedad y administración
distinta ... El control de los [...] canales corresponde de manera
muy cercana al patrón general de fraccionalismo que hemos
mencionado repetidamente a través del libro ...
Variaciones en la respuesta social 15

No es una división absoluta, ya que hay vínculos de parentesco


que hacen de puente entre las facciones rivales, pero este
ordenamiento de la comunidad en términos de la propiedad de
los canales de riego confirma mi posición de que en esta
sociedad el reconocimiento del parentesco está siendo
constantemente ajustado para acomodarse a la tenencia de la
tierra ...

Esta nueva segregación de ‘tierras de los ricos’ y ‘tierras de los


pobres’, con los ricos controlando las mejores tierras, va a tener
seguramente implicaciones drásticas para la comunidad
considerada como una entidad social.

El principio de porciones justas para todos, que permeaba el


sistema tradicional, no reflejaba simplemente un hecho estático
de que la comunidad era una entidad social altamente cohesiva.
Sino, más bien, el sistema tradicional de tenencia de la tierra
imponía una solidaridad social a los miembros de la comunidad.

El nuevo modelo inglés de tenencia de la tierra no consigue


hacer esto. El poblador moderno está económicamente mejor
que su predecesor; pero el precio de la prosperidad ha sido una
mayor disensión social.

3. El sistema de los Doce Pueblos en la Prefectura de Okayama,


Honshu, Japón

En el sistema de los Doce Pueblos, estudiado por John D. Eyre en


1950, 1951 y 1953, un total de 13 o 14 comunidades se encuentran
vinculadas por un sistema unificado de riego, con un área total
cultivada de unos 13,600 acres (5,500 hectáreas) y tiene una
antigüedad de unos 750 o más años (Eyre, 1955; también Beardsley,
Hall y Ward, 1959: 41, 132-133). El cultivo principal es arroz. La
población total abastecida por este sistema no está especificada pero
parece ser de unos 30,000 habitantes, quizá 50,000 o más. Se dice que
la densidad de población está por arriba de los 5,000 habitantes por
milla cuadrada (Eyre, 1955: 213; Beardsley, Hall y Ward, 1959: 74,
16 Aventuras con el agua

135, 143, 175, 276, 372, 390, 408-410, 419-424).

El sistema de los Doce Pueblos es básicamente autónomo y hasta hace


muy poco las autoridades federales o de la prefectura raramente
interferían en él. El reparto del agua se encuentra altamente
descentralizado y está a cargo de cooperativas “con funciones y áreas
de administración específicas y frecuentemente traslapadas” (Eyre,
1955: 210). Hay una cooperativa para todo el sistema que representa a
la población abastecida por el sistema en su conjunto, en sus tratos
hacía afuera. Pero esta cooperativa no es un organismo de un nivel
más alto con control sobre todas sus partes. Está compuesta por
representantes de las 13 o 14 subdivisiones del sistema. Su principal
función interna es el mantenimiento de las obras principales del
sistema (presa, tubo de alimentación, canales principales y partidores
principales del agua). Otras nueve cooperativas son responsables del
mantenimiento de canales principales; 90 cooperativas menores
informales se ocupan del reparto del agua y del mantenimiento de
canales secundarios. Todas las compuertas importantes son operadas
por guardias del agua. El proceso de reparto del agua está sujeto a toda
clase de procedimientos tradicionalizados, y las disputas sobre la
distribución del agua son descritas como un rasgo permanente del
sistema. En años de sequía han tenido lugar conflictos importantes
entre los miembros de comunidades ubicadas aguas arriba y aguas
abajo. Uno de estos conflictos, en 1949, tuvo que ser detenido por la
policía (Eyre, 1955: 210 y ss; Beardsley, Hall y Ward, 1959: 41, 52-
53, 113-160, 276-281).

4. Cooperativas de riego en el sur de Bali, Indonesia

Las regiones Tabanan y Klungkung del sur de Bali estudiadas por


Clifford Geertz en 1957 y 1958 cubren un área de 450 millas
cuadradas (1,160 kilómetros cuadrados); el cultivo principal es el
arroz (1959). Geertz no da números de población para estas regiones,
pero encontramos señalado que el total de población de Bali en 1954
era de 1,500,000 habitantes. La parte más densamente poblada de Bali
es el sur, donde las densidades de población sobrepasan los 1,500
habitantes por milla cuadrada (600 habitantes por kilómetro
Variaciones en la respuesta social 17

cuadrado). Una buena parte del área estudiada por Geertz consiste en
tierra regada dividida entre un gran número de cooperativas de riego.
Cada cooperativa controla el agua de una sola fuente de
abastecimiento, consistiendo en una sola presa y un canal que corre de
la presa a los campos de cultivo. Cada una de estas cooperativas,
llamada subak, “es un grupo corporado independiente que se
autorregula, y que tiene sus propias reglas y sus propios propósitos”
(Geertz, 1959: 996). Un subak se forma con los agricultores cuyas
propiedades se riegan con esa fuente de abastecimiento. Un subak
puede incluir desde un pequeño número hasta cientos de miembros.
Grupos de subaks cuyas fuentes directas de agua son ramales de una
presa y canal común más grande forman unidades más grandes y con
menor cohesión, y la cuenca de un sistema fluvial forma una unidad
mayor y con aún menos cohesión, coordinada por oficiales del
gobierno central. Los miembros del subak vienen de poblados
distintos, y los miembros de un poblado tienen tierra en distintos
subak. Esta pertenencia diversa a poblado y subak, tiene su paralelo en
otros vínculos: políticos, religiosos, de casta y otros. Estos vínculos
hacen imposible, para el sur de Bali, hablar de comunidades en un
sistema de riego, como puede hacerse para otros pueblos y áreas
discutidos en este ensayo3. El resultado es una serie de sistemas muy
complejos, pero altamente descentralizados para el reparto del agua de
riego, que operan sobre bases tradicionales en una sociedad compleja
con una población de más de un 1,000,000 de habitantes.

5. Los El Shabana de la región del Daghghara en el sur de Irak

“La relación entre el riego y la organización social entre los El


Shabana, un grupo de agricultores del sur de Mesopotamia” fue el
interés principal de Robert A. Fernea durante su estadía en la región
de Daghghara entre 1956 y 1958 (1959: 1; también Fernea en
Kraeling y Adams, 1960: 35-38). Para empezar Fernea comenta que
hay evidencia de que en Mesopotamia “la capacidad productiva de la
agricultura basada en sistemas de riego administrados localmente
puede haber sido subestimado” (1969: 5). Indica que hay evidencia de
que, en el pasado, las poblaciones urbanas del sur de Irak estuvieron
abastecidas con los productos agrícolas que necesitaban, sin la
18 Aventuras con el agua

intervención de las autoridades urbanas en el reparto de agua en la


zona rural. Aunque grandes obras de riego han sido construidas
durante este siglo en el área central del Eufrates, su construcción
siguió, y no antecedió, el establecimiento de un sistema político
centralizado efectivo en Irak. Además Fernea (1959: 5) nota que, al
nivel local, el control sobre el reparto del agua de riego, no parece
haber sido un componente significativo en el sistema de autoridad de
la tribu El Shabana.

Aunque no existen datos de población para la región del Eufrates


Central para los últimos 400 años, Fernea indica que la canalización
local continuó y quizá aún prosperó durante este período (1959: 18).
Fernea subraya la importancia de reconocer “la efectividad de la
irrigación dirigida localmente en el sur de Irak”, porque esta clase de
agricultura “puede muy bien haber precedido y continuado mucho
tiempo después del surgimiento de las civilizaciones urbanas en
Mesopotamia” (Fernea, 1959: 18 y ss). El posible significado de esto
para el entendimiento de las sociedades antiguas de Mesopotamia fue
uno de los intereses que motivó la investigación de Fernea entre los El
Shabana. Como el riego había sido practicado por tanto tiempo en
Mesopotamia, Fernea pensaba que el estudio, en el área, de las
prácticas modernas y de sus consecuencias sociales, podría ayudar a
entender la evidencia arqueológica que concierne a sociedades cuyos
miembros practicaban la agricultura de riego. Como dice Fernea
(1959: 1) “Los miembros de las civilizaciones antiguas enfrentaron
fundamentalmente los mismos problemas que las civilizaciones
contemporáneas, dado que, en el sur de Mesopotamia, el medio
ambiente ha permanecido relativamente estable desde tiempos pre-
babilónicos”.

Fernea no tuvo acceso a datos recientes de población para los El


Shabana. Pero los datos que logró obtener sugieren que la población
total de la tribu en 1958 era de cuando menos 2,500 personas y quizá
el doble (Fernea, 1959: 66, 74, 80). La propiedad en tierra de los El
Shabana en este tiempo se estimó en aproximadamente 13 millas
cuadradas (34 kilómetros cuadrados) o 8,300 acres (3,350 hectáreas)
(Fernea, 1959: 67). El agua para estas tierras viene del canal
Variaciones en la respuesta social 19

Daghghara, un ramal aparentemente natural del sistema del Eufrates


[N. del T. en tal caso sería un río, y no un canal] que se desarrolló
desde el margen este de su ramal oriental al sur de Bagdad. El cultivo
principal es la cebada; anteriormente el arroz y el trigo eran cultivos
importantes. Pero la cebada los ha suplantado, ya que responde mejor
a la salinidad del suelo que, en tiempos recientes, es un problema cada
vez más grave (Fernea, 1959: 19, 48, 191-193).

Los El Shabana son un pueblo cuyos ancestros fueron nómadas pero


que actualmente son agricultores sedentarios. Fernea comenta que “la
organización tribal y las relaciones entre los miembros de la tribu y
otras secciones de la comunidad Daghghara, reflejan de muchas
formas los ajustes necesarios por una dependencia relativamente
reciente en la agricultura de riego” (1959: 2). En tiempos recientes,
hasta 1919, la población que vivía en la cuenca del Daghghara estaba
relativamente libre de interferencias o controles externos. Hasta 1922
el riego a partir del cauce del Daghghara se realizaba de acuerdo con
tradiciones locales e involucraba una tecnología relativamente
sencilla; el Estado no interfería en estos asuntos. A partir de 1922 el
canal de Daghghara pasa al control del Estado, y la reglamentación del
reparto del agua se ha convertido en una de las principales
responsabilidades de la administración gubernamental en la localidad
(Fernea, 1959: 194). De hecho la expansión del control del gobierno
sobre el riego ha sido importante “para integrar a la región de
Daghghara en la administración central de la nación” (Fernea, 1959:
42).

Cuando los británicos reconocieron la zona en 1918 “encontraron


sobre las márgenes del Daghghara una multitud de pequeños canales
de riego”. Estos canales pertenecían a grupos que vivían a lo largo del
Daghghara; frecuentemente para llevar el agua a los canales
secundarios se hacían represas temporales en el río (Fernea, 1959: 42-
43). Fernea describe la situación como sigue (1959: 43-44)

... los agricultores de aguas arriba a veces retienen el agua como


una medida punitiva contra sus vecinos de aguas abajo; algún
arreglo para el uso común del agua disponible puede haber
20 Aventuras con el agua

existido durante períodos de relaciones amistosas entre los


grupos de agricultores. Pero ningún control central del abasto de
agua existió hasta la llegada de los británicos; el reporte
unánime de informantes de la región de Daghghara es que hasta
1922 tomaban agua del canal como les placía.

En tiempos recientes una confederación de grupos tribales llamados El


Agra vivían aguas arriba del cauce del Daghghara; uno de estos
grupos tribales eran los El Shabana. Otro grupo de tribus llamados
‘Afaq vivían aguas abajo. Los dos grupos tribales eran hostiles y se
dice que los El Agra a veces represaron el Daghghara, cortando el
suministro de agua a las tribus de aguas abajo. Los El Agra ocuparon
aproximadamente una franja de 15 millas a lo largo del Daghghara;
parece que a veces peleaban entre ellos. No hay evidencia de
actividades conjuntas que pudieran haber unido a los El Agra, aún
temporalmente, con grupos de aguas abajo (Fernea, 1959: 195-196).
Fernea comenta que “la historia del canal Daghghara, en el siglo XIX
y a principios del XX, sugiere que las peleas en torno al suministro de
agua y el abandono y reocupación de tierras puede haber acompañado
a períodos de escasez de agua” ocasionados por cambios en los cauces
principales (1959: 42).

El nivel más inclusivo de pertenencia tribal en el área de Daghghara es


el sillif. El Agra es uno de estos sillif, con los El Shabana
conformando uno de sus 12 principales segmentos (Fernea, 1959: 72,
76, 84, 196). El sillif es “la comunidad jurídica nativa más amplia”
(Fernea, 1959: 85). Al interior del sillif las tradiciones compartidas se
utilizan para dar fin a vendetas y peleas, aunque el arreglo de muchas
disputas es frecuentemente un proceso largo (Fernea, 1959: 85-86).
Los segmentos del sillif están localizados, y se dice que sus miembros
están emparentados vía paterna a través de vínculos que se cree son
demostrables. Un segmento de este tipo se llama un ashira. Al interior
del ashira hay segmentos aún más pequeños, siendo el segmento
“primario” un linaje localizado organizado en torno a un grupo de
parientes agnáticos, que usualmente viven en la misma aldea. Hay una
tendencia hacia la endogamia al interior de la aldea; el matrimonio
preferencial es con la hija del hermano del padre (Fernea, 1959: 72-
Variaciones en la respuesta social 21

84,196).

El shaykh de los El Shabana es también el líder de todo el sillif de los


El Agra, la población total incluía 5,000 hombres adultos en 1919
(Fernea, 1959: 67, 87). Los vínculos a nivel del sillif son débiles y,
como Fernea lo pone “la persuasión más que la coerción parece haber
sido el factor más importante para determinar las relaciones al interior
del sillif”, o en otros términos “el ideal cultural de igualdad entre [...]
segmentos tribales estructuralmente iguales se realiza con mayor
claridad” al nivel del sillif (1959: 89). El ashira también es una
“comunidad jurídica”, pero una donde el shaykh puede forzar a los
disputantes a zanjar sus diferencias bajo ciertas circunstancias. El
mudif del shaykh, una especie de edificio tribal público, es el centro de
actividades religiosas, sociales y jurídicas para el ashira, y también
tiene una cualidad sagrada, siendo el lugar donde los “juramentos
fuertes de venganza o paz se realizaban” (Fernea, 1959: 93-95).

Las tierras de los El Shabana son compactas y contiguas.


Aparentemente la tierra nunca se consideró que perteneciera al ashira
como un grupo corporado, sino más bien a segmentos por debajo del
nivel ashira; el shaykh no distribuía tierra a los miembros de la tribu.
Los informantes El Shabana afirman que cuando el área fue ocupada
por primera vez, ellos eran lo suficientemente fuertes como para tomar
lo que querían de las otras tribus, y no se suscitaban pleitos entre ellos.
Además, afirman que durante los 80 años que han ocupado esta tierra,
las cantidades relativas controladas por cada segmento principal del
ashira han cambiado mediante peleas, pero que ninguna otra forma de
redistribución ha tenido lugar (Fernea, 1959: 101). La tenencia de la
tierra a nivel de aldea es frecuentemente común, tal propiedad en
común generalmente sigue las relaciones de parentesco. La propiedad
en común no es, sin embargo, una meta deseada; los miembros de la
tribu expresan una preferencia por la propiedad individual. Fernea
cree que la propiedad en común existe en tantos casos porque evita
que “parcelas de tierra sean subdivididas en parcelas demasiado
pequeñas para ser cultivadas o que no tengan acceso al agua” (1959:
105). (La mitad de las tierras no se cultivan ya que generalmente se
dejan en descanso un año [N. del T. el cultivo es de año y vez]). Como
22 Aventuras con el agua

Fernea indica (1959: 105):

... los hombres pueden haber vendido parte de sus tierras al


shaykh o a sus parientes (los únicos otros miembros de la tribu
que tenían capacidad para comprar tierra) pero usualmente han
conservado algunos pedazos de tierra. Así, aunque la tierra que
sus hijos hereden puede ser insuficiente para su sostenimiento,
podrán cuando menos llamarse ‘terratenientes’.

Esto evidentemente ha ocurrido en una serie de casos, ya que la


mayoría de los El Shabana no pueden subsistir únicamente con el
cultivo de sus parcelas. Pero “la propiedad de algo de tierra pone a los
miembros de la tribu por arriba de los fallahin sin tierra” (Fernea,
1959: 49, 101, 105, 108).

Una de las razones por las cuales la mayoría de los miembros de la


tribu no pueden subsistir mediante el cultivo de sus parcelas es que
durante los últimos 20 años la salinización y el empantanamiento han
convertido en incultivable a un tercio o hasta una mitad de las tierras
de los El Shabana. Otra de las razones es el cese de las
redistribuciones periódicas de tierra entre segmentos de la ashira, que
anteriormente resultaban de las peleas al interior de la tribu. Tales
‘revoluciones’ eran evidentemente frecuentes y daban por resultado
que periódicamente distintos segmentos obtenían control de la mayor
porción de tierra de la tribu, con el jefe del segmento convirtiéndose
en el shaykh de la tribu. Tales ‘reajustes’ en la tenencia de la tierra
fueron prohibidos por los británicos que reconocieron al entonces
shaykh como el jefe legítimo de la tribu. Cualquier intento para
reemplazar al shaykh a partir de una alianza con otros segmentos, tal y
como ocurría en el pasado, fue efectivamente impedido por la
interferencia de los británicos (Fernea, 1959: 108-110. 114).

En 1958 el shaykh de los El Shabana, hijo de aquél [que fue


reconocido por los británicos como el jefe legítimo], poseía junto con
su linaje inmediato, probablemente cinco o seis veces más tierra que
cualquier otra subsección de los El Shabana (Fernea, 1958: 110, 124).
El shaykh y sus parientes son los únicos miembros de los El Shabana
Variaciones en la respuesta social 23

que han sido capaces de aumentar sus posesiones de tierra, desde que
las peleas por tierras fueron prohibidas; ellos han estado comprando
tierra a los miembros de la tribu en cantidades significativas desde el
levantamiento catastral de los años 1940. Estas ventas, junto con la
disminución de la fertilidad de la tierra, han forzado a más y más
hombres a trabajar como arrendatarios o como trabajadores urbanos
durante parte del año. Fernea afirma que (1959: 110): “Hoy en día
como 85% de los miembros de la tribu El Shabana depende para sólo
una fracción de su subsistencia en el cultivo de sus propias tierras.” Es
posible que esta situación haya mejorado hasta cierto punto a partir de
1958 (Fernea, 1959: 110). Las propiedades más extensas del linaje del
shaykh, ahora protegidas de la usurpación por otros segmentos de la
tribu, ha dado a su linaje una posición dominante en la tribu. Los
grupos de linaje localizados que tienen tierras en común, ya no son de
ninguna manera iguales desde un punto de vista estructural. Pero los
miembros de la tribu todavía se refieren a sí mismos como iguales
(Fernea, 1959: 70-71, 113-114).

Así mientras las condiciones de un gobierno nacional débil


prevalecieron bajo la administración turca, los opuestos
complementarios al interior de la organización tribal de los El
Shabana parecen haber prevalecido. Las alianzas entre las
subsecciones podían derrocar, y efectivamente lo hacían, a shaykhs y a
sus grupos de linaje, y el liderazgo pasaba de un segmento de la tribu
a otro. En el curso de estos cambios, el control sobre la tierra también
cambiaba al interior de la tribu. Desde 1922 cuando los británicos
establecieron una administración central más fuerte, el gobierno
exitosamente evitó el “constante reagrupamiento de fuerzas al interior
de la tribu”, antes prevaleciente. El shaykh de entonces fue reconocido
y apoyado, y se suprimió la posibilidad de que se usara la fuerza de las
armas contra él. Al mismo tiempo el gobierno central tomó el control
de los principales cursos de agua e instituyó un sistema de reparto del
agua para riego (Fernea, 1959: 197).

Anteriormente obtener agua y defender tales apropiaciones contra las


objeciones de otras tribus, junto con la excavación y mantenimiento
de canales subsidiarios habían sido actividades tribales importantes.
24 Aventuras con el agua

Fernea nota que “una cantidad suficiente de agua tenía un efecto


positivo general en la unidad tribal”. La escasez de agua parece haber
tenido el efecto contrario. A la vuelta del siglo la tribu sufrió una
desagregación [disruption] por una tal escasez. Varios segmentos de la
tribu abandonaron sus tierras durante este período para volver al
pastoreo de borregos o para buscar tierra en otro sitio. Durante este
período el puesto de shaykh fue tomado por el actual linaje dominante
en una ‘revolución’, y se apropiaron de las tierras abandonadas por los
otros segmentos tribales. Cuando se restableció el abasto de agua del
Daghghara, se había iniciado la ocupación británica de la zona. Los
británicos impidieron cualquier intento de ‘auto ayuda’ para la
‘redistribución’ de las tierras en la manera tradicional. Con la
administración central de los cursos de agua, “hoy en día las
actividades principales, asociadas con el riego, son efectuadas por
hombres de linajes localizados que cavan y mantienen los canales que
actualmente se alimentan por medio de un dicto desde el canal del
gobierno” (Fernea, 1959: 197-198). El reparto del agua entre estos
hombres es su responsabilidad; cualquier disputa entre ellos se
resuelve, si es posible, dentro del grupo local. Pero tales conflictos
también pueden ser llevados al shaykh o a los administradores locales
designados por el gobierno central. En esta situación el ingeniero de
riego local parece estar jugando un rol no oficial adjudicativo de
creciente importancia (Fernea, 1959: 26, 42, 1123-124, 137-141, 151-
192, 197-199).

Antes del establecimiento del control británico sobre los cursos de


agua irakíes, los miembros de la tribu El Shabana podían y de hecho
tomaban agua del Daghghara cuando la necesitaban. “Los miembros
de la tribu insisten en que no había problema para dividir el agua entre
los miembros de la tribu El Shabana, simplemente tomaban el agua
cuando se necesitaba y la conservaban mientras pudieran defender sus
represas temporales” (Fernea, 1959: 198). La responsabilidad primaria
del shaykh parece haber sido la, defensa del abasto de agua y de las
tierras de la tribu y no la dirección de las obras de riego. Canales de
tamaño impresionante [N. del T. en otras partes dice que es un
pequeño sistema de canales a partir del cauce del río] “no se
Variaciones en la respuesta social 25

construían en una estación, sino que se extendían gradualmente [de


año en año] siguiendo las depresiones naturales”, creadas por el agua
cuando fluía alejándose del cauce del río, este cauce se encuentra
normalmente a un nivel más alto que las tierras circundantes [N. del T.
sic, posiblemente son tierras planas en las que el río sale de la madre o
cauce y se desparrama hacia las tierras ribereñas] (Fernea, 1959: 139-
140, 142-143, 198-199).

Fernea comenta que si su análisis de la autoridad tradicional del


shaykh es correcta “es difícil ver cómo el riego jugó un papel
importante en su desarrollo”, excepto en la defensa del suministro de
agua o en los intentos agresivos para aumentarlo. El shaykh era
respetado “principalmente por aquellas cualidades que sólo pueden ser
demostradas en el curso de la guerra” (Fernea, 1959: 199-200).

Fernea concluye de la siguiente manera:

El hecho de que hoy en día las disputas entre los miembros de la


tribu sean frecuentemente llevadas al shaykh puede ser en gran
medida un reflejo de que la administración gubernamental en la
región aún es considerada como opuesta a los intereses de la
tribu. Aunque la popularidad personal del shaykh está
disminuyendo, aún es más seguro para los miembros de la tribu
llevarle sus argumentos que arriesgarse a las multas o
encarcelamiento por llevar sus disputas a los burócratas. Al
mismo tiempo, el ingeniero de agua local reporta que el número
de problemas que le traen diariamente ha aumentado, y dice que
los miembros de la tribu frecuentemente prefieren soluciones a
problemas con base en ‘razones técnicas’ que decisiones con
base en la tradición.

En tales circunstancias es posible sugerir que el riego podría


proporcionar una importante base para la integración de la
población rural en el patrón de autoridad del sistema estatal.
Este proceso podría quizá haber sido más claramente
demostrable en la región del Daghghara si la política establecida
por el gobierno no dependiese de la utilización de la autoridad
26 Aventuras con el agua

del shaykh para el gobierno indirecto.

Compartir un curso natural de agua puede ser una circunstancia


divisiva, y no hay nada que sugiera que alguna vez los usuarios
del canal Daghghara hubieran cooperado en su uso. Además, los
cursos artificiales de agua parecen haber sido utilizados por un
número relativamente pequeño de agricultores. No hay
indicación de que tales canales se extendiesen más allá de los
confines de un pequeño número de miembros de un segmento
tribal. Una vez que la autoridad central se estableció, sin
embargo, el control sobre el riego parece ser un medio por el
cual la autoridad tradicional puede ser desplazada. Que este
proceso ha sido tan poco evidente en la región Daghghara se
puede deber a la misma política de la autoridad central.

6. La Tribu Nahid del Hadhramaut en el Protectorado de Adén, Sur


de Arabia

Los Nahid son una tribu semi autónoma de árabes, estudiados por
John Hartley en 1959 y 1960 (Hartley, 1961). Los Nahid tienen una
población aproximada entre 6,000 a 8,000 habitantes pero no ocupan
un territorio contiguo (Hartley, 1961: 4, 29-30). La concentración más
grande, con un número aproximado de 2,000, vive en Wadi al-Kasr,
uno de los wadis subsidiarios que llevan al Wadi Hadhramaut
(Hartley, 1961: 38; comm. pers. 1961). Ocupan la mayor parte de un
pequeño valle, con aproximadamente unos 1,000 a 1,200 acres bajo
cultivo con riego; pero no son los únicos habitantes (Hartley, 1961: 33
mapa IV; comm. pers. 1961). Los cultivos principales son el sorgo, las
palmeras datileras y el trigo (Hartley, 1961: 37). Los Nahid son una
sociedad segmentaria extremadamente inestable “caracterizada por
vínculos diversos [cross-cutting] de parentesco, lealtades y alianzas
políticas, y localidad” (Hartley, 1961: 4). Los pueblos tienden a ser
pequeños, con una población total de 50 a 100 habitantes. Están
“siempre asociados con linajes agnáticos y están organizados en torno
a núcleos agnáticos de 5 a 20 o más hombres adultos ... [pero] otros
miembros de tribus Nahid o no-Nahid pueden vivir ahí también, y
algunos miembros del linaje pueden vivir en otra parte” (Hartley,
Variaciones en la respuesta social 27

1961: 35-36).

Los Nahid de Wadi al-Kasr hacen uso de un sistema extenso de obras


de bordos de tierra para el riego de inundación [N. del T. riego a partir
de retención de aguas torrenciales o de cauces intermitentes basados
en la temporada de lluvias, conocidos en partes de México como
‘aguas broncas’]. Estas obras no fueron construidas por los Nahid,
más bien las encontraron allí cuando los Nahid ocuparon por primera
vez el Wadi al-Kasr. Se cree que tienen cuando menos 100 años y que
fueron construidas y mantenidas por gente del ‘principado de Kindah’
que se cree controlaron el Hadhramaut en varios momentos entre los
siglos VI al XV (Hartley, 1961: 38). Los bordos de tierra mencionados
son enormes y reforzados con piedra, los bordos de los canales tienen
una altura de seis a ocho pies y frecuentemente son lo suficientemente
anchos para que dos o tres hombres caminen del brazo por ellos. Los
Nahid toman agua de estos canales principales a través de una serie de
canales secundarios, cada uno de ellos alimenta un pequeño sistema
de riego que surte de agua a las tierras de un solo poblado o, a veces,
de varios poblados (Hartley, 1961: 39, 41).

A pesar del hecho de que el mantenimiento del sistema de riego es un


asunto local de cada poblado, y de que no existe un convenio para el
mantenimiento de los canales principales, aún no ha ocurrido un
colapso técnico serio del sistema, aunque actualmente hay amenaza de
uno. Es cierto que un número creciente de campos han tenido que ser
abandonados, pero, hasta hace poco, los aguaceros que provocan
inundaciones han producido suficiente agua para suficientes tierras
como para proveer de alimentos a la población de Wadi al-Kasr y a
sus animales domésticos (Hartley, 1961: 41-42; comm. pers. 1961).
No obstante Hartley señala que (1961: 42): “No hay ningún principio
organizacional entre la comunidad Nahid para movilizar grandes
grupos de hombres que reparen y mantengan las obras de riego”.

Hartley (1961: 49-52) discute la tenencia de la tierra y los derechos de


agua en la agricultura en los términos siguientes:

Los derechos a las cosechas, a la tierra y al agua son


28 Aventuras con el agua

necesariamente vagos y frecuentemente se contradicen entre sí.


Los individuos siempre están presentando reclamaciones --
después de todo a lo mejor pueden conseguir algo. Los
miembros de la tribu no tienen normalmente derechos de
propiedad sobre tierra. En su lugar tienen derechos a cultivar
ciertas parcelas de tierra... En principio, un individuo no pierde
sus derechos de cultivar cuando no los ejercita. Puede dejar
parcelas sin cultivar por algún tiempo y todavía mantener el
derecho de cultivar esas parcelas. Sin embargo, el no cultivar
implica, en el largo plazo, la pérdida de derechos.

Los derechos al agua están asociados con los derechos a cultivar


ciertas parcelas. El conjunto de las tierras del linaje, agrupadas en
torno a su comunidad de ‘origen’, se riegan por un determinado canal,
cuyos derechos generales están implícitos en una serie de costumbres
correspondientes a ese canal. Toca a los miembros del linaje vigilar
que sus tierras reciben la cantidad de agua a la que tienen derecho por
costumbre. Deben estar alertas para que los miembros de otros linajes
cuyos pueblos comparten el mismo canal no vayan minando sus
derechos. Igualmente, cada parcela de las tierras del linaje toma el
agua de subcanales y canales de alimentación específicos. Y cada
individuo debe vigilar para asegurar de que ninguno de sus
compañeros de linaje esté tomando agua de su agua.

La herencia es fragmentaria, esto es, los derechos a la tierra se dividen


entre los hijos varones por igual ... así que parecería que a través del
tiempo las dotaciones individuales aumentan en número pero
disminuyen en valor. De hecho no es el caso. Las posesiones
individuales aumentan y disminuyen, pero no decrecen
constantemente ... En un momento dado hay diferencias en el tamaño
de las unidades domésticas y diferencias en la riqueza relativa, pero
éstas no son usualmente muy grandes y en la mayoría del los casos
ningún individuo se queda con tan poca tierra que no la pueda
trabajar.

Funciona de la siguiente manera. En un dado momento hay una


cierta cantidad de reclamos sobre la misma tierra,
Variaciones en la respuesta social 29

principalmente sobre tierra que no ha sido cultivada por algún


tiempo ... Un miembro de la tribu decide que necesita cultivar
más tierra y simplemente siembra en una parcela o parcelas sin
cultivar. Probablemente otro, que dice tener un derecho anterior,
va a reclamarle. No importa. Quizá el reclamante no va a insistir
o puede ser convencido [si no] ... puede iniciarse una disputa
seria, con muertos de por medio. Pero normalmente el asunto se
lleva ante un jefe tribal antes de desembocar en disputas tan
serias. Entonces está en las manos de Alá y el jefe. Cualquiera
de los dos en disputa puede ganar. Este es el tipo de riesgo que
toma un nuevo agricultor. Si es lo suficientemente persistente,
puede salirse con la suya y quedarse con la tierra. Entonces
habrá establecido derechos sobre tierras nuevas que puede pasar
a sus hijos --si ellos son capaces de mantener los derechos.

No es difícil entender porqué las disputas sobre la tierra, las cosechas


y el agua son frecuentes en la sociedad Nahid. Tales disputas son
descritas por Hartley como “un elemento esencial del sistema
económico y ... político” de los Nahid. La forma como manejan los
Nahid estas disputas constituye una buena parte de su argumento.
Hartley afirma (1961: 53):

Sólo a través de la disputa se pueden presentar y validar los


reclamos, pero las disputas deben ser constreñidas para permitir
a la gente continuar con sus actividades de mantener los canales
de riego, y sembrar, cuidar y cosechar sus campos. Las disputas
son constreñidas por la contra-posición [counter-position] y la
alineación de grupos en la esfera política, y mitigadas por la
intervención de jefes tribales como árbitros y jueces. Las
disputas dan a estos jefes su razón de ser y los provee con un
ingreso adicional [bread and butter] o, como dicen los Nahid, su
‘café’.

Los Nahid se caracterizan por un sistema de jefatura dual, con


facciones opuestas cristalizadas en torno a los dos jefes hereditarios,
cada uno de los cuales afirma que es el ‘padre’ y único líder de todos
los Nahid y ve al otro como un impostor (Hartley, 1961: 5, 87 y ss,
30 Aventuras con el agua

111). Hartley comenta sobre la situación como sigue (1961: 5): “La
pertenencia a estos bloques es muy fluida y, en un momento dado,
sólo unos pocos miembros de la tribu están comprometidos con uno u
otro de los jefes. El tema básico de la política Nahid son los intentos
de uno y otro jefe de mantener y aumentar el número de sus
seguidores”.

Estos jefes o hakims se ocupan principalmente en el arreglo de


disputas de todo tipo, siguiendo la costumbre tribal. El mayor número
de disputas ocurre en los momentos críticos del ciclo agrícola,
entonces los dos hakims juegan el rol de encontrar litigios [ambulance
chaser]. En estos períodos los dos hakims se pasan la mayor parte de
su tiempo dirigiéndose a y visitando pueblos distantes cuyos
pobladores son miembros de la tribu “cuya lealtad no está firmemente
comprometida”. A este esfuerzo se le llama ‘viendo la agricultura’ y
una de sus funciones primarias es hacer accesibles a un gran número
de miembros de la tribu a los dos hakims opuestos, durante los
períodos en que es muy probable que surjan las disputas (Hartley,
1961: 143-144; comm. pers. 1961).

Al discutir las actividades rivales de los dos hakims principales


[senior] de los Nahid, Hartley argumenta que “los reclamos
mutuamente excluyentes de los dos hakims tienen sentido cuando se
toman juntos ya que, de hecho, todos los miembros de la tribu Nahid
necesitan de ambos”. Al interior de la tribu, el hakim que uno
reconoce como su jefe puede servir de juez en las disputas en las que
esté involucrado. Al mismo tiempo, el hakim que no es reconocido
como tal puede ser llamado a servir de juez en una disputa entre tribus
ya que no se considerará como una parte interesada en la disputa. Este
último tipo de disputas también son frecuentes, aun en asuntos que
conciernen a la agricultura, ya que aunque los Nahid son la mayor
parte de la población en su pequeño valle, los miembros de otras
tribus también viven en el valle (Hartley, 1961: 36, 105-107, 111 y ss,
119, 124-125, Mapa IV, [33]).

Hartley describe a la sociedad tribal Nahid como “de dos cabezas” y


cree que esta forma de organización política se encuentra extendida en
Variaciones en la respuesta social 31

el Hadhramaut (1961: 194 y ss). Describe este fenómeno como sigue


(1961: 194-196):

La tribu Nahid es ... una comunidad bicéfala con la autoridad


política investida en una jefatura dual que por datos
genealógicos ha sido viable en esta forma cuando menos unas
diez a once generaciones esto es unos 300 años .... La jefatura
dual funciona bastante bien para los Nahid y ... parece un
arreglo bastante sensato para esta clase de comunidad.
Ciertamente parece ser la única forma de organización política
apropiada para los Nahid. La tribu está dispersa y mezclada con
otras tribus. No se moviliza como una unidad para la guerra o la
defensa. Es virtualmente imposible aún movilizar elementos
importantes de la tribu para la guerra. Los jefes son
primordialmente jueces y no se espera que sean líderes en la
guerra.

La presencia de dos hakim ‘principales’ es más que sensato; es


necesario. Cada uno reclama la autoridad única sobre la tribu y
consecuentemente se forman bloques de linajes que siguen a
uno y otro. Esto permite a cada linaje situarse en una posición
estructuralmente distante en relación con uno de los hakims al
afirmar que reconocen al otro y pertenecen, por el momento, al
otro bloque. Así en disputas con otras tribus un hakim Nahid
puede actuar para cada linaje Nahid y ser aceptable al grupo
opuesto de la otra tribu.

Similarmente al interior de la tribu una disputa entre dos clanes


sería insoluble por cualquiera o por ambos de los dos hakims del
clan, ninguno de los cuales sería aceptable para los hombres del
otro clan. Debe haber al interior de la tribu por lo menos un
hakim que sea estructuralmente mayor a todos los hakim de los
clanes como tales, pero como debe estar asociado a su propio
clan, no podría arreglar disputas entre los miembros de su clan y
otros clanes. Esta dificultad es enfrentada al tener dos hakim
principales dentro de un clan, el clan ‘principal’ [senior]. La
formación de dos bloques dentro de la tribu, enfocada en la
32 Aventuras con el agua

división fundamental al interior del clan ‘mayor’ permite a cada


Nahid acceso a un hakim que es estructuralmente distante y que
puede actuar por él en disputas con otros clanes ...

Esta claro por el relato de Hartley que la sociedad Nahid es


excepcionalmente conflictiva y que una fuente mayor y continua de
conflicto se encuentra en el sistema de riego y en la incapacidad de los
agricultores involucrados de institucionalizar un sistema de reparto
que pueda contener estas fuentes de conflicto. Una ilustración de esto
es el conflicto que irrumpió en el Wadi al-Kasr en 1918 y que duró
hasta 1936. Este conflicto originalmente se desarrolló a partir de un
pleito por derechos de tierra y agua al interior del clan ‘principal’ de
los Nahid. Tales disputas son virtualmente imposibles de solucionar
en la sociedad Nahid, ya que ambos hakims ‘principales’ quedan
involucrados y, en la práctica, no hay un mediador mutuamente
aceptable para ambos (Hartley, 1961: 106, 125, 189).

Este conflicto en particular se hizo muy serio cuando dos hombres


fueron asesinados bajo circunstancias que virtualmente forzaban a los
dos hakim ‘principales’ y a sus seguidores a iniciar una vendetta
mayor. Con los partisanos de ambos hakim ‘principales’ del clan
‘principal’ involucrados, la tribu entera gradualmente se involucró.
Las peleas se extendieron y los asesinatos continuaron
esporádicamente por los siguientes 18 años, sin nadie en la sociedad
Nahid capaz de detenerlo (Hartley, 1961: 189, 191). Durante el curso
de esta vendetta, se cavaron trincheras desde las afueras de los
poblados hasta los campos de cultivo en algunas comunidades, para
que las actividades agrícolas pudiesen continuar con alguna seguridad.
Algunas de estas trincheras tenían hasta siete pies y todavía existen
(Hartley comm. pers. 1961). El conflicto finalmente concluyó gracias
a un foráneo, W. H. Ingrams que entonces era el Primer Oficial
Político. El arreglo al que llegó fue parte de un arreglo general que
llevó la paz a todo el Hadhramaut y se conoció como la Paz de
Ingrams (Hartley, 1961: 191). Al comentar sobre el conflicto Hartley
señala (1961: 191-192):

Había una situación altamente peligrosa para la comunidad


Variaciones en la respuesta social 33

Nahid. Todo el sistema de control social estaba amenazado y


parecía que no había forma de parar o contener el conflicto. Este
era insoluble en el marco de la tribu, ya que los dos hakim
‘principales’ estaban muy involucrados y opuestos el uno al
otro. Aunque ellos mismos no estuviesen de hecho involucrados
en la pelea, sus linajes lo estaban. Podía únicamente ser
contenido por la intervención de autoridades de fuera. La paz
establecida estuvo respaldada por autoridades civiles ... Ingrams
fue capaz de terminar las hostilidades en el Wadi al-Kasr, y en
otras partes, porque los miembros de la tribu querían la paz y
porque las autoridades británicas claramente tenían el poder de
efectuar su establecimiento por la fuerza, si necesario.

Anteriormente hombres santos intervenían en las disputas, invocando


presiones religiosas y otras en un esfuerzo para juntar a las partes
disputantes y permitir a los jefes llegar a una adjudicación. Las
autoridades civiles evidentemente han tomado esta responsabilidad
desde 1936 (Hartley, 1961: 192).

Hartley teme que el Wadi al-Kasr está actualmente amenazado con


una repetición del conflicto de 1918 y de consecuencias
incontrolables. Como hemos visto, el sistema de riego ha estado
deteriorándose más y más. Cuando Hartley dejó el Hadhramaut este
deterioro progresivo estaba empezando a interferir seriamente con la
agricultura; sin embargo era imposible llegar a un arreglo para
efectuar aún reparaciones mínimas (Hartley comm. pers. 1961).

7. Valle de Teotihuacán, Cuenca de México, México

El sistema de riego del Valle de Teotihuacán provee un abasto


insuficiente de agua para aproximadamente unos 9,500 acres (3,800
hectáreas) de tierra regada. Cuando se estudió en 1957 y 1959 tenía
una población total de unos 25,000 habitantes, de los cuales 15,000
vivían en 15 comunidades abastecidas por el sistema de riego (Millon,
Hall y Díaz 1962). El cultivo principal de subsistencia en el valle es
maíz; el cultivo comercial principal es alfalfa. El actual sistema de
riego se creó por el gobierno federal hace unos 35 años, después de la
34 Aventuras con el agua

expropiación de los derechos en tierras y aguas de la hacienda. Los


manantiales de la parte noreste del valle proveen la mayor parte del
agua para riego. El gobierno federal determina todos los asuntos que
conciernen al reparto del agua en el sistema; un cuerpo electo
localmente administra el sistema. A nivel de la comunidad el agua se
reparte a individuos con base en arreglos tradicionales.

El sistema ha estado plagado de conflictos entre regantes de aguas


arriba y aguas abajo, ya que hay un abasto insuficiente para las
necesidades mínimas de todos. Conflictos abiertos han estallado en
varias ocasiones, requiriendo la intervención del gobierno federal. Las
disputas sobre las necesidades en conflicto de usuarios de aguas arriba
y aguas abajo, entre pequeños y grandes terratenientes, y otras tales
divisiones han debilitado a tal punto al valle, que su población ha sido
incapaz de efectivamente resistir una nueva regulación del agua que el
gobierno federal impuso recientemente. El nuevo reglamento es
totalmente inmanejable desde el punto de vista del poseedor de una
pequeña parcela o parcelas; es manejable y razonable sólo para los
que tienen más tierras.

El sistema del valle de Teotihuacán, marcado por conflictos cada vez


más severos, es en breve un sistema centralizado creado y supervisado
por el gobierno federal, donde los procedimientos de reparto nunca
han sido adecuadamente institucionalizados.

DISCUSIÓN

Dos de las sociedades tratadas involucran sistemas de riego a nivel de


una sola comunidad --los Sonjo y Pul Eliya; cuatro involucran
sistemas multicomunitarios --el sistema de los doce pueblos, El
Shabana, los Nahid y Teotihuacán; y el séptimo --Bali-- no se puede
clasificar en estos términos. En tres de estas sociedades el agua la
reparten autoridades centrales --Sonjo, El Shabana y Teotihuacán; en
tres otras el reparto del agua está básicamente descentralizado --Doce
Pueblos, Nahid y Bali; y en todavía otro caso, Pul Eliya, hay cambio:
un tercio del poblado recibe agua de canales de riego donde la
propiedad de los canales es compartida por la mayoría de los
Variaciones en la respuesta social 35

pobladores y el agua se distribuye a través de un sistema de reparto


tradicionalizado muy intrincado; las tierras restantes reciben agua de
canales privados nuevos.

El cuadro de población, acres de tierra regada y naturaleza del sistema


de reparto en estas siete sociedades es relevador. (Ver Cuadro núm. 1
Población, acres de tierra regada y naturaleza del sistema de reparto).

Cuadro núm. 1. Población, acres de tierra regada y naturaleza del


sistema de reparto.
caso población acres regados sistema de
reparto

Pul Eliya 146 136 parcialmente


descentralizado
fuertemente
tradicionalizado
Sonjo (Kheri) 650 700/800 centralizado
Nahid 2,000 1,000/1,200 descentralizado
El Shabana 2,500/4,500 8,300 mayormente
centralizado
Bali (Blaju) 5,500/7,500 3,000/4,000 descentralizado
fuertemente
tradicionalizado
Teotihuacán 15,000 9.500 mayormente
centralizado
Doce Pueblos 30,000/50,000 o 13,600 descentralizado
más ? fuertemente
tradicionalizado

Está claro que no hay una tendencia simple donde la centralización de


la autoridad sobre el reparto de agua aumente con el tamaño del
sistema o la cantidad de personas involucradas.

En los tres casos donde la autoridad sobre el reparto del agua está
centralizada, podemos distinguir importantes diferencias en términos
del locus [locus] de autoridad y el desarrollo del sistema de reparto.
Entre los Sonjo la autoridad para repartir el agua es ejercida por una
figura interna política. Entre los El Shabana tal autoridad descansa en
una figura política externa (el ingeniero de riego representante local
del gobierno central) y los segmentos de linaje localizados, con el
shaykh tribal en absoluto involucrado en el proceso de reparto. En el
valle de Teotihuacán la autoridad sobre el reparto del agua está
ejercida casi totalmente por autoridades políticas externas
36 Aventuras con el agua

(representantes del gobierno federal).

Entre los Sonjo el sistema de reparto empleado parece haberse


desarrollado ahí, pero el sistema de reparto no necesariamente
depende de una autoridad central para una distribución ordenada. Si la
centralización de la autoridad que se ha desarrollado entre los Sonjo
está relacionada con el desarrollo del sistema de riego, no se sabe,
como hemos visto. Existe la posibilidad de que se desarrolló, en parte,
al menos, como respuesta al peligro permanente de las incursiones
militares Masai, y la necesidad de un sistema efectivo para hacer
frente a esta amenaza endémica.

Entre los El Shabana, el reparto del agua para propósitos de riego


estuvo descentralizado hasta el establecimiento de un fuerte gobierno
central a principios de los años 1920. Antes de esta fecha el shaykh era
una figura de autoridad importante en la tribu, pero no intentaba
interferir con el reparto del agua. Lo que sí hacia era encabezar la
defensa de los intereses tribales en tierra y agua, y también
encabezaba las empresas agresivas para aumentar o reforzar el
potencial agrícola de la tribu. Pero su autoridad venía principalmente
de su capacidad como jefe guerrero. Aunque también jugaba un rol
jurídico de alguna importancia, su autoridad no parece haberse
extendido a la operación cotidiana del sistema de riego. Parece posible
que antes el shaykh hiciese el llamado a la limpia de los canales
principales, ya que actualmente lo hace para la limpia de los canales
que riegan su propia tierra. Fernea comenta que la costumbre detrás de
estas movilizaciones temporales de mano de obra parece basarse en la
costumbre anterior que daba capacidad al shaykh de movilizar a los
miembros de la tribu con propósitos ofensivos o defensivos. El tiempo
total utilizado por los miembros de la tribu en la limpia de canales,
para el shaykh o para el gobierno central, es poco, unos siete u ocho
días por año (Fernea, 1961: 143-147).

Desde 1922 el gobierno central ha hecho reparaciones y mejoras en


los cursos de agua de la región y ha construido algunos canales
subsidiarios. Toda el agua de estos cursos de agua es repartida por el
ingeniero de riego representando al gobierno central. En las márgenes
Variaciones en la respuesta social 37

de los grandes canales de concreto se instalaron tubos, cada tubo de un


tamaño que permita una cantidad específica de agua fluir por él.
Fernea (1961: 151) comenta que “el tamaño del tubo está determinado
por el área de tierra que debe regar en relación con la cantidad total de
agua disponible del canal principal.” Después que el agua deja los
canales principales por estos tubos, el ingeniero de riego ya no se
preocupa o es responsable del reparto equitativo del agua entre los
agricultores. Esto es un asunto puramente local en el cual el ingeniero
de riego y/o el shaykh se involucran sólo en el caso de disputas que no
pueden ser zanjadas a nivel local.

En el valle de Teotihuacán el actual sistema de reparto inició con la


creación de un sistema unificado de riego en el valle a partir de la
expropiación de tierra y aguas de las haciendas. El riego tiene una
larga historia en el valle, y uno de los poblados actualmente tiene
derechos especiales de agua dada la evidencia documental que
indicaba que tales derechos habían existido antes. Aparte de esto el
sistema actual manifiesta poca continuidad institucional con el pasado,
ya que las haciendas se habían apropiado de casi todo el agua
disponible para riego en el valle durante el siglo XVIII. Así, el sistema
de reparto instituido por el gobierno federal, cuando los derechos de
agua y tierra se dieron a la gente del valle en los años 1920, no estaba
avalado por un sistema tradicional de reparto con provisiones
institucionalizadas para el arreglo de disputas intercomunitarias, tal y
como existe en el sistema de los Doce Pueblos del Japón. Sin lugar a
dudas ésta es una de las razones por las cuales el sistema de
Teotihuacán ha sido marcado por conflictos casi desde su inicio. Una
razón fundamental, claro, es que hay agua insuficiente en el sistema
para proveer a las necesidades legítimas de todos a los que abastece el
sistema. En respuesta parcial a los conflictos cada vez más severos
que han asolado al sistema, el gobierno federal promulgó un nuevo
reglamento de agua en 1959, que especifica la cantidad de agua que
cada dueño de parcela va a recibir al mes. En otras palabras, el nuevo
reglamento trata de determinar cómo va a ser repartida el agua al
interior de la comunidad, esto es cuántos repartos de agua deben
recibir los miembros individuales de la comunidad. Este grado de
38 Aventuras con el agua

control del gobierno central no se encuentra en ninguna de las otras


sociedades examinadas aquí. Por razones que no vamos a examinar
aquí, el nuevo reglamento, si entra en vigor, tendrá el efecto de obligar
a los poseedores de pequeñas parcelas a abandonar sus tierras por falta
de un abasto efectivo de agua de riego. Antes de la promulgación de
este nuevo reglamento, los repartos de agua se hacían por el gobierno
federal a unidades corporadas en el valle, y se les dejaba repartir esta
agua a su criterio.

En las cuatro instancias donde el reparto de agua está caracterizado


por la descentralización, el grado en que el sistema de reparto ha sido
tradicionalizado, y el grado en que figuras o cuerpos políticos externos
intervienen en el proceso varía. Pero en general parece que tal
intervención tiende a ocurrir sólo en momentos de crisis del sistema
local.

En sólo una de las sociedades analizadas --los Sonjo-- la


centralización de la autoridad posiblemente deriva de la práctica de la
agricultura. La otra posibilidad es que la autoridad central en los
pueblos Sonjo es una respuesta a los problemas enfrentados por los
saqueos constantes de los Masai. Posiblemente las dos condiciones se
reforzaron la una a la otra. Pero cualquiera que sea la explicación para
las condiciones entre los Sonjo, está claro que la autoridad central y la
práctica de la agricultura no están necesariamente relacionadas, aún en
sistemas de riego de un tamaño intermedio como el de los Doce
Pueblos en Japón. (Ver por ejemplo el comentario de Beals a este
respecto en el Symposium sobre las Civilizaciones de Regadío,
Steward et al [1955: 54])4.

Esto tiene implicaciones obvias para el arqueólogo o para cualquiera


que intente usar la evidencia arqueológica. Si hay evidencia
arqueológica para una ‘civilización del desierto’ u otros sitios de
práctica de agricultura de riego a partir de sistemas a pequeña escala,
no se puede inferir nada acerca de los arreglos políticos que pudieran
haber estado involucrados para convertirlos en algo viable. Bajo
ciertas circunstancias, es posible rastrear variaciones en el grado de
centralización y descentralización de la autoridad, como lo muestran
Variaciones en la respuesta social 39

los estudios detallados de Robert Adams en el sur de Irak (1962-b).


Pero aún aquí la conclusión más impresionante es la evidencia acerca
de la utilización por largos períodos, de amplias partes del Tigris y los
arroyos afluentes, por pequeños sistemas de riego locales que sólo
ocasionalmente fueron articulados para formar un sistema
relativamente unificado. Además, no es posible sacar ninguna
conclusión de esta evidencia arqueológica acerca de qué tan operativo
era el grado de centralización de la autoridad para el riego a nivel de la
comunidad. Woodbury ha demostrado esto muy bien en una revisión
de la irrigación Hohokam, y en su reporte sobre Point of Pines (1961-
a, 1961-b). También Adams en su trabajo sobre el sur de
Mesopotamia (1962-b). Y llegamos a la misma conclusión en nuestro
trabajo sobre Teotihuacán. (Ver también Adams, 1962-a).

La pregunta general sobre la relación entre sistemas de riego grandes


y el surgimiento de sistemas políticos centralizados no ha sido
discutida en este ensayo porque el tipo de evidencia examinado aquí
no está disponible para tales sistemas. (Para una evaluación reciente
de la evidencia arqueológica y de otro tipo sobre la relación entre
grandes sistemas de riego y la centralización del sistema político en
las sociedades antiguas de Mesopotamia, Egipto, Perú y Mesoamérica,
véase Adams [1960: 278-288]). Sin embargo en el sur de Irak la
evidencia de una relación inversa ha sido señalada. En la región del
Daghghara en el Eufrates Central, cauces de agua utilizados para riego
han pasado al control del gobierno central. El reparto de agua de estos
canales ha sido puesto bajo la jurisdicción del gobierno central. El
efecto neto ha sido la extensión de la autoridad del gobierno central
sobre los agricultores de riego de la región. Tenemos evidencia,
entonces, de que un sistema ya centralizado puede frecuentemente
utilizar las consecuencias benéficas de la racionalización de la
agricultura de riego a gran escala para extender su autoridad sobre el
campo. El Irak moderno y en menor medida el México moderno
proveen ejemplos de este proceso.

Hay otro aspecto de la práctica de la agricultura de riego que merece


atención, esto es, la problemática social planteada por los tipos de
agricultura de riego que hemos considerado en este ensayo. Tales
40 Aventuras con el agua

sistemas de riego involucran, simultáneamente, la imposición de la


necesidad de cooperación y la generación de fuentes fundamentales de
conflicto. Es un lugar común en los estudios de poblaciones que
practican la agricultura de riego enfatizar que la cooperación de
individuos o grupos de individuos es obligatoria para todos los
participantes en todos los sistemas exceptuando sólo los
extremadamente sencillos, si los involucrados pretenden realmente
recibir los beneficios inherentes en un sistema de agricultura de riego.
Y por supuesto que hay una buena razón para que esto se haya
enfatizado, porque aquí radica una diferencia fundamental entre la
práctica de la mayoría de los tipos de agricultura de riego y la práctica
de muchos tipos de agricultura de secano. Pero el corolario de esto se
enfatiza con menos frecuencia, marcadamente, que la práctica de la
agricultura de riego conlleva un fuerte potencial de antagonismo y
conflicto, y que es potencialmente una fuerza de desagregación.

En la mayoría de las sociedades que hemos examinado aquí el


entretejido de estos procesos es evidente. Pul Eliya, los Nahid, los El
Shabana y Teotihuacán son ejemplos particularmente claros. Por
ejemplo, al discutir Pul Eliya, Leach dice lo siguiente (1961: 9, 65):

La comunidad de Pul Eliya opera no sólo dentro de un marco


establecido de reglas legales, también existe en un medio
ecológico peculiar hecho por el hombre. La inflexibilidad de la
topografía --del agua, la tierra, el clima-- es ante todo la que
determina lo que la gente hace. Esta interpretación de las reglas
legales ideales está limitada en todo momento por algo tan
crudamente simple como que el agua se evapora y fluye hacia
abajo... Los individuos que trabajan la tierra abastecida por un
mismo canal tienen la obligación inescapable de cooperar. Este
hecho es una potente fuente de alianzas de amistad, pero es
también una fuente mayor de conflicto.

Y como hemos visto más arriba, Fernea al describir la situación de los


El Shabana antes de 1919 nos dice (1961: 200-201):

Compartir un curso natural de agua puede ser una circunstancia


Variaciones en la respuesta social 41

divisiva, no hay nada que sugiera que los usuarios del canal de
Daghghara hayan alguna vez cooperado para su uso... Una vez
que la autoridad central se estableció, sin embargo, el control
sobre el riego parecería ser una forma por la cual se pudiese
desplazar a las autoridades tradicionales.

Casi toda relación social que involucra la dependencia mutua es


ambivalente. Así es también en el caso de la práctica de la agricultura
de riego. La necesidad de cooperación involucra antagonismo,
conflicto y desagregación potencial. Las fuerzas divisivas pueden ser
tales que hacen imposible la práctica de la agricultura. Así parece
haber ocurrido cuando las tierras de la Hacienda de Arroyo de
Enmedio cerca de Guadalajara, México se dividieron en 1927 y se
dotaron en la forma de ejidos a un cierto número de agricultores de
distintas comunidades adyacentes. Las tierras que habían sido regadas
por la hacienda se dividieron entre los varios ejidos de estas
comunidades. Pero los miembros de las comunidades involucradas
fueron incapaces de actuar en concierto para mantener estas tierras
bajo riego. Como resultado, el sistema de riego cayó en desuso. Los
pobladores fueron incapaces de resolver los problemas planteados por
la necesidad de cooperación entre comunidades (May Díaz comm.
pers. 1961).

Ya que el potencial de doble filo inherente en la práctica de la


agricultura, como tales potenciales inherentes en muchas otras esferas
de la vida social, normalmente se nos manifiestan en una forma
razonablemente exitosa, no debe olvidarse que los intentos no exitosos
en tales ajustes también ocurren. Aunque el conflicto puede tener una
función cohesiva, vale la pena tener en cuenta que a veces no la tiene.
No parece estar jugando este rol en el caso del valle de Teotihuacán
hoy en día (Millon, Hall y Díaz 1962). Ni parece ser particularmente
iluminador ver como factor cohesivo el conflicto que permea la
sociedad Nahid en el Hadhramaut. Los Nahid viven bajo un sistema
político extremadamente inestable, la inestabilidad está acentuada, por
el requerimiento de una agricultura de riego sedentaria. Como hemos
visto, los conflictos por el agua entre los Nahid condujeron al
desarrollo de conflictos de grandes proporciones y de una naturaleza
42 Aventuras con el agua

estructural tal, que no pudieron ser contenidos por los Nahid mismos.
La intervención externa, con la amenaza del uso de la fuerza, fue
necesaria para resolver la disputa y evitar un colapso total del sistema
de riego. Esto sucedió en 1936, y el valle parece estar enfrentando otra
vez el prospecto de un colapso dada la imposibilidad de lograr
acuerdos para efectuar las reparaciones necesarias en el sistema de
riego.

Si el conflicto interno ha tenido consecuencias particularmente


divisivas entre los Nahid y en el valle de Teotihuacán, también existen
conflictos de proporciones serias en la mayoría de las otras sociedades
examinadas aquí. En un sistema tradicionalizado como el de los Doce
Pueblos, las disputas sobre el agua son frecuentes y el “desacuerdo
sobre el reparto de agua es un rasgo permanente de la administración
del sistema de los Doce Pueblos” (Eyre, 1955: 213). Pero tales
disputas normalmente pueden ser contenidas o canalizadas por el
sistema tradicional de reparto y adjudicación. La mayoría de las
disputas individuales surgen de necesidades diferentes, que a su vez
surgen de los distintos requerimientos de parcelas particulares. La
mayor disputa a nivel de sistema surge del problema común de
escasez de agua en las partes terminales del sistema. Como puede
esperarse, y como hemos visto en otras casos examinados aquí, los
conflictos más serios se desarrollan cuando hay una escasez severa de
agua (Eyre, 1955: 214; Bearsley, Hall y Ward, 1959: 132-138). El
extenso impacto de esta escasez entre los El Shabana, a principios de
siglo, ya ha sido notado. En Pul Eliya, el sistema tradicional de reparto
en el Campo Viejo, por su naturaleza extraordinariamente equitativa,
minimiza disputas y, simultáneamente, su extraordinaria complejidad,
evita intentos de modificarlo. Esta situación ha sido alterada por el
desarrollo de nuevas categorías de tierra hacia abajo y adyacentes al
Campo Viejo. Como hemos visto, la historia del desarrollo de estas
tierras y de los canales de riego que las abastecen ha creado divisiones
serias al interior de la comunidad.

Esta claro que cualquier grupo de gente que practica la agricultura de


riego enfrenta problemas especiales. La necesidad de la cooperación
que existe en tal situación debe sobrellevar el antagonismo, el
Variaciones en la respuesta social 43

conflicto y la desagregación potencial, simultáneamente inherentes, si


la empresa va a tener éxito. Por ello el estudio de los ajustes exitosos y
no exitosos, a tales problemas especiales, deben iluminar nuestro
entendimiento de otros procesos sociales, que simultáneamente
requieren cooperación y generan conflicto.

CONCLUSIÓN

Los estudios de sistemas de riego relativamente pequeños


considerados aquí, ilustran que no hay una relación necesaria entre la
práctica de la agricultura de riego como tal y la centralización de la
autoridad, y que las respuestas sociales a la práctica de la agricultura
de riego son tan variadas como las condiciones sociales y ecológicas
de los pueblos que practican el riego. Estos mismos estudios también
ilustran que las consecuencias sociales de la práctica de la agricultura
representan otra variable importante, que debe ser considerada en el
estudio comparativo de sistemas sociales (véase Wittfogel, 1957). La
práctica de la agricultura de riego tiene evidentemente consecuencias
integrativas significativas en un amplio rango de contextos sociales y
ecológicos.

Si los miembros de una sociedad van a manejar exitosamente un


sistema de riego, proveyendo de una cantidad limitada de agua a un
cierto número de comunidades en una cuenca hidráulica, algunos
medios positivos deben encontrarse para explotar las relaciones de
interdependencia y de conflicto potencial implícitos en esta forma de
agricultura. Los medios particulares pueden diferir ampliamente de
una sociedad a otra, y cada situación debe ser examinada en el
contexto del rango total de respuestas institucionales de las que
tenemos noticia. Una conclusión fuertemente sugerida por la
evidencia examinada aquí es que la centralización de la autoridad es
una respuesta excepcional a los problemas de la agricultura de riego.
Si se toma una perspectiva más amplia, las implicaciones integrativas,
positivas y negativas de la práctica de la agricultura de riego pueden
ser mucho mejor apreciadas en el estudio de las ‘civilizaciones del
desierto’ y de las sociedades de agricultores modernos.
44 Aventuras con el agua

NOTAS
1
No he intentado definir la clase de agricultura de riego practicada por los varios
pueblos analizados en este ensayo en términos de los conceptos de Wittfogel de
hidroagricultura y agricultura hidráulica (Wittfogel, 1957: 3, 17-19). Basta decir que
las prácticas agrícolas de algunos de estos pueblos parecerían caer dentro del
concepto de Wittfogel, de hidroagricultura, mientras otras prácticas se incluirían en
su concepto de agricultura hidráulica.
2
N. del T. Se refiere al symposium “Civilizations in Desert Lands” celebrado en
1961 bajo los auspicios de la American Association for the Advancement of Science.
3
Geertz da un ejemplo de un “estado dentro de un estado” en esta región de Bali en
que los vínculos múltiples [cross-cutting ties] son mínimos. Esta pequeñísima
unidad, llamada Blaju, cubre un área de quizá 6 millas cuadradas y tiene una
población total de quizá unos 5,500-7,500. Los subak en esta región son pequeños, y
la propiedad de la tierra no está tan dispersa. Como resultado los subak tienden a
identificarse con las unidades políticas y poblados más cercanos; el sistema en su
conjunto está totalmente “territorializado” (Geertz, 1959: 1006-1008).
4
N. del T. Millon parece estar refiriéndose a la cita siguiente de Beals: “Sin embargo
debemos cuando menos considerar la alternativa, o sea que una vez que el
urbanismo aparece este mismo impone imperativos de organización; en
consecuencia en un momento dado del desarrollo de las civilizaciones de riego, el
riego en si, puede dejar de ser una variable significativa del desarrollo cultural. Esto
no disminuye de ninguna manera la importancia de la tentativa de describir cuáles
asociaciones y cuáles variables dependientes pueden encontrarse abordando los
problemas desde el punto de vista del regadío, pero nos advierte que las nuevas
formas sociales y culturales pueden por sí mismas convertirse en variables
independientes” (Beals en Steward et al 1955: 59, se consultó la edición paralela en
español).
Variaciones en la respuesta social 45

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46 Aventuras con el agua

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Lake City.
SISTEMAS DE RIEGO POR CANALES: TAMAÑO DEL
SISTEMA Y ESTRUCTURA DE LA AUTORIDAD 1

Robert C. Hunt

RESUMEN

Se ha supuesto que todos los sistemas de riego deben tener una


autoridad constituida y que todos los sistemas de riego grandes deben
tener una autoridad centralizada. Se revisa la escasa bibliografía que
pone a prueba estas afirmaciones, y se presentan los resultados de un
estudio comparativo sistemático. Se definen los conceptos “sistema de
riego”, “tamaño del sistema de riego”, y “estructura de la autoridad
del sistema de riego”. Se construyen las variables que miden estos
conceptos, y se muestran las medidas de un muestreo propositivo. Se
encontró un puñado de pequeños sistemas de riego sin estructuras de
autoridad. Una revisión de los datos muestra que, en sistemas que
tienen entre 700 y 458,000 hectáreas, no existe una relación entre
tamaño y estructura de la autoridad. Además, un sistema de riego de
458,000 hectáreas es manejado por los agricultores. Conclusiones: 1)
existen sistemas de riego sin autoridad constituida y 2) sistemas
grandes no requieren de una autoridad central.

INTRODUCCIÓN

Se supone que los sistemas de riego por canales requieren de una


estructura de autoridad si la construcción y funcionamiento van a ser

1
Edición original: 1988 “Size and the structure of authority in canal irrigation
systems” Anthropological Research (antes Southwestern Journal of Anthropology)
vol. 44, num., pp. 335-355. Traducción de J. Palerm Viqueira.
48 Aventuras con el agua

exitosos, y que todos los sistemas de riego grandes requieren de


autoridad centralizada. Estas dos creencias no demostradas son
superficialmente plausibles y han sido ampliamente usadas por los
estudiosos para interpretar datos arqueológicos, históricos y
etnográficos. Cuando estas proposiciones se discuten (lo que es raro),
la autoridad se considera necesaria para lograr la acción coordinada y
controlar la competencia:

[E]l control del riego, y quizá también la instalación, hace esencial un


poder central fuerte. (Linton, 1939: 286, sobre los Betsileo de
Madagascar)

[E]l riego ... impuso la necesidad de una sociedad muy integrada, ya


que sólo por un control estricto se puede mantener un sistema
elaborado de canales y se puede repartir el agua. (Bushnell, 1957: 56,
sobre el formativo tardío en Perú, énfasis añadido)

Los más importantes de estos sistemas de riego debieron haber sido


construidos y administrados por un cuerpo de oficiales del riego
dirigidos por un gobierno centralizado pre-incaico. (Forbes, 1955: 8,
sobre Perú, énfasis añadido)

Con la publicación del libro de Wittfogel Despotismo Oriental en


1957, los estudiosos empezaron a concentrarse en la relación positiva
entre la autoridad central y el tamaño del sistema de riego (a pesar del
hecho de que Wittfogel claramente está tratando todos los tipos de
obras hidráulicas y no únicamente los sistemas de riego; véase
Mitchell, 1973).

La actividad hidráulica a gran escala ... efectivamente requiere de


muchas de las exigencias técnicas y sociales que Wittfogel indica.
Tanto la movilización de grandes cantidades de trabajo para la
construcción y el mantenimiento de tales obras, como el reparto de
agua sobre bases equitativas entre comunidades en competencia, son
factores que por igual requieren la presencia de una autoridad
superior. (Wheatney, 1971: 298, sobre China, énfasis añadido).
Sistemas de riego 49

Aún no hay evidencia de un sistema maya de control del agua tan


amplio como para requerir de una administración estatal. (Bronson,
1978: 279, sobre los mayas de las tierras bajas, énfasis añadido)

Estas creencias generales están en la forma de dos proposiciones


nomotéticas: 1) todos los sistema de riego por canales tienen una
autoridad constituida para su administración y 2) todos los grandes
sistemas de riego por canales tienen un autoridad administrativa
centralizada. Estas proposiciones contienen tres conceptos que se
refieren a entidades empíricas: el sistema de riego en si, el tamaño de
ese sistema de riego, y la estructura de autoridad que administra ese
sistema. En este ensayo pongo estas propuestas a prueba examinando
y, espero, reduciendo la incertidumbre asociada con ellas. En tanto
una proposición particular se utiliza para interpretar datos o sirve
como fundamento para otras proposiciones, entonces la incertidumbre
que contiene es tan importante como su contenido.

Una estrategia central para reducir la incertidumbre que contiene una


proposición general es hacer sus conceptos lo menos ambiguos
posible. Tal y como han sido utilizados en la bibliografía, los tres
conceptos mencionados son menos claros de lo que podrían ser.
Ningún autor define precisamente qué se entiende por “un sistema de
riego” o por “tamaño grande”, y pocos han tan siquiera especificado a
qué tamaño se están refiriendo. No son más precisos los conceptos de
autoridad central, fuerte poder central, gobierno centralizado, o
administración estatal. La medidas de estos conceptos también han
sido confusas o poco confiables al aplicarse a los datos particulares.
Estas dos fuentes de incertidumbre inhiben nuestro juicio de la validez
interna de las proposiciones (ver Campbell y Stanley, 1963). Además,
la forma más general de las proposiciones ha sido cuestionada por un
estudio de caso, desde entonces suplementado por casos adicionales,
en el cual Netting (1974-b) propone que un sistema de riego puede
existir y persistir sin ninguna autoridad organizada.

ESTUDIOS PREVIOS

La estrategia central para intentar confirmar una generalización sobre


50 Aventuras con el agua

un relación estadística es el análisis comparativo sistemático. Hasta


ahora la relación entre tamaño y centralización de la autoridad en
sistemas de riego ha sido examinada en cuatro estudios comparativos:
Millón (1962), Mencher (1966), Kappel (1974), y Earle (1978). Cada
uno de estos estudios contiene grandes cantidades de incertidumbre.

La muestra de Millon incluye siete casos, cuatro de ellos en aquel


momento publicados (los Sonjo, un pequeño cacicazgo [chiefdom] de
Tangañica; el sistema de los 12-Go en Japón; Pul Eliya en Ceilán; y el
material temprano de Geertz sobre Bali). Los tres casos adicionales se
derivaron de fuentes en aquel momento no publicadas (el relato de
Fernea sobre los El Shabana en el sur de Irak; el relato de un sistema
“tribal” en el Hadramaut; y el propio material de Millon sobre varios
pueblos en el valle de San Juan Teotihuacán en México). Millon
midió el tamaño y la estructura de autoridad de estos siete sistemas
“relativamente pequeños” y concluyó que “no hay una relación clara
entre el grado de centralización de la autoridad y el tamaño del
sistema de riego o la cantidad de gente que depende del sistema.
Además, la práctica de la agricultura de riego, no ha, aparentemente,
llevado a un crecimiento substancial de la autoridad central” (Millon,
1962: 56). Aunque se restringe a “sistemas relativamente pequeños”,
estos resultados cuestionaron la creencia general sobre la relación
entre tamaño y autoridad. Las conclusiones de Millon han sido
aceptadas por Wolf (1966: 26, n. 8), Price (1971), Lees (1973), y
Mitchell (1973).

Mencher (1966) comparó dos áreas del sur de la India, centrándose en


la nucleación de pueblos, la centralización de los reinos, y la ecología
de obras hidráulicas y el transporte por tierra en Kerala y Madras.
Encontró que los pueblos muy nucleados, las carreteras más
desarrolladas, y los reinos más integrados estaban asociados con las
áreas de menor precipitación pluvial y obras de riego más grandes, de
esta manera apoyando la creencia general.

Kappel (1974) seleccionó diez y siete sociedades del Outline of World


Cultures y midió tres variables: 1) tamaño y densidad de población, 2)
tamaño de las obras de riego, y 3) grado de centralización de la
Sistemas de riego 51

autoridad para la toma de decisiones. Concluyó que según aumenta el


tamaño y densidad de población, también aumenta la centralización
política y el tamaño de los sistemas de riego.

Earle (1978) comparó sus datos de Hawai con otros cuatro pequeños
sistemas de riego que abastecen a un solo pueblo (Pul Eliya, Ifugao,
Moala, y los Sonjo). Concluyó que los roles gerenciales parecen estar
más relacionados con la matriz social que con las demandas del riego.
(Earle, 1978: 135).

Los resultados de estos estudios son equívocos en el caso de Millon y


Kappel y débiles en el caso de Mencher y Earle. La muestra de Earle
no exhibe ninguna variación en la estructura de la autoridad y muy
poca en el tamaño. Como consecuencia, poco se puede aprender de la
relación entre los dos conceptos. Mencher, en efecto, hace un estudio
de variación concomitante en una región de la India. Como Clignet
(1970) y Przeworski y Teune (1970) han mostrado, este diseño de
investigación no permite la identificación de todas, o aun las
principales fuentes de variación en la variable dependiente.

Los estudios comparativos de Millon y Kappel tienen una validez


interna débil. Millon define su variable de tamaño como acres regados
y como población. Cuando de hecho usa acres regados, sin embargo,
en algunas casos está midiendo otros fenómenos: el tamaño de un
pequeño reino en Bali y el área bajo el control político de una tribu en
Irak. Esta práctica introduce una incertidumbre masiva en la relación
resultante entre las dos variables. Los resultados de Millon han sido
cuestionados por Bennett (1974), que llamó la atención a lo pequeño
de la muestra y el rango limitado de tamaños de los sistemas de riego
analizados, y por R. Hunt y E. Hunt (1976) que levantaron dudas
sobre sus medidas.

Kappel (1974: 162) llama a la variable tamaño “extensión del riego” y


lo define como millas de canal, acres regados, o el tamaño relativo del
sistema según reportado por los etnógrafos. Sin embargo, sus
resultados se expresan en unidades de casas, pueblos, distritos y de
gobierno, haciendo entonces difícil la comparación con los datos
52 Aventuras con el agua

originales. Además, su variable de autoridad se refiere a toda la


sociedad, y no al sistema de riego per se. Finalmente, si aceptamos su
medida de tamaño la conclusión de Kappel en el texto no concuerda
con los datos presentados en el Cuadro 13.2, “Relaciones de tamaño
de riego y tamaño de población” (Kappel, 1974: 164).

En conclusión, han sido identificados problemas serios con los


conceptos y sus medidas tan y como han sido usados en los estudios
comparativos, y por lo tanto la validez interna de estos estudios está
comprometida. Además, como las muestras usadas no tienen una
relación conocida a cualquier universo, la validez externa de estos
estudios es también extremadamente baja. Como consecuencia se ha
obtenido poco o ningún “conocimiento” sobre la relación entre
tamaño del sistema de riego y estructura de la autoridad.

ESTE ESTUDIO

Este ensayo presenta algunos de los resultados de una investigación


comparativa sistemática sobre la estructura de autoridad de sistemas
de riego por canales1. Para evaluar la posibilidad de que las
proposiciones nomotéticas son correctas, se definieron estrechamente
los conceptos de sistema de riego, estructura de autoridad
administrativa, y tamaño; se construyeron medidas de estructura de
autoridad y tamaño; y estas variables se midieron en una pequeña
muestra propositiva.

Universo y muestra

El universo para este estudio se restringe a sistemas de riego por


canales en Estados. Desde la publicación de Despotismo Oriental, de
Wittfogel, las discusiones sobre sistemas de riego con autoridad
centralizada han, cuando menos, tenido implícito que el Estado está
involucrado. Es de importancia crítica que cada caso en la muestra
tenga el potencial de estar políticamente centralizado, un criterio que
las bandas y probablemente los cacicazgos [chiefdoms] no llenan. Los
Estados tienen un centro político (por definición), capas de
administración territorial, y organizaciones periféricas (pueblos,
Sistemas de riego 53

grupos de parentesco, grupos étnicos, corporaciones), cualquiera de


las cuales puede en principio ofrecer la estructura de autoridad para un
sistema de riego por canales. En los Estados, entonces, una elección,
al menos potencial, debe ser realizada sobre cuál nivel de autoridad va
a manejar un sistema de canales.

Para facilitar el acceso a los datos, el universo para este estudio debe
además restringirse a Estados naciones modernos. Aunque el mundo
actualmente contiene más de 100 mil sistemas de riego por canales2
pocos han sido descritos. La mayoría de los estudios accesibles han
aparecido desde 1970 y tratan de condiciones contemporáneas. Datos
de investigaciones históricas sobre sistemas de riego serían una
adición valiosa a este estudio, pero como tal investigación es muy
costosa y tardada, pocos lo han hecho (el estudio de Glick sobre
Valencia [1970] es el mejor ejemplo; y los otros poquísimos estudios
incluyen a Kelly [1982], Stone [1984], y Ludden [1985]).

La unidad de muestra --El sistema de riego

Un problema persistente en estudios nomotéticos es encontrar una


unidad estable de análisis. En un ensayo reciente Kelly indica que “el
sistema de riego” parece funcionar como un concepto analítico clave,
pero que usualmente se deja sin definir. Cita una de las pocas
definiciones existentes en la bibliografía: “Un sistema de riego es un
arreglo por el cual el agua se lleva de una fuente a un área que
necesita agua para facilitar la producción de los cultivos deseados”
(Kelly, 1983: 881, citando a van der Mere, 1968: 720). La descripción
de van der Mere dice cosas que son ciertas sobre los sistemas de riego,
pero no permite fijar lo discreto [discreteness] del sistema y por lo
tanto no tiene utilidad para decidir donde están las fronteras entre tales
sistemas.

La ambigüedad y multitud de definiciones en la unidad de análisis


contribuye tal cantidad de incertidumbre a los estudios sobre sistemas
de riego que sus resultados están seriamente debilitados. Un ejemplo
de ello hace esto claro. En el estudio comparativo de Millon (1962)
incluye a los El Shabana, un grupo tribal del sur de Irak estudiado por
54 Aventuras con el agua

Fernea (subsecuentemente publicado en 1970). Millon mide el tamaño


del sistema de riego por la cantidad de hectáreas que ocupa la tribu.
Sin embargo, los ingenieros de riego irakies, nombrados y pagados
por la nación, tenían una autoridad administrativa del conjunto del
sistema, y varias unidades de la tribu recibían agua de los canales
nacionales que administraban. El territorio cubierto por el sistema de
riego y su burocracia era entonces mucho mayor que el territorio
ocupado por la tribu. Esta situación es intolerable en estudios
nomotéticos, ya que ninguna comparación entre sistemas es posible si
dos o más unidades de análisis son utilizadas. En estudios nomotéticos
cada variable debe ser medida en sistemas idénticamente definidos.
Debemos entonces tener una forma de identificar un sistema de riego
particular.

Como cualquier estudio comparativo a gran escala tiene


obligadamente que depender de la bibliografía existente, en las
fuentes secundarias la unidad de muestra utilizada debe ser
identificable. Idealmente, la unidad debe ser definida de tal manera
que sea también aplicable a fuentes arqueológicas e históricas. La
siguiente definición es un intento de especificar cómo encontrar las
fronteras de sistemas de riego particulares: un sistema de riego por
canales se compone de 1) una obra de toma o compuerta [a facility
(gate, offtake)] que toma agua de un canal natural y la desvía de su
curso natural cuesta abajo y, 2) las obras de control subsecuentes
(canales, compuertas, campos) que guían el agua que fluye sobre la
superficie a las plantas cultivadas hasta que esta agua es absorbida por
la tierra o fluye sobre la superficie fuera del alcance de las obras de
control3.

La variable de autoridad administrativa

Todas las teorías sobre la centralización del control, o carencia de él,


conciernen la organización del poder. En el largo plazo quisiéramos
tener algunas respuestas a preguntas fundamentales sobre el poder en
el contexto del riego: ¿Quiénes tiene poder sobre el agua?, y ¿cómo y
por qué tienen ese poder? Los que tienen poder sobre el agua ¿tienen
poder sobre otras cosas? Los que tienen otras fuentes de poder ¿tienen
Sistemas de riego 55

poder sobre las decisiones sobre el agua? Y, finalmente, ¿hay una


direccionalidad entre poder sobre el agua y poder sobre otras cosas?
El poder ha sido notoriamente difícil de definir, observar y medir,
especialmente a partir de bibliografía secundaria. Los pocos relatos
extensos sobre el conflicto en la bibliografía sobre riego parecen
claramente reflejar diferencias de poder llevados a decisiones sobre
riego (Gallin, 1966; van der Mere, 1971; E. Hunt, 1972). Aunque
estos casos tienen una fuerte validez interna, no hay justificación para
generalizar a partir de ellos a toda una comunidad, a un sistema en su
conjunto, o a un lapso de tiempo substancial (i.e. su validez externa es
baja).

Como es problemático medir el poder; y hacerlo, a partir de las


fuentes existentes, es poco menos que imposible, el énfasis en este
ensayo será en la estructura de autoridad para la administración de los
sistemas de riego. Un contexto casi universal de poder, especialmente
en Estados, es que la autoridad puede ser definida como el derecho
legítimo de ejercer poder. La autoridad es raramente irrelevante al
poder y por momentos probablemente lo mapea bastante bien. La
autoridad se puede medir de forma relativamente fácil (comparada con
el poder) tanto en el campo como en la bibliografía secundaria.

La expresión “autoridad centralizada” aparece repetidamente en


discusiones sobre sistemas de riego por canales, y sin embargo
raramente se define o usa consistentemente. En un artículo reciente
Kelly (1983) ha iniciado la tarea de segmentar esta área confusa en
dimensiones separadas. Nota dos conceptos mayores que han sido
involucrados en discusiones previas sobre la centralización de la
autoridad: 1) La configuración interna de la autoridad entre roles de
un sistema y 2) la relación externa de estos roles del riego a roles en
otros sistemas sociales, especialmente el sistema político del Estado.
Kelly (1983: 883) sugiere los términos “centralización/
descentralización” para designar la dimensión de la organización
interna, para indicar “el grado en el cual los roles de riego están
jerárquicamente configurados y la autoridad de la tarea de riego esté
concentrada”. Sugiere “articulación/ autonomía” para indicar el grado
en el cual la organización de riego está vinculada, o es independiente
56 Aventuras con el agua

del Estado. La separación que hace Kelly del concepto de autoridad


centralizada en estas dos dimensiones es potencialmente muy útil.
Pero como el termino “centralizado” puede referirse a cualquiera de
estas dos dimensiones, sugiero “concentrado/ disperso” para los
extremos de la dimensión de la coherencia interna de la autoridad. Un
sistema sin autoridad constituida tendrá un máximo de dispersión de
la autoridad, en contraposición a concentrada, y podrá ser denominada
“acéfala”. Un sistema con un sistema de autoridad constituida puede
denominarse “unificado”. La proposición nomotética que estamos
investigando afirma, en efecto, que todos los sistemas de riego por
canales son unificados.

La definición de autoridad centralizada más prominente en la


bibliografía se refiere a la clase de vínculo entre los roles de autoridad
en un sistema de riego y las entidades externas, usualmente el Estado4.
Esta articulación está en el meollo de la teoría de Wittfogel y es el
concepto de centralización que Millon maneja en su estudio
comparativo. Debemos notar, sin embargo, que todos los sistemas de
riego por canales en Estados modernos están articulados de alguna
manera con el Estado. Aun las comunidades de regantes más
independientes suelen tener alguna tipo de permiso legal para
organizarse y son frecuentemente personas jurídicas (R. Hunt, 1987)5.
Esta dimensión (la dimensión de Kelly “articulado/ autónomo”) es el
centro [focus] de este ensayo. Una manera de plantear la pregunta es si
la autoridad sobre las decisiones y actividades al interior del sistema
de riego están localizadas al interior o al exterior del sistema de riego.

Una estructura administrativa debe contener trabajo que debe


realizarse e individuos que realicen el trabajo. En la administración de
un sistema de riego por canales, varias tareas y roles están
involucrados. Varias tareas de trabajo universalmente encontradas han
sido identificadas en sistemas de riego por canales, incluyendo la
construcción del sistema físico, la captura de agua del medio, el
reparto del agua una vez capturada, mantenimiento del sistema físico,
solución de conflictos, y contabilidad. También se encuentra a veces
drenaje y tareas rituales. Si una estructura de autoridad es responsable
por estas tareas, entonces los roles administrativos deben existir para
Sistemas de riego 57

llevarlos a efecto. Sistemas con autoridad constituida están


encabezados por un oficial ejecutivo en jefe6 [chief executive officer
(CEO)], definido como el oficial responsable por el reparto de agua en
la obra donde el sistema toma el agua del medio natural. Varios
ayudantes subordinados pueden también ser responsables del reparto.
Todas o algunas de las otras tareas del sistema de riego pueden ser
realizadas por este personal. El oficial ejecutivo en jefe usualmente
debe reportarse con una persona o personas que ocupan un rol o
conjunto de roles (Ministerio de Riego, Junta de Directores, etc)7.
Todos los sistemas de riego contienen el rol de agricultor. Para
algunas tareas (por ejemplo mantenimiento y construcción), se
requieren grandes cantidades de trabajadores. Estos trabajadores
pueden ser empleados de tiempo completo del sistema, o pueden ser
agricultores cuya responsabilidad es realizar este trabajo, o pueden ser
trabajadores empleados temporalmente para realizar la tarea requerida
en ese momento.

Un rasgo de sistemas de autoridad es la cédula [charter] para tal


autoridad. Todos los sistemas administrativos formalmente
constituidos para el riego por canales tienen algún tipo de cédula para
la autoridad de manejar el sistema. La variable cédula de autoridad
tiene tres valores con contenido empírico en sistemas de riego por
canales: el gobierno nacional, la comunidad de regantes, y privada8.
Estos términos se refieren a la fuente de legitimidad para el ejercicio
de la autoridad del oficial ejecutivo en jefe sobre la distribución de
agua en la compuerta.

Con una cédula del gobierno nacional, el centro de la comunidad


política (un ministerio o un oficial conectado directamente al jefe de
estado) tiene la responsabilidad directa para operar el sistema de riego,
designa al oficial ejecutivo en jefe, y formula las reglas para operar el
sistema. En tiempos modernos los individuos que ocupan una posición
de oficial ejecutivo en jefe en sistemas con una cédula del gobierno
nacional, generalmente tienen una educación formal en ingeniería
civil o agrícola, les pagan un salario en dinero y, frecuentemente,
aparecen en el presupuesto del gobierno central. Tienen un estilo de
vida, aspiraciones y frecuentemente residencia urbana. Los estándares
58 Aventuras con el agua

y sanciones para su desempeño están fijados por el ministerio a cargo


de supervisar la irrigación (R. Hunt sin fecha-b).

Los sistemas con una cédula de una comunidad de regantes suelen


llamarse nativos, tradicionales o basados en la comunidad (Beardsley,
1963; Coward, 1976, 1979; Maass y Anderson, 1978). En estos casos
un grupo corporado de derecho-habientes del agua (la comunidad de
regantes) elige o designa al oficial ejecutivo en jefe, quien tiene la
responsabilidad directa de operación de la compuerta. Este individuo
frecuentemente no tiene una educación formal en ingeniería y es
generalmente un miembro del grupo corporado y un usuario directo
del agua. Puede no recibir ninguna recompensa directa. Lo menos
monetarizado que esté el sistema, lo más posible que la recompensa
será en la forma de descarga del trabajo de mantenimiento, agua o
tierra adicional, o productos en especie. Sólo hasta muy recientemente
su recompensa ha sido en la forma de dinero. Tales individuos
generalmente son residentes de aldeas o pueblos rurales, tienen un
estilo de vida rural, y pocas aspiraciones significativas urbanas. Los
estándares y sanciones para ejecutar los deberes del cargo están
determinados y llevados a cabo por el grupo corporado. Por lo menos
dos de los casos reportados involucran lo que puede llamarse un
consorcio de comunidades de regantes: Valencia en España y la
Asociación del Agua del Río King en Fresno, California. En ambos
casos un cierto número de comunidades de regantes están localizados
sobre un río y combinan sus esfuerzos para tratar varios asuntos
comunes. Aunque tales consorcios no son estrictamente sistemas de
riego como lo definimos más arriba, su cédula de autoridad proviene
de los agricultores, y en este sentido son como comunidades de
regantes (R. Hunt sin fecha-b).

Los sistemas de riego con cédulas privadas son administrados por


individuos que en efecto se dan a sí mismos la cédula. Esto
comúnmente ocurre cuando un empresario financia la construcción del
sistema. La mayoría de los casos que conozco involucran empresas
agrícolas relativamente muy capitalizadas en América Latina
(especialmente ingenios azucareros) (véase Barkin y King, 1970;
Ronfeldt, 1973). Tales empresarios individuales tienen características
Sistemas de riego 59

muy variadas; pueden ser comerciantes, caciques (jefes políticos)


generados localmente, o capitalistas extranjeros. En casi todos los
casos el sistema de riego más bien se ve como perteneciente al
empresario, y no a la nación o a un grupo de agricultores (R. Hunt sin
fecha-b).

Entre estos tipos de cédulas, se exhibe bastante variación en la


cantidad de tareas por las que es responsable el ejecutivo en jefe, y
que tan abajo del sistema se extiende su responsabilidad. Las
comunidades de regantes son las más densamente organizadas desde
este punto de vista: el puesto que es responsable de la distribución de
agua es también responsable por el mantenimiento, contabilidad, y
para las primeras etapas (y en algunas casos casi todas) de solución de
conflictos (véase R. Hunt, 1978, sin fecha-b). Estas responsabilidades
se extienden hasta el nivel del agricultor. Los sistemas con una cédula
del gobierno nacional son mucho más variables. Algunos toman la
responsabilidad por todo hasta la compuerta de la parcela (el esquema
de Gezira en el Sudán es el mejor ejemplo de esto [Dishoni, 1966;
Farbrother, 1973]). Otros sólo toman responsabilidad por la
distribución y mantenimiento en el nivel de los canales principales,
dejando las demás tareas y la distribución y mantenimiento de niveles
menores a otras organizaciones o a ninguna organización (véase R.
Hunt sin fecha-a para una discusión in extenso).

La pregunta de si un sistema de riego tiene una autoridad constituida,


puede ser contestada usando los conceptos discutidos más arriba. Un
sistema sin un sistema de autoridad carece de un oficial ejecutivo en
jefe. Los sistemas pueden ser unificados (un sistema de autoridad con
un ejecutivo en jefe está presente) o acéfalos (ningún sistema de
autoridad y ningún oficial ejecutivo en jefe).

La cédula de autoridad es la variable que se utiliza en este ensayo


para medir la estructura de autoridad administrativa. La cédula es la
fuente de autoridad para el oficial ejecutivo en jefe, quien es
responsable de llevar a cabo las decisiones de distribución en la obra
de toma [head-facility]. La escala de esta variable es nominal. Sus
valores tal y como se han aislado son: 1) gobierno nacional, 2)
60 Aventuras con el agua

comunidad de regantes, y 3) privado. Los sistemas de riego con una


cédula de autoridad nacional (o provincial) están políticamente
centralizados (es decir, controlados por el Estado). Los sistemas con
una cédula de una comunidad de regantes o con una cédula privada
claramente no están controlados por el Estado; sin embargo pueden
estar articulados con instituciones de fuera.

La variable de tamaño

Tres distintas medidas del tamaño de un sistema de riego han sido


utilizados en la bibliografía. La población contenida en las fronteras
de un sistema ha sido utilizado por Millón (1962) y Earle (1970). El
largo del canal principal o el largo total de los canales ha sido
propuesto por Kappel (1974). Finalmente, la extensión total (área) del
sistema también ha sido utilizado por Millón (1962) y Earle (1978).
Además, distinciones tales como complejidad tecnológica han sido
atractivas para algunos, mientras que la complejidad organizativa ha
sido atractiva para otros (véase Netting, 1974-a; Spooner, 1974;
Uphoff, 1986). Sin embargo la bibliografía no nos dice nada sobre
dónde y cómo va uno a medir estos rasgos.

El uso por una población de un sistema de riego por canales, como


una medida de tamaño, es un concepto atractivo por varias razones,
pero las dificultades en conceptualizar y medir son grandes y no han
sido superadas. Un problema primario es decidir a quién se va a
contar. Si uno se concentra en los agricultores, entonces hay que
decidir si se quiere decir los terratenientes, los productores directos
(que no suelen ser los mismos), y/o los trabajadores agrícolas (que
pueden ser parcial o totalmente distintos de las categorías anteriores).
Un complicación adicional es que dentro de sus fronteras algunos
sistemas de riego por canales contienen pueblos grandes (y quizá
ciudades), en los que pocos de los residentes están conectados
directamente con el agua de los canales de riego (por ejemplo
Valencia; Fresno, California). Los extensiones de unidades censales
casi nunca están trazados en términos de los rasgos hidrológicos y por
lo tanto no distinguen entre regantes y no regantes. El tamaño de la
población dentro de las fronteras de un sistema de riego puede
Sistemas de riego 61

entonces estar correlacionado con muchos otros factores, tales como


tecnología, el precio de la tierra, y fuentes de empleo, más que con el
tamaño del sistema de riego. Todas estas dificultades podrían ser
resueltas, teniendo el tiempo y los recursos. Por el momento, sin
embargo, la población de un sistema de riego no es ni un concepto
claro ni uno que pueda ser medido a partir de la bibliografía
secundaria.

El largo del canal principal y el largo total de los canales del sistema
serían medidas muy instructivas, de tenerlas. Cuando menos, una
relación entre la extensión del sistema y el largo de los canales nos
diría algo sobre la carga probable de mantenimiento9. Para mi no está
claro que el largo de un sistema de canales va a correlacionarse con
una variación en la estructura administrativa, aunque podría ser. Pero
los largos de los sistemas de canales sólo muy raramente están
reportados en la bibliografía secundaria, y por lo tanto el concepto, no
importa cuan interesante, no puede ser convertido en una variable útil.

La extensión total ha sido el sentido usual del tamaño de un sistema de


riego por canales. Aunque nadie lo ha definido, la mayoría de los
autores aparentemente se refieren al área de los campos regados por el
sistema, mediados en acres o hectáreas. Una ventaja de este concepto
es que muchos autores (o los documentos del gobierno) publican
algún dato de la extensión del sistema. La extensión es entonces tanto
un medida útil como posible aunque no es única útil imaginable. Las
dificultades no obstante existen con los datos publicados de la
extensión de un sistema dado. Los responsables del sistema pueden
estar motivados a inflar su extensión, particularmente si es un sistema
manejado por el gobierno federal. Generalmente un sistema está
diseñado para alcanzar un cierto tamaño, y aunque nunca lo alcance,
el tamaño designado continua siendo la cifra oficial para ese sistema.
En algunos sistemas la cantidad de tierra regada en un año dado es una
función de la cantidad de agua almacenada. Esto es cierto del sistema
de las 53 hectáreas de Pul Eliya (Leach, 1961) y de un sistema de
100,000 hectáreas en el noroeste de México (Hunt, 1982 notas de
trabajo de campo). ¿Cuál es entonces la extensión del sistema --el
número mayor de hectáreas que han sido alguna vez regadas en ese
62 Aventuras con el agua

sistema, el número promedio de hectáreas, el número designado de


hectáreas, o el número de hectáreas bajo riego en esta estación?
Seleccionar el número promedio como representando el número
administrativamente relevante es tentador, y pondría el menor énfasis
en el tamaño designado, ya que éste está ocasionalmente demasiado
inflado. Para trabajar con la bibliografía secundaria, sin embargo, la
pregunta carece de sentido, ya que prácticamente nadie da la fuente
del número usado, y mucho menos cómo se define ese número.

Para medir el tamaño de un sistema de riego, aún más útil que los
anteriores datos, sería la relación entre el número de compuertas de
canal y la extensión del sistema en su conjunto. Esto sería
significativo, ya que identificaría la cantidad de puntos de decisión en
el sistema (cada compuerta debe ser operada; y cuantas más
operaciones de compuerta, más decisiones tomadas) y muy bien
podría servir como un índice de la densidad administrativa. Sin
embargo estos datos raramente se tienen.

La definición del tamaño de un sistema de riego debe estar vinculada


con la definición del sistema mismo. Si estamos intentando
correlacionar dos o más variables, estas variables deben ser medidas
con la misma unidad básica de muestreo, en este caso un sistema de
riego. El sistema se definió en términos de una obra de toma [head-
facility] y las estructuras de control que conducen el agua fuera de su
sistema natural de drenaje. La autoridad administrativa se midió por el
tipo de cédula de autoridad responsable de esa obra [facility]. El
tamaño del sistema, a su vez, es la extensión (medida en hectáreas) de
los campos que son regados a partir de esa obra de toma [head-
facility]. Tiene una escala de relación. Es muy difícil saber cómo
relacionar la extensión con el uso casual de términos como “grande”,
“extenso”, y “enorme” que tan frecuentemente se encuentran en la
bibliografía. Un trabajo importante para el futuro será el calibrar estos
juicios intuitivos sobre el tamaño con la medida consciente de la
extensión.

RESULTADOS
Sistemas de riego 63

Sistemas sin autoridad constituida

La vasta mayoría de los sistemas de riego por canales reportados en la


bibliografía tienen una estructura de autoridad constituida. México
tiene algo así como quince mil sistemas de riego, cada uno de los
cuales tiene una autoridad constituida (véase Hunt sin fecha-a). De los
sistemas de riego reportados para los Estados Unidos, todos tienen
autoridad constituida, y lo mismo ocurre (hasta ahora) para el Japón,
India e Indonesia. El número total de sistemas sin autoridad
constituida reportado no es más de catorce. Así que hasta ahora la
evidencia indica que la vasta mayoría de los sistemas tiene un
organización formal de autoridad. Qué tan atrás en el tiempo se puede
extender esta situación, no se sabe. Netting (1974-b, comunicación
personal, 1983) ha discutido que un pequeño sistema en los Alpes
Suizos no tiene ahora, y no ha tenido por cuando menos 800 años,
cualquier forma de autoridad constituida para manejarlo. Earle (1978)
ha presentado datos del Hawai contemporáneo que pueden ser
interpretados en el mismo sentido, y de los Reyes (1980-a, 1980-b) ha
presentado breves relatos de diez pequeños sistemas de riego en las
Filipinas que carecen de autoridad constituida. Estos sistemas son
todos pequeños en tamaño (menos de 20 hectáreas) y en el número de
agricultores (menos de 30 agricultores).

La relación entre tamaño y tipo de estructura de autoridad

El Cuadro núm. 1 muestra la distribución de la variable de tipo de


cédula en relación con la variable de tamaño. Son de remarcar el
sistema más pequeño con una cédula del gobierno nacional, con 700
hectáreas (en Indonesia), y el consorcio de comunidades de regantes
más grande, con 458,000 hectáreas (en los Estados Unidos). Entre
estos dos extremos se encuentra tanto una cantidad de cédulas de
comunidades de regantes, como una cantidad de cédulas del gobierno
nacional.

La interpretación de la cédula de autoridad debe ser sencillo. Un


sistema con una cédula del gobierno nacional es claramente
centralizado (controlado por el Estado), mientras que una cédula de
64 Aventuras con el agua

una comunidad de regantes quiere decir que el sistema no está


centralizado por el Estado. La interpretación de tamaño, sin embargo,
es más difícil. Ningún comentarista de la bibliografía hasta ahora ha
dicho qué tamaño de sistema sería “grande” o “pequeño”. Calibrar
esta variable con afirmaciones anteriores es, por lo tanto, imposible.
Parece seguro que cualquier sistema arriba de 458,000 hectáreas sería
considerado grande por cualquiera. Mi sospecha es que la mayoría de
los comentaristas también verían un sistema de 10,000 hectáreas como
grande.

La conclusión principal que podemos extraer del Cuadro núm. 1 es


que con un rango amplio de tamaños (700 a 458,000 hectáreas), el
tamaño por si mismo no nos dice qué tipo de cédula es necesaria para
operar un sistema de riego por canales. Tanto cédulas de comunidad
de regantes (control local) como cédulas de gobierno nacional (control
externo) pueden y efectivamente operan estos sistemas. En otras
palabras, la centralización política (es decir, el control por el Estado)
del riego por canales no es necesario entre 700 y 458,000 hectáreas. El
tamaño en sí mismo no determina qué forma de control tiene el
sistema (en este rango de tamaños).

La validez interna de estos resultados es relativamente alta. Las


definiciones de un sistema y de las dos variables medidas son bastante
claras y fácilmente medibles a partir de la bibliografía secundaria. Si
estas medidas son confiables y válidas, el rango de tamaños de
sistemas de riego por canales que tienen cédulas de comunidades de
regantes o del gobierno nacional sólo puede aumentar10.

Hay limitaciones en la validez externa de los hallazgos dada la


definición del universo usado para el estudio y el diseño del estudio
(véase Campbell y Stanley, 1963, R. Hunt, 1979). La estrategia de
muestreo fue tal que la relación de esta distribución de la muestra con
el universo total de los sistemas de riego se desconoce. La muestra
utilizada fue propositiva, y los propósitos eran 1) tener datos que
fuesen analizables a partir de la bibliografía secundaria y, 2)
maximizar el rango de los valores para cada variable. No es en ningún
sentido una muestra aleatoria de nada y por lo tanto no puede ser
Sistemas de riego 65

tomada como representativa de la distribución de estas variables en


cualquier universo. Ya que la muestra se limitó a Estados nacionales
modernos, no se conoce en qué medida los resultados de este estudio
puedan ser llevados a otros tipos de Estados, a Estados de otros
períodos de tiempo y a sociedades sin Estado.

DISCUSIÓN

Es ampliamente afirmado que todos los sistemas de riego por canales


deben estar unificados, y como hemos visto, esto no es estrictamente
cierto. Pero la probabilidad de que cualquier sistema de riego, por
arriba de, digamos, 100 hectáreas, sea unificado es muy alta. Si el
tamaño de un sistema de riego por canales descrito arqueológica o
etnográficamente es mayor que 100 hectáreas, parece bastante seguro
que tiene o tuvo un sistema unificado de estructura de autoridad. Para
cualquier tamaño por debajo de las 50 hectáreas, esto parece
problemático.

La existencia de sistemas acéfalos cuestiona la teoría de la


organización para el riego, que refiere que los problemas inherentes en
compartir el agua y llevar a cabo el trabajo exigen una autoridad
constituida. La pregunta que se debe contestar con respecto a estos
sistemas acéfalos pequeños, entonces, es cómo enfrentan las tareas
que deben ser llevadas a cabo. Debe efectuarse el reparto, el
mantenimiento, la contabilidad y la solución de conflicto. Los
problemas más difíciles que enfrentan son probablemente el compartir
agua en tiempos de escasez y tratar con aquellos que se benefician del
agua de riego sin participar en las tareas [free riders]. Si en efecto
estos problemas no existen, entonces la pregunta que debe contestarse
es porqué están ausentes, cuando mucha experiencia nos lleva a
esperar su presencia universal. El trabajo de campo en estos sistemas
debería ser una alta prioridad para los antropólogos sociales del riego
por canales.

Wittfogel argumentó que tanto la construcción como la operación de


grandes sistemas hidráulicos demandaban lo que en este ensayo se ha
llamado una administración políticamente centralizada (es decir,
66 Aventuras con el agua

controlada por el Estado). El Cuadro núm. 1 indica claramente que


sistemas de riego por canales muy grandes pueden ser efectivamente
operados por los agricultores. Si grandes sistemas de riego no
necesitan o requieren la centralización política, entonces su existencia
es el resultado del libre albedrío, y no de una necesidad general.
¿Cómo podemos, entonces, proceder a tratar de explicar de una
manera general, la distribución de sistemas de riego controlados por el
Estado y por comunidades de regantes?

Una de las primeras tareas es establecer qué se quiere decir por


“grande”. Hasta este momento la discusión ha sido casi sin números.
Una de las consecuencias del estudio aquí reportado es el darnos
cuenta que definir y establecer el tamaño de un sistema es crítico para
la discusión de la relación entre tamaño y organización. Intuitivamente
me parece que cualquier cosa mayor que 3,000 - 4,000 hectáreas debe
ser llamada grande desde el punto de vista de la operación. En este
tamaño y por arriba, es virtualmente seguro que más de una
comunidad esté participando en el uso del sistema. Un pueblo puede
fácilmente ser la unidad de operación de un sistema de riego, al ya
existir relaciones complejas de relaciones y de sistemas de
administración. Cuando un sistema se compone de dos o más pueblos,
entonces una organización diferente (y probablemente de propósito
especial) tiene que existir, y con ella vienen problemas de disciplina
en relación con las reglas a seguir y los ingresos (R. Hunt, 1978,
1987).

Una línea potencialmente promisoria de indagación es explorar si la


clase de Estado tiene un efecto en el tamaño de los sistemas de riego y
su tipo de administración. Es tentador decir que los Estados Unidos y
Japón por ejemplo, difieren de México y la India. Pero los conceptos
que utilizamos para captar estas diferencias son vitalmente
importantes y no enteramente claros. Mientras el colonialismo por
poderes industriales bien pueda tener que ver con esta situación,
claramente no explica el caso de China. La India ha construido varios
sistemas de riego controlados por el Estado desde su independencia y
México fue políticamente independiente desde 1821, muchos antes de
que sus sistemas de riego modernos fueran concebidos (véase
Sistemas de riego 67

Kroeber, 1983). El concepto de “clase de Estado” ha estado con


nosotros por largo tiempo y escribimos de Estados agrarios, Imperios,
Estados industriales, Estados mercantiles, etc. Pero todavía no veo
evidencia que la dimensión o las dimensiones que captan estas
diferencias hallan sido claramente formuladas, mucho menos
operacionalizadas. Cualquier intento futuro de explicar alguna de la
variación en los sistemas de riego con la variable “tipo de Estado
nación” debe ser precedida por el trabajo de crear esa variable.

Algunos factores pueden favorecer la presencia de sistemas


políticamente centralizados (controlados por el Estado). El grado en
que un Estado permite organizaciones locales fuertes legítimas puede
ser un factor. La comunidad de regantes de cualquier tamaño
involucra a más de un puñado de pueblos, impone disciplina sobre sus
miembros y tienen el poder de recabar fondos. Algunos Estados
pueden ver a tales entidades como competidoras por el poder y así
desalentarlas tomando el control del riego en el nivel de Estado. Otros
factores pueden incluir el control del Estado sobre la producción
agrícola y el conocimiento de la dinámica de la política rural (véase R.
Hunt, 1988)

Otros factores pueden permitir o inhibir a las comunidades de


regantes. Algunos Estados pueden tener tal variedad de fuentes de
ingresos y poder que el control sobre los sistemas de riego por canales
no es necesario para el mantenimiento del poder del Estado. O el
desarrollo agrícola puede haber reducido la incertidumbre en el abasto
de comida, a tal grado, que el Estado tiene menor necesidad de
manejar la producción agrícola. La presencia de tales factores reduce
la importancia del control del Estado sobre los sistemas de riego por
canales.

La tecnología de las comunicaciones afecta la velocidad con la que


mensajes y personas pueden moverse en el sistema de riego. Las
operaciones del sistema pueden entonces ser profundamente afectadas
por cambios en esta tecnología. Contrariamente, pueden no ser
afectadas, por lo menos desde el punto de vista de la organización
social del control. El sistema de los 12-Go ha estado en operación,
68 Aventuras con el agua

como comunidad de regantes, desde por lo menos 1600 después de


Cristo (Beardsley, Hall y Ward, 1959), y los sistemas de Valencia han
tenido la misma organización desde 1200 después de Cristo (Glick,
1970, Butzer et al, 1985). En ambos lugares la tecnología ha
cambiado mucho en este período, como también el ámbito político;
sin embargo la comunidad de regantes ha permanecido como la
institución de riego dominante en ambos sistemas. No está aún claro
para mí si los cambios tecnológicos en las comunicaciones va a
efectuar necesariamente una diferencia substancial en el tipo de cédula
necesaria para operar estos sistemas de riego por canales de varios de
miles de hectáreas.

Algunos de los sistemas en el Cuadro núm. 1 tienen facilidades de


almacén de agua y otros no. El efecto del almacén en la organización
administrativa en esta muestra no es claro, pero el almacén es un
fenómeno muy antiguo (obras de almacén existieron en Ceilán
medieval y aún más temprano en el sur de la India [Murphy, 1957;
Leach, 1959; Ludden, 1985]). El almacén reduciría la variación en la
cantidad de agua disponible y extendería el uso del agua en términos
estacionales. Pero el almacén también favorece la expansión del área
regada, lo que a su vez extendería la presión de escasez, por lo tanto
aumentando la carga administrativa. En estos momentos no es claro si
el almacén tiene un efecto visible sobre la estructura de autoridad de
un sistema de riego por canales.

El concepto de centralización política usado en este ensayo es, claro


está, limitado. Requiere un Estado, quizá un Estado “moderno”. Y no
es fácil considerar el aumento [accretion] de independencia de
magnates locales en los orillas de Estados en decadencia. Aun en
Estados modernos situaciones ambiguas aparecen, donde los
administradores de una empresa del Estado tienen lealtades locales
muy fuertes. Pero aun con todos estos problemas, me parece que el
concepto de centralización política operacionalizada aquí está cerca
del concepto de Wittfogel, cerca de las ideas presentadas por muchos
autores, y hasta el momento parece funcionar bien al medir casos
particulares.
Sistemas de riego 69

Los resultados del estudio aquí reportado son fuertemente contra-


intuitivos. Ningún sistema de riego por canales debiera poder existir
sin una autoridad constituida. Sin embargo lo hacen. Y ningún sistema
grande de riego por canales debiera poder funcionar administrado
únicamente por agricultores. Sin embargo lo hacen y muy
exitosamente. Debemos ser cautelosos con la asignación de
confidencia de nuestras intuiciones en estos asuntos.

CONCLUSIONES

Este ensayo ha refinado el concepto de sistema de riego, construido


variables para medir la estructura de autoridad administrativa y el
tamaño de sistemas de riego, y medido estas variables en una pequeña
muestra propositiva. Una meta mayor de este ejercicio era reducir la
incertidumbre de las propuestas nomotéticas concernientes a la
relación entre tamaño y estructura de autoridad en el riego por canales.

Ha sido discutido aquí que 1) sistemas de riego por canales muy


pequeños pueden ser operados sin autoridad constituida; 2) que
sistemas de riego de tamaño considerable (459,000 hectáreas) pueden
ser y son operadas por comunidades de regantes locales; y 3) que
sistemas de riego por canales de tamaño pequeño (700 hectáreas)
pueden ser y son administradas por gobiernos nacionales. La validez
interna de estos resultados es bastante alta. La incertidumbre de estos
resultados, cuando se compara con estudios previos, se reduce
substancialmente. Su validez externa es más problemática. Estos
resultados claramente cuestionan las propuestas estándar sobre la
relación entre riego por canales y la estructura de autoridad.

NOTAS
1
Varias asociaciones han dado apoyo para varias partes de este estudio. El American
Council of Learned Societies me dio un fellowship en 1975-1976; y dos sabáticos de
Brandeis han sido particularmente útiles. Agradezco a Arjun Appadurai, Sandra
Barnes, y especialmente a Robert Netting su ayuda editorial y substantiva. Irene
Winter ha sido, como de costumbre, de gran asistencia.
70 Aventuras con el agua

2
Esta cantidad de sistemas es un tanteo informado [an educated guess]. Se sabe
actualmente que México tiene unos quince mil sistemas de riego discretos, regando
unas 5.0 x 106 hectáreas (DGDUR, 1982). Muchas naciones tienen un gran número
de sistemas de riego, incluyendo Japón, Filipinas, Indonesia, India, China, Rusia,
España, Francia, Italia, los Estados Unidos, Colombia y Perú. Algunas de estas
naciones tienen sistemas grandes, pero todas tienen un gran número de pequeños
sistemas. Si cada una de estas naciones tiene alrededor de 2,000 sistemas, lo que
parece conservador, entonces una cantidad de unos cien mil sistemas para el mundo
en su totalidad parece razonable. La cantidad de hectáreas regadas en el mundo
contemporáneo se conoce con considerablemente menos incertidumbre que la
cantidad de sistemas de riego (Highsmith, 1965).
3
Hay algunos problemas con esta definición. Algunos sistemas tienen más de una
compuerta de toma, como el sistema de los 12-Go en Japón (Beardsley, Hall y
Ward, 1959). Se desconoce cómo esta situación afecta la definición. Otro problema
potencial es que los sistemas de riego, tal y como se definen aquí, deben estar
claramente aislados unos de otros. Sin embargo, en muchas partes del mundo,
grandes áreas de tierras regadas son abastecidas por muchos sistemas de riego. La
costa irrigada de Valencia, por ejemplo, tiene 120 kilómetros continuos de riego,
con muchos sistemas pequeños cubriendo el territorio. Una pregunta de interés es si
lo que pasa en las fronteras de estos sistemas modifica la definición de sistema
presentada aquí.
4
Uno de los sentidos de autoridad centralizada es si existe o no una estructura
administrativa. Esto se conceptualiza mejor como la presencia o ausencia de
autoridad constituida. Como se indicó más arriba, otro de los sentidos es que la
estructura administrativa interna es densa, o altamente organizada, etc (la dimensión
de Kelly de centralización). Esta segunda dimensión no ha sido sistemáticamente
estudiada.
5
En el artículo publicado con Eva Hunt en 1976, discutí que San Juan y Pul Eliya
tenían sistemas centralizados de riego, ya que las élites locales estaban en control del
riego y estaban conectadas estrechamente con el Estado. Actualmente creo que esto
es un error.
6
El nombre para este rol principal no es muy bueno, pero no se ha encontrado uno
mejor. El nombre que escogí nos da el sentido: 1) que el cargo tiene que ver con la
ejecución de tareas, 2) que es el cargo ejecutivo más alto, y 3) que es un cargo.
7
La normatividad [policy] siempre está relacionada con sistemas de riego
unificados. El cuerpo que se ocupa de hacer las normas es frecuentemente también
la fuente de autoridad del ejecutivo en jefe. Este cuerpo puede o no delegar algunas
Sistemas de riego 71

o todas las decisiones a hacerse a algún subgrupo más pequeño. Muchos de los
sistemas “nativos” [“indigenous”] más pequeños hacen decisiones basadas en la
“tradición”, que es usualmente una decisión de normatividad efectuada en el pasado
y a la que se le ha dado un status casi incambiable. Poco se ha publicado sobre los
cuerpos que hacen las normas o cómo se hacen las normas. (Una excepción es
Valencia, donde se ha dado gran atención a la Corte de Agua [véase Fairen Guillen,
1975]). La mayor parte de la bibliografía trata con cómo se lleva a cabo la
normatividad, no cómo se hace la normatividad
8
Otro posible valor para esta variable es la cédula provincial. En la India, por
ejemplo, la autoridad administrativa sobre muchos sistemas de riego por canales está
investida en el gobierno (llamado Estado) provincial, no en el gobierno nacional.
Estos no son el Estado, pero tienen muchas funciones de tipo estatal. Si la pregunta
es si los agricultores o una autoridad política externa tienen la cédula del sistema,
entonces claramente las provincias (Estados) de la India lo hacen y no los usuarios
del sistema. Puede discutirse si los delegados gubernamentales delegan la autoridad
a las provincias vía la constitución. Exactamente cómo esta situación deba medirse,
aún no lo tengo claro.
9
Sería mejor, está claro, medir la carga de mantenimiento directamente, y un
problema mayor con los estudios de riego por canales es que la cantidad de trabajo
de mantenimiento requerido y llevado a cabo raramente se indican.
10
Esperaría que el tamaño mínimo para sistemas con una cédula del gobierno
nacional decreciese. No esperaría encontrar sistemas substancialmente más grandes
con cédula de comunidad de regantes.
72 Aventuras con el agua

BIBLIOGRAFÍA
Barkin, D. y T. King 1970 Regional Economic Development: The River
Basin Approach in Mexico, Cambridge University Press, Cambridge,
Gran Bretaña.
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Sistemas de riego 77

Cuadro Num. 1 Tamaño y cédula


nombre y ubicación tamaño tipo de cédula fecha fuente del tamaño y cédula
del sistema (hectáreas) observación

San Juan, notas trabajo de notas trabajo de


México 600 comunidad regantes 1963-1964 campo del autor campo del autor
E. Hunt y R. Hunt
1974; E. Hunt y R.
Hunt 1976
Tayuban, Duewel, 1983: 19 ibid 19 n 47
Java 700 gobierno nacional 1983
Zanjera Danum, Coward, 1979: 29 ibid: 31, 32
Filipinas 1,500 comunidad regantes 1970’s
Vicente Guerrero notas trabajo de notas trabajo de
(Durango) campo del autor, campo del autor,
(Unidad de Riego) Banco Mundial Banco Mundial
México 1,575 comunidad regantes 1982
12-Go Beardsley, Hall ibid: 135, 277-279
Japón 5,500 comunidad regantes 1950-1954 y Ward 1959: 133
Moncada (Valencia) Maass y Anderson ibid 22-23
España 7,000 comunidad regantes 1968 1978: 20
Morelia # 2 DGDUR 1982, notas de trabajo de
(Distrito de Riego num 20) num 020: 28 campo del autor,
México 8,000 gobierno nacional 1982 Banco Mundial
New Cache La Poudre Maass y Anderson ibid: 289, 313
Estados Unidos 15,400 comunidad regantes 1969 1978: 298, cuadro 7.6
río Angat Takahashi 1970: 49 ibid: 49, 51, 120
Filipinas 26,890 gobierno nacional 1963-1964
río Mayo DGDUR 1982 notas trabajo de
(Sinaloa) num 038: 5 campo del autor,
(Distrito de Riego num 38) Banco Mundial
México 95,973 gobierno nacional 1982
Fresno Maass y Anderson ibid: 175, 179-182
Estados Unidos 97,000 comunidad regantes 1969 1978: 175
Chia-nan Pasternak 1972: 39 ibid: 27 n. 8, 41
Taiwan 150,000 comunidad regantes 1968-1969
Hindiyah, Canal de la presa Fernea 1970: 163 ibid: 122-123
Irak 209,000 gobierno nacional 1956-1958
río King Maass y Anderson ibid: 255-256
(California) 1978: 147 notas de trabajo
Estados Unidos 458,000 comunidad regantes 1969 de campo
del autor 1987
Esquema del Gezira Dishoni, 1966: 90 ibid: 90
Sudán 730,300 gobierno nacional 1963-196
78 Aventuras con el agua
INSTITUCIONES DE CONTROL DEL AGUA Y AGRICULTURA:
UNA PERSPECTIVA COMPARATIVA 1
A. Vaidyanathan

I. INTRODUCCIÓN
Antecedentes
Las instituciones de regadío y, más específicamente, la relación entre
el regadío y la autoridad política general, han atraído desde hace
mucho la atención de científicos sociales e historiadores. Hace más de
un siglo Marx sugirió que las aparentes peculiaridades de la sociedad
Oriental, que ya habían llamado la atención de economistas clásicos
como Mill, podrían tener que ver con los requerimientos técnicos y
organizativos del control del agua1. También Weber postuló una
conexión similar entre la necesidad de regadío y el importante papel
de la burocracia en el antiguo Egipto, Asia occidental, India y China2.
Esta línea de argumentación fue elaborada por Wittfogel (1957)3 en
una teoría general sobre la tendencia inherente de las sociedades
hidráulicas a convertirse en estados centralizados y despóticos.
Los antropólogos sociales, interesados en explorar las regularidades
culturales y los factores subyacentes a tales regularidades fueron
naturalmente atraídos por esta hipótesis (ver Steward, 1955), dado
que, en un período en que “los historiadores de la cultura estaban

1
Edición original: 1985 “Water control Institutions and Agriculture: A Comparative
Perspective” Indian Economic Review, vol. XX, num. 1, pp. 26-83 y re-editado en
A. Vaidyanathan 1999 Water Resource Management: Institutions and Irrigation
Development in India, Oxford University Press. Traducción de J. Palerm (corregida
por R. Melville). Agradecemos el apoyo el Nitish Jha, como del propio autor, para la
comprensión de expresiones propias de la India. También señalamos una precisión y
mejora de las referencias bibliográficas, aunque todavía quedaron algunas
referencias a autores sin precisión del texto.
80 Aventuras con el agua

enfatizando las diferencias entre civilizaciones, Wittfogel estaba


postulando un solo factor básico que explicaba el origen de todas estas
civilizaciones” (Steward, 1978). Por la misma razón también provocó
una aguda reacción crítica. La controversia resultante estimuló una
serie de estudios detallados sobre instituciones de regadío en distintas
partes del mundo: Indonesia (Geertz, 1959; Jay, 1969), Ceilán (Leach,
1961; Chambers, 1977), Tangañika (Gray, 1963), Iraq (Fernea, 1970),
América Central (Price, 1971), España (Glick, 1970), México (Hunt y
Hunt, 1974), España y Estados Unidos (Maass y Anderson, 1978),
Japón (Kelly, 1982), Tailandia (Potter, 1976) y Taiwán (Pasternak,
1972).
Estos estudios mostraron que los arreglos institucionales por los
cuales se construyen y administran las obras de riego son
extremadamente variados; que no existe una correlación sistemática
entre la existencia de regadío y la naturaleza de la autoridad política
general; y que no existe una tendencia general a que las sociedades
hidráulicas sean centralizadas, burocráticas o autoritarias. Como lo
planteó recientemente Steward:
“Los 30 años que han transcurrido desde las primeras publicaciones de
Wittfogel ... han producido una gran cantidad de trabajos de campo
que arrojan incertidumbre sobre la aplicabilidad universal de la
hipótesis hidráulica. Es claro que en muchas instancias se le ha
adscrito excesiva importancia al regadío y que en otras su desarrollo
parece ser más bien el resultado y no la causa del desarrollo del
Estado.” (Steward, 1978: 4)
Aunque existe una impresionante evidencia que pone en duda la
hipótesis de Wittfogel, carecemos de una hipótesis alternativa sobre
los determinantes de la forma de las instituciones de regadío o de su
relación con la autoridad política. Parte de la dificultad estriba en la
ambigüedad de los conceptos de “centralización” y de “organización
del regadío” que se presentan en la mayoría de estos trabajos. Por
ejemplo, como señalan Hunt y Hunt, hay una tendencia a confundir
dos tipos de centralización:
“... Uno de ellos se refiere exclusivamente a la autoridad en términos
del sistema de riego. El otro se refiere a la autoridad política general
Instituciones de control del agua 81

que puede involucrar otras funciones de control afuera o por arriba del
simple control del agua. En un caso la autoridad se ejerce sobre los
derechos a la toma de decisiones en términos, exclusivamente, de las
necesidades sociales y técnicas del sistema de riego per se. En el otro
caso la autoridad se ejerce sobre el agua como uno de los aspectos de
un complejo rol político o de una maquinaria política multi-
funcional.” (Hunt y Hunt, 1976: 132).
Este punto también lo enfatiza Kelly, quien además enfoca la
necesidad de mayor claridad en el concepto mismo de “organización
del regadío”. El regadío, señala, tiene varias fases (señaladamente: el
control de la fuente de agua, la entrega del agua, la aplicación de agua
a los cultivos y el drenaje), cada uno de los cuales involucra una serie
de funciones específicas (señaladamente: construcción de obra
hidráulica, operación y mantenimiento, distribución del agua y
resolución de conflicto). En vista de lo anterior es inapropiado, y
ciertamente engañoso, hablar de “organización del regadío” como si
fuese una sola entidad encargada de todas las fases y funciones; más
bien debe ser vista en términos de arreglos para llevar a cabo las
diversas funciones en cada una de las fases del regadío y del control
del agua (Kelly, 1982: 14, 20).
Además, como ya se mencionó, la mayoría de los estudios
mencionados ven a las instituciones para el control del agua
principalmente en términos de su relación con la autoridad política
general. Aunque documentan las grandes variaciones en las
estructuras internas y procesos de estas instituciones (diferenciados
por su forma externa), casi no hay intentos de examinar el significado
de estas variaciones o de sus causas. Se reconoce, evidentemente, que
las instituciones para el control del agua deben ser vistas en relación
con las condiciones agro-climáticas, la tecnología del control del agua
y la agricultura, la tenencia de la tierra y otros factores que definen el
contexto en que estas instituciones funcionan y que hasta cierto punto
condicionan sus características4. Sin embargo, aunque la mayoría de
los estudios dan alguna información sobre las condicione físicas y
tecnológicas del área de estudio, no siempre muestran las relaciones
entre ellas y la estructura y funcionamiento de las instituciones de
82 Aventuras con el agua

control del agua. Ello significa que se requieren estudios comparativos


sistemáticos de sistemas de control del agua en diversos contextos
agro-climáticos, tecnológicos y socio-económicos. Se ha planteado la
necesidad de estos estudios (Downing y Gibson, 1974; Coward Jr,
1980) y tenemos algunos, aunque insuficientes, estudios sobre la
evolución de las instituciones para el control del agua en regiones
específicas de China (Hamashima, 1980), Japón (Tamaki, 1979,
Hatate, 1979, 1981; Kelly, 1982) y Taiwan (VanderMeer, 1968;
Pasternak, 1972) que arrojan luz sobre estas inter-relaciones5.
En décadas recientes el rol del control del agua en el desarrollo
agrícola ha atraído cada vez más la atención. Es actualmente un lugar
común que la expansión y mejoramiento de la infraestructura para el
control del agua (y en particular del regadío) tiene un rol crucial en
incrementar la producción agrícola en regiones en desarrollo
densamente pobladas. La mayoría de los países de Asia dan una gran
importancia al rápido desarrollo del regadío y del control de
inundaciones y han invertido enormes sumas para este propósito. Sin
embargo, la experiencia muestra que esto implica mucho más que la
sola construcción de reservorios y canales. La utilización efectiva de
estas obras hidráulicas frecuentemente se encuentra entorpecida por
insuficiencias en la distribución terminal y en las obras de
mejoramiento parcelario, así como por insuficiencias en la
organización para la apropiada y sostenida operación y mantenimiento
de estas obras. Ello ha estimulado el interés en los problemas
relacionados con el diseño de instituciones para el control del agua;
cuál debe ser el diseño “correcto”; y cuáles son los impedimentos para
implementar el diseño correcto. Tenemos actualmente una
considerable bibliografía que trata estas cuestiones (véase por ejemplo
Coward Jr, 1980; IRRI, 1978).
Desafortunadamente mucha de esta bibliografía también tiende a
enfocarse en las instituciones per se con lo que parece ser una
excesiva preocupación con diferencias de forma, es decir sistemas
administrados por la comunidad vs administrados por burócratas; y
sistemas centralizados vs sistemas descentralizados. No solo no hay
una correlación necesaria entre forma y efectividad, sino que lo
Instituciones de control del agua 83

apropiado de las formas institucionales no se puede decidir


independientemente de las condiciones agro-climáticas, tecnológicas y
de tenencia de la tierra. Lo que otra vez enfatiza la necesidad, y el
valor, de estudios comparativos e históricos de instituciones de riego
en una diversidad de situaciones.
Objetivos y alcances del ensayo
La complejidad de la tarea es obvia. No obstante es pertinente, como
inicio, intentar cuando menos deslindar los elementos claves del
medio físico, tecnológico y socioeconómico que influyen en la
naturaleza del problema del control del agua y por lo tanto en las
instituciones para su manejo. Este es el objetivo del presente ensayo.
Esperamos que ayude a la formulación de un marco más amplio e
incluyente y mejor articulado con el cual puedan realizarse estudios
comparativos de instituciones de control del agua, su rol y evolución.
El esquema del ensayo es el siguiente: Dado que el propósito esencial
del control del agua es ayudar a incrementar la producción agrícola, lo
apropiado es empezar por señalar la relación entre el control del agua
y la producción agrícola. Este es el tema de la sección [II] que sigue.
La sección III trata de la construcción de los sistemas de control y
distribución del agua y el rol que juegan las instituciones, junto con
otros factores, en configurarlos. La sección subsecuente [IV] trata del
mantenimiento y la operación de sistemas de control del agua. Ambos
son aspectos de la administración continua usualmente realizados por
la misma organización. No obstante son funcionalmente distintos y
por ende deben ser considerados de manera separada. Nuestro punto
central es que aunque el rol de las instituciones en administrar las
tareas recurrentes y cotidianas del mantenimiento, la distribución del
agua y la resolución de conflictos es mucho más importante para la
efectividad del control del agua que aquel que puedan tener durante la
construcción, este rol está condicionado por las características físicas
del sistema y por factores distintos al agua que determinan la
redituabilidad de la agricultura de regadío. Los conflictos persistentes
o agudos al interior del sistema de riego y/o cambios en la
redituabilidad de la agricultura de riego inducen cambios en los
procedimientos de control del agua y eventualmente en el diseño del
84 Aventuras con el agua

sistema. En todo momento, para ilustrar el argumento, retomamos


copiosamente de las descripciones disponibles sobre sistemas de
control del agua en distintas partes de Asia (y más particularmente de
India, China y Japón). Los puntos principales de la discusión, que son
sugerentes más que concluyentes, se resaltan en la sección de
conclusiones.
II. EL CONTROL DEL AGUA Y LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
El agua tiene dos funciones esenciales en el crecimiento de las
plantas: Mantiene la temperatura de la planta en límites tolerables y
facilita la absorción de los nutrientes. Las plantas sólo pueden usan la
humedad del suelo que está disponible en su zona radicular.
Usualmente hay una cantidad máxima de agua que una parcela con un
tipo y profundidad dado de suelo puede almacenar en un momento
dado en el tiempo. Cuando la humedad disponible en el suelo cae por
debajo de este nivel, es crecientemente difícil para las plantas
mantener la tasa de transpiración necesaria para regular su
temperatura. Las plantas tienen mecanismos internos de ajuste para
enfrentar el estrés hídrico sin efectos adversos en su crecimiento. Pero
más allá de cierto punto, que varía con la especie y variedad de planta,
el continuado estrés comienza a tener efectos adversos en los procesos
vitales de la planta incluyendo su capacidad de fotosíntesis. Estos
efectos adversos se incrementan según aumenta el estrés hídrico hasta
el extremo en que las plantas se marchitan hasta su muerte. La
cantidad de humedad disponible en la zona radicular también afecta el
volumen de nutrientes que la planta puede absorber y la eficiencia en
su utilización: En general cuanto más abundante es la humedad del
suelo, es mayor el volumen de nutrientes que la planta puede absorber
y mayor la eficiencia en su uso. Adicionalmente, en el caso del arroz
de inundación [paddy], el agua juega un rol importante en regular la
temperatura del suelo y en el control de maleza6.
Desde un punto de vista puramente agronómico, el régimen de
humedad “ideal” del suelo puede ser definido como aquel nivel en el
que la planta está libre de cualquier estrés hídrico y puede realizar su
pleno potencial genético (lo que implica que otros insumos son
utilizados en las cantidades requeridas). El suelo de las parcelas bajo
Instituciones de control del agua 85

cultivo pierde continuamente humedad debido a la transpiración de las


plantas y a la evaporación del suelo expuesto entre las plantas. Las
pérdidas debidas a tal evapotranspiración (ET) deben por lo tanto ser
repuestas con prontitud para que las plantas no sufran estrés hídrico.
Sucede que la evapotranspiración (en condiciones de ausencia de
estrés hídrico) depende principalmente de la radiación solar, de la
humedad ambiente y de otros factores climáticos7. La naturaleza del
cultivo específico no parece producir una diferencia significativa,
salvo en el caso del arroz de inundación, que requiere de cantidades
importantes de agua para encharcar y para mantener la parcela
inundada8.
La evapotranspiración, típicamente, es relativamente baja en el
invierno y gradualmente aumenta en un pico en los meses de verano y
posteriormente decrece. En ausencia de regadío la única fuente de
humedad del suelo es la precipitación local. Si la cantidad y la
distribución estacional de la precipitación efectiva (es decir, aquella
parte de la precipitación que es absorbida y retenida por el suelo) es
tal que las pérdidas debidas a la evapotranspiración son repuestas
plenamente y con prontitud, es posible tener cultivos durante todo el
año sin el auxilio del riego. El único factor limitante serían las
temperaturas de invierno.
La situación descrita arriba puede presentarse si la distribución
estacional de precipitación efectiva más o menos coincide con la de
ET. Pero raramente es éste el caso. En la mayor parte de Asia, como
regla general (exceptuando las zonas áridas y los desiertos) la
humedad disponible proveniente de las lluvias es en promedio más
que adecuada para los requerimientos de agua de los cultivos en la
estación de lluvias pero insuficiente durante el resto del año. El perfil
estacional relativo de la ET y la precipitación, que es una importante
manifestación de las condiciones agroclimáticas, tiene una incidencia
primordial en las fechas de siembra, la duración de la estación de
cultivo, así como la naturaleza de las plantas cultivadas en
condiciones de temporal. El período disponible para que se desarrollen
cultivos únicamente de temporal es más corto cuanto más concentrada
sea la estación de lluvias y mayor el déficit de humedad (es decir, la
86 Aventuras con el agua

distancia entre ET y precipitación) durante los meses más secos del


año. La función del regadío (y del control del agua en general) es
aproximar el patrón de disponibilidad estacional del agua al de ET.
Hay varios aspectos en ello: Primero, aun cuando en promedio y
tomando una estación en su conjunto, la cantidad de precipitación es
adecuada para las necesidades hídricas de los cultivos, su distribución
durante la estación es frecuentemente tan variable que no puede
confiarse en que la precipitación por si misma mantenga a lo largo del
ciclo de cultivo la humedad del suelo en niveles apropiados. La
variabilidad en la fecha de inicio de las lluvias y en la cantidad de
precipitación durante la fase inicial de la estación afecta la fecha de
siembra al igual que la tasa de germinación y el establecimiento de
plantas jóvenes, lo que en conjunto tiene implicaciones significativas
en los rendimientos. De igual manera, las canículas durante períodos
críticos de crecimiento de las plantas (lo que varía según el cultivo)
pueden reducir consideradamente los rendimientos. Bajo estas
condiciones el regadío tiene un rol importante al asegurar que la
humedad del suelo sea adecuada especialmente durante los estadios
críticos de crecimiento, sin importar las variaciones impredecibles en
la precipitación durante la temporada de crecimiento. Cuanto menor
sea la precipitación total, y mayor su variabilidad durante la estación,
el rol del regadío será más importante.
En muchas regiones de Asia, particularmente en el sur de Asia, la
naturaleza de los cultivos que pueden lograrse durante la estación de
lluvias también está condicionada por la poca confiabilidad de las
lluvias y por el hecho de que la precipitación total es baja. De tal
manera que en la mayor parte de la India peninsular en las tierras de
temporal sólo pueden cultivarse mijo, legumbres [garbanzo, lenteja,
frijol] u oleaginosas [cacahuate, colza, mostaza, girasol] durante la
temporada de monzón. Bajo estas condiciones, las obras de riego que
aumentan el suministro total de agua durante la temporada de lluvias
permiten a los agricultores tener cultivos como arroz de inundación,
cuyos rendimientos son muy superiores a otros cultivos pero que
requieren de un mayor volumen de agua. El impacto es aún más
dramático en regiones áridas como Ranjasthon, Punjab y buena parte
Instituciones de control del agua 87

de Pakistán donde las lluvias son escasas aun durante la estación de


monzón9. En tales casos las posibilidades de una agricultura de
temporal son muy limitadas: Una proporción relativamente alta de la
tierra está bajo pastos o en descanso, y el resto se utiliza para cultivar
especies y variedades de plantas (principalmente mijo y legumbres)
que pueden sobrevivir con la poca y preciada humedad pero cuyo
potencial de rendimiento, por lo mismo, es baja. La introducción del
regadío en tales circunstancias permite una expansión significativa del
área cultivada, una expansión de la estación de cultivo y un cambio a
patrones de cultivo nuevos y más productivos.
El control de la humedad del suelo, sin embargo, no depende siempre
o exclusivamente del riego: En muchos casos, el problema es proteger
a las tierras de cultivo de la inundación y proveer de suficiente drenaje
a las áreas propensas a encharcarse. Las inundaciones son provocadas
por rachas de lluvias intensas concentradas en períodos cortos y
pueden ser particularmente graves en las llanuras a lo largo de las
partes bajas de los grandes ríos. Los pantanos y ciénegas,
principalmente en los estuarios de los grandes ríos, frecuentemente
requieren de elaboradas obras de drenaje para eliminar el exceso de
agua y convertir a la tierra en apta para el cultivo. (Áreas extensas de
cultivo tanto en China como en Japón fueron de hecho incorporadas al
cultivo por este medio). Por otra parte, en todos los terrenos regados el
drenaje eficiente es esencial para evitar los encharcamientos y la
salinidad que proviene de un riego indiscriminado. En vista de lo
anterior, el concepto relevante de control del agua desde la perspectiva
de la producción agrícola debe ser evidentemente más amplio que el
de regadío y debe comprender también el control de inundaciones y el
drenaje.
Está claro que el control del agua puede contribuir al aumento de la
producción agrícola de una o más formas: Puede aumentar los
rendimientos de cultivos específicos y hacerlos más estables al
facilitar la siembra en la fecha óptima y, al aumentar la posibilidad de
uso de fertilizantes, puede contribuir a aumentar la intensidad de
cultivo al reducir el periodo de descanso y/o al extender el periodo
efectivo de cultivo; y permite una mayor diversidad de cultivos y a su
88 Aventuras con el agua

vez el cambio a cultivos de alta productividad y valor. Sin embargo la


magnitud precisa del aumento de la productividad por unidad de área
(y en la producción total) depende no sólo de la extensión y calidad
del sistema de control del agua, sino también de otros factores
notablemente el clima, los suelos y las características genéticas de las
variedades de plantas cultivadas.
Cuanto mayor y más regular sea la distribución de la precipitación en
relación a la ET el aumento en rendimientos como resultado del
control del agua será seguramente menor. Las características genéticas
de las variedades de plantas cultivadas influyen en la amplitud de la
curva de respuesta al fertilizante cuando el control del agua garantiza
“ausencia de estrés hídrico”. No obstante, en general, bajo condiciones
de humedad ideal, en contraste con condiciones de temporal, el
rendimiento por hectárea será probablemente más alto con cualquier
nivel de uso de nutrientes pero además será mayor la cantidad máxima
de nutrientes que las plantas pueden usar. Y, en la medida en que el
regadío permite un suministro más abundante y asegurado de
humedad en el suelo en distintas etapas del crecimiento de la planta,
permite también que aumente la respuesta en rendimientos a los
fertilizantes. El incremento de la productividad de los fertilizantes
aumenta el nivel económico de aplicación y por lo tanto actúa como
estímulo para acelerar el crecimiento de los rendimientos de los
cultivos. Claramente será mayor la magnitud de este efecto de la
introducción del control de agua, bajo condiciones de lluvia escasa e
incierta y cuando se utilicen semillas de alto rendimiento.
Dadas las condiciones agroclimáticas y la variedad de semilla, la
capacidad del sistema de riego para regular el suministro de agua a
parcelas específicas en su área de comando y sostener un nivel
apropiado de humedad en el suelo en todas las etapas de crecimiento
de la planta tiene un efecto significativo en la producción. Esta
capacidad, que es un reflejo de la calidad del sistema, depende de la
forma en que el sistema está diseñado y es operado.
El “diseño” del sistema tiene varios aspectos incluyendo las
características de la fuente de agua (que determina la cantidad y el
patrón estacional de disponibilidad de agua en la fuente, así como los
Instituciones de control del agua 89

límites dentro de los cuales esta última puede ser manipulada); la red
de distribución y las estructuras de control (que determinan si el agua
puede llegar a todas las parcelas y qué tan efectivamente y en qué
medida puede regularse la oportunidad y la cantidad de suministro a
cada parcela); la calidad de la preparación del terreno y las técnicas de
aplicación de agua (ambas afectan la “eficiencia de riego”, es decir, la
proporción del agua que aporta la fuente que está efectivamente
accesible en la zona radicular de las plantas).
Dentro de los límites impuestos por las características físicas de la
fuente de agua y el diseño ingenieril del sistema, la forma de organizar
y administrar la distribución del agua puede representar una diferencia
considerable en la efectividad con que se regulan los patrones de
cultivo y la entrega de agua. Por ello los arreglos instituciones para
operar los sistemas de riego --es decir, las reglas, los procedimientos,
los mecanismos para hacer cumplir10 y el personal-- tienen
implicaciones importantes sobre los resultados finales. Es esencial
reconocer, no obstante, que la organización de la administración del
agua y la forma en que funciona están condicionadas por, y también
condicionan a, el contexto natural y socioeconómico en que opera. En
la discusión subsecuente haremos mayor énfasis en estas inter-
relaciones.
III. LA CONSTRUCCIÓN DE LA INFRAESTRUCTURA PARA EL
CONTROL DEL AGUA
La construcción de la infraestructura para el control del agua tiene
varias fases distintivas, desde controlar y aprovechar una fuente de
agua, pasando por la construcción de la red de distribución/drenaje
que llega al nivel de parcela, hasta la preparación del terreno para un
riego eficiente. Los aspectos institucionales se refieren a la ubicación,
en cada fase, de la responsabilidad de planear, diseñar y construir la
infraestructura, y de movilizar los recursos necesarios y resolver los
conflictos que surjan en el camino. De particular interés en relación a
lo anterior son los roles relativos del Estado, de las instituciones
locales y del esfuerzo privado en cada una de estas actividades y los
factores que determinan la mezcla particular de roles en distintas
situaciones.
90 Aventuras con el agua

Las variaciones en la organización


Existen marcadas diferencias entre regiones y países en la forma en
que se organiza la construcción de los sistemas de control del agua. En
el período contemporáneo por doquier el Estado juega un papel
preponderante en la planeación, regulación y apoyo a los proyectos de
desarrollo del regadío, del control de inundación y del drenaje. La
importancia de su participación directa en el proceso, sin embargo,
varía. En la India11, por ejemplo, los gobiernos estatales y el nacional
tienen una mayor responsabilidad directa que en la mayoría de los
otros países de Asia (incluyendo China): En el caso de las obras de
riego para aguas superficiales, las agencias gubernamentales son las
que realizan los estudios preparatorios, diseñan los proyectos y llevan
a cabo la construcción en sí.
Hasta hace unas dos décadas [1965] el gobierno asumía la
responsabilidad de la construcción del reservorio principal, el canal
principal y los laterales hasta un cierto nivel (usualmente hasta las
tomas granja12 que abastecen a unas 40 ha.). Se esperaba que los
agricultores construyesen los canales parcelarios más allá de este nivel
y también que realizasen las mejoras parcelarias necesarias para el
regadío. Sin embargo, desde entonces, hay una clara tendencia a que
el gobierno asuma responsabilidad también por estas obras. Se ha
ideado para este propósito un nuevo arreglo institucional, en la forma
de Autoridades para el Desarrollo del Área de Comando, que está
separado de los departamentos responsables de la construcción de las
obras principales. El costo de todos estos programas se financia
inicialmente con el presupuesto y en alguna medida a través de
instituciones financieras. Los departamentos involucrados procuran
los materiales necesarios y a veces realizan la construcción con su
propio personal y con trabajadores contratados específicamente para
este propósito. La práctica más común, sin embargo, es encargar la
construcción (incluyendo la tarea de reclutar y supervisar a los
trabajadores) a contratistas seleccionados por un sistema de concurso.
Durante la construcción los agricultores no contribuyen con dinero o
con trabajo. Se supone que el costo de las obras debe ser reembolsado
por los beneficiarios en pagos cómodos durante un período de varios
Instituciones de control del agua 91

años en la forma de “impuestos de mejoras”. Pero de hecho poco se


recaba, de tal manera que los beneficiarios casi no contribuyen al
costo del desarrollo de las obras de control del agua.
El rol del Estado, en el caso de las aguas subterráneas, es más
limitado: Aparte de organizar los reconocimientos del potencial del
acuífero, proporcionar asesoría técnica y algún equipo de perforación,
y el tendido de la red eléctrica, su participación en la construcción en
sí se reduce a los pozos profundos [tubewells] relativamente grandes
del norte de la India. La mayor parte del trabajo de excavar y perforar,
construcción de canales, nivelación de terrenos e instalación de
bombas la realizan los mismos agricultores, típicamente de manera
individual. Sin embargo el gobierno es la principal fuente de
financiamiento, el cual se canaliza directa (tanto en la forma de
préstamos como de subsidios) e indirectamente en la forma de
préstamos a través de instituciones financieras. Este apoyo es
generalmente adecuado para cubrir la mayor parte de los costos
iniciales, y los términos de los créditos son relativamente blandos.
En Japón y China, comparados con la India, los niveles más altos de
gobierno juegan un rol relativamente más limitado en prácticamente
todas las fases, y los usuarios y sus organizaciones tienen entonces
una mayor responsabilidad tanto en la construcción como en la
movilización de los recursos necesarios13. Así en China,
“La planeación, el diseño, la construcción y la operación de proyectos
específicos tiene lugar en cuatro niveles distintos dependiendo del
tamaño del proyecto. El principio general es que la responsabilidad de
un proyecto que afecta a dos o más unidades es asumida por la
siguiente unidad jerárquica. Un corolario es que cada unidad que se
beneficia de un proyecto contribuye con trabajo e inversión en
proporción a su participación en los beneficios. Así el gobierno
central, a través de las oficinas de proyectos del Ministerio de
Conservación del Agua, toma la responsabilidad de las presas más
grandes y de los proyectos hidroeléctricos, y todas las provincias que
se beneficiarán aportan trabajo para complementar los fondos de
inversión del Estado. Los gobiernos de las provincias son
responsables de los proyectos de riego que afectarán a más de un
92 Aventuras con el agua

municipio. Los gobiernos municipales usualmente realizan los obras


de derivación o reservorios que afectan a más de una comuna ... A
nivel local la comuna o las brigadas de producción planean,
construyen y operan numerosos proyectos de todo tipo.” (Greer, 1979:
116-117).
De hecho una gran proporción de las obras para desarrollar la
conservación del agua consisten en proyectos de la última categoría.
La política explícita del gobierno, hasta 1979, fue que las comunas del
pueblo y sus unidades constitutivas asumiesen la mayor parte de la
responsabilidad de los proyectos para aprovechar las fuentes de agua
en los límites de la comuna/brigada, así como de la construcción de
las redes de distribución/drenaje y de las mejoras parcelarias
necesarias para hacer uso efectivo de las oportunidades presentadas
por los proyectos más grandes realizados por los niveles jerárquicos
superiores del gobierno.
Las diferencias en los métodos de movilización de recursos son aún
más llamativas. En China, a diferencia de la India, se espera que los
beneficiarios contribuyan con una gran parte de los costos del
proyecto. Así los costos de proyectos emprendidos por las comunas/
brigadas/ equipos de producción deben ser enteramente cubiertos con
sus propios recursos. Dado que el trabajo es el principal recurso
requerido en la construcción de estas obras y constituye el grueso de
los costos, la movilización de recursos toma principalmente la forma
de contribuciones en trabajo por las unidades beneficiadas. Se espera
también que las comunas movilicen contribuciones en trabajo para
proyectos emprendidos por el gobierno provincial/ nacional que
benefician a sus áreas. Durante el período del Gran Salto tales
contribuciones eran buscadas y obtenidas aún para proyectos que no
los beneficiaban directa o inmediatamente. A pesar de las
controversias sobre las bases para la contribución en trabajo y la
preocupación por los problemas de organización efectiva de una
fuerza de trabajo muy variable, se ha mantenido el principio de que
los beneficiarios contribuyan directamente a la construcción. Aunque
las contribuciones en trabajo están actualmente limitadas a las
unidades directamente beneficiadas por el proyecto, la magnitud de
Instituciones de control del agua 93

estas contribuciones es muy grande, en algunos casos tanto como el


80 % del costo total del proyecto (Vermeer, 1977: 260-1). Es
relevante considerar que existe una larga tradición en la práctica de
movilizar trabajo tanto para proyectos locales como nacionales de
control de agua (y para obras públicas en general) en la historia de
China.
En el Japón de la postguerra14 la planeación y construcción de obras
de control del agua, la mayoría de las cuales son para la expansión y
modernización de sistemas pre-existentes, son responsabilidad de los
Distritos de Mejoramiento de Tierras (DMT). Los DMT, de los cuales
hay en este momento [1985] 13,000, son asociaciones de agricultores
del área de servicio de los sistemas de control del agua (generalmente
formados con organizaciones de usuarios de sistemas locales
construidos en el pasado) y administrados por representantes electos
entre sus miembros. Han sido constituidos bajo una legislación
especial específicamente dirigida a mejorar el control del agua
mediante la construcción de nuevos reservorios para aumentar el
abasto de agua, racionalizar el trazo de los canales de riego y drenaje y
reorganizar la distribución espacial de las parcelas de tal manera que
permita un control del agua más efectivo a nivel de parcela y también
para facilitar la mecanización.
Los gobiernos de prefectura y nacional toman a su cargo el diseño y la
construcción únicamente de las presas (o almacenamientos) y los
canales que abastecen a más de una DMT. En todos los demás casos el
gobierno proporciona asistencia técnica (en materia de ingeniería y
diseño) y asistencia financiera (la mitad del costo es absorbido por el
gobierno nacional, un cuarto por la prefectura y se cubre la diferencia
facilitando préstamos blandos). Aunque todo ello proporciona al
gobierno una influencia considerable en la concepción y el diseño
general de los proyectos, la responsabilidad formal de las decisiones
en todos estos asuntos así como la asignación de los contratos
corresponde a la administración de los DMT.
Antecedentes históricos
Estas variaciones son, hasta cierto grado, un reflejo de las diferencias
en la evolución histórica del rol del gobierno en relación al desarrollo
94 Aventuras con el agua

del recurso agua. En la India, de lo poco que sabemos de la historia


del riego en el período pre-británico, parecería que hubo un
considerable desarrollo de obras de riego locales, particularmente en
el sur de la India, bajo un liderazgo esencialmente local aún antes del
surgimiento de Estados unificados de tamaño significativo (Ludden,
1979). En el norte de la India existió posiblemente un desarrollo
similar, pero el Estado parece haber jugado un rol más directo y
prominente en el desarrollo de algunos de los sistemas de riego más
grandes, como por ejemplo, los canales de Jamuna y Ganga, y el
elaborado sistema de control de inundación en Bengala (Harris, 1923;
Habib, 1963).
En las primeras fases del dominio británico, el gobierno no tuvo
mucho interés en el desarrollo del regadío. En el sur de la India, por
ejemplo, poco después del inicio del dominio británico, el gobierno
asumió la responsabilidad de rehabilitar los tanques que habían sido
dañados por la guerra y el abandono, así como por su subsecuente
mantenimiento15. En la primera mitad del siglo XIX el Estado gastó
sumas considerables en la reconstrucción de viejos sistemas de riego
con aguas superficiales, algunos de ellos grandes aun bajo criterios
modernos. Se iniciaron nuevos proyectos como iniciativas privadas.
Pero debido a que no fueron redituables el progreso fue lento hasta
fines del siglo XIX. Posteriormente la construcción pública de obra de
riego aumentó rápidamente, posiblemente como respuesta a las
hambrunas recurrentes y parcialmente por consideraciones
estratégicas16. Casi todos los nuevos proyectos fueron de riego con
aguas superficiales; no solo fueron grandes en términos del costo y del
área cubierta, además muchos de ellos involucraron la construcción de
reservorios de tamaños sin precedente en el sub-continente. Por lo que
sabemos no hubo intentos de exigir a los beneficiarios potenciales
contribuciones en dinero o trabajo, o de involucrarlos en la
concepción o implementación de los proyectos. El periodo post-
independiente fue testigo de una expansión masiva en la escala de
desarrollo de todo tipo de proyectos de regadío y de control de
inundación. En las obras de regadío con aguas superficiales, casi todas
bajo la égida del Estado, siguen dominando las grandes obras de
almacenamiento. Aun en el caso de las aguas subterráneas, que son
Instituciones de control del agua 95

principalmente explotadas por el sector privado, el Estado provee la


asistencia técnica y el grueso del financiamiento.
En contraste, tanto China como Japón, tienen una antigua y sostenida
tradición de desarrollo de la conservación del agua a través de
esfuerzos locales y requiriendo de los beneficiarios, aún cuando el
gobierno realiza los proyectos, una contribución en trabajo y en
materiales para construcción. En China en los años 500 a.C. o aún
antes, se iniciaron enormes proyectos para el control de inundaciones
en los ríos Amarillo y Hwai, y para derivar agua de ríos para regar
áreas extensas, y la práctica establecida en aquel tiempo de usar
trabajo obligatorio (corvé) se mantuvo durante los siglos
subsecuentes. El rol de tales empresas en la conformación de la
historia china y su significado para la naturaleza y organización del
gobierno en China han atraído mucha atención (Chi, 1936; Wittfogel,
1957). No obstante es un hecho que estos grandes proyectos
constituyen sólo una fracción del esfuerzo global que se ha invertido
en el desarrollo de la conservación del agua y en particular en el riego.
En el nivel local no sólo hubo mucha construcción (pequeñas presas,
redes de distribución y desarrollo parcelario) esencial para que los
beneficios de los grandes proyectos pudieran concretarse, sino
también una gran parte del regadío dependía de obras esencialmente
locales que parecen haber sido concebidas, planeadas y construidas
por, o bajo, el liderazgo local de terratenientes, líderes de clan, y la
pequeña nobleza [gentry] utilizando recursos locales (principalmente
trabajo) con la ayuda y el apoyo ocasionales del gobierno y de los
comerciantes. Aun en el caso de los grandes proyectos la movilización
del trabajo obligatorio (corvé), que en ocasiones llegaba a cifras
asombrosas, fue utilizado ampliamente tanto por los gobiernos
provinciales y nacional para la construcción de proyectos. A pesar de
los cambios de largo alcance en otros aspectos de la organización
económica, política y administrativa de la sociedad China después de
la Revolución, uno puede ver una cierta continuidad en lo relativo a la
organización y el financiamiento de la construcción de obras de
conservación de agua17.
96 Aventuras con el agua

La experiencia japonesa muestra una tendencia indiscutible hacia el


crecimiento de la participación del Estado, no tanto en la construcción,
sino en guiar y financiar el desarrollo del control del agua (Tamaki,
1977; Hatate, 1978). Históricamente el desarrollo del regadío se inició
casi exclusivamente con pequeños y localizados desarrollos
organizados por jefes feudales y grandes terratenientes con la ayuda
de trabajo local. Según se fue llegando a los límites de tales obras y/o
hubo acceso a avances significativos en las técnicas de control del
agua, se empezaron a desarrollar proyectos más grandes que requerían
el apoyo e intervención de una autoridad política supra-local. Ello a
veces fue el resultado de presiones desde abajo pero con frecuencia
también era el reflejo del esfuerzo de gobernantes locales ambiciosos
por incrementar sus ingresos y ampliar su dominio. Los gobiernos
regionales y nacional jugaron un rol particularmente activo en la
conservación de agua en los siglos XVII y XVIII y financiaron parte
de los costos, pero la participación local siguió siendo muy
importante. Aun durante el siglo XIX cuando el rol del gobierno tuvo
un incremento significativo, el gobierno generalmente insistió en que
los beneficiarios cubriesen el grueso del costo de los nuevos
proyectos. Fue hasta la década de 1920 que el gobierno, bajo la
presión de una creciente escasez de alimentos, liberalizó de manera
sustantiva la escala y los términos de apoyo a los proyectos de control
de agua18. Por diversas razones el proceso se reforzó en el período de
postguerra. Pero se ha mantenido un alto grado de participación y
control por parte de los usuarios en las actividades de desarrollo.
La escala y la complejidad de los proyectos
La diferencia en el rol del gobierno refleja, en un grado considerable,
las diferencias en la escala y complejidad de las obras involucradas.
Ello, claro está, es el punto central de la tesis de Wittfogel sobre el rol
del Estado en la sociedad hidráulica. Las obras de control del agua de
gran escala y técnicamente complejas necesitan de una movilización
de recursos y de una capacidad organizativa en una escala que rebasa
la capacidad de las comunidades locales o de las empresas privadas y
sólo pueden ser manejadas por el gobierno. Ello implica que dónde
figuran de manera destacada proyectos de gran escala y/o complejidad
Instituciones de control del agua 97

en el conjunto de obras hidráulicas se puede esperar encontrar que el


Estado juega un rol más prominente en la planeación y la construcción
de estas obras. Tal asociación de hecho parece existir en los tres países
que hemos analizado.
Así en la India se estima que del total de la superficie regada, dos
tercios corresponden al riego con aguas superficiales y la mayor parte
de ésta es a partir de canales, deslindando los tanques19 y otras fuentes
locales pequeñas. Los sistemas de canales, que consisten tanto en
proyectos de obras de derivación como de almacenamiento, son
típicamente grandes según los estándares del resto de Asia (excepto
quizá en Pakistán). Proyectos que riegan 100,000 hectáreas o más son
comunes y representan aproximadamente la mitad del área regada con
fuentes de agua superficial; hay 10 sistemas que riegan 500,000
hectáreas o más y, el más grande (Bhakra-Nangal), riega unas 1.3
millones de hectáreas. Los reservorios con una capacidad de
almacenamiento individual de más de 500 millones de metros cúbicos,
son unos 50, y representan el 80% del total de capacidad de
almacenamiento (147 mil millones de metros cúbicos), mientras que
los tanques y pequeños estanques se estima representan menos del 10
% (Rao, 1979). Los proyectos de riego por canales en gran escala
dominaron el desarrollo del regadío durante el período del dominio
británico; la escala absoluta se ha incrementado marcadamente en la
era de la post-Independencia20, aún cuando su importancia ha
declinado en términos relativos como resultado de una aun mayor
expansión del desarrollo de las aguas subterráneas.
En China, a mediados de 1950 (el último período para el que tenemos
acceso a información pertinente) el riego con aguas superficiales
representaba más del 80 % del área regada y la mayor parte (más del
90 %) consistía en “estanques y presas pequeñas” y “sistemas de agua
rodada que dependen de pequeños canales y acueductos”. Los grandes
sistemas de agua rodada, incluyendo las grandes obras de derivación
de ríos (algunas de ellas con antecedentes muy antiguos) abastecen a
menos de una décima parte del total de la superficie regada (Chao,
1970: 129). Ello hace notorio el dominio de proyectos relativamente
pequeños y esencialmente locales en los sistemas de riego chinos. Y,
98 Aventuras con el agua

tal y como mencionamos más arriba, la construcción de tales


proyectos junto con el mejoramiento de los sistemas locales existentes
a través del esfuerzo comunal ha sido asimismo característico del
período post-Revolucionario.
En el caso de obras de control de inundación y de drenaje el gobierno
ha jugado y sigue jugando un rol principal. Muchos de los ejemplos
clásicos de enormes obras públicas en la historia antigua de China son
de hecho obras de control de inundación (especialmente en las
cuencas de los ríos Amarillo y Hwai) y canales de navegación (como
el Gran canal). En tiempos recientes encontramos el mismo patrón:
Además de la construcción de nuevos terraplenes de contención y el
mejoramiento de los existentes a lo largo de los ríos principales, ha
habido un importante programa de construcción de reservorios. El
número de reservorios con capacidad de 100 millones de metros
cúbicos o más (la mayoría de los cuales están destinados al control de
inundaciones más que al riego) aumentó de 10 en 1949 a 300 en la
década de 1970 (Nickum, 1981: 6). El gobierno necesariamente tuvo
que jugar un rol principal en el diseño y la construcción de estas obras
que fueron no sólo enormes sino que también requirieron de la
planificación coordinada de cuencas fluviales completas que
atraviesan varias provincias. El que aun en estos proyectos una gran
parte del costo fue aportado mediante contribuciones en trabajo de las
áreas beneficiadas es un rasgo distintivo y es un aspecto que no puede
ser explicado en términos de la escala y/o complejidad de los
proyectos.
En Japón, al igual que en China, la mayoría (75 %) de la superficie
regada depende de derivaciones de ríos y de estanques. Aun ahora se
estima que los sistemas basados en reservorios proveen apenas una
sexta parte de la superficie regada (Fukuda, 1976: 88)21. Los sistemas
de riego japoneses son numerosos y su tamaño promedio es pequeño.
Si consideramos a cada Distrito de Mejoramiento de Tierras (DMT)
como un sistema, el tamaño promedio de un sistema de riego es de
apenas 250 hectáreas; casi no existen sistemas que rieguen más de
20,000 hectáreas22. El control de inundación y el drenaje fueron por
supuesto esenciales para la expansión del cultivo de arroz de
Instituciones de control del agua 99

inundación y en algunas áreas (como la llanura de Kanto) involucró


una construcción de relativa gran escala y complejidad técnica. Pero
en ningún sitio estas obras alcanzaron la escala de aquellas de la
China. Mucho pudo haber sido y fue manejado por gobernantes
locales mucho antes de la aparición de un gobierno nacional
unificado. El rol relativamente más prominente del gobierno en el
período de la postguerra es consistente con la necesidad de construir
nuevos almacenamientos, que involucran la integración de las
comunidades de riego pre-existentes y los DMTs.
Dado que la escala de los proyectos tiene alguna relación con la
naturaleza y la importancia de la participación del Estado, surge la
pregunta de qué es lo que determina el tipo de proyecto emprendido.
La naturaleza del control del agua necesaria para la agricultura
depende de las condiciones agroclimáticas; mientras que lo que es
posible está condicionado por condiciones topográficas, geológicas y
el estado del arte en ingeniería hidráulica; y lo que se selecciona de lo
posible está en función de aún otros factores, esencialmente
socioeconómicos.
Los factores agroclimáticos
Ya hemos explicado con cierto detalle (ver Sección II) como la
precipitación y la evaporación son las dos variables climáticas básicas
que determinan la naturaleza del control del agua necesario para una
agricultura eficiente. Configuraciones distintas de estas variables
implican problemas distintos en el logro y mantenimiento de
condiciones de humedad del suelo. Consideren por ejemplo las dos
configuraciones ilustradas en la Figura 1.
En A --un esquema del patrón climático característico de la mayor
parte del sur de Asia-- las temperaturas son consistentemente más
elevadas que en B-- que esquematiza el patrón climático prevaleciente
en el este de Asia. Consecuentemente A tiene una mayor ET
prácticamente en todas las estaciones y ciertamente más alta
considerando todo el año en comparación con B. Por otro lado la
precipitación promedio es menor en A y su concentración estacional
es más pronunciada. El resultado combinado de estas diferencias es
que la estación de “secas” en A no sólo es más prolongada sino
100 Aventuras con el agua

también el déficit de humedad (es decir, el exceso de ET sobre la


precipitación efectiva) es también mayor. Bajo estas condiciones las
necesidades de riego en la estación de secas al ser relativamente
grandes en relación con los requerimientos de agua del cultivo, sólo
pueden ser cubiertas si el agua excedente de la estación de lluvias
(monzón) se almacena en la superficie o en el subsuelo para su uso en
la estación de secas. Cuál de estas posibilidades es realizable depende
sin embargo de la topografía y la geología.

Figura núm. 1

Gráfica 1 A
Precipitación/Evapotranspiración

Ene Jun Dic

Evapotranspiración Precipitación
Instituciones de control del agua 101

Gráfica 1 B
Precipitación/Evapotranspiración

Ene Jun Dic

Evapotranspiración Precipitación

Así en la llanura del Indo-Ganges, aunque el patrón climático sigue el


patrón A, los ríos que fluyen por las llanuras tienen cuencas de
captación inusualmente grandes que incluyen a los Himalayas. La
contribución del deshielo proveniente de estas montañas es un factor
importante para que todos los ríos más importantes de esta región sean
perennes. La topografía de las llanuras también permite el riego
mediante derivaciones del flujo del río para alimentar a sistemas de
canales23.
En el valle del Indus, además de los sistemas de la antigüedad, se
construyeron, antes y durante el dominio británico en esta región,
varios grandes sistemas de canales que dependen del agua que escurre
por el río. Pero cuando las posibilidades de derivaciones del río se
agotaron, la expansión ha dependido crecientemente de los
almacenamientos24. La geología de las llanuras es excepcionalmente
favorable para el almacenamiento subterráneo pero la explotación
intensiva de este recurso tuvo que esperar a la introducción del
bombeo con motor (que redujo el costo de elevar el agua) y a la
102 Aventuras con el agua

disponibilidad de técnicas para la construcción de pozos profundos


(que hizo posible aprovechar estratos más profundos del
almacenamiento subterráneo)25.
En contraste, en el sur de la India, los ríos son en su mayoría
estacionales; no hay llanuras extensas a lo largo del curso de los ríos
principales; y la geología no es favorable para el almacenamiento
subterráneo. Aprovechando que la región recibe precipitación de
ambos monzones, las variaciones topográficas locales han sido
eficientemente explotadas para almacenar agua de lluvia en un
extenso sistema de tanques que se utilizan para arrozales de
inundación y simultáneamente sirven como un medio para mejorar la
recarga del acuífero en su área de comando26. La mayor parte del
riego en el sur de la India en el período de la pre-Independencia
provenía de estanques y pozos, exceptuando las obras de derivación
en las áreas de delta de los ríos principales (el Krishna, el Godavari, y
el Cauvery y en menor medida en las cuencas de ríos más
pequeños)27. El desarrollo del riego por tanques al parecer llegó a un
punto de saturación aún antes de la llegada de los ingleses. Una
expansión adicional del riego a partir de almacenamientos en este
tracto requería de la construcción de grandes almacenamientos aguas
arriba y/o técnicas más baratas para elevar el agua subterránea. La
tecnología requerida para las presas de almacenamiento no se
desarrolló autóctonamente y estuvo disponible sólo hasta finales del
siglo XIX. Las técnicas baratas para explotar aguas subterráneas no
estuvieron disponibles hasta mucho después.
En el este de Asia (patrón B), en contraste, la precipitación es mayor y
en todo caso está mejor distribuida en relación a la ET; la duración de
la estación en que hay déficit hídrico en el suelo (bajo condiciones de
agricultura de temporal) es más corta; y la magnitud del déficit
relativo a los requerimientos de agua de los cultivos es menor28. Al
estar la precipitación más uniformemente distribuida la mayoría de los
ríos son perennes. En China dada la enorme extensión del área de
captación y al hecho que la estación de lluvias se inicia antes en las
partes altas que en las bajas de la cuenca (donde se encuentra
concentrada la mayor parte de la agricultura) probablemente significa
Instituciones de control del agua 103

menores variaciones estacionales en el caudal del río en las partes


bajas. Bajo esta conjunción de circunstancias, le es posible a China
enfrentar el déficit de humedad en la estación de secas con la ayuda de
obras de derivación, estanques y elevación de aguas superficiales.
Tanto en China como en Japón los grandes sistemas de riego por
canales, y en particular aquellos basados en almacenamientos, son un
fenómeno relativamente reciente.
Coincidentemente, la abundancia relativa de agua en estos países hace
que las inundaciones sean un problema más serio. Son esenciales,
particularmente en las partes bajas de las cuencas y las áreas de
estuario, medidas efectivas para regular las inundaciones estacionales
y asegurar un drenaje apropiado del agua excedente. Estas obras,
comparadas con aquellas destinadas al riego, tienden a ser
relativamente grandes en términos tanto de tamaño como de extensión
del área beneficiada. Las obras de protección contra inundaciones en
el norte de China están entre las obras de control del agua más grandes
del mundo.
La tecnología del control de agua
Las restricciones impuestas por el estado de la ingeniería hidráulica y
las técnicas de construcción han sido relajadas en tiempos modernos
debido a la acumulación y mayor facilidad de acceso a técnicas
probadas. Pero estas restricciones fueron bastante importantes en otros
tiempos. De tal manera que el nivel ingenieril y las habilidades de
construcción requeridas para los grandes reservorios y los sistemas
extensos de canales es de un orden totalmente distinto al que involucra
la construcción de estanques locales y pozos poco profundos. Por
razones no del todo claras, en ciertas situaciones y en ciertos períodos,
más no en otros, tuvo lugar un progreso significativo en la tecnología.
Así en China los esfuerzos sostenidos para controlar sus principales
ríos llevó a avances significativos en técnicas de control de
inundaciones desde épocas bastante tempranas y ello hizo posible
implementar enormes obras aún en la era precristiana (Needham,
1971). Pero no tuvieron lugar avances paralelos en la construcción de
presas de almacenamiento y en la explotación de aguas subterráneas,
aún cuando el potencial para tales obras existía y se había llegado al
104 Aventuras con el agua

límite del desarrollo basado en tecnologías más sencillas. El que la


tecnología de sistemas basados en almacenamientos no se desarrollase
autóctonamente en la India y no estuviese disponible hasta
recientemente debe haber sido uno de los factores que detuvo el
crecimiento del regadío en ese país.
La tecnología relevante de control de agua desde la perspectiva de la
agricultura por supuesto va más allá de aquella utilizada para
aprovechar las fuentes de agua; incluye técnicas para regular la
conducción del agua y su aplicación eficiente a los cultivos. Aquí
posiblemente más que en otros aspectos, se puede ver la interconexión
cercana entre los aspectos físicos y organizativos del control del agua.
La eficiencia en la administración del agua depende de manera crucial
del funcionamiento de las instituciones que operan el sistema y, dentro
de ciertos límites, pueden incluso suplir los defectos en el diseño del
sistema. Pero el diseño físico del sistema (concretado en estructuras a
través de las cuales se regula el flujo de agua hacía las distintas partes
del sistema; las especificaciones, diseño y trazo de la red de
riego/drenaje; la calidad de la preparación de la tierra; y la técnica de
riego utilizada a nivel parcelario) pone límites definidos dentro de los
cuales las instituciones tienen que operar. También es relevante notar
que las ideas de uso “eficiente” del agua están a su vez condicionadas
por el estado del conocimiento sobre la respuesta en rendimientos al
agua, y que este ha venido modificándose constantemente. Hay una
diferencia notable también en este aspecto entre el este y sur de Asia.
La mayoría de los sistemas japoneses y taiwaneses, y por lo menos
algunos de los chinos, han sido “modernizados” y han alcanzado un
nivel de sofisticación en el diseño de las redes de distribución y de las
estructuras de control, así como en la administración de los sistemas
de entrega de agua, lo que contrasta fuertemente con los sistemas del
sur de Asia.
Los factores económicos y sociales
Dado que el control del agua es sólo una de las formas de incrementar
la producción agrícola, los costos relativos de medios alternativos para
lograr este objetivo claramente son relevantes para determinar cuántos
recursos deben destinarse al control del agua y qué tipo de obras de
Instituciones de control del agua 105

control del agua deben desarrollarse dentro de los límites de lo


tecnológicamente posible. Cuando hay una abundancia de tierra no
cultivada pero cultivable, la necesidad del control del agua es menos
apremiante. Y si extender el cultivo es más barato en términos de los
recursos requeridos por unidad de producción adicional, uno esperaría
un mayor énfasis en abrir más tierras al cultivo en lugar de intensificar
el cultivo en tierras ya cultivadas mediante la ampliación o
mejoramiento del regadío. De tal manera que la ampliación y mejoría
del control del agua como base para la agricultura de regadío intensiva
ocurrió más temprano y ha sido llevada más lejos en China y Japón
que en la India, quizá debido a que los primeros llegaron a la frontera
de la agricultura extensiva mucho antes y a que el cultivo más
intensivo basado en un apropiado control del agua era esencial para
elevar la productividad.
Se ha sugerido una explicación similar para las diferencias en las
fechas y escalas de distintos tipos de inversiones agrícolas entre
Japón, Corea, Taiwan y Filipinas (Kikuchi y Hayami, 1979).
Claramente los costos relativos y la redituabilidad de distintas formas
de elevar la productividad son una función del estado de la tecnología
para la apertura de nuevas tierras, la ingeniería hidráulica, la elevación
del agua y en el mejoramiento genético de plantas y la agronomía.
Consecuentemente el surgimiento de nuevas técnicas en cualquiera de
estos campos afecta la selección: no es un accidente que el regadío
con aguas subterráneas se difundió rápidamente sólo después de la
introducción del bombeo con motor y de los pozos profundos --ambos
de los cuales reducen de manera importante el costo del agua
subterránea. Igualmente, la introducción de plantas y variedades de
altos rendimientos con alta respuesta a fertilizantes y fuentes de abasto
más baratas de fertilizantes aumentan la redituabilidad de la
agricultura de riego y estimulan una inversión más alta en el control
del agua.
Sin embargo el cálculo económico no siempre es explícito. De hecho
en la historia del desarrollo de la conservación del agua hay poca
evidencia de cálculos conscientes. La evaluación económica
sistemática es un fenómeno relativamente reciente. Aunque la
106 Aventuras con el agua

evaluación de proyectos es actualmente común, las bases del cálculo


económico no sólo son complejas sino que también están fuertemente
condicionadas por factores extra-económicos anclados en la forma en
que se movilizan los recursos, los intereses de lo(s) grupos que
movilizan los recursos, y las distribución de los beneficios y costos
entre los beneficiarios.
El cálculo es relativamente sencillo cuando la inversión propuesta la
realiza y lleva a cabo un solo agricultor exclusivamente para su propio
beneficio. Es un supuesto razonable que en este caso su decisión
dependerá en si puede o no conseguir un mejor rendimiento con esa
inversión que con otras alternativas accesibles. Efectivamente hay
ejemplos de tales inversiones privadas individuales en el control del
agua. Pozos poco profundos y bombas pequeñas caen típicamente en
esta categoría. Pero la situación más común es la de un proyecto de
riego que beneficia a un gran número de usuarios y que
necesariamente debe ser construido y operado por, o para, el grupo en
su conjunto.
Consideren, por ejemplo, la inversión en un nuevo tanque o la
modernización de un viejo tanque comunitario o la construcción de
canales parcelarios, la preparación de terrenos y otras obras para poder
hacer un uso efectivo del agua disponible en una pequeña comunidad
de agricultores. El hecho de que cada uno de ellos actuando
individualmente no pueda explotar ninguna de estas posibilidades y
que la acción combinada resulte provechosa para todos implica que
existe una cierta mutualidad de intereses para llevar adelante la
inversión colectiva. Pero ello por si solo es insuficiente para inducir al
grupo a poner en marcha el proyecto. Aun si la redituabilidad global
de la inversión es atractiva, el llevarlo o no a cabo dependerá de
manera crucial de la evaluación que hagan los beneficiarios
individuales de sus respectivas ganancias netas.
Hay muchas razones por las cuales los individuos pueden no estar
dispuestos a participar. Por ejemplo, la modificación de un sistema
existente puede ser colectivamente redituable, pero los agricultores y
las comunidades de agricultores abastecidas por el sistema existente
pueden tener temores de que el cambio afectará adversamente la
Instituciones de control del agua 107

cantidad, oportunidad y seguridad en el suministro de agua que


actualmente reciben. Esos temores deben ser mitigados o superados
para que la inversión colectiva pueda realizarse. Ello involucra
demostrar que la nueva inversión aumentará la disponibilidad total,
garantizando el abasto que reciben los usuarios existentes y/o
reconociendo en el sistema modificado los derechos prioritarios en la
distribución de agua a los usuarios existentes.
Otra razón de reticencias para participar en un esfuerzo colectivo
puede ser la incertidumbre con respecto a las ganancias netas para el
individuo. Las ganancias del agricultor individual están determinadas
por varios factores, algunos de los cuales tienen que ver con la forma
en que los costos y los beneficios de la inversión serán repartidos
entre los beneficiarios, otros con la ubicación, suelos y otras
características de las parcelas específicas que poseen, y otros más
dependen a su vez de su acceso (en términos de cantidad y calidad) a
los recursos complementarios necesarios para beneficiarse de la
mejoría en el control de agua. El primero de ellos tiene que ver con los
principios y procedimientos que conciernen a los aportes de los
beneficiarios al proyecto para la construcción/mantenimiento, y con la
distribución de agua a los beneficiarios individuales. Las inversiones
colectivas típicamente tienen tales reglas pero la mera formulación de
reglas y procedimientos no es suficiente. Es también relevante la
evaluación por los usuarios individuales de qué tan efectiva e
imparcialmente van a ser implementadas dichas reglas. Si algunos o
todos los beneficiarios sienten que algunos usuarios, en virtud de su
ubicación (aguas arriba) y/o su poder sobre la organización/el personal
que administra el sistema, puede y probablemente manipularán la
distribución [de agua] en su beneficio, los incentivos para participar
en un esfuerzo colectivo se debilitarán. Estos incentivos pueden
también debilitarse porque un individuo ubicado en el área de servicio
de una inversión comunal puede satisfacer sus necesidades sin
involucrarse en el esfuerzo colectivo --ya sea porque se beneficiará de
todas maneras o porque puede desarrollar fuentes suplementarias
(como pozos) de manera independiente.
108 Aventuras con el agua

Aun cuando las reglas sean claras y todos estén confiados en su


aplicación, hay una considerable incertidumbre sobre los costos y los
beneficios para los individuos a consecuencia de un conocimiento
inadecuado del impacto de la inversión en la producción y en los
insumos, atribuible a la gran variación en las circunstancias
individuales en relación a la calidad del suelo, al acceso a insumos y a
los conocimientos y habilidades para costear los insumos necesarios; y
también atribuible a la incertidumbre en la oportunidad y cantidad del
suministro de agua durante una dada estación. El tipo de la tenencia de
la tierra del individuo también tiene importancia. La evaluación de la
conveniencia de participar en un proyecto colectivo de control del
agua de un agricultor-propietario será obviamente distinta al de un
arrendatario, y entre los arrendatarios el tipo de contrato y las
expectativas sobre el efecto de la obra de mejoramiento de control del
agua en la renta de la tierra seguramente influenciarán los cálculos
individuales del costo-beneficio.
Mientras que poco se puede hacer con la incertidumbre de la
disponibilidad global de agua en el sistema o su patrón estacional, la
existencia de reglas de distribución bien definidas para distintas
contingencias y la confianza en que la distribución efectivamente será
acorde a las reglas, puede hacer una diferencia considerable. Tal
confianza en efecto depende de la credibilidad de los funcionarios de
la organización de riego y de la habilidad de sus “líderes” para
disciplinar a los infractores de reglas y para hacer cumplir las reglas:
Tradicionalmente la participación de las clases dominantes de
terratenientes que se beneficiarían directamente de la inversión en
control del agua, o de otros núcleos de poder local (como la pequeña
nobleza [gentry] en China) ha sido una forma de dar fuerza y
credibilidad a las organizaciones de riego. En muchos casos el grueso
del beneficio iba a parar a estas clases, que de hecho usaban su poder
para que los beneficiarios menores pero numerosos se alineasen con
sus programas y forzar su contribución al desarrollo del sistema.
Ejemplos de organizaciones fuertes compuestas de agricultores con
una base económica más o menos homogénea se encuentran en Japón
y Taiwan. Pero en otras partes son raros. Aún en el caso de las
Instituciones de control del agua 109

Comunas del Pueblo en China, a pesar de la propiedad comunal de la


tierra, la distribución relativamente igualitaria de los beneficios y la
toma de decisiones colectivas sobre el desarrollo y uso de los recursos
disponibles, el consenso en estas cuestiones no ha sido fácil o libre de
conflictos. Frecuentemente para llegar a decisiones y para
implementarlas se ha requerido de la intervención fuerte y activa de
los cuadros del Partido, que han sido hasta hace muy poco el loci de
poder local en la sociedad rural China, (Anon., 1958; Crook y Crook,
1962; Nickum, 1981).
El problema se hace aún más complejo cuando el alcance de la obra
de control del agua se extiende más allá de las comunidades
individuales y cuando las aldeas pierden su aislamiento y se integran
más y más a la economía y gobierno de complejos territoriales
mayores. Lo primero implica que la coordinación y la movilización de
recursos tiene necesariamente que ser administrada por una autoridad
supra-comunitaria. Lo segundo tiene el efecto de debilitar, y hacer
más indirecta la conexión entre movilización del “excedente” y su uso
para el control del agua. La importancia y la forma de movilización
[del “excedente”] así como su utilización queda entonces naturalmente
expuesta a las influencias de las configuraciones de intereses y poder
de un área mucho mayor y más allá de la comunidad.
Históricamente las inversiones en el control de agua fueron
promovidas o realizadas por autoridades supra-comunitarias, ansiosas
de ampliar su dominio sobre el territorio, los recursos (mediante renta
e impuestos) y consecuentemente ampliar su poder. En algunos casos,
como en China, estas autoridades tenían la capacidad para hacer
efectiva la movilización de trabajo corvé y la capacidad de organizar a
estos trabajadores para la construcción de obras de gran escala. Pero
más frecuentemente prefirieron estimular (por medio de exenciones de
impuestos, por ejemplo) a comerciantes y a grandes terratenientes (o
sus dependientes) a invertir en la agricultura (incluyendo la
construcción de obras de control del agua) en lugar de comprometer
directamente sus propios recursos. Ejemplos de ello se pueden
encontrar en prácticamente todos los países (véase por ejemplo Kelly,
1982; Ludden, 1978).
110 Aventuras con el agua

La importancia y naturaleza de la participación del gobierno en el


desarrollo del control del agua varió mucho entre países y aún al
interior de un país en distintos momentos de su historia. Así que,
generalizando, los gobiernos del sur de Asia hasta recientemente no
tuvieron tanto interés en el desarrollo o la promoción del regadío,
como sus contrapartes en el este de Asia. Un desarrollo considerable
por supuesto tuvo lugar en regiones específicas de la India en distintos
períodos, pero aparentemente en su mayor parte como resultado de
esfuerzos locales. En las fases tempranas del dominio británico, la
Compañía de las Indias Orientales mostró un interés activo en la
construcción de obras de riego puramente como negocio de empresas
comerciales. Unos pocos proyectos fueron efectivamente construidos
sobre esta base a mediados del siglo XIX. Una sucesión de hambrunas
en la segunda mitad del XIX y la preocupación por asegurar las
estratégicamente importantes partes del noroeste de la India llevaron a
una significativamente mayor participación directa del Estado en el
regadío por razones distintas a lograr una ganancia. No hay una
explicación sencilla para ello [: la importancia y naturaleza de la
participación del gobierno en el desarrollo del control del agua], como
tampoco para explicar que el interés del Estado en la construcción de
sistemas de control del agua, aún en el este de Asia, ocurrió de manera
discontinúa. Pero se pueden enumerar algunos de los factores más
importantes que figurarían en cualquier explicación: estos incluyen la
magnitud de los recursos de que dispone un gobierno (principalmente
en función del sistema de impuestos sobre la tierra y la efectividad de
su recaudación ); la tenencia de la tierra (que afecta cómo se reparten
los costos y los beneficios del control del agua entre las distintas capas
sociales); la necesidad y las posibilidades de invertir en control del
agua, y las demandas de otras aplicaciones para los recursos de que
dispone el gobierno.
Este panorama ha cambiado radicalmente en tiempos recientes con la
mayor amplitud e importancia de la participación de los Estados en el
control del agua. Ello refleja en parte la creciente escala y complejidad
de proyectos que requieren más recursos, mayor expertise y un mayor
nivel de mediación política en los conflictos entre intereses sectoriales
y regionales. En parte esta tendencia también refleja las crecientes
Instituciones de control del agua 111

presiones para elevar el nivel de vida de las masas y la aceptación de


la responsabilidad del Estado en la movilización y uso de recursos
para este propósito.
Una consecuencia inevitable de esta creciente centralización en la
movilización y la utilización de los excedentes es la intensificación de
la competencia entre regiones y clases por los fondos públicos
disponibles, y consecuentemente el realce del rol de las fuerzas
políticas (es decir, del poder relativo de las demandas antagónicas)
para decidir la distribución de recursos. No obstante hay diferencias
significativas entre Japón, China y la India en este aspecto. Así en
Japón, la creciente participación del Estado ha tomado una forma
donde el gobierno nacional aporta una gran parte de los costos
(incluyendo amplios subsidios) y provee el marco legislativo, dejando
a las organizaciones autónomas de riego muchas de las decisiones e
implementación. En China, la contribución financiera del Estado al
desarrollo del riego ha sido conscientemente limitada, pero el poder
del Estado es usado a través de los cuadros del Partido para facilitar la
acción colectiva a nivel de proyecto. En contraste, en la India las
políticas electorales han llevado al Estado a tomar una mucho mayor
responsabilidad directa en la planeación, financiamiento y
construcción de obras de riego, incluyendo aquellos componentes que
podrían ser realizados de manera efectiva por los beneficiarios en el
nivel local. En este proceso, se ha agravado considerablemente el
conflicto inherente entre uso eficiente de los recursos disponibles y la
propensión a utilizar los fondos públicos como medio para recibir y
ampliar un apoyo electoral.
Frente a la demanda de ampliar el regadío más allá de lo que puede
lograrse con los recursos disponibles, los gobiernos han respondido
iniciando demasiados proyectos --muchos de ellos sin la necesaria
investigación-- y estirando precariamente entre ellos los fondos
disponibles; permitiendo que los sistemas de canales se extiendan más
allá de los límites de área que se puede regar con el abasto disponible;
y con una renuencia a enfrentar aquellos problemas cargados de
conflictos de la compactación de parcelas29, el mejoramiento
parcelario, la localización del área de comando para distintos cultivos
112 Aventuras con el agua

y la recaudación de impuestos para mejoras. Los retrasos resultantes


en completar las obras y serios desbalances entre la disponibilidad de
agua, área regable y patrones de cultivo en el área de comando de
proyectos terminados, aumentan los conflictos sobre la distribución
del agua y aumentan la incertidumbre sobre el abasto de agua, su
costo y productividad.
IV. LA OPERACIÓN DE UN SISTEMA DE CONTROL DE AGUA
A diferencia de la construcción de una obra de control de agua, que
esencialmente es una actividad “única” o cuando más intermitente, la
operación involucra tareas de naturaleza continua. Básicamente estas
tareas son asegurar que la infraestructura física (presas, canales,
canales parcelarios, estructuras) del sistema se mantenga en buen
estado de funcionamiento y regular el acceso y el uso de los servicios
que provee30.
Cuando una fuente de agua es aprovechada y usada por un solo
agricultor para el cultivo de su propia tierra, el mantenimiento y la
regulación de su uso es relativamente simple: El agricultor sólo tiene
que decidir cuál es la mejor manera de distribuir el agua entre distintos
usos (cultivos/estaciones) en relación con sus objetivos. La cuestión
de la distribución entre distintos usuarios no existe. Sujeto sólo a las
restricciones técnicas, la implementación de la decisión está
totalmente bajo su control. El problema se mantiene relativamente
simple, aun cuando la fuente de riego suministre agua a varios
usuarios ya sea porque la disponibilidad excede las necesidades del
propietario o porque la fuente se desarrolló únicamente como negocio
--mientras el propietario tenga derecho irrestricto sobre la disposición
del agua. Los mejores ejemplos de tal sistema son los pozos y pozos
profundos de propiedad individual. Algunos agricultores grandes
tuvieron, y todavía tienen, estanques y pequeñas obras de derivación
para uso en sus propias tierras31.
Sin embargo dado el tamaño relativamente pequeño de los fundos
agrícolas en la mayor parte de Asia, donde típicamente aún los
sistemas pequeños tienen que abastecer a varios agricultores, la
distribución entre los usuarios de las obligaciones de mantenimiento y
del agua es tan importante como la distribución entre usos (cultivos y
Instituciones de control del agua 113

estaciones). Los mecanismos y procedimientos para determinar las


reglas de distribución y para hacer cumplir las reglas --que juntos
definen la estructura de una organización para la operación de los
sistemas de riego-- son por lo tanto de gran importancia.
Las organizaciones para la operación de sistemas de control de agua
tienden a ser diferenciados en términos del rol de los burócratas
(diferenciados de los usuarios) en la administración y la amplitud de la
centralización de la autoridad: “Burocracia” se refiere al cuerpo de
personal profesional contratado para llevar a cabo tareas específicas
en una organización en el marco de ciertas normas de procedimiento.
Pequeños sistemas locales que abastecen a pocos agricultores pueden
funcionar con una organización simple y administrar todas las tareas
con el auxilio de sus propios miembros. Esto es lo que ocurre en la
mayor parte de Asia. Tales sistemas tradicionalmente no utilizan
personal contratado; tanto los que toman las decisiones de políticas
como los administradores se nombran entre los miembros de la
comunidad por selección, elección o rotación. Si bien el personal no
está profesionalmente entrenado, ello no quiere decir que no son
hábiles. De hecho un considerable conocimiento y experiencia en el
manejo tanto de problemas técnicos como sociales en la
administración del agua son esenciales para el funcionamiento terso
aún de pequeños sistemas, y se espera que sus funcionarios tengan
tales atributos.
Los sistemas más grandes, multicomunitarios, requieren de personal
más capacitado y especializado para administrar las tareas técnicas y
requieren de personal que pueda prestar una atención más continua a
las tareas cotidianas de la operación del sistema. Consecuentemente
así como el tamaño y la complejidad del sistema aumenta, también
aumenta la necesidad de un personal pagado de tiempo completo para
atender las tareas rutinarias técnicas y administrativas. Pero hay
situaciones donde el rol de la burocracia va más allá de las funciones
técnicas y administrativas para abarcar las de diseño e implementación
de políticas. Por ello, lo que constituye una base significativa para
distinguir distintas clases de organizaciones de riego no es tanto la
dependencia de un personal pagado de tiempo completo como el rol
114 Aventuras con el agua

que este juega, junto con la forma en que es nombrado y controlado.


En este aspecto, hay un marcado contraste entre los patrones
prevalecientes en el este y en el sur de Asia.
Así en Japón por la forma en que se desarrollaron los sistemas de
riego y el predominio de pequeños sistemas locales, el control de los
usuarios sobre la administración (en relación a la formulación de
políticas, la administración cotidiana así como el nombramiento y
control del personal de operación) es muy fuerte. Según fueron
creciendo los sistemas en escala y complejidad aumentó también la
dependencia en un personal profesional pagado. Pero salvo pocas
excepciones, todo el personal está efectivamente bajo el control de los
DMT que son administrados por representantes de los usuarios.
Aparte de establecer el marco legal general relativo a los DMT y, muy
excepcionalmente, la administración de reservorios y canales que
sirven a más de un DMT, el Estado juega un rol relativamente
marginal en la operación de los sistemas de riego32.
En China33, aunque se suponía que la burocracia del Estado era la
responsable desde los tiempos de la antigüedad de la administración
de las obras de control de agua, de hecho su rol se limitaba a la
supervisión del mantenimiento y la operación de los grandes
proyectos construidos por el Estado, así como de los reservorios
centrales, los canales y los terraplenes a lo largo de los ríos. Los
niveles inferiores de los grandes sistemas, así como los sistemas
pequeños construidos en su mayor parte con recursos e iniciativa
locales, eran administrados localmente con personal propio.
Actualmente, los sistemas de control del agua, para propósitos de
administración operativa, están organizados en Distritos de Riego de
tamaños diversos que van desde unas cuantas aldeas a varias comunas
o aún prefecturas. Todas estas organizaciones tienen un cuerpo de
personal profesional y administrativo pagado, que es nombrado y
controlado por el Distrito de Riego. En los distritos que comprenden
varias comunas o municipios los funcionarios de mayor rango
provienen de cuadros profesionales del nivel correspondiente del
gobierno (Prefectura, Provincia o el Centro). Estos últimos no están
enteramente bajo el control de la Organización del Distrito. En virtud
Instituciones de control del agua 115

de su expertise técnico y siendo de su responsabilidad asegurarse que


los Distritos sea administrados según los lineamientos generales de la
política, esta categoría de personal desempeña un rol significativo en
la toma de decisiones. Pero desempeñan este rol como miembros de
un comité de administración donde los representantes de los usuarios
y funcionarios claves del Partido son también miembros. Las
decisiones del Comité se espera sean ejecutadas por los funcionarios.
En niveles inferiores, los representantes de usuarios y los cuadros del
partido desempeñan un rol mucho más importante en la toma de
decisiones de políticas y se reduce progresivamente la dependencia en
funcionarios pagados a medida que uno se mueve a la unidad básica
de uso (señaladamente el equipo). El personal de los comités así como
el personal que lleva a cabo las tareas proviene principalmente de la
jurisdicción de cada nivel. El personal de operación en cada nivel está
controlado por un comité administrativo de tal nivel.
En la India34, la participación de los usuarios en la administración
también es prominente en el caso de las aguas subterráneas (que son
principalmente explotadas con pozos y bombas de propiedad
individual) y en el caso de sistemas locales tradicionales. Pero la
administración de canales (que comprende a la gran mayoría del riego
con aguas superficiales) está dominada por y depende de la burocracia
del Estado. En toda la India la operación del riego con aguas
superficiales --desde la fuente, a través de los canales principales y
secundarios, hasta las tomas granja que abastecen a unas 40 has-- está
totalmente organizada y operada por personal del gobierno. La
responsabilidad global de la administración de cada sistema está
investida en un funcionario principal que proviene casi siempre del
cuerpo permanente de ingenieros. El área de comando de la totalidad
del proyecto se divide en una jerarquía de unidades y subunidades
operacionales (usualmente por segmentos del canal principal, canales
secundarios y grupos de distribuidores) a cargo de funcionarios
subordinados al administrador del sistema. Los administradores de
niveles intermedios también son reclutados del cuerpo de ingenieros
del Estado. Su personal de apoyo, incluyendo a aquellos responsables
de la supervisión y vigilancia de la operación a nivel de las tomas
granja, son todos empleados del Estado. Los asuntos de política
116 Aventuras con el agua

general son decididos por los departamentos de riego del Estado que
formulan reglamentos detallados en la forma de estatutos, reglas y
manuales de operación para orientar a los administradores de sistemas
individuales. Este patrón ha sido adoptado aún en áreas con una
tradición previa de regadío y con instituciones locales para su
administración. Estas últimas, cuando persisten, se ocupan de asuntos
esencialmente locales y ocasionalmente de promover intereses locales
(más agua o una mejor regulación de ella) ante la administración del
sistema pero nunca como una parte integral de ella. Así la
administración en los sistemas de canales de la India presenta un alto
grado de centralización en el sentido de que la autoridad para formular
e implementar las políticas y para resolver los conflictos esta investida
en una burocracia que rinde cuentas al Estado.
Por razones de claridad parece útil hacer una distinción entre dos
aspectos de la centralización en la administración del riego: Uno de
los aspectos puede llamarse “funcional” y el otro “político”. El
primero refleja las características técnicas del sistema que dicta el
locus de toma de decisión y la distribución de poderes de decisión
entre distintos niveles. Por ejemplo, un sistema que está enteramente
basado en canales alimentados por una sola fuente (digamos una obra
de derivación o un reservorio) requiere una coordinación centralizada
de la operación de los canales y de las tomas granja. Una vez que se
ha establecido el calendario para cada uno de los canales, la cantidad y
fechas de suministro de agua para cada toma granja es casi
inamovible. El órgano de administración a nivel de la toma granja
puede quejarse de que los usuarios de aguas arriba toman demasiada
agua o pueden intentar tomar más agua de la que les corresponde.
Pero en cualquier caso, el rango en que pueden manipular el
calendario o la cantidad de agua disponible es limitado. Su función
principal es distribuir el abasto disponible entre las distintas zonas del
área servida por esa toma granja. En contraste, un tracto regado por
canal que combina el almacenamiento principal con
almacenamientos/pozos diseminados por el área de comando, ofrece
la posibilidad de un mayor rango de manipulación de la cantidad,
calendario y distribución del agua en el nivel intermedio lo que
también significa que potencialmente el nivel administrativo
Instituciones de control del agua 117

intermedio tiene un mayor rango de decisiones a realizar e


implementar. La amplitud con la que este potencial es de hecho
utilizado depende de varios factores incluyendo el grado de
adecuación del suministro de agua de riego en relación a los
requerimientos del área de comando.
Los aspectos “políticos” se refieren a la cuestión de quién entre los
varios grupos interesados en el sistema tomará las decisiones de
distribución, sobre qué bases y para el beneficio de quiénes. La
decisión de distribución tiene que derivarse de ciertos objetivos (que
pueden o no ser explícitos) que debe lograr el sistema. Dado que en un
sistema multi-usuarios cada decisión de distribución del agua implica
una cierta distribución de costos y beneficios entre los usuarios, su
funcionamiento adecuado requiere de claridad en las metas (que deben
necesariamente incluir la producción global y su distribución entre
distintas partes del sistema), la definición de reglas de distribución
acordes con estas metas, y la capacidad de hacerlas cumplir. Es
concebible que estos asuntos puedan ser acordados por consenso entre
los usuarios o sus representantes. Pero cuando no existe consenso
entre los usuarios o entre los usuarios y la administración en estos
asuntos, o si el consenso es frágil, será difícil hacer que se cumplan
las reglas de distribución y el funcionamiento terso del sistema
requerirá de una autoridad superior para resolver los conflictos.
Este aspecto de la centralización de la autoridad es notable aún en
sistemas tradicionales administrados por los usuarios. Los casos más
obvios son cuando los principales terratenientes son también los
administradores. Pero no es necesario que los grandes terratenientes se
involucren directamente en la administración del agua; pueden ejercer
su autoridad a través de administradores que son sus candidatos o que
se subordinan a sus intereses. También pueden elegir interferir sólo
cuando los conflictos amenazan con salirse de control.
Tradicionalmente la autoridad de los grandes terratenientes parece
haber jugado un rol importante, en todo caso como una autoridad de
último recurso, en el funcionamiento de sistemas locales. Cuando la
composición de este grupo se modifica, como ha ocurrido de tiempo
en tiempo, el funcionamiento de las organizaciones de riego también
118 Aventuras con el agua

se ve afectado. Hay casos, entre los cuales los Vel Vidanes de Sri
Lanka son un ejemplo excelente, donde la máxima autoridad estaba
formalmente investida en un funcionario respaldado por el Estado
pero que parece haber sido reclutado entre los pudientes, o ascendido
al rango de los pudientes.
En sistemas multi-comunitarios es menos probable que los grandes
terratenientes per se jueguen el rol de “árbitros de ultima instancia”
porque hay muchos más de ellos y los conflictos de intereses entre
ellos son probablemente mayores. Y donde las reformas agrarias han
logrado una distribución igualitaria de la tierra, como en el Japón,
China y Taiwan modernos, la tenencia de la tierra es mucho menos
importante. Confían más bien en reglas y procedimientos de
adjudicación y en encargar la implementación a personas reconocidas
por la comunidad como informados, hábiles y justos. Aún en estos
casos, hay necesidad de un claro locus de la autoridad para resolver
disputas que la organización no puede fácilmente manejar. En varios
sistemas, los funcionarios de mayor nivel son personas que imponen
respeto y que tienen influencia en la región por su riqueza o su
influencia política35. En el caso de China, una participación enérgica y
activa de los cuadros del Partido Comunista juega este mismo rol36.
Por otro lado, no se puede asumir que sólo porque la autoridad esté
centralizada e investida con amplios poderes, la autoridad central de
hecho es o pueda ser efectiva. Así, como veremos en el caso de los
sistemas de canales de la India la burocracia hidráulica no puede
ejercer su muy considerable autoridad formal dado que las reglas no
reflejan o no se derivan de metas en torno a las cuales estén
básicamente de acuerdo los usuarios y los administradores. Los
intentos por parte de la burocracia de hacer cumplir las reglas son
eludidos de muchas maneras.
Dado que hay tantas dimensiones de la organización de riego, es
difícil encontrar una clasificación que sea simple y al mismo tiempo
significativa. En cualquier caso, la forma de organización nos dice
relativamente poco de cómo de hecho funcionan y se adaptan a las
circunstancias cambiantes. Estas preguntas pueden examinarse mejor
en relación a la forma en que se llevan a cabo, en situaciones
Instituciones de control del agua 119

concretas, las tareas específicas de la administración de la


infraestructura de riego --señaladamente el mantenimiento de la
infraestructura física y la regulación de la distribución de agua.
El mantenimiento de los sistemas de riego
El propósito del mantenimiento es garantizar que la infraestructura
física (presas, estructuras de control, redes de distribución) funcionen
adecuadamente y con el nivel de desempeño para el que fueron
diseñadas. Típicamente, en un sistema de aguas superficiales ello
involucra inspecciones de la infraestructura para identificar cualquier
deterioro (tales como fugas en terraplenes, erosión, asolvamiento de
los canales, maleza, mal-funcionamiento de compuertas) y realizar las
reparaciones necesarias. Además, la organización necesita estar alerta
para identificar desperfectos mayores tan pronto como ocurren y tener
la capacidad de corregirlos de inmediato.
El mantenimiento ineficiente puede afectar adversamente la entrega de
agua reduciendo el volumen de agua que pueden cargar los canales;
disminuyendo la velocidad del flujo de agua; aumentando las pérdidas
por fugas y derrames; y en casos extremos un desplome parcial o total.
Todo ello reduce el volumen de agua disponible a nivel de parcela, y
por lo tanto el nivel posible de producción en comparación con el
potencial del sistema (dado su diseño). La calidad del mantenimiento
afecta los intereses tanto de la organización en general (a la que
presumiblemente le interesa lograr el máximo de producción con el
agua disponible) como a los usuarios (cuya producción e ingresos son
directamente afectados).
El vigor de este interés común es, sin embargo, variable. Parece
probable que sea mayor y más ampliamente compartido en un sistema
relativamente pequeño que ha sido implementado por una comunidad
de usuarios que al mismo tiempo ha realizado una inversión
substantiva en el costo de su desarrollo. Esto es igualmente cierto en
aquellos sistemas donde habiendo suficiente disponibilidad de agua
para toda el área de servicio la negligencia en el mantenimiento
acarrea fuertes pérdidas en la productividad. Por otro lado cuanto más
grande y extenso es un sistema, más difícil será para los usuarios
apreciar cuáles son sus intereses comunes en el mantenimiento
120 Aventuras con el agua

adecuado de la infraestructura en todos sus niveles. La importancia del


mantenimiento del canal general no es tan evidente para todos los
usuarios de un sistema que sirve un área de 100,000 hectáreas como
para aquel que tiene un área de 100 hectáreas. El interés será
naturalmente más débil cuando los usuarios no han contribuido con
sus propios recursos al desarrollo del sistema y cuando la
redituabilidad del regadío en términos de incremento de la producción
es relativamente pequeño o incierto. Y si todas las partes del sistema
no reciben las cantidades prometidas o si el abasto es irregular, los
segmentos afectados no sólo tendrán un menor interés en contribuir al
mantenimiento del sistema, sino incluso pueden resistir activamente
tales contribuciones por ser consideradas “injustas.”.
Los sistemas comunitarios tradicionales de Asia, siendo pequeños y
generalmente el producto del esfuerzo local, entran en la primer
categoría. A partir de las descripciones detalladas de varios de tales
sistemas, es claro que usualmente han establecido acuerdos en
relación a las fechas de mantenimiento, la forma en que se divide el
trabajo, la responsabilidad de los funcionarios a distintos niveles y las
obligaciones de los usuarios. Mientras la fuerza de la costumbre y la
presión social facilitan el funcionamiento adecuado de los arreglos,
sería incorrecto suponer que funcionan únicamente sobre la base del
interés mutuo reforzado por la costumbre. La mayoría de tales
sistemas encuentra necesario especificar sanciones (que van desde
multas hasta la pérdida de los derechos de agua) para sancionar el
incumplimiento, así como contar con un centro de autoridad que
pueda hacer cumplir las sanciones para así asegurar su obediencia37.
Históricamente el núcleo de poder local --generalmente pero no
siempre, los grandes terratenientes-- ha tenido una rol importante en
este aspecto. Se puede esperar que el interés de los grandes
terratenientes en la administración del control del agua esté
influenciado por el grado en que sus ingresos se vean afectados por la
forma de administrar el sistema. El interés activo que tomaron los
terratenientes en el Japón en la administración del control del agua
puede relacionarse con el hecho que vivían en la aldea y cultivaban
una parte de su tierra directamente38. En el sur de la India el sistema
Instituciones de control del agua 121

tradicional de tenencia de la tierra asignaba cierto porcentaje del


producto para el mantenimiento de los estanques y los inspectores
tomaban un interés activo en esta tarea. En otras partes de esta región,
un gran número de tanques eran propiedad de los terratenientes.
Mientras estos sistemas de tenencia persistieron y los ingresos del
Estado se basaron en una parte del producto, hubo un gran interés por
parte de los centros de poder locales y supra--locales en asegurar el
adecuado mantenimiento de los tanques. Además de las guerras, la
introducción de reformas a la tenencia de la tierra durante la época
temprana del dominio británico debilitó estos centros tradicionales de
autoridad aldeana. Ello indudablemente contribuyó al deterioro de los
tanques para riego durante el siglo XIX39. Aunque el gobierno tomó la
responsabilidad de su mantenimiento, sus funcionarios no fueron
capaces de conseguir que el trabajo se llevase a cabo40. En Bihar los
zamindars tradicionales que habían tenido un activo interés en el
mantenimiento de obras de riego locales también perdieron interés una
vez que la aparcería fue reemplazada por renta fija (Sengupta, 1980).
Claramente hay una conexión entre la tenencia de la tierra y la
administración local de sistemas de control del agua.
En sistemas más grandes, las funciones son necesariamente más
difusas y la percepción del interés común en el mantenimiento del
sistema como un todo tiende a ser más débil. Consecuentemente las
reglas y procedimientos también tienden a ser más formalizadas e
impersonales. La movilización de las contribuciones en trabajo se
hace más difícil. Es quizá por esta razón que algunos de los sistemas
multi-comunitarios más grandes combinan las contribuciones en
trabajo para el mantenimiento de la infraestructura local de los
beneficiarios con una cuota para el costo de mantenimiento de la
infraestructura que cae bajo la jurisdicción de los niveles superiores41.
Mientras, donde se procuró, como en China, que el mantenimiento
aún de sistemas grandes se realizase con contribuciones en trabajo, el
apoyo de los grandes terratenientes, la pequeña nobleza [gentry] y
otros centros de poder local fue necesario para llevar a cabo la
movilización. La calidad del mantenimiento podía verse afectada
cuando el gobierno como un todo era débil y/o cuando había
conflictos severos de intereses a nivel local: Tenemos un relato,
122 Aventuras con el agua

correspondiente a la parte baja del delta del Yangtze, donde el sistema


de mantenimiento se vino abajo como resultado de disputas sobre
cómo dividir los costos del mantenimiento después de un cambio en el
patrón de tenencia de la tierra y el Estado fue incapaz de resolverlo
satisfactoriamente en las décadas subsiguientes. Aunque el relato se
refiere a los siglos XVI y XVII, pone de relieve la inter-relación entre
mantenimiento de la infraestructura, tenencia de la tierra y burocracia,
así como el rejuego de intereses a distintos niveles (Hamashima,
1980).
Las crecientes dificultades para hacer cumplir con el trabajo corvé
llevaron gradualmente a la abolición del sistema. En el siglo XIX el
costo del mantenimiento de las obras públicas debía ser pagado con el
presupuesto general del Estado. Sin embargo a la burocracia no se le
asignaban fondos suficientes para llevar a cabo los trabajos que
supuestamente eran de su responsabilidad. En algunas áreas los
funcionarios recurrieron, con el apoyo de lideres locales, a
contribuciones en trabajo extra-legales; hubo intentos de reducir la
responsabilidad del Estado en el mantenimiento; en muchos casos los
funcionarios simplemente desatendieron esta tarea. La declinación
general de la autoridad del gobierno central indudablemente fue un
factor importante que contribuyó al relativo descuido del
mantenimiento de la infraestructura del control del agua durante las
décadas precedentes a la Revolución.
Con la reorganización de la administración del control del agua en el
periodo post-Revolucionario, las contribuciones en trabajo para el
mantenimiento nuevamente han adquirido importancia. Los
beneficiarios aportan casi todo el trabajo necesario para el
mantenimiento y reparación del sistema. Los artículos distintos al
trabajo necesarios, así como el costo de la administración provienen
de las cuotas por servicio de riego. Aunque que la responsabilidad por
la planeación y ejecución del mantenimiento está distribuida entre
distintos niveles y se estimula el liderazgo local, los relatos
disponibles (referidos principalmente a modelos de administración
exitosa) enfatizan el rol clave del liderazgo del partido en todos los
niveles de la organización a través de una combinación de
Instituciones de control del agua 123

propaganda, educación política y aun compulsión, para lograr un


funcionamiento terso de los arreglos. Hay indicios de que cuando el
liderazgo de partido no era tan fuerte o, cuando se redujo la
participación del Partido como ocurrió después de las reformas de
1979, el funcionamiento de la organización de control del agua se vio
adversamente afectado42.
En la India (y en general en el sur de Asia) el Estado ha tomado la
responsabilidad directa por el mantenimiento de todos los canales
principales y de una gran parte de los tanques y otros sistemas locales.
Aún existen los arreglos tradicionales mediante los cuales el
mantenimiento se realizaba movilizando trabajo y otros recursos
locales (incluyendo ingresos de propiedades comunales designadas
para tal propósito), pero solo en forma rudimentaria y son usualmente
inadecuados43. Recientemente algunos de los estanques más pequeños
de aldeas fueron transferidos a los panchayats que se supone deben ser
instituciones del gobierno local, autónomas y representativas, pero
que de hecho no lo son: Dependen principalmente de subsidios de los
gobiernos estatales y no parecen tener gran interés en el
mantenimiento de los tanques. En todos los demás casos los
departamentos de obras públicas de los estados son totalmente
responsables por el mantenimiento, los costos son cubiertos con
asignaciones del presupuesto general del gobierno estatal44.
Los usuarios de los canales del Estado pagan una cuota por servicio de
riego (que ocasionalmente se junta con la del impuesto sobre la tierra)
que debiera cubrir el costo de operación (incluyendo mantenimiento y
el interés sobre el capital) pero que casi invariablemente resulta
inadecuada para este propósito. Adicionalmente, a diferencia de
China, tales cuotas no están etiquetadas para los administradores de
sistemas, sino que se adjunta al común general de recursos.
Consecuentemente, el Departamento de Obras Públicas (DOP) tiene
que competir con otros departamentos por las asignaciones de este
fondo común, simultáneamente los administradores de distintos
sistemas tienen que competir entre sí y con demandas para otras
actividades del departamento. El mantenimiento de los sistemas de
124 Aventuras con el agua

riego no parece tener una alta prioridad a la hora de decidir la


asignación de presupuesto a nivel estatal o aun al interior del DOP.
Las quejas acerca de una partida presupuestal inadecuada son de larga
duración y hay evidencia del deterioro en las condiciones de secciones
importantes de los sistemas de riego45. Y sin embargo ha habido poca
presión de los funcionarios del DOP o de los usuarios para remediar la
situación. La falta de preocupación entre los funcionarios es quizá
comprensible dado que ellos no están comprometidos a trabajar como
administradores en un sistema de riego en particular, ni sus carreras
dependen de qué tan bien se lleve a cabo este trabajo. La aparente
pasividad de los usuarios es más difícil de entender: El tamaño
inmenso de los sistemas, el debilitamiento del interés colectivo debido
al desarrollo de fuentes suplementarias independientes de riego
(particularmente con pozos y pozos profundos) y el hecho que no
tienen ningún rol en la administración podrían todos ellos haber
incidido.
La administración de la distribución de agua
La naturaleza del problema
La otra tarea principal de las organizaciones de riego es regular la
distribución del agua disponible entre usos alternativos y entre
distintos segmentos del área de servicio. El caso más simple es el de
un agricultor con su propia fuente de agua que quiere usar el agua de
esa fuente junto con sus otros recursos (tierra, trabajo, equipo y capital
de trabajo) para obtener el máximo ingreso neto. El agua disponible
puede ser utilizada para distintos cultivos, y los cultivos posibles están
determinados por las condiciones del suelo, la altitud, la topografía, el
clima, y otros elementos que conforman el medio agro-climático.
Dentro de los límites marcados por el medio, se debe tomar una
decisión acerca de cuáles cultivos y el área destinada a cada cultivo.
Cada cultivo tiene requerimientos de agua distintos, responde de
manera distinta a las variaciones en la cantidad de agua y otros
insumos. Tomados en conjunto definen la “función de producción” de
los distintos cultivos. Dada esta información, el precio de cada cultivo
y de cada insumo, y el volumen de agua y otros insumos disponibles,
Instituciones de control del agua 125

parece una tarea bastante sencilla llegar a la asignación óptima de


todos los insumos (incluyendo el agua) así como entre cultivos.
De hecho la determinación de la asignación óptima aún para un
agricultor individual totalmente al mando de su fuente de riego es
mucho más complicada y difícil que lo que aparenta46. Ello se debe a
que (1) el suelo y la topografía varían aun al interior de una granja; (2)
el efecto del riego sobre los rendimientos del cultivo depende no sólo
de la cantidad total de agua aplicada sino también de cuándo se aplica;
(3) la respuesta al riego no es independiente de la cantidad y la
distribución estacional de la precipitación, y ambas son muy variables
e impredecibles; y (4) el rendimiento eventual es el resultado
acumulado del estatus de la humedad en distintas etapas del
crecimiento de la plata; es difícil evaluar la contribución de una
cantidad de riego en un momento dado sin especificar los niveles de
riego en otros momentos de la estación, así como el nivel y calidad de
la semilla, el fertilizante y otros insumos.
El problema es aún más complicado en el caso de sistemas multi-
usuarios cuando no se trata únicamente de decidir la distribución entre
cultivos y a través del tiempo, sino también la distribución entre
usuarios. Dadas las dificultades inherentes para evaluar la
productividad del agua de riego y el hecho de que el abasto de agua y
su productividad para un usuario dado no es independiente de las
acciones de otros --los usuarios de aguas arriba y agricultores
poderosos pueden interferir con la distribución del agua-- quizá no
resulta sorprendente que el mecanismo de mercado sea tan poco usado
para administrar la distribución del agua en sistemas de riego con
aguas superficiales.
La alternativa de utilizar precios administrados consistentes con el uso
óptimo del agua disponible y otros recursos, tomando en cuenta
objetivos de distribución específicos, también adolece de la misma
dificultad47. Hay un problema adicional, los sistemas de riego
frecuentemente están diseñados sobre la base de información
inadecuada o poco confiable sobre el abasto de agua, la respuesta en
rendimientos, el ejercicio de riego, etc. La distribución “óptima” entre
cultivos y usuarios resultante de esta información incompleta no
126 Aventuras con el agua

puede considerarse como “objetiva” o como una guía confiable para la


distribución. De todas maneras, pocos sistemas están equipados con
estructuras de control o instrumentos de medición que permitan
regular las entregas volumétricas de agua.
Bajo estas condiciones es difícil decidir la configuración de un sistema
“eficiente” y aún más difícil garantizar una distribución “eficiente” de
agua sobre la sola base de precios. De cualquier forma la mayor parte
de los sistemas de riego con aguas superficiales han sido
implementados por la comunidad de usuarios con sus propios recursos
o por el Estado utilizando fondos públicos. En cualquiera de los dos
casos las consideraciones de distribución no pueden separarse del
diseño del proyecto o de su operación, pues ambas representan algún
tipo de compromiso o consenso referente al balance entre “eficiencia”
y “equidad”. El potencial de conflicto está siempre presente y dada la
posibilidad de que los usuarios puedan interferir con la distribución
del agua ---sea por su ubicación o poder-- hay necesidad de racionar
físicamente el área regada (tanto el área total como por cultivo) y de la
cantidad de agua suministrada a un cultivo en particular en función del
abasto total disponible. Los procedimientos de distribución en
prácticamente todos los sistemas multi-usuarios pretenden definir las
bases sobre las cuales se tomarán dichas decisiones y también los
mecanismos y procedimientos por los cuales se harán cumplir.
Tenemos descripciones de cómo son administradas estas tareas en
varios sistemas para toda Asia. Aunque estos relatos dejan mucho que
desear --muchos de ellos no son lo suficientemente detallados,
frecuentemente la distinción entre lo que debiera ser y lo que es queda
borrosa; y reflejan distintas preocupaciones y perspectivas de los
autores-- si ayudan a enfocar las diferencias significativas entre los
distintos tipos de sistemas de Asia48.
Los sistemas tradicionales comunitarios.
Las descripciones de los procedimientos de distribución de agua en
sistemas tradicionales comunitarios (que representan una importante,
y en algunos países de Asia el tipo dominante de riego) son
relativamente más numerosos y algunos de ellos bastante detallados.
Estos sistemas varían desde unos bastante pequeños que sirven a una
Instituciones de control del agua 127

sola aldea o una parte de una aldea (como el tanque de agua de Sri
Lanka descrito por Leach, 1961) hasta sistemas de tamaño moderado
como los de Bali y Japón. Incluyen el regadío basado en estanques de
almacenamiento, derivación de la corriente del río, o una combinación
de ambas. La mayoría de ellos se utilizan esencialmente para el
cultivo de arroz de inundación, que es la característica dominante de
los sistemas de riego de la mayoría del sureste y este de Asia, y de
sistemas tradicionales del sur de la India y Sri Lanka. Son
generalmente sistemas relativamente antiguos (algunos de ellos tienen
varios siglos). Sus prácticas de administración actual son el resultado
de procesos de adaptación a cambios en la tenencia de la tierra, los
precios, la tecnología y el sistema en sí.
El problema de distribución del agua como hemos visto, consiste en
delimitar el área que será regada y en decidir la cantidad de agua que
se entregará a cada uno de los distintos segmentos del área con
derechos de riego. Los límites del área de servicio están más o menos
bien definidos (en parte por la topografía y en parte por la cantidad de
agua disponible) pero hay variaciones: El área que puede ser
efectivamente regada en una estación dada depende del abasto
disponible en el estanque o en el río. Adicionalmente, el área que se
quiere regar así como el abasto de agua puede mostrar una
modificación secular: el área de servicio puede ser ampliada (debido a
un aumento en la presión demográfica o como resultado de políticas)
y la disponibilidad efectiva de agua puede mejorarse (mediante la
ampliación y/o mejoramiento del sistema) o empeorarse (debido a la
un mantenimiento deficiente, daños por guerras o eventos naturales y,
posiblemente, por cambios climáticos de larga duración).
La extensión del área a cultivarse así como las fechas de inicio del
riego en una estación en particular al parecer son decididas por la
comunidad de riego según el agua disponible y la precipitación al
inicio de la estación. Cuando el total del área de servicio no puede ser
regada, hay un problema en decidir cómo se distribuirá la reducción.
Las bases parecen variar mucho: Algunos sistemas han llegado a
arreglos elaborados e ingeniosos para lograr un reparto equitativo de
la reducción entre todos los usuarios: Por ejemplo en el caso del
128 Aventuras con el agua

tanque de Pul Eliya (Sri Lanka) el área de riego se divide en tres


segmentos según las distancias respecto del tanque, y las parcelas
inundables de cada agricultor están distribuidas entre los tres
segmentos, por ello:
“Si los aldeanos fueran a cultivar arroz en el campo viejo durante la
estación de Yala, ellos decidirán desde el inicio si van a cultivar todo
el campo o las 2/3 partes superiores del campo o nada más un tercio
(el de más arriba) ... Ningún fondo común de los ingresos o re-
asignación de parcelas es necesario dado que la tierra ya se encuentra
dividida de tal manera que cada terrateniente trabaja la totalidad o dos
terceras o un tercio de sus parcelas según sea el caso.” (Leach, 1961).
Chambers (1977) cita ejemplos donde el racionamiento del área se
realiza bajo criterios distintos. En un caso, a cada usuario se le
garantiza el riego completo en un hectariaje limitado y cualquier
superficie adicional recibirá agua sólo si hay un excedente. En otro
caso, a los agricultores se les deja decidir cuánto siembran. Así el
racionamiento no es siempre sobre la base de una reducción
proporcional de la superficie de todos los usuarios49.
En muchos sistemas (por ejemplo en el subak balinés, en los sistemas
japoneses así como en los de Tailandia y Taiwan) está establecida la
costumbre que algunas secciones del área de servicio tienen derechos
preferenciales y por ello tienen prioridad para acceder al abasto
disponible50. En general esta diferenciación está basada en la
ubicación: las tierras y las comunidades de aguas arriba tienen
prioridad sobre aquellas ubicadas aguas abajo. Aunque esto es en
parte un reconocimiento formal de las ventajas inherentes de los
usuarios de aguas arriba, frecuentemente ocurre que ellos fueron los
primeros en desarrollar la fuente de riego.
El racionamiento de superficie es sólo uno de los componentes del
sistema de racionamiento de agua. Todavía queda el problema de
regular la cantidad de suministro a distintas secciones del área de
comando en el curso de una estación en relación a los requerimientos
del cultivo. Estos sistemas tienen, aun para una estación normal, tanto
estructuras físicas como procedimientos de operación (que pueden ser
muy elaborados e ingeniosos) para dividir el abasto disponible entre
Instituciones de control del agua 129

las distintas parcelas sobre bases reconocidas51. En tiempos de


escasez, además del racionamiento de superficie, la distribución del
agua se regula aún más estrictamente. Las bases y los procedimientos
varían. A veces (como en Pul Eliya) el diseño físico del sistema es tal
que es posible garantizar que la reducción en superficie y abasto de
agua se comparte en más o menos la misma proporción por todos los
usuarios. Pero esto parece excepcional: El área de cada fundo
[conjunto de parcelas de un propietario] no se encuentra distribuida de
una forma tan sistemática a través de tierras con distintos grados de
derechos de aguas. En tales casos, se intenta únicamente el
racionamiento entre distintas secciones del área de comando. La
rotación entre canales, canales de distribución y tomas granja o
cualquier combinación de ellas parece común. De manera no
infrecuente esto es el tema de derechos de aguas diferenciados de
distintos segmentos del área de comando. Hay unos pocos casos
donde el abasto de agua para cultivos de uso relativamente intensivo
de agua se rota de año en año: Esto ocurre usualmente en áreas donde
se siembran, además del arroz de inundación, otros cultivos o donde
se levanta cada año más de un cosecha de arroz de inundación y el
abasto de agua aún en un año normal no alcanza como para permitir
que todos los usuarios siembren cultivos intensivos en agua durante la
estación de secas52.
La coordinación de los calendarios de riego con los requerimientos de
agua de los cultivos se facilita en algunos casos mediante el acuerdo
colectivo sobre el calendario de cultivos diseñado para cada estación.
Así en Pul Eliya, tradicionalmente, los aldeanos toman la decisión
colectiva al principio de cada estación sobre qué tierras y cuántas se
cultivarán, así como acerca del calendario de “las fechas en que se
abrirán las compuertas, la fecha en que se completará la siembra, las
variedades de arroz que se sembrarán y la fecha en que se planea
cosechar” (Leach, 1961: 108)53. En algunos sistemas del Japón el
hecho de que la fecha para soltar el agua para el encharcamiento de
transplante es una decisión colectiva de la comunidad de riego implica
cierta coordinación en las fechas de operaciones. Cuando el sistema es
relativamente extenso y la distribución estacional del abasto de agua
no permite una operación sincronizada en toda el área de comando, el
130 Aventuras con el agua

cultivo está escalonado54. A veces como en Bali, el escalonamiento es


elaborado y cuidadosamente coordinado de manera institucionalizada.
En varios casos se reporta un escalonamiento de las operaciones con
un carácter menos controlado. Hay algunos sistemas (por ejemplo.
algunos de los sistemas de estanque y canal del Japón y el proyecto
Meichuan de China) que operan con sistemas de entrega flexible que
varían de acuerdo a las necesidades de agua de los cultivos en
distintos segmentos durante el período de cultivo.
Los individuos o grupos responsables de la administración global del
sistema toman las decisiones de distribución del agua en el marco de
principios establecidos por convenio (o en algunos casos como el de
los tanques de Sri Lanka, por las leyes del Estado) y supervisan su
implementación. En sistemas multi-comunitarios tal función debe ser
distribuida entre distintos niveles, cada nivel es responsable de la
distribución dentro de su jurisdicción sujeta a los límites impuestos
por el nivel superior. La unidad básica a nivel parcelario es
usualmente el grupo de agricultores que reciben el agua por la misma
toma granja. Aunque los usuarios y otros representantes participan en
todos los niveles. El conocimiento, experiencia y habilidades en la
administración del agua reciben un peso considerable en la selección
de los funcionarios55. En sistemas multi-comunitarios de mayor
tamaño, donde un nivel mayor de expertise es necesario, la
organización contrata especialistas. De esta manera se combina el
expertise técnico y los intereses de los usuarios para llegar a
decisiones.
Cuando el sistema es alimentado por un sólo estanque o presa, la toma
de decisiones del nivel más alto en gran medida determina la cantidad
y las fechas de abasto a los niveles inferiores. La tarea más importante
de los niveles inferiores es asegurar que el suministro que reciben en
ese nivel se utilice de manera efectiva y se distribuya de manera
“justa” entre sus miembros: Los sistemas con múltiples fuentes y/o
con depósitos intermedios permiten una mayor flexibilidad en la
distribución a todos los niveles, pero las tareas administrativas son
más demandantes en términos del volumen y la calidad de la
información requerida; la disposición atenta del personal operativo; la
Instituciones de control del agua 131

rapidez de las comunicaciones; y la coordinación de decisiones. Todo


ello también requiere de mayor compenetración e intercambio de
información entre operadores y usuarios. Meichuan es un excelente
ejemplo56.
La vigilancia del sistema, que es esencial para asegurar el hacer
cumplir la distribución de agua, particularmente en períodos de
escasez, se realiza a todos los niveles mediante un sistema de guardias
y vigilantes que son nombrados como empleados regulares pagados
(esta práctica usualmente se restringe a los niveles más altos de
sistemas relativamente grandes) o encargando dicha vigilancia a
algunos agricultores (a veces por períodos largos, a veces por
rotación). Esta última práctica es común en el nivel inferior de
sistemas multi-comunitarios57. En cualquiera de los casos los guardias
se seleccionan por su confiabilidad y rectitud y son remunerados por
los miembros del grupo directamente o mediante la cuota pagada a la
organización central.
Los conflictos ocurren tanto entre las partes constitutivas del sistema
como entre los miembros de cada unidad sobre la forma en que se
administra la distribución del agua y sobre los intentos de infringir la
asignación. Parece haber acuerdos bien establecidas de cómo deben
manejarse tales situaciones. Se espera que los líderes de un grupo
constituido medien en las disputas entre sus miembros y al mismo
tiempo representen los intereses de sus miembros como un todo en
relación a otras unidades del sistema. Las disputas que no pueden ser
resueltas en cierto nivel se remiten al siguiente. Los conflictos que no
pueden solucionarse por la organización de riego deben remitirse a
instancias superiores de poder. Ello no quiere decir que estos últimos
siempre intervengan de manera decisiva. Desafortunadamente hay
pocos relatos a profundidad sobre la naturaleza e incidencia de
conflictos específicos de distribución del agua en tales sistemas y
cómo se solucionan. La impresión general que tenemos es que
mientras los conflictos son bastante comunes y a veces violentos, hay
contrapesos que evitan el colapso de la organización58.
La existencia de conflictos persistentes que no pueden resolverse
satisfactoriamente al interior del marco existente es uno de los factores
132 Aventuras con el agua

detonadores de modificaciones en el marco organizativo y, si ello no


funciona, de un rediseño del sistema mismo. Ello se ejemplifica con
varios proyectos en Japón (el sistema del río Aka, el río Azusa, el
canal de los 12 Go), en China (proyecto Meichuan) y Taiwan (Nan
Hung). Estos casos, sin embargo, muestran que la intensificación de
los conflictos en un sistema es sólo una señal de que son necesarios
cambios en los procedimientos de operación y posiblemente en el
diseño físico. El que los cambios efectivamente tengan lugar, y
particularmente el rediseño del sistema, depende de la redituabilidad
potencial de la inversión en el mejoramiento del sistema en relación a
otras formas de incrementar los rendimientos; la habilidad para
movilizar recursos para financiar la inversión y cómo se distribuyen
los costos y beneficios de la modificación. Aun en el Japón, las
mejoras de envergadura a los sistema se realizaron en etapas en el
transcurso de varias décadas, a pesar de que estas mejoras significaban
un abasto de agua más seguro y abundante y por lo tanto una
reducción considerable de los conflictos entre usuarios. Algo parecido
es el caso del proyecto Nan Hung, Taiwan. En cambio en Meichuan
tales mejoras parecen haber tenido lugar en un período de tiempo muy
corto y la comunidad de riego local aportó todos los recursos
necesarios debido a la combinación entre el sistema de comuna y de
un fuerte liderazgo político que hizo posible garantizar una solución
que se pudiera hacer cumplir.
Conflictos muy intensos o muy frecuentes no necesariamente llevan a
tales mejoras, y ello puede ilustrarse con el estado de los sistemas de
riego de estanques en el sur de la India y en Sri Lanka. En ambas
regiones, la disponibilidad de agua de riego en relación a las
necesidades es mucho más escasa que en el este de Asia y dada la
poca y variable precipitación en relación a los requerimientos de agua
de los cultivos, uno esperaría que la redituabilidad potencial del riego
fuese mayor. Es cierto que la disponibilidad de agua en tales sistemas
es mucho menos confiable y por lo tanto la redituabilidad mucho más
incierta que, por ejemplo, en Japón. Igualmente el proceso de
selección de variedades más productivas y mejoras en las prácticas de
cultivo se iniciaron mucho antes en Japón. En el sur de Asia cambios
importantes en la tecnología bioquímica se han desarrollado mucho
Instituciones de control del agua 133

más lentamente. Pero esto no parece ser una explicación adecuada


para la persistente negligencia en el mantenimiento de tanques y la
incapacidad de evitar que el lecho de los tanques y otras áreas
“prohibidas” sean invadidas con cultivos, lo que ha llevado a una
reducción progresiva en la capacidad del almacenamiento y por lo
tanto en la disponibilidad de agua.
En tiempos más recientes a pesar del alza de los precios del arroz de
inundación y la introducción de semillas de alto rendimiento (HYV),
ningún cambio importante parece haber ocurrido en la administración
de los sistemas de tanques en el sur de Asia. Cualquier intento de
cambiar el esquema existente naturalmente genera resistencia dado
que los usuarios no pueden estar seguros de antemano sobre cómo les
va a afectar a cada uno de ellos. La organización y el liderazgo
necesarios para mitigar los temores legítimos y convencerlos de que
sus intereses quedarán protegidos --ambos asuntos requieren un
proceso sostenido de educación, convencimiento y presión--
aparentemente no existen o se han desarrollado muy lentamente. Estas
dificultades hasta cierto grado se han evitado recurriendo al bombeo
individualizado de agua subterránea --un fenómeno que se ha
difundido aún en áreas con riego a partir de estanques59. Sin embargo,
dado que casi no hay estudios del riego desde esta perspectiva, no se
puede hablar con seguridad de este aspecto.
Los sistemas de riego grandes administrados por el Estado
En el otro extremo, y en fuerte contraste con la categoría anterior de
sistemas, están los grandes proyectos de riego por canales en la India
(y el sur de Asia). La administración de la distribución de agua en
estos casos está condicionada por las siguientes características:
Abastecen a regiones extensas; hasta hace poco, la mayoría se
abastecían de una sola fuente (por lo general un reservorio); a
diferencia de la mayor parte del sureste y este de Asia, abastecen a una
gran variedad de cultivos con distintas estaciones y periodos de
crecimiento; y los administradores del sistema deciden la distribución
del agua sin consultar a los usuarios. En los grandes sistemas con
numerosos usuarios la comunicación es más difícil; cambios en
cualquier segmento pueden tener repercusiones sobre un área
134 Aventuras con el agua

considerable; y la tarea de coordinación se vuelve más compleja.


Como resultado, hay una preferencia por principios relativamente
sencillos de operación que implican una cierta rigidez en los
calendarios y procedimientos. El ámbito de flexibilidad está además
reducido cuando el sistema recibe todo o la mayor parte de su abasto
de agua de un sola presa o reservorio. La diversidad de cultivos de
riego hace que la coordinación entre la entrega de agua y las
necesidades de agua de los cultivos sea más compleja que en aquellos
sistemas que utilizan al riego principalmente para arroz de inundación.
En general los sistemas de riego por canales de la India60 están
diseñados para un patrón de cultivos específico (en términos del área
bajo arroz de inundación y otros cultivos estacionales y perennes en la
estación principal de cultivo) que supuestamente se decide y se
incorpora en el diseño del proyecto sobre la base de una cuidadosa
evaluación de la cantidad y la distribución estacional del agua; la
posible disponibilidad del agua en el reservorio; los requerimientos de
agua de los distintos cultivos según los tipos de suelo; y las políticas
sobre cómo deben distribuirse los beneficios. El área que puede ser
sembrada con cultivos intensivos en agua (como arroz de inundación y
caña de azúcar) también se especifica así como las sanciones (en
dinero o aún en denegación de agua) en el caso de violaciones. En
algunos casos, se incorpora una rotación anual del abasto entre
distintos ramales alimentados por el mismo canal general para evitar
la excesiva concentración de cultivos intensivos en agua en el área de
comando. En general los sistemas están diseñados para la operación
continua de los canales generales excepto durante el periodo de
“tumba del agua” que varía según las necesidades de mantenimiento y
el patrón de cultivos. La operación de los canales laterales y ramales
es continuo en el caso de algunos sistemas, rotativo en otros.
No obstante hay diferencias significativas en la forma en que el abasto
del canal se regula en un año o estación en particular. En el sur de la
India dependiendo de la disponibilidad en el reservorio, el agua se
suelta al área de comando desde una fecha fija al inicio de la estación
de cultivo hasta la maduración del cultivo principal “... el canal
principal tiene agua permanentemente y en algunos proyectos con
Instituciones de control del agua 135

algunas estructuras de control se puede rotar entre los canales de


distribución. En este sistema no se intenta conocer la demanda
semanal o quincenal de los agricultores, que puede variar debido a la
precipitación y al escalonamiento en las fechas de siembra entre
canales de distribución y entre años” (Kathpalia, 1980: 6). La
distribución equitativa en los sistemas del sur de la India parece estar
más centrada en la regulación de los patrones de cultivo,
particularmente en relación a los cultivos intensivos en agua, tanto en
el conjunto, como por segmentos del área de comando61.
La operación anual de sistemas en el oeste de la India también se
decide sobre la base de la situación de disponibilidad en el reservorio,
pero las entregas en distintos ramales y canales de distribución están
reguladas sobre la base de las superficies sembradas con distintos
cultivos (particularmente los cultivos intensivos en agua) en distintas
partes del área de comando sancionados por la administración del
canal a partir de la solicitud de los agricultores a principios de cada
estación. En estas regiones, el suministro de agua en la estación de
invierno se rota entre los canales de distribución así como entre los
usuarios de cada canal distribuidor.
En los sistemas del norte de la India mientras “el abasto de agua a
distintos canales de distribución y ramales se decide anticipadamente
dependiendo de las predicciones sobre la disponibilidad de agua en
cada estación” los procedimientos pretenden dar “flexibilidad para
ajustar el suministro en el curso de la estación.” (Kathpalia, 1980).
Esto se realiza sobre la base de las “solicitudes” de los agricultores,
revisada por los sucesivos niveles de personal y elevado a la autoridad
que controla el suministro de agua al canal principal. Este proceso se
supone que se realiza a intervalos frecuentes durante cada estación,
para cada canal secundario y canal terciario, tomando en cuenta “la
precipitación en el área, el estado de crecimiento del cultivo y las
superficies bajo distintos cultivos en un momento dado” teniendo
cuidado de “limitar dichas demandas a la disponibilidad de agua que
existe en una estación particular de cultivo del año.” (ibid). La
rotación del abasto usualmente por múltiplos de una semana, entre
ramales, canales secundarios, canales terciarios, etc. es común
136 Aventuras con el agua

especialmente durante la estación de invierno. Supuestamente no hay


rotación entre tomas granja de un mismo canal. El procedimiento en
los sistemas del norte de la India parecería tener un método integrado
para manejar situaciones de escasez. La entrega de agua
supuestamente a partir de las solicitudes de los agricultores, pero
sujeta a una revisión para asegurarse de la disponibilidad del agua,
proporciona los medios para poder garantizar un racionamiento
equitativo del agua en períodos de escasez. Otros sistemas no parecen
tener un procedimiento bien definido para manejar la escasez. Las
reacciones de la administración parecen ser más o menos ad hoc.
Pero de hecho aún en los sistemas del norte de la India la
calendarización es mucho menos flexible de lo que podría sugerir la
descripción que acabamos de realizar. Un estudio detallado del
funcionamiento de los procedimientos de distribución en el sistema
del canal Bhakra mostró (a fines de la década de 1960) que aunque los
calendarios de rotación entre canales terciarios proporcionaba a los
agricultores atendidos por cada canal bastante certidumbre sobre la
fecha en que podrían recibir agua, no garantizaba la cantidad que
recibirían. Ello dependía de la cantidad de agua suministrada al
sistema, lo que era altamente variable. La incertidumbre de las fechas
y volumen del suministro a nivel de los agricultores individuales, es
aún mayor porque a su vez está determinado por un sistema adicional
de rotación aguas abajo de las tomas granja (Reidinger, 1974). Donde
la calendarización de la rotación no está de moda, como ocurre
típicamente en el sur de la India, y no hay procedimientos codificados
para administrar situaciones de sequía, ni siquiera hay la pretensión de
intentar ofrecer la predictibilidad en el suministro ni la distribución
equitativa del agua entre las tomas granja. En tal caso, el área próxima
a la cabeza de los canales de distribución tiene mayor seguridad en el
suministro, el grado de certidumbre baja en picada según uno de
mueve hacia la cola. La experiencia de un sistema de canal durante
una sequía reciente muestra cuan lentamente la administración
reacciona a la escasez de agua, la forma ad hoc en que intenta
enfrentar la situación, así como el tipo de presiones bajo las cuales
tiene que operar (Wade, 1980).
Instituciones de control del agua 137

En general, pocos sistemas parecen ser capaces de atenerse a la


distribución visualizada en el diseño original. La distribución planeada
está basada en supuestos sobre (a) la posible disponibilidad de agua en
el sistema, su distribución estacional, y variabilidad; (b) las pérdidas
en conducción, distribución y aplicación del agua a nivel de parcela
que en conjunto determinan la “eficiencia técnica” del sistema, (c) los
requerimientos de agua de distintos cultivos; y (d) el patrón de
cultivos en distintas secciones del área de comando. Muchos de estos
resultan ser erróneos o inconsistentes entre sí.
La información disponible sobre la precipitación, el caudal del río, y
los requerimientos hídricos de las plantas son frecuentemente
inadecuados o poco confiables. Con la mejor de las intenciones el
cálculo del diseño del proyecto puede ser y frecuentemente es
erróneo62. En el periodo de la post-Independencia de la India, no se
dedicó el tiempo y el personal suficiente, en relación al volumen de
trabajo, a los reconocimientos y al diseño, y aunado a la falta de rigor
en la revisión técnica y económica previa a la aprobación de los
proyectos repercutió en una marcada disminución en la calidad de los
diseños. La existencia de presiones políticas para hacer aparentar que
los beneficios del proyecto serán distribuidos de manera amplia es un
factor agravante. Bajo estas circunstancias es difícil garantizar que el
abasto de agua, el área regable, el patrón de cultivos y el plan de riego
sean consistentes entre sí, no digamos “eficientes” u “óptimos”.
Tales defectos en el diseño están agravados por dificultades para
hacer cumplir el plan de cultivos (tanto en términos del área bajo
distintos cultivos, como su ubicación). La mayoría de los sistemas de
canales de la India se caracterizan por una escasez de agua en relación
al área regable. La precipitación en relación a las necesidades hídricas
del cultivo es típicamente baja durante la mayor parte del año.
Consecuentemente el potencial de ingresos resultante del regadío
mediante el aumento de rendimientos de cultivos específicos y, aun
más, a través del cambio a cultivos más redituables es alto. Ello ofrece
un poderoso incentivo a quebrantar tanto el patrón de cultivos como
las cantidades de agua de riego. Los incentivos no son --y quizá no
pueden ser-- neutralizados mediante precios ajustados según
138 Aventuras con el agua

diferentes usos del agua. Las estructuras físicas de control son


demasiado bastas para regular de manera efectiva el volumen de agua
entregado y asegurar un racionamiento efectivo del abasto de agua. La
burocracia del canal tiene en principio una diversidad de formas para
asegurar hacer cumplir con el patrón de cultivos deseado, algunos de
los cuales (como la localización, control de entrega al canal, y
vigilancia) tienen que ver con procedimientos operativos y otros
involucran la utilización de sanciones. Pero no parecen haberse usado
de manera efectiva63.
Dado que la disponibilidad existente es inadecuada para satisfacer las
necesidades de toda el área de servicio, y dado que la calendarización
de las entregas es incierta, uno naturalmente esperaría que los
conflictos sobre la distribución del agua fuesen intensos y comunes en
los sistemas de canales de la India. Se supone que los conflictos entre
distintos segmentos del área de comando (hasta el nivel de la toma
granja) deben ser mediados por el personal burocrático del canal. No
hay ningún mecanismo, en el marco formal, mediante el cual se
puedan confrontar los intereses de los usuarios con las restricciones
operativas y llegar a compromisos. Cuando las autoridades fallan o los
usuarios no están satisfechos, se utilizan mecanismos extra-
institucionales de influencia y presiones.
La reducción del área efectivamente regada es uno de los medios de
contención de los conflictos sobre la distribución del agua. Esto ocurre
no tanto a propósito, sino por el hecho que los regantes situados a la
cabeza del sistema se aprovechan de su ubicación favorable.
Conocemos un caso donde los administradores del canal trataron de
imponer sanciones a tales violaciones, pero se rindieron porque los
usuarios podían recurrir a apoyos en niveles altos del gobierno para
impedir el cumplimiento de las normas64. Es muy sorprendente que
esto no parece haber provocado un esfuerzo sostenido y organizado de
aquellos situados en la periferie y en la cola a para resarcirse65.
La reducción del área regada no elimina por supuesto los “conflictos”
por el agua. Nuevamente sabemos muy poco sobre su naturaleza y
magnitud, cuándo ocurren, cómo se manifiestan, o cómo se resuelven.
Todo lo que sabemos, de forma general, es que el agua es desviada de
Instituciones de control del agua 139

los canales violando las reglas. A veces con la anuencia del personal, a
veces por su negligencia y ocasionalmente a pesar de sus esfuerzos de
hacer cumplir las normas. Aparte de la ubicación de los canales (los
canales aguas arriba pueden infringir las normas con mayor facilidad
que los de aguas abajo), la habilidad de un grupo para influenciar al
personal través del convencimiento, por “propinas” o por presión
política es bastante importante.
Sabemos aún menos acerca de cómo se administra la distribución a
partir de la toma granja. Un sistema de rotación acorde al área bajo
cultivo a ser administrado por los mismos usuarios, pero con respaldo
legislativo y administrativo, se introdujo en el Norte de la India a fines
del siglo XIX y, al parecer, se ha convertido en una práctica
generalizada en todos los sistemas. En otras partes del país se ha
adoptado con lentitud. Los canales parcelarios no se han construido, y
la distribución más allá de las toma granja parece anárquica. En la
pasada década [1970] se realizó un esfuerzo explícito, como parte de
los Programas de Desarrollo del Área de Comando, para mejorar el
sistema de distribución parcelario tanto en sus aspectos físicos como
organizativos. La introducción de un sistema de rotación en el área de
comando de cada toma granja está recibiendo atención seria en todo
el país. Esta ha sido principalmente una iniciativa del Estado aunque
también se han reportado esfuerzos más espontáneos de comunidades
(Hashim Ali, 1980; Jayaraman, 1981; Singh, 1983). Se ha sugerido
que la distribución en este nivel está sesgada a favor a los
terratenientes más grandes y poderosos66. Sin embargo un estudio
detallado de una toma granja en el sistema Bhakra (VanderVelde,
1970) sugiere que cuando el agua disponible en una toma granja es
inadecuada en relación a su área de comando, el racionamiento se
produce esencialmente en función de la ubicación de las parcelas.
Aquellas más cercanas a la toma granja obtienen más agua y más
segura que aquellas en la cola. Sin embargo el estado presente de
conocimiento sobre la administración de la distribución y los
conflictos a nivel parcelario es demasiado rudimentario para permitir
generalizaciones.
140 Aventuras con el agua

En todos estos aspectos la situación está lejos de ser estática. Han


ocurrido cambios significativos tanto en la organización como en las
técnicas de la administración del agua. Ya nos hemos referido al
ejemplo del canal Sarada en donde la introducción del canal del
gobierno parece haber desplazado a sistemas locales pre-existentes,
así como a las instituciones asociadas a ellos. El sistema del canal de
Deccan, originalmente diseñado para riego de auxilio pero
posteriormente alterado para apoyar el cultivo de caña de azúcar es
otro caso pertinente. La compactación de parcelas (en el noroeste de la
India (especialmente el oeste de UP [Uttar Pradesh], Haryana y
Punjab) y la abolición de los zamindari también podría haber inducido
algunos cambios, pero prácticamente no hay estudios que lo
documenten. Actualmente están ocurriendo varios cambios tanto en la
organización como en las técnicas de control de agua.
En tiempos recientes la percepción de la necesidad de un mejoría en el
control del agua ha aumentado, posiblemente como resultado de la
difusión de las semillas de altos rendimientos [HYV)] (cuyo alto
potencial no puede ser realizado sin el abasto adecuado y con
oportunidad de agua). Hasta cierto punto los costos altos y crecientes
de nuevos desarrollos de regadío y el hecho de que en algunas áreas la
posibilidad de ampliar la superficie de riego está llegando a su límite,
han ayudado posiblemente a trasladar la atención hacía un uso más
efectivo de los recursos existentes. El estímulo al uso de aguas
subterráneas en el área de comando de los canales --que anteriormente
estaba prohibido-- es un cambio mayor. Ha permitido el aumento del
abasto efectivo de agua en las áreas regadas por los canales al mismo
tiempo que ha dado a los agricultores mayor control sobre fechas y
cantidades de agua. Otro desarrollo importante es el establecimiento
de los Programas de Desarrollo del Área de Comando, que pretenden
incrementar la eficiencia en el uso del agua mediante el mejoramiento
de la infraestructura física, la planeación de los patrones de cultivo y
la entrega de agua basados en estudios más precisos del suelo, la
eficiencia del riego y los requerimientos de agua de los cultivos, y la
introducción de nuevos sistemas de distribución del agua tanto entre
partes del sistema de canales como entre los agricultores que se
abastecen de una misma toma granja67.
Instituciones de control del agua 141

Estos programas no han logrado todo lo que pretendían. Ha resultado


difícil implementar grandes cambios en los criterios de distribución
del agua, aun cuando se ha demostrado que dichos cambios facilitan
una repartición más amplia de los recursos existentes sin reducir los
rendimientos (ver Wade, 1980). Los intentos de mejorías a nivel de
usuario mediante la construcción de canales parcelarios, la
compactación de parcelas y la nivelación de tierras, no han progresado
mucho. La incertidumbre sobre la redituabilidad de dichas mejorías,
que requieren de inversiones considerables, el hecho de que tales
esfuerzos están casi totalmente concebidos e implementados por
agencias del estado con poca participación de los usuarios, y la
debilidad organizativa del aparato estatal son todas ellas restricciones
importantes.
Dadas estas restricciones, no es sorprendente que la respuesta a la
mayor redituabilidad de la agricultura de riego ha tomado la forma de
ampliar el uso conjunto de aguas subterráneas con el suministro de los
canales. La inversión necesaria para este propósito la realizan
mayoritariamente los agricultores más prósperos mientras que los
agricultores más pequeños y menos prósperos compran el agua a los
primeros. Aunque las consecuencias distributivas son motivo legítimo
de preocupación, el punto relevante en el contexto de esta
presentación es que proveen evidencia de adaptación a condiciones
cambiantes.
V. CONCLUSIONES
El argumento central de este ensayo es que es necesario analizar la
estructura y funcionamiento de las organizaciones de regadío en el
contexto agro-climático, tecnológico y socio-económico en el que
operan para entender correctamente su forma y efectividad. Hemos
sugerido, mediante comparaciones ilustrativas entre China, India y
Japón, que la naturaleza del control del agua requerida para una
agricultura eficiente, así como el tipo de obras factibles en una
situación dada están poderosamente condicionadas por el nivel, perfil
estacional y la predictibilidad de las lluvias así como por la
temperatura, geología, topografía y otros rasgos del medio físico.
Dentro de los límites impuestos por estos rasgos físicos, la escala del
142 Aventuras con el agua

desarrollo del control del agua así como la naturaleza, tamaño y


sofisticación de los sistemas están influenciados por el estado de la
técnica tanto en ingeniería hidráulica como en agricultura, por los
costos relativos de elevar la producción por otros medios (incluyendo
distintos tipos de control del agua); y por último, pero no menos
importante, los intereses de los diferentes actores involucrados en el
proceso.
La naturaleza y el tamaño de los sistemas influyen en la forma en que
se organiza su construcción y administración. Mientras las aguas
subterráneas son desarrolladas principalmente por agricultores
individuales para su propio uso, los sistemas de aguas superficiales en
las condiciones de Asia invariablemente abastecen a varios usuarios y
están sujetos a alguna forma de control colectivo. Los sistemas
pequeños son construidos generalmente con recursos y liderazgo
local. Pero los sistemas más grandes tienden a atraer la participación
del Estado o, para ser más precisos, de una autoridad supra-local. Tal
participación es necesaria por la mayor magnitud de orden del diseño
y por las habilidades ingenieriles requeridas para construir sistemas
grandes, así como para decidir los límites del área de comando y las
bases para la distribución del agua entre los beneficiarios potenciales.
La participación del Estado aún en grandes proyectos, no
necesariamente implica el financiamiento de su costo por el Estado,
como es evidente con el caso Chino. Pero en el caso de la India, el
Estado ha aportado no solo el liderazgo técnico y organizativo sino
también la mayor parte de los costos para desarrollar inclusive
sistemas de control del agua relativamente pequeños.
Los sistemas pequeños en todas partes tienden a administrase
informalmente con casi nada de burocracia. El grado de formalidad y
de dependencia de una burocracia aumenta necesariamente con el
tamaño del sistema. Pero donde, tal como en el este de Asia, los
usuarios han estado activamente involucrados en el diseño del
sistema, es visible un alto grado de control por los usuarios sobre la
administración, aún en sistemas moderadamente grandes. Los
sistemas de canales de la India, en parte por su tamaño y en parte por
haber sido construidos enteramente por el Estado, frecuentemente en
Instituciones de control del agua 143

áreas sin una tradición de riego, son administrados por una burocracia
altamente centralizada, con poco o nula participación, no digamos
control, de los usuarios.
Un rasgo distintivo de la administración tanto comunitaria como del
Estado de sistemas de aguas superficiales es que dependen del
racionamiento físico del suministro en lugar de mecanismos de
mercado o de precios para regular la distribución del agua entre
usuarios y usos. Los mecanismos del mercado, cuando menos en Asia,
prácticamente no existen en los sistemas de aguas superficiales. Los
precios fijados por vía administrativa son comunes, pero se combinan
invariablemente con normas sobre los patrones de cultivo y la entrega
de agua. Sistemas pequeños, relativamente antiguos, tienen normas
sobre la distribución del agua tanto en períodos normales como en
períodos de escasez. En los sistemas nuevos, particularmente aquellos
construidos por el Estado, la distribución postulada en el diseño del
proyecto puede no resultar aceptable para todos los segmentos de
usuarios y frecuentemente se modifica cuando el sistema empieza a
operar.
Los conflictos sobre la distribución del agua son inevitables aun
cuando los reglamentos son claros. Los sistemas usualmente tienen
algunos principios para guiar la distribución en situación de escasez
respaldados por el personal y las sanciones. Las modalidades, sin
embargo varían: Hay muchos ejemplos de procedimientos de rotación
que pretenden una distribución equitativa a través de toda el área de
comando tanto del área con cultivos de riego como de la cantidad de
agua suministrada. Hay también, por otra parte, varios casos donde se
reconoce explícitamente el derecho al acceso diferencial al agua. Aun
cuando ello no se reconozca, la ubicación de la parcela es en la
práctica un factor importante --aquellos más cerca de la obra de toma
tienen una ventaja inherente por su ubicación en comparación con
aquellos situados aguas abajo. Los conflictos no siempre los puede
resolver satisfactoriamente la organización de riego, a menos que su
administración sea lo suficientemente “poderosa” como para hacer
cumplir las sanciones por su propia cuenta o con el apoyo de otros
centros de autoridad. Ahí donde el conflicto potencial es mayor --y
144 Aventuras con el agua

esto será en los casos donde el abasto de agua relativo al área de


comando es escaso y/o el riego hace una diferencia significativa en la
productividad-- el poder para hacer cumplir la distribución tiene una
gran importancia.
Debe reconocerse que la calidad del riego --es decir, la habilidad de
regular en oportunidad y cantidad el suministro de agua a las
diferentes partes del sistema para satisfacer los requerimientos en agua
de los cultivos --no depende totalmente de la forma en que se opera el
sistema. El control sobre la calendarización de los riegos depende en
un grado significativo del diseño físico del sistema (las capacidades de
los canales, las estructuras de control, etc.). Aun más, la calidad del
control del agua y su impacto en la producción no puede considerarse
independientemente de algunos otros elementos y en particular de las
características genéticas de las variedades de las plantas cultivadas, el
nivel de uso de fertilizante y los precios. El hecho de que todos estos
elementos son variables en el tiempo es un buen argumento para ver
con una perspectiva evolutiva a la organización del riego.
La forma en que está diseñado un sistema de hecho refleja el estado
del conocimiento, las técnicas, las habilidades, y los precios, así como
los intereses de los varios grupos involucrados en ese momento
(grupos que incluyen no sólo a los usuarios potenciales del sistema
sino también a aquellos que organizan y financian la construcción).
Dado que los diseños están basados en un entendimiento y datos
limitados y frecuentemente equivocados, la distribución planeada es a
lo sumo aproximada y, no infrecuentemente, defectuosa. El área de
comando efectiva, el patrón de cultivos, así como las reglas de
operación se modifican de hecho, aunque no siempre formalmente a la
luz de la experiencia sobre la disponibilidad de agua y su distribución
estacional, las necesidades de agua de los cultivos y los efectos de la
variación en el suministro de agua (bajo la técnica agrícola
prevaleciente) sobre los rendimientos de los cultivos hasta que se
establece un cierto “equilibrio”. En esta etapa cualquier diferencia
entre los objetivos de la autoridad del sistema y los intereses de los
usuarios también tiene que ser resuelta por consenso o por decreto o
por los usuarios aguas arriba ejerciendo su ubicación ventajosa.
Instituciones de control del agua 145

Esta posición puede ser trastocada por varias razones: Otros grupos
pueden comenzar a utilizar el mismo recurso (mediante la extensión
de los canales existentes o mediante nuevas tomas del río)
conduciendo tarde o temprano a la escasez y al conflicto. Desatender
el mantenimiento de la infraestructura del sistema puede reducir el
abasto efectivo y agravar los conflictos. La expansión del mercado
para los cultivos, la introducción de nuevas especies y variedades de
cultivos, la mejora de las técnicas de cultivo (incluyendo nuevas
técnicas de riego), un cambio en los precios de los cultivos en relación
a los insumos --todos ellos de manera individual o colectiva aumentan
los ingresos potenciales de la agricultura de riego. Cambios en la
tenencia de la tierra y en los impuestos pueden alterar los ingresos que
el cultivador directo recibe de la agricultura de riego. Si no hay
cambios en el sistema o en los procedimientos de distribución, estos
cambios, en tanto que los ingresos potenciales aumentan, pueden
agravar los conflictos sobre la distribución.
Podría parecer natural que cuando los conflictos sobre el agua
aumentan en un dado sistema, como resultado de una sobre-extensión
del comando relativo al abasto o porque el agua se vuelve más valiosa,
se harán intentos para modificar los procedimientos operativos y para
efectuar modificaciones menores en la infraestructura física con vistas
a reducir el desperdicio y facilitar un reparto más equitativo del abasto
disponible. Pero este proceso tiene límites definidos más allá de los
cuales las mejorías en la eficiencia técnica del riego y en la regulación
del volumen y oportunidad del riego requieren de modificaciones
mayores al diseño del sistema (que involucran obras tales como
integración de bocatomas, aumento del abasto de agua mediante la
construcción de nuevos almacenamientos y/o el uso de agua
subterránea) o la introducción de mejoras (tales como compactación
de parcelas, nivelación, mejores técnicas de aplicación del riego).
Todos ellos requieren de nuevas inversiones. La disposición de los
beneficiarios a realizar estas inversiones o contribuir a su costo
dependerá tanto de la productividad global de estas inversiones en
relación a los costos, así como de la percepción de cómo los cambios
en el sistema y en sus reglas de operación van a afectar a sus intereses
individuales.
146 Aventuras con el agua

En la medida en que los cambios en la organización y sus


procedimientos operativos son esenciales para obtener lo máximo de
los sistemas (en términos de mayor rendimiento), ambos no pueden
ser disociados. En este punto invariablemente es necesario iniciar un
difícil y tedioso proceso para lograr --por persuasión o presión--- que
los usuarios acepten los cambios organizativos. Así como los cambios
de procedimientos no pueden ir más allá de un cierto punto sin una
modificación del sistema, tarde o temprano también los cambios
institucionales deben acompañar a los cambios del sistema.
Los pocos estudios que tenemos sobre la evolución de sistemas de
riego y su organización se ajustan a lo anterior. La mayoría de ellos
sin embargo se refieren a sistemas relativamente pequeños del este de
Asia que han crecido mediante la combinación de ampliar y mejorar el
sistema pre-existente. El ritmo y carácter de estos cambios, sin
embargo, varía mucho y no se puede con confiabilidad concluir gran
cosa sobre las razones de las variaciones. Además, casi no hay
estudios sobre los cambios que han ocurrido y están ocurriendo en los
muy distintos y variados sistemas de riego del sur de Asia: Las
razones del aparente fracaso de los sistemas tradiciones de tanques en
respuesta a cambios en las técnicas de cultivo y en los precios, la
diferencia en la respuesta entre usuarios (en términos de la
organización comunitaria para dar mantenimiento a la infraestructura
local y distribuir el agua al interior de la comunidad) a la introducción
del riego por canales en áreas que ya tenían sistemas locales y los que
no tenían una tradición previa de riego; la manera y la velocidad con
la que los usuarios de distintos segmentos de un sistema grande de
canal responden organizativamente para enfrentar el problema de
distribución; las diferencias en la respuesta entre áreas con y sin aguas
subterráneas, así como entre áreas con distintas tasas de progreso
técnico --estos son algunos de los asuntos que parecen altamente
prometedores para una investigación sistemática.
Agradecimientos.
Mucho del trabajo para este ensayo se realizó durante mi sabático en
1982 como Investigador Visitante en el Instituto de Economía del
Desarrrollo, Tokio. Además de darme la oportunidad de reunir
Instituciones de control del agua 147

materiales sobre sistemas de riego del este de Asia, me permitió


discutir el tema a un nivel más general con varios colegas japoneses,
particularmente los profesores Tamaki (q.e.p.d.), J. Hatate, H.
Okhomoto, S. Ishikava, el doctor R. Kojima y el Sr. H. Nakamura. A
todos ellos mi agradecimiento. También me he beneficiado de las
reacciones críticas a los primeros borradores de colegas del Centro de
Estudios del Desarrollo y del Instituto Madras de Estudios del
Desarrollo, así como de los comentarios de los árbitros del presente
ensayo.

NOTAS
1
Marx sugirió que “el clima y las condiciones territoriales” hicieron del riego
artificial por canales y de las obras hidráulicas la base de la agricultura Oriental. Y
“esta necesidad primaria de un uso económico y común del agua, que en occidente
condujo a las empresas privadas hacia asociaciones voluntarias, tal y como en
Flandes e Italia, necesitó en oriente donde la civilización era demasiado baja y la
amplitud territorial demasiado vasta para que hubiese lugar a las asociaciones
voluntarias, la interferencia del poder centralizador del Gobierno.” (Marx 1853
citado en Wittfogel, 1957 y Chi, 1936). En relación a China, Chi interpreta el
comentario de “el bajo nivel de la civilización en oriente” en términos de la
tendencia de la “burocracia terrateniente” gobernante a evitar el crecimiento del
capital comercial declarando “a todas las empresas redituables monopolios del
Estado y absorbiendo a la clase embrionaria mercantil en sus filas si consideraban
que era peligroso hacer caso omiso de ella”. (Chi, 1936:71).
2
Weber argumentó que “...en la evolución cultural de Egipto, el oeste de Asia, India
y China la cuestión del regadío era crucial. La cuestión del agua condicionó la
existencia de la burocracia, el servicio obligatorio (corvé) de las clases dependientes,
y la subordinación de los súbditos al funcionamiento de la burocracia del Rey.”
(Weber, 1926 citado en Chi, 1936:73).
3
Sus ideas están desarrolladas en una serie de trabajos, el primero de los cuales data
de 1926 y culminaron en un libro titulado Despotismo oriental. Estudio comparativo
de poder total (1957). Este volumen contiene un resumen de la evolución de las
ideas de Wittfogel sobre el tema así como sus antecedentes.
4
Leach (1961) formuló así esta perspectiva: El contexto material de las sociedades
“... no es meramente un pasivo telón de fondo de la vida social; el contexto mismo
es un producto social y está él mismo estructurado; la gente que vive en él debe
someterse a un rango amplio de reglas y limitaciones sólo por vivir ahí. Todo
148 Aventuras con el agua

antropólogo debe iniciar por considerar cuánta de la cultura presente puede


fácilmente entenderse como una adaptación directa al contexto ambiental,
incluyendo aquella parte del ambiente construida por el ser humano.” (Leach, 1961:
306). Pero tal perspectiva no es universalmente aceptada y como Leach indica
“Aunque todos los antropólogos sociales reconocen que las sociedades existen en un
contexto material ... demasiados autores tratan tales cosas [casas, caminos, campos,
abasto de agua, bienes de capital] únicamente como un contexto útil sólo para el
capítulo introductorio ...” (Leach, 1961: 306).
5
Entre ellos, el estudio de Kelly sobre la evolución del sistema del río Aka en el
norte de Japón que abarca un período de casi 3 siglos (desde su origen en 1600 hasta
1870) es quizá el más detallado. Para un tratamiento de la historia del riego en Japón
y su relación con la evolución de la tenencia de la tierra, ver Hatate (1978).
6
Para una sinopsis útil y no técnica del estado actual del conocimiento sobre el
papel del agua en el crecimiento de las plantas, ver Dakshinamurti et al. (1973) y
Carruthers y Clark (1980 Cap. 2).
7
Los determinantes de la ET y su relación con los requerimientos de agua de los
cultivos son por supuesto más complejos. También hay muchos asuntos
controvertidos y no resueltos. Sin embargo, para nuestro propósito es apropiado
centrarse en dos proposiciones básicas que son más o menos generalmente
aceptadas, esto es, que el requerimiento máximo de agua para el cultivo es una
función de la evapotranspiración y que no varía mucho en un amplio rango de
cultivos. Para formarse una idea de la naturaleza de otras influencias sobre los
requerimientos de agua de los cultivos, ver Wiesner (1970), Carruthers y Clark
(1980) y Dakshinamurti et al. (1973). Para una discusión de los determinantes de la
ET y los problemas de medición, ver Wiesner (1970) y Olivier (1961).
8
En la discusión subsecuente no siempre distinguimos entre el arroz de inundación
y otros cultivos. El arroz de inundación es único entre los cultivos pues necesita
grandes cantidades de agua, por arriba de la ET para mantener la parcela inundada,
para encharcar y transplantar. Las pérdidas por percolación en los campos de arroz
de inundación también tienden a ser relativamente altas. Esto puede no representar
un problema serio cuando se realizan comparaciones entre países/sistemas donde el
arroz de inundación es el cultivo principal. Pero al comparar con sistemas/regiones
donde el arroz de inundación se cultiva junto con otros cultivos en tractos regados --
y esto es bastante común en el sur de Asia-- estas diferencias en los requerimientos
de agua entre el arroz de inundación y otros cultivos se vuelven importantes y deben
tomarse en cuenta explícitamente.
9
El patrón en la India peninsular es a grandes rasgos similar al patrón mostrado en
la Fig. 1. Sin embargo la precipitación aun durante el monzón es inadecuada para
mantener el cultivo de arroz de inundación cuyos requerimientos de agua, por las
razones ya referidas, exceden con mucho a la ET. En regiones “áridas” (como
Instituciones de control del agua 149

Rajasthan y noroeste de la India) la precipitación está consistentemente por abajo de


la ET.
10
N. del T.: En inglés enforce, se traduce sistemáticamente en este texto como hacer
cumplir.
11
Este relato de los principales rasgos de la organización de la planeación y la
construcción para la conservación de agua en la India está basado en un conjunto de
fuentes incluyendo los planes quinquenales y el reporte de la Comisión de Irrigación
(GOI, 1972).
12
N. del T.: En inglés outlet, se traduce sistemáticamente en este texto como toma
granja.
13
Esta descripción está basada en gran medida en Nishimura (1971), Vermeer
(1977) y Greer (1979).
14
Hay diversas descripciones de los programas de mejoramiento de tierras durante
la post-guerra. Ver por ejemplo Ogura (1963: Cap. 12 y 20), Nishikawa (1971).
15
Sarada Raju (1941: 113-120) hace una corta reseña de la situación desde
inmediatamente antes del inicio del dominio británico hasta el siglo XIX.
16
Para un relato histórico, ver Whitcombe (1983).
17
Para un relato más detallado, ver Vaidyanathan (1984).
18
Para una descripción de la evolución histórica de sistemas de riego individuales
japoneses y el papel del gobierno en ellos, ver Tamaki (1979), Hatate (1981), Kelly
(1982), Shimpo (1976).
19
De un total de superficie de riego de 43.3 millones de ha., 26.7 millones están
abastecidas por fuentes superficiales consistentes en canales (19 millones de ha),
tanques (4.1 millones de ha) y otras fuentes superficiales (3.5 millones de ha) (Rao,
1979: 59). Los canales representan por lo tanto casi 70% del total del área bajo riego
con aguas superficiales.
20
Así la capacidad de almacenamiento efectivo subió de un estimado de 12.3 mil
millones de metros cúbicos en 1951 a 61.7 mil millones de metros cúbicos en 1966.
La terminación de proyectos de riego ya próximos a concluirse en 1965 se estimaba
iba a elevar el almacenamiento total a 120 mil millones de metros cúbicos (Framji y
Mahajan, 1969, vol. 1: 420). En 1990 se calculaba a 162 mil millones de metros
cúbicos (GOI, Central Water Commission, 1992).
21
A mediados de la década de 1950, había unas 41 presas multi-propósito con una
capacidad total de almacenamiento de 1.4 mil millones de metros cúbicos y 50,000
pequeños y medianos reservorios con una capacidad agregada de 1.64 mil millones
de metros cúbicos (Sasaki, 1959: 13-14).
150 Aventuras con el agua

22
A principios de la década de 1970, había unos 10,000 Distritos de Mejoramiento
de Tierras que regaban 1.4 millones de ha. Un DMT promedio cubre unas 150 ha.
Aproximadamente un tercio de los DMT tienen menos de 50 ha.; solo 2 % atendían
más de 3,000 ha. Únicamente había 17 sistemas que atendían a más de 10,000 ha.
(Takeuchi, 1979: 87).
23
En fechas de la Independencia la mayoría del riego por canales en la llanura del
Indo-Ganges consistía en obras de derivación. Entre las más importantes el canal
Sirhind (0.6 millones de ha.), Upper Bari doab (0.33 millones de ha.), el canal Son
(0.35 millones de ha.), los canales Jamuna (0.68 millones de ha.) y el canal del
Upper Ganga (0.7 millones de ha.) (Rao, 1979: 241). Debe notarse sin embargo que
el nivel global de desarrollo del regadío era bajo y la mayor parte del área regada
dependía de pequeñas obras y pozos. Ver Sengupta (1980) para una descripción de
algunos de los sistemas locales en el sur de Bihar, y Whitcombe (1972) para una
descripción de su papel en Uttar Pradesh.
24
El más grande es el reservorio de Bhakra Nangal (capacidad 7.4 mil millones de
metros cúbicos). Desde 1979, la capacidad total de almacenamiento de las cuencas
del Indus y Ganges (incluyendo los reservorios multi-propósito) se estima en 48 mil
millones de metros cúbicos que corresponden a casi un tercio del almacenamiento
total de todos los reservorios del país (147 mil millones de metros cúbicos).
Prácticamente todos los reservorios en la cuenca Ingo-Ganges fueron construidas a
partir de la Independencia (Rao, 1979: 239-240).
25
Se estima que casi la mitad del área regada en la cuenca del Ganges (8.9 millones
de un total de 19.5 millones de ha.) y como dos quintos de la cuenca del Indus (2.4
millones de ha. de un total de 6.3 millones de ha.) están abastecidas por aguas
subterráneas. Más de la mitad del área regada por fuentes subterráneas depende de
pozos profundos que es un fenómeno enteramente de la post-Independencia (Rao,
1979:59).
26
Hay un estimado de 127,000 tanques en el área que corresponde a los actuales
estados de Andhra Pradesh, Karnataka y Tamil Nadu que riegan un estimado de 1
millón de ha. (GOI, COPP, 1959). Aparte de la topografía, el hecho de que estos
tractos tienen un patrón de precipitación marcado por dos picos estacionales (uno
durante mayo-julio y el otro en octubre-diciembre) es un factor importante que
facilita el riego por tanques. Para un estudio detallado de riego por tanques ver
Vaidyanathan (2001).
27
En las cuencas de los ríos del sur de la India (Godavari, Krishna, Cauvery y
Pennar) sólo 25% del área de riego está abastecida por esta fuente y aún aquí en su
mayor parte por pozos poco profundos. Del área abastecida por aguas superficiales,
más de un quinto está regada por tanques; la proporción comparable del resto del
país es 10 % (Rao, 1979).
Instituciones de control del agua 151

28
Obviamente hay una gran variación en los patrones climáticos en el este de Asia.
Pero nuestro interés es centrarnos en las grandes diferencias entre el este y sur de
Asia. Estas diferencias nos parecen muy llamativas y tienen injerencia en la
naturaleza del problema de control del agua.
29
N. del T.: En inglés consolidation of holdings, se refiere al hecho de actuar sobre
una situación de dispersión de las parcelas de un mismo propietario, para reunirlas
en una sola parcela de mayor tamaño.
30
Para una discusión general de las funciones de las organizaciones de riego y el
marco conceptual apropiado para estudiar su estructura y funcionamiento, véase
Maass y Anderson (1978, Cap. 1), Coward Jr (1980, Cap. 1), Chambers (1977).
31
En el Japón 10 % del área regada se reporta que está bajo administración
individual (Takeuchi, 1979: 87). Estos sistemas presumiblemente son también
propiedad de individuos. En la India un reconocimiento realizado en la década de
1950 reportó que el 30 % de los tanques eran propiedad privada, la mayoría de las
veces en forma de co-propiedad (GOI, PEO, 1961).
32
Ver Sasaki (1959).
33
Para más detalles, ver Vaidyanathan (1984: 30-56).
34
Para una descripción general de la estructura organizativa, ver Framji y Mahajan
(1969) y Govt. of Andhra Pradesh (1982: 78-87); GOI, PEO (1965) da alguna idea,
aunque esquemática, de la organización administrativa para proyectos
seleccionados.
35
Para una discusión de la relación entre usuarios y autoridad del agua en sistemas
comunitarios, ver Coward Jr (1980: 25-27). Para una descripción de las
características de los “administradores”, ver Potter (1976), Beardsley et al. (1959) y
Lewis (1971).
36
Para mayores detalles, ver Vaidyanathan (1984).
37
Para descripciones sobre la operación del mantenimiento en situaciones concretas,
ver Potter (1976), Myers (1975), Kelly (1982), Nickum (ed.) (1981), Lewis (1971),
Bacadayan (1973).
38
Para una discusión del rol cambiante de los terratenientes [que dan en arriendo sus
tierras] en el contexto del Japón, ver Hatate (1978).
39
Ver, en este contexto, Leach (1961), Roberts (1967).
40
Esto es evidente a partir de los datos y observaciones que se presentan en GOI,
COPP (1959, 1960) y GOI, PEO (1961, 1965).
41
Esta práctica se reporta en el canal 12-Go del Japón, en los subak de Bali así como
para algunos sistemas de Filipinas.
152 Aventuras con el agua

42
Para más detalles sobre China, ver Nickum (1981), UN, ESCAP (1979),
Vaidyanathan (1984).
43
Sin embargo, estudios subsecuentes sugieren que la participación comunitaria en
la administración de los tanques, cuando menos en el sur de la India, es más
importante de lo que se había supuesto. Ver Vaidyanathan (2001).
44
Para un relato más detallado, ver GOI, PEO (1961: 98).
45
Ver, por ejemplo, GOI, PEO (1965); las ponencias presentadas en 1980 en el All
India Workshop on Warabandhi con sede en el Administrative Staff College,
Hyderabad en 1980; y Singh (ed.) (1983). El problema también se discute en
términos más generales en GOI (1972) y Govt. of Andhra Pradesh (1982).
46
Para una discusión de la complejidad ver Minhas et al. (1974).
47
Se han realizado una serie de intentos para modelar el óptimo de las asignaciones
de agua en el contexto de la India. Ver, por ejemplo, Minhas et al. (1974) y GOI
(1970).
48
Estudios similares están disponibles para otras partes del mundo por ejemplo
Glick (1970), Hunt y Hunt (1974) y Maass y Anderson (1978). No hemos intentado
introducirlos en nuestra discusión en gran medida porque se refieren a un medio
agro-climático, tecnológico y socio-económico totalmente distinto al de Asia. El
dominio del arroz de inundación y la agricultura a pequeña escala son dos elementos
distintivos que las comunidades de riego de Asia comparten, y que las diferencia de
aquellas de Europa y América.
49
Para información basada en investigación más reciente sobre este aspecto, ver
Vaidyanathan (2001).
50
La tradición de derechos de agua desiguales está bien documentada en el caso de
los sistemas de Japón y Taiwan. Ver Beardsley et al. (1959), Hatate (1981), Shimpo
(1976), VanderMeer (1968). Instancias similares se han reportado en la India, ver
Jayaraman (1981), GOI, PEO (1961).
51
Para descripciones de estas estructuras, ver Leach (1961), Kelly (1982) y
Beardsley et al. (1959). A pesar del ingenio de estas estructuras no siempre están
sustentadas en un cálculo preciso. En términos de los estándares modernos son
bastante rudimentarias. Muchas de ellas fueron colocadas hace mucho, y
actualmente poca gente puede recordar las bases sobre las que se diseñaron. Y no
obstante los usuarios las consideran como sumamente importantes.
52
Ver VanderMeer (1968) y Pasternak (1972) para una descripción de dos de estos
sistemas en Taiwan.
53
Procedimientos similares se reportan en sistemas tradicionales del Sur de Bihar
(Sengupta, 1980), y de Maharashtra (Kulkarni y Lele, 1980).
Instituciones de control del agua 153

54
Por ejemplo el proyecto Nan Hung de Taiwan, antes de la modernización, cuando
todas las partes del área de comando no podían tener agua para encharcar y
transplantar al mismo tiempo, el período de plantación se extendía hasta por 8
semanas y el de transplante hasta por 4 semanas. La cosecha sin embargo se
realizaba en la mismas fechas (Junio) (VanderMeer, 1968). Ello implica que parte
del ajuste se tenía que realizar mediante la selección de variedades y/o aceptando
variaciones considerables en los rendimientos entre la cabeza y la cola del sistema.
Para Bali, ver Geertz (1967) para una descripción detallada.
55
Para ejemplos concretos, ver Myers (1975), Pasternak (1972), Bacadayan (1973).
56
Ver Nickum (1981: Lectura 5) para una descripción de la complejidad y
sofisticación de la calendarización flexible en un sistema de reservorios múltiples.
57
En relación a esto se puede mencionar una interesante costumbre para los tanques
del sur de la India (Chambers, 1977) donde la responsabilidad de operar la
compuerta y de la distribución del agua de los tanques de la aldea se confía a un
miembro de un casta “intocable”: dado que no tiene tierra y tiene un estatus muy
bajo no puede aspirar a usar su puesto para actuar arbitrariamente. Se dice que una
costumbre similar existió en partes del Japón.
58
Kelly (1982: 365-367) discute las razones por las cuales a pesar de la organización
poco estructurada del sistema del río Aka dicha organización no se desplomó,
sugiere que los siguientes factores de contrapeso tendieron a limitar el conflicto
entre los usuarios del agua y evitar que las diputas deteriorasen en una destrucción:
(1) Las relaciones de riego eran tales que “las líneas divisorias de intereses comunes
y en conflicto creaban patrones situacionales complejos de cooperación y conflicto”;
(2) los conflictos probablemente estaban mitigados por la disyunción de la tenencia
de la tierra y el riego, es decir la distribución de los cultivadores y los propietarios
de tierras a lo largo del canal; (3) la “promoción de la expansión territorial del arroz
de inundación a través de concesiones especiales en la agrimensura y registro creó
grandes disparidades en las cargas fiscales, los menos medidos, con menor carga de
impuestos situados aguas abajo no reclamaron con demasiada energía la escasez de
agua”; (4) “había un traslape entre conflictos de riego y unidades administrativas”
Los conflictos aumentaron cuando aumentó la disonancia entre tenencia de la tierra,
cultivo y residencia.
59
Para darse una idea de los cambios en aldeas particulares, ver Mizushimi y Nara
(1982), y Guhan y Mencher (1982), Vaidyanathan y Janakarajan (1990).
60
La siguiente descripción está basada en Kathpalia (1980). Ver también Govt. of
Andhra Pradesh (1982). Trabajos más recientes sobre este aspecto puede verse en
Vaidyanathan y Janakarajan (1990), Rajagopal (1991), Wade (1981, 1982).
61
Esto generalmente se conoce como “localización” y pretende garantizar la
distribución “equitativa” de los beneficios de cultivos intensivos en agua,
154 Aventuras con el agua

especialmente entre aguas arriba y aguas abajo. Para una descripción detallada del
sistema y su funcionamiento ver por ejemplo, GOI, PEO (1965); Govt. of Andhra
Pradesh (1982:53-65) y Govt. of Maharashtra (1962).
62
Hay numerosos ejemplos. Ver Pant (1981), GOI, PEO (1965), Govt. of Andhra
Pradesh (1982).
63
La divergencia entre el patrón de cultivos planeado y el real, y entre las
“localizaciones” planeadas y la distribución real de los cultivos intensivos en agua
en el área de comando es un fenómeno común. Por ejemplo GOI, PEO (1965),
Wade (1978), Hashim Ali (1980), Govt. of Andhra Pradesh (1982).
64
La dificultad para hacer cumplir con los patrones de cultivo y con la localización
que se propuso en el proyecto está ilustrada por la experiencia del proyecto de
Lower Bhavani en Tamilnadu. Ver GOI, PEO (1965: 207).
65
Hay razones para pensar que esta impresión es errónea. Hay casos reportados
donde los usuarios que no consiguieron suficiente agua se asociaron y trataron de
persuadir con un desembolso considerable a los funcionarios del canal de que les
suministrara más agua; o de distribuir entre ellos el agua disponible de una manera
justa. Cuando no conseguían nada de agua frecuentemente su opción era realizar
movilizaciones para que les retiraran el pago por el servicio del agua de riego y los
impuestos por mejoras. (Wade, 1980 y Hashim Ali, 1980). Wade (1978, 1980)
reporta un caso de Andhra Pradesh donde por iniciativa de un administrador del
sistema se introdujo de manera exitosa la rotación del riego entre distintas partes del
comando, permitiendo una más amplia distribución del abasto disponible y
aparentemente sin una reducción significativa en los rendimientos. En otro caso se
restringió el cultivo de arroz de inundación en secciones no autorizadas. Estos casos
son interesantes por dos razones: Muestran que el experimento funcionó a pesar de
las fuertes protestas y la resistencia de los usuarios de aguas arriba, debido a que los
administradores del sistema no sólo mostraron una iniciativa fuera de lo común, sino
también porque estaban dispuestos y tuvieron capacidad de reclutar a los poderes del
estado para superar la resistencia. Sobre el asunto de los usuarios de la cola, ver Hart
(1978), y Pant (1981). Ramanathan, en su avance de investigación para tesis
doctoral, ha documentado para el sistema Tambrapani el éxito de los de aguas abajo
para asegurar un aumento significativo del abasto de agua mediante una
combinación de presión política y de persuadir a la burocracia.
66
En este contexto la distinción entre la distribución desigual entre campos en
distintas ubicaciones y entre distintos usuarios es importante. En un sistema de
gravedad la ubicación física del campo tiene una injerencia importante sobre la
facilidad de acceso al abasto disponible. Parece poco probable que en sistemas que
cubren varias miles de hectáreas, los grandes agricultores en toda, o aun una gran
parte del área de comando se concentren en las ubicaciones más favorecidas de la
red de distribución. La probabilidad de que esto ocurra en el curso normal es muy
Instituciones de control del agua 155

bajo. Parece difícil manipular el diseño del sistema para que aun en el nivel de
distribución se favorezca sistemáticamente a los grandes propietarios. Es posible,
claro está, que después de que el sistema se haya construido los grandes propietarios
intercambien sus parcelas a través de la compra venta con el propósito explícito de
tener ubicaciones favorecidas: Esto sin embargo tiene que documentarse.
La importancia del tamaño de la tenencia de la tierra es probablemente mayor y
quizá decisiva para resolver cómo se compartirá el agua entre agricultores que se
abastecen de una misma toma. Esto es probablemente lo que Thorner tenía en
mente. Es significativo que a diferencia de los canales, donde la ubicación del
campo es más importante, en el caso de los pozos, el tamaño de la tenencia de la
tierra tiene una incidencia mucho mayor en el acceso al agua subterránea.
67
Ver, por ejemplo, las ponencias presentadas en el All India Workshop en
Warabandhi con sede en el Administrative Staff College, Hyderabad en 1980.
También Singh (ed.) (1983).
156 Aventuras con el agua

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DEL INDIVIDUO A LA FAMILIA Y DE LA PROPIEDAD
PRIVADA A LOS BIENES Y USOS COMUNALES 1

Jacinta Palerm

DEL INDIVIDUO A LA UNIDAD DOMÉSTICA

En las décadas 1960 y 1970 se dio un importante debate en México en


torno al campesinado, en primer lugar la conceptualización, derivada
de Chayanov, del campesino como unidad de producción y consumo,
y no como individuo o como empresa agropecuaria desligada de una
familia; en segundo lugar la perspectiva a futuro del campesinado en
vistas, especialmente, de su integración al mercado laboral, este
campesinado vendedor de fuerza de trabajo ¿estaba por
proletarizarse?, ¿era una semiproletario?, o ¿podía verse como una
estrategia de la familia/unidad doméstica campesina? (postura que a
su vez impactaba sobre la “formación de una clase obrera” en
México).

Los resultados de investigación a partir de este debate pueden verse en


análisis de unidades domésticas campesinas que producen para su
autoabasto, para el mercado, que tienen actividades extrafinca,
incluyendo la migración por temporadas a Estados Unidos1

También llevó a trasladar el concepto de unidad doméstica a la


situación urbana y a familias no campesinas: la toma de decisiones
económicas pasa por la unidad doméstica, donde el tamaño y
composición de la familia juega un papel importante2.

1
Edición original: 1998 En V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural.
164 Aventuras con el agua

Todos estos resultados de investigación hacen muy dudoso el


supuesto de Adam Smith de individuos egoístas que interactúan con el
mercado.

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS ORGANIZADAS:


EVIDENCIA EMPÍRICA E INTERPRETACIONES
“EVOLUTIVAS”

Yo quiero dirigir la atención a otro problema, desde los inicios de la


investigación de unidades domésticas campesinas en México,
resultaba muy evidente un contexto de comunidad y una serie de
tomas de decisión económicas, sociales y políticas por la comunidad y
no por la unidad doméstica como tal.

Wolf y otros autores enfatizaron y describieron la existencia de estas


comunidades organizadas3. Pero los diversos enfoques coincidían en
atribuir la existencia de una comunidad organizada a algún
antecedente (la defensa frente a la expansión de las haciendas, la
imposición misma del Estado en una época anterior, la defensa frente
a un tipo de dominio y explotación particular: interétnica) y suponían
que la organización se mantenía por “tradición cultural” y estaba en
proceso de descomposición, de evolución a otra etapa, de
individualización al perder su funcionalidad y entrar a una etapa
moderna

Predominaba la idea de que la comunidad corporada --tal y como la


llama Wolf-- con sus demandas, impedía la plena realización de la
unidad doméstica imponiéndole gastos innecesarios en un mundo de
mercado y acumulación e impidiéndole el enriquecimiento.

Este esquema dificultaba el análisis de los nexos entre la unidad


doméstica y comunidad, salvo como estructuras que facilitaban u
obligaban a la cooperación, que evitaban la acumulación dando como
resultado una comunidad homogénea.

El concepto de unidad doméstica, siguiendo el esquema de Chayanov,


dejaba fuera una serie de fenómenos que parecían económicamente
Del individuo a la familia 165

importantes para la unidad doméstica, y en algún curso de Arturo


Warman, se debatió el problema de analizar y conceptualizar estos
vínculos entre unidades domésticas. La ayuda mutua o mano vuelta
con su elemento de reciprocidad y equivalencia en un extremo y la
renta de la yunta en otro extremo no parecían problemáticas: una era
un intercambio entre iguales, la otra una manifestación de la
polarización o estratificación entre el campesinado. Más problemático
resultaba la faena comunitaria (que no era mano vuelta) y la mediería.

En este contexto resultó sugerente la propuesta de Sahlins en Stone


Age Economics, sobre como una sociedad (primitiva) está compuesta
de unidades domésticas deficitarias y otras con excedentes, el flujo
entre unas y otras permite el equilibrio a nivel de sociedad. Este
enfoque, aunque sugerente, no parece adecuarse a las comunidades
campesinas.

Me refiero a este trabajo ya que se usó, en su momento, como


ejemplo, y todavía nos permite apuntar la problemática que se quería
abordar, la de los flujos económicos entre unidades domésticas,
especialmente en la dimensión de la comunidad.

Hay algunos análisis recientes que permiten una conceptualización


más clara de algunos de estos flujos, por ejemplo en relación a la
mediería (que de entrada reconoce que los medios de producción de
una unidad pueden ser muy variables de un año a otro y que varían de
una unidad doméstica a otra), y que la mediería o aparcería es una
estrategia para conjuntar medios de producción de productores que
tienen accesos distintos evitando el mercado. La estrategia de evitar al
mercado, insiste Colin (1997), no es necesariamente debido a un
mercado imperfecto o a su ausencia, sino a una estrategia deliberada
para introducir certidumbre.

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS ORGANIZADAS:


INTERPRETACIONES FUNCIONALES

Sin embargo más bien quiero referirme al caso de la comunidad


organizada. Además de la propuesta de un antecedente que se
166 Aventuras con el agua

mantenía por “tradición cultural”, había también la propuesta, algo


tímida de que la existencia de comunidades organizadas, se vinculaba
al factor riego. Digo tímida, porque aunque está/estaba muy presente
en el marco de referencia de los antropólogos, no he logrado encontrar
trabajos explícitos vinculando uno y otro para México, más bien
referencias de pasada donde se presenta como algo de sobra
conocido4, en Perú, al parecer se ha hecho un tratamiento más
explícito5.

Para la región andina y para mesoamérica --ambas con tradición


hidráulica6-- la existencia de comunidades organizadas parecía ser un
patrón cultural más que una respuesta al regadío, siendo el problema
básico que no todas las comunidades organizadas tenían también
necesariamente riego. Igualmente no todas las “comunidades” en una
y otra región estaban organizadas7.

El panorama de comunidades organizadas en el área andina y


mesoamericana tiene un paralelismo con la comunidad aldeana
europea que tiene su fin en Inglaterra con los cercamientos y en
Francia con un proceso más bien largo que Bloch denomina “la lucha
por el individualismo agrario”.

El estudio de la comunidad aldeana europea tuvo una etapa de


atribución al racismo-cultural, un intenso estudio por abogados como
una vertiente de derecho consuetudinario8, un señalamiento por Marx
y los populistas como una forma de comunismo primitivo9, y –
finalmente—una identificación entre una tecnología y una
organización, esta última por el historiador francés Marc Bloch quien
vinculó el uso de la carruca (un arado con ruedas jalado por 4, 6 o más
bueyes) y un sistema agrícola de rotación de campos con una
necesaria” organización comunitaria basada en usos y recursos
comunitarios10.

El paralelismo entre comunidades organizadas en Europa, en la región


andina y en mesoamérica no parecía poder atribuirse a un factor
común, a menos que fuese aquel tan vago de una etapa de
Del individuo a la familia 167

“comunismo primitivo”, y ciertamente parecía dejar fuera al regadío


como factor causal; por otro lado parecía sugerente, para el viejo y
nuevo mundo el vinculo entre una base material y una organización,
en un caso “la carruca”, en otro el riego.

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS ORGANIZADAS: NUEVAS


INTERPRETACIONES FUNCIONALES

Una nueva contribución al estudio de comunidades organizadas se


presenta, bastante recientemente, desde la perspectiva de la economía
institucional11. Este enfoque centra su interés en instituciones para el
manejo de recursos comunales o usos comunales, y obviamente una
institución es la comunidad organizada. Bajo este enfoque, por
ejemplo, la investigación de Thierry Linck centrada en el pastoreo
comunitario sobre esquilmos en comunidades de Michoacán
(México), o la capacidad de comunidades de organizarse y contar con
instituciones para enfrentar la explotación de bosques y otros recursos
comunitarios (de la Tejera para Michocán, México).

Este enfoque es muy operativo, y no pretende abordar el problema de


causalidad de orígenes, y tal y como indiqué en un ensayo anterior
(Palerm 1997) sólo el resultado parecía semejante:

“Nos podemos referir entonces a tres situaciones --sin pretender


en absoluto que sean las únicas-- que llevan a una organización
social de comunidad muy cohesiva: a) el modelo de comunidad
corporada cerrada, b) el sistema agrícola de campos abiertos y
alargados, c) el riego. La causalidad de la organización social
cohesiva es muy distinta, probablemente las semejanzas son
superficiales, y el paso de subordinación del individuo a la
comunidad a prevalencia de los intereses individuales tiene
consecuencias radicalmente distintas.”

De ahí que resulte muy interesante la propuesta de Wade (1988) que


enlaza dos tradiciones teóricas que se reunen en la India: la
perspectiva del regadío como principio de organización política y el
estudio comparativo de la comunidad aldeana en Europa y la India12.
168 Aventuras con el agua

Wade propone la existencia de comunidades organizadas a partir de


regadío o del manejo de otros recursos escasos, argumentando que la
escasez de recursos críticos a la sobrevivencia lleva a organizaciones
comunitarias. La organización comunitaria puede surgir de la
realización de actividades que comprenden desde la vigilancia de
cultivos hasta la administración del regadío.

“Si, como algunos politólogos, vemos las bases del Estado en


una conjunción de contrato y coerción, y si pensamos que los
primeros Estados representan un estadío relativamente avanzado
de evolución de lo público en comunidades locales, podemos, a
partir de cómo se sustenta la combinación de contrato y
coerción en las aldeas Indias de nuestros días, buscar nuevas
luces de cómo emergió en las comunidades agrícolas de los
Estados pristinos.” (Wade, 1988: xi)

“¿Qué es lo que explica la variación [en organización social]


entre comunidades aún en un área culturalmente homogénea ?
(...) Mi argumento es que variaciones de escasez y riesgo en la
esfera agrícola vital explican mucha de la variación que se
encuentra en la organización de las aldeas ...” (Wade, 1988: 1)13

La existencia de comunidades organizadas no es entonces un vestigio


de tradición cultural, sino una forma de administrar recursos y de
evitar costos a las unidades de producción.

Es decir, parte de la solución analítica para entender a estas


comunidades organizadas es que las comunidades no son un agregado
de unidades domésticas cada una con su propiedad privada, sino que
la comunidad tiene recursos comunales (bosque, sistema de riego,
agostadero) o usos comunales (pastoreo comunitario sobre
esquilmos), o está evitando costos por el efecto negativo de una
unidad a otra (por ejemplo depredaciones de animales a los cultivos:
la solución es comunitaria consiste en un cercado comunitario y/o
vigilancia compartida) y, por lo tanto, como comunidad hay una
respuesta organizativa. Como comunidad hay una toma de decisiones
Del individuo a la familia 169

económicas, sociales y políticas en relación al recurso, y estas


decisiones van a afectar a cada unidad doméstica.

Aquí se abre un delicado balance entre organizaciones necesarias para


la administración de un recurso (como el caso de sistemas de riego,
dado que sin organización, el sistema físico se deteriora hasta
desaparecer), hasta organizaciones que disminuyen costos y potencian
las posibilidades de las unidades domésticas.

La propuesta de trabajar desde la perspectiva de instituciones es muy


operativa, y ofrece un marco conceptual interesante; el aporte de
Wade, por su parte nos permite hacer el puente entre esta propuesta
sincrónica y el debate en torno al Modo Asiático de Producción14.

LA COMUNIDAD. OTRAS CONSIDERACIONES


METODOLÓGICAS: SOBREÉNFASIS EN TIERRA DE LABOR
PARCELADA Y LA CATEGORÍA DE PROPIEDAD O ACCESO
CULTURALMENTE RECONOCIDO

La preferencia que se ha dado a la propiedad privada como la forma


de propiedad moderna, el profundo rechazo a la propiedad comunal
que se ejemplifica en México con la Ley Lerdo; la certidumbre
decimonónica de la incapacidad organizativa de los campesinos15, ha
cegado el análisis de las comunidades organizadas como una
respuesta eficaz al manejo de recursos.

El redimensionamiento de cómo conceptualizar a la comunidad


organizada abre una perspectiva de análisis interesante y provocativo.
Además de reconocer la funcionalidad de la comunidad organizada y
su vínculo con el manejo comunitario de recursos, ofrece un marco
analítico inmediato a datos empíricos de campo, especialmente al
permitirnos visualizar claramente que el acceso a recursos no es
exclusivamente sobre tierra de labor parcelada; los sistemas de riego,
el bosque, los agostaderos, el pastoreo comunitario sobre esquilmos
son accesos y gestión de recursos como comunidad16.
170 Aventuras con el agua

La ausencia de un tratamiento de la comunidad como institución que


toma decisiones, ha impedido dar su peso específico a la importancia
de la comunidad en el acceso a recursos, incluyendo tierra de labor
parcelada. El acceso a tierra de labor no se da exclusivamente por
herencia (o por nuevos repartos agrarios); la comunidad acuerda (con
o sin la legalidad y la sanción oficial) dar a los miembros de la
comunidad permiso de abrir tierras de labor: expandiendo la frontera
agrícola sobre el agostadero (como en Chinameca, Morelos o en la
zona del valle de Lobo, Querétaro17), expandiendo la frontera agrícola
sobre el tepetate (como en Santa María, Santa Catarina, San Pablo
Ixáyoc pueblos de la sierra del llamado Acolhuacan septentrional18).

En muchas ocasiones la “legalidad”, lo “oficial” de los derechos de


usufructo de ejido, han impedido analizar el hecho de “propiedad o
derecho de usufructo culturalmente reconocido”; así como el enfoque
de organización de la unidad doméstica con una cierta propiedad de
labor (minimizando la importancia de derechos de acceso a los
comunes y viendo únicamente el efecto “negativo” de la carga de
faenas comunitarias sobre la unidad doméstica) ha impedido ver la
organización de la comunidad en las gestión de recursos comunitarios
y cómo esta organización redunda en beneficio del común de unidades
domésticas y a cada una de ellas en específico.

De la misma manera que pasamos del individuo a la unidad


doméstica, es necesario pasar de un análisis de “propiedad privada” a
un análisis de bienes comunales (como bosques y sistemas de riego) y
manejos comunales (pastoreo comunal sobre esquilmos).

ORGANIZACIONES MULTICOMUNITARIAS

Adicionalmente, también tendremos que evitar el conceptualizar a las


comunidades, como “islas” sociales. Hay importantes organizaciones
multicomunitarias, tal y como ponen de manifiesto estudiosos de
organizaciones autogestivas para el manejo del regadío, como Maass.

En una investigación en curso sobre organizaciones multicomunitarias


en torno al regadío19, se ha empezado a poner de manifiesto que lo
Del individuo a la familia 171

que ha fallado no es la capacidad organizativa de los campesinos, sino


la capacidad de los investigadores de ver las organizaciones, es decir a
una ausencia de instrumental conceptual: dos ejemplos Millon, Hall y
Díaz en base a su observación del funcionamiento del sistema de riego
de San Juan Teotihuacán concluyen que no hay flujos de información
de una comunidad a otra, y que su incapacidad organizativa lleva a la
intervención del Estado. Sin embargo el re-estudio del sistema parece
señalar fuertes flujos de información, de tal manera que de una
comunidad a otra conocen quién ha sido y dónde viven actualmente
los sucesivos presidentes de la junta de aguas, posteriormente unidad
de riego. También hay indicadores de que la intervención, se debió a
una decisión del Estado a pesar de los regantes20.

En otro caso (Ocampo Fletes 1994, 1997) en contraste con Rodríguez


Meza (1998), un estudio a profundidad en una comunidad, con unos
100 usuarios, nunca pudo ver que pertenecía a una organización
mayor con unos 4,000 usuarios.

En Michoacán también parece que se están encontrando


organizaciones para el pastoreo comunitario de esquilmos, que
rebasan a una sola comunidad, es decir tienen un carácter
multicomunitario21.

Hay múltiples formas de cooperación económica y social en el campo:


ayuda mutua, mediería, comunidades organizadas, organizaciones
multicomunitarias. Son funcionales y actuales en tanto evitan
incertidumbre, reducen costos, permiten la gestión de recursos
indivisibles. Son modernas y no “tradicionales” en el sentido de
arcaicas, pero se sustentan muchas veces en un conocimiento ancestral
validado empíricamente.

NOTAS
172 Aventuras con el agua

1
Mi propia investiación de tesis, publicada en 1993, donde el tema central es
mostrar un caso donde no se cumple la predicción de polarización del campesinado.
2
Por ejemplo, Rosas 1991, González de la Rocha (1992).
3
Lenin (1899), Wolf (1957, 1966); Aguirre Beltrán (1973).
4
Millón, Hall y Díaz (1962) mencionan de pasada que “El sistema de riego del
Valle de Teotihuacán ha creado el potencial para la cohesión social que ha sido
parcialmente realizado a nivel de comunidad, menos a nivel del Valle. A nivel de
comunidad han sido llevados a cabo intentos cooperativos exitosos, cooperación que
se reporta está singularmente ausente en por lo menos algunas comunidades
campesinas mexicanas y otras que no practican riego a partir de arroyos.”
5
Gelles (1984).
6
Sobre la aplicación del modelo del modo asiático de producción a la región andina
y mesoamericana, ver Wittfogel (1957), Price (1971).
7
El carácter distintivo de la “comunidad” parece reconocerse en México y los
Andes, por ejemplo Gelles (1984: 20) indica “la mayor parte de las comunidades
andinas, sean hidráulicas o no, comparten el mismo sistema de gobierno local y las
mismas formas de ayuda mutua, incluyendo el trabajo comunal. Así podemos
constatar que, la faena y el sistema de autoridades en los Andes, al igual que en
México, no son “específicos” al manejo del agua, y más bien, son instituciones
generalizadas y características de las comunidades andinas tradicionales.”
8
El trabajo, probablemente, más conocido: Maine (1861).
9
Una crítica ácida a la posicón de los populistas en Lenin (1899).
10
Bloch (1931), White (1962), Palerm (1997).
11
Es particularmente interesante el trabajo de Ostrom (1990).
12
Por un lado los escritos de Marx sobre el modo asiático de producción (ver en
Wittfogel), y, por otro, los estudios de Maine sobre comunidades aldeanas en
Europa y la India.
13
En el caso del río Cuautla (Palerm, et al, 2000), parece que se aplica la propuesta
de Wade: Al parecer son las comunidades con mayor escasez de agua de riego,
Del individuo a la familia 173

situadas a la cola del sistema, las más organizadas en contraste con las comunidades
situadas a la cabeza del sistema.
14
Palerm (1995).
15
“The smallholding peasants form a vast mass, the members of which live in
similar conditions but without entering into manifold relations with one another.
Their mode of production isolates them from one another instead of bringing them
into mutual intercourse. The isolation is increased by France’s bad means of
communication and by the proverty of the peasants. Their field of production, the
smallholding, admits of no division of labour in its cultivation, no application of
science and, therefore, no diversity of development, no variety of talent, no wealth
of social relationshpis. Each individual peasant family is almost self-sufficient; it
itself directly produces the major part of its consumption and thus acquires its
means of life more through exchange with nature than in intercourse with society. A
smallholding, a peasant and his family; alongside them another smallholding,
another peasant and another family.. A few score of these make up a village, and a
few score of villages makes up a Department. In this way, the great mass of the
French nation is formed by simple addition of homologous magnitudes, much as
potatoes in a sack form a sack of potatoes. In so far as millions of families live
under economic conditions of existence that separete their mode of life, their
interests and their culture from those of the other classes, and put them in hostile
opposition to the latter, they form a class. In so far as there is merely a local
interconnection among these smallholding peasants, and the identity of their
interests begets no community, no national bond and no political organization
among them, they do not form a class. They are consequently incapable of enforcing
their class interest in their own name, whether through a parliament or through a
convention. They cannot represent themselves, they must be represented. Their
representative must at the same time appear as their master, as an authority over
them, as an unlimited governmental power that protects them against the other
classes and sends them rain and sunshine from above. The political influence of the
smallholding peasants, therefore, finds its final expression in the executive power
subordinating society to itself.” (Marx , 1850-52: 332).
16
Linck (1998), de la Tejera (1997), Martínez y Palerm (1997), Palerm (1998),
Rodríguez Meza (1998).
17
Palerm: Notas de trabajo de campo.
18
Palerm (1993), Aldana (1994).
174 Aventuras con el agua

19
Proyecto financiado por CONACYT; algunos resultados de esta investigación:
Palerm y Martínez Saldaña (2000).
20
González Huerta (2000).
21
Lopez Alcocer 1998, comm. pers.
Del individuo a la familia 175

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1: 1-18
REGADÍO, ORIGEN DEL ESTADO Y LA ADMINISTRACION DE
SISTEMAS HIDRAULICOS: DEBATE TEORICO Y ESTUDIOS
DE CASO 1

Jacinta Palerm

I. REGADÍO, ORIGEN DEL ESTADO Y LA ADMINISTRACIÓN


DE SISTEMAS HIDRÁULICOS 1

En torno a la organización social necesaria para el manejo de sistemas


de riego existe un debate teórico importante. Wittfogel (1957) y
Childe (1936, 1942), en su momento, plantearon que el origen de los
primeros Estados se debía a la agricultura de regadío. Según Childe la
agricultura de regadío era capaz de producir los excedentes
indispensables para una sociedad compleja y, además, la necesidad de
agua de riego permitía la coerción para que se produjesen tales
excedentes. Según Wittfogel las necesidades administrativas para la
construcción y manejo de obra hidráulica implicaron el surgimiento
del Estado. Un Estado con características muy específicas, donde el
poder estaba basado en la administración (y no en la propiedad de
medios de producción), lo que a su vez llevó a un Estado burocrático
y despótico más poderoso que la sociedad.

En México estas teorías tuvieron un impacto muy importante al dirigir


la investigación de antropólogos sociales y arqueólogos a la búsqueda
de las bases materiales de grandes civilizaciones, como la evidencia
de la construcción monumental (las pirámides y ciudades descritas por

1
Edición original: 1997 En Bauer, Tijerina, Carballo, Rodríguez, Escobedo (eds.)
Memorias III Simposio Internacional y IV Reunión Nacional sobre Agricultura
Sostenible, Colegio de Postgraduados/Universidad de Guadalajara.
180 Aventuras con el agua

los conquistadores españoles) parecía indicar habían existido. Estas


bases materiales debían ser --en referencia a la hipótesis hidráulica--
una agricultura de regadío capaz de producir excedentes, y que, a su
vez, permitía y obligaba a una organización despótica, única
organización capaz de movilizar grandes contingentes de trabajo para
construir las pirámides y otras obras monumentales.

Los primeros esfuerzos de búsqueda se dirigieron a tratar de


documentar (a) la existencia de agricultura de riego (menciones
explícitas de regadío y de cultivos como el cacao, que en ciertas zonas
climáticas de México se produce sólo bajo regadío)2; (b) la evidencia
física de obra hidráulica (“acueductos”, canales, etc.)3. El éxito de esta
propuesta teórica4, en cuanto a los resultados de investigación que
generó, sin demeritar el ingenio teórico y metodológico para buscar la
evidencia, se encuentra hoy en día en una nueva visión del México
prehispánico plasmada inclusive en los libros de texto gratuitos para
la educación primaria.

Sin embargo para otro grupo de antropólogos y estudiosos de otras


disciplinas, la propuesta de Wittfogel tuvo un impacto distinto: generó
investigación para demostrar la falsedad de la hipótesis hidráulica,
principalmente para demostrar que la irrigación no tenía que estar
asociada a una administración por el Estado, tal asociación era en todo
caso una de las muchas posibilidades organizativas en torno al regadío
(por ejemplo Millon, 1962).

De la investigación generada hay un texto muy relevante que


queremos mencionar, el de Arthur Maass y R. Anderson (1976), su
investigación comprende siete estudios de caso en España y Estados
Unidos. Maass, basado en sus datos de campo, enfatiza (a) que la
organización para el regadío está, en estos casos, en manos de los
regantes, que tienen una administración democrática; (b) que la
organización es necesariamente muy cohesiva, y el individuo tiene
que someterse necesariamente a la colectividad, (c) que el regadío es
inevitablemente fuente de conflicto y la organización sustentable es
aquella capaz de contener el conflicto.
Regadío, origen del Estado 181

Un segundo texto muy relevante, corresponde a Robert Hunt (1988),


al señalar la importancia de definir los conceptos utilizados y realizar
una propuesta muy lúcida de definición de los conceptos: sistema de
riego, tamaño del sistema de riego, organización autogestiva o en
manos del Estado, y a través de qué tareas es posible abordar el
estudio de la organización, propone una lista de “tareas siempre
presentes” en los sistemas de riego (mantenimiento, distribución del
agua, conflicto, rendición de cuentas, ampliación, rehabilitación y
construcción de obra hidráulica). A partir de estas precisiones retoma
los estudios existentes de sistemas de riego, en aquel momento, a
nivel mundial un total de quince casos y concluye que no se puede
sustentar que los sistemas más grandes sean aquellos administrados
por el Estado: hay sistemas grandes autogestivos y sistemas pequeños
administrados por el Estado.

A Hunt (1994) también debemos una respuesta furibunda a la


propuesta de D. Price (1994) de que en Estados Unidos hay sistemas
hidráulicos administrados por el Estado.

Aquí podemos detenernos un momento, desde la perspectiva de mi


formación profesional como antropóloga social, y además con
maestros mesoamericanistas que participaron en la investigación
sobre la evidencia de la existencia de grandes civilizaciones
prehispánicas sustentadas en una base material de agricultura de
regadío, francamente mi perspectiva es Wittfogeliana; sin embargo la
evidencia de los estudios de caso realizados por Maass es
contundente.

Conviene una precisión sobre la hipótesis hidráulica de Wittfogel, este


investigador está proponiendo la asociación entre regadío y origen del
Estado, en una región geográfica y en un tiempo histórico en que no
hay Estados, en que no hay sociedades complejas. También indica que
la situación de construcción y administración de obra hidráulica en
sociedades complejas ya constituidas, es decir con Estado, es distinta,
no lleva a una sociedad despótica. Igualmente para el caso de sistemas
de riego pequeños, a que llama “hidroagricultura”. Es decir, está
182 Aventuras con el agua

enfatizando las demandas organizativas para la administración de la


construcción y manejo de gran obra hidráulica a partir de una
sociedad primitiva.

Conviene señalar que el impacto de las demandas organizativas del


regadío es un punto de consenso entre estos autores. La diferencia
entre agricultura de secano o de temporal y agricultura de regadío se
evidencia tanto en Maass y Hunt como en Wittfogel: hay una
organización centralizada (en manos de los regantes o en manos del
Estado)5, la organización es necesariamente muy cohesiva y el
individuo tiene que someterse necesariamente a la colectividad. El
punto de debate está en las consecuencias de las demandas
organizativas del regadío.

Desde mi perspectiva, hay ciertas diferencias en las demandas


organizativas del regadío, especialmente cuando involucra
construcción de gran obra hidráulica y administración de grandes
sistemas, entre una sociedad primitiva y una sociedad compleja, que
no permiten probar la falsedad de la hipótesis hidráulica con los casos
de organización de sistemas de riego en sociedades complejas con
Estados de tipo occidental.

Hay ciertas diferencias en el medio social para los casos en que el


regadío parte de una sociedad primitiva, de los casos en que parte de
una sociedad compleja (ver figura núm. 1):

(a) En primer lugar, en el caso de las sociedades contemporáneas, la


gran obra hidráulica ha sido realizada por el Estado, como señala D.
Price (1994), Vaidyanathan (1985) y el mismo Maass (1976). Sin
embargo, como insiste Hunt (1994), tal construcción no implica
administración por el Estado y, como indica Maass (1976), los
regantes han sido capaces de enfrentar al Estado y defender su propia
propuesta.

No obstante la obra hidráulica ha sido construida por el Estado, y es el


medio social el que ha dotado de especialistas (ingenieros civiles), de
tecnología, de capital, de trabajadores, de capacidad administrativa
Regadío, origen del Estado 183

para llevar a cabo esta obra. Pero quizá sólo el Estado, aún en nuestras
sociedades contemporáneas, ha tenido la capacidad administrativa y
de capital para emprender estas enormes obras.

Cabe recordar, en este mismo sentido, el debate realizado en México a


principios de este siglo, entre una construcción dejada en manos de la
iniciativa privada con incentivos del Estado, o la necesidad que fuese
el Estado mismo quien interviniese. El argumento principal fue que la
dificultad de planeación de la obra, capital necesario, coordinación
entre los beneficiarios, y otros es tan compleja, que hace indispensable
la intervención del Estado6. Cuando menos uno de los ingenieros
señala en su texto que los regantes son buenos para administrar, pero
no para construir (Herrera y Lasso, 1919 pp. xxxvi).

En otro medio social, el de una sociedad primitiva, es la sociedad


misma de regantes incipientes, que hubiese tenido que crear y
movilizar especialistas, capital, trabajo y capacidad administrativa.

(b) Una segunda diferencia en el medio social, radica en que en las


sociedades complejas existe una legislación que ampara la legitimidad
de los derechos de los regantes (en el caso de México los ejidos
cuentan por ejemplo con una “resolución presidencial” de su dotación
de agua), existe una legislación y un sistema judicial que permite
dirimir las disputas en cortes de justicia u otros foros de arbitraje (en
el caso de México la antes Secretaría de Recursos Hidráulicos ha
jugado este papel). El mismo Maass señala la importancia del recurso
a las leyes y a las cortes, en lugar de a la violencia cuando empieza a
establecerse la agricultura de regadío en Estados Unidos7.

(c) Una tercera diferencia en el medio social, radica que en las


sociedades complejas, cuando el conflicto es muy agudo, como en el
caso de sequías, existen instancias para contener el conflicto, como
son la policía y el ejército8.

En otro medio social, el de una sociedad primitiva, el recurso para


mantener el acceso al agua o “resolver” el conflicto es la disputa por
las armas; como está ejemplificado por Fernea (1963) para un grupo
184 Aventuras con el agua

tribal. Aún para una sociedad compleja, y tal y como se señala en E.


Hunt (1972) para un caso de señoríos prehispánicos, al no coincidir
los límites territoriales del Estado con la cuenca hidráulica, la defensa
del abasto de agua lleva a la guerra.

(d) Una cuarta diferencia en el medio social, radica que en las


sociedades complejas se cuenta con especialistas a los que los
regantes pueden recurrir para apoyar en la distribución del agua y
mantenimiento del sistema. Por ejemplo, en el caso del tramo medio
del río Nexapa es muy importante el recurso a “aforadores”, servicio
que solicitan a la burocracia hidráulica del Estado mexicano; también,
y en este mismo caso, el recurso a especialistas (ingenieros civiles) y
compañías para resolver problemas de mantenimiento (el derrumbe de
un túnel, problema para el cual contrataron a un ingeniero especialista
en obras del Metro de la Cd. de México). Igualmente en las
descripciones de Maass encontramos que en la administración de
sistemas hidráulicos y de cuencas hidráulicas juega un papel
importante el “water master”, un especialista contratado por las
asociaciones de usuarios y/o por estados de la federación.

En otro medio social, el de una sociedad primitiva, es la sociedad


misma de regantes incipientes que hubiese tenido que crear y
movilizar a los especialistas y al conocimiento o tecnología
requeridos.

No obstante, este debate, no importando si se está de acuerdo o no con


la llamada hipótesis hidráulica, creo que deja bastante claro que la
administración de sistemas de regadío necesita y obliga a una
organización social cohesiva y cooperativa, y nos indica que en la
época contemporánea esta organización puede --y en muchos casos
está-- en manos de los regantes mismos.
Regadío, origen del Estado 185

Figura num. 1

II. LA ADMINISTRACIÓN AUTOGESTIVA DE SISTEMAS


HIDRÁULICOS 9.

Así como la propuesta teórica de Wittfogel y Childe dirigió la


investigación con resultados exitosos para la definición y comprensión
de Mesoamérica; también la propuesta teórica de Maass, Hunt y otros
autores ofrecen un marco teórico-metodológico que dirige la
investigación hacia el estudio de la organización social de sistemas de
riego, particularmente a la organización autogestiva.
186 Aventuras con el agua

Aunque resulte sorprendente nuestro conocimiento sobre las


dimensiones de la organización autogestiva para el manejo de
sistemas de riego en México, junto con otras regiones del mundo, es
casi nulo. Una buena parte del problema ha consistido en que la
organización social para el regadío no es visible, especialmente el
nivel multicomunitario, es necesario un aparato teórico-metodológico
para visualizar la organización social para el regadío (Palerm, 1997).
El problema principal de “visualización” radica en que la
organización social no tiene una expresión material directa, ésta tiene
que verse a través de ciertas actividades, lo que Hunt señala como las
tareas siempre presentes. Por ejemplo, en el caso de mantenimiento,
cómo se moviliza la gente para hacer las limpias de canales, quién da
la orden, quiénes van, quién o quiénes sancionan a los que no van,
quién o quiénes llevan un registro, etc. La capacidad de llevar a cabo
el mantenimiento, de movilizar trabajo y recursos para llevar a buen
término el mantenimiento nos señala una organización social efectiva.

México cuenta con unas 2.5 millones de hectáreas de “pequeño riego,


es decir superficie que no corresponde a los Distritos de Riego; en
algunos casos corresponde a zonas de regadío milenarias, en otras a
superficies incorporadas o reincorporadas muy recientemente. Estas
fechas parecerían indicar la capacidad de los regantes de administrar
sistemas de riego; esta capacidad es aún más impresionante si
consideramos que el reparto agrario implicó en muchos casos un
cambio de regantes y un aprendizaje de cómo organizarse (aunque hay
un número no cuantificado, pero muy visible por regiones, en que no
hubo tal capacidad).

¿De cuántos regantes podemos estar hablando, en una superficie de


cerca de 2.5 millones de hectáreas? ¿Nos es permisible visualizar que
el campo mexicano cuenta con importantes organizaciones
multicomunitarias para el manejo de sistemas de riego?

Hemos iniciado una investigación que consiste en buscar e investigar


con ciertos criterios sistemáticos la organización social autogestiva
para el regadío en México. Nuestro punto de partida fue bastante
Regadío, origen del Estado 187

pesimista: probablemente a partir del reparto agrario, los nuevos


regantes habían tenido una baja capacidad para organizarse, esta
perspectiva estaba basada en dos casos, uno del llamado Acolhuacan
septentrional donde las comunidades participantes en la red hidráulica
habían disminuido en la mitad o más (Palerm y Wolf, 1955; J. Palerm,
1995), el otro, del sistema de riego de San Juan Teotihuacan donde la
descripción indicaba un alto conflicto entre comunidades y una baja
capacidad organizativa (Millon, Hall y Díaz, 1962). Estamos hablando
más bien de organización multicomunitaria, dado que a nivel de
comunidad tenemos evidencia de una alta capacidad organizativa,
posiblemente debido al tamaño del sistema o porción del sistema que
se está manejando, y a la continuidad de acceso al regadío; mientras
que en el caso de organización multicomunitaria estaríamos hablando
de sistemas o redes hidráulicas de mayor tamaño, y de una ruptura
organizativa con el reparto agrario.

Hasta ahora hemos abordado cuatro casos en relación con la


organización social, y un quinto caso en relación con mediciones de
superficie de regadío a partir de fuentes oficiales.

1) El caso de tres comunidades situadas en los límites entre


Guanajuato y Jalisco, donde el regadío es de introducción reciente, y
se realiza a partir del bombeo de agua de pozo. Cada pozo, y son
pocos, riega pequeñas superficies (alrededor de 20 hectáreas). Los
pozos, en estos momentos, los manejan familias extensas. Los
problemas organizativos en torno a su manejo: pago de cuotas de
agua, mantenimiento de los canales, distribución del agua parecen
mostrar que, aún en sistemas muy pequeños, la tradicionalización de
una normatividad o una autoridad constituida es indispensable10.

2) Una comunidad --Tochimilco-- que cuenta con varios manantiales,


y una superficie aproximada de riego de 700 hectáreas; la comunidad
se sitúa en la vertiente poblana del Popocatepetl. El regadío data de
antiguo y la comunidad vio ampliada su acceso a agua y tierra con el
reparto agrario. Existe una compleja y eficiente organización para el
manejo del regadío en la comunidad a partir de cada manantial y de
188 Aventuras con el agua

cada barrio. Sin embargo los vínculos con comunidades aguas abajo, a
partir de la creciente escasez de agua, están en proceso de
construcción, y son conflictivos.

3) Un re-estudio del caso del sistema de riego de San Juan


Teotihuacan, basado en historia oral y en indagaciones en el Archivo
Histórico del Agua; esto debido a que los manantiales, base del
sistema, se secaron en la década de 1970. En contraste con el estudio
de Millon, Hall y Díaz (1962) realizado a fines de la década de 1950
hemos encontrado que existen mayores nexos entre comunidades, en
lugar de una situación de comunidades como “islas sociales”. No
obstante este sistema ha tenido una alta intervención del Estado; pero
no está claro, hasta el momento, si por efecto de la incapacidad de los
regantes o por ser un sistema donde el Estado ha realizados
“experimentos”.

4) Un estudio del caso del tramo medio del río Nexapa, donde la
organización abarca 8,000 hectáreas y unos 5,000 regantes; y que
parece ser el caso ideal de organización autogestiva exitosa.

5) Para el caso del Acolhuacan septentrional, un intento de medir la


supuesta contracción de superficie de regadío (Lane, 1994) que
parecería ir paralela a una contracción de las comunidades con acceso
a la red hidráulica; considerando que las comunidades de aguas arriba
podrían haber ampliado considerablemente su superficie de riego. Tal
medición no ha sido posible dada la situación de la información
oficial.

La persistencia del regadío desde tiempos prehispánicos, y su


considerable ampliación en el curso de los últimos cincuenta años de
este siglo, con el carácter de no administrado por el Estado, es decir
fuera de los Distritos de Riego, parecería indicar que tenemos una
muy importante superficie en México administrada por los regantes
con mayor o menor intervención y/o presencia del Estado. La
organización autogestiva lograda por los regantes parece ser eficaz y
sustentable, basándonos únicamente en la continuidad de los sistemas.
Regadío, origen del Estado 189

No obstante todavía carecemos de suficiente información para afirmar


que en México las organizaciones autogestivas para el manejo del
riego están enfrentando eficazmente el reto del regadío.

Posiblemente la capacidad de organizarse para el manejo de recursos


comunales, como el agua, el pastoreo, los bosques tiene mucha mayor
importancia de lo que hemos visto hasta ahora. Por ejemplo el
pastoreo comunitario sobre esquilmos que se hacía en Morelos antes
de la introducción masiva del cultivo del sorgo, que eliminó la
rotación de campos en año y vez; mismo esquema --de pastoreo
comunitario sobre esquilmos-- que parece encontrarse actualmente en
Michoacán. Gestión que ha perdurado a pesar de la preferencia social
por la propiedad individual.

No obstante la gestión comunal de recursos comunales está siendo


revalorada a nivel mundial11; y se está dando marcha atrás en las
propuestas teóricas que sustentaron la ley Lerdo en México. Un
primer paso, para el investigador, es el aparato teórico-metodológico
para hacer visibles estas organizaciones autogestivas o tradicionales.

NOTAS
1
Mi apreciación del debate sobre “la centralización en el Estado de la
administración de sistemas hidráulicas”, debe mucho a la generosa respuesta a mis
preguntas por parte de R. Hunt y de D. Price; y también debe mucho a la paciencia y
preguntas de los estudiantes de Estudios del Desarrollo del Colegio de
Postgraduados que han tomado mi curso, foro donde he podido ir aclarando y
poniendo a prueba algunas ideas.
2
A. Palerm (1954).
3
Por ejemplo: Armillas et al (1956), Millon (1957).
4
Hay que señalar que el texto de Wittfogel más citado como expresión de su
propuesta es de 1957 (aunque sus estudios e influencia teórica inician antes, a partir
de artículos), y fue escrito en diálogo e incorporando los resultados de investigación
de los antropólogos y arqueólogos mesoamericanistas y andinos. Los primeros
ensayos de Wittfogel sobre el tema datan de 1926.
190 Aventuras con el agua

5
No obstante hay algunos autores que parecen señalar la viabilidad de sistemas de
regadío sin organización, sin “autoridad constituida”, por ejemplo Hunt (1988) se
refiere a un puñado de casos en que la organización carece de “autoridad
constituida”, todos ellos sistemas muy pequeños (alrededor de 20 hectáreas);
Mitchell (1975) se refiere a un caso en que el sistema sigue funcionando a pesar de
la ausencia de autoridades.
6
Biblioteca del Agua editada por Roberto Melville y Luis Aboites, publicada por
IMTA/CIESAS: Herrera y Lasso (1919); Palacios (1909), Gayol (1906).
7
“Durante los años formativos de la irrigación en Colorado, surgieron conflictos
entre las compañías de riego establecidas y las compañías en desarrollo. El conflicto
entre Union Colony y Fort Collins Colony fue típico de las disputas en la mayoría
de los arroyos. En algunas de estas disputas las partes recurrieron al conflicto
armado y a la destrucción de las obras de riego, pero la mayoría de las disputas se
llevaron a las cortes. (...) El traslado de la lucha por el agua de las manos de los
regantes a las cortes y al ingeniero del Estado tuvo un efecto saludable en la
resolución de conflictos. Los agricultores han tenido la disposición de presentar sus
casos ante la corte del distrito y su arbitro y a atenerse a los decretos de la corte.”
(Maass y Anderson, 1976: 320, mi traducción).
8
Situación descrita por Millon (1962) para un sistema de riego del Japón.
9
Mi deuda aquí es con los investigadores que en el curso de este año (1997) han
iniciado estudios de caso sobre sistemas de riego y redes hidráulicas, así como con
el CONACYT que financia la investigación.
10
Contrastar con los casos aludidos en la nota 5.
11
Ostrom (1990).
Regadío, origen del Estado 191

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LAS JUNTAS DE AGUA Y LAS UNIDADES DE RIEGO
Jacinta Palerm

INTRODUCCIÓN
Es frecuente, en campo, encontrar que los campesinos se refieren a su
organización multicomunitaria para el riego como junta de aguas;
junta de aguas a la que cada comunidad envía un representante y
seleccionan entre ellos a un comité directivo.
Tal nomenclatura, de junta de aguas, no coincide con la oficial o
gubernamental, en la cual encontramos el nombre de unidades de
riego para las organizaciones de regantes (excluyendo a los Distritos
de Riego, por supuesto).
Sin embargo, nuevamente en campo, las unidades de riego
frecuentemente son distintas a las juntas de agua. Recibe el nombre de
unidad de riego la organización del ejido o comunidad para el agua de
riego; mientras que la junta de aguas corresponde a la organización
multicomunitaria. No obstante, es más frecuente que la organización
del ejido para el riego esté en manos del juez de aguas, nombrado en
asamblea del ejido/comunidad. González Luna (1997) señala que en
Puebla mientras las unidades de riego recibieron apoyo de los
CADER (Centro de Apoyo al Desarrollo Rural) de los DDR (Distritos
de Desarrollo Rural) en las comunidades eligieron al comité directivo
de la unidad de riego, pero luego revirtieron a la forma de juez de
aguas.
Pero, nos preguntamos ¿cuándo inician las juntas de aguas? ¿Podrá ser
una institución colonial?, ¿porqué el gobierno en el presente no habla
de las juntas?, ¿de dónde salen las unidades de riego?, ¿porqué
actualmente el gobierno sólo habla de unidades de riego? Con estas
preguntas inicia nuestra indagatoria sobre el origen de la nomenclatura
de juntas y unidades.
196 Aventuras con el agua

JUNTAS DE AGUAS
Juntas de aguas y reglamentos 1
La nomenclatura de juntas de aguas además de encontrarse en campo,
la encontramos también en documentos del Archivo Histórico del
Agua. En el AHA, depositario de documentos oficiales de la extinta
SARH, encontramos multitud de documentos referidos a juntas de
aguas, así como reglamentos sobre distribución del agua a ser
implementados por juntas de aguas. Los reglamentos son obra de
instancias gubernamentales. Esta documentación la han consultado
muchos investigadores para estudiar el regadío en México.
Los reglamentos consisten en cuadros o tablas de distribución del
agua que a su vez, tal y como señalan los reglamentos, deben ser
implementados por una organización. La organización a cargo de la
implementación normalmente lleva el nombre de junta de aguas y la
conformación de la junta es también una instrucción del reglamento.
Es decir, la junta de aguas es una propuesta organizativa del
Estado. Muy pocos de los reglamentos señalan ser elaborados por los
propios regantes y cuyo reglamento se envía para ser ratificado por la
autoridad.
La reglamentación 2
El sustento jurídico de la proliferación de reglamentos en el siglo XX
inicia a fines del siglo XIX cuando se emite una legislación que indica
que es atribución del ejecutivo federal reglamentar las aguas
federales. La reglamentación consiste esencialmente en poner orden
mediante un cuadro o tabla de distribución de las aguas de tal manera
que cada quien pueda recibir en tiempo y forma su concesión de
aguas. En las subsecuentes leyes de aguas, la de 1910 y la de 1929, no
hay mención en la legislación de la instancia encargada de
implementar la reglamentación. Pero en el Reglamento de 1930 (Art.
122) de la Ley de Aguas de 1929 se señala “la obligación de constituir
una asociación de usuarios que nombre una Junta de Aguas que tenga
a su cargo la aplicación del reglamento ...” Lo que se vuelve a retomar
en la ley de aguas de 1934, señalando que el reglamento deberá ser
implementado por una junta de aguas.
Juntas de agua y unidades de riego 197

La vinculación reglamentación – conformación de una organización


de regantes a cargo de implementar el reglamento se concreta en la
legislación de 1930 y 1934; no obstante, en el primer reglamento que
se elabora (1891), que corresponde al río Nazas y se refiere al reparto
de las aguas entre las presas derivadoras; se propuso la eventual
conformación de un sindicato de usuarios para implementar el
reglamento (reglamento recopilado en Lanz Cárdenas, 1982).
Por otra parte, hay que señalar que en la ley de aguas de 1929 se
indica la obligatoriedad de la organización de los usuarios que
comparten una misma bocatoma, organización llamada Asociación de
Usuarios. Fórmula que sigue el modelo de comunidad de regantes de
las leyes de aguas españolas de 1866 y 1879 y el modelo de
asociación de canalistas de la ley de aguas chilena de 1908; es decir
la obligatoriedad de asociación de usuarios que comparten una misma
bocatoma.
Elaboración de reglamentos y conformación de organizaciones de
regantes, las autoridades del agua y las autoridades agrarias 3
La recopilación sistemática de reglamentos existentes en el AHA (y en
el Diario Oficial de la Federación) (Palerm et al, 2004) hace patente el
esfuerzo reglamentador del Estado, conjuntamente con la
conformación de organizaciones de regantes (y otros usuarios del
agua) bajo el nombre de juntas de aguas y, minoritariamente, con
algún otro nombre de organización (Asociación de Usuarios, etc.).
Nótese que el reglamento es elaborado por una institución
gubernamental, la SAF y posteriormente la SRH y finalmente la
SARH.
A lo anterior cabe añadir que existe otro archivo con reglamentos,
este es el Archivo General Agrario. Se ha realizado una compilación
de reglamentos y otros documentos sobre distribución del agua del
grupo documental de Dotación y Accesión de Aguas del Archivo
General Agrario (Palerm et al, ms). El AGA tiene reglamentos dado
que con el reparto agrario y según la legislación agraria (de 1934,
1942, pero ya no en la 1972) es competencia de la Comisión Nacional
Agraria --y después de la Secretaría de la Reforma Agraria, la
elaboración y seguimiento de aquellos reglamentos de aguas que
198 Aventuras con el agua

atañen solo a ejidos o comunidades agrarias, así como la participación


en la elaboración de reglamentos de aguas en que hay ejidos. La
legislación agraria --desde la ley agraria preconstitucional de 1915
hasta 1992-- modifica y está por encima de la Ley de Aguas.
Los reglamentos de la Comisión Nacional Agraria, en su mayoría, se
refieren a representantes por cada ejido con el fin de concertar para
implementar el reglamento y, en bastantes casos también señala la
conformación futura de una junta de aguas. Sin embargo, aunque el
AHA ha sido explorado por investigadores, no hay trabajos (o no los
conozco) sobre la documentación del AGA. En una primera
apreciación la elaboración del reglamento por parte de la CNA parece
ser más participativo que aquella que se reporta en la documentación
que proviene del AHA, es decir de la SAF/SRH/SARH.
Los ejidos y comunidades 4
La autoridad de la junta de aguas terminaba siempre en el punto de
entrega de agua en bloque al ejido o comunidad agraria. Por lo
siguiente: como resultado del reparto agrario y de la legislación
agraria, las comunidades o ejidos eran sujetos de concesión –la
concesión, en terminología agraria se llama dotación. El reparto
agrario a partir de la Ley Agraria preconstitucional de 1915 da marcha
atrás a en la individualización de la propiedad y de las concesiones de
agua y, en este sentido, modifica a la Ley de Aguas de 1910 que
excluye a las comunidades de ser sujetas de concesiones de aguas. Es
decir el derecho de agua a partir de 1915 se otorga a la comunidad o
ejido, no a los individuos del ejido.
La legislación pertinente sobre la organización para el agua al interior
de los ejidos y comunidades agrarias corresponde a la agraria y su
seguimiento depende de la Comisión Nacional Agraria –
posteriormente Secretaria de la Reforma Agraria. Es decir, el agua al
interior de los ejidos es asunto que atañe al ejido y a la instancia
gubernamental agraria.
La organización al interior del ejido consiste en que la asamblea de
irrigantes (sic) debe nombrar o elegir un juez de aguas o comisionado
Juntas de agua y unidades de riego 199

para supervisar la distribución. El reglamento interior del ejido en


todo caso debía ser sancionado por la Comisión Nacional Agraria.
Los cambios en la ley agraria de1992, así como los cambios en la ley
de aguas, también de 1992, han llevado a la individualización del
derecho de aguas (concesión o, en legislación agraria: dotación), sin
un procedimiento semejante al que existe para la tierra ejidal, llamada
PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales).
La nomenclatura de juez de aguas, como veremos más adelante, es
una institución y nomenclatura que viene de antiguo. En todo el
imperio español hubo jueces de aguas.
Organizaciones de regantes por mandato
La organización de regantes por mandato es un fenómeno propio de
las leyes de aguas de finales del XIX y principios del XX en
Hispanoamérica. No obstante, la intromisión del Estado en la
organización no ha recibido muy buena acogida entre los
investigadores mexicanos que hablan de centralización a partir del
porfiriato5 y refieren situaciones bastante caóticas con la reforma
agraria y la conformación de las “impuestas” juntas de aguas
(Valladares, 2004; Aboites, 1988, 1998; Castañeda 2004). Sin
embargo en otras lecturas, por ejemplo Sengupta (2002), se señala que
el espacio dado en la legislación nacional a las organizaciones de
regantes ha permitido en Japón y en Filipinas una cogestión eficaz
entre instituciones autogestivas y gubernamentales.
Las leyes de aguas españolas de 1866 y 1879 son probablemente las
primeras leyes de aguas nacionales6 en los tiempos modernos, y
aparentemente ejercieron influencia en toda Hispanoamérica (Cano,
1956). En la primera ley de aguas de España, de 1866 y la posterior
que estaría en vigor prácticamente sin cambios hasta hace pocos años,
de 1879, se señala la obligatoriedad de la conformación de
organizaciones de regantes de los usuarios comunes de una misma
bocatoma. La ley también señala que, en caso de existir una
organización, se le dará el debido reconocimiento. Las organizaciones
de regantes reciben el nombre, en la legislación, de comunidades de
regantes. La iniciativa de reconocimiento de lo existente, así como la
200 Aventuras con el agua

continuidad jurídica de 1866 a la fecha ha dado a las organizaciones


de regantes de España una impresionante continuidad y solidez
(Giménez y Palerm, 2007).
Por otra parte, la imagen del Estado impositivo y de caos local en los
estudios históricos para el período de fines del porfiriato e inicio de
los “gobiernos revolucionarios”, contrasta con estudios etnográficos
contemporáneos en campo (por ejemplo Martínez y Palerm, 1997;
Palerm y Martínez, 2000-a; Palerm y Rivas, 2005; López Pacheco,
2002; Rodríguez y Palerm, 2007). Aparentemente luego de un periodo
de dificultades que refieren los estudios de caso --basados en
documentos de archivos, documentos que en general tratan de
problemas y no de situaciones estables--, los regantes locales se
apropiaron de la organización por mandato del Estado, tal y como
refiere González Huerta (2000). Los estudios de caso realizados
indican que fue un modelo exitoso (Martínez y Palerm, 1997; Palerm
y Martínez, 2000-a).
Más organizaciones de regantes en México
Hay dos situaciones adicionales de organizaciones que no podemos
dejar de mencionar: 1) Las juntas de aguas también caracterizaron a
los Distritos de Riego, más adelante tratamos este aspecto. 2)
Adicionalmente, con la legislación sobre aguas subterráneas de la
década de 1940 y 1950 se propone la reglamentación de acuíferos e
incluso se concreta la conformación de juntas de aguas para
implementar el reglamento (Palerm, 2003-a, 2004-b, 2004-c, 2005-b).
Los antecedentes de las organizaciones de regantes
En el caso de México, la continuidad entre organizaciones anteriores
de regantes y las juntas de aguas por mandato está por investigarse
sistemáticamente. En un primer momento lo que propusimos (Palerm
y Martínez, 1997; Palerm, 2003-a), frente a un supuesto continuismo
en sistemas de riego milenarios y centenarios, fue que el impacto del
reparto agrario, con la trasformación de la tenencia de la tierra y del
acceso al agua, implicó una ausencia de continuidad en las
organizaciones de los usuarios del agua. Esto es, que en México no
hay organizaciones tradicionales de regantes de alcurnia a pesar de
Juntas de agua y unidades de riego 201

que hay sistemas de riego milenarios y centenarios. No obstante debe


haber excepciones. Entonces, hay dos preguntas, una de ellas sobre la
continuidad organizativa; la otra, más general, sobre cómo era la
administración del agua rural antes del siglo XX.
El espacio hidráulico controlado por una junta de aguas 7
El espacio hidráulico abarcado por una junta de aguas es muy
variable. Por ejemplo en el reglamento de 1891 para el río Nazas, se
refiere al reparto entre bocatomas de un río, el reglamento no se ocupa
de la distribución a partir de la bocatoma. En efecto, es bastante
frecuente que los reglamentos más antiguos se refieran a un reparto
entre bocatomas y a una representación por bocatoma, omitiendo las
normas de reparto del agua por el sistema de distribución a partir de la
bocatoma. Por otra parte, es bastante posible que una sola bocatoma
correspondiese a una sola hacienda.
En los reglamentos es frecuente la existencia de juntas dentro de
juntas, de tal manera que donde terminaba un tramo reglamentado,
podría iniciar otro a cargo de otra junta de aguas, hasta llegar al ejido
o a la pequeña propiedad. Sin embargo, en otros casos, un espacio
hidráulico relativamente grande como el del río Cuautitlán se
“centralizó” en un solo Comité, del cual debía depender el personal de
operación.
El diseño organizativo8 de la organización de regantes no es un tema
gratuito, la centralización del manejo de espacios hidráulicos grandes
exige personal de operación organizado en cadena de mando; mientras
la descentralización en capas de organizaciones permite un control
más local y además permite a los mismos regantes ocuparse de la
operación o tener un seguimiento más activo en la supervisión de la
operación. El diseño organizativo descentralizado en múltiples
organizaciones anidadas se encuentra entre los principios de diseño de
organizaciones autogestivas de larga duración de Ostrom (1990,
1999), es un diseño que típicamente se encuentra en organizaciones
campesinas tradicionales.
El diseño organizativo en organizaciones anidadas se construye como
resultado de los requerimientos de cooperación impuestos por la
202 Aventuras con el agua

infraestructura, y, en su caso, el reparto del agua en un río; de tal


manera que los niveles organizativos están fuertemente
correlacionados con los niveles de operación del sistema. Cada nivel
organizativo controla totalmente “su” espacio hidráulico y tiene
representación al nivel organizativo superior. Desde la perspectiva de
Ostrom la creación de nuevos niveles organizativos más “amplios” se
realiza con el fin de atender problemas comunes.
Sin embargo, existen casos en que a una misma organización
pertenecen sistemas de riego que no están relacionados entre si; es
decir no hay congruencia entre la componente física y la social del
sistema de riego (Palerm, 2001-b). De hecho, actualmente en México,
hay propuestas de reunir sistemas pequeños con el fin de que alcancen
economías de escala y poder financiarse el pago de personal técnico
(Palacios et al, 2001).
Además de las propuestas organizativas de centralización o
descentralización, existen variantes en su diseño más específicos, por
ejemplo el diseño organizativo puede ser descentralizado, pero cada
nivel organizativo superior controla infraestructura hidráulica crítica
del nivel inferior; el nivel organizativo inferior no necesariamente
tiene representación hacía arriba o la representación se encuentra
acotada (modelo presente en el Alto Río Lerma) (Salcedo y Palerm,
2007).
El punto es que, en el caso de los reglamentos, la respuesta de los
regantes a las propuestas de diseño organizativo, es decir los cambios
que introducen al reglamento, pueden ser indicativos de las
preferencias de los regantes. La impresión general es que hay una
preferencia de parte de los campesinos por diseños organizativos que
favorecen el control local, es decir de un diseño organizativo basado
en organizaciones anidadas y, por supuesto, con una alta congruencia
entre la componente técnica y la social. Un ejemplo de esta
preferencia se documenta en el estudio realizado sobre el río
Cuautitlán por Israel Sandré (2004), la respuesta de los regantes en
Cuautitlán, fue la de exigir la separación de la junta y la creación de
nuevas juntas independientes. Otro ejemplo, en el mismo sentido, se
documenta para el río Cuautla (Palerm et al, 2002; 2005-b).
Juntas de agua y unidades de riego 203

Al margen del análisis del diseño organizativo, hay tres aspectos a


destacar sobre el espacio hidráulico controlado por una junta, primero
frecuentemente abarcaba tramos de ríos (lo que llamaríamos
actualmente cuencas y microcuencas), segundo, incluía todos los usos
y usuarios del agua, no solo los de riego. Finalmente la junta tenía
autoridad como agente del ejecutivo federal.
La representación a la junta de aguas 9
Los reglamentos más antiguos presentan típicamente una
representación por bocatoma, aunque no es tan sistemático. Otros
reglamentos centralizan toda la administración en un solo Comité,
aunque la junta tiene representantes de todo el espacio hidráulico.
Con la ley de aguas de 1934, se tipifica claramente cómo debe ser la
representación, esta debe ser por tipo de usuario (ejido, pequeño
propietario) y/o por tipo de uso (agrícola, municipal, hidroeléctrico)10.
Aunque este tipo de representación parece menos adecuada que
aquella que responde a la representación por infraestructura común, es
probablemente un cambio que intenta darle un peso específico al ejido
dentro de la junta de aguas. Es decir, este cambio en la representación
es probablemente crítico, junto con el apoyo de la Comisión Nacional
Agraria, para que los ejidos efectivamente reciban su agua.
La consideración sobre el peso específico del ejido en las juntas de
aguas no es gratuito, en los Distritos de Riego transferidos en la
década de 1990, en que domina un modelo administrativo burocrático,
los propietarios privados medianos y grandes aparentemente tienen
mayor posibilidad de manipular a su favor la organización burocrática
(B. Boehm, comm. pers.). En general parece ser que la existencia de
polarización en la tenencia de la tierra y competencia por el agua es un
factor crítico en la construcción de organizaciones autogestivas, así en
el caso del Perú no fue exitosa la implantación de este modelo.
LAS UNIDADES DE RIEGO
Las URDERALES (unidades de riego para el desarrollo rural) 11
Las unidades de riego hacen su aparición en la década de 1970, con la
Ley de Aguas de 1972. La nueva legislación sobre aguas propone el
204 Aventuras con el agua

apoyo a la infraestructura de aguas de las comunidades rurales


creando unidades de riego para el desarrollo rural, así que inicialmente
fueron conocidas como URDERALES. La adhesión al programa de la
SRH/SARH era voluntaria.
Las Juntas de Aguas y las URDERALES no eran lo mismo. 1) En
la Ley de Aguas, artículo 158, aparece el señalamiento que lo
referente a las juntas de agua no será aplicable en los perímetros de las
URDERALES (y de los Distritos de Riego)1. 2) En el organigrama de
la Secretaría están ubicadas en direcciones distintas: las unidades de
riego para el desarrollo rural, dependían en la SRH de la Dirección
General de Operación de Unidades de Riego y luego de la creación de
la SARH, de la Dirección General de Distritos y Unidades de Riego.
Las Juntas de Aguas dependían de la Dirección General de
Aprovechamientos Hidráulicos (Palacios, comm. pers.).
URDERALES y ejidos
Por otra parte recordemos que el agua al interior de los ejidos y de las
comunidades agrarias dependía, no de SRH o de SARH, sino de la
Comisión Nacional Agraria. La creación de URDERALES,
seguramente significaba un paso de la autoridad de la CNA (o de la
SRA) a la SRH (o SARH). Sin embargo, como indica González Luna
(1997), estos cambios fueron más bien efímeros desde la perspectiva
de organización interna del ejido.
Adicionalmente, Israel Sandré localizó diversos documentos
referentes a la disolución de juntas de aguas y constitución de
URDERALES (Sandré, comm. pers.). Por ejemplo un oficio de fecha
2 de noviembre de 1976, indica:
“Me permito comunicarle que por acuerdo expreso del C.
Director General de Aprovechamientos Hidráulicos ... la junta

1
El Art 158 dice “Las disposiciones de este Capítulo [De la Regulación] tendrán
aplicación fuera de los perímetros de los Distritos de Riego ... y de las Unidades de
Riego para el Desarrollo Rural.” En el siguiente Capítulo [De las Juntas de Aguas]
se señala Art 169 “Las Juntas de Aguas serán las encargadas de aplicar los acuerdos
de regulación de distribución de aguas.” El que me señaló este artículo [158] de la
Ley fue el Dr Palacios. (Nota del 14 de abril, 2011).
Juntas de agua y unidades de riego 205

de aguas que ha venido funcionando hasta ahora, deberá


disolverse para trasformarse en “Asociación de Usuarios” de la
Unidad de Riego para el Desarrollo Rural, en términos de los
artículos 73 al 83 de la Ley Federal de Aguas, dejándole como
patrimonio la concesión de aguas que le dio origen.” (AGA,
Dotación y Accesión de Aguas, Exp. 10347).
La impresión es que la administración gubernamental del agua de los
ejidos, antes bajo la Comisión Nacional Agraria, se estaba
concentrando en la SRH/SARH. No sabemos cuántas de las juntas a
las que daba seguimiento la Comisión Nacional Agraria se
convirtieron en URDERALES.
La debacle de la década de 1980 12
En la década de 1980 se suceden varias catástrofes,
Primera, dado que había Distritos de Temporal (a cargo del
seguimiento de las URDERALES) y Distritos de Riego, se
decide por pura eufonía fusionar esos dos Distritos creando los
Distritos de Desarrollo Rural. Bien a bien qué pasó con los
Distritos de Riego está confuso, pero en las Memorias del IV
Congreso Nacional de Irrigación, que tuvo lugar en Cd.
Reynosa, Tamaulipas en noviembre de 1988, hay diversas
menciones de los “Distritos de Desarrollo Rural hasta hace
poco Distritos de Riego”.
Segunda, el sismo de 1985 y, más particularmente, sus efectos en el
edificio situado en Reforma 69, donde estaba la Dirección
General de Aprovechamientos Hidráulicos encargada de dar
seguimiento a las juntas de aguas. Como resultado del sismo
“se perdieron muchos de los archivos y gran parte de su
personal se dispersó o se retiró” (Palacios, en esta Antología).
Tercera, la crisis económica, aquella de “defenderé al peso como un
perro”.
Aparentemente los ingenieros logran negociar con el presidente
entrante la creación de la Comisión Nacional del Agua, poniendo a
resguardo los Distritos de Riego; pero, abandonando, por un lado, a
206 Aventuras con el agua

las unidades de riego, que se quedan en la renombrada Secretaría de


Agricultura, ya sin Recursos Hidráulicos y, por otro, entregando los
papeles de las juntas de aguas al recién creado (1994) Archivo
Histórico del Agua.
La desaparición de las juntas de aguas
En la nueva Ley de Aguas, de 1992, no hay una sola mención de
juntas de aguas. Como señala Palacios (en esta Antología) “las juntas
de aguas fueron ignoradas cuando en 1989 se creó la Comisión
Nacional del Agua.”. No obstante en oficio de la SARH de la década
de 1986 se indica una actualización de la información sobre las juntas
de aguas13.
La administración gubernamental del agua, que había empezado a
concentrarse en la SARH, se vuelve a dividir, ahora entre la Comisión
Nacional del Agua y la SAGARPA. Con la desventaja de que
SAGARPA aparentemente no cuenta con una dirección de asuntos del
agua y de que en la legislación de aguas no hay un reconocimiento al
papel de la SAGARPA, cuando menos como custodia de papeles de
las unidades de riego. Por su parte la Secretaría de la Reforma Agraria
quedaría totalmente fuera; en la legislación agraria se señala que se
hará como indique la legislación de aguas y en la Ley de Aguas (Art.
53) queda previsto que los ejidos y comunidades que no pertenezcan a
Unidades o Distritos, también harán su reglamento.
Con la Ley de Aguas de 1992 inicia la conformación “oficial” de
unidades de riego que incluye un nuevo título de concesión de aguas
que se registra en el REPDA (Registro Público de Derechos de
Aguas).
Urbano Farias (1993) comentarista de la Ley de Aguas de 1992 nada
dice al respecto de la desaparición de las juntas de aguas. La única
mención de que “desaparecen” las juntas es de Lanz Cárdenas, que
felicita este aspecto de la Ley de Aguas de 1992:
“Suprime [la Ley de Aguas de 1992] las obsoletas Juntas de
Aguas. Estos organismos, aun cuando tenían una vieja
regulación en el derecho mexicano, la que se acentuó14 en la Ley
Federal de Aguas [1973], sin embargo en el campo de la
Juntas de agua y unidades de riego 207

práctica no tuvieron ni eficiencia ni eficacia. Resulta pues muy


conveniente su supresión y el conferir las facultades relativas a
las asociaciones de usuarios, quienes son las más interesadas en
el manejo adecuado, económico y provechoso de las aguas que
utilizan.” (Lanz Cárdenas, 1993: 292).
No tenemos un balance del éxito de las juntas de aguas (Rodríguez
Haros, 2004), sin embargo, como ya señalamos, los estudios de caso
realizados indican que fue un modelo exitoso.
En diversas entrevistas con ingenieros no he logrado un relato sobre
las juntas de aguas, salvo aquella del Dr. Enrique Palacios Vélez (en
esta Antología). ¿Realmente a la administración pública se le
olvidaron las 236 juntas que menciona Palacios, más aquellas a las
que daba seguimiento la Comisión Nacional Agraria?
Finalmente, todavía está por investigarse cómo se reconfiguran las
juntas de aguas en unidades de riego.
De URDERALES a unidades de riego
Paralelo a la reconfiguración de las juntas de aguas en unidades de
riego, hay también un proceso de nuevo registro o cuando menos de
registro del título de concesión en el REPDA, existen unidades de
riego “no organizadas”, lo que de hecho quiere decir “no registradas”
en SAGARPA (aquel programa de registro voluntario) (Palacios,
1998).
BALANCE DEL CAMBIO DE JUNTAS DE AGUAS A
UNIDADES DE RIEGO
El cambio de juntas a unidades, significó un cambio de gestión por
cuencas a gestión por circunscripciones territoriales: los Distritos de
Desarrollo Rural subdivididos en CADER (Centro de Apoyo al
Desarrollo Rural). Pero además significó, en la mayor parte de los
casos, la reducción del tamaño de las organizaciones de usuarios.
El modelo de la unidad de riego como administradora de espacios
mucho más pequeños que la junta de aguas se refleja en el hecho de
que la llamada pequeña irrigación queda dispersa en 32,298 unidades
de riego, una superficie de 2,574,191 hectáreas (Palacios, 1998).
208 Aventuras con el agua

El esfuerzo realizado por el gobierno y los regantes, entre fines del


siglo XIX y hasta 1992, de reglamentación y de organización de juntas
de aguas, se desecha. Lo curioso es que actualmente la Comisión
Nacional del Agua está proponiendo conjuntar unidades de riego en S.
R. L., para contrarrestar la dispersión.
Los cambios en la ley agraria, en 1992, terminan con el papel de la
Secretaria de la Reforma Agraria en el agua de los ejidos y
comunidades. No se establece un PROCEDE para el agua, sin mayor
trámite el agua de los ejidos puede rentarse o venderse, tal y como se
está haciendo. El seguimiento de la legislación y los cambios en las
concesiones de aguas está por hacerse.

Cabe la pregunta de si la legislación nacional ha actuado en sinergia o


ha entrado en contradicción con la continuidad de organizaciones
autogestivas (Sengupta, 2002; Boelens, 2003). La comparación con
países en que se ha dado continuidad a una legislación que promueve
y reconoce de manera consistente las organizaciones de usuarios
puede ser un contraste interesante.

NOTAS
1
Basado en revisión de la legislación de aguas compilada en Lanz Cárdenas (1982),
así como en legislación posterior; y en revisión de reglamentos, compilados en
Palerm et al (2004-b). Presentación más detallada en cualquiera de los siguientes
textos: Palerm (2003-a; 2004-b; 2004-c; 2005-b), Palerm y Rodríguez (2008).
2
Ibid.
3
Basado en revisión de la legislación agraria compilada en Fabila ([1941] 1980);
Cuadros ([1932] 1999); Hinojosa (1960), así como en legislación agraria posterior; y
en revisión de reglamentos del AGA, compilados en Palerm et al (ms). Presentación
más detallada en cualquiera de los siguientes textos: Palerm (ms), Palerm y
Rodríguez (2008).
4
Ibid.
5
Aunque durante el siglo XIX, desde la Independencia hasta 1888, fecha de la ley
porfiriana, no estuvo la administración de las aguas sistemáticamente
Juntas de agua y unidades de riego 209

“descentralizada”, como señala la legislación de Nuevo León y Coahuila de 1857


(comp. en Sandré y Sánchez, ms): “Art. 10. Es atendible y legítima toda merced
concedida por el Gobernador del Nuevo Reino de León D. Martín de Zavala y sus
antecesores, así como la que proceda de otros gobernadores anteriores ó coetáneos
en Coahuila y posteriores en una y otra provincia, si por sus instrucciones ó
diplomas se demuestran que hayan tenido facultades para mercedar tierras y aguas:
son también legítimas las concesiones que aparezcan compuestas ante el virreinato
de México ó juzgado privativo de composiciones, y las hechas por las legislaturas de
Nuevo-León y Coahuila en las épocas en que ha regido el gobierno federal, ó por el
supremo nacional cuando ha estado centralizado el poder.”
6
En 1844 se emite el Reglamento General de Aguas o Reglamento para el Juzgado
de Aguas en la provincia de Mendoza, Argentina y en 1843 se emite el Reglamento
económico para la distribución y conservación de las aguas en los pueblos de
Sonora, en el estado de Sonora, México.
7
Basado en revisión de reglamentos compilados en Palerm et al (2004-b y ms).
8
Para un tratamiento más elaborado del análisis sobre diseños organizativos, ver,
por ejemplo: Palerm (2000, 2001-a; 2004-a; 2005-a; 2006) y Palerm et al (2000-b,
2004-a, 2005).
9
Basado en revisión de reglamentos compilados en Palerm et al (2004 y ms). Así
como de la legislación de aguas y agraria, ver notas anteriores.
10
En 1941, basado en la legislación de aguas, se emite el “Reglamento para la
organización y funcionamiento de las juntas y jueces de aguas” (firmado Marte R.
Gómez, Secretario) (compilado en Palerm et al, 2004-b), de tal manera que en los
reglamentos particulares solo aparece un cuadro de distribución y la leyenda “La
organización, funcionamiento y atribuciones de esta Junta [de Aguas] están
definidas en el Reglamento para la organización y funcionamiento de las Juntas y
Jueces de Aguas”. Por varios años estuvimos buscando este reglamento, que no está
publicado en el DOF, ni aparece en la compilación sobre legislación de aguas de
Lanz Cárdenas (1982), finalmente encontramos un ejemplar en el AHA. Este
reglamento no obstante su importancia --estuvo vigente desde 1941 hasta 1992--
nunca pasó de ser un reglamento interior de la Secretaria.
11
Los textos que mejor describen estas dos décadas, 1970 y 1980, son Escobedo
(1997) y González Luna (1997). Presentación más detallada en cualquiera de los
siguientes textos: Palerm (ms), Palerm y Rodríguez (2008).
12
Ver también cualquiera de los siguientes textos: Palerm (ms), Palerm y Rodríguez
(2008).
13
En un oficio interno de la SARH, de fecha 17 de febrero de 1986, del Director
General de Aprovechamientos Hidráulicos a un Delegado Estatal de la SARH se
210 Aventuras con el agua

indica ““Con la finalidad de actualizar el Registro de las Juntas y Juzgados de Aguas


que están en funcionamiento en esa Entidad Federativa, agradeceré a usted tenga a
bien ordenar que a la brevedad posible se proporcionen a esta Dependencia los
siguientes datos: 1.- Nombre o denominación de cada Junta o Juzgado de Agua. 2.-
Domicilio donde reciben notificaciones Calle y Número, Código Postal y con el dato
del Municipio. 3.- Nombre de los integrantes de la Mesa Directiva (Presidente,
Secretario, Tesorero, Vocales y Padrón de Usuarios actualizado). 4.- Fuente de
Aprovechamientos, nombre o nombres de la corriente, gasto o caudal de distribución
en litros por segundo y volumen anual aprovechado en miles de metros cúbicos. 5.-
Una fotocopia legible del Reglamento en vigor. 6.- Para los casos en que se
aprovechan aguas del subsuelo, describir las obras, dando su localización y
características técnicas del equipo de bombeo y del pozo. 7.- En su caso, remitir
copia del plano a cierta escala que señale la configuración de los terrenos
controlados por cada Junta o Juzgado de Agua, indicando la superficie.” (En AHA-
AS, C. 2510, Exp. 35086, fs 200).
14
Una exageración de parte de Lanz Cárdenas.
Juntas de agua y unidades de riego 211

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SOBRE LAS JUNTAS DE AGUAS 1
Enrique Palacios Vélez

ANTECEDENTES
Al término de la Revolución iniciada en 1910, se creó el Congreso
Constituyente el cual elaboró la Constitución de 1917, en cuyo
artículo 27, párrafo quinto, se define el régimen de propiedad de las
aguas y con base en dicho artículo, el Presidente Venustiano Carranza,
promueve una serie de decretos, tendiente a regularizar los permisos
para el uso de lo que serían las aguas nacionales.
Así, en un informe sobre las actividades en la administración de las
aguas de propiedad federal, se refiere a las actividades que estaba
realizando la Dirección de Aguas, dependiente de la Secretaría de
Fomento, de donde se han tomado algunos párrafos que dan una idea
de las actividades de esta Dirección a fines del la década :
“La Dirección de Aguas, que antiguamente sólo se encargaba de
la tramitación y resolución de concesiones y confirmaciones de
derechos sobre el uso de aguas de jurisdicción federal, ha
asumido un carácter de actividad y en su evolución se cuenta
con el Departamento de Irrigación para el desenvolvimiento de
las obras hidráulicas del país.
Actualmente tiene en tramitación algo más de 500 expedientes y
se han celebrado ya algunos contratos concesionales para el
aprovechamiento de aguas, en diversos objetos, tanto para
irrigación como para la producción de fuerza motriz.

1
N. del E. Este texto fue concluido en septiembre, 2005 y escrito a solicitud de J.
Palerm.
218 Aventuras con el agua

No obstante las difíciles circunstancias por que ha atravesado el


país, se hace notar que ni el trabajo de tramitación presenta
depresión sensible en relación con las épocas normales, ni los
trabajos de irrigación y otras obras hidráulicas emprendidas por
cuenta del Estado han encontrado grandes dificultades en su
desarrollo, lo que hace prever para los trabajos hidráulicos del
país y para el progreso de la agricultura, por medio de la
irrigación, un magnífico futuro.
Para evitar las grandes dificultades que experimentaba tanto el
público como la Secretaría (de Fomento) para la tramitación de
los negocios correspondientes a los estados más lejanos de la
Unión y atento a lo dispuesto por las Leyes en los ramos de
tierra y aguas y en la explotación de bosques, el Ejecutivo
consideró conveniente que se concentraran en una sola oficina
las agencias e inspecciones que las leyes autoricen para cada
ramo formando agencias generales con facultades para conocer
de cualquier negocio y tramitarlo hasta ponerlo en estado de
resolución definitiva, la cual tendrá que ser dictada por la
Secretaría de Fomento. De esta manera se facilitará
notablemente, tanto a la Secretaría como al público, la
tramitación de los negocios, haciendo que la misma Secretaría
pueda ejercer una vigilancia más efectiva sobre las riquezas
naturales y las propiedades de la nación que tiene a su cargo.
Con este motivo, se procedió por medio de un acuerdo a la
creación y organización de las Agencias Generales, habiéndose
ya expedido el reglamento respectivo. Por ahora se juzgó
conveniente limitar sólo a 7 el número de agencias, que son las
de Sonora, Sinaloa y Nayarit, unidas; las de Tabasco, Yucatán y
Campeche; la de Chiapas y las de Territorios de la Baja
California y Quintana Roo. Han comenzado sus labores con
buenos resultados”.
“El ramo de aguas ha tenido un aumento en sus negocios muy
halagador para la reconstrucción nacional. Durante los cuatro
meses a que contrae este informe se recibieron 858 asuntos
correspondientes a aguas de jurisdicción federal, habiéndose

218
Juntas de agua 219

celebrado seis contratos para diversos aprovechamientos y


formulado las bases para nueve más.
Para impedir el monopolio de las aguas federales por algunos
capitalistas que no emprendían ningunas obras para su
aprovechamiento, que valiéndose de su influencia conservan las
concesiones por medio de prórrogas casi indefinidas, han sido
declarados caducos varios contratos que se encontraban en estas
condiciones y muchos otros se tienen en estudio con el mismo
objeto.
Con el fin de facilitar la tramitación de los negocios del ramo de
aguas en los Estados en que no existen las Agencias Generales,
se han establecido divisiones de ingenieros en las zonas
hidrográficas que se juzgado conveniente, divisiones que tienen
al mismo tiempo el carácter de inspectores y de Agencias para
tramitación de los negocios.
Para dar a este importante ramo todo el impulso que necesita fue
estudiado por la Secretaría de Fomento, en unión de la de
Hacienda, un nuevo impuesto que en forma indirecta
proporcionará los fondos necesarios para sostener las
inspecciones y para poder emprender las grandes obras de
irrigación que se tienen proyectadas, expidiéndose una Ley para
gravar el uso de las aguas federales, lo que se encontró
enteramente justo y equitativo, desde el momento que la nación,
propietaria las aguas, debe percibir una compensación en
cambio del aumento producción y del valor que tienen los
usuarios en sus fincas”.
Como se observa, esta Dirección continuó con actividades que había
iniciado el Gobierno de Porfirio Díaz, para concesionar las aguas del
país e iniciar algún tipo de reglamentación. También es de
mencionarse que fue Carranza el que emitió el proyecto de Ley de
Aguas Propiedad Federal, para regularizar el uso de las aguas
Federales y evitar el acaparamiento del recurso por empresas privadas.
Posteriormente, Álvaro Obregón en 1921, creó la Dirección de
Irrigación, haciendo más énfasis en la construcción de obras de riego.
220 Aventuras con el agua

Sin embargo, por motivos presupuestarios, desapareció esta Dirección


y sus funciones las desempeñó el Departamento de Reglamentación e
Irrigación, de la Dirección de Aguas.
Finalmente en 1926, el Presidente Plutarco Elías Calles publicó la Ley
sobre Irrigación y Aguas Federales, con la cual se creó la Comisión
Nacional de Irrigación, cuyas actividades fueron principalmente la
construcción de obras, como lo definen con claridad sus primeros
directivos.
El 30 de agosto de 1934, el Presidente Abelardo L. Rodríguez,
promulgó la Ley de Aguas de Propiedad Nacional, que en su capítulo
IV, “Modificación de los Aprovechamientos y Reglamentación de
Corrientes”, señala la necesidad de reglamentar las aguas de propiedad
Nacional, definiendo prioridades en el uso de las aguas en el caso de
escasez.
En su artículo 79 de este capítulo, indica que la aplicación de los
reglamentos se hará mediante Juntas de Aguas elegidas por los
usuarios y que tendrán las obligaciones y facultades que señalen las
disposiciones reglamentarias que dicte el Ejecutivo1.
La reglamentación de esta Ley se elaboró hasta el mes de marzo de
1936, por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río, el cual en su capítulo
XIX “Reglamentación de los Aprovechamientos de Aguas de
Propiedad Nacional”, define los procedimientos para la
reglamentación de corrientes y depósitos. En el capítulo XX
denominado “Juntas de Aguas”, en su artículo 219, define como se
integrarán:
“ARTÍCULO 219.- Las Juntas de Aguas serán nombradas por
los usuarios autorizados por la Secretaria en el reglamento de la
corriente e depósito de que se trate, o por sus representantes
reunidos en una Asamblea General. Estarán formadas por uno o
varios representantes a juicio de la Secretaria, de cada uno los
grupos de usuarios que en seguida se mencionan.
I.- En riego de terrenos ejidales;
II.- Sistemas de riego de la Comisión Nacional de Irrigación;

220
Juntas de agua 221

III.- Riego de terrenos de pequeños usuarios que formen


pueblos, rancherías, comunidades, etc.
IV.- Sociedades de usuarios;
V. - Aprovechamientos para los servicios públicos y
domésticos;
VI.- Riego de terreno de propiedad privada, y
VII.- Usos industriales y fuerza motriz.”
Además, en el artículo 222, se indica: “Para la aplicación de los
reglamentos de las corrientes, las Juntas de Agua funcionarán
como Agentes del Ejecutivo, con las atribuciones siguientes:
I.- Ordenar la distribución de las aguas, de conformidad con lo
que dispone el Reglamento de la corriente;
II.- Ejercer la policía y vigilancia de la corriente o depósito a
que se refiere el reglamento y conservar y reparar las obras
hidráulicas de uso común, sujetas a su jurisdicción, salvo el caso
en que por acuerdo del Ejecutivo, Secretaría o la Comisión
Nacional de Irrigación, tomen a su cargo la conservación,
reparación y manejo de las mismas obrase
III- Nombrar y remover al personal de empleados de la Junta,
atento a lo dispuesto por el Código del Trabajo;
IV.- Formular los Presupuestos de Ingresos y Egresos para la
aplicación del reglamento de la corriente y para el
mantenimiento y conservación de las obras públicas sujetas a su
jurisdicción;
V.- Recaudar y manejar los fondos con que los usuarios deban
contribuir, de acuerdo con los presupuestos que apruebe la
Secretaría;
VI.- Informar a la Secretaría de su elección e instalación
VII.- Someter a la consideración de los usuarios y de la
Secretaría, para su aprobación, los Presupuestos de ingresos y
egresos que formulen;
222 Aventuras con el agua

VIII.- Informar mensualmente a la Secretaría sobre el


movimiento de fondos;
IX- Convocar oportunamente a los usuarios para la elección de
nueva Junta de Aguas;
X- Rendir los informes que pida la Secretaría directamente o por
conducto de sus agentes, inspectores o empleados; y
XI.- Las que en particular determinen los reglamentos de las
corrientes.”
Con esta Ley y su reglamento, se inició un importante capítulo de
reglamentación de corrientes y formación de Juntas de Agua, así como
la creación de Sociedades de Usuarios, también contempladas en la
Ley y su reglamento; sin embargo, por limitaciones presupuestales y
falta de personal el proceso fue muy lento en un principio; no
obstante, es de mencionarse que en este proceso de formación de la
Juntas de Agua, se aprovechó, que en varias corrientes, sus usuarios
ya estaban más o menos organizados; principalmente en el Centro del
país.
No fue sino hasta que se creó la Secretaría de Recursos Hidráulicos en
1947, que se formó una Dirección General de Aprovechamientos
Hidráulicos, con el Ingeniero Antonio Rodríguez Langoné como su
Director, el cual ya había estado encargado, de los procesos previos de
reglamentación, cuando ya dispuso de suficiente personal, para
encargarse de la vigilancia de las zonas Federales, del registro de
pozos, de creación de nuevas Juntas de Aguas, conforme avanzaba la
reglamentación de corrientes, elaboración de concesiones y permisos
y conservación de zonas Federales.
La estructura de la Dirección General de Aprovechamientos
Hidráulicos se muestra en la figura 1.

222
Juntas de agua 223

Figura 1.
Hasta mediados de la década de los setenta, se habían organizado y
estaban en operación, 236 Juntas de Aguas, una gran parte de las
cuales se encontraban en el Centro y Norte del país.
En 1971, se derogó la Ley de Aguas de Propiedad Nacional y su
Reglamento y se expidió la Ley Federal de Aguas, la cual nunca fue
reglamentada. En relación con la Regulación de corrientes y
depósitos, en su artículo 158, se indica que en los perímetros de los
Distritos de Riego, de Drenaje y Protección contra Inundaciones y
Acuacultura y de las Unidades de Riego para el Desarrollo Rural, las
disposiciones para la regulación y distribución del agua, no serán
aplicables2.
En su capítulo Segundo del Título Cuarto, Artículo 168, se hace
referencia a las Juntas de Aguas, señalando que tendrán el carácter de
organismos auxiliares de la Secretaría y se regirán por su reglamento
que será aprobado por la mencionada dependencia.
224 Aventuras con el agua

En 1976, la Secretaría de Recursos Hidráulicos desapareció y se creó


la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, la cual conservó a
la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos, la cual siguió
organizando todavía algunas Juntas de Agua y actualizando los
reglamentos, conforme la demanda de agua crecía. Así, en algunos
estados como en Puebla y Colima, las Juntas de Aguas administraban
superficies bajo riego, superiores a los Distritos de Riego y
URDERALES. Además, se presentaron conflictos por el uso de agua
entre distritos, unidades y juntas de agua, como en Delicias, donde la
Junta de Aguas de las Labores Viejas, según el personal del Distrito
de Riego 05, tomaba más agua que a la que tenían derecho.
En 1985, en un proceso de reestructuración de la SARH, la Dirección
General de Aprovechamientos Hidráulicos, se unió a la Dirección
General de Usos del Agua, para formar la Dirección General de
Administración del Agua, la cual operó por poco tiempo debido al
terremoto de 19853, cuando se perdieron muchos de los archivos y
gran parte de su personal se dispersó o se retiró, quedando en
suspenso las Juntas de Aguas, las cuales fueron ignoradas, cuando en
1989 se creó la Comisión Nacional del Agua.

224
Juntas de agua 225

NOTAS

1
N. de E.: La primera mención en la legislación de aguas sobre Juntas de Aguas
corresponde al Reglamento de 1930 de la Ley de Aguas de Propiedad Nacional de
1929, donde se señala “la obligación de constituir una asociación de usuarios que
nombre una Junta de Aguas que tenga a su cargo la aplicación del Reglamento ...”
(art. 122), aunque también se utiliza la denominación Junta Directiva de la
Asociación de Usuarios (art. 135, 138, 139). Hay reglamentos que indican la
conformación de una organización de usuarios llamada Junta de Aguas anteriores a
la legislación –en 1926 ya hay varios reglamentos implementados por juntas de
aguas.
2
N. de E.: Las Juntas de Aguas y las URDERALES no eran lo mismo, ello se
refleja también en la ubicación de unas y otras en el organigrama de la SRH y
posteriormente SARH, como también indica el Dr. E. Palacios: las Unidades de
Riego para el Desarrollo Rural, dependían en la SRH de la Dirección General de
Operación de Unidades de Riego y luego de la creación de la SARH, de la Dirección
General de Distritos y Unidades de Riego. Las Juntas de Aguas dependían de la
Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos.
3
La Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos estuvo siempre en
Reforma 69, hasta que el edificio fue afectado por el terremoto de 1985.
LOS ANTECEDENTES DE LAS ORGANIZACIONES DE
REGANTES, MÉXICO
Jacinta Palerm

INTRODUCCIÓN
En el caso de México, la continuidad entre organizaciones anteriores
de regantes y las juntas de aguas o alguna otra organización por
mandato está por investigarse sistemáticamente. En un primer
momento, el impacto del reparto agrario con la transformación de la
tenencia de la tierra y en el acceso al agua, parece implicar que no hay
una continuidad en los usuarios del agua. Esto es, que en México no
hay organizaciones de regantes de alcurnia (Palerm, 2003).
Sin embargo, hay que reconsiderar o matizar esta afirmación, en
primer lugar acuerdos, convenios y reglamentos del siglo XIX (comp.
en Sandré y Sánchez, ms) provienen del Archivo Histórico del Agua y
corresponden a los antecedentes que tenían a la mano los artífices de
los reglamentos de las juntas de aguas; es posible que en los
reglamentos se retomasen las antiguas prácticas no obstante el reparto
agrario; la continuidad de las organizaciones puede ser más
importante de lo que aparece, un caso notable es la recuperación de la
Sentencia Peñafiel de 1635 por los regantes del Nexapa y su amplia
circulación entre ellos; ver, además de los trabajos de Gómez
Carpinteiro, el caso del Nexapa en Palerm y Martínez (2000).
Otros ejemplos de continuidad son, por ejemplo, para el río Tejalpa
(edo. de México), actualmente en buen funcionamiento (Aguirre, ms),
el Ing. Ramírez Ulloa en 1925, señaló lo siguiente:
“XXII.- No es necesaria la reglamentación de esta agua, debido
a que los usuarios han implantado un sistema de tandeos que les
evita todo conflicto (AHA, AS, C. 223, Exp. 5347, f. 43,
referencia proporcionada por N. Aguirre).
228 Aventuras con el agua

En el mismo sentido, la actual distribución del agua en Coeneo y


Huaniqueo (Michoacán) se basa en lo que se emitió en su momento
con el reparto agrario, distribuir el agua según los “usos y
costumbres” (López Pacheco et al, 2008).
En otros casos, de comunidades minifundistas, como la de Santa
María del Río (San Luis Potosí) los nuevos reglamentos como junta de
aguas se basaron en reglamentos anteriores (Fortanelli, 1997) y
efectivamente se ha localizado uno de ellos --de 1899 (comp. en
Sandré y Sánchez, ms).
Para el análisis es necesario realizar estudios que abarquen plazos más
largos, en lugar de acotarse al período mismo del relativo caos de
reparto agrario.
Adicionalmente, los conocimientos que tenemos de las organizaciones
para el riego antes del siglo XX es bastante limitada, pero los estudios
existentes señalan la ausencia de instituciones para la gestión del agua.
Por ello se entiende que no había un comité o presidente electo por el
conjunto de regantes, que no había personal empleado por el conjunto
de regantes y que tampoco había una administración por el Estado
(Lipsett-Rivera, 1999; Sánchez, 2001; Castañeda, 2004-a;; ver
también Camacho, 1998, 2003; Salazar, 2000, 2007; Romero, ms).
Por demás, hay que tener en cuenta que cada ciudad, cada hacienda,
cada comunidad tenía sus autoridades para el agua; lo que no había en
todo caso era una institución que los englobase (Palerm, 2002).
LOS AYUNTAMIENTOS
Los pueblos – villas – ciudades administraban “sus” aguas como
corporación, y, aunque a su vez podían mercedarlas, quedaban en el
ámbito de la corporación1. La autoridad de los Ayuntamientos sobre
las aguas fue sobre aquellas mercedadas a la corporación y no sobre
aquellas mercedadas a particulares (que podían ser condueños). Es
decir, aparentemente se puede hacer una diferenciación entre la
actuación del Ayuntamiento sobre “sus” aguas como corporación y
actuación del Ayuntamiento como autoridad política2, en el caso de
que la legislación estatal del siglo XIX les diese el mandato de
supervisar la administración de las aguas mercedadas a particulares3.
Antecedentes de las organizaciones de regantes 229

En la época colonial, se encuentra el caso de “Ordenanzas de aguas en


el término de la villa de Salamanca (1610)” (compiladas por Solano,
1984, 306-308)4, propuestas por el Cabildo y confirmadas por el
virrey Marqués de Salinas en 1611, son muy interesantes, pero no
sabemos si típicas. Las ordenanzas señalan, entre otras cosas,
“6. Que se nombre un vigilante o juez de aguas que la reparta y
atienda a las incidencias de las acequias (...)
Item, ordenaron que para lo arriba contenido en las ordenanzas
se guarden y cumplan en este dicho cabildo pueda nombrar una
persona, o mas si fuere menester, a costa de dichos labradores “
En cuanto al siglo XIX, otros casos de administración de aguas
centrada en villas o ciudades, además de aquellas compiladas en
Sandré y Sánchez (ms), son, por ejemplo la de Valle de Juárez. En el
siglo XIX se reporta un alcalde de aguas y, a principios del siglo XX,
había unas 7,000 ha de riego, sin embargo antes de 1870 se refiere que
había unas 25,000 ha. de riego (Arteaga, 1931; Sisneros y Macías
González, 2000; Aboites y Estrada, 2004; Rodríguez Haros, 2007;
Rodríguez Haros y Palerm, 2007). Finalmente, para Sonora, el
“Reglamento económico para la distribución y conservación de las
aguas en los pueblos de Sonora, 1843” (compilado en Aboites et al,
2000) señala que “Los reglamentos de Seris, Hermosillo y demás
lugares donde los haya, quedan derogados por el presente ...”
Es a fines del siglo XIX, con la desamortización, y principios del siglo
XX, con la federalización de las aguas, que se separa la
administración del agua de los ayuntamientos. Por ejemplo para
Oaxaca hay un acuerdo entre usuarios de 1933 en que se señala que
habiendo sido declaradas federales las aguas ya no están sujetas al
reglamento del ayuntamiento y por lo tanto los interesados proceden a
elaborar un acuerdo de manejo del agua (Acuerdo en Palerm, coord.).
Un proceso similar describe Henao (1980) de liberación de los
regantes de la autoridad de los ayuntamientos en comunidades
indígenas del valle de Tehuacán.
SISTEMAS INTERCOMUNALES
230 Aventuras con el agua

Sin embargo, hay una ausencia de instituciones cuando se trata de


particulares que comparten una obra común y cuando se trata de
particulares – comunidades –ciudades que comparten una obra común
o a veces sólo el agua. Cabe acotar que no siempre es posible
distinguir entre un sistema de riego y la coordinación entre sistemas
para distribuir el agua del río, sin embargo en varios casos se señala
expresamente infraestructura compartida (canales y presas).
En la descripción de Sánchez (2001) cada hacienda mandaba a sus
propios empleados a cuidar el agua y a realizar el mantenimiento y los
arreglos entre usuarios del mismo sistema de riego parecen haber sido
informales. Lipsett-Rivera (1999) describe cómo las comunidades
además de ir a pleito legal, destruían construcción de nueva
infraestructura y hacían alborotos y tumultos. Algo similar describe
Romero (ms).
Época colonial. El estado como árbitro, repartimientos
En la interacción entre comunidades, haciendas y ciudades sabemos,
en todo caso, que había recurso al aparato gubernamental. En primer
lugar, las aguas debían ser mercedadas o, lo que es lo mismo,
concesionadas; por otro las disputas iban a juicio. El Juzgado
Privativo de Aguas, según Wobeser (1993), era autoridad en asuntos
de agua. Con el amable apoyo de la Dra. Linda Arnold, entiendo que
en Nueva España el Juzgado de Tierras y Aguas dependía de la Real
Audiencia. Los archivos se encuentran, para el centro de México, en el
AGN, aparentemente en el ramo de “Tierras”, aunque los del estado
de México se extrajeron por el siglo XIX5 y están en una bodega en
Toluca; los de Chiapas, están en Guatemala –ya que tenía aquella
región su propia Audiencia-- y cuenta con un índice6. Los del norte,
están en el Archivo de la Audiencia de Guadalajara, biblioteca estatal
de Jalisco, Guadalajara centro. Aparentemente el Juzgado Privativo de
Tierras y Aguas data de 1692 y según una cédula de 1715 sus
funciones son llevar la dirección de las “tierras, sitios, aguas y lo
demás que pertenezca en estas indias al real patrimonio y se posea sin
titulo o justa causa, o con vicio, defecto o nulidad; o que haya habido
ocupación o usurpación; procediendo a la restitución de todo,
componiendo e indultando a los poseedores las cantidades
Antecedentes de las organizaciones de regantes 231

proporcionadas ... dándoles los títulos correspondientes ...” (Solano,


1984: 60, 67, 68). Aunque Solano lo llama Juzgado Privativo de
Tierras, sin las aguas.
En la época colonial, antes y después de la creación del Juzgado
Privativo de Tierras y Aguas, una respuesta al conflicto era realizar un
repartimiento. Un repartimiento es una descripción de un cuadro o
tabla de distribución de las aguas señalando cantidades y tandas
(Castañeda, 2001, 2004-b) y son muy parecidos a los cuadros de
distribución de los reglamentos del siglo XX. Hasta ahora, en los
repartimientos, salvo en la Sentencia Peñafiel para el río Nexapa--y
para el río Cotzala (Mazabel, 2001, 2007), aparentemente no hay
mención de autoridades o personal para el manejo del espacio
hidráulico.
Para el mismo lugar en que para 1808 Lipsett-Rivera señala la primera
aparición de una institución con la solicitud de nombramiento de
guarda aguas por el Ingenio de San Nicolás en Izúcar, existe un
antecedente en la llamada Sentencia Peñafiel de 1635. En el texto de
la Sentencia se indica la elección y pago de personal,
“... y por que conviene que halla persona particular de toda
entereza en tiempo de seca desde quince de Diciembre hasta
ocho de Mayo de cada un año, cuide de que no se cierren ni
tapen los templadores ni se hagan fraudes en el uso de las aguas,
ordeno y mando que el primer día del año, se junten en Izúcar,
un interesado de cada una asequia para lo cual los de San
Juan Cuiculco, Tlaxco y Tlatetla, donde hay munchos, señalaran
el que quisieren y estos harán elesión de un hombre de
satisfacción para que por todo aquel año guarde las cajas y
datas, trayendo armas ofensivas y defensivas el cual se le
señalan por su ocupación y trabajos dos pesos de oro común
de sueldo a cada un día los cuales le tienen de pagar y satisfacer
los interesados españoles prorrata según las cantidades de surcos
de agua que tuvieran y gosaren, y el que se nombrare ha de dar
fianza de usar bien y fielmente su oficio (...) y esta elesion se
haga en el que tuviere mas votos con intervención del
escribano de Izúcar o de otro cualquier real en acabandose de
232 Aventuras con el agua

oir la misa mayor. Y si faltaren algunos certificando los que son


y de que asequias se prosiga con los demas que se hallaren
presentes y el nombramiento sea tan válido como si todos
asistiesen ...”
En el río Cotzala, también el Puebla, el 13 de febrero de en 1697
se nombra a Francisco de Torres Bueno como el primer guarda
aguas del Valle de Texmelucan7. Según señala Mazabel (2001), “Con
base en las diligencias y testimonio presentado por Joseph de
Ledesma, los señores presidente y oidores de la Real Audiencia
declararon que
“... mandaban y mandaron se saque a Marcos Limón dueño de la
hacienda de Contla, Francisco Barojas, Juan Ramíres, don
Ygnasio de Figueroa, Bartolomé Lucas, Thomás Pabón y al
mayordomo de el licenciado don Francisco Xavier prebendado
de la santa iglesia de la Puebla a cien pesos a cada uno en que
moderaban y moderaron la pena impuesta por el dicho doctor
don Frutos Delgado por el exceso de el uso de las aguas de los
dichos ríos de Santa Elena y Cuezala y debajo de las penas
impuestas por dicho doctor don Frutos Delgado que se sacarán
irremisiblemente al que contraviniere mandaban y mandaron
guarden y cumplan el repartimiento fecho por el susodicho sin
exceder en manera alguna y asimismo demuelan debajo de la
pena impuesta los jagüeyes y no permitan sacar agua a los
pegujaleros ni a los que no tienen título ni repartimiento de ellas
y se nombre guarda con salario de dos pesos cada día por los
interesados y no habiendolo lo nombre la justicia para que
cuide que ninguno lleve más agua de la que les está asignada y
para todo se despache recaudo que se pregone en dicha
provincia cometido a la justicia de ella y los susodichos
satisfagan los salarios de el receptor y costas lo cual se guarde
cumpla y ejecute sin embargo de suplicación y de la calidad del
sin embargo y así lo proveyeron y mandaron.8
Sin embargo, en otros estudios de la administración del agua en este
período, aunque se señala que se ordena en 1593 para Tepoztlán y en
1669 para Ajalpan el nombramiento de encargados del agua por las
Antecedentes de las organizaciones de regantes 233

comunidades (topiles), son de las comunidades y no del conjunto de


regantes (Salazar, 2000, 2008 y Convenio de distribución de las aguas
del río de Tepotzotlán, 1593 compilado en Sandré y Sánchez, ms). En
otros casos, de repartimiento, no se menciona que hubiese
nombramiento de guardias o alguna otra actividad colectiva
(Camacho, 1998, 2003).
Época colonial. Acuerdos
Otro mecanismo importante para la administración del agua, fueron
los acuerdos; ya sea de arreglos mutuamente convenidos entre las
partes o como resultado de juicios. En el estudio que realizó
Castañeda (2005) para el agua de la Media Luna en San Luis Potosí,
encontraron acuerdos entre las partes (hacienda y villa), en uno de los
acuerdos, de 1791, por demás aprobado el 28 de noviembre de 1791
por auto de la Real Audiencia de México, se señala que “Cualquier
duda que resultara entre la villa y la hacienda se habría de arreglar
amistosamente nombrando amigables jueces componedores.”
Nuevamente hay ausencia de autoridades y de personal para el
conjunto del espacio hidráulico.
El siglo XIX. Acuerdos
Para el siglo XIX tampoco hay datos que indiquen instituciones para
la administración del agua en casos donde interactúan haciendas,
comunidades y villas9. Por ejemplo para Izúcar de Matamoros, que
quedaba incluido en la Sentencia Peñafiel; a fines del XIX había en
los barrios de Izúcar “presidentes” o “principales” de agua, y la
Jefatura Política de Izúcar tenía dentro de sus funciones una regiduría
para atender asuntos sobre el agua: “Regidor comisionado de aguas”,
sin embargo, autoridades y personal para la administración del
conjunto del espacio hidráulico están ausentes (Gómez Carpinteiro,
2003, 2005, 2005).
Lo que si parecen encontrarse son acuerdos, por ejemplo el “Convenio
sobre aguas celebrado entre los vecinos del pueblo de Ahuehuetzingo
y el dueño de la hacienda de Atencingo, 1873” (Archivo General de
Notarias-Puebla, Izúcar de Matamoros, Libro de Protocolo, 1873, Foja
24, documento proporcionado por F. Gómez Carpinteiro). Para Parras
234 Aventuras con el agua

(Coahuila) existe un acuerdo entre hacendados para el uso del agua, de


1899: el “Contrato de la Consolidación de Aguas ...” El reglamento
de 1898 para la Media Luna consiste en los mismos tipos de arreglos
que ya se mencionaron para la época colonial, cada una de las partes
(hacienda y villas) envía a sus empleados a cuidar la toma y vigilar el
paso del agua con algunas especificaciones de a quién le toca el
mantenimiento de qué, así como garantías para el libre paso con el fin
de verificar la exactitud de las tomas (Castañeda, 2005). Acuerdo
similar a otro, entre ayuntamientos del estado de Oaxaca, de 1928,
para las aguas del río San Agustín (Reglamento y Convenio en
Palerm, coord., 2005). Igualmente, en los documentos compilados en
Sandré y Sánchez (ms) hay reglamentos de municipios donde es
frecuente la referencia a acuerdos u otros arreglos entre usuarios, o
son documentos que refieren acuerdos entre usuarios y añaden
también referencia a otros acuerdos con otros usuarios. Se refieren a
distribución de agua, a limpia de canales y a construcción de presas.
Cabe insistir, en ninguna de ellos se señala personal común o un
comité en común10. A este tipo de gobierno del agua, se le puede
denominar horizontal, la administración de la infraestructura y del
agua no está centralizada en un comité (Palerm, 2004).
INSTITUCIONES DE REGANTES
No obstante la aparente ausencia de instituciones de regantes, para
Chihuahua se han ubicado algunos reglamentos de fines del siglo XIX
y principios del siglo XX, de agricultores minifundistas, que indican
elección de autoridades, la autoridad (el aguador) es simultáneamente
el administrador del sistema; se establecen las fatigas para el
mantenimiento del sistema y se indica con detalle la hora de llegar y
las herramientas. (Reglamentos en Palerm, coord., 2005).
Otro caso a destacar es el de los labradores de Valle de Santiago, en el
documento “Formación de la Asociación de usuarios del río Lerma y
laguna de Yuriria (Laborío del Valle), Valle de Santiago, 15 de junio
de 1932”, en lo que después fue el Distrito de Riego 011 Alto Lerma
(Santos, coord., 2006) que inicia con el señalamiento:
“El Laborío del Valle existe por necesidad natural desde el año
de 1606, en que se hizo el reparto de sus tierras y se abrió la
Antecedentes de las organizaciones de regantes 235

toma en el Río Lerma; irrigándose desde entonces los terrenos


que pueden recibir el beneficio por gravedad, y cooperan en los
gastos proporcionalmente (...) A partir de la fecha citada, quedó
establecida de hecho la sociedad, sin otra formalidad que la de
usar de mayor o menor cantidad de liquido, de acuerdo con la
superficie irrigable que cada uno poseía, y fue así como
primordialmente se adquirieron los derechos.”
Efectivamente se encuentran ordenanzas, acuerdos y reglamentos
aparentemente sobre este sistema de 1611, 1780 y 1850 (comp. en
Sandré y Sánchez, ms), y –salvo en el documento más antiguo—se
refieren a acuerdos establecidos por los mismos labradores.
En la legislación estatal del siglo XIX, para algunos estados hay
mención del caso de copropietarios y la legislación apunta a la
elección por los mismos regantes de autoridades del agua11.
¿AUSENCIA DE INSTITUCIONES?
Es singularmente extraño la ausencia de instituciones o cuando menos
de algún tipo de organización en la interacción entre haciendas, villas
y comunidades, aunque fuese para establecer qué día hacer las
limpias. Castañeda (2004-a), quien también anota la ausencia de
instituciones; en un estudio de caso para el siglo XIX, sugiere que
algún tipo de acuerdos se debían realizar entre los usuarios y reúne
algunas evidencias de referencias a reuniones, concretamente para
ponerse de acuerdo para las limpias del cauce.
“Con todo, una cuestión que me parece pertinente señalar es que
los ribereños aparentemente realizaban juntas a menudo, lo que
indica un intercambio de información con respecto a diversos
temas que tenían que ver con la distribución del agua. Estas
reuniones partían de la iniciativa de los propios ribereños, pero
no dispongo de información que abunde sobre los mecanismos
de convocatoria, quién o quiénes realizaban los citatorios (...)
“Seguramente entre los temas que se tocaban en esas reuniones
se encontraba el de la limpieza del río. (....) [el] escrito versa
sobre el conflicto que sostenían los pueblos ubicados en la parte
alta del río con los hacendados, propietarios de molinos y de
236 Aventuras con el agua

fábricas textiles, precisamente porque los primeros se negaban a


permitir que los segundos incluyeran en la limpia del río a los
manantiales, en los cuales los pueblos tenían establecidas presas
para el riego de sus terrenos. Uno de los puntos que más les
causaba molestia a los vecinos de los pueblos era que el
encargado de vigilar este trabajo, Jesús Peña, trabajador de la
fábrica La Carolina, “usaba malas maneras” con ellos. Por ese
motivo los vecinos solicitaban que la limpia se hiciera bajo la
dirección de Cornelio Aguilar, propietario de los ranchos de
Cotzala y Gamboa. (...) Esto es, había un encargado de dirigir
esta actividad. Probablemente en las juntas se determinaba quién
habría de hacerse cargo ...” (Castañeda, 2004-a).
Es posible que la ausencia de instituciones, aunque fuesen no
oficiales, se deba más a la ausencia de datos. Las apreciaciones en la
revista Irrigación en México sobre las agrupaciones de regantes son
significativas,
“... las agrupaciones de regantes no son nuevas en nuestro país.
En el período colonial fueron importadas de España, que tiene
regiones con rasgos geográficos muy semejantes a los nuestros.
En los valles de la mesa central, en la cuenca del Atoyac, en los
oasis de la frontera, perduran en todo su vigor y eficacia las
formas de reglamentación y prácticas de regadío hace dos o tres
siglos.
“Nuestra legislación reciente ya ha reconocido el principio de
las asociaciones: (...) la de Aguas ... declarando obligatoria en
ciertos casos la constitución de esas agrupaciones y dándoles
personalidad jurídica.” (Sección Editorial, 1930)
“Las principales obras --decíamos en otra ocasión-- que utilizan
en riego las aguas de los ríos Lerma, Atoyac y sus afluentes
datan de esa época; y aun perduran ahí en todo su vigor los
antiguos sistemas de repartimiento de las aguas entre los
pueblos, congregaciones e individuos mercedados, notables por
sus cualidades de equidad y eficacia, difíciles de alcanzar con
los métodos modernos de distribución. Aquellos sistemas tienen,
además frecuentemente la característica de una organización
Antecedentes de las organizaciones de regantes 237

comunal que pone exclusivamente en manos de los regentes la


administración de las obras y de las aguas, lo que supone la
existencia de una asociación entre esos regentes, funcionando en
forma semejante a las que desde hace siglos operan con gran
éxito en el sur de España como tipos de las organizaciones de
riego más perfectas.
“El principio comunal en que descansan numerosos
aprovechamientos de aguas para riego creados en la época
colonial complementa la política agraria de Nueva España, más
atinada en muchos respectos que la que ha imperado durante
nuestra vida independiente, y desde luego más paternal y
cuidadosa con las agrupaciones indígenas y los pequeños
terratenientes”. (Herrera y Lasso, 1930).
APRECIACIONES FINALES
La investigación sistemática sobre la administración del agua en la
época colonial y en siglo XIX en México está por hacerse. No basta
con afirmar que la administración era seguramente local y que,
nuevamente, se prueba lo erróneo de la hipótesis hidráulica.
Adicionalmente el contraste con otras regiones del Imperio Español,
indica que la situación novohispana y del México decimonónico era
distinta, lo que habría que explicar (Palerm, 2004). O, en su caso,
encontrar la evidencia de existencia de instituciones que abarcasen
comunidades, haciendas y ciudades.

NOTAS
1
Algunos ejemplos de cómo se expresa que el Ayuntamiento administra “sus” aguas
(casos tomados de documentos compilados en Sandré y Sánchez, ms y Convenio,
1873).
Atlacomulco (1884)
“Art. 1 Los vecinos del pueblo de Atlacomulco que hacen uso del agua de las
fuentes, como elemento de regadío se clasificaran de la manera siguiente:
Privilegiados, los que riegan sin indemnización alguna a quienes se les da el
título respectivo y Arrendatarios; los que paguen las cuotas correspondientes
sujetándose ambos a las bases del reglamento. (...)
238 Aventuras con el agua

Art. 11 El ayuntamiento en ningún caso podrá vender derechos de agua pues


considera que de hacerlo se perjudicarán las personas que llevan el nombre
de privilegiados, en consecuencia estipula este mismo ayuntamiento que en
lo sucesivo no habrá mayor número de lotes que disfruten del agua sin
retribución que en lo que en la actualidad la tienen y que no se le hará
reforma alguna a este reglamento en lo sustancial.”
Ixtapan de la Sal (1877)
“Art. 1º. El hagua de barranca Honda y Puentesillas asi como el acueducto
por onde ésta se condujo á la población en sola propiedad del pueblo de
Ixtapan.”
Villa de Múzquiz (1895)
“Núm. 3.- En la Villa de Múzquiz, a los diez días del mes de Abril de mil
ochocientos noventa y cinco, ante mí el C. Rafael Garza, Juez 1º Local de la
misma, y testigos instrumentales que se expresarán a mas de los de mi
asistencia con quienes actuó conforme a la ley, por falta de escribano
Público, comparecieron de una parte el C. Francisco Vidaurri, como Síndico
del Ayuntamiento de esta misma Villa, representando los intereses del
Municipio, según la nota del Presidente Municipal fecha de hoy ...”
Ahuehuetzingo (1873)
“... los comparentes la Junta Municipal de Ahuehuetzingo, por sí y en
nombre y representación de todos los vecinos y propietarios de terrenos de
regadío de su pueblo, previa junta general que para el efecto han tenido con
los mismos vecinos y propietarios ...”
Atitalaquia (1896)
“ ... éstos, es decir los dueños del agua que antes correspondía al pueblo de
Atitalaquia, se dirigieron a la Asamblea Municipal, pidiéndole les dejase
como en derecho corresponde, la libre disposición y manejo de las aguas, que
eran de propiedad privada é individual, desde el momento en que los terrenos
en que se empleaba habían sido adjudicados como de riego: que la Asamblea
Municipal por acuerdo de diez y nueve de Julio de mil ochocientos ochenta y
dos, accedió a esa solicitud, dejando que el reparto y cuidado de las aguas se
hiziese por los comparentes ...
El agua del río Salado de que antes era dueño el pueblo de Atitalaquia ...
... que en virtud de las leyes de desamortización de bienes de Corporaciones,
los terrenos que poseía el pueblo de Atitalaquia fueron adjudicados a los
vecinos de él ...”
Río Verde (1893)
“Art. 1º. Las aguas procedentes de la Media Luna existentes en la hacienda
del Jabalí y que sirven desde tiempo inmemorial para los regadíos de solares
de esta ciudad y terrenos que la circundan son de la propiedad pública y por
tanto ese derecho lo detenta legítimamente el ayuntamiento sin perjuicio de
los que en particular conceden las leyes a los dueños de los predios ...
Antecedentes de las organizaciones de regantes 239

Art. 2º. En virtud del derecho expresado, en la autoridad municipal residen


únicamente la facultad de distribuir las aguas para los riegos, de limpiar los
acueductos y de mandar construir las obras necesarias para el mayor
beneficio público.”
Río Verde y Cd. Fernández (1898)
“Art. 29.- El reparto que, de las aguas que les correspondan, hagan los
Municipios de Rioverde y Ciudad Fernández, entre sus vecinos, ... sin que
ningún caso el agua pase a ser por ningún título propiedad particular; y en
consecuencia, cuando, por el aumento de población, la utilidad pública
exigiere para los usos domésticos mayor cantidad de agua que la destinada
para ellos ... se tomará la demas que fuere necesaria ... de la que conforme ...
corresponda a los Municipios respectivos y se emplee en usos agrícolas e
industriales.”
2
Ferri (1997: 82-82) distingue entre agua gubernativa y agua propietaria
administrada por los Ayuntamientos. Siendo el agua gubernativa cuando es de la
corporación y el agua propietaria cuando es de particulares.
3
Ley de aguas del estado de Guerrero, 1898 (comp. en Sandré y Sánchez, ms).
“Art. 12. Cuando varios individuos particulares sean copropietarios de un
curso ó depósito de agua y no proceda en derecho la acción comuni
dividusido, ni se pongan de acuerdo para consignar su escritura pública la
forma en que deben usar del agua común, la distribución de gastos de
conservación y vigilancia y el nombramiento de un representante común para
defender los derechos de los comuneros, el Ayuntamiento del lugar
respectivo, á petición de cualquiera de los comuneros, convocará á éstos á
una junta de avenencia á afecto de que, de acuerdo con la mayoría de ellos, se
reglamente el uso y aprovechamiento de las aguas de que se trata, así como el
reparto de los gastos que demanden su conservación y vigilancia.”
4
En la versión comp. en Sandré y Sánchez, ms, tomada del Boletín del Archivo
General de la Nación. Tomo VI, Año 1935, pp. 713-721, la redacción difiere y no
aparece el término juez de aguas.
5
“1833, 1732, LUGAR: México - Expediente sobre la orden del gobierno para que
se le franqueen al licenciado Arrillaga los archivos de los Tribunales y Juzgados a
fin de que separe del extinguido Juzgado de Tierras y Aguas los papeles
pertenecientes al Estado de México” En Archivo Histórico de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Serie: Asuntos Ecónomicos, 1636-1940
http://www.history.vt.edu/Arnold/AGN%20SCJN/AE/AE2%201824.htm
6
Índice General del archivo del extinguido Juzgado Privativo de Tierras depositado
en la Escribanía de Cámara del Supremo Gobierno de la República de Guatemala.
Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social -CIESAS
Centro de Estudios Mexicanos y Centro-Americanos - CEMCA 1991, Coordinador
240 Aventuras con el agua

Gustavo Palma Murga,


http://www.cemca.org.mx/affich_publication.php?id=134
7
“Nombramiento de guarda aguas de los ríos Cotzala y Santa Elena (13 feb. 1697)”.
AGNM, Tierras, vol. 116, exp. 1, ff. 227v.-228, citado en Mazabel (2001).
8
“Mandamiento de los señores presidente y oidores de la Real Audiencia sobre las
aguas de los ríos Cotzala y Santa Elena (24 ene. 1697)”. AGNM, Tierras, vol. 116,
exp. 1, ff. 212-213, citado en Mazabel (2001).
9
Existe una amplia bibliografía sobre Nuevo México, pero las acequias
novomexicanas son muy pequeñas, actualmente las más grandes tienen 300 ha. con
150 miembros, la típica tiene de 50 a 100 ha. y de 25 a 50 regantes (Palerm, 2001).
No se aborda, por lo tanto, el aspecto de las interacciones comunidades, haciendas y
ciudades, típicas del centro de México. Se asemejan en todo caso a los reglamentos
de finales del siglo XIX de agricultores minifundistas de Chihuahua.
10
Algunos ejemplos de acuerdos (casos tomados de documentos compilados en
Sandré y Sánchez, ms y Convenio, 1873),
Atlacomulco (1884)
“Art. 12 En los casos de escasez de agua tanto el Rancho de Tictí como el de
La Venta y los privilegiados de esta población se sujetarán a dar medios
riegos conforme a la escritura de transacción otorgada en tal fecha.”
Cd. de Cadereyta (1918)
“Art. 1º- De acuerdo con los Accionistas de la Hda. De Rodríguez, a fines de
enero o principio de febrero de cada año, se tumbará el agua en la Presa para
la limpia general de la Acequia.
Art. 2º.- La limpia general de la acéquia común, se hará por el Municipio por
mitad con la Hda. De Rodríguez.”
Bases acordadas por los Ayuntamientos reunidos de Tenango y Nogales (1888),
de por si es un acuerdo entre comunidades, pero además hay otros usuarios que sólo
se mencionan, el seguimiento del reglamento entre los dos Ayuntamientos queda
“bajo la inspección inmediata del Ayuntamiento respectivo”
“PRIMERA.- Los vecinos del Municipio de Nogales tienen derecho á tomar
el agua del punto llamado “Jicotepec” para el riego de sus terrenos desde las
siete de la noche de los días lúnes de cada semana hasta las seis de la mañana
de los días jueves.-
SEGUNDA.- Los vecinos del Municipio de Tenango tienen derecho de usar
del agua todos los demás días de la semana á excepción de los lunes que
corresponden al rancho de San Buenaventura (...)
QUINTA.- Quedan obligados los vecinos de ambos municipios á formar
mancomunadamente en unión de los de Huiloapan, la presa que es costumbre
establecer en el lugar donde se toma el agua en la primera quincena de enero
de cada año ...”
Antecedentes de las organizaciones de regantes 241

Socavón de la mina de San Juan, Villa de Múzquiz, Coahuila (1895), el acuerdo


se realiza entre:
las autoridades municipales representando los intereses del Municipio en el
vertiente llamado del pueblo
el dueño del vertiente de La Misión
el dueño de los vertientes de San Pedro y Zamora
los accionistas de las comunidades en agua de los vertientes de San Antonio
el Pobre, San José, San Miguel y Santa Ana
el Dr Johnson, dueño de la mina
Río Verde (1901)
“Art. 22. Las aguas sobrantes que después de conducirse para los usos
individuales, agrícolas e industriales, de conformidad con las fracciones III y
IV del art. 22 y los arts. 24 y 29 de dicha reglamentación se dejarán se
dejarán para que los aprovechen la hacienda de San Isidro en el sentido que
se determina en el contrato escriturado el 23 de junio de 1860 y después de
llenar por el ayuntamiento las necesidades habidas y por haber de esta
población pasarán a ser aprovechadas por la hacienda de San Isidro.”
río Salado (1872)
“Reglamento. Señores Jueces árbitros= Los suscritos, representante el
primero, de los pueblos de Atitalaquia, San Pedro Telaxcoapan y San
Francisco Tlahuelulilpa; y abogado patrono el segundo del Señor Don F.
Cuevas, representante de la casa C. V. de Yturbe é hijos, dueña de la
Hacienda de Tlahuelilpa, tienen la honra de presentar á Vs. El reglamento
que, de común acuerdo, han formulado para que á él se ajuste el uso de las
aguas del río Salado entre esos pueblos y esa Hacienda ...
Segunda.- La propiedad y posesión de las aguas de avenida ó torrenciales,
que bajan por ese mismo río, han correspondido y corresponden, en la
extensión y cuantía en que las han aprovechado, al pueblo de Atitalaquia y la
Hacienda de Tlahuelilpa; y como las aprovecharán, al pueblo del mismo
nombre y al de San Pedro Tlaxcoapan por la nueva toma de que se hablará
después sin otra excepción que la de las aguas de esa clase que por derecho
deban disfrutar la hacienda de San Miguel Chingún, y el pueblo de Doxey,
conforme a sus títulos y según la validéz que estos tengan, sobre lo que no se
hace declaración ni calificación alguna.=
... los mencionados pueblos de Atitalaquia, San Pedro Tlaxcoapan, San
Francisco Tlahuelilpa, usarán del derecho que se consigna en la primera parte
de la cláusula que precede, en el aprovechamiento de las aguas mansas, por
turnos de ocho horas al día cada uno, como lo tienen establecido.=”
río Salado (1896), a propósito de la formación de una Sociedad Agrícola, entre los
individuos que tienen aguas que fueron del pueblo de Atitalaquia, se refieren a otros
acuerdos con usuarios comunes
“Vigésima quinta. Los gastos de reparación de la presa, se harán como hasta
aquí de la manera siguiente. Primera, Una tercera parte corresponde á la
242 Aventuras con el agua

Hacienda de Chingú. Segundo. Una tercera a los vecinos del pueblo de


Doxey. Tercero. Una tercera parte á los vecinos de Atitalaquia, la cual se
distribuirá de la manera siguiente: (...)
Vigésima sexta. La limpia de la sanja del Dendo, se hará por terceras partes
de la manera siguiente: Primera, Una tercera parte corresponde á la Hacienda
de Chingú. Segundo. Una tercera parte á los vecinos del pueblo de Doxey.
Tercero. Una tercera parte á los interesados en la Vega del Dendo, haciendo
cada uno lo que le corresponda á la superficie de terreno de sembradura que
riegue, con excepción del terreno de la Comunidad que conforme á sus títulos
está exceptuada de ésta obligación.”
Convenio, 1873
“Primero: El pueblo de Ahuehuetzingo concede a la hacienda de Atencingo
el derecho a poner una presa en el río de Matamoros a unas doscientas varas,
poco más o menos abajo del puente de Chietla, por lo cual podrá tomar hasta
veinte y cuatro surcos de agua que son los que han calculado y se considera
han estado tomando de la acequia del pueblo para regar el campo de San
Miguel, según derecho que tenían por la conseción antes mencionada ...
... Atencingo a su vez queda relevado de contribuir anualmente, como lo ha
hecho hasta aquí, con veintiséis pesos en plata, cuatro panes de azúcar y ocho
arrobas de miel para la limpia de la acequia del pueblo y solo por el presente
año hará por última vez esa exhibición en atención al uso que hará todavía de
la acequia hasta la conclusión de las obras mencionadas ...
Estos convenios derogan y anulan los anteriores y antiguos que fueron
pactados entre Atencingo y Ahuehuetzingo en todo aquello que se opongan o
sean contrarios a los presentes de fecha de hoy ...”
11
En la legislación de los estados del siglo XIX (comp. en Sandré y Sánchez, ms),
en su mayor parte se refiere al caso de administración por los Ayuntamientos, pero
hay diversas menciones del caso de copropietarios particulares.
Reglamento económico para la distribución y conservación de las aguas en los
pueblos de Sonora, 7 de abril de 1843. En este caso, como señala el primer
artículo, las aguas de una misma comunidad tiene a propietarios comunes,
particulares o posesiones legales; incluso se menciona “Artículo 35. Los indígenas
que en comunidad posean algunas tomas de agua nombrarán de entre ellos mismos
el comisionado que ha de distribuir el riego de sus heredades, conforme se previene
en este reglamento; mas si estuvieren mancomunados en aquellas con los mismos
vecinos, tienen el derecho de votar y ser votado en el nombramiento de comisionado
para el reparto de aguas”; ello parece llevar a la constitución de instituciones de
regantes.
“Artículo 1. El beneficio de las aguas para regar las tierras labrantías de los
pueblos, corresponde a todos los que estén dentro de sus fundos legales, o
ejidos, ya sean propietarios comunes, particulares o posesiones legales. (...)
Artículo 17. Todos los pueblos del departamento que tengan tierras de
panllevar con presas de comunidad, y que necesiten de encargados para la
Antecedentes de las organizaciones de regantes 243

distribución de los ríos, harán elección de comisionados de agua ante la


primera autoridad local.
Artículo 18. Por cada presa de comunicad se nombrará a un comisionado y
será pagado su trabajo a expensas de los labradores a quienes va a servir. Las
autoridades, de acuerdo con dichos labradores, designarán la cuota con que
cada uno deba contribuir, y si ella ha de ser en dinero u otra especie.
Artículo 19. Las autoridades que juzguen de más influencia al
engrandecimiento de la agricultura [deberán] reducir a un solo comisionado
el gobierno de dos o más presas de comunidad; podrán hacerlo siempre que
estén dentro de los ejidos del pueblo, y cuando no esté en contradicción la
mayor parte de los labradores, pero en ese caso deberá disfrutar ese
comisionado una dotación proporcionada a la recompensa que merezcan sus
trabajos.
Artículo 20. Para cumplimiento de lo que dispone el artículo 17, todos los
años el día primero de enero, se reunirán los labradores que se beneficien con
tomas de aguas de comunidad, en las consistoriales de cada pueblo o en el
lugar que sea costumbre y ante el primer alcalde o juez de paz harán elección
de los comisionados para el reparto de aguas.”
Ley de aguas para el estado de Sonora, 1933
“Articulo 1.- El beneficio de las aguas para regar las tierras de agricultura de
los Municipios, correspondientes a todos los que están dentro de su
jurisdicción, ya sean propiedades comunales, particulares o posesiones
legales. (...)
Articulo 19.- La elección de Comisionados de Aguas se hará ante la
Autoridad Política del lugar, por los agricultores que pertenezcan a la
Comunidad, que usen el agua y paguen los gastos, siempre cuando tengan
cuando menos seis meses de estar cultivando un predio. El voto será personal
y la elección se hará por mayoría entre los que concurran a la junta.
Articulo 20.- Cada año, con quince días de anticipación cuando menos, los
Ayuntamientos y Comisarías de policía, por conducto de los Comisionados
de Aguas convocarán a los Comuneros de su jurisdicciones que tengan
cuando menos seis meses de cultivar sus terrenos a una junta que deberá
verificarse el 15 del mes de enero, en la cual se procederá a la designación de
nuevos Comisionados que concurran cuando menos la mitad más uno de los
Comuneros.”
Ley reglamentaria sobre propiedad y aprovechamiento de aguas, Guerrero,
1898
“Art. 12. Cuando varios individuos particulares sean copropietarios de un
curso ó depósito de agua y no proceda en derecho la acción comuni
dividusido, ni se pongan de acuerdo para consignar su escritura pública la
forma en que deben usar del agua común, la distribución de gastos de
conservación y vigilancia y el nombramiento de un representante común para
defender los derechos de los comuneros, el Ayuntamiento del lugar
244 Aventuras con el agua

respectivo, á petición de cualquiera de los comuneros, convocará á éstos á


una junta de avenencia á afecto de que, de acuerdo con la mayoría de ellos, se
reglamente el uso y aprovechamiento de las aguas de que se trata, así como el
reparto de los gastos que demanden su conservación y vigilancia.”
Ley sobre el uso y aprovechamiento de aguas en el Estado de Michoacán, 1906
“Artículo 163. Cuando varios particulares sean copropietarios de un curso ó
depósito de agua, y no proceda en derecho la acción comun dividundo, ni se
pongan de acuerdo en la manera de hacer uso del agua común, la autoridad
administrativa, oyendo á los interesados, expedirá los reglamentos á que
hayan de sujetarse al hacer uso de sus derechos.
Artículo 164. Cuando una zona en la que haya varias presas que se
acostumbran abrir en determinadas épocas, esté en tal situación geográfica
que la corriente natural de las aguas haga que éstas tomen un cauce común, el
Ejecutivo, también con audiencia de los interesados, expedirá los
reglamentos respectivos para que no se haga simultáneamente el desagüe de
las presas con perjuicio de los propietarios inferiores.”
Ley sobre el uso y aprovechamientos de las aguas del Estado, Oaxaca, 1905
“Art. 131. Queda facultado el gobierno para establecer comunidades de
regantes con sus sindicatos y jurados respectivos, si lo juzgare conveniente,
en vista de las concesiones que hiciere ó aprobare de aprovechamiento
colectivo de aguas pública para riego.”
Antecedentes de las organizaciones de regantes 245

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LA ADMINISTRACIÓN DEL AGUA PARA RIEGO EN EL
IMPERIO ESPAÑOL, DESDE LOS JUECES DE AGUA
COLONIALES HASTA LA ADMINISTRACIÓN EN EL SIGLO
XX
Jacinta Palerm

INTRODUCCION
La aparente ausencia de instituciones para la gestión del agua durante
la colonia y el siglo XIX en México, nos llevó a realizar un análisis
comparativo con otras regiones del Imperio Español para determinar
si existía la misma ausencia de instituciones. En la exploración
encontramos que existió una legislación común y esta legislación
aparentemente también rigió en España.
“Ordenamos, que los Acuerdos de las Audiencias nombren
Jueces si no estuviere en costumbre, que nombre el Virrey, ó
Presidente, Ciudad y Cabildo, que repartan las aguas ...”
(Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias 1681: libro
3, título 2, ley 631;; ver también Margadant, 1989; Dougnac,
1994).
No obstante la común legislación, en otras regiones del Imperio
Español aparentemente los jueces de agua tuvieron autoridad sobre
espacios hidráulicos más amplios, de tal manera que el juez de aguas
encabezaba una institución encargada de la gestión del agua que
englobaba haciendas, comunidades y villas.
Cabe señalar que los jueces de agua eran autoridades administradoras
del agua nombradas por algún nivel de gobierno; no parece haber,
antes del siglo XIX en Hispanoamérica, un patrón de organizaciones
de regantes autogestivas.
Por otro lado, también interesaba explorar la evolución de la
administración del agua bajo nueva legislación postcolonial y el
250 Aventuras con el agua

impacto de la nueva legislación, en su caso, en la administración


autogestiva.
En seguida presentamos los casos de España, Chile, Mendoza y Perú.
Nos interesa llamar la atención de las diferencias y las semejanzas con
México.
EL CASO DE ESPAÑA
España cuenta actualmente con unos 3 millones de hectáreas de riego,
1,200,000 corresponden a viejos regadíos, 1,000,000 a regadíos con
aguas superficiales puestos en operación principalmente entre 1950 y
2000. En la literatura española se distingue entre la capacidad de
gestión de las comunidades de regantes de los viejos regadíos y de los
nuevos regadíos. Finalmente, el otro tercio de la superficie de riego
corresponde a aguas subterráneas, que en la ley de aguas de la década
de 1980 pasaron de ser de libre alumbramiento a ser públicas al igual
que las aguas superficiales (Pérez Picazo, s/f). A la organización
autogestiva por bocatoma se suma la organización, de índole
gubernamental, de las confederaciones hidrográficas.
España cuenta con una tradición multicentenaria de organizaciones de
regantes, en primer lugar porque de manera específica el Estado fue
promoviendo y reconociendo desde la reconquista las organizaciones
de regantes existentes, en segundo lugar, porque de manera general el
Estado, con las leyes de aguas de 1866 y 1879, dio un marco jurídico
a las organizaciones de regantes (bajo el nombre de comunidades de
regantes), adicionalmente --y este es un aspecto fundamental-- se
reconocen las organizaciones pre-existentes (Giménez y Palerm,
2007).
El marco legal para Hispanoamérica aparentemente también estuvo
vigente en España entre la reconquista y las leyes de aguas de finales
del XIX. Por ejemplo en Guadi se nombraron alcaldes de aguas,
autorizados por los reyes en 1494; en Granada se estableció un
juzgado privativo de aguas en 1501 y el rey aprobó las ordenanzas en
1535 (Diego, 1984; González y Espinar, 2005); adicionalmente la
federación de comunidades de regantes de España reporta varias
asociaciones llamadas “juzgados privativos de aguas” y “alcaldía
Jueces de agua 251

juzgado de aguas”. Glick (1970) propone que estas instituciones


derivan del qadi de agua árabe. Además señala que hubo
“aparentemente dos modelos de administración del agua en la España
cristiana medieval, uno de los mismos regantes con sus propias
autoridades electas y otro, centralizado, en el cual la administración de
los regadíos era una rama de la administración, típicamente la de una
ciudad.” (Glick, 1970: 200-201, mi traducción).
Las organizaciones de regantes obligatorias fueron definidas como
aquellos regadíos que compartían una misma bocatoma que
beneficiaba a 20 o más usuarios. Pero, además, las leyes de aguas (art.
282 de la ley de 1866 y art. 242 de la ley de 1879) indican que “... en
el curso de un río ... podrán formarse por convenio mutuo uno o más
sindicatos centrales o comunes para la defensa de los derechos y
conservación y fomento de los intereses de todos. Se compondrán de
representantes de las comunidades interesadas.” Por ejemplo, el caso
de las 6 acequias hermanas del río Júcar que, entre todas, tienen
45,000 ha. de superficie de riego; entre las acequias hermanas del
Júcar hay acuerdos de distribución del agua en años de sequía y
también negocian conjuntamente con la confederación hidrográfica
(Palerm en prensa; Pimentel Equihua, 2004).
En la década de 1920 inicia la creación de las confederaciones
hidrográficas, inicialmente con un carácter participativo de todos los
usuarios, para convertirse más bien en un organismo del Estado y que
solo recupera lentamente la participación de los usuarios en la segunda
mitad del XX (Pérez Picazo, s/f). La nueva legislación de aguas
(TRLA, 2001) nuevamente da continuidad a las organizaciones de
regantes y avanza sobre el carácter participativo de las
confederaciones hidrográficas.
EL CASO DE CHILE
En Chile la administración del agua está fundamentalmente en manos
de organizaciones de usuarios, tanto a nivel de sistema de riego, como
de río. La superficie total de riego de Chile es de aprox. 1,800,000 ha.2
La capacidad autogestiva es de llamar la atención ya que hay sistemas
de riego de 50,000 ha. (Laja)3 y de 30,000 ha (Maipo)4, así como
pequeños sistemas5. Es aun más sorprende si se considera que la
252 Aventuras con el agua

expansión de la frontera agrícola de riego se realiza principalmente en


el siglo XIX (Astaburuaga, 2004). El reparto agrario de la década de
1970 aparentemente ha tenido algún impacto en las organizaciones de
regantes (Peña, s/f).
En Santiago de Chile se nombran jueces de aguas (o alcaldes de
aguas) --y alarifes, con funciones específicas para el agua, desde la
fundación de la Ciudad hasta que inicia la República (Actas de
Cabildo, Guarda, 1978; Barros Arana, 2000; Vergara, 1998). Por
ejemplo, en 1768 –según relata Donoso (2003: 42)-- debido a las
graves dificultades que existían en torno a la distribución de aguas el
Gobierno Colonial se vio obligado a intervenir y nombrar un Juez de
Aguas para evitar “el obstinado tesón y violencia de los dueños”,
además se instalaron guardias armados en las bocatomas para
conseguir una repartición más justa de las aguas y reprimir así los
excesos.
La legislación chilena sería muy influenciada por el caso especial de
la Sociedad del Maipo, los primeros estatutos de esta sociedad de
regantes son de 1827 y 1831. En 1832 –según Obando (2005)-- el
Presidente de la República aprobó el Acta de Asociación y sus
acuerdos complementarios. El decreto aprobatorio expresó que “...
recomienda a los tribunales de justicia tengan presente los
compromisos que han contraído entre sí los accionistas del Canal de
Maipo para no introducirse a juzgar en las discordias que se suscitaren
entre ellos, habiendo renunciado solemnemente la comparecencia a
los jueces públicos, i obligándose a deslindar sus derechos por sí
mismo (sic)...” Es decir, las disputas entre los socios no podían
llevarse fuera de la Sociedad del Canal de Maipo.
Con el decreto de 1832 se dio el primer reconocimiento jurídico a una
organización de regantes en Chile, pero además se dio total autoridad
a la Sociedad del Maipo en sus juicios internos (capacidad que toma el
nombre, en Chile, de árbitro arbitrador). Teniendo con ello,
aparentemente, un nivel de autonomía jurídico que sólo lograría el
tribunal de la huerta de Valencia a partir de 1985 (Giménez y Palerm,
2007).
Jueces de agua 253

En el siglo XIX --en que tiene gran crecimiento la superficie de riego,


aunado a la sequía que se presenta, según Figueroa (1993), hacia fines
de siglo- las disputas entre usuarios se resolvían acudiendo ante un
juez para nombrar un juez de aguas, en el caso de compartir una
misma bocatoma, o un juez de río, en el caso de usuarios sobre un
mismo río (Donoso, 2003; Diagnóstico, 1999; Puig, 1998; Figueroa,
1993)6. Estrategia similar a la que se sigue actualmente en Montana,
Estados Unidos7.
En 1908, con la Ley núm. 2139, se legisla sobre las organizaciones de
regantes que comparten una misma bocatoma. El abogado de la
Sociedad del Canal de Maipo utiliza los estatutos de esa Sociedad para
la legislación sobre Asociaciones de Canalistas que daría a los
usuarios de una misma toma una asociación con personalidad jurídica
y capacidad de árbitro arbitrador (Diagnóstico, 1999; Obando, 2005).
Como se señala en Diagnóstico (1999: 19): “Esta ley entregó a la
competencia de las asociaciones todo lo concerniente a la distribución
de las aguas sometidas a su régimen, y sustrajo de la esfera de
atribuciones de tribunales ordinarios el conocimiento y fallo de las
cuestiones que sobre el particular se suscitaran entre los miembros de
la asociación o entre éstas y dichos miembros, entregándolas al
conocimiento y fallo del directorio de la asociación, con el carácter de
árbitro arbitrador.” Cabe mencionar que en marzo de 1949 se funda la
Confederación de Canalistas de Chile (Sepúlveda et al, 1996), en
España la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de
España (FENACORE) se funda en 19558.
En 1951 con el Código de Aguas, retomando la legislación del XIX
sobre juez de río y con el giro particular chileno de conformación de
asociaciones con personalidad jurídica, se legisla sobre las juntas de
vigilancia, que daría a los usuarios de un mismo río una asociación
con personalidad jurídica y capacidad de árbitro arbitrador. A la fecha
el encargado de la distribución recibe el nombre de juez de río
(también llamado repartidor de la Junta) (Diagnóstico, 1999;
Obando, 2005).
En Chile, actualmente, tienen vigencia las asociaciones de canalistas
y las juntas de vigilancia, además existen las comunidades de aguas,
254 Aventuras con el agua

que tienen las mismas características que las asociaciones de


canalistas, pero les falta personalidad jurídica. (Diagnóstico, 1999).
Aunque, según un estudio de caso, además de la situación jurídica, las
comunidades de aguas son agrupaciones de regantes a nivel de los
canales secundarios de una Asociación de Canalistas (Sepúlveda et al,
1996).
EL CASO DE MENDOZA, ARGENTINA
El modelo de administración del agua de Mendoza es muy interesante,
ya que presenta la característica de una impresionante continuidad con
la institución de Alcalde de Aguas y por la característica de centralizar
desde 1884 la administración de toda el agua de la provincia de
Mendoza en una sola institución; aunque, al mismo tiempo, establece
administraciones por cuenca. La DGI (Dirección General de
Irrigación) administra, actualmente, unas 350,000 ha. La
centralización de la administración no debe extrañar a la luz de que el
llamado Canal del Zanjón tenía 60, 40 y 20 varas de ancho y que riega
actualmente, bajo el nombre de Canal Cacique Guaymallén, 30,000
ha. (Cano, 1941: 271; Rodríguez et al, 2006).
A diferencia de la continuidad en la administración de los ríos y
canales primarios, en la administración por los propios usuarios --las
llamadas inspecciones de cauce-- hay una importante discontinuidad,
en primer lugar por la creciente centralización de la administración a
mediados del siglo XX, en segundo lugar dado que al pretender
revitalizar la autogestión se procedió agregando o unificando las
antiguas inspecciones de cauce, lo que, cuando menos sobre papel,
implica una desaparición de las antiguas inspecciones de cauce.
La ciudad de Mendoza se funda hacia fines del siglo XVI, donde ya
había regadíos prehispánicos. Desde los primeros años de la fundación
de la ciudad de Mendoza, hacia 1566, ya se había reglamentado el uso
y cuidado de los cauces de riego, como funciones propias que debía
cumplir el Cabildo. Entre 1603 y 1606 se creó el cargo de Alcalde de
Aguas, primera autoridad encargada del riego y distribución del agua,
en los años siguientes, los españoles designaron a las demás
autoridades encargadas del riego. (González, 2006; Período colonial
..., 2005; Mendoza: Portal educativo, s/f).
Jueces de agua 255

Al inicio de la vida republicana en 1815, se nombra un regidor juez


de aguas. En 1833, se establece el Juzgado de Aguas, aparentemente
con las mismas funciones del juez regidor de aguas. En 1844 se emite
el Reglamento General de Aguas o Reglamento para el Juzgado
de Aguas (Cano, 1941; Díaz Araujo y Bertranou, 2004; Mendoza:
Portal educativo, s/f). El Juzgado General de Aguas es un:
“organismo de naturaleza un tanto indefinida ya que, si bien
asume funciones jurisdiccionales en algunos casos seguramente
para resolver pleitos entre regantes, tiene por función básica la
administración y distribución de agua, como lo revela la
existencia de un tomero.” (Coria, 2000).
Además del Reglamento para el Juzgado de Aguas, existen
reglamentos particulares, aunque también gubernamentales, para otros
poblados y acequias, como los de la Villa de San Martín, del 13 de
enero 1837; la Acequia del Rey o del Estado –actual canal Jarillar, de
noviembre de 1842 y la del canal de El Retamo de agosto de 1852
(Cano, 1941; Díaz Araujo y Bertranou, 2004).
La estructura típica de administración del agua durante el siglo XIX es
de juez de aguas, con apoyo de teniente(s) de aguas y tomeros; el
cargo de teniente corresponde al de ayudante del juez de aguas,
mientras que el cargo de tomero corresponde a los encargados de
vigilar y operar los sistemas. En Mendoza, entre 1822 y 1840, hay
reglamentos sobre las tareas y los cargos de tomero general y de
teniente general de aguas (González, 2006). Adicionalmente en los
canales secundarios (llamados hijuela) hay juez nombrado por los
propios regantes, así como tomeros pagados por los regantes.
En 1884, con la Ley de Aguas, el Juzgado General de Aguas llega a su
fin y es remplazado por el Departamento General de Aguas, que en
1895 toma el nombre de Departamento General de Irrigación y lo
encabeza el Superintendente General de Aguas9.
Aparentemente, a partir de 1884, los reglamentos “particulares”
desparecen10 y la administración del agua de la provincia de Mendoza
se centraliza en la Dirección General de Aguas; pero, al mismo
256 Aventuras con el agua

tiempo, con las subdelegaciones por cuenca hay una descentralización,


aunque,
“sólo en sentido burocrático, por la creación de las
“subdelegaciones de aguas” en casi todos los departamentos en
que la Provincia de Mendoza se divide políticamente.” (Cano,
1941; ver también Díaz Araujo y Bertranou, 2004).
La Ley de Aguas de 1884 también crea las inspecciones de cauce,
termino que designa a los regantes que comparten canales
secundarios. Las inspecciones de cauce se crean o constituyen
“ministerio legis” es decir por el solo imperativo de la ley (Pinto,
2006; Maccari, 2004).
Existe un gran énfasis en la legislación de la provincia de Mendoza
sobre la autarquía de las inspecciones de cauce, por ejemplo en la
Constitución Provincial de Mendoza de 1916:
“Artículo 187.- Las leyes sobre irrigación que dicte la
Legislatura, en ningún caso privarán a los interesados de los
canales, hijuelas y desagües, de la facultad de elegir sus
autoridades y administrar sus respectivas rentas, sin perjuicio
del control de las autoridades superiores de irrigación.”
En los escritos recientes se hace hincapié en el carácter autogestivo y
autártico de la inspecciones de cauce; y también señalan que hubo un
proceso centralizador y de desplazamiento de las inspecciones de
cauce a mediados del siglo XX (Torres, 2006; Bustos, 1997;
Mosovich, 1999; AsIC, s/f).
El énfasis en la autarquía y en un supuesto sistema participativo
parece exagerado a la luz de que el tamaño promedio de una
inspección de cauce era de unas 500 ha. o aún más pequeña según
datos de investigadores (Torres, 2006; Chambouleyron et al, s/f).
A partir de la década de 1980 inicia una “revitalización” de las
inspecciones de cauce, basado en una unificación de inspecciones de
cauce, con el objetivo manifestado de que tengan “economías de
escala” y se “profesionalicen”; unos años después, en 2000, se
propone que las inspecciones de cauce se asocien, en esta propuesta
Jueces de agua 257

cada inspección conserva sus propias características. Las inspecciones


unificadas y las asociaciones de inspecciones de cauce alcanzan las
10,000 ha. y 15,000 ha. (Chambouleyron et al, s/f; Díaz Araujo y
Bertranou, 2004; Maccari 2004; Torres, 2006; Gennari y Eisenchlas,
2006; AsIC, s/f).
EL CASO DE PERÚ
Perú tiene unas 1,200,000 ha. de riego11 Mientras en Chile y
Mendoza hay un crecimiento de la superficie, en Perú entre el siglo
XVI y el XIX la superficie de los grandes regadíos de la costa se
reduce y sólo recuperan la superficie de riego prehispánica en el siglo
XX (840,000 ha), los regadíos de la sierra se estiman en 246,000 ha.
Para Perú existe una impresionante riqueza de información que da
cuenta de la importancia de la administración de los regadíos. En esta
historia destaca que los grandes regadíos de los valles de la costa,
desde la colonia, cuentan con una administración por funcionarios
nombrados por las autoridades, primero coloniales, después
republicanas. No obstante la administración por funcionarios, hay una
importante participación de los regantes, cuando menos hasta la
década de 1960. El agua del valle se administraba como una unidad,
en este sentido como una cuenca.
La autogestión mas bien se encuentra en las comunidades
campesinas/indias de la costa y de la sierra; Oré (2005) por ejemplo
describe, para principios del siglo XX, la prolongación de un canal de
riego de la costa mediante la coordinación e inversión en trabajo de las
comunidades campesinas, sin embargo tal capacidad de ve coartada
por la Ley de Aguas de 1969 que desconoce a las autoridades
comunitarias tradicionales.
La Ley de Aguas de 1969 ha sido muy criticada por su impacto
negativo en las organizaciones tradicionales de las comunidades, tanto
de la sierra como de la costa (Gelles, 1984; Oré, 2005; GPER, 1993;
Boelens, 2003; Boelens et al, 2005).
Finalmente, en las ultimas décadas del siglo XX inicia un proceso de
retiro del Estado y de transferencia de la operación a los usuarios
(GPER, 1993).
258 Aventuras con el agua

En Perú destacan, para Lima, las ordenanzas de aguas del Virrey


Toledo (1577) que señalan se encargue a jueces de aguas la
distribución de las aguas y una Real Cédula de 5 de febrero de 1631
que ordena al cabildo limeño que no fuesen los mismos hacendados
jueces de aguas (Dougnac, 1994). Tal como ocurría en la Lima
colonial, ocurría por todo el Perú, así por ejemplo en las “Ordenanzas
sobre Caciques e Indios Principales” u “Ordenanzas de los Yndios”,
por el Doctor González de Cuenca, que fueron dictadas en la villa de
Jayanca el 29 de agosto de 156612, se señala “... yo he nombrado los
dichos alcaldes y regidores y juez de aguas y he dado la horden que
para adelante se ha de tener en la elección de los dichos oficios y al
huso y exercicio dellos y he hecho ordenancas que vos el dicho
cacique y los alcaldes y regidores y demás oficiales aveis de guardar
en el huso de los dichos oficios y cargos y ordenancas generales y a
todos los yndios de ese repartimiento...” (citado en Gómez Cumpa,
2002).
Sin embargo los dos reglamentos más relevantes y conocidos son,
para el norte del Perú, de don Antonio de Saavedra y Leiva, juez
superintendente de Aguas (y Dean de la Catedral de Trujillo) de 1699;
y, para Lima, del juez de aguas Ambrosio Cerdán de Landa y Pontero
de 1793.
En el siglo XIX se da continuidad a la legislación colonial en lo que
atañe a los juzgados privativos de aguas. En el “Archivo Digital de la
Legislación en el Perú”, en la sección correspondiente a “Legislación
del siglo XIX en el Perú” hay diversas referencias a jueces de aguas y
juzgados privativos de aguas entre 1838 y 1901 (también hay mención
de juzgado privativo de aguas en 1922); destacan, por ejemplo:
“Sobre las atribuciones del juzgado privativo de aguas (1838)”;
“Disponiendo la creación de un Juzgado Privativo de aguas para las
provincias de Chiclayo y Lambayeque (1898)” y “Creando un
Juzgado privativo de aguas y revisiones para la provincia de Trujillo
...(1901)”. Adicionalmente se puede mencionar que la Constitución
del Perú de 1839, de corta duración, señala en el Título XIV. Poder
Judicial: “Artículo 114.- Habrá tribunales y juzgados privativos para
las causas de comercio, minería, diezmos, aguas, presas y comisos. El
Jueces de agua 259

número de sus vocales, sus atribuciones y lugares en que deban


establecerse los juzgados, se determinará por una ley.”
Impresiona la continuidad de los reglamentos de Cerdán y de
Saavedra que se repiten en decretos y leyes del Perú:
1838 “Sobre las atribuciones del juzgado privativo de aguas”, 18 de
Diciembre de 1838 -- declara vigente el reglamento de
Ambrosio Cerdán y da instrucciones detalladas para el
funcionamiento del juzgado privativo de aguas y señala que
“...se cumplirá también en la parte que sea adaptable, en los
demás lugares donde haya juzgado de aguas.”
1856 “Disponiendo que el reglamento de aguas formado por el Dean
Saavedra rija en las provincias de Chiclayo y Lambayeque”,
12 de Abril de 1856.
1901 “Creando un Juzgado privativo de aguas y revisiones para la
provincia de Trujillo y estableciendo disposiciones aplicables á
la agricultura”, 2 de Marzo de 1901 --que señala que “...regirán
en la provincia de Trujillo, el Reglamento de Aguas del Dean
Saavedra, y su complementario de Santiago de Cao.”
1904 “Aprobando las ordenanzas de regadío de la comunidad de
regantes del Distrito agrícola de Santa Lucia de Madre de la
provincia de Trujillo”, 14 de febrero de 1904 --se menciona en
el Art. 5 el Reglamento del Dean Saavedra.
Es especialmente relevante en la legislación las alusiones a la
organización de la operación y mantenimiento con las menciones de
juntas de hacendados, de diputados de aguas y de tomeros, guardas,
quebradores, comisarios –y el pago de cuotas para todo ello. En la
mayoría se da por supuesto las actividades del juez de aguas. Por
ejemplo en decreto fecha 1856, simplemente se señala que, dado que
carecen de reglamento [y de juez de aguas], rija el de Saavedra y que
una comisión haga la distribución.
“Careciendo en el día las provincias de Chiclayo y Lambayeque
de un reglamento que determine el modo de distribuir las aguas
con que se riegan las haciendas y chacaras de dichas provincias,
260 Aventuras con el agua

se resuelve: que ... rija ... el reglamento formado por el Dean


Saavedra, que actualmente se observa en la provincia de Trujillo
...
(...) Comuníquese al Prefecto del departamento de la Libertad
para que disponga que una comisión compuesta de tres personas
inteligentes y honradas, que debe nombrar la Prefectura, haga la
distribución conforme a este decreto y de cuenta con el
resultado.”
El decreto de 1838 es mas extenso y, según la descripción, el juez de
aguas funciona como un supervisor de la distribución, de los
volúmenes y del mantenimiento, e impone las sanciones.
Cap. III de las limpias de los cauces y mensuras
Art. 1 Debiendo señalarse un día fijo en el año en que deban
quitarse las aguas en los valles, para hacer las limpias y los
reparos necesarios, se señala por punto general el orden
siguiente Bocanegra lo verificará el 15 de Abril, Legua, Marnga
y Magdalena el 1 de Mayo (...) por ser indudable que teniendo
entendido los hacendados el día en que con seguridad les han de
quitar las aguas, tomarán las medidas oportunas para no
experimentar perjuicios en sus sementeras.
Art. 2 La mensura general se practicará el 1 de Agosto, sin
que se admita excusa ni pretexto que entorpezca el
cumplimiento de esta disposición.
Art. 3 En el valle de Carvayllo la mensura de las tomas altas de
la quebrada se hará precisamente el día 8 de Junio.
Art. 6 Las limpias de los cauces comunes se harán con
perfección y prontitud (...) y se acordarán en junta de los
interesados y del diputado ante el juez con el objeto de que
se metodicen en la forma mas conveniente.
Cap. IV De las pensiones para las limpias y reparo de los ríos
Art. 1 Siendo indispensable subvenir a los gastos de las
limpias, guardas, tomeros, quebradores, etc., se hará un
Jueces de agua 261

prorrateo arreglado a riegos, el que se practicará ante el juez,


presentes los interesados y diputados, corriendo por cuenta y
riesgo de estos las cobranzas, con un seis por ciento de
premio, y haciéndose los pagos por mano de ellos mismos, con
cargo de presentar al fin del año sus cuentas juradas y
documentadas a las juntas que se celebraran al efecto.
Art. 2 Los proratas se cobrarán por tercias partes, entregando los
interesados la mitad en el termino que corra desde el día de la
elección hasta el de la limpia, y lo restante a los tres y seis
meses (....)
Art. 3 Todo deudor de la prorata será apremiado con cerrarle su
toma (....)
Art. 4 Se prohíbe absolutamente que los eclesiásticos puedan
desempeñar la comisión de diputado de aguas. (....)
Cap. V De las juntas de los hacendados
Art. 1 En las juntas se harán indispensablemente actas que
manifiesten los objetos, disposiciones y medidas que se han
tomado, y con ellas mismas se obligará al cumplimiento de lo
dispuesto a los respectivos interesados (....)
Art. 2 Asistirán precisamente a las juntas los hacendados y
chacareros de cada valle (...)
Art. 3 Las juntas de costumbre se verificaran anualmente
un mes antes de las limpias que quedan señaladas a cada valle;
y así dichas juntas como las demás, serán presididas por el juez ,
acordándose por votación el nombramiento de diputados y
demás dependientes. El diputado saliente con los
conocimientos que debe tener del río que ha manejado, hará por
escrito una exposición circunstanciada de su estado, del que
tienen las tomas, y de los defectos que haya advertido, para que
el diputado entrante ....
Art. 5 Es obligado el juez de aguas a subir en el río Rimas al
tiempo de la visita hasta San Pedro Mama, y en el de Chillón
hasta la Magdalena; y siempre que por algún impedimento no
262 Aventuras con el agua

pueda verificarlo, como igualmente en los valles, comisionará a


los respectivos diputados, y en su defecto a los mas inmediatos,
los que darán cuenta de cuanto hayan observado ...
Capítulo 6 Del sueldo y emolumentos del juez
Art. 1 El juez disfrutará de cien pesos que le entregará cada valle
en la visita que ha de hacer anualmente conforme al reglamento
de Cerdán ...
No obstante que la administración del agua en los grandes regadíos
está a cargo de un funcionario nombrado por las autoridades, los
textos del siglo XIX que venimos de citar, así como el texto colonial
de Cerdán (Dougnac, 1994: 427-428) señalan la participación de los
usuarios. La combinación entre participación de los regantes y
funcionario nombrado no parece haberse estudiado, sin embargo
existe referencia de las memorias presentadas por Enrique de
Guimaraes, juez privativo de aguas de la provincia de Trujillo, de
1900 a 1906.
En 1902 se publica el Código de Aguas y su Reglamento. Código
indudablemente inspirado, sino directamente tomado, de las Ley de
Aguas española de 1866 o la, bastante similar, de 1879. Se propone la
formación de Comunidades de Regantes con su jurado de riegos, así
como Sindicato general y regional. Hay cuando menos dos
Ordenanzas de comunidades de regantes, ambas de 1904. En este
proceso de implantación de Comunidades de Regantes, aparentemente
el papel de los juzgados de aguas desaparece o pierde importancia. En
efecto el Código de Aguas señala:
Art. 239 Formada la comunidad de regantes y aprobadas por el
Gobierno sus ordenanzas, cesan las atribuciones
administrativas del juez.
Art. 240 En los lugares donde las Municipalidades hubiesen
establecido arbitrios sobre el agua de riego para atender a la
conservación, administración o distribución del agua para cuyo
aprovechamiento se formen comunidades de regantes, cesarán
también estos arbitrios desde que el Gobierno aprueba las
ordenanzas de las comunidades respectivas.
Jueces de agua 263

El modelo de Comunidad de Regantes en el Perú fracasa; modelo que


por otra parte fue (es) muy exitoso en España. El fracaso se relaciona,
según el estudio de Klaren (1976), con la polarización de la tenencia
de la tierra, aunado al boom de la caña de azúcar que requiere más
agua. Según Klaren, las elecciones de puestos de autoridad en la
Comunidad de Regantes, por número de votos/ cantidad de tierra daba
siempre a los grandes hacendados el control de la comunidad de
regantes y sobre el administrador de aguas13.
La marcha atrás a la fórmula de administración del agua por
Comunidades de Regantes inicia a consecuencia de insurrecciones;
señala Basadre (1968: 165) que en 1911 “ ... con motivo de los
tropiezos y los abusos en el funcionamiento del régimen de las aguas
en los valles de la costa establecido en el Código de Aguas de 1902,
fue implantada en el departamento de Lambayeque una administración
técnica completamente independiente y extraña a la acción de los
agricultores interesados. Gran eficacia se atribuyó a esta reforma...
Más tarde se generalizó el reparto de aguas por medio de funcionarios
y técnicos...” (ver también GPER, 1993).
En 1917, con la Ley num. 2674, dan marcha atrás a nivel nacional en
la administración del agua por Comunidades de Regantes y regresan a
las formas administrativas anteriores, así el Art. 4 señala:
“La distribución de las aguas se sujetara estrictamente a los
Reglamentos de Cerdán y del Dean Saavedra en los valles que
estén actualmente regidos por ellos, o a los títulos legales, usos
y costumbres establecidos, a los acuerdos preexistentes entre los
comunes, o a las ordenanzas formuladas por las respectivas
comunidades y aprobadas por el Gobierno, en conformidad con
lo dispuesto en el Código de Aguas.”
Sin embargo no retoman la forma de juez de aguas, en su lugar la
administración toma el nombre de Comisiones Técnicos,
posteriormente llamados Administraciones Técnicas. La
administración por Comisiones Técnicas se conjunta con ensayos de
“racionalización” de los riegos y de construcción de infraestructura en
cuyo proceso ocupa un lugar destacado Charles Sutton, ingeniero
norteamericano. En los ensayos de “racionalización” relativos a
264 Aventuras con el agua

modificaciones en la distribución del agua, sin embargo,


aparentemente también tuvieron que dar marcha atrás (GPER, 1993).
Se mantiene, según la Ley de 1917, una participación de los regantes
en la administración del agua.
En 1969, con la reforma agraria y la Ley General de Aguas, cambia el
nombre de Comisión Técnica a Administración Técnica, desparecen
de la Ley las Comunidades de Regantes y los Sindicatos y en su lugar
se proponen Comisiones de Regantes (para los regantes de una común
bocatoma ó por sector de un Distrito de Riego) y Juntas de Usuarios
(para el río). Hay una expansión de la autoridad de las
Administraciones Técnicas debido a la desaparición de las haciendas,
así como por el desconocimiento de las autoridades tradicionales de
las comunidades.
La Administración Técnica tiene a su cargo un “Distrito de Riego”,
termino con el que se conoce en Perú al espacio hidráulico de una
cuenca sobre la que tiene ingerencia la Administración Técnica. La
Administración Técnica siguió a cargo de la administración de los
sistemas de riego de los valles de la costa hasta las políticas de
transferencia a los usuarios “organizados”.
BALANCE
En primer lugar, como ya señalamos, no hay un patrón de
instituciones autogestivas en Hispanoamérica. Sin embargo, en el
México colonial y decimonónico las tareas las realizaban los mismos
regantes con el respaldo del Estado en cuanto a cantidades a distribuir.
En otras regiones de Hispanoamérica el Estado jugó un papel
fundamental nombrando a las autoridades administradoras del agua
(jueces de agua), el caso de Perú parece particularmente interesante
por la participación de los usuarios en la administración.
En segundo lugar la administración de la distribución del agua entre
sistemas (una faceta de la administración de cuencas), tiene un lugar
tan importante como la administración de sistemas de riego; sin
embargo no existe una teorización sobre la administración del agua a
nivel de cuencas.
Jueces de agua 265

En tercer lugar, la autogestión no se correlaciona con el menor tamaño


de los sistemas, ello se evidencia con el caso de Chile y de España,
donde hay autogestión de sistemas de riego con 20,000 y 50,000 ha.
de riego.
En cuarto lugar, la autogestión no se correlaciona con grandes
propietarios, ello se evidencia con el caso de España y con el caso de
México, donde hay autogestión de minifundistas de sistemas de riego
de 15,000 y 20,000 ha.

NOTAS
1
Es una ley que aparentemente tuvo varias emisiones, en 1563, 1631 y 1636; Solano
(1984: 198-199), en su compilación, la reproduce en una versión de 1563.
2
Datos de superficie de riego en,
http://www.fao.org/Regional/LAmerica/paises/h2o/chile.htm;
http://www.minagri.gob.cl/noticias/detallenoticia_print.php?cod_not_p=2906;
www.iadb.org/IDBDocs.cfm?docnum=735663
3
Datos de superficie de riego en,
Informativo, Año 1, N° 3 Agosto de 2006 Publicación de la Asociación Canalistas
del Laja.
www.canalistasdellaja.cl/descargas/infor3.pdf
4
Datos de superficie de riego en,
http://www.puertasur.cl/documentos/aguas%20cuenca%20maipo/SASHCRM_FIN
AL.doc
5
Datos de superficie de riego en,
http://www.minagri.gob.cl/noticias/detallenoticia.php?noticia=78
6
La legislación del XIX a la que se hace referencia es el Código Civil (o de Bello)
de 1855, en que se trata sobre el sistema de juicios de distribución de aguas;
Ordenanza del 3 de enero de 1872; Ordenanza del 26 de abril de 1872, en estas
dos Ordenanzas se tratan problemas de escasez de agua en y atribuciones de un
funcionario que con el nombre de Juez de Aguas le estaba encomendada la
distribución y vigilancia de las aguas; Ordenanza General del 20 de diciembre de
1876, en que se establecen normas concernientes a la distribución de las aguas en
casos de aprovechamiento colectivo de las aguas públicas de riego que no se hayan
establecido por contrato de sociedad y que exista en una toma o acequia artificial;
Ley de Régimen Interior, del 23 de diciembre de 1885, y las leyes sobre
266 Aventuras con el agua

Organización y Atribuciones de las Municipalidades, del 12 de septiembre de


1887 y del 24 de diciembre de 1891; el Código de Procedimiento Civil, 28 de
agosto de 1902, que en su artículo 823 señala que el juez letrado respectivo citará a
todos los interesados para proceder a la distribución de las aguas pertenecientes a
varios dueños y conducidas por un mismo cauce natural o artificial.
7
En Montana el encargado de supervisar el buen reparto del agua, nombrado por un
juez a solicitud de los usuarios, recibe el nombre de water commissioner. Ver
http://data.opi.mt.gov/bills/mca/85/5/85-5-101.htm
8
La página de la Federación española es http://www.fenacore.org/; la Confederación
chilena aparentemente no tiene página web pero están activos en el ámbito nacional
e internacional.
9
Sin embargo el Superindendente General de Aguas está acotado: “De acuerdo al
régimen vigente desde 1905, el DGI se encuentra conformado por tres órganos
distintos y con diferentes competencias: La Superintendencia General de Irrigación,
el Honorable Tribunal Administrativo y el Honorable Consejo de Apelaciones. El
Tribunal Administrativo ostenta ciertas facultades legislativas (normas
presupuestarias, reglamentos) y de control sobre las autoridades de cauce. El
Consejo, revisa administrativamente los decisorios originales del Superintendente,
garantizando el principio de la doble instancia.” (Pinto, 2006 ).
10
Por lo menos ello parece apreciarse en la siguiente cita,”Como se advierte, el
Reglamento del Retamo ha regido el regadío de casi la mitad de la parte cultivada de
Mendoza, desde 1853, hasta 1884, y esto es lo que ha inducido a un autor a afirmar
que el riego en toda la Provincia se rigió por dicho Reglamento, olvidando la
existencia del Reglamento General de Aguas de 1844.” (Cano, 1941; Díaz Araujo y
Bertranou, 2004).
11
Datos de superficie de riego en
http://www.lamolina.edu.pe/FACULTAD/AGRICOLA/drat/web/RIEGO.doc
http://www.inia.gob.pe/boletin/boletin0013/agua.htm
www.inrena.gob.pe/irh/pdf_varios/wwd_2006/02_dma2006_arturo_cornejo.pdf
12
Es muy interesante el señalamiento de Netherly (1984: 244) sobre la continuidad
entre la época prehispánica y la colonial: “In the course of his tour, Cuenca
appointed officials from the Spanish institutional repertory to oversee the irrigation
system as jueces de aguas, but they seem to have been drawn invariably from the
indigenous elite. This suggests the retention of the former system by the
autochthonous authorities under the guise of a European institution.”
13
Klaren (1976) cita una bibliografía muy interesante de época, reportes de un juez
de aguas a principios de siglo; análisis comparado de la ley de aguas española y
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DISTRITOS DE RIEGO EN MÉXICO, ALGUNOS MITOS 1
Jacinta Palerm

INTRODUCCIÓN
Hay algunos supuestos sobre Distritos de Riego que consideramos
evidentes, así quien dice Distrito de Riego dice gran irrigación, o,
también, quién dice Distrito de Riego dice expansión de la frontera
agrícola de riego en el norte o, quien dice Distrito de Riego dice
administración por el Estado y ausencia de organización de los
regantes. Pero ¿y si estos supuestos son falsos?
Hemos supuesto que la administración por el Estado se relaciona con
la envergadura de las obras y con la falta de experiencia de los
regantes. Sin embargo si los supuestos son falsos, tenemos que re-
analizar la historia de los Distritos de Riego.
En esta presentación pretendemos abordar los tres supuestos (mitos)
sobre los Distritos de Riego, con ello pretendemos sentar las bases
para otra mirada, otro análisis de los Distritos de Riego en México.
1) MITO: LOS DISTRITOS DE RIEGO SON DE GRANDE
IRRIGACIÓN
Para empezar hay que definir cómo se puede medir el tamaño. La
propuesta de Hunt (1988) es considerar la superficie regada, aunque
esta propuesta no considera diferencias en la complejidad de la obra
hidráulica, tiene la ventaja de ser un dato accesible y fácilmente
comparable.

1
Edición original: 2008 Boletín del Archivo Histórico del Agua, año 13, núm. 38:
49-69.
278 Aventuras con el agua

En estudios comparativos se ha encontrado que sistemas con 15,000/


20,000 hectáreas de superficie de riego sistemáticamente cuentan con
personal especializado, mientras que los casos en que los mismos
regantes realizan las tareas de operación es en sistemas más pequeños
(Palerm, 2006). Las necesidades de personal especializado, es decir de
un aparato burocrático, se incrementan con el tamaño del sistema
(Vaidyanathan, 1999; Worster, 1985; Mabry, 1996).
Por lo tanto se propone considerar como grande irrigación a sistemas
con 20,000 hectáreas o más de superficie de riego, es decir tamaños en
que, hasta donde sabemos, hay requerimiento de personal
especializado. Por razones de visualizar el rango de tamaños en el
grupo de sistemas menores a las 20,000 hectáreas, se hace una
subdivisión entre mediano (5,000 a 20,000 ha) y pequeño riego
(menos de 5,000 ha).
El análisis de tamaños de Distritos de Riego se realizó con la
información publicada por SARH en 1978, debido a que aporta
información bastante detallada de la infraestructura. Con base en
SARH (1978) se consideró un universo de 72 Distritos, al excluir los
Distritos basados en bombeo de acuíferos (ver Anexo núm. 1). En este
universo, sólo 30 Distritos de Riego (41.66 %) tienen más de 20,000
ha. de riego; es decir, más de la mitad de los Distritos de Riego (42
Distritos, el 58.3 %) tienen menos de 20,000 ha. de riego (ver figura
núm. 1) y, entre ellos, 17 Distritos (el 22 % del total) tienen menos de
5,000 ha. de superficie regable (ver figura núm. 2).
Distritos de riego 279

Ahora bien, cuando se mide el tamaño del Distrito, ¿qué es lo que


significa en términos de infraestructura hidráulica? Para abordar este
280 Aventuras con el agua

aspecto, hay que considerar antes la propuesta de Hunt respecto al


tamaño ¿de qué? Hunt (1988) propone que se considere el tamaño del
sistema de riego, definido como desde la bocatoma de una fuente
natural, su conducción por canales hasta las parcelas y, en su caso, el
sistema de drenaje. Esta propuesta excluye a presas de
almacenamiento. En todo caso es posible distinguir entre el espacio
hidráulico que corresponde a un sistema de riego (ver figura 3) y el
espacio hidráulico que corresponde a una presa de almacenamiento y
su área de comando que puede incluir a más de un sistema de riego
(ver figura 4). La diferencia para un dado sistema de riego en que
sobre el río, aguas arriba, haya una presa de almacenamiento es que,
en este caso, hay una necesaria centralización técnica (Vaidyanathan,
1999).
Distritos de riego 281

Para hablar de gran irrigación --y no de un agregado administrativo de


pequeñas o medianas obras, el criterio debe ser si la superficie regada
comparte una misma obra de cabecera. Sin embargo, hay Distritos de
Riego que carecen de una obra de cabecera en común, incluso hay
Distritos que no comparten el mismo río.
Si consideramos los Distritos de Riego que comparten una obra de
cabecera en común, presa de almacenamiento o presa derivadora, los
Distritos de Riego con más de 20,000 ha. de superficie, baja a 23, es
decir el 32 % de los Distritos; mientras que los Distritos que
comprenden sistemas que no rebasan las 20, 000 ha. sube a 49, es
282 Aventuras con el agua

decir el 68 % de los Distritos, y 26 Distritos (36 %) comprenden


sistemas que no rebasan las 5,000 ha. (ver figuras 5 y 6).
Distritos de riego 283

El tamaño se reduce aún más si consideramos únicamente la


superficie regada a partir de una presa derivadora (azud) sobre el río --
y no toda el área de comando de una presa -- sin embargo, con la
información existente en SARH (1978) no es posible realizar el
desagregado por sistema, ya que solo se reporta la superficie a partir
de cada obra de cabecera. Esta consideración de tamaño seguiría el
modelo de Chile y de España que ordena una organización de regantes
por bocatoma, separando la administración del río y de las presas de la
administración de los sistemas de riego. Los sistemas autogestivos de
la huerta de Valencia, por ejemplo, están en el área de comando de
presas administradas por la confederación hidrográfica; es decir, hay
una centralización técnica y una necesaria coordinación; no obstante,
en términos de ámbitos de gobierno hay una clara separación
(Giménez y Palerm, 2007; Palerm, en prensa).
Podemos concluir que los Distritos de Riego corresponden
mayormente a mediana y pequeña irrigación.
En las estrategias de la Comisión Nacional de Irrigación --y después
de la Secretaría de Recursos Hidráulicos-- usan el número de Distritos
(y no su superficie) para mostrar su mayor eficiencia administrativa
frente a la administración por otras instancia gubernamentales. SRH
(1965) señala, por ejemplo, “En esta forma, de 1934 a 1944, el Banco
operó sólo 11 Distritos de Riego y en el mismo periodo, la Comisión
Nacional de Irrigación operó 20 Distritos en su etapa inicial.” Orive
Alva (1946-a) incluso eleva a 31 los Distritos operados por la CNI
(Orive Alba, 1946-a, 1946-b; Rodríguez, 1942, 1945).
2) MITO: LOS DISTRITOS DE RIEGO FUERON, EN SU
MOMENTO, NUEVOS REGADÍOS
La diferencia entre superficie regada a principios del siglo XX y
superficie regada a fines del siglo XX, corresponde a la expansión de
la frontera agrícola de riego; de 700,000 o 2,000,000 a 6,000,000
hectáreas (Orive, 1946-b; Tamayo, 1958). Se asume que buena parte
de esta expansión se realizó a partir de la creación de la Comisión
Nacional de Irrigación en 1926 encargada de la construcción de los
Distritos de Riego.
284 Aventuras con el agua

Los regadíos de los Distritos de Riego, sin embargo, no


necesariamente originan con su decreto de creación como Distrito de
Riego. En el universo considerado de 72 Distritos de Riego, en cerca
del 25 % se ha localizado evidencia de que los regadíos
corresponden a obras de mejoramiento y ampliación de viejos
regadíos, y, en algunos casos, simplemente a viejos regadíos cuya
administración pasó a manos del Estado (figura núm. 7).

Cuadro núm. 1. Distritos de riego con antecedentes de regadíos


003 Tula
009 Valle de Juárez
010 Culiacán (antiguo canal Rosales de la Cía Irrigadora Humaya)
011 Alto Lerma
024 Ciénega de Chapala
014 río Colorado (Compañía de Terrenos y Aguas de la Baja
California S. A. o Sociedad de Irrigación y Terrenos de la Baja
California)
016 Estado de Morelos
017 Comarca Lagunera
Distritos de riego 285

019 Tehuantepec
027 Ixmiquilpan
033 edo de México (presa Solís en Temascalcingo )
041 Yaqui (Sonora, Sinaloa Irrigation Company y, después, la
Richardson Construction Co.) y 018 Colonias Yaqui
061 Zamora
096 ArroyoZarco
038 Mayo
056 Atoyac Zahuapan

Las evidencias
Para el Distrito de Riego 003 Tula, encontramos en SARH (1978
Tomo II, p. 175) la siguiente nota: “El Distrito no controla la
operación de las Juntas de Agua de Tepeji, Apaxco y Tequixquiac ...”
Peña (2004:101-103) en la investigación realizada en el Distrito de
Riego de Tula señala que hay juntas de aguas al interior del Distrito:
Tlahuelilpan, Tepeji del Río e Ixmiquilpan. Adicionalmente, existen
reglamentos de juntas de aguas que aparentemente corresponden a las
juntas mencionadas, estos reglamentos son: “Reglamento provisional
para la distribución de las aguas del río Tepeji, comprendidas entre las
presas Tachima y Requena, Hidalgo, 1927”, que incluye a Tlahuelilpa;
“Reglamento para la distribución de las aguas del río Tepejí, Hidalgo,
1935” , que incluye a Tlahuelilpa; “Reglamento para la distribución de
las aguas del río Salado, Hidalgo, 1929”, que incluye a Tlalhuelilpa;
“Reglamento para la distribución de las aguas de los manantiales El
Tepe en Ixmiquilpan, Hidalgo, 1952” (compilados en Palerm et al,
2004)
Los pueblos de Tlahuelilpa, Doxey, Atitalaquia, Tlaxcoapan, la
hacienda de Chingún, la vega de Dendo, además de mencionarse en
los reglamentos de juntas citados, aparecen en documentos del siglo
XIX: “Reglamento para la distribución de las aguas del río Salado,
Hidalgo, 1872” y “Contrato para la distribución de las aguas del río
Salado, Hidalgo, 1896”, que a su vez aluden a documentos de 1600 y
1763 (compilados en Sandré y Sánchez, ms).
286 Aventuras con el agua

Para el caso del Distrito de Riego 009 Valle de Juárez, Arteaga


(1931) señala “En el Valle de Juárez, del Estado de Chihuahua, regado
con aguas del Río Bravo del Norte, se tiene el caso típico de un
sistema de riego colectivo de gran importancia, puesto que en su
primera sección existen 1,700 propiedades con más de 7,000 hectáreas
regables, que presenta las condiciones generales descritas. (...) La
Comisión Nacional de Irrigación tiene en estudio un amplio programa
de reconstrucción de ese sistema.”
El caso de Valle de Juárez es ciertamente extraordinario ya que llegó a
tener 25,000 de riego, regadas con agua derivada del río Bravo por la
llamada Acequia Madre, sin embargo a partir de 1870 la superficie
empezó a contraerse debido a aprovechamientos aguas arriba en el río
Bravo por los Estados Unidos. El agua para el lado mexicano está
regulada por la “Convención para la Equitativa Distribución de las
Aguas del Río Grande, 1906”. Adicionalmente, no obstante la
creación del Distrito de Riego, el control sobre la red de canales del
antiguo regadío, incluyendo el control sobre la Acequia Madre, se ha
mantenido en manos de los propios usuarios (Rodríguez Haros, 2007,
Rodríguez Haros y Palerm, 2007; ver también documento compilado
en Aboites y Estrada, 2004).
Para el caso del Distrito de Riego 010 Culiacán, hay referencia de
que el antiguo canal Rosales de la Cia Irrigadora Humaya fue
construido por la iniciativa privada entre fines del siglo XIX y 1921
(Rodríguez, 1942). Para principios de la década de 1940 hay solicitud
de que no se entregue el manejo del Distrito a las sociedades de
usuarios y para fines de la década hay oficios relativos a la
organización de asociaciones de usuarios
La intervención en el Distrito de Riego 011 Alto Lerma, consiste
fundamentalmente en la construcción de dos presas del
almacenamiento, Tepuxtepec y Solís, la primera para generación de
energía hidroeléctrica, la segunda para riego. La mayor parte de los
regadíos en el Lerma ya existían. Para el caso del Distrito de Riego
011 Alto Lerma, un documento de 1932 “Formación de la Asociación
de usuarios del río Lerma y laguna de Yuriria (Laborío del Valle),
Valle de Santiago, 15 de junio de 1932”, señala que “El Laborío del
Distritos de riego 287

Valle existe por necesidad natural desde el año de 1606, en que se


hizo el reparto de sus tierras y se abrió la toma en el Río Lerma;
irrigándose desde entonces los terrenos que pueden recibir el beneficio
por gravedad, y cooperan en los gastos proporcionalmente …”
(compilados en Santos, 2006). Hay otros dos reglamentos del laborío
del valle: “Reglamento general del Laborío del Valle de Santiago,
Guanajuato, 1916” y “Reglamento para la distribución interior de las
aguas del canal del Laborío del Valle de Santiago, Guanajuato, 1930”
(compilados en Palerm et al, 2004). Adicionalmente hay documentos
de 1780 y 1850 sobre la organización de regantes del laborío
(compilados en Sandré y Sánchez, ms).
Además de esta antigua organización de regantes había otras mas
comprendidas en el Distrito de Riego del Alto Lerma, sobre una de
ellas, la junta de aguas del fraccionamiento de San Cristóbal, sabemos
que tenía el cometido de “distribución de las aguas en 4,500 hectáreas
distribuidas entre 800 poseedores -que corresponden a 13 ejidos y a 50
pequeños agricultores” (Santos, 2006).
Sin embargo en 1938 se suspendió el funcionamiento de las juntas de
Aguas de Acámbaro, Salvatierra, Jaral del Progreso y Valle de
Santiago (documentos compilados en Palerm et al, 2004; Santos,
2006). El caso del Distrito de Riego del Alto Lerma es un ejemplo
temprano de la falta de paciencia de los funcionarios gubernamentales,
entre la primera queja del presidente de una de las Juntas de Aguas
(11 de noviembre, 1936) a la suspensión del funcionamiento de varias
juntas en el ámbito del Distrito (25 de febrero de 1938) transcurrió un
poco más de un año (Reguero, 1936, 1937; Serrano, 1937; Parres,
1938 compilados en Santos, 2006).
Es interesante contrastar la argumentación del documento de
suspensión del funcionamiento de la juntas --que argumenta su mal
funcionamiento; con el documento (anterior) del Jefe de Sección Ing.
Joaquín Serrano de la Comisión Nacional de Irrigación, que concluye
a favor de las juntas y en contra del gerente del Distrito de Riego.
El Acuerdo de fecha 25 de febrero de l9381, señala que se suspende el
funcionamiento de la juntas, acuerdo que se ratifica en el “Reglamento
general para el Distrito de Riego Alto Río Lerma, Michoacán, 1938”
288 Aventuras con el agua

firmado por el Presidente L. Cárdenas y por el Secretario de


Agricultura y Fomento José Parrés el 9 de agosto,
“CONSIDERANDO, que el Sistema Nacional de Riego Núm.
11 debe desarrollar con toda amplitud una acción conjunta y
eficaz para el mas eficiente aprovechamiento de las aguas,
mientras quedan terminadas las obras hidráulicas de
mejoramiento de la red irrigadora, que se están ejecutando, y
que las Juntas de Aguas citadas no estaban llenado
debidamente su cometido, por lo que el mismo Sistema
Nacional de Riego se ha visto obligado a llevar a cabo
trabajos que corresponden a las Juntas;
CONSlDERANDO, que la mayor parte de los usuarios han
estado remisos en el pago de sus cuotas, destinadas a la
erogación de los gastos que demanda la aplicación de los
Reglamentos y la conservación de las obras y no acatan las
disposiciones de las Juntas de Aguas, manifestando además
animadversión en contra del Sistema Nacional de Riego que,
para funcionar con entera regularidad y en beneficio colectivo,
se ha visto obligado a auxiliara las Juntas en el desempeño
de sus labores ... (Parres, 1938 compilado en Santos, 2006).
Sin embargo un año antes, con fecha 29 de enero de 1937, el Jefe de
Sección Ing. Joaquín Serrano había enviado un oficio resumiendo y
dando su opinión sobre la controversia entre la junta de aguas y el Jefe
del Distrito, el Ing. Salcedo –favorable a las juntas de aguas.
“Finalmente manifiesta el quejoso que la Junta de Aguas que
preside tiene bastantes problemas que resolver con la
distribución de las aguas en 4500 hectáreas distribuidas entre
800 poseedores -que corresponden a 13 ejidos y a 50 pequeños
agricultores, para que todavía el sistema de Riego No. 11
pretenda crearles nuevos problemas, que ocasionen únicamente
desconfianza y desorganización, por lo cual piden que con
urgencia se intervenga a fin de que cesen los atropellos del Ing.
Salcedo [Jefe del Distrito], manifestando sus deseos de que se
comisione a un Inspector para que en el terreno se dé cuenta del
caso.
Distritos de riego 289

“Con el escrito de queja del Sr. Reguero, vienen acta de 25 de


octubre ppdo. en la que se hace constar la resolución de los
miembros de la Junta de Aguas, de no acceder a la servidumbre
en su canal; copia del oficio que el presidente y un consejero de
la Junta dirigen al Ing. Salcedo con fecha 28 del mismo mes
dándole cuenta de la resolución que tomó la misma Junta, y
copia del oficio de contestación del citado Ingeniero, (...)
“Mi opinión sobre el particular es la siguiente:
“1.- Ni el Sistema de Riego ni la Comisión Nacional de
Irrigación tienen facultades para imponer servidumbres en obras
de propiedad particular, como lo es el canal de San Cristóbal y
su sistema de distribución, sin llenar previamente los requisitos
que para el caso previene la Ley de Aguas de Propiedad
Nacional y su Reglamento; pero debe buscarse la forma más
efectiva, por esta Dirección, para dar apoyo al Sistema y a la
Comisión, para que desarrollen el plan de irrigación, que
constituye un beneficio para la región y para la nación.
“2.- El criterio del Ing. Santos Salcedo no es correcto;
a), porque ni el acuerdo Presidencial que ordenó que quedaran
bajo el cuidado de la Comisión Nacional de Irrigación los
aprovechamientos existentes en el río, ordena que la Secretaría
delegue en la Comisión las facultades que le corresponden, ni
podría hacerse tal cosa; por lo tanto, la Comisión Nacional de
Irrigación, por conducto del Sistema de Riego No. 11 debe tener
bajo su vigilancia el aprovechamiento de las aguas del río, pero
respetando los derechos ya existentes y las disposiciones de la
Ley de Aguas, acerca de lo cual solo la Secretaría puede
resolver; y por lo mismo, los reglamentos que ha puesto en vigor
el Ing. Salcedo, en sustitución de los que la Secretaría autorizó,
carecen de valor legal, pues para tenerlo deberían haber sido
sometidos a la aprobación de la misma Secretaría;
“b), porque el Art. 222 del Reglamento de la Ley de Aguas no
previene, como lo dice el Ing. Salcedo, que las Juntas de Aguas
deben ser auxiliares, algunas veces, de la Secretaría, sino que
290 Aventuras con el agua

previene que respecto de los Reglamentos que la Secretaría


autorice para la distribución de las aguas, al ser aplicados por las
Juntas de Aguas, éstas funcionarán como Agentes del Ejecutivo,
con las atribuciones y obligaciones que el mismo artículo
determina y el Art. 79 de la misma Ley ordena que los
Reglamentos citados se aplicarán por las Juntas de Aguas y por
el hecho de oponerse a las servidumbres que he mencionado no
puede decirse que la Junta esté violando las disposiciones
legales y por ello deba aplicarse lo que ordena el Art. 225 del
Reglamento de la Ley de Aguas, que prevé el caso en que los
miembros de una Junta de Aguas haya violado preceptos legales
o cometido actos delictuosos, en cuyo caso la Secretaría, a
petición de los interesados, o cuando lo juzgue conveniente
puede mandar inspeccionar los trabajos de dichas Juntas, y si de
ello resulta que se han cometido las faltas o delitos, podrá
convocar a los usuarios para que hagan una nueva elección y
nombrar entretanto un interventor, que puede hacerse cargo, si
fuere necesario, de la aplicación del Reglamento.
“La única acusación que hay en contra de los miembros de la
Junta, es que obstrucciona la labor del Sistema de Riego, y se ha
visto ya en que consiste esta obstrucción, la cual, si bien es
cierto que es conveniente eliminar, como antes ya lo he dicho,
tiene fundamento en un derecho legalmente reconocido a favor
de los dueños del Canal de San Cristóbal, que están
representados por la Junta (...)
“También encuentro conveniente aclarar los conceptos respecto
a las facultades que cree tener, el Sr. Ing. Salcedo, en sus
funciones de Jefe del Sistema de Riego, ... Atentamente. EL
JEFE DE LA SECCION. Ing. Joaquín Serrano” (Serrano, 1937
compilado en Santos, 2006)
Para el Distrito de Riego 024 Chapala, Antonio Rodríguez (1942) en
un mapa de la República indica los Distritos operados por el BNCA,
por la CNI y por Juntas de Aguas. En el texto hace mención de los
Distritos de Riego en que la “Comisión Nacional de Irrigación ha
construido obras de mejoramiento y en los cuales supervisa y dirige
Distritos de riego 291

el funcionamiento de Juntas de Aguas ya existentes” --los Distritos


en este caso los ejemplifica con Chapala, Jalisco; Zamora, Michoacán;
y Tehuantepec, Oaxaca.
Para el Distrito de Riego 014 río Colorado (Cía Irrigadora) hay
referencia de que bajo los nombres de Compañía de Terrenos y Aguas
de la Baja California S. A. o Sociedad de Irrigación y Terrenos de la
Baja California, fue construido por la iniciativa privada (Rodríguez,
1942); todavía en 1938 una parte del Distrito seguía operado por esta
Compañía según el “Acuerdo relativo al control y organización del
Distrito de Riego Río Colorado” (publicado en el DOF, 5/12/1938 y
compilado en Palerm et al, ms).
Para el Distrito de Riego 016 Estado de Morelos, sabemos que se
crea en viejos regadíos donde había juntas de aguas, el “Acuerdo que
establece el Distrito Nacional de Riego del estado de Morelos” (DOF,
14/11/1953) señala,
“Que el Gobierno Federal por conducto de la extinta CNI y hoy
el de la SRH y alguna otras dependencias oficiales, construyó y
sigue construyendo las obras necesarias para aprovechar en
riego de terrenos las aguas de los ríos Chalma, Tembembe,
Tetlama, Apatlaco, Salado, Agua Dulce, Yautepec, Ayala,
Cuautla, Amacuzac y la barranca de Amatzimac, en el estado de
Morelos.
“Que la mayoría de los ejidatarios que aprovechan las corrientes
mencionadas se han dirigido, por conducto de sus comisarios
ejidales, a la SRH solicitando se unifique la operación, la
conservación de las obras y la distribución de las aguas
mediante la creación de un distrito nacional de riego, por lo que
teniendo en cuenta esa solicitud y con el fin de lograr un mejor y
más eficaz aprovechamiento de las corrientes de que se trata, es
conveniente agrupar en una sola unidad de operación su
aprovechamiento, para lo cual debe crearse el distrito nacional
de riego correspondiente, con facultades para distribuirlas en la
forma más equitativa y eficiente.
292 Aventuras con el agua

“Que con el fin de evitar que las aguas de las corrientes


mencionadas se utilicen en riego de terrenos que se localicen
fuera de los que deben formar el distrito al que están destinadas,
conviene establecer veda para el otorgamiento de concesiones
de aguas de las corrientes antes mencionadas.”
Es curioso, pero cuando menos los regantes del Canal de Tenango se
negaron a “agruparse en una sola unidad”, y aunque estaban
inicialmente incluidos, tampoco quedó dentro del Distrito la barranca
Amatzinac. El Ing. Lobato (1999) señaló los conflictos como razón
principal para la creación del Distrito de Riego, “en Morelos había
hechos muy violentos” y “entonces el gobierno al tener esa serie de
conflictos pues decidió intervenir.” Sin embargo, el hecho “violento”
al que aludió el Ing. Lobato, así como los regantes del canal Tenango
y los regantes del río Cuautla2 fue la muerte de un Ingeniero al caer en
uno de los sifones del canal Tenango.
Por otra parte, un informe técnico de la SARH: “Estudio para el
mejoramiento de la producción DR 016 Morelos” (SARH, 1982)
señala,
“Cuando se hizo el reparto de tierras a los campesinos, se les
entregó también las obras de riego, las que operaron en juntas de
aguas por un periodo de 35 años y fue hasta el año de 1953
cuando por acuerdo presidencial se unifican operación,
conservación y distribución de aguas, al crearse el Distrito de
Riego e interviniendo la Secretaría hasta el año de 1956 por la
resistencia que presentaron los usuarios.”
Algunos reglamentos de juntas de aguas, previos al Distrito, son para
el módulo Las Fuentes la junta de aguas de la barranca de Tetecatitla o
Agua Dulce (Guzmán, 2007); para el módulo Cuautla el Reglamento
para la distribución de las aguas de las corrientes tributarias del río
Cuautla y Cuenca del Balsas, Morelos, 1926 (comp. en Palerm et al
2004).
Para el Distrito de Riego 017 Comarca Lagunera, sabemos que se
crea en viejos regadíos. El primer reglamento bajo la ley de 1888
sobre vías generales de comunicación de 1888 se hace para el Nazas:
Distritos de riego 293

“Reglamento provisional para la distribución de las aguas del río


Nazas, 1891 (junio 24)” (Lanz Cárdenas, 1982, Palerm, 2005). A este
primer reglamento siguieron otros reglamentos para el río Nazas, para
canales del río Nazas y para el río Aguanaval: “Reglamento para la
distribución de las aguas del río Nazas, desde la presa de San
Fernando en Durango hasta la presa La Colonia en Coahuila,
Durango, 1895”; “Modificaciones al Reglamento del 15 de Junio de
1895, sobre la distribución de las aguas del río Nazas, Durango,
1909”; “Reglamento para la distribución de las aguas del río Nazas,
1930”; “Reglamento para la distribución de las aguas del río Nazas,
derivadas por el canal San Jacinto, Durango, 1936”; “Reglamento para
la distribución de las aguas del río Nazas, en la Región Lagunera de
Durango y Coahuila, Durango, 1939”; “Reglamento para la
distribución de las aguas del canal de San Jacinto, que deriva aguas
del río Nazas, Durango, 1941”; “Reglamento para la distribución de
las aguas del río Nazas, desde la presa de San Fernando en Durango
hasta los terrenos de Mayran en Coahuila, Coahuila, 1945”;
“Reglamento para la distribución de las aguas del río Nazas en el
Distrito de Riego de la región Lagunera, Coahuila, 1947”;
“Reglamento para la distribución de las aguas del río Aguanaval,
desde la salida del cañón El Realito hasta la Laguna de Viesca,
Coahuila, 1922”; “Reglamento para la distribución de las aguas del río
Aguanaval, que corresponden a los predios del llamado Cuadro de
Matamoros de la Laguna, Coahuila, 1922”; “Reglamento provisional
para la distribución de las aguas del río Aguanaval, desde el cañón El
Realito hasta el canal La Grulla, Coahuila, 1926” (compilados en
Palerm et al, 2004)
La administración por el Estado se concretó al río y, una vez
construida, a la presa de almacenamiento -- hasta 1962; y, anterior a
esta fecha y después del reparto agrario, hay diversos reglamentos de
juntas de aguas para canales que derivan aguas del Nazas y el
Aguanaval (compilados en Palerm et al, 2004). Sin embargo en 1962
se decreta la supresión de las juntas de aguas en el Distrito de Riego
de La Laguna con el “Acuerdo por el que se determina que la
Secretaría de Recursos Hidráulicos asumirá también las funciones que
ahora están a su cargo de las Juntas Locales y Jueces de Aguas del
294 Aventuras con el agua

Distrito de Riego número 17 de la Región Lagunera” (DOF,


06/01/1962) que señala,
“... de todo lo cual se deriva la necesidad imprescindible de que
exista control y disciplina unitarios en el aprovechamiento del
agua que se opera en el Distrito de Riego número diecisiete, así
como en la distribución de las aguas, en la conservación de las
obras y en la explotación de los acuíferos subterráneos, para que
sea posible lograr su mejor aprovechamiento.
“Que a causa de la organización actual de la distribución de
aguas establecidas en el reglamento expedido por la Secretaría
de Recursos Hidráulicos el 23 de octubre de 1947, las
autoridades del Distrito de Riego no pueden ejercer el control
necesario ni la dirección técnica apropiada por interferirlo la
existencia de las Juntas Locales y Jueces de Aguas, quienes
llevan a cabo la operación, distribución del agua y la
conservación de las obras dentro de sus respectivas
jurisdicciones.
“Que es indispensable para poder resolver los problemas
agrícolas económico y el mejor uso, aprovechamiento y
distribución de las aguas de los ríos Nazas y Aguanaval que la
Secretaría de Recursos Hidráulicos, por conducto del Distrito de
Riego número diecisiete de la Región Lagunera, asuma la
distribución total del agua entre los usuarios, la operación y
conservación de las obras y el control riguroso de la explotación
de los acuíferos. (...)”
La supresión de las juntas también marcó el final del uso de la técnica
de entarquinamiento en La Laguna. Según Fortis y Alhers (1999), el
éxito con el revestimiento del canal Tlahualilo en 1963, daría lugar a
que en 1966 se declarara de interés público la ejecución del Plan de
Rehabilitación de la Comarca Lagunera, que consistió en la
construcción de la presa Francisco Zarco, la construcción y
revestimiento de 226 km. de canales principales, así como 1,266 km.
de canales secundarios y otras obras. Desde la construcción de la
primera presa de almacenamiento poco después del reparto agrario, se
Distritos de riego 295

ha discutido sobre las bondades del entarquinamiento (Chairez et al,


2004, 2005, 2006; La Jornada, 2000).
Para el Distrito de Riego 019 Tehuantepec, la primera intervención se
realiza por la década de 1930; con la obra de la CNI se amplió el
regadío en unas 8,000 ha, y, aparentemente cuando menos el viejo
regadío, de 4,000 ha., siguió en manos de los regantes quizá hasta
principios de la década de 1960, década en que se construye una presa
de almacenamiento y hay una considerable ampliación de la zona de
riego –-a 51,695 ha., una ampliación que ha sido muy problemática en
términos sociales (Rodríguez, 1942; Acta, 1947; Sánchez, 1981)
El viejo regadío de Tehuantepec, según descripciones de la época
(“Acta Constitutiva y Estatutos de la Sociedad de Usuarios de las
aguas del río Tehuantepec, Oaxaca, 1940”, compilada en Palerm et al,
2004), consistía en un sistema que regaba unas 4,150 - 4,300 ha. y, tal
y como lo señalan, todo el sistema recibía el agua de una “toma
provisional denominada Mixtequilla hecha con postes y ramajes”, el
canal principal tenía 16,000 metros de largo. Tres poblados
participaban en el sistema: Tehuantepec (con los barrios Cerrito, San
Sebastián, San Jacinto, San Jerónimo, Guichivere, Bishana, Laborío,
Jalisco y Santa María) con una superficie de riego de 1,500 ha.,
Mixtequilla con 200 ha. y San Blas con 2,300 ha. El total de usuarios
era de 1,113 – 1,500. Las aguas, dicen en el documento, las venían
usando hace mucho tiempo, dan cifras como “desde hace más de 40
años según documentos que constan en esta Presidencia” y “desde
hace más de 100 años” y finalmente señalan que año con año se ha
venido ampliando.
El caso de Tehuantepec, como regadío campesino, destaca en una
historia de ampliación de los regadíos en el siglo XIX por haciendas.
Para el Distrito de Riego 027 Ixmiquilpan, el Acta de
entrega/recepción Distritos de Riego de la SRH a la SAG del 3 de
enero de 1947 señala que “Se hace constar que en este Distrito de
Riego existe la Junta de Aguas El Mayé constituida antes de la
creación del Distrito de Riego que sigue funcionando de acuerdo a la
ley de aguas en vigor.” Hasta la fecha hay una junta de aguas del
296 Aventuras con el agua

Distrito de Riego Ixmiquilpan (Acta, 1947; Rodríguez Haros, 2007;


Rodríguez Haros y Palerm, 2007).
El caso de Ixmiquilpan es peculiar, porque aunque en SARH (1978)
se reporta como Distrito, no está reportado en CNA (1999).
Funcionarios de la CNA3 afirman que Ixmiquilpan no es Distrito o, en
todo caso, es parte del Distrito de Riego 100 Alfajayucan. El caso es
que Ixmiquilpan en el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976), se
opuso a dejar entrar a los ingenieros de la Secretaría (Pacheco, 1997),
así como a otros intentos por parte del Estado de controlar el Distrito.
(Rodríguez Haros, 2007; Rodríguez Haros y Palerm, 2007).
Para el Distrito de Riego 033 edo de México, Temascalcingo, no
hay certeza, pero la sección o módulo denominado Temascalcingo
posiblemente corresponde a las obras de riego de la ex-hacienda de
Solís en el valle de Solís. En tal caso, hay un reglamento, ubicado en
el Archivo General Agrario, que no sigue los lineamientos típicos: el
“Reglamento de la Junta de Aguas del distrito de riego de Solís,
Temascalcingo, 1951” (compilado en Palerm et al, ms), en el
documento se señala que la Mesa Directiva de la Junta de Aguas se
integrará por un Consejo de Administración con su presidente,
secretario, tesorero y vocales electos entre los usuarios, así como dos
asesores técnicos, uno de la SRH y otro de la SAG. La junta de aguas
del distrito de riego de Solís está a cargo de la distribución de 5
metros cúbicos derivados del río Lerma, aguas de manantiales y aguas
almacenadas en las presas de la ex-hacienda de Solís. Es decir, la
superficie de riego debe estar cuando menos en 5,000 hectáreas.
Para el Distrito de Riego 041 Yaqui, hay referencia de que las
primeras obras las realiza la iniciativa privada entre fines del siglo
XIX y 1921 (Rodríguez, 1942), primero, la “Sonora, Sinaloa Irrigation
Company” y, después, la “Richardson Construction Co.”. El gobierno
porfiriano también intervino en la zona, a solicitud de los indios yaqui,
para construir el canal Porfirio Díaz y otras obras (Lorenzana, 2007).
Las obras en beneficio de los indios yaqui, suponemos corresponden
al Distrito de Riego 018 Colonias Yaqui.
Hay múltiples reglamentos para lo que actualmente son los Distritos
de Riego 041 y 018: “Reglamento interior para el uso y distribución
Distritos de riego 297

de las aguas del río Yaqui, otorgadas a los ejidos de Cócorit, Bácum y
San José, Sonora, 1918”; “Adiciones al reglamento para la
distribución de las aguas del río Yaqui, Sonora, 1925. [para ejidos
Cócorit, Bácum y San José]”; “Reglamento para la distribución de las
aguas del canal principal de la Compañía Constructora Richardson, S.
A., Sonora, 1909”; “Reglamento para la distribución de las aguas del
río Yaqui, derivadas por la Compañía Constructora Richardson, S. A.,
Sonora, 1911”; “Contrato de 1911 y 1922, para el aprovechamiento de
las aguas del río Yaqui, Sonora, 1911”; “Reglamento y tarifa sobre la
distribución de las aguas del río Yaqui, Sonora, 1922”; “Bases para la
reglamentación de las aguas del río Yaqui, Sonora, 1924”; y
“Reglamento interior para los usuarios de las aguas del río Yaqui,
derivadas por la compañía Richardson, Sonora, 1925” (compilados en
Palerm et al, 2004)
La organización de usuarios a nivel de canal secundario que impulsó
la Richardson, tuvo continuidad. En 1959 las organizaciones por
secciones se reconocen según Beltrán Soto (1987: 336), quién
encontró funcionando a las secciones en 1987,
“A partir del 20 de julio de 1959, en base a las facultades que
mediante acuerdo presidencial se le confirió, el Comité
Directivo del Distrito de Riego núm. 041, Río Yaqui, Sonora,
dispuso el que las secciones de riego del distrito, quedaran legal
y jurídicamente constituidas sujetándose su control y manejo a
las disposiciones contenidas en su reglamento correspondiente.”
El Yaqui es probablemente el Distrito de Riego que tiene más
referencias a la existencia de espacios administrados por los propios
regantes (León Estrada, 1964; Beltrán Soto, 1987; Mora, 1988; Trava,
1988; Palacios, 1999).
Para el Distrito de Riego 061 Zamora y para el Distrito de Riego
096 ArroyoZarco, Antonio Rodríguez (1942) en un mapa de la
república indica los Distritos operados por el BNCA, por la CNI y por
Juntas de Aguas. En el texto hace mención de los Distritos de Riego
en que la “Comisión Nacional de Irrigación ha construido obras de
mejoramiento y en los cuales supervisa y dirige el funcionamiento
de Juntas de Aguas ya existentes” --los Distritos en este caso los
298 Aventuras con el agua

ejemplifica con Chapala, Jalisco; Zamora, Michoacán; y Tehuantepec,


Oaxaca. Es posible que los Distritos correspondan respectivamente al
espacio que abarca el “Reglamento para la distribución de las aguas
del río Celio y manantiales de su cuenca, Zamora y Jacona,
Michoacán, 1927” y “Reglamento para la distribución de las aguas del
arroyo Zarco, Estado de México, 1927” (compilado en Palerm et al,
2004)
Para el Distrito de Riego 038 Río Mayo, Dozier (1963: 565, 567)
indica que una buena parte del Distrito consiste en un confuso
laberinto de viejos canales y que el canal principal margen derecha
del Distrito sólo unifica viejos laterales que fueron construidos por
iniciativa privada y que anteriormente tomaban agua directamente del
río. Los regantes de los viejos canales son “poco cooperativos” con el
Distrito y se “aferran” a sus usos y costumbres (p 565, 567).
Adicionalmente el “Reglamento para la distribución de aguas del rio
Mayo, regimen torrencial (1952)” señala canales que pasan a la
jurisdicción del Distrito de Riego, mientras otros continuan operados
por juntas de aguas (compilado en Palerm et al, 2004).
Para el Distrito de Riego 056 Atoyac Zahuapan, Alba Gónzalez
Jácome (ms) señala que en el espacio hidráulico del Distrito se
encontraban regadíos previos.
Podemos concluir que los Distritos de Riego no necesariamente
son nuevos regadíos.
Es un rasgo notable que aunque hay diversas ediciones oficiales sobre
los Distritos de Riego en México (CNI, 1940; SRH, 1953; SARH,
1978; de la Loma, 1978), los antecedentes de regadío en los Distritos
no es un dato incluido.
Por lo que hemos visto hay organizaciones de regantes en los
Distritos, algunas de las cuales lograron resistir la administración por
el Estado, otras, multiseculares, como las del Lerma fueron,
aparentemente, destruidas. A la lista de resistencia, hay que añadir el
caso de Labores Viejas, espacio no incluido en el Distrito de Riego 05
Delicias (Aboites, 1988; SARH, 1978). El estudio de Maass y
Anderson (1976) sobre las consecuencias de la construcción de gran
Distritos de riego 299

obra hidráulica --que Maass define como presas-- hubiera concluido


de manera distinta con estudios de caso de México, a como concluye a
partir de los estudios de caso de regadíos en Estados Unidos y en
España.
3) MITO: LOS DISTRITOS DE RIEGO SIEMPRE FUERON
ADMINISTRADOS POR EL ESTADO (HASTA SU RECIENTE
TRANSFERENCIA)
No sólo los Distritos de Riego incorporaron viejos regadíos,
también hubo políticas de organizar a los regantes y entregarles los
Distritos de Riego. Es sólo a partir de la Ley Federal de Aguas de
1972 que se establece que los Distritos de Riego deben ser
obligatoriamente administrados por el Estado, y ello se prolongó hasta
1992 fecha en la cual la nueva ley establece la obligatoriedad de
transferencia de la administración a los usuarios. Pero entre 1926,
fecha de la Ley Sobre Irrigación con Aguas Federales, y 1972 la
legislación fue otra.
La Ley Sobre Irrigación con Aguas Federales, 1926 señala, “Art. 13
“La explotación de las obras se sujetará a las siguientes
prescripciones: … b) Cuando se haya obtenido el reembolso del gasto
total, o cuando los propietarios hayan ejecutado directamente las
obras, se concederá la explotación a los usuarios.”
La Ley de Riegos de 1946, que sustituye a la Ley de Irrigación,
señala, “Art. 35.- “ … procurará organizar oportunamente las juntas
de aguas o asociaciones de usuarios a que finalmente debe hacerse
entrega de la operación de los Distritos ...”
Entre los primeros pasos prácticos para implementar la legislación que
señalaba la entrega de los Distritos a los regantes, están unos 5
reglamentos en los que se ordena la conformación de Asociaciones de
Regantes en los respectivos Distritos de Riego. Los reglamentos son:
“Reglamento Sistema Nacional de Riego núm. 2 Río Mante,
Tamaulipas, 1931” y “Reglamento y cuotas del servicio de aguas para
la conservación y administración de las obras “Río Mante Tamps,
1933”; “Reglamento Sistema Nacional de Riego núm. 4 Río Salado-
Coahuila-Nuevo León, Reglamento y Tarifa, 1931”; “Reglamento
300 Aventuras con el agua

para el Servicio de Distribución de Aguas del Sistema Nacional de


Riego No, 1, Presidente Calles, Río Santiago, Aguascalientes, 1933”;
“Reglamento provisional para el servicio de distribución de aguas del
Sistema Nacional de Riego núm. 9, Valle de Juárez, Chih., 1934”; y
“Reglamento para el servicio de distribución de agua en el Sistema
Nacional de Riego Núm. 5, Río Conchos Chihuahua, s/f” (compilados
en Palerm et al, 2004).
Además de organizar a los usuarios, se entregaron Distritos de Riego a
los usuarios organizados. Cabe señalar que la administración de los
Distritos estuvo en manos de tres instancias gubernamentales, la
Comisión Nacional de Irrigación y después la Secretaría de Recursos
Hidráulicos entre 1926 y 1934, en 1945 y a partir de 1951 hasta que
muta en Comisión Nacional del Agua; el Banco Nacional de Crédito
Agrícola entre 1935 y 1944 y, en ese mismo periodo y en el caso de
Distritos pequeños con predominio de ejidos, por la CNI; y,
finalmente, por la Secretaría de Agricultura y Ganadería entre 1946 y
1951 (Orive Alba, 1946-a, 1946-b; Rodríguez, 1942, 1945; Acuerdo,
1951; Ley de Riegos, 1946). Estas fechas son pertinentes en lo que se
refiere a la entrega de Distritos, ya que fueron el BNCA y la SAG las
instituciones gubernamentales que entregaron Distritos, la CNI
entregó pocos y muy pequeños. También es pertinente al considerar
que de los Distritos de Riego entregados, hay tres casos en que el
gobierno reasume la administración y es la SRH la que reasume la
administración (ver Cuadro núm. 2).
Se han logrado localizar 18 referencias de entrega de Distritos (y
además una “sección”), de estas 19 referencias, 10 corresponden a
Distritos o partes de Distritos incluidos en la relación de SARH
(1978), aunque una de ellas corresponde a aguas subterráneas; ello
representa el 12.5 % de los Distritos del universo considerado.
Distritos de riego 301

Cuadro núm. 2 Distritos de Riego entregados a los usuarios 1939-


1951
institución num. del D. de
fecha
que hace R. vigente en nombre del Distrito
entrega
la entrega SARH, (1978) 4
1939 BNCA 009 Juárez
1940 BNCA 07 El Nogal, Coah
Yucatán (dos pequeños proyectos de
1941 CNI 048(?)
bombeo de pozos)
Santa Rosa, Zacatecas (en SARH, 1978:
1941 CNI 034 unidad Santa Rosa del Distrito de Riego
Zacatecas)
1941 CNI Presa Obregón, San Luis Potosí
1941 CNI Tacámbaro, Michoacán5
1941 CNI Llanos de Uruapan, Michoacán
1941 CNI 053(?) Colima
1942 BNCA 004 Don Martín, Coahuila y Nuevo León
1942 CNI Jungapeo
La Magdalena y Ahualulco, Jal. (en
SARH, 1978: unidad Magdalena y 13-x
1943 CNI 013
unidad Ahualulco del Distrito de Riego
013 edo de Jalisco)
1947 SAG 001 Pabellón, Aguascalientes
1947 SAG Tuxpan (valle de Iguala, Guerrero)
1947 SAG 021 Tzurumútaro, Mich.
1947 SAG 056 Atoyac Zahuapan
1948 SAG 006 Palestina, Coahuila
016 El Rodeo, Mor. (en SARH, 1978:
1948 SAG 016 parte del Distrito de Riego 016 Estado de
Morelos)
Sección de Riego Cajititla del Distrito de
Riego Bajo Río Lerma (en SARH, 1978:
SAG 013
unidad 013-r Cajititlan del Distrito de
Riego 013 edo de Jalisco)
1951 SAG 012 Tijuana, Baja California

Podemos suponer que los Distritos entregados y que ya no aparecen


en las listas de Distritos, fue efectiva la entrega del Distrito; aunque,
por ejemplo, en el caso del Distrito de Riego Tijuana; la presa de este
Distrito: Abelardo Rodríguez sigue funcionando, pero aparentemente
302 Aventuras con el agua

ya no tiene finalidades de riego.


Otros Distritos entregados que siguieron apareciendo en las listas de
Distritos y para los cuales no hay acuerdo de “recoger” el Distrito, en
4 casos se ha documentado que los usuarios efectivamente siguieron
administrando el Distrito hasta la política de transferencia de la
administración de los Distritos a los regantes, tal el caso del Distrito
de Riego Santa Rosa, que administrativamente pasó a formar parte del
Distrito de Riego Zacatecas; del Distrito de Riego Valle de Juárez,
cuando menos la 1a unidad que corresponde a los viejos regadíos; del
Distrito de Riego Ixmiquilpan, en SARH (1978) se reporte este
Distrito aunque para la década de 1990 la CNA ya no reconoce a
Ixmiquilpan como Distrito de Riego, o, en todo caso, solo como
sección o unidad del Distrito de Riego 100 Alfajayucan; y, finalmente,
del Distrito de Riego Pabellón, aunque en este último caso había una
fuerte presencia de la Secretaría y después de la CNA (Rodríguez
Haros, 2007; Rodríguez Haros y Palerm, 2007).
En otros casos, aunque no se entregó el Distrito, los usuarios mismos
operaban secciones o canales, hay 8 Distritos que al interior tuvieron
organizaciones de regantes.

Cuadro num. 3 Distritos de Riego en que los usuarios organizados


operaron secciones o canales
003 Tula
010 Culiacán
014 Colorado
041 Yaqui
038 Mayo
módulo Yurécuaro del Distrito de Riego 087 Rosario-Mezquite
unidades de los Distritos de Riego 013 y 033
los canales desde las bocatomas en el Distrito de Riego 017 La
Laguna hasta 1962
Distritos de riego 303

En el Distrito de Riego 010 Culiacán, que tiene antecedentes de


regadíos, para la década de 1940 hay oficios relativos a la
organización de asociaciones de usuarios para distribuir agua a través
de los canales Rosales, Cañedo y Costa Rica; y, a principios de década
(1941), se envió solicitud de no entregar la administración del Distrito
a las sociedades de usuarios6 (AHA-Catálogo; AHA, AS, Caja 4734,
Exp. 64167 y AHA-Catálogo).
En el caso del Distrito de Riego 014 Colorado para 1964, en el
“Reglamento del distrito de riego del río Colorado” (DOF
23/07/1964), se menciona la existencia de juntas de aguas por
“secciones” y se prevé que, por decisión de la mayoría de usuarios de
una sección, se proceda a la conformación de juntas de aguas por
secciones; juntas de aguas que, a su vez serán responsables de la
operación.
El Reglamento de 1964 para el Distrito de Riego 014, asemeja al caso
del Distrito de Riego 041 El Yaqui, en que las secciones eran
administradas por los mismos regantes; para el Yaqui hay noticias de
que los regantes mantuvieron, hasta la política de transferencia, la
administración de las secciones (León Estrada, 1964; Beltrán Soto,
1987; Mora, 1988; Trava, 1988; Palacios, 1999).
En el caso del Mayo, el “Reglamento para la distribución de aguas del
rio Mayo, regimen torrencial, 1952” (comp. en Palerm et al 2004)
señala una situación en que Distrito y juntas de aguas están
imbrincados, es interesante que se señalan tomas de decisión
acordadas entre Distrito y Asamblea de Juntas de Aguas; por otra
parte todos los usuarios, incluyendo los de las juntas de aguas, deben
pagar cuotas al Distrito de Riego.
Otros casos son, por ejemplo, la operación por una junta de aguas del
módulo Yurécuaro del Distrito de Riego 087 Rosario-Mezquite
(López Castro, 2002, p. 394-395, 396, 398), diversas unidades de los
Distritos de Riego 013 y 033 y varios canales del Distrito de Riego
Tula (SARH, 1978); así como los sistemas de riego a partir de las
bocatomas del río en el Distrito de Riego La Laguna hasta 1962, fecha
en que fueron suprimidas las juntas por decreto (DOF, 06/01/1962;
ver también Lobato 1999). Finalmente la propuesta de organizar para
304 Aventuras con el agua

su entrega el Distrito de Riego 073 La Concepción (León Estrada,


1964).
El tamaño de la autogestión. Si sumamos viejos regadíos que
contaban con alguna forma de organización de regantes (17 Distritos),
Distritos en los que se impulsó la organización de regantes mediante
reglamento, incluyendo el caso de La Concepción (6 Distritos),
Distritos de Riego entregados (19 Distritos), Distritos de Riego en que
los usuarios administraban secciones o canales (9 Distritos);
descontando casos de traslapes ello hace 28 Distritos (nuevamente de
ese universo de 72 Distritos de Riego), es decir se tiene que cerca del
40 % de los Distritos tenían organizaciones de usuarios.
Adicionalmente hay autogestión en 2 Distritos de aguas subterráneas
y 9 Distritos que no están en el registro de Distritos correspondiente a
SARH (1978), entre ellos el Distrito de Riego 02 El Mante. (Ver
Anexo num. 2 Distritos de Riego con organización de regantes).

Podemos concluir que en los Distritos de Riego hubo una política


efectiva de organizar a los regantes y de que los propios regantes
administrasen todo o partes del Distrito.
Distritos de riego 305

La historia de las organizaciones de regantes en los Distritos está por


hacerse, la persistencia de organización en viejos regadíos, el éxito de
las organizaciones impulsadas desde el Estado, la resistencia de las
organizaciones de regantes frente a la expansión de la administración
por el Estado.
Pero además está por responderse a la pregunta de qué ocurrió en los
Distritos de Riego entregados. Es decir qué ocurrió en esos Distritos
entregados que al estar en la lista de Distritos de la CNA debían
obligatoriamente ser transferidos a los usuarios según la ley de aguas
de 1992. Igualmente ¿qué ocurrió en aquellas secciones o canales en
que los usuarios administraban, como en el Yaqui y en el Colorado?
En el caso de Pabellón, Juárez y Santa Rosa la administración
continuaba en manos de los usuarios antes de la transferencia
(Vázquez, 1987; Rodríguez Haros, 2007; Rodríguez Haros y Palerm,
2007), no obstante se les “transfirió” el Distrito.
Es un rasgo notable que aunque hay diversas ediciones oficiales sobre
los Distritos de Riego en México (CNI, 1940; SRH, 1953; SARH,
1978; de la Loma, 1978), la existencia de organizaciones de regantes
en los Distritos no es un dato incluido.
CONCLUSIONES
En primer lugar la política sobre Distritos no fue uniforme o de
creciente administración por el Estado, aunque en la década de 1950
hay ausencia de entrega de Distritos, en la década de 1960 hay una
reconsideración bastante seria sobre la entrega de los Distritos a los
usuarios (Hernández Terán, 1988). Además, por ejemplo, el Ing. León
Estrada (1964) propone un modelo de organización general para el
Distrito de Riego 073 con el fin de entregarse a los usuarios, o el caso
del Reglamento del Distrito de Riego del Colorado de 1964 que señala
la organización de juntas de aguas por secciones (DOF, 23/07/1964).
En segundo lugar, hay un cambio en la concepción de los ingenieros
sobre las organizaciones de usuarios, desde Herrera y Lasso (1919,
1930) que señalaba que los usuarios son buenos para administrar a
concepciones como la de que se requiere personal técnico altamente
especializado (SRH, 1965). Actualmente a pesar de la transferencia el
306 Aventuras con el agua

modelo se fundamenta en que los ingenieros son los capacitados para


administrar (operar) los Distritos, de ahí la figura requerida de gerente
técnico (Palerm, 2006).
En tercer lugar, proponemos una perspectiva que contrasta con el
escepticismo de la existencia de organizaciones de regantes efectivas
(Peña, 2001). Ha habido mucha organización de usuarios en los
Distritos, que simplemente desconocemos. Los casos que hemos
reunido probablemente no son todos y ello no incluye las
organizaciones informales o no oficiales. En la actuación de las
organizaciones de regantes probablemente la punta del iceberg son los
casos de resistencia a la administración por el Estado: Labores Viejas,
Tenango, Juárez, Ixmiquilpan.
Agradecimientos. En primer lugar al sabático realizado entre el
CIESAS y la UAE-Morelos; en segundo lugar al Archivo Histórico
del Agua.

NOTAS
1
El “Reglamento general para el Distrito de Riego Alto Río Lerma, Michoacán,
1938” señala como fecha del acuerdo sobre supresión de juntas de aguas el 11 de
enero de 1938 (compilado en Palerm et al, 2004).
2
El recuento de la muerte del Ing. por los regantes del canal Tenango (Rivas, comm.
pers. 1999) y por los regantes del río Cuautla (Pimentel Equihua, comm. pers.
1999).
3
Luis Rendón, comm. pers., 2005.
4
El signo de interrogación indica que no tenemos certeza de que sea el mismo
espacio de regadío.
5
Mencionado como “Sistema 15, Tacámbaro, Mich.” en Irrigación en México 1937,
vol. 14, p. 151.
6
Esta solicitud coincide con un acuerdo tomado por Avila Camacho en relación al
Distrito de Riego 05 Delicias, que –señala Aboites (1988:308 y ss)-- no llegó a
ejecutarse : “ACUERDO (...) “8º.- La Administración del Distrito de Riego [05
Delicias]y los colonos del mismo procederán a estudiar, en el término de 90 días, el
régimen más conveniente para el efecto de que los mismos colonos administren y
Distritos de riego 307

manejen el Sistema de Riego que el Gobierno Federal pondrá en manos de quienes


se beneficien directamente con él, sin más limitación....” (Acuerdo, 1941). El
acuerdo de Avila Camacho, por otra parte, coincide con la entrega de un grupo de
pequeños Distritos de Riego por parte de la CNI (Comisión Nacional de Irrigación)
a los usuarios.
308 Aventuras con el agua

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Distritos de riego 315

Anexo núm. 1. Tamaño de los Distritos de Riego [columna A] y tamaño


máximo de los sistemas de riego en un dado Distrito de Riego [columna
B]
menos de de 5,000 a de 10,000 a 20,000 a 49,900 50,000 a 100,000 a más de
5,000 ha. 9,900 ha. 19,900 ha. ha. 99,900 ha. 199,900 ha. 200,000 ha.
A B A B A B A B A B A B A B
088
037
009
031
055
060
027
028
044
068 073
073 016
088 056 052 024
095 068 001 009 074
046 095 094 082 086
047 046 022 085 075-A
059 047 090 008 052 043 003
049 059 109 033 022 003 086
083 034 042 057 050 110 092
060 049 039 023 006 050 004 087
056 013 008 108 096 053 035 030 005
055 024 108 039 018 043 087 110 063 107
044 045 023 029 057 020 030 004 019 011 010
027 061 029 089 061 085 053 063 037 005 075 010
028 109 094 006 034 096 013 074 107 026 017 025 075
031 083 089 090 033 082 016 075-A 038 019 092 017 041 025
021 021 045 042 001 035 020 018 026 038 011 014 014 041
Nota 1 Para realizar el cuadro se consideró lo siguiente: (a) Por tamaño
retomamos el dato de superficie regable. (b) Por sistema de riego se entiende
el espacio regado que comparte una misma obra de cabecera, frecuentemente
una presa. (c) Se excluyen los Distritos de Riego de bombeo de acuíferos,
por ejemplo 048, 051, 066, 081 (d) Para establecer la columna B, referido a
Distritos de Riego que se componen de varios sistemas de riego sin una obra
de cabecera en común, se considera el sistema de riego con mayor superficie
del Distrito en cuestión (se excluyen los sistemas basados en bombeo de
corrientes y se excluyen los pozos). Aunque en el caso de Distrito de Riego
010 se tomó la superficie total ya que es un sistema interconectado. (d) Se
utilizó la información de SARH (1978), por detallar los sistemas dentro de
un Distrito de Riego. (e) El total de Distritos analizados es de 72.
Nota 2 En negrita y subrrayado se indican Distritos de Riego con organizaciones
de usuarios y/o viejos regadíos, basados en información Anexo num. 2.
Fuente: Elaboración propia a partir de SARH, Subsecretaría de Agricultura y
Operación, Dirección General de Distritos y Unidades de Riego,
Departamento de Formulación y Control de Programas Características
de los Distritos y Unidades de Riego: Tomo I Región Noroeste y Centro
316 Aventuras con el agua

Norte, Tomo II Región Noreste, Centro II y Sureste, Tomo III Región


Centro I. Séptima edición actualizada México, D. F. 1978.

Anexo num. 2 Distritos de Riego con organización de regantes


núm Distrito de Riego reportado en
Reporte de organización de regantes
DR informes oficiales2
ACUERDO por el cual se autoriza a
la Secretaria de Agricultura y
(CNI, 1940)
Ganadería, para que entregue a la
no reportado (Obras, 1940,
Junta de Aguas de Tuxpan, Gro., las
SRH, 1953; SARH, 1978;
obras y administración del Distrito de
CNA, 1999)
Riego de la laguna del mismo nombre
(DOF, 24/04/1947)
ACUERDO que autoriza la entrega de
las obras hidráulicas ejecutadas por el
(DOF 19/01/1942)
Gobierno en el Distrito de Riego de
no reportado (Obras, 1940;
Jungapeo, Mich (DOF, 19/01/1942)
SRH, 1953; SARH, 1978;
Junta de Aguas del Distrito de Riego
CNA, 1999))
Jungapeo (ca. 1947, 1948) (AHA-
Catálogo)
ACUERDO que autoriza la entrega
del Distrito de Riego Llanos de
Uruapan, Mich., a la Junta de Aguas
(CNI, 1940)
del lugar (DOF, 18/08/1941)
no reportado (Obras, 1940;
citado como entregado en oficio de
SRH, 1953; SARH, 1978;
fecha 16 de diciembre de 1941de la
CNA, 1999)
CNI (CNI, 1941)
Se entregó Distrito de Riego (Orive
Alba,1946-a: 37)
ACUERDO que crea el Distrito de
Riego del Rio Santa Engracia (DOF, (DOF 02/04/1942)
02/04/1942) no reportado (Obras, 1940;
Junta de Aguas del Distrito de Riego SRH, 1953; SARH, 1978;
de Santa Engracia, Tamaulipas (ca. CNA, 1999)
1951) (AHA-Catálogo)
Distrito de Riego de Tacámbaro,
Mencionado como “Sistema
Mich. citado como entregado en
015, Tacámbaro, Mich.” en
oficio de fecha 16 de diciembre de
Irrigación en México 1937,
1941de la CNI (CNI, 1941)
vol. 14, p. 151.
Se entregó Distrito de Riego (Orive

2
En los informes de la CNI, SRH, SARH, CNA no necesariamente se reportan
sistemáticamente los mismos Distritos, algunos “desaparecen” del registro,
algunos vuelven a aparecer. También hay Distritos reportados en el DOF y otros
textos, que no aparecen en los informes de la CNI, SRH, SARH, CNA.
Distritos de riego 317

Alba,1946-a: 37)
Se entregó Distrito de Riego Presa
Obregón, SLP (Orive Alba,1946-a:
37)
Distrito de Riego operado por Junta (Obras, 1940)
de Aguas: P. Obregón, San Luis no reportado (SRH, 1953;
Potosí (A. Rodríguez, 1944) SARH, 1978; CNA, 1999)
citado como entregado en oficio de
fecha 16 de diciembre de 1941 de la
CNI (CNI, 1941)
Reglamento para el Servicio de
Distribución de Aguas del Sistema
Nacional de Riego No, 1, “Presidente
Calles”, Río Santiago, Aguascalientes
(1933) (Irrigación en México): se
indica organización de asociación de
regantes
ACUERDO que dispone se entregue
el Distrito de Riego de Pabellón, Ags.,
001 (SRH, 1953; SARH,
001 a la Junta de Aguas del citado Distrito
1978; CNA, 1999)
(DOF, 19/12/1947),
Distrito de Riego operado por junta de
aguas (Vázquez, 1987)
Antes de la transferencia, el Distrito
de Riego es operado por una junta de
aguas, aunque la Gerencia del Distrito
maneja la presa y parte de la
conducción (Rodríguez Haros, 2007;
Rodríguez Haros y Palerm, 2007)
Reglamento Sistema Nacional de
Riego núm 2 Río Mante, Tamaulipas:
Reglamento y Tarifa para el Servicio
de Riego (1931) (comp. en Palerm et
al, 2004): se indica organización de
asociación de regantes (Obras, 1940; SRH, 1953;
002 Reglamento y cuotas del servicio de CNA, 1999)
aguas para la conservación y no reportado (SARH, 1978)
administración de las obras “Río
Mante Tamps” (1933) (comp en
Palerm et al, 2004): se indica
organización de asociación de
regantes
En la ficha del Distrito de Riego 03
Tula, Hidalgo está la nota “El Distrito
no controla la operación de las Juntas 003 (Obras, 1940; SRH, 1953;
003
de Agua de Tepeji, Apaxco y SARH, 1978; CNA, 1999)
Tequixquiac ...” (SARH, 1978 Tomo
II, p. 175)
318 Aventuras con el agua

Juntas de Aguas al interior del Distrito


que corresponde al Valle de
Mezquital: Tlahuelilpan, Tepeji del
Río e Ixmiquilpan (Peña, 2004:101-
103)
Reglamento Sistema Nacional de
Riego núm 4 “Río Salado-Coahuila-
Nuevo León” Reglamento y Tarifa
(1931) (comp. en Palerm et al, 2004):
se indica organización de asociación
de regantes
“... se decretó con fecha 17 de marzo
de 1942, la entrega a los grupos de
usuarios ... de los canales laterales ...”
(Decreto, 1944)
ACUERDO que dispone se entregue
la administración del Distrito de
Riego de Don Martín, a la Asociación
de Regante del propio Distrito (DOF,
13/07/1946)
“... pues la administración y operación
del Canal Principal y de los laterales 004 (Obras, 1940; SRH, 1953;
004
ha sido entregada por acuerdo SARH, 1978; CNA, 1999)
presidencial a la Asociación de
Usuarios. (Acta, 1947)
Sociedad de Usuarios del Distrito de
Riego de Don Martín, 1948 (ca. 1948)
(AHA-Catálogo)
ACUERDO que dispone que el
Comité Directivo integrado por
representantes de la Secretaria de
Recursos Hidráulicos y de Agricultura
y Ganadería, reasumirá totalmente la
administración y operación de Distrito
de Riego numero 4, llamado también
Don Martín, e (DOF, 25/08/1953)
Sociedad de Usuarios del Distrito de
Riego de Don Martín, ca. 1948
(AHA-Catálogo)
Reglamento para el servicio de
distribución de agua en el Sistema
Nacional de Riego Núm. 5, Río
Conchos Chihuahua (s/f, pero anterior
005 (Obras, 1940; SRH, 1953;
005 a 1939) (comp. en Palerm et al, 2004):
SARH, 1978; CNA, 1999)
se indica organización de asociación
de regantes
En la ficha del Distrito 05 Delicias,
Chihuahua hay una nota que señala,
Distritos de riego 319

bajo el encabezado Hidrología, “ Se


derivan volúmenes para Auxilio de
10,533 Ha. Superficie no Controlada
por el Distrito para el área de
“Labores Viejas”.” (SARH 1978
Tomo I, p. 203; ver también Aboites
1988)
Sobre propuesta de entrega (Acuerdo,
1941; ver también Aboites (1988:309-
310)
ACUERDO que dispone se entregue
el Distrito de Riego de Palestina,
Coah., a la Junta de Aguas del Mismo,
para su administración, distribución
de sus aguas y conservación de las
obras (DOF, 09/04/1948)
006 (Obras, 1940; SRH, 1953;
006 ACUERDO que dispone que el
SARH, 1978; CNA, 1999)
Ejecutivo Federal reasumirá
totalmente la administración y
operación del Distrito de Riego de
Palestina, Coah., por conducto del
Comité Directivo que se integre con
este objeto (DOF, 14/06/1955)
ACUERDO que dispone que la
Secretaria de Agricultura y Ganadería
entregue el Distrito de Riego en El
Nogal, Coah., a la Junta de Aguas del
mismo (DOF, 13/12/1948)
Reglamento general para los servicios
de conservacion y operación de las
obras y distribucion de las aguas en el
Distrito de Riego de El Nogal, Coah.
[007 Río Sabinas] administrado en
fideicomiso por el Banco Nacional de 007 río Sabinas (CNI, 1940,
Credito Agricola, S. A. (31 de Agosto DOF 26/09/1933)
007 de 1940) (comp. en Palerm et al, no reportado (Obras, 1940;
2004): operación por asociación de SRH, 1953; SARH, 1978;
usuarios CNA, 1999)
“Desde hace varios años se ha
entregado económicamente la
administración de estas obras a los
Usuarios en tal forma que la
intervención administrativa se ha
reducido a una simple vigilancia por
un empleado con residencia en el
Distrito, el cual recibe órdenes del
Gerente del D de R de Palestina”
(1947) (Acta, 1947)
320 Aventuras con el agua

Reglamento provisional para el


servicio de distribución de aguas del
Sistema Nacional de Riego num 9,
Valle de Juárez, Chih. (1934) (comp.
en Palerm et al, 2004): se indica
organización de asociación de
regantes
Reglamento sobre el aprovechamiento
de las aguas en el Valle de Juárez
[Distrito de Riego 09] (3 de Marzo de
1939) (comp. en Palerm et al, 2004)
se indica organización de junta de
aguas
“Por acuerdo de la Secretaria de
Hacienda y Credito Publico contenido
en oficio 302-III-15475 de 23 de 009 (Obras, 1940; SARH,
009
octubre de 1939, la Administracion de 1978, CNA, 1999)
este Distrito fue entregado a la
Asociacion de Usuarios de cada
Unidad, en tal forma que no queda en
ese lugar en la actualidad sino una
actividad supervisora ejercida por el
Gerente del Distrito, ademas de la
atencion de la linea telefonica que por
omision no fue entregada junto con
las demas obras, a los Usuarios.”
(1947) (Acta, 1947)
La 1ª unidad, que corresponde al
antiguo regadío, es operada por una
junta de aguas (Rodríguez Haros,
2007; Rodríguez Haros y Palerm,
2007)
Distrito de Riego de Culiacán.
Solicitando no se entregue el manejo
del Distrito de Riego a las sociedades
de usuarios (ca. 1941) (AHA-
Catálogo; AHA, AS, Caja 4734, Exp.
64167 010 (Obras, 1940; SRH, 1953;
010
Distrito de Riego 010. Oficios SARH, 1978; CNA, 1999)
relativos a organización de
asociaciones de usuarios para
distribuir agua a través de los canales
Rosales, Cañedo, Costa Rica (ca.
1947, 1948) (AHA-Catálogo)
PARRES, JOSÉ Acuerdo que declara en
suspenso la actuación de las Juntas de 011 (Obras, 1940; SRH, 1953;
011
Agua del sistema nacional de riego 25 SARH, 1978; CNA, 1999)
febrero, 1938 (comp. en Santos, 2006)
Distritos de riego 321

REGLAMENTO General para el


Distrito de Riego [011] “Alto Río
Lerma”, estados de Michoacán y
Guanajuato. (1938) (comp. en Palerm
et al, 2004) El Reglamento de 1938
señala: “CONSIDERANDO que, para
que pueda, hacerse debidamente la
distribución de aguas en los terrenos
comprendidos en el Distrito de Riego
“Alto Río Lerma”, Gto. y Mich., dada
la situación que prevalece actualmente
en la zona, fué indispensable que la
Secretaría de Agricultura y Fomento,
dictase acuerdo de fecha 11 de enero
del año en curso [1938] por medio del
cual se suspendió temporalmente el
funcionamiento de las Juntas de
Aguas de Acámbaro, Salvatierra, Jaral
del Progreso y Valle de Santiago,
encargándose de tal distribución la
Comisión Nacional de Irrigación.”
ACUERDO que dispone se entregue 012 (CNI, 1940; Obras, 1940;
el Distrito de Riego de Tijuana, DOF 29/11/1940; DOF
012 B.Cfa., a la Junta de Aguas del citado 30/08/1949; SRH, 1953)
Distrito, para su administración (DOF, no reportado (SARH, 1978,
26/03/1951) CNA, 1999)
Distrito de Riego Bajo Río
ACUERDO que autoriza se entregue Lerma (SRH, 1953)
a los usuarios poseedores de las tierras 013-r unidad cajititlan Distrito
beneficiadas con las obras hidráulicas de Riego 013 edo de Jalisco
de la Sección de Riego de la Laguna (SARH, 1978)
013 de Cajititlán, Jal., el sistema unidad no reportada (CNA,
087 hidráulico correspondiente, para que 1999), posiblemnete integrado
lo administren y conserven por a Distrito de Riego Bajo Río
conducto de la Junta de Aguas ... Lerma Rosario Mezquite
jurisdicción del Distrito de Riego (DOF 29/06/1981) o 087
Bajo Río Lerma (DOF, 26/08/1949) Rosario Mezquite (CNA,
1999)
ACUERDO que ordena se organicen
los beneficiados con las obras
(Obras, 1940; SRH, 1953), 13-
llevadas a cabo en el Distrito de Riego
w unidad Magdalena y 13-x
de la Magdalena y Ahualulco, Jal., y
unidad Ahualulco del Distrito
013 formen una Junta de Aguas (...) Una
de Riego 013 edo de Jalisco
vez formada la Junta de Aguas ...,
(SARH, 1978), 013 a, 013r
procederá a entregar a la misma, las
(CNA, 1999)
obras construidas ... (DOF,
02/04/1943)
013 En la ficha del Distrito de Riego 013 013-d del Distrito de Riego
322 Aventuras con el agua

Estado de Jalisco, Unidad Belem del 013 edo de Jalisco (SARH,


Refugio (13-d) en el rubro Acuerdo 1978), 013G Belem del
presidencial que establece el Distrito, Refugio, Jalisco (CNA, 1999)
bajo el encabezado Antecedentes, se no reportado (SRH, 1953)
señala “No existe (operado por Junta
de Aguas)” (SARH, 1978 Tomo III, p.
89)
En la ficha del Distrito de Riego 013
Estado de Jalisco, Unidad Villa
013-b del Distrito de Riego
Guerrero (13-b) en el rubro Acuerdo
013 edo de Jalisco (SARH,
presidencial que establece el Distrito,
013 1978), 013Y Villa Guerrero,
bajo el encabezado Antecedentes, se
Jalisco (CNA, 1999)
señala “No existe (operado por Junta
no reportado (SRH, 1953)
de Aguas)” (SARH, 1978 Tomo III, p.
75)
Reglamento del distrito de riego del
río Colorado (DOF, 23/07/1964) se
menciona existencia juntas de aguas
014 (SRH, 1953; SARH,
014 por “secciones” y se prevee por
1978; CNA, 1999)
decisión mayoría usuarios de la
sección conformación juntas de aguas
por secciones
ACUERDO que dispone se entregue
el Distrito de Riego de El Rodeo,
Mor., a la Junta de Aguas del citado
Distrito, para su administración (DOF,
28/06/1948)
En la ficha del Distrito de Riego 016
El Rodeo 016 (Obras, 1940;
Estado de Morelos en el rubro cuotas
SRH, 1953); parte del Distrito
de riego, bajo el encabezado
de Riego 016 estado de
016 Administración se señala “$ 45.00
Morelos (SARH, 1978, CNA,
Ha/Año Junta de Aguas El Rodeo”
1999)
(SARH, 1978 Tomo II, p. 259)
En un informe técnico de 1982 se
señala “Al incorporar [al DR
Morelos] el sistema de la junta de
aguas El Rodeo en el presente año se
tiene una superficie neta regable de
34,110 ha.” (SARH, 1982, p. 9)
ACUERDO que establece el Distrito
Nacional de Riego del Estado de
Morelos (DOF, 14/11/1953)
“operaron en juntas de aguas por un
estado de Morelos 016
016 período de 35 años y fue hasta el año
(SARH, 1978, CNA, 1999)
de 1953 cuando por acuerdo
presidencial se unificaron operación,
conservación y distribución de aguas,
al crearse el Distrito de Riego e
Distritos de riego 323

interviniendo la Secretaría hasta el


año 1956 por la resistencia que
presentaron los usuarios.” (SARH,
1982: 9)
Reglamento para la distribucion de
aguas del rio Nazas en la region
lagunera de Durango y Coahuila
[Distrito de Riego 017] (DOF,
01/08/1939): canales manejados por
juntas de aguas
Reglamento para la distribución de las
aguas del rio Nazas en el Distrito de
Riego de la region Lagunera [Distrito
de Riego 017] (DOF, 25/10/1947):
canales manejados por juntas de aguas
Juntas de Aguas de diversos canales
del río Nazas (AHA-Catalogo)
017 (Obras, 1940; SRH, 1953;
017 Juntas de Aguas de diversos canales
SARH, 1978; CNA, 1999)
del río Aguanaval (AHA-Catálogo)
Reglamento para la distribución de las
aguas del canal de San Jacinto, que
deriva aguas del río Nazas, Durango
(1941) (comp. en Palerm et al, 2004)
ACUERDO por el que se determina
que la Secretaria de Recursos
Hidráulicos asumirá también las
funciones que ahora están a cargo de
las Juntas Locales y Jueces de Aguas
del Distrito de Riego numero 17 de la
Región Lagunera (DOF, 06/01/1962;
ver también Lobato 1999)
Colonias Yaqui
VIEJO REGADIO, no hay reporte (Obras, 1940, SARH, 1978;
018
organización de regantes como CNA, 1999)
Distrito de Riego
Distrito de Riego operado por Junta
de Aguas: Tehuantepec, Oaxaca (A.
Rodríguez, 1942, 1944)
“Existe una Junta de Aguas que opera
las obras existentes anteriores a la
019 (Obras, 1940; SRH, 1953;
019 construcción de la Presa de Las Pilas”
SARH, 1978; CNA, 1999)
(Acta, 1947)
“Acta Constitutiva y Estatutos de la
Sociedad de Usuarios de las aguas del
río Tehuantepec, Oaxaca, 1940”,
(comp. en Palerm et al, 2004)
021 ACUERDO que autoriza la Comisión 021 (SARH, 1978), 020d
020 Nacional de Irrigación, para que (CNA, 1999), reportado como
324 Aventuras con el agua

entregue a la Junta de Aguas de Distrito en cuadro periodo


Tzurumútaro, Mpio. de Patzcuaro, 1969-60 (de la Loma,1978)
Mich., las obras de los manantiales de no reportado (Obras, 1940;
Chapultepec y La Alberca (DOF, SRH, 1953)
07/05/1947)
D. de R. 013 de Chapala
(CNI, 1940, DOF 16/11/1957)
Distrito de Riego 013 Cienega
de Chapala o Chapala;
Distrito de Riego operado por Junta incluido en el Distrito de
024
de Aguas: Chapala, Jalisco (A. Riego Bajo Rio Lerma (Obras,
013
Rodríguez 1942, 1944) 1940)
D. de R. 024 Ciénega de
Chapala (SARH, 1978; CNA,
1999, DOF 20/04/1981)
no reportado (SRH, 1953)
Distrito de Riego Ixmiquilpan,
Hidalgo operado por junta de aguas
(Pacheco, 1997)
“Se hace constar que en este D de R
existe la Junta de Aguas El Mayé
constituida antes de la creación del D
de R que sigue funcionando de
acuerdo a la ley de aguas en vigor.” (Obras, 1940), 027 (SARH,
(1947) (Acta, 1947) 1978)
027
Antes de la transferencia, el Distrito no reportado (SRH, 1953;
de Riego es operado por una junta de CNA, 1999)
aguas (Rodríguez Haros, 2007;
Rodríguez Haros y Palerm, 2007).
Juntas de Aguas al interior del Distrito
que corresponde al Valle del
Mezquital: Tlahuelilpan, Tepeji del
Río e Ixmiquilpan (Peña, 2004:101-
103)
Oficio Aguas del dren aguas negras:
Dren Mimila de la Cd de Tulancingo,
cuya distribución a cargo Distrito de
028 Riego 028 Tulancingo ca. 1965 (SARH, 1978, CNA, 1999)
(AGA, comp. en Palerm et al ms); el
oficio señala que deberán en junta de
regantes nombrar un juez de agua
En la ficha del Distrito de Riego 033
Estado de México en el rubro de unidad Embajomuy, del
Reglamento del Distrito, bajo el Distrito de Riego 033 edo: de
033 encabezado Antecedentes, se señala Mexico (SARH, 1978)
“Vigente el [reglamento] no reportado (Obras, 1940;
correspondiente a la Junta de Aguas” SRH, 1953; CNA, 1999)
(SARH, 1978 Tomo II, p. 217)
Distritos de riego 325

Además en el rubro tipos de


aprovechamiento, bajo el encabezado
Hidrología aparece enlistado “Junta
de Aguas Embajomuy” (SARH, 1978
Tomo II, p. 217)
Reglamento de la Junta de Aguas del 033 Unidad Temascalcingo
distrito de riego de Solís, del Distrito de Riego 033 edo
Temascalcingo, 1951, edo. de México de México (DOF, 20/05/1982
033 (AGA comp. en Palerm et al ms), se y 21/05/1982), 33c (CNA,
señala en el Reglamento una Junta de 1999),
Aguas con una mesa directiva con 2 no reportado (SRH, 1953;
asesores técnicos SRH (1) y SAG (1) SARH, 1978)
Reglamento Provisional para
distribucion de las aguas almacenadas
en la presa del Distrito de Riego [034]
de Santa Rosa, Zacatecas (1941)
(comp. en Palerm et al 2004) dice
“Artículo 3/o.- La Administración de
las aguas de que se viene tratando se
hará por medio de una Junta de Aguas
que tenga a su cargo los trabajos
relativos a la misma y los de
distribución y conservación de obras
hidráulicas.”
Distrito de Riego operado por Junta
de Aguas: Santa Rosa, Zacatecas (A.
Rodríguez, 1944); (Obras, 1940; SRH, 1953),
034 En la ficha del Distrito de Riego 034 034 (SARH, 1978), 034 c
Estado de Zacatecas en el rubro Fecha (CNA, 1999)
en que se inició la operación, bajo el
encabezado Antecedentes, se señala
“Año 1939 (en junta de aguas)”
(SARH, 1978 Tomo III, p. 29)
Acuerdo presidencial entrega del
Distrito de Riego a Junta de Aguas
(DOF, 21/01/1941, copia en AHA C.
4674, Exp. 62782, fs 110)
Se entregó Distrito de Riego (Orive
Alba,1946-a: 37)
Antes de la tranferencia el Distrito es
operado por una junta de aguas
(Rodríguez Haros, 2007; Rodríguez
Haros y Palerm, 2007)
Reglamento para la distribución de
aguas del rio Mayo, regimen
038 (Obras, 1940; SRH, 1953;
038 torrencial [Distrito de Riego 038]
SARH, 1978; CNA, 1999)
(1952) (comp. en Palerm et al 2004):
diversas menciones de canales
326 Aventuras con el agua

manejados por juntas de aguas


Existencia de viejos regadíos,
anteriores a 1930 (Dozier, 1963: 565,
. 567)
Distrito de Riego del Río Yaqui,
manejado en forma mixta por la SRH
y los usuarios (León Estrada, 1964:
88)
041 (SRH, 1953; SARH,
041 Yaqui (secciones de riego a cargo de
1978; CNA, 1999)
los usuarios) (Beltrán, 1987; León
Estrada, 1964; Beltrán Soto, 1987;
Mora, 1988; Trava, 1988; Palacios,
1999)
Distrito de Riego operado por Junta
de Aguas: dos sistemas en Yucatán
(A. Rodríguez, 1944)
usuarios del Distrito de Riego de
048 edo de Yucatán (SARH,
Yucatán, referente al reglamento para
1978), 048 Ticul, Yucatán
la distribución de las aguas en
048 (CNA, 1999)
Oxkutzcab, así como a la formación
no reportado (Obras, 1940;
de la Junta de Aguas (ca. 1945)
SRH, 1953)
(AHA-Catálogo)
citado como entregado en oficio de
fecha 16 de diciembre de 1941 de la
CNI (CNI, 1941)
Distrito de Riego Hermosillo (Sonora)
Ley que Reglamenta la Distribución
de las Aguas y manejo del Sistema de
Riego de Hermosillo [en el texto se
indica como Distrito de Riego], 1949
(AGA comp. en Palerm et al ms), en
el reglamento se señala un Consejo de 051 (SARH, 1978; CNA,
051
Administración compuesto por un 1999)
presidente (gobernador del estado), el
gerente del sistema, 1 representante de
los usuarios por cada una de las 4
secciones en que se divide el sistema.
El gerente nombrado por el Consejo
de Administración.
053 Colima (DOF 22/04/1963;
Distrito de Riego de Colima citado
SARH, 1978), 053 (CNA,
como entregado en oficio de fecha 16
053 1999)
de diciembre de 1941 de la CNI (CNI,
no reportado (Obras, 1940;
1941)
SRH, 1953)
ACUERDO que dispone se entregue 056 (SARH, 1978, CNA,
el Distrito de Riego de Atoyac- 1999)
056
Zahuapan, en Tlaxcala y Puebla, a las no reportado (Obras, 1940;
Juntas de Aguas del citado Distrito y SRH, 1953)
Distritos de riego 327

de la Presa Acotzala (DOF,


19/12/1947)
JUNTA DE AGUAS del Distrito de
Riego Atoyac Zahuapan (aguas de la
barranca Pipinahuac) (AHA-
Catálogo)
ACUERDO que dispone que el
Ejecutivo Federal, por conducto de la
Secretaria de Recursos Hidráulicos,
reasume en su totalidad la
administración, operación y
conservación del Distrito de Riego
Atoyac-Zahuapan, sito entre Tlaxcala
y Puebla, así como de la Pr (DOF,
18/07/1960)
Distrito de Riego Valle de
Zamora, incluido en el Distrito
Distrito de Riego operado por Junta
de Riego Bajo Río Lerma
061 de Aguas: Zamora, Michoacán (A.
(Obras, 1940), Valle de
Rodríguez, 1942, 1944)
Zamora (SRH, 1953), 061
(SARH, 1978, CNA, 1999)
ejemplo de la organización que lleva a
cabo la SRH para entregar un distrito
de riego, con el caso del Distrito de
Riego 073 La Concepción. Se
propone unificar bajo una (SARH, 1978; CNA, 1999)
073 administración el Distrito de Riego La no reportado (DOF, Obras,
Concepción y la Junta de Aguas del 1940; SRH, 1953)
arroyo Lanzarote y, después de tres
años de operación transitoria por la
SRH, entregarlo a los usuarios (León
Estrada, 1964: 92-94)
módulo Yurécuaro del Distrito de Distrito de Riego Bajo Río
Riego Rosario-Mezquite, los riegos Lerma Rosario Mezquite
087 son controlados por una Junta de (DOF 29/06/1981), 087
Aguas (López Castro, 2002, p. 394- Rosario Mezquite (SARH,
395, 396, 398) 1978; CNA, 1999)
Arroyo Zarco
VIEJO REGADIO, no hay reporte
096 organización de regantes como
Distrito de Riego
EL RIEGO EN EL ÁRIDO NORTEÑO. LA HERENCIA
HIDRÁULICA AGRÍCOLA EN EL NORTE DE MÉXICO Y
SUROESTE DE LOS ESTADOS UNIDOS

Tomás Martínez Saldaña

INTRODUCCIÓN

El Norte novo hispano, forjado a partir de 1540 con la entrada de


Coronado a la gran pradera, era una región del tamaño de Europa y
estaba habitado por diversos grupos indígenas de muy diverso nivel
cultural. A estos se añadieron los colonos de herencia indígena,
hispana y mexicana que, al paso del tiempo, conformaron una
abigarrada población que colonizó desiertos, valles y sierras fundando
presidios, misiones, ranchos, pueblos, estancias, haciendas y ciudades
convirtiéndose colonos, rancheros, ganaderos, gambusinos, vaqueros,
abigeos, frailes, curas , soldados y militares.

La formación social y humana que acompañó a la colonización no fue


un hecho casual ni un accidente geográfico. Se encuentran en la
región restos de esa historia en espacios históricos y monumentos
hidráulicos. La región era inhóspita pero prodiga para quien la
trabajaba y en ella se escenificaron cruentas batallas entre sus
habitantes y los emigrantes venidos de fuera. Llegaron ganaderos y
pastores que se perdieron en las inmensidades del Llano Estacado y
los desolados sin fin así como humildes labradores que construyeron
las acequias en los ríos y arroyos para regar huertos y pequeños
campos de labranza. Su trabajo a la postre domeñó el árido territorio.

La expansión agrícola formó una frontera agrícola que sirvió de


baluarte por más de 300 años. El éxito de esta expansión se debió al
330 Aventuras con el agua

papel del riego tradicional que constituyo la receta del éxito. El riego
en el norte novohispano es un fenómeno desconocido. Extendido en
Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en el
territorio mexicano y Texas, Nuevo México, sur de Colorado en el
suroeste de los Estados Unidos. Este trabajo da una descripción
somera de los sistemas hidráulicos y cultivares apoyado en la
etnohistoria y a la etnografía contemporánea. La información derivada
facilita la reconstrucción de la vida material y la capacidad de
sobrevivencia de las comunidades irrigadoras1.
EL PROCESO COLONIZADOR HIDRÁULICO AGRÍCOLA
Los restos de la colonización.- Quedan rastros de la colonización,
como pequeños monumentos hidráulicos, modestas construcciones
civiles y religiosas: Apenas la traza de Guadiana, Parral, San
Bartolomé, Chihuahua, Paso del Norte y Albuquerque, recuerdan la
herencia colonial y las bellas catedrales de Guadiana y Chihuahua son
excepcionales obras de arte.

El proceso colonizador tuvo diversas etapas, la primera se dio a partir


de 1540 cuando diversas expediciones de exploradores, misioneros y
de colonizadores llegaron al corazón de la Gran Pradera, lográndose la
fundación de San Miguel del Espíritu Santo o Culiacán en el
occidente. El descubrimiento de las minas de Zacatecas acicateó la
colonización del norte novohispano pero se vio impedida por más de
cincuenta años por el formidable peligro que representaban los
indígenas chichimecas.

Las estepas desérticas como el Gran Tunal y el Desierto


Chihuahuense son el paisaje característico del norte novohispano que
se extienden hasta la gran pradera norteamericana. En esta vasta
región aparecen dos fuentes de agua que fueron focos de colonización
agrícola: los oasis norteños y la cuenca del Río Grande – Bravo.

Las diferencias de colonización.- Una vez vencida la hostilidad de los


grupos recolectores y cazadores y quedó establecido el camino hacia
el norte se empezó en forma real la colonización. Esta circunstancia
implicó elementos que caracterizaron la colonización colonizador. En
El riego en el árido norteño 331

primer lugar se modificó el proceso misionero de frailes franciscanos


y padres jesuitas, cono una visión global y dependientes de la Corona
Española, el cual fue suplantado por la administración burocrática de
los curas seculares subordinados a sus obispos, que generó un
enfrentamiento entre la utopía misionera y la administración
eclesiástica. En segundo lugar la colonización norteña de gambusinos
y criadores ganado mayor y pastorías de menor generaron conflictos
por su manejo irresponsable de pastos y bosques, provocando cambios
ecológicos irreversibles en algunas regiones. Finalmente en la región
no se pudo establecer de manera eficiente el tributo ni el trabajo
forzado. Lo que facilitó la aparición de una clase de hombres libres
desprovista de un carácter étnico, atrevida, montaraz, autónoma,
alegre y franca: el primitivo hombre de la frontera que sirvió de
soldado, campesino, gambusino, pastor y labrador.

Los Colonizadores del norte.- fueron caracterizados por


conquistadores y colonos venidos de Vizcaya, se convirtieron en los
grandes señores del norte, surgidos del éxito de la minería zacatecana
como los Ibarra y los Oñate. Un caso típico fue Francisco de Ibarra,
joven capitán, sobrino de Diego de Ibarra minero exitoso, colonizador
de la Nueva Galicia y fundador de Zacatecas. Ibarra fundó el Reino de
la Nueva Vizcaya con Guadiana como la cabecera desde donde
coordinó la expansión minera y la colonización agrícola,
estableciendo grupos en todo su territorio como Nombre de Dios,
Poanas, Analco, Indee, San Bartolomé y Mazapil: abrió caminos para
el norte, para el mar rumbo a Chiametla y para el desierto colonizando
el occidente del desierto chihuahuense.

De igual manera Juan de Oñate, hijo de Cristóbal de Oñate


conquistador de la Nueva Galicia y fundador de Zacatecas, colonizó
Nuevo México y terminando el Camino Real de Tierra Adentro que a
la postre unió México con Santa Fe.

Los herederos y soldados vascos, al servicio de los Ibarra y los Oñate,


años después ocuparon sus puesto, como fue Rodrigo del Río de la
Loza quien fue el tercer gobernador de la Nueva Vizcaya quien
estableció la colonización tlaxcalteca en el territorio neovizcaino, con
332 Aventuras con el agua

el apoyo de Francisco de Urdiñola, otro vasco colonizador de la zona


oriental quien funda Río Grande, Parras y San Esteban de la Nueva
Tlaxcala, como pueblo gemelo de Saltillo2.

Los Pueblos y Maestros Tlaxcaltecas.- Los tlaxcaltecas y sus


descendientes apoyaron la colonización desde 1540. Los tlaxcaltecas
fueron excelentes colonizadores porque en 80 años de presencia de
tecnología europea en Tlaxcala se dio una hibridización tecnológica
que cristalizó en la colonización de las cuatrocientas familias en 1591.
quienes llevaron recursos genéticos y tecnologías hidráulicas al norte3.
Esta herencia es reconocible en Parras de la Fuente (Coahuila), en
Saltillo, Santa Fe, Alburquerque donde hay evidencia de la presencia
de la tecnología hidráulica en las presas, cajas de agua y canales de
riego4.

Los tlaxcaltecas estuvieron en la caravana de Juan de Oñate al Nuevo


México. En 1604 fundaron el pueblo de San Miguel de los Naturales,
coronando una cadena de pueblos hortelanos que cubrían el Camino
Real, como Mezquitic y Tlaxcalilla en San Luis Potosí San Marcos en
Aguascalientes; Ojo Caliente, Fresnillo, Sombrerete, Chalchihuites en
Zacatecas; Nombre de Dios, Guadiana , Santa María del Río, Cinco
Señores, hoy Nazas en Durango; Santa Bárbara, Parral, San
Bartolomé, hoy Valle de Allende, Santo Niño, San Felipe, Paso del
Norte en Chihuahua; Las Cruces, Socorro, Atrisco, Alburquerque,
Alameda, Bernalillo y Santa Fe en Nuevo México5.

Colonos libres, Misiones, Pueblos.- Quizá la injusticia mas grande


que existe es el desconocimiento del grupo mas numeroso de la
colonización que fueron los colonos libres, los misioneros y los
capitanes de presidio, cuyas fundaciones existen hasta hoy en día,
caso notorio es la ciudad de Aguascalientes que nació de un modesto
presidio, así como Cd. Juárez que nació de la fundación de una
misión. Por ello la presencia de estos colonos mesoamericanos en las
zonas de riego se concluye y se adivina pero formalmente está por
estudiarse.

LOS CASOS ESTUDIADOS EN LA EXPANSIÓN


El riego en el árido norteño 333

La estrategia de pacificación que permitió la colonización del norte


novohispano se asoció a los sistemas que se generaron para que los
indígenas se integraran al proceso de expansión y este proceso
fundamentalmente fue la introducción de la agricultura
mesoamericana en el norte. Así pues no quedo otra mejor manera de
entender la presencia mesoamericana que la búsqueda del manejo del
riego a través de diversas fuentes y sobre todo del estudio de diversos
sistemas hidráulicos. Vale la pena señalar algunos casos de los
sistemas de riego que han llegado hasta nosotros y que podemos
constatar en documentos como es el caso de Saltillo, Parras, Santa Fe,
Bustamante, Mezquitic.

El uso de los privilegios tlaxcaltecas permitió fundaciones en los


lejanos pueblos del norte. La administración de la Nueva España no
puso reparos ante estos nuevos señores del norte con tal de que
colonizaran la vastedad de las tierras septentrionales, buscando que
cultivaran la tierra y produjeran fruta, hortaliza, carne, sebo y cueros
para las minas. Este trabajo era suficiente para declararlos hidalgos.
Estas fundaciones sobrevivieron y fueron las raíces de la agricultura
minería y ganadería Chihuahua y Nuevo México, extendiéndose con
el tiempo a Texas río abajo. El Paso del Norte fue un centro agrícola
importante con sus colonias; San Lorenzo, Senecú, Isleta. En el cauce
del río floreció La Junta de los Ríos hoy Ojinaga (Chihuahua) y
Presidio (Texas) donde existieron aprovechamientos hidráulicos. Y
otros pueblos como en San Juan Bautista del Río Grande, hoy Cd.
Guerrero (Coah.).

1ª.- El Paso del Norte

En la cuenca baja del Río Grande se encontraban los


aprovechamientos del Paso del Norte, la misión de Guadalupe, San
Lorenzo y otras colonias indígenas establecidas a ambas orillas de río.
Los usuarios del agua construyeron pequeños sistemas hidráulicos, en
base a derivaciones y sacas de agua, desde donde corría una acequia
madre y de ella derivaban canales, canaletas y regaderas, con las que
fundaron huertas y predios irrigados, que producían fruta, alimentos,
vinos que no eran de muy buena calidad pero que fueron registrados
334 Aventuras con el agua

por los viajeros, por los capitanes visitadores de presidios y por los
frailes predicadores y viandantes de todo tipo6.

Muchas veces los pueblos ribereños del río Bravo y sus afluentes; los
ríos Conchos, Florido, Sabinas, San Juan y Salado fueron barridos por
avenidas de aguas broncas, no quedan rastros de canales en algunas
comunidades étnicas establecidas cerca del Paso como Isleta. De igual
forma esta herencia ha desaparecido de ciudad Guerrero (Coahuila), la
a puerta del camino de Texas San Juan Bautista del Río Grande que
no pudo conservar ni su nombre. La destrucción de la herencia
agrícola e hidráulica, base de la memoria colectiva, ha sido una
constante, sus archivos no existen y sus canales quedaron sepultados
ha tiempo en Ciudad Juárez, San Lorenzo Chihuahua y El Paso,
Texas.

2ª.- La fundación de san Antonio Texas

Otras fundaciones en la zona fueron las establecidas a las orillas del


Río Pecos, el río Colorado, el Nueces y el San Antonio, el
establecimiento más importante fue este último donde se
aprovechaban sus corrientes, restableciéndose sistemas hidráulicos
conocidos hasta hoy como el sistema hidráulico de San Antonio en
pleno corazón de Texas. San Antonio se convirtió al menos durante su
período hispano y mexicano en un famoso productor de fruta, chiles,
maíz y fríjol pero que perdió su tradición con el paso de los años.
Solamente sobreviven algunos restos agrícolas e hidráulicos
respetados como un santuario7.

El estudio de la cartografía bejariana y de su arqueología moderna nos


señala que en esa región se conocía una tecnología hidráulica
semejante a la de San Esteban, sus acueductos tienen parecido a los
construidos en Parras y además la protección de estas tierras estaba
encomendada a las escuadras volantes de San José y Santiago del
Álamo. En San Antonio aparecen muchas similitudes en
aprovechamientos, canales, acequias y regaderas. Fue un ejemplo del
proceso colonizador construyendo acequias para establecer misiones,
pueblos y presidios con gran éxito. En la provincia de Texas la mayor
El riego en el árido norteño 335

parte de las fundaciones fue hecha de manera espontánea desde San


Esteban, para 1720 ya había empezado el éxodo de colonos que se
establecieron en San Antonio8.

Inclusive hubo intentos colonizadores fracasados en el cauce ribereño


entre Texas y Chihuahua y Coahuila donde no sobrevivieron los
poblados por lo lejano del territorio y por lo expuesto a los vejámenes
de los indios apaches. La expedición militar geográfica a la junta de
los ríos Conchos y Grande del Norte y al Bolsón de Mapimí en 1728 y
1749, dan una claridad meridiana para entender este rincón ignoto del
lejano norte novohispano. Hace 250 años era una tierra ignota que no
ofrecía incentivos a la colonización. Para 1880 gracias a la
penetración de los ferrocarriles se expandió el cotton belt en los llanos
de la Junta de los Ríos, hoy Ojinaga y Presidio donde se establecieron
empresas algodoneras (Rodríguez Sala, 2000).

3ª.- Sistemas de riego en Santa Fe Nuevo México

La colonización de Juan de Oñate al lejano norte se inició en


Zacatecas, cruzó Guadiana y llegó al paraje conocido como el Casco9.
El recorrido siguió por San José del Parral, Santa Bárbara y el
somontano de la Sierra Madre10. Desde su llegada impulsó la
construcción de acequias, fundó San Juan de los Caballeros donde
construyó una acequia. Para 1604 un grupo de colonos tlaxcaltecas
fundó San Miguel y de inmediato aprovechan los escurrimientos de la
sierra Sangre de Cristo. Para 1610 los fundadores de San Juan se
mudan a donde estaban los tlaxcaltecas y allí se refunda una población
mixta: El pueblo de Santa Fe, el Presidio de Santa Fe y el cercano San
Miguel, ¿que pasa a ser un barrio aledaño o pueblo? cada una de estas
fundaciones tuvo su respectiva acequia. La rebelión de los Indios
Pueblo impidió el crecimiento de esta herencia y finalmente a partir de
1690 se inicia un proceso expansivo mas estructurado11.

Para 1750 se habla de las acequias de los indios tlaxcaltecas, a quienes


se menciona como labradores productores de fruta, de pan y cazadores
de cíbolos. Hicieron fama los chiles y la carne seca de esta zona, así
como los sarapes y frazadas de lana. Para esa misma fecha ya tenían
336 Aventuras con el agua

un barrio propio, San Miguel de Analco, o San Miguel de los Indios o


de los tlaxcaltecas quizá con su gobernador y su cabildo y continuaron
viviendo hasta que se amalgamaron e integraron definitivamente a la
cultura santafeña (Arellano, 1994; Arguello, 1996; Ebright, 1996).

Los Tlaxcaltecas aprovecharon la presencia hidráulica local,


añadieron su propia tecnología y enriquecieron la flora y fauna local
con el germoplasma exitoso de otras partes de la Nueva España. No
conocemos registros posteriores de llegada de otros maestros
labradores y constructores de caños, tajos, acequias y de injertadores y
podadores pero quedan evidencias de que para 1800 llegaban maestros
tejedores de San Esteban o Saltillo hasta Santa Fe para enseñar el arte
de los sarapes. El barrio de San Miguel fue un centro importante de
expansión agrícola e hidráulica, familias del barrio de San Miguel
fundaron Truchas, Trampas y otros pueblos que sirvieron de línea
defensiva para Santa Fe. El éxito de los agricultores se baso en las dos
acequias madres construidas ex profeso para los barrios tlaxcaltecas y
el barrio español. Hicieron florecer la agricultura en las vegas, en las
tierras ribereñas y en cañadas protegidas y se adaptó a la ganadería de
ganado menor y a la caza de cíbolo, La agricultura de Santa Fe se
caracterizó por sus huertos, sus canales, la tradición de sus cofradías
de los Hermanos Penitentes y de sus mayordomos de riego y grupos
de ayuda mutua. Todavía para 1870 los herederos de los colonizadores
tlaxcaltecas continuaban su expansión en la cuenca del río Pecos, del
Río Arkansas y de Río Canadia. Estos sistemas hidráulicos
distribuidos en la región del norte de Nuevo México y sur de Colorado
y el occidente de Texas y Kansas continúan en uso con tradiciones
que recuerdan la presencia hidráulica mesoamericana del siglo
XVIII12.

La “cultura de la acequia” derivada del manejo hidráulico en Santa Fe


generó estructuras de gobierno en autoridades locales y en las
cofradías que en el caso de los Hermanos Penitentes en Santa Fe,
indican que estas comunidades conservaron en sus manos los recursos
de suelo, tierra y agua hasta épocas muy recientes. Las festividades
alrededor del agua y de los santos vinculados a ella también
conforman un elemento que señala la herencia común mesoamericana
El riego en el árido norteño 337

presente en el aprovechamiento de la fruticultura mestiza europea e


indígena compañera inseparable de los sistemas de regadío y elemento
básica para la cultura de la acequia llegada desde el siglo XVI,
acompañada por los cultivos tradicionales del maíz, el fríjol y el
chile13.
4ª.- San Esteban de la Nueva Tlaxcala y Santiago del Saltillo
El sistema de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en el nororiente de la
Nueva España, se estableció en 1591 con la llegada de 100 familias
tlaxcaltecas donde fundaron el Altepetl de San Esteban, a las orillas
del Santiago del Saltillo. El riego quedó establecido de inmediato al
aprovechar la fuente más rica de agua del norte y por la capacidad de
las tierras que se pusieron a disposición de los colonizadores, Este
modelo de agricultura intensiva se expandió a otras 19 fundaciones y a
un sinfín de lugares a donde llegaron en forma espontánea los
descendientes de los colonos de San Esteban a lo largo de 200 años.
El éxito más importante del sistema de riego norteño fue que pudo
manejar los cambios de clima y al mismo tiempo conservaba al
humedad ambiental, con ello se lograba un manejo optimo de los
recursos hidráulicos de los oasis, de las pequeñas escorrentías, de las
alfagaras y de toda fuente de agua14.

San Esteban se fundó a un lado de Santiago del Saltillo, fundación


hermana surgida en 1575 como presidio y defensa y como posta
ganadera y militar que tuvo una vida azarosa frente a las amenazas de
los nativos hasta que la colonización tlaxcalteca trajo la paz y el
desarrollo a la región. Esta fundación fue trascendental para la historia
agrícola e hidráulica y para la vida colonial del norte novohispano,
porque de aquí salieron una multitud de colonizadores a lo largo de
tres siglos. El sistema hidráulico implantado en San Esteban tuvo un
origen doble prehispánico de cultivo de anego, de chinampería, y
europeo de uso de riego intensivo tipo valenciano15.

San Esteban se puede reconstruir como asentamiento y como el


sistema hidráulico. Este abarcaba unas tres leguas cuadradas o sea un
cuadrado de unos l5 kilómetros por lado, sumando unas 5300
hectáreas en el valle de Saltillo, de las cuales 20 caballerías eran de
338 Aventuras con el agua

labor o sea unas ochocientas hectáreas y aprovechaba una gran


cantidad de corrientes de agua que permitieron la construcción de
innumerables obras hidráulicas, Inclusive en el mismo asentamiento
de San Esteban existían la acequia madre, acequias secundarias,
regaderas, presas, represas. Conformando un complejo sistema
intensivo de riego, rodeado de una espesa cortina de material
vegetativo nativo de la región: palma, nogales, nopales, huisache,
mezquites.

El área de riego en San Esteban era alimentada por lo menos por una
acequia madre que venía del manantial principal desde el Santiago del
Saltillo, a esta fuente de agua se le añadieron varias sacas de agua del
río en la zona baja, donde se construyeron diversas obras de
derivación de agua que ayudaban al sistema de riego. No se puede
cuantificar la cantidad de agua pero se señala la existencia de unos dos
bueyes de agua, el equivalente de dos metros cúbicos por segundo.
Esta cantidad de agua se utilizaba de manera muy prudente lo que
permitía el manejo de este caudal, con el ambiente generando un
microclima extremadamente productivo. De esta forma se permitía
que toda el agua fuera aprovechada y la poca que se escapaba era
recuperada de inmediato. El manejo ambiental así facilitaba que poca
cantidad de agua irrigara una amplia zona con bastante éxito. El micro
clima permitía la humedad ambiental necesaria para el cultivo y para
generar diversos pisos ecológicos que aprovechaban el suelo, el aire y
sobre todo la luz y la humedad.

Las acequias cubiertas por árboles no sufrían un calentamiento


importante en época de estiaje y en el invierno permitían que no
hubiese heladas que afectaran la zona productora. Las cortinas
existentes a la orilla de la zona irrigada y las divisiones internas
permitían que a pesar de bajas temperaturas no se helaran las cosechas
y los árboles, arbustos y plantas. La zona irrigada se asemejaba a un
enorme cuadro de ajedrez formado por múltiples cuadros protegidos
por barreras de árboles productivos de frutas, de leña o de sombra. La
orilla ofrecía una barrera múltiple tanto para el frío, como para el
polvo y los animales. Dentro del este rectángulo de múltiples cuadros
irrigados había cinco divisiones más importantes por donde circulaban
El riego en el árido norteño 339

las acequias principales y que distinguían a la población cabecera de


San Esteban de Santiago del Saltillo y a los cuatro barrios, sobreviven
el barrio de de Santa Ana, y San José; cada barrio a su vez dividía su
propiedad con otras barreras de árboles frutales a la orilla de la
acequias y canales derivadores. En San Esteban estaba ya presente la
fruticultura europea aclimatada en Tlaxcala y al mismo tiempo la
fruticultura mesoamericana como el tejocote, el Capulín, el aguacate,
habiendo desaparecido el zapote, los chicozapotes y algunas otras
variedades llevadas desde el centro de México. Además en el sistema
se añadieron variedades del desierto como el nogal y el mezquite16.

Los mapas antiguos de San Esteban Saltillo muestran que la acequia


madre pasaba por el centro de la actual ciudad y que dividía a San
Esteban de la Nueva Tlaxcala del Santiago del Saltillo. Aguas abajo
del centro al poniente se extendían los cultivares de los tlaxcaltecas.
Había además varias fuentes de agua que permitieron otros sistemas
paralelos, se aprovechó el río que atraviesa la ciudad y en el se
hicieron diversas sacas de agua y se irrigaron diversas cañadas y
bajíos cercanos a San Esteban 17.

En Saltillo no queda rastro de usos de la tuna y por el contrario la nuez


se ha vuelto dominante en el curado de vinos, en la producción de
dulces. Los huertos que fueron establecidos desde San Esteban en
varios pueblos de Coahuila, Nuevo León y Texas fueron una copia del
sistema de cultivo de Saltillo, consistente en un núcleo compacto
irrigado en forma de cuadrícula al interior protegido por barreras
contravientos y con pisos al interior de los huertos para proteger la
humedad, evitar la evaporación del agua y protección contra las
heladas.

Este proceso hizo historia donde San Esteban fue un puerto de salida
para fundaciones, colonizaciones y construcciones por más de 300
años. Aun hoy día los injertadores de San Esteban y Parras tienen
fama en el norte llevando la tecnología tradicional del manejo de
huertos heredada desde la colonia San Esteban y su colonia satélite de
Parras generaron un modelo social y cultural de expansión agrícola
mesoamericana, exitoso en base al logro tecnológico del manejo del
340 Aventuras con el agua

agua en el desierto. Este éxito fue sencillo pero muy práctico al


generar un sistema hidráulico cerrado, protegido y autosuficiente. La
tecnología era repetible, fácil de entender y al alcance de frailes,
capitales, agricultores. Con ella se realizó la colonización del norte
novohispano desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII. A partir
de entonces, se buscó que cualquier pueblo, presidio o misión contara
maestros labradores que acompañaban al ejército, a los frailes y a los
colonos. El establecimiento de un sistema seguro de riego auguraba el
éxito de las colonizaciones, de las misiones y de los presidios,
estableciendo aprovechamientos múltiples que implicaba un centro
hortícola intensivo, una zona de pastizales y talleres de
aprovechamiento de lana, de cuero, de pieles que permitían que las
pequeñas comunidades norteñas fuesen autosuficientes, seguras y auto
defendibles18.
5ª.- El caso de Guadalupe Nuevo León
Guadalupe Nuevo León, es en la actualidad un pueblo conurbado con
la ciudad de Monterrey, donde se construyó un sistema de riego
heredero de San Esteban que existió casi por trescientos años y
permitió sobrevivir a la comunidad de Guadalupe y establecerse de
forma adecuada de tal manera que sobrevivió hasta 1970 como
comunidad de regantes y productora de hortalizas. Recientemente
sucumbió ante la abalanza urbanizadora que la absorbió
convirtiéndola en parte de la gran urbe regiomontana, su pasado
hidráulico y agrícola ahora solo es recuerdo e historia, a pesar de
haber perdido su base agrícola continúa conservando su riqueza
cultural y religiosa.

Sistemas de Riego en Guadalupe Nuevo León.- Existe un documento


que nos ofrece un panorama del sistema de riego de esta comunidad
fundada en 1715 con colonos de San Esteban de la Nueva Tlaxcala,
establecida como una comunidad mixta de indígenas nativos y
colonos tlaxcaltecas. Los recursos ofrecidos por el gobernador
Francisco de Barbadillo y Vitoria permitieron darle a la comunidad un
papel como centro hidráulico,
El riego en el árido norteño 341

Nos podemos dar una idea de lo que fue Guadalupe gracias a que se
han descubierto documentos que nos señalan que para 1825 con
motivo de convalidar los derechos de agua ante las nuevas autoridades
republicanas de la naciente república mexicana se inicio un trámite
legal basado en los acuerdos del honorable congreso del estado de
Nuevo León en sesión del día 2 de julio de 1825 para que la ley de
reparto de tierras se pusiera en acción respecto del pueblo de
Guadalupe, como y cuando lo juzgara oportuno el gobierno, cuidando
de que una tercera parte se reservara para ejidos del pueblo en cuya
virtud ha dispuesto se ponga éste en ejecución a la brevedad posible.
En dicho documento se dieron instrucciones y prevenciones que
reglamentarían el reparto de tierras y aguas y bienes de las ex-
misiones de Nuevo León así como del pueblo de Guadalupe, este
proceso duro 10 años hasta que definitivamente quedó aclarado el
patrón de usuarios en 1836 (Arredondo, 2000. 4-5).

La cantidad de agua que se utilizaba así como las porciones se pueden


calcular a partir de la tradición utilizada para los repartos de este tipo,
o sea si se entregaba una porción irrigada de 20 metros de ancho por
100 de largo, se calcula que había cinco derechos en cada hectárea,
por lo cual se puede hablar de 40 hectáreas irrigadas. Esta cantidad de
hectáreas bajo riego era suficiente para alimentar una población como
lo era Monterrey en la época colonial; su expansión industrial llevo a
utilizar el agua en usos industriales y fines urbanos, el sistema
sucumbió a mediados del siglo XX.

El sistema de riego de Guadalupe presenta una distribución comunal


trascendente dividida en una distribución familiar significativa, donde
las familias extensas eran la estructura social mínima del sistema
donde los usuarios se denominaban accionistas. De acuerdo a la
información obtenida, estaban registrados en 1825 unas 196 familias
en una población de 10 000 habitantes. El agua se dividía en grupos
familiares de la siguiente manera:
342 Aventuras con el agua

Cuadro Num. 1 Distribución del riego en Guadalupe, N. L., México


en el año de 1825
Familia número de derechos de agua porcentaje %
-------------------------------------------------------------------------------------
Ramos 35 32
González 14 13
Maldonado 8 7
De Luna 6 5
Cabazos 6 5
De la Paz 6 5
García 5 4
Reyes 5 4
De Cena 4 3
Torres 3 3
Rubio 3 3
Juárez 3 3
Otras familias* 14 13
-------------------------------------------------------------------------------------
Familias registradas 112 100 %
-------------------------------------------------------------------------------------
*
Otras familias eran: De la Cruz, de los Santos, Carrazco, Noyolas, Ramírez,
gallegos, Daniel, Fuentes, De la Rosa.
Fuente: Arredondo, 2000: 26.

El manejo de agua contemplaba acciones sociales como era el cuidado


de familias encabezadas por viudas o huérfanos, quienes tenían un
tutor delante del sistema de riego. A esta población se le protegían sus
derechos de agua. Cuando no había una cabeza que los trabajara se
autorizaba su renta por alguien más y el beneficio era para la
manutención de la familia desprotegida. El tercio de agua era para el
común, para atención a los espacios comunes, para el riego de las
tierras de los santos o de la iglesia e inclusive para las tierras de la
comunidad cuyos recursos se utilizaban para el mantenimiento de las
autoridades civiles.

Los sistemas de riego de Guadalupe son quizás los más ilustrativos y


pueden ser reconstruidos desde su inicio hasta su extinción gracias a la
información de archivo y a la tradición local que conserva sus fiestas
tradicionales como la fiesta del Santo Señor de la Expiración
celebrada en las festividades estivales del l5 de agosto de cada año.
El riego en el árido norteño 343

Guadalupe es un caso emblemático repetido en otros poblados de


Nuevo León y Tamaulipas (Arredondo, 2000: 18-25).
6ª.- El caso de Monterrey Nuevo León
Es difícil imaginar a la ciudad metropolitana de Monterrey como un
pueblo hortelano, con acequias, canales y regaderas conformando un
pueblo lleno de huertas, disperso con producción frutícola y hortícola.
El hecho fue que desde su fundación de 1596 hasta 1800 su desarrollo
fue al parejo de los pueblos hortelanos basados en la tradición
agrícola, por lo que la presencia de los horticultores tlaxcaltecas fue
de vital importancia. El aprovechamiento del agua de los ojos de
Santa Lucia, el origen de su fundación, fue a través de canales de
riego, presas, represas, canales derivadores que permitió el
asentamiento semidisperso de la ciudad surgiendo por doquier huertas
y tenerías. Monterrey siguió el patrón agrícola de San Esteban ya que
varios de sus fundadores venían de allí. Se repitió el modelo agrícola
de horticultura y fruticultura intensiva que facilitaba el autoabasto de
la población y generaba autonomía administrativa. Una diferencia
local era la concentración de las matanzas y el manejo de ganados en
grandes rebaños y en mestas que implicaba el manejo de carnes,
cueros, sebos que tenían un destino comercial en los centros mineros
del centro de la Nueva España. Además desde el principio se utilizó la
cal, la arena y la baba de nopal para el enjarre, edificaciones y
cimentaciones a base de jaras, varas, troncos, muchos años después se
empezó la construcción de cal y canto.

Los reineros, habitantes del Nuevo León, también buscaron minas e


hicieron explotaciones con poco éxito. Por esto durante casi
trescientos años Monterrey en el Nuevo León tuvo un pasaje agrícola
y ganadero, surgieron haciendas y estancias de ganado mayor y menor
así como pueblos agrícolas a la vera de las serranías que facilitaban la
formación de manantiales. En ese periodo de tiempo nacieron
Hualahuises, Purificación, Santiago, Arramberri, Mina, Bustamante
entre otros pueblos repitiendo el modelo de la capital.

Monterrey fue creciendo poco a poco alrededor de los canales de riego


hasta 1750 en que empezó a transformarse en una comunidad
344 Aventuras con el agua

compacta y asentada alrededor la plaza de armas, las casas reales y de


la reciente catedral. Fueron de vital importancia las diligencias del Sr.
Obispo para adecentar la ciudad, cuyos desvelos se contrapusieron a
los intereses de las autoridades civiles. Pero a pesar de dichas
desavenencias se inició la modernización urbana del centro. A partir
de entonces se empezaron a construir puentes sobre las acequias, se
delinearon canales, y se empezó a construir en una forma reticular,
iniciándose la compactación urbana del ahora llamado barrio antiguo
en el centro de Monterrey. Para esos momentos “la ciudad se
convertía en un bosque de naranjos, aguacates y nogales que tanto
admirarían diversos cronistas años después. Además la tradición
señala a los canteros de catedral y del obispado como canteros
tlaxcaltecas, así como los hortelanos traídos de San Esteban ya que es
apabullante la presencia de la horticultura tlaxcalteca en los aguacates
y nogales. , todavía se formaron barrios como Ahualulco que al paso
de los años tan solo sobrevive su recuerdo Monterrey y su entorno
apenas recuerdan este pasado que recientemente ha sido recogido y
estudiado (Martínez Garza, 1999: 69).

En Nuevo León la colonización agrícola no se redujo a la capital,


hubo otras fundaciones en las estribaciones de la Sierra Madre
Oriental así se explica la fundación de Santa María de las Nieves del
Río Blanco y San José de Río Blanco hoy Arramberri y Zaragoza N.L
a finales del siglo XVIII, allí se establecieron colonizadores agrícolas
venidos de San Sebastián del agua de Venado y de la región de San
Luis Potosí, sabemos de la presencia temprana de nobles, técnicos y
modestos agricultores en la región, donde se repitió el modelo de
colonización vía el sistema hidráulico intensivo, aunque en Nuevo
León y Tamaulipas jamás se repite la hazaña de poner en producción
200 hectáreas como en San Esteban., eran pequeños espacios unidos
con sistemas de canales en barrancas y pequeños valles. Los patrones
de cultivo eran mucho más pequeños, protegidos con más barreras
protectoras porque el clima era más extremoso y sobre todo se
aprovechó la flora regional de manera mas intensa. Por eso la mejor
manera de entender la presencia mesoamericana que la búsqueda del
El riego en el árido norteño 345

manejo del riego a través de los acequias canales, canales y fiestas de


los pueblos19.

Don Israel Cabazos y Octavio Herrera han descubierto la huella


tlaxcalteca en toda la región neoleonesa y tamaulipeca, gracias a ellos
sabemos que señores tlaxcaltecas fundaron y colonizaron Santa Maria
del Río Blanco a finales del siglo XVIII cuya herencia hidráulica
permitió establecer sistemas de riego basados en el modelo de
agricultura con una herencia genética de frutales y granos de Europa y
Mesoamérica. La tecnología de irrigación se difundió a base de
acequias y aprovechamientos hidráulicos de manantiales y pequeñas
corrientes de agua que escurrían de la sierra madre oriental20.

Los sistemas acequieros tuvieron un enorme desarrollo en el territorio


neoleonés que en 1750 fue cedido para fundar el Nuevo Santander, en
1748 don José de Escandón colonizó el seno mexicano con cerca de
20 poblados. Su patrón de asentamiento implicaba en su traza el uso
de recursos hidráulicos mediante el manejo de fuentes de agua, así una
parte importante de las fundaciones se hicieron en las faldas de la
sierra madre oriental y las demás a las orillas de los ríos. Tuvo apoyo
de la corona para su consolidación, logrando que sus fundaciones
sobrevivieran hasta hoy en día. Estas villas mezclaron a de ganaderos,
horticultores y agricultores, y para lograr su objetivo contrató a
maestros labradores de Venado.
7ª.- El caso de San Migue Aguayo, hoy Bustamante
Otro caso representativo de pueblos acequieros es Bustamante N.L. el
antiguo San Miguel de Aguayo, población que conserva sus archivos
y documentación del siglo XVIII, así como sus sistemas hidráulicos
intactos. En Bustamante todavía se observan las obras realizadas en el
transcurso de los años, los vertedores, los partidores y los sistemas
fundados desde don Ambrosio de Llanos y Valdés, obispo de
Monterrey, casi cien años después de la fundación de San Miguel. El
sistema modernizado hoy en día irriga unas 200 hectáreas de
nogaleras en base a huertos simples, con carácter comercial y algunos
huertos donde sobreviven algunos rasgos de los huertos múltiples
donde hubo dos o tres pisos de aprovechamiento. En esta estructura
346 Aventuras con el agua

sobresalía el nivel superior formado por árboles frondosos como los


nogaleros y aguacateros con muchas ramas que generaban sombra y
permitían el paso de la luz, protegiendo el entorno ecológico y la
humedad ambiental. En un nivel intermedio estaban aguacates
pequeños, naranjos, manzanos, perones, membrillos, higueras.
Finalmente al nivel del piso se sembraba caña de azúcar, maíz, hierbas
de olor, aromáticas que se utilizaban para el autoabasto.

San Miguel con el paso de los años generó una abigarrada tradición de
aprovechamiento del agua que creo fortunas y familias pudientes,
ahora parte de esas familias detentan el agua y la han concentrado de
tal forma que los sistemas que forman buscan el mayor
aprovechamiento de los recursos contra un mínimo de inversión donde
han surgido huertos nuevos de nogales donde apenas se siembra avena
en el invierno. Se utiliza el agua para balnearios y espacios de
esparcimiento y para la producción de nuez. Este uso era opuesto a los
modelos mesoamericanos o campesinos, que implicaba usos
intensivos de trabajo como melgas de hortalizas, almácigos, así como
organización y especialización.

Estos sistemas están en proceso de desaparición y con ellos el


germoplasma que los acompañaba. Los cambios se iniciaron a
mediados del siglo XX, cuando los productos locales dejaron de ser
competitivos en los mercados de Monterrey y de la frontera, muchos
de estos huertos se volvieron espacios turísticos, habitacionales o
granjas lecheras que invirtieron en producción de forrajes pero que no
sobrevivieron a los cambios. A pesar de todo todavía hay algunos
huertos pequeños manejados familiarmente cerca de las casas
habitación. A pesar del cambio todavía es un centro de genética de
frutales que hay que aprovechar y registrar antes de su extinción.

Bustamante es una comunidad a 100 kilómetros de la ciudad de


Monterrey por la carretera a Columbia cerca de la frontera con
EE.UU., donde todavía sobreviven estructuras culturales alrededor de
la imagen del Santo señor de Tlaxcala, como cofradías, ceremoniales
del agua, danzas así como estructuras hidráulicas de uso y usufructo
de reparto y derechos de agua, pertenece a la diócesis de Nuevo
El riego en el árido norteño 347

Laredo y sigue celebrando la una festividad tradicional de las


bendiciones del agua que recuerda su origen tlaxcalteca el día 6 de
Agosto en una ceremonia donde el agua es parte sustantiva de toda la
ceremonia. San Miguel es conocido por su feria y sus tradiciones, su
Cristo, sus dulces y panes y por su gran sistema de irrigación pero ya
no como el huerto del desierto.

Bustamante representa el modelo de transformación de los pueblos


oasis del norte de México, originado en la época colonial, cuya
trascendencia e importancia se vio disminuida con el cambio
económico y el crecimiento de la ciudad de Monterrey. Inclusive
existe un grupo de académicos dedicados a su estudio quienes han
logrado que Bustamante se abra al estudio de científicos de diversas
partes del mundo (Butzer, 2001).
8ª.- El caso de Parras Coahuila
Santa María de las Parras fue fundado por una colonia tlaxcalteca en
1598 trasladada desde San Esteban de la Nueva Tlaxcala, el riego
llegó con ellos a un valle semicolonizado y se fundó un poblado, el
cual nació al igual que San Esteban - y recibió una dotación de aguas
de manos del capitán Francisco de Urdiñola, En Parras las fuentes de
agua eran escasas pero se utilizaron con mucha cuidado de tal forma
que al final se estableció un sistema donde el agua fue el elemento
integrador que sumaba el manejo ambiental y la utilización de muy
variadas plantas que generaron un sistema pluriproductivo de huertos
mixtos y complejos.

La poca disponibilidad del agua en Parras no permitió que el sistema


creciera más allá de lo que facilitaban las fuentes y no fue sino hasta
el siglo XVIII, casi 150 años después, ante los conflictos generados
por los herederos de don Francisco, ahora organizados en el
Marquesado de Aguayo que buscaban el control de todo el caudal, los
herederos de los colonos construyeron los llamados tajos, cajas de
agua que la obtenían directamente de la sierra haciendo cavidades
hasta de un kilómetro de largo. Estos tajos son llamados qanats o
galerías filtrantes las que hasta la fecha están en uso, estas galerías
requerían de mucha organización y mano de obra para su
348 Aventuras con el agua

construcción, por lo que solo por las cofradías de productores de vino


pudieron costear dicho trabajo. Estos sistemas tuvieron costos muy
altos para su construcción pero esta inversión resolvió en parte el
litigio de aguas. El manejo de agua así logrado se convirtió en una
herencia que quedó en manos de los productores tlaxcaltecas y
continúa ubicada en el barrio de San Isidro.

A pesar de los conflictos de agua los herederos tlaxcaltecas crearon


cofradías de productores de vino que tuvieron éxito, les facilitó
expandir su tecnología a otros lugares y se convirtieron en maestros
labradores, acompañando a los padres jesuitas para colonizar el Río
Nazas, y apoyados por la Corona fundaron misiones en San Pedro, La
Concha, San Juan de Casta, Baicuco. Las cuales no progresaron. Los
tlaxcaltecas continuaron siendo fieles acompañantes de los jesuitas y
así llegaron hasta San Gregorio Huexotitlan cerca de la misión de San
Pablo de los Tepehuanes en la Tarahumara Baja, llevando consigo los
sistemas agrícolas y sus trazos de acequias. Años después fundaron
San José y Santiago del álamo en 1731, de allí continúan a los Hornos,
y años después fundan San Juan Nepomuceno de la Carrera. Se
expandieron finalmente hasta A San José de Avino, la Loma, Sapioris.
A pesar de los sinsabores que Parras ha tenido en la historia como fue
el caso del enfrentamiento que tuvieron con el emperador Agustín de
Iturbide a perder su cabildo indígena. Estos aprovechamientos
hidráulicos han sobrevivido hasta hoy día en los pueblos de Viesca,
Parras, Matamoros, Jimulco en el estado de Coahuila y Villa Juárez la
Loma y Sapioris en Durango, que fueron los pilares fundadores de la
actual agricultura del río Nazas21.

Parras ha mantenido sus sistemas hidráulicos, en un registro realizado


en 1931 las obras hidráulicas que sobrevivían eran los Tajos (las
faguaras) de Zapata, de García, de Bocas, de Fernández, de Viesca, de
Seco, de Salvador, Así como los Tanques Zapata y Grande y las
Acequia el Colorado, del Perico, los manejos de agua derivados del
Arroyos del Capulín, de Bocas, de Coyotes y de las Animas.
Finalmente Parras nos demuestra otro ejemplo vivo de esta herencia,
no conserva su riqueza botánica colonial tal como estaba pero existen
los sistemas de huertos y de riego, constituyendo un ejemplo de la
El riego en el árido norteño 349

agricultura de oasis y de rescate de plantas del desierto por


cuatrocientos años.
9ª.- El caso de San Juan Bautista del Río Grande
Otro caso de irrigación en la zona ribereña del bajo Río Grande – Río
Bravo fue la antigua misión de San Juan Bautista del Río Grande , hoy
Ciudad Guerrero Coahuila, que contaba con 50 kilómetros de canales ,
entre esta fundación su misión contigua de San Bernardo, donde se
menciona que en su época de apogeo llegó a tener cerca de 70
kilómetros de canales Lo que obligaba a los frailes a contratar gente
que los apoyara además de los indios de misión, estos contratados
normalmente eran tlaxcaltecas que conocían de estos menesteres
(Meyer, 1997:73).

Este espacio tuvo gran éxito como una zona de irrigación en la época
colonial, San Juan fue fundado como presidio, entre San Juan y la
misión de San Bernardo y se conformaban como un sistema complejo
de riego porque los canales venían de 20 kilómetros de distancia e
irrigaban varios cultivares de los pueblos además de la misión de San
Bernardo poblado adyacente que llegó a producir en sus mejores años
de 1800 fanegas de maíz, además de algodón, frijol y chile. Además
en ese lugar existían batanes y obrajes cuyos productos se
comerciaban en la frontera y en las márgenes del Río Bravo hasta el
Nuevo Santander.

Se contaba con dos acequias una que medía cerca de 18 leguas y otra
de 20, o sea entre 50 hasta 80 kilómetros, que permitían la producción
de amplios campos de cultivo bajo la mirada de los frailes. Sabemos
que las acequias de la misión tenían dos bueyes de agua que se
sumaba a los ojos de agua que no estaban contabilizados. Esta agua
siempre generó la envidia y reclamo de la población civil la cual al
final logró quedarse con los recursos de la Misión de San Bernardo,
una vez que las misiones fueron secularizadas y entregadas a las
autoridades de las municipalidades. Por muchos años la misión tuvo
como responsabilidad de mantener los soldados del presidio, y quedo
constancia de las deudas que los administradores del presidio tenían
con los misioneros para poder alimentar a los soldados y gracias a esa
350 Aventuras con el agua

documentación se conoce la capacidad productiva de los sistemas


acequieros.

San Juan Bautista del Río Grande como pueblo, presidio fue
trascendente para la vinculación del Camino Real de los Texas , allí se
conseguían avios , bestias y soldados para los viandantes , así se
defendía y auspiciaba la comunicación entre San Esteban y Santiago
del Saltillo, y San Antonio de Valero. Desde 1720 en adelante el
camino de Texas se conformó como un sólido espacio de
comunicación social y económica, solo casi 130 años después se abrió
el camino vía Laredo. El estudio contemporáneo del agua, los restos
de la acequia madre y de los canales permiten calcular que el manejo
de agua sumaba unos dos metros cúbicos por segundo y que permitiría
la siembra de unas 500 hectáreas de maíz, trigo, fríjol e incluía
diversos huertos de frutas y legumbres para el consumo de la misión y
para su venta en la cercanía y en los usuarios del camino real. Los
frailes siempre insistieron con razón que San Juan era la puerta de
Texas y por muchos años se convirtió en la entrada a la tierra de
misiones de los Texas repartiendo sus recursos y sus frutos a toda la
población.

10ª.- Sistemas de riego diversos en otros territorios

Todavía en 1801 se hablaba de una fundación hecha en base al


modelo de agricultura intensiva. Fuera de los registros en los archivos
aparecen infinidad de fundaciones hechas por los herederos de los
tlaxcaltecas y por otros colonizadores en la franja norteña. El Nuevo
México, el Nuevo Santander, el Nuevo León y la provincia de
Coahuila y parte de la Nueva Vizcaya fueron colonizados de esta
manera, a la postre fue mas numerosa la colonización espontánea que
la oficial y fue la que sobrevivió.

Pueblos y presidios.- Otra fuente importante de la expansión de los


sistemas de riego tradicionales en el norte de la Nueva España, fueron
los presidios y los pueblos presídiales que estaban a la vera del
Camino Real y a la orilla de las misiones. Ejemplo de estas
fundaciones fueron el presidio de Aguascalientes Monterrey, Paso del
El riego en el árido norteño 351

Norte, hoy ciudad Juárez, Santa Fe, Tucson que ahora son ciudades
exitosas. También destacan pueblos pequeños que han conservado sus
sistemas de riego que encontraron su origen en los huertos y
heredades de los presidios cabe el análisis de Pasaje, Huexuquilla, hoy
Cd. Jiménez, Janos, en el camino real. Allí destacan los cultivares de
hortalizas, frutas y granos que se consumían en el mismo presidio,
donde se percibe en la cartografía existente la presencia ubicua de las
acequias como fuente básica de la vida en el mundo presidial.

Zonas de riegos ocasionales.- Existían en el norte novohispano, cuya


sobrevivencia indica su importancia y pertinencia zonas de cultivo de
riego ocasional, basados en avenidas extraordinarias de agua, donde se
han construido bordos y retenes y derivadores de agua para
aprovecharla cuando las precipitaciones esporádicas se presentan ,
dicha tecnología está en uso en algunas regiones del el norte mexicano
árido y es visible en San Luís Potosí, en Zacatecas, en Coahuila en
Durango y en Chihuahua y es conocida como sistemas de abanico,
riego estacional etc.

Existían también sistemas de temporal y huertos de temporal en


regiones que tuvieron influencia mesoamericana así son reconocidos
huertos “secos” de magueyes, nopales que se reconocen porque el
sistema recuerda a la forma del sistema de riego consistente en una
barrera protectora del viento y de la resequedad ambiental , adentro
del huerto se siembran árboles seleccionados del desierto y se
aprovecha su fruta estacional, existe casi siempre un pequeño espacio
irrigado de manera manual cerca del brocal de un pozo, de una
ciénega o en un pequeño bajío húmedo donde se puede irrigar todo el
año una fracción muy pequeña de terreno. Estos sistemas los
encontramos vivos en San Luís Potosí, en Parras y en la barranca de
Bolaños. Estas técnicas durante doscientos años fueron parte en el
norte de lo que llamamos expansión agrícola e hidráulica vinculada a
la expansión mesoamericana y la diáspora tlaxcalteca y se modificó y
adaptó cientos de veces de acuerdo al entorno donde se estableció y
logró florecer.
352 Aventuras con el agua

En las huertas de Venado a partir de 1591 se dio inicio al uso de la


flora local, en especial se utilizó el mezquite regional, además de los
nopales nativos y los nogales. Los dos primeros para hacer barreras
protectoras de los cultivares y el nogal para sombra y protección
interna de los sistemas de riego. Todavía es observable esta
vegetación en San Miguel de Mezquitic, en las cañadas de Santa
María del Río y en Moctezuma y Venado. En Jalisco y Zacatecas en
las cañadas de Bolaños y en los valles de Tlaltenango y Colotlan, se
repite el fenómeno donde se establecieron los tlaxcaltecas o
influyeron. En el occidente la fruticultura llegó antes de la
colonización tlaxcalteca como lo demuestran las relaciones
geográficas pero al establecerse los colonos tlaxcaltecas se retomó y
se utilizó otro árbol nativo de la región el guamúchil y el mezquite,
además de nopales y órganos. En Tamaulipas de igual forma el
guamúchil aparece en la protección de huertos pero aquí se añade la
coma, la palma, higuerones y otras plantas nativas de la llanura
costera tamaulipeca 22.

La agricultura no fue el único elemento de expansión y sobrevivencia


de la cultura mesoamericana en el norte novohispano, la colonización
ganadera que se generó tempranamente no permitió asentamientos
duraderos pero una vez que los agricultores se establecieron la
ganadería pudo florecer convirtiéndose así en un soporte trascendente
sobre todo por la producción de animales de trabajo y caballos para
los ejércitos. Este modelo una vez más surgió en San Esteban llegando
a señalar que los colonos eran más que agricultores, hortelanos,
criadores de ganado, pastores y en algunos casos gambusinos y
artesanos. En el norte todo mundo debe saber un poco de todo porque
sino no sobrevive a la vastedad y a la soledad. Los pueblos de
misiones, los pueblos de capitanes y soldados, los presidios y pueblos
de agricultores que se fueron expandiendo desde las minas y centros
ganaderos apoyados con recursos agrícolas desde México y otros
establecimientos repitieron la experiencia ganadera paralela a la
agricultura, las misiones norteñas eran dueñas de muchas cabezas de
ganado, pero no solo los misioneros y sus indígenas neófitos, también
los arrimados repetían este proceso
El riego en el árido norteño 353

REFLEXIONES SOBRE LOS CASOS DE ESTUDIO

Los sistemas transferidos.- Los sistemas transferidos hacia el norte


novohispano fueron diversos, pero esta transferencia fue escalonada,
primero se establecieron en los pueblos del norte colonial y de allí se
difundieron al norte. Saltillo fue una fuente de germoplasma por años,
después Parras se convirtió en otra sede de técnicos hortelanos, pero
igual papel jugó Durango donde en las casas reales existía una huerta
magnífica de donde se aprovechaba el germoplasma para todas las
misiones y fundaciones norteñas, podemos imaginar que algo parecido
sucedió en Álamos Sonora. Los sistemas derivados fueron los
sistemas de huerto, de vega de río, manejo de apantles, metlepantles o
sea de franjas irrigadas sembradas en las orillas con magueyes y
árboles.

El manejo de la humedad ambiental, conservando a resguardo de la


sombra los canales, las atarjeas, los drenes así como la zona de los
cultivos es tan importante como el agua misma. Llama la atención en
los recorridos modernos constatar que las fuentes de agua eran más
bien modestas pero que las superficies irrigadas eran muy superiores a
lo que ahora se pudiera regar con esa cantidad de agua. Así podemos
concluir que los huertos tenían manejos ambientales para las altas
temperaturas y para las heladas (Rojas de Perdomo, 1994).

El uso y manejo del agua con tecnología transformó el entorno de


diverso nichos ecológicos, la mayor parte de ellos se repite con un
patrón común: un espacio protegido contra los vientos dominantes,
una fuente segura de agua, una derivación de un río perenne o de un
manantial, canalización del agua por acequias, regaderas y canales
derivadores y una vegetación utilizada de manera exhaustiva para
proteger el entorno de la evaporación. Es importante esta técnica que
es visible en todas las huertas establecidas aún hoy en día porque la
cantidad de agua que se podía utilizar era muy poca y la lograban
magnificar gracias al uso de sistemas cerrados donde bajo las huertas
había una gran humedad y fuera de las huertas una resequedad
significativa. Además, la utilización de la flora local ha servido para
establecer los patrones de formación de los núcleos culturales en
354 Aventuras con el agua

diversas regiones, así aparece una diferencia entre San Luís y Saltillo
donde se vuelve más constante el uso de la flora local como el tejocote
nativo y desaparecen algunas de las variedades mesoamericanas como
los zapotes (Crosby, 1991; Rojas de Perdomo, 1993).

El riego en el norte tuvo diversas formas pero las más importante


fueron el uso de los oasis y sistemas derivados de pequeños
manantiales y escurrimientos como los utilizados en San Miguel de
Aguayo, en San Esteban, en Guadalupe, Purificación, en Hualahuises
Bustamante, en Santa María de las Nieves del Río Blanco y otros
pueblos. Estos sistemas permitieron el establecimiento de fundaciones
de pueblos y huertos que facilitaron el comercio y el transporte desde
el centro de México hasta el norte. La producción agrícola y frutícola
de estas regiones alcanzó proporciones comerciales y una parte de ella
eran vinos y aguardientes que llegaban a las minas de Zacatecas y
Parral. Inclusive los habitantes de de Santa María de las Parras se
volvieron hábiles hortelanos que se dedicaban a los injertos y manejo
de huertos, cuya tecnología llegó hasta Santa Fe (Solís, 1998;
Sugiuara y González de la Vara, 1996).

Los elementos comunes.- El estudio reciente de los sistemas


hidráulicos, dan fe de elementos comunes desde sus orígenes, de sus
instituciones sociales como las mayordomías del riego, su uso. Este
proceso condujo a la fundación de pueblos agricultores asentados en
áreas abiertas al riego y en zonas de temporal, algunas de las obras
realizadas en esa época han sobrevivido y por ellas podemos entender
cual fue su fuerza y su capacidad de sobrevivencia en la región. Llama
la atención en particular la obra de irrigación que es un patrón común
en las comunidades rurales asentadas en Coahuila y Nuevo las que se
expanden hasta Texas, donde apenas se guarda recuerdo y en Nuevo
México donde han florecido hasta estos días. Los cereales, los
frutales, la herbolaria de oasis y de desierto mesoamericana o nativa,
medicina tradicional y las festividades alrededor de la cultura del
agua, el manejo del riego, la comida y los sabores del desierto
conforman la herencia agrícola que hermana a los pueblos agrícolas y
ganaderos del norte de México y sur de los Estados Unidos (Bennet y
Hoffmann, 1991).
El riego en el árido norteño 355

CONCLUSIÓN

Hay que reconocer el hecho de que los colonizadores del norte


novohispano fueron un puñado de hispanos y, principalmente,
indígenas, mestizos y negros nacidos en la Nueva España. La
colonización a partir de 1600 tuvo tres facetas; la más conocida es la
expansión de los llamados señores del norte, los mineros y los
ganaderos, que impusieron su poder con apoyo de su propio peculio.
Otra faceta diferente fue la expansión oficial basada en la defensa
militar en presidios, haciendas fortificadas y pueblos de campesinos
soldados así como en la colonización religiosa realizada en iglesias,
conventos, misiones, ranchos agrícolas de las órdenes franciscanas y
jesuíticas y del clero secular. La tercera expansión, la menos conocida
y estudiada fue la colonización espontánea de campesinos pobres
desposeídos, mestizos, indios, mulatos, libertos, vagabundos, que se
dio desde el principio del proceso.

Las tradiciones usadas por los habitantes y cultivadores tradicionales


del Río Grande Río Bravo desde Creedle Colorado hasta Matamoros
Tamaulipas en la frontera México americana siguen siendo formulas
exitosas del uso racional del agua y del ambiente, que permiten un
futuro promisorio para el aprovechamiento y sobrevivencia de las
comunidades asentadas en toda la cuenca. No hace diferencia las
nacionalidades ni los derechos adquiridos por un grupo u otro, la
tradición y la historia demuestran que un pueblo que aprendió a vivir
en el desierto cuidando su agua como su más preciado valor sigue
siendo el mejor guía para sortear las crisis de las sequías en el norte
mexicano y suroeste norteamericano.

NOTAS
1
En este trabajo se analiza una parte de las fronteras entre México y Estados Unidos
la frontera comprende más de 3000 Km. entre Tijuana B.C. y Matamoros Tamps. Se
analiza el territorio que comprende desde Cd. Juárez hasta el Golfo de México por
donde recorre el Río Bravo
356 Aventuras con el agua

2
Allí fueron establecidas en 1591 84 familias tlaxcaltecas que al correr de los años
se expandieron por Coahuila, Texas, Nuevo León y Tamaulipas.
3
Los pueblos agrícolas tlaxcaltecas que llegaron al norte constituyeron una política
de colonización de la Corona Española, colonizando Saltillo, Parras, Zacatecas y
San Luís Potosí, desde donde se extendieron a todo el norte.
4
Butzer (1999) revisó varias presas en Parras y encontró que su estructura consta de
palos de madera de sauce de un diámetro de 5 a 10 cm. colocados verticalmente uno
junto al otro, clavados dentro de una piedra e incrustada en un mortero de cal y
arena, esta estructura como paliza representa una tradición mesoamericana de
construcción hidráulica.
5
Esta herencia tlaxcalteca ha sido estudiada por Swadesh, quien señala (1977:23)
que en 1610 al establecer Santa Fe un barrio especial fue construido para los colonos
indígenas, a quienes se conocía como Tlaxcallan o el barrio de Analco y la Capilla
de San Miguel construida en el siglo XVII fue conocida como capilla de los indios.
6
El aprovechamiento de las aguas del bajo Río Bravo tienen un patrón común en la
tecnología mesoamericana para uso y aprovechamiento de sistemas hidráulicos
construidos por pueblos de herencia tlaxcalteca como San Miguel en Santa Fe o San
Lorenzo en el Paso del Norte (National Research Council, 1992; Palerm Viqueira,
1995, 2002; Martínez Saldaña y J. Palerm, 1998).
7
San Antonio y sus sistemas hidráulicos han generado un debate en relación a su
origen hispano o mesoamericano, Debate quizás inútil porque San Antonio al igual
que todo el norte presenta el mismo proceso colonizador hidráulico y agrícola
iniciado en 1591 en San Esteban (Weddle, 1991).
8
Jesús F. De la Teja (1995) nos hace un recuento épico del San Antonio colonial en
la época que era una frontera norteña y nos explica con detalle la construcción y
proceso de formación de San Antonio en base a las acequias y canales que permitían
el mantenimiento de huertos en todo el pueblo.
9
El Casco era una hacienda ganadera en el municipio de San Pedro del Gallo
Durango. Al momento de la avanzada de Oñate el Casco tenía pastizales y agua, por
lo que el contingente acampó casi dos años antes de continuar hacia Nuevo México.
10
El recorrido de la Sierra Madre se hacia por un camino cercano a las faldas de la
sierra que permitía encontrar agua, donde existían pastizales nativos conocidos
como Navajillales, distribuidos desde Querétaro hasta Colorado Estas condiciones
facilitaron el camino de Oñate y de los que después vinieron detrás de él.
El riego en el árido norteño 357

11
La expedición de don Juan de Oñate incluyó tlaxcaltecas para la fundación de la
ruta del norte, y por primera vez fueron como grupo incorporado a otros colonos.
Procedían de Santa María de la Paz de la Nueva Tlaxcala en Chalchihuites donde
fueron reclutados por uno de los capitanes protectores Don Francisco Sosa Peñalosa,
quien era parte de la excursión de Oñate.
12
. En la actualidad sobreviven en comunidades el manejo del agua según las
tradiciones hispanas, ahora reconocidas por el gobierno de los Estados Unidos como
instituciones de gobierno autónomo. Estas comunidades heredaron los sistemas
tradicionales de organizaciones con carácter cívico religioso que llegaron a suplir la
falta de autoridad local.
13
Se puede dar referencias básicas para entender el estudio de Nuevo México y su
herencia hidráulica: Eastman y King, 1999; Fernald y Guldan, 2006; Eastman, King
y Meadows, 1997; Peña y Martínez, 1994-1998; Peña, 1997; Martínez Saldaña,
2002, 2003; Meyer, 1997; Swadesh, 1977; Preston y Esquibel, 1998; Read, 1994;
Rivera, 1996, 1998; Rodríguez, 1987; US Department of Interior, National Park
Service, 1967, 1985, 1986.
14
Eso mismo sucedió de colonos venidos de Venado que colonizaron el sur de
Nuevo León y parte de Tamaulipas Esta expansión se debió al éxito logrado por la
tecnología adoptada que se acopló a las fuentes de agua del norte, casi siempre muy
escasas. El sistema se extendió a las fundaciones hechas por los presidios, por las
misiones y hasta por los colonizadores europeos.
15
Los sistemas de riego existentes en la época prehispánica eran los sistemas
intensivos de las chinampas. las tradiciones hidráulicas derivadas de España fueron
las valencianas. La tradición llegó por los frailes y por algunos colonizadores.
Aunque solamente los tlaxcaltecas fueron los más exitosos en apropiarse las
tecnologías europeas y en difundirlas en la Nueva España.
16
Hoy en día quedan reductos de la vegetación en los jardines públicos además de
árboles dispersos en jardines de las casas de la zona tlaxcalteca. San Esteban
desapareció en el año de 1834 en forma definitiva y no volvió a resurgir donde se
utilizó tanto el sistema mesoamericano de riego, como el valenciano, ambos
permitían el manejo compacto del sistema que formaba un micro clima
17
En San Esteban quedan solo recuerdos; algunos detalles de sus iglesias, su
convento y sus archivos, restos de sus acequias, de sus huertos y casas aisladas en el
asentamiento original.
358 Aventuras con el agua

18
Adams, 1991; Anónimo, 1963; Martínez, 2005; Sego, 1998; Sheridan, 2000;
Powell, 1980; Rodríguez y Gómez, 1999; Valdés, 1991; Valdés y Dávila, 1998;
Dávila, 1995; Velásquez, 1985.
19
Arredondo, 2000; Martínez Garza, 1999; Butzer, 2001; Norte El ,1996.
20
Octavio Herrera revisando estos documentos encontró a Antonio Jiménez
tlaxcalteca principal recibió tierras en el puesto de San Felipe en el Valle del Río de
San Antonio en el año de 1669 (Cabazos, 1998: 201).
21
Véase el texto “Los Tlaxcaltecas defienden derechos y privilegios” publicado en
el Boletín del Archivo general de la Nación no 2 abril junio de 1963.
22
. En la región se rescataron tradiciones de los pueblos recolectores de la zona como
fue el aprovechamiento de los frutos del desierto como el queso de tuna, el vino de
tuna, el pinole, el vino y el pan de mezquite; además de las nueces y los piñones.
El riego en el árido norteño 359

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Velásquez, P. F. 1985 Colección de documentos para la historia de San
Luis Potosí, 4 tomos, Archivo Histórico de San Luis Potosí.
El riego en el árido norteño 363

US Department of Interior, National Park Service 1967 Las Trampas.


Special report of the advisory board Santa Fe New Mexico.
Weddle, R. S. [1968] 1991 San Juan Bautista: Gateway to Spanish Texas,
University of Texas Press, Austin.
EL ESPIRITU COLECTIVO EN LOS SISTEMAS DE RIEGO 1

En su obra clásica sobre regadíos, Brunhés, el creador de la rama


sociológica que bautizó con el nombre expresivo de “Geografía
Humana”, demuestra que la organización económica del agua en los
“oasis” –-tomada esta palabra en su acepción más lata-- es la
resultante de los caracteres geográficos del medio, que no pueden ser
modificados, sino en parte mínima, por los pobladores de esa región.
Reconoce la influencia que los factores étnicos, políticos y jurídicos
ejercen sobre la estructura económica del conglomerado de los
habitantes, pero les atribuye una acción secundaria. “Cuando se trata
de explorar el agua en las regiones áridas ... los hombres no pueden
dejar de sentir la solidaridad efectiva que el agua a menudo impone ...
han comprendido claramente, o al menos aceptado la necesidad de la
liga colectiva de los intereses individuales”.

Este sentimiento existe en todos los centros de irrigación artificial, que


hace unirse a los que utilizan las aguas provenientes de una fuente
común, en grupos conscientes de sus intereses mutuos. El lazo que los
estrecha se intensifica en proporción a la escasez del agua y a su valor
económico consiguiente. El hecho de asociarse para manejar y
reglamentar el bien común –-el agua, tan valiosa como la tierra--
libera a los individuos que se agrupan, de la inquietud psicológica
provocada por el hecho físico de la deficiencia e inseguridad de su
abastecimiento.

1
Edición original 1930 En Irrigación en México, vol. II, pp. 485-487, corresponde a
la Sección Editorial. N. del E.: Muy probablmente el autor de esta “Sección
Editorial” es José Herrera y Lasso.
364 Aventuras con el agua

Surgen así en cada sistema de irrigación, asociaciones bajo estatutos y


disciplinas que les aseguran a todos la más equitativa distribución de
las aguas disponibles y la conservación de las obras. La renuncia
parcial que de sus prerrogativas individuales hace cada miembro de la
asociación a favor de ésta, no obedece seguramente a un sentimiento
del altruísmo, sino a la comprensión clara de que el esfuerzo colectivo
es el único medio eficaz de salvaguardar sus propias conveniencias.

Esta tendencia de fusión de los intereses individuales para provecho


colectivo que, como decíamos, es universal en las actividades de
regadío en regiones desérticas o semi-áridas –-donde el agua es por lo
mismo la clave de su prosperidad-- explica y confirma el principio de
que la irrigación es desde su origen una escuela de cooperación
mutua.

Llámense sindicatos de regantes en las “huertas” del sur de España,


asociaciones de usuarios, distritos de irrigación en los países de habla
inglesa y sus posesiones, todas son, en sus principios y tendencias,
organizaciones que resumen, sin confundirlos, los derechos que tienen
sus componentes individuales al uso de las aguas. La inseparabilidad
de éstas a las tierras que fertilizan –-estatuto jurídico fundamental de
una sana política de regadío-- impone, en la mayoría de las
asociaciones, que sus elementos integrantes tengan el doble carácter
de titulares de las aguas y propietarios del suelo que ellas benefician;
lo que en ciertos casos tiene todo el significado económico de una
verdadera aportación del valor que representan las tierras a la
constitución del capital común de la asociación.

Es tal la amplitud de acción que pueden tener estas agrupaciones, que


frecuentemente abarcan desde su objeto inicial de reglamentar y
distribuir las aguas, hasta el de promover, construir y explotar
dispendiosos sistemas de obras hidráulicas. En muchos países existen
leyes especiales que las facultan para constituirse en sociedades
financieras, autorizadas para levantar empréstitos y emitir bonos con
garantía subsidiaria del Estado o municipios.

Antiquísimas como son las asociaciones de ese género, encajan


El espíritu colectivo en los sistemas de riego 365

admirablemente en la tendencia moderna de orientar el regionalismo


hacia la formación de unidades económicas que correspondan a
porciones territoriales, más o menos extensas, en que exista franca y
permanente comunidad de intereses y necesidades.

Limitado su papel a los fines originales –-mantener en buen estado las


obras y repartir equitativamente las aguas-- las agrupaciones de
regantes no son nuevas en nuestro país. En el período colonial fueron
importadas de España, que tiene regiones con rasgos geográficos muy
semejantes a los nuestros. En los valles de la mesa central, en la
cuenca del Atoyac, en los oasis de la frontera, perduran en todo su
vigor y eficacia las formas de reglamentación y prácticas de regadío
hace dos o tres siglos.

Nuestra legislación reciente ya ha reconocido el principio de las


asociaciones: la Ley de Irrigación, desde luego, previniendo que a la
postre la explotación de los sistemas quede en manos de los usuarios;
y la de Aguas, en seguida, declarando obligatoria en ciertos casos la
constitución de esas agrupaciones y dándoles personalidad jurídica.

Así pues, no nos son extraños los organismos de que venimos


tratando. La costumbre y la ley los respaldan y el momento
económico que vivimos los alienta. Los que surgirán en breve plazo
en nuestros modernos sistemas de riego, están planeados para actuar
en campo mucho más vasto, que el que tuvieron sus modestos
predecesores coloniales. Creemos en el éxito utilitario que alcanzarán.
Pero sobre todas las ventajas que en este orden se logren habrá de
destacarse una conquista moral más preciada: el despertar y arraigo
del espíritu de solidaridad en el medio campesino, tan agostado
siempre por el exagerado individualismo.

“Si se quiere que las reivindicaciones sociales –-dice Vandervelde--


sean para el proletariado agrícola algo más que fórmulas teóricas, hay
que preocuparse ante todo por darle la conciencia de sus intereses de
clase, demostrarle las ventajas de la asociación ... para que pueda
conquistar mejores condiciones de trabajo y de existencia”.
LA POLÍTICA FEDERAL DE IRRIGACIÓN. ALGUNOS DE SUS
ASPECTOS SOCIALES 1

José Herrera y Lasso

“Cualquiera que sean las relaciones entre la agricultura


y la industria, el suelo permanecerá siendo la base de
todos sociedad humana; su fuerza productora será en
todo tiempo un factor esencial de la cantidad de trabajo
que necesita la sociedad para subsistir y su naturaleza
ejercerá siempre una influencia decisiva sobre el
carácter físico y sobre la inteligencia de la población”.

Kautsky.

El agua, factor biológico primordial y agente por excelencia de


fertilidad y vida, desempeña un papel preponderante en la naturaleza,
que ha sido loado en todos los tonos y en todas las lenguas por los
místicos, los poetas y los sabios. San Francisco de Asís en uno de sus
arranques líricos de enamorado de las cosas creadas, entonaba
cánticos a su hermana el agua, fecundadora de su Umbría.

Después de los usos domésticos del agua, ninguna otra aplicación


tiene más remota ni más extendida que la de regar las tierras
cultivables; y es por ello que la historia de la irrigación es la historia
de los pueblos. Muchos de éstos surgieron y prosperaron a su amparo
y se hundieron en la nada cuando los riegos fueron abandonados.

1
Edición original 1930 En Irrigación en México, vol. 2, núm. 1, pp. 11-25.
368 Aventuras con el agua

La presencia y la abundancia o escasez del agua –-consecuencia de


factores geográficos sólo modificables por el trabajo humano dentro
de ciertos límites--, imponen a las grandes agrupaciones humanas,
caracteres peculiares dependientes de la calidad y cantidad de las
fuentes de abastecimiento. Los pozos y cisternas han sido el foco de
atracción de las cavernas de nómades. En torno de ellas se desarrolla
la epopeya bíblica.

Las aguas del Nilo –-divinizadas-- reflejaron en sus ondas la grandeza


milenaria de las dinastías Faraónicas y continúan haciendo del Egipto
el puente entre el Oriente y el Occidente y punto de cita de las razas.
El encarecimiento del agua, el abandono de las obras que la mantenían
domesticada y el consiguiente empobrecimiento de las tierras han
derrumbado civilizaciones gigantescas. Unos cuantos ladrillos
cocidos al sol relatan las glorias de la muerta civilización Asiria. En
las llanuras de Babilonia no corre ni un soplo de la frescura que
derramaban los jardines fantásticos de Semíramis. La Tierra de
Promisión, “regada de leche y miel”, no es ahora sino un páramo
deshabitado. El brillo de las antiguas ciudades fenicias lo opacó para
siempre la desolación de los campos.

La China y la India cuyas cronologías regulares datan de más de 20


siglos antes de la era cristiana, y que tenían instituciones bien
cimentadas cuando los pueblos de occidente eran aún nómadas y
pastores, conceden al agua toda su importancia. Los más antiguos
textos hindús --dice Ronna-- califican al agua empleada en la
agricultura como un beneficio grato a las divinidades. La crónica
Paorana nos enseña que “ninguna felicidad puede recibirse en los tres
mundos: cielo, tierra e infierno sin el agua; y que “todo hombre
juicioso y avisado debe edificar presas, estanques y pozos”. Y en el
Rig Veda se lee: “Las aguas, madres de los seres y amigas de los
hombres piadosos, vienen siguiendo su vía, y distribuyendo su leche
tan dulce como la miel.

***
La política federal de irrigación 369

Así se explica el milagro aparente que viene realizando la China desde


hace cuarenta siglos, de proveer a la subsistencia de 400 millones de
habitantes sin agotar la fertilidad del suelo. Es obra exclusiva del agua
de riego distribuida según sabios ordenamientos que aparecen ya
consignados en los libros sagrados aludidos.

La Gran Grecia, después los cartagineses y fenicios, hicieron de


Sicilia el vergel ante el que se extasiaron los escritores clásicos de la
antigüedad. En sus arengas y cantos no mencionan esa tierra sin
hablar de sus ríos, manantiales y fuentes.

La prosperidad agrícola de lo que es hoy la Italia del Norte, es


inicialmente obra de sus primeros pobladores, los Etruscos, que
supieron utilizar las corrientes torrenciales de los Apeninos y
preservar de las, inundaciones el extenso valle del Po, que antes fue
un inmenso pantano.

Los romanos, maestros consumados en el arte de edificar, no parecen,


sin embargo, haber prestado atención, preferente a la utilización de las
aguas para irrigación; en la metrópoli, por lo menos; pero en varios
países sojuzgados por el Imperio, conservaron o reestablecieron los
sistemas de riego ya existentes. A pesar de esto, debemos al genio
organizador de ese gran pueblo --creador de los fundamentos de la
civilización contemporánea-- el cuerpo de doctrinas y prácticas
administrativas que gobiernan el uso de las aguas y que con ligeras
variantes subsiste en las legislaciones modernas.

Las irrupciones de los Bárbaros y la anarquía que sobrevino a la caída


del Imperio Romano, parecía que había sepultado entre los escombros
todo el genio práctico latino y sus conquistas espirituales. Pero habían
dejado huellas tan luminosas que bastaban sus destellos para iluminar
a intervalos la penumbra de la Edad Media.

Así vemos a las comunidades lombardas, piamontesas y ciudades


venecianas continuar y ensanchar la obra, inaugurada por los etruscos,
de domeñar y aprovechar los torrentes, disputando a las aguas las
tierras de cultivo por medio de trabajos de conducción y avenamiento.
370 Aventuras con el agua

El canal “Naviglio” que liga Módena con el Po y el de Bolonía que


suministraba fuerza motriz a los molinos y fábricas, datan del siglo
XII.

La construcción de la red navegable fluvial cuyo centro es Milán, fue


el punto de partida de un sistema de riego excepcionalmente
importante, con características únicas, impuestas por las condiciones
hidrográficas del medio. Desde el siglo XII a la fecha los riquísimos
valles de la Lombardía han presenciado incesantes actividades
constructoras que los fertilizan, los ponen a cubierto de las
inundaciones, les proporcionan comunicaciones fáciles e impulsan su
vida industrial. Abadías cistercences, príncipes germanos, duques
italianos --todos ellos representativos en cierto modo de la entidad que
hoy constituye el Estado moderno-- han aportado sucesivamente, en el
curso de ocho siglos, su cooperación a la obra.

Al mismo tiempo que en el centro y norte de España luchaban entre sí


encarnizadamente los señores feudales, nacía en el sur la civilización
morisca. Los jardines plantados en el siglo octavo para recreo de los
califas de Córdoba se multiplicaban en toda la zona dominada. Como
preciado florón de la civilización árabe transplantada a España,
surgieron los cármenes granadinos y las huertas de Alicante y
Valencia. Modelos únicos y no superados de la ciencia hidráulica
aplicada y de la organización de la irrigación en regiones áridas, que
al través de doce siglos de experiencia, perduran en su integridad
original.

Los hombres cubiertos de hierro que llevaron a cabo la Reconquista,


rindieron así pleno homenaje a la sabiduría de los vencidos.
Mantuvieron las célebres “ordenanzas” de las huertas que gobiernan el
uso de las aguas para riego. Y mucho tiempo después, la ley española
de aguas de 1879 que centralizó ese servicio refundiendo preceptos
diseminados en códigos provinciales, conservó íntegramente las
famosas ordenanzas y aún los procedimientos pintorescos que
presiden al reparto de las aguas.
La política federal de irrigación 371

Los descubridores y exploradores del Nuevo Mundo encontraron en


él, particularmente en el Perú y en México, importantes obras
hidráulicas para servicios de riego, abastecimiento de agua potable y
protección de los poblados así como indicios de la existencia pretérita
de sistemas formales de irrigación que fueron construidos y
explotados por razas autóctonas desaparecidas.

***

Por lo que a nuestro país toca, limitémonos a recordar que apenas


pasada la epopeya sangrienta de la conquista, aquella pléyade de
hombres buenos, de voluntad de acero, que fueron los misioneros de
la Nueva España, al extenderse por todos los confines del territorio,
desde los desiertos de Nuevo México hasta las selvas guatemaltecas,
comenzaron su obra civilizadora, enseñando a los indígenas las artes
útiles de cultivar debidamente el suelo y de dotarlo de regadío.

Al correr de los años, particularmente en las altiplanicies de la Mesa


Central, en los valles de México, Puebla y Atlixco y en los oasis de
los desiertos fronterizos del norte, fueron surgiendo importantes
sistemas de riego y estableciéndose batanes y molinos hidráulicos, al
amparo de mercedes reales de aguas concedidas a los encomenderos,
comunidades y pueblos.

“Las principales obras --decíamos en otra ocasión-- que utilizan


en riego las aguas de los ríos Lerma, Atoyac y sus afluentes
datan de esa época; y aun perduran ahí en todo su vigor los
antiguos sistemas de repartimiento de las aguas entre los
pueblos, congregaciones e individuos mercedados, notables por
sus cualidades de equidad y eficacia, difíciles de alcanzar con
los métodos modernos de distribución. Aquellos sistemas tienen,
además frecuentemente la característica de una organización
comunal que pone exclusivamente en manos de los regentes la
administración de las obras y de las aguas, lo que supone la
existencia de una asociación entre esos regentes, funcionando en
forma semejante a las que desde hace siglos operan con gran
éxito en el sur de España como tipos de las organizaciones de
372 Aventuras con el agua

riego más perfectas. El principio comunal en que descansan


numerosos aprovechamientos de aguas para riego creados en la
época colonial complementa la política agraria de Nueva
España, más atinada en muchos respectos que la que ha
imperado durante nuestra vida independiente, y desde luego más
paternal y cuidadosa con las agrupaciones indígenas y los
pequeños terratenientes”2.

***

En los sesenta años que siguieron a nuestra emancipación de España,


poco o nada avanzó la irrigación. Las turbulencias de esa época y la
consiguiente penuria en las finanzas públicas y privadas, eran
circunstancias poco propicias para intentar cualquier labor
reconstructora. Lograda relativa estabilidad en la cosa pública, en
1888 se promulgó una ley sobre vías generales de comunicación, que
incluye entre éstas, colocándolas bajo el dominio del Estado, casi
todas las corrientes importantes del país. Consagró el sistema de
concesiones y confirmaciones de las aguas federales para su
aprovechamiento, revolucionando la antigua jurisprudencia sobre la
materia que sostenía la preeminencia de los derechos de los ribereños.
Leyes posteriores de 1894 y 1896 reglamentaron aquel sistema.

Esa política centralizadora y la de desterrar toda idea sobre que las


aguas públicas puedan ser objeto de apropiación privada, culminaron
en la ley de 1910 --vigente en parte hasta fecha reciente-- que fue un
modelo en su género.

Sea injusto reprochar a esa legislación sus marcadas tendencias


capitalistas, hijas de la política económica de su época, y que hoy
desentonan con las ideas ambientes. Pero aún haciéndola responsable
de ese pecado, no puede desconocerse que introdujo innovaciones
radicales en la jurisprudencia sobre la materia. Así vemos que, bajo un

2
N. del E. Probablemente corresponde a [1919] 1994 Apuntes sobre irrigación,
Notas sobre su organización económica en el extranjero y en el país. Biblioteca del
Agua, IMTA / CIESAS.
La política federal de irrigación 373

aparente respeto a los derechos constituidos, dejó de considerarlos


intocables, restringiendo, en las confirmaciones, la cuantía de esos
derechos a la capacidad de las obras y las necesidades reales del
objeto del aprovechamiento hidráulico. Colocó prácticamente todas
las aguas bajo la jurisdicción de las autoridades federales,
declarándolas de uso común, inalienables e imprescriptibles.

Dos años antes se había organizado una institución de crédito, la Caja


de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura.
Fue el primer banco que se creó con finalidades agrícolas, como su
nombre lo indica, y que manejó originalmente, un capital efectivo de
60 millones de pesos. Esto le permitió hacer desde luego numerosas
operaciones individualmente muy importantes; pero que sólo sirvieron
para aligerar el pasivo de los beneficiados con los préstamos. Fueron
escasas las ventajas generales obtenidas, pues únicamente una
proporción reducida de las sumas ministradas recibieron la aplicación
específica correspondiente. En 1912, a influencias de la nueva
ideología que ya se apuntaba en materia agraria, se introdujeron
modificaciones en la estructura constitutiva de la institución con la
mira de orientar sus operaciones hacia el fomento del fraccionamiento
de los grandes predios rústicos y de hacer más accesible el crédito a
los pequeños y medianos propietarios. Las agitaciones revolucionarias
que en los siguientes diez años conmovieron al país, la depreciación
sufrida en el valor de la propiedad agrícola, ciertos prejuicios en
determinados medios oficiales en contra de la institución por sus
orígenes y actuación primitiva, determinaron inoportunamente la
liquidación de la Caja, sin reconocer que ésta ya había evolucionado y
se encontraba en condiciones de desempeñar un papel importante
como órgano de crédito agrícola del gobierno. Tal determinación
implicó la incorporación de los compromisos de la Caja en el
extranjero a la deuda pública nacional.

Al amparo de las legislaciones aludidas y de las facilidades


económicas de la época, de las que la Caja es un ejemplo, inspiradas
en el afán de atraer la inversión de capitales, hubo en los primeros
doce años del presente siglo cierta actividad evidente en la
construcción de obras hidráulicas. Los grandes sistemas de riego de la
374 Aventuras con el agua

Laguna, entre otros muchos, se perfeccionaron y ampliaron.


Numerosos hacendados, particularmente cultivadores de caña,
levantaron obras de riego y modernizaron sus ingenios. Los
principales sistemas existentes que generan y transmiten energía,
establecieron por aquel entonces sus plantas hidroeléctricas matrices.

Surgieron también numerosas empresas constituidas con la finalidad


confesada de vender agua para riego, pero con el propósito real que
realizaron hasta que las conmociones políticas lo impidieron, de
ejercer, como dispensadores del agua, una hegemonía sobre su
clientela de agricultores; aprovechándola en beneficio de sus
tendencias de especulación sobre las tierras. Situación indudablemente
desventajosa para la conveniencia colectiva y que desvirtuaba el
innegable beneficio de la introducción del riego artificial,
convirtiéndolo en un auxiliar poderoso del afán latifundista. El
movimiento revolucionario, hostil desde sus orígenes al latifundio,
introdujo gradualmente en las instituciones y costumbres,
preeminencia sobre las demás clases sociales, del campesino
desposeído y del pequeño agricultor. Primeramente, en la
administración maderista, se intentó por medios legislativos fomentar
el fraccionamiento de los grandes predios rústicos; preparándose así la
lucha por la tierra que más tarde se enseñoreó de todo el país y al
través de la cual se persigue la organización más equitativa de la
propiedad del suelo.

***

El problema agrario, en su esencia lo encontramos en el origen de la


evolución de todos los pueblos que después de haber sido nómades y
pastores se convierten en agricultores. El fenómeno varía en sus
manifestaciones y en sus resultados, pero su procedencia es la misma.
Por la ocupación pacífica o la conquista, la tierra se concentra en las
manos de unas cuantas familias que por ese hecho se constituyen en
una clase privilegiada, ante la cual se levanta la gran masa de la
población que sólo tiene por único recurso de subsistencia su trabajo
personal en el cultivo de las tierras ajenas.
La política federal de irrigación 375

En toda sociedad humana han aparecido crisis agrarias, pero asumen


carácter particularmente grave en los pueblos únicamente agricultores.
Los países en que la navegación y el comercio son fuentes importantes
de vida, las agitaciones agrarias se han atenuado y sus consecuencias
son mucho menores que en los pueblos agrícolas que lo son
exclusivamente por necesidad y por instinto. La lucha por la tierra se
prolonga en tanto que “persisten --como dice Boret-- las
concentraciones de la propiedad territorial y la clase de los hombres
libres, la más numerosa, tiene menos seguridad del pan del día
siguiente que la población servil”.

Hasta épocas recientes esta ha sido la situación agraria en México. Ha


sido el resultado de un régimen vicioso de la propiedad territorial que
ha permitido la coexistencia de grandes y medianos latifundistas y de
una enorme masa de población rural, agricultora por costumbre,
desposeída de tierras y con elementos de trabajo nulos o rudimentarios
entonces el movimiento consiguiente de reivindicación --
perfectamente justificado en sus orígenes, si bien discutible en
algunos de sus procedimientos-- todavía no termina del todo y sus
resultados no pueden aún predecirse con certeza. Es probable, sin
embargo, que el proceso de acomodamiento agrario que presenciamos
nos esté encaminando, como decíamos antes, hacia normas menos
imperfectas de la propiedad rústica.

***

Lo hacen creer así las providencias que en los últimos tiempos se han
tomado para proteger financieramente al ejidatario con el fin de
asegurar su supervivencia y de proporcionarle los medios de dar valor
a las tierras.

Esto ya es una manifestación de política agrícola, constructiva por su


naturaleza propia, bien distinta de la agraria que siempre envuelve
idea de lucha. Los propósitos de organizar la economía del ejido irán
siendo factibles cuanto más próximo esté el final del movimiento de
dotación y restitución de tierras. La política agrícola, según el autor
citado, “es obra de organización metódica, y aun científica y se afirma
376 Aventuras con el agua

sobre todo en los períodos de alta civilización. No puede evolucionar


perfectamente sino en aquellos países que se trata de poner en valor,
en donde la paz agraria está asegurada ... Los propagandistas del
progreso agrícola pudieron entonces trabajar pacíficamente, tomando
el lugar de los tribunos (de la Revolución Francesa) que habían tratado
de hacer una realidad del programa agrario concebido por el siglo
XVIII; porque siempre el trabajo sigue al combate, tanto para reparar
los malos efectos, como para consolidar y valorizar los resultados
provechosos alcanzados”.

Dejemos que se desenvuelva este nuevo aspecto del problema agrario,


esperando que sus resultados sean provechosos y definitivos para la
economía general. Tal desenvolvimiento tendrá que seguir sus líneas
propias de acción, bien distintas de las que sigue cualquiera otra de las
fórmulas ideadas para la constitución de la pequeña propiedad; sin
excluir la más efectiva e importante de todas que es el riego,
fraccionamiento y colonización de grandes extensiones cultivables.

***

Esta fórmula –-el mejor exponente de la política agrícola-- la ha


adoptado con firmeza nuestro Gobierno. Constituye, conjuntamente
con la apertura de caminos, el más serio esfuerzo constructivo
realizado en los últimos años.

Casi resulta ocioso recalcar la muestra de buen sentido que se dió en


esa ocasión al preferir la construcción de obras de esa naturaleza, que
son empresas de largo aliento y que modificarán radicalmente nuestras
actuales condiciones económicas, a las mejoras de carácter suntuario,
que si bien son el marco adecuado para las manifestaciones
constructivas de los gobiernos de los países prósperos, no caben, sino
en proporciones modestas, en naciones como México, de estructura
económica aun endeble.

En efecto sabemos, pues se ha repetido hasta la saciedad, que la


estabilidad y el progreso económico del país tienen sus raíces en el
desarrollo de su agricultura y que esto requiere en nuestro medio,
La política federal de irrigación 377

como uno de los factores esenciales, el riego artificial de las tierras


cultivables. Probablemente se ha pensado, con todo acierto, que
nuestra vida económica sólo podrá progresar sobre la base lógica de
una producción agrícola segura y abundante, y que si el medio
geográfico y las características de la población nos han modelado
como país agrícola, debemos procurar serlo con toda la intensidad que
lo permitan nuestras posibilidades naturales sometidas a una
explotación científica y moderna.

A pesar de lo que en contrario digan nuestros poetas y geógrafos


líricos que han entonado églogas sobre la bondad del cielo que nos
cobija y del suelo que mal nos sustenta, nadie ignora que México es
un país pobre agrícolamente, puesto que una buena parte de su
territorio lo forman regiones desérticas o semi-áridas.

Damos en seguida unas cifras, tomadas al acaso de estadísticas


fehacientes, que escuetamente pintan nuestra poco envidiable
situación agrícola. En el año próximo pasado importamos de los
Estados Unidos 727,000 libras de jamón con valor de Dls. 211,000; 62
millones de libras de manteca de cerdo que representan Dls.
7.900,000; 2.200,000 docenas de huevos con valor de Dls. 680,000;
2.900,000 bushels de trigo que valen Dls. 3.600,000; 12.600,000
libras de azúcar refinada con valor de Dls. 634,000.

***

Desarrollar la irrigación en el país, significa ante todo, el


aseguramiento de nuestra independencia económica, pues no es libre
un pueblo que para dar de comer a sus habitantes, por cierto, con
frugalidad ascética, tiene que acudir a los graneros extranjeros. La
consecuencia inmediata, será confirmar el carácter agrícola de
México, poniéndolo en condiciones de evolucionar racionalmente
hacia actividades más avanzadas, quitando así a nuestra industria
mucho de lo que tiene de exótico y artificial.

Al mismo tiempo que la irrigación resuelva la cuestión de la


subsistencia y la correlativa del alto costo de la vida, hará posible la
378 Aventuras con el agua

colonización, que hasta aquí solamente se ha manifestado en


tentativas desgraciadas. Teniendo asegurada la producción agrícola de
las tierras con el riego oportuno, organizando convenientemente un
sistema de enajenación a largo plazo de lotes cultivables, afirmadas
las bases del crédito agrícola nacional en favor del pequeño
propietario rural, no será muy difícil más tarde, cuando sea oportuno,
hacer convergir hacia nuestro país --con posición geográfica ventajosa
en ese respecto y con otras cualidades propicias-- una de las dos
grandes corrientes inmigratorias por las que envía la Europa a los
Estados Unidos y a la Argentina el contingente de energías humanas
que va a sumarse a las fuerzas vivas de esas naciones.

Desde luego será muy hacedera la auto-colonización; especialmente


en su aspecto humanitario que exige la dignidad nacional, de detener
el éxodo de nuestros campesinos hacia el vecino país del norte,
ocasionalmente suspendido por una ley extranjera, y repatriar el
medio millón de mexicanos --antes que dejen de serlo-- que el reflujo
emigratorio ha sido impotente para hacerlo regresar a su país de
origen.

***

“El desarrollo de las obras de riego en cualquier región, opinábamos


hace diez años3, tiende a introducir alteraciones en el régimen de la
propiedad rural; afecta a la clase social más numerosa de la población,
la campesina, modificando sus condiciones de trabajo y de producción
y sus relaciones con los propietarios del suelo que cultiva.
Circunstancias son estas tan dignas de atención, que una sola de ellas
bastaría para justificar cualquier trabajo de previsión encaminado a
procurar que la irrigación se desarrolle en forma y condiciones tales,
que las alteraciones que ella introduzca en el medio social y
económico se traduzcan en movimientos evolutivos hacia
organizaciones humanas moralmente superiores”.

3
Ibid.
La política federal de irrigación 379

Nuestra política oficial de irrigación, cuya historia haremos en seguida


brevemente, se implantó y viene desarrollándose ajustada a las
orientaciones que acabamos de transcribir. Prescinde --como todas las
políticas similares extranjeras-- de toda finalidad de lucro, pues su
ejercicio se considera como la prestación de un servicio social
preferente. Si algún provecho utilitario recoge incidentalmente más
tarde, lo percibe en forma indirecta como una consecuencia del
mejoramiento general introducido en las condiciones económicas de
las regiones beneficiadas por el riego.

Está ya fuera de discusión el hecho --universalmente comprobado-- de


que los gobiernos son los únicos material y moralmente capacitados y
organizados para realizar y explotar obras de irrigación en gran escala.
No caben aquí los argumentos que confirman esta tesis y que
circunscriben la acción de la iniciativa privada en el fomento de la
irrigación, salvo contadas excepciones, a la construcción de obras de
proporciones modestas y de interés, cuando más, meramente local.

Bástenos mencionar los tres principales factores adversos que hacen


de los negocios privados de irrigación --que no llevan las miras
reprochables de especular con las tierras-- oportunidades muy poco
atractivas para la inversión de capital; el alto costo de las grandes
obras de riego; el largo plazo que requiere la amortización de las
sumas gastadas; y los elementos de incertidumbre de orden social
vinculada a ese género de actividades. El carácter aleatorio que tienen
resulta agravado, en nuestro medio, por la circunstancia de que el
acomodamiento agrario aún no ha terminado.

Ante este conjunto desfavorable, sólo el Estado es capaz de


enfrentarse. Tiene recursos superiores y medios de acción más
eficaces que los de una empresa privada. Circunstancia esta última
muy ventajosa en países como México, donde ha sido
fundamentalmente vicioso el régimen de la propiedad territorial; pues
permite al gobierno imponer a la tenencia y explotación de las áreas
regadas, las modalidades convenientes. Se conjura así el peligro de
que la irrigación consolide el latifundio y la predominancia del gran
propietario rural; y se asegura, al mismo tiempo, la posibilidad de
380 Aventuras con el agua

obligar al agricultor a que explote científicamente sus tierras y


obtenga de ellas el máximo de provecho.

Hemos hecho referencia a ciertas actividades que desarrolló la


iniciativa privada en la construcción de obras hidráulicas al amparo de
los preceptos y franquicias de la legislación de aguas; pero puede
decirse que hasta hace diez años no había el Estado tomado
participación directa en el fomento de las obras de riego. Su primera
tendencia seria en ese respecto, fue en 1921 cuando creó la Dirección
de Irrigación, dependencia de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
Esta oficina, entusiastamente organizada y manejada, llevó a cabo
durante los tres años siguientes, estudios hidrológicos metódicos y aun
llegó a formular ante-proyectos de posibilidades de riego muy
importantes. Motivos de orden económico determinaron que la
Dirección fuera refundida en otro departamento, lo que acarreó
prácticamente la suspensión de los trabajos emprendidos.

En 1926, a iniciativa del entonces Presidente de la República, General


Calles --fundador indiscutible de nuestra política de riegos-- se
promulgó la Ley de Irrigación, punto de partida legal de la actuación
del Estado como constructor y empresario de obras de riego.

La ley estableció los términos en que se financiarán los trabajos, lo


cual se hace mediante un fondo especial constituido por las
aportaciones directas del gobierno y por los ingresos derivados de la
explotación de los sistemas de riego y de la venta de las tierras
regadas que pasan a ser propiedad nacional. Da la oportunidad a la
iniciativa privada para que haga por su cuenta las obras o coopere con
el Estado a su construcción, especialmente a los propietarios de los
predios ubicados en la zona de acción de los Proyectos. Si éstos dejan
al gobierno exclusivamente la ejecución de las obras, deberán
reembolsarlo, cuando termine la construcción, de las erogaciones
hechas, en proporción al beneficio que han recibido sus tierras y a la
extensión de éstas.

El reembolso pueden hacerlo los propietarios bien en efectivo o


cediendo al gobierno tierras regadas, en la extensión que sea necesaria
La política federal de irrigación 381

para que el valor de esas tierras antes de recibir el beneficio del riego,
cubra el importe de dicho reembolso. Para el caso se formula un “plan
de compensación” en que se señalan las cantidades correspondientes
que cada propietario debe cubrir por costo de obras y la superficie de
terrenos que representan este valor. Así el interesado está en aptitud
de optar por una u otra forma de pago.

Como su órgano ejecutivo, la misma ley creó la Comisión Nacional de


Irrigación y puso a cargo de ésta la administración del fondo de
irrigación y el estudio, construcción y operación de los sistemas de
riego. Previó también la misma ordenanza que las tierras que pasan a
poder de la Comisión, en virtud del plan de compensación
mencionado, sean fraccionadas y colonizadas.

Consecuente con sus propósitos de crear la pequeña propiedad


autónoma y estable de estimular el sentimiento de la responsabilidad y
el espíritu de organización entre los ocupantes de sus tierras, la ley
establece que cuando éstos hayan cubierto el 50% del valor de sus
parcelas la administración del sistema de riego pasará a sus manos.

Consideramos innecesario entrar en detalles sobre la obra material --


construcción y estudio de proyectos-- realizada por la Comisión.
Abundan las publicaciones descriptivas y monografías técnicas
relativas al asunto. Más todavía, se han construido maquetas de los
sistemas de riego terminados o en vías de serlo, que han sido
expuestas en el extranjero y en el país.

En los presentes momentos los sistemas de riego en operación son: el


del Valle del Mezquital, en el Estado de Hidalgo, que beneficia
15,000 hectáreas, que posiblemente se duplicarán con las
ampliaciones y mejoras que están realizándose; el “Presidente Calles”
en Aguascalientes, que servirá una superficie de 25,000 hectáreas, de
las cuales 10,000 están ya siendo regadas o en posibilidad de serlo. De
esta extensión la tercera parte aproximadamente ha pasado a poder de
la Comisión y está enajenándose para su colonización; el de Río
Mante, ubicado en zona tropical del Estado de Tamaulipas,
382 Aventuras con el agua

susceptible de fecundar 18,000 hectáreas, de las que una tercera parte


está ya sometida a cultivo.

Prácticamente han quedado terminadas las gigantescas obras del que


será sistema de riego de río Salado, en los Estados de Coahuila y
Nuevo León. Es el proyecto de mayor magnitud realizado por la
Comisión. El vaso de almacenamiento tiene capacidad de 1,300
millones de metros cúbicos de agua y la superficie irrigable es de
60,000 hectáreas. Debe tomarse en cuenta al mismo tiempo que la
magnitud de la obra, la circunstancia de que aprovecha en beneficio
de nuestro territorio aguas que de otra manera se perderían en favor
del país vecino. Además se trata de un sistema de irrigación enclavado
en región francamente desértica e improductiva, en consecuencia,
hasta hoy. Se han ultimado los arreglos con los propietarios de los
terrenos servidos por el proyecto. Se trabaja activamente en el
desmonte y limpia en las tierras que forman la Primera Unidad y se
hacen preparativos para establecer a los ocupantes de ellas, que
algunos ya se encuentran en la zona del proyecto.

Se ha iniciado la construcción del proyecto del río Conchos, y el de


San Buenaventura, ambos en el Estado de Chihuahua. Se ultiman los
estudios de los Proyectos de San Carlos que aprovecha aguas de los
ríos de San Diego y Bravo, en Coahuila; el del río de San Juan, Nuevo
León; el de Santa Gertrudis, Tamaulipas; el de Corrales, Michoacán y
San Miguel, Guanajuato, los dos sobre el río Lerma; y el del Valle de
Juárez, Chihuahua, que aprovecha aguas del río Bravo.

También están por terminarse los estudios y ciertas obras secundarias


del encauzamiento y aprovechamiento del río Grande de Morelia y de
la laguna de Cuitzeo, Michoacán.

Se emprenden también estudios preliminares en el río Pablillos, N. L.,


río Costeños y la Angostura, Coah.; región central de Veracruz; río
Florido, Chih., y Villagrán, Tamaulipas.

***
La política federal de irrigación 383

Paralelamente con los estudios topográficos, hidrográficos, geológicos


y de ingeniería civil y con la ejecución de las obras, la Comisión ha
venido ocupándose de serias investigaciones técnicas sobre las
condiciones agrológicas y agrícolas de las tierras por regarse. Por este
medio ha logrado formar planos clasificados de las zonas de riego --
los primeros en su género en el país-- sobre los cuales se ha
proyectado la parcelación de dichas zonas. La última expresión
práctica de los trabajos agronómicos es el establecimiento de las
granjas experimentales, realizado ya en los sistemas en vías de
terminarse, que tienen a su cargo la investigación y dirección
permanente de la explotación agrícola.

Realizadas las obras, incluyendo las vías de comunicación, y


determinados los cultivos más apropiados en la zona de riego;
asegurada la posibilidad material de ministrar el agua a la extensión
abierta a la explotación, entran las actividades de la Comisión en un
nuevo ciclo, más complicado éste y más incierto en sus resultados --
como que ya no se va a luchar por vencer realidades físicas, sino por
resolver problemas sociales. La tierra y el agua están preparadas y
disponibles para que las ocupe y aproveche el colono. ¿Cómo lograrlo
en forma que asegure definitivamente el éxito de éste?

Desde luego ha habido que preocuparse por organizar el servicio de


riegos. Es el primer paso que hay que dar para vencer el excesivo
individualismo que caracteriza al campesino aquí, en México, como
en todas partes. Por la naturaleza misma de las cosas, los sistemas de
riego que tienen una fuente común de abastecimiento y en donde el
agua es para el disfrute de todos, crean imperiosamente la necesidad
de la asociación entre los usuarios; pero esto, axiomático en las zonas
antiguas de irrigación, no pueden fácilmente comprenderlo en los
proyectos nuevos de riego; y sin embargo, hay que imponer, desde el
principio, la organización de los regantes. Lograda ésta,
independientemente de las ventajas y facilidades que significa para la
distribución de las aguas podrá considerarse que está creado el núcleo
de las futuras organizaciones cooperativas de los colonos.
384 Aventuras con el agua

En seguida hay que considerar, aun cuando cronológicamente precede


a la organización de los regantes, la labor de selección de los colonos,
pues ningún intento sólido de colonización podrá cristalizar si el
elemento hombre a que se va a dar cabida no reúne a las cualidades
morales indispensables --preparación agrícola, laboriosidad y voluntad
de prosperar-- aptitudes físicas innegables; así como recursos
pecuniarios en cantidad suficiente y equipo de trabajo; los primeros
para que pueda hacer los gastos de establecimiento en sus tierras, el
traslado de su familia y subvenir a sus necesidades hasta la
recolección de la primera cosecha y el segundo que le permita iniciar
sus trabajos de cultivo.

Para tener una información preliminar a estos respectos, base de la


selección definitiva desde hace tres años se ha hecho la propaganda
del caso en los medios agrícolas apropiados, del país y de los Estados
Unidos del Norte, y la distribución profusa de cuestionarios especiales
que deben requisitar los aspirantes a colonos. Se ha logrado así hacer
una primera clasificación de los solicitantes y estimar, al mismo
tiempo que las probabilidades de éxito de éstos, medidas por sus
antecedentes y recursos, las erogaciones que tenga que hacer la
Comisión en la preparación de las tierras y establecimiento de los
primeros ocupantes que carezcan de los medios suficientes para
hacerlo por su exclusiva cuenta.

El análisis de los datos de los cuestionarios ha comprobado lo que ya


se presumía: que solamente grupos reducidos de agricultores que
desean repatriarse y muy contados elementos radicados en el país
cuentan con el dinero y equipo suficientes. Los más lo tienen en
escasa proporción o carecen completamente de una y otra cosa. Esto
impone la necesidad para el Gobierno de adoptar actitud francamente
paternalista respecto de los futuros colonos; aun cuando habrá de
procurar que tal política se ejerza por tiempo precario, el
absolutamente indispensable para que el colono prospere por su propia
iniciativa y se baste a sí mismo

***
La política federal de irrigación 385

Si aceptamos como verdad incontrovertible, que nuestro tipo medio


campesino ocupa el más bajo nivel de la jerarquía social en cuanto a
holgura y comodidades de la vida diaria encontraremos lógico que una
de las finalidades más salientes de la política oficial de irrigación sea
el redimir a sus colonos de esa situación precaria, haciendo de ellos
unidades económicas autónomas y responsables y en aptitud de
progresar.

Todo el programa de colonización obedece a ese propósito. La


extensión de las parcelas es la adecuada, no sólo para que el colono y
su familia subsistan con el producto de la tierra cubriendo con
amplitud sus necesidades de alimentación y vestido, sus compromisos
contraídos para la adquisición del suelo y por servicio de agua, etc.
sino que le permita después de los primeros años de explotación
hacerse un capital modesto, susceptible de ir acrecentándose.

La Comisión ha hecho y tendrá que continuar haciendo una serie


ininterrumpida de sacrificios y concesiones hasta que el colono
adquiera la estabilidad económica que vuelva innecesaria la política
paternalista. Esto, por una parte, representa erogaciones á fondo
perdido; o por lo menos no recobrables directamente, como las que se
aplican al acondicionamiento de las tierras para que puedan recibir
eficazmente el riego; a la construcción de vías de comunicaciones
dentro de la zona regable; al establecimiento y operación de las
granjas experimentales, edificios y dependencias centrales de las
colonias.

Desde otro aspecto el sacrificio pecuniario es mucho más serio.


Generalmente, por las condiciones físicas de nuestro territorio, las
obras de riego para beneficio de las tierras de la altiplanicie, requieren
casi invariablemente la erección de grandes vasos de almacenamiento
y extensos sistemas de canalización; lo que hace particularmente
dispendiosas las obras de esa clase, hasta el punto de que el costo de
ellas derramado sobre la superficie beneficiada, alcanza
frecuentemente una cifra que sobrepasa en mucho al valor comercial
de la tierra de riego en la región de que se trata. Cómo consecuencia
de esa disparidad de valores, al proceder la Comisión --una vez
386 Aventuras con el agua

terminadas las obras---a enajenar para colonización las superficies


cultivables que dentro de la zona de sus proyectos pasan a su poder,
tiene que castigar la inversión real en la proporción necesaria para que
el precio de venta de las tierras se acerque al valor comercial; pues de
otro modo se haría pasar sobre el colono --desde su ingreso al
Proyecto-- un fardo superior a sus fuerzas, que ocasionaría su
irremediable fracaso.

***

Hasta aquí la labor se ha encaminado a fomentar y realizar la


colonización interior que más propiamente llamaremos auto-
colonización. No ha dejado, sin embargo, de pensarse en la
conveniencia menos próxima de provocar un movimiento colonizador
con extranjeros; siempre que éstos puedan calificarse como elementos
deseables' en todos respectos. Es decir, que desde el punto de vista
racial e idiosincrático puedan asimilarse a nuestro medio; y que sean
agricultores expertos, provistos de los recursos materiales del caso.

Por ahora parece prudente y equitativo atender exclusivamente al


establecimiento en las zonas de riego, de campesinos nacionales que
satisfagan los requisitos antes aludidos.

La forma de la colonización y el elemento colono deben estar acordes


con la situación geográfico-económica de cada zona por colonizar y
con sus características etnográficas. Sin que esto implique puntos de
programa, parece racional que en la Mesa Central, donde existe
abundante población agrícola, clima benigno, facilidad de
comunicaciones, numerosos mercados próximos; etc., la colonización
de las tierras debe hacerse de preferencia con agricultores de la región,
que hasta ese momento han trabajado como asalariados en las
haciendas vecinas o que ya son pequeños propietarios dentro o en las
inmediaciones de las áreas irrigables.

En las zonas áridas del norte, con clima sano pero extremoso,
enclavadas en regiones desérticas, con centros de consumo lejanos y
población muy escasa y diseminada, habrá que llevar como colonos,
La política federal de irrigación 387

después de dar cabida a los escasos elementos regionales, agricultores


de otros lugares del país; y de toda preferencia a los nacionales que
deseen repatriarse de los Estados Unidos.

En los proyectos de riego ubicados en las regiones tropicales, de clima


insalubre y población escasa, la explotación agrícola presenta aspectos
peculiares y frecuentemente tiene también el carácter de negocio
industrial. En estas condiciones, pequeño colono puede establecerse y
prosperar, pero será, en cierto modo, asociado o tributario de los
agricultores-industriales, propietarios de la mayor parte de la zona. La
tendencia natural de las actividades agrícolas de estas regiones a hacer
de ellas “colonias de explotación” habrá que mantenerla en los límites
convenientes para no comprometer el progreso material y moral del
campesino asalariado y del pequeño colono.

***

Una disposición muy reciente del Sr. Presidente de la República,


iniciada por la Secretaría de Agricultura, va a permitir poner
rápidamente en cultivo todos los terrenos irrigables que han pasado a
poder de la Comisión --como resultado de los planes de compensación
realizados en cada sistema de riego-- con agricultores pobres o que
dispongan de algunos recursos, aunque no suficientes para su
aceptación inmediata como adquirentes de las tierras. Se trata de un
sistema de aparcería por tres años, en condiciones excepcionalmente
ventajosas, en el que el producto de la aparcería que toca percibir a la
Comisión se aplica a la cuenta del aparcero en pago parcial del valor
de la parcela que cultiva, si dicho aparcero resuelve convertirse
definitivamente en colono. Se comprende que este sistema es también
en sí mismo, un procedimiento decisivo para la selección automática
de los elementos colonizadores.

Hemos mencionado como manifestaciones de política agrícola en


relación con el afianzamiento de las conquistas agrarias, la ayuda
financiera que el gobierno trata de impartir a las organizaciones
ejidales. Esto nos lleva a tocar, aun cuando sea de paso, la cuestión del
crédito agrícola, cuyo papel estimamos de primera importancia en el
388 Aventuras con el agua

resurgimiento y evolución de nuestra agricultura, cuando la


inestabilidad creada por el acomodamiento agrario haya terminado. El
ejido y las colonias en las zonas de riego, disímbolos en su origen y en
su proceso de desarrollo, son igualmente, sin embargo, factores reales
de nuestra futura prosperidad agrícola. Pero en tanto que el primero
solo puede esperar, por ahora, ayuda financiera del Estado, las
segundas pronto estarán en aptitud de constituir un atractivo campo de
acción del crédito privado.

Nuestra experiencia en este sentido es rudimentaria, pero parece


concluyente. Los colonos del Sistema de Riego de Río Mante están
organizando en vasta escala su negocio agrícola-industrial,
exclusivamente financiado por instituciones privadas. El crédito
particular está también fomentando los trabajos agrícolas de los
propietarios del Sistema “Presidente Calles”; y sabemos que un grupo
respetable de capitalistas regiomontanos se aprestan a financiar el
desarrollo de la Primera Unidad del Sistema de Riego del río Salado,

Bien está pues que el Banco Nacional de Crédito Agrícola persevere


en la finalidad específica que le dieron sus fundadores, de ayudar de
preferencia al ejidatario; que en buena lógica se impone, pues la ley
que creó la institución fue dictada como una medida complementaria
del reparto de tierras. Así podrá disponer de sus recursos actuales y de
todos los que en lo sucesivo ponga el gobierno en sus manos para
asegurar el éxito económico de la política agraria. Esto no quiere decir
que ocasionalmente, o cuando disponga de más amplios recursos, no
deba acudir el banco al refaccionamiento de los colonos de las zonas
de riego; pues éstos, individual o conjuntamente, siempre tendrán
posibilidades y garantías para que sean en todo tiempo considerados
como clientes deseables de cualquier organización de crédito.

Inútil es decir que para que el ejercicio del crédito sea más amplio y
provechoso, los colonos habrán de organizarse de acuerdo con las
prácticas que en esa materia se siguen universalmente y que tienden
dentro de sus variadas formas a “la movilización del mundo agrícola
por la mutualidad bajo todos sus aspectos, es decir por el triunfo de la
iniciativa individual organizada”.
La política federal de irrigación 389

***

Un último aspecto de la política de riegos, que para muchos tal vez


haya pasado inadvertido, pero que tiene también innegables alcances
sociales. Varios de los proyectos de riego, en ejecución o en estudio,
encierran posibilidades importantes de desarrollos hidroeléctricos, que
en conjunto exceden de 100,000 caballos; o sea más del 33% de la
capacidad reunida de las plantas hidroeléctricas instaladas en el país y
alrededor del 12% de la capacidad total actual hidro y termoeléctrica,
en todo el territorio.

Al mismo tiempo que se estudian los aspectos técnicos de esas


posibilidades se intenta estimar su significación económica, es decir el
valor comercial que deba atribuírseles en relación con el grado de
factibilidad que tiene la utilización regional de la energía por
generarse y su demanda en los mercados actuales y futuros.

La utilización de una fuente común de abastecimiento de agua con la


finalidad doble de regar tierras y generar energía hace marcadamente
económica la explotación del aprovechamiento, pues los gastos de
establecimiento y operación se distribuyen entre los dos usos. Puede
considerarse, en cierto modo, que la fuerza producida en estas
condiciones tiene la baratura de un sub-producto.

Fácilmente se comprenden las ventajas que para la zona misma del


proyecto, desde luego y para las regiones inmediatas, se derivarán del
hecho de que dispongan de energía barata y abundante.

Por otra parte, los desarrollos hidroeléctricos aludidos representan


oportunidades inmediatas- de que el capital privado --interesado en los
negocios de fuerza motriz-- entre en arreglos con el gobierno para la
realización de esos aprovechamientos. Traen pues consigo facilidades
para el financiamiento de las obras de riego que se trata de realizar.

***
390 Aventuras con el agua

Hemos intentado presentar un cuadro que dé idea aproximada del


conjunto del problema que tiene que resolver la Comisión Nacional de
Irrigación; tan amplio y complejo en su planteo como en sus
soluciones, en todos y cada uno de los proyectos de riego que se
abordan. La tarea de la Comisión, en cada proyecto, recorre un ciclo
que empieza con el estudio de las posibilidades físicas para utilizar
eficazmente-en el riego determinados recursos de agua y terminará
cuando sus colonos hayan pagado totalmente sus parcelas y estén
preparadas técnica y económicamente, para proseguir sin tutela, ni
ayuda oficial, la explotación fructuosa de las tierras.

No podemos aún invocar en apoyo de nuestra tesis resultados


obtenidos en nuestro propio país, sobre todo en los aspectos sociales
de la cuestión; pero el éxito que han tenido las actividades similares
del Estado en otros países son el mejor estimulo para proseguir la
obra. Brillantes enseñanzas nos proporciona especialmente la enorme
tarea desarrollada durante más de un cuarto de siglo por el
Reclamation Service de la vecina nación del Norte.

Tal vez la política de irrigación del Gobierno de México defraude las


esperanzas de quienes pretendan juzgarla con el criterio, ya
anacrónico, del liberalismo económico clásico. Le reprocharán, entre
otras cosas, el que se impongan sacrificios pecuniarios a una
generación que retirará escasas ventajas del esfuerzo realizado. Las
conquistas morales no se miden por las utilidades que arrojan en pesos
y centavos; y pocas tan preciadas y trascendentales como la de crear
unidades sociales estables --que no son otra cosa los pequeños
propietarios agricultores-- que integren el alma y la economía
nacionales. El saldo espiritual que esperamos cierre la política de
irrigación justificará con creces los esfuerzos actuales de los padres
por el bienestar de sus hijos.

Quienes iniciaron entusiastamente la política de riegos y los que la


prosiguen con igual tesón y optimismo, deben sentir la satisfacción
íntima que, como reza el lema de la Comisión Nacional de Irrigación,
trabajan “Por la Grandeza de México”.
ALGO MÁS SOBRE LAS AGRUPACIONES DE REGANTES 1
Luis Arteaga

La Sección Editorial del número de esta revista correspondiente al


pasado mes de abril2, fue dedicada a un tema de gran interés: el
servicio social que rinden las obras de riego de zonas áridas, no
creando centros de población agrícola fundados en el régimen de la
pequeña propiedad, y cuyas tierras se cultiven con técnica avanzada;
tampoco mejorando y ensanchando la capacidad agrícola del país y
por consiguiente la economía nacional, sino, en un orden de ideas
completamente distinto, despertando el “espíritu de solidaridad en el
medio campesino, tan agostado siempre por el exagerado
individualismo” que el articulista considera, con toda justicia, como
“... una conquista moral más preciada ...” que los éxitos de orden
utilitario antes mencionados.
En el mismo editorial se insiste sobre la indiscutible importancia
social de esas agrupaciones de usuarios, cuya amplitud de acción es
tal “... que frecuentemente abarca desde su objeto inicial de
reglamentar y distribuir las aguas, hasta el de promover, construir y
explotar dispendiosos sistemas de obras hidráulicas ...”, pues que “...
en muchos países existen leyes especiales que las facultan para
constituirse en sociedades financieras, autorizadas para levantar
empréstitos y emitir bonos con garantía subsidiaria del Estado o
municipio ...”
Por último, se hace notar que esas agrupaciones de regantes no son
nuevas en nuestro país; fueron importadas de España en el período

1
Edición original 1931 En Irrigación en México, vol. III, núm 4, pp. 312-319.
2
Sección Editorial. “El espíritu colectivo en los sistemas de riego”, Irrigación en
México, 1930, vol. II, pp. 485-487 [reproducido en esta Antología].
392 Aventuras con el agua

colonial y han subsistido hasta la fecha, estando actualmente


reconocidas de manera expresa por nuestras leyes, pues la de Aguas
autoriza expresamente la constitución de las “Asociaciones de
usuarios” (a las que da personalidad jurídica para todos los efectos
legales), y aun declara obligatoria su constitución, entre otros casos,
en los de aprovechamientos colectivos que se lleven a cabo mediante
una sola toma, y la Ley de Irrigación previene que, en ciertas
condiciones, la explotación de los sistemas de riego que se
construyan, deberá quedar, en el futuro, en manos de los usuarios.
Tanto las más antiguas agrupaciones, como las que se han organizado
en cumplimiento de las disposiciones de la Ley de Aguas, funcionan
de acuerdo con los reglamentos que en cada caso expide la Secretaría
de Agricultura, por conducto de la Dirección de Aguas, Tierras y
Colonización.
Dada la gran importancia social que tiene el funcionamiento normal
de las agrupaciones de regantes, cabe discutir si las disposiciones y los
procedimientos relativos, actualmente en vigor, son los más
adecuados para encauzar las actividades de las mismas agrupaciones
hacia el cumplimiento más eficiente de sus fines originales (la
distribución equitativa de las aguas y la conservación de las obras de
regadío), así como para promover el más franco desarrollo de las
agrupaciones de usuarios y el mejoramiento integral y continuo de sus
sistemas de riego, o si esas mismas disposiciones no corresponden,
por razón alguna, al interés social que representa el funcionamiento y
progreso de las mismas agrupaciones.
***
La Ley de Aguas vigente faculta al Ejecutivo de la Unión para
reglamentar el uso de las aguas de propiedad nacional, “... previo
estudio de los aprovechamientos existentes, de los volúmenes
disponibles y de las necesidades actuales de la totalidad de las zonas
que dichas aguas beneficien ... para obtener la mejor utilización de
las aguas...”; igualmente da facultades a la Secretaría de Agricultura
para declarar de utilidad pública y autorizar la ejecución de los
proyectos que “... tiendan a lograr un aprovechamiento de las aguas
mejor y más racional que el que se está efectuando ...”
Algo mas sobre las agrupaciones de regantes 393

EI Reglamento de la misma Ley, por otra parte, impone a la Secretaría


la obligación de reglamentar el uso y aprovechamiento de las aguas de
propiedad nacional, “determinando los derechos relativos de los
diferentes usuarios”, siempre que el uso de las mismas aguas “...se
haga en tal forma, que dé por resultado que no se aprovechen de una
manera íntegra y racional, originando el desperdicio de ellas, ya sea
porque se usen en una forma discontinua; ya porque se susciten
conflictos entre los usuarios sobre su respectivos derechos; ya porque
no sea equitativa la forma de su aprovechamiento; ya porque las obras
adolezcan de defectos técnicos y, en general, por otra cualquiera causa
de índole semejante.”
En otras palabras, estableciendo este último ordenamiento que los
antiguos aprovechamientos colectivos estarán sujetos a
reglamentación, cuando el conjunto de las obras hidráulicas, su
mantenimiento o su administración, dejen de llenar las condiciones de
seguridad y eficiencia que tienen esos mismos elementos en los
sistemas debidamente proyectados, construidos y operados, ratifica a
la reglamentación la finalidad que le da la Ley; regularizar los
aprovechamientos existentes, que en la mayoría de los casos se llevan
a cabo mediante obras de carácter absolutamente precario y
provisional; tienen por base abastecimientos hidráulicos deficientes en
valor absoluto y en régimen; y se sujetan a prácticas de distribución
dispendiosas en el consumo del agua, cuando no manifiestamente
ineficaces, transformándolos en sistemas técnicamente correctos,
cuyos distintos elementos (abastecimiento y obras hidráulicas;
sistemas de riego y administración, etc.), estén en la más estrecha
relación con las necesidades por satisfacer.
El problema de la transformación de los antiguos sistemas de riego en
sistemas técnicamente correctos, presenta dos aspectos: el primero, de
orden legal, radica en la identificación de los usuarios legales, y
después en la calificación y cuantificación de sus derechos al uso de
las aguas, como elementos esenciales para determinar cuáles serán los
aprovechamientos de carácter preferente, su orden de prelación, etc.,
en el sistema por reconstruir.
394 Aventuras con el agua

El segundo aspecto del problema es de orden técnico; su solución


resuelve en el fondo el problema de la reglamentación, puesto que
comprende:
1) El estudio del régimen de las corrientes afectas al aprovechamiento,
y el de las obras de almacenamiento o regularización indispensables
para establecer el abastecimiento hidráulico que corresponda al mejor
y más racional aprovechamiento de las aguas, y esté en la más
estrecha relación con las necesidades de la zona beneficiada.
Estas necesidades deberán ser debidamente valorizadas, tanto para los
aprovechamientos legalizados, como para los que puedan establecerse
utilizando totalmente los recursos hidráulicos disponibles.
2) El estudio de las modificaciones de las obras existentes, y de las
obras nuevas que sea necesario construir, para realizar en las
condiciones debidas la derivación, conducción y distribución de las
aguas.
3) La determinación de las normas a que deberá sujetarse el
aprovechamiento de las aguas, en relación con los usos legalmente
autorizados; el abastecimiento hidráulico; las obras que se ejecutaran;
las necesidades efectivas de riego, etc.
4) El proyecto de las obras complementarias que se requieran para
completar la unidad de irrigación. Entre éstas se pueden citar las que
tienen por objeto drenar los terrenos regados, que frecuentemente son
de carácter urgente.
5) La distribución de los gastos de establecimiento, operación y
conservación de las obras.
Como se ve, este aspecto del problema es en realidad el más vasto de
los que comprende la reglamentación de una corriente, definida, como
dice la Ley, por el aprovechamiento mejor y más racional de las
aguas.
***
Vamos a analizar si en el proceso de la reglamentación de los
aprovechamientos colectivos, tal como lo establecen las disposiciones
Algo mas sobre las agrupaciones de regantes 395

y los procedimientos vigentes, se resuelven esos problemas legal y


técnico con amplitud equivalente a la importancia relativa, pues
solamente en este caso se satisfarían en forma eficiente y completa los
fines de la misma reglamentación.
El artículo 122 del Reglamento de la Ley establece que, hecho “un
estudio técnico de la corriente”, y considerada la documentación que
presenten los interesados para acreditarse como usuarios legales, se
formulará un “reglamento provisional del aprovechamiento” que debe
contener, esencialmente, los datos siguientes:
a) Descripción de la corriente; su “gasto en litros por segundo y
volumen medio anual en metros cúbicos” (incisos l y Il).
b) Identificación de los usuarios y de las obras mediante las cuales
utilizan las aguas (incisos III y IV).
c) Calificación y cuantificación de los derechos de los usuarios;
“disposiciones que fijen la forma y condiciones en que debe
verificarse la distribución de las aguas, completándose, si es
necesario, con el cuadro de distribución correspondiente” (incisos V y
VI).
d) Obligaciones de los usuarios:
De “... constituir una Asociación que nombre una Junta de
Aguas que tenga a su cargo la aplicación del Reglamento ...”
De contribuir, proporcionalmente a sus dotaciones, “... para los
gastos que demande la aplicación del Reglamento y el
mantenimiento y reparación de las obras hidráulicas” (incisos
VII y VIII).”
La observancia del reglamento provisional expedido está ya a cargo
de la Junta de Aguas, que deben elegir los usuarios o en su defecto
nombrar la Secretaría, y cuyas funciones fija un reglamento interior
muy elaborado.
El reglamento provisional debe estar en vigor durante un año,
transcurrido el cual se estudian las quejas u objeciones presentadas en
396 Aventuras con el agua

su contra, y se dicta el definitivo, con cuya aplicación, igualmente a


cargo de la Junta, se considera ya resuelta la reglamentación.
Reducida la reglamentación a un estatuto en el cual se establecen la
forma y condiciones que debe sujetarse la distribución de las aguas
disponibles, entre los usuarios con derechos acreditados, no satisface
la finalidad más amplia de la misma reglamentación: regularizar
integralmente los antiguos aprovechamientos, pues deja en pie la
solución del problema técnico, que resolvería en el fondo la
reglamentación, y que apenas se ha tocado en la determinación del
“gasto en litros por segundo y volumen medio anual en metros
cúbicos que tenga la corriente”, pedidos por el inciso II del artículo
122 del Reglamento, y en el determinación del “volumen de agua que
la Secretaría reconozca a los usuarios teniendo en cuenta sus derechos
y sus necesidades reales”, a que se refiere el inciso V del mismo
artículo; estos datos son una mínima parte de los que se requieren para
proyectar la reorganización del aprovechamiento.
Por esta razón existen agrupaciones de usuarios fundadas con estricto
apego a la Ley, con Juntas de Aguas debidamente reconocidas, y
reglamentos autorizados, que operan las mismas obras incompletas y
semidestruidas, y los mismos volúmenes de agua notoriamente
insuficientes, que constituían las bases del aprovechamiento, muchos
años antes de su “reglamentación”; es evidente que con esos sistemas
o unidades de riego tan deficientes, es prácticamente imposible
aprovechar las aguas en la forma íntegra, racional y equitativa que
exige el interés social y que pretenden establecer las disposiciones
legales vigentes.
***
Quedaría, sin embargo, la remota posibilidad de que las Juntas de
Aguas ejercieran, además de las actividades inherentes a la
distribución de las aguas, las actividades de orden técnico que se
requieren para formar los programas generales de mejoramiento de los
sistemas, con los proyectos de las obras nuevas, modificaciones de las
existentes, organización económica, etc., que deberían llevarse a la
práctica gradualmente, de acuerdo también con programas especiales,
pero esa remota posibilidad no se ha realizado en caso alguno, ni en
Algo mas sobre las agrupaciones de regantes 397

las condiciones actuales es probable, por lo que en seguida se expone,


que llegue a cristalizar en hechos.
Las agrupaciones de usuarios no están en condiciones de emprender
esa clase de estudios, porque su organización defectuosa les impide
tener directores debidamente preparados para planearlos y
desarrollados, y porque operan sistemas hidráulicos muy deficientes,
cuyo mejoramiento requiere inversión y esfuerzos de consideración.
Aun cuando las disposiciones en vigor previenen que los componentes
de las Juntas de Aguas deberán ser electos por mitad, cada año, por los
agricultores que forman la agrupación, las elecciones o son viciosas, o
sistemáticamente no se llevan a cabo por razones fáciles de
comprender, y la Junta es entonces integrada por la Dirección de
Aguas mediante nombramientos de ternas que le son sometidos por
los miembros de la misma Junta que deben quedar en funciones, y en
las que aparecen invariablemente elementos de un pequeño grupo
semi-político que, de hecho, maneja a la agrupación.
Los componentes, de la Junta no tienen por lo general preparación
alguna para administrar un sistema de riego y no pueden hacer otra
cosa que intentar armonizar la distribución teórica de las aguas que
fija el reglamento expedido, provisional o definitivo, con las antiguas
prácticas de regadío, y cobrar rigurosamente las cuotas de riego a los
usuarios, cuotas cuyo importe gastan (no invierten) totalmente en las
erogaciones que demanda la administración, entre las que se incluyen
los sueldos de los miembros prominentes de la misma Junta, y las
reparaciones o trabajos de conservación más urgentes, pues el servicio
normal de mantenimiento y conservación de las obras ya queda fuera
de las posibilidades económicas de la Junta, y sólo pueden llevarse a
cabo, sin un programa determinado los trabajos que son
absolutamente indispensables para que pueda subsistir de hecho el
aprovechamiento de las aguas. Aun cuando probablemente los
recursos de las agrupaciones, debidamente administrados, permitieran
llenar todas las necesidades y aun aplicar anualmente alguna cantidad
para el desarrollo normal de pequeños programas de estudios o
reconstrucción del sistema, de hecho nunca hay fondos disponibles
para estas actividades.
398 Aventuras con el agua

Debo hacer notar que las Juntas de Aguas, en las funciones relativas a
los intereses de las agrupaciones, en realidad no son responsables ante
la Secretaría, pues sólo son nominalmente vigiladas, ni ante los
miembros de la agrupación de usuarios, para quienes tienen la
autoridad que les da su nombramiento oficial, y sobre los cuales
gravita la administración menos eficiente de un sistema de
aprovechamiento que no corresponde a sus necesidades.
Por otra parte, no existe organización oficial alguna que haya sido
capacitada técnica, económica y legalmente para estudiar el problema
técnico que supone el mejoramiento de los antiguos sistemas
colectivos de riego, o por lo menos para encauzar las actividades de
las agrupaciones de usuarios en el mismo sentido, prestándoles alguna
ayuda.
Es cierto que los reglamentos previenen que las Juntas de Aguas serán
asesoradas en sus funciones por técnicos que designará la Secretaría,
pero estos funcionarios son removidos con frecuencia, no son
técnicos, no asesoran, y menos pueden desempeñar toda la labor que
requiere la formación de los proyectos generales de mejoramiento de
los sistemas, labor que requiere, además, gastos de alguna
consideración.
Se puede pues concluir que las disposiciones legales y los
procedimientos actuales en vigor, sobre la reglamentación de los
aprovechamientos colectivos y el funcionamiento de las asociaciones
de usuarios, reduciéndose a la expedición de simples estatutos de
carácter legal sobre la operación de los sistemas en sus “condiciones
generales actuales”, son manifiestamente incompletos e ineficaces, y
no corresponden al interés social que representa el funcionamiento
normal y el amplio desarrollo de las agrupaciones de regantes y de los
antiguos sistemas de riego, por lo que es verdaderamente urgente la
revisión de las disposiciones y la reorganización de los
procedimientos aludidos.
***
¿Cómo podría organizarse un servicio de cooperación efectivo en
favor de las agrupaciones de regantes?
Algo mas sobre las agrupaciones de regantes 399

En el programa que regulará las actividades de la Comisión Nacional


de Irrigación durante los próximos años, aprobado por el C. Presidente
de la República, se comprende desde luego la terminación y
explotación de los grandes sistemas de riego que se están
construyendo actualmente, y los “...que en un futuro próximo habrán
de transformar vastas zonas de nuestro territorio, capacitándolas para
una valiosa producción, agrícola...” pero, además, se amplía el campo
de actividades de la Comisión, recomendando en forma muy especial
la “...mayor difusión de las obras de riego, multiplicándolas en
número y reduciéndolas en importancia, de manera de satisfacer las
necesidades o intereses locales que reclamen inmediata atención, y
que habrán de traducirse en centros de actividad y de trabajo que,
sumados, significarán un franco alivio de la situación económica
general de nuestro país.”
Para iniciar el desarrollo del nuevo punto de su programa de trabajo,
la Comisión giró una circular a los Ciudadanos Gobernadores de los
Estados de la República, dándoles a conocer la resolución tomada y
pidiéndoles remitieran a la misma Comisión “... un programa general
de trabajos de irrigación dentro de su Estado, acompañado de los
estudios técnicos preliminares en que se funde y que consistan en
trabajos un poco superiores a simples reconocimientos, sin llegar a la
precisión de estudios definitivos...”; al mismo tiempo se pidieron
informes sobre la cooperación que pudieran ofrecer las autoridades o
los particulares para la ejecución de las obras correspondientes, que
deberían iniciarse durante el presente año.
La extensión del programa de acción de la Comisión fue recibida
unánimemente con entusiasmo, considerándose como un positivo
acierto, pues que la construcción de nuevos pequeños sistemas de
riego resolvería, efectivamente, muchos problemas de carácter local;
las pequeñas unidades requerirían menor inversión y esfuerzo para su
ejecución, y serían más fáciles y rápidamente colonizables por
agricultores conocedores de la región, que los grandes sistemas.
Además, en los pequeños proyectos sería menos difícil encontrar
satisfechas las condiciones de costo mínimo de las obras hidráulicas
por hectárea regada; buena calidad de las tierras; posibilidad de
400 Aventuras con el agua

emprender cultivos remuneradores, con vías de comunicación hasta


los mercados capaces de absorber toda la producción, etc., que,
independientemente de las condiciones generales de orden técnico,
significan tanto para llegar al éxito final de un proyecto de riego.
Debe, no obstante, hacerse notar, que ese encomiable propósito de la
Comisión Nacional de Irrigación parece concretarse a la construcción
de nuevos proyectos de riego, de menores proporciones de los que
están en plena construcción o por terminarse, es decir, exclusivamente
a la creación de pequeñas unidades de riego; si esos son,
efectivamente, los límites del nuevo campo de acción, debe insistirse
en que, en la política nacional de aprovechamientos hidráulicos, existe
un verdadero vacío: la falta de un organismo debidamente capacitado
para promover y llevar a la práctica el desarrollo de los antiguos
sistemas de riego, de los aprovechamientos colectivos que la Ley
considera como sujetos a reglamentación, y que actualmente se
pretende mejorar mediante la aplicación de medidas principalmente de
carácter legal, absolutamente ineficaces para resolver la
transformación de esos aprovechamientos irregulares en unidades
eficientes y completas, que son las únicas que pueden constituir
centros de actividad y de producción.
La labor que supone el mejoramiento efectivo de esos antiguos
sistemas de riego es de indiscutible interés social, pues corresponde a
la creación de los pequeños sistemas de riego, que ha sido tan
aplaudida, sin los problemas de la colonización y de la explotación,
fundamentales en los proyectos nuevos, chicos o grandes. La
reconstrucción sistemática de los antiguos sistemas de riego,
permitiría, en el menor tiempo posible, el más franco desarrollo de
núcleos de población agrícola ya arraigados a la tierra, y diseminados
en todo el territorio nacional. Esta labor de reconstrucción queda pues,
lógicamente, dentro del programa de difusión de las pequeñas obras
hidráulicas, que ha adoptado la Comisión Nacional Irrigación,
completando el cuadro de sus actividades.
***
En el Valle de Juárez, del Estado de Chihuahua, regado con aguas del
Río Bravo del Norte, se tiene el caso típico de un sistema de riego
Algo mas sobre las agrupaciones de regantes 401

colectivo de gran importancia, puesto que en su primera sección


existen 1,700 propiedades con más de 7,000 hectáreas regables, que
presenta las condiciones generales descritas. Cuenta con un sistema de
obras hidráulicas absolutamente incompleto y deficiente; tiene por
base un abastecimiento hidráulico que, ni en su valor absoluto ni en
régimen, corresponde al régimen de la demanda; carece de obras
complementarias de gran importancia, como el sistema de drenaje,
cuya falta está arruinando rápidamente las tierras de cultivo; y está
administrado por una Junta de Aguas nombrada por la Dirección
correspondiente, que recibe cada año por cuotas de regadío poco
menos de $ 25,000.00, cantidad que ha sido insuficiente para los
gastos de administración y trabajos normales de conservación y
mejoramiento, pues datando las obras de la época colonial, aún no ha
sido posible construir el sistema de compuertas más simple, para
controlar la derivación de las aguas de las crecientes del Río Bravo,
hacia el canal principal.
La Comisión Nacional de Irrigación tiene en estudio un amplio
programa de reconstrucción de ese sistema, pero se trata de un caso
absolutamente particular, y nosotros creemos que esa política debería
hacerse extensiva, sistemáticamente, a todos los antiguos sistemas de
riego existentes en el país, cuya operación o administración presenten
problemas semejantes.
Con la intervención de la Comisión, la reglamentación de esos
antiguos aprovechamientos colectivos podría ser efectiva y completa,
desarrollándose en las siguientes etapas:
Por conducto de la Dirección de Tierras, Aguas y Colonización.
a) Identificación de los aprovechamientos existentes.
b) Calificación y cuantificación de los derechos de los usuarios,
fijando el volumen de agua que se reconozca a cada uno, de
acuerdo con sus derechos y necesidades; el orden de prelación
de los distintos aprovechamientos, y sus modalidades especiales.
c) En relación con los estudios técnicos que sirvieran de
fundamento a la distribución de las aguas, precisar si el
aprovechamiento reglamentado puede corresponder a un sistema
402 Aventuras con el agua

completo, o presenta problemas de orden técnico, como obras


hidráulicas deficientes; abastecimiento insuficiente; falta de
obras complementarias, etc., o existe la posibilidad de realizar
un aprovechamiento más racional y más amplio de las aguas de
las corrientes afectas al aprovechamiento, mediante la ejecución
de obras especiales.
Por conducto de la Comisión Nacional de Irrigación.
a) En el caso en que las condiciones generales del
aprovechamiento no fueren satisfactorias, de acuerdo con el
espíritu de la Ley, el sistema sería operado desde luego por la
Comisión, organización que haría los estudios necesarios para
formular un programa general de mejoramiento del mismo
sistema, que llevaría a la práctica en la forma conveniente.
b) Reconstruido el sistema y transformado en una unidad
completa, la Comisión lo manejaría en los términos de la Ley de
Irrigación, entregando su administración a los usuarios, no en
una fecha fija ni cuando hubieren pagado determinada parte del
capital invertido en el mejoramiento del sistema, sino
preferentemente cuando acreditaran estar suficientemente
preparados para asumir las responsabilidades correlativas con la
operación y mantenimiento del sistema.
Creo que entonces sí podría asegurarse, con fundamento bastante, que
las agrupaciones de usuarios contaban con el más franco apoyo del
gobierno de nuestro país, para desarrollar firme y eficientemente su
elevada función social como escuelas de cooperación, y sus
actividades productoras, es decir, para desempeñar la parte que les
corresponde, en su carácter de usuarios de aguas de propiedad
nacional, en el magno esfuerzo que se lleva a cabo “Por la grandeza
de México”.
EL DESARROLLO Y OPERACIÓN DE LOS SISTEMAS DE
RIEGO EN MÉXICO 1

Antonio Rodríguez L.

1. ANTECEDENTES SOBRE SISTEMAS DE RIEGO EN MÉXICO

Los Conquistadores de América encontraron en nuestro Continente


numerosas obras hidráulicas, especialmente en México y en el Perú.
Pueden mencionarse, por lo que se refiere a nuestro país, las
chinampas de Tenochtitlán, los jardines de Texcoco, Ixtapalapa y
Huastepec; los acueductos de Chapultepec y el de Cholula, y el dique
construido bajo la dirección de Netzahualcóyotl entre Atzacoalco e
Ixtapalapa, para ayudar al desagüe del Valle de México.

Durante la época de la Colonia, se construyeron numerosas obras,


principalmente por los religiosos. Entre éstas pueden mencionarse las
de Uruapan, Mich., y las de la Laguna de Yuriria, Gto.

También se construyeron algunas obras de desagüe, Como el tajo de


Nochistongo, construido por Enrico Martínez.

En los primeros sesenta años de nuestra vida independiente poco o


nada se hizo en materia de obras de irrigación.

La Caja de Préstamos para obras de Irrigación y Fomento de la


Agricultura fué la primera institución bancaria que se creó con
finalidades agrícolas. Casi todas las obras construidas desde fines del

1
Edición original:1942 En Irrigación en México, vol. 23 (4). N. del E.: se han
eliminado algunos de los cuadros del ensayo original.
404 Aventuras con el agua

siglo pasado hasta 1921, lo fueron por empresas privadas; entre dichas
obras pueden mencionarse las de la Región Lagunera, las construidas
por la Sociedad de Irrigación y Terrenos de la Baja California, las de
la Richardson Construction Co., en Sonora, las ejecutadas en Sinaloa
por la Compañía del Canal Rosales, las obras de la Compañía
Agrícola e Hidroeléctrica del Conchos, las de la empresa de Irrigación
de la Hacienda de San Carlos, en Coah., las iniciadas por la Compañía
de La Sauteña y Río Bravo en Tamaulipas, las de la Compañía del
Canal Requena, en Hidalgo, y otras de menor importancia en las
Haciendas de varias regiones del país.

El primer intento serio de organización oficial de las obras de riego


fué hecho en 1921, cuando se fundó la Dirección de Irrigación, la cual
fué substituída en 1926 por la actual Comisión Nacional de Irrigación
al expedirse la ley respectiva.

2. SISTEMAS DE RIEGO ORGANIZADOS A PARTIR DE LA


EXPEDICIÓN DE LA LEY DE IRRIGACIÓN

La expedición de la ley de Irrigación fué el resultado de una necesidad


palpable en nuestro país. A pesar de lo extenso de nuestro territorio,
gran parte es árido, otra porción tiene lluvias mal distribuidas y la
zona húmeda es malsana e inhabitable.

Si se consideran a grandes rasgos las características físicas y agrícolas


de la Nación, ésta puede considerarse dividida en tres grandes
regiones: la zona Norte, la Mesa Central y las costas tropicales del
Pacífico y del Golfo.

En la zona Norte los suelos y la topografía son favorables, pero la


precipitación es muy pequeña y su distribución en el año inadecuada
para las necesidades de cultivo, siendo los ríos de carácter torrencial.

La topografía de la Mesa Central se presta poco para la agricultura


extensiva de la actualidad; los valles son pequeños y ondulados y los
ríos que los surcan son de carácter torrencial. La irregularidad e
insuficiencia de las lluvias hacen que las cosechas sean siempre
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 405

aleatorias.

Las costas, que cuentan con suelos excelentes y donde la lluvia es en


lo general suficientemente abundante, presentan el problema de su
insalubridad además de otros factores como la falta de vías de
comunicación.

Esta situación ha impedido el desarrollo de nuestra agricultura y en


consecuencia, ha sido una de las causas de la pobreza de nuestros
campesinos. El Estado Mexicano, comprendiendo que para el
desarrollo económico de México es indispensable la irrigación, se
propuso iniciar seriamente la resolución de este gran problema, por
consiguiente fue así como se expidió la ley respectiva.

Por otra parte, el Gobierno Federal, tomando en consideración las


condiciones fisiográficas, demográficas, sociales y económicas,
emprendió las obras de riego con carácter de interés público.

Las obras de riego son indispensables para el bienestar de nuestra


población rural y de la economía del país y en la mayoría de los casos
es imposible que sean realizadas por empresas particulares, pues no
hay esperanza de recuperación directa de gran parte de las inversiones
necesarias.

La construcción de costosas obras de riego, sin las cuales sería


imposible incorporar grandes regiones del país a la economía
nacional, debe ser hecha por el Gobierno, pues es obvio que la
empresa privada no pueda hacerlo y puesto que la norma suprema del
Estado debe ser el fomento del bienestar público.

Muchas regiones de nuestro país demandan su colonización, tanto por


interés nacional como por la mejor distribución de la población
campesina. La colonización en dichas zonas se hacía imposible sin el
regadío, pues no puede pensarse en el establecimiento de núcleos de
población campesina en terrenos que no puedan producir lo suficiente
para su sustento.
406 Aventuras con el agua

El riego de estas tierras hace posible el transformar estas regiones en


factores importantes para la economía del país; el asegurar las
cosechas contra los riesgos de sequías e inundaciones; el evitar el
desperdicio de nuestros recursos hidráulicos y el contribuir a resolver
nuestros problemas agrarios.

Es así como comprendiendo que el problema de la irrigación en el


país constituye el problema básico de la Agricultura Nacional, el
esfuerzo del Gobierno mexicano ha constituido, y seguramente
seguirá constituyendo, uno de los principales renglones en su política
de mejoramiento nacional.

Como consecuencia directa de la expedición de la ley de Irrigación, en


1926 fué organizada la Comisión Nacional de Irrigación, la cual tuvo
como objetivo inmediato la construcción de aquellas obras que, desde
el punto de vista de los intereses de la Nación, era más urgente
construir.

Al proyectarse y ejecutarse las obras, la citada Comisión ha tomado en


cuenta, hasta donde ha sido posible, las necesidades futuras de los
usuarios y, por esto, no sólo se han proyectado y construido las obras
que permiten el riego de las tierras, sino además todas las necesarias
para evitar el empantanamiento y ensalitramiento de las mismas; se
han construido los caminos indispensables para que los colonos
tengan fácil acceso a sus parcelas y salida para sus productos, y los
fraccionamientos se han proyectado de manera que cada lote pueda
regarse fácilmente y forme unidades que no estén cortadas por
caminos, canales o drenes.

A partir de 1926 se iniciaron las obras en los Distritos de Riego de


Don Martín, en los Estados de Coahuila y Nuevo León; las del río
Conchos, en Chihuahua; las del río Santiago, en Aguascalientes; del
río Tula, en Hidalgo, etc. El progreso realizado en las obras de riego
hasta 1930, permitió tener, además, la mayor parte de las áreas
beneficiadas por las obras, listas para ser abiertas al cultivo; esto trajo
para la Comisión de Irrigación el problema de la organización de los
Sistemas de Riego. Esta labor, difícil de por sí, lo fué más entre
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 407

nosotros porque no teníamos experiencia en colonización, y como la


aplicábamos al cultivo por primera vez, fué necesaria la introducción
de modalidades desconocidas o con aspectos nuevos o especiales,
tales como la compensación a los antiguos propietarios de las tierras,
la selección de colonos, el desmonte y desenraíce, la refacción, el
cobro de cuotas, etc., etc., modalidades que hicieron necesaria la
formación de reglamentos y disposiciones que era indispensable
experimentar sobre el terreno mismo, adaptar al medio social y
económico y tratar de obtener los mejores resultados de este
laboratorio de disposiciones, que tuvieron, como era de esperarse, sus
alternativas de éxitos y fracasos.

Las principales atenciones en la organización de los Distritos de Riego


son algunas de carácter transitorio, como la compensación a los
antiguos propietarios, la colonización y los trabajos preagrícolas y
otras de carácter permanente, como, la Distribución de Aguas y la
Conservación de las Obras mismas.

La “compensación” significa la aplicación de la Ley de Irrigación por


lo que se refiere a la forma en que el Gobierno Federal es compensado
por las inversiones hechas, bien sea, mediante la adquisición por
expropiación, por utilidad pública, de la totalidad de las tierras que
forman la zona de riego de Proyecto, o bien segregando a favor de la
Comisión Nacional de Irrigación una fracción del predio afectado, a
manera de dejar a favor del propietario una cantidad de tierra cuyo
valor como tierra de riego sea igual al valor como terrenos de
temporal o monte que tenía la totalidad de sus terrenos antes de la
construcción de las obras. Además, dentro de estas labores se
comprenden las relativas a las indemnizaciones que hay que cubrir a
los propietarios de terrenos afectados por los vasos de las presas,
derechos de vía de los canales, etc., etc.

Debido a un sinnúmero de circunstancias, sólo en contados casos fué


posible aplicar oportunamente la ley de Irrigación, lo que originó que
se presentaran dificultades de orden legal y especulaciones indebidas
por parte de algunos propietarios de terrenos.
408 Aventuras con el agua

En forma somera se presenta una exposición de la experiencia en los


Distritos de Riego Mexicanos en los distintos aspectos de la
operación.

Colonización

Las primeras disposiciones reglamentarias que autorizaron la


instalación de colonos en los nuevos Distritos de Riego fueron
inspiradas en la ley federal de Colonización y de acuerdo con los
lineamientos generales de esta ley se expidieron Acuerdos
Presidenciales en 1930 para la colonización de los Distritos de Riego
de Pabellón, Ags., y de Don Martín, Coah., y Nuevo León. En estos
acuerdos se fijaban los requisitos para ser colonos y la clase de
contrato que con ellos debería celebrarse.

Los requisitos que se requerían, muy limitados por cierto, eran:

a) Tener experiencia agrícola.

b) Contar con el capital y los elementos necesarios para sostenerse


durante el primer año agrícola.

c) Estar capacitado física y moralmente para ser colono.

Para hacer la selección de los aspirantes a colono se estableció el


siguiente orden de preferencia:

1. Pequeños agricultores vecinos de la región.

2. Alumnos de escuelas agrícolas.

3. Mexicanos repatriados.

El contrato que se establecía era el de “Promesa de Venta”,


consistente en que el colono debía pagar el 5 % del valor de las tierras
que adquiría y el resto en 25 anualidades con el 4 % de interés.

La colonización empezó con poco éxito, pues inicialmente hubo poca


Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 409

demanda de tierras y pronto se vió que este tipo de contrato eliminaba


a los campesinos pobres y no podía cumplirse con la función
eminentemente social que debía llenar la Comisión, puesto que la
construcción de las obras de riego es sólo un medio para lograr el
mejoramiento de los agricultores y campesinado mexicano.

A fines de 1930 se estableció un nuevo tipo de contrato, que se llamó


de “Aparcería y Promesa de Venta”, cuyas características eran, en
resumen, las siguientes: el colono recibía su parcela en aparcería por
un término de tres años, transcurridos los cuales podía transformar su
contrato en el de “Promesa de Venta”, siempre que hubiera cumplido
con sus obligaciones como aparcero.

El colono recibía además de la tierra, el agua necesaria para sus


riegos, las semillas y los aperos de labranza que pudiera tener
disponibles el Distrito de Riego; debería entregar el 20 % de su
cosecha si sólo recibía la tierra y el agua, de 25 % si también recibía la
semilla y el 30 % si además recibía aperos de labranza.

El Distrito de Riego dedicaba el importe de estos ingresos a cubrir el


importe de las cuotas de agua y conservación, a pagar el valor de la
semilla y el del arrendamiento, en su caso, de los aperos, y el resto, si
lo hubiere, se dedicaba a formar un fondo destinado a cubrir el primer
abono de la tierra. Si al vencer el plazo de tres años de aparcería este
fondo era suficiente para cubrir el 10 % del valor de la parcela
adjudicada al colono, éste pasaba automáticamente a ser colono con
contrato de “Promesa de Venta”, debiendo cubrir el resto del valor del
terreno en veinte años con el 4 % de interés.

Si el fondo mencionado no era suficiente para cubrir el 10 % del valor


del lote, el aparcero debería abandonarlo y el terreno se ponía a la
venta, castigando su valor con el abono del colono anterior.

Al principio pareció que los resultados de este tipo de contrato eran


excelentes, pues gran número de campesinos ingresaron como colonos
a los Distritos de Riego de Pabellón, Ags., y de Don Martín, Coah., y
N. L. En las obras distintas que ya empezaban a operarse, como la del
410 Aventuras con el agua

río Mante, en Tamaulipas, y la de Tula, Hgo., la operación se reducía


a conservación de las obras y distribución de las aguas por estar los
terrenos colonizados por ejidatarios y propietarios.

La experiencia demostró bien pronto que la urgencia tenida para


colonizar las tierras, así como la falta de una reglamentación
adecuada, fueron aprovechadas para abusos por parte de solicitantes y
colonos.

Así las cosas, en 1932 se dictaron enérgicas medidas para reprimir


dichos abusos y se expidieron reglamentos de colonización en los
cuales se especificaron los requisitos para ser colonos, sus
obligaciones y derechos y demás disposiciones necesarias para
conservar la disciplina en los Distritos.

Los nuevos contratos que se establecieron, tanto para los Distritos


mencionados como para los que a partir de 1932 se abrieron a la
colonización (río Conchos, Chih., río Sabinas, Coah., río San Diego,
Coah.), fueron: de “Compra-venta al Contado”, de “Compra-venta
Condicional tipo A” y de “Compra-venta Condicional tipo B”, siendo
este último el más usado.

El antiguo contrato de “Promesa de Venta” fué sustituido por el de


“Compra-venta Condicional tipo A “, cuyas características principales
eran: el pago de la tierra que debía efectuarse adelantado, el 5 %, del
valor de la parcela y el resto en 24 a 25 anualidades, con el 4 %, de
interés sobre saldos insolutos; se estableció el cultivo directo de la
parcela sin intervención de aparceros; el pago de las cuotas
reglamentarias, y las normas generales para el uso del agua, así como
todas las demás obligaciones y derechos del colono.

El contrato de “Compra-venta Condicional tipo B” fué establecido


para conservar las ventajas del contrato de Aparcería, al que sustituyó,
entre las cuales pueden citarse: las de eximir al colono de pago inicial
y para evitar al mismo tiempo las desventajas de dicho contrato, tales
como el abuso e indisciplina de los aparceros, el esquilmo de la tierra,
la falta de arraigo, etc. Las características de este contrato fueron: que
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 411

no se requería pago inicial, los abonos anuales podrían ser hechos en


efectivo o en especie, con el 4 % de interés sobre saldos insolutos; el
cultivo de la Parcela debería ser directo y personal, y se fijaban
además todos los demás derechos y obligaciones del colono.

Al expedirse estos reglamentos de colonización se dictaron todas las


medidas que se estimaron pertinentes para corregir las deficiencias
observadas durante las primeras etapas; se trató de hacer una selección
más rigurosa, estudiándose la solicitud de cada aspirante a colono, la
superficie que podría adjudicársele; se trató de comprobar los datos
proporcionados en las solicitudes, especialmente los relativos a
animales y aperos de labranza, y se vigiló el cultivo directo de la tierra
eliminándose hasta donde fué posible a falsos colonos que cultivan
sus lotes por medio de aparceros.

En los propios reglamentos se fijaron las superficies máximas


adjudicables según cada tipo de contrato en la forma siguiente:
Para los contratos de tipo A Para los 100 Has.
contratos de tipo A
Para los contratos de tipo B 25 Has.
Posteriormente, en 1934 y 1935, estas superficies fueron reducidas a
25 Has. como máximo y en algunos casos hasta 10 Has., debido a la
enorme demanda de tierras que para esos años ya existía y al deseo del
Gobierno Federal de beneficiar al mayor número de campesinos.

Por lo que respecta a la parcela mínima con contrato de colonización,


se fijó en 10 Has., pues la Comisión de Irrigación estimó que a ningún
colono debería adjudicársele parcela de menor superficie,
considerando que una parcela más pequeña, a excepción del caso de
explotaciones especiales, no produciría al colono lo suficiente para
atender al cultivo y mejoramiento de su lote, al sustento adecuado de
su familia así como para ir mejorando sus condiciones de vida y lograr
algún día su liberación económica de los acaparadores, especuladores
e intermediarios.

En los Distritos de Riego a que se ha hecho mención se fijaron precios


412 Aventuras con el agua

a las tierras que fluctuaron entre $ 70.00 y $ 260.00 por Ha.,


atendiendo a la capacidad de pago de los colonos. Estos precios son
inferiores al costo por hectárea de las obras, pero fueron fijados
tomando en cuenta la alta finalidad social que constituye la obra de
riego, que se traduce en el mejoramiento de la masa campesina y de la
Nación en general. Al mismo tiempo, se impone al campesino
beneficiado la obligación de contribuir para la extensión de los
beneficios del riego a otros campesinos.

Después de algún tiempo de 1935 a 1937, fueron revisados algunos


precios originales en algunos Distritos de Riego como el de Pabellón,
Ags., y el Nogal, Coah., con el criterio arriba expresado.

El costo de las obras de riego nunca puede considerarse como un


despilfarro, aun cuando los precios a que se vende la tierra sean
inferiores al costo de los obras, pues la recuperación de estas
inversiones se hace indirectamente a través del aumento de los
ingresos fiscales, además del bienestar económico de las comunidades
campesinas, al auge del comercio y riqueza pública, que son de valor
incalculable.

Puede decirse que la labor de colonización realizada en los Distritos


de Riego, a pesar de sus tropiezos, altas y bajas, muy explicables en el
proceso de una labor de esta índole, nueva y difícil en nuestro medio,
es un éxito.

El resultado de la reglamentación adecuada, del esfuerzo continuado y


paciente de las Instituciones que han tenido a su cargo esta labor en
nuestro país, se ha traducido en un progreso de los Distritos de Riego.
Como ejemplo del resultado de las medidas que se han indicado,
puede citarse lo siguiente: el número de colonos y usuarios en los
Distritos de Riego en 1931 era de 9,782; para 1935 dicho número era
de 16,256. La superficie adjudicada o propiedad de los usuarios era
para ese último año de 175,000 Has. aproximadamente.

Para dar una idea de la importancia económica de las obras de riego


realizadas, se presentan los siguientes datos:
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 413

Superficies beneficiadas por las obras de riego Has.


ejecutadas de 1926 a 1940:
Superficies nuevas abiertas al cultivo 156 500
Superficies mejoradas en las que el riego se hacía 114 700
en forma deficiente o era aleatorio
Total 271 200
Superficies que serán beneficiadas por las obras
que se están ejecutando y se ejecutarán en el
período 1940-1946:
Se abrirán al cultivo, nuevas 437 700
Se mejorarán 264 500
Total 702 200
Según el Censo Agrícola Ganadero de 1930, existen aproximadamente
14 millones de Has. de labor en la República, de las cuales el 11 %
corresponde a tierra de riego (más o menos completa o eficiente).

La superficie cosechada ha variado de 1925 a 1936 de cinco a seis


millones de hectáreas.

El valor anual promedio de la producción ha sido:


De 1897 a 1908 $ 305.403.000
De 1925 a 1936 $ 412.580.600
El rendimiento medio por hectárea cosechada es de $ 65.00 por año.

Como el promedio (hasta 1935) del valor de la producción por Ha., en


los Distritos de Riego es de $ 193.00, el valor de la producción actual
en las superficies beneficiadas sería de $ 52,400.00 aproximadamente,
o sea el 12.7 % del valor promedio total de la producción agrícola
hasta 1936.

Utilizando el mismo dato de valor medio de la producción para la


superficie que será beneficiada en el período 1940-1946, se tendrá
como valor de la cosecha el de 135.5 millones de pesos, o sea el 35 %
del valor actual de la producción nacional.

Naturalmente que si la irrigación se desarrolla dentro de una


planeación adecuada, incluyendo en esta planeación no solamente el
414 Aventuras con el agua

aspecto constructivo, sino los aspectos de colonización, los


económicos y los sociales, se intensifica la agricultura de riego y se
persevera en el esfuerzo, es indudable que el valor de esta producción
pueda duplicarse o quIzá triplicarse.

En 1936, y de acuerdo con las modificaciones a la ley de Crédito


Agrícola, la mayor parte de los Distritos de Riego pasaron a ser
administrados por el Banco Nacional de Crédito Agrícola, quedando a
cargo de la Comisión algunos Distritos principalmente ejidales y otros
en los que eran necesarias obras de construcción o reconstrucción.
Todos aquellos Distritos en los que existía colonización en 1936 y
además los de la Presa Rodríguez, en Baja California, y el Rodeo, en
Morelos, pasaron al control de dicha Institución de Crédito, la que ha
seguido modificando los Reglamentos y formas de contrato, de
acuerdo con la experiencia adquirida y con las tendencias económicas
sociales de la actualidad, especialmente en lo relativo a lograr la
explotación directa y personal de la tierra por el colono.

Desde que empezaron a entregarse las tierras a los colonos, la


Comisión Nacional de Irrigación, comprendió que era necesario que
éstas fueran entregadas al colono listas para cultivo, o sea
desmontadas y roturadas, puesto que en las grandes extensiones que
por primera vez se abrían al cultivo, los colonos no podrían disponer
de la maquinaria ni del dinero suficiente para efectuar el desmonte,
desenraíce y roturación de estas tierras.

Estos trabajos fueron denominados “Pre-agrícolas” y en su desarrollo


se adquirió experiencia muy valiosa, debido a los fracasos iniciales.
Al principio se emplearon en estos trabajos tractores Wallis y Money
Harris con muy malos resultados. El costo de este experimento fué de
$ 207.00 aproximadamente por hectárea desmontada, desenraizada y
roturada. Ante este fracaso se optó por dar el desmonte a contratistas,
los cuales usaron para el barbecho tractores Caterpillar de 60 H. P.
con arados de disco. En esta etapa se obtuvieron costos de $ 70.00 a $
80.00 por Ha.

Después de esta nueva experiencia se optó por efectuar el desmonte


Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 415

por administración, obteniéndose costos de $ 73.00 por Ha.


desmontada y $15.00 por Ha. barbechada.

Cuando la demanda de tierras aumentó en los Distritos de Riego de


Don Martín y El Conchos, especialmente en 1932, se adoptó el
procedimiento de contratar los desmontes y desenraíces con los
propios colonos, habiéndose obtenido costos de $ 30.00 a $ 50.00 por
Ha. de desmonte y $ 8.00 de barbecho. Este procedimiento dió los
mejores resultados, pues aparte del bajo costo, el colono recibía gran
beneficio económico, pues desde su llegada empezaba a percibir
alguna remuneración por su trabajo.

Granjas experimentales

Algunos de los Distritos de Riego construidos, especialmente los de la


zona Norte, fueron establecidos en regiones desérticas en las cuales
era desconocida la agricultura de riego, y otros, como el Distrito de
Riego de Pabellón. Ags., en el que la pobreza de sus tierras presentaba
problemas agrícolas que urgía resolver. Por esto, la Comisión
Nacional de Irrigación instaló Granjas Experimentales con objeto de
estudiar los cultivos más adecuados para la región, épocas de siembra,
coeficientes de riego, abonos, etc. Se establecieron por la Comisión
las Granjas Experimentales en los Distritos de Riego de Don Martín.
Coah. y N. L. y Pabellón, Ags.

El Banco Nacional de Crédito Agrícola al encargarse de la operación


de los Distritos de Riego respectivos, ha continuado estos trabajos
estableciendo nuevos campos experimentales.

A pesar de la valiosa información obtenida hasta la fecha, la


experimentación agrícola como función del Estado debería ser
controlada, en mi opinión, por la Dirección de Agricultura, con objeto
de uniformar la acción, de formular planes de experimentación
adecuados y no sujetos a las modalidades que les imprimen las
instituciones encargadas de operar los Distritos de Riego, y demás, de
procurar que su costo no grave los presupuestos de operación, cuando
menos mientras los Distritos no estén lo suficientemente estabilizados
416 Aventuras con el agua

económicamente.

Distribución de aguas

La distribución de aguas es una función de carácter permanente en


todo Distrito de Riego.

Por lo que respecta a los Distritos de Riego operados tanto por la


Comisión Nacional de Irrigación como por el Banco Nacional de
Crédito Agrícola, puede hacerse la siguiente clasificación que se
refiere al aspecto de derechos de los usuarios.

Distritos de Riego construidos o mejorados por la Comisión Nacional


de Irrigación en los cuales prácticamente no existía derecho de agua y
que se rigen, hasta ahora, por reglamentos interiores expedidos por la
Institución encargada de su operación:
Distrito de Riego:
Pabellón, Ags.
Mante, Tamps.
Tula, Hgo.
Don Martín. Coah.y. N. L.
Río San Diego
Río Sabinas
Río Culiacán. Sin.
Alto Lerma. Gto.
Río Colorado. B. C.
Rodeo, Mor.
Arroyozarco, México
Tierra Caliente, Mich.
Morelia y Queréndaro,Mich.
En estos Distritos de Riego la distribución del agua fué motivo de
estudio, de reglamentación y de experiencia.

Con objeto de evitar el desperdicio del agua, como es bastante común


entre los campesinos, y de lograr su uso racional y moderado, se
expidieron varios reglamentos de distribución en los que se especificó
la forma y modo de hacer los riegos, así como los trámites necesarios
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 417

para obtener el a agua, las cuotas por dicho servicio y la organización


de los usuarios en Asociaciones de Regantes, las que tienen por objeto
entrenados poco a poco en la organización y manejo del Distrito en
general, con objeto de vigilar el cumplimiento del Reglamento y de
preparar a los colonos para que se encuentre, en aptitud de operar los
Sistemas que tarde o temprano tendrán que pasar a sus manos.

En todos estos Distritos falta regularizar la situación de los usuarios


constituyendo las reservas de agua que marca la ley respectiva y
obteniendo las concesiones de aguas para el Distrito a que se refiere la
ley de Irrigación.

En algunos de estos Distritos, como el de Tula, Hgo., el Alto Lerma,


Gto., El Rodeo, Mor., Arroyozarco, Méx., ya existían derechos
reconocidos de aguas, y aunque en algunos ya existían proyectos o
estudios de reglamentación legal de las corrientes, hasta la fecha se
opera la distribución de aguas por reglamentos interiores.

El segundo grupo lo forman los Distritos de Riego en los que existen


reglamentos aprobados por la Secretaría de Agricultura y Fomento,
como el de la Región Lagunera.

El tercer grupo está formado por los Distritos de Riego en los que la
Comisión Nacional de Irrigación ha construido obras de mejoramiento
y en los cuales supervisa y dirige el funcionamiento de Juntas de
Aguas ya existentes, reconocida por la Secretaría de Agricultura y
Fomento, como en los Distritos de Riego de:
Distrito de Riego:
Chapala. Jal.
Zamora, Mich.
Tehuantepec. Oax.
Y por último, el grupo formado por aquellos Distritos de Riego,
especialmente los de pequeñas obras construidas o mejoradas por la
Comisión Nacional de Irrigación, en los que al entregarlas a los
usuarios se formularon reglamentos provisionales o normas
reglamentarias, siguiendo hasta donde es posible los lineamientos de
418 Aventuras con el agua

la ley de Aguas y los cuales pasan a revisión de la Dirección de Aguas


de la Secretaría de Agricultura con objeto de que los revise, los ajuste
a la ley y expida los Reglamentos definitivos.

Por lo que se refiere a métodos de distribución puede decirse que los


principales son los siguientes:

a) Servicio continuo.

b) Servicio por tandeo entre los usuarios.

c) Servicio por tandeo entre los canales distribuidores.

d) Tiempos fijos o flexibles de las rotaciones.

e) Servicio por demanda.

a) El servicio continuo generalmente sólo se usa en Distritos de Riego


en donde los lotes o parcelas son áreas de 50 ó 100 hectáreas cada
una. En este caso el propietario puede libremente efectuar sus
rotaciones.

b) En Distritos de Riego con parcelas menores de 50 hectáreas, el


tandeo es muy conveniente para la mayor economía del agua,
especialmente en casos de escasez.

c) El sistema de tandeo entre los canales distribuidores es considerado


objetable por muchas autoridades en la materia, excepto en casos de
aprovechamientos de aguas torrenciales. Como caso típico de este
sistema es el de la Región Lagunera.

d) La mayoría de los autores opinan que debe existir cierta flexibilidad


en los tiempos para los tandeos.

e) El sistema de demanda libre o restringida generalmente se establece


en períodos de transición.

En los Distritos de Riego organizados por la Comisión Nacional de


Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 419

Irrigación y entregados posteriormente al Banco de Crédito Agrícola


se estableció en forma provisional el sistema de demanda libre, sin
más restricciones que la facultad de la Comisión para proporcionar el
agua de acuerdo con las necesidades de los cultivos, el requisito de
que deberán reunirse suficientes solicitudes para surtirlas y la
obligación para el colono de estar pendiente del día y hora para recibir
su agua.

El sistema de demanda libre ha presentado graves inconvenientes en


la práctica, entre los cuales pueden citarse:

a) Desperdicio de agua resultante de la necesidad de mantener cargas


constantes en los canales.

b) Personal numeroso para atender eficazmente las demandas.

c) Demanda simultánea, difícil de atender.

d) Los usuarios evitan el riego nocturno, resultando desperdicios de


agua.

Este sistema desgraciadamente ha continuado, a pesar de haberse


proyectado como provisional, debido a lo difícil que es implantar
cambios radicales en sistemas establecidos.

Últimamente se han aumentado las restricciones a la demanda libre


con objeto de ir cambiando el sistema al de tandeo.

En el Distrito de Riego de Tula, Hgo., se ha establecido desde hace


tiempo el tandeo en tiempo de escasez.

En el Distrito de Riego de la Región Lagunera se usa el sistema de


tandeo, de acuerdo con el Reglamento expedido por la Secretaría de
Agricultura, y en el cual se especifica en detalle el mecanismo del
tandeo, se fijan los gastos que debe haber en el río para el paso del
agua de una presa a la otra, se establecen los gastos menores, medios,
mayores, máximos y extraordinarios para los canales principales de
cada presa de derivación y demás disposiciones relativas a
420 Aventuras con el agua

organización de los usuarios, así como sus deberes y derechos.

Cuotas

Al iniciarse la operación de los Distritos de Riego, especialmente de


aquellos en que se instalaron colonos (río Pabellón. Ags., río Mante,
Tamps., Don Martín. Coah. y N. L., río Conchos. Chih.), etc., se
estableció una cuota mixta por servicio de operación, la cual debería
fijarse anualmente. Se componía de una cuota fija por hectárea de
riego adjudicada, fuera o no cultivada, y de una cuota por cada millar
de metros cúbicos usados en riego. La cuota fija tenía por objeto que
los colonos cultivaran la mayor parte de sus tierras y que todos
contribuyeran a sostener la administración.

La cuota volumétrica tenía por objeto que los colonos economizaran


el agua, pues ellos sabían que todo volumen desperdiciado debería ser
pagado. Este sistema de cuotas ha sido modificado, en algunos
Distritos, por el Banco Agrícola, que es el que los administra en la
actualidad estableciendo una cuota única anual por hectárea, en virtud
de que el personal de aforadores necesarios para medir el agua
resultaba muy oneroso. Posiblemente este sistema tenga el defecto de
incitar al desperdicio del agua. En mi opinión, el mejor sistema sería
el establecer una cuota fija anual por hectárea y hasta determinado
coeficiente de riego por hectárea; por ejemplo, $ 15.00 anuales por
una lámina de 0.80 mts. por hectárea anual. La medida deberá hacerse
estableciendo vertedores. Cualquier excedente sobre el coeficiente
aceptado se deberá pagar volumétricamente.

En el Distrito de Riego de Tula. Hgo., está establecida una cuota por


hectárea riego, sistema que ha dado buenos resultados económicos,
pero que, dado que se trata de una red antigua, a la cual le faltan obras
de control, resulta un desperdicio grande de agua.

En el Distrito de Riego del río Colorado. B. C., se ha acostumbrado el


pago de una cuota de agua por litro por segundo en veinticuatro horas,
o sean por cada 86.4 mts. cúbicos.
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 421

Hay que hacer notar que por diversas circunstancias de carácter social
y disciplinario no se fueron fijando anualmente las cuotas por servicio
de operación de acuerdo con el costo de estos servicios, de lo que ha
resultado, en la mayoría de los casos, un desnivel entre los ingresos
por cuotas y el costo de la operación. Actualmente todos los esfuerzos
de las instituciones que operan Distritos Nacionales de Riego tienden
a lograr que los ingresos sean suficientes para cubrir los gastos de
conservación de obras y distribución de aguas, pero esto sólo puede
lograrse paulatinamente y tratando de que los servicios vayan
quedando a cargo de los propios usuarios especialmente en los canales
secundarios y conservándose por el tiempo que sea necesaria la
operación oficial de las obras de cabeza, tales como grandes vasos de
almacenamiento y estructuras principales.

Esta diferencia entre los ingresos por cuotas y el costo de la operación


se ve disminuida en algunos Distritos de Riego por la cooperación de
los usuarios, especialmente limpia de canales y drenes y en algunos
casos para las obras de mejoramiento. Entre estos Distritos deben
mencionarse los del Alto Lerma, en Gto., el Bajo Lerma, en Jalisco,
Arroyozarco, en México, y Tierra Caliente, en Michoacán.

Conservación de las obras

La conservación de las obras es otra de las labores de carácter


permanente en la operación de los Distritos de Riego. Su importancia
es capital, pues cuando se descuida la atención de las obras resultan
interrupciones en el servicio de riego a los usuarios, que les ocasionan
perjuicios económicos muchas veces de carácter grave. Además, el
descuido prolongado puede reducir grandemente la vida de las obras
de riego.

Dentro de los trabajos de conservación generalmente quedan


comprendidas las reparaciones, la sustitución de obras y la ejecución
de otras de mejoramiento de poco costo relativo, pues para ejecutar las
obras de mejoramiento en grande escala generalmente se reorganiza
un servicio de construcción.
422 Aventuras con el agua

La conservación de un Distrito de Riego se refiere a los canales,


estructuras, caminos, drenes, obra de defensa, etc.

En forma muy condensada haré referencia a cada uno de estos


aspectos relacionándolos con la experiencia obtenida en Distritos de
Riego Mexicanos.

Conservación de canales

En los Distritos de Riego construidos por la Comisión, especialmente


en los de Pabellón, Ags., río Mante, Tamps., Don Martín. Coah. y N.
L., y río Conchos, Chih., al iniciar la operación de los canales
principales se procuró hacerlos trabajar paulatinamente con tirantes
pequeños.

Las pérdidas por conducción en los canales han sido observadas


especialmente en el Distrito de Riego del río Conchos, Chih.

Puede notarse el bajo valor de las pérdidas en los canales del Distrito
de Riego de Tijuana. B.C., que se encuentran revestidos con granito.

En el Distrito de Riego de la Región Lagunera se ha usado el ladrillo


para revestimiento de canales (Sta. Clara y Egipto), con un costo de $
1.77 a $ 2.08 por m2 obtenido en el año de 1938.

Azolves

El azolvamiento de los canales puede ser originado por las materias en


suspensión en el agua, las cuales se depositan en los canales.

En los Distritos en los que el agua se deriva a los canales por medio de
presas de derivación, la cantidad de azolve que se deposita en el fondo
es mayor que en el caso en que existen presas de almacenamiento, a
menos que éstas se encuentren a gran distancia de la red de
distribución, pues en este caso el arrastre de materiales en suspensión
de la zona intermedia sigue azolvando considerablemente los canales.

Como ejemplo de estos casos tenemos el de la Región Lagunera en


Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 423

donde actualmente el agua se deriva por medio de presas de


derivación. Sin ningún dispositivo desarenador, no hay manera de
evitar la entrada del azolve. En solo la red principal hay necesidad de
extraer anualmente de 600 a 1,000,000 de m2 de azolve al año y aun
más. Como en la actualidad, y mientras no esté terminada la presa del
Palmito, se aprovechan las aguas de acuerdo con el régimen torrencial
del Río Nazas, los canales funcionan sólo en época de avenidas lo que
permite tener tiempo suficiente para las limpias. En este Distrito se
utilizan casi exclusivamente las escrepas y algo los fresnos. Esto es
posible debido a que los canales se usan en forma discontinua, a que
existe mulada suficiente en la región y a la práctica de los campesinos
en estos trabajos. El costo directo por metro cúbico varía de $ 0.20 a $
0.45. En los canales secundarios, cuya limpia está a cargo de los
usuarios, se usa la escrepa y la pala en los más pequeños o en aquellos
ejidos que carecen de escrepas.

La Comisión de Irrigación inició el empleo de draga de arrastre


obteniendo costos directos aceptables.

Con la construcción de la Presa de El Palmito, en el tiempo disponible


para limpiar los canales, los azolves van a disminuir
considerablemente y como el uso de las dragas resultaría prohibitivo
especialmente en la zona alta donde éstos son muy arenosos,
probablemente será necesaria la construcción de desarenadores.

En el Distrito de Riego del Río Mante, Tamps., donde también se


deriva el agua por medio de presas de derivación, las aguas son claras
y en consecuencia no existen problemas de azolvamiento de canales.
En este Distrito se ha usado con bastante dificultad la draga Ruth,
debido a que esta clase de máquinas sólo son eficientes para canales
con plantilla no mayor de tres o cuatro metros; a que los canales del
Mante, en grandes tramos, sólo tienen camino de un lado y es
necesario ampliar la banqueta del opuesto; y a que siendo un trabajo
de descachete más bien que de desazolve del fondo, el rosario rebaja
la plantilla innecesariamente.

Las limpias en los diversos Distritos de Riego son más o menos


424 Aventuras con el agua

normales y se efectúan con draga, escrepa, pala, etc., de acuerdo más


bien con la posibilidad económica de los Distritos y de los usuarios.

Revestimiento de canales

El revestimiento de canales puede ser necesario o conveniente. Se


considera necesario en los casos en que los canales están construidos
de material muy permeable o cuando cruzan o tienen en el subsuelo
materiales solubles; se considera conveniente cuando se trata de
disminuir las pérdidas o de facilitar su conservación evitando
derrumbes.

En muchos casos los azolves finos de los canales son suficientes para
impermeabilizarlos y en otros se usan revestimientos de concreto,
granito, tierra diatomacea, ladrillo. etc. En nuestros Distritos de Riego
se ha utilizado la gunita y tierra diatomacea; en el Distrito de Riego de
Tijuana. B. C., el concreto y zampeados de mampostería en el Distrito
de Don Martín y el revestimiento con ladrillo en la Región Lagunera,
etcétera.

Como caso importante acerca de pérdidas por materiales solubles,


tenemos el caso del Distrito de Riego de Don Martín, especialmente
en la zona de Camarón en donde existe gran cantidad de yeso en el
subsuelo; al penetrar las aguas el yeso se disuelve formándose
cavernas en el fondo o al lado de los canales y estructuras, habiendo
sido necesario efectuar revestimientos en muchos tramos del lateral de
Camarón.

Erosión en los canales

En la mayoría de los canales se presentan erosiones aguas bajo de las


represas, caídas, etc. Para proteger los canales y estructuras, contra la
erosión se usan enrocamientos o zampeados, pero como estos
procedimientos resultan costosos se han utilizado en muchos casos
enramadas ancladas por medio de alambres o piedras. Los efectos de
esta clase de erosión son notables en el Distrito de Riego de Don
Martín, en el cual se han empleado con bastante éxito las enramadas.
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 425

En el Distrito de Riego del Río Conchos se han usado los


revestimientos con grava para evitar la erosión y en la Región
Lagunera las plantillas para controlar la pendiente, con poco éxito,
excepto en el canal de Sacramento en donde estas plantillas de
concreto o mampostería estabilizaron bastante la pendiente.

Defensa contra roedores

En los Distritos de Riego donde existen suelos arenosos, los roedores


causan muchos perjuicios. En la Región Lagunera las tusas han sido
causa de muchos derrumbes. Se ha utilizado con éxito el revestimiento
de ladrillo.

Uno de los procedimientos que se han recomendado es el que consiste


en hacer una zanja a lo largo de la arista interior de los bordos y
rellenarla con grava y arcilla apisonada o tierra arenosa con un
pequeño porcentaje de cemento.

En la presa de El Palmito, se han hecho pruebas de esta clase


utilizando una mezcla de tierra con 4 % de cemento.

Plantas acuáticas

La vegetación acuática tal como tule, lama, lirio. etc., se presenta con
mucha frecuencia en los canales de riego donde circula agua limpia.
Las dificultades principales resultan de que no se puede, sin grave
perjuicio en muchos casos, suspender el servicio de riego.

Los sistemas conocidos para atacar este tipo de vegetación son


arrastres con cadenas, empleo de rastra de discos, enturbamiento del
agua con arcillas y el empleo de sustancias tales como el sulfato de
cobre, varias sales de sodio, potasio, etcétera. En los casos en que es
posible interrumpir el servicio de riego, la lama muere rápidamente.

Señalaré la experiencia más destacada en algunos Distritos de Riego


Mexicanos.

En el Distrito de Riego del Río Conchos se presentó desde luego el


426 Aventuras con el agua

problema de la lama, habiéndose reducido la capacidad del canal


principal hasta de un 65 %.

El canal principal de este Distrito fué proyectado con un coeficiente


de rugosidad de 0.0225 y los laterales con .026. Este aumento del
coeficiente en los laterales se debe a que en estos, además de las lamas
que se desarrollan en su perímetro mojado cuando el agua se mantiene
transparente y limpia, se desarrolla mucha vegetación en los bordos.
Debido al gran desarrollo de la lama, el coeficiente de rugosidad subió
hasta 0.131.

Al principio se trató de combatir la plaga con rastra de cadenas, sin


gran resultado, pues las largas lamas se doblaban al paso de la cadena,
la cual se deslizaba sobre ellas; después se emplearon rastras de disco
en combinación con las cadenas resultando costoso el procedimiento
pero de buenos resultados; se ensayó también, aunque entiendo que no
en forma completa y por lo mismo quizá deberá repetirse, el
enturbamiento del agua pero este procedimiento no dió muy buenos
resultados debido a que las sales en solución en el agua provocaron la
rápida coagulación de la arcilla. Posteriormente se ha ensayado
efectuar rotaciones en los laterales para dejarlos en seco y por último,
además de esta rotación, se suspendía el servicio por algunos días en
el canal principal. Este procedimiento origina pérdidas de agua de
consideración, pues hay necesidad de dejar pasar el líquido sin
utilizarlo debido a que es necesario desarrollar energía en la presa de
la Boquilla y seguramente sólo se ha usado en forma provisional.

En el Distrito de Riego de Palestina, donde también las aguas son


claras, se observó que los enlames disminuyeron al mejorarse el canal
rectificando sus pendientes y aumentando la velocidad.

En casos como este, el aumento de capacidad en los canales parece ser


aconsejable siempre que no resulte antieconómico.

En el Distrito de Riego de Chapala. Jal., Valle de Zamora. Mich,, y


Zacapu, Mich., el tule y el lirio acuático se desarrollan enormemente.
En lo general las limpias se hacen a mano, el tule se corta y se saca del
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 427

canal con ganchos. En el Distrito de Riego de Chapala, la abundancia


del tule es tal que se está estudiando su industrialización.

Conservación de drenes

La conservación de los drenes es un problema costoso y molesto. El


desarrollo de plantas acuáticas es demasiado rápido generalmente y
esto hace que sea necesario efectuar limpias anualmente.

En el Distrito de Riego de Don Martín se ha utilizado la limpia con


palas dejando el azolve en ambos lados hasta que es económico
retirado con draga de arrastre o Ruth.

Para evitar la entrada directa a los drenes de los retornos del riego y
las aguas pluviales, se acostumbra, desde la construcción de los
drenes, colocar la tierra de la excavación a cinco o seis metros de la
orilla de la zanja en un lado y en el otro se coloca un pequeño bordo.
La entrada de estas aguas a los drenes se hace por medio de tubos o
caídas a cielo abierto.

En el Distrito de Riego de Zacapu, una vez limpiados de vegetación


los drenes principales, la limpia del dren se hace con draga de succión
con buenos resultados.

En los Distritos de Riego del Valle de Juárez, Chih., Valle de Morelia,


Mich., existen drenes de importancia los cuales se conservan por los
procedimientos usuales.

Por lo que se refiere a estructuras y para no alargar demasiado esta


ponencia, sólo indicaré que de las estructuras de mampostería, que son
las más antiguas en nuestro país, se encuentran muchas en buen estado
de conservación. En la región lagunera existen algunas estructuras de
mampostería en buen estado de conservación no obstante tener 80
años en uso. En el Distrito de Arroyozarco existen otras de más de
cien años en buen estado de conservación.

Bordos de defensa
428 Aventuras con el agua

Los bordos de defensa pueden considerarse en dos grupos principales:

A.-Defensa contra inundaciones.

B.-Defensa de los ataques de los ríos.

Entre el primer grupo pueden mencionarse los diques del lago de


Chapala, construidos para hacer posible la desecación de la ciénega
del mismo nombre así como para proteger estas tierras contra
inundaciones; los bordos de defensa existentes en el Distrito de Riego
del bajo río Bravo y que protegen la ciudad de Matamoros; así como
los bordos de defensa existentes en el Distrito de Riego del río
Colorado. B. C.

En los Distritos de Riego de la Región Lagunera, río Culiacán y bajo


río Bravo existen bordos para defender las tierras.

En la mayoría de los casos se han usado con éxito para combatir los
ataques de los ríos a estos bordos o a las márgenes, las protecciones de
enramadas; ancladas con alambres o lastradas con piedras.

En la Región Lagunera se han utilizado con éxito pequeños espolones


formados por cercas de alambre de púas y colocando enramadas entre
varios espolones. Los postes de madera fueron eliminados y
últimamente se utilizaron varillas de fierro corrugado de ¾” ancladas
a una especie de cesto de piedras.

Solamente en aquellos lugares en que la región por proteger es muy


importante o en los lugares en que la piedra es abundante y barata, se
han utilizado enrocamientos como los ejecutados en la Presa de
Guadalupe, del Distrito de Riego de la Región Lagunera y en los
bordos de defensa del bajo río Bravo en las defensas cercanas a la
Ciudad de Matamoros, Tamps.

Por lo que se refiere a la conservación de caminos, se hace siguiendo


la técnica aceptada, siendo el factor económico el que limita la
conservación.
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 429

Refaccionamiento

El refaccionamiento de los colonos y usuarios de los Distritos de


Riego merece ser tratado en forma muy amplia pero dada la extensión
e índole de esta ponencia sólo lo trataré en su aspecto general y a
grandes rasgos.

En el momento de abrir los terrenos a la colonización empieza la labor


agrícola, económica y social, la colonización tan difícil dado lo
complejo de sus problemas. En primer lugar, hay que seleccionar los
colonos, ya se trate de vender los terrenos irrigados o de llevar masas
campesinas ejidales de centros poblados en exceso. Una vez
instalados, queda organizar la producción agrícola en forma
económica y progresista; seleccionar, los cultivos adecuados a la
región, de alto rendimiento económico y que tengan buenos mercados,
etc., etc.

Al desarrollarse esta fase de la colonización inmediatamente resulta


indispensable que los colonos o usuarios cuenten con la refacción
necesaria para emprender sus cultivos.

Dadas las características de nuestro problema agrario, el Crédito


Agrícola Oficial tiene a su cargo dos actividades, una netamente
bancaria, aunque sin la característica de la obtención de la ganancia, y
la otra, relativa a la dirección y organización de la explotación de la
tierra, característica esta última peculiar de nuestro Sistema de Crédito
Agrícola oficial y resultante del desenvolvimiento de nuestro
problema agrario.

El Banco Nacional de Crédito Ejidal tiene esta misión en relación con


los ejidatarios y el de Crédito Agrícola en relación con los pequeños
propietarios, especialmente los colonos de los Distritos de Riego que
están a su cuidado.

Si se toma en cuenta la extensión de superficies ejidales y de la


pequeña propiedad en el país, se ve que el capital de que pueden
disponer dichas instituciones, a pesar de los enormes esfuerzos del
430 Aventuras con el agua

Gobierno para incrementarlo continuamente, es notoriamente


insuficiente.

Resulta pues que por lo que se refiere a los Distritos de Riego cuyo
número aumenta en relación con las obras ejecutadas, conviene que se
estudie con detenimiento qué procedimientos deben seguirse para
obtener refaccionamiento suficiente y oportuno.

En los Distritos de Riego existentes hasta 1935, aparte del


refaccionamiento oficial, el capital privado cooperó a atender el
crédito, vigilándosele para cuidar los intereses de los colonos
mediante franquicias reglamentadas.

Es seguro que este sistema presenta inconvenientes desde el punto de


vista de los objetivos sociales que se persiguen por las Instituciones
oficiales, pero es indudable que, en su oportunidad, ayude a resolver
problemas de momento.

Posteriormente y parece que con bastante éxito las Instituciones de


Crédito Oficial han logrado” canalizar” el crédito privado a través de
contratos entre Instituciones privadas y oficiales.

También, y especialmente en los Distritos de Riego, se han presentado


estudios tendientes a lograr que en un lapso relativamente corto se
basten los colonos a sí mismos para refaccionar sus cultivos; que se
emancipen de las empresas puramente crediticias; que los núcleos
campesinos, constituidos en los Distritos de Riego obtengan para ellos
los beneficios de las materias primas producidas en sus tierras y los
que corresponden a la industrialización de dichos productos. Esto se
ha planeado mediante la organización de sociedades cooperativas de
responsabilidad limitada con facultades para obtener empréstitos y
otorgar refaccionamiento a los colonos.

Organización

La organización de la administración de los Distritos de Riego en


nuestro país ha variado de acuerdo con la experiencia obtenida por las
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 431

instituciones que la ha tenido a su cargo y los aspectos especiales de


los Distritos de Riego. Sin embargo, puede decirse que en lo general
es la siguiente:

Gerencia. Tiene a su cargo la dirección y vigilancia de los trabajos


técnicos y administrativos del Distrito de Riego.

La Oficina o Sección (según la extensión del Sistema) de Distribución


de Aguas. Esta Sección tiene a su cargo la ejecución material del
reparto y entrega de agua a los usuarios en los términos de los
reglamentos respectivos, la operación de presas y canales, la
supervisión y contacto con Juntas de Aguas o Sociedades de Regantes,
la cooperación con las Instituciones de Crédito para la formulación de
los calendarios de riego respectivos, la estadística de riego y otras
funciones especiales que se detallan según las condiciones de cada
Distrito.

La Oficina o Sección de Conservación, tiene a su cargo la


conservación de las obras hidráulicas, tales como desazolve y limpia
de canales, red de drenaje, red telefónica, etc., y la ejecución de las
obras de mejoramiento, tales como defensas, tomas, represas,
caminos, etc. Todo lo anterior lo ejecuta esta oficina de acuerdo con
los planos y presupuestos formulados por la Oficina o Sección de
Ingeniería en Operación y debidamente aprobados por la Gerencia y
las Oficinas Centrales.

Estas dos secciones la de Distribución de Aguas y la de Conservación


trabajan en estrecha cooperación especialmente en lo relativo al
personal con objeto de evitar que éste quede ocioso.

La Sección de Ingeniería en Operación, tiene a su cargo formular los


estudios, proyectos y presupuestos de las obras de conservación y
mejoramiento.

La Oficina Administrativa o Sección (según la importancia y


extensión del Distrito de Riego), atiende los asuntos de contabilidad
(fiscal y de usuarios), personal y demás servicios administrativos.
432 Aventuras con el agua

En algunos grandes distritos de riego como en la Región Lagunera,


existen comisiones mixtas para el estudio de la reglamentación de las
aguas en las cuales están representadas las Secretarías de Agricultura
y Fomento, la Comisión Nacional, de Irrigación, el Departamento
Agrario y las Instituciones Oficiales de Crédito.

En los distritos de riego en que existe la colonización la oficina


respectiva se ocupa de estudiar las solicitudes de tierras, colocar a los
colonos aceptados en sus parcelas, deslindar estas, hacer los contratos
de desmonte, colonización y vigilar el cumplimiento de la
reglamentación y contratos.

Ciudades agrícolas

Tomando en cuenta que algunos de los distritos de riego se encuentran


en regiones desérticas y que los colonos tropezaban con grandes
dificultades para abastecerse, para vender sus productos, para educar a
sus hijos, etc., se crearon centros poblados que se denominaron
Ciudades Agrícolas proyectadas de acuerdo con los principios de
urbanización y con los servicios necesarios.

Se construyeron las ciudades agrícolas de Anáhuac, N. L., en el


Distrito de Riego de Don Martín, y Ciudad Delicias, en el del Río
Conchos.

La idea original fué que dichas ciudades se sostuvieron con los


productos de la venta de lotes y que sus servicios fueron operados por
las autoridades del Estado correspondiente.

Por diversas razones, la operación de estas ciudades gravitó sobre la


Institución encargada de la operación y hasta últimamente se ha
empezado a tratar de entregar las ciudades a Juntas de Mejoras y a las
autoridades en los Estados respectivos.

CONCLUSIONES

De la experiencia obtenida en el desarrollo y operación de los


Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 433

Distritos de Riego en nuestro país pueden derivarse las siguientes


conclusiones que en parte quizá pueden ser aplicadas en otros países
de la América Latina.

De carácter general

1.- Las obras de riego son indispensables para el desarrollo económico


del país.

2.- Los costos de las obras no son recuperables en forma directa en su


totalidad, aun en plazos relativamente largos (22 ó 30 años) por lo que
francamente, no son atractivas: pero se justifican plenamente dado su
carácter social y para cuando las construye el Estado. El incremento
de ingresos resultante del aumento de riqueza pública y del bienestar
económico, compensan en forma indirecta al Erario Público por
dichas inversiones, lo cual constituye en realidad una recuperación a
plazos largos y con enormes beneficios sociales.

3.- El Estado debe ser en consecuencia el agente principal en el


desarrollo de las obras de riego y de drenaje, y en general del
mejoramiento de las tierras de cultivo sin que por esto se coarte la
iniciativa privada especialmente en obras en que puede haber
desarrollos hidroeléctricos, y de que esta acción privada sea vigilada
para evitar especulaciones indebidas.

4.- Desde el principio de la organización de los distritos de riego debe


establecerse un sistema de estadística uniforme y adecuado.

5.- La operación de los distritos de riego debe ser sostenida por los
usuarios lo cual se logrará mediante un proceso evolutivo que,
iniciado con la ayuda económica del Estado y seguido de educación
técnica y económico de los usuarios permite que éstos puedan manejar
sus propios intereses. El Subsidio Federal deberá durar lo menos
posible con objeto de que los fondos nacionales puedan dedicarse a la
construcción de nuevas obras.

6.- La operación de las obras de cabeza, debe estar en manos del


434 Aventuras con el agua

Gobierno Federal por todo el tiempo que sea necesario y las obras
secundarias irse entregando, para su operación, en forma paulatina a
los usuarios.

En materia de colonización

1.- El esfuerzo realizado en materia de colonización está plenamente


justificado y puede considerarse como un éxito.

2.- Debe evitarse la admisión de falsos colonos y tratarse de


seleccionar a los aspirantes que soliciten tierras en plan de
colonización, prefiriéndose a los verdaderos campesinos de la región,
y si sobran terrenos considerar a los que pueden ir de otras zonas,
descongestionando las excesivamente pobladas.

3.- Es conveniente efectuar la medida del agua que se entrega a


colonos y ejidatarios.

4.- En los reglamentos de colonización debe especificarse y en su


aplicación cuidarse de que el colono trabaje directa y personalmente
su parcela a fin de que los productos de la tierra beneficien a quien la
trabaje.

5.- La colonización presenta numerosos y difíciles problemas de orden


técnico, social y económico que es necesario atacar no solamente en
su oportunidad, sino preverlos hasta donde sea posible, para lo cual es
necesario “planear” la localización en todos sus aspectos para evitar
especulaciones indebidas y satisfacer las necesidades de los
campesinos de la región, y los problemas de redistribución de la masa
campesina.

6.- Los plazos de pago, en los casos que procedan, deben ser lo
suficientemente amplios para evitar el sistema de concesiones futuras.

En materia de distribución de aguas

1.- Deben formularse reglamentos adecuados establecido el sistema de


tandeo, siempre que sea conveniente y posible.
Desarrollo y operacion de los Sistemas de Riego 435

2.- Es conveniente establecer cuotas anuales hasta determinado


volumen y volumétricas para los excedentes.

3.- Es conveniente efectuar la medida de agua que se entrega en forma


práctica y económica estableciéndose los vertedores y escalas
necesarios.

4.- Debe establecerse el control rígido del uso del agua y las sanciones
necesarias que eviten el desperdicio y el abuso.

5.- Desde el principio debe organizarse a los usuarios en Asociaciones


de Regantes tanto para facilitar la correcta distribución del agua como
para entrenarlos en la operación de los distritos de riego que tarde o
temprano deberán pasar a sus manos.

En materia de conservación

1.- Desde el principio es conveniente la organización de los usuarios,


así como hacerlos partícipes, en forma paulatina, de las
responsabilidades del manejo del Distrito con la tendencia de que en
su oportunidad vayan operando las obras secundarias y en un futuro
oportuno el sistema, quedando sólo Inspectores Federales para
supervisarlos.

2.- Debe promoverse la cooperación para todos los trabajos de


conservación y aun de mejoramiento de las obras de los Distritos de
Riego.

BIBLIOGRAFÍA
Colección de la Revista “Irrigación en México”. 1930-194l.
Reseña de las labores del Departamento de Distritos de Riego, durante el
período del Primer Plan Sexenal por el Ing. Antonio Rodríguez L.
Informes anuales del Banco Nacional de Crédito Agrícola, S. A., 1937-1940.
Algunas ideas sobre conservación de obras de riego, por el Ing. Jorge L.
Tamayo.
436 Aventuras con el agua

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