El desarrollo de la prensa en Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX. Tomado de El Periódico. Material con fines didácticos y educativos, como bibliografía de consulta para el estudio de la Historia de los Medios de Comunicación en Estados Unidos.
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El Periódico 2 Cap. IV El desarollo de la prensa en EU
El desarrollo de la prensa en Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX. Tomado de El Periódico. Material con fines didácticos y educativos, como bibliografía de consulta para el estudio de la Historia de los Medios de Comunicación en Estados Unidos.
El desarrollo de la prensa en Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX. Tomado de El Periódico. Material con fines didácticos y educativos, como bibliografía de consulta para el estudio de la Historia de los Medios de Comunicación en Estados Unidos.
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slhehhbelha helt OaCAPITULO IV
EL DESARROLLO DE LA PRENSA EN LOS ESTADOS UNIDOS
I.—La GRAN PRENSA DE OPINION
El capitulo precedente ha mostrado varias veces a los peridédicos
europeos imitando los ejemplos dados por la prensa norteamericana.
Es hora ya de que nos ocupemos de ésta tiltima, de la cual hemos seguido
sus comienzos hasta 1848, En esta época vacilaba todavia entre los mé-
todos antiguos, los de la prensa de opinién, y los nuevos métodos, los
de la prensa de informacién, El gran representante de ésta, Gordon
Bennet, le habia conseguido un resonante éxito al New-York Herald; pero
la prensa opuesta encontraba en Nueva York mismo un notable campeén
en Horace Greeley.
Greeley, después de haber colaborado en diversas publicaciones,
se habia hecho popular en el partido whig levando con éxito la cam-
pafia presidencial en 1840. Asi es que se le suministraron los capitales
necesarios para fundar en 1841 un periédico diario, New-York Tribune.
Creyd que podia ponerlo a un centavo (cinco céntimos), mientras que el
Herald costaba dos; pero al cabo de un afio la Tribune se vio obligada
a doblar su precio. Greeley anuncié desde el comienzo su intencién de
prescindir de las indiscreciones policiacas “inmorales y degradantes” ;
se preocupé de reunir informaciones seguras y precisas sobre todos los
asuntos de actualidad, afiadiendo extras a la lIlegada de los barcos de
Europa; como decia ante un comité inglés, los norteamericanos se inte-
resan mis en las noticias que en los editoriales, El periédico dejé un
sitio estimable a la literatura, publicando ensayos de Carlyle y de Emer-
son y dando como folletin Barnaby Rudge. Pero Greeley consideraba que
debia reservarle el primer lugar al articulo de fondo, donde él mismo
expresaba su pensamiento; después de él, un editor digno de este titulo
dio su opinién personal sobre los mas importantes temas del dia, en vez
de refugiarse en una hipécrita neutralidad o de someterse ciegamente
a la disciplina de partido, Muy interesado por las doctrinas sociales,
Greeley autorizé al principal seguidor norteamericano de Fourier, Albert
197198 SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
Brisbane, y a sus amigos a publicar en la Tribune, entre 1842 y 1844, una
serie de cartas sobre el sistema falansteriano. El periédico obtuvo un
auténtico éxito financiero porque Greeley, desde el comienzo, unié a la
publicacién diaria una edicién semanal, a dos délares anuales. Esta co-
menzé con 18000 ejemplares y pasaba ya de los 50000 en 1853. La
Weekly Tribune se dirigia a los que querian reflexionar sobre los proble-
mas del dia, leer reposadamente; la élite intelectual, y después todas las
familias puritanas quisieron seguirla; asi es como alcanzé a veces una
tirada de 200000 ejemplares hacia 1860. Por otra parte, el periédico
fundado en 1841 con un capital de 2 000 délares se valoraba desde 1849
en 100000 doélares,
Oficialmente defensor de los whigs, el gran periodista no siempre
juzgaba conveniente obedecer a su partido; pensador de vanguardia,
sostuvo repetidas veces ideas nuevas que desagradaban a su piblico.
Después del fourierismo (al que estaba adherido) fue el feminismo,
después otros ismos, como le reprochaban los burlones. El, que no vacilé
poco ni mucho en 1845 en protestar contra la guerra de México, tan
popular entonces, asombré a sus lectores pidiendo la libre formacién de
los sindicatos obreros, la proteccién de los trabajadores nacidos en el
pais contra los salarios de hambre dados a los proletarios inmigrantes,
la propaganda en favor de una agricultura cientifica, el concurso finan-
ciero del gobierno federal para llevar ferrocarriles y telégrafos hasta el
Pacifico. Todo esto se ha realizado hoy, pero entonces parecia una pura
quimera. No menos grande fue su audacia a propésito de la esclavitud:
en la época en que los politicos vacilaban todavia ante este temible
problema, él se pronuncié por la abolicién y se afilis desde 1854 al
nuevo partido republicano.’ Si bien tales audacias provocaban las pro-
testas de la rutina, su influencia iba creciendo entre todos los colonos
innovadores, y un periodista le escribia a su madre: “La Tribune esta al
lado de la Biblia en todo el Oeste.” ?
Naturalmente, Greeley desagradé a Gordon Bennet, del que era la
antitesis viviente. Cuando la Tribune comenz6, el Herald y el Sun se
coligaron contra un periédico tan diferente del tipo puesto en boga por
ellos; se intent6 corromper o aterrorizar a los voceadores que lo vendian.
Greeley se defendié atacando: los periodistas que buscan el éxito en el
escindalo, decia, son més culpables que los asesinos, cuyas hazajias
inal Sobre las trabas puestas en el Sur a la propaganda abolicionista,
ve 10)
2 (100, cap. VIII. El gran historiador Rhodes escribia en 1909: “Puedo
afirmar que si queréis penetrar los pensamientos, los sentimientos, los motivos
de su actuacién de los 1866000 hombres que votaron por Lincoln en 1860,
debéis estudiar la Tribune, semanario de Nueva York” (Atlantic Monthly, mayo
de 1909), Cf, [117].