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Una introducción al texto, a modo de herramienta conceptual para el análisis

del relato.

‘Los oficios terrestres’ es una serie de seis cuentos publicado en l965. El primero se llama ‘Esa
mujer’, un relato donde se mezcla lo histórico con lo policial, el periodismo con la literatura,
logrando la síntesis que siempre busco entre lo literario, lo periodístico, lo investigativo y lo
político, en una tensión muy bien lograda, convirtiéndola en el cuento más importante del siglo de
la literatura argentina. Horacio Verbitsky señala a ‘Operación Masacre’ como el ‘Facundo’ del
presente siglo, y nosotros agregamos que, en esa misma línea comparativa, ‘Esa mujer’ es hoy lo
que fue ‘El Matadero’ de Echeverría en la centuria pasada.

Lo estético juega un papel preponderante, sin prescindir del hecho histórico, fruto de un trabajo
de pesquisa y exploración. La dificultad en la escritura de sus cuentos lo obsesionan, algunos le
salen de un tirón, otros tardan años en encontrar la técnica adecuada, en el caso del texto que
comentamos sostiene: "Comencé a escribir ‘Esa mujer’ en 1961, lo terminé en 1964, pero no tardé
tres años, sino dos días: un día de 1961, un día de 1964".

Desde lo histórico, vale recordar que luego de la revolución del ‘55 los golpistas no querían que el
pueblo peronista se acercara al cuerpo de Eva Duarte, objeto de culto y devoción del pueblo, que
se conservaba en perfecto estado después de su muerte gracias a tratamientos químicos
encarados por el médico español Pedro Ara. La solución fue encargar a un custodio que se ocupara
del cuerpo, designando para ello al coronel Moori Koenig. Es así como éste coronel vive las mil y
una peripecias, junto con sus colaboradores, custodiando el cadáver, hasta que finalmente se lo
entierra en Europa. La incógnita de la época era descubrir ese lugar misterioso donde sepultaron a
Eva, y aunque el escritor no lo logra, desnuda el alma del hombre que por varios años estuvo junto
a ella y que dejó en él huellas indelebles.

El cuento se desarrolla en primera persona, y es el mismo Walsh quien se asume como


protagonista. En el prólogo de la edición sostiene que: "la conversación que reproduce es, en lo
esencial, verdadera" y, es necesario destacar que, a Evita no se la menciona nunca por su nombre.
La acción transcurre durante ese tiempo en que tarde y noche se fusionan, confundiéndose en una
sola cosa. El lugar es el décimo piso del departamento de Callao y Santa Fe, donde vivía el coronel
Carlos Eugenio de Moori Koenig; desde un gran ventanal se ven las luces del puerto que se reflejan
en el río. Walsh va en busca de la revelación de un secreto, el Coronel quiere ‘unos papeles’
misteriosos (la declaración de Pérez Griz sobre la muerte de Marcos Satanowsky).

El relato se mueve desde el ámbito del encuentro hacia afuera, y vuelve nuevamente; es ascético
en su lenguaje pero, cuando se eleva, sus imágenes son poderosas, y la tensión se vuelve
insoportable. El protagonista describe lo que percibe: al coronel, su mujer, la calle, el edificio que
vive, que late; y a la vez pregunta. El Coronel bebe, bebe y bebe despotricando contra "esos
roñosos", por tres veces, que lo persiguen, que lo amenazan, que buscan hacerle daño, que lo
arrastran a la paranoia.

El diálogo se inicia con un tema nimio: la puntualidad, sigue el rito del whisky, se establece un
terreno vagamente común (el Coronel dice ser de inteligencia, haber estudiado filosofía y estar
interesado en el arte), reclama unos papeles con unos nombres y Walsh retruca preguntando sin
preguntar por "esa mujer". El Coronel no contesta directamente sino que habla de la persecución
que sufre de parte de "esos roñosos", los peronistas, el daño que le hicieron a él y a su familia, e
intenta dispersar la atención sobre dos casos fatales que sufrieron colaboradores directos en la
custodia del cuerpo, un mayor y un capitán, que harían pensar en una suerte de maldición en
todos aquellos que se acerquen a la ‘abanderada de los humildes’.

Una vez que ha bebido lo suficiente, el Coronel se arriesga a hablar de esa mujer a quien le
cortaron un dedo, de su desnudez en el ataúd, de su presencia virginal, de toda su muerte al aire,
de su incorruptibilidad, y la perversión del médico que le hizo el tratamiento químico para
conservarla. Finalmente describe brevemente el recorrido que hace el cuerpo desde la CGT,
pasando por Viamonte, 25 de Mayo, hasta ser enterrada en un lugar donde llueve mucho y donde
se pudrirá parada, porque la enterró de esa forma en otro país. Walsh personaje habla, Walsh
escritor hace hablar a los silencios, el Coronel termina extraviado en un laberinto de alcohol y
noche sin responder la pregunta clave: "¿Dónde, Coronel, dónde?". Pero no responde porque se
cree dueño del secreto y de la mujer.

"Lo de Walsh no es un cuento- me corrigió la viuda- Sucedió. Yo estuve oyéndolos mientras


hablaban. Mi marido registró la conversación en un grabador Geloso y me dejó los carretes. Es lo
único que me ha dejado", dice la esposa de Moori Koenig. El rito iniciático de la devoción a Evita
comenzó para Martínez con el texto que comentamos y podemos considerar proto-historia de la
novela, el novelista transforma al texto en documento y a Walsh en personaje, quien descubre
dónde está el cuerpo pero no va a buscarlo porque dice: "Esa mujer no es mía". Walsh trabajó con
otro cuento similar que tituló Ese hombre, donde los protagonistas son el mismo Walsh y Juan
Perón, cuando se encontraron en Puerta de Hierro. Se conocen seis versiones diferentes pues el
escritor lo estaba trabajando. Se puede encontrar una síntesis de esas versiones en el libro ‘Ese
Hombre’.

Fuente: Fabián Domínguez, El caso Rodolfo Walsh: un clandestino (fragmento) Primer premio del

concurso anual de ensayos legislador José Hernández 1999, organizado por el Senado de la

Nación.

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