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El evangelio es un llamado a la fe y al arrepentimiento

Todos los que escuchan el evangelio son llamados por Dios a arrepentirse creer.
“Pero Dios… manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan,” les
dijo Pablo a los atenienses (Hecho. 17:30). Cuando sus oyentes le preguntaron
qué debían hacer para “poner en práctica las obras de Dios”, nuestro Señor
respondió: “Esta en la obra de Dios, que creáis en el que él había enviado” (Juan
6:29). Y en 1 Juan 3:23 leemos: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el
nombre de su Hijo Jesucristo…”.
El arrepentimiento y la fe pasan a ser una cuestión de deber por el mandato
directo de Dios. Estos mandaros universales, como lo hemos indicado
anteriormente, van acompañados de promesas universales de salvación para
todos los que obedecen: “Que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de
pecados por su nombre” (Hech. 10:43). “El que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente” (Apoc. 22:17). “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más
tenga vida eterna” (Juan 3:16). Estas palabras son promesas que Dios cumplirá
mientras dure el tiempo.
Necesitamos decir que la fe no es meramente un sentido de optimismo, o
esperanza, así como el arrepentimiento no es un solamente lamentarse o sentir
remordimiento. La fe y el arrepentimiento son acciones, y acciones del hombre
integral… la fe es esencialmente entregarse, descansar y confiar en las
promesas de misericordia que Cristo ha dado a los pecadores, y en el Cristo
que dio promesas. De igual modo, el arrepentimiento es más que sentir tristeza
por el pasado, el arrepentimiento es un cambio de la mentalidad y del corazón,
una vida nueva de negarse a uno mismo y servir al Salvador como Rey en lugar
de uno mismo. Necesitamos presentar también dos puntos más:
1) Se requiere Fe al igual que Arrepentimiento. No basta con decidir
apartarse del pecado, renunciar a hábitos malos y tratar de poner en
práctica las enseñanzas de Cristo siendo religiosos y haciendo todo el bien
posible a otros. Aspiraciones, resoluciones, moralidad y religiosidad no son
sustitutas de la fe… sino que, si ha de haber fe, primero tiene que haber un
fundamento de conocimiento: el hombre tiene que saber acerca de Cristo,
su cruz y sus promesas antes de que la fe salvadora pueda ser una
posibilidad para él. Por lo tanto, en nuestra presentación del evangelio,
tenemos que enfatizar estas cosas, a fin de llevar a los pecadores a
abandonar toda confianza en sí mismos y confiar totalmente en Cristo y en
el poder de su sangre redentora para hacerlos aceptos a Dios. Nada que
sea menos que esto es fe.
2) Se requiere Arrepentimiento al igual que Fe… Si ha de haber
arrepentimiento, tiene que haber, volvemos a decirlo, un fundamento de
conocimiento… Más de una vez, Cristo deliberadamente llamó la atención a
la ruptura radical del pasado que involucra ese arrepentimiento. “Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y
sígueme… todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mat.
16:24-25). “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y
mujer, e hijos y hermanos, y hermanas, y aun también a su propia vida (o
sea: considerarlos a todos en segundo lugar) no puede ser mi discípulo…
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser
mi discípulo” (Luc. 14:26, 33). El arrepentimiento que Cristo requiere de
su pueblo consiste del rechazo contundente a poner cualquier limite a
las demandas que él pueda hacer a sus vidas… Él no tenía interés en
juntar grandes gentíos que profesaran ser sus seguidores para luego
desaparecer en cuanto se enteraban de lo que seguirle requería de ellos.
Por lo tanto, en nuestra propia presentación del evangelio de Cristo, y hacer
que los pecadores lo enfrenten con seriedad antes de instarlos a responder
al mensaje del perdón gratuito. Simplemente por honestidad, no debemos
ignorar el hecho de que el perdón gratuito en un sentido cuesta todo; de
otro modo, nuestro evangelizar se convertiría en una especie de estafa. Y
donde no existe un conocimiento claro, y por ende nada de reconocimiento
realista de las verdaderas demandas de Cristo, no puede haber
arrepentimiento y por lo tanto tampoco salvación.
Tal es el mensaje evangelistico que somos enviados a anunciar.
En toda la Biblia se enseña que Fe no es solamente creer, sino también actuar en
consecuencia a lo que se ha creído. Santiago 2:14 “Hermanos míos, ¿de qué
aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle?” Santiago 2:17 “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí
misma”. En el caso de la Salvación la Fe esta puesta en Jesús y la obra que
demanda esta Fe es el Arrepentimiento Marcos 1:15 “y diciendo: El tiempo se ha
cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio”.

Preguntas:
1 ¿Qué importancia tiene el creer para la salvación de un creyente?
2 ¿Qué importancia tiene el Arrepentimiento para la salvación de un creyente?
3 Explique, ¿Cómo es la Relación entre las obras y La Fe de la que se habla en
Santiago para la Salvación?
4 ¿Cuántas veces puede arrepentirse un creyente?
5 ¿Qué es el genuino arrepentimiento?

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