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DERECHO DE FAMILIA
TEMAS:
DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE CONYUGES
ALIEMENTOS ENTRE CONYUGES
DIVORCIO Y SEPARACION DE CUERPOS
PRESENTADO A:
HERNANDO GUTIERREZ PRIETO
PRESENTADO POR:
JULIANA BARRETO GUTIERREZ
IVETH OSORIO FERNANDEZ DE CASTRO
TABLA DE CONTENIDO
I. INTRODUCCION
I. INTRODUCCION
Es así como este estudio demostrará que temas se han tratado, cómo se han resuelto, y qué
evolución se ha presentado dentro de los mismos en estos dos documentos. El primero que
contiene los apartes más importantes de las sentencias y su evolución a través del tiempo, y
el segundo, pretende mostrar que líneas jurisprudenciales se han generado.
Se espera que este estudio sea de gran utilidad e interés para todas las personas que
requieran este tipo de información.
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PROBLEMAS JURIDICOS
¿Es el Art.I del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio de los Art. 1,
2,3,4,5,6,7,9 C.N.?
¿Es el Art. III del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio de los Art.1, 4,95-3
de la C.N.?
¿Es el Art. V del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio de los Art.13, 16,
18,19,27,26,68,69,70 de la C.N.?
¿Es el Art. XII del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art.19. de la
C.N.?
¿Es el Art. XIV del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art.26 de la
C.N.?
¿Es el Art. XVI del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art.355 de la
C.N.?
¿Es el Art. XVII del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio de los Art.13,19
de la C.N.?
¿Es el Art. XXIV del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art. 19 de la
C.N.?
¿Es el Art. XXVI del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art.19 de la
C.N.?
¿Es el Art. XXVII del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio de los Art.13,
19 de la C.N.?
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¿Es el Art. XXX del Art. 1 de la ley 20 de 1974 violatorio del Art.19 de la
C.N.?
NORMA DEMANDADA:
"LEY 20 DE 1974
Para que sea efectivo el reconocimiento civil de estas últimas basta que acrediten
con certificación su existencia canónica.
Artículo VIII. Las causas relativas a la nulidad o la disolución del vínculo de los
matrimonios canónicos, incluídas las que se refieren a la dispensa del matrimonio
rato y no consumado, son de competencia exclusiva de los tribunales eclesiásticos
y congregaciones de la Sede Apostólica.
Artículo IX. Las altas partes contratantes convienen en que las causas de
separación de cuerpos de los matrimonios sean tramitadas por los jueces del
Estado, en primera instancia ante el tribunal superior respectivo y en segunda
instancia ante la Corte Suprema de Justicia.
Artículo XI. A fin de hacer más viable el derecho que tienen las familias de
escoger libremente centros de educación para sus hijos, el Estado contribuirá
equitativamente, con fondos del presupuesto nacional, al sostenimiento de
planteles católicos.
Artículo XII. En desarrollo del derecho que tienen las familias católicas de que
sus hijos reciban educación religiosa acorde con su fe, los planes educativos, en
los niveles de primaria y secundaria, incluirán en los establecimientos oficiales
enseñanza y formación religiosa según el magisterio de la Iglesia. Para la
efectividad de este derecho, corresponde a la competente autoridad eclesiástica
suministrar los programas, aprobar los textos de enseñanza religiosa y
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Artículo XVI.La Santa Sede conviene en elevar con la mayor celeridad posible
las jurisdicciones misionales a la categoría de diócesis, a medida que el
desarrollo de las regiones resulta armónico con las exigencias pastorales
diocesanas.
Artículo XIX. Continuarán deferidas a los tribunales del Estado las causas
civiles de los clerigos y religiosos y las que se refieren a la propiedad y derechos
temporales de las personas jurídicas eclesiásticas, como también los procesos
penales contra aquellos por contravenciones y delitos ajenos al ministerio
eclesiástico, sancionados por las leyes de la República. Se exceptúan, sin
embargo, los procesos penales contra los obispos y quienes están asimilados a
estos en el derecho eclesiástico, que son de competencia exclusiva de la Sede
Apostólica.
Artículo XXIII. La Iglesia Católica y las demás personas jurídicas de que trata el
artículo IV del presente Concordato tienen la facultad de adquirir, poseer,
enajenar y administrar libremente bienes muebles e inmuebles en la forma
establecida por la legislación colombiana para todos los ciudadanos, y sus
propiedades, fundaciones y derechos serán no menos inviolables que los
pertenecientes a las demás personas naturales y jurídicas.
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Asímismo, quedan derogadas todas las disposiciones de las leyes y decretos que
en cualquier modo se opusieran a este Concordato.
PROTOCOLO FINAL
La determinación que hace este artículo de que las causas de separación del
matrimonio canónico serán dirimidas ante el Tribunal Superior y la Corte
Suprema de Justicia de Colombia, no impedirá que, en el futuro, el Estado
colombiano pueda establecer una instancia especial para examinar y juzgar las
causas relativas al derecho de familia y que tenga un nivel equivalente al de
aquellas entidades.
Artículo I.
RELIGIÓN CATÓLICA
La manifestación que se hace en el artículo I, inciso 1° del Concordato relativo a
considerar a la Religión Católica, Apostólica y Romana como elemento fundamental del
bien común y del desarrollo de la comunidad nacional, y atendiendo ello a la
tradicional afección del pueblo colombiano hacia dicha religión, no vulnera la
Constitución, porque los propósitos así concebidos y reconocidos de ser ella
instrumento del bienestar, adelanto y progreso de la comunidad, corresponden a los
mismos fines del Estado plasmados en diversos textos de la Carta. C-027/93
RELIGIÓN CATÓLICA
Tampoco el inciso 2° del artículo I desconoce la Constitución, pues, es obligación del
Estado garantizar el goce de los derechos religiosos a quienes pertenezcan a ella, como
se reconoce en dicho texto también respecto de las demás confesiones C-027/93
Artículo II Y III.
asociación (art. 38 C.N.) hace posible que en la sociedad civil colombiana los fieles de
una religión se agrupen en torno de ésta a través de organizaciones representativas de
ellas, las cuales y para ejercer su magisterio moral adoptarán sus propias reglas,
diferentes a las de la potestad civil. C-027/93
"Artículo IV.
PERSONERIA JURIDICA DE ENTIDADES RELIGIOSAS
La concepción de este artículo IV encuadra dentro de la libertad religiosa de la Carta de
1991. La norma es lógica, no sólo en cuanto hace a la Iglesia Católica sino a las demás
religiones, al predicar la autonomía de la autoridad eclesiástica y respetarla la autoridad
civil, en tratándose de sus estatutos y organización interna, y consecuente concesión de
la personería jurídica. Se permite entonces que la Iglesia Católica otorgue personería
jurídica a sus distintas entidades, lo cual se hará por sus "legítimas autoridades", es
decir, por aquellas que de acuerdo con la reglamentación canónica han recibido la
competencia para ello, todo lo cual constituye salvaguarda de seguridad jurídica para la
colectividad.
Al Estado de todas maneras habrá que demostrarle en el caso concreto la existencia de
tal competencia.
Obsérvese que se agrega al reconocimiento de las entidades eclesiásticas del inciso 2°
del artículo IV un reconocimiento civil, para lo cual deberán acreditar su existencia
canónica.
Siendo entonces de carácter legal el reconocimiento de personerías jurídicas, como
antes se dijo, es cabalmente la Ley 20 de 1974, la que acepta y reconoce la personería
jurídica otorgada por ella a sus distintos estamentos y entidades, para el logro de sus
fines espirituales y evangéligos. Ello no obsta para que una Ley regule la materia
respecto de todas las religiones, incluyendo a la Iglesia Católica, estatuto que de todos
modos mantendrá la independencia de ellas en su forma de organización y
funcionamiento internos. Se trataría de una Ley estatutaria de las previstas en el
artículo 152 literal a) de la Carta. C-027/93
Artículo V
"Artículo VI
PROTECCIÓN A LA CULTURA INDÍGENA
Frente entonces a ordenamientos tan categóricos de la nueva Carta en pro de la etnia
indígena, no se ajusta a esos postulados el artículo VI subexamine, el cual además,
cuando prescribe que la misma sea susceptible de un régimen canónico especial, no se
aviene al derecho a la libertad de cultos, que le permite a toda persona la profesión libre
de su religión y coloca a todas las confesiones religiosas en pie de libertad ante la Ley
(art. 19). C-027/93
La parte última del artículo VI por la cual se integra una Comisión Permanente de
Estado e Iglesia para desarrollar lo previsto en la primera parte, por ser instrumental
también resulta inconstitucional. C-027/93
"Artículo VII
3. La legitimidad de la prole.
Primeramente que el mismo contempla los efectos civiles del matrimonio católico con
arreglo a las normas de derecho canónico. Estas a su vez defieren a la potestad civil la
regulación de tales efectos, cual lo dispone el artículo 1059 del Código de Derecho
Canónico, así: "El matrimonio de los católicos, aunque sea católico uno solo de los
contrayentes, se rige no solo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin
perjuicio de la competencia de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del
mismo matrimonio". C-027/93
Es así entonces que el artículo VII del Concordato (art. 1o. de la Ley 20 de 1974)
reconoce efectos civiles a los matrimonios católicos y esto halla sustento constitucional
en el artículo 42 conforme al cual "los matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en
los términos que establezca la ley". Lo propio hace la reciente Ley 25 de 1992 "Por la
cual se desarrollan los incisos 9°, 10°, 11, 12 y 13 del artículo 42 de la Constitución
Política", al prescribir que tendrán efectos jurídicos los matrimonios celebrados
conforme a los cánones o reglas de cualquier confesión religiosa o iglesia, (art. 1° que
adiciona el artículo 115 del Código Civil) dentro de las cuales obviamente se halla la
Iglesia Católica. A renglón seguido el artículo 2o. de esta última Ley previene que "las
actas de matrimonio expedidas por las autoridades religiosas deberán inscribirse en la
oficina de registro del estado civil correspondiente al lugar de su celebración". C-
027/93
"Artículo VIII.
NULIDAD Y DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO CATÓLICO
El inciso 1° del artículo 8o. del Concordato trata dos aspectos plenamente diferentes: el
de las causas relativas a la nulidad y el de las referentes a la disolución del vínculo, en
ambos casos, de los matrimonios canónicos. Distinción que se hace puesto que
independientemente a lo que pudiere considerar el derecho canónico, en el campo del
derecho civil las expresiones "nulidad" y "disolución del vínculo" no tienen el mismo
contenido y alcance. Ciertamente la utilización que de la disyuntiva hace el Codigo
Canónico, cuando dice "las causas de nulidad o disolución del vinculo", llevarían a
pensar que para el derecho canónico esas instituciones corresponden a un solo concepto.
C-027/93
Esto halla a su vez corroboración en el artículo 3o. de la novísima Ley 25 de 1992 que
desarrolla entre varios incisos, el inciso 12 del artículo 42 de la Carta, el cual reza así:
"El Estado reconoce la competencia propia de las autoridades religiosas para decidir
mediante sentencia u otra providencia, de acuerdo con sus cánones y reglas, las
controversias relativas a la nulidad de los matrimonios celebrados por la respectiva
religión". C-027/93
MATRIMONIO CATOLICO: EFECTOS CIVILES, NULIDAD, COMPETENCIA
Respecto de los efectos civiles de las sentencias eclesiásticas en materia de nulidad del
matrimonio católico, valga anotar que ellos se confian en el artículo VIII a la potestad
civil, luego está de acuerdo con la Carta. Estos efectos civiles se reafirman
adicionalmente en el Protocolo Final del Concordato y de acuerdo con el cual en el acto
de firma de éste los plenipotenciarios de las altas partes contratantes hacen entre otras
declaraciones, que forman parte integrante del Concordato, la relativa a que, en cuanto
hace al artículo VIII: "Por lo que se refiere a los efectos civiles correspondientes se
tendrá en cuenta lo dispuesto por la jurisprudencia y la legislación civil colombiana de
manera que sean respetados tanto los derechos adquiridos por los cónyuges como los
derechos de las personas legalmente amparadas en la sociedad conyugal"
La mencionada Ley 25 de 1992 ratifica los efectos civiles de las sentencias religiosas de
nulidad cuando previene que "Las providencias de nulidad matrimonial proferidas por
las autoridades de la respectiva religión, una vez ejecutoriadas, deberán comunicarse
al juez de familia o promiscuo de familia del domicilio de los cónyuges, quien decretará
su ejecución en cuanto a los efectos civiles y ordenará la inscripción en el registro
civil. La nulidad del vínculo del matrimonio religioso surtirá efectos civiles a partir de
la firmeza de la providencia del juez competente que ordene su ejecución"(art.4). C-
027/93
MATRIMONIO: DISOLUCIÓN
El artículo 42 que entrega a la ley civil "las formas del matrimonio, la edad y capacidad
legal para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y la
disolución del vínculo" (inciso 9°). El mismo artículo en su inciso 11 dispone que "los
efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil".
Pues bien, el divorcio del matrimonio -a diferencia de la nulidad del mismo en que se
cuestiona la validez del matrimonio por faltarle algún requisito esencial en su
celebración- parte del supuesto de la validez del vínculo, mas surgen con posterioridad
circunstancias que la ley consagra (causales de divorcio) como ameritadoras de su
terminación.
La situación en Colombia después de expedida la Ley 1a. de 1976 que entre otros
mandatos instituyó el divorcio en el matrimonio civil y hasta la emisión de la nueva Ley
25 de 1992, es como sigue: Contempla la ley tanto el divorcio vincular como la simple
separación de cuerpos. Mas es preciso deslindar a su vez estas dos situaciones: la del
colombiano cuyas nupcias se celebraron de acuerdo con la ley civil, quien se puede
acoger a la separación judicial de cuerpos, transformable en causal de divorcio si
perdura dos años, o acudir al divorcio a cuyo efecto invocará las causales señaladas al
efecto. En cambio, para los colombianos casados por el rito católico, su matrimonio
ostenta el carácter de indisoluble. Con el advenimiento de la Ley 25 de 1992 se
introduce el divorcio como medio de cesación de todos los efectos civiles de los
matrimonios celebrados por los ritos de cualquier confesión religiosa, incluidos los
matrimonios católicos. C-027/93
MATRIMONIO: DISOLUCIÓN
Pues bien, de la comparación entre los aspectos del artículo VIII del Concordato
acusados y el artículo 42 de la Constitución en los apartes atrás señalados, surge el
quebranto por el primero del segundo constitucional. C-027/93
el tribunal eclesiástico y ello en razón de que de conformidad con el inciso 10o. del
artículo 42 de la Constitución Nacional todo lo referente a los efectos civiles de todos
los matrimonios se rigen por la ley civil. . C-027/93
UNION LIBRE
También allí se encuentra que la mayoría de los colombianos casados por lo civil o lo
católico o en unión libre considera que esta última debe reglamentarse y es nuestra
propuesta a la Asamblea. . C-027/93
MATRIMONIO
Igualmente el proyecto de reforma constitucional presentado por el Gobierno Nacional
dice que sólo la ley colombiana regulará las formas de matrimonio... Esta propuesta
dió oportunidad para estudiar lo relacionado con matrimonios válidamente celebrados
en el país o en el exterior y así,para evitar inconvenientes a familias legal y
formalmente establecidas,se propone una redacción diferente que acoge, en líneas
generales,la intención gubernamental y del pueblo de establecer el divorcio en
colombia. . C-027/93
"Artículo IX.
MATRIMONIO CATÓLICO: SEPARACIÓN DE CUERPOS, COMPETENCIA
Previene el artículo 42 inciso 9° de la Carta que las causas de separación de los
matrimonios se rigen por la ley civil.
Del mismo modo el artículo IX del Concordato previene que las contenciones sobre
separación de cuerpos es de competencia de los jueces del Estado. . C-027/93
"Artículo X.
"Artículo XI
PARTIDAS PRESUPUESTALES PARA CENTROS EDUCATIVOS CATÓLICOS
Es así entonces como los colegios pertenecientes a la religión católica o regentados por
su jerarquía caen bajo la órbita de acción del derecho privado y bajo la prohibición del
artículo 355 de la Carta de 1991 que en su inciso 1° dice: "Ninguna de las ramas u
órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas
naturales o jurídicas de derecho privado".
De otro lado, el artículo XI contempla un trato preferencial para los hijos de familias
católicas, con lo cual se desconoce el principio de igualdad en que la Constitución
coloca a todas las religiones (art. 19 inc. 2°) y ello, no obstante se reconozca el hecho
social-religioso palmario de ser la Iglesia Católica la de la inmensa mayoría del pueblo
colombiano. C-027/93
"Artículo XII.
CATEDRA RELIGIOSA
Se orientó el nuevo ordenamiento constitucional hacia la consagración específica de
derechos fundamentales de las personas y como derecho superpuesto a todos ellos, se
erigió el de la igualdad en todos los órdenes y es así como el artículo 13 es bien
explícito al respecto
De su parte y en punto a la libertad religiosa el artículo 19 garantiza la libertad de cultos
y en razón de ello toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a
defenderla en forma individual o colectiva. "Todas las confesiones religiosas e iglesias
son igualmente libres ante la ley". Acorde con el artículo 68 "los padres de familia
tendrán derecho a escoger el tipo de educación para sus hijos menores . En los
establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a recibir educación
religiosa".
Si se coteja el artículo XII con la normación Superior antes comentada, surge la
contrariedad de aquél con esta última, pues, el estudiante de plantel oficial, sea católico
o no, recibirá las enseñanzas de la Iglesia Católica, pues los planes educativos
forzosamente deberán incluir tal enseñanza. Fuera de ello se discrimina en relación con
las otras confesiones religiosas.
Ha de advertirse que con la declaratoria de inexequibilidad de esta norma concordataria,
esta Corte no está afirmando que los hijos de familias católicas no reciban la educación
religiosa que les corresponde como tales. Eso debe ser así y quién mejor que esa
postestad eclesiástica es la indicada para contribuir con su magisterio en los respectivos
programas docentes. Mas lo que se censura frente al nuevo Estatuto Constitucional, es
que compulsivamente sea esa la única enseñanza que deba impartirse en los centros
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educativos del Estado, sin que se dé opción al alumnado de recibir la de su propia fe, o
de no recibir ninguna. Dentro de la reglamentación legal que habrá de expedirse al
efecto, a la Iglesia Católica habrá de dársele el espacio religioso en los establecimientos
del Estado, lo mismo que a las demás religiones, dejando en todo caso en libertad a los
estudiantes que no quieran recibir instrucción religiosa alguna, con lo cual se
conseguiría colocar en el mismo plano de igualdad a todas las confesiones pues se
satisfaría el interés religioso de los estudiantes según sus propias creencias y no se
obligaría a nadie a recibir cátedra religiosa. C-027/93
"Artículo XIII.
AYUDA DE LA IGLESIA CATÓLICA EN LAS ZONAS MARGINDAS
Se advierte a simple vista la inconstitucionalidad de la norma porque estatuye una trato
preferencial a la religión católica por parte del Estado para llevar su credo a las zonas
paupérrimas, pues, como se ha hecho ver en párrafos precedentes, todas las confesiones
religiosas han de estar en situación de igualdad frente al Estado, como lo pregona el
ordenamiento Superior. Se reitera en tratándose de las zonas marginadas de indígenas
a las cuales se dirige fundamentalmente el artículo XIII, la identidad étnica, cultural,
política y religiosa que les confiere la nueva Carta y que mereció especial análisis al
examinar esta Corporación el artículo IV. C-027/93
"Artículo XIV.
NOMBRAMIENTO DE ARZOBISPOS Y OBISPOS: INTERVENCIÓN ESTATAL
Con todo, la deferencia que se otorga al Estado, a través del Presidente de la República
para objetar los nombramientos por razones civiles o políticas, pugna con el principio
de igualdad constitucional que debe existir entre todas las religiones, además de la
injerencia que en materias eclesiásticas se le otorga al Gobierno. C-027/93
"Artículo XV.
CIRCUNSCRIPCIONES ECLESIÁSTICAS: INTERVENCIÓN ESTATAL
Mas la inconstitucionalidad surge en la última parte del artículo XV que confiere al
Gobierno la facultad de hacer recomendaciones sobre la creación de las
circunscripciones eclesiásticas, por las mismas razones señaladas al examinar el artículo
XIV anterior. C-027/93
"Artículo XVI.
DIÓCESIS
Entonces la declaratoria de inexequibilidad de los artículos VI y XIII entraña a su vez
la del artículo XVI, por sustracción de materia, puesto que éste precisamente se refiere a
las misiones, halladas contrarias a la Carta. C-027/93
"Artículo XVII.
ATENCIÓN ESPIRITUAL Y PASTORAL A LOS MIEMBROS DE LAS FUERZAS
ARMADAS
Las fuerzas armadas son el brazo armado del Estado de Derecho. Pues bien, dice este
ordenamiento que "La atención espiritual y pastoral de los miembros de las fuerzas
armadas se ejercerá por medio de la vicaría castrense según normas y reglamentos
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dictados para el efecto por la Santa Sede, de acuerdo con el Gobierno"; es decir, que
hay en esta norma una doble imposición de la iglesia, para el Estado colombiano, así:
"Artículo XVIII.
CLERIGOS Y RELIGIOSOS EN CARGOS PÚBLICOS; PRESTACIÓN DE
SERVICIO MILITAR
En conexión con la no obligación que contrae el Estado a favor de clerigos y religiosos
respecto del no ejercicio de cargos públicos incompatibles con su ministerio y profesión
religiosa, encuentra esta Corporación que es exequible, pues, en primer término los
empleos públicos son de libre y no de forzosa aceptación y además la regulación de la
función pública es de carácter legal (y en el presente caso es la Ley 20 de 1974) de
acuerdo con lo que dispongan las normas constitucionales y en ninguna de éstas se
constriñe en casos especiales a desempeñar una posición oficial, salvo el caso del
servicio militar que se tratará enseguida.
Es cierto que la ley puede establecer exenciones, siempre y cuando no sean de las que
constitucionalmente estén prohibidas. Aquí el legislador consagra una excepción,
cuando expresa que los clérigos y religiosos estarán exentos del servicio militar. En
Colombia el servicio militar tiene el carácter de obligatorio y las únicas personas
exentas de este servicio a la patria, son aquellas que al tenor de este artículo, ostentan
los títulos mencionados. En consecuencia la norma antes que violar el artículo 216 de la
Constitución Nacional, encuentra en él su asidero, ya que su inciso 3° dispone que la ley
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determinará las condiciones que en todo tiempo eximen del servicio militar. En este
caso, es la ley 20 de 1974, la que determina la exención y las condiciones de la misma.
Este tratamiento especial y para preservar el principio de igualdad de las religiones, ha
de extenderse a las demás confesiones religiosas organizados respecto de sus ministros
y clérigos, los cuales deberán acreditar debidamente su calidad de tales. C-027/93
"Artículo XIX.
INMUNIDAD PARA OBISPOS EN ASUNTOS PENALES
Sin embargo se observa que no existe fundamento constitucional que ampare esa
especie de inmunidad en favor de los obispos y similares por asuntos penales,
estableciéndose una competencia exclusiva a la cual entonces también tendrían derecho
a acceder los altos miembros de las demás iglesias existentes en el país. Fuera de que
quedarían sustraidas esas personas eclesiásticas de la jurisdicción del Estado, siendo
que a ésta deben estar sometidos todos los residentes del país.
Con fundamento en lo anterior, esta Corporación precisa que debe declararse
inconstitucional la parte de este artículo que dice "Se exceptuan, sin embargo, los
procesos penales contra los obispos y quienes están asimilidados a éstos en el derecho
eclesiástico, que son de competencia exclusiva de la Sede Apostólica". C-027/93
"Artículo XX ".
PROCESO PENAL PARA CLÉRIGOS Y RELIGIOSOS
El establecimiento de normas especiales de procedimiento penal para el juzgamiento de
clérigos y religiosos instituye un tratamiento preferencial frente a los demás procesados.
La Iglesia como institución Social y Pastoral, se sustrae así a la soberanía del Estado y
por ello, es inconstitucional el texto concordatario.
No es de recibo el argumento de la iglesia en el sentido que de aceptarse la tesis de que
el establecimiento de formas especiales de procedimiento penal para el juzgamiento de
clérigos y religiosos consagra un tratamiento privilegiado, tendría que concluirse que la
Constitución viola la igualdad al establecer trámites especiales para el juzgamiento del
Presidente de la República y altos funcionarios del Estado. Y no se acoge en atención a
que el establecimiento de un fuero especial, debe ser de naturaleza constitucional y no
legal, como es la índole del fuero eclesiástico de que se trata. Además de que es al
Estado a quien corresponde en ejercicio de su potestad política establecer los sistemas
procesales de juzgamiento y carcelario de las personas residentes en su territorio, lo
mismo que los fueros para las personas que por sus condiciones especiales de
investidura así lo ameriten. C-027/93
"Artículo XXI
COLABORACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LA IGLESIA
Como no se da el concepto de violación constitucional de la norma concordataria, no es
dable a esta Corte tener punto de referencia para efectuar el examen de
constitucionalidad correspondiente.
Con todo, es claro para esta corporación que la independencia entre la jurisdicción civil
y eclesiástica, no excluye la colaboración armoniosa y respeto mutuo entre la Iglesia y
el Estado, debiendo eso sí, precisarse que la colaboración pregonada en dicho artículo
ha de referirse a la ejecución de los efectos civiles en los casos previstos en la Carta
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Política, esto es, los que tienen los matrimonios religiosos y las sentencias de nulidad de
estos matrimonios (art. 42). C-027/93
"Artículo XXII.
USURPACIÓN DE FUNCIONES PÚBLICAS
En primer lugar no es de competencia de la Iglesia Católica tipificar e imponer penas o
conductas no establecidas como tales por la ley penal colombiana y de otra parte
pretender darle vigencia a la anología en materia penal, contraviene abiertamente los
principios que rigen la misma. C-027/93
USURPACIÓN DE FUNCIONES PÚBLICAS
"Artículo XXIII
BIENES DE LA IGLESIA CATÓLICA
Se observa como lo dice el artículo XXIII que la Iglesia y las demás personas jurídicas
tienen la facultad de adquirir, poseer, enajenar y administrar libremente bienes muebles
e inmuebles, ordenamiento que está en todo conforme con el artículo 73 del Código
Civil el cual señala que "Las personas son naturales o jurídicas", especie dentro del
cual se encuentran tanto la Iglesia Católica y todas las entidades a las cuales se refiere el
artículo IV del Concordato y que define el artículo 633 de la siguiente manera: "Se
llama persona jurídica, una persona ficticia capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles y de ser representada judicial y extrajudicialmente"; luego hay que
concluir que el artículo XXIII está en un todo de acuerdo con las normas que rigen la
materia en Colombia, especialmente con los preceptos constitucionales y los artículos
pertinentes del Código Civil ya comentados. Es por lo tanto constitucional la norma
XXIII del Concordato. C-027/93
"Artículo XXIV.
RÉGIMEN TRIBUTARIO PARA PROPIEDADES ECLESIÁSTICAS
De conformidad con el inciso primero del artículo 363 de la Constitución Nacional, el
cual dispone que "el sistema tributario se funda en los principios de equidad, eficiencia
y progresividad", se puede sostener que el régimen tributario aplicado a las personas en
Colombia, no tiene que ser necesariamente idéntico. Además de tener en cuenta el
criterio que tiene que ver con la potencia de acción constante y de creciente identidad y
desarrollo, es decir, la eficiencia y la progresividad, difiere según juicios de equidad,
como acaece en el caso de la iglesia católica, la cual en unión con el Estado y para
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justificar la exención tributaria a los edificios destinados al culto, las curias diocesanas,
las casas episcopales y curales y los seminarios, argumenta que esas propiedades han
sido construidas y se conservan con aportes de los fieles, los mismos que tributan al
Estado, por consiguiente, si hubiera impuestos por esos inmuebles los fieles tributarían
más de una vez, una por su patrimonio y otra para cubrir el impuesto para sus templos y
demás bienes referidos, lo que es contrario a la equidad. C-027/93
RÉGIMEN TRIBUTARIO PARA PROPIEDADES ECLESIÁSTICAS
"Artículo XXV.
CONTRIBUCIONES DE LOS FIELES
Este artículo en el cual se expresa que el Estado reconoce el derecho de la Iglesia para
que sus fieles aporten contribuciones al culto divino, es constitucional en atención a que
al decir de la norma, el aporte es libre y voluntario lo cual encaja perfectamente dentro
del criterio de liberalidad incorporado dentro del Estatuto Constitucional. Lo anterior lo
reafirma el hecho de que en ninguna de las tres demandas que originaron los procesos
que ahora se resuelven, se hubiere sustentado la inconstitucionalidad del artículo. . C-
027/93
"Articulo XXVI.
OBLIGACIONES CONTRACTUALES PARA EL ESTADO Y LA IGLESIA
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Este precepto en relación con las obligaciones contractuales adquiridas en virtud del
Concordato de 1887 y de la Convención sobre Misiones de 1953, estima esta
Corporación, es constitucional porque lo allí consignado se adecúa a lo ordenado en el
artículo 58 de la Constitución Nacional cuando expresa: "Se garantiza la propiedad
privada y los demás derechos adquiridos con arreglo a las leyes civiles, las cuales no
pueden ser desconocidas ni vulnerados por leyes posteriores..." Existiendo entonces
títulos contractuales internacionales que respaldan tales obligaciones, es de rigor
reconocerlas.
La parte pertinente del artículo XXVI que dice: "Será reglamentada la contribución del
Estado para la creación de nuevas diocesis y para el sostenimiento de las que
funcionen en los anteriormente llamados territorios de misiones", es inconstitucional
porque fue hallada opuesta a la Carta Política la institución de las misiones en las zonas
indígenas y marginadas, según lo explicado precedentemente. C-027/93
"Artículo XXVII.
ACCESO A CEMENTERIOS
La Carta Política de 1991 en su artículo 49 previene que "La atención de la salud y el
saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado". Quiere esto decir
que los cementerios por más que pertenezcan a dueños particulares -que puede ser la
Iglesia Católica o cualquier otra religión - por la función que cumplen prestan un
servicio público y por ello han de estar al acceso de la comunidad, sin distinciones de
sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica,
obviamente sufragando los deudos los derechos correspondientes. Aceptar lo contrario,
sería además, atentar contra la dignidad humana -prolíficamente protegida en la
Constitución- porque habiendo llegado la persona al final de su vida, aspira como
mínimo a un entierro digno, que lo tiene en los sitios reservados a tal fin, como son los
cementerios. Piénsese en un lugar apartado del país en el que exista un solo cementerio
y se le niegue a alguien su inhumación en él. C-027/93
"Artículo XXVIII
COLABORACIÓN IGLESIA Y ESTADO
En el escrito y concepto de los demandantes y el Procurador respectivamente, no se
observa expresión alguna que indique que esta norma es inconstitucional. C-027/93
"Artículo XXIX.
EJECUCIÓN DEL CONCORDATO
Nota esta Corporación que este artículo es abierto, porque en su texto se dice que "en la
ejecución de las disposiciones contenidas en este Concordato, como en sus
reglamentaciones", quiere significar este precepto que el convenio no se ha agotado en
cuanto a la producción de normas, y que por tanto, éstas se pueden ir expidiendo de
conformidad con la voluntad de las partes contratantes.
Nada obsta entonces, para que las partes de común acuerdo y en cuanto respecta a la
ejecución del Concordato, faciliten las medidas que lo hagan expedito en su
cumplimiento. Obviamente que las determinaciones que llegaren a tomar en virtud de
ello, habrán de ajustarse también a la Constitución y así ha de considerarse que suceda.
De ninguna manera puede concebirse que la participación del Presidente de la
República en desarrollo del mutuo acuerdo mencionado equivalga al ejercicio de la
29
"Artículo XXX.
DEROGATORIA
Observa la Corte que a través de esta disposición se dejan sin vigencia las normas
anteriores concordatarias, situación ajustada a derecho que no desconoce precepto
constitucional alguno. C-027/93
PROTOCOLO FINAL
ARTICULO VII.
REGISTRO CIVIL DEL MATRIMONIO CATÓLICO
Observa esta Corte que estas previsiones no ofrecen reparo de constitucionalidad y
todavía más, cuando la disposición correspondiente fue declarada exequible. C-027/93
ARTICULO VIII.
DISOLUCIÓN DEl MATRIMONIO CANÓNICO
Habiéndose decretado la inexequibilidad del artículo XIII del Concordato, en cuanto a
atribuir la competencia de las causas de disolución de los matrimonios canónicos a la
potestad católica, habrá también la correspondiente norma del Protocolo seguir la
misma suerte de inconstitucionalidad. C-027/93
civiles del matrimonio católico por divorcio, en los términos del artículo 42 de la
Constitución, no rompe el vínculo matrimonial eclesiástico.
Sexto: Declarar EXEQUIBLE el artículo XXVI del artículo 1o. de la Ley 20 de 1974,
salvo el aparte que dice "...Será también reglamentada la contribución del Estado para
la creación de nuevas diócesis y para el sostenimiento de las que funcionen en los
anteriormente llamados territorios de misiones".
Séptimo: Declarar INEXEQUIBLES los artículos VI, IX, XI, XII, XIII, XVI,
XVII, XX y XXII del artículo 1o. de la Ley 20 de 1974.
PROBLEMA JURIDICO ¿Son violatorios los artículos 5o, 7o, 8o, 11o. y 12o de la Ley 25
de 1992 de los artículos 13, 230 y 230 Constitución Política?
NORMA DEMANDADA
"El matrimonio civil se disuelve por la muerte real o presunta de uno de los cónyuges o por
divorcio judicialmente decretado.
Los efectos civiles de todo matrimonio religioso cesarán por divorcio decretado por el juez de
la familia o promiscuo de la familia.
En materia del vínculo de los matrimonios religiosos regirán los cánones y normas del
correspondiente ordenamiento religioso".
Art. 7. El parágrafo primero del art. 427 del Código de Procedimiento Civil se adicionará con
el siguiente numeral:
El literal b) del artículo 5o. del Decreto 2272 de 1989 quedará así:
El numeral primero del Artículo 5o. del Decreto 2272 de 1989 quedará así:
Art. 8. El numeral 4o. del parágrafo primero del artículo 435 del código de procedimiento
civil, quedará así:
Art. 11. El artículo 160 del Código Civil, modificado por la ley 1a. de 1976, quedará así:
Art. 12. Las causales, competencias, procedimientos y demás regulaciones establecidas para
el divorcio, la cesación de efectos civiles del matrimonio religioso, la separación de cuerpos
y la separación de bienes, se aplicarán a todo tipo (sic) de matrimonio celebrado, antes o
después de la presente ley.
1. La Materia
MATRIMONIO RELIGIOSO
Se plantea ante la Corte un caso que involucra dos tendencias naturales del ser humano: la
unión matrimonial y la religiosidad. La Constitución Política en su artículo 42 reconoce a la
familia como "núcleo fundamental de la sociedad", y al matrimonio como uno de sus
elementos constitutivos. Con ello está garantizando un derecho inherente a la persona
humana, por cuanto la esencia del hombre -entendido el término en su sentido genérico- está
ordenada a la unión entre varón y mujer, y porque ambos tienden a complementarse en un
vínculo unitivo, que tiene como objeto esencial la propagación de la especie, a través de la
procreación de los hijos y, con ello, la configuración de ese núcleo fundamental que es la
familia. Igualmente, la espiritualidad trascendente del hombre es inherente a su estructura
personal. En virtud de ese rasgo distintivo de la humanidad, es natural que una pareja aspire a
que su matrimonio se consolide a través de un vínculo espiritual, bajo el rito religioso de su
creencia. Ello está garantizado por la Constitución en el artículo 19 al reconocer a todas las
personas el derecho a profesar libremente su religión, y es evidente que una de las maneras de
exteriorizar aquellas sus creencias religiosas es la celebración del matrimonio de conformidad
con el rito religioso de sus preferencias. C-456/93
MATRIMONIO RELIGIOSO
Una vez promulgada la Carta Política de 1886, el Consejo Nacional de Delegatarios expidió
las leyes 57 y 153 de 1887, las cuales regularon el régimen matrimonial. Dicha regulación se
hizo en consonancia con la doctrina católica que considera el matrimonio como uno de los
sacramentos, cuyo vínculo es indisoluble. Como corolario de lo anterior, el rito católico tenía
plenos efectos civiles. C-456/93
MATRIMONIO RELIGIOSO
En efecto, de acuerdo con la Ley 57 de 1887, el matrimonio celebrado por el rito católico
genera validez civil. Por ello el artículo 12 de esta Ley señala: "Son válidos para todos los
efectos civiles y políticos, los matrimonios que se celebren conforme al rito católico". La
nulidad de los matrimonios católicos entró a regirse, entonces, por las normas del Derecho
Canónico, y de las demandas de esta especie corresponde conocer, por ende, a la autoridad
eclesiástica. Así, dictada sentencia firme de nulidad por el Tribunal Eclesiástico, ésta surtiría
todos los efectos civiles y políticos, previa inscripción en el correspondiente libro de registro
de instrumentos públicos (art. 17 Ibídem). Lo dispuesto en el artículo 17 de la misma Ley
sobre causas de nulidad se aplica igualmente a los juicios de divorcio (art. 18). Así mismo, la
disposición contenida en el artículo 12 es de efecto retroactivo y, por tanto, los matrimonios
celebrados en cualquier tiempo, surtirán todos los efectos civiles y políticos desde la
promulgación de la ley 57 de 1887, según el artículo 19 de la misma. C-456/93
33
"Artículo 17.- El matrimonio que deberán celebrar todos los que profesan la religión
católica producirá efectos civiles respecto a las personas y bienes de los cónyuges y sus
descendientes sólo cuando se celebre de conformidad con las disposiciones del concilio
de Trento. El acto de la celebración será presentado por el funcionario que la ley
determine con el solo objeto de verificar la inscripción del matrimonio en el registro
civil, a no ser que se trate de matrimonio in artículo mortis, caso en el cual podrá
prescindirse de esta formalidad sino fuere fácil llenarle y reemplazarse por pruebas
supletorias."
1Cfr.F. HINESTROSA FORERO, Estudios Jurídicos, en "Escritos varios" (Bogotá, Universidad Externado
de Colombia, a983). Pág. 455.
34
MATRIMONIO RELIGIOSO
El régimen matrimonial así conformado con matrimonio civil indisoluble, sólo para los
católicos en un principio y luego también para los apóstatas, y matrimonio católico para los
católicos que no hayan hecho declaración formal y reiterada de su abandono religioso,
sometido a la legislación, administración y jurisdicción canónica en todo lo relativo a la
validez del vínculo y a la vida común de los cónyuges, subsistió tal cual hasta la puesta en
vigencia del Concordato de 1973, o sea, hasta el 3 de junio de 1975.2 C-456/93
MATRIMONIO
A partir del 2 de julio de 1975, en razón del canje de notas de ratificación del Concordato del
12 de julio de 1973, aprobado por la ley 20 de 1974, se admitió el matrimonio civil de los que
profesan la religión católica, y se le reconocieron efectos civiles sin necesidad de tener que
hacer renuncia pública de su credo. C-456/93
La indisolubilidad del matrimonio católico es una nota del vínculo conyugal que, desde el
principio de la Iglesia, ha estado en la conciencia de los fieles. Esta indisolubilidad se
encuentra de manera expresa consagrada en varios pasajes evangélicos, entre ellos Mateo 19,
3-12. Los autores de derecho canónico3 han dado un doble fundamento a la indisolubilidad: la
sacramentalidad y la doctrina. Así, dicen, siendo la unión de Cristo con la Iglesia el ejemplar
normativo del matrimonio, y tratándose de una unión indisoluble, esta misma nota es
predicable del vínculo matrimonial. Por doctrina canónica, el matrimonio es indisoluble por
razón de sus fines -procreación y recepción de los hijos, además de la mutua ayuda entre los
cónyuges-, y, de modo especial, por la solidaridad que debe existir entre éstos. Igualmente,
anotan los doctrinantes, hay un grado de indisolubilidad que es propio y común al matrimonio
católico: la sacramentalidad del mismo, lo cual le da por esencia una gran firmeza, de modo
que el matrimonio rato y consumado resulta absolutamente indisoluble. C-456/93
3Cfr. J. HERVADA, P.LOMBARDIA. "Derecho Matrimonial", (Pamplona, Eunsa, 1973). Págs. 70 y ss.
36
"Los matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los términos que establezca la
ley.
"Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil.
"También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los matrimonios religiosos
dictadas por las autoridades de la respectiva religión, en los términos que establezca la
ley.
"La ley determinará lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes
derechos y deberes" C-456/93
de conciencia y que, por tanto, mientras ese culto no atente contra el derecho ajeno, el orden
público o el interés general, debe gozar de protección efectiva en el campo temporal. C-
456/93
arreglo a la ley civil (inciso Tercero del artículo 5o. de la Constitución Política), y que, ante
dicha ley, el efecto civil del vínculo esté sujeto al divorcio. C-456/93
Declarar exequibles los artículos 5o., 7o., 8o., 11o. y 12o. de la Ley 25 de 1992, en todas sus
partes.
PROBLEMA JURIDICO:
41
¿Es el artículo 7o. (parcial) de la Ley 25 de 1992 violatorio del Art. 13 C.P?
NORMA DEMANDADA
"LEY 25 DE 1992
(Diciembre 17)
"Por la cual se desarrollan los incisos 9o., 10., 11., 12 y 13 del
artículo 42 de la Constitución Política"
.......................................................................................................
..................................
"Artículo 7o.- El parágrafo 1o. del artículo 427 del Código de
Procedimiento Civil se adicionará con el siguiente numeral:
Decisión:
PROBLEMA JURIDICO
¿Es violatoria de los artículos 5, 13, 14, 42, 44, 152, 153 y 161 de la Constitución
Política la ley 25 de 1992 en sus aspectos formales?
NORMA DEMANDADA
"LEY 25 DE 1992
(Dic. 17)
"D E C R E T A :
"Artículo 1.- El artículo 115 del Código Civil se adicionará con los siguientes
incisos:
'Los acuerdos de que trata el inciso anterior sólo podrán celebrarse con las
confesiones religiosas e iglesias que tengan personería jurídica, se inscriban en el
registro de entidades religiosas del Ministerio de Gobierno, acrediten poseer
disposiciones sobre el régimen matrimonial que no sean contrarias a la
Constitución y garanticen la seriedad y continuidad de su organización religiosa.
"Artículo 2.- El artículo 68 del Decreto Ley 1260 de 1970 se adicionará con los
siguientes incisos:
"La nulidad del vínculo del matrimonio religioso surtirá efectos civiles a partir de
la firmeza de la providencia del juez competente que ordene su ejecución'.
'El matrimonio civil se disuelve por la muerte real o presunta de uno de los
cónyuges o por divorcio judicialmente decretado.
'Los efectos civiles de todo matrimonio religioso cesarán por divorcio decretado
por el juez de familia o promiscuo de familia.
'En materia del vínculo de los matrimonios religiosos regirán los cánones y
normas del correspondiente ordenamiento religioso'.
"Artículo 6.- El artículo 154 del Código Civil, modificado por la Ley 1a. de 1976,
quedará así:
'1.- Las relaciones sexuales extramatrimoniales de uno de los cónyuges, salvo que
el demandante las haya consentido, facilitado o perdonado.
'8.- La separación de cuerpos, judicial o de hecho, que haya perdurado por más
de dos años.
"Artículo 7.- El parágrafo primero del artículo 427 del Código de Procedimiento
Civil se adicionará con el siguiente numeral:
"El literal b) del artículo 5 del Decreto 2272 de 1989 quedará así:
"El numeral 1o. del artículo 5 del Decreto 2272 de 1989, quedará así:
"Artículo 8.- El numeral 4 del parágrafo 1o. del artículo 435 del Código de
Procedimiento Civil quedará así:
'4.- La sentencia que decrete el divorcio decidirá además sobre las obligaciones
alimentarias, la residencia de los cónyuges, el cuidado personal de los hijos
comunes y su régimen de visitas, declarará disuelta la sociedad conyugal que
estuviere vigente y ordenará su liquidación, y dispondrá su inscripción en los
respectivos folios del Registro Civil.
'No podrán expedirse copias de las piezas que integran tales expedientes salvo
por orden del juez, agente de la Fiscalía General de la Nación o del Ministerio
Público para adelantar investigaciones penales, disciplinarias o tributarias o
para que obren como pruebas trasladada en otro juicio.
'La reserva durará veinte (20) años contados a partir de la terminación del
proceso.
"Artículo 10.- El artículo 156 del Código Civil, modificado por el artículo 6 de la
Ley primera de 1976, quedará así:
'El divorcio sólo podrá ser demandado por el cónyuge que no haya dado lugar a
los hechos que lo motivan y dentro del término de un año, contado desde cuando
tuvo conocimiento de ellos respeto a las causales 2, 3, 4 y 5, en todo caso las
causales 1 y 7 sólo podrán alegarse dentro de los años siguientes a su
concurrencia'.
46
"Artículo 11.- El artículo 160 del Código Civil, modificado por la Ley primera de
1976, quedará así:
"(...) las leyes estatutarias sobre derechos fundamentales tienen por objeto
desarrollarlos y complementarlos. Esto no supone que toda regulación en la cual
se toquen aspectos relativos a un derecho fundamental deba hacerse por vía de
48
B) Contenido de la ley
4CORTE CONSTITUCIONAL. Sala Plena. Sentencia No. C-013/93 del 21 de enero de 1993.
Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.
49
"1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar
una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el
matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
"2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es el incumplimiento por parte de un padre de las obligaciones para con su hijo que
está por nacer, y para con la madre del mismo, violatorio de los artículos 13 y 43 de la
Constitución Política?
Nasciturus es el término con el que se denomina al no nacido o que está por nacer. La
discusión acerca de si el nasciturus es persona o no ha sido clásica en la literatura jurídica.
La vida como supremo interés de la sociedad política organizada, como máximo escalón
dentro de la jerarquía de valores, es reconocida como un derecho inviolable y protegido
jurídicamente en sus diferentes etapas.
La obligación de velar por la vida del nasciturus no responde a una simple obligación
alimentaria, pues la madre requiere de los cuidados permanentes, de una constante vigilancia
médica que le garanticen en forma mínima la atención del parto y los primeros cuidados del
niño. (Sent T-179/93).
El Decreto 2732 de 1.989 (Código del menor), protege la vida del nasciturus, cuando en el
artículo 4º establece que "todo menor tiene el derecho intrínseco a la vida y es obligación del
Estado garantizar su supervivencia y desarrollo" y en el artículo 5º de esa misma norma
consagra que: "todo menor tiene derecho a la protección, al cuidado y a la asistencia necesaria
para lograr un adecuado desarrollo físico, mental, moral y social: estos derechos se reconocen
desde la concepción". (Sent T-179/93).
Conclusión.
normas internacionales vigentes, por la legislación interna y, sobre todo, por la filosofía
humanista del Estado Social de Derecho, es preciso deducir, como lo hace aquí la Corte que
SE TIENEN DERECHOS DESDE LA CONCEPCION. (Sent T-179/93).
Fundamentos Constitucionales:
Así como sucede con la niñez, la juventud y la tercera edad, la maternidad fue objeto de
especial protección en la Constitución de 1.991. Igualmente, dada su estrecha relación con la
dignidad de la persona humana consagrada en el artículo 1º de la Carta y la protección a la
familia, se estimó que la maternidad debe recibir protección constitucional.
...2. Se debe conceder especial protección a las madres durante un período de tiempo
razonable antes y después del parto. Durante dicho período, a las madres que trabajen
se les debe conceder licencia con remuneración o con prestaciones adecuadas de
seguridad social.
El Convenio Nº 3 de la O. I. T., relativo al empleo de las mujeres antes y después del parto,
que entró en vigor el 13 de junio de 1.921, consagra en el artículo 3º:
52
Fundamentos legales:
El artículo 34 de la Ley 50 de 1.990 concedió a toda trabajadora el derecho a una licencia de
doce (12) semanas en la época del parto, remunerada con el salario que devengue al entrar a
disfrutar del descanso.
Ahora bien, es necesario distinguir entre los derechos de la mujer embarazada que ostente la
calidad de trabajadora dependiente y la mujer embarazada que se encuentra desempleada o
desamparada.
En el primer caso, toda mujer que trabaja tiene derecho a las prestaciones consagradas en el
Capítulo V del Código Sustantivo del Trabajo, tales como el descanso remunerado en la
época del parto (art. 236), descanso remunerado en caso de aborto (art. 237), descanso
remunerado durante la lactancia (art. 238), prohibición de despido (art. 239), permiso para el
despido (art. 240), nulidad del despido (art. 241), trabajos prohibidos e indemnización por
incumplimiento (art. 243). Prestaciones que son debidas tanto por el Estado o el particular en
calidad de empleadores.
b) Desamparo, es decir que la mujer no cuente con el apoyo de su esposo, compañero o padre
de la criatura y que no posea ningún tipo de seguridad social.
La obligación constitucional del Estado surge a partir de la petición que la mujer embarazada
eleve ante la autoridad del Estado competente para protegerla, y demuestre mediante prueba
sumaria que se encuentra en alguna de las dos situaciones descritas anteriormente.
5Convenios Internacionales del Trabajo ratificados por Colombia. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Santa Fe de Bogotá. 1.993, pág. 37.
53
La igualdad de derechos y deberes de la pareja está consagrada en los artículos 13, 42 inciso
3º y 43 de la Constitución Política.
principio de protección, está diseñado con el objeto de imponer y lograr una igualdad positiva
a través de lo que se denomina 'discriminación inversa' y acción positiva."6
La mujer es portadora y dadora de vida, merece toda consideración desde el mismo instante
de la concepción. Así es que por la estrecha conexión con la vida que está gestando, toda
amenaza o vulneración contra su derecho fundamental es también una amenaza o
vulneración contra el derecho del hijo que espera. Por eso no existe duda alguna sobre la
procedencia de la acción de tutela como mecanismo para la protección del derecho, que
para el caso de la mujer embarazada es un derecho fundamental de vigencia inmediata, y la
petición de su protección debe ser atendida prioritariamente por el Juez de Tutela. (Sent T-
179/93).
Hasta el momento, la única protección a la mujer cabeza de familia se encontraba en la
demanda al padre irresponsable de la cuota alimentaria para sus hijos. Ahora esta obligación
se ha ampliado. Ya no sólo por disposición legal él debe cumplir con la obligación
alimentaria, sino tanto el Estado como la sociedad deben contribuir a apoyar a la mujer
cabeza de familia. (Sent T-179/93).
6RABOSSI, Eduardo. Revista del Centro de Estudios Constitucionales. Nro. 7. Madrid. 1.990, pág. 177.
55
Los derechos constitucionales violados en este caso son: los derechos del que está por
nacer, los derechos de la familia, los derechos de la mujer y el derecho de igualdad. (Sent
T-179/93).
En otras palabras, ¿Qué otro medio de defensa judicial es tan eficaz como la tutela, que
entonces la desplace por ser ella subsidiaria, para asegurar la financiación de los gastos del
parto de una vida humana? Para la Corte ningún otro. (Sent T-179/93).
DECISIÓN
CONCEDER la tutela a la señora Olga Beatriz Solórzano Cardozo en representación de su
hijo, por las razones expuestas en esta sentencia.
56
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la asignación de la sustitución pensional a la cónyuge supérstite, y no a la
compañera permanente al momento de morir el pensionado, violatorio del derecho a la
igualdad?
La sustitución pensional, de otra parte, es un derecho que permite a una o varias personas
entrar a gozar de los beneficios de una prestación económica antes percibida por otra, lo cual
no significa el reconocimiento del derecho a la pensión sino la legitimación para reemplazar a
la persona que venía gozando de este derecho. Los beneficiarios de la sustitución de las
pensiones de jubilación, invalidez y de vejez, una vez haya fallecido el trabajador pensionado
o con derecho a la pensión, son el cónyuge supérstite o compañero (a) permanente, los hijos
menores o inválidos y los padres o hermanos inválidos que dependan económicamente del
pensionado (Ley 12 de 1975, art. 1º y Ley 113 de 1985, art. 1º, parágrafo 1º). La sustitución
pensional tiene como finalidad evitar que las personas allegadas al trabajador y beneficiarias
del producto de su actividad laboral queden por el simple hecho de su fallecimiento en el
desamparo o la desprotección. Principios de justicia retributiva y de equidad justifican que las
personas que constituían la familia del trabajador tengan derecho a la prestación pensional del
fallecido para mitigar el riesgo de viudez y orfandad al permitirles gozar post-mortem del
status laboral del trabajador fallecido.
Los conflictos jurídicos surgidos con ocasión del reconocimiento del derecho a la sustitución
pensional tienen relevancia constitucional en la medida que su resolución puede afectar
derechos constitucionales diversos, entre ellos el derecho de igualdad ante la ley, el derecho a
la familia o su protección especial y los derechos fundamentales de los niños. En particular,
el bienestar y la estabilidad de la familia, núcleo esencial de la sociedad, se verían lesionados
por un acto discriminatorio que denegara el derecho a la sustitución pensional con
fundamento en la inexistencia de un vínculo matrimonial específico.
"Las familias unidas por vínculos naturales o jurídicos han sido reglamentadas durante
toda nuestra vida civil. Interpretando una necesidad nacional debe reflejarse en la
Constitución la realidad en que viven hoy más de la cuarta parte de nuestra población.
Se deben complementar las normas vigentes sobre "uniones maritales de hecho y
régimen patrimonial entre compañeros permanentes". Debido a cambios de mentalidad,
a problemas en la primera unión y al acomodamiento económico y social de las gentes,
se ve cómo desde 1990 tiene un incremento sostenido la unión libre. En la generación
de la primera década de este siglo, se encuentra un 10% de las familias en esta
situación; en la generación del 40 encontramos un 26%; en la del 50 pasa al 30% y en la
del 60 a 1964 asciende a un 45.5%, según indica la obra "La Nupcialidad en Colombia,
evolución y tendencia" de las investigadoras Lucero Zamudio y Norma Rubiano."7
(Sent T-190/93).
7Asamblea Nacional Constituyente. Informe Ponencia para Primer Debate en Plenaria. Derechos de la familia, el niño, el
joven, la mujer, la tercera edad y minusválidos. Constituyentes Jaime Benitez Tobón y otros. Gaceta Constitucional No. 85.
Pág. 5.
58
" (...) menos derecho le asiste a la memorialista para reclamar la acción de tutela, por
no ser éste el camino para solucionar la pretendido, sino acudiendo a la justicia
laboral en procura de que se le reconozca la sustitución pensional, en el hipotético
evento de serle negada su petición por la Industria Licorera de Caldas".
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la no permisión de realizar visitas conyugales en un establecimiento carcelario
violatorio de los artículos 13 (igualdad) y 15 (intimidad) de la Constitución Política?
CONSIDERACIONES
Cónyuges – Visitas conyugales
Es obvio que las personas que se encuentran privadas de la libertad, por estar sindicadas
o condenadas en razón de la comisión de un delito, no gozan a plenitud de los derechos
consagrados en la Constitución.
Durante el tiempo que dura la reclusión, en términos generales, los internos tienen
algunos de sus derechos suspendidos, limitados o plenamente vigentes, de acuerdo con
la naturaleza misma del derecho que se trate.
Dentro de los derechos fundamentales limitados para los reclusos: los derechos a la
intimidad, la comunicación (oral, telefónica, etc.), al trabajo, a la educación, etc.
Corpus, no estar obligado a declarar contra sí mismo o contra las demás personas a las
que se refiere el artículo 33 de la Constitución, etc.
Dentro de este contexto, es válido afirmar que el derecho a las visitas conyugales de
quienes se encuentran recluídos en establecimientos carcelarios, es un derecho
fundamental limitado, y está limitado por las propias características que involucra el
permitir las visitas conyugales: contar con instalaciones físicas adecuadas, privacidad,
higiene, seguridad. (Sent T-222/93).
Es claro que en algunos establecimientos carcelarios del país se dan las condiciones
convenientes para permitir las visitas conyugales y en otros no. Pero no por esto se
puede predicar que, en este aspecto, se esté violando el derecho a la igualdad de los
reclusos que se encuentren en los que no cuentan con tales visitas. Se trata de asuntos
coyunturales, según se trate de una actividad ilícita que se está investigando, o sobre la
cual la justicia ya tomó una decisión. (Sent T-222/93).
Además, no debe olvidarse que las autoridades deben velar por no poner en condiciones
de peligro la salud de todos los internos.
Además, la Corte advierte que el Estado debe buscar, de conformidad con lo expuesto,
que todos los centros de reclusión del país, así se trate de establecimientos para internos
transitorios o condenados, estén en capacidad de permitir las visitas conyugales. (Sent
T-222/93).
Prisiones, en las comunicaciones que se han transcrito. (folios 14, 51 y 52). (Sent T-
222/93).
Conclusión
Las visitas conyugales en los establecimientos de reclusión hacen parte del derecho a la
intimidad personal y familiar, y al respeto de la dignidad humana, como uno de los
principios rectores del Estado social de derecho. Pero su realización está limitada a que
en el establecimiento correspondiente se den las circunstancias adecuadas, de higiene,
privacidad, seguridad, etc., que no representen ninguna clase de peligro para todos los
internos. (Sent T-222/93).
DECISIÓN
REVOCAR la sentencia proferida por el Juzgado 17 Penal Municipal de Santafé de
Bogotá, el 28 de enero de 1993, en la tutela formulada por el señor EDGAR
CAÑAVERAL MOLINA, y declarar que tal acción es fundada, aunque ya
desaparecieron para el actor los motivos de la misma.
62
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la obligación, a cargo de alguien que es padre (de hijos matrimoniales o
extramatrimoniales), de prestar servicio militar, violatorio de los derechos del menor, y
de la unidad familiar?
¿Se violan dichos derechos cuando se le obliga a prestar servicio militar obligatorio a
pesar de tener un hijo y llevar vida conyugal?
CONSIDERACIONES
Los Derechos de los Niños
A nivel internacional:
En todos los países del mundo, no sólo en los industrializados, sino también en los
países en desarrollo, se ha convertido en un motivo de legítima preocupación la
necesidad de procurar al niño la satisfacción de sus necesidades físicas, mentales y
emocionales.
A nivel familiar, se concede prioridad al crecimiento del cuerpo y la mente del niño en
términos de nutrición, educación, cuidado, albergue y otras necesidades. A los padres,
según el artículo 27 de la Convención, les incumbe la responsabilidad primaria de
procurar, dentro de sus posibilidades, condiciones de vida familiar que garanticen a sus
hijos su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social
Los contenidos de la Convención sobre los Derechos del Niño, han sido adoptada por
casi todos los países del mundo, y su filosofía y propósitos indudablemente se recogió
en nuestra Carta Constitucional, donde se han consagrado posibilidades que suponen el
reconocimiento de los derechos civiles, económicos, sociales, culturales y políticos de
la niñez .
63
A nivel nacional:
“El niño no puede ser considerado como un ser aislado. Es producto de la maternidad, la
familia y la sociedad. Estas condicionan su existencia por cuanto él evoluciona siempre
con respecto a ellas, lo cual hace evidente que el niño es un ser en alto grado indefenso
y frágil”.
“De este modo, a lo largo de la historia vemos cómo el niño ha sido destinado a tomar
un lugar supeditado a las características de la sociedad a la cual pertenece. En el origen
8. Gaceta Constitucional No.85, Mayo 29 de 1.991, p.5.
64
fue protegido por instinto; más tarde, en la edad media, corrió con la misma suerte de
sus padres y familiares al ser explotado como siervo cuando ellos también lo eran;
mientras que por su parte, la sociedad de la revolución industrial lo determinó, a través
de la educación y la cultura, como un factor de producción”.
“En el siglo XX, una vez superados los problemas de libertad y saciadas las necesidades
primarias del hombre, un despertar de la conciencia social llevó a las naciones
industrializadas a pensar en el niño y su protección, pues se entendió que éste representa
y garantiza el futuro de un pueblo. Sin embargo, en los países menos desarrollados el
niño continúa siendo el más débil y vulnerable miembro de la comunidad, objeto de
malos tratos y desatenciones, a pesar de ser él quien encarne la conservación de la
especie”.
(Sent T-326/93)
Para la Corte es claro que el servicio militar compromete intereses diferentes, tanto por
el sujeto pasivo de la obligación como por la naturaleza de los derechos individuales
que puede afectar. El primer afectado es, por supuesto, el obligado, es decir, el
colombiano cuya situación personal se encuadra dentro de los parámetros que la
Constiución y la ley establecen sobre el particular, el cual, por lo mismo, ve limitados
algunos de sus derechos personales al resultar sometido a un deber, en relación con el
cual, no puede, en principio, sustraerse.
Pero también se pueden ver comprometidos por la obligación, los intereses de la familia
del conscripto y, particularmente, los de sus hijos, y desde esta perspectiva hay que
admitir que son incompatibles los derechos de la patria con los derechos del menor.
(Sent T-326/93).
El caso concreto
Con apoyo en los análisis precedentes, procede la Corte a examinar las sentencias
objeto de revisión, a fin de establecer si sus determinaciones se pronunciaron teniendo
en cuenta la voluntad constitucional, o, por el contrario, la desconocieron.
Tal como se dejó reseñado, en los tres eventos a que se contrae la presente decisión, se
pudo establecer que las peticionarias hacían una comunidad de vida permanente con los
conscriptos, dentro de la cual procrearon unos hijos que a la fecha de la acción de tutela
contaban con edades entre los catorce meses y los cinco años.
Como también quedó establecido en cada uno de los expedientes, que la incorporación
a filas de sus compañeros permanentes significó para las actoras, la ruptura intempestiva
del núcleo familiar, y con élla, la desprotección casi absoluta de sí mismas, así como de
sus menores hijos, todos los cuales dependían de la asistencia económica y el apoyo
directo de los conscriptos.
Así pues, y por virtud de la deteminación unilateral del ejército, entraron en abierta
oposición, el derecho del Estado de llamar a filas a los colombianos con el deber de los
padres, que surge del derecho de los niños, de asistir y proteger a sus hijos menores para
garantizar su desarrollo corporal y espiritual.
Tener una familia y no ser separado de ella constituye un derecho fundamental de todo
niño, porque, como es sabido, el ámbito natural de su socialización y desarrollo es el
núcleo familiar y nadie, ni siquiera la autoridad civil o militar, tiene la potestad de
desarraigarlo de su medio, lo cual ocurriría al privarlo de la protección paternal, porque
ello entraña de hecho una violación constitucional por el propio Estado, de un derecho
primario y primero, cuando su deber, al contrario, es el de “asistir y proteger al niño
para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos”
(C.P. art.44). (Sent T-326/93).
Ahora, cuando la ley exencionó del servicio militar al “varón casado que haga vida
conyugal” (Ley 1ª. – 45, f,), estaba defendiendo la familia, que de acuerdo con los
66
Por su naturaleza y amplitud, los derechos de los niños tienen un valor intrínseco
superior a la de los demás, y esa connotación debe tenerse en cuenta por el intérprete
para reconocerles la mayor jerarquía dentro de la escala axiológica de los derechos, de
manera que los niños tienen el privilegio de ser primeros cuando se oponen sus intereses
a los intereses de los demás. (Sent T-326/93).
En armonía con estas consideraciones, resulta evidente que se equivocaron los jueces
cuarto penal municipal de Bucaramanga y séptimo penal municipal de Palmira, cuando
negaron las tutelas reclamadas apoyados en situaciones intrascendentes, tales como no
haberse hecho conocer de las autoridades de reclutamiento la situación particular de los
conscriptos, mientras se dejó de lado el examen de los derechos constitucionales de los
niños y de la familia, razón de las tutelas y objeto esencial de las decisiones.
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la obligación, a cargo de alguien que es padre, de prestar servicio militar, violatorio
de los derechos del menor, y de la unidad familiar?
¿Se violan dichos derechos cuando se le obliga a prestar servicio militar obligatorio a
pesar de tener un hijo y llevar vida conyugal?
CONSIDERACIONES
Cónyuges
También ha destacado hoy la Sala, con base en sentencia de Sala Plena del 22 de julio de
1993 (M.P.: Dr. Antonio Barrera Carbonell), que únicamente la ley puede establecer
excepciones al deber de prestar dicho servicio, razón por la cual no pueden invocarse razones
diferentes para buscar la exclusión:
67
“El análisis sistemático de las normas referenciadas permite concluir, que si bien los
derechos, y particularmente los considerados como fundamentales, no se pueden
desconocer en su esencia bajo ninguna situación, no se vulneran cuando se regulan para
su adecuado ejercicio, ni tampoco cuando se limitan por la ley o la misma Carta para
viabilizar el cumplimiento de los deberes que la Constitución le impone a las personas
en beneficio de la colectividad o al servicio del Estado”.
(...)
“La Constitución Política defiere a la ley el establecimiento y la regulación de las
situaciones conforme a las cuales un colombiano puede ser excluido de la obligación del
servicio militar, lo cual ocurre cuando se encuentra particularmente cobijado por los
supuestos de hecho que consagra la norma.
En el caso presente se observa que la peticionaria pretendió –y logró en primera instancia- que
su compañero permanente fuera exonerado de prestar el servicio militar apoyada en la
circunstancia, no probada dentro del expediente, de estar haciendo vida conyugal con él,
unida a la existencia de un menor nacido de esa unión. Aunque esto último aparece
demostrado por el registro civil correspondiente (Fl. 4), no se configura la causa legal que
indica:
“LEY 48 DE 1993
(Marzo 3)
Por la cual se reglamenta el servicio de Reclutamiento y Movilización”
(...)
“ARTICULO 28. Exención en tiempo de paz. Están exentos del servicio militar en
tiempo de paz, con la obligación de inscribirse y pagar cuota de compensación militar:
(...)
g) Los casados que hagan vida conyugal”.
Así, pues, será revocada la sentencia de primera instancia y en su lugar se denegará la tutela
impetrada. (Sent T-300/93).
DECISIÓN
CONCEDER las tutelas solicitadas, disponiendo con tal fin, que el Ejército Nacional,
por intermedio de la Quinta y Tercera Brigadas, respectivamente, proceda, dentro del
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PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la obligación, a cargo de alguien que es padre, de prestar servicio militar, violatorio
de los derechos del menor, y de la unidad familiar?
¿Se violan dichos derechos cuando se le obliga a prestar servicio militar obligatorio a
pesar de tener un hijo y llevar vida conyugal?
CONSIDERACIONES
Una de las temáticas que con mayor claridad revela la necesaria relación entre el Estado
y la sociedad es la de los deberes constitucionales que, en un sentido general, implican
situaciones de sujeción impuestas a las personas en aras de proteger un interés de
carácter colectivo. Los deberes comportan la observancia de un conjunto de
comportamientos de contenido positivo o negativo que se traducen en la vinculación de
la conducta de los particulares a la realización de algunas prestaciones de índole
personal y patrimonial, desarrolladas primordialmente, con base en intereses generales
de la comunidad.
A ese propósito tan relevante que compromete la existencia misma del Estado
corresponde cabalmente el deber contemplado en el Artículo 95, Numeral 3 de la Carta,
consistente en “respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente
constituidas para mantener la independencia y la integridad nacionales”. En armonía
con estos postulados el Artículo 216 de la Constitución establece que “todos los
colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo
exijan para defender la independencia nacional y las instituciones públicas”. Sobre el
particular, en la Sentencia No. 277 de 1993, de la que fue ponente el Honorable
Magistrado Antonio Barrera Carbonell, se expuso:
69
Este servicio, entonces, es uno de los clásicos deberes de carácter personal cuyo
cumplimiento trae consigo la restricción temporal de ciertos derechos y libertades de
modo que
Empero, en algunas ocasiones además de los derechos del conscripto pueden verse
comprometidos los derechos de miembros de su familia y en particular los
correspondientes a los hijos menores de edad. Surge de tal manera una indiscutible
incompatibilidad entre los deberes que el llamado a filas debe atender respecto del
Estado y aquellos otros deberes u obligaciones que la misma Carta le impone en
relación con su familia. La exigencia simultánea de unos y otros “genera un conflicto
de derechos e intereses jurídicamente protegidos, debiendo el Juez Constitucional
realizar una cuidadosa sopesación de los valores, derechos, principios y deberes en
conflicto”. (Sentencia 491/93).
Así las cosas, cuando a la ausencia del padre, motivada por la prestación del servicio
militar, se suman circunstancias que tienen que ver con el desempleo y la desprotección
de la madre de los menores, puede presentarse una vulneración de los derechos
fundamentales que el Artículo 44 de la Constitución reconoce a los niños. En la
Sentencia No. 326 de 1993, se consignaron los siguientes planteamientos que en esta
oportunidad reitera la Sala.
Ahora, cuando la ley exencionó del servicio militar al “varón casado que haga
vida conyugal (ley 1ª-45,f,) estaba defendiendo la familia, que de acuerdo con
los criterios éticos- jurídicos que primaban antes de la nueva Constitución,
merecía protección únicamente cuando se formaba por el vínculo matrimonial;
pero a la luz de los principios profesados por los constituyentes de 1991, la
familia que se origina entre compañeros permanentes, en las condiciones
previstas por la ley, merecen también reconocimiento y protección; de manera
que el varón en estas condiciones debe ser igualmente objeto de la exención que
se otorga al casado.
Como quiera que en el momento actual el Estado colombiano no cuenta con un sistema
prestacional y de seguridad social que brinde protección a los menores mientras su
padre cumple con el deber de prestar el servicio militar y que tampoco se han
desarrollado los contenidos del Artículo 43 superior referentes a la asistencia y
protección de la mujer durante el embarazo y con posterioridad al parto, de acuerdo con
lo considerado en Sentencia de Sala Plena No. 491 de 1993, con ponencia del
Honorable Magistrado Eduardo Cifuentes Muñoz.
EL CASO CONCRETO
hijos menores, siempre que se acrediten los presupuestos que en un asunto similar ha
tenido en cuenta la jurisprudencia de esta Corte: “(1) el reconocimiento de la
paternidad por el soldado respecto de quien se solicita el descuartelamiento; (2) la
demostración de la situación de desempleo o desamparo de la madre que le impide
asumir la carga del mantenimiento y cuidado de sus hijos menores y (3) la ausencia del
apoyo económico de las personas llamadas por Ley a prestar alimentos a sus familiares
cercanos”. (Sentencia 491 de 1993)
DECISIÓN
CONCEDER la tutela solicitada y en consecuencia se ordena que el EJERCITO
NACIONAL, por intermedio de la Octava Brigada, proceda, dentro del término de
cuarenta y ocho (48) horas contado a partir de la notificación de esta sentencia, a
disponer el desacuartelamiento del soldado EDILBERTO LOAIZA BOTERO a quien el
Ejército deberá otorgar libreta militar en la forma establecida por la Ley y el
reglamento.
La Sentencia Unificadora SU 419 de 1993 habla del tema y resume cuál es la posición
de la Cortes Constitucional al respecto. Así:
HECHOS
hay que admitir que son incompatibles los derechos de la patria con los derechos
del menor.
PROTECCIÓN FAMILIAR
“Ahora, cuando la ley exencionó del servicio militar al “varón casado que haga
vida conyugal” (Ley 1ª. – 45, f) ) estaba defendiendo la familia, que de acuerdo
con los criterios ético-jurídicos que primaban antes de la nueva Constitución,
merecía protección únicamente cuando se formaba por el vínculo matrimonial;
pero a la luz de los principios profesados por los Constituyentes de 1991, la
familia que se origina entre compañeros permanentes, en las condiciones previstas
por la ley, merecen también reconocimiento y protección; de manera que el varón
en estas condiciones deber ser igualmente objeto de la exención que se otorga al
casado.
“Si la Constitución equiparó los derechos de la familia, sin parar mientes en su
origen, y reconoció también los mismos derechos a los hijos “habidos en el
matrimonio o fuera de él”, no puede la ley, ni mucho menos la Administración,
mantener o favorecer diferencias que consagren regímenes discriminatorios,
porque ello significa el quebrantamiento ostensible de la Carta al amparo de
criterios éticos e históricos perfectamente superados e injustos.”3 SU-491/93
PROTECIÓN FAMILIAR
Si bien la prestación del servicio militar tiene pleno sustento constitucional en la
necesidad de disponer de un Ejército debidamente instruido para enfrentar
eventualidades que pueden poner en peligro la estabilidad institucional, la pérdida del
recurso humano que representa prescindir de un soldado no es proporcional frente a la
potencialidad del daño que se irrogaría a la familia y a los derechos del niño como
consecuencia de la desprotección afectiva y económica que trae aparejada la separación
– así sea temporal – del padre por efecto de la obligatoriedad de prestar el servicio
militar. SU-491/93
“Si la pareja –como lo determina el artículo 42-, tiene derecho a decidir libre y
responsablemente el momento en que desea tener un hijo, debe asumir esa
decisión como la de mayor trascendencia en la vida, pues la determinación
implica la proyección hacia el futuro del hijo. El cuidado, sostenimiento,
educación y cariño que reciba de sus padres se reflejará en un niño sano y en un
adulto capaz de desarrollar plenamente su libre personalidad. SU-491/93
DECISIÓN:
PRIMERO. MODIFICAR la sentencia de mayo 19 de 1993, proferida por el Juzgado
Quinto Penal Municipal de Cali, en el sentido de CONDICIONAR el otorgamiento de
la tutela solicitada por la peticionaria a favor de sus hijos por nacer a que, en el término
de diez (10) días contados a partir de la notificación de la presente providencia,
LEONARDO FABIO MERCHAN DIAZ reconozca su paternidad sobre los hijos
gemelos de la señora BIRTHE VALENCIA RODRIGUEZ, de conformidad con lo
expuesto en el numeral 8º de los fundamentos jurídicos. Expresamente se advierte que
el reconocimiento deberá hacerse personalmente por MERCHAN DIAZ ante el Juez
Quinto Municipal de Cali. En lo demás se CONFIRMA.
79
El primer pronunciamiento que realizó la Corte Constitucional sobre este tema fue en la
sentencia T 500 de 1993 de esta manera:
PROBLEMA JURÍDICO
EXPEDIENTE T- 16.717: ¿Es el incumplimiento del régimen de visitas por parte de un
padre, quien ejerce una influencia negativa sobre sus hijos para causar en ellos aversión
hacia su madre, y no permitiéndole a la madre realizar dichas visitas, afectando con ello
tanto a los niños como a su madre, violatorio de los derechos de los niños, como de los
derechos de la madre sobre éstos?
EXPEDIENTE T- 16.719: ¿Es el incumplimiento en el régimen de visitas, en cuanto a
delegar el padre a sus hermanos el derecho a realizarlas, y efectuando éstos amenazas
contra la madre de los menores, atentatorio a la seguridad y tranquilidad familiar?
CONSIDERACIONES
Obligaciones que se hacen más fuertes e imperativas cuando la pareja decide separarse,
pues en ese momento el menor requiere de mayor atención y comprensión de sus
padres, para no resultar perjudicado por el conflicto de ellos. (Sent T-500/93).
Esto significa que las visitas no son sólo un mecanismo para proteger al menor, sino que
le permiten a cada uno de los padres, desarrollar y ejercer sus derechos, es decir, son un
dispositivo que facilita el acercamiento y la convivencia entre padres e hijos. Por tanto,
sólo a través de esta figura se logra mantener la unidad familiar, que la Constitución
consagra como derecho fundamental de los niños. (Sent T-500/93).
“... esta Corte no puede menos que recordar a los jueces su inmensa
responsabilidad y cuidado cuando aprueben un régimen de visitas: de él depende
en muy alto grado la recuperación y fortalecimiento de la unidad familiar o su
desaparición total, en desmedro de los intereses de la prole, la institución misma y
la sociedad.” (Cfr. Corte Constitucional, sentencia T-523 de 1993)
81
No son sólo los derechos de los hijos menores los que están en juego al momento de
fijarse una reglamentación de visitas: también los de cada uno los padres, derechos que
deben ser respetados mutuamente. Así, el padre que tiene la custodia y cuidado del
menor debe ceñirse no sólo a los horarios y condiciones establecidas en el respectivo
régimen, sino a lograr que se mantenga una relación afectiva con el otro padre y demás
miembros de la familia. La Corte Suprema de Justicia, en sentencia del 25 de Octubre
de 1984, con ponencia del doctor Hernando Tapias Rocha, estableció las características
que debe tener todo régimen de visitas.
En dicho fallo, la Corte Suprema señaló como objetivo fundamental del régimen de
visitas “el mayor acercamiento posible entre padre e hijo, de modo que su relación no
sea desnaturalizada, y se eviten las decisiones que tiendan a cercenarlo... requiere de
modo principalísimo que no se desnaturalice la relación con los padres... las visitas no
deben ser perjudiciales para los menores, pero tampoco deben desarrollarse de manera
de lesionar la dignidad de quien las pide.”
Asi las cosas, cada uno de los padres tiene derecho a mantener una relación estable y
libre de condicionamientos frente a sus hijos; y tiene, además la facultad de desarrollar
su relación afectiva como la considere pertinente, siempre y cuando no lesione los
intereses prevalentes del menor. Por esta razón, cada uno de los cónyuges debe respetar
la imagen del otro frente a sus hijos, no debe aprovecharse de su situación de privilegio,
frente a aquel que no tiene la tenencia del menor, para degradarlo y menospreciarlo,
olvidando que su función es buscar el desarrollo integral de los hijos. (Sent T-500/93).
El Código del Menor establece los casos en los cuales un menor se encuentra en estado
de abandono y peligro. Se transcribe lo pertinente para las situaciones aquí analizadas:
“numeral 7º: Cuando su salud física o mental se vea amenazada gravemente por
las esavenencias entre la pareja, originadas en la separación de hecho o de
derecho, en el divorcio, en la nulidad del matrimonio, o en cualesquiera otros
motivos.
“ ...
“ Parágrafo 2º. Para efectos de la situación prevista en el numeral séptimo del
presente artículo, se considerarán como agravantes aquellos comportamientos de
los padres que al intensificar la angustia y a la incertidumbre inherentes a esta
situación vayan en detrimento del menor. Igualmente constituye agravante el
que cualquiera de los padres antes o después de la separación, del divorcio o
de la nulidad del matrimonio, traten de influir en el menor con el propósito
de suscitar aversión o desapego hacia alguno de sus progenitores.” (Sent T-
500/93).
82
Al respecto, esta Sala considera que los padres por el hecho de serlo asumen frente a sus
hijos una serie de derechos y obligaciones, los cuales se derivan de la llamada autoridad
paterna y de la patria potestad. Estos derechos deben ejercerlos conjuntamente los padres, y
a falta de uno de ellos le corresponderá al otro. Excepcionalmente, los derechos que
conforman la autoridad paterna pueden ser ejercidos por un pariente o por un tercero,
según las circunstancias del caso y con ciertos límites. No así la patria potestad, reservada a
los padres. (Sent T-500/93).
Este cuidado personal, tal como lo ha definido la Corte Suprema de Justicia, hace parte
integral de los derechos fundamentales del niño, consagrados en el artículo 44 de la
Constitución. Por tal razón, esta Sala sostiene que, en principio, esos derechos, en especial
el del cuidado personal, no pueden delegarse en terceros, ya que ellos nacen de la
especialísima relación que surge entre padres e hijos. (Sent T-500/93).
Otra cosa es que alguno de esos actos pueda ser ejercido al mismo tiempo por los padres
y por un tercero, como es el caso de la educación, en la cual intervienen los padres y el
establecimiento educativo conjuntamente.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que cuando el cuidado personal del menor no
puede, por alguna circunstancia, ser ejercido por cualquiera de los padres, es la ley, la
que establece a cuáles personas corresponde hacerlo. Es así como, el Código del Menor,
por ejemplo, señala en el artículo 70 que “el Defensor de Familia podrá asignar
provisionalmente la custodia y cuidado personal del menor a aquel de los parientes
señalados en el artículo 61 del Código Civil, que ofrezca mayores garantías para su
desarrollo integral”. Esta atribución que la ley da a los Defensores de Familia, no puede
ser ejercida motu proprio por el padre de familia. Pues, si uno de los progenitores falta
o está ausente, le corresponderá al otro, y en su defecto será el funcionario competente
el encargado de designar la persona que considere llamada a ejercer tal función,
protegiendo siempre los intereses supremos y prevalentes del menor. (Sent T-500/93).
Por lo anterior, la Corte considera que si el señor E no puede encargarse del cuidado
personal de su hijo, no puede delegar, en sus familiares, esa función, sobre todo cuando
la madre puede encargarse de ella. Además, existe un reglamento de visitas que tiene
unos objetivos muy concretos, tales como el de mantener y consolidar la unidad
familiar, así como el contacto directo de los hijos con sus padres, etc. Finalidades que
en el caso en estudio, parecen no estar cumpliéndose.
Cosa distinta es que los familiares del niño puedan visitarlo y mantener con él un
contacto directo, pues ello responde a la naturaleza misma de las relaciones que surgen
del hecho de pertenecer al grupo familiar. (Sent T-500/93).
DECISIÓN
EXPEDIENTE T- 16.717:
EXPEDIENTE T- 16.719:
Finaliza su fallo la Corte, recordando la obligación que tienen los padres separados de
brindarle al niño todo el apoyo moral y psicológico, a más de un ambiente familiar
adecuado, porque es en ese momento cuando el menor más necesita de su familia.
PROBLEMA JURÍDICO
¿Es la no permisión a un padre de ver a sus hijos y darles aportes materiales (alimentos),
violatorio de los Derechos de los Niños, y de su padre sobre ellos?
CONSIDERACIONES
Pues bien, el artículo ibidem, numeral 9º. consagra que la acción de tutela procede
cuando se trate de proteger la vida o la integridad física de quien se halle en una
situación de subordinación o indefensión respecto del particular contra quien se intenta,
presumiéndose la indefensión de los menores.
Para el caso que nos ocupa, y para determinar si se dá el elemento “indefensión” entre la
accionante y el accionado, es necesario señalar que con respecto a ella se ha expresado
que ella acaece o se manifiesta cuando la persona ofendida por la acción u omisión del
particular, se encuentra inerme o desamparada, es decir, sin medios físicos o jurídicos
de defensa o con medios y elementos suficientes para resistir o repeler la agresión o la
amenaza de vulneración a su derecho fundamental; estado de indefensión que se debe
deducir, mediante el examen por el juez de tutela, de los hechos y circunstancias que
rodean el caso concreto. (Sent T-512/93).
Como se pudo constatar, y ello se deriva además de la afirmación del accionante, según
el cual hace más de 10 años no tiene contacto con sus hijos, es claro que los menores no
dependen del accionante moral ni económicamente, razón por la cual en el caso que se
examina no se dá el requisito de la indefensión que se exige para la procedencia de la
tutela contra particulares en el evento contemplado en el numeral 9º. del artículo 42 del
Decreto 2591 de 1991. (Sent T-512/93).
No encuentra la Corte, y en este sentido avala la decisión del juez de instancia, que en el
presente asunto la conducta que se dice asumida por la señora Martha Moreno Julio
encuadre dentro de una de las causales que consagra el artículo 42 del Decreto 2591 de
1991 para que prospere la acción de tutela contra particulares, ni que aún en el caso en
que fuese viable su utilización, sería procedente acudir a ella por existir otros medios de
defensa judicial.
De esa manera, sólo procede la tutela contra particulares en los eventos taxativamente
señalados en el artículo ibidem, siempre y cuando se reúna el otro requisito señalado por
el artículo 86 de la Constitución Política: que no exista otro medio de defensa judicial.
Ello por cuanto la acción de tutela es subsidiaria y no desplaza los recursos judiciales
ordinarios. (Sent T-512/93).
Brevemente debe manifestar esta Corte para efectos de confirmar la sentencia materia
de revisión, que además de la improcedencia de la tutela por dirigirse contra un
particular respecto del cual no es viable dicha acción, lo es por existir otros medios de
defensa judicial.
Alimentos
Debe señalar la Corte que si lo que se pretende es suministrar los alimentos a sus hijos
menores de edad, no obstante exista oposición de la madre para ello, el artículo 136 del
Código del Menor establece dicha posibilidad a través de un procedimiento preferente y
sumario. Igualmente, si lo que se busca es que se imponga un régimen de visitas a favor
suyo, en su calidad de padre de los menores que no ostenta el cuidado y tenencia de los
hijos, el procedimiento a seguir es el proceso verbal sumario –artículo 435, numeral 5º.
del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 8º. del Decreto 2272
de 1989. (Sent T-512/93).
A lo anterior debe sumarse el hecho de que han transcurrido más de diez años desde que
tuvo lugar la separación de hecho entre los cónyuges –accionante y accionado-, y no
aparece prueba de que el padre hubiese demostrado con anterioridad el interés que
aparece en la demanda de tutela respecto al cuidado y protección de sus hijos. En caso
contrario, hubiese recurrido a los mecanismos ordinarios que para tales efectos consagra
nuestra legislación de familia, lo cual no aparece dentro del proceso ni se pudo deducir
de las pruebas practicadas por el a-quo.
Así las cosas, no prospera la acción de tutela por tratarse de una situación –el régimen
de visitas o el suministro de alimentos y dineros necesarios para la subsistencia de los
menores- que es susceptible de debatirse y decidirse por los medios ordinarios, para
cuyo trámite y resolución están instituidas otras vías judiciales, como las señaladas con
anterioridad. (Sent T-512/93).
DECISIÓN
CONFIRMAR por las razones expuestas, el fallo proferido por el Juzgado Séptimo de
Familia de Bogotá el día 25 de junio de 1993, en el sentido de no acceder a la tutela
instaurada por el señor FERNANDO BERNAL SUAREZ.
Fallo que se confirma:
El Juzgado Séptimo de Familia de Bogotá por sentencia de fecha junio 25 de 1993,
resolvió negar por improcedente la tutela instaurada, con base en las siguientes
consideraciones:
“1. La acción de tutela que ocupa la atención del Juzgado se entabla contra un
particular. Por lo tanto, de conformidad con lo señalado en el artículo 86 de la C.
N., en tal evento la acción de tutela procede de manera excepcional (...). No en
todos los casos procede contra el particular, mucho menos cuando el afectado goza
de otros mecanismos de defensa judicial, a menos que la tutela se utilice como
mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.
88
3. De otra parte, señala el Juzgado que la acción de tutela no puede ser utilizada en
estos eventos pues para eso se goza de otros mecanismos de defensa judicial. “Si es
voluntad del padre de suministrar alimentos a sus hijos, no obstante ser una
obligación legal, ante el rechazo de la madre, el art. 136 del C. del M., contempla
la posibilidad de ofrecer alimentos por un procedimiento breve y sumario. A ese
mecanismo judicial previamente debe acudirse y si no es eficaz, sí entonces acudir
a la tutela. Aquí no se acreditó tal procedimiento ordinario por lo que la tutela en
tal sentido aún como mecanismo transitorio es improcedente.
Igual acontece con el régimen de visitas. El título XII del Libro 1º. del C.C.,
concretamente el artículo 256 establece la posibilidad de regular las visitas a favor
del padre que no ostente el cuidado y tenencia personal de los hijos. El
procedimiento que debe seguirse es el verbal sumario según lo señala el art. 435,
numeral 5º. del C. de P.C., en estrecha concordancia con el art. 8º. del Decreto
2272 de 1989”.
89
PROBLEMA JURÍDICO
2. ¿ Existe otro medio de defensa judicial diferente a la tutela para que la accionante se
le protege su derecho a la integridad física y a la vida por la conducta violenta de su
cónyuge?
CONSIDERACIONES
"El derecho a la vida es inviolable", de donde se infiere que a la petente y a sus hijas les
asiste dicho derecho, además de las garantías consagradas por la Constitución en cuanto a
la protección de la familia como núcleo esencial de la sociedad y de los derechos de los
niños, los cuales prevalecen sobre los demás. (T-382 de 1994)
La familia es una sociedad y tiene los mismos derechos que una sociedad civil
La familia o sociedad doméstica, tiene unos derechos y deberes propios, totalmente
independientes de la potestad del Estado. Si partimos de la base de que la familia, al igual
que el Estado es una verdadera sociedad, pequeña pero verdadera sociedad, más antigua
que cualquiera otra, tenemos que la célula familiar tiene derechos por lo menos iguales
que la sociedad civil para elegir y aplicar los medios necesarios en orden a su
incolumidad y justa libertad. (T-382 de 1994)
No puede la Corte pasar por alto los malos tratos de que son víctima la accionante y sus
menores hijas, como se desprende de las pruebas médico-legales practicadas por el
Instituto Nacional de Medicina Legal por orden del Comisario Tercero de Familia y de
las testimoniales practicadas por el fallador de instancia, de las cuales se colige que el
señor Pablo Emilio Leal Guerrero acostumbra intimidar, no sólo a su familia sino a sus
arrendatarios, y a mantener con ella tratos hostíles, lo que además de ser violatorio de
cualquier norma de conducta, puede ser constitutivo de un delito tipificado por las
normas penales actuales. .(T-382 de 1994)
Los tratos crueles atentan contra la dignidad humana y contra la formación de los hijos
No cabe duda que los tratos crueles, degradantes o que ocasionen dolor y angustia a nivel
corporal o espiritual atentan de manera directa contra la dignidad humana y contra lo
dispuesto en el artículo 12 constitucional, según el cual, "nadie será sometido a
desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes", lo cual impide necesariamente su cabal realización como persona. No
puede cuestionarse el hecho de que tales condiciones negativas confluyen en aquellos
conflictos de pareja en que uno de sus componentes recurre a posturas arbitrarias y
maltratos consuetudinarios o amenazas en contra del otro, o cuando le obliga a someterse
a situaciones que esa persona estima indignantes y lesivas a su vida, integridad física,
colocando una a la otra en un aberrante estado de subordinación e indefensión". . (T-382
de 1994)
Y ello es más grave cuando están de por medio los hijos (menores de edad), quienes se
verán gravemente afectados en su formación moral e intelectual al observar la conducta
inmoral, arbitraria y abusiva de su padre contra su madre. (T-382 de 1994)
¿qué pueden esperar estas niñas al ver la conducta de su padre, degradante y abusiva?
¿Tendrán alguna intención de formar una familia? ¿Qué podrán esperar del matrimonio o
de la vida conyugal? Sin duda, crecerán con las imágenes imborrables para ellas de su
padre violando y maltratando a su madre, con el deseo de venganza y una conciencia
desquebrajada por estos actos. Nada más grave para un niño que verse abocado en su
crecimiento y formación moral, espiritual y personal a las agresiones y la violencia en su
hogar, pues de ello derivarán su comportamiento y actitud para su vida futura.
.(T-382 de 1994)
Cualquier acción judicial que intente la peticionaria, como ya lo ha hecho acudiendo ante
la respectiva Comisaría de Familia de la ciudad, dará lugar a un proceso cuya inmediatez
no es lo suficientemente adecuada e idónea como la de la acción de tutela, pues el
procedimiento ordinario es dispendioso y lento. Por lo tanto, mientras acude a dicha
acción y la misma se decide, el ataque físico y moral de que son objeto la accionante y
sus hijas continuará, y podrá llevar a que el accionado haga efectivas las amenazas que ha
hecho contra la vida de la peticionaria, y a que sus hijas tengan que seguir siendo
sometidas a la violencia moral, por la conducta abusiva de su padre frente a su madre.
(T-382 de 1994)
92
DECISIÓN
La Corte volvió a pronunciarse a cerca del tema en sentencia T 487 del mismo año.
PROBLEMA JURÍDICO
CONSIDERACIONES
La Corte estima que, mirada la situación desde el punto de vista fáctico, se tiene un
verdadero estado de indefensión que hace viable la tutela, por cuanto en el ámbito
hogareño la quejosa está a merced de la fuerza física y la voluntad del varón, quien
abusa de sus ventajas para ofenderla y maltratarla. (T-487 de 1994)
94
Ahora bien, el criterio según el cual la peticionaria goza de otro medio de defensa judicial
por cuanto está en posición de iniciar un proceso penal contra su compañero permanente
por las lesiones personales que le cause, resulta ser equivocado desde el punto de vista de la
protección judicial efectiva de las garantías constitucionales, teniendo en cuenta que la pena
siempre será posterior al ilícito y que con su imposición no se remedia el perjuicio ya
causado. En tal sentido, someter a la persona a la exigencia de nuevos daños a su integridad
personal para alcanzar la protección del juez implica contrariar el sentido de amparo eficaz
de los derechos en que se inspira la Constitución. Los antecedentes del caso dan lugar a que
la afectada tema fundadamente que será atacada de nuevo, lo cual significa que hay
amenaza verdadera, inclusive contra su vida. La administración de justicia debe poder
actuar con miras a evitar que los hechos conduzcan a un resultado fatal. (T-487 de 1994)
Pero, además, la protección de los derechos fundamentales amenazados tiene que ser
inmediata. No puede supeditarse a los engorrosos trámites de un proceso ordinario,
aunque, desde luego, la procedencia de la tutela y su prosperidad, que aluden
directamente a la salvaguarda de los derechos, no son
incompatibles con las sanciones que puedan imponerse dentro del proceso penal por los
delitos cometidos. (T-487 de 1994)
La familia, tanto la constituida a partir del matrimonio como la nacida de vínculos naturales
por la voluntad responsable de conformarla, merece especial protección constitucional,
pues es considerada institución básica y núcleo fundamental de la sociedad. (T-487 de
1994)
Los niños, tienen derecho a gozar de una familia, al cuidado, el amor y la educación, y a
ser protegidos contra toda expresión de violencia física o moral.
(T-487 de 1994)
Del expediente se deduce que los ultrajes a la demandante se han convertido en una
descarada costumbre del atacante, merced a la impunidad en que siempre han
culminado sus acometidas, pues las autoridades públicas han permanecido pasivas, pese
a los frecuentes reclamos de la víctima. . (T-487 de 1994)
DECISIÓN
Primero.- REVOCAR el fallo proferido el veintitrés (23) de agosto del presente año
por el Juzgado Sesenta y Tres Penal del Circuito de Santa Fe de Bogotá, D.C., mediante
el cual se dijo que no era procedente la tutela porque no existía indefensión ni
subordinación, además, porque se estimó que la solicitante contaba con otros recursos
judiciales de defensa.
PROBLEMA JURÍDICO
A quien le corresponde decidir sobre el tipo de educación de los menores, y si existe
discrepancia en esto quien es el encargado de resolver el conflicto.
HECHOS
La demandante estuvo casada con el señor PP, con quien tuvo 2 hijos, actualmente
ambos menores y en edad escolar. El Juzgado Promiscuo de Familia de Dosquebradas,
mediante providencia de fecha 22 de marzo de 1994, decretó el divorcio entre la
demandante y el demandado, y aprobó el convenio sobre la custodia de los hijos y la
forma como se cubrirían las cuotas de alimentos y los elementos escolares.
La demandante solicitó en el colegio Liceo Francés cupo para el menor de sus hijos,
XX., por ser el demandado profesor de tal colegio y, por tal razón, gozar del beneficio
de ser eximido del pago de la pensión mensual. Sin embargo, el demandado se ha
negado a presentar al niño como su hijo ante las directivas del colegio, por lo que la
demandante tuvo que suscribir un contrato en el cual se compromete a cancelar la
pensión, pago al que no estaría obligada si el padre hubiera hecho uso del derecho que
le asiste.
La actora considera que la actitud negativa del demandante está violando el derecho
fundamental a la educación de su hijo. Además, que el hecho de que su ex cónyuge
tenga actualmente otro hogar, no lo releva de las obligaciones con sus hijos habidos en
anterior matrimonio.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
“Artículo 264, modificado por el artículo 23 del decreto 2820 de 1974. Los padres
de común acuerdo, dirigirán la educación de sus hijos menores y su formación
moral e intelectual, del modo que crean más conveniente para éstos; así mismo,
colaborarán conjuntamente en su crianza, sustentación y establecimiento.” (se
subraya)
“Artículo 311.
“Los padres tendrán derecho de escoger el tipo de educación que habrá de darse a
sus hijos, respetando los principios consagrados en este código. . . .” (se subraya)
Y si los padres están divorciados, como ocurre en el presente caso, el Código Civil dice:
En conclusión, el conflicto surgido entre los padres para decidir el tipo de educación
que debe recibir el menor, es asunto de competencia de la jurisdicción de familia y no
del juez de tutela. Y, en este sentido, resulta acertada la sentencia que se revisa, que no
concedió la tutela solicitada.
DECISION
Segundo: Para la publicación de esta providencia, se suprimirán los nombres del menor
y de sus padres, para proteger los derechos a la intimidad del primero.
Tercero: Comuníquese esta decisión al Juzgado Tercero de Familia de Pereira, para que
sean notificadas las partes, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 36 del decreto
2591 de 1991.
Problema(s) Jurídico(s): ¿Es el parágrafo del artículo 6 (parcial) del Decreto1305 de 1975,
violatorio de los artículos 13 y 16 de la Constitución Política?
NORMAS ACUSADAS
"DECRETO NÚMERO 1305 de 1975
(julio 2)
DECRETA:
(...)
Artículo 6. La pensión de que trata el artículo anterior se reconocerá así:
La mitad para la viuda y la otra mitad para los hijos menores legítimos o
naturales en la proporción establecida por la ley para estos últimos.
CONSIDERACIONES
100
DECISION
Con fundamento en las consideraciones que anteceden, la Sala Plena de la Corte
Constitucional, una vez cumplidos los trámites que contempla el Decreto 2067 de 1991 y
oído como lo fue el Procurador General de la Nación, administrando justicia en nombre
del pueblo y por mandato de la Constitución Política,
RESUELVE:
Segundo.- Las viudas que con posterioridad al siete de julio de 1991 hubieren contraído
nupcias y, por este motivo, perdido el derecho a la pensión a la que se refiere la norma,
podrán, como consecuencia de este fallo, con miras al restablecimiento de sus derechos
constitucionales, reclamar de las autoridades competentes las mesadas que se causen a
partir de la notificación de esta Sentencia.
HECHOS:
El señor José Fidolo López formuló acción de tutela contra la señora Hilda María Díaz
Rodríguez quien es su esposa y contra la Empresa de Telecomunicaciones de Santafé de
Bogotá, por estimar vulnerados sus derechos fundamentales a la salud, a la igualdad, a la
familia y a la seguridad social, al haberlo excluido en su calidad de cónyuge del sistema de
seguridad social. El accionante pretende a través de esta acción, acceder al servicio de
salud a que tiene derecho por ser el cónyuge de una extrabajadora actualmente pensionada
por dicha empresa, de conformidad con la Convención Colectiva vigente.
De otro lado, el demandante solicita así mismo, que se den una serie de órdenes a su
esposa relacionadas con un crédito hipotecario y un seguro de vehículo, así como las que
señala son sus obligaciones de esposa y madre.
Con base en los hechos anteriormente expuestos, solicita que a través de la acción de
tutela, se protejan los derechos conculcados por los demandados y en consecuencia se
103
CONSIDERACIONES:
Pretende el accionante que por vía de tutela se le protejan los derechos a la salud, a la
igualdad, a la persona, a la familia y a la seguridad social, por considerar que han sido
lesionados por la Empresa de Telecomunicaciones de Santafé de Bogotá y por su esposa al
haberle negado el acceso al servicio de salud, al cual en su opinión tiene derecho por ser
cónyuge de la extrabajadora, hoy pensionada de la entidad accionada, de conformidad con
lo pactado en la convención colectiva de trabajo. Igualmente, solicita que se ordene a la
accionada cancelar la hipoteca de Granahorrar; que se le haga a ella el descuento por
nómina del valor del seguro de su vehículo y que se le permita administrar los bienes
muebles e inmuebles de la familia como padre que es y como profesional del derecho.
(Sentencia T-413/99)
La Sala debe señalar en primer lugar, que en cuanto hace a las pretensiones del actor
encaminadas a que la señora Hilda María Díaz le cancele una serie de obligaciones
pecuniarias adquiridas por este, como el seguro del vehículo y la hipoteca con Granahorrar,
así como que le permitan administrar los bienes de la familia, son absolutamente
improcedentes por vía de tutela, dada su naturaleza excepcional, subsidiaria y residual.
Así entonces, todas las diferencias que se plantean tanto en la demanda de tutela, como en
el escrito de contestación a la misma, hacen indispensable que el accionante y su esposa -
quienes actualmente tienen una sociedad conyugal vigente - concurran ante la jurisdicción
de familia a fin de que arreglen amigablemente sus discrepancias, bien a través de la
conciliación o de no ser ella posible, a través de las acciones de alimentos, separación de
bienes o divorcio. Pero el juez de tutela no puede, como acertadamente lo consideraron los
falladores de instancia, entrar a mediar en el conflicto, pues en la medida en que no están
comprometidos los derechos fundamentales del peticionario y existen otros mecanismos de
protección judicial, es improcedente el amparo solicitado.
(Sentencia T-413/99)
A este respecto, la Corte debe señalar que en principio, en cuanto se refiere a las anteriores
pretensiones, estarían dadas las condiciones para confirmar la sanción de temeridad
impuesta por el Tribunal Superior al actor, habida cuenta que - como el mismo
demandante lo afirma - al ser un profesional del derecho debe saber que de conformidad
con la Constitución y la ley (artículo 86 CP. y artículo 6º del Decreto 2591 de 1991), la
acción de tutela es improcedente cuando se dispone de otros medios de defensa judicial y
no se dan los requisitos de vulneración de derechos fundamentales ni prevención de un
perjuicio irremediable. Además, en esos aspectos el peticionario trata de aparentar ante el
juez unas condiciones que son distintas a las reales, como al parecer ocurre en el presente
caso, donde el actor se presenta como un marido desprotegido, en grave situación
económica y sin autoridad dentro del hogar, mientras su cónyuge demuestra lo contrario,
con lo cual incurre en una conducta aparentemente dolosa, con el único objetivo de abusar
del derecho y tratar de engañar al juez con el propósito de obtener un resultado favorable
respecto a sus pretensiones por la vía de la acción de tutela. Todo ello, en perjuicio de la
administración de justicia, pues impide el acceso normal a ella por parte de otras personas.
(Sentencia T-413/99)
9 T-300/96 (MP. Antonio Barrera Carbonell). Véanse, también las sentencias T-082/97 (MP. Hernando Herrera Vergara);
T-080/98 (MP. Hernando Herrera Vergara); T-303/98 (MP. José Gregorio Hernández Galindo).
105
Por consiguiente, la Corte estima que del examen de los hechos y pruebas que obran en el
presente expediente y con fundamento en las normas constitucionales, en particular, de lo
dispuesto en el artículo 42 superior, según el cual “las relaciones familiares se basan en la
igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus
integrantes”, es claro que JOSE FIDOLO LOPEZ, cónyuge de HILDA MARIA DIAZ,
pensionada de la Empresa de Telecomunicaciones de Santafé de Bogotá, tiene derecho a
disfrutar de los servicios médicos y asistenciales reconocidos por la convención colectiva
de trabajo, suscrita entre la Empresa y el sindicato de trabajadores, hasta que se extinga el
derecho de conformidad con las causales establecidas por la ley y siguiendo los
procedimientos legales y convencionales. A lo anterior se agrega el estado de salud del
11 Sala de Casación Laboral, Corte Suprema de Justcia, Sentencia 20 de abril/94. M.P.: Dr. Pedro Lafont
Pianetta
107
demandante que requiere del servicio médico a que tiene derecho según se ha demostrado,
mientras subsista la unión marital conformada entre el actor y la señora Hilda María Díaz.
(Sentencia T-413/99)
Al respecto, esta Sala considera que los padres por el hecho de serlo asumen frente a sus
hijos una serie de derechos y obligaciones, los cuales se derivan de la llamada autoridad
paterna y de la patria potestad. Estos derechos deben ejercerlos conjuntamente los padres, y
a falta de uno de ellos le corresponderá al otro. Excepcionalmente, los derechos que
conforman la autoridad paterna pueden ser ejercidos por un pariente o por un tercero,
según las circunstancias del caso y con ciertos límites. No así la patria potestad, reservada a
los padres. (Sent T-500/93).
DECISIÓN:
Correspondió conocer de la acción de tutela en primera instancia al Juzgado Séptimo de
Familia de Santafé de Bogotá, el cual mediante sentencia del 15 de diciembre de 1999
resolvió denegar la tutela, con fundamento en las siguientes consideraciones:
En primer término, señala que el accionante no puede pretender que a través de acción de
tutela se ordene a su cónyuge cómo debe disponer de unos dineros de los cuales tiene libre
administración, así como tampoco puede aspirar el tutelante a que mediante este
mecanismo se obligue a su cónyuge a que cumpla con los deberes de esposa o de madre, o
que asegure con bienes de su propio pecunio un vehículo.
Agrega que el peticionario es un profesional del derecho que debe conocer cuáles son las
autoridades competentes y los procedimientos a los cuales debe acudir para buscar una
solución a sus conflictos familiares, razón por la que se abstiene de hacer más comentarios
al respecto, no sin antes indicarle al actor que no le asiste razón su pretensión.
empresa y los sindicatos se hagan extensivos al cónyuge, los hijos y los padres del
trabajador activo o pensionado.
Entonces, para que la empresa pueda afiliar a las personas beneficiadas del servicio médico
familiar, debe contar con la autorización del trabajador o del pensionado y una vez
obtenida dicha aprobación. Además de cumplidos todos y cada uno de los requisitos
administrativos exigidos por la empresa, empezarán los beneficiarios familiares del
trabajador o pensionado a gozar de los servicios médicos pactados por la convención.
En concepto de ese despacho, el trabajador es libre de afiliar o no a las personas que a bien
tenga, como también de desafiliar a quien así lo considere. Por lo anterior, si bien existen
entre los cónyuges deberes y obligaciones recíprocas como las de socorro y ayuda que
deben prestarse mutuamente en todos los momentos de la vida, el mecanismo para debatir
esta controversia no es la acción de tutela sino otro medio de defensa judicial como lo sería
el proceso de alimentos mediante el cual el accionante podría demostrar que está en
imposibilidad física y económica para procurarse los gastos que demanda atender su propia
salud, como también obligar a su cónyuge con capacidad económica a que cumpla con el
sagrado deber de socorro y ayuda, como lo prevé la legislación civil.
El demandante impugnó la anterior providencia para ante la Sala de Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santafé de Bogotá, el cual mediante sentencia del 12 de
febrero de 1999 resolvió confirmar la sentencia impugnada y adicionarla en el sentido de
condenar al demandante por haber incurrido en temeridad al promover la presente acción
de tutela.
Esa Corporación consideró que en el presente asunto se está frente a un conflicto familiar
al cual es ajeno la entidad demandada, por cuanto el peticionario cuenta con otros medios
eficaces de defensa judicial para la protección de sus derechos, los cuales debe ejercer ante
la jurisdicción de familia a fin de conciliar sus diferencias con su esposa, bien para ejercer
la acción de divorcio, la separación de cuerpos y/o de bienes o una reclamación de
alimentos, según sea el caso.
Finalmente, estimó ese Tribunal que la actuación del accionante constituye un típico caso
de temeridad, en razón a que promovió la acción en forma indebida, a sabiendas de la
existencia de mecanismos judiciales para solucionar un conflicto familiar, perjudicando a
la administración de justicia al obstaculizar el acceso normal a ella. Por lo anterior, lo
condenó al pago de una multa equivalente a diez (10) salarios mínimos legales mensuales
vigentes, con fundamento en lo dispuesto en el inciso 2º del artículo 73 y el numeral 1º del
109
artículo 74 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el inciso final del
artículo 25 del Decreto 2591 de 1991.
En este orden de ideas, considera la Corte que no podía, so pena de violar la Constitución,
la ley y la convención colectiva de trabajo, la Empresa ni la cónyuge accionada, negarle el
legítimo derecho a obtener los servicios médicos y asistenciales que le reconoce la
convención colectiva a su cónyuge, por lo que en consecuencia habrá de revocarse el fallo
que se revisa, y en su lugar, conceder la tutela de los derechos del peticionario, para lo cual
se dispondrá en la parte resolutiva de esta providencia, que la Empresa de
Telecomunicaciones de Santafé de Bogotá deberá, a más tardar dentro de las cuarenta y
ocho (48) horas siguientes a la notificación de este fallo, restablecer al peticionario los
servicios médicos y asistenciales reconocidos por la cláusula 27 de la convención colectiva
suscrita entre el sindicato y la empresa, en cabeza del cónyuge de Hilda María Díaz, señor
José Fidolo López.
SE DECIDE:
Primero. REVOCAR parcialmente la sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior de Medellín el 26 de marzo de 1999, por medio de la cual se negó la acción de
tutela entablada por José Fidolo López contra Hilda María Díaz y la Empresa de
Telecomunicaciones de Santafé de Bogotá.
Cuarto. Por Secretaría líbrense las comunicaciones de que trata el artículo 36 del decreto
2591 de 1991.
110
PROBLEMA JURÍDICO: Los artículos 140 numeral 5° (parcial) y 145 del Código Civil
son violatorios de los artículos 13, 14, 15, 16, 18, 42, 43 y 229 de la Constitución Política
de Colombia?
CONSIDERACIONES:
Para garantizar lo anterior la ley debe ser celosa en rodear al pacto conyugal de las
circunstancias que aseguren un consentimiento verdaderamente libre, incondicional y
vinculante, es decir capaz de crear el nexo jurídico a que se ha hecho referencia. C-533/00
Visto el asunto desde esta óptica, la nulidad relativa es más garantista de la libertad del
cónyuge violentado. Y desde otra óptica, la nulidad relativa también protege en mejor
forma la estabilidad familiar, por lo cual desarrolla eficientemente los principios
constitucionales. La familia que se constituye a partir de un matrimonio nulo, merece
también la protección del legislador, y si el cónyuge sobre quien recayó la fuerza decide en
un acto de su libérrima voluntad que desea permanecer en matrimonio, esta posibilidad no
debe excluirse, pues ella significaría un debilitamiento de la protección de la familia que
así se ha formado y de la libertad del contrayente. C-533/00
Las normas establecen una doble manera de convalidar el consentimiento con efectos ex
tunc, cuando se ha disipado la fuerza que recayó sobre uno o sobre ambos cónyuges y han
recuperado su libertad sicológica. En este nuevo estado de libertad expresan su
consentimiento bien con palabras expresas, bien de manera tácita por el hecho de la
cohabitación. Lo que la norma hace es otorgarle efectos retroactivos a este libre
consentimiento de tal forma que el matrimonio se entiende válidamente celebrado no en el
momento de la convalidación, sino en el de la celebración. Es decir, por razones de sentido
común y de economía jurídica, no se exige una nueva celebración. C-533/00
En relación con la convalidación tácita que se produce por la cohabitación de los consortes,
la Corte estima que ella también es válida como mecanismo para convalidar el
consentimiento viciado, siempre y cuando se produzca en estado de plena libertad física y
sicológica. C-533/00
111
Por lo anterior, la frase demandada del primer inciso del artículo 140 del Código Civil y el
segundo inciso del artículo 145 ibídem, serán declarados exequibles a condición de que
sean interpretados en el sentido de que la cohabitación a que se refieren es libre, y de que
siempre es posible demostrar que tal cohabitación no está acompañada del ánimo de
convalidar el consentimiento. Las disposiciones así entendidas, tienen el efecto de evitar el
trámite de ratificación expresa, lo cual parece sensato por razones de economía jurídica,
aparte de que protege la unidad familiar y hace efectivo el principio según el cual todo
matrimonio se presume válido mientras no se demuestre lo contrario. Efectos todos estos
que en nada desconocen las normas superiores. C-533/00
¿A quiénes sino a ellos les interesa alegar la nulidad? ¿No son ellos los únicos que pueden
decidir si quieren consentir en el matrimonio o dejar de hacerlo? ¿No son ellos libres para
convalidar expresa o tácitamente el consentimiento que inicialmente estuvo viciado? La
disposición en comento precave intromisiones de terceros en lo que debe ser una
determinación individual y libérrima de los cónyuges, y en este sentido, como se ha dicho,
respeta la Constitución. Así se declarará. C-533/00
OBITER DICTUM
La distinción entre estas dos formas de unión que dan nacimiento a la familia ha sido
admitida por toda la tradición jurídica, la cual, en ocasiones, a partir de ella ha señalado
consecuencias para establecer diversas clases de parentescos y de derechos, diferencias
que, como se dijo, hoy en día han sido superadas por nuestra Constitución. Pero en lo que
concierne a los rasgos distintivos de las dos formas de unión de la pareja, prima facie se
evidencia que el matrimonio se reviste de la connotación de ser un vínculo jurídico, como
el propio texto constitucional lo pone de manifiesto, circunstancia que no se encuentra
presente en la unión de hecho. ¿En qué consiste esta distinción? ¿Cuál es la diferencia
esencial entre estas figuras, si las dos dan origen a una familia, si ambas suponen la
cohabitación entre el hombre y la mujer, e incluso, si las dos dan origen hoy en día a la
conformación de un régimen de bienes comunes entre la pareja? C-533/00
Las diferencias son muchas, pero una de ellas es esencial y la constituye el consentimiento
que dan los cónyuges en el matrimonio al hecho de que la unión que entre ellos surge sea
112
una unión jurídica, es decir una unión que en lo sucesivo tenga el carácter de deuda
recíproca. La unión que emana del consentimiento otorgado por ambos cónyuges, hace
nacer entre ellos una serie de obligaciones que no es del caso analizar ahora
detalladamente, las cuales son exigibles por cada uno de ellos respecto del otro, y que no
terminan sino por la disolución del matrimonio por divorcio o muerte o por su declaración
de nulidad. Entre ellas, las más relevantes son las que se refieren a la comunidad de vida y
a la fidelidad mutua. Algunas de las obligaciones derivadas de este vínculo jurídico
comprometen a los cónyuges incluso después del divorcio, como las que conciernen a la
obligación alimentaria a favor del cónyuge inocente. C-533/00
"El noveno inciso del artículo mencionado, determina que ´Las formas del matrimonio, la
edad y capacidad para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y
la disolución del vínculo se rigen por la ley civil. Nada semejante se prevé en relación con
la unión marital de hecho, precisamente por ser unión libre. C-533/00
"De allí, al establecimiento de los mismos derechos y obligaciones que existen entre los
cónyuges, hay un abismo. Basta pensar, por ejemplo, que la sola voluntad de uno de sus
miembros, es suficiente para poner término a la unión marital de hecho, lo que no ocurre
con el matrimonio. C-533/00
"En síntesis: sostener que entre los compañeros permanentes existe una relación idéntica a
la que une a los esposos, es afirmación que no resiste el menor análisis, pues equivale a
pretender que pueda celebrarse un verdadero matrimonio a espaldas del Estado, y que, al
mismo tiempo, pueda éste imponerle reglamentaciones que irían en contra de su rasgo
esencial, que no es otro que el de ser una unión libre". C-533/00
Las forma de convalidación es pues doble: expresa, “por palabras expresas”, o tácita, “por
la sola cohabitación de los consortes.” Una y otra suponen que la fuerza se ha disipado
previamente. Respecto de la primera, la Corte no encuentra reparo alguno de
constitucionalidad pues ella equivale a una nueva emisión del consentimiento, de la cual
dan fe los distintos medios probatorios que según las circunstancias puedan estar presentes,
por lo cual la garantía respecto de los derechos fundamentales de los contrayentes, en
especial su libertad de autodeterminación, queda a salvo. C-533/00
DECISIÓN:
Primero: Declarar EXEQUIBLES la expresión “La fuerza o miedo no será causa de
nulidad del matrimonio, si después de disipada la fuerza, se ratifica el matrimonio con
palabras expresas, o por la sola cohabitación de los consorte”, contenida en el numeral
5° del artículo 140 del Código Civil, y el segundo inciso del artículo 145 del mismo
Código, bajo el entendido de que la cohabitación a que se refieren sea en todo caso
voluntaria y libre, y dejando a salvo el derecho de demostrar, en todo tiempo, que ella no
tuvo por objeto convalidar el matrimonio.
Segundo: Declarar EXEQUIBLE el primer inciso del artículo 145 del Código Civil.
114
PROBLEMA JURÍDICO
¿Constituye violación a los Derechos de los niños la decisión de un juez en el sentido de
no querer modificar una sentencia de alimentos que ordenaba desembargar un inmueble
de propiedad de ambos padres de unos menores, siendo dicho inmueble la única
garantía para los alimentos de dichos menores?
CONSIDERACIONES
por los cónyuges de manera tal que se proteja a los niños contra toda forma de abandono
y de violencia física o moral.
En casos como el que se revisa, en los que uno de los cónyuges intenta sustraerse al
cumplimiento de las obligaciones que le impone la progenitura responsable, el otro
miembro de la pareja, el defensor de menores o, en última instancia, cualquier persona,
puede acudir ante la autoridad competente para que se hagan efectivos los derechos de
los niños y se sancione a quien los infringió. (Sent T-341/95).
Pero, como lo anotó el Tribunal Superior en el fallo que se revisa, y lo había previsto el
Constituyente, a veces no es suficiente observar la plenitud de las formas propias de
cada juicio, y ha de recordarse que la finalidad de todo proceso es la eficacia del
derecho legítimamente reclamado, pues en las actuaciones judiciales “...prevalecerá el
derecho sustancial...” (art. 228 C.N.).
En el caso que ocupa a la Sala, y dadas las pruebas que se aportaron al expediente del
proceso alimentario hasta antes de proferirse sentencia, los derechos de los menores
hijos de Efigenio Cubillos Moreno fueron debidamente reconocidos y garantizados. Sin
embargo, durante el período de ejecutoria de la sentencia, la parte demandante aportó
certificación oficial de que el señor Cubillos Moreno había renunciado a su cargo en la
Gobernación del Meta y se había retirado del ejercicio del mismo; así, la garantía del
pago de los alimentos futuros de los infantes, decretada por la Jueza Quince de Familia
(embargo del 40% de las prestaciones sociales que le correspondieran), simplemente
desapareció antes de que la sentencia que la ordenaba pudiera ejecutarse. (Sent T-
341/95).
Encontrándose la Sala de Familia del Tribunal Superior, en calidad de juez de tutela, frente
a ese hecho, frente al incumplimiento de Cubillos Moreno en el pago de las cuotas
alimentarias ya causadas, y frente a su ocultamiento, debía -como en efecto lo hizo-, tutelar
de manera transitoria los derechos fundamentales de los menores Cubillos Turriago,
ordenándole a la Jueza Quince de Familia decretar nuevamente el embargo del derecho que
al padre irresponsable corresponde sobre el único bien inmueble propiedad de la sociedad
conyugal, a fin de evitar que éste evada totalmente el cumplimiento de la obligación
alimentaria que le corresponde, en tanto la madre ejercita alguno de los mecanismos
judiciales de defensa previstos en la ley para hacer efectivo el pleno ejercicio de los
derechos de los infantes. (Sent T-341/95).
116
DECISIÓN
Confirmar la sentencia proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Santafé de Bogotá, Sala de Familia, el 31 de marzo de 1995, en la cual tuteló los
derechos fundamentales de los menores Cubillos Turriago.
Fallo que se confirma:
“En el caso objeto de estudio, si bien el examen de lo acontecido en el proceso de
alimentos instaurado por la accionante contra el padre de sus menores hijos y que
culminó con sentencia en la cual se condenó al demandado al pago de alimentos en
favor de los infantes, no se observa que se haya incurrido en vulneración alguna del
derecho constitucionalmente garantizado al debido proceso, es necesario advertir que
con posterioridad al aludido fallo y dado que el demandado renunció a su empleo
desde fecha anterior a la sentencia proferida, dando lugar a que no pueda darse
efectividad a lo en ella dispuesto, el juzgado en atención a esa especial circunstancia y
a fin de proteger los derechos de los menores, quienes gozan de una especial protección
por parte del Estado, como así lo consagra la norma superior, debió acceder a la
solicitud elevada por la accionante por conducto de su apoderada judicial, en el
sentido de decretar nuevamente el embargo del 50% del bien inmueble ubicado en esta
ciudad, en la calle 45A Nos. 20-40 y 20-42, con el fin justamente de garantizar el pago
de los alimentos futuros de los infantes, máxime cuando al juez de familia, por su
propia naturaleza, le corresponde procurar por todos los medios a su alcance que se
cumplan sus decisiones, en aras de evitar la vulneración de los derechos a que ellas se
contraen” (folio 24).
...
“Así las cosas, es procedente conceder de manera transitoria el amparo demandado
por la ciudadana Zoraida Turriago Posada en su condición de representante legal de
sus menores hijos Leonardo y Nathalia Cubillos Turriago y, en consecuencia, ordenar
al Juzgado Quince de Familia de Santafé de bogotá que con el fin de garantizar el pago
de los alimentos futuros de los citados menores Leonardo y Nathalia Cubillos Turriago,
decrete nuevamente el embargo del 50% del bien inmueble ubicado en esta ciudad en la
calle 45A Nos. 20-40 y 20-42, matrícula inmobiliaria No. 050-0868939, hasta tanto se
inicie por la madre de los menores o inclusive por la Defensora de familia, en uso de
sus facultades legales, ya sea el proceso ejecutivo de alimentos o un nuevo proceso de
alimentos, debiéndose iniciar una u otra acción dentro del término de 60 días contados
a partir de la notificación de este proveído, so pena de que lo aquí dispuesto solo tenga
vigencia durante el precitado término de 60 días” (folios 24-25).
117
PROBLEMA JURIDICO:
Revisión de constitucionalidad ¿ Es la Ley 449 de agosto 4 de 1998, "Por medio de la
cual se aprueba la Convención Interamericana sobre Obligaciones Alimentarías" hecha
en Montevideo, el quince (15) de julio de mil novecientos ochenta y nueve (1989)
constitucional bajo la luz del ordenamiento colombiano?
CONSIDERACIONES:
El Congreso de Colombia
AMBITO DE APLICACION
Artículo 1°. La Presente Convención tiene como objeto la determinación del derecho
aplicable a las obligaciones alimentarias, así como la competencia y a la
cooperación procesal internacional, cuando el acreedor de alimentos tenga su
domicilio o residencia habitual en un Estado Parte y el deudor de alimentos tenga su
domicilio o residencia habitual, bienes o ingresos en otro Estado Parte.
Los Estados podrán declarar al suscribir, ratificar o adherir a esta Convención que
la restringen a las obligaciones alimentarias respecto de menores.
118
Artículo 4°. Toda persona tiene derecho a recibir alimentos, sin distinción de
nacionalidad, raza, sexo, religión, filiación, origen o situación migratoria, o
cualquier otra forma de discriminación.
DERECHO APLICABLE
Artículo 6°. Las obligaciones alimentarias, así como las calidades de acreedor y
deudor de alimentos, se regularán por aquel de los siguientes órdenes jurídicos que,
a juicio de la autoridad competente, resultare más favorable al interés del acreedor:
Artículo 7°. Serán regidas por el derecho aplicable de conformidad con el artículo
6° las siguientes materias:
a) El monto del crédito alimentario y los plazos y condiciones para hacerlo efectivo;
c) El juez o autoridad del Estado con el cual el deudor tenga vínculos personales
tales como: posesión de bienes, percepción de ingresos u obtención de beneficios
económicos.
Artículo 9°. Serán competentes para conocer las acciones de aumento de alimentos,
cualesquiera de las autoridades señaladas en el artículo 8°. Serán competentes para
conocer de las acciones de cese y reducción de alimentos, las autoridades que
hubieren conocido de la fijación de los mismos.
a) Que el juez o autoridad que dictó la sentencia haya tenido competencia en esfera
internacional de conformidad con los artículos 8° y 9° de esta Convención para
conocer y juzgar el asunto;
b) Que la sentencia y los documentos anexos que fueren necesarios según la presente
Convención, estén debidamente traducidos al idioma oficial del Estado donde deban
surtir efecto;
120
c) Copia auténtica del auto que declare que la sentencia tiene el carácter de firme o
que haya sido apelada.
Artículo 14. Ningún tipo de caución será exigible al acreedor de alimentos por la
circunstancia de poseer nacionalidad extranjera, o tener su domicilio o residencia
habitual en otro Estado.
Artículo 18. Los Estados podrán declarar al suscribir, ratificar o adherir a esta
Convención, que será su derecho procesal el que regulará la competencia de los
tribunales y el proceso de reconocimiento de la sentencia extranjera.
DISPOSICIONES GENERALES
DISPOSICIONES FINALES
Artículo 27. Los Estados Parte que tengan dos o más unidades territoriales en las
que rijan distintos sistemas jurídicos relacionados con cuestiones tratadas en la
presente Convención, podrán declarar, en el momento de la firma, ratificación o
adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus unidades territoriales o
solamente a una o más de ellas.
Sin embargo, los Estados Parte podrán convenir entre ellos de forma bilateral la
aplicación prioritaria de las citadas Convenciones de La Haya del 2 de octubre de
1973.
Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella después de haber
sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Convención entrará en
vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su
instrumento de ratificación o adhesión.
DEMANDA
No existe por que lo que se hizo en esta sentencia fue una revisión de constitucionalidad
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. REVISION FORMAL.
- El Proyecto de Ley fue finalmente aprobado por unanimidad por los Representante
que asistieron a la Sesión Plenaria de la Cámara de Representantes el 9 de junio de
1998, según consta en la certificación suscrita por el Secretario General de la Cámara.
2. REVISION MATERIAL.
este último posea bienes o ingresos en un Estado Parte diferente de aquél que
corresponda al domicilio del acreedor. Igualmente, se precisa que la Convención alude a
las obligaciones alimentarías respecto de menores y a las que se deriven de las
relaciones matrimoniales entre cónyuges o quienes hayan sido tales, aunque los Estados
se reservan el derecho de contraer la suscripción, ratificación o adhesión al primer tipo
de obligaciones.
c) Se prohibe exigir caución al acreedor para que pueda hacer efectiva la obligación
alimentaria. El amparo de pobreza se reconoce tanto para la reclamación como para la
ejecución en cualquiera de los Estados Partes. Estos además se comprometen a prestar
asistencia judicial gratuita a quienes gocen de dicho beneficio.
b) Cada Estado tiene el derecho de formular reservas, siempre que éstas versen sobre
una o mas disposiciones concretas y no atente contra su objeto o fines fundamentales.
Igualmente se prevé la situación de los Estados que "tengan dos o mas unidades
territoriales en la que rijan distintos sistemas jurídicos" relacionados con las cuestiones
tratadas en la Convención para que declaren en que condiciones se aplican las
regulaciones de ésta.
d) Por último, se establecen reglas en relación con la fecha en que entrará en vigor la
Convención, a su duración, que será indefinida, a la posibilidad de su denuncia y a la
fecha en que ésta queda perfeccionada.
La experiencia ha demostrado que con relativa frecuencia las sentencias judiciales o las
medidas provisionales que reconocen y ordenan el pago de obligaciones alimentarias,
129
terminan siendo burladas, bien sea porque el deudor abandona el Estado donde aquéllas
se expidieron, o porque sus bienes o rentas se encuentran en otro Estado.
Justamente para superar los escollos anotados, que pueden conducir a la violación del
derecho de un beneficiario a percibir alimentos, que en la mayoría de los casos es un
menor, o personas en condiciones de debilidad manifiesta, que la Convención regula
una variedad de instrumentos o medios procesales para que las sentencias y demás
providencias o actos en que conste o se reconozcan o decreten obligaciones alimentarias
tengan eficacia extraterritorial en los Estados Partes y de esta manera se puedan
proteger y efectivizar los derechos que emanan de dichas obligaciones.
- Conforme a los artículos 9, 150-16 y 226 las relaciones del Estado colombiano deben
estar dirigidas a buscar, bajo el supuesto del respeto por la soberanía, la
autodeterminación de los pueblos y los principios del derecho internacional la
internacionalización de sus relaciones políticas, económicas, sociales y ecológicas sobre
bases de equidad, reciprocidad y teniendo en cuenta la conveniencia nacional.
- La Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 e incorporada a nuestro régimen jurídico
mediante la ley 12 de 1991, reconoce la necesidad de que las naciones adoptaran los
mecanismos que fueran necesarios para hacer realidad los derechos de los niños. Por
eso ha señalado: "Los Estados Parte adoptarán todas las medidas administrativas,
legislativas y de otra índole para dar efectividad a los derechos reconocidos en la
presente Convención" (art. 4).
Así, pues, para la Corte es evidente que ni por el aspecto formal, ni tampoco por el
aspecto de fondo, se vislumbra deficiencia alguna que afecte la constitucionalidad de la
ley 449/98 que aprobó la Convención, pues su expedición se ajustó a las exigencias
constitucionales y legales que requieren la aprobación de una ley ordinaria y su
contenido normativo igualmente respeta las reglas, principios y valores de nuestra
Constitución.
DECISIÓN:
Primero: Declarar EXEQUIBLE la "Convención Interamericana sobre Obligaciones
Alimentarias" hecha en Montevideo, el 15 de julio de 1989.
La Corte Constitucional se refirió a este tema en la sentencia C 660 del año 2000 de esta
manera:
CONSIDERACIONES:
RATIO DECIDENDI
Considera la Corte, al respecto, que asiste razón al demandante cuando expresa que la
norma parcialmente demandada viola los artículos 15, 16 y 18 de la Constitución Nacional.
En primer término esta Corporación encuentra que la expresión “salvo que el demandante
las haya consentido, facilitado o perdonado”, referida a las relaciones sexuales
extramatrimoniales como causal de divorcio, es contraria al derecho a la intimidad que
consagra la primera de las normas constitucionales mencionadas. C-660/00
133
Así, al atribuirle al perdón o al consentimiento que haya prestado uno de los miembros de
la pareja a las relaciones sexuales extramatrimoniales del otro, un efecto como el que
asigna la norma demandada, el legislador se está inmiscuyendo en el fuero íntimo de los
cónyuges, en el devenir de sus emociones y sus afectos, en su esfuerzo por adecuarse en un
momento dado a las conductas de su pareja. De esa manera atribuye a estas emociones,
afectos y esfuerzos propios de una relación esencialmente mutante y vital unos efectos
definitivos e ignora que estas formas de aceptación y justificación de conductas ofensivas
que en muchos casos pueden ser admitidas por el ofendido sin que él tenga real conciencia
del daño que ha sufrido. Consciencia que puede cobrar fuerza con el paso de los años y
transformar en intolerable lo que en otro momento se consideró aceptable o justificable. Se
contraría, pues, el artículo 15 del ordenamiento superior, que dispone que “todas las
personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar”, la cual es deber del Estado
respetar y hacer respetar. C-660/00
(...) La intención de una persona, referida a una eventual acción futura, difícilmente puede
ser objeto de control. No se ve cómo un Juez pueda pronunciarse sobre el plano de las
intenciones personales (...) C-660/00
Las acciones moralmente elogiables que están por fuera de los deberes legales o que las
exceden, no pueden tener otro fundamento distinto que el consentimiento de quien las
asume y no admiten, por lo tanto, constreñimiento alguno para su realización o para que se
persista en las mismas. C-660/00
OBITER DICTUM
Del análisis de la Constitución Política, especialmente de sus artículos 5° y 42, resulta clara
la distinción de la familia como institución frente al matrimonio establecido como uno de
los mecanismos aptos para el surgimiento de aquella. Diferenciación esta que, por lo
demás, ha sido consagrada en el derecho internacional de manera reiterada durante largo
tiempo y cuya aplicación resulta pertinente en los terminos de los artículos 93 y 94 de la
Constitución Política, enlistados entre las reglas constitucionales que el demandante estima
vulneradas. En efecto, esta es la orientación de la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales Políticos (artículos 10 y 11, aprobado Ley 74 de 1968,), del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos ( Artículo 23, aprobado ley 74 de 1968), de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos ( Artículo 17, aprobado ley 16 de 1972). C-660/00
Ahora bien, respecto de la familia surgen para el Estado precisos cometidos de preservación
y protección que se orientan a garantizar la existencia y el desarrollo de esta institución
13 T-08/92, Fabio Morón Díaz, Simón Rodríguez Rodríguez y Jaime Sanín Greiffenstein.
135
de ahí que si el vínculo existente entre la pareja no garantiza sino que, por el contrario,
perturba la estabilidad familiar, desaparecen los intereses éticos, sociales y jurídicos que
justifican su permanencia. Tampoco pueden invocarse estos argumentos como válidos en
interés de los hijos menores, en razón a que si los padres involucrados en un conflicto
conyugal solicitan, individual o conjuntamente el divorcio, es porque, como intérpretes
reales de las circunstancias vividas, consideran que a los hijos les resulta mejor enfrentarse
a la realidad de una ruptura que verse abocados a crecer en un ambiente hostil. C-660/00
B. SEPARACION DE HECHO
Problema Jurídico:
La expresión “o de hecho” que hace parte del numeral 8° del artículo 6° de la Ley 25 de
1992 que reformó el artículo 154 del Código Civil es violatorio de los artículos 2, 4, 6, 29 y
42 de la Constitución Política?
CONSIDERACIONES:
Posibilidad de elegir una causal objetiva o subjetiva para invocar la disolución del
vínculo matrimonial
circunstancia que, de por sí, justifica plenamente que la ley separe los efectos de la
interrupción de la vida en común de las consecuencias que le siguen al incumplimiento de
las obligaciones pactadas en contratos de contenido patrimonial. (C-1495/00)
Las causales subjetivas conducen al llamado divorcio sanción porque el cónyuge inocente
invoca la disolución del matrimonio como un castigo para el consorte culpable, mientras
que las causales objetivas llevan al divorcio como mejor remedio para las situaciones
vividas. (C-1495/00)
El divorcio sanción es contencioso, porque para acceder a la disolución del vínculo el actor
debe probar que el demandado incurrió en la causal prevista en la ley y éste, como sujeto
pasivo de la contienda, puede entrar a demostrar, con la plenitud de las formas procesales,
que no incurrió en los hechos atribuidos o que no fue el gestor de la conducta. En este caso
el juez debe entrar a valorar lo probado y resolver si absuelve al demandado o si decreta la
disolución, porque quien persigue una sanción, no puede obtenerla si no logra demostrar
que el otro se hizo acreedor a ella. (C-1495/00)
Por el contrario, las causales objetivas pueden invocarse conjunta o separadamente por los
cónyuges sin que el juez esté autorizado para valorar las conductas, porque éstos no
139
solicitan una sanción sino decretar el divorcio para remedir su situación. En este caso la ley
respeta el deseo de uno de los cónyuges, o de ambos, de evitar el desgaste emocional y las
repercusiones respecto de los hijos, que implican, tanto para el demandante como para el
demandado, la declaración de la culpabilidad del otro y el reconocimiento de la inocencia
propia14. (C-1495/00)
Causal objetiva
Lo anterior por cuanto es el inocente quien puede revocar las donaciones que por causa del
matrimonio hubiere hecho al cónyuge culpable -artículo 162 C.C.-; y a favor de aquel y a
14 Stilerman-De León. “ Divrocio Causales Objetivas” Buenos aieres , Editorial Universidad 1994.
15 C-600/2000 M. P. Alvaro Tafur Galvis
16 Ibídem
140
cargo de quien dio lugar al rompimiento subsiste la obligación alimentaria, de tal manera
que no pronunciarse respecto de la demanda de reconvención que inculpa al demandante,
como omitir decidir respecto de su defensa, cuando este pronunciamiento se demanda para
establecer las consecuencias patrimoniales de la disolución del vínculo, no solo resulta
contrario al artículo 29 de la Constitución Política sino a los artículos 95 y 229 del mismo
ordenamiento por cuanto, el primero obliga a todas las personas a respetar los derechos
ajenos y a no abusar de los propios, y el segundo le garantiza a toda persona el acceso a una
pronta y cumplida justicia. (C-1495/00)
De tal manera que si la causa de divorcio tiene consecuencias patrimoniales, vinculadas con
la culpabilidad de las partes, así el demandante opte por invocar una causal objetiva para
acceder a la disolución del vínculo, el consorte demandado está en su derecho al exigir que
se evalué la responsabilidad del demandante en la interrupción de la vida en común.
Empero, al parecer de la Corte este derecho no lo desconoce la norma en comento, puesto
que no por el hecho de establecer una causal objetiva el juez debe hacer caso omiso de la
culpabilidad alegada por el demandado, cuando otras disposiciones lo obligan a establecer
los efectos patrimoniales de la disolución acorde con la culpabilidad de las partes y por
cuanto el estatuto procesal civil diferencia, por el trámite, la invocación del divorcio por
mutuo acuerdo -jurisdicción voluntaria- y el divorcio por las otras causales sujeto al
procedimiento abreviado -artículo 427 C. de P.C.-. Además cuando hay contención se
admite la reconvención -Artículo 433 del C. de P.C.- y el juez está obligado a resolver
respecto de la disolución del vínculo y del monto de la pensión alimentaria que uno de los
cónyuges deba al otro -artículo 444 C.P.C.-, asunto que -como se dijo-, se deriva de la
culpabilidad de los cónyuges en la causa que dio origen al divorcio. (C-1495/00)
De tal manera que si, como lo afirma el actor y lo corrobora la ciudadana coadyuvante, en
los asuntos de divorcio cuando media la separación de hecho por mas de dos años, los
jueces no se pronuncian respecto de la culpabilidad o inocencia de los cónyuges, estos
estarían incumpliendo su obligación constitucional de administrar justicia, si dicho
pronunciamiento se requiere para determinar los efectos patrimoniales de la decisión,
empero, las falencias en la aplicación de la ley no pueden ser esgrimidas como cargos de
constitucionalidad, porque sabido es que a la Corte no le corresponde analizar la aplicación
correcta de la ley sino confrontar las disposiciones controvertidas con el ordenamiento
constitucional y, así valorada, la expresión “o de hecho” no debe ser retirada del
ordenamiento por cuanto permite a uno de los cónyuges, en presencia de una objetiva
ruptura de la comunidad de vida, invocar la disolución del vínculo y, conforme con las
disposiciones que la complementan -artículos 160, 162 C.C., 427, 433 y 444 del C. de P.C.-
141
, autoriza al demandado, si así lo desea, para intervenir en el asunto y probar la culpa del
actor, con miras a obtener una sentencia que lo faculte para revocar las donaciones y
disponga a su favor una pensión alimentaria. (C-1495/00)
Tampoco procede la sentencia condicionada invocada por el actor, por cuanto la Corte
considera que la expresión en estudio en cuanto permite al demandante invocar el divorcio
sin demostrar la culpa del otro ni su inocencia, con miras a mantener en la intimidad las
causas de la ruptura y conservar ante los hijos la imagen de los padres es constitucional, con
independencia de los hechos o circunstancias que motivaron o prolongaron la interrupción
de la vida en común, de tal manera que no resulta necesario condicionar en ningún sentido
la decisión. (C-1495/00)
Decisión :
TEMAS
La primera sentencia que encontramos sobre este tema es la C-027/93 que trata sobre los
efectos del matrimonio civil y religioso en la ley colombiana. Sus efectos, nulidades, la
forma en que se debe hacer su disolución y por último determina cual es el juez competente
para realizar la disolución del vínculo matrimonial. Seguida ha esta nos encontramos con
la sentencia C-456/93 que habla del tema en forma reiterativa y la Corte Constitucional le
da una solución igual al tema planteado. Siguiendo la línea en el tiempo se encuentra la
sentencia C-535/93 donde la Corte manifiesta que hay cosa juzgada por que ya se había
pronunciado en el mismo sentido en las sentencias que preceden a este estudio. Por último
nos encontramos con un pronunciamiento de la Corte en la sentencia C-566/93 que trata
sobre los mismos temas anteriormente enunciados pero que hace una complementación,
añadiendo puntos que no se habían tratado en las anteriores.
LINEA HOMOGENEA
REITERACION
La sentencia T-190/93 trata el tema de la igualdad de derechos tanto para el cónyuge como
para el compañero permanente sobreviviente a la muerte del otro, aduciendo que lo
importante es proteger a la familia. No encontramos otra sentencia que se pronunciara en el
mismo sentido por esta razón solo existe un punto.
T-190/93
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
LINEA HOMOGENEA
REITERACION
LINEA HOMOGENEA
REITERACION
T-500/93 T-512/93
1 ra EN EL TIEMPO COMPLEMENTA LA
RATIO DECIDENDI LINEA HOMOGENEA
T-382/94 T-487/94
ra
1 EN EL TIEMPO COMPLEMENTA LA
RATIO DECIDENDI LINEA HOMOGENEA
En la sentencia T-265/96 se establece el juez competente para solucionar las disputas que
surjan entre los padres para determinar que tipo de educación se les va impartir a sus hijos.
La Corte decide que el juez competente será el Juez Civil de Familia. No hay otro
pronunciamiento al respecto.
T-265/96
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
En la sentencia C-653/97 trata sobre el derecho que tiene las personas viudas que contraen
nuevas nupcias, ha seguir recibiendo la pensión sustituta que tienen derecho para de esta
manera evitar discriminaciones y proteger a la familia. Sobre este tema solo encontramos
un punto.
C-653/97
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
145
En la sentencia C-533/00 dice que cuando exista un matrimonio nulo por que no existía el
consentimiento de uno de los dos contrayentes este se puede convalidar si con el paso del
tiempo se el cónyuge violentado en un acto de mera liberalidad decide seguir con el
vinculo, el matrimonio es valido, por que lo que se esta protegiendo es la unidad familiar.
C-533/00
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
T-341/95
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
En la sentencia C-184/99 trata sobre la convención que firman varios estados con el objeto
de garantizar el pago de alimentos por parte de los padres que fijan su domicilio en el
exterior, se fijan los jueces competentes y se establecen los diferentes procedimientos a
seguir en caso de incumplimiento en el pago de los alimentos. No encontramos otra
sentencia sobre el tema
146
C-184/99
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
C-660/00
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI
b. Separación de Hecho.
En esta sentencia T-1495/00 se habla que el estado no puede intervenir para imponer la
convivencia entre los cónyuges por que lo que busca el matrimonio es la realización
personal de dos seres y no el cumplimento de un deber legal, así el estado no puede obligar
a dos seres a permanecer en convivencia si ellos no lo quieren. No encontramos otra
sentencia sobre el tema.
T-1495/00
1 ra EN EL TIEMPO
RATIO DECIDENDI