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Lectura:
Mateo 5:17-18
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Cuando Dios anuncio a su hijo en el mundo dijo que su misión era salvar al mundo de los pecados.
Por eso su nombre significa Salvador, por eso significa Dios con nosotros.
Ahora bien, la misión del Cristo comprendía una serie de objetivos, dignos de evaluar, para
alcanzar el punto final, la salvación del hombre.
De hecho, y sin lugar a malas interpretaciones, la salvación del hombre, en el sentido completo de
la misma será alcanzada en el cielo, aunque ya, posicionalmente es nuestra.
Por esto es tan importante entender el alcance de la venida de Emmanuel a este mundo, en cada
una de sus etapas o misiones.
Entender las etapas de la misión de Cristo en la Tierra nos llevara a entender su misión global.
Entenderemos a “Jesús-Salvador”, A “Emmanuel-Dios con nosotros”, al “Cristo-Mesías-Enviado” y
podremos entender su auto-nominación de “Hijo del Hombre”.
Podríamos responder nuestra pregunta inicial, que da titulo a nuestro mensaje, con Mateo 1:21 y
dará a luz un hijo, y llamaras su nombre Jesús, porque el salvara su pueblo de sus pecados… sin
embargo esta respuesta, aunque concluyente y envolvente, nos dejaría muchas inquietudes de
¿cómo?, ¿cuando?, ¿donde? y ¿por que? Ya que el ¿Quién? y el ¿que? Estarían (y están) bien
claros.
Mateo 5:17-18 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para
abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una
jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Marcos 1:35-38
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí
oraba. 36Y le buscó Simón, y los que con él estaban; 37y hallándole, le dijeron: Todos te buscan.
38El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he
venido.
Juan 9:39-41
Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven,
sean cegados. 40Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron:
¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais
pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
POR ESO, YA QUE CHOCABA CON LOS ARGUMENTOS HUMANOS, FUE Y ES CAUSA DE
DIVISIÓN.
Marcos 10:34-39
34No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
35Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre,
y a la nuera contra su suegra; 36y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37El que ama a
padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es
digno de mí; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39El que halla su
vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
F- VINO A DARSE A CONOCER COMO EMBAJADOR DE LOS CIELOS EN LA TIERRA.
Juan 5:39
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas
son las que dan testimonio de mí; 40y no queréis venir a mí para que tengáis vida. 41Gloria de los
hombres no recibo. 42Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. 43Yo he
venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése
recibiréis.
Juan 18:37
Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para
esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que
es de la verdad, oye mi voz.
Juan 10:7-10
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 8Todos
los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9Yo soy la
puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10El ladrón no viene
sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.
ES TRISTE QUE HOY EN DIA, TENIENDO LA BIBLIA COMPLETA HAYA GRUPOS DEDICADOS
A OBSCURECER EL CONSEJO DE DIOS; A PONER TRABAS A LA SIMPLE Y SENCILLA
PALABRA DE DIOS.
Juan 12:44-47
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45y el que me ve, ve
al que me envió. 46Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas. 47Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he
venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
Mateo 20:28
Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate
por muchos.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10
Romanos 15:7-12
7Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
8Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios,
para confirmar las promesas hechas a los padres, 9y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su
misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, Y cantaré a tu
nombre. (2 S. 22.50; Sal. 18.49) 10Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo. (Dt. 32.43)
11Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, Y magnificadle todos los pueblos. (Sal. 117.1)
12Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí, Y el que se levantará a regir los gentiles; Los
gentiles esperarán en él. (Is. 11.10)
EN CONCLUSIÓN
VINO A SALVARNOS.
LOS Y NOS ENSEÑÓ, DISCÍPULÓ Y PREPARÓ PARA VIVIR LA VIDA TERRENAL, MIENTRAS
LA ESPIRITUAL LLEGABA Y MURIÓ EN LA CRUZ, PONIÉNDOSE EN NUESTRO LUGAR.
¿Son estos actos imaginarios soñados debido a nuestra necesidad? o no se ajuste a nuestras
necesidades ya que son verdaderas? Usted debe decidir.
Permitámonos tomar estas razones para la venida de Cristo uno a la vez y simplemente dejar
que la Biblia testifique de cada uno de ellos con sus propias palabras.
Marcos 10:45, “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino a servir y a dar su vida
como rescate por muchos.”
La razón por la que necesitamos que un rescate ses pagado por nosotros es que nos hemos
vendido al pecado y nos hemos alejado de un Dios santo. Cuando Jesús dio su vida como
rescate, nuestros esclavizadores, el pecado y la muerte y el diablo, tuvieron que renunciar a
su reclamación sobre nosotros. Y el resultado fue que sí podíamos ser adoptado en la familia
de Dios.
Pablo expresó de esta manera en Gálatas 4:4-5, “Pero cuando vino el cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a
los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. En otras
palabras, la redención o rescate nos libera para ser parte de la familia de Dios. Nos habían
alejado y vendidos nosotros mismos en esclavitud. Pero Dios se paga un rescate y nos redime
de la esclavitud en la casa del Padre.
Para hacer esto, el Hijo de Dios se tuvo que convertir en un ser humano para que puediera
sufrir y morir en nuestro lugar para pagar el rescate. Ese es el significado de la Navidad.
Hebreos 2:14 lo pone como este, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía
el imperio de la muerte, esto es, al diablo.” En otras palabras, la razón por la cual Cristo se
encarnó fue para que él pudiera morir y muriendo pudiera pagar el rescate que nos libró de
el poder de la muerte.
¿Es esta una elaborada creación de la desesperada imaginación humana, o es exacta provisión
de Dios para nuestra necesidad?
Lucas 5:31 -32, “Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al
arrepentimiento”.
Jesús vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. En primer lugar, es preciso que haya
un rescate que hay que pagar por los pecadores. Entonces, no puede haber un llamado éxitoso
a los pecadores. El llamado se basa en el rescate. Y Jesús dice que vino para estas dos cosas.
El no deja el rescate o la convocatoria a otros. Él rescata y llama. Incluso hoy en día, Ël está
llamando a través de la Biblia y a través de la predicación de la Biblia. Él está llamando esta
mañana.
Juan 9:39, ” Jesús dijo: “Para juicio he venido a este mundo, que aquellos que no pueden
ver.” y John 12:46, “he venido como luz en el mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas.”
Jesús no se limitó únicamente a venir en rescate y a llamar; también vino a abrir los ojos de
la gente para que puedan ver la luz y caminar en ella. Nuestro problema no es sólo la
esclavitud en necesidad de un rescate, y que necesitan una llamada abrumarle; nuestro
problema es también una ceguera moral y que necesita el don de la vista. Estamos ciegos a
las realidades espirituales que son absolutamente cruciales para ver y abrazar.
Esto es porqué Cristo vino: Por aquellos que no pueden ver. Este es el significado de la
Navidad.
Mateo 10:34, “No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz sino
espada. He venido a enfrentar al hombre contra su padre, y la hija contra su madre, y la nuera
contra su suegra, y enemigos del hombre serán los de su casa”.
El punto de esta palabra no es que Dios ama a división y a la lucha. El punto es que la lucha
y la división causada por una verdadera lealtad a Jesús es mejor que ninguna disensión y
división sin lealtad a Jesús. El punto es que cuando una persona es rescatada y llamada, y
dado la vista, sucede algo realmente radical que les pasa a ellos.
Ver todo de manera diferente con la nueva vista, y tienen un nuevo Maestro debido al
soberano llamado, y están maravillosamente libres de temor y culpa de que haya suficiente
rescate. Y, por tanto, ellos piensan de forma diferente y sienten las cosas de forma diferente
y actúan de manera diferente. Y para algunos de los miembros de la familia, que puede ser
muy peligroso y por lo tanto se desarrolla una tensión. Para este Jesús vino al mundo. Este
es también el sentido de la Navidad.
Juan 3:17 -18, “Porque no envió Dios su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree ya está
condenado”.
Dios envió a su Hijo para salvarnos de su propia justa condenación e ira. La necesidad de la
salvación implica que existe el peligro que tenemos necesidad de ser salvados. Ese peligro
es el pecado y la muerte y el diablo. Pero el peligro más grave de todo es el peligro de la
condenación de Dios. Si Dios es con nosotros, el pecado y la muerte y el diablo fallará en
destruinos. Pero, si Dios está en contra de nosotros, entonces nada nos puede salvar.
Navidad, la venida de Jesús, es la manera en que Dios está con nosotros si creemos en Él.
“El que cree no es condenado; pero el que no cree ya está condenado”.
Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.”
Navidad significa que Dios envió a su Hijo para que pudiéramos creer y tener la vida eterna.
Esto es lo que Patty estaba hablando cuando dijo ayer por la noche, con su hijo muerto en sus
brazos, ” ¿Qué piensa la gente, que no tienen esperanza?” La esperanza que significa vida
eterna. Y que la vida es el don de Dios a través de Jesucristo.
Juan 3:16-21
Iniciando esta décima novena razón Piper afirma: «En nuestros tiempos más
felices no queremos morir. El deseo de morir surge solamente cuando nuestros
sufrimientos parecen insoportables. Lo que realmente deseamos en esos tiempos no
es la muerte, sino el alivio. Quisiéramos que volvieran los buenos tiempos.
Quisiéramos que desapareciera el dolor. Quisiéramos ver a nuestro ser querido
regresar de la tumba. Queremos vida y felicidad.
Dios nos hizo en esa forma. “El ha puesto eternidad en el corazón del hombre”
(Ec. 3:11). Somos creados a la imagen de Dios y Dios ama la vida y vive para siempre.
Estamos hechos para vivir para siempre. Y viviremos. Lo opuesto a la vida eterna no es
la aniquilación. Es el infierno. Jesús habló de esto más que nadie, y dejó bien claro
que rechazar la vida eterna que ofrece resulta no en la obliteración, sino en la
desgracia de enfrentar la ira de Dios. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el
que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn.
3:36).»[[1]]
Este es el gran pasaje acerca de la salvación, del cual tenemos que apropiarnos
todos los que hemos reconocido ese amor de Dios. De seguro él quiere también poner
Este (v. 16) es el tema predilecto de todo cristiano que ha confiado en Jesucristo.
En él se nos enseña el infinito amor de Dios, el cual fue expresado de una manera
especial y maravillosa, la cual si no es por el Espíritu, no podemos ni siquiera
comprenderlo.
1. Es maravilloso entender, que Dios escogió una acción tan grandiosa, con la cual
mostrar al mundo su amor; pero como vemos, él quiso mostrar no solamente su amor,
sino la calidad del mismo por la acción tomada.
2. Jesús dice: “Porque de tal manera...” como diciendo, "Así de grande fue el amor de
Dios.” Fue un amor tan grande que no podemos encontrar otra manera o forma de
amar más grande que la que escogió Dios para mostrarnos su amor.
1. Lo segundo que debemos admirar es el objeto del amor de Dios. Siendo él tres veces
Santo, amó a un mundo pecador, rebelde y perdido, cuando sólo merecíamos el
castigo eterno. En esto consistió la grandeza de su amor, en que el objeto de su amor
fue un mundo que era contrario y enemigo de él.
2. Jesús se refiere aquí a “La Humanidad” la cual habita en el Cosmos, en el mundo que él
creó para aquellos que fuimos creados a su imagen y conforme a su semejanza, (1 Jn.
2:2; 1 Ti. 2:5-6). Entendemos que no todos son beneficiarios de ese amor, sino solo
aquellos que creen en él.
3. Está claro que Dios, en su propósito de hacer llegar su amor, abarcó a todos y más
cuando luego él mismo nos manda a amar a todos (Mt. 5:44); es, por tanto, maravilloso
entender que Dios extendió su amor para todos los pecadores, aunque si sabemos que
este amor se ha hecho efectivo en aquellos que lo aceptan.
2. Ahora debemos darnos tiempo para analizar cual es el valor del regalo que Dios hace a
la humanidad. De esta manera nos preguntaremos ¿cuántos kilates tiene? Pudiéramos
hacer una encuesta entre algunos los padres, con una sola pregunta: ¿cuánto valor
tiene para usted su propio hijo?
3. De inmediato tendríamos una respuesta: “Mi hijo no tiene precio.” El padre que ama a su
hijo no podrá poner precio alguno que alguien pudiese pagarlo. De seguro que este no
querrá verse en la situación de tener que entregárselo a otro para que haga la vez de
padre. Sin embargo, entendiendo el amor de un padre humano, cómo no podemos
entender el amor de Dios para con su Hijo Jesucristo. Haciendo esta analogía, podemos
apreciar el valor que tiene el regalo que Dios nos ha proporcionado.
II. DIOS MOSTRÓ SU DESEO DE SALVAR
AL HOMBRE (Jn. 3:16-18)
A. NO QUIERE QUE EL HOMBRE SE PIERDA
2. Jesús manifiesta aquí, que Dios mostró su amor con la misma intención con que levantó
la serpiente en el desierto, al hacer la ilustración a Nicodemo. Dios no desea, ni quiere
que ningún hombre se pierda, sino que el deseo de Dios es que todo hombre obtenga
la vida eterna.
3. Notemos que tanto el (v. 15) como el (v. 16) terminan con la misma expresión, la cual nos
está mostrando claramente la intención de Dios el Padre: “...para que todo aquel que
cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
1. Jesús sigue aclarando a sus interlocutores, sean quienes sean, que la intención del padre
Dios para con el hombre, en cuanto a su acto de amor, ahora declara: “…porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo...”
2. Notemos la forma en que Dios excluye la condenación de su deseo íntimo para con el
hombre, como vimos en (Ez. 18:33 y 33:11) cuando dice: “Porque no quiero la muerte del
que muere, dice Jehová el Señor, convertíos, pues, y viviréis” “Diles: Vivo yo, dice
Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva…”
3. Todo hombre tiene que entender que Dios quiere salvarnos, por tanto es hora de que
todo aquel que escuche esta oferta de Dios, se humille ante su presencia y clame por
salvación. Por esta causa, Dios mostró su amor llevando a su Hijo al altar del
holocausto y derramó su sangre en la bandeja del propiciatorio con la única
intención de que seamos salvos y sepamos que él nos ama y no desea nuestra
condenación.
III. DIOS MOSTRÓ SU DESEO DE EVITAR
LA CONDENACIÓN AL HOMBRE (Jn. 3:18-21)
A. LA CONDENACIÓN
1. En el (v. 18) se nos dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha
sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Debemos definir aquí que es la condenación. Como su nombre lo indica, la
condenación no es más que la sentencia que dicta el juez contra el acusado cuando
se dictamina su culpabilidad, la cual éste tiene que pagar sin apelación.
2. Dios dictaminó en (Ro. 6:23a), como Juez Justo, Santo e Insobornable, que “La paga del
pecado es la muerte” Asimismo, declaró por medio del profeta Ezequiel en (18:4)
cuando dice: “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el
alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá” Es, por tanto, que la condenación
como sentencia está sobre todo hombre pecador.
3. Esta sentencia no es dada al hombre cuando Dios decide enviar a su Hijo a pagar por
nuestro pecado, sino que antes de que él se encarnara y tomase cuerpo en su Hijo
Jesucristo, todos los hombres cargaban con esta sentencia. Por tanto, la acción de Dios
encarnarse por amor al hombre, es una muestra de que él no desea que en nosotros
penda el acta de los decretos que es contraria a nosotros, veamos (Col. 2:13-15).
B. LA CAUSA DE CONDENACIÓN
1. En el (v. 19) Jesús nos declara, con la intención de aclarar la mente de sus oyentes: “Y
esta es la condenación: Que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” Al decir esto, Jesús está enfrentado a
cada hombre con la realidad de su pecado, para que acepte su responsabilidad y
entienda su necesidad de salvación.
2. El hombre está recibiendo el impacto de una realidad mostrada sin tapujos: La luz
verdadera es y viene de Dios como nos dice (1 Jn. 1:5) al declarar: “Este es el mensaje
que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.”
Ya el Señor Jesucristo había declarado en (Jn. 8:12) “Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
3. Jesús nos está diciendo aquí que todo aquel que desee tener comunión con Dios, tiene
que abandonar las tinieblas para venir a la luz y evidenciar así todo su pecado y de esta
manera no huir de la luz verdadera que alumbra a todo hombre. Por esto ha venido la
condenación, dice el Señor, porque nuestro pecado hace separación entre nosotros y
Dios.
1. En los versos 19-20 se nos muestra que el condenado, sobre el cual pende una condena
y no experimenta un arrepentimiento y no expresa un perdón genuino, es porque no
reconoce su culpabilidad y su condenación; de esta manera, actúa aborreciendo la luz
que le evidencia.
2. El hombre que practica la verdad, y ama la santidad, y entiende que Cristo vino para
tomar su condena muriendo en la Cruz del Calvario, permite que la luz evidencie el
pecado de su alma, se humilla reconociendo su pecado, y clama por misericordia, de
tal manera que Dios sea benigno con él.
Aceptemos su oferta;
Creamos en ella;
Andemos en luz.
De tal manera, que cada uno de nosotros, podamos gozarnos en una comunión, limpia
y santa con él y con su Hijo Jesucristo.
3. Dios en su amor nos declara por Cristo Jesús, para concluir el pasaje: “Mas el que
practica la verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en
Dios.” Así es que Dios desea nuestra relación con él, transparente y evidenciada por la
luz de la verdad.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Amados, Dios ha declarado su deseo expreso para con todos, él desea que
oigamos su voz en la medida en que tenemos conocimiento de su propósito,
esperando que cuando veamos su amor expresado, experimentemos el nuevo
nacimiento que transformará nuestra alma y nos dará la seguridad de la vida
eterna. Dios espera nuestro arrepentimiento.
Para concluir, declara Piper: «Jesús dijo: “E irán estos irán al castigo eterno, y
los justos a la vida eterna” (Mt. 25:46). Esta es una inenarrable realidad que muestra la
infinita maldad de tratar a Dios con indiferencia o desprecio. Por eso Jesús advierte:
“Si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con
un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no
muere, y el fuego nunca se apaga” (Mr. 9:47-48).