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Otros están hechas a partir de gérmenes vivos pero que han sido
atenuados y que por tanto no tienen suficiente fuerza para producir la
enfermedad, pero sí la suficiente para activar nuestro sistema inmunitario.
Es el caso de la vacuna triple vírica, por ejemplo.
Las vacunas sistemáticas son las que están indicadas para toda la
población, a partir de la edad infantil, y en Cataluña se aplican de acuerdo
con lo Calendario de vacunaciones sistemáticas, que se puede consultar en
este enlace.
Además, durante la edad adulta hay que vacunar en las siguientes
situaciones:
Si durante la infancia no recibimos alguna vacuna porque todavía no estaba disponible (por
ejemplo la vacuna contra la hepatitis A, si no hemos estado en contacto con el virus y no
tenemos anticuerpos, por ejemplo las mujeres en edad fértil que tengan la intención quedar
embarazadas deben vacunarse contra la rubéola en caso de que no las vacunas durante la
infancia)
Si necesitamos alguna dosis de recuerdo (por ejemplo de la vacuna contra el tétanos)
Determinados grupos de población deben vacunarse contra la gripe (ver el punto "¿Qué
personas y cuando deben vacunarse contra la gripe?")
Cuando llevamos al niño al pediatra, él nos indicará qué vacunas hay que
administrar al niño, en función de su edad y de los cambios que haya
habido. Por eso es muy importante que mantengamos el carné vacunal del
niño actualizado desde el momento de su nacimiento y que se muestra al
pediatra.
Alergia a algún componente de la vacuna (por ejemplo, los alérgicos al huevo no pueden
vacunarse de la gripe)
Enfermedades infecciosas que cursan con fiebre alta y durante el periodo convalecencia
Enfermedades crónicas si en el momento de la vacunación la persona está descompensada
Durante el embarazo están contraindicadas las vacunas vivas atenuadas (triple vírica,
antivaricel.la, fiebre amarilla, BCG, anticolérica, etc), excepto cuando el riesgo de infección
inminente sea elevado. Las vacunas hechas a partir de microorganismos muertos no están
contraindicadas, aunque se recomienda evitarlas durante el primer trimestre de embarazo
Personas con alteraciones inmunitarias (por ejemplo, personas que padecen leucemia u otras
neoplasias, SIDA, personas que reciben tratamiento con corticoides, radioterapia u otros
fármacos inmunosupresores)
Personas a las que se hayan administrado inmunoglobulinas o productos que los contengan
(plasma, transfusiones sanguíneas, productos hemáticos, etc). Es necesario que esperen un
determinado tiempo antes de ser vacunadas
Trastornos neurológicos: los niños que padecen una enfermedad neurológica no se les puede
administrar la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) hasta que se haya estabilizado la
enfermedad
Otras enfermedades que cursan con inflamación (hepatitis, nefritis, tuberculosis)
Por eso si la persona entra en contacto con el microorganismo contra el cual fue vacunada en algún momento
de su vida, las defensas generadas gracias a la vacuna se encargan de protegerla para evitar la enfermedad o
que ésta sea leve.
Los eventos graves en relación a las vacunas son muy poco frecuentes.
Gracias a que la vacunación es una política de salud pública en la Argentina no se reportaron casos autóctonos
de sarampión desde el año 2000, de rubéola congénita desde 2009, ni se hacen trasplantes de hígado en niños
a causa de hepatitis A fulminante desde 2007. Son estos mismos logros los que hacen fundamental a la
vacunación como política de Estado.
Además, es fundamental tomar conciencia que no sólo podemos enfermarnos nosotros sino también transmitir
las enfermedades a personas más vulnerables que no pueden recibir las vacunas como por ejemplo bebés
recién nacidos, personas con defensas bajas, mayores de 65 años y personas embarazadas.
Un poco de Historia
La historia de las vacunas comienza con el empleo de los chinos de
la inoculación de la viruela (o variolización) entorno al año 1000 D.C.,
según consta en textos como “El tratamiento correcto de la viruela”
atribuido a una monja budista que vivió durante el reinado de Jen Tsung
(1022 a 1063) y “El espejo dorado de la Medicina”. También se practicaba
en África y en Turquía, antes de extenderse hacia Europa y América. En
Europa no hubo conocimiento de la variolización hasta 1721, fecha en la
que Lady Mary Wortley Montagu la introdujo tras su regreso de
Constantinopla. Desde allí, la práctica de la variolización se extendió a partir
de mediados del siglo XVIII, al resto de Europa.
Las vacunas se utilizan para reforzar el sistema inmunitario y prevenir enfermedades graves y
potencialmente mortales.
Información
CÓMO FUNCIONAN LAS VACUNAS
Las vacunas le "enseñan" al cuerpo cómo defenderse cuando microorganismos, como virus
o bacterias lo invaden:
Las vacunas lo exponen a una cantidad muy pequeña y muy segura de virus o bacterias que han sido
debilitados o destruidos.
Su sistema inmunitario aprende luego a reconocer y atacar la infección si está expuesto a ella
posteriormente en su vida.
Como resultado de esto, usted no se enfermará o puede tener una infección más leve. Esta es una
forma natural de hacerle frente a las enfermedades infecciosas.
Las vacunas de virus vivos usan la forma del virus debilitada (o atenuada). La vacuna contra el
sarampión, las paperas y la rubéola (triple viral) y la vacuna contra la varicela (viruela) son
ejemplos.
Las vacunas muertas (inactivadas) se hacen de una proteína u otros pequeños fragmentos tomados
de un virus o bacteria. La vacuna contra la tos convulsiva (tos ferina) es un ejemplo.
Las vacunas toxoides contienen una toxina o químico producido por la bacteria o virus. Estas
vacunas hacen que la persona que las recibe sea inmune a los efectos dañinos de la infección en
lugar de a la infección en sí. Algunos ejemplos son las vacunas antidiftérica y antitetánica.
Las vacunas biosintéticas contienen substancias artificiales que son muy similares a pedazos de
virus o bacterias. La vacuna contra la hepatitis B es un ejemplo.
POR QUÉ NECESITAMOS LAS VACUNAS
Durante unas semanas después del nacimiento, los bebés tienen algo de protección contra
los microbios que les causan enfermedades. Esta protección se transmite de la madre a
través de la placenta antes del nacimiento. Después de un corto tiempo, esta protección
natural desaparece.
Las vacunas ayudan a proteger contra muchas enfermedades que solían ser mucho más
comunes. Los ejemplos incluyen tétanos, difteria, paperas, sarampión, tos ferina (tos
convulsiva), meningitis y poliomielitis. Muchas de estas infecciones pueden causar
enfermedades serias o potencialmente mortales y pueden llevar a discapacidades de por
vida. Gracias a las vacunas, muchas de estas enfermedades ahora son poco frecuentes.
A algunas personas les preocupa que las vacunas no sean seguras y que puedan ser dañinas,
especialmente para los niños. Estas personas pueden solicitarle al proveedor de atención
médica que espere o, incluso, pueden optar por no aplicar la vacuna. Sin embargo, los
beneficios de las vacunas superan con creces los riesgos.
A menos que el sistema inmunitario de una persona esté débil, es poco probable que la vacuna le
produzca la infección. Las personas con sistemas inmunitarios debilitados no deben recibir estas
vacunas de virus vivos.
Estas vacunas de virus vivos pueden ser peligrosas para el feto de una mujer embarazada. Para
evitar daño al bebé, las mujeres embarazadas no deben recibir ninguna de estas vacunas. El
proveedor le puede indicar el momento adecuado para recibirlas.
NINGUNA otra vacuna utilizada comúnmente para niños o adultos contiene timerosal.
Investigaciones realizadas a lo largo de muchos años NO han mostrado ningún vínculo entre el
timerosal y el autismo u otros problemas de salud.
Las reacciones alérgicas son poco frecuentes y normalmente son a alguna parte
(componente) de la vacuna.
CALENDARIO DE VACUNACIÓN
El sitio web de los CDC (www.cdc.gov/travel) ofrece información detallada sobre vacunas
y otras precauciones para las personas que viajan a otros países. Muchas vacunas se deben
aplicar al menos 1 mes antes del viaje.
Lleve consigo los registros de sus vacunas cuando viaje a otros países. Algunos países
exigen estos registros.
VACUNAS COMUNES
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Las vacunas, de una forma sencilla diremos que son medicamentos biológicos que
aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas (anticuerpos) que
actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos contra los
que nos vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.
Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha
producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes
causaban grandes epidemias, muertes y secuelas.
Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no
vacunadas y susceptibles que viven en su entorno (inmunidad de grupo).
Para facilitar la correcta aplicación de las vacunas en la infancia todos los países
tienen elaborados unos esquemas de vacunación: se llaman calendarios de
vacunaciones infantiles. En ellos se definen las vacunas, las dosis y las edades de
aplicación.
Pero las vacunaciones no finalizan en la edad pediátrica, sino que los cambios
epidemiológicos justifican en muchos casos continuarlas en la edad adulta, para evitar
la reemergencia de enfermedades que parecían ya controladas o para reforzar su
potencia inmunógena.
Aunque los niños son los que reciben la mayoría de las vacunas, los adultos también
necesitan protegerse mediante la vacunación frente a gérmenes como los del tétanos,
la difteria, el neumococo, la gripe, la rubéola...que son causa de enfermedades
también en los adultos, en muchos casos mas graves que en los niños.
Su seguridad es muy alta y son los productos farmacéuticos a los que se les exigen
estándares de seguridad más altos: todas las vacunas que en la actualidad se
administran han demostrado claramente su eficacia y seguridad.
Como ocurre con todos los medicamentos, tenemos que tener presente que existe un
riesgo muy pequeño de que ocurra algún problema grave, pero este riesgo es siempre
mucho menor que el derivado de contraer la enfermedad.
Pérdida de apetito.
Enrojecimiento e hinchazón en el punto donde se inyectó.
Fiebre ligera.
Todas estas reacciones suelen desaparecer al cabo de dos o tres días. No obstante el
consejo es que si estos síntomas perduran tras la administración de una vacuna, lo
más oportuno es ponerse en contacto con su pediatra o profesional sanitario más
próximo.
Si los científicos que revisan los informes observan posibles problemas después de la
vacunación, inician una investigación intensiva para determinar si el evento sólo
coincidió con la vacunación, o si la vacuna pudo haber causado el problema.
Los antibióticos
¿Qué son los antibióticos?
Son medicamentos que atacan a algunas bacterias y ayudan a combatir y curar las infecciones que
causan. Actúan matando las bacterias o impidiendo que se reproduzcan.
Su buen uso puede salvar vidas. Pero pueden hacer más mal que bien cuando no se usan de la forma
apropiada [“a veces el remedio puede ser peor que la enfermedad”].
No. Tanto las bacterias como los virus causan infecciones, pero los antibióticos sólo funcionan contra las
bacterias. Los antibióticos no combaten las infecciones causadas por virus, como por ejemplo:
resfriados, gripe, la mayoría de las causas de tos y bronquitis y el dolor de garganta en general.
Si un virus causa una infección, tomar antibióticos puede ser perjudicial. Cada vez que una persona toma
un antibiótico, aumenta las posibilidades de que las bacterias presentes en su cuerpo se hagan resistentes
(figura 1). En el futuro, tal vez su hijo (o usted) podría contagiarse o diseminar una infección que ese
antibiótico no pueda curar.
Figura 1. Si se toman antibióticos sin necesidad las bacterias pueden hacerse resistentes.
No espere que los antibióticos curen estas enfermedades. Lo mejor que usted puede hacer es dejar que
los resfriados y la gripe sigan su curso y solamente usar medicamentos para aliviar los síntomas intensos
(por ejemplo, la fiebre alta). Un catarro puede durar de una a dos semanas sin que ello signifique que
algo no va bien, es lo normal. En el centro de salud pueden darle consejos sobre lo que usted puede
hacer para aliviar sus síntomas mientras su cuerpo usa las defensas naturales contra el virus.
La respuesta depende de qué es lo que está causando la infección. Su pediatra le indicará si debe tomar
antibióticos. La tabla 1 puede orientarle, pero haga sólo lo que le recomiende su pediatra.
¿Puedo dejar de tomar el antibiótico cuando me siento mejor?
No. Si su pediatra le receta un antibiótico a su hijo, asegúrese de que lo toma durante el tiempo que le ha
indicado, incluso si se siente mejor después de 2-3 días. Siga lo prescrito: dosis a tomar, número de
veces al día y número de días, y si tiene alguna duda pregúntesela. Esto disminuye la probabilidad de
que queden bacterias en su cuerpo que podrían volverse resistentes a los antibióticos.
Usted también puede prevenir el contagio de infecciones por medio de una buena higiene. Se ha de
lavar las manos con agua y jabón, sobre todo antes de comer o dar el pecho a un bebé, y después de ir al
aseo o de ayudar a su hijo cuando va al aseo, después de cambiar el pañal, después de limpiar o sonarse
la nariz o ayudar a su hijo a hacer esto mismo y después de tocar una mascota. Enseñe estos hábitos a
sus hijos.
Las bacterias pueden hacerse resistentes a los antibióticos cuando éstos se toman sin necesidad; esto ya
está ocurriendo en nuestro medio. Debemos pensar que si nuestro hijo se ve afectado por bacterias
resistentes sus posibilidades de curarse son menores; además existe un mayor riesgo de complicaciones.
Esto puede llegar a ser un problema grave para algunas personas. ¿Qué se puede hacer para evitar la
resistencia a los antibióticos?: utilizar bien los antibióticos.
Recuerde ¡IMPORTANTE!
Los antibióticos no son apropiados para cualquier tipo de infección; la mayoría de las infecciones
infantiles se curan sin ellos. No pida que se le recete antibióticos si no los necesita [los antibióticos
matan a las bacterias, no a los virus: no siempre son la solución].
No tome antibióticos por su cuenta, sin la prescripción de un médico [un antibiótico que se toma sin
necesidad puede causar daños a su hijo].
No comparta los medicamentos con otras personas, no guarde medicamentos “sobrantes” para “otra
ocasión” (en las farmacias puede depositar de forma segura los medicamentos sobrantes).
Lavarse las manos es la mejor forma de evitar la trasmisión de infecciones.
Si usted toma un antibiótico para combatir un virus: NO CURARÁ la infección, NO AYUDARÁ a que
se sienta mejor, NO EVITARÁ que otros se contagien.
Los posibles efectos secundarios del uso de antibióticos son variados y dependen tanto del
antibiótico utilizado como del paciente. Estas consecuencias adversas pueden
incluir fiebre y náuseas, así como ciertas reacciones alérgicas. Uno de los efectos secundarios
más comunes es la diarrea; ésta usualmente sobreviene cuando el antibiótico perturba el
balance normal de la microbiota microbiana intestinal y la bacteria anaeróbica Clostridium
difficile prolifera.45 Este tipo de perturbaciones no son exclusivas del sistema digestivo, pues
alteran, por ejemplo, la microbiota vaginal como en el caso de la infección por el
hongo Candida (candidiasis).46 La interacción medicamentosa con otros fármacos puede
provocar otros efectos secundarios como, por ejemplo, un elevado riesgo de daño de
un tendón cuando se combinan antibióticos del grupo de las quinolonas y
un corticoesteroidesistémico.
Existe la hipótesis de que algunos antibióticos podrían interferir con la eficacia de las píldoras
anticonceptivas.47 Sin embargo no existen estudios concluyentes que demuestren ese hecho;
por el contrario, la mayoría de los estudios de investigación sugieren que los antibióticos no
tienen efectos de interferencia con los anticonceptivos orales.48
Animales[editar]
Existe un debate sobre la conveniencia de incluir los antibióticos en la dieta de los animales de
granja sanos.49 Los opositores de esta práctica indican que conduce a la resistencia a los
antibióticos, incluyendo en bacterias que infectan a los humanos, como los
géneros Salmonella, Campylobacter, Escherichia coli y Enterococcus. Además, la emisión de
metano en los excrementos de ganado tratado con tetraciclina aumenta un 80 % en
comparación con los gases emitidos en los excrementos de ganado libre de antibióticos.50
La tetraciclina contenida en los excrementos del ganado tratado modifica la flora intestinal del
escarabajo Aphodius fossor cuando el escarabajo se alimenta con dichos excrementos.50
La práctica continúa en muchos lugares, no obstante, debido a que los antibióticos en la
alimentación del ganado proporcionan un aumento de peso y porque tiene sentido económico
para las granjas o ranchos individuales. Entre otras razones, el uso de antibióticos en la
alimentación vacuna parece promover una disminución en el grosor del intestino animal,
mejorando como consecuencia la absorción de alimentos y el peso del animal.51
Se estima que más de un 70 % de los antibióticos usados en los Estados Unidos se dan con
los alimentos animales, como en el caso de gallineros, cerdos y ganado.52 En la Unión
Europea y Estados Unidos, los animales de granja reciben al año más de 10 000 toneladas de
antibióticos para acelerar el crecimiento y prevenir enfermedades.
Las resistencias están extendidas en vertebrados marinos, quienes pueden ser importantes
reservorios de bacterias resistentes a los antibióticos.53
Humanos[editar]
Un estudio de infecciones del tracto respiratorio encontró que los médicos tienden a prescribir
antibióticos a pacientes que se pensaba que requerían del medicamento, sin embargo, solo 1
de cada 4 de esos pacientes efectivamente los requerían.54 Existen diferentes formas de
intervenir, tanto a pacientes como a sus médicos, con el fin de reducir la prescripción
inadecuada de antibióticos.55 El uso excesivo de antibióticos de manera profiláctica entre
viajeros puede también ser clasificado como un uso inadecuado de estos medicamentos. En
general constituye un error común la utilización de la profilaxis para evitar la colonización por
cualquier microorganismo, o todos ellos.56
Cómo usar
correctamente los
antibióticos
Los antibióticos son medicamentos seguros y de gran eficacia que durante
décadas han ayudado a disminuir los porcentajes de mortalidad en todo el
mundo. Sin embargo, no siempre los usamos como es debido.
58
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Los antibióticos son medicamentos seguros y de gran eficacia que, desde que se
produjo el descubrimiento de la penicilina en 1928 y su posterior comercialización
en los años 40, han constituido la medida terapéutica que ha obtenido mayor éxito
en la disminución de los porcentajes de mortalidad. Sin embargo, no siempre los
usamos como es debido, ya que su uso está indicado para prevenir y tratar
enfermedades producidas por bacterias, y no resultan efectivos ni se deben
emplear en el tratamiento de patologías que, como la gripe, son causadas por
virus.
Para saber cuándo recurrir a ellos, en primer lugar debemos saber que un
antibiótico es una sustancia capaz de destruir un organismo vivo, o de impedir su
desarrollo. Su origen puede ser diverso, pues pueden proceder de:
Otras bacterias.
Hongos y mohos.
Síntesis en el laboratorio.
Antibióticos bactericidas:
Polimixinas.
Antibióticos bacteriostáticos:
Tetraciclinas.
Cloramfenicol.
Clindamicina, lincomicina.
Sulfamidas.
Agente (medicina)
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En epidemiología los agentes son un conjunto de factores que se denominan factores
etiológicos o factores causales, que están presentes en el medio ambiente y que pueden
provocar enfermedades al huésped.
Contenido
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1 Organismos patógenos
o 1.1 Hongos
o 1.2 Bacterias
o 1.3 Virus
o 1.4 Nemátodos
2 Identificación y diagnóstico
3 Véase también
4 Fuente
Organismos patógenos
Los agentes que causan enfermedades en las plantas se caracterizan por ser
infecciosos (bióticos o vivos) y no infecciosos (abióticos o no vivos). Los agentes
infecciosos incluyen las bacterias, hongos, micoplasmas, nemátodos y virus. Los
agentes no infecciosos incluyen, desbalances nutricionales, estrés ambiental y
toxicidad química causada por plaguicidas y contaminantes del aire.
Los agentes patógenos más comunes en las plantas son los hongos, aunque las
bacterias y los nemátodos también son importantes. Las enfermedades causadas
por micoplasmas y virus no se registran a menudo, mayormente porque son muy
difíciles de detectar.
Hongos
Los hongos son Organismos Unicelular filamentosos simples. No tienen clorofila y
dependen de una planta hospedera para obtener su alimento. Son más grandes
que las bacterias y se identifican más fácilmente. Algunas de las estructuras que
producen se pueden ver a simple vista y sirven en su identificación.
Los hongos atacan las plantas hospederas susceptibles a través del movimiento
de sus estructuras reproductivas, como lo son los esclerocios y las esporas. Las
esporas se diseminan fácilmente por medios mecánicos y en el viento y el agua.
En adición, los hongos se transfieren fácilmente en tiestos con suelo contaminado
y en plantas o partes de estas que tienen el patógeno.
Los fungicidas se utilizan para el control de enfermedades causadas por hongos,
los hay específicos y de amplio espectro, de contacto y sistémicos (se traslocan
por el interior de la planta). También se debe manejar la nutrición del hospedero,
la temperatura, la humedad y el uso seguro de plaguicidas, para realizar un
acercamiento a un control integrado de las enfermedades.
Bacterias
Las bacterias fitopatógenas son unicelulares, microscópicas y no
producen esporas. No pueden producir su energía y dependen de una planta
hospedera para su sostenimiento. Hay cinco géneros
principales: Agrobacterium, Corynebacterium, Erwinia, Pseudomonas y Xanthomo
nas. La mayoría de las enfermedades en plantas son causadas por las tres
últimas.
Las bacterias entran a las plantas por aberturas naturales como las estomas y los
hidatodos o por heridas. Estas sobreviven en el Tejido vegetal por cierto tiempo de
forma inactiva y afectan la planta cuando las condiciones ambientales son
favorables.
Las bacterias se transfieren de una planta a otra por medios mecánicos (en las
manos y en los instrumentos de corte) y son comúnmente diseminadas en el agua
de salpicado ("splashing water"). Algunas pueden ser diseminadas por nemátodos
e insectos.
Una característica importante de las enfermedades causadas por bacterias es que
necesitan la presencia de humedad en la superficie de la planta para comenzar el
proceso de infección y desarrollo de la enfermedad.
El uso de bactericidas disponibles comercialmente para el control de
enfermedades en plantas es generalmente moderado, y pueden ser fitotóxicos en
algunos cultivos. Por lo tanto, el control cultural es muy importante en el manejo de
las enfermedades bacterianas.
Virus
Los virus son los organismos más pequeños conocidos como patógenos de
plantas. Son muy simples en su estructura y usualmente consisten de una hebra
de ADN (ácido deoxirribonucleico) o ARN (ácido ribonucleico) con una cubierta
de proteína.
No son capaces de desarrollarse fuera de la planta hospedera y actúan
interfiriendo con la producción normal de materiales en el núcleo de las células del
hospedero. Los virus se propagan mayormente por medios mecánicos e insectos y
se diseminan en propágulos de plantas que están infectadas. No hay químicos
efectivos comercialmente para controlar las enfermedades causadas por virus. El
control se debe basar en saneamiento, eliminación de las plantas enfermas y
control de los insectos vectores.
Nemátodos
Los nemátodos son los organismos más grandes causando enfermedades en
plantas. Son gusanitos redondos no segmentados y usualmente microscópicos,
aunque algunos pueden observarse a simple vista. Los nemátodos se mueven
hacia las raíces de la planta o pueden ser diseminados en tiestos, en el suelo o en
el agua y en partes de la planta que estén contaminadas.
La mayoría de los nemátodos fitopatógenos se alimentan de las plantas
penetrando la superficie de la raíz y absorbiendo el contenido celular. Algunos
viajan de un lugar a otro de la raíz para alimentarse, mientras que otros, como los
nemátodos noduladores se fijan a un lugar específico de la raíz permanentemente
y allí se alimentan y reproducen. Se han desarrollado muchos insecticidas-
nematicidas para ayudar en el control de los nemátodos fitoparasíticos.
Identificación y diagnóstico
Hay muchos factores que influencian el desarrollo de enfermedades. Sin embargo,
las enfermedades no pueden ocurrir a menos que estén presentes los siguientes
elementos: una planta susceptible, un patógeno y un ambiente favorable. Algunas
enfermedades no ocurren si no hay un vector que las transmita, lo que es común
en las enfermedades causadas por virus, las cuales pueden transmitirse por
insectos o nemátodos.
El diagnóstico de enfermedades no puede hacerse basándose solamente en los
síntomas, aunque pueden hacerse algunas generalizaciones. Los síntomas
causados por agentes infecciosos hongos, bacterias, virus, nemátodos) y no
infecciosos (deficiencias nutricionales, toxicidades, exceso o escasez de agua,
contaminantes ambientales, acidez o alcalinidad del suelo) son similares.
Un diagnóstico preciso solo puede hacerse luego de evaluar la planta afectada por
observación directa o cultivar los patógenos en medios específicos.
Véase también
Bacteria
Nemátodo
Virus
44754
Baterías de plomo-ácido
Productos de la minería
Los altos niveles de mercurio presentes en el aire son una grave amenaza para
la salud de todos los seres vivos. Originados por las centrales eléctricas
alimentadas con carbón, son capaces de viajar miles de kilómetros por el aire. Una
vez que ingresa en el organismo es bioacumulable y altamente tóxico.
“El agua, los suelos y el aire del planeta están siendo bombardeados
diariamente, con miles de productos tóxicos, que pueden persistir por
siglos y envenenar a quienes viven en los ecosistemas afectados (desde
una bacteria a un humano). Estos materiales causan millones de muertes
de seres vivos, cada año.”
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Mercurio del oro
Cada vez que se funde el plomo para producir diversos productos secundarios,
se liberan varios elementos tóxicos (como el hierro o el zinc), puesto que la
eliminación de las impurezas se hace por calor extremo y agregado de químicos y
los gases y partículas contaminantes residuales, afectan a la salud de 2.5 millones
de personas.
Plaguicidas
Arsénico
El arsénico que se ha filtrado hacia las aguas subterráneas, tras varias décadas
de empleo para varios usos que hoy están prohibidos, es un grave problema. En
muchos sitios del sur de Asia hay personas que aun beben estas aguas
contaminadas y tiene problemas de salud tales como disfunciones circulatorias y
cáncer.
Aguas residuales industriales
Cromo
Los patógenos son agentes infecciosos que pueden provocar enfermedades a su huésped.
Este término se emplea normalmente para describir microorganismos como los virus,
bacterias y hongos, entre otros. Estos agentes pueden perturbar la fisiología normal de
plantas, animales y humano.