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Para realizar las citadas actividades es necesaria la existencia del sistema o función
financiera de la empresa que se convierte en el medio necesario para sustentar el
sistema real.
Así, la actividad empresarial incluye un proceso de bienes reales y otro de capital o flujos
financieros. De esta forma se establece una relación entre:
Compras y pagos.
Ventas y cobros.
La posición tradicional de las finanzas atendía al pasivo del balance de la empresa, pero
en el enfoque moderno enfoque la función financiera considera las relaciones entre la
rentabilidad de los activos y el coste de su financiación.
Anticipos de clientes, se trata de cantidades que nos entregan los clientes a cuenta
de servicios o entregas de bienes.
Préstamos a corto plazo, se trata de préstamos que hemos pedido a corto plazo o
préstamos a largo que vencen en menos de un año. También es habitual que las
empresas tengan una póliza de crédito de forma que pueden tomar prestado el
dinero de una forma más sencilla. También se pueden pedir prestamos a las
entidades financieras utilizando facturas o letras de cambio como garantía.
Contratos de leasing y similares, son contratos mediante los cuales una empresa
adquiere un activo (una maquinaria, un vehículo, ordenadores…) ejerciendo una
opción de compra sobre el alquiler que ha realizado.
Préstamos a largo plazo, incluyendo hipotecas sobre bienes muebles (un avión por
ejemplo) o inmuebles. También incluiríamos aquí las subvenciones que se han de
devolver a la administración pública.
Bonos, las empresas más grandes pueden emitir bonos que producen un interés
acordado. Suelen ser habituales en los mercados financieros.
Patrimonio Neto, dentro de este apartado podemos encontrar el capital social (las
acciones y participaciones), las reservas y las subvenciones. No son grupos
homogéneos, puesto que hay distintos tipos de acciones y de reservas.
Acciones convertibles, se trata de acciones que los accionistas pueden optar por
recuperar su valor si lo desean en el plazo acordado de antemano.
Acciones sin derecho a voto, son acciones que no tienen derecho a elegir a la
dirección de la empresa o acudir a la junta de accionistas. A cambio reciben un
mayor dividendo por parte de la empresa.
Acciones corrientes, se trata de las partes del capital social como lo conocemos.
Dan derecho a su propietario a percibir el dividendo y votar en las juntas de
accionistas.