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Facultad: Ciencias de la comunicación, Turismo y Psicología.

Escuela: Psicología.

Título: Perfil psicológico y el desarrollo mental de un terrorista.

Tema: Perfil psicológico de un terrorista.

Pregunta de investigación: ¿Cuáles son los contextos que influyen en el perfil

psicológico y mental de un terrorista?

Hipótesis: El contexto social, económico e histórico-religioso desigual influye en

el perfil psicológico y mental de un terrorista.

Objetivo: Determinar la influencia del contexto social, económico e histórico-

religioso en el desarrollo del perfil psicológico y mental de un terrorista.

Asignatura: Método de estudio.

Autor: Felipe Segura Guerrero.

Docente: Juan José Barturén Sánchez.

Fecha: Junio 2019


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DEDICATORIA
3

Dedicatoria

Le dedico el presente trabajo de investigación

en primer lugar a Dios por haberme permitido

llegar hasta este punto, y por estar conmigo en

cada paso que doy;

De igual forma a mis padres, a quienes les

debo la vida; les agradezco de su incondicional

apoyo,

También está dedicado a mis docentes por

compartir su sabiduría conmigo, y en especial

al docente Juan José Barturén Sánchez por

haberme hecho pasar por esta interesante

experiencia, y de esta manera, impulsar el

desarrollo de mi formación profesional.


4

Índice

Dedicatoria 3
Índice 4
Resumen 7
Introducción 9
CAPÍTULO I 12
CONTEXTO SOCIAL 12
1.1. Relación entre la realidad nacional y las características sociales de los
terroristas. 12
1.1.1. Influencia del entorno político y cultural en el desarrollo mental de
un aspirante a terrorista. 12
1.1.2. Características sociales de un terrorista. 14
1.2. Relación entre el entorno familiar y el comportamiento de un aspirante
a terrorista. 16
1.2.1. Efecto del entorno familiar en el desarrollo psicológico de un
aspirante a terrorista. 17
1.2.2. Comprensión de las motivaciones que actúan sobre la persona que
desea incorporarse a un grupo terrorista. 18
CAPÍTULO II 21
CONTEXTO ECONÓMICO 21
2.1. Influencia del entorno económico en el desarrollo familiar y personal de
un aspirante a terrorista. 21
2.1.1. Determinación del estrato social más propenso a formar parte de
ideologías terroristas desde un punto de vista económico. 21
2.1.2. Vínculo existente entre el nivel de ingresos familiar promedio y la
posibilidad de ingresar a un grupo terrorista. 22
2.2. Impacto económico de la crisis terrorista. 23
2.2.1. Consecuencias económicas del terrorismo. 24
CAPÍTULO III 28
CONTEXTO HISTÓRICO – RELIGIOSO 28
3.1. Antecedentes históricos del terrorismo en la concepción clásica. 28
3.1.1. Definición de terrorismo en la concepción clásica. 30
3.1.2. Propósito y objetivos del terrorismo 31
3.2. Contexto religioso del terrorismo. 31
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3.2.1. Las ideologías extremistas y la deshumanización de las víctimas.


33
CAPÍTULO IV 37
PERFIL PSICOLÓGICO Y MENTAL DE UN TERRORISTA 37
4.1. El perfil típico del terrorista. 37
4.1.1. La mente del terrorista. 39
4.2. El fanatismo y los factores psicológicos que lo desencadenan. 42
4.3. Perspectiva Psicosocial del terrorismo. 43
CONCLUSIÓN GENERAL 47
Referencias 49
ANEXOS 51
Fichas de Investigación. 52
Generación de Ideas. 56
6

RESUMEN
7

Resumen

El presente trabajo tiene el objetivo de dar una visión general del fenómeno

del terrorismo. Lo que los jóvenes aspirantes a terroristas no ven en su

verdadera familia, todas esas carencias, lo encuentran en estos grupos; el líder

es visto como un ídolo, alguien admirable que trasmite empoderamiento,

sabiduría y, sobre todo, demuestra afecto hacia ellos.

Los ataques terroristas tienen siempre innumerables consecuencias, las

cuales merman el desarrollo del país; las más lamentables lógicamente son las

pérdidas humanas; en cuanto a la infraestructura, los destrozos son

abundantes, generando incontables pérdidas.

La exclusión o discriminación por diversos motivos, y la incapacidad de

muchos países de integrar a las minorías o a los inmigrantes, producen

resentimientos que pueden llevar al proselitismo terrorista. La ideología

compartida o implantada, puede llegar a dominar lo que hacen y piensan.


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INTRODUCCIÓN
9

Introducción

El siguiente trabajo de investigación describe la situación del terrorismo; si

bien existe desde mucho antes, en las últimas décadas, se ha visto una serie

de hechos en donde la violencia ha tomado más fuerza y protagonismo,

provocando miedo en la sociedad, lo cual es el objetivo primordial del terrorista.

Elegí este tema por su particular agresividad que engloba una serie de

características, lo cual, para mí que llegaré a hacer psicólogo, es importante.

El terrorismo abarca muchos aspectos, e influye en distintos contextos como

el social, económico e histórico-religioso, los mismos que son los que he

tomado en cuenta al elaborar el presente trabajo. Investigar estos tres

contextos fue fundamental para entender más a fondo este problema, el cual se

convierte en un obstáculo para el desarrollo de cualquier país.

El primer capítulo trata sobre el contexto social, el cual abarca la relación

entre la realidad nacional y las características sociales de los terroristas;

profundizo primero sobre el entorno político, y cómo éste les permite a los

terroristas la creación de actos criminales con fines políticos concebidos para

provocar un estado de terror en la población.

Luego, hablo sobre el entorno cultural y cómo el terrorismo amenaza a las

sociedades contemporáneas, al atentar contra la integridad tanto física como

psicológica de sus miembros y de las instituciones sociales, difundiendo miedo

con estos sucesos violentos. También menciono las motivaciones que actúan

sobre la persona que desea incorporarse a un grupo terrorista, la cual es, en la


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mayoría de veces, una motivación económica, debido a que, a un terrorista

principiante, le permite tener una vida más placentera (de una forma ilícita)

En el segundo capítulo, hago referencia a la influencia del entorno

económico en el desarrollo familiar y personal de un aspirante a terrorista. En

este capítulo, también muestro que, mayormente, las personas más propensas

a pertenecer a un grupo terrorista provienen de las regiones económicas y

sociales más empobrecidas del país. También indico el impacto negativo que

deja un ataque terrorista: en el plano económico, pérdidas de vidas humanas,

destrozos de infraestructura, etc.

El tercer capítulo trataremos del contexto religioso; menciono a los fanáticos

religiosos, que son una imagen estereotipada que surge en base a dicha

percepción social; son individuos fuertemente creyentes e influenciados por

aquellas personas a las que idolatran por sus actitudes y conocimientos

religiosos. También tenemos que considerar que las distintas religiones se

encuentran en pies de igualdad a la hora de enlazarse con la práctica del

terrorismo, y que el Islam no es, en modo alguno, la excepción.

El cuarto capítulo hace referencia al perfil típico del terrorista: suele ser un

chico joven que oscila entre los 20 a 35 años; llegan hasta el punto de dar la

vida por unos valores sin que esto suponga un trastorno psiquiátrico en sí

mismo, sufren un proceso de desconexión de la realidad, así como la perdida

de empatía que es una característica notoria de cualquier terrorista, todo esto

con el único fin de buscar la tan añorada aceptación grupal.


11

CAPÍTULO I
12

CAPÍTULO I

CONTEXTO SOCIAL

1.1. Relación entre la realidad nacional y las características sociales de los

terroristas.

1.1.1. Influencia del entorno político y cultural en el desarrollo mental de un

aspirante a terrorista.

1.1.1.1. Entorno Político.

El terrorismo permite la creación de actos criminales con fines políticos

concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en

general, en un grupo de personas, o en personas determinadas, y creen que

esos actos son justificables en todas las circunstancias, cualesquiera sean las

consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o

de cualquier otra índole que se hagan valer para justificarlos.

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 3) “El terrorismo es considerado una

forma de opresión de carácter tanto social como político, llevado a cabo por

medio de acciones puntuales de carácter violento hacia la población civil, y

cuyos resultados atentan ante cualquier derecho humano.”

(Gobierno de España, 2016, p. 1,4) El terrorismo constituye una de las

amenazas más graves para la paz y seguridad internacionales. Supone una de

las mayores violaciones de los derechos humanos y las libertades


13

fundamentales, así como de los principios fundamentales de democracia y de

respeto al Estado de derecho.

“Los grupos terroristas van modificando sus métodos de organización y

funcionamiento, intentando aprovechar las debilidades de los Estados, y

recurriendo a las tecnologías de la información modernas (internet, redes

sociales, mensajería encriptada) para aumentar el impacto de sus atentados.”

(Gobierno de España, 2016, p. 4)

Estos grupos se aprovechan igualmente de la existencia de zonas en

algunos países que escapan al control de las autoridades públicas. Los

terroristas utilizan esos “refugios seguros” para organizarse, entrenarse y

preparar ataques, tanto en el Estado en el que se hallan, como en otras partes

del mundo.

1.1.1.2. Entorno Cultural.

(Manes, 2018, p. 1) “Los actos terroristas amenazan a las sociedades

contemporáneas al atentar contra la integridad física de sus miembros y de las

instituciones sociales, y al intentar propagar el miedo y la intolerancia.”

(Marín, 2017, p. 3,5) Lamentablemente, los medios de comunicación y la

sociedad, sin darse cuenta, contribuyen de sobre manera al conflicto entre

terrorista y estado. La historia demuestra que un terrorista es criminal en sus

diversos atentados; sin embargo, la sociedad queda en medio de dos fuegos

cruzados y, a decir verdad, prefiere mantenerse solo como víctima, y no se

compromete con el análisis de su realidad social: prefiere solo censurar los

ataques terroristas, pero no la corrupción del estado, ni tampoco la corrupción

en las familias.
14

Sin darse cuenta, la sociedad se convierte en cómplice del terrorista, al

esperar el ataque, pero no preocuparse de las causas. A lo anterior, se suman

los medios de comunicación, al solo difundir los atentados terroristas (el cual es

uno de los objetivos primordiales del terrorista: que su ataque se difunda al

máximo en los medios), mas no analiza profundamente la realidad social.

La sociedad también se enajena del fenómeno del terrorismo al padecer por

las muertes de ciudadanos de “primer nivel”, mas no por ciudadanos de “nivel

diferente”. Por ejemplo: la indignación por muertes de personas de países

ricos, mas no de personas de países de distinta clase económica, social o

religiosa. Tres mil muertos en las torres gemelas, y miles y miles de muertos

en Afganistán; un centenar de muertos en París y miles de muertos en Siria;

centenas de profesionales y políticos muertos en nuestro país y miles de

campesinos asesinados.

“Pareciera que el impulso primitivo del racismo y de la discriminación se

activa después de un ataque terrorista, logrando reforzar los objetivos de un

terrorista: sembrar el terror y dividir.” (Marín, 2017, p. 5)

1.1.2. Características sociales de un terrorista.

(Chávez, 1989, p. 25,27,28,30,40,43) Los que cometen actos de terrorismo y

de delincuencia común proceden mayoritariamente de la juventud

perteneciente a las clases populares. Sin embargo, es preciso señalar que los

que participan en actos de terrorismo (como por ejemplo Sendero Luminoso),

forman parte de una eslabonada estructura de carácter político. En cambio, los


15

que participan de otras formas de criminalidad común constituyen, por lo

general, los integrantes de grupos muy inestables.

En lo referente a la edad y sexo promedio de los terroristas principiantes

tenemos: es una población predominantemente joven (el promedio de edad de

estos generalmente es de 26 años). La edad se asocia a ciertas características

sociales, lo cual significa, entre otras cosas, que un sector social, perteneciente

a una determinada generación, es el que se ve arrastrado protagónicamente

por la espiral de la violencia.

“Si bien es cierto que, entre las personas involucradas en actos de

terrorismo, así como en otros delitos comunes, la mayor proporción

corresponde a hombres, la participación de la mujer en los actos de terrorismo

es significativa.” (Chávez, 1989, p. 28)

Por ejemplo, el 16% de los sentenciados a penas privativas de la libertad

por este delito en el Perú está compuesto por mujeres. Entre los hombres y

mujeres involucrados en actos de terrorismo no hay diferencia en lo que

respecta a los promedios de edad (26 años)

En cuanto al estado civil y número de hijos tenemos: la mayoría de los

involucrados en actos de terrorismo lo constituyen jóvenes: está relacionado

con su estado civil y la ausencia de hijos. El 70% de los sentenciados a cárcel

eran solteros al momento de cometer el delito, a la vez que el 64% de ellos

declararon a los jueces no tener hijos.


16

“En lo referente a Educación tenemos: los datos muestran la inexistencia de

una proporción significativa de analfabetos entre los sentenciados a

encarcelamiento, tanto por terrorismo como por delitos comunes.”

(Chávez, 1989, p. 40)

“Pero mientras que en los sentenciados por terrorismo se presentan altos

niveles de educación, los sentenciados por delitos comunes alcanzan bajos

niveles en ese aspecto.” (Chávez, 1989, p. 40)

“EI 35.5% de los condenados por terrorismo posee educación universitaria,

mientras que, en el caso de los convictos por tráfico ilícito de drogas, este

porcentaje es de 8.1%, y desaparece entre los culpables por asalto y robo.”

(Chávez, 1989, p. 40)

Además, el 4.9% del total de los encarcelados por terrorismo (hombres y

mujeres) posee título profesional, y algunos cuentan con estudios de post-

grado. Este porcentaje se hace más marcado en el caso de los sentenciados

mayores de 25 años, donde el 9% posee título profesional y/o estudios de post-

grado, en tanto que, entre los de 18 y 25 años, ese porcentaje es de sólo el

2%.

1.2. Relación entre el entorno familiar y el comportamiento de un aspirante a

terrorista.

(Rayó, 2019, p. 4) Un aspirante a terrorista suele ser un chico joven, de entre

los 20 a los 35 años. Las dificultades de adaptación social de estas

generaciones, pueden favorecer estos actos desafiantes que llegan hasta el


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punto de dar la vida por unos valores, sin que esto suponga un trastorno

psiquiátrico en sí mismo. Suelen ser hijos de inmigrantes que ahora viven en

Occidente, pero que no han conseguido adaptarse (o no les hemos dejado) en

el sistema occidental.

(Manes, 2018, p. 5) Generalmente, los grupos terroristas, a diferencia de las

familias de la mayoría de sus miembros más jóvenes, les brindan un

sentimiento de identidad, pertenencia y empoderamiento, y sus líderes

constituyen una enorme fuente de inspiración, y gozan de voz autorizada y

prestigio.

De hecho, se ha observado que los líderes terroristas no siempre organizan

los ataques directamente ni obligan a los miembros del grupo a llevarlos a

cabo, sino que son estos últimos quienes encuentran formas individuales y

originales de servir a los intereses grupales.

1.2.1. Efecto del entorno familiar en el desarrollo psicológico de un aspirante a

terrorista.

(Manes, 2018, p. 3,6,8) A diferencia de lo que suele creerse, las

investigaciones señalan que la gran mayoría de las personas que realizan

actos terroristas no padecen enfermedades mentales. Es decir, no se trata de

psicópatas, ni sociópatas, ni sádicos, ni psicóticos, ni tienen un trastorno

antisocial de la personalidad producto de algún trauma de su infancia.

Por el contrario, los datos relevados en numerosas entrevistas y

evaluaciones sugieren que se trata de personas racionales que saben y creen

en lo que hacen, que evalúan los costos y beneficios de sus actos y, en un

contexto particular, deciden que el terrorismo es una opción.


18

“Son las experiencias individuales y los factores culturales y sociales los que

interactúan y se amplifican mutuamente, pudiendo dar lugar a la radicalización

extrema.” (Manes, 2018, p. 6)

“Existen teorías que proponen que los terroristas suprimen las barreras

instintivas y aprendidas desde que eran pequeños, (por ejemplo, prevenir el

dañar inocentes, la empatía y la conducta prosocial), probablemente en

relación con factores individuales y presiones grupales.” (Manes, 2018, p. 8)

1.2.2. Comprensión de las motivaciones que actúan sobre la persona que

desea incorporarse a un grupo terrorista.

(Montero, 1997, p. 10,14) Algunas de las motivaciones más importantes que

influyen en la decisión de una persona de convertirse en un terrorista son: los

movimientos o grupos terroristas persiguen un fin político, religioso o

económico (lo que justifica la actuación de cualquier manera con tal de

conseguir sus cometidos)

“Aunque sus acciones son inspiradas mayoritariamente en motivaciones

políticas o ideológicas, algunos actos terroristas persiguen un fin

inmediatamente económico, a veces con la finalidad añadida de permitir la

financiación de otras acciones terroristas.” (Montero, 1997, p. 14)

“Otra motivación es que los terroristas generalmente operan con la

complicidad del temor para el logro de sus fines (como su propio nombre

indica, su fuerza está en imponer el terror), lo cual es muy atractivo para ellos.”

(Montero, 1997, p. 10)


19

Una peculiaridad del terrorista respecto al criminal común es la convicción

de que sus acciones están enteramente justificadas y forman parte de una

conducta socialmente positiva en pro de unos ideales, y no es una conducta

criminal (están convencidos de que sus actos son justos, puros y confiables)

Una motivación verdaderamente importante a tomar en cuenta es el deseo

que tienen algunos terroristas de ser famosos y reconocidos alrededor del

mundo (de una manera enfermiza y negativa), y de que sus nombres queden

grabados en la historia.

Esto se refleja cuando cometen actos y atentados terroristas en edificios o

instalaciones muy conocidas o concurridas, o en eventos culturales o

empresariales de gran envergadura como conciertos, festivales, ferias, etc.

Conclusiones del Capítulo I

El terrorismo es considerado una forma de opresión de carácter tanto social

como político, llevado a cabo por medio de acciones puntuales de carácter

violento hacia la población civil, y cuyos resultados atentan ante cualquier

derecho humano.

Los que cometen actos de terrorismo y de delincuencia común proceden

mayoritariamente de la juventud perteneciente a las clases populares. Esta es

una población predominantemente joven (el promedio de edad de estos

generalmente es de 26 años), y entre los hombres y mujeres involucrados en

estos actos no hay diferencia en lo que respecta a los promedios de edad.


20

CAPÍTULO II
21

CAPÍTULO II

CONTEXTO ECONÓMICO

2.1. Influencia del entorno económico en el desarrollo familiar y personal de

un aspirante a terrorista.

2.1.1. Determinación del estrato social más propenso a formar parte de

ideologías terroristas desde un punto de vista económico.

(Chávez, 1989, p. 33,34) “Mayoritariamente las personas más propensas a

pertenecer a un grupo terrorista provienen del interior del país, principalmente

de capitales de provincias, de donde procede el 55.7% de los sentenciados por

terrorismo en el Perú.” (Chávez, 1989, p. 33)

“De lo expuesto hasta ahora, se puede concluir que los terroristas

principiantes se configuran como un grupo compuesto mayoritariamente por

jóvenes provincianos, solteros y sin hijos.” (Chávez, 1989, p. 34)

Las provincias de donde proceden estas personas, a su vez, pertenecen

principalmente a las regiones económicas y sociales más empobrecidas del

país. Así, el 58% del total de los nuevos terroristas proceden de las provincias

que alcanzan los más bajos niveles de desarrollo socio-económico; es decir, de

mayor pobreza relativa en el país.

“En resumen, la mayoría de ellos nacieron en las provincias más

empobrecidas, que constituyen una franja social que atraviesa la región andina
22

de todo el país. Algunas de estas provincias son: Ayacucho, Áncash,

Cajamarca, Apurímac y Puno.” (Chávez, 1989, p. 34)

2.1.2. Vínculo existente entre el nivel de ingresos familiar promedio y la

posibilidad de ingresar a un grupo terrorista.

(Chávez, 1989, p. 48,50,51,54,55) La mayoría de los sentenciados por

terrorismo forman dos grupos: los estudiantes y profesionales, y aquellos que

trabajan en las ocupaciones más precarias y generadoras de los más bajos

ingresos de la sociedad peruana: se trata de los trabajadores de servicio,

campesinos y asalariados agrícolas, así como también cierto número de

obreros industriales y de construcción civil, pescadores, asalariados, y

vendedores ambulantes minoristas.

Los estudiantes constituyen la mayoría de los sentenciados por terrorismo

en el Perú (24.6%), a los que se debe sumar los profesionales dependientes

(4.4%) Otra ocupación que muestra una relativa concentración en los

sentenciados por terrorismo es la de campesinos y asalariados agrícolas

(11.5%) Si a este grupo le sumamos aquellos que manifestaron desempeñarse

como agricultores, llegamos a cerca del 15% de los casos.

“En una primera aproximación, los datos sobre el nivel de ingresos no

parecen mostrar diferencias significativas entre los sentenciados por terrorismo.

Estos se sitúan predominantemente en los estratos de pobreza y de extrema

pobreza.” (Chávez, 1989, p. 51)


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El 29% de los condenados por terrorismo declara no tener ingreso alguno,

frente al 5.8% en el caso de asalto y robo, el 10.7% en tráfico ilícito de drogas y

el 4% en “otros” delitos. Esta diferencia se explicaría porque, como se ha

hecho mención anteriormente, el 24.6% de los que han sido condenados por

estar involucrados en actos terroristas son jóvenes estudiantes universitarios.

En tal caso, su situación económica dependería de los ingresos del núcleo

familiar del que forman parte. Debe tomarse en cuenta, además, la presencia

significativa de solteros y sin hijos. Según esta investigación, los primeros

trabajos que desempeñan los condenados por terrorismo se sitúan en general

en el área de bajos ingresos.

Aquí, como en el caso de la ocupación, encontramos un nítido contraste

entre las calificaciones educativas adquiridas (lo que supuso inversión de

tiempo y apoyo económico familiar), y las remuneraciones que obtienen en las

primeras tareas que desempeñan efectivamente. Así, el 85.8% de los

condenados por terrorismo poseían un ingreso inferior al sueldo mínimo legal

promedio mensual.

2.2. Impacto económico de la crisis terrorista.

(Díez, 2016, p. 1,2) El terrorismo tiene impacto sobre la economía. Este

genera incertidumbre, y, por lo tanto, tiene impacto negativo sobre el

crecimiento económico y el empleo. Por ejemplo, cada día que se

mantenga el estado de sitio ante una amenaza terrorista, el consumo se


24

resiente, especialmente de servicios. Esto tendrá un mayor impacto

negativo, sobre todo, en el sector servicios.

(Torres, Rodríguez, Pérez, & Aguaded, 2018, p. 3) Las organizaciones

terroristas buscan realizar atentados en lugares turísticos como una

herramienta para crear inestabilidad en la economía, dado que la

violencia política, en cualquiera de sus formas, afecta directamente las

industrias culturales, incluyendo al turismo, deteriorando la imagen

proyectada del destino.

2.2.1. Consecuencias económicas del terrorismo.

(De la Dehesa, 2004, p. 1,2,3,6,8,9) Los ataques terroristas tienen siempre,

además de la lamentable e irrecuperable pérdida de tantas vidas humanas,

otras consecuencias inmediatas y negativas sobre la economía, difícilmente

cuantificables, aunque la experiencia muestra que estas últimas suelen tener

una duración corta, a menos que se repitan dichos ataques.

En primer lugar, un ataque terrorista tiende a reducir la riqueza de un país,

por su destrozo, de su stock de capital humano: los muertos y heridos, y de

capital físico: las infraestructuras destruidas o dañadas; pero al mismo tiempo,

tiende a aumentar el flujo que se produce con dicho stock, es decir, a aumentar

la renta nacional, ya que se movilizan miles de personas y abundantes medios

públicos y privados para paliar sus devastadores efectos, con lo que aumenta

la actividad y la renta.
25

En segundo lugar, tiene un efecto muy general sobre la confianza y la

seguridad de los ciudadanos, y especialmente sobre las expectativas de los

consumidores y de los inversores, ya que crea una incertidumbre enorme en su

quehacer diario y en las decisiones que tienen que tomar.

La reacción inmediata de los ciudadanos es pensar que, en lugar de ser un

ataque aislado, pueda volver a darse o pueda ser parte de una cadena de

atentados. Esto hace que muchos de ellos reaccionen con miedo y, en algunos

casos, con pánico. Son estas situaciones las que producen un mayor deterioro

en la actividad económica: a mayor miedo, mayor paralización de la vida

económica. Tras el ataque, lo más importante es conseguir rápidamente que la

ciudad recobre su normalidad, sin por ello olvidar la tragedia de los muertos, los

heridos y el sufrimiento de sus familias.

En tercer lugar, muchos visitantes y turistas extranjeros han cancelado los

viajes que tenían contratados al país afligido, por temor a que pueda a darse

otro ataque, afectando el turismo. Los inversores, en general, han reducido sus

exposiciones a la renta variable, y las han aumentado a la renta fija, reduciendo

la prima de riesgo de las acciones sobre los bonos.

“Por último, las familias han reducido su consumo en bienes y servicios y

han preferido, al menos inicialmente, quedarse en casa y desplazarse lo menos

posible, salvo para ir al campo y a zonas alejadas de las ciudades.”

(De la Dehesa, 2004, p. 9)


26

Conclusiones del Capítulo II

Las personas más propensas a pertenecer a un grupo terrorista provienen

del interior del país, principalmente de capitales de provincias (55.7%); estas

provincias, a su vez, pertenecen principalmente a las regiones económicas y

sociales más empobrecidas del mismo.

El terrorismo tiene impacto sobre la economía. Este genera incertidumbre, y

por lo tanto, tiene un impacto negativo sobre el crecimiento económico y el

desarrollo del empleo en un determinado país.


27

CAPÍTULO III
28

CAPÍTULO III

CONTEXTO HISTÓRICO – RELIGIOSO

3.1. Antecedentes históricos del terrorismo en la concepción clásica.

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131,132,133). El terrorismo es un

fenómeno constante en la historia de la humanidad. En la antigüedad clásica,

cuatro siglos antes de Cristo, en la antigua Grecia con Jenofonte, luchador,

historiador y filósofo ateniense contemporáneo de Sócrates, nos habla en su

obra, “El Anábasis” de los mercenarios griegos llamados los inmortales, de los

cuales él formo parte, y donde escribió sobre su efectividad psicológica en la

guerra contra poblaciones enemigas.

“Podemos encontrar muchos ejemplos en la mayoría de los conflictos de los

imperios de la antigüedad; actos de violencia encaminados a la expansión y

salvaguarda de sus intereses.” (Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131)

Otra etapa del terrorismo aparece en el siglo XVIII en Francia,

específicamente con el terror jacobino, que persiguió a la alta clase francesa

durante el período revolucionario. Con los jacobinos, nace la concepción del

terrorismo moderno, corriente formada por revolucionarios ideológicos, cuyos

actos eran, en su mayoría, violentos, encontrando en el terror un buen método

de lucha y de coerción. Esta época es conocida como “el terror”, donde

predominó la represión ejercida por el Estado.


29

“Durante el siglo XIX, aparecen nuevas formas de violencia en los Estados

Unidos, Rusia, Europa y África, sustentada en el anarquismo revolucionario, el

nihilismo, y otras corrientes ideológicas.”

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 132)

En ésta época, encontramos grupos tales como el Ku Kux Klan, el temible

Apartheid y las teorías racistas de Arthur de Gobigneau, que consolidan el

racismo como la ideología del imperialismo. Aparece amenazante una nueva

forma de violencia imperial, cultural, racial y política: el racismo.

Durante el siglo XX, el terrorismo fue un hecho común y constante,

impulsado por los nacionalismos, que provocó el inicio de la Primera Guerra

Mundial, consecuencia del atentado terrorista que asesinó a Francisco

Fernando de Habsburgo en Sarajevo en 1914. Los nacionalismos impulsaron

el fascismo de Adolfo Hitler, y el régimen de Josef Stalin.

En la posguerra, el terrorismo se mantuvo en algunos países como España,

aunque posteriormente tuvo una tendencia a desplazarse a Medio Oriente,

donde fue practicado por los judíos desplazados a causa de la guerra,

buscando implantar su propio Estado en la región de Palestina.

“Durante el siglo XX, el terrorismo se fortaleció gracias a la proliferación de

conflictos generados por la Guerra Fría, desarrollando nuevas armas,

tecnologías, y a los medios de comunicación más eficientes y accesibles.”

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 133).


30

3.1.1. Definición de terrorismo en la concepción clásica.

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131) “En la concepción clásica, el

terrorismo es el ataque enfocado principalmente en contra de civiles inocentes.”

Resalta la irracionalidad del acto terrorista, del terror que infunde, y la

búsqueda para traumatizar el comportamiento de las sociedades. El terrorismo

no ayuda a la causa de la justicia, y no puede ser parte de la lucha por la

liberación.

“La ilegalidad e ilegitimidad del acto es presentado como un acto sin

fundamento para proclamarse por causas justas; cada nación mira al terrorismo

y a los terroristas a través del prisma de su propia situación nacional e

intereses.” (Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131)

“El término terrorismo debe manejarse con mucho cuidado, ya que

encontramos muchas definiciones perversas que confunden los medios y los

fines, definiciones hechas a medida para atacar corrientes ideológicas

contrarias.” (Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131)

“Puede tratarse de terrorismo a gran escala (wholesale terrorism), dirigido

contra grupos grandes, o terrorismo a menor escala (retail terrorism), enfocado

hacia individuos. Puede ser terrorismo de Estado, grupal o individual,

dependiendo de la fuente de planeación y operación.”

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131)

Las definiciones se centran en dos concepciones. Por un lado, algunas se

centran en los fines del terrorismo, sus objetivos; o bien, se enfocan en los

medios, quienes insisten en la importancia del medio (el uso del terror), y

suelen ofrecer una definición condenatoria. Quienes insisten en el fin (la


31

consecución de ciertos logros políticos), suelen ensalzar la actividad terrorista,

entendiéndola como emancipadora.

3.1.2. Propósito y objetivos del terrorismo.

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131) El terrorismo tiene el propósito de

intimidar o ejercer coerción sobre la población civil, influir en la política de un

gobierno por medio de la intimidación o la coerción, y afectar la conducta de un

gobierno por medio del asesinato o el secuestro.

El objetivo del terrorismo es propagar el caos, generar un golpe psicológico

que desestabilice a la sociedad, demostrar las debilidades del enemigo, crear

una violencia simbólica que genere un sentimiento de inseguridad en los

individuos, un arma psicológica que altere el orden del sistema.

“El terrorismo implica utilizar cualquier método de guerra que consista en

atacar intencionalmente a quienes no deberían ser atacados.”

(Mercado, González, & Olvera, 2009, p. 131)

3.2. Contexto religioso del terrorismo.

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 5,6) “En el momento en el que para

una persona o grupos de personas, un valor comienza a considerarse sagrado,

las acciones orientadas a su defensa adquieren un valor extremista.”

“Los “fanáticos religiosos” son una imagen estereotipada que surge en base

a dicha percepción social. Son individuos fuertemente creyentes e


32

influenciados por aquellas personas a las que idolatran por sus actitudes y

conocimientos religiosos.” (Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 6)

(Elorza, 2005, p. 3,4,5) La presencia de la religión en la historia de la

violencia política reviste formas muy diversas, que van desde el protagonismo

indiscutible en el caso del reciente terrorismo islámico, hasta los fenómenos de

infiltración de elementos religiosos significativos en estrategias políticas en

apariencia laicas e incluso antirreligiosas.

“Tampoco es posible aceptar que las distintas religiones se encuentren en

pie de igualdad a la hora de enlazar con la práctica del terrorismo, y que el

Islam no es en modo alguno la excepción.” (Elorza, 2005, p. 4)

Si aceptamos que, en el espectro de los movimientos terroristas, se integran

de manera diferenciada las influencias religiosas, afectando a sus fines, a la

legitimación de la violencia e incluso a sus rituales, tendremos que convenir en

la necesidad de un examen del grado de violencia que contienen los distintos

credos. Por ejemplo, no puede decirse que el budismo autorice la violencia del

mismo modo que el judaísmo o el Islam.

“La relación de una doctrina religiosa con la violencia y/o el terrorismo puede

presentarse de cuatro formas diferentes: la primera es aquella en que una

determinada religión constituye el fundamento de una práctica terrorista.”

(Elorza, 2005, p. 5)

“Pero no es ésta la única posibilidad. Una religión puede no ser en esencia

violenta, incluso rechazar la violencia abiertamente, y en cambio, contener

elementos susceptibles de fomentar indirectamente la violencia y el terrorismo.”

(Elorza, 2005, p. 5)
33

Una tercera variante surge del carácter abierto de determinadas creencias,

a partir de las cuales surgen formaciones religiosas autónomas en las cuales la

violencia es asumida como pauta de comportamiento. Es la violencia propia de

las sectas, tantas veces afectadas de comportamientos violentos muy alejados

de los códigos propios de la doctrina matriz.

Por último, hay que tomar en consideración los fenómenos de lo que se

denomina la “transferencia de sacralidad”: esto es la utilización, por

determinadas ideologías políticas, tales como la concepción monárquica en la

Europa del Antiguo Régimen, los nacionalismos y las ideas revolucionarias en

los siglos XIX y XX, del protagonismo de lo sagrado y de las implicaciones

morales, políticas y rituales propias de la religión. Es el mundo de las

“religiones seculares” como el comunismo, fascismo, anarquismo y

nacionalismo.

(ONU, 2005, p. 34) La exclusión o la discriminación por motivos de origen

étnico o creencias religiosas, y la incapacidad de muchos países de integrar a

las minorías o a los inmigrantes, producen resentimientos que pueden llevar al

proselitismo terrorista; además de sentimientos de alienación y marginación, y

una mayor tendencia a socializar en grupos extremistas.

3.2.1. Las ideologías extremistas y la deshumanización de las víctimas.

(ONU, 2005, p. 21,22,23,24,25) “Las ideologías extremistas y excluyentes que

rechazan el valor y la dignidad de los demás, y los presentan como seres

infrahumanos que merecen la extinción, son herramientas esenciales de

movilización y proselitismo.” (ONU, 2005, p. 21)


34

“Esas ideologías extremistas promueven una cultura de violencia e

intolerancia, y aumentan el apoyo a los grupos terroristas entre aquellos, cuya

causa, los terroristas pretenden defender.” (ONU, 2005, p. 21)

Los que perpetran genocidios y atrocidades son también los que niegan la

humanidad de los demás. El Consejo de Seguridad de la ONU hizo un

llamamiento a los Estados Miembros para que impidan y prohíban, por ley, la

incitación a la comisión de actos de terrorismo, conforme con las obligaciones

que les incumben, en virtud de la legislación internacional de derechos

humanos.

“En este caso, también la sociedad civil deberá desempeñar un papel

destacado, contrarrestando los mensajes híper-nacionalistas y xenófobos que

glorifican el asesinato en masa y el martirio.” (ONU, 2005, p. 23)

De la misma manera en que los terroristas aprovechan a diario el ciclo de

noticias, debemos asumir el desafío de responder a la narrativa del odio con la

narrativa de las víctimas, la narrativa de las comunidades divididas y destruidas

por actos de terrorismo, la narrativa del coraje de quienes arriesgan la vida en

su quehacer cotidiano; la narrativa de los valores que las Naciones Unidas

representan.

“Los medios de difusión tal vez deseen también estudiar la experiencia de

los países que han adoptado códigos voluntarios de conducta para los

periodistas que informan sobre el terrorismo, que podrían incluir, por ejemplo,

la prohibición de entrevistar a terroristas.” (ONU, 2005, p. 24)

Las Naciones Unidas también pueden ayudar a organizar diálogos

constructivos y bien publicitados entre prestigiosos representantes de diversas


35

religiones, para desmentir la idea que presentan los grupos terroristas de que

ciertas partes del mundo están sumidas en una contienda épica entre el bien y

el mal, y para subrayar que el asesinato de civiles es contrario a las

enseñanzas de todas las religiones.

Conclusiones del Capítulo III

El objetivo del terrorismo es propagar el caos, generar un golpe psicológico

que desestabilice a la sociedad, demostrar las debilidades del enemigo, crear

una violencia simbólica que genere un sentimiento de inseguridad en los

individuos, un arma psicológica que altere el orden del sistema.

La exclusión o la discriminación por motivos de origen étnico o creencias

religiosas, y la incapacidad de muchos países de integrar a las minorías o a los

inmigrantes, producen resentimientos que pueden llevar al proselitismo

terrorista.
36

CAPÍTULO IV
37

CAPÍTULO IV

PERFIL PSICOLÓGICO Y MENTAL DE UN TERRORISTA

4.1. El perfil típico del terrorista.

(Rayó, 2019, p. 4,6,7,8,10) El perfil suele ser un chico joven, de entre los 20 a

los 35 años. Las dificultades de adaptación social de estas generaciones,

pueden favorecer estos actos desafiantes, que llegan hasta el punto de dar la

vida por unos valores sin que esto suponga un trastorno psiquiátrico en sí

mismo.

“En cuanto al grupo, hay presiones grupales y distorsiones perceptivas de

grupo; se produce una sobre-generalización, en la cual todo gira alrededor de

sus creencias y pensamientos.” (Rayó, 2019, p. 6)

“Su ideología puede llegar a dominar lo que hacen y lo que piensan.

Consideran a su grupo superior, la necesidad de merecer control y poder;

sienten su condición grupal, tienen vínculos morales, religiosos o

nacionalistas.” (Rayó, 2019, p. 6)

“Sufren un proceso de desconexión de la realidad de forma lenta, así como

una pérdida de empatía con sus víctimas. Tienen fuertes sentimientos de

pertenencia y cohesión grupal.” (Rayó, 2019, p. 7)


38

Son individuos que no actúan de forma aislada e individual. Dentro del

grupo, se satisfacen las necesidades personales que la sociedad no les ha

proporcionado: les proporcionan valores, motivaciones, e incluso esperanza;

así como la posibilidad de desempeñar un rol en las acciones grupales.

“Todo esto puede incluso conllevar al reconocimiento y prestigio que nunca

han tenido, convirtiéndose en una motivación existencial y en una búsqueda de

aceptación grupal.” (Rayó, 2019, p. 7)

“El grupo cubre sus necesidades de comunicación, de ser escuchado; de

forma que se acaban creando ideas compartidas en el grupo y, por lo tanto,

reforzando la cohesión de los miembros.” (Rayó, 2019, p. 8)

Eso supone una mayor identificación grupal, mayor obediencia, por la

necesidad de seguir perteneciendo al grupo, e incluso la posibilidad de realizar

algún tipo de conducta que produzca resultados visibles dentro de la sociedad

para mostrar su compromiso con “los suyos”.

“El sujeto, a veces, se considera a sí mismo como una víctima del sistema,

mostrando severos problemas de identidad.” (Rayó, 2019, p. 10)

(Reverter, 2005, p. 1) “El terrorista no nace, se hace. Todos ellos están

dispuestos a hacer daño en un momento determinado: asesinando,

destruyendo, secuestrando, inmolándose o recurriendo al chantaje-extorsión.”

En cualquiera de los casos expuestos, de realizarse, el terrorista entra en

una dinámica patológica, pues pretende, con su acción, indicarnos que es a él

al que asiste la razón, cuando su mente está disociada entre lo que hace

habitualmente, y lo que hace cuando comete un atentado.


39

De darse el terror, hay un momento en el tiempo que son conscientes de su

quehacer delictivo que les impresiona, aparte de verter adrenalina; y es que el

sentimiento de culpabilidad está presente, dado que está haciendo algo que no

es normal, ni por asomo racional, ni siquiera plausible a los ojos de la sociedad.

4.1.1. La mente del terrorista.

(Rayó, 2019, p. 2,3) Para empezar, es importante saber que no existe un

trastorno mental propiamente dicho para estas personas desde el punto de

vista de la psicología clínica. No son psicópatas. Por tanto, en el sentido

jurídico, son personas totalmente imputables desde el punto de vista legal.

Son conscientes de sus actos, tanto en la responsabilidad como en la

capacidad para regir su voluntad. Sin embargo, algunos psicólogos hablan

de patología social o política. Suelen carecer de sentimientos de culpa debido

a sus creencias. Son considerados mártires. En ellos, aparece el pensamiento

dicotómico, es decir, “o estás conmigo, o estás contra mí”.

Su capacidad de matar o perder la propia vida se puede deber a

antecedentes históricos o ideológicos, promesas de ascensión al paraíso,

ratificación social, o simplemente bienestar para él y/o su familia. La intención

del terrorista va mucho más allá del simple asesinato múltiple.

“Su meta incluye provocar el efecto psicológico del caos, producir

indefensión, desesperanza, terror, miedo, inseguridad. El terrorista cree que

tiene un propósito; incluso, puede llegar a considerarse como un salvador de la

sociedad.” (Rayó, 2019, p. 3)


40

(elmundolibro.com, 2004, p. 1,4) “Los terroristas no son psicópatas, pero

actúan como si lo fueran, y cuando cometen un atentado, no sufren impacto

alguno cuando ven las imágenes de la barbarie, sino que se muestran

satisfechos.”

La mente de los terroristas es una mente en blanco que es modelada como

una arcilla por el grupo al que pertenecen. Los terroristas son sometidos a un

lavado de cerebro “duro y eficaz”, de tal forma que se les enseña a reinterpretar

la realidad, y la víctima se convierte en la amenaza que había que combatir y

de la que hay que defenderse.

(Antoñanzas, 2017) Los individuos se convierten en terroristas de diversas

maneras, en diferentes papeles y por diferentes razones. En el libro

“Psychology of terrorism” de Randy Borum, se señala que hay elementos

comunes entre ellos, como por ejemplo, una percepción de injusticia que exige

una respuesta, la necesidad de identidad y pertenencia a un grupo colectivo

fuerte, político y religioso con una lucha en mente. No son psicópatas, o al

menos no lo son la mayoría.

En sus vidas, se pueden repetir episodios de abuso infantil, humillaciones o

situaciones injustas, ya sea como víctima o como testigo. Las ideologías del

terrorismo tienden a proveer unas series de creencias que justifican y ordenan

ciertas conductas; estas creencias se entienden como absolutas.

“Los líderes de estas organizaciones terroristas tienen que ser capaces de

mantener un sistema de creencias, controlar la comunicación, manipular

incentivos, y mantener la acción.” (Antoñanzas, 2017)


41

“Dentro de esa acción, está la demonización de aquellos que no piensan

como ellos, y los que se convierten en enemigos, a veces no tanto por la

defensa de su causa, sino por la destrucción de aquellos que se oponen.”

(Antoñanzas, 2017)

(Valenzuela, 2016, p. 2,3,4,5). ¿Qué hace que una persona decida olvidar los

principios básicos de lo que nos hace humanos, y tome la bandera del odio y la

violencia, generando ataques masivos contra gente que no conoce, en busca

de una causa sin sentido alguno?

El terrorismo no es exclusivo de una raza o religión; en múltiples formas,

siempre ha existido, y parece crecer en el siglo XXI. Si bien hay grupos

organizados dedicados a sembrar el terror, cuesta entender por qué hay

personas que se unen libremente a ellos, pese a venir de países donde la

forma de vida y costumbres son otras.

La psicología ha estudiado a los grupos terroristas y sus miembros, y no

creen que sean simplemente gente malvada o que perdió la razón. El terrorista

suele parecer emocionalmente estable, pero con una habilidad importante para

deshacerse de la empatía por el sufrimiento ajeno.

Su mente se focaliza en creencias y metas que les hacen racionalizar el

asesinato cruel y sostenido de otros seres humanos; además de actos tan

barbáricos como la tortura, esa falta de remordimiento por sus acciones, unido

a la ausencia de empatía, los convierte en sociópatas pese a no haber nacido

como tales. El terrorista no tiene ideas individuales, es parte de una ideología

común a la que llega mediante manipulación y lavado de cerebro.


42

4.2. El fanatismo y los factores psicológicos que lo desencadenan.

(Rayó, 2019, p. 9,10,11) Puede llegar a aparecer en momentos de máxima

presión lo que en Psicología se denomina “visión de túnel”, es decir, en una

situación de peligro o de gran actividad, juntamente con una presión física y

mental; la visión se enfoca simplemente a algún objeto común o peligro que se

presenta (en este caso sería la sociedad occidental)

“Las jerarquías, la disciplina o el respeto a la autoridad, son algunas de las

normas grupales que se establecen. La misma presión grupal exige ausencia

de dudas y de críticas.” (Rayó, 2019, p. 9)

El sujeto, a veces, se considera a sí mismo como una víctima del sistema,

mostrando severos problemas de identidad. Muchos son nacidos en

Occidente, donde no se sienten integrados. No se sienten ni de un lado ni del

otro. Esto, juntamente con las redes sociales, favorece la captación de jóvenes

que necesitan obtener una identidad, un futuro, un sentido a su vida.

“¿Son unos fanáticos? Puede ser. Los occidentales también lo somos.

Nosotros también bombardeamos sus ciudades sin ningún tipo de problema,

por el simple hecho de ser “ellos” y no “nosotros”. En definitiva, el terrorista

suicida se hace, no nace.” (Rayó, 2019, p. 11)


43

4.3. Perspectiva Psicosocial del terrorismo.

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 4,5,6) Dentro de la perspectiva

psicosocial del terrorismo, se ha hecho énfasis en los aspectos de pertenencia

al grupo e ideales morales como explicación y sentido de estas organizaciones.

Se han podido determinar distintas teorías, perfiles y estereotipos recurrentes

para su explicación.

“El aspecto mejor estudiado del terrorismo es el grupo, el cual otorga al

terrorista un sentido de “pertenencia”. La teoría que hace hincapié en este

aspecto es la de “La fusión de la identidad”.”

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 5)

Desde dicho modelo, se atiende a la explicación de la vinculación de la

persona con un grupo, por el cual está dispuesto a la realización de acciones

de índole violenta. Dicha teoría, aboga por la percepción unificadora del “yo

personal” (la identidad propia), con el “yo social” (identidad del grupo)

“La “Teoría de la Identidad Social” de Hogg y Vaugham (2005), y Tajfel

(1984), establece una despersonalización del individuo en la medida en la que

establece una dependencia psicológica a través de la relación con su grupo u

organización.” (Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 5)

“La consecución de actos violentos viene explicada ante la existencia de

amenazas que atientan contra la identidad grupal, dando lugar a conductas de

carácter compensatorio a favor del grupo.”

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 5)

“Se han atribuido los ataques suicidas a una cierta presión grupal y, pese a

que no se pueda obviar un tipo de influencia de índole normativa e informativa,


44

tampoco es posible explicarlos exclusivamente debido a esta coacción.”

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 5)

Un ejemplo de esto viene determinado por el perfil de “terrorista altruista”, es

decir, aquel que lleva a cabo conductas autodestructivas unidas a los deseos y

propósitos colectivos. Sin embargo, tampoco se debe descartar la posible

influencia de motivos personales (en forma de incentivos y beneficios

psicosociales, religiosos y espirituales, materiales, etc.)

Otro de los aspectos psicosociales influyentes a la hora de entrar en el

ámbito terrorista viene explicado por la finalidad moral atribuida a las acciones,

ya sea de carácter religioso o político. Se plantea el ultraje moral como vía de

acción del terrorismo, resumiéndose dicho fenómeno en una hostilidad

cognitiva, afectiva y comportamental hacia miembros de una comunidad que

han peligrado los valores sagrados.

“La Teoría de los Valores Sagrados” es otra de las concepciones que

respaldan las acciones del Estado Islámico. En el momento en el que, para

una persona o grupos de personas, un valor comienza a considerarse sagrado,

las acciones orientadas a su defensa adquieren un valor extremista.

“Esto implicaría entender la legitimación de las ideas o creencias que hacen

las personas que operan en identificación con el ISIS, abogando por el respeto

y la protección de los mismos ante todo y todos.”

(Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 6)

El último modelo psicosocial que aporta una visión hacia la explicación del

terrorismo es “El modelo de los actores violentos”. Este modelo,


45

respaldándose en las afirmaciones anteriores, trata de aunar, por un lado, la

fusión a un grupo con la consagración de valores.

“Es decir, se parte de la idea de que compartir ideas o creencias con

aquellas personas a las que uno se asocia es un aliciente a la hora de

desarrollar vínculos de filiación.” (Castells, de Lozada, & del Mar, 2017, p. 6)

En este caso, las personas actúan ante el riesgo que padecen alguno de

estos dos aspectos por medio del sacrificio. El sentimiento de protección de

valores y de compromiso con los mismos aumenta en la media en la que

quedan definidos en la identidad del grupo.

Conclusiones del Capítulo IV

Los terroristas sufren un proceso de desconexión de la realidad de forma

lenta, así como una pérdida de empatía con sus víctimas. Tienen fuertes

sentimientos de pertenencia y cohesión grupal; el grupo les proporciona

valores, motivaciones, e incluso esperanza; así como la posibilidad de

desempeñar un rol en las acciones del mismo.

Los terroristas no son psicópatas, pero actúan como si lo fueran, y cuando

cometen un atentado, no sufren impacto alguno cuando ven las imágenes de la

barbarie, sino que se muestran satisfechos. En ellos, aparece el pensamiento

dicotómico, es decir, “o estás conmigo, o estás contra mí.


46

CONCLUSIÓN
47

CONCLUSIÓN GENERAL

La información recogida en el presente trabajo de investigación nos permite

darnos cuenta de que no existe una definición exacta y concisa de los términos

“terrorismo” y “terrorista”, que sean universalmente aceptadas.

El terrorismo, a pesar de existir desde hace siglos, constituye actualmente

una de las amenazas más graves para la paz y seguridad de los países. Este

supone una de las mayores violaciones de los derechos humanos y las

libertades fundamentales, así como de los principios fundamentales de

democracia y de respeto al Estado de derecho.

El terrorismo tiene sus causas, siendo estas múltiples y de diferente índole,

como ha quedado dicho en este trabajo. Sean cuales fueran, es preciso

hacerles frente; es necesaria la adopción de una serie de compromisos, por

parte de la comunidad internacional, y sobre todo voluntad política para llevar a

cabo la erradicación exitosa de las mismas.

Pertenecer a un grupo terrorista implica ser capaz de cometer una serie de

actos que atenten contra los derechos humanos. Se han encontrado distintos

procesos psicosociales de dicho fenómeno, que ponen índole en la pertenencia

al grupo y el sentido moral de determinadas ideas.

Lamentablemente, el terrorismo continuará mientras haya conflictos y, hoy

por hoy, es inimaginable un mundo sin estos. Para disminuir la probabilidad de

que los jóvenes ingresen a estos grupos, sería conveniente que se fomentase

un trabajo conjunto entre psicólogos, trabajadores sociales, educadores,

cuerpos de seguridad y la sociedad civil, para que contribuyesen juntos en la

prevención de la captación, mantenimiento y erradicación de estos grupos.


48

REFERENCIAS
49

Referencias

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psicologia-detras-de-un-terrorista
51

ANEXOS
52

Fichas de Investigación.

Juventud y terrorismo

Los que cometen actos de terrorismo y de delincuencia común proceden

mayoritariamente de la juventud perteneciente a las clases populares. Sin

embargo, es preciso señalar que los que participan en actos de terrorismo

(como por ejemplo Sendero Luminoso), forman parte de una eslabonada

estructura de carácter político. En cambio, los que participan de otras formas

de criminalidad común constituyen, por lo general, los integrantes de grupos

muy inestables.

“En lo referente a la edad y sexo promedio de los terroristas principiantes

tenemos: es una población predominantemente joven (el promedio de edad de

estos generalmente es de 26 años)”

Referencia: Chávez de Paz, Dennis, p. 25, 27. Juventud y terrorismo (08/1989,

Lima), Instituto de Estudios Peruanos (IEP)

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Juventud y terrorismo

Mayoritariamente, las personas más propensas a pertenecer a un grupo

terrorista provienen del interior del país, principalmente de capitales de

provincias, de donde procede el 55.7% de los sentenciados por terrorismo en el

Perú. De lo expuesto hasta ahora, se puede concluir que los terroristas

principiantes se configuran como un grupo compuesto mayoritariamente por

jóvenes provincianos, solteros y sin hijos.


53

Las provincias de donde proceden estas personas, a su vez, pertenecen

principalmente a las regiones económicas y sociales más empobrecidas del

país. Así, el 58% del total de los nuevos terroristas proceden de las provincias

que alcanzan los más bajos niveles de desarrollo socio-económico; es decir, de

mayor pobreza relativa en el país.

Referencia: Chávez de Paz, Dennis, p. 33,34. Juventud y terrorismo (08/1989,

Lima), Instituto de Estudios Peruanos (IEP)

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las consecuencias económicas de los ataques terroristas

Los ataques terroristas tienen siempre, además de la lamentable e

irrecuperable pérdida de tantas vidas humanas, otras consecuencias

inmediatas y negativas sobre la economía, difícilmente cuantificables, aunque

la experiencia muestra que estas últimas, suelen tener una duración corta, a

menos que se repitan dichos ataques.

En primer lugar, un ataque terrorista tiende a reducir la riqueza de un país,

por el destrozo de su stock de capital humano: los muertos y heridos, y de

capital físico: las infraestructuras destruidas o dañadas; pero al mismo tiempo,

tiende a aumentar el flujo que se produce con dicho stock, es decir, a aumentar

la renta nacional, ya que se movilizan miles de personas y abundantes medios

públicos y privados para paliar sus devastadores efectos, con lo que aumenta

la actividad y la renta.
54

En segundo lugar, tiene un efecto muy general sobre la confianza y la

seguridad de los ciudadanos, y especialmente sobre las expectativas de los

consumidores y de los inversores, ya que crea una incertidumbre enorme en su

quehacer diario y en las decisiones que tienen que tomar.

Referencia: De la Dehesa, p. 1, 2, 3. Las consecuencias económicas de los

ataques terroristas (13/04/2004, Madrid, España). Diario El País.

------------------------------------------------------------------------------------------------------

El perfil psicológico típico del terrorista

El perfil suele ser un chico joven, de entre los 20 a los 35 años. Las

dificultades de adaptación social de estas generaciones, pueden favorecer

estos actos desafiantes, que llegan hasta el punto de dar la vida por unos

valores sin que esto suponga un trastorno psiquiátrico en sí mismo.

Referencia: Rayó, p. 4. El perfil psicológico típico del terrorista (2019, Barcelona,

España). Psicologia y Mente.


55

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

La mente del terrorista

A diferencia de lo que suele creerse, las investigaciones señalan que la gran

mayoría de las personas que realizan actos terroristas no padecen

enfermedades mentales. Es decir, no se trata de psicópatas, ni sociópatas, ni

sádicos, ni psicóticos, ni tienen un trastorno antisocial de la personalidad

producto de algún trauma de su infancia.

Por el contrario, los datos relevados en numerosas entrevistas y

evaluaciones sugieren que se trata de personas racionales que saben y creen

en lo que hacen, que evalúan los costos y beneficios de sus actos y, en un

contexto particular, deciden que el terrorismo es una opción.

Referencia: Manes, Facundo. p. 3. La mente del terrorista (19/03/2018, Madrid,

España). Diario El País.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Generación de Ideas.

TEMA
Perfil psicológico y el desarrollo
mental de un terrorista
57

Capítulo I (Contexto social) Capítulo II (Contexto económico)

2.1.
1.1.
La mayoría de estudiantes del interior del país que obtienen
El racismo sale a flote cuando hay ataques terroristas, porque
altas calificaciones en sus escuelas, piensan que, al terminar
la sociedad solo se interesa o se compadece por los ciudadanos
de estudiar, van a encontrar un trabajo que les otorgue
que cuentan con mejor estabilidad económica,
estabilidad y un buen ingreso para sustentar sus necesidades,
despreocupándose por los ciudadanos de más bajos recursos
pero la realidad es que, generalmente, ellos ganarán menos
o que no presentan una economía desarrollada, lo cual es algo
de lo que gana un profesional de Lima o de las principales
ilógico porque ellos muchas veces pertenecen a esa clase
ciudades del país.
social.
2.2.
1.2.
Los ataques terroristas tienen siempre innumerables
Lo que los jóvenes aspirantes a terroristas no ven en su
consecuencias, las más lamentables lógicamente son las
verdadera familia, todas esas carencias, lo encuentran
pérdidas humanas; en cuanto a la infraestructura, los destrozos
uniéndose a estos grupos; el líder es visto como un ídolo,
son abundantes, generando pérdidas incontables.
alguien admirable que trasmite empoderamiento, sabiduría y,
En general, estas consecuencias merman el desarrollo del país,
sobre todo, demuestra afecto hacia ellos.
impidiendo su crecimiento en todos los ámbitos.
Capítulo III (Contexto histórico-religioso) Capítulo IV (Perfil psicológico y mental de un terrorista)

4.1.

La ideología que comparten o que les fue implantada, puede


llegar a dominar lo que hacen y lo que piensan. Por ejemplo,
3.1.
pueden considerar a su grupo superior; sienten la necesidad de
merecer control y poder, o tienen vínculos morales, religiosos o
Las concepciones del término “terrorismo”, se pueden dividir en
nacionalistas fuertes.
dos: por un lado, se centran en los fines del mismo, es decir,
sus objetivos; o bien, se enfocan en los medios, refiriéndose al
4.2.
uso del terror, por parte de estas personas, para lograr sus
objetivos, soliendo ofrecer una definición condenatoria.
El terrorista, a veces, se considera a sí mismo como una víctima
del sistema, mostrando graves problemas de identidad. Esto,
3.2.
juntamente con las redes sociales, favorece la captación de
jóvenes que necesitan obtener una identidad, un futuro, un
La exclusión o la discriminación por motivos de origen étnico o
sentido a su vida.
creencias religiosas, y la incapacidad de muchos países de
integrar a las minorías sociales o a los inmigrantes, producen
4.3.
resentimientos que pueden llevar al proselitismo terrorista,
logrando que los jóvenes que sean fácilmente influenciables,
Cuando un terrorista realiza actos violentos como atentados en
débiles de mente o carácter, piensen en unirse a algún grupo
aeropuertos, monumentos importantes, conciertos, etc.,
terrorista que les brinden la oportunidad de satisfacer estos
mayormente es producido por la existencia de amenazas que
deseos.
atentan contra la identidad grupal, lo que da lugar a conductas
que reivindican el poder o importancia que posee el grupo, y el
nivel de amenaza que representan para la sociedad.

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