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MEDIO AMBIENTE –
Delito De Minería Ilegal
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A través del D. Leg. 1102 se incorporaron en el título de los Delitos Ambientales del Código Penal los artículos
307-A, 307-B, 307-C, 307-D, 307-E y 307-F que reprimen el delito de Minería Ilegal y sus modalidades, dentro
de la familia de los Delitos de Contaminación.
El delito de Minería Ilegal comporta una figura básica, una figura agravada y diferentes modalidades delictivas
vinculadas al tipo base del Artículo 307-A cuyo contenido debe entenderse en su integridad para lograr la
correcta interpretación y aplicación de las demás figuras delictivas introducidas al Código Penal.
A los efectos de la interpretación del tipo penal en mención, hay que observar que el concepto de “ minería
ilegal” que está acuñado en el título de la figura de reciente factura, no es idéntico al concepto de “minería
ilegal” que la normatividad administrativa de “interdicción de la minería ilegal” comprende.
El D.Leg. 1103 promulgado el 04 de marzo 2012, en la definición de “Minería Ilegal” contenida en el Art. 2
– definiciones, identifica a esta con las actividades mineras referidas en los artículos 3 y 5 del D.Leg. 1100 que
reguló el marco de la interdicción de la actividad minera ilegal. Este dispositivo legal estructura el concepto de
minería ilegal bajo dos criterios acumulativos:
1.- Que se trate de actividad minera de exploración, explotación o beneficio sin contar con las autorizaciones
de inicio o reinicio de operación minera otorgada por la autoridad competente, previo informe favorable del
Ministerio de Energía y Minas.
2.- Que la actividad minera no autorizada, se desarrolle con el empleo de los siguientes medios:
– Uso de dragas y otros artefactos similares de succión, definidos en la norma, en los cursos de agua, ríos,
lagos, lagunas, cochas, espejos de agua, humedales y aguajales.
El reciente D. Leg. 1104 de fecha 19 de abril 2012, de promulgación posterior a las normas mencionadas e
incluso a la norma que criminalizó la minería ilegal, sustituye expresamente en el artículo 2 la definición
administrativa de minería ilegal que se acuño con el D. Leg. 1100, estableciendo de manera expresa la
sustitución del concepto, lo que por lo demás revela una dosis de incoherencia e improvisación en la autoría de
la normativa.
El D.Leg. 1104 distingue para el derecho administrativo el concepto de Minería Ilegal y el de Minería
Informal. La Minería Ilegal desde el ámbito administrativo es definida así como la “ Actividad minera ejercida
por persona, natural o jurídica, o grupo de personas para ejercer dicha actividad, usando equipo y maquinaria
que no corresponde a las características de la actividad minera que desarrolla (Pequeño Productor Minero o
Productor Minero Artesanal) o sin cumplir con las exigencias de las normas de carácter administrativo,
técnico social y medio ambiental que rigen dichas actividades, o que se realiza en zonas en las que está
prohibido su ejercicio.” .
La circunstancia distintiva entre minería ilegal y minería informal desde la perspectiva administrativa del
D.Leg. 1104 ésta dada en esta norma, por la explotación de la actividad en zonas prohibidas para la actividad
minera (minería ilegal) y zonas no prohibidas para la actividad minera (minería informal).
El concepto penal de Minería Ilegal es diferente al concepto administrativo. El concepto penal queda
condicionado a la existencia de daño o peligro de daño al medio ambiente, sus componentes, la calidad
ambiental y la salud ambiental; comprende las afectaciones de esos bienes jurídicos a través de los procesos de
succión (dragas) y los procesos de cianuración, así como a la actividad en zonas prohibidas para la actividad
minera a los que la norma administrativa define como minería ilegal; pero va más allá de ello, ya que comprende
bajo el manto punitivo a cualquier otra actividad minera no autorizada, incluso en zonas no prohibidas para la
actividad minera, que de cualquier forma afecte o ponga en peligro el medio ambiente, sus componentes, la
calidad y la salud ambiental.
El tipo penal base del delito de Minería Ilegal, se encuentra estructurado sobre la base de dos circunstancias:
Art. 307-A.- “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro años ni mayor de ocho años
y con cien a seiscientos días-multa, el que realice actividad de exploración, extracción, explotación u otros
actos similares, de recursos minerales, metálicos o no metálicos, sin contar con la autorización de la entidad
administrativa competente, que cause o pueda causar perjuicio, alteración o daño al ambiente o sus
componentes, la calidad ambiental o la salud ambiental.
Si el agente actúo por culpa, la pena será privativa de la libertad no mayor de tres años o con prestación de
servicios comunitarios de cuarenta a ochenta jornadas”.
La figura básica comporta una modalidad dolosa a la que está referida la penalidad descrita en el párrafo primero
y la modalidad culposa a la que se refiere el párrafo segundo.
El empleo de dragas y otros elementos de succión o el desarrollo de la actividad en áreas naturales protegidas,
entre otras circunstancias son modalidades agravadas de la figura penal Minería Ilegal.
Art. 307-B.– “La pena será no menor de ocho años ni mayor de diez años y con trescientos a mil días multa,
cuando el delito previsto en el artículo anterior se comete en cualquiera de los siguientes supuestos:
4.- Si el agente emplea instrumentos u objetos capaces de poner en peligro la vida, la salud o el
patrimonio de las personas.
7.- Si el agente emplea para la comisión del delito a menores de edad u otra persona inimputable.
El D. Leg. 1102 que incorporó al Código Penal la figura del delito de Minería Ilegal, introdujo además otras
modalidades delictivas vinculadas a la Minería Ilegal, como son:
– Financiamiento de la minería Ilegal, figura que se incorpora a través del Art. 307-C del Código Penal.
Supone el financiamiento intencionado de la actividad de minería ilegal y no cualquier financiamiento
relacionado. Para que pueda válidamente imputarse esta modalidad delictiva, el autor del hecho debe conocer
que el financiamiento está orientado al desarrollo de la minería prohibida. No hay delito si el financiamiento
es consecuencia de una acción negligente de financiamiento.
– Obstaculización de la fiscalización administrativa, figura que se incorpora con el Art. 307-D del
Código Penal. La figura penal está referida a la obstaculización de la indagación administrativa y no a la
investigación penal que podría derivar en un tipo penal diferente vinculado a la administración de justicia.
– Actos preparatorios de Minería Ilegal, elevada por la norma a categoría delictiva mediante la
incorporación del delito descrito en el Art. 307-E del Código Penal. Los actos preparatorios de un delito son en
general actos no punibles; sin embargo la norma penal en muy pocos casos produce un adelantamiento de la
punición con un propósito preventivo y reprime como delito lo que es por naturaleza un acto preparatorio no
sancionable por si mismo. La figura penal comprende en la descripción de esta nueva figura a actos
originalmente lícitos, como es la adquisición o venta de insumos o maquinarias que pueden emplearse en
minería, pero la reputa delictiva si estos insumos o maquinarias están destinadas a la minería ilegal. La figura
tiene un alto componente subjetivo de inicio peligroso para la configuración de tipos penales, pues estando
compuesta por actos fundamentalmente legales, la naturaleza delictiva queda vinculada al destino al cual se
oriente el insumo o maquinaria, elemento confundible y prestado a la interpretación arbitraria. Una aplicación
garantista de la norma penal, deberá exigir suficiente e inconfundiblemente prueba de que el insumo o
maquinaría sea destinado a la actividad minera ilegal.
A muy pocos días de su promulgación, la figura penal de los delitos de Minería Ilegal sufre modificaciones con
el D.Leg. 1107 que regula el control y fiscalización en el transporte, distribución y comercialización de
maquinarias y equipos para la minería, modificando el Art. 307-E del Código Penal para reformular el tipo
penal de manera más precisa, exigiendo como elemento configurativo del delito, no únicamente la intención
del destino final al que debe dedicarse el insumo químico o maquinaría controlada, sino además la exigencia de
que las actividades de adquisición, venta, distribución, comercialización, transporte, importación, posesión y
almacenaje para ser delictivas requieren que se realicen infringiendo las leyes y reglamentos sobre la materia.
Requisito de procedibilidad.
La figura penal de Minería Ilegal y sus variantes, ha sido introducida dentro del Título de los Delitos
Ambientales, por lo tanto las acciones penales referidas al delito de Minería Ilegal quedan sujetas a las normas
de procedibilidad exigidas para este tipo de delitos.
La Ley General del Ambiente (Ley No. 28611), modificada por la ley 29263 de Octubre 2008, introdujo en su
artículo 149 la exigencia obligatoria de la evacuación de un informe escrito fundamentado emitido por la
autoridad ambiental como condición de procedibilidad para el pronunciamiento de Fiscalía a efectos del
ejercicio de la acción penal.
La vinculación y relación de la figura penal de minería ilegal con aspectos referidos a la infracción medio
ambiental que no son de uso cotidiano de las autoridades policiales, fiscales y judiciales, hace entendible la
exigencia previa de un informe fundamentado que sustente la vulneración al medio ambiente, bien jurídico
protegido por éste tipo de delitos.
Los artículos y comentarios de Derecho Penal y Procesal Penal publicados en esta página, buscan contribuir al
entendimiento del derecho, preparado por abogados penalistas y orientados al público en general en el lenguaje
más práctico posible.
2 Comentarios
PARA ESTE COMENTARIO HAY QUE TENER EN CUENTA LA ULTIMA DEFINICIÓN DE MINERÍA
ILEGAL Y MINERÍA INFORMAL QUE HACE EL D. LEG. 1105
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admin
abril 13, 2016 @ 03:48
El concepto administrativo de Minería Ilegal aparece en nuestra legislación primero con el D. Leg. 1103 y es
perfeccionado en el D.Leg. 1104 que expresamente sustituyó el concepto determinado por el D.Leg. 1103.
Posteriormente se dicta el D.Leg. 1105 que hace una redefinición del concepto administrativo de Minería
Ilegal plasmado en el D.Leg. 1104 dándole mayores precisiones pero manteniéndose en la estructura definida
por el D.Leg. 1104. El concepto penal de minería ilegal fluye sin embargo del texto del tipo penal
incorporado por el D.Leg. 1102 que acuña un concepto de minería ilegal diferente al concepto administrativo
que no ha sido variado. Por lo demás, es necesario entender que el concepto de minería ilegal para los efectos
penales no necesariamente debe ser igual al concepto de minería ilegal para los efectos administrativos,
precisamente por la naturaleza fragmentaria y de ultima ratio del derecho penal que informa que el Derecho
Penal extrae a efectos de la criminalización sólo aquellas conductas que no pueden ser reguladas por los
sistemas legales extrapenales. Para el concepto administrativo de Minería Ilegal, que en efecto ha sido
redefinido en el D.Leg. 1105, no es necesario que la actividad minera haya generado o pueda generar un daño
al medio ambiente. El concepto penal queda condicionado a la existencia de daño o peligro de daño al medio
ambiente, sus componentes, la calidad ambiental y la salud ambiental, lo que puede resultar implícito en el
concepto administrativo, pero no es una condición que si se exige para los efectos penales para la
configuración del tipo penal conforme al principio de legalidad y el elemento tipicidad que se exige a la
conducta delictiva.
DELITOS AMBIENTALES EN
PERÚ
En Perú, como en la generalidad de países emergentes, la preocupación sobre temas
ambientales es relativamente reciente y por tanto la creación de los delitos ambientales,
también lo es.
En el ordenamiento penal peruano se han introducido artículos que tipifican esos delitos que
se encuentran contenidos en el Código Penal (Decreto Legislativo 635).
Presentamos los delitos ambientales previstos en el Código Penal peruano simplificando los
textos de los artículos pertinentes, sin afectar el sentido ni alcances de su contenido, a fin de
facilitar su comprensión.
Cabe anotar que para algunos casos el Código Penal prevé agravantes que no se han
considerado en razón a que su tratamiento excedería al objetivo de este comentario.
El Código Penal contiene un Título dedicado a tratar los delitos ambientales y los separa en
dos grupos:
delitos de contaminación
DELITOS DE CONTAMINACIÓN
Art. 304 CONTAMINACIÓN DEL AMBIENTE
El agente de los delitos previstos en los artículos 307º-A, 307º-B, 307º-C, 307º-D y 307º-E, será
además sancionado, de conformidad con el artículo 36º, inciso 4, con la pena de inhabilitación
para obtener, a nombre propio o a través de terceros, concesiones mineras, de labor general, de
beneficio o transporte de minerales metálicos o no metálicos, así como para su comercialización,
por un periodo igual al de la pena principal.
Artículo 312.- Autorización de actividad contraria a los planes o usos previstos por la
ley
Asociado
Gaceta Penal
I. INTRODUCCIÓN:
El Perú es un país minero. Con esta premisa quiero empezar lo que es un intento por esbozar las implicancias
penales, como consecuencia del desarrollo de una de las principales actividades económicas mundiales y una
de las que más aporta al producto bruto interno (PBI) del país; sin embargo, por las características de la
actividad, es también una de las que genera mayor impacto (positivo y negativo) en su entorno y ha sido la
causa de numerosos conflictos socio-ambientales.
La actividad formal es regulada a través de medidas preventivas que el Estado adopta, cristalizándose en
mecanismos como los instrumentos de gestión ambiental, los cuales identifican los impactos que la actividad
va a generar y plantean medidas de previsión y control. Asimismo, es objeto de fiscalización por parte de las
autoridades competentes[1].
Por otro lado, tenemos la otra cara de la moneda, que es la minería ilegal la cual debe ser entendida como
aquella actividad que, de acuerdo con el Decreto Legislativo N° 1100, es realizada sin contar con la autorización
de inicio o reinicio de operación minera otorgada por la autoridad competente, previo informe técnico favorable
del Ministerio de Energía y Minas. Este tipo de minería ha venido desarrollándose en nuestro país con especial
incidencia en los departamentos de Apurímac, Arequipa, Ica, Piura Puno, y Madre de Dios. Es en este último
departamento donde se ha presentado el escenario más complicado para el Estado, pues existe un fuerte grupo
de presión constituido por las casi 40,000 personas que dependen en forma directa o indirecta de los réditos
que produce la extracción aurífera ilegal[2].
Ahora bien, la tipificación de esta conducta bajo el nomen iuris de “delito de minería ilegal” fue incorporada al
Código Penal por el artículo primero del Decreto Legislativo Nº 1102[3], publicado el 29 febrero 2012, que entró
en vigencia a los quince días de su publicación.
El tipo penal de minería ilegal comporta una figura básica (artículo 307-A del C.P.), una figura agravada (Artículo
307-B del C.P.), una figura que criminaliza el financiamiento de actos de minería ilegal (Artículo 307-C del C.P.),
una figura que criminaliza la obstaculización de las labores de fiscalización administrativa (Artículo 307-D del
C.P.), la criminalización del tráfico ilícito de insumos que puedan beneficiar a esta actividad (Artículo 307-E del
C.P.), y finalmente una sanción de inhabilitación a los agentes que comentan este ilícito penal, dicha sanción
consiste en el impedimento de ser futuros titulares de concesiones mineras (Artículo 307-F del C.P).
El Ejecutivo habiendo entendido que la realización de actividades propias de la minería fuera de toda regulación
administrativa establecida trae consigo graves repercusiones para el país, tanto por el hecho de producir graves
daños en el medio ambiente al desarrollarse esta actividad de manera anti técnica; como por generar diversos
efectos económicos negativos para la economía nacional, tales como promover el lavado de activos u otras
actividades delictivas como el contrabando y la evasión tributaria; así como todo un entorno delictivo conexo
como la corrupción y la trata de personas; constituyendo así una actividad con una severa repercusión y
reproche social por la variedad y gravedad de sus efectos.
Para entender mejor la ratio decidendi de la tipificación del delito de minería ilegal, debemos hacer la
diferenciación entre minería ilegal e informal, dado que aunque ambas se relacionan, existen ciertas
particularidades que han permitido definir la estrategia estatal para abordar la problemática de cada una de
ellas.
Es por ello, que debemos partir de lo dispuesto mediante el D.L. N° 1100, publicado el 18 de febrero del 2012,
que establece la definición de lo que en el ámbito administrativo se debía entender por minería ilegal, al señalar
que el título de concesión minera no faculta a iniciar actividades sino que es necesario tramitar otro tipo de
autorizaciones, permisos y licencias posteriores a este título firme; por lo que el hecho de realizar actividades
sin contar con esas autorizaciones es considerada minería ilegal.
Con posterioridad, dicha definición ha sido sustituida por la dispuesta en el D.L. N° 1105, de fecha 19 de abril
de dicho año, la cual refiere que minería ilegal es aquella actividad minera ejercida por una persona natural o
jurídica o grupo de personas organizadas, usando maquinaria que no corresponde a su estratificación o sin
cumplir con las exigencias normativas (administrativa, técnico, social y medioambiental) o desarrolla sus
actividades en zonas en las que esté prohibido su ejercicio.
Así mismo este dispositivo legal precisa que debe entenderse como Minería Informal la realizada bajo estos
mismos presupuestos, pero con una diferencia respecto de donde es ejercida dicha actividad minera, al señalar
que esta debe ser desarrollada en zonas no prohibidas para la actividad minera y siempre y cuando el (los)
sujeto(s) activo(s) hayan iniciado una proceso de formalización.
A diferencia de los conceptos brindados en los citados decretos, el D. Leg. 1102 realiza una conceptualización
de que debe entenderse desde el punto de vista penal como minería ilegal, puntualizando que se trata de una
actividad minera no autorizada y condicionando la misma a la existencia de un daño o un peligro de daño al
medio ambiente, sus componentes, la calidad ambiental y la salud ambiental.
De lo expuesto podemos colegir en primer lugar que la minería ilegal es practicada en una dimensión
empresarial, empleando maquinaria industrial y, tal como se señaló previamente, sin contar con las debidas
autorizaciones de la autoridad competente para poder operar, y, por otro lado la minería informal, es aquella
minería realizada sin haber obtenido los títulos habilitantes conexos a la concesión minera, por sujetos con fines
de subsistencia y que generalmente es empleada por la minería ilegal como mano de obra. Ambas se presentan
de forma conjunta pues la primera se aprovecha de la segunda, sin embargo la estrategia diferenciada apunta
a la erradicación de la minería ilegal buscando la formalización de la minería informal[4][5].
El delito minería Ilegal –tipo base- se encuentra tipificado en el artículo 307-A del Código Penal de la siguiente
manera:
“Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro años ni mayor de ocho años y con cien a
seiscientos días-multa, el que realice actividad de exploración, extracción, explotación u otros actos similares,
de recursos minerales, metálicos o no metálicos, sin contar con la autorización de la entidad administrativa
competente, que cause o pueda causar perjuicio, alteración o daño al ambiente o sus componentes, la calidad
ambiental o la salud ambiental.
Si el agente actuó por culpa, la pena será privativa de libertad no mayor de tres años o con prestación de
servicios comunitarios de cuarenta a ochenta jornadas”[6].
Al igual que ocurre con el resto de los bienes jurídicos de naturaleza, en el presente caso constituye un bien
jurídico “supra-individual”, pues sus titularidad no recae en una sola persona, sino al colectivo de la sociedad,
(cuyo espectro se extiende a lo largo de todo el derecho penal económico), por lo que existen importantes
dificultades para concretar el interés protegido en el campo del medio ambiente. Si prescindiéramos de mayores
exigencias, podríamos señalar que el “Medio Ambiente” importa la plataforma esencial coexistencial de toda la
humanidad, conditio sine qua non para la supervivencia de la raza humana, de la flora y de la fauna. Un sistema
que compromete al mundo actual y a las generaciones futuras[7]; pero si obráramos de este modo habríamos
alcanzado sólo una concreción insuficiente del bien jurídico, ya que nos estaríamos refiriendo, bajo esa
denominación, a un buen número de intereses de indudable raigambre social que sin embargo encuentran
protección en otros sectores del ordenamiento jurídico, incluido el penal.
Partiremos que como en otros delitos de esta misma categoría –por ejemplo el clásico tipo penal de
contaminación ambiental (art. 304° del C.P.)- el delito de minería ilegal tendrá como bien jurídico penalmente
tutelado el correcto equilibro del medio ambiente natural. Para Bramont-Arias “en el delito de contaminación
ambiental lo que se protege es el medio ambiente natural, concretado en la protección de las propiedades del
suelo, flora, fauna y recursos naturales que permiten el mantenimiento de nuestro sistema de vida”[8]. El bien
jurídico protegido, por ende, constituye el medio ambiente, como atmósfera natural y hábitat del ser humano y
otros seres vivos que requieren estar desprovistos de cualquier sustancia o elementos que tienda a alterar el
estado normal de las cosas[9].
Por su parte, Peña Cabrera, señala que “el bien jurídico es el ambiente merecedor de tutela penal, ya que se
trata de un bien jurídico de especial trascendencia cuya protección resulta esencial para la propia existencia de
los seres humanos, que en estos tiempos está siendo seriamente amenazado”[10]. De otro lado Caro Coria,
respecto al bien jurídico protegido en del delito de contaminación ambiental, sostiene que: “La fundamentación
de que la estabilidad del ecosistema es el bien jurídico-penal colectivo y autónomo tutelado mediante los delitos
ambientales, no es pacífica porque implica superar problemas de interpretación y posibles inconsecuencias
político criminales observados en el Derecho positivo”[11].
La Ley General del Ambiente, en su artículo 2.3., dispone que debe entenderse para los efectos de la presente
ley, que toda mención hecha al “ambiente” o a “sus componentes” comprende a los elementos físicos, químicos
y biológicos de origen natural o antropogénico que en forma individual o asociada, conforman el medio en el
que se desarrolla la vida, siendo los factores que aseguran la salud individual y colectiva de las personas y la
conservación de los recursos naturales, la diversidad biológica y el patrimonio cultural asociado a ellos, entre
otros.
El bien jurídico en esta titulación del corpus punitivo no presenta una homogeneidad absoluta, como sucede en
otras parcelas de la criminalidad; como es de verse, cuando hablamos de los “delitos Ambientales”, se agrupan
una serie de injustos típicos que vulneran específicos marcos del Medio Ambiente, con ello el sistema ecológico
en sentido estricto así como los “Recursos Naturales”, éste último, a su vez, comprende la faina, la flora silvestre,
las especies acuáticas, los recursos genéticos y los bosques como se revela del contenido de los tipos legales
correspondientes[12].
B) Sujetos:
De la redacción del tipo penal materia de análisis: “…el que realice actividad de exploración, extracción,
explotación u otros actos similares…”, nos puede llevar a deducir que el sujeto activo puede ser cualquier
persona, natural o física, no debiendo tener ésta una cualidad funcionarial especial.
Estamos frente a la protección de un bien jurídico supraindividual, por lo que su vulneración afectaría a la
Sociedad en su conjunto. Aunque cabe la posibilidad de que haya agraviados de manera indirecta, lesionando
de esta manera, bienes jurídicos de naturaleza individual. (p.e, la vida, el patrimonio)
C) Conducta punible:
El verbo rector central en el tipo penal es el “REALIZAR”, este verbo rector va a recaer en la actividad de
exploración, extracción, explotación u otros actos similares, en lo referente a “otros actos similares” el tipo penal
ha dejado una cláusula abierta para otras conductas especificadas en la normatividad minera correspondiente
–o las que en un futuro se vayan a agregar a las ya existentes-. El tipo penal va a tener un nexo interdependiente
con el objeto del delito que vendrían a ser los “recursos minerales, metálicos o no metálicos”, para luego
añadirse lo que esencialmente diferenciaría esta conducta penalmente punible a una simple contravención
administrativa, nos referimos, a la no autorización administrativa para realizar dichas actividades, enrolado al
hecho de que pudiese causarse con dicha actividad no autorizada un perjuicio real o potencial de alteración o
daño al medio ambiente.
Mientras el dolo directo exige una voluntad criminal dirigida directamente a realizar la conducta típica, en el dolo
eventual está presente una voluntad criminal que sólo asume o acepta la causación de un resultado delictivo
anudado a una acción que sí es querida.
Adicionalmente se desprende del propio tenor del tipo que la conducta también podrá ser realizada a título de
culpa. Frente a ello y analizando los elementos configurativos del tipo penal, ¿es posible que en algún caso este
delito pueda ser cometido a título de culpa?
El delito culposo es aquel en el que el agente infringe el deber de diligencia, a esto se refiere el Código Penal
cuando habla en general de imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de reglamentos o deberes. Por
esa razón, resulta muy difícil imaginar que el delito de minería ilegal pueda cometerse a título de culpa, pues
cuando el que ingresa a desarrollar cualquiera de las actividades descritas por el tipo penal (exploración,
extracción, explotación u otros actos similares) lo hace con pleno conocimiento e intención de estar al margen
de la ley, pues no cuenta con ninguno de los permisos pertinentes.
Si bien es un total acierto del Estado haber incorporado este injusto al Código Penal, también es verdad que
resulta erróneo colegir que estas conductas pueden ser realizadas por o mediante culpa, ya que con ello se
incurriría en una contradicción frente a la naturaleza jurídica del tipo penal instaurado. Por el contrario, lo único
que generaría esta calificación sería fomentar en aquellos que realizan la actividad minera de forma ilegal para
que busquen ampararse en este supuesto (argumentando un desconocimiento de la norma administrativa) con
la finalidad de obtener del administrador de justicia una medida coercitiva más leve para luego retornar a sus
“habituales labores”.
El tipo penal de minería ilegal, así como todos los delitos tipificados en el Título Décimo Tercero del Libro
Segundo del Código Penal, tienen como requisito de procedibilidad la emisión de un Informe Técnico
Fundamentado (ITF) de la autoridad ambiental competente.
Este requerimiento no resulta ser una novedad, pues ya en la Ley N° 26631, de fecha 21 de junio de 1996, que
aprobó las normas para la formalización de la denuncia por los delitos tipificados en el Título XIII «Delitos contra
la Ecología» del Código Penal, se establecía que se requería una opinión fundamentada por escrito sobre si se
había infringido la legislación ambiental. En concreto, esta ley establecía lo siguiente:
a. La exigencia de una opinión fundamentada previa y por escrito de la autoridad sectorial competente antes de
formalizar la denuncia penal.
b. La dirimencia del Consejo Nacional del Ambiente (CONAM, institución que ha sido fusionada al Ministerio del
Ambiente) en caso de informes discrepantes de dos o más autoridades sectoriales.
c. La procedencia de la acción penal por inejecución de las disposiciones del EIA o PAMA.
Ahora bien, con la aprobación de la Ley General del Ambiente (LGA) se derogó la Ley N° 26631, sin embargo
lo establecido por esta ley fue íntegramente incorporado en el artículo 149 de la LGA-modificado por el artículo
4 de la Ley Nº 29263-, donde se menciona expresamente que:
149.1) En las investigaciones penales por los delitos tipificados en el Título Décimo Tercero del Libro Segundo
del Código Penal, será de exigencia obligatoria la evacuación de un informe fundamentado por escrito por la
autoridad ambiental, antes del pronunciamiento del fiscal provincial o FISCAL DE LA INVESTIGACIÓN
PREPARATORIA en la etapa intermedia del proceso penal. (…) Dicho informe deberá ser merituado por el fiscal
o juez al momento de expedir la resolución o disposición correspondiente. (…)” (el destacado es nuestro).
Resulta claro que la exigencia previa del ITF de la autoridad ambiental competente sobre infracción de la
normativa ambiental constituye una condición procesal, lo cual significa que su inobservancia deslegitima el
ejercicio de la acción penal y conduce a la nulidad procesal de lo actuado. El informe técnico no tiene la calidad
de vinculante y el Ministerio Público tiene la facultad de ejercer la acción aun cuando el informe de la autoridad
ambiental estime que no se ha infringido la normativa ambiental. No obstante, sí está obligado a solicitarlo y
analizarlo conjuntamente con las demás pruebas e indicios antes de su pronunciamiento.
De esta manera, el artículo 149 de la LGA Ambiente y su Reglamento aprobado mediante Decreto Supremo
004-2009-MINAM establecen que[13]:
Sobre el particular se ha establecido que la autoridad ambiental competente responsable de la elaboración del
informe será:
– Los organismos regulares o de fiscalización competente en la materia objeto del proceso penal en trámite.
De esta manera, se señala que sólo habrá intervención del OEFA[14] para emitir el informe o derivarlo a la
entidad que considere competente en los casos en que:
2. El informe debe ser evacuado antes del pronunciamiento del fiscal provincial o fiscal de la
investigación preparatoria en la etapa intermedia del proceso penal
Para determinar en qué etapa del proceso penal se solicita el informe a la autoridad ambiental competente,
debemos recordar que el Código Procesal Penal establece que:
– El fiscal inicia los actos de investigación cuando tiene conocimiento de la sospecha de la comisión de un
hecho que reviste los caracteres de delito.
– El fiscal puede, bajo su dirección, requerir la intervención de la Policía o realizar por sí mismo diligencias
preliminares de investigación para determinar si debe formalizar la investigación preparatoria.
– Si el fiscal al calificar la denuncia o después de haber realizado o dispuesto realizar diligencias preliminares,
considera que el hecho denunciado no constituye delito, no es justiciable penalmente, o se presentan causas
de extinción previstas en la ley, declarará que no procede formalizar y continuar con la investigación
preparatoria, y ordenará el archivo de lo actuado.
– Si de la denuncia, del informe policial o de las diligencias preliminares que realizó, aparecen indicios
reveladores de la existencia de un delito, que la acción penal no ha prescrito, que se ha individualizado al
imputado y que, si fuera el caso, se han satisfecho los requisitos de procedibilidad, dispondrá la formalización y
la continuación de la investigación preparatoria.
De esta manera, con la modificación del artículo 149 de la LGA se modifica la figura para la denuncia penal de
los delitos ambientales, la cual deja de utilizar el informe como un requisito para formalizar la denuncia y pasa
a utilizar al informe de la autoridad ambiental como parte de la investigación penal, por lo que se entiende que
la denuncia ya ha sido formalizada.
El fiscal de la investigación preparatoria o el juez[15] son los encargados de solicitar el informe técnico-legal a
la autoridad ambiental competente, a través de un oficio, el cual deberá contener:
– Otros actuados e información relevante con la finalidad que la autoridad ambiental cuente con la información
necesaria para la elaboración del informe.
En caso se considere necesario, la autoridad ambiental requerida podrá solicitar información adicional a la
fiscalía a cargo de la investigación, a otras entidades públicas o privadas, encargar las pericias o evaluaciones
técnicas que considere del caso, y, en general, realizar las acciones que estime procedentes, sin exceder el
plazo previsto.
El informe deberá ser evacuado dentro de un plazo no mayor de 30 días, contado desde la recepción del pedido
fiscal de la investigación preparatoria o del juez, bajo responsabilidad.
4. El informe deberá ser merituado por el fiscal o juez al momento de expedir la resolución o disposición
correspondiente
La autoridad competente elaborará el informe fundamentado por escrito, el cual contendrá como mínimo, lo
siguiente:
– Antecedentes.
– Base legal.
– Análisis de los hechos, precisando relación causal entre éstos y el supuesto ilícito ambiental.
– Opinión ilustrativa sobre los elementos para una valoración del supuesto daño ambiental causado, cuando
corresponda.
– Conclusiones.
De esta manera, la fundamentación de la autoridad competente, además de calificar los hechos y conceptos
técnicos que se produjeran con la comisión del hecho investigado, deberá incluir un análisis de criterios como
gravedad del daño, superación de estándares ambientales, relevancia del objeto afectado y grado de
intencionalidad, con miras a ilustrar al juez y fiscal sobre los reales alcances de los hechos.
Como consecuencia del desarrollo de la minería ilegal se pueden identificar claramente determinadas conductas
criminalizadas, como son el Lavado de Activos, el Contrabando, la Evasión Tributaria, la Corrupción en todas
sus formas, la Trata de Personas y otros delitos. En resumidas cuentas constituye una actividad con una severa
repercusión y reproche social por la variedad y gravedad de sus efectos.
La relación entre el Derecho Penal y el Derecho Administrativo Sancionador, se ha acentuado con la vigencia
de la Ley N° 29263 del 2 de octubre de 2008 que modifica el artículo XIII del Código Penal –Delitos Ambientales-
y ahora con el Dec. Leg. N° 1102. La prohibición penal entendida de forma unilateral, es decir, desde una sola
óptica de la norma jurídico-penal, pues se requiere ser integrada por las disposiciones legales administrativas
sobre la materia, dando lugar a lo que se denomina “ley penal en blanco”. En virtud del cual, el intérprete debe
necesariamente remitirse a la normatividad extra-penal, si es que pretende completar el contenido del injusto
típico (ambiental).[17]
La vinculación del Derecho Penal con el Derecho Administrativo (Ambiental), se advierte en la especie de
subordinación a que se somete la punición a un acto típico de la Administración[18]. De acuerdo a la redacción
del artículo 307° y siguientes del Código Penal, el primer elemento a saber, en orden a determinar la tipicidad
penal del comportamiento, es definir si el agente realiza la actividad de exploración, extracción, explotación u
otros similares, de recursos naturales, metálicos o no metálicos, sin contar con la autorización de la entidad
administrativa. En éste caso, el precepto penal completa su contenido a través de normas de derecho
administrativo, y es su violación lo que constituye materia de prohibición penal[19] [20].
La Etapa Intermedia es una herramienta esencial para el cabal funcionamiento de las dos etapas centrales del
proceso. Por un lado fiscaliza la Investigación Preparatoria y resuelve aspectos centrales vinculados a su
conclusión y resultado; por otro, prepara el Juicio Oral con el propósito de evitar juzgamientos innecesarios, con
todo el perjuicio que conlleva para el imputado y para el ejercicio eficaz de la administración de justicia.
Un proceso penal que se resuelva en la fase de juicio oral, por razones de atipicidad, no punibilidad, causas de
extinción o por la ausencia de algún presupuesto procesal, entre otros, significa que es, por regla general, un
proceso que ha fracasado en la ejecución del modelo; razón por la cual, lo que se debería debatir en una
eventual etapa de Juicio Oral es entre la condena o la absolución, en aplicación del principio de In Dubio Pro
Reo, y no sobre si finalmente el sujeto activo ha realizado una actividad minera sin contar con la autorización
administrativa correspondiente. Esto se debe definir en la Etapa de Investigación Preparatoria.
Nuestro derecho penal se encuentra bajo el influjo del principio de “societas delinquere non petest”[21], y es
utilizada para referirse a un principio clásico sobre la responsabilidad personal de las personas jurídicas. Según
este principio, una Persona Jurídica no puede cometer delitos pues carecen de voluntad (elemento subjetivo)
que abarque el dolo o el animus en sus actuaciones. De esta forma, si bien a las personas jurídicas no se les
pueden imponer penas, ello no enerva que no les sean pasibles de las consecuencias jurídico-penales clásicas,
las cuales son descritas en el artículo 105° del Código Penal vigente.
Creo que el Decreto Legislativo N° 1102, así como previo el tipo penal de minería ilegal, debió también disponer
la modificación del artículo 105° del CP, e incorporar un ítem mediante el cual establezca directamente una
sanción contra la(s) compañía(s) minera(s) cuyos funcionarios incurran en el delito de minería ilegal -Tercero
Civilmente Responsable-, ya que en muchos casos son las empresas quienes financian y promocionan, una
suerte de sponsor, a personas naturales para que ejerzan la minería ilegal[22] a cambio de que el mineral o el
relave que generan se les entreguen, para lo cual no dudan en suscribir acuerdos o establecer “alianzas”, e
incluso les dan Guías de Remisión de diferentes Concesiones Mineras para que en caso sean detenidos por la
PNP al momento de realizar el transporte tengan como justificar el traslado del mineral.
Procesalmente y conforme lo señala el artículo 90° del Código Procesal Penal, las personas jurídicas, siempre
que sean pasibles de imponérseles las medidas previstas en los artículos 104° y 105° del Código Penal, deberán
ser emplazadas e incorporadas en el proceso, a instancia del Fiscal. Además, siguiendo con lo prescrito en el
artículo 91°, del mismo cuerpo legal, el requerimiento de incorporación podrá realizarse una vez que se haya
comunicado la disposición de formalizar y continuar con la investigación preparatoria al Juez de Investigación
Preparatoria. El plazo para solicitar dicha incorporación será hasta antes de dar por concluida la Investigación
Preparatoria.
Por otro lado y posteriormente a la tipificación del delito de minería ilegal, el Ejecutivo en fecha 20 de abril del
2012, expidió el Decreto Legislativo N° 1107, mediante el cual logra entender que la Minería Ilegal no sólo se
da por quien realiza los actos propios que menciona el artículo 307-A y siguientes, sino que también existen
supuestos relacionados con aquellos factores y elementos externos que coadyuvan a la realización del citado
tipo penal, por lo que estableció medidas administrativas de control y fiscalización en la distribución, transporte
y comercialización de maquinarias y equipos que pueden ser utilizados en la actividad de minería ilegal, así
como de los productos mineros obtenidos en dicha actividad, para lo cual se dispuso:
1. Se estableció que para el transporte y traslado de máquinas, equipos y de los productos mineros será
efectuado por las Rutas Fiscales.
2. La SUNAT procederá a la incautación de las máquinas, equipos y de los productos mineros que constituyan
objeto del comercio clandestino, así como de los medios de transporte utilizados para su traslado.
VI. CONCLUSIONES
A un poco más de un año desde que el Ejecutivo emitió todo un paquete de normas legales que busca restringir
el ámbito en el que se despliega la minería ilegal y sancionar estas ilícitas actividades (D.Leg. Nº 1102, por el
cual se incorporan al Código Penal los artículos 307-A, 307-B, 307-C, 307-D, 307-E y 307-F, y se modifica los
artículos 314 y 314-D; así como los D.Leg. 1100, 1103, 1104 y 1107), ninguna de estas medidas drásticas han
reducido esta ilegal actividad y mucho menos ha surtido el carácter preventivo en la cual se inspiraba su
naturaleza jurídica.
Por el contrario, toda esta ilícita actividad ha aumentado y ello principalmente a que los agentes encargados de
aplicar estas medidas sancionadoras simplemente no pueden combatir contra estas grandes mafias,
principalmente porque no cuenta con los recursos necesario para llegar a las zonas donde se desarrolla la
misma.
El diario El Comercio señaló que ni los decretos que tipifican la minería ilegal como delito, ni las normas que
regulan los insumos como el combustible, ni el optimista proceso de formalización iniciado en marzo del año
pasado han contenido el violento avanza de la minería ilegal en Madre de Dios. Un año y medio después de los
paquetes legislativos que buscaban ordenar la minería, nuevas imágenes satelitales nos resumen la catástrofe
ambiental y el infructuoso proceso de formalización[23].
Existen diversas razones por las cuales los operativos organizados por las autoridades (Ministerio Público,
Policía, OEFA, DREM entre otros) no pueden cumplir sus objetivos, como es el caso de la programación y
realización de operativos en zonas donde se ejecutan actividades de minería ilegal, muchas veces los detalles
y pormenores de estas intervenciones se filtran, ello en virtud de que los propios policías o funcionarios han
sido corrompidos por quienes ejercen esta ilícita actividad y son alertados.
En el supuesto de que se realice un operativo que no haya sido “contaminado” y no se haya filtrado información,
nos encontramos frente al hecho de que para llegar a la zona objeto de la diligencia la vía de acceso es
rudimentaria, es decir tan sólo es una trocha carrozable (en el mejor de los casos), camino de herradura,
sendero o un simple atajo, por lo que las autoridades no pueden llegar con las unidades móviles con las que
cuentan, sea porque no están preparadas para el terreno (fango, lodo, etc.) o porque no existe el espacio
suficiente para su ingreso, por lo que simplemente tienen que caminar muchas veces por más de una hora.
Todos estos contratiempos juegan en favor de los mineros ilegales quienes son alertados de la presencia de
dichos funcionarios y logran salir de la zona llevándose o escondiendo su maquinaria y principales insumos.
Conforme lo establece el Decreto Legislativo N° 1101[24], son los gobiernos regionales son las Entidades de
Fiscalización Ambiental (EFA) competentes para la fiscalización de las actividades de pequeña minería y
minería artesanal, por lo que dentro de los diez primeros días luego de terminado cada trimestre, los gobiernos
regionales deben emitir al OEFA sus reportes sobre sus acciones de fiscalización y supervisión a la pequeña y
mediana minería. La fiscalización ambiental de las actividades de la pequeña minería y minería artesanal tiene
por objeto asegurar la gestión responsable de los recursos mineros y el cumplimiento de las obligaciones
ambientales de los productores mineros, a fin de garantizar la salud de la población, la seguridad de las
personas, la protección del ambiente y el desarrollo de actividades económicas sostenibles. Si bien todo ello se
encuentra debidamente plasmado en la norma, la pregunta es cuantas acciones de fiscalización viene
realizando los Gobiernos Regionales???.