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INTRODUCCIÓN
1. Antecedentes.
El Derecho que rige en cada país constituye una unidad casi particular, sin embargo,
necesariamente debe ser dividido. Así podemos hablar de autonomía cuando una de
las ramas no se encuadre plenamente en alguno de los actuales grandes grupos del
Derecho Privado y el Derecho Público por constituir una especial entidad, dentro de
esas ramas especiales del derecho se encuentra el Derecho laboral, como un derecho
social que por su peculiaridad y sus características es completamente diferente a las
otras ramas del derecho sobre todo porque su sistema de garantías tutela derechos
imprescriptibles e irrenunciables.
A través de la historia, nos vemos inmersos la mayor parte de nuestra vida en constantes
relaciones, desde un contrato laboral, diferentes relaciones de trabajo, hasta ser parte
en un proceso jurídico laboral, en donde están en disputa derechos. Es allí
precisamente donde empieza a andar la maquinaria jurídica, la administración de
justicia y el Estado; por ende, para velar por la óptima aplicación de las normas
sustanciales, son las normas procesales, las que pretenden lograr su efectividad, como
garante de derechos dentro de un proceso judicial. En este sentido el derecho procesal
puede y debe ser interpretado cuando hablamos de derechos laborales y de la
seguridad social, siendo pertinente acudir a principios nominados, innominados,
legales, constitucionales, nacionales y hasta universales, ya que su presencia
contribuye para alcanzar la justicia, garantizar derechos, como fin especial del accionar
judicial. De esta manera, es necesario conocer los alcances de la ley procesal, de
aquello que se sumerge en las relaciones de trabajo, la adecuación de los principios,
siendo de vital importancia diferenciarlo del derecho civil por su contenido social.
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JUSTIFICACIÓN DE LA AUTONOMÍA DEL DERECHO PROCESAL LABORAL
3. Objetivos
3.1. Objetivo General
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JUSTIFICACIÓN DE LA AUTONOMÍA DEL DERECHO PROCESAL LABORAL
CAPITULO I
MARCO TEÓRICO Y CONTEXTUAL
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del derecho positivo y los funcionarios encargados de practicarla a cargo del gabinete
político, por el cual quedan excluidos todos y cada uno de los encargados de dichas
personalidades.
Derecho Laboral.- Es el conjunto de normas jurídicas que se establecen en la
relación entre los trabajadores y los empleadores. Es una serie de preceptos de
orden público y legal, que se basa en la premisa de asegurarle a quien trabaja un
pleno desarrollo como persona, y una integración real a la sociedad, asegurando el
cumplimiento de las obligaciones de ambas partes.
Derecho Procesal Laboral.- Es el conjunto de normas jurídicas que regulan la actividad
jurisdiccional que el Estado realiza a través de los tribunales del Trabajo para solucionar
los conflictos laborales, con el propósito de mantener el orden jurídico y económico entre la
fuerza laboral y el capital.
Autonomía Procesal.- Es la facultad de los jueces para superar determinadas limitaciones
formales del proceso y proponer decisiones que respondan a un contexto de urgencia,
inmediatez y pronta restitución de los derechos fundamentales transgredidos.
Proceso y Procedimiento.- En el Derecho, el término proceso es sinónimo de juicio o
causa legal y procedimiento son los trámites y la forma en que se lleva el juicio. Los
procedimientos son una secuencia de pasos fijos.
Autonomía o especificidad del Derecho Procesal del Trabajo. - La autonomía del
Derecho Procesal del Trabajo no es criterio compartido por todos los autores, sino que, por
el contrario, es controvertida por alguna parte de la doctrina. La cuestión ha sido planteada
a veces en términos extremos, desde los que sostienen su negación absoluta, pasando por
los que la aceptan en forma radical o en forma moderada, y hasta los que prefieren aludir a
la especificidad del Derecho Procesal del Trabajo en lugar de referirse a su autonomía.
La cuestión de la autonomía o no del Derecho Procesal del Trabajo se encuentra
íntimamente ligada a la naturaleza jurídica del proceso laboral, cuya finalidad, como bien lo
apunta el procesalista español Montero Aroca, es la de: “determinar, ante el silencio de la
ley, ante la laguna legal, qué normas deben aplicarse supletoriamente”.
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Entre quienes tienen una postura en contra de la autonomía procesal del trabajo están
aquellos autores para quienes existe un procedimiento civil, o mercantil, penal, laboral, y
así sucesivamente, dependiendo de la naturaleza de las normas que se van a aplicar, sin
que ello signifique el reconocimiento de ramas autónomas para cada clase de
procedimientos. No obstante, debemos acotar que si bien el Derecho Material del Trabajo
tiene una influencia decisiva sobre el Derecho Procesal del Trabajo, encontrándose
íntimamente relacionados ya que el primero pretende hacerse efectivo a través del
segundo (ante la necesidad de hacer efectiva la protección de aquellos intereses que el
Derecho Material considera susceptibles de tutela jurídica), también es cierto que esta
concepción se encuentra históricamente superada, pues el Derecho Procesal en general
no se limita simplemente a ser un derecho instrumental al servicio de cada disciplina
jurídica, sino que se trata de un derecho con un objeto propio que consiste, según señala
el procesalista español Jaime Guasp, en la satisfacción de pretensiones, cuya f inalidad se
cumple, no por la obtención de una resolución favorable, sino por el hecho de que el juez
intervenga resolviendo las controversias , quienes rechazan la autonomía del Derecho
Procesal del Trabajo respecto del Derecho Procesal en general lo hacen porque hacen de
la unidad del Derecho Procesal un dogma y pregonan la existencia de la unidad
fundamental del proceso, donde todos sus tipos responderían al mismo concepto. Como
una manifestación de esta tendencia, ya no teórica sino legislativa y real, es la legislación
uruguaya donde un Código Procesal único, somete a un mismo trámite los asuntos civiles
y laborales, incluso los penales. Además están quienes consideran que el Derecho
Procesal Laboral forma parte o no se ha desligado del Derecho Procesal Civil, son quienes
ven en el Derecho Procesal del Trabajo una disciplina con absoluta dependencia del
Derecho Procesal Civil, el cual sí cuenta con una Teoría General, fundamentos y principios
propios, los cuales, según los partidarios de esta concepción, informan y nutren en su
totalidad al proceso laboral; se trata de quienes generalmente mantienen una posición
privatista del derecho y tienden a resolver la totalidad de los problemas a la luz de las
doctrinas civilistas, lo que según las palabras del tratadista José Rafael Mendoza es uno
de los factores que han conspirado contra el Derecho Procesal del Trabajo.
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Frente a quienes niegan esta postura están quienes defienden la autonomía del Derecho
Procesal del Trabajo respecto del Derecho Procesal en general, o respecto del Derecho
Procesal Civil, justificándola -entre otros motivos- por la necesidad de descartar el
procedimiento ordinario, ante la naturaleza distinta del litigio laboral donde a los intereses
materiales contrapuestos se suman factores de orden ético y moral de obligada tutela. Así,
tenemos que algunos autores defienden la autonomía del Derecho Procesal del Trabajo en
forma radical o absoluta, otros lo hacen en una forma moderada y un tercer grupo lo hace
de manera avanzada o ecléctica.
a. Autonomía Absoluta:
● El más importante y apasionado defensor de la autonomía absoluta del Derecho
Procesal del Trabajo es el mexicano Trueba Urbina, quien ni siquiera admite la
sujeción del proceso laboral a los principios de la Teoría General del Proceso, a la
que considera de esencia “burguesa”, en tanto que la finalidad del proceso laboral
es tutelar a la parte más débil de la relación laboral y en este sentido es
proteccionista y reivindicador. Afirma este autor que el proceso del trabajo es un
instrumento de lucha de los trabajadores frente a sus explotadores, pues a través de
él deben alcanzar en los conflictos laborales la efectiva protección y tutela de sus
derechos, así como la reivindicación de éstos.
Para Trueba Urbina, el Derecho Procesal del Trabajo es autónomo “por la especialidad de
sus instituciones, de sus principios básicos y por su independencia frente a otras
disciplinas y no se le puede negar independencia por más amor que se tenga a la
concepción unitaria del derecho procesal y a la ciencia burguesa, pues su función
trascendental es la de “impartir justicia social”. Para este autor, el Derecho Procesal
del Trabajo formaría parte de lo que él denomina Derecho Procesal Social, por
contraposición al Derecho Procesal que califica de “burgués” (en clara alusión al
Derecho Procesal Civil), con el cual resulta “incompatible”, pues la autonomía del
Derecho Procesal Social es tal, que no puede formar parte de la clásica “teoría
general del proceso”, sino que origina una teoría propia que agrupa a todos los
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b. Autonomía Moderada:
En esta línea se ubican autores como Pasco Cosmópolis, Alonso Olea, Menéndez Pidal,
Stafforini, Pérez Leñero, Russomano y Coqueijo Costa, entre otros.
● Pérez Leñero sitúa la autonomía del Derecho Procesal del Trabajo en los campos
administrativo, por la creación como cátedra dentro de las escuelas sociales, y
científico, por la multiplicidad de normas procesales del trabajo, diversas muchas de
ellas de las comunes, tanto respecto a la jurisprudencia como al procedimiento.
● Por su parte, el español Juan Menéndez Pidal, sostenía ya en el año 1947 que no
podía ponerse “en duda la autonomía científica del derecho procesal social
necesario en la jurisdicción especial del trabajo, evidenciando así el hecho de que
casi todas las legislaciones lo regulan. Así para el autor Menéndez Pidal, el criterio
distintivo más importante y a la vez determinante de la pregonada autonomía del
Derecho Procesal Social (o del Trabajo), radica en el hecho de que este cuenta con
“principios que son exclusiva o preferentemente de aplicación al derecho procesal
del trabajo y no a ninguno de los otros derechos procesales”. El argentino Stafforini
apoya también la tesis de la autonomía, por el “carácter particular de los principios
que informan el proceso laboral y el contenido de la propia disciplina jurídica.
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2.1. Diagnóstico.
El Derecho Laboral actual norma toda la relación laboral y a pesar de que la Constitución
Política del Estado vela por la estabilidad laboral, ese derecho que asiste al
trabajador a conservar su trabajo evitando que el empleador por razones
injustificadas lo prive de este derecho, en las instituciones públicas por razones
políticas se vulnera la norma toda vez que el empleado público es despedido por
cambio de autoridades y no cuenta con medios judiciales imparciales que lo protejan.
CAPITULO II
PROPUESTA
Por lo que resulta necesaria la incorporación de un sistema oral en el proceso laboral que
permitirá consolidar los principios de inmediatez y celeridad en el trámite y resolución
de las demandas ,que el sistema de la oralidad permite el desarrollo del proceso a
través de audiencias, con ventajas que permiten celeridad, publicidad, concentración
e inmediación del juez con las partes y las pruebas, sin prescindir de lo escrito; toda
vez que la memoria es frágil y los datos deben quedar registrados. La oralidad como
Principio General del Derecho Procesal laboral ha sido y está siendo aplicado en las
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2.2. Conclusiones.
● La aplicación del derecho no sólo significa una mera utilización de preceptos por la
subsunción del caso planteado, sino la elaboración de una concreta solución
inmanente, en coincidencia armónica con el orden total de ese dominio. Así, como
hecho, en las relaciones laborales entre empleado y empleador no existen igualdad
de condiciones, pues la ventaja del segundo sobre el primero es manifiesto en
cualquier escenario legal o institucional, por lo que se hace necesaria la
construcción de un derecho procesal laboral autónomo que diseñe normativamente
un marco que reconozca dicha realidad y norme en función a criterios de justicia y
equidad.
● La relación procesal es una relación distinta a la relación material formada por el
actor y su adversario que desencadenó el conflicto judicial, consecuentemente por
la intervención del juez crea la relación jurídica procesal. En el caso del derecho
del trabajo pensamos que no deberíamos hablar solo de partes procesales, sino
sobre todo de dos posiciones enfrentadas: la de actor y demandado. En este
sentido la presencia del sindicato en la realidad laboral es importante porque es
una característica de la realidad social que los principios del derecho procesal
deben evaluar para modular sus manifestaciones en el proceso laboral por ello
también el procedimiento laboral se inspira, entre otros, en los principios de
inmediación, oralidad, concentración, celeridad, economía procesal y veracidad.
● Entrando a un análisis más factible, la situación social y la situación económica que
tiene el trabajador se traduce en que no cuenta con los recursos necesarios para
poder asumir con la carga procesal y sus consecuencias de lo que esto implica, a
diferencia del empleador que cuenta con todas las posibilidades para responder
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ante estas eventualidades. Por tal razón, es de necesidad proteger lo más posible
la condición del trabajador y brindarle los medios para garantizarle estabilidad con
la autonomía, la jurisdicción y la misma ley para materializar con amplitud los
objetivos propuestos del derecho laboral con miras siempre a mejorar la calidad de
vida del trabajador.
● Se toma un punto de vista que sea esencialmente en beneficio del trabajador, con
el fin de asegurar y velar que el trabajador cuente con lo necesario para vivir de
forma digna y que sus derechos no sean vulnerados ni menoscabados por los
entes empleadores o todo aquel que lo haga.
● Determinar la autonomía del derecho procesal laboral implica implementar una
nueva normativa jurídica necesaria para la correcta administración de justicia con
respecto a las relaciones laborales que nacen del empleador y trabajador, además
que un importante sustento para su independencia respecto al derecho procesal
civil es que la naturaleza jurídica en materia sustantiva del derecho laboral no
pertenece ni al ámbito privado ni publico sino es de naturaleza social, esto ligado
estrechamente con el principio de favorecimiento al trabajador y que como
consecuencia toma rasgos sociales enfocados a este sector importante de toda
sociedad moderna pero también vulnerable.
● Por ello, se requiere de una regulación especial y distinta de la regulación que
tiene el derecho procesal civil porque en todo caso se plantean y presentan
situaciones jurídicas distintas, por el hecho de que una de las partes del litigio es
el trabajador y por tanto se requiere la intervención de un juez especializado en
materia laboral que permita mayor efectividad y celeridad al momento de impartir
justicia a través de su decisión materializada en la sentencia judicial, permitiendo
de esta forma cumplir también con los principios generales del derecho procesal en
general pero que los mismos serán aplicados a situaciones concretas.
● Existen nuevas formas de trabajo, por el cual, el trabajador debe contar con
mayores conocimientos, realizar el trabajo en forma efectiva en menor cantidad de
trabajo, la competitividad es grande y al mismo tiempo se van cerrando las fuentes
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Bibliografía complementaria:
1. Constitución Política del Estado.
2. Ley General del Trabajo.
3. Decreto Reglamentario de la Ley General del Trabajo.
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