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Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas - México, D.F. (México), 31 de marzo
de 1995
El Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas -AIDPI- fue el quinto de los
doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca (URNG), para alcanzar soluciones pacíficas alConflicto Armado Interno (García, s.f., p.
1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las
250 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17).
El Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas fue firmado el 31 de marzo de 1995, en
México, D. F., y forma parte delAcuerdo de Paz Firme y Duradera (APFD), el cual concluyó el proceso de
negociaciones de paz que duró alrededor de una década y fue suscrito el 29 de diciembre de 1996 (Procuraduría
de los Derechos Humanos, 2001).
De acuerdo con Condore (2007, p. 48), el Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas es el
acuerdo que ha motivado mas reacciones de rechazo –tanto en la sociedad civil y política, como en las esferas
de gobierno–, tal como lo evidencia la negativa de población guatemalteca a aprobar las propuestas de reformas
a la Constitución Política de la República de Guatemala durante la Consulta Popular de 1999.
Cultura social
la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad
determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y
las normas de comportamiento son aspectos incluidos en la cultura.
Cultura y Cambio Social son dos aspectos correlativos, la sociedad, en cada etapa de su desarrollo, es
caracterizada por su cultura y ésta encuba los brotes de la nueva formación económico-social. Cultura y
cambio social son dos aspectos estrechamente interrelacionados: la primera avanza junto
al movimiento de todas las esferas de la vida social y de esta forma se va consolidando y convirtiendo en
una fuerza social capaz de producir el cambio que abra pasos a nuevas culturas, por ello pudiéramos
decir, que forman una unidad de contrarios: se presuponen y al mismo tiempo se excluyen y el papel
activo lo desempeña la cultura. El cambio, si se retrasa, frena el progreso cultural, pero cuando se
produce, ocurre el salto revolucionario de lo cultural.