El problema de transporte de pulpas minerales está relacionado principalmente
con la estimación, a través de expresiones empíricas, de las pérdidas de carga entre dos puntos de una conducción. Entre las fórmulas más utilizadas se encuentran las de Coolebrok-White, Slatter, Wasp, y Wilson-Thomas, entre otras. Dichas expresiones requieren directa o indirectamente de la elección de parámetros reológicos, de modo de adecuar las estimaciones de pérdida de carga a las condiciones del material a transportar. De esta forma, la viscosidad de la pulpa, y en especial el esfuerzo de fluencia definen las características hidráulicas de las conducciones (canaletas o tuberías), la necesidad de sistemas de bombeo y las características mecánicas de éste (bombas centrífugas, de desplazamiento positivo, de pistón, etc.).
Las propiedades reológicas de las pulpas mineras también influyen en el diseño
de los sistemas de concentración de minerales y en los de depositación final de relaves, sobre todo si éstos se diseñan con altas concentraciones de sólidos, de manera de minimizar la demanda de agua fresca de make-up de la faena (por ejemplo, relaves en pasta).
Debido a la gran variación que presentan las pulpas minerales en términos de
tamaño de partículas, concentraciones de transporte y pH, la estimación de los parámetros reológicos es incierta. Es posible reunir información histórica o de faenas similares (benchmarking) para estimar valores de dichos parámetros, pero ellos deben ser utilizados cuidadosamente dado que las características de las pulpas producidas dependerán en buena medida del mineral extraído según el plan minero. Cambios en las características mineralógicas en el mineral (como por ejemplo un aumento en la presencia de arcillas) pueden producir cambios importantes en el comportamiento reológico de los productos.
Lo anterior refuerza la idea de mantener caracterizado periódicamente en términos
reológicos el material transportado con instrumentos y metodologías confiables, lo que permitiría efectuar oportunamente cambios operacionales y disminuir los riesgos de embanques, roturas, desbordes y otras fallas operacionales asociadas al transporte y concentración de pulpas. Reología experimental
Para determinar los parámetros reológicos que gobiernan el movimiento de un
fluido se requiere de la obtención de datos de terreno y/o laboratorio que permitan su caracterización. Si bien existen en el mercado instrumentos que permiten medir estos parámetros en línea, sus costos de capital y de mantención, así como sus requerimientos de calibración, los hacen aún poco atractivos para su uso en la industria minera. Los análisis de laboratorio representan una alternativa viable en términos técnico-económicos para la obtención de los parámetros reológicos en el caso de pulpas minerales. Existen muchos tipos de viscosímetros y reómetros (de tubo, cilindros coaxiales, disco, cono y plato, etc.). A través de ellos, es posible estimar los valores de viscosidad y de tensión de fluencia dadas las condiciones de concentración, pH y granulometría de la muestra seleccionada. Sin embargo, no todos los reómetros son aceptables para la medición de las curvas reológicas de pulpas debido a las características de abrasividad y tendencia a la sedimentación de éstas.
Para fluidos newtonianos, la estimación de la viscosidad a partir de los diagramas
reológicos es relativamente simple. Sin embargo, cuando se está en presencia de fluidos no-newtonianos, como es el caso de la mayoría de las pulpas mineras, se requiere de un estudio estadístico de los resultados de laboratorio para determinar los parámetros reológicos. A estas metodologías se les denomina problema inverso, y existe una amplia literatura al respecto (Rabinowitsch-Mooney, 1931; Krieger-Elrod, 1952; Apelblat, Healy-Joly, 1975; etc) cuyas ecuaciones dependerán del tipo de reómetro utilizado.