Introducción: Se llama beneficio a todo bien que se hace o se
recibe. El Salmo 103 comienza con una premisa que cada evangélico debiera emplear cada mañana, al no más levantarse: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”.
Los beneficios que Dios da al hombre son incontables, no
obstante en los versículos aquí citados se cuentan cinco: Perdón de las iniquidades, Sanidad de las dolencias, Rescate del sepulcro, Coronación de favores y misericordias y Saciar de bien la boca.
I. PERDÓN DE LAS INIQUIDADES
A. Iniquidad es apartarse de la ley, de la justicia y de Dios. B. Es igual a desobedecer los principios establecidos por Dios, C. Es ser desigual en el trato con el prójimo D. Es ignorar a Dios en lo que se dice, se piensa y se hace. E. ¿Se podrá hacer un inventario de todas las iniquidades cometidas en estos últimos doce meses? F. ¡En Dios hay perdón de todas! ¡Acercarse a él es lo mejor que hay en la vida! II. SANIDAD DE LAS DOLENCIAS. A. Dolencia es todo mal que procede del proceder inadecuado en cuanto a lo que hay en los alrededores. B. Algunos la identifican con el llorar o lamentarse por todo lo que sucedió ayer y que no salió como se esperaba. C. Otros la ven en la fatiga que se sufre por la incertidumbre del mañana. D. La dolencia también puede ser la tristeza contraída por un desprecio, por la soledad que hace sentir el ser querido que se va al otro lado de la muerte, etc. E. Además, es dolencia el dolor de no poder auxiliar al que se sufre, como sufrir por no poder auxiliarse a sí mismo. F. Estas y otras dolencias son sanadas al acudir al único y sabio Dios: 1. Que consuela al triste, 2. Que ayuda al afligido, 3. Que sostiene al débil, 4. Que auxilia al desamparado, 5. Que le da refugio al despreciado, 6. Que acompaña al solitario 7. Y nunca abandona al que a él se acera. G. ¡Qué privilegio tienen los que confían en el Señor y no se apoyan en brazo humano! “Son como el monte de Sión, que no se mueve sino que permanece para siempre”. Sal.125:1. III. RESCATE DEL SEPULCRO. A. Todos sabemos de aquel hombre cuyo cadáver fue arrojado, por miedo, en la tumba donde yacían los restos del profeta Eliseo, y cuando se topó con los huesos del varón de Dios, revivió y se levantó. 2Rey.13:21 B. También está el caso del joven a quien llevan a enterrar y que a pocos minutos de ser sepultado, Jesucristo lo revivió. Luc.7:12-15 C. Caso igual es el de Dorcas, que al morir los vecinos comenzaron a llorar su ausencia. El apóstol Pedro, con el poder del Espíritu Santo, la volvió a la vida. D. Sobresalió el caso de Lázaro, a quien después de cuatro días de sepultado el Señor lo levantó de la tumba. E. Los creyentes de hoy son un punto y aparte. Algunos viven enfermedades terminales, como cánceres o sida, sin embargo el Señor les da cuerpo nuevo y su salud llega a ser perfecta. F. No son pocos los que sobreviven a los accidentes automovilísticos, y están los que ni cuenta se dan de cómo el Señor los libra de la muerte. G. Todo hijo de Dios, en el terreno espiritual, ha pasado de muerte a vida. En lo físico, el Señor lo libra a diario de morir en circunstancias oscuras. IV. CORONACIÓN DE FAVORES Y MISERICORDIAS A. Coronación es la colocación de una corona sobre la cabeza de alguien. La corona es para las reinas y para los reyes. B. Aquí se trata de la corona de gracia, o sea la más grande y extraordinaria cantidad de favores sin que se merezca uno solo. C. Junto a los favores está la misericordia, lo cual entraña que todo lo malo y despreciable que se haya hecho en la vida, y que merece el más cruel y doloroso castigo, recibe perdón. D. El profeta Isaías lo puso de la siguiente manera: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Is.53:6. E. Los desaciertos y las equivocaciones del creyente abundan por doquier. pero, la gracia divina sobreabunda en el universo. V. SACIAR DE BIEN LA BOCA. A. Esto se puede ver en dos direcciones: 1. La abundancia de palabras sabias que conducen al humano a la categoría de sabio, 2. Y la provisión ilimitada de bienes, que implica todo lo que el humano necesita en su diario vivir, desde la cuna hasta la tumba. B. Imaginémonos todos los bienes recibidos desde la infancia. C. Ocuparía mucho espacio en el disco duro de su computadora. D. A diario son centenares los bienes que se reciben de Dios y de las personas que a uno lo rodean. E. De modo que, a pesar de todos los vacíos internos, el hombre llega a estar saciado. F. Nadie debe pasar por alto que, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de los cielos”. Stgo. 1:17.
CONCLUSIÓN: El ruego de cada creyente a su propia alma debe
ser: Recuerda en todo momento que es el Omnipotente Dios el que a diario perdona tus iniquidades, sana todas tus dolencias, rescata del hoyo tu vida, te corona de favores y misericordias, que además, sacia de bien tu boca.